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Akuma no mi
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Rainbase estaba como de costumbre aquella noche, la gente iba de un lado a otro sin parar, algunos entraban al casino, otros bebían alcohol y fumaban por los alrededores. Mucha gente vestía de ropa cara como trajes con corbatas y algunas camisas de buena marca. Los porteros de vez en cuando pateaban a algún liante que se metía en el casino en busca de problemas. Esta era una de las mejores ciudades que Arabasta poseía. Era más rica que otras y eso se podía deber a muchas cosas, principalmente se ganaba mucho dinero por el casino. La gente se tiraba horas muertas gastando su fortuna en los juegos de aquel sitio. La noche estaba cubierta de estrellas y no tardaría mucho en amanecer, eran las cinco de la mañana y la gente continuaba de marcha. Parecía ser que allí nadie se iba a dormir ni nada parecido. En lo alto del casino se ubicaba la cabeza de un cocodrilo dorado, parecía ser lo que simbolizaba aquel casino.
En lo alto de esta cabeza de reptil dorada se encontraba un chico, era bastante joven. Su pelo era pinchudo hacia arriba, además era corto, solo unos pocos mechones caían sobre la parte trasera de su cuello. Sus ojos eran muy extraños, eran de un color lila pálido y con varias franjas. En el rostro llevaba varios pircing, tres a cada lado del tabique nasal. Siente en cada oreja mas una barrita atravesando esta. Dos bajo el labio y más por algunas partes de su cuerpo. Su vestimenta consistía en una túnica negra con nubes rojas bordadas en ella. Sus uñas de los pies y de las manos estaban pintadas de rojo, en sus pies llevaba unas sandalias y además portaba un pantalón azul oscuro. En su espalda se podía ver una extraña arma envuelta en vendas, no se sabía lo que había dentro pero parecía ser algo grande ya que era casi más grande que el chico.
Se trataba de Pain, solo los de su gremio conocían su verdadero nombre el cual era Tahiko. Era un cazador que se dedicaba a lo que un cazador suele hacer, a cazar gente con recompensa y a cobrar. Llevaba tiempo sin pillar a nadie y desde su aventura en Torino con Aria no había podido combatir. Formaba parte del gremio Ghost leviantans a las ordenes del Shichibukai Takeshi Yamamoto. Lo que caracterizaba a este chico era su crueldad y carácter frio y serio. No sentía piedad por nadie y si no mataba inocentes era por pereza de tener que huir de la marina. Observaba desde lo alto de la cabeza con el gesto serio de siempre, este chico no disponía de fruta del diablo y no la quería ni la necesitaba. Era bastante fuerte sin ella y además conservaba la habilidad de nadar, lo que le era bastante útil pues le encantaba estar en el agua. Se sentó de forma tranquila mientras miraba a las personas, parecían hormigas debido a lo alto que él estaba.
Había llegado a Arabasta debido a que había escuchado que un poderoso criminal se encontraba por aquellos lares, no sabía que cual de las ciudades se ubicaba. Sabía su nombre y su físico pero no era algo que fuera a decir a cualquiera. Esperaba poder encontrarlo en el casino al menos, pero lo poco que llevaba allí arriba no había visto nadie pasar que encajara con la descripción. Seguramente se quedaría allí arriba hasta el amanecer pues ya quedaba poco, el fresquito se iría y el maldito calor entraría en acción. Había dormido durante el día y parte de la noche para no tener sueño, ahora comenzaba su búsqueda y esperaba poder completarla. Por fin el sol comenzó a salir muy despacio y este se levantó de su asiento quedando totalmente de pie mientras fruncía el ceño y miraba fijamente al horizonte. De repente se pudo oír su voz seria como de costumbre, era un tono muy frio y cruel, y era como si pasase de todo y no le importara nada de nada y en verdad así era. Solo se preocupaba por los de su gremio y por nadie más.
- El sol ha salido, ha llegado la hora de la caza.
En lo alto de esta cabeza de reptil dorada se encontraba un chico, era bastante joven. Su pelo era pinchudo hacia arriba, además era corto, solo unos pocos mechones caían sobre la parte trasera de su cuello. Sus ojos eran muy extraños, eran de un color lila pálido y con varias franjas. En el rostro llevaba varios pircing, tres a cada lado del tabique nasal. Siente en cada oreja mas una barrita atravesando esta. Dos bajo el labio y más por algunas partes de su cuerpo. Su vestimenta consistía en una túnica negra con nubes rojas bordadas en ella. Sus uñas de los pies y de las manos estaban pintadas de rojo, en sus pies llevaba unas sandalias y además portaba un pantalón azul oscuro. En su espalda se podía ver una extraña arma envuelta en vendas, no se sabía lo que había dentro pero parecía ser algo grande ya que era casi más grande que el chico.
Se trataba de Pain, solo los de su gremio conocían su verdadero nombre el cual era Tahiko. Era un cazador que se dedicaba a lo que un cazador suele hacer, a cazar gente con recompensa y a cobrar. Llevaba tiempo sin pillar a nadie y desde su aventura en Torino con Aria no había podido combatir. Formaba parte del gremio Ghost leviantans a las ordenes del Shichibukai Takeshi Yamamoto. Lo que caracterizaba a este chico era su crueldad y carácter frio y serio. No sentía piedad por nadie y si no mataba inocentes era por pereza de tener que huir de la marina. Observaba desde lo alto de la cabeza con el gesto serio de siempre, este chico no disponía de fruta del diablo y no la quería ni la necesitaba. Era bastante fuerte sin ella y además conservaba la habilidad de nadar, lo que le era bastante útil pues le encantaba estar en el agua. Se sentó de forma tranquila mientras miraba a las personas, parecían hormigas debido a lo alto que él estaba.
Había llegado a Arabasta debido a que había escuchado que un poderoso criminal se encontraba por aquellos lares, no sabía que cual de las ciudades se ubicaba. Sabía su nombre y su físico pero no era algo que fuera a decir a cualquiera. Esperaba poder encontrarlo en el casino al menos, pero lo poco que llevaba allí arriba no había visto nadie pasar que encajara con la descripción. Seguramente se quedaría allí arriba hasta el amanecer pues ya quedaba poco, el fresquito se iría y el maldito calor entraría en acción. Había dormido durante el día y parte de la noche para no tener sueño, ahora comenzaba su búsqueda y esperaba poder completarla. Por fin el sol comenzó a salir muy despacio y este se levantó de su asiento quedando totalmente de pie mientras fruncía el ceño y miraba fijamente al horizonte. De repente se pudo oír su voz seria como de costumbre, era un tono muy frio y cruel, y era como si pasase de todo y no le importara nada de nada y en verdad así era. Solo se preocupaba por los de su gremio y por nadie más.
- El sol ha salido, ha llegado la hora de la caza.
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