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Tomando un café con la Quimera Empty Tomando un café con la Quimera {Dom 25 Mayo 2014 - 17:56}

Huía de la zona, sin ser visto por nadie. Presto cuanto pudo se alejó del cuartel, intentando que los marines que descubrieran el crimen no persiguieran al autor a la velocidad a la que corría. Quebró por una esquina y dejó de correr, pasando a un ritmo tranquilo, tratando de recuperar la respiración normal. Aún preocupado por si lo seguirían, se metió en la taberna más mugrienta que encontró. Era un sitio sucio en el que los vasos eran más verdes que el suelo, infecto de moho. Salió por donde entró, y fue a la taberna donde se encontró con Teravan. Cogió el sillón de terciopelo rojo y lo fue arrastrando por la calle, no sin esfuerzo, llamando la atención de no menos gente. Pero a él le daba igual, no pensaba sentarse en aquellos asientos en aquella taberna de mierda. Por mucho que gritara el tabernero y por muy roja y brillante que manara su sangre.

Entró en la taberna mugrienta arrastrando el maravilloso sillón. La gente que lo había visto la otra vez que se marchó estaba extrañada, si no cosas más extremas. Puso el sillón en una esquina del local, intentando que no tocara ninguna de las paredes, no fuera a ser que la mierda acumulada lo putrificara. Se pidió un Bourbon y exigió un vaso limpio, enseñando la empuñadura de su espada al tabernero. Parecía como si aquello les hiciera respetarlo, y allí estaba él, esperando de nuevo un bourbon en aquel precioso sillón. Las luces titilaban y había ruido por todas partes, pero tenía dinero y alcohol. ¿Qué más se podía pedir?
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Tomando un café con la Quimera Empty Re: Tomando un café con la Quimera {Dom 25 Mayo 2014 - 19:07}

Karl estaba en la calle, rodeado por una multitud. En lugar de ir de uniforme, en aquel momento iba con una gabardina y un sombrero de ala ancha. Su ojo izquierdo iba al descubierto. La pupila de este era roja, y la piel de alrededor estaba quemada. Además de eso, en aquel ojo no tenía párpado. Frente a él había un tipo vestido con sudadera, vaqueros y botas de cow boy. Llevaba el pelo con rastas y recogido con una cinta. El ojo izquierdo de Karl brilló levemente.

- James Kirk, 7.000.000 de recompensa... ¿algo que decir antes de que te aplaste contra el suelo?

- ¿Y tú quién eres, viejo, alguna clase de cazador de recompensas?

Karl sonrió y se bajó ligeramente el ala del sombrero de tal manera que le tapó los ojos.

- ¿Yo? Mi nombre es...

De repente el marine se movió demasiado rápido para el ojo de una persona sin entrenamiento, y reapareció tras el criminal, con la gabardina ondeando. Aprovechado que estaba tapado por la gabardina había activado su Segundo Camino sin que fuese visible en conjunción con su Flaming Mode. Tras eso había realizado un Paso Instantáneo tras su enemigo. Descubrió su brazo derecho, arremangándose. De repente el brazo se le volvió negro metálico.

- ... Quimera Karl. ¿Unas últimas palabras? - ante la mirada de terror del pirata mientras se giraba, sonrió y dijo - Veo que no.

Karl le sacaba dos cabezas al joven, así que la escena fue más sorprendente aun. Alzó el brazo sobre su cabeza y lo descendió golpeando a James en la cara. Su puño aplastó la cara de su presa contra el suelo, agrietándolo y destrozándole la cara al chico, al tiempo que lo dejaba totalmente inconsciente y medio muerto. Ante la mirada impresionada de la multitud, lo recogió, se lo cargó al hombro y se abrió paso entre la multitud. Entró en la primera taberna que encontró y se sentó a la barra, dejando al criminal inconsciente en el suelo.

- Tabernero, una cerveza.
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Tomando un café con la Quimera Empty Re: Tomando un café con la Quimera {Jue 29 Mayo 2014 - 2:00}

Nat estaba sentado en una taberna de Loguetown, sentado en un cómodo sillón de terciopelo rojo, esperando un bourbon que no parecía llegar. Tenía la sensación de que el camarero ni siquiera le prestaba atención, y la situación era extrañamente familiar. Pero aquella vez el sillón no pegaba en el local, y la gente lo miraba con cautela. ¿Quién era aquel hombre?¿De dónde había salido ese sillón?¿Qué era un bourbon? Eran preguntas que aquella gente simplona no llegaba a formular, y mucho menos eran capaces de responder. Nat ocultaba su rostro bajo el sombrero, y su mirada era de auténtico demonio. ¿Quién osaría molestarlo antes de llevarle su bebida? Dudaba que nadie lo hiciera. Yanna estaba junto a él, pegada a su cintura. La espada no lo abandonaba nunca desde que había entrado a la tripulación de Deri-chan Markov. Tenía la hoja brillante, y la empuñadura elegante, recubierta de cuero. La guardia era doble, en acero, y la hoja nacía como una extensión del mango, sencilla y hermosa, como ella solía ser.

El bourbon llegó finalmente, junto a un desconocido. El hombre pidió una cerveza, y dejó un hombre en el suelo. Le recordaba a las presas del conde Deri-chan, arrastradas por una fuerza irresistible, incapaces de evadir a su destino. ¿Sería otro cazador? Parecía un cazador, tal vez algún hombre curtido en mil batallas, con la vida dedicada a cazar gente, cada cual peor que la anterior. Aunque no parecía muy interesado en no llamar la atención, nadie se fijaba en él. Sin duda era más habitual llevar a rastras un hombre que un sillón. Qué gente más violenta la de aquella zona... Dio un sorbo a su vaso, y sabía a aguachirri. Sin embargo no dijo nada. Ya se negaría a pagar más tarde. En aquel momento le intrigaba sobremanera el hombre de la gabardina y el sombrero, aquel digno ranger, un llanero solitario. Era imposible que alguien así no fuera conocido en la zona, así que no pudo evitar ponerse a escuchar cada susurro y cuchicheo. "Ese es karl...", "Mira, es el capitán...", "El mejor luchador de los siete mares...". ¿Podían estar refiriéndose al capitán Lion D. Karl? La estela de aquel hombre llegaba hasta el Nuevo Mundo y daba la vuelta a Red Line. Era el mentor de Krauser, su "amor platónico" (un buen amigo hacía unos meses, algo estricto), y líder de la brigada disciplinaria. Una de las grandes fuerzas de la Marina, y según él tenía entendido, ex-pirata. El panadero errante siempre descubría los chismorreos más jugosos de cada uno, y los referidos a marines eran muy interesantes. Siempre se podía rascar algo de ahí, y algunos, horas más tarde, aceptaban dar información a cambio de mantener en secreto sus vergüenzas. Facilitaba mucho su trabajo. Sin embargo, si aquel hombre era Karl, debía largarse.

"¿Qué Demonios? Si es la quimera, tengo que hablar con él", dijo su cabeza, y su cuerpo no fue capaz de moverse. Dio otro sorbo al horrible licor, y en aquel momento ya no sabía tan mal. Tal vez hacía falta acostumbrarse a la textura de aquel mejunje. Miró al hombre de espaldas. Estaba claro que era poderoso, tanto que su haki detectaba el aura de tres personas en aquel punto. Era gracioso imaginar a tres niños regordetes peleando por un asiento mientras miraba al hombre. Bebió otro sorbo, mientras sonreía. "A su salud, capitán".
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Tomando un café con la Quimera Empty Re: Tomando un café con la Quimera {Vie 30 Mayo 2014 - 18:51}

Mientras esperaba a su cerveza, se sentó de espaldas a la barra, con los brazos sobre esta. Estaba bastante aburrido y algo decepcionado. Se había esperado algo mejor de los novatos de la zona. ¿Siete millones? Ese pringado no valía ni cinco berries. Ni siquiera había logrado aguantar uno de sus puñetazos. Con mirada distraída, le dio un toque al ala del sombrero para levantarlo un poco, y observó el ambiente en el bar. En general no había nada que destacase, era el típico bar de pueblo. Lo único fuera de lo corriente era un hombre con un sombrero sentado en un sillón rojo con pinta de caro que desentonaba totalmente en aquel local. Lo miró con interés mientras activaba su ojo cyborg. Le sonaba de algo. De repente, en la interfaz de su ojo apareció un cartel de wanted. "Señor Nat, seis millones. Protegido por el Yonkaikyo Lord Derian Markov. Interesante." En ese momento le sirvieron una jarra de madera llena hasta los bordes de cerveza. El capitán la cogió, se levantó de su sitio y arrastró la silla hasta al lado del ex-criminal. Se sentó y le dio un largo trago a su jarra. Un pequeño hilo de cerveza le descendió por la comisura de los labios y le mojó la barba.

- Así que tú eres el señor Nat. Me esperaba a alguien más imponente, pero supongo que el pasar desapercibido - dijo, con notoria ironía - es parte de tu trabajo.

El enorme hombretón soltó una carcajada y dio otro trago a su cerveza. Era bastante grande y corpulento. Medía casi dos metros de altura, y era muy ancho de hombros, lo que hacía más imponente. Tenía bastante curiosidad por aquel hombre, pues a pesar de tener una recompensa nimia parecía ser alguien a quien tener en cuenta. Al fin y al cabo, el siniestro yonkaikyo Lord Markov lo había aceptado en su tripulación. Karl sospechaba que si quisiera, podría tener una recompensa cinco veces mayor, tal vez incluso más. Además de su interés, se aburría soberanamente, así que cualquier excusa era buena para mantener una conversación. Aquellas misiones en el East Blue le recordaban a sus primeros años en la Marina, cuando aun estaba conformando la Brigada y cazaba a criminales menores. Sin embargo ahora era todo mucho más fácil que antes. Tanto que era hasta aburrido. Se sacó dos puros del bolsillo y se llevó uno a la boca. Le tendió el otro a Nat.

- ¿Fumas? Un puro sienta mejor en compañía.
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Tomando un café con la Quimera Empty Re: Tomando un café con la Quimera {Vie 30 Mayo 2014 - 20:14}

El marine parecía aburrirse, y no le extrañaba. Cuando alguien cazaba, lo que se esperaba era un rival digno, una presa que opusiera resistencia. Aquel muchacho, sin embargo, parecía un delincuente de poca monta. Alguien a quien el precio sobre la cabeza enorgullecía e iba de taberna en taberna proclamándolo. ¿Tal vez había asesinado a alguien, o vencido a un marine? Le resultaba difícil de creer. Parecía más alguien que había dado la cara por alguien a cambio de ingentes cantidades de dinero. "Muchachos estúpidos... ¿Cuándo aprenderán que ser buscado por la Marina no es bueno?", pensó, mientras el corpulento marine se daba la vuelta y ojeaba el local. Pareció que la presencia del buen gusto en aquel lugar le extrañó, y el ojo rojo sin párpado parecía apuntar hacia él. Tal vez tuvieran oportunidad de entablar una conversación. Y así fue. El Marine pareció reconocerlo, y acercó una silla al lugar donde estaba reposando.

- Así que tú eres el señor Nat. Me esperaba a alguien más imponente, pero supongo que el pasar desapercibido es parte de tu trabajo- En su voz latía una ironía malintencionada. Seguramente aquel hombre no se daba cuenta de que llevaban ambos atuendos similares.

El hombre Soltó una risotada y dejó su musculo gaznate tragar una cantidad importante de cerveza. Era bastante corpulento, aunque de la misma altura que Nat, tal vez un par de centímetros más alto. Era el apodado mejor luchador de los siete mares y sus manos daban constancia, recias y fuertes. ¿Pero podría la mano desnuda luchar contra el ingenio y el acero? Jamás había oído hablar de Karl como estratega, pues un simple puñetazo era suficiente para rendir a casi cualquier enemigo. Alguna gente lo comparaba con el mítico Vice-Almirante Garp, el puño, aunque a él no se le asemejaba demasiado. En cualquier caso, aquel hombre era un titán de la Marina, y tenerlo de enemigo no era buena idea. Algo le decía que no tardaría en ascender como un gordo por una cucaña (siempre que hubiera comida en la cumbre) a algún puesto de poder, y entonces necesitaría llevarse bien con él. Tal vez incluso pudiera serle útil para algo. Ya tenía un marine confidente, pero uno en las altas esferas era mejor todavía. De pronto, el hombre sacó dos grandes puros de su bolsillo, y mientras encendía uno le tendió el otro.

- ¿Fumas? Un puro sienta mejor en compañía.

-No debería. Si me caliento demasiado soy tóxico- Dijo, en una referencia lejana a su poder, para comprobar hasta qué punto era inteligente ese hombre-. Sin embargo, a un café siempre estoy dispuesto a invitar a alguien que alaba mi vestuario, e incluso lo imita.

Dio un sorbo a su licor, sin apartar la mirada de aquel hombre. Podía ser un necio o un genio, tal vez un loco. Tal vez quisiera atraparlo y cobrar su parte. Sin embargo, no le daría una captura fácil. Tal vez acabara encarcelado, pero el sello de Markov lo sacaría del aprieto, si le retiraban las armas. Si no se las retiraban le llegaría cortar la puerta y salir indemne de nuevo. El capitán no parecía precisamente débil, pero él siempre podía transportarse a través de un hilo de mercurio, más rápido de lo que él corría. Además de ser un gran espadachín, aunque aquello era secundario. Aquella cara, inhumana bajo la vigilancia del ojo rojo y la cuenca quemada, lo miraba con expresión jovial, pese a las diferencias que hubiera. Parecía más aburrido que interesado en cumplir su deber, y aquello podía ser divertido.

-Y dígame, Capitán, ¿Qué le hace sospechar que mi vestimenta es indiscreta?- Sacó una bolsa de bollos del bolsillo de la capa-. Es, diría yo, práctica.
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Tomando un café con la Quimera Empty Re: Tomando un café con la Quimera {Miér 4 Jun 2014 - 13:38}

Karl se guardo el otro puro encogiéndose de hombros cuando Nat lo rechazó. Podía imaginarse a lo que se refería con esas palabras, pero no se imaginaba qué clase de akuma tenía que tener para volverse tóxico al calentarse. En fin, eso daba igual en aquel momento. Sacó su zippo y encendió el puro. Dio una larga calada, tras la cual sopló el humo formando anillos en el aire. Aquel hombre era cuanto menos excéntrico. Y parecía que no había entendido a qué se refería cuando Karl dijo que destacaba. Se llevó la jarra de cerveza a la boca y vació buena parte de su contenido de un trago.

- No hablaba de tu ropa, si no de ese sillón - dijo con una risotada - ¿De dónde lo has sacado? De este local no es, claramente. Y aceptaré gustosamente ese café.

Vació el resto del contenido de su jarra de otro trago y siguió fumando. En ese momento cayó en la cuenta que estaba frente al subordinado de un yonkaikyo, y que podía obtener valiosas confidencias de él. Se metió la mano en un bolsillo y sacó una carpeta llena de informes secretos y datos confidenciales de la marina como rutas de mercantes o localizaciones de almacenes secretos. Dejó caer la carpeta al suelo y dijo:

- Vaya, estoy hecho un torpe. ¿Puedes recogerla? - en un tono de voz más bajo añadió - Creo que podría ser un buen negocio si a cambio me cuentas más sobre ese Lord Markov.
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Tomando un café con la Quimera Empty Re: Tomando un café con la Quimera {Miér 4 Jun 2014 - 14:16}

El marine guardó el puro, y lo miró atentamente. Seguramente ya habría imaginado que el sillón no formaba parte del local, pues, evidentemente, desentonaba mucho. Tal vez incluso se refiriese a aquello y no a su ropa. A veces su falta de empatía lo volvía idiota, pero no le llegaba a ser molesto. El capitán dio un largo trago a su cerveza, dejándola a poco menos de la mitad. "Un trago poderoso, para un hombre poderoso", pensó mientras trataba de analizar la mirada de aquel hombre.

- No hablaba de tu ropa, si no de ese sillón - dijo con una risotada - ¿De dónde lo has sacado? De este local no es, claramente. Y aceptaré gustosamente ese café.

"Touché". Definitivamente hablaba del sillón. No era una pregunta extraña, la verdad, aunque hubiera esperado una respuesta menos tajante de aquel hombre. Por mucho que la ocultara bajo una carcajada, sonaba a una gran sospecha. Y si así era, estaba en lo cierto. Pensó en el tabernero, tirado en el suelo de su local, y sus últimas palabras "habría aceptado unas monedas" hicieron eco en su cabeza. Tal vez no hubiera sido una actuación correcta. A veces era algo capullo, ciertamente. Se relajó sobre el sillón mientras alzaba la mano, haciendo un gesto que quería decir café, aunque dudaba que el hombre lo entendiera. El marine volvió a hablar, aquella vez preguntándole sobre un asunto turbio, a la vez que lanzaba discretamente una carpeta al suelo. Se podía leer la palabra "confidencial" en la portada.

- Vaya, estoy hecho un torpe. ¿Puedes recogerla? - en un tono de voz más bajo añadió -. Creo que podría ser un buen negocio si a cambio me cuentas más sobre ese Lord Markov.

"Ahá". Aquello era lo que el hombre buscaba, información del vampiro. No le importaba dar información, aunque tampoco era barato hacer que su lengua se moviera. Recogió la carpeta y la colocó sobre la mesa, sin tratar ni siquiera de abrirla. Le interesaba aquella información, pero no se podía imaginar qué habría realmente. Podría ser una simple trampa para tratar de encarcelar al Yonkaikyo por tratos con la revolución, y su plan se vería seriamente dañado. Antes de hacer nada debía alcanzar una posición poderosa.

-Este sillón- dijo, ignorando el asunto de los papeles-. Ha sido una donación desinteresada por mi parte a este local. No estoy dispuesto a morir de hepatitis en una taberna- Hizo una pausa, mientras el camarero, sorprendentemente, depositaba dos cafés en tazas de porcelana impolutas sobre la mesa, junto a la carpeta-. Respecto al asunto de Deri-chan... Si realmente estás interesado tal vez debiéramos hablarlo en un lugar más discreto. No creo que a tus superiores les agrade enterarse si "hablamos" entre nosotros.

Tomó el café de un trago, y luego el bourbon de otro. Se levantó y fue a la barra a pagar. Esperó unos instantes para dar tiempo a la quimera de levantarse, y fuera cual fuese su opción, él saldría por la puerta.
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Tomando un café con la Quimera Empty Re: Tomando un café con la Quimera {Vie 6 Jun 2014 - 2:49}

Karl sonrió ante las palabras del hombre. Cogió la taza de café y vació su contenido de un largo y único trago. Tras eso le siguió hasta la barra, dejó un puñado de berries sobre esta y recogió al criminal inconsciente. Sabía que había pagado más que de sobra, pero le daba igual. Le sobraba el dinero en aquel momento y no le apetecía pararse a preguntar cuánto era exactamente su cerveza. Se colgó del hombro derecho al inconsciente y salió a la calle con Nat. No tenía claro si el otro tenía algún lugar pensado, pero Karl sí. En Loguetown poseía un bar que había regentado su viejo amigo Garoon hasta su muerte. Ahora que estaba muerto había cerrado, pero seguía perteneciéndole.

- Sígueme, conozco el lugar perfecto. Tengo una pequeña propiedad en esta isla. La heredé de un amigo difunto con el que llevaba a medias un negocio.

Le guió hasta una zona más tranquila de la ciudad, donde había un viejo bar de madera con un cartel de "cerrado indefinidamente". Karl ignoró el aviso, se acercó a la puerta y sacó una bolsa de cuero llena de llaves. Comenzó a sacar una tras otra y a examinarlas y probarlas en la cerradura. Llevaba un montón de ellas consigo siempre, y hacía tanto que no iba por ahí que ya no recordaba cual era la buena. Al cabo de un par de minutos, la puerta se abrió ante una pequeña, retorcida y oxidada. Karl entró en el polvoriento local. Estaba muy oscuro a causa del polvo acumulado. El marine se guardó las llaves y cogió una lámpara de aceite de un estante, limpiándola de suciedad y telarañas. La encendió y se metió tras la barra. Cogió una botella de vino sin abrir.

- Aun debe estar bueno, dado que no se ha tocado. Hace sólo dos años que esto está abandonado, aunque parece que haya pasado una eternidad...

Contuvo la nostalgia al acordarse de Garoon. En aquel lugar había surgido el Proyecto Amanecer, y allí había reclutado a uno de sus primeros miembros, un joven espadachín marine de una familia noble del North Blue. El chico había muerto poco después en una misión de la Brigada, con lo que el número de miembros se redujo a él, Kaín y Garoon. Garoon falleció dos años después a manos de Azumi Kento, y otros miembros fueron uniéndose y desapareciendo. Al final Kaín y él eran los únicos miembros estables, aunque ahora contaban con Drake. Se maldijo a sí mismo por ponerse nostálgico, y con una botella bajo el hombro y empuñando la lámpara abrió la trampilla secreta al sótano donde se reunía el Proyecto. Esta se hallaba en el suelo tras la barra, y se accionaba tirando de una botella pegada al estante al tiempo que se tiraba de la placa de madera que la ocultaba. Descendió hasta el sitio por las viejas escaleras de madera, apoyó la lámpara en un barril y se sentó en su viejo sillón.

- Aquí podremos hablar sin que nos molesten.
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Tomando un café con la Quimera Empty Re: Tomando un café con la Quimera {Vie 6 Jun 2014 - 13:55}

- Sígueme, conozco el lugar perfecto. Tengo una pequeña propiedad en esta isla. La heredé de un amigo difunto con el que llevaba a medias un negocio.

Tras aquellas palabras, el marine lo guió por la ciudad. Parecía conocerla muy bien a pesar de ser un enorme entramado de calles laberínticas, las cuales muchas de ellas ni siquiera veían la luz del sol. En otros tiempos habría decidido recorrer la ciudad disfrazado de panadero, infiltrándose entre la gente y saber qué se cocía. También habría evitado el ser guiado a un sitio que no conocía de nada. Se sentía muy vulnerable al tener que dejar esos detalles en manos de otros, y tratándose de la quimera, tenía claro de que podría ser un absoluto peligro. Si por lo menos hubiera decidido pedir la compañía de Drake aquel día... Pero quería relajarse tomando algo, disfrutar bebiendo y cantar alguna canción, y con el lobo todo acababa siendo un desmadre.

Llegaron finalmente ante un local, claramente cerrado. Nat y su instinto detectivesco lo adivinaron, tal vez por la puerta descuidada, las telarañas en los marcos o el cartel enorme que rezaba "cerrado indefinidamente". Al capitán no pareció importarle mucho aquel cartel, aunque tal vez su cara reflejara cierto dolor. Ya se imaginaba qué tipo de herencia era aquella. Un negocio por un amigo, y seguramente muerto antes de tiempo. El hombre buscaba llaves en una bolsita de cuero, comparando llaves y cerradura, tratando de averiguar la correcta. Finalmente la encontró, y abrió la puerta dando lugar a un local completamente abandonado al polvo y los insectos. A Karl no pareció importarle, pues entró mientras él se quedaba en el umbral, esperando una invitación directa. El marine encendió una luz y cogió una botella tras la barra. Aquello le pareció una buena forma de entrar en el lugar.

- Aun debe estar bueno, dado que no se ha tocado. Hace sólo dos años que esto está abandonado, aunque parece que haya pasado una eternidad...

Nat entró, a tiempo para ver al hombre levantar una trampilla tras la barra, y lo invitó a entrar. Bajó tras él, no sin cerrar la puerta del local primero. No le interesaba que nadie husmeara por ahí. Abajo Karl apoyó la lamparita de mano sobre un barril y se sentó sobre un viejo sillón.

- Aquí podremos hablar sin que nos molesten.

Nat tomó aquello como una invitación a sentarse, y se situó sobre una polvorienta silla se madera, ligeramente separada del sillón de Karl. Allí podrían hablar tranquilos, aunque prefería no acercarse demasiado. Nunca se sabía si aquello sería una trampa, aunque muy bien entramada. Sin embargo no le interesaban las trampas. Conocía de sobra aquellos follones, y prefería evitarlos.

-En fin, esta carpeta que ha perdido alguien y que en breves devolveré, la recojo- dijo, tratando de no dar ningún paso en falso-. ¿Qué quieres saber de Derian?

Aquello podría ser llamado traición por el vampiro, pero él nunca le juró fidelidad, ni le interesaba hacerlo. Tampoco conocía de nada malo que a su parecer el vampiro hubiera hecho. Miró a los ojos del marine, esperando una respuesta.
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Tomando un café con la Quimera Empty Re: Tomando un café con la Quimera {Miér 11 Jun 2014 - 12:46}

Karl apoyó una pierna sobre la otra y se recostó en el sillón. De repente su brazo derecho se volvió de color negro, y su dedo índice se convirtió en un sacacorchos. Descorchó con él la botella y le dio un largo trago. No tenía vasos en condiciones para servir el vino, pues estaban todos polvorientos y llenos de telarañas. Apoyó la botella en el sillón, entre él y el reposabrazos derecho, y volvió a convertir su brazo en uno normal. Hacía muchísimo que no estaba en aquel lugar, demasiado. Pensar en el tema le hizo recordar que tenía que continuar con el reclutamiento de el Proyecto Amanecer. Tal vez aquel hombre de aspecto astuto podría ser un buen candidato a miembro del mismo.

- ¿Que qué quiero saber? Cualquier dato interesante. La información es un recurso muy valioso, más que el oro actualmente. Dime datos sobre los hábitos de Derian, sus objetivos, los recursos de que dispone... lo que sepas.

Entrecruzó los dedos de ambas manos, examinando a Nat con expresión neutra. No tenía ningún interés real con respecto a Derian Markov, pero cualquier información que pudiese obtener tendría un valor bastante apreciable. No iba a desaprovechar la oportunidad de ninguna manera. Entonces pensó de nuevo acerca de reclutar a Nat para el Proyecto. Sin embargo, ¿cómo abordaría el tema? ¿cómo haría para descubrir si podía fiarse de aquel hombre? Demasiadas incógnitas, y no se le ocurrían respuestas. Tal vez lo mejor fuese tantearle de alguna manera, pero ¿cómo? Tal vez lo mejor sería empezar enterándose sobre hasta qué punto era avaricioso aquel hombre.

- Me pareces alguien inteligente y que sabe aprovechar las oportunidades que le da la vida. Astuto, cuanto menos. Dime, ¿qué me dirías si te ofreciese la oportunidad de convertirte en alguien con poder suficiente para cambiar el mundo a tu antojo?
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Tomando un café con la Quimera Empty Re: Tomando un café con la Quimera {Miér 11 Jun 2014 - 14:03}

- ¿Que qué quiero saber? Cualquier dato interesante. La información es un recurso muy valioso, más que el oro actualmente. Dime datos sobre los hábitos de Derian, sus objetivos, los recursos de que dispone... lo que sepas.

La pregunta sonaba algo menos ambigua de repente, y Nat ya se imaginaba que lo que menos le interesaba al Capitán era el Yonkaikyo. Tal vez lo único que le interesaba al marine era saber hasta qué punto era capaz de recavar información, y en aquello Nat era un experto. No se le daba bien espiar, pero enterarse de los cuchicheos y convencer a la gente para que hablase más de lo debido también, aunque con el vampiro no solía funcionar. Era una persona reservada, y hasta el momento sólo había descubierto que odiaba el ajo y que no le molestaba sustituir los instrumentos de cocina por útiles de madera.

-Sobre Derian hay muy poco que contar que no se sepa. Salvo quizás... Tiene un interés fuera de lo común por Ireos, tal vez esté buscando algo. Markov es una persona reservada, me temo. Aunque por su forma de caminar se podrían deducir unos gustos... peculiares. Sus recursos, bueno, mano de obra y Drake, a parte de la Vela y algunos cuchillos de madera- Hizo una pausa...-. Y su akuma no mi que lo transforma en vampiro, por supuesto. También planea arrebatar el puesto de Shichibukai al desaparecido Sohem. A ti te suena, ¿verdad? Un pirata manco, famoso por su huida de Impel Down.

No pudo evitar fijarse en lo que había hecho el hombre para abrir la botella. ¿Aquel hombre tenía capacidad de moldear sus manos? Era toda una caja de sorpresas. Parecía estar reflexionando sobre algo. De repente, una pregunta inundó la estancia.

- Me pareces alguien inteligente y que sabe aprovechar las oportunidades que le da la vida. Astuto, cuanto menos. Dime, ¿qué me dirías si te ofreciese la oportunidad de convertirte en alguien con poder suficiente para cambiar el mundo a tu antojo?

-Interesante propuesta- dijo con voz pausada-. Pero sólo quiero un mundo sin niños asesinados.
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Tomando un café con la Quimera Empty Re: Tomando un café con la Quimera {Mar 17 Jun 2014 - 1:09}

"Sohem..." Pensó Karl, notando un sabor amargo en la boca. Había sido él mismo quien lo había arrestado y encerrado en Impel Down. Tras su huida, lo habían hecho Shichibukai por miedo en parte al enorme potencial que había demostrado. Eso había puesto en una situación incómoda al marine, pues sabía que en el momento menos pensado el pirata podría intentar vengarse de él por cómo le había utilizado y cómo lo había tratado durante el trayecto hacia Impel Down. Recordaba las torturas e interrogatorios, y sabía que habían sido necesarios aunque excesivamente brutales.

- Lo que dices es interesante... creo que te has ganado la información que te ofrecía antes.

Entonces reflexionó sobre las palabras de Nat. Le habían parecido muy contundentes, y su tono de voz había dicho mucho más de lo que parecía pretender realmente. Adivinó que era una persona que cargaba con un pasado oscuro que le había marcado. Podía verlo claramente, porque era exactamente lo que le había pasado a él. La muerte de Rino había cambiado su carácter. El verdadero Karl había muerto con su mejor amigo aquel día, y en su lugar había nacido Dawn. Como Dawn sólo quería limpiar el mundo y crear la sociedad perfecta, una sociedad regida con puño de hierro por los mejores de los mejores en su campo y que aplastase a la escoria que causaba caos y sufrimiento al resto. Y si para ello debía vender su alma al mal y convertirse en el ser más despiadado de la creación, lo haría... exactamente como ya estaba haciendo.

- Si sólo quieres un mundo sin niños asesinados, puedo ayudarte. Mejor dicho, tú puedes ayudarme a mi a conseguirlo - dijo, en un tono de voz lento.

Se levantó y comenzó a pasearse por la habitación, con una mirada cargada de sentimientos. Euforia, rabia y esperanza. Entonces, comenzó a hablar. El tono de voz de Karl era difícil de describir, era atrayente, magnético y carismático. Hablaba con la determinación y convencimiento de un fanático, y la elocuencia de un orador.

- Desde hace siglos el mundo vive en el caos. El Gobierno Mundial no ha sabido hacer nada para remediar esto. Criminales, piratas y escoria peor campan a sus anchas. Más aun ¡El propio Gobierno Mundial mata a sus gentes! Los matan con su indiferencia y su falta de intervención. Los matan permitiendo la existencia de esa casta desfasada y anacrónica... los tenryuubitos - su tono de voz estaba cargado de odio y desprecio - ¿Qué sentido tiene permitir que gente domine el mundo por plena herencia? ¿O que esa gente sea intocable y pueda hacer lo que desee, incluido esclavizar a ciudadanos? El gobierno perfecto estaría compuesto por los mejores. Por gente culta, poderosa e instruida para gobernar y traer el orden a este mundo de caos. Acabar con la Gran Era Pirata y con todos aquellos que osen levantar la mano contra la sociedad pacífica que pretendemos levantar, sean quienes sean.

El marine se acercó a Nat, mirándole con profundidad. Entonces, le tendió la mano. Aquel discurso le había salido de dentro, y le había encendido los ánimos a él mismo. Tenía ganas de partir de inmediato a continuar trabajando con el Proyecto. De comenzar cuanto antes con el mismo.

- Únete a mi. Únete al Proyecto Amanecer y destruyamos juntos esta sociedad para crear una nueva donde la gente que pretenda vivir en paz pueda vivir sin miedo a ser asesinada. Tan sólo te pediré una cosa como prueba de lealtad: quiero muerto al Almirante Irvin la Vega, el cual es actualmente mi mayor obstáculo en mi rumbo hacia el Almirantazgo. Como asesino profesional que eres, dame la forma de acabar con su existencia y te convertiré en uno más de mi organización.
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Tomando un café con la Quimera Empty Re: Tomando un café con la Quimera {Mar 17 Jun 2014 - 2:24}

- Únete a mi. Únete al Proyecto Amanecer y destruyamos juntos esta sociedad para crear una nueva donde la gente que pretenda vivir en paz pueda vivir sin miedo a ser asesinada. Tan sólo te pediré una cosa como prueba de lealtad: quiero muerto al Almirante Irvin la Vega, el cual es actualmente mi mayor obstáculo en mi rumbo hacia el Almirantazgo. Como asesino profesional que eres, dame la forma de acabar con su existencia y te convertiré en uno más de mi organización.

¿Matar a un almirante? Aquel hombre estaba loco. Pero era la clase de loco que podría aprovechar para su beneficio, una persona dispuesto a mancharse las manos por el bien, y que no le importaba perderse en el caos para lograr justicia. La meta era buena, la misión divertida y la pensaba aprovechar. Sólo necesitaba una forma de matarlo con el arma más poderosa que poseía, aunque no controlaba del todo. Quimera Karl, aquel hombre, iba a ser su arma. Pero él no lo sabría. No podía saberlo, pues ser un peón no era algo que le gustara a la gente, y menos a una persona que daba a entender planeaba un golpe de estado. Pero había una buena forma de hacer que colaborase sin saberlo. El veneno de quimera era la mejor forma de acabar con alguien sin que se enterara, sobretodo si se actuaba rápido y el afectado recibía heridas y cortes. De aquello ya habría una forma de encargarse. Sólo necesitaba el momento idóneo. Comenzó a rebuscar entre sus bolsillos, sabía que guardaba un bote de muestras por alguna parte. Aprender de medicina le había enseñado ciertas cosas sobre venenos, y la anatomía que conocía le ayudaría a determinar las dosis. Sólo tenía que buscar una forma de que La Vega la tomara.

Miró alrededor, y el cuarto oscuro de repente pareció enorme, más en recuerdos que en tamaño, pero enorme al fin y al cabo. El tiempo bañaba aquel lugar, y podía sentir las emociones de Karl en cada mirada que dirigía hacia cualquier parte. Reflexionó de repente acerca del Proyecto Amanecer, tal vez fuera una división revolucionaria secreta, un arma oculta que Kento guardaba con sumo cuidado, tratando de destruir el mundo tal como se conocía. Era muy probable aquello, o como mínimo una revolución diferente, pues parecía mucho más metódica, oculta en las sombras y liderada por un marine. ¿Podía existir algo así? Era bastante dudoso, y seguía pensando que el Capitán podía estar tendiéndole una trampa. Pero debía arriesgarse, la promesa de un mundo pacífico, libre del mal, en el que su espada no derramara sangre más que accidentalmente sonaba dulce.

-Dame veneno- dijo, tendiéndole el bote-. Y yo te daré la cabeza de Irvin la Vega, Amanecer.
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Tomando un café con la Quimera Empty Re: Tomando un café con la Quimera {Mar 17 Jun 2014 - 14:45}

Karl sonrió y se levantó. Cogió el bote y comenzó a transformarse. No tenía claro cómo pensaba usar o modificar su veneno de Quimera, pero desde luego un veneno tan potente como el suyo sería muy apropiado. Sus brazos se volvieron escamosos y acabados en garras. Su torso y cabeza se cubrieron de pelaje dorado, además de que el pelo se le convirtió en una melena de león. De su espalda salió una cola de reptil acabada en una cabeza de ofidio, y sus piernas se volvieron patas de cabra. Por último, le salió otra cabeza a la izquierda de la primera, con cuernos y rasgos caprinos. Extendió el bote y colocó su cabeza de reptil con las fauces abiertas encima de este. Dejó que el veneno comenzase a gotear, lentamente, hasta llenar una cantidad interesante del bote. Entonces lo cerró y se lo tendió a Nat.

- Listo. Espero tener resultados pronto... si conseguís la muerte de La Vega, os contaré más sobre el Proyecto.

Se levantó y se dirigió a las escaleras, tras recoger la botella de vino. Era hora de marcharse, y ahora tenía una parte importante de su plan para llegar a Almirante preparada ya podía descansar tranquilo. No era seguro que Nat fuese a triunfar, pero algo le decía que iba a lograrlo. El marine se sentía afortunado. Y cuando sentía como en aquella ocasión que algo iba a salir bien, solía ocurrir.

- Pronto estaré más cerca de mi objetivo - murmuró.
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Tomando un café con la Quimera Empty Re: Tomando un café con la Quimera {}

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