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Empecé a correr en dirección a la plaza. Mi velocidad no era destacable y el martillo no ayudaba, pero iba tan rápido como podía. Algo extraño había sucedido en el centro de Loguetown, y muchos reclutas de los que habían venido conmigo, estaban allí. La preocupación que sentía era palpable, quería evitar la muerte de aquellos pobres hombres al precio que fuese. A mitad del camino, un extraño sonido anunció una explosión para la cual quedaban treinta segundos. Hice caso omiso, al menos hasta que el sonido atronador llegó a mis oídos y una ráfaga intensa de viento chocó contra mi cuerpo con gran fuerza, unida a un calor insoportable. Me mantuve firme, con mi martillo por delante y gracias a la fortaleza de mi cuerpo, no salí despedido, no obstante, al pasar cerca de un edificio, este explotó y me estampó contra el de la calle adyacente, golpeándome en la espalda contra la madera, rompiéndola y entrando así en su interior, para después ver como un destello albino impactaba en la calle y atravesaba el asfalto como si fuese mantequilla.
-"Y pensar que una maldita explosión me acaba de salvar la vida... Si no fuera por el dolor de espalda, daría gracias al desgraciado que ha colocado explosivos en el edificio."- Pensaba yo, para ir poco después a cerciorarme de que no había heridos inocentes.
Al comprobar que así era, reanudé mi carrera hasta la plaza. Una plaza actualmente devastada, probablemente por aquellas terribles explosiones. Aunque el estado fúnebre del lugar principal del evento, no fue la mayor sorpresa. Una extraña música se escuchaba por toda la isla, mas acababa de darme cuenta y provenía del mismísimo vice-almirante Karl, aunque no era el único destacable en aquel lugar. Entre las finas capas de humo, pude ver al mismísimo Jack Dralion Stark, a un Yonkou, dos de los tres almirantes, uno de ellos atacando a un Shichibukai, cosa que me extrañó bastante y por si no fuera suficiente la sorpresa sobre suelo podía verse el cadáver del mejor espadachín del mundo. En muy poco tiempo, todo se había convertido en caos y la plaza se había llenado de sujetos increíblemente poderosos. Hace diez años, quizás podría haber sido de ayuda, incluso un rival para muchos de ellos, pero en mi estado actual... Era un simple Teniente, incapaz de compararme si quiera con un poco de su grandeza.
Al no divisar a mis reclutas, corrí por el exterior para no adentrarme en una posible muerte segura y llegué al escenario donde tocaba la quimera. Subí y tras soltar un leve suspiro por el esfuerzo, pregunté sobre lo ocurrido. -¿Qué está pasando aquí?- Cuestioné. Dada mi edad, mi antiguo puesto y la situación, no vi necesaria la formalidad ni la educación. No había tiempo para detalles innecesarios. -Esto se ha vuelto absurdo. Estaba claro que la ejecución de un Yonkou atraería problemas, pero no esperaba este desenlace...- Añadí yo, extrañado ante la posible guerra inminente de poderes tan colosales que podrían partir la isla en dos.
-"Y pensar que una maldita explosión me acaba de salvar la vida... Si no fuera por el dolor de espalda, daría gracias al desgraciado que ha colocado explosivos en el edificio."- Pensaba yo, para ir poco después a cerciorarme de que no había heridos inocentes.
Al comprobar que así era, reanudé mi carrera hasta la plaza. Una plaza actualmente devastada, probablemente por aquellas terribles explosiones. Aunque el estado fúnebre del lugar principal del evento, no fue la mayor sorpresa. Una extraña música se escuchaba por toda la isla, mas acababa de darme cuenta y provenía del mismísimo vice-almirante Karl, aunque no era el único destacable en aquel lugar. Entre las finas capas de humo, pude ver al mismísimo Jack Dralion Stark, a un Yonkou, dos de los tres almirantes, uno de ellos atacando a un Shichibukai, cosa que me extrañó bastante y por si no fuera suficiente la sorpresa sobre suelo podía verse el cadáver del mejor espadachín del mundo. En muy poco tiempo, todo se había convertido en caos y la plaza se había llenado de sujetos increíblemente poderosos. Hace diez años, quizás podría haber sido de ayuda, incluso un rival para muchos de ellos, pero en mi estado actual... Era un simple Teniente, incapaz de compararme si quiera con un poco de su grandeza.
Al no divisar a mis reclutas, corrí por el exterior para no adentrarme en una posible muerte segura y llegué al escenario donde tocaba la quimera. Subí y tras soltar un leve suspiro por el esfuerzo, pregunté sobre lo ocurrido. -¿Qué está pasando aquí?- Cuestioné. Dada mi edad, mi antiguo puesto y la situación, no vi necesaria la formalidad ni la educación. No había tiempo para detalles innecesarios. -Esto se ha vuelto absurdo. Estaba claro que la ejecución de un Yonkou atraería problemas, pero no esperaba este desenlace...- Añadí yo, extrañado ante la posible guerra inminente de poderes tan colosales que podrían partir la isla en dos.
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Según iba rumbo a salir del muelle para adentrarme en la ciudad, pude ver como un gran humano que con un tridente andaba “pescando” en el mar, en el cual salía de vez en cuando gente agarrada utilizando sus últimas fuerzas por salir del agua y evitar ahogarse en el fondo del mar como ya le había pasado a una gran cantidad de personas en unas pocas horas.
De repente el gigante posó su tridente en el suelo y del cual cayeron unos cuantos náufragos fatigados de nadar durante mucho rato. el tridente rápidamente salió volando cogido por su dueño, “algo ha visto el gigante este, y no creo que pueda ser bueno teniendo en cuenta la situación de la ciudad, sin mencionar que él es un gigante y no creo que se asusten con mucha facilidad” pensé mientras me ponía alerta de lo que pudiese estar por venir. mientras permanecía alerta, observe a las personas que habían podido agarrarse al enorme tridente y habían sobrevivido, algo dentro de mi cabeza me dijo que no podía dejarlos allí si algo ocurría, así que comencé a mover los cuerpos de las personas, algunas de las cuales fue más difíciles por las heridas que tenían pero acabé ayudando a todos, al terminar de resguardar a la última persona en unos soportales de uno de los edificios que había a los lados de la calle noté y luego vi como habían impactado un par de lo que parecía espadas de una sustancia que yo no conocía pero que parecía peligrosa.
Me quedé en los soportales un rato más atendiendo a las personas que había librado de aquellas espadas, las cuales en su mayoría tenían síntomas de hipotermia que con unos pocos de cuidados podrían recuperarse, cuando llegue a una mujer de complexión delgada, con un pelo rojizo y de muy buen ver que estaba herida, pero el rostro de la chica me sonaba de haberla visto en algún cartel por el bar, “bueno tengo dos opciones: la primera es llevar a esta mujer a los marines o atenderla como una paciente normal y corriente” me dije a mí mismo pues no era mi estilo ayudar a piratas pero era una persona herida que muy posiblemente no fuese a agradecerme lo que había hecho por ella, tras unos breves instantes de discusión en mi cabeza decidí atenderla como si fuese alguien de la calle arriesgándome a que me viese alguien de la marina o del gobierno y me confundiesen por un médico pirata, para intentar evitar que me confundiesen por un pirata cogí un poco de tela de la camiseta de un marine muerto por los alrededores, me la até en el brazo y con sangre pinté una cruz roja en señal de que era médico.
De repente el gigante posó su tridente en el suelo y del cual cayeron unos cuantos náufragos fatigados de nadar durante mucho rato. el tridente rápidamente salió volando cogido por su dueño, “algo ha visto el gigante este, y no creo que pueda ser bueno teniendo en cuenta la situación de la ciudad, sin mencionar que él es un gigante y no creo que se asusten con mucha facilidad” pensé mientras me ponía alerta de lo que pudiese estar por venir. mientras permanecía alerta, observe a las personas que habían podido agarrarse al enorme tridente y habían sobrevivido, algo dentro de mi cabeza me dijo que no podía dejarlos allí si algo ocurría, así que comencé a mover los cuerpos de las personas, algunas de las cuales fue más difíciles por las heridas que tenían pero acabé ayudando a todos, al terminar de resguardar a la última persona en unos soportales de uno de los edificios que había a los lados de la calle noté y luego vi como habían impactado un par de lo que parecía espadas de una sustancia que yo no conocía pero que parecía peligrosa.
Me quedé en los soportales un rato más atendiendo a las personas que había librado de aquellas espadas, las cuales en su mayoría tenían síntomas de hipotermia que con unos pocos de cuidados podrían recuperarse, cuando llegue a una mujer de complexión delgada, con un pelo rojizo y de muy buen ver que estaba herida, pero el rostro de la chica me sonaba de haberla visto en algún cartel por el bar, “bueno tengo dos opciones: la primera es llevar a esta mujer a los marines o atenderla como una paciente normal y corriente” me dije a mí mismo pues no era mi estilo ayudar a piratas pero era una persona herida que muy posiblemente no fuese a agradecerme lo que había hecho por ella, tras unos breves instantes de discusión en mi cabeza decidí atenderla como si fuese alguien de la calle arriesgándome a que me viese alguien de la marina o del gobierno y me confundiesen por un médico pirata, para intentar evitar que me confundiesen por un pirata cogí un poco de tela de la camiseta de un marine muerto por los alrededores, me la até en el brazo y con sangre pinté una cruz roja en señal de que era médico.
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Tras un rato caminando llegué hasta la plaza de LogueTown, a mi alrededor se podían escuchar disparos y espadas chocando entre sí al igual que gritos de puro dolor y sufrimiento, sin duda aquello ya se había convertido en una batalla campal y yo estaba en medio de todo aquel follón, para terminar de arreglar las cosas, el plan del Gobierno estaba apunto de ponerse en marcha.
-Proceso Halo iniciado. Secuencia iniciada para detonación. 30 segundos.
Al escuchar aquello solo pude pensar en lo que se avecinaba, realmente no tenía ni idea de lo que era el Proceso Halo pero por la pinta que tenía y el hecho de que mencionasen la palabra "Detonación" no me reconfortaba demasiado, tal vez solo fuese una suposición mía pero lo primero que pensé al escuchar la orden fue en una BusterCall en toda la isla aunque luego deseché la idea cuando recordé que estaban los mas altos cargos de la Marina en la isla.
De pronto vi algo resplandecer en el cielo oscuro, algo brillante se dirigía hacía mi a gran velocidad y con pinta de ser bastante peligroso, desenvainé mi Sanshiki y lancé un tajo cortante contra el objeto, al chocar estos se produjo una explosión de energía que removió el polvo y el aire a mi alrededor, tras aquello solo pude pensar en que alguien había lanzado aquel ataque directamente contra mi aunque también es cierto que aparte de el objeto que venía hacía mi vi bastantes mas dirigiéndose a otras localizaciones.
Después del contratiempo con el objeto energético y de que se asentase el polvo levantado por su culpa, pude ver a un gran compañero y amigo desde hacía muchos años, Jack Dralion Stark, poca gente lo sabía o lo recordaba, pero él y yo fuimos compañeros en los Heroes Bravos hasta que nos disolvimos, me hubiera encantado acercarme a él pero estaba manteniendo un combate contra Jeremy Broghthand, me quedé observándoles pasmado hasta que Jack le dio matarile con su enorme arsenal, realmente se había vuelto una mala bestia prácticamente invencible, ya pasado el peligro de la batalla decidí acercarme hasta donde habían librado su combate.
- Hacía muchos años que no nos veíamos Jack, desde aquel día en que cada uno tomamos distintos caminos. - Dije dirigiéndome a Jack sin ningún tipo de intenciones. - Sabiendo que estás tu aquí lo mejor será que yo me vaya, no quiero combatir con un hermano, Dain, Negoru y Mihasy no nos lo perdonarían jamás, así que simplemente me marcharé de aquí.- Le dije aquello sin esperar ninguna reacción por su parte, sabía que el recuerdo de los Heroes Bravos y que en su día hubiéramos sido prácticamente hermanos era suficiente para enterrar el hacha de guerra y que cada cual marchase por su camino.
Comencé a arremolinar un fuerte viento a mis pies que me impulsase a la vez que utilizaba el Soru y el Geppou, el vuelo era completamente vertical y a gran velocidad, lo único que quería era alejarme de allí para no verme envuelto con Jack, se de primera mano que no deja a nadie con vida y por eso mismo lo mejor era marchar de allí cuanto antes, por otro lado también estaba el problema de Halo, apenas quedaba tiempo y de seguro que fuera lo que fuese aquel protocolo seguro que sería devastador.
Ascendí rápidamente hasta las negras nubes que había convocado y allí me posé sobre ellas, mi deber como CP era defender aquel sitio pero no quería que le ocurriese nada a Jack así que lo mejor era aquella estrategia colosal que se me había ocurrido, lo primero que hice fue detener la lluvia y convocar rayos y truenos a manos llenas, después de unos segundo preparando el ataque hice que comenzase una tormenta eléctrica que no se detendría por nada, esta estaría activa hasta el final de la ejecución, muchos pensarán que aquello le afectaría a Jack, pero lo que pocos saben es que dispone de un mecanismo que le hace invulnerable a los rayos, gracias a aquello si alguien moría por mi jugada de seguro que no sería mi hermano de gremio.
Para nada pensaba salir de entre las nubes, aquel lugar era un buen sitio donde evitar el conflicto y observarlo aunque fuese desde una gran distancia, sabía que quizás mis rayos no fuesen muy efectivos así que también convoqué varios tornados que llegarían a la isla en un breve espacio de tiempo que irían y vendrían varias veces para ir limpiando la isla de cadáveres y además para llevarse a mas de uno por delante.
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Al escuchar aquello solo pude pensar en lo que se avecinaba, realmente no tenía ni idea de lo que era el Proceso Halo pero por la pinta que tenía y el hecho de que mencionasen la palabra "Detonación" no me reconfortaba demasiado, tal vez solo fuese una suposición mía pero lo primero que pensé al escuchar la orden fue en una BusterCall en toda la isla aunque luego deseché la idea cuando recordé que estaban los mas altos cargos de la Marina en la isla.
De pronto vi algo resplandecer en el cielo oscuro, algo brillante se dirigía hacía mi a gran velocidad y con pinta de ser bastante peligroso, desenvainé mi Sanshiki y lancé un tajo cortante contra el objeto, al chocar estos se produjo una explosión de energía que removió el polvo y el aire a mi alrededor, tras aquello solo pude pensar en que alguien había lanzado aquel ataque directamente contra mi aunque también es cierto que aparte de el objeto que venía hacía mi vi bastantes mas dirigiéndose a otras localizaciones.
Después del contratiempo con el objeto energético y de que se asentase el polvo levantado por su culpa, pude ver a un gran compañero y amigo desde hacía muchos años, Jack Dralion Stark, poca gente lo sabía o lo recordaba, pero él y yo fuimos compañeros en los Heroes Bravos hasta que nos disolvimos, me hubiera encantado acercarme a él pero estaba manteniendo un combate contra Jeremy Broghthand, me quedé observándoles pasmado hasta que Jack le dio matarile con su enorme arsenal, realmente se había vuelto una mala bestia prácticamente invencible, ya pasado el peligro de la batalla decidí acercarme hasta donde habían librado su combate.
- Hacía muchos años que no nos veíamos Jack, desde aquel día en que cada uno tomamos distintos caminos. - Dije dirigiéndome a Jack sin ningún tipo de intenciones. - Sabiendo que estás tu aquí lo mejor será que yo me vaya, no quiero combatir con un hermano, Dain, Negoru y Mihasy no nos lo perdonarían jamás, así que simplemente me marcharé de aquí.- Le dije aquello sin esperar ninguna reacción por su parte, sabía que el recuerdo de los Heroes Bravos y que en su día hubiéramos sido prácticamente hermanos era suficiente para enterrar el hacha de guerra y que cada cual marchase por su camino.
Comencé a arremolinar un fuerte viento a mis pies que me impulsase a la vez que utilizaba el Soru y el Geppou, el vuelo era completamente vertical y a gran velocidad, lo único que quería era alejarme de allí para no verme envuelto con Jack, se de primera mano que no deja a nadie con vida y por eso mismo lo mejor era marchar de allí cuanto antes, por otro lado también estaba el problema de Halo, apenas quedaba tiempo y de seguro que fuera lo que fuese aquel protocolo seguro que sería devastador.
Ascendí rápidamente hasta las negras nubes que había convocado y allí me posé sobre ellas, mi deber como CP era defender aquel sitio pero no quería que le ocurriese nada a Jack así que lo mejor era aquella estrategia colosal que se me había ocurrido, lo primero que hice fue detener la lluvia y convocar rayos y truenos a manos llenas, después de unos segundo preparando el ataque hice que comenzase una tormenta eléctrica que no se detendría por nada, esta estaría activa hasta el final de la ejecución, muchos pensarán que aquello le afectaría a Jack, pero lo que pocos saben es que dispone de un mecanismo que le hace invulnerable a los rayos, gracias a aquello si alguien moría por mi jugada de seguro que no sería mi hermano de gremio.
Para nada pensaba salir de entre las nubes, aquel lugar era un buen sitio donde evitar el conflicto y observarlo aunque fuese desde una gran distancia, sabía que quizás mis rayos no fuesen muy efectivos así que también convoqué varios tornados que llegarían a la isla en un breve espacio de tiempo que irían y vendrían varias veces para ir limpiando la isla de cadáveres y además para llevarse a mas de uno por delante.
Bueno, para ser breves. La zona donde se encuentra el almirante de flota está protegida por un bucle temporal por lo que, cuando salís de la zona con la espada, ésta vuelve a su sitio. Así que ninguno de los 1.234,67 locos que habéis ido a saco la cogéis.
___________________________________________________________________________________________________________________________________
Ha explotado el Halo, destruyendo por completo todos los edificios del anillo externo de la ciudad, provocando un ligero terremoto. Ante el problema, el Almirante de Flota decide apurar. Comienza a usar su técnica más poderosa, para reducir a la Yonkou a cenizas. 1... 2... 3... 4... y la mujer se escurre del patíbulo, librándose del Almirante con su Haki. Cae de la gigantesca plataforma, débil.
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Ha explotado el Halo, destruyendo por completo todos los edificios del anillo externo de la ciudad, provocando un ligero terremoto. Ante el problema, el Almirante de Flota decide apurar. Comienza a usar su técnica más poderosa, para reducir a la Yonkou a cenizas. 1... 2... 3... 4... y la mujer se escurre del patíbulo, librándose del Almirante con su Haki. Cae de la gigantesca plataforma, débil.
- Takeshi y Furukawa:
- Bueno, llegáis al bosque, y podéis ver un gigantesco barco de la marina amarrado en la costa. Qué raro… En fin, estáis en la parte limpia y bonita del bosque, aunque a través de una luz azul podéis ver la sección seca y yerma. En fin, en esa parte hay alguna que otra gente (entre ellos Eris y Haine). Tal vez podríais hacer migas, o robar ese barco Marine. ¿Quién se iba a dar cuenta?
- Cánabar y Kaiser:
- Y una explosión más. De su fuerza, la tierra se sacude y caéis. Podéis ver en la plaza alguna gente, dos batallas, que mantienen los almirantes, un tipo que parece tener lo que son vísceras de gato parlante encima y al Supernova Sharp D. Drake (esto último lo sabe Kaiser), bajo el patíbulo. ¿Qué pretenderán esos dos?
- Alex Cooper:
- La lanza no se clava en el suelo, sino que sigue una trayectoria firme… ¿Qué demonios? Síguela, ¿por qué no la sigues? Vale, ahora que la sigues puedes comprobar cómo atraviesa una ventana después de alzarse veinte metros. ¿Qué demonios habrá sido eso? Aunque puede que ya sepas lo que significa… (libertad plena).
- Date Musashi:
- -Hola-Responde una voz a tu espalda-.¿Qué tienes para mí?
Parece haber venido en respuesta a tu petición de un Cipper Pol. ¿Quién será?
-Tal vez no me conozcas, pero soy 096. Tu líder. ¿Qué tienes para mí?.
Tras darle la lista, el hombre hace una mueca y su rostro cambia completamente, hasta parecer otra persona.
-Ahora vas a hacer otra cosa más. Necesito que vayas al puerto y encuentres a tus compañeros. Luego tráelos aquí. Quiero hablar sobre sus métodos…
Hora de jugar al buscador. El Cid, Shiroi Shibou y Álika Edebiyet te esperan… Si siguen con vida tras la violenta explosión que te tira al suelo.
- Itami Kiba:
- Vas al bosque, y el panorama no es agradable. Takeshi Yamamoto, cazadores y Marines. No sé yo dónde estarás más seguro…
- Adam WindWalker:
- Adora el Halo. Fuego y muerte, un terremoto que observas desde las Alturas, destrucción, y humo. Tan violenta la explosión que se te resbala la jaula, y el animalillo cae en picado. ¿Lograrás salvarlo? Aunque solo es un hamster, y tras este incidente muchos necesitarán ayuda.
- Minato:
- Lo has previsto casi a la perfección. El Halo ha explotado, y la violencia ha provocado un gigantesco terremoto, que hace tambalearse el edificio donde te encuentras. ¿Habrá heridos? Este es el momento del héroe (libertad plena).
- Karl:
- Te pones a tocar, mientras tanto La Vega te acusa de lo que le has hecho con el vino. Normal, su compañero también está intoxicado… En fin… Ahora mismo no hay nada interesante, salvo una muy envejecida Katrina Bellatona que cae en tu escenario, muy hecha polvo. Qué harás es sólo cosa tuya (libertad plena).
- Takeru:
- Otro más al bosque. Allí puedes ver a Takeshi con un séquito, varios marines y algunos civiles, y gente que ya conoces (Eris y Haine). ¿Qué harás tú? (libertad plena).
- Flea Grohl:
- Asomas la cabecita por el hueco donde entraste, y puedes ver varios grupos de gente que nada gustan. Gente rara en un botecito, un cazador muy famoso (Takeshi Yamamoto) en la parte derecha del bosque y llegando de la ciudad, un par de… ¿Marines? A saber. En fin, Jack se ha ido corriendo y no parece que nadie se esté fijando. Tal vez quieras seguir sus pasos. O no (libertad plena).
- Drake y Derian:
- Salís del edificio y podéis ver a gran parte de la banda Pinza Negra en su posición, inactivos, sólo riendo. Excepto Krabbo, que parece moverse con nerviosismo. De repente os mira, y hace una señal muy poco agradable. ¿Queréis enseñarle quién manda? No creo que nadie lamente su pérdida.
- Hiren:
- Vaya truco más viejo… Pero efectivo. De repente recibes, tras tu numerito de televisión, una llamada.
-¿Hiren? Señal recibida. Iniciamos movimiento.
Parece que ya has conseguido algo interesante, pero la puerta puede llegar a ceder en cualquier momento, y no será agradable que eso suceda así. Te tienes que ir. Como opción tienes esperar como charco a que entren, saltar por el pequeño ventanuco de la estancia o matar (o intentar) todo lo que entre. Tú eliges.
- Ryohei:
- Desde el aire puedes ver a muchas personas en el bosque, a través de las hojas, y distingues la manta de bebé que lleva Takeshi Yamamoto a los hombros (por mucho que lo llame Capa del clan familiar). También al Contra-Almirante Krauser, un par de acompañantes y gente que no conoces, pero reconoces su presencia, cerca de un pequeño puerto. ¿Qué harás? ¿Te unes a alguien? ¿Te vuelves? ¿Miras la maravilla del Halo?
- Sons Of Anarchy:
- Os encontráis Arribor, Rose y Kryword. Kuroi por algún motivo no aparece, pero ahora eso no es lo importante. No vayáis a por Sting, que ya nada puede salvarlo. En fin, hora de decidir, en medio de esta nube de caos, qué hacéis. Podéis ir al puerto, a salvar heridos, al cuartel marine a preguntar qué debéis hacer o ir a investigar al primer edificio que explotó.
- Abyss y Sharp D. Drake:
- Mientras vais corriendo por ahí Hyo se enreda en una zarda y explota y arde y muere, salpicándote de vísceras. Y cuando llegas a la parte de atrás te cruzas con Drake. ¿Qué hará ahí? Y Drake, tú lo mismo. Ves a Abyss, salpicado de vísceras y te preguntas qué carajo hace.
En fin, hora de actuar. Tenéis encima a un dios todopoderoso. Alegradme el día y morid con honor (libertad plena).
- Leonel:
- Tus tiros impactan, pero los bloquea la Yonkou con su Haki sin nigún problema. Aún te queda mucho por aprender, joven revolucionario. En fin, tras huir la espada se desvanece y llegas a las cenizas del viejo edificio tras el patíbulo. A tu espalda, girando el cuello, ves a dos supernovas, aunque no creo que te interesen. ¿O sí? (libertad plena).
- Noa Kasanova:
- Huyes.
- Kaín:
- Kodama:
- En fin, fallas el golpe, matando al dueño del mechero. Éste, desconsolado, llora gasolina mientras intenta reanimarlo. Tal vez podrías adoptarlo… O podrías largarte, ayudar gente, o desaparecer y alejarte todo lo posible del muro de fuego que se ha elevado alrededor de la ciudad.
- Leto:
- Acabas detrás de Krauser, tu capitán. Puedes ver lo que él ve (echa visita a su Spoiler).
- El Cid:
- Agarrando a Babieca comienzas a correr, buscando un barco y te das cuenta de que hay muchos de la Marina atracados. ¿Tomarás prestado uno? Aunque, lógicamente, deberías pedir permiso a tu superior para abandonar el lugar. Tal vez esté en la plaza.
- Royal K. Hax:
- Te das con el cañón en el ojo. Está caliente y duele. Aprende a controlar armas antes de usarlas, becerrico… En fin, tu disparo ha fallado, pero ha atraído gente. Lo que parece un acompañante del almirante busca algo, y coincide con el momento en que tú has disparado. A saber si te encontrará, pero puedes adelantarte a su jugada. ¿Atacas o huyes? (libertad plena).
- Etsu Rui:
- Te has unido a una horda de piratas que buscan gloria y muerte a la Marina. Los piratas de Zero atacan la ciudad, entre el estruendo de la explosión. Se dividen por todos lados, matando marines a diestro y siniestro, y te has vuelto a quedar solo. ¿Sigues a alguno? (libertad plena)
- off:
- Si sigues a alguno, puedes cogerlo de la sección de NPC’s pirata, que hay pa dar y tomar.
- Yato:
- Tras un rato haciéndole las curas, la muchacha abre los ojos, y te da un beso en la mejilla. Acto seguido se levanta, dejando en el suelo un sostén de oro macizo (Libres domingos y… bueno, ya tú saeh), valorado seguramente en 5.000.000. Pero… Ahora… Unos piratas con pinta de fuertes han entrado, y destruyen cada centímetro de civilización que encuentran a su paso. Sé ingenioso, Yato. Podrás ser un héroe (libertad plena).
- Ugetsu Asari:
- ¿Y qué haces ahora? (libertad plena)
- Krauser y Alex:
- Bien, os dirigís al bosque del norte, pasando por el lado de la taberna Gold Roger, y podéis ver una luz azul irradiando el bosque entero. A un lado, en la parte limpia del bosque, Takeshi Yamamoto y un tipo, presumiblemente de su gremio. Al otro, un hombre y una mujer. Tal vez veáis alguno más, quién sabe. ¿Qué toca ahora? Tal vez preguntar a los desconocidos, pedir ayuda al cazador… ¡O volver al puñetero cuartel donde se ha colado el General Revolucionario Hiren!
- Vince Lauret, Inaga y Kedra:
- En fin, con la marcha de Émile volvéis a tener vía libre para hacer lo que queráis. Y, de repente, se reúne con vosotros Inaga se presencia con vosotros.
Inaga sabe lo que sucede en la plaza, lo ha visto casi a la perfección, y os lo podría contar, si quisiera. Pero tal vez lo más importante ahora sea largarse (libertad plena).
- Crimson y Allen:
- Ante la inacción de Crimson, una espada le impacta de lleno, aunque com ova vestido de rojo, por algún motivo, sólo cae al suelo en extrañas circunstancias. ¿Se levantará? ¿Sí, no? En fin, Allen. ¿Ayudas o corres? (libertad plena).
- Kaishi Tora:
- Tras llegar al puerto, ves a un gigante moverse de forma extraña, y deambular sin rumbo fijo. Parece agente del CP, por sus andares. En fin, si el CP anda por aquí tal vez no te necesiten. De repente una enorme explosión, y luego una más pequeña. Un anillo de llamas envuelve la ciudad y un barco comienza a hundirse. Tal vez quieras investigar los demás barcos, a ver qué demonios pasa, o informar en el cuartel.
- Shiroi:
- Finalmente atracan, y salen. Los reconoces como los piratas de Zero. ¿Qué demonios hacen ahí? En fin, ¿Combates o te largas a informar a tus superiores?
- Legim:
- Adelante pues, sigue con tu plan (libertad plena).
- Haine y Eris:
- Mmm, Eris, chica mala. Te pones a investigar y te subes a un bote de pesca. Abres la caja de anzuelos y encuentras muchos juguetitos… Dildos, consoladores, bolas chinas… Y algo con lo que Haine querrá jugar. Una pistola muy jugosa. ¿Quieres dársela o la tiras al mar?
Tras la exploración de perversidades de Eris, elegid lo que hacéis. Teniendo en cuenta el entorno, atravesar el muro de fuego, hacia la ciudad, y así ver qué demonios está sucediendo, o podéis marcharos a ver mundo en el barco de Legim. “Must be funny”.
- Deadpool:
- Escondido tras un árbol puedes observer una brillante luz azul, a Krauser y un acompañante, un famoso cazarrecompensas y a otro lado un grupo de gente desconocida, aunque se parecen a los de la taberna. ¿A cuál te unes?
- Garland:
- Comienzan a aparecer piratas de Zero por todos lados, que matan a cada miembro de la Marina que hay por ahí, y por algún motivo no se fijan en ti. ¿Hay algo de lo que te sientas capaz de hacer? (libertad plena). Con ingenio podrías atrapar a alguno.
- Kyle:
- En fin, tu agilidad feline digna de Koen Stark te propicia un golpe en el cocsis cuando caes de 7 metros. Auch. En fin, llevar esa espada compensa, ¿No? Luego no te olvides de lavarla, y eso… Ves a Émile a la carrera, de repente. ¿Vas tras él?
- Teravan:
- Bueno, haz caso a tu jefe o lárgate a algún lado y huye del Halo (libertad plena). Elige tu camino.
- Starus y Sinclair:
- Tras que Sinclair te cure, Starus, os dirigís al bosque. Aún estás tocado, pero ya no te duele constantemente. Por su parte Sinclair ahora está ligeramente cansado, pero nada grave. De repente os chocáis con un árbol. Volabais demasiado rápido, pero ya estáis en el bosque. Detrás de Takeshi y Furukawa, aunque no veis nada más. Elegid qué hacer vosotros (libertad plena).
- Midorima:
- A lo lejos puedes ver cómo un gigantesco muro de fuego se alza en la ciudad, al tiempo que el estruendo de la caída de edificios resuena en todas partes, de tal modo que la vibración provoca un terremoto. Puedes ver cómo muchas cosas caen destruidas y derrumbadas, de tal forma que tal vez alguien herido haya quedado atrapado. ¿Qué harás? (libertad plena).
- Uracha:
- Parece que tus ojos te han jugado una mala pasada. No era ese tal Itami Kiba (cuya recompensa, además, es secreta), sino que es una especie de Maniquí con una camiseta de tira morada y una peluca roja. Cargado de explosivo. Te explota en la cara. Pronto las quemaduras dejarán de escocer. En fin, puedes tartar de encontrar al tal Itami, si es que anda por ahí, o tal vez ir a donde Deadpool dijo estaría.
- Sting:
- Le das de lleno, pero debido a su esqueleto ultrareforzado y a su armadura tochotrónica, sufre daños ínfimos. Se gira hacia ti, con cara de enfado. A pelear.
- Jack Silvers:
- Tras un rato corriendo sin que se percataran muy bien de tu presencia, llegas a la ciudad. Estás en medio de dos edificios, que explotan de forma muy violenta, tanto que te sientes morir… Pero no mueres. Te levantas del suelo hecho una masa reptiliana, con un muy pesado caparazón, y eventualmente recuperas tu forma humana. ¿Era eso lo que esperabas sucediera? En fin, tú sabrás qué debes hacer ahora… (libertad plena).
- Émile:
- Sales de esa zona, y te cruzas con Inaga Castamere, un supernova, aunque pasas de él. Llegas a la plaza y todo es un caos. Drake está haciendo el gamberro con otro Supernova, detrás del patíbulo. ¿llegó el momento? (libertad plena).
Steve
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Era el momento, mi oportunidad había llegado. Tras pasar por toda la plaza de incognito, como si mi existencia hubiese sido fantasmagórica, había llegado a la parte de atrás del patíbulo, si miraba delante, podía ver como encima de una especie de escenario se ubicaban Kurokku H. Duncan, el hombre con el cargo más alto de toda la marina, el hombre que negaba la libertad de todos los piratas y hacía que sus subordinados nos cazasen, ese hombre era la mayor escoria de la puta historia e iba a morir hoy mismo… Y justo en ese momento, el hombre gato estallo salpicándome con vísceras, pero me daba igual, solo tenía un objetivo en mente.
Me iba acercando poco a poco al lugar, moviéndome agachado entre los escombros de los edificios destruidos anteriormente a saber por qué peleas, al parecer segundos antes uno de los dos hombres que estaban peleando venció al otro y este al parecer soltó un montón de cuchillas, por lo que me quede quieto tras un enorme escombro, mientras oía a un hombre gritar, intentando alentar a aquellos que decían que estaban del lado de la ley, mientras tocaba unas canciones, aunque ninguna se acerco lo suficiente para tener que esquivarla desvelando mi posición, así que continúe mi travesía para asesinar a aquel hombre.
A pocos metros de la escalera, me pare tras otro escombro y me quede pensando cuantas serían las probabilidades de mi supervivencia si lo lograba o el hecho de lograrlo, eran prácticamente nulas, si aquel hombre se percataba de mi presencia moriría en pocos segundos ¿Pero que era la vida si no un continuo riesgo? ¿Que tenía que morir allí? Pues bien, si eso era lo que me sucedería… ¿Por qué me miento? No quería que eso pasara, mi destino era el vivir, surcar los mares con total libertad sin nadie que me aprisionase en una prisión, iba a vivir, lo haría por todos aquellos que murieron en el pasado. Y con esta mentalidad me dirigí a la escalera, rezando por no hacer ningún ruido o que alguien me viese, pero entonces vi a un hombre por detrás del patíbulo y que me hizo una señal, aunque tenía pensado acercarme para acabar con la vida del almirante de flota, cuando estuve a su lado pude reconocer que era Sharp D. Drake, al que le conté mi plan rápidamente y le pregunte si quería ayudarme.
Un paso, dos, tres… Me moví lentamente, pero ya estaba detrás del almirante de flota y tenía mi espada agarrada con la mano derecha, me temblaba, solo era un hombre contra todo un imperio, pero eso era lo que me motivaba a luchar contra ellos, a derribar aquel imperio, por lo que alce la espada y se la clave a través de la parte izquierda del cuello, para después de moverla rápidamente hacía la derecha mientras, haciendo que el cuello cayese, sangrando a través de la herida que le había hecho y agarraba la cabeza antes de que esta impactase en el suelo, usando un dedo para sujetarla por la boca abierta, esa era su última expresión antes de morir, la había dejado así, en ese momento no pensaba que lo hubiese conseguido y sentía como la lluvia me impactaba en el cuerpo como si fuesen balas, que poco a poco limpiaban la sangre del suelo, que caía desde la cabeza cercenada y el cuerpo en el suelo, y sabía que tenía que alentar a todos los que querían pelear allí, así que inspire y aprovechando el shock que había causado grite levantando la cabeza sangrante en alto, y miraba a Drake que estaba a mi lado.
-¡La era de la piratería está aquí, hijos de puta! ¡Y esto es lo que pasara contra los enemigos de la libertad!-Fue lo que grite, mientras sostenía la cabeza con mi mano e intentaba calmar mis nervios por la enorme proeza que había acontecido, tras unos segundos tire la cabeza al aire, con intenciones de que cayese entre la gente, pues al fin y al cabo era la de una persona y merecía un entierro justo, pero yo tenía que huir, así que la use como distracción, pero segundos antes vi una espada al lado de su cuerpo muerto, si estaba allí debía ser poderosa por lo que la cogí, antes de saltar las escaleras de dos en dos, el sudor me perlaba la frente y mis manos seguían temblando, pensando en lo que había logrado, un hombre había muerto, pero solo era el primero de una larga estela que los seguirían, porque hoy… Hoy nacía una nueva época.
Decapitación [AB][Haki armadura nivel 1]
Y hecho esto, corrí como si no tuviera otra cosa que hacer, hacía la misma entrada por la que había venido, esperando que Drake siguiese mis pasos.
Me iba acercando poco a poco al lugar, moviéndome agachado entre los escombros de los edificios destruidos anteriormente a saber por qué peleas, al parecer segundos antes uno de los dos hombres que estaban peleando venció al otro y este al parecer soltó un montón de cuchillas, por lo que me quede quieto tras un enorme escombro, mientras oía a un hombre gritar, intentando alentar a aquellos que decían que estaban del lado de la ley, mientras tocaba unas canciones, aunque ninguna se acerco lo suficiente para tener que esquivarla desvelando mi posición, así que continúe mi travesía para asesinar a aquel hombre.
A pocos metros de la escalera, me pare tras otro escombro y me quede pensando cuantas serían las probabilidades de mi supervivencia si lo lograba o el hecho de lograrlo, eran prácticamente nulas, si aquel hombre se percataba de mi presencia moriría en pocos segundos ¿Pero que era la vida si no un continuo riesgo? ¿Que tenía que morir allí? Pues bien, si eso era lo que me sucedería… ¿Por qué me miento? No quería que eso pasara, mi destino era el vivir, surcar los mares con total libertad sin nadie que me aprisionase en una prisión, iba a vivir, lo haría por todos aquellos que murieron en el pasado. Y con esta mentalidad me dirigí a la escalera, rezando por no hacer ningún ruido o que alguien me viese, pero entonces vi a un hombre por detrás del patíbulo y que me hizo una señal, aunque tenía pensado acercarme para acabar con la vida del almirante de flota, cuando estuve a su lado pude reconocer que era Sharp D. Drake, al que le conté mi plan rápidamente y le pregunte si quería ayudarme.
Un paso, dos, tres… Me moví lentamente, pero ya estaba detrás del almirante de flota y tenía mi espada agarrada con la mano derecha, me temblaba, solo era un hombre contra todo un imperio, pero eso era lo que me motivaba a luchar contra ellos, a derribar aquel imperio, por lo que alce la espada y se la clave a través de la parte izquierda del cuello, para después de moverla rápidamente hacía la derecha mientras, haciendo que el cuello cayese, sangrando a través de la herida que le había hecho y agarraba la cabeza antes de que esta impactase en el suelo, usando un dedo para sujetarla por la boca abierta, esa era su última expresión antes de morir, la había dejado así, en ese momento no pensaba que lo hubiese conseguido y sentía como la lluvia me impactaba en el cuerpo como si fuesen balas, que poco a poco limpiaban la sangre del suelo, que caía desde la cabeza cercenada y el cuerpo en el suelo, y sabía que tenía que alentar a todos los que querían pelear allí, así que inspire y aprovechando el shock que había causado grite levantando la cabeza sangrante en alto, y miraba a Drake que estaba a mi lado.
-¡La era de la piratería está aquí, hijos de puta! ¡Y esto es lo que pasara contra los enemigos de la libertad!-Fue lo que grite, mientras sostenía la cabeza con mi mano e intentaba calmar mis nervios por la enorme proeza que había acontecido, tras unos segundos tire la cabeza al aire, con intenciones de que cayese entre la gente, pues al fin y al cabo era la de una persona y merecía un entierro justo, pero yo tenía que huir, así que la use como distracción, pero segundos antes vi una espada al lado de su cuerpo muerto, si estaba allí debía ser poderosa por lo que la cogí, antes de saltar las escaleras de dos en dos, el sudor me perlaba la frente y mis manos seguían temblando, pensando en lo que había logrado, un hombre había muerto, pero solo era el primero de una larga estela que los seguirían, porque hoy… Hoy nacía una nueva época.
Decapitación [AB][Haki armadura nivel 1]
Y hecho esto, corrí como si no tuviera otra cosa que hacer, hacía la misma entrada por la que había venido, esperando que Drake siguiese mis pasos.
Simo
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No me lo podía creer, era un viejo conocido de aventuras. Uno de los actuales Supernovas, Abyss. Él se acercaba de una manera muy sigilosa y con cuidado de no ser visto. Además de que tenía toda la pinta de tener la intención de acabar con aquél que se entrometiera en su camino. Me hice notar. Por si acaso, para que supiera que era yo le susurré un “Pssss, pssss”, una señal sutil para atraer la atención de alguien. Y cuando me localizó, me quité la capucha para que me viera. A continuación sonreí y le saludé como era debido. Aunque lo hice muuuuy asqueado, ¿qué cojones llevaba encima? ¿Eran tripas humanas? Increíble, no sabía dónde se había metido el muchacho, pero si no me encontraba tripas en el tío al que le robé las balas, me las encuentro aquí, asqueroso.
El muchacho me contó por qué estaba así y un plan que tenía en mente... Menudo fue el sobresalto que me pegué. ¡Pretendía acabar con el Almirante de la Flota! Eso era increíble y todo un suicidio. Sin embargo me invitó a unirme a él, y en ese momento me lo pensé mejor. Miré hacia la superficie del patíbulo y pensé de nuevo en la sensación que tuve al ver a la Yonkou, de la cual ni siquiera me molesté en saberme su nombre.- De acuerdo pues.- Le dije. No tenía intención alguna de matar a aquella persona, pues aparte de no gustarme matar, lo que yo pretendía hacer sería liberar a la Yonkou. No sabía por qué, pero algo en mi interior me impulsaba a hacerlo.
Decidí seguir, a hurtadillas, los pasos de Abyss, para que con mucho sigilo pudiéramos ambos conseguir llegar hacia la superficie del patíbulo con mucho cuidado. Pensaba concienzudamente que iba a morir en el intento de llegar, pero sin darme siquiera cuenta ya nos encontrábamos detrás del Almirante de la Flota y de la presa.
Me encontraba nervioso, algo más que de costumbre, estaba tan cerca y a la vez tan lejos… Pude notar como Abyss se sentía igual que yo. Ambos nos cruzamos una mirada, en la cual asentimos, justo antes de empezar con el espectáculo. Ambos nos alzamos, pero Abyss lo hizo con la cabeza del Almirante de la Flota, la cual se la había robado rápidamente para evitar que esa persona nos aniquilara. Pasó un segundo en el cual ambos respiramos, él ya se había deshecho de la amenaza. Ahora tocaba convertirnos en el centro del espectáculo. Tragué saliva. Abyss alzó la voz e hizo que todo dios presente se callara y dejara de luchar por un segundo para dirigir sus ojos hacia nosotros, quienes estábamos en el lugar erróneo, en el momento equivocado. Lanzó la cabeza, una de las únicas dos piezas que quedaban del Ex -Almirante de la Flota, mientras gritaba a los cuatro vientos sus pensamientos. Yo no pude hacer otra cosa que gritar también lo que tenía en mi interior. Me alcé y levanté el puño derecho.- ¡Porque la verdadera libertad, es la de ser un Pirata!- Grité con todas mis fuerzas, y cogiendo mi nueva espada para liberar a la Yonkou. Lo hice con la espada de Kairo ya que pensé que estaría apresada con el mismo material, y sería más sencillo el corte. Y así fue, dos cortes para liberarla de una vez. La ayudé a incorporarla para que se pusiera de pie.- Bueno, encantado de conocerte, eres libre, preciosa.- Le susurré a ella, que aún estaba un poco aturdida, pero estaba segundo de que volvería a la normalidad, estar encerrada y encadenada le ha tenido que pasar factura. Y tras ello me volví a dirigir al resto de las personas, cogiendo aire y alzando la voz.- Además… De que con la libertad que tengo… ¡VOY A CONVERTIRME EN EL REY DE LOS PIRATAS!- Grite con absolutamente todas mis fuerzas, para soltar aire tras ello. Todos se me quedaron mirando, mas era hora de marcharse, de seguro que a partir de ahora nos seguiría todo el mundo. Era el momento de salir de allí cagando leches.
-Será mejor que nos vayamos Abyss…- Dije volteándome para mirarle… Aunque el maldito cabrón ya no estaba, ese idiota ya se encontraba bajando del lugar.- Pero será…- Mascullé para mi antes de empezar a seguirle.- En fin, mucha suerte a partir de ahora Katrina, espero que consigas salir de aquí.- Le dije a la Ex – Prisionera antes de salir de allí siguiendo a Abyss.- ¡Espera maldito bastardo! Mira, a partir de ahora nos van a perseguir… Lo mejor sería salir de aquí. Pero te voy a decir dos cosas, una, si alguien nos ataca mejor que le enfrentemos juntos, y segundo… Dirijámonos a la costa, tengo la sensación y el presentimiento de que ya es hora de que haga aparición un amigo mío…- Le dije al cabrito que se iba sin mi. Y finalmente, los dos juntos nos habíamos metido hasta el cuello en un asunto bastante peliagudo.
El muchacho me contó por qué estaba así y un plan que tenía en mente... Menudo fue el sobresalto que me pegué. ¡Pretendía acabar con el Almirante de la Flota! Eso era increíble y todo un suicidio. Sin embargo me invitó a unirme a él, y en ese momento me lo pensé mejor. Miré hacia la superficie del patíbulo y pensé de nuevo en la sensación que tuve al ver a la Yonkou, de la cual ni siquiera me molesté en saberme su nombre.- De acuerdo pues.- Le dije. No tenía intención alguna de matar a aquella persona, pues aparte de no gustarme matar, lo que yo pretendía hacer sería liberar a la Yonkou. No sabía por qué, pero algo en mi interior me impulsaba a hacerlo.
Decidí seguir, a hurtadillas, los pasos de Abyss, para que con mucho sigilo pudiéramos ambos conseguir llegar hacia la superficie del patíbulo con mucho cuidado. Pensaba concienzudamente que iba a morir en el intento de llegar, pero sin darme siquiera cuenta ya nos encontrábamos detrás del Almirante de la Flota y de la presa.
Me encontraba nervioso, algo más que de costumbre, estaba tan cerca y a la vez tan lejos… Pude notar como Abyss se sentía igual que yo. Ambos nos cruzamos una mirada, en la cual asentimos, justo antes de empezar con el espectáculo. Ambos nos alzamos, pero Abyss lo hizo con la cabeza del Almirante de la Flota, la cual se la había robado rápidamente para evitar que esa persona nos aniquilara. Pasó un segundo en el cual ambos respiramos, él ya se había deshecho de la amenaza. Ahora tocaba convertirnos en el centro del espectáculo. Tragué saliva. Abyss alzó la voz e hizo que todo dios presente se callara y dejara de luchar por un segundo para dirigir sus ojos hacia nosotros, quienes estábamos en el lugar erróneo, en el momento equivocado. Lanzó la cabeza, una de las únicas dos piezas que quedaban del Ex -Almirante de la Flota, mientras gritaba a los cuatro vientos sus pensamientos. Yo no pude hacer otra cosa que gritar también lo que tenía en mi interior. Me alcé y levanté el puño derecho.- ¡Porque la verdadera libertad, es la de ser un Pirata!- Grité con todas mis fuerzas, y cogiendo mi nueva espada para liberar a la Yonkou. Lo hice con la espada de Kairo ya que pensé que estaría apresada con el mismo material, y sería más sencillo el corte. Y así fue, dos cortes para liberarla de una vez. La ayudé a incorporarla para que se pusiera de pie.- Bueno, encantado de conocerte, eres libre, preciosa.- Le susurré a ella, que aún estaba un poco aturdida, pero estaba segundo de que volvería a la normalidad, estar encerrada y encadenada le ha tenido que pasar factura. Y tras ello me volví a dirigir al resto de las personas, cogiendo aire y alzando la voz.- Además… De que con la libertad que tengo… ¡VOY A CONVERTIRME EN EL REY DE LOS PIRATAS!- Grite con absolutamente todas mis fuerzas, para soltar aire tras ello. Todos se me quedaron mirando, mas era hora de marcharse, de seguro que a partir de ahora nos seguiría todo el mundo. Era el momento de salir de allí cagando leches.
-Será mejor que nos vayamos Abyss…- Dije volteándome para mirarle… Aunque el maldito cabrón ya no estaba, ese idiota ya se encontraba bajando del lugar.- Pero será…- Mascullé para mi antes de empezar a seguirle.- En fin, mucha suerte a partir de ahora Katrina, espero que consigas salir de aquí.- Le dije a la Ex – Prisionera antes de salir de allí siguiendo a Abyss.- ¡Espera maldito bastardo! Mira, a partir de ahora nos van a perseguir… Lo mejor sería salir de aquí. Pero te voy a decir dos cosas, una, si alguien nos ataca mejor que le enfrentemos juntos, y segundo… Dirijámonos a la costa, tengo la sensación y el presentimiento de que ya es hora de que haga aparición un amigo mío…- Le dije al cabrito que se iba sin mi. Y finalmente, los dos juntos nos habíamos metido hasta el cuello en un asunto bastante peliagudo.
Rylanor
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En un momento, todo cambió para la Marina. Karl terminó de tocar su canción. Alrededor, nubes de humo se alzaban por toda la ciudad por as explosiones de Halo. Y entonces, lo notó. Escuchó gritos en el patíbulo, y se giró a tiempo para ver caer la cabeza del Almirante de Flota. El marine se quedó atónito mirándola, y en ese momento, la yonkou Katrina Belatona, debilitada y envejecida pero libre, cayó frente a él. La expresión de incomprensión del Vicealmirante se transformó en una sonrisa siniestra. Puso una cara de deleite y locura que hubiese asustado al más pintado, y comenzó a reírse como un loco, mientras tiraba su guitarra hacia un lado. Estaba esperando algo como aquello... todo estaba saliendo demasiado a pedir de boca. La Vega envenenado y peleando contra un shichibukai, Kurokku muerto... y una Katrina Belatona debilitada frente a él. Sin perder más tiempo, se tragó tres potenciadores musculares, uno verde, uno rojo y otro azul, y activó su Primer Camino y su Flaming Mode a máxima potencia.
- De la sartén al fuego... o más bien en este caso... ¡¡¡DEL ALMIRANTE DE FLOTA, AL FUTURO ALMIRANTE DE FLOTA!!!
El aura que envolvía a Karl reapareció y aumentó enormemente, deslumbrando a todo el que le mirase directamente. Creció de tamaño unos centímetros, superando los dos metros, y sus músculos se tensaron y aumentaron de tamaño. El aire vibró y comenzó a agitarse ante la presión de la energía del luchador. Este se puso en la postura básica del Sokudan, y se preparó para atacar. "Emily... esto va por ti. Cumpliré mis sueños y crearé un mundo mejor en el que nuestro hijo pueda vivir en paz. Aquel momento era un punto de inflexión. Golpeó el suelo de la plataforma, agrietándola, para desequilibrar a la pirata y que no pudiese defenderse bien de su embate...
- ¡Lightning Shadow: Meteoric Punch! [AB] [Haki Armadura nivel 3]
Desde la plaza tan sólo se pudo ver un destello amarillo, como un relámpago, destrozando la plataforma de ejecución y el edificio de detrás. Esto fue lo que ocurrió arriba: Karl se envolvió totalmente en haki armadura, volviéndose de color negro metálico. Entonces, se propulsó a 250 kilómetros por hora con el puño por delante contra la Yonkou. No sabía si había logrado impactarle y llevársela con él, pero por el camino atravesó la plataforma grande, haciendo añicos los soportes, y se estrelló contra el edificio de detrás, haciéndolo estallar en pedazos. De haberle dado con ese golpe, seguramente estaba muerta y destrozada en pedazos... además, ¿cómo iba a esquivar en su estado un ataque a 250 kilómetros por hora? Tras acabar su ataque, se paró para comprobar los resultados, y ver si la mujer había perecido.
[ACLARACIÓN PARA LOS EMPANADOS: No, a menos que hagáis un puto milagro no os da tiempo a intervenir. Katrina cae en la plataforma de los Almirantes, donde yo estaba tocando. CAE AL LADO MÍA, Y YO LA ATACO A 250 KILÓMETROS POR HORA. En otras palabras, está a un metro de mi y la estoy atacando moviéndome a 70 metros por segundo. A menos que ahora seais todos jodidos Kizarus no os da tiempo a desviar el ataque como pretendía Crimson]
- De la sartén al fuego... o más bien en este caso... ¡¡¡DEL ALMIRANTE DE FLOTA, AL FUTURO ALMIRANTE DE FLOTA!!!
El aura que envolvía a Karl reapareció y aumentó enormemente, deslumbrando a todo el que le mirase directamente. Creció de tamaño unos centímetros, superando los dos metros, y sus músculos se tensaron y aumentaron de tamaño. El aire vibró y comenzó a agitarse ante la presión de la energía del luchador. Este se puso en la postura básica del Sokudan, y se preparó para atacar. "Emily... esto va por ti. Cumpliré mis sueños y crearé un mundo mejor en el que nuestro hijo pueda vivir en paz. Aquel momento era un punto de inflexión. Golpeó el suelo de la plataforma, agrietándola, para desequilibrar a la pirata y que no pudiese defenderse bien de su embate...
- ¡Lightning Shadow: Meteoric Punch! [AB] [Haki Armadura nivel 3]
Desde la plaza tan sólo se pudo ver un destello amarillo, como un relámpago, destrozando la plataforma de ejecución y el edificio de detrás. Esto fue lo que ocurrió arriba: Karl se envolvió totalmente en haki armadura, volviéndose de color negro metálico. Entonces, se propulsó a 250 kilómetros por hora con el puño por delante contra la Yonkou. No sabía si había logrado impactarle y llevársela con él, pero por el camino atravesó la plataforma grande, haciendo añicos los soportes, y se estrelló contra el edificio de detrás, haciéndolo estallar en pedazos. De haberle dado con ese golpe, seguramente estaba muerta y destrozada en pedazos... además, ¿cómo iba a esquivar en su estado un ataque a 250 kilómetros por hora? Tras acabar su ataque, se paró para comprobar los resultados, y ver si la mujer había perecido.
[ACLARACIÓN PARA LOS EMPANADOS: No, a menos que hagáis un puto milagro no os da tiempo a intervenir. Katrina cae en la plataforma de los Almirantes, donde yo estaba tocando. CAE AL LADO MÍA, Y YO LA ATACO A 250 KILÓMETROS POR HORA. En otras palabras, está a un metro de mi y la estoy atacando moviéndome a 70 metros por segundo. A menos que ahora seais todos jodidos Kizarus no os da tiempo a desviar el ataque como pretendía Crimson]
Flea
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Muchos Marines se acercaban hacia mi zona, por lo que no dudé ni un segundo en escapar de aquel bosque. Pero, ¿Cuál sería mi destino? Hiren nos había dicho al compañero de la revolución y a mí que necesitaba ayuda en la Base Marine. Al principio me quedé ahí parado, pensando qué hacer. Sin embargo, cuando divisé a un cazador que había sido Shichibukai, decidí ir a pensar hacia otro lado. Estaba muy indeciso. El Cuartel en este momento era peligroso, la plaza era peligrosa. Cada callejón de la puta isla era peligroso, y ahora el bosque era peligroso, debido a que varios Marines y cazadores se acercaban. Me transformé en mi forma completa, ya que la cara de ésta forma no aparecía en mi Wanted, y comencé a correr más o menos por el mismo camino que había tomado mi compinche revolucionario. Obviamente seguía ansioso por probar la nueva habilidad de mi espada, pero preferiría no desenfundarla con Marines de alto rango, Ex-Shichibukais, así que tendría que esperar un tiempo más. Cada tanto, cuando veía que nadie lograba verme, volvía a mi forma humana para acomodarme la mochila llena de Frutas del Diablo, y continuaba corriendo en mi forma completa. Debía volver a la ciudad. En mi forma humana otra vez, frené cubriéndome en un árbol bastante más grande que la media para contactarme con Hiren, y así saber su posición.
- Hiren, habla Flea. ¿Estás dentro ya? ¿Hay moros en la costa? Un tipo enmascarado que me crucé también está yendo para allá. ¿Cual es mi labor ahora? Cambio. - me transformé en Mantícora y continué rumbo a la ciudad.
- Hiren, habla Flea. ¿Estás dentro ya? ¿Hay moros en la costa? Un tipo enmascarado que me crucé también está yendo para allá. ¿Cual es mi labor ahora? Cambio. - me transformé en Mantícora y continué rumbo a la ciudad.
Deadpool
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Deadpool observó desde el árbol en el que estaba una brillante luz azul en el bosque, esta luz llamó su atención durante unos minutos hasta que vio a Krauser. Este estaba acompañado por un muchacho, al verlos descendió del árbol y se dirigió a ellos.
-Krauser, si sabes algo mas sobre la situación de la isla me gustaría que me la contaras – Observó al muchacho que iba con Krauser- Me llamo Deadpool, soy agente del CP 5, si as venido con Krauser significa que el confía en ti, por lo que no tengo necesidad de sospechar de ti – Tras decir eso al muchacho señaló en dirección donde venia la luz- ¿Sabéis algo sobre esa luz?, si no sabéis nada creo que seria bueno ir a averiguar
-Krauser, si sabes algo mas sobre la situación de la isla me gustaría que me la contaras – Observó al muchacho que iba con Krauser- Me llamo Deadpool, soy agente del CP 5, si as venido con Krauser significa que el confía en ti, por lo que no tengo necesidad de sospechar de ti – Tras decir eso al muchacho señaló en dirección donde venia la luz- ¿Sabéis algo sobre esa luz?, si no sabéis nada creo que seria bueno ir a averiguar
Eris Takayama
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Ya había comenzado a rebuscar en todos los baúles que iba encontrando por el puerto sin encontrar más que baratijas. Recorrió el muelle de arriba a abajo, arrojando casi en todos los casos las tapas al mar con cierta impaciencia. —¿Dónde guardan las cosas importantes esta gente?— murmuró la pelioscura sin pensarlo demasiado. Cerraría los ojos, quedándose allí de pie unos instantes y después negó con la cabeza. ¿A quién pretendía engañar? Se había equivocado al no subir a los barcos primero. Así que eso hizo, se lanzó sobre un pequeño bote con maestría y miró de soslayo para ver si Haine seguía allí. Comenzó a rebuscar en los baúles más grandes sin resultados, de nuevo, hasta que al abrir el bote de los anzuelos se encontró con lo que sería su gran sorpresa. Su gesto se tornó una inmensa mueca de asco y frunció el ceño, agarrando por el extremo de cuerda una que contenía varias bolitas de plástico. Sí, sabía lo que era y lo arriesgado que era tocar una cosa así. —Mira, Haine, parece que te dejaste tus cosas de satisfacción personal por aquí— bromeó, soltándolo después con asco para fijarse en otra cosa dentro de aquella caja.
Enarcó una ceja, metiendo de nuevo la mano ahora con un poco de menos asco para sacar una pistola. No hizo amago de enseñársela a Haine, sino que la mantuvo en un perfil bajo. ¿Por qué haría aquello? ¿Por qué no se la daba a Haine directamente y se la enseñaba en el aire igual que había hecho con aquellas bolas chinas? Simple y sencillo: el peliblanco, ególatra, se la enseñaría a todos aquellos que pasaran. Sí, lo mejor era dársela cuanto todo aquello hubiera pasado. O al menos, aquello fue lo que pensó la chica. Por eso, y con mucha discreción, la mujer se metió la pistola en la mochila donde se encontraba el felino, aludiendo en unas pocas palabras a que era el mismo quien había reclamado sus atenciones en ese momento. Y así siguió rebuscando un poco más hasta que, básicamente, se cansó. —Aquí no hay nada que pueda servirnos. ¿Qué hacemos? ¿Vamos a ver si la ciudad a explotado ya del todo o...? Me gustaría saber quienes eran los que vimos peleando en la plaza, y más importante, que diantres era eso de “Halo”—determinó la chica, saltando del barco. Miró hacia todos lados y chasqueó la lengua. De tener explosivos en su propia mano seguramente que aguaría más de uno de aquellos barcos, no para impedir su marcha, sino para minar la moral de algunos hombres.
Pero desechó la idea, mirando hacia donde se situaría la zona más céntrica y llena de edificios que no se veían a simple vista por la arboleda. —Ahora hay más humo. Podríamos irnos resguardando en las construcciones caídas. Además, cuando el cielo se inunde de humo a penas habrá lugar para el sol. Así podríamos resguardarnos más en las sombras... Bah, sea como sea, quiero ir— determinó ella malhumorada al final. No podía resistir la tentación de ponerse a dar saltitos por haber encontrado al menos aquella pistola. Pero lo hizo. No quería llamar la atención así como sí y menos sin venir a cuento. Por eso, y sin esperar demasiadas respuestas de su hermano comenzó a caminar. Sí, necesitaba ir deprisa y sin pausa ninguna. Necesitaba saber que diantres estaba pasando... Hacia el centro, quizás hacia la calle alejada desde la que se veía el patíbulo. No obstante, siempre discretos. Porque si había algo que ella reconocía es que realmente le costaría el mantener una pelea con cualquiera de los que se habían cruzado hasta el momento. Y quizás fue por eso por lo que puso alerta todo su poder, todo lo que tenía y todo lo que sabía hacer de forma que no pudieran pillarla desprevenida.
[Acciones. Encuentra y guarda la pistola en su mochila sin decirselo a Haine. Protesta porque no encontró nada. Pone rumbo hacia el centro de la ciudad con discreción.]
Enarcó una ceja, metiendo de nuevo la mano ahora con un poco de menos asco para sacar una pistola. No hizo amago de enseñársela a Haine, sino que la mantuvo en un perfil bajo. ¿Por qué haría aquello? ¿Por qué no se la daba a Haine directamente y se la enseñaba en el aire igual que había hecho con aquellas bolas chinas? Simple y sencillo: el peliblanco, ególatra, se la enseñaría a todos aquellos que pasaran. Sí, lo mejor era dársela cuanto todo aquello hubiera pasado. O al menos, aquello fue lo que pensó la chica. Por eso, y con mucha discreción, la mujer se metió la pistola en la mochila donde se encontraba el felino, aludiendo en unas pocas palabras a que era el mismo quien había reclamado sus atenciones en ese momento. Y así siguió rebuscando un poco más hasta que, básicamente, se cansó. —Aquí no hay nada que pueda servirnos. ¿Qué hacemos? ¿Vamos a ver si la ciudad a explotado ya del todo o...? Me gustaría saber quienes eran los que vimos peleando en la plaza, y más importante, que diantres era eso de “Halo”—determinó la chica, saltando del barco. Miró hacia todos lados y chasqueó la lengua. De tener explosivos en su propia mano seguramente que aguaría más de uno de aquellos barcos, no para impedir su marcha, sino para minar la moral de algunos hombres.
Pero desechó la idea, mirando hacia donde se situaría la zona más céntrica y llena de edificios que no se veían a simple vista por la arboleda. —Ahora hay más humo. Podríamos irnos resguardando en las construcciones caídas. Además, cuando el cielo se inunde de humo a penas habrá lugar para el sol. Así podríamos resguardarnos más en las sombras... Bah, sea como sea, quiero ir— determinó ella malhumorada al final. No podía resistir la tentación de ponerse a dar saltitos por haber encontrado al menos aquella pistola. Pero lo hizo. No quería llamar la atención así como sí y menos sin venir a cuento. Por eso, y sin esperar demasiadas respuestas de su hermano comenzó a caminar. Sí, necesitaba ir deprisa y sin pausa ninguna. Necesitaba saber que diantres estaba pasando... Hacia el centro, quizás hacia la calle alejada desde la que se veía el patíbulo. No obstante, siempre discretos. Porque si había algo que ella reconocía es que realmente le costaría el mantener una pelea con cualquiera de los que se habían cruzado hasta el momento. Y quizás fue por eso por lo que puso alerta todo su poder, todo lo que tenía y todo lo que sabía hacer de forma que no pudieran pillarla desprevenida.
[Acciones. Encuentra y guarda la pistola en su mochila sin decirselo a Haine. Protesta porque no encontró nada. Pone rumbo hacia el centro de la ciudad con discreción.]
Avance de muertes:
·Katrina Read
·Álika Edebiyet
Dios guarde sus almas.
Y Simo y Alta, graciosos, os toca Almirante.
El Almirante Yamata os ve, y monta en cólera de la misma forma que su compañero. Se lanza a por vosotros, y os cierra el escape.
-Os dejaré el primer golpe. Luego moriréis.
·Katrina Read
·Álika Edebiyet
Dios guarde sus almas.
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-Os dejaré el primer golpe. Luego moriréis.
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La explosión fue increíble, el chico lobo se llevó las manos a los oídos rápidamente mientras rugía entrecerrando los ojos, aún tenía un poco de sordera por la explosión anterior, esta vez al estar volando le pilló con menos potencia. Pudo ver desde las alturas aquel espectáculo pirotécnico. Estaba dispuesto a seguir al vampiro o a seguir sus órdenes. Pero algo pasó, los ojos del chico pasaron del verde al dorado en pocos instantes, incluso algo en su interior luchaba por seguir y rugía por dentro de su propio cuerpo. El chico estaba observando a un grupo de Gyojines y entre ellos estaba él…
El maldito Krabbo, el capullo que hizo que le tendieran una emboscada en la cual estuvieron a punto de matarle. Los ojos de Drake parecía querer salirse de sus orbitas, los gruñidos del chico comenzaron a salir mientras observaba al cangrejo traidor. Ese miserable payaso debía recibir una buena, quizás no la muerte, pero si la paliza de su vida. Esperaba que no fuera tan cobarde delante de sus propios hombres, el chico no pudo evitarlo, entrecerró los ojos mientras apretaba los puños y sus colmillos salían a la luz.
- ¡Grrrrr!
Pegó un gruñido mientras miraba de reojo a su líder, tras aquello su aura del SN1 aumentó y salió disparado a la calle, donde aterrizó con los pies en el suelo a una distancia de seis metros del tipo cangrejo. Su mirada era temible y parecía estar de muy malas pulgas. Le daba igual el número de idiotas que hubiese, para él, los únicos Gyojines que merecían la pena eran Cánabar y Kaiser. Ahora se preparaba, sin mero aviso, tomó aire mientras apretaba los puños y se colocaba en su posición de combate.
- Maldito cobarde, tú fuiste el que ordenó mi muerte en Jaya. ¿Tres contra uno solo? ¿Crees que eso es honor maldito loco? Te reto a un duelo, zarpa contra pinza, lobo contra gyojin. Sin armas, tu y yo solos maldito cobarde. Eso si eres capaz de vencer a un simple luchador como yo, maldito caparazón de mierda.
Su interior se sacudía una y otra vez, como si Slayer quisiera tomar el control de esa situación. Lo que si sabía el chico, era que si aceptaba y tenía el valor necesario, no iba a contenerse e iba a mostrar su verdadera fuerza, su haki de observación ya estaba activado y listo para cualquier cosa que pasase.
El maldito Krabbo, el capullo que hizo que le tendieran una emboscada en la cual estuvieron a punto de matarle. Los ojos de Drake parecía querer salirse de sus orbitas, los gruñidos del chico comenzaron a salir mientras observaba al cangrejo traidor. Ese miserable payaso debía recibir una buena, quizás no la muerte, pero si la paliza de su vida. Esperaba que no fuera tan cobarde delante de sus propios hombres, el chico no pudo evitarlo, entrecerró los ojos mientras apretaba los puños y sus colmillos salían a la luz.
- ¡Grrrrr!
Pegó un gruñido mientras miraba de reojo a su líder, tras aquello su aura del SN1 aumentó y salió disparado a la calle, donde aterrizó con los pies en el suelo a una distancia de seis metros del tipo cangrejo. Su mirada era temible y parecía estar de muy malas pulgas. Le daba igual el número de idiotas que hubiese, para él, los únicos Gyojines que merecían la pena eran Cánabar y Kaiser. Ahora se preparaba, sin mero aviso, tomó aire mientras apretaba los puños y se colocaba en su posición de combate.
- Maldito cobarde, tú fuiste el que ordenó mi muerte en Jaya. ¿Tres contra uno solo? ¿Crees que eso es honor maldito loco? Te reto a un duelo, zarpa contra pinza, lobo contra gyojin. Sin armas, tu y yo solos maldito cobarde. Eso si eres capaz de vencer a un simple luchador como yo, maldito caparazón de mierda.
Su interior se sacudía una y otra vez, como si Slayer quisiera tomar el control de esa situación. Lo que si sabía el chico, era que si aceptaba y tenía el valor necesario, no iba a contenerse e iba a mostrar su verdadera fuerza, su haki de observación ya estaba activado y listo para cualquier cosa que pasase.
Dacren
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Los otros tipos se habían ido ya del barco, o por lo menos unos cuantos, creo que ya estaba preparado para desembarcar, preparar todas mis armas y tal me llevaba un tiempo si quería tener todo a punto, ademas preferí esperar mientras los cascotes caía por todos lados, el barco me parecía no un lugar seguro pero tampoco el menos seguro. Bajé del barco de un salto y me dirigí hacia el centro del pueblo junto a mi mascota. Ahora una gran capa marrón claro me cubría casi por completo, de esta forma esperaba no ser reconocido mientras me movía por la ciudad. Quizás fuese a alguna taberna, la ejecución me daba un poco igual, vista una vistas todas pensé y me puse a buscar algún lugar donde pasar el rato.
El lugar parecía estar en guerra, solo se oían explosiones y se notaban terremotos por todos lados, esperaba no tener que encontrarme con ningún causante de tal revuelo.
El lugar parecía estar en guerra, solo se oían explosiones y se notaban terremotos por todos lados, esperaba no tener que encontrarme con ningún causante de tal revuelo.
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Krauser había llegado al bosque junto a Alex, había escuchado sus palabras por el camino, le asintió despacio dándole toda la razón. Cabrones no, pero si unos verdaderos hijos de puta, el marine estaba de muy mala leche cuando de repente una serie de explosiones le llamó la atención, cerró los ojos mientras se llevaba las manos a la cabeza gruñendo, después se dio la vuelta observando la dirección en la que había venido. No tenía tiempo para gilipolleces, en el bosque había ya varias personas. El primero que se le acercó fue el agente del CP que le pidió información. El marine iba a facilitarla, pero antes pretendía llamar la atención de todos los que había en el lugar. Sacó su enorme espadón, pegando un tajo con algo de fuerza y clavándolo en un árbol, a continuación saltó a una rama y después colocó uno de sus pies en la parte ancha de la hoja, quedando sobre ella a unos tres metros de altura. Frunció el ceño observando a todos los que estaban allí, esperaba que no estuvieran huyendo, escuchó lo de la luz azul por parte de Deadpool, pero no le dio importancia a eso. Sacó su beretta 92 y apuntó al cielo pegando tres disparos en intervalos de tres segundos. A continuación comenzó a hablar alzando la voz, pretendía que la gente se acercara, lo hiciesen o no, él iba a hablar ya que Alex probablemente le escucharía al igual que el agente.
- ¡Todo el mundo que escuche estas palabras ahora! ¡Nos están atacando por una maldita ejecución! Todo esto va a explotar, la isla puede quedar arrasada. Soy el Contra-Almirante Krauser. ¡Líder de la Élite y conocido como el demonio de la niebla! En estos momentos todo está explotando y todo indica que la batalla está en la plaza. No sé si las personas que estáis aquí sois piratas, revolucionarios, cazadores o lo que seáis, pero lo que sé es que no voy a quedarme en un puto bosque esperando sentado como un puto cobarde. Sé de sobra que muchos odiáis la marina. ¡Yo me incluyo en ese grupo! Solo corrupción y mierda por todos lados, yo pretendo cambiar todo eso y estoy de vuestro lado, pero para ello hay que luchar y mostrar tanto a la marina como a esos idiotas, que vosotros tenéis también palabra en este asunto. ¡El demonio de la niebla os convoca para la batalla! ¡Asaltemos la plaza y sacaos el biberón de la boca! ¡Prefiero morir luchando que vivir de rodillas! ¡Quién quiera seguirme que lo haga! ¡Cazadores! ¡Agentes! ¡Marines! ¡Ciudadanos! ¡Seguid vuestros ideales y que vuestro esfuerzo no haya sido en balde, demostrad que no sois cobardes! ¡Echadle cojones!
Tras sus palabras frunció el ceño mientras saltaba al suelo dejando su mano pasar por el mango de su espada y tomándola con fuerza, la metió en su funda negra y a continuación miró a Alex y Deadpool. Su mirada cambió buscando a Takeshi y a los demás para segundos después activar su haki de observación y golpear la corteza del árbol con el puño envuelto en energía cortante.
- ¡Vamos!
Tras su grito se dio la vuelta ignorando todo lo demás y salió corriendo rumbo a la plaza. Morir le daba igual, no se iba a quedar sentado en un puto bosque como un cobarde. El demonio de la niebla no había dicho su última palabra y su espada sería la que hablaría por él si era necesario.
- ¡Todo el mundo que escuche estas palabras ahora! ¡Nos están atacando por una maldita ejecución! Todo esto va a explotar, la isla puede quedar arrasada. Soy el Contra-Almirante Krauser. ¡Líder de la Élite y conocido como el demonio de la niebla! En estos momentos todo está explotando y todo indica que la batalla está en la plaza. No sé si las personas que estáis aquí sois piratas, revolucionarios, cazadores o lo que seáis, pero lo que sé es que no voy a quedarme en un puto bosque esperando sentado como un puto cobarde. Sé de sobra que muchos odiáis la marina. ¡Yo me incluyo en ese grupo! Solo corrupción y mierda por todos lados, yo pretendo cambiar todo eso y estoy de vuestro lado, pero para ello hay que luchar y mostrar tanto a la marina como a esos idiotas, que vosotros tenéis también palabra en este asunto. ¡El demonio de la niebla os convoca para la batalla! ¡Asaltemos la plaza y sacaos el biberón de la boca! ¡Prefiero morir luchando que vivir de rodillas! ¡Quién quiera seguirme que lo haga! ¡Cazadores! ¡Agentes! ¡Marines! ¡Ciudadanos! ¡Seguid vuestros ideales y que vuestro esfuerzo no haya sido en balde, demostrad que no sois cobardes! ¡Echadle cojones!
Tras sus palabras frunció el ceño mientras saltaba al suelo dejando su mano pasar por el mango de su espada y tomándola con fuerza, la metió en su funda negra y a continuación miró a Alex y Deadpool. Su mirada cambió buscando a Takeshi y a los demás para segundos después activar su haki de observación y golpear la corteza del árbol con el puño envuelto en energía cortante.
- ¡Vamos!
Tras su grito se dio la vuelta ignorando todo lo demás y salió corriendo rumbo a la plaza. Morir le daba igual, no se iba a quedar sentado en un puto bosque como un cobarde. El demonio de la niebla no había dicho su última palabra y su espada sería la que hablaría por él si era necesario.
Adam Windwalker
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Allí estábamos los dos, observando en lo alto lo que podrían ser el último día de un ciudad histórica y escuchando una música algo acorde con la situación. Ahora entendía lo de Halo, un anillo de fuego y explosiones rodeó la ciudad, desde las alturas se podía apreciar perfectamente cómo la onda expansiva iba removiendo el aire de las calles y haciendo estallar los cristales de las ventanas, primero hacia delante, luego hacia atrás para llenar el vacío provocado por la explosión y alimentar más las llamas. Había venido para presenciar la ejecución de una Yonkou, pero creo que ésto era más impresionante y espectacular, casi hipnótico. Por desgracia me embobé tanto con las explosiones que bajé la guardia y una fuerte ráfaga de aire, producto de las explosiones me sacudió, haciendo que la jaula se me resbalase y cayese en picado hacia la plaza.
-Mierda, aunque la jaula sea de kairoseki seguro que muere con el impacto- Pensé alarmado.
Inmediatamente aleteé hacia arriba y dí una vuelta en el aire para iniciar un descenso en picado con más velocidad. Me impulsé con otro aleteo de mis alas y luego adopté una pose aerodinámica para ganar aún más velocidad. Por fortuna la velocidad que alcancé me sirvió de sobra para agarrar la jaula con mi mano, seguía tapada con mi gabardina, por lo que no toqué el kairoseki, ahora el problema era aterrizar. Extendí mis alas con intención de iniciar un planeo y llegar al suelo a una velocidad segura, pero casi en ese momento se inició una tormenta eléctrica por todo el lugar ¿qué narices estaba pasando?. Un rayo me rozó el ala izquierda, no hizo mucho daño, pero noté cómo todos lo músculos del ala se contraían a causa de las descarga dejándola paralizada en el peor momento. Con sólo un ala entré en una caída completamente descontrolada, el mundo daba vueltas a mi alrededor, arriba era abajo, e izquierda y derecha eran cualquier dirección menos las que tenían que ser, salgo que me provocó nauseas. Aunque mi mayor problema era el impacto contra el suelo, abracé la jaula cubriéndola con mi cuerpo con cuidado de no tocarla directamente y activé mi haki de armadura para reducir los daños.
A pesar de todo el impacto fue increíblemente fuerte dada la velocidad que llevaba, me dolía el cuerpo entero, especialmente la cabeza, puede que tuviera una pequeña brecha, aunque gracias a mis escamas y al haki los daños no parecían ser muy severos. De todas formas estada desorientado, no sabía donde había acabado y los oídos me pitaban, aunque poco a poco recuperaba la audición. La jaula parecía estar bien y notaba movimiento en ella, seguramente el hamster estuviera a salvo. Ahora la pregunta era...¿Dónde había acabado? esperaba no haber caído encima de nadie.
AlexEmpanadilla
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Alex alcanzó a ver cómo la lanza entraba por aquella ventana. Se acercó de forma cautelosa, flotando como un jirón de gas apenas perceptible. Cuando hubo llegado a la altura de la ventana, se asomó ligeramente, con gran sigilo. Echó un vistazo al interior. La escena no era bonita.
El rey se encontraba sentado en una letrina, con los pantalones bajados, y la enorme lanza se hallaba atravesando su pecho a la altura del corazón. El rostro del monarca denotaba dolor y sorpresa parejos. De sus labios salían unos pocos goterones de sangre que manchaban sus reales ropajes de dormir (un pijama de cuerpo entero complementado por un gorro puntiagudo de tela, lo que le quitaba gran parte de su realeza). El médico vio la lanza. Había lanzado aquel arma pensando en el rey. ¿Acaso aquel arma era capaz de seguir a su objetivo? Era muy interesante. Entró en la sala. Era un pequeño baño, con tan solo una letrina y un lavabo. El rey estaba haciendo caso a la llamada de la naturaleza cuando la lanza lo había matado. En la puerta no había ruido, por lo que tal vez los guardias (si los había) no hubieran escuchado el golpe. Cuando el médico se acercó, la lanza empezó a vibrar y se movió mágicamente a su mano. Asombrado, vio cómo la zona del esternón y las costillas del difunto estaba completamente destrozada por el impacto, como si de una explosión se tratase. Definitivamente aquella lanza era poderosa. Sonrió y la apoyó con cuidado en la pared. Observó el cadáver. Debía hacer algo con aquel hombre. Se llevó la mano a su zurrón y extrajo una serie de medicinas. Aplicó regenerador celular en la herida. El cadáver aún era fresco y las células no habían muerto, por lo que era posible que lograra cerrar parte de la herida. Si lo hacía, sería más fácil ocultar su muerte. En efecto, la herida empezó a cerrarse lentamente, aunque los órganos internos seguían destrozados. Fue entonces cuando le inyectó en vena un poco de Secreto de Law. Mientras el rey volvía a la vida, el médico le puso las manos en la boca. Había estudiado los efectos de aquella medicina. Sabía que el objetivo volvería a la vida débil y sin fuerzas. Pero sus heridas mortales estarían curadas. Aquello le ayudaría a ocultar la muerte. Puso las manos en la boca del monarca mientras iba administrándole la dosis de medicina. En cuanto sintió que el hombre empezaba a respirar, le introdujo cloro concentrado por el conducto respiratorio, matándolo de nuevo. El rey no pudo ni moverse mientras su mente se apagaba y su vida escapaba de su cuerpo... de nuevo. Sin embargo, esta vez el cadáver estaba limpio. Cerró los ojos del rey y le quitó la ropa manchada de sangre. Se la guardó en el zurrón. Tendría que deshacerse de ella más tarde. Por último, abrió el grifo del lavabo y cerró la ventana. Abrió el agua caliente, y cuando el pequeño espejo sobre el lavabo estuvo empañado, escribió una nota de suicidio en la que decía que el rey no aguantaba más sus obligaciones, y que quería dejar su reino en manos de un noble de confianza para él: Derian Markov. También se disculpaba por no haber sabido dirigir el reino con buen rumbo y esperaba que su sucesor lo hiciera mejor que él. Satisfecho con su trabajo, el médico agarró de nuevo la lanza y salió por la ventana, oculto de todas las miradas, dirigiéndose a la sala del tesoro. Esperaba que aquello fuera suficiente. La muerte parecería muerte por envenenamiento.
Entró en la sala del tesoro. Los cuatro guardias seguían allí, muertos. Eran la última prueba por eliminar. Los cortes en las gargantas eran demasiado visibles. Suspiró y pensó en cómo podía librarse de ellos. Cogió al más pequeño de ellos y le agarró la mano. La sangre de sus heridas estaba seca, así qeu tendría que improvisar. Con su hoja oculta, se hizo un pequeño corte en el brazo e impregnó el dedo del guardia con la sangre. Entonces, escribió en el suelo dos palabras: "Henrich Traidor". Henrich era uno de los duques del país, y de los seis, era el más influyente de Halstat. Si el rey moría, era el que más papeletas tenía para reinar. Con aquello, se aseguraba de que no fuera así. Pero el simple hecho de que un guardia pusiera eso en el suelo, no era una prueba sólida. El médico buscó entre las cosas valiosas en la sala y cogió todo lo que podía cargar en el zurrón. Además de unos pocos berries para su bolsillo. Hecho esto, salió volando de nuevo por la ventana, en dirección al ducado de Henrich. Tenía un asunto más que terminar.
El rey se encontraba sentado en una letrina, con los pantalones bajados, y la enorme lanza se hallaba atravesando su pecho a la altura del corazón. El rostro del monarca denotaba dolor y sorpresa parejos. De sus labios salían unos pocos goterones de sangre que manchaban sus reales ropajes de dormir (un pijama de cuerpo entero complementado por un gorro puntiagudo de tela, lo que le quitaba gran parte de su realeza). El médico vio la lanza. Había lanzado aquel arma pensando en el rey. ¿Acaso aquel arma era capaz de seguir a su objetivo? Era muy interesante. Entró en la sala. Era un pequeño baño, con tan solo una letrina y un lavabo. El rey estaba haciendo caso a la llamada de la naturaleza cuando la lanza lo había matado. En la puerta no había ruido, por lo que tal vez los guardias (si los había) no hubieran escuchado el golpe. Cuando el médico se acercó, la lanza empezó a vibrar y se movió mágicamente a su mano. Asombrado, vio cómo la zona del esternón y las costillas del difunto estaba completamente destrozada por el impacto, como si de una explosión se tratase. Definitivamente aquella lanza era poderosa. Sonrió y la apoyó con cuidado en la pared. Observó el cadáver. Debía hacer algo con aquel hombre. Se llevó la mano a su zurrón y extrajo una serie de medicinas. Aplicó regenerador celular en la herida. El cadáver aún era fresco y las células no habían muerto, por lo que era posible que lograra cerrar parte de la herida. Si lo hacía, sería más fácil ocultar su muerte. En efecto, la herida empezó a cerrarse lentamente, aunque los órganos internos seguían destrozados. Fue entonces cuando le inyectó en vena un poco de Secreto de Law. Mientras el rey volvía a la vida, el médico le puso las manos en la boca. Había estudiado los efectos de aquella medicina. Sabía que el objetivo volvería a la vida débil y sin fuerzas. Pero sus heridas mortales estarían curadas. Aquello le ayudaría a ocultar la muerte. Puso las manos en la boca del monarca mientras iba administrándole la dosis de medicina. En cuanto sintió que el hombre empezaba a respirar, le introdujo cloro concentrado por el conducto respiratorio, matándolo de nuevo. El rey no pudo ni moverse mientras su mente se apagaba y su vida escapaba de su cuerpo... de nuevo. Sin embargo, esta vez el cadáver estaba limpio. Cerró los ojos del rey y le quitó la ropa manchada de sangre. Se la guardó en el zurrón. Tendría que deshacerse de ella más tarde. Por último, abrió el grifo del lavabo y cerró la ventana. Abrió el agua caliente, y cuando el pequeño espejo sobre el lavabo estuvo empañado, escribió una nota de suicidio en la que decía que el rey no aguantaba más sus obligaciones, y que quería dejar su reino en manos de un noble de confianza para él: Derian Markov. También se disculpaba por no haber sabido dirigir el reino con buen rumbo y esperaba que su sucesor lo hiciera mejor que él. Satisfecho con su trabajo, el médico agarró de nuevo la lanza y salió por la ventana, oculto de todas las miradas, dirigiéndose a la sala del tesoro. Esperaba que aquello fuera suficiente. La muerte parecería muerte por envenenamiento.
Entró en la sala del tesoro. Los cuatro guardias seguían allí, muertos. Eran la última prueba por eliminar. Los cortes en las gargantas eran demasiado visibles. Suspiró y pensó en cómo podía librarse de ellos. Cogió al más pequeño de ellos y le agarró la mano. La sangre de sus heridas estaba seca, así qeu tendría que improvisar. Con su hoja oculta, se hizo un pequeño corte en el brazo e impregnó el dedo del guardia con la sangre. Entonces, escribió en el suelo dos palabras: "Henrich Traidor". Henrich era uno de los duques del país, y de los seis, era el más influyente de Halstat. Si el rey moría, era el que más papeletas tenía para reinar. Con aquello, se aseguraba de que no fuera así. Pero el simple hecho de que un guardia pusiera eso en el suelo, no era una prueba sólida. El médico buscó entre las cosas valiosas en la sala y cogió todo lo que podía cargar en el zurrón. Además de unos pocos berries para su bolsillo. Hecho esto, salió volando de nuevo por la ventana, en dirección al ducado de Henrich. Tenía un asunto más que terminar.
Date Musashi
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—Que haga de niñera, te refieres. Está bien, lo entiendo, a sus órdenes y todo eso.— dijo el semigigante con su voz profunda como la más oscura de las mazmorras al tiempo que le daba la espalda irrespetuosamente y se dirigía al bosque. Había tenido ya varios problemas por su comportamiento, pero lo necesitaban y pese a que sabía le castigarían por su tono de voz al tratar a un superior de forma irrespetuosa no le importaba una mierda. Caminó rumbo al norte, al lugar donde le habían designado, mas no pudo dar muchos pasos pues una gran explosión le había derribado, la de decenas de edificios del anillo exterior que se habían hundido y que ahora levantanban un mar de fuego. —La cosa es complicarme las cosas...— murmuró mientras se levantaba y continuaba avanzando al norte. Imaginaba que ese tal 096 cuyo nombre le sonaba de algo se encargara del asunto de los objetos con akuma, lo cual le recordó al pequeño ratón que aún no poseía nombre y que procuró que estuviera bien. Este salió de su bolsillo sonriente o eso le pareció a Date, pero lo volvió a esconder para que no lo viera nadie.
Llegó hasta los escombros en llamas y se transformó en un gran demonio que utilizó las alas para ascender una gran altura, de forma que no pudiera quemarse pero sin llegar a las tormentosas nubes que le tenían intranquilo. Un vez ascendió hasta tal altura se dejó caer planeando sobrevolando el bosque en busca de los miembros del Cipher Pol desaparecidos, llegando hasta casi el mar en donde se paró y volvió a su forma humana. Una extraña canción se escuchaba en toda la isla, pero esperaba que sus pulmones dieran más de sí que todo aquello y tomó una gran cantidad de aire. —¡¡Agentes especiales del Gobierno!! ¡Reunión urgente, aparezcan aquí de forma inmediata por órdenes de los superiores!— gritó a pleno pulmón con una voz tenebrosa, dando la sensación que venía de lo más profundo del infierno. Era posible que aquello llamara la atención de piratas o revolucionarios, pero era la mejor forma de reunirse con ellos.
Y se cruzó de brazos a esperar. Estaba en el límite del bosque y de lo que parecía un puerto, no necesitaba subirse a ningún lugar elevado para llamar la atención debido a que era casi tan grande como uno de los árboles que había a su espalda. No llevaba el traje que lo representaba como agente del Gobierno, pero si algún parásito dudaba de su posición le mostraría sus credenciales en forma de maza de semigigante. A lo lejos escuchaba a alguien dar un discurso, pero no le importaba, su voz resonaría por encima debido a su capacidad pulmonar y la gravedad que poseía.
Llegó hasta los escombros en llamas y se transformó en un gran demonio que utilizó las alas para ascender una gran altura, de forma que no pudiera quemarse pero sin llegar a las tormentosas nubes que le tenían intranquilo. Un vez ascendió hasta tal altura se dejó caer planeando sobrevolando el bosque en busca de los miembros del Cipher Pol desaparecidos, llegando hasta casi el mar en donde se paró y volvió a su forma humana. Una extraña canción se escuchaba en toda la isla, pero esperaba que sus pulmones dieran más de sí que todo aquello y tomó una gran cantidad de aire. —¡¡Agentes especiales del Gobierno!! ¡Reunión urgente, aparezcan aquí de forma inmediata por órdenes de los superiores!— gritó a pleno pulmón con una voz tenebrosa, dando la sensación que venía de lo más profundo del infierno. Era posible que aquello llamara la atención de piratas o revolucionarios, pero era la mejor forma de reunirse con ellos.
Y se cruzó de brazos a esperar. Estaba en el límite del bosque y de lo que parecía un puerto, no necesitaba subirse a ningún lugar elevado para llamar la atención debido a que era casi tan grande como uno de los árboles que había a su espalda. No llevaba el traje que lo representaba como agente del Gobierno, pero si algún parásito dudaba de su posición le mostraría sus credenciales en forma de maza de semigigante. A lo lejos escuchaba a alguien dar un discurso, pero no le importaba, su voz resonaría por encima debido a su capacidad pulmonar y la gravedad que poseía.
- Atentos los del bosque:
- Date ha gritado que es un agente del gobierno, por lo que si eres un agente del gobierno quizás te convendría venir conmigo si lo oyes (me han ordenado que os busque, El Cid, Shiroi Shibou y Álika Edebiyet). Si no lo eres, también puedes oírme por lo que eres libre de hacer lo que quieras.
Crimson
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Todo había sucedido muy rápido. El almirante en persona, que estaba tras el enorme mastodonte de Karl, les había pillado. No sabía exactamente cómo, pero de alguna forma consiguió descubrir sus mentiras. Tras eso todos se marcharon. Crimson decidió seguirlos, pues no sabía cómo continuar con su ficticia misión. Escuchó las palabras de Allen, Crimson debía vovler a elegir qué hacer, pero ya lo había hecho, obedecerían al Almirante o este probablemente los intentaría matar ese mismo día. No era estúpido, si combatían contra uno no tenían nada que hacer. Difícilmente podrían contra un vicealmirante, hacerlo contra alguien de mayor rango era una auténtica locura. No estaba asustado, pero tampoco tenía intenciones de morir tan pronto. -Allen, vamos a cumplir con lo que nos ha ordenado, de momento nos conviene más seguir sus instrucciones- le comentó. Entonces estalló una tormenta de cortes que se esparció por toda la ciudad, llegando incluso a su posición. Eso era algo que no esperaba. Vinieron dos hacia ellos, pero Allen estaba justo en medio y no pudo ver que venían. Éste lo esquivó, dejando pasar la espada, y esta le impactó de lleno al capitán de Sons of Anarchy que salió despedido hacia atrás uno cuantos metros. Se levantó adolorido, pero inesperadamente ileso. Tal parecía que la fortuna le sonreía. Se levantó quitándose el polvo de encima. -Como iba diciendo, va siendo hora de ir a la plaza- y sin más dilación de su espalda brotaron dos enormes alas doradas. Se dirigió hacia la plaza cogiéndolo del hombro para llevarlo, pues él era más rápido volando. Salieron a toda velocidad, siguiendo desde el aire a los marines. Sacó su Den Den Mushi y llamó a Deadpool -Eh, cambio de planes, ahora nos dirigimos al centro de la isla. Llevo a un antiguo amigo junto conmigo. Nos vemos ahí, que es dónde está toda la acción- colgó y siguió volando.
Entonces vio como se destruía todo el borde de la isla con las explosiones, justo detrás de ellos. Se habían salvado por muy poco pues acababan de pasar por ahí. Se detuvieron justo detrás de uno del edificio más cercano al patíbulo, a menos de quince metros de la plataforma de ejecución. Convirtió sus ojos humanos en los un águila y vio todo lo que acontecía en la plaza y agudizó sus oídos de espía para enterarse de la situación. Al menos la que no estaba cubierta con esa espesa polvareda. Vio como el almirante que les había pillado se enfrentaba contra uno de los shichibukais. No sabía exactamente por qué. De pronto, y sin previo aviso, dos supernovas, uno de ellos estaba en su tripulación, saltaron contra el almirante de la flota.
Kenbunshoku no Haki
Ahora con su haki de la observación obtuvo un pequeño escáner de todo lo que ocurría. Ya no volverían a pillarle desprevenido. El almirante de la flora siendo decapitado, la yonkou estaba intentando huir, del maltrecho patíbulo. Dos monstruos peleando en medio de la plaza (un almirante contra un yonkou, el almirante de la flota estaba muerto, los dos supernovas lograron su cometido, Karl empezó reír como un loco, muy cerca de ella, justo después de haber acabado de dar su particular concierto motivacional para sus tropas y el otro almirante peleando contra el que, suponía que ya no, era un Shichibukai. Crimson se quitó el traje y quedó a descubierto, vestido con sus ropas habituales. Quedó a la luz sus cabellos totalmente plateados, muy similares a los de Allen. Pudo ver claramente las intenciones de Karl. Vio como la Yonkou a la que pretendían ejecutar, estaba tratando de huir, ya libre de sus cadenas, pues el supernova que iba con Abyss la acababa de liberar. Pero el vicealmirante iba a atacarla por la espalda en un acto vil y despreciable. Crimson no iba a permitir que un hombre atacase por a una mujer "indefensa" (todo lo indefensa que puede estar una Yonkou), aunque esta fuera el mismo demonio. Iba en contra de sus principios. Nadie iba a matar a una mujer así frente a sus ojos. Activó tanto su Red Aura como su nuevo habilidad, Flash of Spark mientras se lanzaba, a la vez que Karl seguía riendo. Su cuerpo se recubrió de un rojo intenso, rodeado de rayos carmesís. Su pelo se erizó y se tornó de un blanco, más brillante que nunca.
Se lanzó detrás de los dos, directamente y en picado, gracias a sus alas era tan rápido como un águila, y ahora mucho más debido a sus dos técnicas. Fue directamente hacia el punto por el que pasaría Karl en la escasísima trayectoria si quería alcanzar a la emperatriz pirata. Desenfundó su O Wazamono, sairentoorenji, y atacó a Karl, que se movía mucho más deprisa de lo que esperaba, soltando un poderoso corte con el filo de su, incluso más, electrizada katana para desviar su puñetazo, lo suficiente, o eso esperaba, como para que no destroce a Katrina con ese terrible puñetazo. Todo su brazo derecho, incluida su arma se habían vuelto de color negro azabache.
-Art Assassin: Lighting Dragon [AMF] [Haki de Armadura Nivel 2 + Haki de Observación de nivel 2]
Se vio como desde uno de los edificios un relámpago rojo se cruzaba contra otro amarillo que empezaba a arrancar, desviándolo ligeramente del camino que esta iba a tomar. Ambos atravesaron la plataforma de ejecución, que debido a la descarga que soltaba su hoja, esta vez extremadamente alta por la fuerza y velocidad de su corte se prendió en llamas. Crimson se revolcó por el suelo con el hombro dislocado, A pesar de no haber impactado de pleno contra el puñetazo tenía el brazo fuera de su sitio. Era monstruosamente fuerte. Esperaba que katrina se hubiese salvado, aunque sólo sea por escasos centímetros. -No voy a permitir que la mates de esta forma, si la quieres, tendrás que hacerlo cuando ella pueda defenderse.- exclamó levantándose y quitándose varios escombros de encima. Tiró de su muñeca y se recolocó nuevamente el hombro. Aunque eso no quitaba lo mucho que le dolía, probablemente ese brazo poco podría hacer a partir de entonces. -Vamos, por qué no la dejas en paz por ahora y das por concluida esta absurda guerra- inquirió levantando con dificultades su espada y apuntando directamente a Karl. -No deberías de ser tan rastrero y aprovecharte de la señorita ahora-. El fuego empezó rápidamente esparcirse y alzarse a por lo menos cinco metros de altura. Poco a poco las llamas les rodearían, como en su primer combate. Sabía perfectamente que no tenía muchas oportunidades contra él, al menos no de momento. Entonces percibió como contra los dos supernovas se abalanzaba el tercer almirante. Ellos tampoco lo tendrían fácil. Sólo esperaba que el resto de su tripulación tuviera más suerte que él. Todavía faltaba por ver que haría Allen, sobretodo en ese momento, que Karl debía de estar más pendiente de Crimson.
Minato Kazuo
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Había llegado tarde, no había sido capaz de detener la explosión que le hizo temblar en el lugar donde estaba. Concretamente había sido todo el edificio el que estaba temblando, no le gustaba nada de aquello pues si sus sospechas eran ciertas la plaza podía estar a punto de venirse abajo en algún sistema de alcantarillado o algo así, lo que provocaría la desestabilidad en el patíbulo y una oportunidad clave para atacar al almirante de flota, si era bien aprovechada. Salió a la calle por una de las ventanas del edificio antes de que este se derrumbara y comenzó a correr de nuevo en dirección al patíbulo, Karl había empezado su concierto para animar a los marines a continuar con su trabajo, a cumplir su labor, pero en el otro extremo pudo ver al almirante Irvin de la Vega que le gritaba unas palabras a Karl. Debido a la música no pudo escucharlas por completo, pero logró escuchar unas palabras que resultaron inquietantes para el pelirrojo. "Karl, ... de puta! ...responsable! ...me encargaré de ti después!" había dicho el almirante, hecho que sorprendió al pelirrojo que estaba bastante cerca de él.
Pensó que se había equivocado, pero guardó las palabras para sí mismo. Se alejó de donde estaba el almirante Irvin y corrió hacia el patíbulo, pero cuando la música terminó pudo ver como un pirata le cortaba la cabeza a Kurokku y soltaba un discurso acerca de los piratas. Un segundo pirata corroboró sus palabras mientras el marine observaba todo aquello petrificado. Por su mente pasaba el inspirador discurso -o por lo menos para él lo había sido- que había soltado en marineford, y la idea de que nunca más podría volver a escuchar algo así de él. Mientras su mente asimilaba toda aquella información observó como Karl se lanzaba a lo que en un principio pensó que eran los piratas, pero en lugar de eso trató de golpear a Katrina. Ahí dejó de mirar, el mundo había perdido a un gran hombre, debía hacerse justicia.
Saltó hacia adelante hasta subirse al escenario en el que estaba Karl hace un momento y atravesó el patíbulo por debajo escasos segundos más tarde de que fuera destruido, estando a punto de ser alcanzado por las maderas que lo formaban mientras caían por acción de la gravedad. Los comenzó a seguir y activó el mantra para identificar sus auras, ahora ya no se escaparían tan fácilmente ni podrían hacerse pasar por nadie sin que lo detectara. —¡Vosotros! ¡¡Deteneos ahí mismo!!— comenzó a gritar mientras se acercaba a gran velocidad. -¡Habéis traído malicia y deshonor al campo de batalla! ¡Como respuesta yo os daré justicia!... Justicia por el almirante de flota Kurokku H. Duncan... ¡Os derrotaré justo donde estáis!- gritó, y se lanzó hacia adelante para reunirse con el almirante Yamata, o ese era su plan. Una vez allí lo ayudaría en el combate, y no dejaría que los asesinos escaparan aunque le fuera la vida en ello.
Pensó que se había equivocado, pero guardó las palabras para sí mismo. Se alejó de donde estaba el almirante Irvin y corrió hacia el patíbulo, pero cuando la música terminó pudo ver como un pirata le cortaba la cabeza a Kurokku y soltaba un discurso acerca de los piratas. Un segundo pirata corroboró sus palabras mientras el marine observaba todo aquello petrificado. Por su mente pasaba el inspirador discurso -o por lo menos para él lo había sido- que había soltado en marineford, y la idea de que nunca más podría volver a escuchar algo así de él. Mientras su mente asimilaba toda aquella información observó como Karl se lanzaba a lo que en un principio pensó que eran los piratas, pero en lugar de eso trató de golpear a Katrina. Ahí dejó de mirar, el mundo había perdido a un gran hombre, debía hacerse justicia.
Saltó hacia adelante hasta subirse al escenario en el que estaba Karl hace un momento y atravesó el patíbulo por debajo escasos segundos más tarde de que fuera destruido, estando a punto de ser alcanzado por las maderas que lo formaban mientras caían por acción de la gravedad. Los comenzó a seguir y activó el mantra para identificar sus auras, ahora ya no se escaparían tan fácilmente ni podrían hacerse pasar por nadie sin que lo detectara. —¡Vosotros! ¡¡Deteneos ahí mismo!!— comenzó a gritar mientras se acercaba a gran velocidad. -¡Habéis traído malicia y deshonor al campo de batalla! ¡Como respuesta yo os daré justicia!... Justicia por el almirante de flota Kurokku H. Duncan... ¡Os derrotaré justo donde estáis!- gritó, y se lanzó hacia adelante para reunirse con el almirante Yamata, o ese era su plan. Una vez allí lo ayudaría en el combate, y no dejaría que los asesinos escaparan aunque le fuera la vida en ello.
- Un pequeño adelanto:
- Un pequeño spoiler de lo que le va a pasar a Minato. Recomiendo encarecidamente que vean el vídeo, aunque no entiendan bien el inglés (prácticamente Minato dijo lo mismo, o parecido). Al menos imagino que es lo que le pasará xD
Katrina ha muerto. La espada de Crimson le ha rebanado el cuello. Pero ha impedido que Karl la matara. Good Job Dude.
Ups, parece que a Karl no le ha gustado tu intromisión. So...FIGHT!
Eso me recuerda... Ya que Kasan ha invocado una tormenta eléctrica... Crim, ya sé qué has usado como fuente para el Spark. Disfruta del rayo que te ha caído encima. La próxima vez dilo hombre, que si lo tengo que deducir yo nos da la vida...
Ups, parece que a Karl no le ha gustado tu intromisión. So...FIGHT!
Eso me recuerda... Ya que Kasan ha invocado una tormenta eléctrica... Crim, ya sé qué has usado como fuente para el Spark. Disfruta del rayo que te ha caído encima. La próxima vez dilo hombre, que si lo tengo que deducir yo nos da la vida...
Uracha
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Cuando recibí la explosión me sorprendí bastante, no sabia como había podido tener tal fallo pero no podía ya hacer nada, simplemente me enfade un poco, y me puse en dirección al bosque cuando de repente, una gran explosión sonó de nuevo levantando muchísimo polvo y varias rocas salieron volando algunas me dieron pero no recibí ningún daño grave, simplemente pequeñas heridas, también note como la explosión formo un pequeño terremoto y ante mis ojos pude ver como los edificios se comenzaban a derrumbar, esto estaba convirtiéndose en un caos.
-Todo esto me esta empezando a tocas los cojones- dije un poco enfadado mientras aprovechando que aun estaba en modo velocidad salí corriendo para que a los pocos segundos escuchara a alguien gritar reclamando gente para ir a la plaza a luchar mientras escuchaba todo lo que decía, tome rumbo hacia la voz, pude escuchar, que era krauser dado que dijo si nombre así que seguramente Deadpool estaría cerca, cuando estaba apunto de llegar pare unos diez metros antes y comencé a seguirlos debido a que prefería que no me descubrieran por ahora, dado que mi prioridad era reencontrarme con Legim.
-Todo esto me esta empezando a tocas los cojones- dije un poco enfadado mientras aprovechando que aun estaba en modo velocidad salí corriendo para que a los pocos segundos escuchara a alguien gritar reclamando gente para ir a la plaza a luchar mientras escuchaba todo lo que decía, tome rumbo hacia la voz, pude escuchar, que era krauser dado que dijo si nombre así que seguramente Deadpool estaría cerca, cuando estaba apunto de llegar pare unos diez metros antes y comencé a seguirlos debido a que prefería que no me descubrieran por ahora, dado que mi prioridad era reencontrarme con Legim.
Deadpool
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Deadpool escuchó las palabras de Krauser todas con mucho peso y sentido, su misión ya estaba clara, acompañaría a Krauser y al grupo de valientes que se unieran para luchar en la plaza. Krauser echó a correr tras gritar un “¡Vamos!” incitando a las personas que estaban de acuerdo con el en ir a luchar, ese Contra-Almirante se había ganado su respeto y por ello le seguiría, quizás el gobierno le mandó hasta el sin ninguna misión con la intención de que observara la situación en la isla, y que se aliara con el o no bajo su propio criterio, estaba claro que Krauser era el marine con mas fuerza de voluntad, valor y una férrea convicción que había conocido Deadpool.
Nuestro antiheroe corrió a su lado y le habló.
--Krauser, mi misión sera luchar a tu lado codo con codo... Seré tu sombra, necesito que sobresalgas antes los demás en esta batalla, como bien as dicho la marina tiene una gran corrupción y eres el único marine que se a atrevido a hablar de ello y no eres un cualquiera, eres un Contra-Almirante, eso me da a entender que as tenido que lidiar con esos problemas y no hacer nada... Te ayudare a levantarte ante esa corrupción, debes ascender y convertirte en Almirante.- Dijo muy serio mientras corría a su lado.
Tal vez el mundo en que vivimos esté gobernado por algún ente, alguna ley transcendental como la mano de dios que gobierna el destino de los hombres, y las decisiones que creemos tomar libremente tan solo son echos predestinados...
Nuestro antiheroe corrió a su lado y le habló.
--Krauser, mi misión sera luchar a tu lado codo con codo... Seré tu sombra, necesito que sobresalgas antes los demás en esta batalla, como bien as dicho la marina tiene una gran corrupción y eres el único marine que se a atrevido a hablar de ello y no eres un cualquiera, eres un Contra-Almirante, eso me da a entender que as tenido que lidiar con esos problemas y no hacer nada... Te ayudare a levantarte ante esa corrupción, debes ascender y convertirte en Almirante.- Dijo muy serio mientras corría a su lado.
Tal vez el mundo en que vivimos esté gobernado por algún ente, alguna ley transcendental como la mano de dios que gobierna el destino de los hombres, y las decisiones que creemos tomar libremente tan solo son echos predestinados...
Ikaru
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Al fin bajamos del barco y nos propusimos ir a la plaza central. Bajamos la gran mayoría de nosotros e íbamos en un grupo bastante juntos y a lo mejor por eso tuvimos tan mala suerte. Un edificio exploto justo a nuestro lado y los grandes cascotes de piedra comenzaron a caer sobre nuestras cabezas, aunque también se puede decir que tuvimos bastante suerte con los escombros, pues no llegaron a producir ningún herido en nuestro bando. Pero eso no fue todo pues hubo una segunda explosión esta vez producida realmente por un ataque esta vez tuve que esquivar varios cascotes con algo de habilidad lo que ya me hizo retrasarme algo con respecto al grupo que ahora iba un poco más adelantado de lo que iba yo. En realidad ya nos habíamos separado en casi tres grupos. A lo lejos se podía ver a Midorima y a Sting un poco más cerca mía estaban Rose y Kryword por lo que intente correr todo lo que pude para alcanzarlos pero no hubo manera. estaba algo cansado y no se por que, por lo que iba algo más lento de lo normal y luego vi como comenzaron a correr a una velocidad estratosférica por lo que casi les perdí la pista a los dos y ya ni hablar de los de más adelante. tenía que concentrarme de una vez. Me aprete la nueva chupa que tenia detrás la bandera de la banda y comence a usar mi Sound para acerca rapidamente tanto a Rose como a Kryword. Ellos seguían yendo algo más rápidos que yo pero la plaza estaba ya a menso de Quinientos metros por lo que seguramente pararían y podía hablar con ellos y reagruparnos.
Y Finalmente llegamos a la entrada de la plaza. Todo era un caos y una Nube de violencia. Grandes batallas se habían realizado en este lugar y también estaban en proceso ahora mismo. La tierra temblaba de cada uno de los golpes que realizaban los adversarios. Todo era una guerra. me acerque a Rose y a Kry para hablar con ellos pero entonces el suelo comenzó a Moverse de forma bestial, como si de un terremoto se tratase y la mayoría de edificios que rodeaban la plaza comenzaron a caer casi a la vez como si una gran explosión se hubiera producido y es que parecía que era justamente eso una explosión gigante que no tenía sentido alguno. Tras eso me acerque a nuestra capitana y comenza a hablarla.
-Rose, No se que decirte... Pero esto no tiene ninguna buena pinta, y además no hemos quedado nosotros tres solos Sin poder hacer casi nada. Daré todo loe tenga si tenemos que defendernos pero sinceramente ni yo se que hacer ente preciso instante.
Entonces por si las moscas desenvaine una de mis Katanas y me quede por delante de la capitana esperando que ella decidiese que haríamos, aunque como estaban las cosas la verdad es que todo estaba demasiado complicado
Y Finalmente llegamos a la entrada de la plaza. Todo era un caos y una Nube de violencia. Grandes batallas se habían realizado en este lugar y también estaban en proceso ahora mismo. La tierra temblaba de cada uno de los golpes que realizaban los adversarios. Todo era una guerra. me acerque a Rose y a Kry para hablar con ellos pero entonces el suelo comenzó a Moverse de forma bestial, como si de un terremoto se tratase y la mayoría de edificios que rodeaban la plaza comenzaron a caer casi a la vez como si una gran explosión se hubiera producido y es que parecía que era justamente eso una explosión gigante que no tenía sentido alguno. Tras eso me acerque a nuestra capitana y comenza a hablarla.
-Rose, No se que decirte... Pero esto no tiene ninguna buena pinta, y además no hemos quedado nosotros tres solos Sin poder hacer casi nada. Daré todo loe tenga si tenemos que defendernos pero sinceramente ni yo se que hacer ente preciso instante.
Entonces por si las moscas desenvaine una de mis Katanas y me quede por delante de la capitana esperando que ella decidiese que haríamos, aunque como estaban las cosas la verdad es que todo estaba demasiado complicado
Teravan Finger-bullet
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Se levantó velozmente del suelo y echó a correr en dirección al cuartel, sabía el camino, pues había estado con anterioridad en esa isla, mas no le pareció prudente atravesar la plaza, de la que apreciaba explosiones y estallidos en todo momento. Avanzó hacia la plaza y giró a la derecha en una intersección. Escuchó un montón de pasos apresurados detrás de él, y se escondió en el espacio entre dos casas. Sacó la cabeza para observar a un nutrido grupo de piratas que se acercaban por el puerto, y la ocultó de nuevo después de una tremenda explosión que tiñó de fuego el cielo y el horizonte, una columna de fuego que, inclemente, alcanzaba varios edificios de altura. Un temblor de tierra le hizo perder el equilibrio, y casi cae con el brazo herido al suelo, mas tuvo la agilidad suficiente para caer con la espalda y no hacerse demasiado daño.
Siguió corriendo, algo asustado por los temblores, en dirección al cuartel. No entendía muy bien qué estaba sucediendo, pues en su vida había visto una explosión del calibre de la que acababa de ver. Pensó en los piratas que estaba transitando el puerto en ese momento, y por un instante sintió lástima. Mas cuando vio a un pirata intentando echar abajo la puerta de una casa, no vaciló en apuntarle con el índice y dispararle en la cabeza. No había de olvidar qué era y a qué se enfrentaba, tenía que estar alerta. Siguió corriendo, esquivando algunos proyectiles que caían del cielo, tales como trozos de madera o de metal. Casi le vuela la cabeza un tablón, pero lo vio a tiempo para esquivarlo.
Tardó unos minutos en llegar al cuartel, el horror cruzó sus ojos al ver el edificio adyacente destruido, vio a todos los marines revolucionados, gritando e intentando ayudar a los heridos,
también había gente entrando, armada con fusiles y espadas. "Alguien ha entrado en el cuartel" pensó al ver la prisa que llevaban los reclutas, uno de ellos se lo confirmó, gritando - ¡Hay un intruso, alerta, intruso! - a pleno pulmón. Sin pensarlo dos veces, Teravan entró en la sala de explosivos, y se comió todas las granadas y balas de cañón que pudo. Un total de dos balas de cañón y cuatro granadas. Se guardó otras cinco granadas en la bolsa, y toda la munición que pudo. Una vez tuvo el estómago repleto y las bolsas llenas, salió al pasillo, siguiendo a los marines corriendo, yendo hacia la sala de comunicaciones, donde estaban situados los den-den mushis.
- Apartaos, voy a abrir la puerta, tengo unas ganzúas. - Gritó a pleno pulmón. Acto seguido, de su rodilla y de su codo aparecieron sendas aberturas en forma de cañón, sonó una explosión, y surgieron una bola de cañón y una granada al mismo tiempo, derribando la puerta sin mayores dificultades. - ¡Vamos, al ataque! - Gritó, alentando a sus tropas. Ese intruso no saldría con vida de ahí.
Siguió corriendo, algo asustado por los temblores, en dirección al cuartel. No entendía muy bien qué estaba sucediendo, pues en su vida había visto una explosión del calibre de la que acababa de ver. Pensó en los piratas que estaba transitando el puerto en ese momento, y por un instante sintió lástima. Mas cuando vio a un pirata intentando echar abajo la puerta de una casa, no vaciló en apuntarle con el índice y dispararle en la cabeza. No había de olvidar qué era y a qué se enfrentaba, tenía que estar alerta. Siguió corriendo, esquivando algunos proyectiles que caían del cielo, tales como trozos de madera o de metal. Casi le vuela la cabeza un tablón, pero lo vio a tiempo para esquivarlo.
Tardó unos minutos en llegar al cuartel, el horror cruzó sus ojos al ver el edificio adyacente destruido, vio a todos los marines revolucionados, gritando e intentando ayudar a los heridos,
también había gente entrando, armada con fusiles y espadas. "Alguien ha entrado en el cuartel" pensó al ver la prisa que llevaban los reclutas, uno de ellos se lo confirmó, gritando - ¡Hay un intruso, alerta, intruso! - a pleno pulmón. Sin pensarlo dos veces, Teravan entró en la sala de explosivos, y se comió todas las granadas y balas de cañón que pudo. Un total de dos balas de cañón y cuatro granadas. Se guardó otras cinco granadas en la bolsa, y toda la munición que pudo. Una vez tuvo el estómago repleto y las bolsas llenas, salió al pasillo, siguiendo a los marines corriendo, yendo hacia la sala de comunicaciones, donde estaban situados los den-den mushis.
- Apartaos, voy a abrir la puerta, tengo unas ganzúas. - Gritó a pleno pulmón. Acto seguido, de su rodilla y de su codo aparecieron sendas aberturas en forma de cañón, sonó una explosión, y surgieron una bola de cañón y una granada al mismo tiempo, derribando la puerta sin mayores dificultades. - ¡Vamos, al ataque! - Gritó, alentando a sus tropas. Ese intruso no saldría con vida de ahí.
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- Esta guerra es demasiado absurda...- Fue todo lo que había salido de mi boca.
Acababa de ver como una persona desconocida para mi, había avanzado a hurtadillas a espaldas del almirante de flota, y lo había matado de un corte en el cuello, decapitandolo así. Realmente no cabía en mi como había hecho eso tan fácilmente. Ni yo, ni muchos, fuimos a por la maldita espada porque él estaba ahí, y este joven desconocido para mi, había llegado, y lo había matado sin recibir un solo rasguño.
En ese momento, observé como cogió la espada y marchó corriendo como alma que lleva el diablo, dejando tras de si a un camarada que pronto le alcanzó.
- ¡MI ESPADA! ¡Dadmela! - Grité inútilmente ya que no iba a enterarse a esta distancia.
Suspendí el plan que tenía en mente y me dirigí a su posición corriendo como alma que lleva el diablo, sin embargo me encontré con una sorpresa desagradable al instante. Dos marines les cortaron el paso, uno de ellos era un almirante, aunque no se porque, tenía mala cara. ¿Qué diantres pasa?
Continué el camino veloz pero sin esforzarme, quería ver como avanzaba el duelo, y pude ver como el que no era el asesino, se adelantó a su camarada para atacar al almirante, cosa que no podía permitir, y menos viendo que su compañero empezaba a preparar su ataque.
- Dios quiera que ese sea detenido con facilidad por el almirante o el otro soldado marine- Pensé en voz baja- Ya hasta me siento marine y pienso como uno... quizás no fue tan buena idea vestirse así.
Pegué un salto desenvainando a Kösen cogiéndola con las dos manos, era un ataque descendiente desde lo alto, por lo que la fuerza vendría multiplicada por el efecto de la gravedad. Él ataque estaba dirigido al no-asesino con nombre desconocido para mi, con idea de dañarlo y desvanecer el torbellino al partirlo en dos. [A.F - Haki armadura Nv.2 ]
No sabía hasta que punto dañaría el ataque, en el mejor de los casos provocaría la muerte, pero pocas veces puedo ser tan optimista con algo así, ojalá pudiese herirle de gravedad al menos, no tenía intención de matarle, solo deseaba que se quedase inconsciente, por lo que sería perfecto dejarle inmóvil un rato largo.
Tras el ataque, sin ver siquiera el resultado, salté hacia atrás colocándome entre los dos marines, aún con mi uniforme de vice-almirante y mi aspecto cambiado. No conocía a ninguno de los presentes en personas, ni ellos a mi. Por fortuna, no me hacía pasar por nadie, lo cuál me habría delatado rápido, solo hacía el papel de un vice-almirante del montón que iba a apoyarles. ¿Me descubrirían? Ciertamente no lo se, al fin y al cabo no soy un profesional en esto, pero por lógica pensé que no, en el peor de los casos conocerían mi cara de los wanted, en donde salgo con otros ropajes, una mueca y un pelo totalmente diferente al que tenía ahora, y por si fuera poco, era un momento muy tenso, no apto para pararse a pensar en nada. En todo caso, si me descubriesen, les convenía a los marines hacer como si no, pues se pondrían en total desventaja.
- Señor Almirante y camarada de la marina... lamento llegar tarde, pero pude ver todo desde lejos, y esto hay que castigarle con la mayor de las penas posibles, no podemos permitir que estos hombres salgan con vida de la isla, en concreto el asesino de nuestro amado almirante de flota... vengo como apoyo, Camarada, puede quedarse a ayudarme o asistir al almirante, no tiene buen aspecto que digamos, aunque creo que yo solo podré con ambos... usted decide, si acepta combatir junto a mi, será un placer luchar junto a usted... tiene cara de buena persona.
Miré entonces al asesino del almirante de flota razonando todo lo que le había dicho a otra persona que rondaba cerca, y sonreí de lado.
- ¿Perdona? ¿Te atreves a decirle que no sería honroso que te atacase por la espalda cuando tu mismo lo hiciste con el almirante de flota? Todo lo que has dicho son palabras de un hipócrita solo por esa frase que has soltado, y perdón si te ofendo demasiado, pero eres muy egoísta con esas palabras. Las personas tienen derecho a luchar por su propio mundo justo, ¿Cuál será el correcto? ¿Cuál es la verdadera justicia? Aquella que aplaste a la otra. Si quieres que prevalezca tu justicia, haz valer tu propia justicia ¿Qué tarde o temprano la derrocarán? Cierto, nada dura para siempre, pero en ese tiempo, el mundo podría vivir mejor, jóvenes llenos de alegría, escuchar risas, y que nadie tiemble de miedo por que cualquier día puede ser matado por cualquiera, un mundo donde la humanidad avance al diálogo, a la cordura, al raciocinio y a la paz... y para ello, se deben de hacer unos sacrificios... mi alma está condenada a ir al infierno, y lo tengo totalmente seguro, es un sacrificio en pos de la humanidad, del derecho a tener una verdadera justicia protegiendo al más débil... y tú, serás otro sacrificio por la humanidad, alguien como tú solo puede dañarla.- Dije mirándole con ojos inyectados en sangre por la rabia que sentía hacia él. No solo me había robado mi objetivo, sino que también había dicho semejantes palabras... estaba condenado a morir por l filo de mi espada definitivamente.
- Spoiler:
- Editado para añadir el último dialogo.
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