Arabell
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Me encontraba en la aprte superior de impel down, era una guardia de la entrada. Tenia algo de tiempo en este lugar desde que se me dio una isntruccion despues de estar navegando por los oceanos. Me encontraba como una simple guardia. Pero no de un simple lugar. Mucho dependia de mi pasiencia y perseverancia de estar al tanto de todo. Asi como de entrenar para dar frente a alguno de los prisioneros que deseara escapar. No era poca cosa esta pricion y menos si me colocaban aqui por un par de años.
El tiempo pasaba deprisa, y veia pasar personas salir y entrar marineros, asi como entrar piratas. Todo era muy tranquilo a decir verdad. Pero el espacio era muy reducido. Permanecia la mayor parte de mi tiempo parada, o en ocasiones sentada. No habia gran alboroto.
En una ocasion me enfrente a un mounstro marino bajo el oceano, no debajaba de ser la jefa de buseo del escuadro de la marina. Aun podia bajar mucho y soportar altas preciones. Pero no era como antes. Tambien aprendi mucho sobre las personas y su cultura. Muy distante a la de Elbaf. Pero era agradable algunas. Tenia libros para leer y una buena lupa. Todo lo necesario para entretenerme. Lo unico malo era que debia cazar mi propia comida es decir. Comer mounstro marino todos los dias. Eso si era malo, extrañaba la nieve. Y el clima era muy feo. Ni viento hacia por el tonto calm belt. Yo que añoraba ir a alguna isla invernal, tirarme en el agua helada y pasar un rato tranquilo.
Solo estar cuidando era como un castigo, o bien como una mision. Pero debia tolerarlo todo. Algun dia llegaria a ser almirante y cambiaria cosas malas de la marina y tendrian mas honor.
El tiempo pasaba deprisa, y veia pasar personas salir y entrar marineros, asi como entrar piratas. Todo era muy tranquilo a decir verdad. Pero el espacio era muy reducido. Permanecia la mayor parte de mi tiempo parada, o en ocasiones sentada. No habia gran alboroto.
En una ocasion me enfrente a un mounstro marino bajo el oceano, no debajaba de ser la jefa de buseo del escuadro de la marina. Aun podia bajar mucho y soportar altas preciones. Pero no era como antes. Tambien aprendi mucho sobre las personas y su cultura. Muy distante a la de Elbaf. Pero era agradable algunas. Tenia libros para leer y una buena lupa. Todo lo necesario para entretenerme. Lo unico malo era que debia cazar mi propia comida es decir. Comer mounstro marino todos los dias. Eso si era malo, extrañaba la nieve. Y el clima era muy feo. Ni viento hacia por el tonto calm belt. Yo que añoraba ir a alguna isla invernal, tirarme en el agua helada y pasar un rato tranquilo.
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Krauser se encontraba en su camarote, estaba tumbado tranquilamente en su cama con los ojos abiertos. Llevaba sus vendas de siempre, las cuales le tapaban la nariz, la barbilla, la boca y parte del cuello. No llevaba camiseta, así dejaba ver su cuerpo y eso le ayudaba a moverse más fácilmente. Se notaba que había estado entrenando su musculatura, llevaba sus pantalones largos de color gris y sus guantes de tela los cuales dejaban liberados sus dedos. Estos guantes eran largos y le llegaban hasta los codos. En esta ocasión llevaba en sus pies unas botas negras. No era conveniente entrar a una prisión de máxima seguridad con sandalias, podría sin querer tocar algo hecho con Kairouseki y quedarse sin fuerzas en el acto. Le habían seleccionado para escoltar a unos jóvenes cabos. Estos al parecer habían arrestado a unos diez piratas y querían que alguien les acompañase por si había problemas durante su transporte.
Pese a ser un comodoro, seguía ejerciendo misiones de sargento y demás rangos menores al suyo. Eso era algo que les gustaba a sus superiores, un marine que ante todo servía a los suyos de cualquier forma y pese a su rango hacía de todo. Aunque fuera el mismísimo almirante de la flota, continuaría realizando ese tipo de misiones. Muchos verían mal a un almirante de la flota por ahí tirado en barro y lluvia, viajando a pantanos y arrastrándose para espirar enemigos. Sin embargo al Gran Espada le daba igual y era lo que planeaba. De repente por el movimiento del barco pudo notar que habían echado el ancla. Este saltó de su cama y metió la mano bajo esta, sacó por el mango su enorme espadón de Kairouseki. Tras aquello abrió la puerta y salió de allí dirigiéndose a cubierta. Sus ojos pudieron ver como unos seis cabos de la marine llevaban a unos quince piratas que caminaban en fila india atados de pies y manos por una cadena.
Krauser fue el primero en poner la tabla que daba al puerto de la prisión y salió de allí mientras caminaba hacia esta de forma calmada. No pensaba que algún pirata tratara de huir, si lo intentaba tenía un peligroso asesino cerca de su posición y no duraría mucho con vida. Los pasos del marine eran tranquilos y a sus oídos llegaron los pasos de los demás. Por fin habían salido del barco también y ahora se dirigían a la prisión. Mientras tanto, El demonio de la niebla se ataba su espadón en la espalda, ahora podía ver a una gigante que parecía estar de guardia. Se trataba de Arabel, la gigante que había conocido en Little Garden. Aunque cuando la vio casi le aplasta y ella estaba peleando con una anguila gigante. Le alegraba verla, hacía ya mucho tiempo que no sabía de ella y desconocía su rango. De repente se dirigió a ella con una mirada tranquila y hablándole calmadamente.
- Bueno días Arabell, llevaba mucho tiempo sin verte. Bueno, a lo que iba, aquí el comodoro Krauser solicita permiso para entrar, hay que entregar a unos cuantos amigos.
Dijo sarcásticamente mientras ladeaba el cuello hacia atrás para que ella pudiera ver a los prisioneros que traían los cabos a la instalación conocida como Impel Down.
Pese a ser un comodoro, seguía ejerciendo misiones de sargento y demás rangos menores al suyo. Eso era algo que les gustaba a sus superiores, un marine que ante todo servía a los suyos de cualquier forma y pese a su rango hacía de todo. Aunque fuera el mismísimo almirante de la flota, continuaría realizando ese tipo de misiones. Muchos verían mal a un almirante de la flota por ahí tirado en barro y lluvia, viajando a pantanos y arrastrándose para espirar enemigos. Sin embargo al Gran Espada le daba igual y era lo que planeaba. De repente por el movimiento del barco pudo notar que habían echado el ancla. Este saltó de su cama y metió la mano bajo esta, sacó por el mango su enorme espadón de Kairouseki. Tras aquello abrió la puerta y salió de allí dirigiéndose a cubierta. Sus ojos pudieron ver como unos seis cabos de la marine llevaban a unos quince piratas que caminaban en fila india atados de pies y manos por una cadena.
Krauser fue el primero en poner la tabla que daba al puerto de la prisión y salió de allí mientras caminaba hacia esta de forma calmada. No pensaba que algún pirata tratara de huir, si lo intentaba tenía un peligroso asesino cerca de su posición y no duraría mucho con vida. Los pasos del marine eran tranquilos y a sus oídos llegaron los pasos de los demás. Por fin habían salido del barco también y ahora se dirigían a la prisión. Mientras tanto, El demonio de la niebla se ataba su espadón en la espalda, ahora podía ver a una gigante que parecía estar de guardia. Se trataba de Arabel, la gigante que había conocido en Little Garden. Aunque cuando la vio casi le aplasta y ella estaba peleando con una anguila gigante. Le alegraba verla, hacía ya mucho tiempo que no sabía de ella y desconocía su rango. De repente se dirigió a ella con una mirada tranquila y hablándole calmadamente.
- Bueno días Arabell, llevaba mucho tiempo sin verte. Bueno, a lo que iba, aquí el comodoro Krauser solicita permiso para entrar, hay que entregar a unos cuantos amigos.
Dijo sarcásticamente mientras ladeaba el cuello hacia atrás para que ella pudiera ver a los prisioneros que traían los cabos a la instalación conocida como Impel Down.
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Me encontraba algo atenta pero al escuchar de repente sin mas a alguien de mas alto rango me cuadre sin mas. Apenas el escuchar el grado es una accion inmediata de mi mostrar el respeto, solo que no escuche el reto de lo que decia al estar de pie. Pero Era de logica o sentido comun, que si un barco de la marina llegaba a una prision solo era por una razon. Dejar prisioneros.
-Adelante comodoro, por favor espere un momento que abro las compuertas exteriores. -
Mi voz se podia escuchar con una gran potencia era de esperarse, los superiores gustan siempre de demostrar su mandato, era extraño servir en un lugar asi. Y mas aun a personas que seguramente vere morir. Por lo pronto me dispuse con todas mis energias a servir bien a mi encargado inmediato. Hice la llamada de rutina avisando a las autoridades pertinentes, para dar el bautismo correspondiente a los prisioneros. La verdad desconosia mucho de lo que sucedia alla abajo. Pero algo si tenia claro.
No era de mi interes. Mi mision era resguardar la unica entrada. Ya que se a echo algo de tumulto en el exterior. Asi que debia cumplirla y las personas de mas alto cargo de la prision se ocuparian de los tratados especiales. Mientras tanto yo permaneceria aqui esperando unos cuantos dias mas. Miraba como salianlos prisioneros, y no podia ser quien para juzgar pero elbaf es justo y sus razones dieron la debilidad es un pecado muy peligroso. Hay que tener en cuenta los duelos siempre que se puede perder.
Pero por eso hay que prepararse adecuadamente para ganar. Me preguntaba como estaria el mundo exterior. En mi posicion apenas escuchaba algo de informacion.
-Adelante comodoro, por favor espere un momento que abro las compuertas exteriores. -
Mi voz se podia escuchar con una gran potencia era de esperarse, los superiores gustan siempre de demostrar su mandato, era extraño servir en un lugar asi. Y mas aun a personas que seguramente vere morir. Por lo pronto me dispuse con todas mis energias a servir bien a mi encargado inmediato. Hice la llamada de rutina avisando a las autoridades pertinentes, para dar el bautismo correspondiente a los prisioneros. La verdad desconosia mucho de lo que sucedia alla abajo. Pero algo si tenia claro.
No era de mi interes. Mi mision era resguardar la unica entrada. Ya que se a echo algo de tumulto en el exterior. Asi que debia cumplirla y las personas de mas alto cargo de la prision se ocuparian de los tratados especiales. Mientras tanto yo permaneceria aqui esperando unos cuantos dias mas. Miraba como salianlos prisioneros, y no podia ser quien para juzgar pero elbaf es justo y sus razones dieron la debilidad es un pecado muy peligroso. Hay que tener en cuenta los duelos siempre que se puede perder.
Pero por eso hay que prepararse adecuadamente para ganar. Me preguntaba como estaria el mundo exterior. En mi posicion apenas escuchaba algo de informacion.
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Al fin Arabell asintió y dijo que cumpliría la orden, el asesino mientras tanto se giró para observar cómo iban los demás. Todo parecía correcto y los presos no estaban montando jaleo. Habían aceptado su destino, de repente el comodoro se giró para observar como las puertas se abrían, en ese momento notó algo tras él. Un preso se había librado pues su cadena estaba floja y lanzó un puñetazo por la espalda que iba directo a la cabeza del marine. Cuando iba a impactar, Krauser se giró parando el puño con la palma de la mano izquierda y con su puño derecho golpeó el pecho de aquel hombre tirándolo de espaldas. Los reclutas apuntaron hacia aquel hombre cuando de repente la voz del demonio se escuchó. Era un tono grave y serio como de costumbre y no parecía bromear con lo que estaba diciendo aunque pareciese una locura.
- No lo apreséis, si consigue hacerme sangrar podrá librarse.
El preso sonrió de lado ante la oferta del comodoro y tras una sonrisa sádica corrió a por él, lanzó varias patadas y puñetazos pero el marine los esquivaba moviéndose ágilmente o los bloqueaba. Si había percibido el golpe anterior fue por el mismo motivo que ahora bloqueaba todos los golpes. Su haki de observación estaba a un nivel muy elevado debido a su entrenamiento, predecía todos y cada uno de los movimientos que el pobre condenado le lanzaba. No parecía estar esforzándose mucho en los bloqueos cuando de repente elevó la pierna derecha golpeando las costillas de aquel hombre que gritó de dolor, a continuación lanzó su puño contra el rostro del pobre diablo y lo dejó inconsciente. De repente volvió a mirar al resto de presos mientras fruncía el ceño.
- Si alguno más intenta escapar yo mismo me ocupare de cortarle los brazos.
Todos callaron ante aquel comentario y los guaridas encadenaron al tipo que trató de huir, ahora Krauser caminó hacia el interior, al llegar a un ascensor se quedó mirando a uno de sus hombres. Este era un tipo de pelo azulado corto y ojos castaños con una cicatriz en el ojo, vestía el uniforme de teniente segundo. Tras un golpe suave en el hombro, el demonio de la niebla salió del ascensor mientras le hablaba.
- Quedas al mando, yo esperare fuera.
Tras sus palabras salió fuera de allí y se subió a un árbol tras medio minuto de subida entre las ramas, una vez en lo alto, se sentó y se quedó observando a la gigante arabell. Había pasado mucho tiempo desde aquella vez en Little Garden donde no había podido casi ni hablar con ella. Recordaba que casi era aplastado pero por suerte su habilidad de salto fue buena y pudo salvarse, la observaba de forma calmada mientras se cruzaba de brazos. Tal vez desde allí arriba ella le escucharía mejor al hablar ya que el árbol era muy alto.
- Hace mucho que no sabía de ti ¿Dónde has estado socia?
- No lo apreséis, si consigue hacerme sangrar podrá librarse.
El preso sonrió de lado ante la oferta del comodoro y tras una sonrisa sádica corrió a por él, lanzó varias patadas y puñetazos pero el marine los esquivaba moviéndose ágilmente o los bloqueaba. Si había percibido el golpe anterior fue por el mismo motivo que ahora bloqueaba todos los golpes. Su haki de observación estaba a un nivel muy elevado debido a su entrenamiento, predecía todos y cada uno de los movimientos que el pobre condenado le lanzaba. No parecía estar esforzándose mucho en los bloqueos cuando de repente elevó la pierna derecha golpeando las costillas de aquel hombre que gritó de dolor, a continuación lanzó su puño contra el rostro del pobre diablo y lo dejó inconsciente. De repente volvió a mirar al resto de presos mientras fruncía el ceño.
- Si alguno más intenta escapar yo mismo me ocupare de cortarle los brazos.
Todos callaron ante aquel comentario y los guaridas encadenaron al tipo que trató de huir, ahora Krauser caminó hacia el interior, al llegar a un ascensor se quedó mirando a uno de sus hombres. Este era un tipo de pelo azulado corto y ojos castaños con una cicatriz en el ojo, vestía el uniforme de teniente segundo. Tras un golpe suave en el hombro, el demonio de la niebla salió del ascensor mientras le hablaba.
- Quedas al mando, yo esperare fuera.
Tras sus palabras salió fuera de allí y se subió a un árbol tras medio minuto de subida entre las ramas, una vez en lo alto, se sentó y se quedó observando a la gigante arabell. Había pasado mucho tiempo desde aquella vez en Little Garden donde no había podido casi ni hablar con ella. Recordaba que casi era aplastado pero por suerte su habilidad de salto fue buena y pudo salvarse, la observaba de forma calmada mientras se cruzaba de brazos. Tal vez desde allí arriba ella le escucharía mejor al hablar ya que el árbol era muy alto.
- Hace mucho que no sabía de ti ¿Dónde has estado socia?
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