Date Musashi
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Cuando no le asignaban ninguna misión al semigigante el trabajo se volvía muy rutinario y pesado, limitándose a entrenar y ser vigilado por sus superiores como si temieran que pudiera romper algo. Nadie salvo los más altos cargos sabían la situación real de aquel hombre de un solo ojo, que su labor con el Cipher Pol no era sino una obligación para garantizar la seguridad de una niña pequeña a la que se había jurado proteger. No obstante no podía impedir que el ego de muchos hombres que tenían un rango superior al suyo se hiciera fuerte, provocando trifulcas entre ellos y sus puños cuando lo trataban como un Don Nadie. Sabía que si no estaba en un nivel de CP más alto era porque no quería, pero podía pasar las pruebas de acceso con gran facilidad pues ya había derrotado a otros que sí que las habían pasado voluntariamente. No ansiaba un rango alto ni ser reconocido, es más, cuanta menos atención acaparara mejor... Pero la tentación de ganar más dinero era considerable, sobretodo porque si algún día podía sacar a la niña de la prisión en la que estaba encerrada necesitaría de un barco, y si lo lograba comprar todo sería mucho más fácil.
Separó la cabeza del cuerpo de un muñeco de prácticas sin demasiado interés, casi aburrido y a punto de hasta dormirse, estaba en los campos de entrenamiento donde debía aprender el Rokushiki pero no se encontraba por la labor en aquel momento. Había pasado una muy mala noche pues había permanecido en guardia delante de la habitación de Ame Sora, la niña, pues tenía un mal presentimiento. No ocurrió nada y el único resultado de todo aquello fue el agotamiento del semigigante a la mañana siguiente que parecía mantenerse en pie por simple inercia muscular. No estaba tan cansado sin embargo, estaba acostumbrado a dormir poco o incluso no dormir de los tiempos en los que debía huir de las fuerzas del Gobierno Mundial, pero sí que estaba algo carente de reflejos.
Un superior se le acercó y le golpeó con un palo en la espalda mientras le gritaba que no destrozara los muñecos de prácticas y demás sandeces, a lo que el semigigante respondió con una simple mirada tras girarse noventa grados que hizo que aquel hombre retrocediera asustado. ¿Haki del Rey? No, dos metros y medio de mal genio y músculo, sabía que no le convenía enfrentarse a aquel hombre pues en realidad solo era un patán que había ascendido por llevarse los méritos de los demás. Desde luego Musashi no estaba para bromas y solo quería que se terminara su turno de entrenamiento para ir a ver a la pequeña y asegurarse que todo estaba bien, además de descansar un poco. Aún no llegaba la hora de almorzar y el Sol pegaba bastante fuerte, haciendo que el padecimiento fuera algo mayor bajo aquel traje de color negro que llevaba y que había sido hecho a su talla. —Cuánto más se alargará esta condena...— murmuró mientras volvía a su tarea, refiriéndose a la situación en general y no solo a ese día.
Separó la cabeza del cuerpo de un muñeco de prácticas sin demasiado interés, casi aburrido y a punto de hasta dormirse, estaba en los campos de entrenamiento donde debía aprender el Rokushiki pero no se encontraba por la labor en aquel momento. Había pasado una muy mala noche pues había permanecido en guardia delante de la habitación de Ame Sora, la niña, pues tenía un mal presentimiento. No ocurrió nada y el único resultado de todo aquello fue el agotamiento del semigigante a la mañana siguiente que parecía mantenerse en pie por simple inercia muscular. No estaba tan cansado sin embargo, estaba acostumbrado a dormir poco o incluso no dormir de los tiempos en los que debía huir de las fuerzas del Gobierno Mundial, pero sí que estaba algo carente de reflejos.
Un superior se le acercó y le golpeó con un palo en la espalda mientras le gritaba que no destrozara los muñecos de prácticas y demás sandeces, a lo que el semigigante respondió con una simple mirada tras girarse noventa grados que hizo que aquel hombre retrocediera asustado. ¿Haki del Rey? No, dos metros y medio de mal genio y músculo, sabía que no le convenía enfrentarse a aquel hombre pues en realidad solo era un patán que había ascendido por llevarse los méritos de los demás. Desde luego Musashi no estaba para bromas y solo quería que se terminara su turno de entrenamiento para ir a ver a la pequeña y asegurarse que todo estaba bien, además de descansar un poco. Aún no llegaba la hora de almorzar y el Sol pegaba bastante fuerte, haciendo que el padecimiento fuera algo mayor bajo aquel traje de color negro que llevaba y que había sido hecho a su talla. —Cuánto más se alargará esta condena...— murmuró mientras volvía a su tarea, refiriéndose a la situación en general y no solo a ese día.
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Alzó su puño para golpear el muñeco de prácticas de forma algo más leve, como si la bronca que le había caído le hubiera afectado realmente. En verdad simplemente disminuiría la fuerza para evitar que aquel hombre siguiera molestándole, o de lo contrario le provocaría demasiado y él se convertiría en el nuevo muñeco de prácticas al cual no dudaría en darle una paliza. Sin embargo cuando estaba a punto de lanzar el puño para golpear aquel muñeco de trapo se detuvo, pues una especie de animal extraño, como una especie de ave que había ido volando hasta donde se encontraba. Entrecerró ligeramente su ojo y dudó durante unos momentos, tras lo cual bajó el puño y se movió unos pasos a su izquierda. —¿¡Pero qué haces!? ¿¡Tienes miedo de un pajarito de nada!? ¡¡Aplástalo o nunca conseguirás aprender Shigan!!— le dijo su entrenador que, obviamente, no tenía ni idea de lo que era ni de cómo entrenarlo.
Date continuó caminando hacia la izquierda hasta llegar a otro muñeco al cual sencillamente destrozó. Lanzó su puño activando el haki armadura de forma que este se endureciera y el golpe fuera más fuerte, haciendo que con el contacto el palo sobre el que estaban sujetos se rompiera y el muñeco llegara hasta el suelo. No terminó ahí, sin embargo, sino que su puño le destrozó todo lo que sería el estómago y levantó un buen montón de arena como si una bala de cañón hubiera impactado contra el suelo, tras lo cual dejó una pequeña nube de polvo. El semigigante se levantó y se dio la vuelta como si esperaba que aquel superior tuviera el valor de decirle algo, más no fueron palabras de castigo lo que salieron de su boca. —Mu-Muuy bien, es todo por hoy chi-cos... Pueden volver a lo suyo y... eh... eso...— dijo antes de esfumarse haciendo que ni siquiera pudiera verlo antes de que la nube de polvo desapareciera de nuevo.
Se acarició suavemente el puño por mera costumbre, si bien este estaba en perfecto estado ya que el haki armadura lo había protegido por completo. Cuando la nube de polvo se desvaneció se sacudió la chaqueta del traje y avanzó hasta salir de la zona de entrenamiento, la cual estaba rodeada por unas vallas, y se apoyó en estas mientras observaba cómo los operarios colocaban un nuevo muñeco de prácticas y movían la arena para que quedara de nuevo uniforme. Musashi observó a su alrededor mientras bebía agua de una botella, buscando al extraño pájaro que le había interrumpido antes con su mirada uniocular. Si bien ya podía volver con la pequeña, aún era bastante pronto y quizás estuviera leyendo, y volver con una buena historia que contar era bastante atractivo.
Puñetazo con haki armadura [AF]
Date continuó caminando hacia la izquierda hasta llegar a otro muñeco al cual sencillamente destrozó. Lanzó su puño activando el haki armadura de forma que este se endureciera y el golpe fuera más fuerte, haciendo que con el contacto el palo sobre el que estaban sujetos se rompiera y el muñeco llegara hasta el suelo. No terminó ahí, sin embargo, sino que su puño le destrozó todo lo que sería el estómago y levantó un buen montón de arena como si una bala de cañón hubiera impactado contra el suelo, tras lo cual dejó una pequeña nube de polvo. El semigigante se levantó y se dio la vuelta como si esperaba que aquel superior tuviera el valor de decirle algo, más no fueron palabras de castigo lo que salieron de su boca. —Mu-Muuy bien, es todo por hoy chi-cos... Pueden volver a lo suyo y... eh... eso...— dijo antes de esfumarse haciendo que ni siquiera pudiera verlo antes de que la nube de polvo desapareciera de nuevo.
Se acarició suavemente el puño por mera costumbre, si bien este estaba en perfecto estado ya que el haki armadura lo había protegido por completo. Cuando la nube de polvo se desvaneció se sacudió la chaqueta del traje y avanzó hasta salir de la zona de entrenamiento, la cual estaba rodeada por unas vallas, y se apoyó en estas mientras observaba cómo los operarios colocaban un nuevo muñeco de prácticas y movían la arena para que quedara de nuevo uniforme. Musashi observó a su alrededor mientras bebía agua de una botella, buscando al extraño pájaro que le había interrumpido antes con su mirada uniocular. Si bien ya podía volver con la pequeña, aún era bastante pronto y quizás estuviera leyendo, y volver con una buena historia que contar era bastante atractivo.
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Tal y como esperaba aquel extraño pájaro que de alguna forma había desencadenado todo aquello voló hasta donde él estaba y se posó en la valla expectante, como si quisiera hacer un estudio del semigigante que se quedó callado mirándolo durante unos segundos. Con una toalla se limpiaba las manos mientras no le quitaba el ojo de encima y tras un rato en el que se detuvo y dejó la toalla encima de la valla se cruzó de brazos y lo miró durante unos segundos más, esperando como si el dueño de aquel ser pudiera aparecer en cualquier momento y agarrarlo para que el de un solo ojo no se comiera su mascota. Ya le había pasado en alguna ocasión, mas sin embargo parecía que esta vez no iba a ser igual y que aquel extraño ave por llamarlo de alguna manera no se había perdido.
Sin embargo se mantuvo inmóvil, frío y duro como el acero sin apartarle la mirada y como si estuviera practicando la habilidad "Tekkai". Lo cierto era que el semigigante no se sentía incomodado por nada ni nadie en aquel lugar, y no le importaba quedarse mirando a aquel ser sin ser molestado. —Deberías volver con tu dueño.— sugirió tras un breve rato en el que apartó la vista y recogió sus cosas preparándose para marcharse. Estaba claro que no era un animal autóctono de aquella isla, por lo que algún CP debía haberlo traído consigo de algún viaje o algo por el estilo. —Si te ven, te llamarán bicho raro e irán a por ti. Y yo no voy a estar para defenderte.— mencionó mientras tomaba la enorme mochila de deporte que siempre le acompañaba cargada de sus armas y se alejaba caminando de aquella valla.
Se dirigía a cualquier parte con tal de hacer algo de tiempo pues no quería molestar a la pequeña. Caminaría como hacía habitualmente, o quizás fuera a una zona común a leerse alguna historia para después narrársela lo mejor posible a Sora. En cualquier caso quedarse en una valla apoyado mientras miraba a un extraño pájaro no iba a servirle de nada, por lo que al menos haría algo útil y buscaría una mejor historia que contar.
Sin embargo se mantuvo inmóvil, frío y duro como el acero sin apartarle la mirada y como si estuviera practicando la habilidad "Tekkai". Lo cierto era que el semigigante no se sentía incomodado por nada ni nadie en aquel lugar, y no le importaba quedarse mirando a aquel ser sin ser molestado. —Deberías volver con tu dueño.— sugirió tras un breve rato en el que apartó la vista y recogió sus cosas preparándose para marcharse. Estaba claro que no era un animal autóctono de aquella isla, por lo que algún CP debía haberlo traído consigo de algún viaje o algo por el estilo. —Si te ven, te llamarán bicho raro e irán a por ti. Y yo no voy a estar para defenderte.— mencionó mientras tomaba la enorme mochila de deporte que siempre le acompañaba cargada de sus armas y se alejaba caminando de aquella valla.
Se dirigía a cualquier parte con tal de hacer algo de tiempo pues no quería molestar a la pequeña. Caminaría como hacía habitualmente, o quizás fuera a una zona común a leerse alguna historia para después narrársela lo mejor posible a Sora. En cualquier caso quedarse en una valla apoyado mientras miraba a un extraño pájaro no iba a servirle de nada, por lo que al menos haría algo útil y buscaría una mejor historia que contar.
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