Problemas en el puente (privado/grupal)(etsu, Angelsey y Vagadus)

Antes de llegar al Reino de Sakura, una llamada de auxilio fue interceptada por nuestra oficina de comunicaciones, siendo la llamada proveniente de una de las instalaciones que tiene Tequila Wolf. Aunque el asunto podría ser encargado a la marina, nos preocupamos por el hecho de que era uno de nuestros agentes el que estaba pidiendo ayuda. La Cipher Pol tiene a los integrantes más fuertes que sirven al gobierno mundial, por lo que si un agente pide ayuda debía de ser un problema Clase B, o tal vez A, y si se trataba de un problema realmente serio, clase S.

“ayuda… necesitamos extra…. No pode… ¡ayudaaaaaa!” grito el Den Den Mushi antes de que se cortara la transmisión. Los marines que estaban sentados enfrente de grandes máquinas se desconcertaron, algunos se pusieron nerviosos. Estaba recargado en la pared metálica que ofrecía el cuarto mientras que Twilight escuchaba una y otra vez el llamado de auxilio. Ese grito de desesperación por parte del hombre que hizo la llamada causo que el aura de los que estaban presentes sea inestable, pero eso no es lo peor, lo peor es el grito de algo monstruoso que se escuchaba en el fondo, siendo acompañado por el fuerte sonido de una ventisca.

-Díganle al capitán del barco que cambie el curso a Tequila Wolf, inspeccionaremos la zona- dijo Twilight, una integrante del escuadrón Z, liderado por Nightwalker. Eran misteriosos, todos sus integrantes tenían apodos y los que conocían sus nombres estaban contados con los dedos de las manos. El aura que ella emanaba era sumamente poderosa, en un abrir y cerrar de ojos me mataría, y eso era muy admirable.

Las horas pasaron, estaba acostado en mi camarote esperando a que atracáramos. Pensaba en las cosas que había pasado para entrar al Cipher Pol, de los duros y largos entrenamientos puestos por un desertor hasta los asesinatos a sueldo. Todo eso nada más para ser alguien que lleve a la justicia a todo aquel que se atreva a retar las leyes y la moral. Sentía las auras de los tripulantes, moviéndose de un lado a otro, trabajando sin descanso como personas respetadas y nobles que sirven a la justicia... me sentía satisfactorio.

La temperatura empezó a descender, todos corrían por sus ropas más cálidas. Me incorpore, sentándome en la orilla de la cama, tome la gabardina que se encontraba a lado izquierdo mío y la vestí; se sentía demasiado cómoda y caliente para sentirme seguro. Busque en los bolsillos una venda que había guardado, la encontré en el bolsillo izquierdo, me la puse en la altura de los ojos y me la amarre, cubriendo mis extraños ojos de personas indeseables. Suspire y empecé a caminar hasta llegar a cubierta.

Estaba llena de nieve, mi nariz detectaba una ventisca a lo lejos, acercándose lentamente hacia nuestra dirección. Ya estábamos cerca, escuchaba los gritos de las personas castigadas por el puño de la ley; parecían canticos angélicos en mis oídos, me hacía sentir feliz el hecho de que personas horribles se enfrentaran a su deseado castigo, pero todo tiene un límite.

De pronto resonó los gritos de una niña, seguidos por numerosos latigazos. No me podía quedar de brazos cruzados, estaba consciente de que los prisioneros tuvieran hijos en este basurero, pero era una total deshonra hacia mi persona el escuchar los abusos de gente con autoridad hacia personas que, por muy mala suerte habían nacido aquí, sin escapatoria, siendo totalmente inocentes.

-Geppo- susurre y me eleve, brincando en el aire con gran destreza. Mi aura se extendió en busca del aura atormentado de la niña inocente. Los segundos pasaban y la nieve caía suavemente en pequeños copos que llenaban mi ser de una extraña tranquilidad. Por fin los pude localizar entre una multitud de gente que se estaba reuniendo para ver lo que pasaba sin poder hacer nada.

-alto- le dije al oficial, pero este seguía pegando con su látigo una y otra vez a la pobre niña, la sangre llenaba la atmosfera y las auras que se dedicaban a ver estaban temblorosas y llenas de miedo. Camine hacia él y le agarre la muñeca con la cual agitaba con gran agresividad hacia la pobre criatura.

-Dije alto- le grite con gran enojo, le estire el brazo horizontalmente y, con un golpe con la palma abierta de mi brazo libre le rompí el codo. Le cause una fractura expuesta, su sangre no dejaba de fluir sobre la nieve como una fuente. El oficial se alejó gritando y lloriqueando mientras se agarraba su brazo roto, ese hijo de puta se lo merecía. Me acerque tranquilamente hacia la niña.

-tranquila, ya estás bien- le dije suavemente y la cargue, su aura se extinguía poco a poco, debía de correr hacia la enfermería, y rápido. “soru” pensé y desaparecí de la escena, dejando una nube de nieve detrás de mí.

Llegue a un edificio que olía a medicamentos y sangre, “aquí debe de ser” pensé y entre. Las enfermeras me decían que no podía pasar, pero les hacía caso omiso, dejando a la niña gentilmente en una cama. Su respiración se le dificultaba y su corazón estaba latiendo cada vez más lento, esto iba de mal en peor.

-Rápido, tráiganme herramientas para la cirugía- les ordene, pero no se movieron ni un centímetro. Me enfurecí y expandí mi aura agresivamente que causo que las enfermeras rápidamente trajeran el equipo para una cirugía, esto iba a ser difícil. Detectaba en la puerta a Sunshine, otro de los integrantes del equipo Z; me valía un comino lo que quería, estaba concentrado en salvar la vida de la pobre niña.

Poder:

Off-rol:

Acababa de llegar de nuevo a Tequila Wolf, al parecer había problemas ya que habíamos recibido una trasmisión de parte de un CP asignado a éste lugar. Pero dicha trasmisión se cortó antes de tiempo y no pudimos recuperarla de nuevo.
Estaba en la cubierta del buque, mirando como la nieve caía lentamente sobre el eterno puente en construcción, Tequila Wolf era un lugar que no me gustaba, entendía perfectamente el uso que le daba el gobierno, pero aún así no lo veía necesario. Pues mucha de las personas de allí no tenían culpa de lo que hicieron sus antepasados y una vez que entrabas, nunca podía salir.
Bajé lentamente por la rampa del barco hasta que mis pies tocaron el suelo nevado, en ésta ocasión llevaba una gruesa capa de color negro encima para protegerme del frío. Lo mejor, sin duda, era buscar la oficina de la marina y preguntar sobre el incidente, así que caminé tranquilamente hacia ella. Mi sorpresa fue cuando vi pasar un borrón negro junto a mi, que pasó de largo siguiendo su camino. Si no me equivocaba lo ue había visto era un usuario de soru, y si vestía de negro sería un CP, así que al igual que él usé soru para seguirlo.
Llegué a lo que parecía un hospital, pregunté qué había pasado pero apenas obtuve respuestas, solo una enfermera me informó de que un hombre había llegado con una niña en brazos. Los médicos se apartaron de mi camino mirándome como asustados.
Cuando llegué a la puerta donde más movimiento había escuche a alguien pidiendo herramientas para la cirugía, pero nadie se movió para ayudarle. Me asomé por la puerta y vi a un hombre vestido de negro y al lado, en una cama, una niña ensangrentada y por lo que parecía no respondía muy bien.

-¡Aparta! -le dije fríamente a un médico que dio un bote antes de escabullirse, me acerqué a un carro con material médico y lo arrastré hacia la cama -no puedo ayudar, pero creo que es ésto lo que buscas.

Miré a los médicos que seguían en la puerta, miraban fijamente a aquel hombre pero ni siquiera se movían así que cogí uno de los biombos que había y lo abrí para colocarlo alrededor de la cama de la muchacha.

-Si no es mucha molestia, ¿qué ha ocurrido? -pregunté intentando sonar amable, para añadir en tono algo más serio -¿por qué esos de ahí no hacen nada?

El cuerpo de una chica (o al menos eso parecía) flotaba a la deriva entre trozos de madera astillada. Parecía que había tenido la suerte o lucidez de agarrarse a uno de ellos y ahora se hallaba inconsciente pero sin soltar aquel improvisado salvavidas. De no haber sido así a esas alturas se habría perdido en las profundidades del mar como plomo.

Un barco que transportaba material de construcción pasó lentamente, como con desgana. Alguien avistó aquel cuerpo.
-¡Eh! ¡Frenad! Hay una persona ahí abajo. Parece que se ha producido un naufragio.
Con un poco de esfuerzo y una cuerda, la subieron a bordo. Aquella chica un poco musculosa y portadora de cuatro katanas tenía el cuerpo lleno de rasguños y astillas pero no parecía demasiado malherida. Decidieron llevarla con ellos hasta su destino.


Aquella colchón era blando pero en la cama hacía un frío de muerte. Alice no paraba de dar vueltas y aquella enfermera la miraba como si estuviera poseída. No entendía por qué la tripulacion de aquel barco la había traído hasta allí. Probablemente mejor hubiera sido morir. ¿Curarse para convertirse en esclava? Tequila Wolf no era un buen lugar para traer a nadie.
Ally ya había abierto los ojos un par de veces y sabía que se encontraba en una especie de habitación de hospital, pero a saber donde. También sabía (y esto le preocupaba) que le habían quitado sus katanas y su cuchillo. Y bueno, todo en general porque la verdad es que solo llevaba el típico camisón de hospital que no abrigaba una mierda y aún por encima estaba sucio.
Lo último que recordaba era un fuerte temporal y una sensación de déjà vu, pero no cual se suponía que era su destino y se dio cuenta de que seguro que el diario que llevaba se había perdido en el mar... Afortunadamente guardaba casi todo en su cabeza. Se daba cuenta de que no era un gran pérdida y más teniendo en cuenta que lo que podía haber perdido era la vida. Todavía no sabía qué era lo que había pasado pero seguro que el término "milagro" se le adaptaba bien.

Se notaba tensión en el ambiente desde el día anterior pero no sabía por qué. Las pocas enfermeras que veía por allí ni le hablaban, es más, ni siquiera parecían querer atenderla excepto para darle de comer.
De repente alguien pasó como una exhalación, tan rápido que apenas lo vio, hasta que depositó una niña malherida en una cama cerca de la suya. Tras él entró otro que colocó un biombo alrededor de esa cama, ocultándola de mi vista. No entendía nada así que se incorporó (con bastante esfuerzo) y se encaminó hacia allí para ver si podía ayudar en algo.

Los signos vitales de la niña estaban casi por el suelo, era un milagro que aun viviera. Chasquee los dedos, haciendo que pudiera saber dónde se ubicaban las heridas de la niña. Me trajeron las herramientas como había pedido, pero no era exactamente la persona que había mandado; su aura era muy diferente a los demás, lo sentí apenas puso un pie dentro del edificio.

Me puse un cubre bocas y un par de guantes de látex para evitar infecciones a las heridas. Pase las manos por todo su cuerpo, detectando hemorragias internas, fracturas y contusiones; esto no fue causado por el guardia, las fracturas ya habían tenido tiempo y eso le provocó heridas internas. Después de que acabara con esto iría con el oficial a mando y lo mataría.

-Un hijo de puta abuso de su autoridad y le di una lección, debe de estar en la enfermería de guardias- le decía mientras comenzaba a desinfectar las heridas con gran precisión, -y no se mueven por miedo- añadí, respondiendo las dos preguntas que me había hecho el tipo. Pasado los segundos pude desinfectar todas las heridas.

-Detén a la mujer que se dirige con intenciones de ayuda, no puedo ser molestado- le ordene al hombre, el aura de la persona que se acercaba lentamente era relativamente pequeña que la del hombre, pero aun así destacable; si no hubiera sido por la lentitud que se movía le hubiera dado una oportunidad para ayudarme, -Trátala bien, la atenderé después de acabar aquí- le dije, el oficial a mando tendría que esperar. En esta instalación percibía solamente había 3 auras que destacaban: la mujer, el hombre que me interrogo y Sunshine que estaba esperando en la entrada.

Frote mis manos y los puse a unos centímetros del cuerpo de la niña, -Sandāhīringu- susurre y de mis manos empezaron a salir pequeños relámpagos que cerraban las heridas externas de la niña en unos segundos, dejándolas cicatrizadas. Recorría todo su cuerpo, pasando las palmas por encima de este curando toda herida que tenía. Seguramente los destellos tenían que ser muy llamativos para el momento.

Al acabar de cerrar todas sus heridas de di una inyección de anestesia para que no sintiera dolor… o solamente para prevenir. Agarraba las herramientas mientras proseguía con la cirugía, algunas astillas de huesos se habían incrustado en los órganos, algo que milagrosamente no le afecto. Se los quitaba con unas pinzas especiales, dejando las piezas en un recipiente. Pude cerrar a tiempo las hemorragias internas que tenía, los minutos pasaban y seguía con la operación.

Varias cosas estaban mal con la niña, desde piedras en los riñones causadas por el exceso de sales hasta unos pequeños gusanos que se estaban desarrollando en el estómago, “desgraciados pendejos” decía en mi mente mientras pensaba en todos los niños y niñas que había en esta instalación; después de esto mandaría una petición para desalojar y transportar a los niños a casas para huérfanos, es lo único que podía hacer con estas criaturas.

Los minutos pasaban rápidamente, parecía que había pasado una hora hasta que acabe la operación, cerrando la entrada que hice para operarla y vendándola cuidadosamente. Descanse un poco, ahora tenía que atender a otro paciente para después ir con el oficial a mando. Suspire y abrí el biombo para salir de esa área.

Me fijé en como el chico que estaba cuidando de la niña no tardaba en ponerse a trabajar con el instrumental que le había llevado. No esperaba que me contestase ya que parecía concentrado en ello, pero cuando menos me lo esperaba me informó de lo ocurrido. o me extrañaba nada que los guardias se sobrepasasen en sus castigos a los prisioneros, y más con los niños que no podían defenderse. Al parecer él le había echo daño al guardia que aparentemente se encontraba también allí, pero en una sección distinta. Esperaba que eso no le trajese problemas.
Estaba mirando como meticulosamente hacía su trabajo cuando me pidió que detuviese a una mujer, miré por todos lados y no vi a ninguna, pero en el último instante me pareció ver una sombra tras el biombo. Salí rápidamente, sin armar barullo, para colocarme al otro lado de la barrera de tela.

-Disculpa, pero necesita silencio y no ser molestado -comenté mientras a través de la pantalla de tejido blanco se veían pequeños destellos -además no pareces encontrarte bien, vuelve a tu cama.

La chica sin duda había tenido algún problema, estaba cubierta de pequeñas heridas y no parecía tener muchas fuerzas. En la puerta se había formado un hueco entre la gente y un marine iba directo hacia el extraño que estaba curando a la niña, extendí la mano y lo agarré por la muñeca.

-No se puede pasar -le dije tranquilamente mientras que lo retenía.

¿Quién te has creído que eres tu para decirme lo que tengo que hacer? dijo en voz alta mientras dio un tirón para soltarse.

CP6, agente del gobierno, tomo la responsabilidad por lo que está pasando ahora mismo en ésta sala -dije seriamente mirándolo a los ojos para luego mirar a los que se encontraban en la puerta -estoy aquí por orden expresa del gobierno, asi que si tienes algo que hablar,mejor fuera.

¡Maldito perro del gobierno! dijo mientras se daba la vuelta y salía malhumorado.

Si claro, como si él no trabajase para el gobierno -dije mientras me colocaba bajo el hombro de la chica -vamos, lo mejor será que te acuestes y descanses.

Se aproximó intentado no arrastrar los pies por el suelo para que no se dieran cuenta. Cuando estaba a punto de asomarse oyó que uno de aquellos hombres iba a salir e intentó esconderse pero no le dio tiempo. Salió de detrás del biombo como si estuviera buscándola. Quizás hiciera más ruido por eso de estar herida y cansada, pero lo dudaba. Pensó demasiado tarde que al menos debería haber intentado hacerse transparente, aunque al fin y al cabo estaba muy cansada y no sabía si lo conseguiría.
Intentó poner cara de niña buena (cosa que nunca conseguía a causa de la cicatriz de la mejilla) y dijo:

-Solo quería ver si podía ayudar.

-Disculpa, pero necesita silencio y no ser molestado. Además no pareces encontrarte bien, vuelve a tu cama.

Un marine intentó entrar en la sala pero no le dejó. Mientras ellos tenían una disputa (seguramente sobre quién estaba al mando de aquella situación), Ally aprovechó para coger dos bisturís de un carro de operaciones que había allí al lado. Por un momento se quedó paralizada con ellos en las manos. "¿Y ahora dónde guardo yo esto?" Al final decidió meterlos en las mangas de aquel camisón. No podía dejar de agarrarlos con las mano para no hacerse daño demasiado daño, aunque probablemente acabaría con algún corte. Pronto necesitaría encontrar otro modo de sujetarlos.

Aquel hombre de larguísimo pelo blanco como la nieve y ojos azules se limitó a pasar el brazo de Alice por encima de sus propios hombros para llevarla hasta la cama. Solo con esos pequeños movimientos notaba que debajo de aquel uniforme se escondían algunos músculos. Por un momento ella sintió envidia. El chico portaba un katana amarrada en el cinturón mientras que ella no sabía donde estaban las suyas y, en fin, un bisturí no era ni de lejos comparable.

-Vamos, lo mejor será que te acuestes y descanses.

Los dos hombres, el que se hallaba detrás del biombo aparentemente operando a la niña y este, parecían bastante amables. De todos modos Alice tenía miedo de que aquel hombre descubriera sus armas así que se deshizo de él como pudo.

-Gracias, pero puedo yo sola -dijo sin esconder la frialdad en su voz, para que la dejara en paz.

Luego cambió de idea y se giró de nuevo hacia él, pensando que no perdía nada por preguntar:
-Oye, ¿no sabrás dónde guardan las pertenencias de los pacientes, verdad? Y, ¿dónde se supone que estamos y cómo salgo de aquí? Nadie me quiere decir nada y yo solo recuerdo haber naufragado.

Ni le hacía falta que contestara. Presentía que su situación podía empeorar, pero eso no implicaba que fuera buena.

El lugar estaba tranquilo, tal y como lo había dejado. La operación de la niña fue un completo éxito, y con el tratamiento apropiado se podría recuperar dentro de algunas semanas. El hombre que me había dado las herramientas apropiadas estaba platicando con la mujer. El aura de la mujer estaba un poco inestable, tal vez estaba ocultando algo.

-Bueno, ahora es tu turno- le dije a la mujer, y troné los dedos, haciendo que me diera una imagen completa de la sala, pudiendo sentir el cuerpo de la mujer y las herramientas faltantes de un carro de operaciones, además de todo lo demás que se encontraba en el cuarto. Era una mujer astuta, y muy precavida, pero no estaba en modo de pelear, si es que no quería acabar desmayada en medio de un combate o un escape… claro, si fuera una prisionera.

-Descansa, tus heridas aún no se han recuperado y necesitaras energías, por lo demás logre escuchar un poco de tu pregunta; estas en Tequila Wolf, y lo de las pertenencias seguramente se lo llevaron a la sala del oficial al mando para confiscarlas y guardarlas- le respondí sin importarme en lo absoluto si el otro iba a contestar o no. Un chiflido resonó por toda la sala proveniente de la entrada, Sunshine estaba impaciente, y al parecer teníamos una agenda apretada.

-nos vemos y gracias por ayudarme- le dije al hombre, expresando una pequeña sonrisa de agradecimiento, -y tú, descansa- le sugerí a la mujer y camine hacia la entrada; -…antes de que me vaya, deja los bisturís, no vayas a picarle el ojo a alguien- le dije y proseguí con mi camino, lo que hiciera ya no era mi problema, ahora era la del hombre.

-¿A dónde nos dirigimos?- le pregunte a Sunshine cuando salimos del edificio.

-A la sala del oficial al mando, necesitamos interrogarlo- dijo, asentí con la cabeza y nos dirigimos hacia el lugar. La ventisca estaba más cerca que antes, estaría aquí en un máximo de una hora, algo que nos dificultaría en la búsqueda del agente después de acabar el interrogatorio. Era algo extraño, estaba esperando que la ventisca llegara dentro de unas 4 o 5 horas, este lugar no es normal.

En el camino se escuchaban a los guardias gritando a los criminales que acarreaban cubetas llenas de agua o cemento, cubos gigantes de piedra para poder armar el puente, etc, etc.

Llegamos al edificio, que se levantaba en un borde del gran puente. Entramos, haciendo que el aire frio entrara a la sala, provocando diferentes reacciones de los presentes, la mayoría estaban sentados revisando documentos y, a juzgar por los golpes que provocaban en el escritorio, estaban dando permisos, seguramente para que entren más criminales.

Cerré la puerta y Sunshine camino enfrente de mí, guiando el camino por el laberinto de escritorios. Al otro lado de la sala se encontraba la oficina del jefe. Al llegar se escuchaban los gritos del jefe, gritando a dos personas que estaban adentro, sus auras parecían sumisas mientras que la del jefe estaba a punto de reventar. Esperamos unos minutos y las dos personas se fueron corriendo como si el diablo los siguiera.

-Esperemos aquí, vamos a esperar a otro agente- dijo y se recargo en la pared, suspire y también espere, preguntándome de la persona que estábamos esperando pacientemente. Tal vez no lo había detectado por el hecho de que corrí al auxilio de la niña, y ahora faltaba esperar.

Dejé a la chica caminar sola a su cama cuando me lo pidió, lo hizo con tono frío, pero no me importo seguramente se debía a la situación que habría tenido que pasar. Apenas termino de decir eso volvió a hablar, pero ésta vez lo hizo en un tono más cálido y preguntó por si sabía dónde guardaban las pertenencias de los pacientes y el lugar en que nos encontrábamos. Iba a responder cuando el chico que estaba operando salió de detrás del biombo y contestó antes de irse. Antes dijo a la mujer que soltara los bisturís que tenía, cosa de la que yo no me había dado cuenta.

-Será mejor que hagas caso a lo que él ha dicho -dije mientras yo también me acercaba a la puerta -tranquila, yo me encargaré de recuperar tus armas, sean las que sean. Ahora tengo que aclarar todo ésto.

Salí, por la puerta, agarré al marine con el que había discutido por el cuello de la camisa y acerqué su cara a la mía. Lo miré durante un instante con la mirada más fría que pude.

¿Qué está pasando aquí, qué hay del CP desaparecido? -pregunté y luego añadí y llévame con la persona de rango más alto que haya por aquí.

Te crees que por... -comenzó a protestar cuando usando shigan clavé mi dedo índice derecho en la pared casi hasta llegar al nudillo.

A veces, cuando me cabreo pierdo la puntería -comenté en un tono monótono de voz ¿cuánto crees que duraré sin cabrearme'

Vi el miedo en los ojos de aquel marine y en el del resto de las personas que estaban alrededor. Poco a poco se fueron alejando de mi hasta desaparecer del pasillo, en cambio el marine no podía porque lo tenía agarrado. Volvía a centrar mi atención en él mientras sacaba el dedo de la pared.

-Yo... yo no lo se del todo...señor -dijo asustado.

-Bien, ¿quién crees que lo sabe todo? -pregunté de manera algo más amable -no me respondas, simplemente llévame con esa persona

Lo solté y me guió por el cuartel o lo que fuera aquello, no habló durante todo el trayecto, pero tampoco hacía falta que lo hiciese. Me tenía miedo y era lo que importaba. quería enterarme de qué estaba pasando en aquel lugar, y no tendría objeciones en hacer lo necesario para enterarme. Llegamos a una sala llena de escritorios y al final dos personas esperaban, uno de ellos el hombre que había salvado a la niña.
Tras la puertas se escuchaban gritos, por lo que entendí que estuviesen allí fuera esperando.

-Es aquí -musitó el marine antes de perderse de vista.

Me acerqué a las dos personas que había allí, parecían esperar por alguien y yo no tenía problemas en esperar por la llegada del otro agente asignado a la misión.

Te doy las gracias por atender a la niña -dije tendiéndole la mano al hombre -por cierto, mi nombre es Etsu Shiro, del CP6

Se quedó atónita. Esta vez de verdad había tenido cuidado de no hacer ruido y de que no la vieran pero aquel hombre (el que había curado a la niña) había hecho algo y... Joder, odiaba estar indefensa pero al menos la habían tratado bien. Tequila Wolf. Había oído a hablar de ello pero nunca pensó que acabaría ahí. ¿Para eso la habían rescatado? ¿Para hacerla esclava? Eso le sonaba un poco raro y por un momento echó de menos la vida tranquila con los huérfanos y siendo camarera. A ver qué se le ocurría para salir de allí.

Lo que estaba claro es que probablemente la ayudarían pero no pensaba esperar. Tampoco es que se fiara del todo de que volvieran. Se metió en la cama por un momento ya que se estaba muriendo de frío y aguzó el oído. El chico que había querido ayudarle a llegar a la cama discutía otra vez con el marine. "Meh". No lograba escuchar nada. Estaba un poco debilucha pero la situación lo requería. Intentó relajarse y dejar la mente en blanco. Poco a poco su cuerpo, empezando por lo pies se iba haciendo transparente; seguro que era gracioso cuando sólo su cabeza quedaba en el aire, como suspendida. O aterrador.

Cuando la "transformación" se hubo completado, salió de la cama y se dirigió a la puerta. La discusión parecía agravarse por momentos y hablaban de un CP desaparecido o algo así. Alice se encogió de hombros. Se dirigió casi corriendo a la sala de descanso de las enfermeras, cogió un uniforme y se lo puso. Obviamente no tenía que preocuparse demasiado por disfrazarse debido a la transparencia pero aquel camisón que llevaba no abrigaba nada y así al menos pudo coger unas botas. No le gustaba coger las cosas de los demás; ya las devolvería cuando encontrara su propia ropa. Ahora no tenía tiempo.

Cuando volvió al pasillo el marine guiaba al otro hombre hacia algún lugar. ¿Sería el otro un CP? Bueno, qué más da. Los siguió durante un rato. Incluso ella se sentía incómoda con aquel silencio que llevaban entre ellos. Esperaba que ninguno de ellos se diera cuenta de su presencia, porque al menos ella, si se fijaba mucho, podía distinguir sus propios contornos.

La sala parecía una especie de oficina con un montón de escritorios. Al final de esta se hallaban el que chico que había salvado a la niña y otro acompañándole. "No, no, no... ¡Mierda!" No sabía cómo funcionaba su poder. ¿La descubriría? Todos allí parecían fuertes y ella sabía que corría peligro. Probablemente era mejor darle un voto de confianza que un susto así que se acercó a él.
-Por favor, no me descubras -susurró de forma apenas audible, intentando que su compañero no la oyera también. -Necesito salir de aquí.
Se apoyó contra la pared y esperó. Que pasara lo que tuviera que pasar y punto.

Despues de una pequeña espera, la puerta principal se abrió, dando paso a la nieve y viento a enfriar a los presentes, y entraron 3 auras de las cuales dos reconocía sin lugar a dudas: el hombre que me ayudo con la niña y la mujer que, por necedad o estupidez, vino acompañando a las dos personas. El aura de la mujer era diferente a la que estaba en la enfermería, estaba transparente y tranquila, algo raro.

La mujer y el hombre entraron, dejando a la tercera persona irse con un aura que radiaba irritación y enojo, tal vez el hombre tuvo algo que ver. Después de pasar el laberinto de escritorios me dio las gracias por ayudar a la niña y se presento ante nosotros con un ligero toque de gentileza en su tono de voz. Le respondi el saludo con un apreton de manos, -me llamo Nova D. Neo, del CP, llevo pocos meses en servicio por lo que no me han dado rango- le conteste mostrando una pequeña sonrisa. La mujer se acercó con cautela y me pidió que no la descubriera ante los presentes, un lio así armaría un escándalo que nos atrasaría mucho tiempo en el rescate o, si es demasiado tarde, la recuperación del cuerpo de nuestro agente.

-No te preocupes, tu secreto está conmigo portadora de la Akuma no mi- le susurre por arriba del hombro para después mostrar una ligera sonrisa que aportaba confianza. –Mi nombre es Sunshine, del escuadrón Z con rango 8 en el Cipher Pol- se presentó fríamente mi compañero, abrió la puerta para darnos paso hacia la oficina del oficial.

Entre y me senté en una de las dos sillas de madera que estaban enfrente del escritorio. Era un cuarto pequeño, pero confortable para una persona. La calefacción llegaba con una brisa suave y cómoda que parecía que estuviéramos en un día de primavera. El aura del oficial estaba inestable por el estrés y enojo que acababa de hacer con los dos hombres. Mi compañero espero a que Etsu entrara para cerrar la puerta con llave.

-Ahora señor oficial, le vamos a hacer una sola pregunta: ¿Dónde está nuestro agente?- pregunto Sunshine agresivamente. “Tan directo como siempre” pensé, nunca ha sido paciente y siempre va directo al grano, decía que un segundo perdido es dinero perdido. El aura del interrogado se puso algo inquieta, mostrando inseguridad.

-N…no sé de qué está hablando agente, le pido que se retire, n…nunca ha estado un agente en este lugar- dijo, su aura mostraba una completa y descarada mentira. Saque mi guadaña de mi funda que colgaba en la parte inferior de mi espalda con la mano izquierda y la estire hasta que el filo le rodeara la nuca.

-No me gusta que me mientan señor oficial, mi compañero es algo… impaciente con estos asuntos, y yo no tolero las mentiras- dije y jalaba lentamente mi brazo hacia atrás, causando que el filo se acercara peligrosamente a la nuca del hombre, -ahora dígame, ¿Dónde está nuestro agente?- le pregunte fríamente, el aura del hombre estaba por reventar del miedo.

-Está bien, pero primero les tengo que mostrar algo…- dijo y se escuchó el abrir de un cajón, -me temo que su búsqueda ha terminado aquí señores, ya que el asesino está aquí- dijo con determinación y resonó el tronar de un dispositivo, -¡Que viva la revolución!- grito con todas sus fuerzas. Rápidamente jale la guadaña, decapitando al hombre. Un reloj empezó a sonar, era el típico sonido de un detonador. Se escuchaba los escritorios moverse y las auras comenzaron a salir del edificio. Antes de que nos diéramos cuenta las ventanas se rompieron y varias auras monstruosas entraron.

-Mierda, conque estos tritones eran esos monstruos que gritaba nuestro agente- dijo Sunshine, lanzando con una patada el escritorio, rompiendo la pared y cayendo en el océano. Retumbo un gran estruendo que hasta el mar se movió violentamente y la corriente de aire que causo la explosión provocó que la madera del edificio tronara.

-Dejen uno vivo, lo necesitamos para saber su base, es una orden- dijo Sunshine y avanzo ferozmente hacia el aura más fuerte, parece que va por el platillo principal mientras que nosotros nos conformábamos con las sobras. Esperaba que la mujer estuviera a salvo, sería un estorbo con su estado actual.

Todos estábamos reunidos, el chico que había ayudado a a joven de la enfermería se presentó con un apretón de manos. El hombre que lo acompañaba también se presentó y tras eso entramos al despacho. Hacía calor allí dentro, incluso demasiado para el lugar donde nos encontrábamos. Estaba molesto y el calor fuerte era algo que aún me molestaba más, pero no dije nada, lo importante era saber lo que estaba pasando allí.
Neo se sentó en una de las sillas, y comenzó a hablar con el hombre tras la mesa, ante su insistente negativa, sacó una enorme guadaña que colocó tras el cuello del oficial para que respondiese a sus preguntas.
Todo sucedió demasiado rápido, el oficial activó una especie de alarma y un instante después su cabeza rodaba por el suelo. Sunshine golpeó fuertemente la mesa que al caer por la ventana explotó llegando hasta nosotros el ruido de la explosión. Los cristales se hicieron añicos y unas criaturas entraron por las ventanas. Parecían ser gyojins, Sunshine se fue a por uno y nos dijo que no matásemos a todos, que al menos necesitábamos uno vivo.
Desenvainé la katana y sin esperar nada más me dirigí a por el más cecano, un hombre pez de dos metros, con la piel verdosa y unas enormes agallas en el cuello, que me atacó enseguida que me vio. Pero yo era más rápido, esquivé el golpe sin problemas y fue moviéndome a su alrededor, en busca de algo que demostrase su pertenencia a alguna banda, podría ser un tatutaje. o alguna marca identificadora en sus ropas.

-¿Quiénes sois y que estáis haciendo aquí? -pregunté sin conseguir respuesta -¿qué le ha sucedido al otro miembro del CP?

Como era obvio tampoco recibí respuesta alguna. Vaya suerte, me había tocado uno que no hablaba, con lo que me gustaba conversar. Levanté la katana y le hice un ligero corte en el brazo, lo que hizo que él descargase un puño en dirección a mi cara, pero lo esquivé sin miramientos, mientras que con shigan hacía un agujero en su mano.

-Puedo pasarme todo el día agujereándote el cuerpo... ¿vas a hablar? -pregunté de nuevo.

-Gracias. -contestó con un murmullo.
El hombre no parecía sobresaltado por su presencia, es más parecía haberla visto desde la entrada. ¿La invisibilidad (o mejor dicho, transparencia) no funcionaba con él? Pues menuda gracia. A Alice no le gustaban nada las pintas de enfermera que llevaba. Se encogió de hombros. Al fin y al cabo lo único que le interesaba era poder entrar a aquella sala, la del oficial al mando, que era donde se suponía que estarían sus katanas.

Tras las presentaciones ellos entraron en el despacho y Alice se escurría antes de que cerraran la puerta con llave. Miró a su alrededor. Muebles regios, calefacción y más o menos buena iluminación. Seguro que hacía más calor allí dentro que en todo Tequila Wolf junto; desde luego se lo montaban bien. Rodeó el escritorio para llegar al armario que estaba en la pared de la derecha. Sus armas sólo podían estar allí y ni siquiera le hacía falta una llave, porque probablemente nadie se atrevería a hurgar en los asuntos del oficial. Si tan solo se fueran lo que estaban allí presentes...

Aquellos miembros del CP le preguntaron al oficial por uno de sus compañeros y se notaba que mentía, incluso sin verle la cara. La tensión había ido subiendo. De repente el oficial sacó un arma y disparó y en menos de medio segundo su cabeza rodaba por el suelo. El escándalo producido por la gente que se hallaba en la otra sala parecía indicar que estaban desalojando el edificio. Las ventanas se rompieron, cristales volaron aquí y allá como una lluvia un tanto peligrosa y varios tritones entraron. "Así que eso había hecho. Activar una alarma." Abrió el armario de un tirón, lo cual podría parecer un tanto paranormal para quien lo viera. Efectivamente allí estaban sus armas e incluso sus zapatos. "¿Por qué los zapatos? ¿Porque llevo dinero en ellos?" Se encogió de hombros. Le venían genial.

Miró a su alrededor. Cada uno de los presentes se enfrentaba en ese momento a un gyojin. Había más entrando por la ventana, pero nadie pareció fijarse en el armario. Se calzó pero no se hizo visible y desenvainó las cuatro katanas. Varios ojos se fijaron en ellas entonces por el roce del filo de la katana contra la vaina, desconcertados por verlas en el aire. "No estoy en la mejores condiciones pero tampoco es la primera vez que estoy así. Sé que si es necesario puedo sacar fuerzas incluso de debajo de las piedras." En fin, sabía que la sugestión también era un buen recurso.

En realidad no era necesario. Podía irse de allí e intentar huir pero no quería dejar a esos hombres allí. Qué decir, si decidían ayudarla tendría muchas más posibilidades de salir viva de allí. Evaluó quien se encontraba en mayor peligro. Uno de ellos amenazaba a uno de los tritones contra la pared, otro se acercaba a su espalda. Saltó y se ancló en su espalda con las katanas de los pies mientras clavaba las otras dos en su cuello, destrozándole las branquias, entre otras cosas. Parecía agarrarse como una garrapata. Supuestamente como una mantis pero sí, si la vieran en aquel momento seguro que pensarían en una garrapata.

Y la vieron. Era difícil controlar su poder y luchar al mismo tiempo cuando se estaba tan cansado como ella en aquel preciso instante.

El número de enemigos iba ascendiendo, por ahora había unos diez tritones en la sala, pero detectaba a lo lejos los refuerzos nadando a gran velocidad hacia este punto, podía contar como mínimo a unos veinte. Suspire de manera cansada, estos tritones que nos dejó Sunshine no eran lo suficientemente fuertes como para divertirme. En el transcurso de la batalla Sunshine acabo enfrentando a otros dos tritones además del más fuerte, mientras que Etsu interrogaba a un enemigo ignorando completamente a los demás, y la chica invisible, que, por el esfuerzo que estaba haciendo ya no lo era, peleaba con las pocas fuerzas que le quedaban.

-¡Ahí estas, maldito traidor!- me grito uno de los tritones con un tono de enojo, le sonreí de manera descarada y prepare mi guadaña, recargándola en el hombro izquierdo mientras que abría y flexionaba lentamente mis piernas hasta quedar en la posición de jinete, deslice mi pierna izquierda hacia atrás y concentre mis energías en el filo de la guadaña; -¡muere, hijo de puta!- añadió a su frase de odio, cargando hacia mí arrastrando una especie de arma, no sabría describirlo por mi falta de vista.

-Eso quisiera, pero hoy no es el momento- le respondí, me concentre en mi ataque y dije en mi mente “Gran onda cortante” deslice mi guadaña hacia adelante en forma vertical, el tiempo se alentaba y se observaba la guadaña cortando el aire mientras se formaba un haz de color verde. El haz se expandía a la par de la caída de la guadaña, y cuando la punta del arma toco el piso, desprendió con una velocidad impresionante el haz hacia el tritón, haciendo un corte digno del mejor carnicero que separo su cuerpo en dos, llenando de sangre mi persona y los del alrededor. El haz prosiguió hasta chocar con el muro, el cual le hizo un agujero gigante y el haz prosiguió unos cuantos metros hasta que la energía se dispersó a los cuatro vientos.

Otros dos tritones de pusieron en mis flancos, y sin ninguna duda en sus auras atacaron en conjunto, deje la guadaña clavada en el suelo y extendí mis dos brazos horizontalmente con las palmas abiertas, de pronto surgían pequeñas chispas eléctricas entre mis dedos, recorriendo toda la mano y brazo. –Narukami- susurre al sentir a mis enemigos a unos cuantos centímetros, y de mis palmas surgieron dos truenos, uno de cada lado, que les pego en la cabeza, provocándoles un pequeño agujero, dejando la orilla del circulo chamuscado. Cayeron sin vida al piso, aún faltaban otros dos tritones, y los otros veinte que venían como malditos torpedos a un buque. Solo era cuestión de tiempo para que acabaran muertos, “¿Dónde demonios esta twilight?, se está perdiendo la diversión” pensaba, su aura de por si era difícil sentirla por su extremo sentido de precaución, y ahora se me hacía casi imposible localizarla.

Revolucionarios:

P.D.:

El número de enemigos parecía crecer por momentos, vi como una figura se aproximaba a mi por detrás, parecía grande y por el sonido que hacía al correr, pesada.

Como se te ocurra irte te encontraré... -dije rápidamente mientras me giraba y lanzaba un corte hacia atrás. La figura resultó ser un gyojin de casi 3 metros, con la piel azulada, que me atacó con fiereza, pero era lento, extremadamente lento. Corrí por el brazo que estiró para golpearme y le di una patada en la cabeza que lo hizo caer hacia atrás. Luego simplemente caí al suelo y clavé la katana en su corazón, produciendo que su cuerpo sufriera un espasmo general y luego empezara a manar sangre por su pecho y su boca.
Saqué la espada del cuerpo sin vida del gyojin, hice un rápido movimiento para quitar la sangre y me acerqué de nuevo al que había estado interrogando.

Bien, ¿donde lo habíamos dejado? -pregunté sarcásticamente -Ah, si. Estabas diciéndome quienes sois.

¡Mátame, porque no pienso contar nada! -exclamó el gyojin.

¿Matarte?, hay cosas peores que la muerte -dije mientras perforaba nuevamente su cuerpo, ésta vez en sus hombros.

La sangre salía como finos hilos por los orificios dejados pro el shigan, si seguía así debería ponerme algo más serio.

Creo que ya no necesitarás ésto -dije mientras le sacaba un ojo a la vez que me giraba y lanzaba un rankyaku hacia otro gyojin que venía corriendo -ya no se respetan ni los interrogatorios...

El gyojin tuerto profirió un grito de dolor mientras se llevaba las manos a la cuenca vacía y empezó a balbucear algo incomprensible.

-¿Qué dices? -pregunté en tono duro.

-No... no me mates, por favor. Hablaré, prometo que hablaré -dijo llorando.

Bien, pues habla y prometo que te dejaré vivir -dije alejándo mi cara de él para darle espacio.

So... somos revolucionarios. Queremos liberar a los esclavos -empezó a hablar -estamos aquí mismo, en el puente.

Bien, en el puente, ¿dónde exactamente? -pregunté tranquilamente.

debajo... -dijo mirándome a la cara, la cual en ese momento daba un poco de miedo -a unos 30km por debajo.

¿Cuántos sóis? -pregunté de nuevo mientras miraba el desarrollo del combate.

Unos 150... -dijo antes de quedar inconsciente por la pérdida de sangre.

Como prometí no le di el golpe de gracia, sino que me alejé y rematé al gyojin al que había golpeado con el rankyaku.

¡TENGO LA INFORMACIÓN, NO HACE FALTA CONTENERSE! -grité para hacerme oír por encima del jolgorio.

Aquellos dos seguían luchando como si nada, uno con una sonrisa de estar pasándoselo bien en la cara y el otro con bastante crueldad... "¿Pero qué cojones hago yo aquí?" Sacó las katanas como pudo del tritón antes de que este se derrumbara. Se había pasado un poco con él. Joder, estaba hasta los ovarios. Ahora que ya no era transparente algunos gyojins la miraban, dudando de si atacar por las katanas o no atacar por el traje de enfermera. En fin, mejor para ella.
Observó la situación intentando mantener la perspectiva. Estaba en una lucha entre miembros del CP con bastante poder y algo que no sabía qué era, pero que incluía numerosos hombres-pez de grandes dimensiones.

¿Revolucionarios? Se giró hacia Etsu. ¿Había oído bien?
-Oye, si se puede saber, ¿en qué andáis metidos? Probablemente sea algo suuuuupersecreto pero pienso seguiros y verlo de todos modos... -gritó o al menos intentó gritar para que ambos la escucharan.
Realmente no esperaba que le dieran respuesta. Ya se lo imaginaba por lo que había oído a lo largo de los acontecimientos. ¿Ayudar a los revolucionarios o al CP? ¿Había alguna posibilidad de que estos se aliaran para liberar a los esclavos? Lo dudaba. Y no le parecía mala idea la de terminar con aquella esclavitud pero tampoco le importaba. Egoístamente, pensaba ponerse en el bando de quién la ayudara a salir de allí.

Un tritón trató de alcanzarla pero Alice volvió a clavar la katana en las branquias. Aunque aquellos seres respiraban mediante tráquea y pulmones cuando se hallaban en tierra, las agallas todavía eran una zona de paso de mucha sangre. La chica tenía unas ojeras muy muy negras a pesar de haber dormido durante días, quién sabe cuantos. No tenía grandes heridas, solo pequeños cortes pero un dolor muscular y fatiga la estaban atacando. No se debía a la situación en la que se encontraba (aunque esta también influía un poco) sino a la falta de entrenamiento todos los días en la cama del hospital. Resollaba y muy fuerte.

Otro gyojin se acercó por su izquierda aparentemente sin actitud amenazante. Se equivocaba, en medio segundo su expresión cambió y se lanzó contra ella. La chica simplemente dio una patada en el aire a la altura de su cuello y la katana lo degolló. Por un momento se dio cuenta del monstruo en que se había convertido o que siempre había sido. Y como siempre, desterró el pensamiento para dejarle espacio a un: "Vale, no debería haber hecho eso llevando falda".

Spoiler:

La pelea encontraba su final, siendo los revolucionarios el bando perdedor: Etsu le saco la información al tritón con tal y dejarlo vivo, un error que tendré que arreglar; la mujer se había defendido bastante bien a pesar de su condición física; Sunshine había matado a los dos estorbos y ahora le estaba dando una paliza al tritón más fuerte, y yo me divertí impartiendo justicia a los condenados, adelantando su sentencia.

La mujer había gritado que nos iba a seguir para ser testigo de los acontecimientos que se iban a desarrollar, algo imprudente y sin tener en cuenta su estado de salud, aunque haya descansado, su cuerpo no iba a poder dar más, por lo que tendría que permanecer en la retaguardia; además de que el subidón de adrenalina le permite luchar sin molestias, pero esto solo es temporal, estoy casi seguro que al rato tendrá algunos problemas para mantenerse de pie.

Agarre mi guadaña, desenterrándola del piso y recargándola en mi hombro izquierdo. Camine hasta el tritón herido y puse el filo de la guadaña detrás de su cuello, su aura demostraba terror y desesperación.

-Por favor no me mates, tu compañero me perdono la vida, tengo familia a la cual necesito ver- me decía sollozando, muy patético para ser un revolucionario que ha vendido su vida por su estúpida causa. Le sonreí macabramente, nunca en mi vida voy a perdonar a alguien que ha desafiado la justicia y el orden impuesto por el actual gobierno.

-mi compañero lo hizo, pero yo no. No te preocupes por tu familia, seguramente estarán en buenas manos, eso antes de que se reúnan contigo- le dije y mi guadaña rebano su cuello, dejando paso a una fuente de sangre que pintaba todo de color… no sabría decirles, estoy ciego. Me di media vuelta y camine hasta Etsu, agarrando su hombro izquierdo con mi mano derecha.

-Nunca vuelvas a dejar a un maleante vivo, la justicia verdadera no entrega perdones por nada en el mundo- le dije en forma de amenaza, tendría que aprender a cómo repartir ese sentido de justicia y esa fuerza de voluntad que le faltan a muchos agentes y marines.

El escuadrón de tritones estaba más cerca, a unos 100 metros de nuestra ubicación. Sunshine ya le había dado el golpe final al tritón, extirpándole los órganos para que al final le quitara el corazón, su manera de acabar a sus enemigos me fascinaba, más la precisión quirúrgica para sacar órganos limpiamente que la propia masacre del cuerpo. Y lo peor del caso es que aún no sabemos dónde demonios esta Twilight, esta situación se ha vuelto demasiado seria como para que esté perdiendo el tiempo en estupideces.

-¿Qué descubriste sobre los revolucionarios?- le pregunte a Etsu, si grito eso obviamente significaba que tenía información, pero si solamente fue una broma, le daría una paliza que nunca olvidaría.

-Que nos lo diga en el camino, nos dirigiremos a unos kilómetros recorriendo el puente, hace un momento estaba hablando con Twilight por el Den Den Mushi, tiene información bastante valiosa sobre sus integrantes- nos dijo mientras chocaba sus manos, haciendo una expresión de limpieza.

-Soru- grito y se adelantó, rápidamente cargue a la mujer en mis brazos, -Con tu condición y velocidad no nos alcanzarías hasta dentro de unas horas, por lo que te tendré que ayudar, si es que quieres ser testigo de como se imparte la justicia- le dije y le sonreí amistosamente, “soru” susurre y seguí el aura de Sunshine, ahora solo faltaba Etsu que nos siguiera y nos compartiera sus conocimientos.

La pelea seguía, pero teníamos la victoria casi asegurada. Perdoné al pobre gyojin, que de todas formas terminaría muriendo desangrado. La forma de luchar de Shunshine era algo sorprendente, algo que nunca había visto y en cierto modo una de las cosas más desagradables que recordaba. Tenía información sobre todo y necesitaba compartirla rápidamente, así que espere el mejor momento para decírselo.
Lancé otro rankyaku hacia un gyojin que se me acercó por detrás, sonrió al esquivarlo con velocidad, pero le partí el cuello de una poderosa patada.
Mientras tanto vi como el chico de la guadaña se acercaba al moribundo al que le había extraído la información y lo decapitaba sin miramientos. Luego se acercó a mi y me dijo que la justicia verdadera no entregaba perdones, ¿quién se había creído?

-La justicia verdadera no existe. En caso que existiese no habría mundo donde impartirla -comenté mientras él me preguntaba sobre la información que saqué.

Me dispuse a contarles lo que había escuchado, pero Sunshine se adelanto y dijo que podía esperar, que se lo contase por el camino, así que accedí a hacerlo y seguí a os dos que habían empezado a moverse con soru.

Bueno, no es que sea mucho, pero algo si he conseguido. Como ya sabemos, son revolucionarios su objetivo es liberar a todos los esclavos del puente -comenté mientras recurría al kamisori kempo para moverme de espaldas y dirigirles la palabra más fácilmente -son en torno a 150 miembros y su base está a unos 30km bajo el puente. Claro que si hemos eliminado una buena cantidad, ¿cuántos pueden quedar?

Ya estaba en las últimas. No, no Alice, la pelea. Quizás ella también un poquito. El de la guadaña se acercó a ella.
-Con tu condición y velocidad no nos alcanzarías hasta dentro de unas horas, por lo que te tendré que ayudar, si es que quieres ser testigo de como se imparte la justicia -dijo mientras sonreía amablemente.

La cogió en brazos y empezaron a... ¿correr a una velocidad bestial? ¿volar? ¿eing? De no ser por la situación quizás hubiera sido divertido aunque mareaba mucho. Ahora mismo él parecía amable, le sonreía, le hablaba con voz suave. Pero lo había visto en acción y sabía lo que pasaría si se oponía a él. Se estremeció un poquito.
-Supongo que cada uno tiene su ideal de justicia -dijo mirando hacia otro lado.
Quizás no debería haber dicho eso, pero en fin. Prácticamente no podía pensar en otra cosa que no fuera agarrar sus katanas; como las soltara, estaba claro que las perdería y entonces sí que estaría indefensa del todo.
Etsu se puso a su altura para compartir la información.
-Son en torno a 150 miembros y su base está a unos 30km bajo el puente. Claro que si hemos eliminado una buena cantidad, ¿cuántos pueden quedar?
-Pues espero que no muchos...
La miraron como diciendo "nadie te mandaba venir". Ella les devolvió la mirada.
-No me juzguéis, solo intento salir de aquí. Probablemente ya os hacéis una idea de lo difícil que es eso.

Iban prácticamente a ras de suelo. Los esclavos que estaban trabajando en el exterior los miraban (o lo intentaban) con miedo. Los guardias los miraban alterados, sin saber qué o quién eran, si debían intervenir o no. Que lo intentaran, nadie podría seguir su ritmo.
Ahora la cuestión era, ¿30 km debajo del puente? "Oh, no no, más agua no. Ya tuve suficiente por una temporada." Se reía para sus adentros. Tenía que haber algún mecanismo que comunicara la base y el puente. Haciendo uso del soru se pusieron sobre el mar y al lado del puente, para poder ver los arcos de este.
-Oye, ¿sabéis la ubicación exacta de la entrada o algo así? Debe haber una entrada en uno o varios arcos para que puedan subir y bajar a la base -su voz estaba teñida de nerviosismo.
Miró hacia abajo. Vale que lo de antes era una broma pero... como la dejara caer ahora no iba a poder nadar, eso seguro. Se sentía bastante inútil en aquel momento.

Las palabras de Etsu sobre la justicia verdadera eran ciertas, pero aun así no cambiaría mis ideales. Por ahora las discusiones tendrían que posponerse, teníamos asuntos de mayor grado: 150 revolucionarios, sin embargo ya hemos eliminado algunos, pero no los suficientes como para dar un fuerte impacto; además, estábamos a media hora si utilizábamos el soru, pero lo importante no era llegar a su ubicación, sino como entrar sin soltar la alarma de la base, de por sí ya están precavidos por nuestra presencia, pero no saben cuántos somos ni donde estamos, de nuestro lado estaba la sorpresa.

El comentario de la mujer me hizo soltar una pequeña risa, algo irónico por la situación en la que nos encontrábamos. Sunshine al oír la información se acercó a la orilla del puente, queriendo observar con su ojo algún medio por el cual se comunicara el puente con su base. Unos minutos regreso a la formación, y al parecer traía buenas noticias.

-Su base parece estar conectada por medio de elevadores disfrazados con plataformas de madera y piedras, como si fuera una construcción ya abandonada por el progreso del puente- nos decía por arriba del hombro. Ahora solamente faltaba la información de Twilight para que podamos asaltar la base enemiga, y así, liberar este puente de esos malditos revolucionarios, y no se me ha olvidado mi queja para que los niños que han nacido en este lugar podrido fueran evacuados.

-Llegamos- nos dijo Sunshine deteniéndose, le seguía el paso por lo que me detuve. En frente de nosotros se elevaba un edificio, y por el olor que salía se podía declarar oficialmente como el bar más sucio que haya conocido de todos los mares… o eso creía hasta que entramos en él.

El aroma del alcohol se combinaba con el olor de sangre y pólvora, entre más nos adentrábamos en el edificio podía notar que en el suelo había una sustancia viscosa que ensuciaba mis botas, sería el contenido de las botellas con la sangre de los condenados. El aire entraba por las rotas ventanas del establecimiento, y dos auras sentadas al fondo del bar nos esperaban.

-Por fin llegaron, me estaba impacientando, siéntense- dijo, Sunshine fue el primero en sentarse, estando a lado del aura que no reconocía, deje a la mujer a lado de él, sentándola delicadamente en la silla de madera. Jale la silla de a lado para indicar a Etsu que tomara asiento, mientras que yo quedaba en medio de la mujer misteriosa y el hombre que entrega perdones.

-Les presento al Vice-almirante Barret, nos apoyara en esta misión con sus marines- nos dijo, haciendo que la identidad del hombre sea conocida. El Vice-almirante no nos compartió ninguna palabra, nada más se quedó sumamente callado, ningún cambio en su aura para darnos la bienvenida, un hombre extraño de la marina.

-Esto es lo que descubrimos por parte de nuestros invitados que desgraciadamente matamos por… accidente: El comandante de la base es Strife, un cabecilla de la revolución que ya lo teníamos en la mira por un buen tiempo, alguien que ninguno de ustedes podría darle pelea. Su segundo y tercer al mando son generales, Gold y Silver respectivamente, el primero siempre está tapado con prendas, mientras que el otro anda semidesnudo por ahí. Como lo sospecharan son hermanos, y ellos serán presas duros de roer, por ultimo su guardia personal de Strife son dos guerrilleros- nos dijo, parando para darle un sorbo al tarro de cerveza que estaba en la mesa, y de pronto desenfundo su pistola, apuntando de manera descarada a la mujer.

-Por lo demás, creo que ya sabe mucho esta niña que ni siquiera tiene el descaro de presentarse- dijo y desenfundo su otra pistola, apuntándome, -y tú tienes todas las agallas para traer a un civil a nuestras conversación-, lo decía agresivamente mientras amenazaba con sus armas. Así era ella, su temperamento y su bipolaridad no era de lo más bonito que digamos, pero lo bueno es que estaba controlando su vocabulario que, en otras circunstancias, me habría incluido a mi madre y más.

Su brazo izquierdo se separó en dos, mostrando su parte ciborg. De la parte que se separaba se extendía un cañón que apuntaba a Sunshine, -y tú no le dijiste nada, ¿Qué demonios tienes en tu cabeza?, sabes muy bien que los civiles no tienen que enterarse, y tu- decía mientras que desviaba la mirada a Etsu, -solamente porque no tengo otro brazo no te apunto, pero también, ¿en qué mierdas estás pensando? O más bien, ¡¿en qué cojones les cabe en la cabeza que una maldita civil cuyo nombre aún no sabemos puede estar aquí?! Y para el maldito colmo puede estar relacionada con los revolucionarios- gritaba, echando pleito con todos a excepción del Vice-almirante.

-Tranquila, no has cambiado nada Twilight- dijo Barret, calmando a Twilight para que no nos diera un tiro en la cabeza, se tranquilizó y guardo todas sus armas. Su respiración estaba controlada, haciendo que su aura no explote como hace un mes, el cual ni quiero acordarme. Era la primera vez que veo a una persona tranquilizar a esta loca mujer.

-Está bien, pero espero que le respondan, no le gusta que sus preguntas no sean contestadas rápidamente, sino… no podría decirles que pasara. Por lo demás Sunshine ya me reporto la información que Etsu les había proporcionado- nos contestó Barret, dejando que Twilight meditara y se concentrara en su relajación… o lo que sea que esté haciendo.

Seguíamos dirigiéndonos a la supuesta base revolucionaria, teníamos una ligera de de dónde se encontraba, pero no sabíamos como acceder a ella. Al parecer no era el único que se planteaba éste inconveniente, pues la civil que venía con nosotros planteó la duda dan voz alta.

-Supongo que habrá que buscar una entrada secreta o algo así -comente al tiempo que Sunshine se alejaba un poco de nosotros y se acercaba al borde del puente.

Volvió enseguida para informarnos de que la entrada estaba camuflada entre ascensores de aspecto abandonado, sin duda tampoco se lo habían currado mucho, pero algo era algo. Teníamos que prepararnos para lo peor.
Poco después llegamos a un edificio donde Sunshine se detuvo, haciendo que toda la comitiva hiciese lo mismo. Entramos allí y nada más poner un pie dentro un nauseabundo olor nos invadió, era una mezcla de sangre, sudor, alcohol y pólvora, o al menos esos fueron los únicos olores que pude identificar. Sunshine parecía llevar una eternidad esperando, porque nos dijo que estaba impacientándose, y nos mandó sentarnos.
En un principio me iba a sentar en otro lado, pero ya que Neo me ofrecía una silla, me senté allí, junto a él y al otro lado la civil. Sunshine nos presentó a un hombre, el Vice-almirante Barret, había escuchado algo de aquel hombre, pero no me lo imaginé tan callado. Tras informarnos un poco de la situación general revolucionaria, Twilight empezó a sacar armas, tanto independientes como las de sus partes cibernéticas y a apuntar a todo el mundo, sin miramientos y lo peor de todos a echarnos a bronca como si fuésemos niños pequeños.
No sabía quién era exactamente, pero supongo que sabría que nuestro objetivo también era proteger a los civiles y no íbamos a dejar sola a una persona que corriese un peligro potencial, fuese civil o miembro del gobierno.

-Creo recordar que una de nuestras obligaciones es proteger a las personas que necesitan ser protegidas -dije poniendo mis pensamientos en palabras -efectivamente no sabemos su nombre, pero fue atacada y desvalijada. Así que lo mejor que hemos hecho ha sido traerla con nosotros. No me fío de la gente del puente, de ninguno.

Me giré ahora hacia el vicealmirante, no era muy fan de los altos cargos de la marina, pero aún así sonreí a la vez que le tendí la mano.

Encantado de conocerlo, señor -dije tranquilamente -bueno, si ya sabe la información que conseguí, ¿qué propone hacer?

Aunque no me gustase seguir sus ordenes, en aquel momento era el mayor cargo presente, por lo que debía acatarlas.

El edificio era completamente de hormigón, más o menos como todo por allí y una fábrica abandonada. Un bonito sitio aquel, sí. Olor a alcohol, tabaco, vino, humanidad y de todo lo que se pudiera imaginar, incluso pólvora y sangre. Quien sabe qué crímenes se habían cometido allí. Al menos hacía calor, aunque fuera calor humano, a pesar de algunas ventanas rotas en el local. Aquel hombre seguía tratándola con cuidado, como si temiera que se quebrase o algo así. La sentó suavemente al lado de un hombre desconocido, que presentaron como un tal Vicealmirante Barret. Parecía que el asunto se estaba poniendo serio.

Se sentía un poco aturdida, como si viera las cosas desde fuera. Quizás era parecido a estar en shock, no lo tenía muy claro. Probablemente solo se trataba de cansancio. De repente la CP llamada Twilight empezó a amenazarlos con dos pistolas, porque no le había dicho su nombre o porque le habían contado a ella el plan, la habían llevado allí o quien sabe qué.
La pistola apuntaba a su cabeza pero ni siquiera se sentía con ganas de rechistar. ¿Atacarla por qué? ¿No intentaban ayudarla? Era un poco confuso. Pronto la calmaron para que guardara sus armas. Escuchó de todo sobre proteger a civiles, protegerla a ella, y demás palabrería (en opinión de Ally) que quedaba muy bonita.
Alice paseó la mirada por todos aquellos que estaban sentados a la mesa.
-Es Alice. O Ally. Incluso Kamakiri, como dicen algunos. Pero sólo es un nombre, tú tampoco te has presentado, aunque el tuyo ya lo escuché antes. Twilight, ¿verdad?
Giró la cabeza para mirar a un punto fijo de la pared, al infinito, a lo que fuera y encontró una ventana pero demasiado sucia como para fingir que miraba a través de ella. Por el rabillo del ojo, pudo comprobar que aquello no la convencía.
-Entiendo que no pinto mucho aquí y que no soy demasiado bienvenida, pero sólo intento salir, así de simple. Ademas me gustaría poder ayudar. Así que, ¿cuál es el plan?

Un camarero se acercó a ellos. Cojeaba y llevaba un parche lo cual le daba un aspecto del que cualquiera desconfiaría pero en fin. Decidió pedir algo fuerte y la miraron raro. Era bueno para el dolor y además necesitaba una gran reserva de azúcar de forma urgente. Afortunadamente aun quedaba dinero en el fondo de sus zapatos cuando los había cogido.
Todos se miraban unos a otros, probablemente sin tener claro quien estaba al mando en aquella situación.
-Bueno, ¿al menos se sabe si hay algún sensor en las entradas y de qué tipo? ¿Cámaras? ¿Número de guardias? Lo digo porque cuando tenga más azúcar en sangre ya podré hacerme transparente otra vez.

El argumento de Etsu era bueno, tanto para hacer que Twilight reflexionara sobre sus acciones, pero, por su personalidad ni en un millón de años les pediría perdón. Por mi parte, empezaba a imaginarme las innumerables posibilidades de lo que iba a pasar en el futuro, asaltar de frente una base enorme revolucionaria era una idea bastante alocada, pero era una de las pocas opciones que teníamos; infiltrarse tal y como había propuesto Alice era la mejor opción, pero las probabilidades de que resulten era casi nulas, aun no se había recuperado por completo, además de nuestra falta de información sobre el interior de la base subía la tasa de riesgo.

-No, no sabemos nada sobre la estructura interior de la base, por lo que sería muy arriesgado dejarte sola- dijo Barret, rechazando la sugerencia de Alice, me alegre un poco al escuchar eso. No quería que se arriesgara demasiado.

-Esto es lo que vamos a hacer: el Cipher Pol se infiltrara por una de los accesos principales que nos proporcionó Sunshine; mientras que mis marines atacaran de frente, sacando a la mayoría de los revolucionarios de sus escondites. Tengan mucho cuidado, el camino no será como un campo de rosas, esperen resistencia antes de llegar a los peces gordos- indicaba Barret, por ahora era el de mayor rango junto con Twilight y Sunshine.

-Esperen mi señal para que comience su parte del plan, Twilight ya sabe cuándo actuar, por lo demás buena suerte. Tardare una hora en enlistar a mis tropas, por lo que tienen hasta entonces para prepararse- finalizo Barret, levantándose de su asiento y saliendo del recinto.

-¿y que vamos a hacer con Alice?- le pregunte a Twilight, unos segundos de silencio pasaron, el hombre que había servido anteriormente las bebidas se ponía nervioso, su aura ahora reaccionaba de una manera diferente a comparación de hace unos minutos.

-Ustedes la trajeron, ustedes se hacen cargo de ella, no quiero ser niñera de alguien- me respondió, me sorprendió un poco la respuesta, creía que iba a dejarla amarrada aquí o encerrarla en una jaula para evitar que se entrometa, -de todas maneras su habilidad sería de gran utilidad, ¿no estas interesada entrar en el Cipher Pol niña?, dan buenos salarios- le pregunto a Alice.

Sunshine suspiro y se levantó de su asiento, -Tenemos una hora para descansar y abastecernos, este lugar es apropiado, los cadáveres tendrán varias armas y munición- dijo y empezó a registrar los cadáveres. Ha sido un largo día, y aún no ha acabado, de un llamado de ayuda de uno de nuestros agentes nos envolvimos en un asalto a una base revolucionaria, que inesperado es el destino.

-Alice, dime si tienes algún malestar, me dejaron como tu niñero, por lo que es necesario que estés en buenas condiciones si es que quieres ayudarnos; y no creo que el alcohol te ayude a recuperarte- le dije, mi intuición como doctor era de las mejores a comparación de los que he conocido. El hombre que nos atendió caminaba hacia la salida, aunque no mostrara acciones sospechosas su aura estaba muy inestable.

-Etsu, ¿me harías el favor de detener al hombre que va a la puerta?, necesito hacerle algunas preguntas- le susurre, ese hombre era muy sospechoso, en el peor de los casos puede que sea un informante de los revolucionarios quien va en camino a reportar los planes que hemos hecho, si es que no los haya reportado ya.

Off-rol:

El Vicealmirante dijo lo que seguramente a todos se nos había pasado por la cabeza, no teníamos idea de cómo era el interior de la base, y por ello debíamos ir con sumo cuidado.
La misión era simple, los CPs nos infiltraríamos en la base enemiga, hasta llegar a los que manejaban el asunto. Mientras tanto la marina presionaría de frente para despejar el interior, es decir, actuarían como señuelo.
No era un mal plan, solo esperaba que al final no fuesen ellos los que se llevasen el prestigio, y los CPs quedásemos relevados a un segundo lugar.
Alice, la civil, había pedido una bebida, cosa que me extrañó, ya que mi estómago parecía a punto de salírseme por la boca. Al parecer su habilidad necesitaba glucosa o simplemente tenía un bajón de azúcar.
Sus preguntas también tenían lógica, no sabíamos si había algún sensor en las entradas, o cámaras de seguridad que pudiesen revelar nuestro aspecto e incitar una búsqueda contra nosotros. Bueno, eso tampoco me importaba mucho, nos abriríamos camino si era necesario.

Al final teníamos una hora para prepararnos y yo no veía el momento de salir de allí, aquel hedor estaba poniéndome enfermo. Efectivamente podríamos conseguir algunas armas de los cadáveres, pero a no me hacía ninguna falta.
El camarero le aconsejó a Alice que se uniese a la Cipher Pol, de hecho, con su habilidad sería buena infiltrándose, pero el suelo no era muy alto que digamos. Me pareció extraño que lo dijese. Y de hecho pareció que no fue el único, ya que cuando el camarero se dirigía hacia la puerta, el chico de los ojos vendados me susurró que lo detuviese y en efecto eso hice. No quería levantar sospechas, así que simplemente reclamé su atención.

-Esto, señor camarero, disculpe –dije haciéndose que se diese la vuelta y se acercase un poco -por casualidad no tendrá té de jengibre para las náuseas, ¿no?

-No, señor. De eso no tengo –dijo siguiendo su camino hacia la puerta.

Me levanté con rapidez y me interpuse en su camino, a la vez que lo agarraba por la pechera y lo llevaba hacia atrás hasta sentarlo en la silla dónde me encontraba apenas un segundo antes.

-Cualquier refresco con gas vale para las náuseas –comenté mientras me alejaba un poco del camarero -cualquier camarero sabe esp. Así que habla o dejo que mi amigo te haga hablar.

A la vez que decía lo último señale hacia el chico que me había susurrado. Aquello iba a ponerse cuanto menos interesante, así que me senté dónde el Vicealmirante lo había estado un rato antes.

-No es necesario que os hagáis cargo de mí o me veáis como un estorbo, sé cuidarme sola. De todos modos agradezco la buena intención-dijo con una ligera sonrisa, sólo para no parecer una borde. De verdad lo agradecía, no se esperaba esa actitud de aquellos hombres.
¿Qué tenía la gente con tratarla como una niña? No estaba tan mal. O al menos eso le parecía. Y, ¿unirse al CP? No sabía si aquello lo había dicho en serio, pero en fin, tampoco es que le interesara mucho.

Trató de observar todo y todos mientras se llevaba el vaso a la boca y fingía beber. Lo que pasaba es que en el momento no confiaba demasiado en las personas a su alrededor, ni tenía claras cuáles eran sus intenciones. La miraban raro y con cara de que se les iba a salir el estómago por la boca pero Ally simplemente quería reponerse un poco. De todos modos lo entendía. Apestaba a muerte en aquel edificio, incluso decían que si era necesario robarían armas a los cadáveres. Daba igual, a ella no le hacían falta. Allí había algo que olía raro, no sólo de forma literal y por lo visto no sólo era su bebida, que también. Las sospechas se "confirmaron" cuando Etsu paró al camarero. ¿Un infiltrado?

El chico parecía a punto de echar a correr y largarse. O mearse en los pantalones de los nervios. Parecía demasiado joven e inexperto para estar por allí espiando pero quien sabe. Puede que quien le hubiera enviado la orden pensara que alguien como él pasaría ligeramente desapercibido. Etsu lo había sentado en su propia silla y se había puesto al lado de Alice, ocupando el lugar de Barret.
Ésta decidió divertirse e intentar asustarlo un poquito.

-Oye, chaval, si ocultas algo más vale que hables ya -dijo Alice con cara de mala hostia. -He visto a estos dos hacer de todo cuando luchan y yo tampoco me quedo corta. Tenemos pocos escrúpulos, ¿sabes? -sonrió de forma fiera mientras le decía todo aquello. Sí, todo lo que había dicho era un farol a medias, pero seguro que podía intimidarlo hasta cierto punto. Y así conseguirían información más rápido.

Probablemente daba miedo de lo demacrada que estaba, no por otra cosa. Y lo curioso es que en ese instante no se sintió como si acabara de sufrir un naufragio sino llena de energía. Misterios de la vida.
Aunque en fin, a lo mejor la estaba cagando al asustar a un chico inocente. Mientras todo se quedara en un susto...

La propuesta de Twilight fue ignorada, tal vez porque fue un poco repentino no se la creyó, pero no nos dio ninguna respuesta, por lo que supongo que la rechazo. Además de que dijo que no necesitaba ningún niñero, mejor para mí, pero también preocupante, aunque parecía que ella a primera vista que estaba bien, sus heridas no se iban a recuperar en cuestión de horas, y menos por el estrés del cuerpo al estar en situaciones de pelea.

Twilight suspiro cansadamente y le dio un largo trago a su bebida, el ambiente se había calmado por un momento, solamente unos segundos bastaron para que Etsu siguiera la sugerencia que le hice y parara al camarero. Aunque el primer intento para llamar al sujeto fue pacifico, el camarero no cedió, por lo que la situación se tornó un poco agresiva, haciendo que Etsu se levantase y lo fuera a sentar a lado de mí, donde originalmente estaba sentado Etsu.

-No quería que ocurriera de esta manera, pero eso ya no importa- le dije al camarero, podía sentir el aura deformarse, tenía mucho miedo y los nervios no lo ayudaban para nada, y después del aviso que le hizo Alice empeoro las cosas, la silla estaba temblando por los nervios de aquel pobre hombre.

-L-les diré l-lo que quieran saber, pe-pero po-por favor no me hagan daño- decía el hombre, tartamudeando. La discreción se fue al carajo, quería hacer un interrogatorio pacifico, donde le hiciéramos unas pocas preguntas, de todas maneras se cuando alguien miente, una habilidad demasiado útil que me proporciono mi akuma no mi. De pronto Twilight se levantó, aventando el tarro a una pared, causando que se rompiera en mil pedazos.

-Vuelvo en unos minutos, tengo que avisar al jefe- dijo, camino hacia la entrada, abriendo la puerta de una patada, haciendo que la nieve y el frio entraran. De un momento a otro Twilight desapareció, utilizando el soru a su máximo poder. Sunshine se molestó y cerró la puerta, para después reanudar su actividad en conseguir materiales bélicos para nuestra batalla que se librara dentro de unos 50 minutos.

-¿Quién eres?- le pregunte serenamente, necesitaba al chico calmado, la presión que Etsu y Alice le habían impuesto haría que perdiera los estribos, causando que hiciera algo estúpido y lo matáramos, un suceso que no debía de pasar, y menos en este lugar lleno de cadáveres, lugar donde descansan las almas que se han sido condenadas por sus propias acciones. El camarero trago saliva, nervioso ante la situación que estaba, y aun así pudo responder.

-S-soy Cid, B-Bellamere Cid- tartamudeo, ya que teníamos el nombre podía proseguir, estaba agarrando confianza cada vez que pasaba los segundos, oculte mi aura para que no se sienta amenazado, sino lo contrario, para que estuviera cómodo a pesar del olor a muerto y pólvora que llenaba la taberna.

-Muy bien, ahora, ¿Con que propósito estas aquí?- le pregunte.

-E-estoy aquí por t-trabajo señor, escucho las c-conversaciones de los guardias y pri-prisioneros. Pero me he metido en serios problemas por eso- dijo, suspirando de manera aliviada, estaba diciendo la verdad, moví la mano en señal de que prosiguiera con su historia, algo importante tiene  que haber entre el relato que nos va a narrar. Antes de comenzar dio otro suspiro, quitándose casi toda el estrés ocasionado.

-Hay ciertos rumores sobre revolucionarios que han estado rondando por esta taberna, y por lo que escuche de su conversación ustedes ya saben la mayoría de la información. La pieza más importante que les falto añadir fue la operación llamada “réquiem”- relato, esto se estaba poniendo cada vez más interesante; -Prosigue- le dije, Cid se tosió un poco para despejar la garganta y continuo con su relato.

-Según lo que comentaban, la operación se va a desarrollar por todo este lado del puente, por lo menos de un rango de 100 kilómetros. Planean liberar a los prisioneros, haciendo un motín, durante estos meses varios guardias han desaparecido, siendo remplazados por revolucionarios. A estas alturas ya debe de estar empezando, iniciando en la parte más alejada del puente, además, destruirán el puente cuando el motín salga victorioso- finalizo, cada palabra que decía era verdad, y parecía que no nos ocultaba nada más, sin embargo algo no estaba bien con este hombre, algo me inquietaba.

-Noto algo extraño en tu forma de andar, ¿Qué te paso en la pierna?- le pregunte curioso.

-Me la rompieron unos revolucionarios por hablar con unos agentes del Cipher Pol, seguramente ya estén muertos; y por si fuera poco también me quitaron un ojo, como recordatorio de que tengo que evitar al gobierno. Pero eso ya no importa, dentro de poco el caos se va a librar, ya no tiene sentido esconder mis conocimientos- dijo. Me quede pensando, ayudo a nuestros agentes, pero a causa de esto salió herido.

-20 minutos para que comience la operación- dijo Sunshine, acabando de registrar el ultimo cadáver. Recogió varios objetos y los dejo en la mesa, por el ruido que hizo al dejar todo el material se podía distinguir espadas y armas de fuego, además munición y una que otra granada de mano; por si fuera poco me llegaba el olor a explosivos de gran destrucción; -agarren todo lo necesario y prepárense, al escuchar sobre esta operación habrá por lo menos mil reclusos estarán libres y dispuestos a luchar. Con los efectivos que dispone el Vice-almirante Barret la distracción durara por lo menos 10 minutos, y si pide refuerzos tardaran en llegar y probablemente estaremos muertos para entonces-, era aterrador pero a la vez emocionante, era una batalla donde se jugaría el destino del puente.

-Llamare a Twilight para que llame refuerzos, tal vez lleguen a tiempo y nos proporciones unos cuantos minutos más- añadió, agarrando unas cuantas armas y saliendo de la taberna para hacer la llamada, “30 minutos” pensé, lo suficiente para arreglar la pierna a este hombre. Me levante y agarre dos espadas con fundas, poniendo una en cada extremo de mi cintura, era lo único que necesitaba.

-voy a arreglar la pierna de este hombre, su cooperación ha sido muy valiosa- le dije a Alice y a Etsu y empecé a revisar su pierna, -Prepárense, tenemos poco tiempo para prepararnos. Va a ser un día muy entretenido- dije con una sonrisa en mi rostro, estaba ansioso por matar revolucionarios y prisioneros.

Off-rol: