El secreto del Oasis( Privado : Zaraki ; Señor Nat)

LLegó a la isla en pleno invierno, con suficientes provisiones, pues desgraciadamente en ésta no encontraría una maldita taberna,ni piratas , y probablemente ningún habitante humano. Se encontraba allí en busca de un misterioso oasis, pues aunque su pasión era cazar piratas , los lugares ocultos le llamaban la atención sobremanera. No es que fuese un arqueólogo ni nada por el estilo , pero era un chico curioso que no hacía ascos a descubrir nuevas criaturas y sobre todo, nuevos tesoros.Desenbarcó en la parte mas al sur de la isla, y su intención era clara , dirigirse al desierto , en la otra punta de la isla. No tuvo más remedio que desenbarcar en el lado contrario al que tenía intención de ir , porque los marineros que le alquilaban el barco no estaban dispuestos a dejarle en la parte norte, por motivos desconocidos. Comprobó que llevaba todo lo necesario consigo , pagó a los marineros, y se despidió de ellos. Zaraki no era ningún inútil que se perdiese fácilmente, y encima la isla ayudaba bastante pues había un sistema montañoso que dividía la isla atravesándola de oeste a este.Quizá el problema no fuese orientarse, sino buscar una forma de atravesar dicho sistema montañoso,-Bueno , algo de escalada no estará mal-pensó. Ya lo había previsto y tenía suficientes útiles para afrontar dicha tarea. Con esos pensamientos comenzó a caminar, alerta, pues aunque no hubiese humanos, la isla estaba habitada por numerosas espercies, algunas de ellas peligrosas. Al tratarse de animales, prefería mantenerse oculto que tener que ejecutarlos , pero desde luego no se dejaría dañar por ninguna criatura. La ruta era bastante tranquila hasta el momento, y al anochecer decidió irse a dormir. Se subió a un árbol , pensando que alli estaría seguro. Ya había recorrido más de la mitad del camino hasta la montaña , y sin incidentes, todo un récord dado los múltiples problemas a los que se había enfrentado en sus últimas aventuras. Una vez subido a una rama lo suficientemente alta del árbol, se ató a la misma , por si se movía mientras dormía , y apoyó su espalda en el inmenso tronco. Mañana sería otro día...

Nat desembarcó en aquella isla perdida de la mano de Flubber. Estaba cansado y con los pies doloridos, pues había pasado el día nervioso, caminando de un lado a otro paseando por las cubiertas de la Vela. Había tenido una fuerte discusión con Derian, el capitán del navío y su amigo/enemigo. Tenían una relación de amor-odio en la que se dedicaban a lanzarse pullas. Ambos eran espadachines, pero seguían ramas opuestas. El vampiro prefería basarse en florituras con su espada bastarda, mientras que Caspio prefería dedicarse a dar golpes rápidos, pocos a ser posible, y devastadores. Habían tenido combates alguna vez, pero todos quedaban inconclusos, ya fuera porque eran muy parejos en aptitud o porque uno de los dos se aburría del combate, aunque siempre acababan retomándolo donde lo dejaron el día anterior. La razón de la disputa había sido la traición de Derian al cargo de Yonkaikyo, retando a un Shichibukai que estaba enfermo, indispuesto para combatir. Aquella era una deshonra para cualquier espadachín que se preciara, pero Derian no parecía verlo así, y se había negado a luchar por ver quién llevaba la razón, llegando ambos a un punto muerto. Necesitaba descansar unos días de aquel loco.

Decidió pues, para no caminar, probar una idea un tanto descabellada. Generó una plataforma de mercurio a sus pies y montó encima. Pudo sentir cómo sus pies se fundían parcialmente con el material, y trató de levantarlo. Se sorprendió gratamente al descubrir que era capaz de levitar aprovechando su aura mercúrica, y si era capaz de hacer aquello, también lo sería de impulsarse en base a ella. Lo era. Comenzó a avanzar sobre el aire, en una postura noble, sobrevolando a pocos metros de altura cada palmo de tierra. Era un paraje repleto de bosque, donde no parecía haber nada interesante, salvo un corte transversal formado por un cúmulo montañoso. Para algunos aquello sería una molestia, pero para él, tras lo que acababa de descubrir, le importaba un bledo.

Pasó un par de horas volando y comenzaba a oscurecer, por lo que decidió bajar a una pequeña arboleda cercana a descansar, y así poder seguir mañana con energías renovadas. "Parece un sitio tranquilo, ni animales se ven", pensó, mientras imaginaba que seguramente serían seres nocturnos, que descansaban en las frondas de día y cazaban al amparo de la noche. Para su sorpresa, un hombre dormía subido a una rama. Tal vez fuera una buena idea quedarse cerca, aunque en otro árbol algo alejado. Al día siguiente debería adentrarse en el gran desierto que chocaba con el Calm Belt, y estaba deseando conseguir un colmillo de rey marino para hacerse una funda digna de Yanna. Se subió a un árbol, y trató de dormir un rato.

Se despertó , tras una noche muy tranquila , sin ningún sobresalto. Agradeció haberse atado , pues casi cae , al no recordar donde se había acostado. Era raro para él poder dormir tan placenteramente en un lugar hostil. Se desató , recogió sus cosas metiéndolas en la mochila, y bajó con cuidado de la rama. Tenía los músculos agarrotados, así que se estiró un poco y decidió seguir con la caminata. Mientras caminaba analizó la situación. Empezaba a sospechar la razón por la que lo habían dejado en la parte sur de aquella isla alejada de la mano de dios. Sabía que no le hallaba demasiado lejos del Calm Belt , y tal vez fuese incluso la isla cuya parte Norte conectaba con el mismo. Había escuchado rumores terribles sobre esa zona, con enormes monstruos en ese mar conocidos como reyes marinos. Ningún hombre en su sano juicio tendría interés en siquiera acercarse a ese lugar. Así paso horas, cavilando mientras caminaba entre los bosques.-La montaña está cada vez más cerca, podría llegar esa misma tarde-Pensó.
Pero escalar una montaña , de noche, no era una gran idea, con lo que decidió continuar hasta estar cerca de la base de la montaña, y acampar allí. Esta vez dormiría a ras de suelo. Después de todo, la isla parecía desierta, quitando grupos de animales. Decidido , se dirigió hacia la base, y aprovechando que tenía tiempo de sobra se puso a buscar un buen lugar por donde atravesar la montaña. Por suerte , tras un rato caminando pegado a la base , encontró una zona parecida a un valle, a través de la cuál podía ver el desierto. Solo tendría que descender un poco , atravesar el valle, y subir por el otro lado , No serían ni 30 metros de profundidad , y le parecía una gran idea acampar mejor en el medio del valle. Ningún animal podría llegar allí fácilmente. Descendió rápidamente y decidió que sería buena idea descansar ya, aunque según sus cálculos serían las 8 de la tarde aún. Pero así podría levantarse sobre las 5 y saldría del valle para cuando saliese el sol. Y así lo hizo , ansioso por explorar ese vasto desierto que se hallaba a escasos metros de él.

No durmió demasiado bien. Sueños acerca de reyes marinos y mar embravecido turbaron su noche, y la sombra de la muerte acechó durante todo su descanso. Era extraño el efecto que tenía discutir con Derian cerca del Calm Belt. Pesadillas con reyes marinos... Tal vez fuera una señal, un aviso del destino para que abandonara a Derian a su suerte. El shichibukai muchas veces se mostraba despectivo y falto de ganas de mantenerlo en la tripulación, y Nat sabía que estaba allí sólo porque el vampiro no tenía fuerza para matarlo todavía. Era un gran riesgo permanecer allí, y necesitaba entrenar, volverse fuerte y largarse. Tal vez una posición de poder lo ayudara en el futuro a evitar una persecución del conde, que era un ser sumamente vengativo.

Bajó de un salto al suelo, haciéndose charco para evitar daños innecesarios, y cuando exploró la situación, su compañero de acampada ya había desaparecido. Seguramente marcharía de camino al desierto a través de las montañas, y aunque no le interesaba demasiado aquel tipo la curiosidad por los motivos que lo llevaban allí eran un buen motivo para seguirlo. De todas formas él pretendía visitar el desierto, y la compañía nunca iba mal. Generó su plataforma de mercurio y la solidificó. Le apetecía viajar sentado. Montó y comenzó a volar, prestando especial atención a los detalles, tratando de localizar a su futuro acompañante. ¿Cuánto tiempo llevaría dormido para no encontrarlo? Estaba seguro de que no llevaba demasiado, aunque el sol ya reinaba en lo más alto cuando despertó.

Llegó a una depresión cercana a la cordillera, y ni rastro de aquella persona. Observó atento y pudo fijarse en que el desnivel del terreno penetraba un pequeño espacio entre dos montañas. Si se dirigía hacia el desierto, era muy probable que prefiriera ese paso, aparentemente más seguro. Aunque meterse en un valle sólo significaba una cosa. Riesgo innecesario de aludes. Comenzó a avanzar siguiendo el rastro, mientras el sol comenzaba a ocultarse bajo las montañas y la luna salía tímidamente al otro lado. De pura chiripa consiguió atisbar un cabello rubio, sobre un hombre armado con varias espadas. "Esto se vuelve interesante por momentos". Estaba durmiendo, pero aún así no perdía atención de sus armas, era increíble. aunque no era normal en alguien tan desconfiado que descansara a plena vista de alguien. Se acercó y se mantuvo a la espera, varias horas, sentado a un par de metros del espadachín, sin dormir. No lo necesitaba en aquel momento.

Finalmente el tipo se levantó y comenzó a caminar. ¿Ni siquiera se había fijado en él? Aquello era tremendamente extraño. ¿Sería ciego?

-Buenos días caballero- dijo con un tono medio burlón, sentado en su plataforma, con los pies colgando-. ¿No sabréis dónde hay una posada? Me muero por un buen trago de licor.

Aquella era la mejor forma de acercarse a alguien, parecer un idiota con exceso de confianza. Tal vez al chico le extrañara su asiento volador, pero aquello carecía de importancia, realmente.

Se despertó en el medio de aquel valle, tras una gran noche sin ningún tipo de sobresalto. Después de todo la isla no era precisamente un centro urbano , y lo más peligroso siempre son , obviamente, otros seres humanos. Recogió sus cosas y comenzó a caminar, de buen ánimo. Pero apenas había dado cuatro pasos cuando escuchó una voz a sus espaldas:
-Buenos días caballero. No sabréis dónde hay una posada? Me muero por un buen trago de licor.
Dirigió su mirada hacia el lugar del que provenía la voz, y vió algo poco usual , aunque no se sorprendió demasiado pues había visto algunos usuarios de frutas hacerlo. El hombre que le había hablado se hallaba flotando unos metros por encima del suelo. Lo único extraño era que no flotaba por el poder de ninguna fruta, o eso parecía. Flotaba gracias a un extraño disco fino y plateado. La situacion era bastante curiosa para tratarse de una isla aparentemente desierta. Lo más curioso , sin embargo , no era la habilidad de volar, no al menos desde el punto de vista del espadachín , sino el extraño atuendo del individuo. Una camisa negra con bordados blancos metida por dentro de unos vaqueros , y un extraño sombrero, que no le acababa de conjuntar con su pelo , una media melena rubia. Mas prefirió no mostrar sorpresa alguna al preguntarle:
-No se qué hace alguien tan " curioso" por esta isla, pero si de verdad tratas de encontrar una posada por un lugar como este , o no has estado nunca en esta isla, o bien estás tratanto de engañarme. Espero , por el bien de ambos ,que se trate de lo primero , pues voy con cierta prisa hacia un lugar algo alejado de aquí..
El hombre siguió observándole con esa sonrisa burlona, que acompañaba perfectamente al tono que había empleado cuando le preguntó por la posada. Claramente algo no iba bien con ese tipo , pero no parecía hostil. De todas formas, sus manos no andaban demasiado lejos de las espadas , para evitar sorpresas desagradables...

-No se qué hace alguien tan " curioso" por esta isla, pero si de verdad tratas de encontrar una posada por un lugar como este , o no has estado nunca en esta isla, o bien estás tratanto de engañarme. Espero , por el bien de ambos ,que se trate de lo primero , pues voy con cierta prisa hacia un lugar algo alejado de aquí.

"El gatito intenta arañarme", pensó Nat mientras seguía levitando, sentado sobre su plataforma, observando al tipo. Parecía bastante desconfiado, y aquello no era del todo bueno, aunque no llegaba a ser malo. Tal vez pudiera hacerlo sentir tranquilo, y seguirlo, aunque tampoco le interesaba en demasía aquel tipo. Sólo quería encontrar el marfil de rey marino y hacerse la funda, nada más. Tal vez matar a uno, si se aburría mucho por el camino y lo atacaban, pero en verdad lo que le interesaba era estar un rato lejos de Derian. No soportaba cuando discutían de forma absurda, y sobre todo cuando el vampiro no daba su brazo a torcer bajo ningún concepto, aún estando equivocado. Ese hombre tenía algún tipo de trauma que le impedía reconocer sus errores, y aquello al Verdugo le molestaba en demasía.

-Más lejos de aquí sólo hay arena y el Calm Belt- dijo, haciéndose un poco el tonto, intentando sonar convincente-. Para eso no hace falta haber estado, sólo un mapa. Y si no me vas a decir dónde puede haber una taberna me voy.

Comenzó a avanzar por el aire, dejando atrás a aquel hombre. Con un poco de suerte se sentiría obligado a pedir disculpas, y tal vez lo siguiera arrepentido. O tal vez reconociera su cara, siempre de fondo tras las imágenes que en ocasiones se tomaban de Derian. Quizá, sólo quizá, le hubiera visto en algún Wanted. Su recompensa no había llegado a ser muy alta, pero sabía que algunos marines lo habían tomado por peligroso y se habían tomado en serio la tarea de difundir su imagen por los mares. Incluso estaba empezando a postular para altos cargos, como su ambición de llegar a Shichibukai, y su nombre solía sonar en las bocas cuando alguien preguntaba "¿Quién podría ser el siguiente?". Había demostrado ser terrible en el cuerpo a cuerpo, y un asesino sanguinario cuando hacía falta. Su único cometido era tomar la sangrienta justicia de la espada.

Se levantó de la plataforma y siguió volando casi a ras del suelo, esperando reacciones del tipo que tenía detrás.