El abrazo del destino. La nueva era ha comenzado.

Cazadores:

Cánabar y Kaiser:

Alex Cooper:

Raadi Vrask:

Date Musashi:

Akai Ryu:

Adam WindWalker:

Krauser:

Kage Akuma:

Minato:

Karl:

Takeru y Katrina:

Flea Grohl:

Drake y Derian:

Hiren y El Renegado:

Émile y Kyle:

Ryohei:

Sons Of Anarchy, Kaishi Tora, Crimson y Allen:

Hyo, Meneror, Dacren y Abyss:

Leonel:

Noa Kasanova:

Kaín:

Uracha:

Eris y Haine:

Kodama y Álika:

Leto:

El Cid y Shiroi:

Royal K. Hax:

Etsu Rui:

Yato:

Ugetsu Asari:

Sharp D. Drake:

Garland Blain:

Deadpool:

Legim:

Nuestro antihéroe favorito, Deadppol,  se encontraba en un sueño algo “peculiar”. Deadpool era un gallo que trabajaba de vigilante en una gallinera frecuentada por mapaches moteros, era un lugar donde nunca querrías ir a cenar con tu familia, era una gallinera pup, eso significaba que las pobres gallinas eran explotadas tanto físicamente como psicologicamente. Eran moneda de cambio para los mapaches puteros moteros, nuestra gallina Deadpool empezó a trabajar en aquellos sitios repugnantes por culpa de la crisis del pienso. El era antes un universitario doctorado en la energía solar, pero por culpa de la crisis se tubo que ir a trabajar en lugares que solo esos asquerosos mapaches puteros moteros frecuentaban. Nuestro antihéroe lo hacia para alimentar a su familia, el se casó con Margarett la gallina, su amor platónico de la universidad. En el ultimo año de carrera Margarett se quedó en cinta y al poco tiempo tuvieron dos huevitos, al vivir un parto tan doloroso y traumatico, Margarett dejo de ser la gallina cariñosa que conoció Deadpool. Era borde, agria y aveces atentaba contra la vida de sus huevitos, tuvieron que ir mas de una vez a terapia, pero era imposible, Margarett le echaba la culpa de todo lo malo de su vida a Deadpool. A un con todo su dolor de trabajar en un lugar tan asqueroso y que su mujer ya no lo quisiera... el seguía viviendo por sus huevitos.

Tras una dura noche de trabajo se fue a su casa a las 07:00, al abrir la puerta de su casa vio a su mujer sonriente, era la primera vez después de mucho tiempo que veía la sonrisa de su amada.

Deadpool: ¿Pasa algo cariño? -Dijo con preocupación-

Margarett: ¿Acaso no puedo recibir a mi marido después de una larga jornada de trabajo? - Su sonrisa era algo intrigante y al mismo tiempo te ponía las plumas de punta-  Ven cariño, te preparado el desayuno – Le cogió del ala y lo llevo hasta la cocina-

Al entrar por la puerta de la cocina le llegó un aroma extraño pero apetitoso, pudo ver que en la mesa había dos platos y en ellos había una cosa blanca con un circulo amarillo anaranjado en medio de lo blanco.

Margarett: Siéntate cariño y desayunemos – Dijo de nuevo con su sonrisa fría e inquietante-

Él se sentó y observo a ese alimento extraño que estaba en el plato, tras observarlo miro a su esposa, ella cogió un trozo de pan y lo introdujo en el circulo amarillo. Al penetrar el pan en el circulo, este empezó a supurar un liquido del mismo color haciendo que el pan se mojase, el imito a su esposa y acto seguido se lo llevó al pico y se lo comió. Era la primera vez que saboreaba algo así, era un sabor indescriptible pero realmente le gustaba.

Deadpool: ¿Cariño que comida es esta? -Preguntó con intriga pero sin dejar de comer-

Margarett: Son tus huevitos queridos... - Dijo sonriendo mientras lo miraba con la misma mirada perturbadora-

Deadpool: ¿Ma-Margarett... que coño estamos comiendo? - en su voz se notaba el miedo y la preocupación-

Margarett señalo a una sartén  y a su lado estaban las dos cascaras de sus hijos.


Deadpool ser despertó sobresaltado de la cama gritando “ ¡Margerett eran mis huevitos!”, llevaba puesta su mascara del Cp pero estaba totalmente desnudo y sudado por culpa de la pesadilla, se encontraba en una cama de matrimonio en una habitación de madera muy rustica, se encontraba en una habitación del cuartel de la marina de Loguetown. El Cp mandó a Deadpool a este cuartel para que le dieran información sobre su misión, lo primero que tenía que hacer era encontrar a un tal Contra-Almirante Krauser con los detalles físicos que le dio el CP sobre él, de repente una voz sonó por los altavoces del cuartel estos informaban sobre la llegada de los almirantes, pero Deadpool no le dio mucha importancia. Miró a su lado y pudo ver a su querido “animal” de compañía, su burra Ramona, estaba tumbada en la cama de matrimonio cubierta por las sabanas por la cadera, la situación era muy sexy.

-Nunca me dejes convertirme en un gallo Ramona – Dijo mientras se abrazaba a ella desnudo-

Ramona hizo un rebuzno y se levantó de la cama, se podía oler en la habitación que pasaron una noche muy romántica, ya que había mucho lubricante por toda la habitación.

-Si Ramona, será mejor levantarnos y buscar a ese Krauser...apropósito, piensate lo de ese trío que le propuse a la marinera que me echaba el ojo ayer y sobretodo piénsate lo de la faringomamada, solo seria una leve incisión -Decía al mismo tiempo que recogía su ropa y se vestía-

Tras vestirse y tener todas sus armas, se acercó a  la mesa de madera, esta estaba repleta de todo tipo de alcohol de todos los grados pero también había mucho polvo blanco disperso, Deadpool sacó su tarjeta del Cp y comenzó a recoger todo ese polvo en una linea fina blanca, levantó un poco su mascara y esnifo esos polvos mágicos que le darían la fuerza necesaria para hacer su trabajo.

-¡Waaa, nada mejor que pegarse un buen tiro para empezar el día!

Ramona se acercó a la mesa y pasó todo el hocico por ella, tirando varias botellas

-Ramona... te as vuelto una yonki, yo lo hago por trabajo tu por vicio... recuerdame hacer algún día alguna intervención para mandarte a un lugar para que te ayuden – Dijo en tono triste-

Deadpool se acerco a la puerta y la abrió de una patada, al abrir la puerta de esa manera tan bruta golpeo a un pobre marine que calló al suelo de culo.

-Vaya... que tenemos aquí Ramona un pobre marinero se a caido.

Ramona soltaba espuma por la boca y meneaba la cabeza de un lado para otro mientras rebuznaba fuertemente y se acercaba al marine, el marine miraba aquella escena con terror, de aquel cuarto que olía a perros muertos salia un tío con un traje muy parecido a uno de masoquismo y una burra endemoniada que soltaba espuma por la boca.

-No te preocupes por ella, así se pone cuando se pega un tiro la muy yonki – Señaló a Ramona-  Mejor preocúpate por ti.

Sacó su cuchillo y se lo colocó en la garganta al pobre marine

-Necesito que me digas donde esta el Contra-Almirante Krauser – Le dijo mientras le enseñaba su tarjeta del Cp- Si no me lo dices me tendrás que hacer una Faringomamada...

Empezó a jugar con su cuchillo por su cuello al mismo tiempo que le susurraba al oído lo que era una Faringomamada, la cara del pobre marine se desencajo por el miedo y no tardo nada en decir el paradero del Contra-Almirante.

-¡Se encuentra fuera del cuartel, no muy lejos la verdad, por favor, deje mi faringe tranquila! -Comenzó a llorar después de gritar su paradero -

-Tranquilo marine, soy hombre de palabra, me as dicho lo que necesitaba por lo que no te pasara nada, pero mi amiga lleva un subidón de dos pares de cojones – Señalo a Ramona con su cuchillo-

Esta estaba golpeándose contra las paredes mientras rebuznaba muy fuerte, en unos de sus movimientos observo al marine y comenzó a acercarse a el hasta quedar cara con cara, sin dejar de rebuznar y babear.

-Si no pones su canción favorita  a todo volumen por todo este cuartel... no respondo lo que te pueda hacer, al ultimo que no se la puso le hizo una circuncisión con sus dientes, imagínate el desastre que dejó. Su canción se llama Amazing Horse, corre y pónsela ante de que sea tarde.

El joven marine se levanto y comenzó a correr hasta que se perdió de vista entre la multitud que salia hacia fuera del cuartel, Deadpool se monto en Ramona y comenzó a caminar hacia la salida del cuartel al mismo tiempo que a Ramona le daban pequeños espasmos. Nuestro antihéroe diviso a una marine que conocía de hace 3 años, esta se llamaba Esther y se encontraba cerca de la salida, al acercarse a lle la saludó.

-¿Que pasa Esther?, ¿por que tanto alboroto? -Dijo mientra le divisaba las tetas desde arriba-

-¡Deadpool cuanto tiempo! - Dijo alegremente- ¿No te as enterado?, ahí un pirata peleándose con varios de los reclutas fuera.

-Pues vaya seguridad de mierda que tenéis la verdad – Dijo sin tapujes- Apropósito Esther, ¿como esta tu padre? Espera, espera, no me lo digas , ¿a que esta fresco como una lechuga? Jajajaja.

La marine lo miro muy seria y comenzó a llorar, al mismo tiempo que se marchaba corriendo.

-¡Esther! -Gritó con todas sus fuerzas para que lo escuchara- ¡Desde que tu padre se quedó vegetal no tienes el mismo sentido del humor!, mujeres...

Deadpool salio a toda prisa del cuartel montado en Ramona, vio a un grupo de marines enfrentándose a una persona pero Deadpool no presto atención ya que queria encontrar a Krauser, una musica sonó por todo el cuarte a toda pastilla, se podia escuchar perfectamente fuera del cuartel y sus alrededores


Tras llevar un minuto cabalgando por la ciudad  diviso a su objetibo, aquel armario empotrado con pelo de pincho y una cinta azul en el la frente devia de ser Krauser. Sin parar de cabalgar me acerqué a Krauser y le extendí la mano para que me la cogiera para montarlo en Ramona.

-¡¿Krauser?, soy agente del CP me an mandado a por ti! - Grité mientras me acercaba a él-

Si se montaba conmigo en Ramona me lo llevaría al cuartel y de camino podría ver quien era aquel pirata que estaba haciendo tanto escándalo

Mientras despejaba las calles para que Jack y Hiren pudieran desembarcar por la zona oeste, pude divisar a lo lejos una embarcación muy pequeña que no parecía marine o pirata así que por seguridad ajusté la mirilla para tratar de divisar los cuerpos que navegaban en dicho bote y así hacerme una idea de la identidad de él o los tripulantes que se acercaban por el norte, me decepcionó un poco reconocer la figura de mi renegado amigo, esa ropa obscura y ese rostro tan pálido eran lógicamente las vestimentas y mascara de Jack.

Maldito cabeza dura, ¿qué tan difícil puede ser seguir una instrucción tan simple?... tsk... ni modo

Pensé antes de saltar al siguiente tejado en dirección a la plaza, tomaría mi lugar correspondiente como yonkaikyo, y aunque mis manos ardían en deseos de desenfundar mis armas de fuego y comenzar a disparar a cuanto aliado del gobierno se cruzara por mi camino, no quería comprometer la misión... El comandante Azumi aun no me daba alguna señal para iniciar la invasión y antes de la llegada de las tropas revolucionaria atacar por mi cuenta sería desorganizado y muy mal planeado, muy alejado de mi manera de hacer las cosas. En este momento la jugada más acertada era continuar con mi personaje y esperar a los refuerzos, ya con la armada de mi lado el canoso Spencer desaparecería entre el ajetreo y Jack Illorian haría una llamativa entrada.. si todo salía bien, podría continuar mi juego sin comprometer mi as bajo la manga, ante cualquier eventualidad, mi puesto entre las filas enemigas podría ser aun de mucha utilidad, y perder eso solo por el capricho de las ansias por pelear era no solo imprudente, si no también estúpido.

Ya en mi lugar estratégico asignado, miré para atrás por sobre mi hombro y pude reconocer uno que otro marine de renombre resguardando el lugar que supuestamente daría fin a la vida de la emperatriz pirata, lo cual por supuesto no me importaba en lo más mínimo, pero no hay que ser un genio para entender que el enemigo de mi enemigo es mi amigo. y si tenía oportunidad no dudaría en liberar a la imponente Katrina, su fuerza y sed de venganza en contra de sus captores serían una ventaja que no dudaría en aprovechar si me fuera posible.

Luego volví mi rostro hacía la costa, el comandante y sus fuerzas ya estaban comenzando a tardar, pero en esta posición me sería imposible entablar alguna comunicación sin llamar la atención de algún marine o simpatizante de la marina que pudiera delatarme, solo me quedaba esperar, pero se me agotaba la paciencia y no podría aguantar mucho tiempo más de brazos cruzados sin hacer nada para derrocar al gobierno mundial.

Para calmar mi ansiedad sin llamar la atención, se me ocurrió extraer de entre mis mangas ocho de mis recientemente adquiridos naipes translucidos, con cuatro de estas singulares cartas en ambas manos, y un par de bombas de humo cargadas en cada una de ellas, podría continuar sembrando el área de juego con más y más ases que en su momento podrían darnos la ventaja por sobre nuestro numeroso oponente. Bastó con un simple pero meticuloso chasqueo de mis dedos para que los naipes salieran disparados girando incansablemente como pequeñas e invisibles hélices que se dispersaban silenciosamente por toda la plaza central de la isla

[Twister Flop]

finalmente y para quedarme en paz tomé de mi bolsillo un montón de mis balas especiales, y cargué en el cañón de mi brazo dos de mis "Poker bullets", un "ice impact" y una bala ácida, aun no tenía un plan para todo esto, pero sin duda podrían ser de ayuda más adelante, la guerra se avecinaba y me sentía como una mina terrestre, oculta bajo tierra... esperando a que su inocente victima se aproxime lo suficiente para explotarle sin piedad y hacerlo pedazos de un solo golpe. Mi corazón se aceleraba a cada instante.

Alex se movió en la cama. No parecía haber nadie más en la sala. Con suerte lo habían confundido con un soldado y lo habían llevado a que se curase. Necesitaba pensar en qué hacer a continuación. Por una de las ventanas se colaba la luz mortecina del sol entre las vaporosas cortinas de seda. Aún era de día, al parecer. Se levantó con cuidado y se asomó a la ventana con discreción. Fuera había un patio amplio con un jardín lleno de arbustos y setos con flores violetas. El cielo estaba nublado, aunque el sol se podía ver entre las nubes. Más allá del castillo se veía la ciudad real, la capital del país. El médico volvió hacia su cama. Agarró su bolsa con cuidado y suspiró. La abrió para comprobar que todo estaba en su sitio y la volvió a cerrar. Al menos ahora estaba dentro del palacio. Aún estaba un poco mareado por el golpe que se había llevado. Aquel guardia era un inútil, menudas formas de trasladar a alguien herido. Saldría de allí para buscar al rey y matarlo. Aquel era su objetivo principal.

Se acercó a la puerta donde estaban los medicamentos. Parecía una especie de alacena donde se guardaban los medicamentos. Allí había de todo. El médico vio, entre otras cosas, algunas pastillas de todos los colores colocadas ordenadas en unas estanterías según su color y tono, haciendo un degradado de arco iris. Alex reconoció algunas como componentes vitamínicos de uso común, y también había un regenerador celular y un par de endurecedores cutáneos. Decidió no cogerlos. Ya tenía suficientes en su bolsa, y no valía la pena robar cosas. Si empezaban a desaparecer cosas, su objetivo sería mucho más complicado. Necesitaba ser discreto. Regresó a la enfermería y observó la sala con cuidado. No parecía haber den-den mushi de vigilancia en aquel lugar. Se acercó a la ventana de antes y se transformó en cloro para salir volando. Una vez en el aire, se giró para observar el edificio. En efecto, parecía estar en el castillo. Altas torres almenadas, gruesos muros de roca, aquella era la definición de diccionario de la palabra "castillo". Alex sobrevoló el lugar con cuidado. Al ser un gas más o menos difuso, sería difícil localizarlo a no ser que alguien se fijase mucho. Y de todos modos, con el cielo nublado, y contando con el clima de la isla, bien podía pasar por un jirón de niebla. Buscaba una torre en especial, la más grande del castillo. Si su instinto no le fallaba, en aquella torre se encontrarían los aposentos del rey.

Ciertamente, la torre sobresalía entre las demás. Era mucho más ancha y alta, y tenía grabado en la roca el símbolo real. Alex se elevó hasta colocarse en el tejado. Tras un par de minutos pensando en cómo actuar a continuación, descendió por una de las fachadas de la torre, en forma de nube gaseosa, hasta que encontró una ventana estrecha y sin cristal. Entró por ella en su forma intangible y tras comprobar que no hubiera nadie en aquel lugar, se hizo corpóreo de nuevo. Desde allí debía seguir avanzando. Suspiró, no tenía ni idea de dónde podía estar el cuarto del rey. Pero tuvo una idea. Posiblemente estuviera en alguna zona de la fachada donde se encontraba el símbolo de la casa real. Empezó a caminar en absoluto silencio hacia donde suponía que debía encontrarse la habitación. El pasillo estaba ricamente adornado con cuadros de antiguos reyes de Hallstat y con estatuas y candelabros de oro. El suelo estaba cubierto con una gruesa alfombra roja, que le ayudaba a amortiguar sus pasos. Al cruzar una esquina, vio una gran puerta protegida por dos guardias armados, con una armadura similar a la suya. Podía tratar de hablar con ellos o simplemente matarlos y entrar. No, lo mejor sería esperar a la noche. No quería víctimas antes de tiempo. Si mataba a alguien en ese momento, alertaría a todo el castillo. Retrocedió de nuevo al tiempo que se hacía gaseoso. Buscó un ventanuco y salió por él. Aún en forma de gas, rodeó la torre hasta llegar al exterior de la sala protegida. En efecto, estaba en la fachada del símbolo, y contaba con un enorme ventanal de cristal coloreado. Seguro que era allí. Regresó al ventanuco por el que había salido y ascendió hasta lo alto de la torre, donde se sentó a esperar a que se hiciera de noche. Esperaba que nadie lo hubiera visto en su aventura a lo largo del castillo. Si no todo podía complicarse bastante.

Derian observaba la plaza desde su puesto en el tejado. Estaba en su forma humana, con su gabardina negra, su armadura de acero por debajo, guantes blancos, Vanator y Basilisk (sus espadas bastardas) al cinto y la Kokuto Yoru a la espalda. Y como nuevo atrezo a su vestimenta habitual, llevaba un sombrero de ala ancha que protegía el rostro y los ojos del sol. Esto evitaba que se quedara deslumbrado (al fin y al cabo era un ser nocturno) o que se marease. Sin embargo seguía notando debilidad por la luz del astro. El conde vampiro suspiró y gruñó, incómodo. ¿Por qué tendrían que convocarle para hacer esas cosas de día? De noche no tenía rival...

De repente hubo un gran estruendo y notó un inmenso dolor en los oídos. Cielo y tierra parecieron invertirse, y cachos de edificio volaban a su alrededor. Entonces se dio cuenta de que estaba en el aire, catapultado por una gran explosión bajo sus pies. Empleando sus poderes de vampiro, se frenó en seco, levitando, y recogió su sombrero en el aire. Mientras se lo colocaba de nuevo, notó una inesperada sombra y vio un cacho particularmente grande de piedra cayendo sobre él. Ya no había tiempo para esquivarlo.

- Es hora de probar el nuevo juguetito que me ha traído Drake... - murmuró, agarrando la empuñadura de la Kokuto - Gin no Buyo: Mikadzuki katto

Mientras desenvainaba el enorme espadón, voló hacia la enorme piedra y le lanzó un corte diagonal. El arma brilló con un replandor verde, y atravesó la roca con la misma facilidad que si fuese de mantequilla. Una onda verde recorrió todo el cacho de edificio siguiendo el patrón de corte del golpe de Derian, y lo partió por la mitad. El vampiro pasó entre ambas mitades y envainó la legendaria espada. A su alrededor había un enorme espectro de destrucción, y una humareda de polvo nublaba la plaza. Descendió hacia los escombros y se posó sobre estos, enfadado. ¿Quién habría tenido la desfachatez y atrevimiento de poner una bomba bajo el edificio donde estaba el mismísimo conde Markov? Destriparía al responsable, por descontado. Los oídos le pitaban, y estaba recuperando aquel sentido aun.

- ¡Drake! ¿Dónde estás? Ven conmigo. Vamos a buscar al responsable y hacérselo pagar.

Hablo en un tono de voz algo alto, pero sin gritar demasiado. Era consciente de que su guardaespaldas, con su fino oído de zoan, le escucharía sin dificultad si la explosión no le había dañado demasiado. A continuación se refugió en las sombras entre el siguiente edificio y los escombros, y pasó a su forma completa. Al momento notó un fuerte dolor en los ojos causado por la claridad. Aun en la sombra, usar su forma completa de día tenía un alto precio. Entrecerró los ojos y olisqueó por el lugar, buscando pruebas o presencias de extraños. También empezó a rebuscar entre los escombros sin dejar de buscar con su olfato.

Mientras observaba como poco a pocos los reclutas se iban amontonando en el suelo, en un momento de distracción observe como un hombre con pintas extrañas salia del cuartel, la verdad sus ropas me eran muy familiares, pero no recordaba su nombre. Mientras tanto esquivaba los ataques de los reclutas fácilmente y observaba las vestimentas de aquella persona la cual me resultaba muy familiar.

-¿Quien es aquel tío que va por allí y por que me suena tanto y lo mas importante por que va  montado en una burra?-

Tras estar mirándolo fijamente durante un rato observaba su traje rojo y negro me quede totalmente sumergido en esa imagen, por que para ser cierto, me molestaba no recordarlo dado que tenia la sensación que era alguien importante, sin darle la menor importancia a los reclutas seguí pensado y tras confiarme demasiado un recluta me dio un puñetazo en la cara, a continuación, debido al golpe  solo dije grite una cosa -¡¡¡DEADPOOL!!!- seguidamente mire al recluta que me había conseguido golpear, una gran sonrisa apareció en mi rostro y use mi akuma no mi para cambiar a modo fuerza, seguidamente le di un abrazo a hasta partir varios de sus huesos -Lo siento tíos pero e de acabar esto rápido hace mucho tiempo que no veo a Dead, y tengo ganas de hablar con el-

Con movimientos rápidos y potentes comencé a ir dejando noqueados todos los reclutas y nada mas acabar observe como ya no aparecían mas por la zona, no había tardado mucho así que comencé a mirar en dirección al camino donde estaba, pero por desgracia al parecer ya estaba demasiado lejos, di un pequeño suspiro y me senté encima de una pequeña montaña de reclutas y abrí una pequeña mochila que tenia y saque un sándwich a continuación rápidamente me vinieron varios recuerdos de cuando Deadpool, Crimson y yo vivíamos aventuras juntos.

Recuerdo como una vez nos fuimos a comer a una taberna estábamos sentados y Crim no había comido en todo el dia, nos pedimos unas cervezas, y aunque no me gusta mucho el alcohol me las bebí junto con mi sándwich, pero yo como siempre seguía teniendo hambre y dado que Crim ya había bebido antes estaba un poco borracho así que en un momento de descuido por su parte le quite su sandwich y me lo comí de un bocado, tras eso tuvimos una pequeña pelea "Pero nada grave" solo se destruyó toda la biodiversidad de una isla. Nunca se pudo recuperar toda la cantidad de especies que se perdieron ese día por culpa del sándwich, unos cuantos golpes por parte de cada uno y todo en orden.

Tras recordar todo esto, me levante -Hecho de menos esos tiempos- y puse camino e dirección a donde se haba ido Deadpool junto a aquella burra y si nos los encontraba quizás iría a la plaza central.

Al fin en Loguetown. Se aproximaba la hora de la verdad, y con ella el momento en que al fin se encontraría cara a cara con su padre. Y el destino era caprichoso, pues lo vería antes de lo esperado. Se estaba acercando a la pasarela para bajar al muelle cuando se fijó en una figura alta que destacaba entre el resto de marines en la zona. Era la primera vez que veía a su padre en persona, y no en fotos. El tiempo pareció detenerse, y notó un odio intenso latiendo en su interior. Lucifer le susurraba que le atacase y lo matase allí mismo, y por un momento estuvo a punto de sucumbir a sus instintos más bajos. Sin embargo, logró relajarse. Tomó aire, suspiró, y se acercó a Kyle. Le señaló discretamente a Karl y le dijo:

- Ese es mi padre... el hombre al que algún día derrotaré.

Se bajó del barco, y se acercó discretamente al fornido marine. Este se dirigía hacia uno de los Almirantes, no sabía cual. Se interpuso en su camino y lo miró directamente a los ojos. Karl se paró de golpe y le devolvió la mirada. Durante unos instantes, padre e hijo se limitaron a observarse sin decir nada. El yonkaikyo se sintió ligeramente intimidado por la apariencia del Vicealmirante. Le sacaba casi una cabeza, y su cuerpo estaba lleno de marcas de guerra, más que las que se podían apreciar en las fotos. En ese momento fue verdaderamente consciente de la diferencia de experiencia y fuerza entre ambos, y sintió miedo. Sin embargo, esto no le impidió que su orgullo saliese a flote:

- Padre, qué inesperada y agradable sorpresa - dijo, con sarcasmo y una sonrisa burlona - Qué pena que madre no haya podido reunirse con nosotros hoy. Oh, cierto... Está muerta - dijo con amargura y resentimiento, y una mirada acusatoria- En fin, me enternecen las reuniones familiares, pero debo acudir a mi puesto. No mueras hoy, no me quites el gusto de arrancarte la vida yo mismo en un futuro.

Se giró de golpe y se dirigió a la plaza sin esperar una respuesta por parte de su padre. Escuchó que le decía algo, pero lo ignoró. Su cerebro trabajaba a toda velocidad pensando una buena manera de acabar con su padre. Un tiro a traición tal vez sería lo más apropiado, pero no era lo que quería. De hecho no le beneficiaba nada. Quería tener el placer de derrotarlo con sus propias manos y poder interrogarlo antes de matarlo. Debía averiguar cuales eran sus planes y detenerlo, además de enterarse de por qué había matado a su madre. Por lo cual, si quería tener la oportunidad, su única opción era...

- No me queda más remedio que impedir que mi padre muera si quiero matarlo yo mismo en un futuro.

Era una situación muy irónica. Para matar a su padre debía impedir su muerte. En todo caso prefería no darle muchas vueltas en aquel momento. Llegó hasta la plaza. Los marines en los accesos a esta le dieron el alto, y tras identificarlo como Lion D. Émile le permitieron pasar. Se fijó en que uno de los edificios estaba destrozado, y aun humeaba como si hubiese habido una explosión. Se preguntó qué habría pasado, y se dirigió a uno de los edificios del acceso oeste de la plaza. Entró por la puerta y accedió al tejado desde el interior. Una vez arriba, se acomodó y sacó a Hades y a Averno, preparándose para entrar en acción en cualquier momento.

Karl tarareaba la canción con una expresión solemne en el rostro mientras veía la ciudad acercarse inexorablemente. El humo se alzaba en la costa por los barcos destrozados, y la artillería rugía por doquier. A pesar de que no era ni mucho menos un marine leal al Gobierno Mundial, veía todo aquello justo y necesario. La Revolución y los piratas eran escoria, trabas a sus planes que debían ser aplastados. No tenían cabida en su mundo ideal. Aquel día sería un punto de inflexión para el mundo entero. Y él tendría la oportunidad de tal vez jugar un papel determinante en todo aquello. Con una expresión fría e impertérrita ante los gritos de dolor de los moribundos y el caos general, se preparó para desembarcar.

- ¡Hombres! ¡Hoy haremos que teman el nombre la Brigada! Preparaos para entrar a la ciudad. Una vez en tierra, dirigíos a la plaza y tomad posiciones en la calle principal.

Una vez en el muelle, el marine no fue con su Brigada. En lugar de eso se dirigió hacia una persona con la que quería hablar. Sin embargo, alguien se interpuso en su camino. Alguien que no iba uniformado. Al principio se preguntó cómo podía haber aun civiles en la zona, y se dispuso a expulsarlo, pero entonces lo reconoció. Sus rasgos eran terriblemente similares a los suyos, y tenía los ojos de una persona a la que conocía bien. Se quedó paralizado, incapaz de reaccionar ante la súbita aparición. Su hijo comenzó a atacarle con palabras hirientes y malintencionadas, pero el marine se hallaba tan feliz de verlo que no se enfadó ni le respondió mal. Cuando este se dio la vuelta para irse, el Vicealmirante sonrió con algo de ternura y le dijo:

- Me alegro de verte, hijo. Lucha bien hoy.

Observó al chico alejarse, mientras un montón de sentimientos enfrentados se agolpaban en su pecho. Miró sus pistolas con cierto desagrado, y se lamentó de que Lao Xuan no se hubiese asegurado de educarlo bien como un luchador. Sacudió la cabeza, borró la sonrisa de su rostro y se dirigió hacia el Almirante Irvin la Vega. Este acababa de desembarcar, y debía estar dirigiéndose a su puesto en la plaza. El Vicealmirante se acercó hacia él y lo miró con una expresión extraña. Aquel hombre había su rival toda la vida. Se habían criado en la misma isla, y tenían aproximadamente la misma edad (Irvin le sacaba pocos años). Desde pequeños siempre se habían llevado mal, y como marines la cosa no había cambiado. Irvin sabía que Karl había navegado como pirata de joven, antes de unirse a la Marina, y trató de que fuese expulsado de esta cuando se enteró de su ingreso. Sin embargo, al no haber pruebas de ello y ante el ascenso meteórico del luchador por sus logros como oficial, se desestimó el caso.

- Almirante. No, Irvin - dijo, recitificando y usando un tono menos formal pero manteniendo las distancias - Vengo a resolver las diferencias que hay entre ambos. Nuestras peleas no son más que una prolongación de nuestras disputas de niños, y quiero arreglar eso. Hoy peleamos bajo la misma bandera, y es probable que alguno o todos muramos. Me gustaría hacer las paces contigo antes de eso.

Metió la mano en su bolsa de médico y sacó la botella de vino. Sabía que Nat se encargaría de matar a aquel hombre, y para él aquella era la ocasión de oro para la burla final contra su adversario. Brindar con el hombre que ocasionaría su muerte...

- Te ruego que aceptes mis disculpas por mi parte de culpa en nuestras disputas, y como ofrenda de paz te ofrezco un brindis.

Se sacó un par de pequeños cuencos de cerámica de la bolsa y lo miró inquisitivamente.

Por fin habían llegado a la plaza, ahora estaban sobre un edificio. Drake permanecía al lado de su líder, sus pintas parecían ser las de siempre. Su rostro serio y calmado dejando ver una pequeña pero mínima sonrisa de lado, su ojo derecho cerrado como de costumbre, no porque estuviera herido, ya que la cicatriz de que ojo era superficial. Cruzado de brazos observaba todo a su alrededor, no llevaba la camiseta puesta, dejando ver así su monstruoso cuerpo repleto de músculos bien desarrollados y temibles. Su ojos visible estaba en un tono verde aceitunado debido a lo tranquilo que estaba, tan solo se había llevado una de sus armas, no necesitaba más, de hecho no necesitaba ninguna pero lo gustaba usar aquella. El arma elegida fue su par de nunchakus negros de titanio, los llevaba atados al cinturón negro del pantalón. En sus pies no llevaba botas, más bien cómodas sandalias, como si aquello fuera la visita a una fiesta de pijamas. De ese modo se encontraba muy a gusto y en perfecto estado para intervenir si era necesario. Ahora tan solo se preocupaba por Alex, se preguntaba si el médico estaría bien en la isla del Norte.

Pudo ver como el vampiro llevaba en la espalda el arma que le había traído, se alegraba de que le hubiese gustado, lo lamentaba por Kakashi. Nunca pensó que el agente del CP fuera asesinado con tanta sangre fría, Jin Surfer era un enemigo temible y nunca se explicaría que fue lo que pasó. Recordaba que él y Krauser cayeron por una trampa y fueron a parar a una celda llena de escombros, sin embargo cuando llegaron al lugar de la pelea, solo vieron a Tahiko inconsciente y al enmascarado con el corazón despedazado. Nunca supieron que ocurrió, el peli naranja tan solo les dijo que había sido el diablo. Era algo irónico, una persona que se creía un diablo fue asesinada por un diablo de verdad. Esperaba saber la verdad algún día sobre lo que ocurrió, tan solo sabía, que Kakashi al morir atravesado por aquellas llamas negras, dejó la espada negra allí tirada y nadie la recogió. Por eso la empuñó y se la llevó a su maestro, él le daría un buen uso a aquella arma tan prodigiosa, o al menos prodigiosa en las manos del agente fallecido, ahora faltaba ver que uso le daba el vampiro.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando de repente el sonido de una explosión llegó a sus oídos dejándole algo sordo, el chico de repente abrió mucho los ojos cuando no notaba suelo bajo sus pies. De repente comenzó a caer mientras el polvo le rodeaba y no veía nada de nada, esperaba al menos que su líder estuviera bien. Mientras iba cayendo, dejó su energía fluir por su cuerpo mientras pensaba “Learning to fly…”. De repente empezó a levitar a un metro justo del suelo, casi se daba el golpe del siglo, aterrizó ahora mientras miraba al cielo buscando al vampiro, lo único que vio, fue un destello verde y una enorme roca partirse en dos. Se veía que Derian ya se había acostumbrado al arma en poco tiempo, un trozo de la enorme roca cayó a su lado levantando más polvo, el segundo se dirigía a su posición. El chico sonrió de lado mientras su puño se envolvía en energía blanca y un brillo surgía de este. A continuación esperó a que el enorme pedrusco estuviera cerca, no se lo pensó y saltó lanzando un temible puñetazo a la roca, esta acabó destrozada en pedazos mientras el chico lanzaba su Ripera O Utsu con toda su fuerza en forma humana.

Una vez acabó, desactivó el aura de su mano y escuchó las palabras y la orden de su líder. No tardó mucho en activar su haki de observación para después sonreír de nuevo mientras sus ojos se tornaban dorados y su cuerpo comenzaba a recubrirse de pelo blanco, sus orejas se volvieron lupinas y su ojo derecho se abrió, de la parte baja de su espalda surgió una cola peluda. Sus dedos ahora eran garras y su apariencia la de un lobo ártico algo más grande que uno común, incluida iba además la musculatura. Ahora se acercó al vampiro olisqueándole pues se conocía su olor de memoria, después empezó a olisquear también por la zona usando su habilidad rastreadora y su haki de observación, el gracioso de la bomba no iba a acabar muy bien. Un brazo roto o dos o tres costillas pulverizadas le iban a caer fijo, ahora solo faltaba encontrar pistas sobre el paradero del causante, aunque con tanto escombro, esperaba que ese desgraciado hubiera muerto o al menos hubiera sido dañado. El lobo soltó unas palabras cerca del vampiro mientras seguía olisqueando.

- A la orden Lord Derian.

La llave para volver a la acción estaba ante mis ojos. Finalmente, había conseguido que el vigilante me dejara pasar, en cuanto entre por la primera calle, la ví llena de marines. Aunque no me extrañaba, ya sabía lo que se estaba cocinando en aquella isla y era lo más normal. Lo que ocurría en aquella isla era que iban a ejecutar a uno de los 4 emperadores pirata de esta era, por lo que el gobierno, necesitaba a los suyos para poder evitar un posible rescate de los hombres, en este caso de la emperatriz pirata. Odiaba al gobierno porque por su culpa fui esclavo en mi infancia, pero no iba porque nos hubiera citado el gobierno, sino básicamente por los beneficios que me daría el trabajito y porque era un buen sitio en el que podría encontrar a mi antiguo gremio, los ghost leviatans.

Seguí andando a la plaza del patíbulo que estaba al final de la calle. Pronto aparecí en la plaza del patíbulo, miré a mi alrededor y vi en el patíbulo a la persona que iba a ser ajusticiada, a su verdugo uno de los almirantes de flota, alguno marines en la plaza y en el extremo derecho de la plaza, había un grupo de personas, aunque no las podía ver bien, pues estaba un poco lejos, pero cada vez que me iba acercando más, pude ver a un hombre imponente con sus vestiduras de siempre, el era Takeshi, el líder del gremio de los ghost leviatans, mi antiguo gremio. No estaba solo, había más personas, los que probablemente serían el resto de los miembros del gremio. La alegría me asaltó y levanté mi mano hacía donde lo había visto y grité su nombre, pero antes de que el sonido saliera de mi boca, se produjo una fuerte explosión de un edificio, con su correspondiente lluvia de escombros, por la que tuve que esquivar rápidamente uno que se abalanzaba sobre mi. Con ella, también se produjo una nube de polvo que me tapó la visión, pero por suerte estaba lo suficiente cerca del grupo, sin embargo la nube de polvo no me dejaba ver a mis compañeros. Algo de aquella situación no me gustaba:

- OYE TAKESHI, SOY SINCLAIR, HE VUELTO. ESTO NO ME GUSTA, ME PARECE MUY EXTRAÑO QUE UN EDIFICIO HAYA EXPLOTADO EXACTAMENTE DONDE, QUIZAS ESTEMOS LOS ÚNICOS CAZADORES QUE HAN VENIDO A ESTE EVENTO, PUEDE SER QUE SEA UNA TRAMPA. SE ME HA OCURRIDO UNA COSA, YO LEVANTARÉ LA NUBE DE POLVO HACIENDO AIRE CON MIS ALAS. PERO PASE LO QUE PASE QUE NINGUNO DE TUS HOMBRES SE SEPARE DEL GRUPO PODRÍA SER FATAL.

Tras decir esto me convertí en mi forma híbrida, y comencé a batir mis alas para disipar la nube de humo. Después de hacer esto la nube de polvo se disipó y pude ver de nuevo al grupo de cazadores, me acerque a Takeshi y haciendo una reverencia le dije:

- Aquí un fantasma, que vuelve ¿me aceptarás entre tus filas de nuevo, Takeshi?