El abrazo del destino. La nueva era ha comenzado.

Hiren no contestó, por lo que temía que algo grave le pasara. Tenía miedo de que algún Marine famoso se encontrara allí, por lo que salí corriendo lo más rápido que pude, para llegar sano y salvo al puerto. Tanto correr de aquí para allá me había cansado, ya que había ido al bosque, había vuelto, y fui hasta la base corriendo, todo eso llevando una mochila llena de Akuma no Mi.

Llegué al el puerto, y escuché el grito de una voz conocida para mi cerebro. Era Hiren, que subido a un gran barco, le gritaba a varios Revolucionarios que recojan a la mayor cantidad de gente de la armada posible, y zarpar. Yo hice mi último esfuerzo. Corrí lo que pude y salté hacia el barco donde Hiren se encontraba. Me senté, y me quité la mochila de mis espaldas. Le ofrecí la mano a Hiren, y le dije:

- Por fin te encuentro, camarada - jadeé - ¿Nos vamos o nos quedaremos acá hasta hundirnos en las profundidades del East Blue? - le pregunté, sonriendo. Señalé la mochila, y le dije - creo que te gustará lo que hay ahí dentro.

El Cid con su altura privilegiada pudo observar lo que se avecinaba, grandes olas y el desastre más duro. Olas inmensas acudían a él, las cuales sin dudar arrastraban los restos de los barcos destruidos por su furia.

¿En qué puto momento se me ocurrió salir del puerto con ese agente que ahora se larga volando Babieca? En serio tan tonto soy.

(Ruido de camello asintiendo)

Babieca se encontraba asintiendo a su derecha, con cara de puro temor. El gigante cabreado pues parte de su poder era ahora su mayor debilidad, pero se dio cuenta de que la ola no llegaría a la plaza, solo al bosque o eso esperaba, aun así tomo precauciones con su fuerza cogió vigas de madera de los edificios caídos y se las ato a la espalda, esperaba que si la ola lo arrastraba la maderera les permitiera a él y a babieca sobrevivir. Aun así su orden era clara, ir a la plaza y recibir nuevas instrucciones por lo que se dirigió hacia el centro a toda velocidad. En cuanto llegara a la plaza buscaría a un agente de alto rango para esperar órdenes. Las cuales esperaba fueran salir de este puto infierno.

Finalmente me encontraba solo en la plaza rodeado de muertos mientras todos los de mi alrededor se iban yendo. Desconocía si era por mis ondas expansivas o por si finalmente había acabado la guerra, tan solo sabía que una ira descontrolada me recorría todo el cuerpo. Cuando terminé de cargar las 9 cargas dejé mi posición y mi cuerpo dejo de alterar de tamaño para estabilizarse a la altura normal. La noche azabache inundó el lugar tras por alguna extraña razón apagarse el fuego del bosque. El humo provocado por dicho apagón inundó los cielos provocando nubes grises que dificultaba la visión de las estrellas y la única visible era la luna.

- Pues .... se vengarán ... los caídos - dije como si estuviera exhausto - a través ...  de mi

Me dirigí hacia los cuerpos caídos en busca de armas para que ellos sintieran como que se han vengado. Primero fui al cadáver de una chica de pelo de color beige y dos grandes coletas. Tenía dos katanas que a simple vista se veían así que las recogí y enganché en mi cinturón. También encontré montones de conchas que desconocía para que servían tantas conchas. También habían unas cartas me puse a mirarlas y no tenían números sino dibujos de catástrofes naturales. Detrás de las cartas tenían el nombre de lo que era en francés. Sostuve la carta en vertical y seguidamente le dí la vuelta. Había algo escrito.

- Soleil - dije en voz alta mientras leía lo que ponía detrás de una de las cartas.

Entonces, como por arte de magia, se hizo medio día y este acto hizo que obviamente que me cegara ligeramente hasta que me acostrumbre en unos segundos al cambio de luz del entorno.

- ¡Sorprendente! - dije en alto - ¡Estás cartas pueden hacer realidad lo que tienen dibujado! - tras esto guardé las cartas en mis bolsillos que eran espaciosos

" Que interesante todo....seguro que los demás también tienen cosas interesantes ... "

Fui hacia otro cadáver de pelo negro con destellos azulados con forma de orejas de gato. Tenía una espada que como a la chica destacaba como arma. Era otra katana que, al cogerla por el mango para quitarsela, empezó a calentarse mucho el filo llegando incluso a ligeramente quemarle la ropa del cadáver.

- Ups - dije mientras lo conseguía apagar con mi guante izquierdo que produjo un vaho gélido

En ese momento me fijé en un anillo que tenía. Me serviría para venderlo y conseguir dinero para mi pueblo así que se lo quité y me lo guardé pues tenía mis guantes puestos. Hurgando un poco más en sus bolsillos observé que este también tenía diversas conchas.

" Que cojones ... ni que estuvieran de moda las conchas "

Finalmente dejé ese cuerpo y fui a otro cadáver que parecía un arquero hecho cenizas. Tenía dos ballestas que cuando fui a coger ambas e incluso sus flechas pude notar como se mermaban mis fuerzas.

" Debe ser el kairoseki que me mostró aquel hombre en aquel bar cuando destrozó el bar de enfrente .. será mejor tener cuidado con esto "

Las ballestas las enredé con mis tres espadas que tenía en mi espalda mientras que las otras katanas estaban engarzadas en mi cinturón. Las flechas las guardé en un carjal que encontré por ahí de un marine. Cuando terminé de recoger estas armas fui corriendo hacia el noroeste rumbo a donde se escuchaba explosiones y cañonazos. Mientras me dirgía hacia allá pude observar que se me acercaba una ola de agua mientras me dirigí metí mi mano en mi bolsillo y cogí una de las cartas que había visto con anterioridad y me había gustado mucho. Una que decía Inmunité. Pero en ese instante aparece un barco muy peculiar encima de esa ola y aparentemente manejado por un hombre un tanto peculiar. Así que de un salto me subo a su barco.

- Bien muchacho - me dice tras subirme al barco - Agarrate que nos vamos ...COUP BURST !!!

En ese instante el barco dio un giro de 180 grados y de alguna manera que desconocía salimos hiperimpulsados hacia delante llegando fuera de la isla en unos instantes.

Datos que todo el mundo se tiene que leer:

Pocos quedan en la isla condenada. ¿Valientes o locos? Quién sabe, sólo el destino llega a conocer la magnitud de los acontecimientos hoy narrados, hoy que valientes de todas las facciones y razas han truncado la historia. Esto no significa un punto y final. No, mas tampoco podemos encontrar en la isla, ahora asediada por una Buster Call, una verdadera continuación. El curso de la vida de cada uno, héroe, villano, marine o revolucionario, para siempre. Lo vivido hoy marcará a muchos, y otros que no pueden contarlo serán testigo mudo, y su sangre escribirá el relato del último día de Loguetown.


Fin del capítulo.