Kaito Kazuki
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Es un día sereno y tranquilo, algo bastante habitual en la vida del cazador, sus ojos fijos en el horizonte mientras él se encuentra sentado en lo alto de una torre de reloj que hay allí, en la zona portuaria. Su largo pelo blanco y negro meciéndose al ritmo del viento marino, al igual que sus vestimentas típicas de los samurais, de color violeta con un borde amarillo con zig zag negro. Un vendaje en la zona abdominal y la parte de los pectorales descubierta. Calzando unas sandalias tradicionales con calcetines blancos. Mientras en su cintura están dos katanas sin guardia, dos gemelas.
Un día cálido y sin mucho que hacer para un joven espadachín que no quiere problemas más que cazar a los que incumplan las leyes y se ganen un precio por su cabeza como criminales. Por ello siempre que puede anda mirando los periódicos y los carteles que se encuentra por los caminos para ver si alguno le llama lo suficiente la atención como para ir a por él. Su mente inmersa en un sinfín de peleas y discusiones, su mirada se mantiene firme y seria como si nada le ocurriera en el interior, con toda naturalidad. De pronto el joven se mueve del lugar, está ya harto de observar el horizonte y los movimientos del agua en el mar. Mientras camina por la escalera a su lado se ve a una tortuga negra y a una serpiente albina caminar junto a él.
Poco tarda en llegar a la zona portuaria, donde un sinfín de personas pasan de un lado para el otro, como cualquier día, algo bastante común en ciudades así y corriente. El joven toma de la tortuga la calabaza y le da un gran trago para empezar a ponerse a tono con el sake que lleva en la calabaza. Al mismo tiempo la serpiente se enrolla en la vaina de una de sus katanas, pues ya se ha hartado de deslizarse por el momento, de modo que se enrolla en la katana de su dueño para no tener que moverse por sí sola, sino que es trasportada por el dueño como si este fuera un taxi. |~Ah, que día más aburrido, pero bueno, ya encontraré como entretenerme en esta ciudad...~| Dice para sí el joven Nurarihyon en un susurro mientras camina dejando la calabaza encima de la tortuga nuevamente.
Un día cálido y sin mucho que hacer para un joven espadachín que no quiere problemas más que cazar a los que incumplan las leyes y se ganen un precio por su cabeza como criminales. Por ello siempre que puede anda mirando los periódicos y los carteles que se encuentra por los caminos para ver si alguno le llama lo suficiente la atención como para ir a por él. Su mente inmersa en un sinfín de peleas y discusiones, su mirada se mantiene firme y seria como si nada le ocurriera en el interior, con toda naturalidad. De pronto el joven se mueve del lugar, está ya harto de observar el horizonte y los movimientos del agua en el mar. Mientras camina por la escalera a su lado se ve a una tortuga negra y a una serpiente albina caminar junto a él.
Poco tarda en llegar a la zona portuaria, donde un sinfín de personas pasan de un lado para el otro, como cualquier día, algo bastante común en ciudades así y corriente. El joven toma de la tortuga la calabaza y le da un gran trago para empezar a ponerse a tono con el sake que lleva en la calabaza. Al mismo tiempo la serpiente se enrolla en la vaina de una de sus katanas, pues ya se ha hartado de deslizarse por el momento, de modo que se enrolla en la katana de su dueño para no tener que moverse por sí sola, sino que es trasportada por el dueño como si este fuera un taxi. |~Ah, que día más aburrido, pero bueno, ya encontraré como entretenerme en esta ciudad...~| Dice para sí el joven Nurarihyon en un susurro mientras camina dejando la calabaza encima de la tortuga nuevamente.
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Akuma no mi
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Un barco se acercaba a la costa de aquella playa, parecía ser un barco de tamaño medio, de color blanco y con las velas del mismo color. La madera del barco estaba perfecta sin ningún desperfecto y se podían ser algunos hombres hablando con amabilidad en la cubierta, parecía ser un buen día para aquellos tipos y de hecho lo era. Sin embargo en el interior del barco una persona corría sin parar con el ceño fruncido, se trataba de un tipo alto de pelo castaño largo, su único ojo visible era de color azul claro. Su otro ojo estaba tapado con un parche con una especie de coraza blanca alrededor, dentro tenía su ojo cyborg, por lo que veía correctamente. Vestía con un largo abrigo de color blanco, en la zona de los hombros, la cintura, los codos y las rodillas tenían pelaje grisáceo. Este pelaje se trataba de pelo de lobos de verdad. Portaba un pantalón blanco también y unas sandalias de madera junto a sus calcetines blancos también. En su cintura ocultaba dos fundas donde portaba sus pistolas, en cada pierna, un bolsillo oculto bastante largo donde guardaba sus dos Katanas. Iba perfectamente equipado, por dentro llevaba una camisa de color blanco que ese día llevaba cerrada pues tenía algo de frio.
Sin embargo el tipo continuaba corriendo como loco por los pasillos del interior del barco. Había hecho un trato con aquellos hombres y le habían dejado viajar con ellos si jugaba al póquer con ellos y eso había hecho. Después le llevaron a una isla del Este donde se encontró a la temible criatura de la que estaba huyendo ahora. Acto seguido aquellos hombres le enseñaron a pescar y tras unas cuantas risas más, se dirigieron a su isla de origen, la cual era aquella. El castaño no sabía eso, lo único que ahora entendía, era que debía escapar como fuera. Ya había avisado de que en esa isla partiría, de modo que todos sabían que se iba a ir y se había despedido ya. Sin embargo la terrible bestia que encontró en la isla de los animales raros, parecía querer ir tras él por algún motivo, el cual no tenía ni idea. Seguramente quería matarlo y eso aterraba al cazador que corría desesperado. Cruzó todos los pasillos del barco y no tardó nada en llegar a la cubierta donde estaban los demás, no le daba tiempo a saludarles, continuó corriendo con toda la velocidad que le dejaba el cuerpo hasta colocar un pie en la borda y saltar a la arena.
Nada más saltar a ella sonrió de lado mientras se limpiaba un poco la ropa. “Estoy a salvo de ese demonio” Pensó tranquilamente con una carcajada, de repente se dio la vuelta y pudo comprobar que el horror acababa de empezar. Un puñetazo impactó en su mejilla tirándole al suelo y dejándolo alejado unos tres metros. El cazador escupió a un lado respirando agitado mientras abría los ojos mirando al ser que tenía delante de su ojo. Se trataba de aquel maldito mono de menos de medio metro, con alas de paloma y rostro enfadado y sádico. El espadachín se levantó lentamente mientras ahora fruncía el ceño mirando al maldito mamífero que parecía querer pelea de nuevo al igual que en la isla del Este donde ya sostuvieron un combate. Las chispas saltaban y a la mínima iban a lanzarse el uno a por el otro mientras sus sonrisas se ampliaban. En ese momento fue cuando el castaño habló en primer lugar, su tono de voz era muy normal y parecía ansioso por enfrentarse al animal y al mismo tiempo de demostrarle quién mandaba al muy capullo.
- Maldito simio, esta vez no vas a estamparme contra una roca, pienso ser el ganador de este combate a muerte. Vas a sufrir en tu peludo cuerpo el poder del cazador místico.
El animal comenzó a gruñir mientras ahora se preparaba también para la pelea, el mono saltó a por el tipo del parche mientras emitía sonido extraños dejando claro que iba a vencerle. El castaño por su parte se lanzó a por el mono también, el puño del animal se estrelló en el estomago del cazador, este escupió de nuevo poniendo su ojo en blanco, tras eso elevó su pierna golpeando al mono alado con una patada y haciendo que este escupiera también y cayera a la arena. Los dos se posicionaron de nuevo y se miraron frunciendo el ceño entre ellos, como si no tuvieran bastante con aquello, estaba claro que no iban a parar hasta que uno de ellos venciera. Entonces fue cuando el mono se lanzó de nuevo a por él, esta vez el hombre del abrigo fue más ágil y se lanzó a por él cogiéndole de un brazo e improvisando una extraña llave de algún arte marcial dejándolo inmovilizado tirando del brazo. En su rostro había una sonrisa de victoria y ahora le hablaba como si fuera el ganador de aquel combate, aunque en parte estaba claro que lo era debido a que venció al mono de una vez.
- Te vencí capullo.
Sin embargo el tipo continuaba corriendo como loco por los pasillos del interior del barco. Había hecho un trato con aquellos hombres y le habían dejado viajar con ellos si jugaba al póquer con ellos y eso había hecho. Después le llevaron a una isla del Este donde se encontró a la temible criatura de la que estaba huyendo ahora. Acto seguido aquellos hombres le enseñaron a pescar y tras unas cuantas risas más, se dirigieron a su isla de origen, la cual era aquella. El castaño no sabía eso, lo único que ahora entendía, era que debía escapar como fuera. Ya había avisado de que en esa isla partiría, de modo que todos sabían que se iba a ir y se había despedido ya. Sin embargo la terrible bestia que encontró en la isla de los animales raros, parecía querer ir tras él por algún motivo, el cual no tenía ni idea. Seguramente quería matarlo y eso aterraba al cazador que corría desesperado. Cruzó todos los pasillos del barco y no tardó nada en llegar a la cubierta donde estaban los demás, no le daba tiempo a saludarles, continuó corriendo con toda la velocidad que le dejaba el cuerpo hasta colocar un pie en la borda y saltar a la arena.
Nada más saltar a ella sonrió de lado mientras se limpiaba un poco la ropa. “Estoy a salvo de ese demonio” Pensó tranquilamente con una carcajada, de repente se dio la vuelta y pudo comprobar que el horror acababa de empezar. Un puñetazo impactó en su mejilla tirándole al suelo y dejándolo alejado unos tres metros. El cazador escupió a un lado respirando agitado mientras abría los ojos mirando al ser que tenía delante de su ojo. Se trataba de aquel maldito mono de menos de medio metro, con alas de paloma y rostro enfadado y sádico. El espadachín se levantó lentamente mientras ahora fruncía el ceño mirando al maldito mamífero que parecía querer pelea de nuevo al igual que en la isla del Este donde ya sostuvieron un combate. Las chispas saltaban y a la mínima iban a lanzarse el uno a por el otro mientras sus sonrisas se ampliaban. En ese momento fue cuando el castaño habló en primer lugar, su tono de voz era muy normal y parecía ansioso por enfrentarse al animal y al mismo tiempo de demostrarle quién mandaba al muy capullo.
- Maldito simio, esta vez no vas a estamparme contra una roca, pienso ser el ganador de este combate a muerte. Vas a sufrir en tu peludo cuerpo el poder del cazador místico.
El animal comenzó a gruñir mientras ahora se preparaba también para la pelea, el mono saltó a por el tipo del parche mientras emitía sonido extraños dejando claro que iba a vencerle. El castaño por su parte se lanzó a por el mono también, el puño del animal se estrelló en el estomago del cazador, este escupió de nuevo poniendo su ojo en blanco, tras eso elevó su pierna golpeando al mono alado con una patada y haciendo que este escupiera también y cayera a la arena. Los dos se posicionaron de nuevo y se miraron frunciendo el ceño entre ellos, como si no tuvieran bastante con aquello, estaba claro que no iban a parar hasta que uno de ellos venciera. Entonces fue cuando el mono se lanzó de nuevo a por él, esta vez el hombre del abrigo fue más ágil y se lanzó a por él cogiéndole de un brazo e improvisando una extraña llave de algún arte marcial dejándolo inmovilizado tirando del brazo. En su rostro había una sonrisa de victoria y ahora le hablaba como si fuera el ganador de aquel combate, aunque en parte estaba claro que lo era debido a que venció al mono de una vez.
- Te vencí capullo.
sinclair moon
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Akuma no mi
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Todo mi mundo se había desmoronado en un solo segundo. El hombre que me ayudo a salir de la oscuridad, aquel que me acogió en su gremio como a un hijo, a esa persona que le debía tanto, había muerto en las fauces de un rey marino, mientras yo intentaba salvarlo de ese terrible final. Ahora quizás, yo fuera el más veterano del gremio, y tenía la responsabilidad de proteger a los demás miembros del gremio.
Después de la muerte de takeshi, quise salir del mundo, irme lo más lejos posible y eso me llevó a coger barcos sin saber su rumbo, otros ratos volar sin rumbo y cuando estaba cansado ya de correr, llegue a una isla, la cual no sabía nada de ella, pero daba igual, lo único que quería era estar solo para pensar, aunque algo me sacó de mis pensamientos.
De repente vi a un tipo peleándose con un extraño animal y parece que acabo venciéndolo. Me acerque a él y con un tono de voz que denotaba el hecho de que había estado llorando le dije:
- Caballero ¿esta bien?
Después de la muerte de takeshi, quise salir del mundo, irme lo más lejos posible y eso me llevó a coger barcos sin saber su rumbo, otros ratos volar sin rumbo y cuando estaba cansado ya de correr, llegue a una isla, la cual no sabía nada de ella, pero daba igual, lo único que quería era estar solo para pensar, aunque algo me sacó de mis pensamientos.
De repente vi a un tipo peleándose con un extraño animal y parece que acabo venciéndolo. Me acerque a él y con un tono de voz que denotaba el hecho de que había estado llorando le dije:
- Caballero ¿esta bien?
La guerra me pasó factura. Sentí miedo, dolor y, sobre todo, vergüenza de mí mismo. Un humilde cazador que fue para ayudar a los inocentes y sus compañeros lo tuvieron que salvar. Yo no era más que un insecto en una batalla de titanes. Muchas personas murieron en Loguetown aquel día y todas me hicieron llorar esa noche, en especial la de Takeshi-sama. No lloré por pena realmente, fueron lágrimas de impotencia y miedo. Yo quería ser un héroe, pero eso se lleva en la sangre, no se decide. Lo mejor era volver a casa.
La vuelta a North Blue sería larga, asique tendría que parar en varias islas para coger provisiones. En este caso le tocaría a Hargeon Island. Te describiría la isla pero estaba muy deprimido como para fijarme en ella. Fui directamente a la taberna más cercana para pedirme los de siempre. No podían haberme servido una cerveza más acorde con mi ánimo, oscura y amarga. Pasé la noche allí, entre cerveza y cerveza, y amanecí tirado en la calle. Me levanté, sacudí mi ropa y tomé una gran bocanada de aire fresco. Si todo iba bien, compraría las cosas que necesitara y me iría en el día, pero me encontré con alguien inesperado.
La vuelta a North Blue sería larga, asique tendría que parar en varias islas para coger provisiones. En este caso le tocaría a Hargeon Island. Te describiría la isla pero estaba muy deprimido como para fijarme en ella. Fui directamente a la taberna más cercana para pedirme los de siempre. No podían haberme servido una cerveza más acorde con mi ánimo, oscura y amarga. Pasé la noche allí, entre cerveza y cerveza, y amanecí tirado en la calle. Me levanté, sacudí mi ropa y tomé una gran bocanada de aire fresco. Si todo iba bien, compraría las cosas que necesitara y me iría en el día, pero me encontré con alguien inesperado.
Kiu Sawada
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Akuma no mi
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Un barco se acercaba una isla del East Blue, era Hargeon…una isla desconocida por lo menos para el tripulante que se dejaba ver en la cubierta, con un pie apoyado en lo que sería la “nariz” de este, con sus ojos verdes intensos clavados en la isla…vestía con su abrigo de finas telas, que iba abierto porque sentía algo de frio dejando ver una sudadera negra, aparte sus dos espadas estaban cruzadas en su espalda. Una pequeña sonrisa se dibujaba en el rostro prácticamente pálido del joven Kiu Sawada, un joven cazador que recién estaba empezando su aventura y se dirigía a esa isla en especial para buscar algo de acción y que así su nombre empezará a hacerse famoso por los mares.
El pequeño barco de madera al fin había llegado a tierra, así que Sawada de un solo saltó llegó a la arena para caminar con las manos en los bolsillos con la cabeza erguida, tratando de observar cada detalle y evitar potenciales peligros para así no darle pie a Riki [su personalidad más destructora] a que tomará el control de su cuerpo y más ahora que sabía que poseía una Akuma no mi muy poderosa y lo que menos quería era arrasar con ese pueblo que le abría las puertas para empezar su aventura, fue en ese momento en que por el rabillo logró ver una situación fuera de lo común, un hombre estaba luchando con un mono…pero eso no era lo importante tenía alas, algo muy raro pero que decidió dejar de lado para luego acercarse un par de metros y ver la situación de más cerca, de manera casi instintiva llevó su mano derecha a una de sus espadas, para así tener la chance de defenderse de un posible ataque.
Su mirada era tranquila, sus ojos verdes analizaban todo lo que sucedía y sin darse cuenta hizo que el tatuaje que estaba en la base del cuello se viera por la mitad, seguramente era por tener el abrigo abierto y con una sudadera que no le tapaba el cuello, pero no le importaba ese tatuaje sino que el número 4 que tenía en su pectoral izquierdo que estaba tapado por sus ropas. Y fue entonces que escuchó la voz ronca de Riki, quien decía claramente: Riki: Vamos Sawada, mátalos a todos y diviértete un rato…haz que la sangre corra por estos lugar. dijo para luego callarse, aunque Kiu sabía que volvería de nuevo para tomar el control de su cabeza y cuerpo…sin más guardo absoluto silencio mientras observaba toda la situación.
El pequeño barco de madera al fin había llegado a tierra, así que Sawada de un solo saltó llegó a la arena para caminar con las manos en los bolsillos con la cabeza erguida, tratando de observar cada detalle y evitar potenciales peligros para así no darle pie a Riki [su personalidad más destructora] a que tomará el control de su cuerpo y más ahora que sabía que poseía una Akuma no mi muy poderosa y lo que menos quería era arrasar con ese pueblo que le abría las puertas para empezar su aventura, fue en ese momento en que por el rabillo logró ver una situación fuera de lo común, un hombre estaba luchando con un mono…pero eso no era lo importante tenía alas, algo muy raro pero que decidió dejar de lado para luego acercarse un par de metros y ver la situación de más cerca, de manera casi instintiva llevó su mano derecha a una de sus espadas, para así tener la chance de defenderse de un posible ataque.
Su mirada era tranquila, sus ojos verdes analizaban todo lo que sucedía y sin darse cuenta hizo que el tatuaje que estaba en la base del cuello se viera por la mitad, seguramente era por tener el abrigo abierto y con una sudadera que no le tapaba el cuello, pero no le importaba ese tatuaje sino que el número 4 que tenía en su pectoral izquierdo que estaba tapado por sus ropas. Y fue entonces que escuchó la voz ronca de Riki, quien decía claramente: Riki: Vamos Sawada, mátalos a todos y diviértete un rato…haz que la sangre corra por estos lugar. dijo para luego callarse, aunque Kiu sabía que volvería de nuevo para tomar el control de su cabeza y cuerpo…sin más guardo absoluto silencio mientras observaba toda la situación.
Kokonoe Toru
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Tras la guerra en Loguetown muchas cosas cambiaron, primero es que muchos de los iconos de poder del mundo fueron derrocados pues murieron durante la guerra, dos de los emperadores piratas perdieron la vida al igual que dos almirantes y el almirante de la flota, pero de lejos la muerte que más me impactó fue la del líder del gremio en el que me encontraba, Takeshi Yamamoto el cual murió de una forma poco digna pero en fin, la vida no siempre es justa. Ahora me encontraba a bordo de un simple bote creado por mí mismo de un tronco caído que encontré en la isla en la que acabé tras huir de Loguetown junto a mis compañeros Sinclair y Starus y vagaba sin rumbo fijo, solo quería encontrar algún lugar donde poder descansar de tanta matanza y tanta pelea. El bote navegaba a la deriva en estos momentos ya que yo estaba durmiendo para descansar tras dos días sin dormir por lo que al acercarse a una isla el bote chocó violentamente contra la costa acabando hecho pedazos.
Con la violencia del impacto y el choque de mi cuerpo contra la arena me desperté y miré a mi alrededor buscando alguna señal de civilización, estaba cansado de chocar contra islas desiertas donde solo podía volver a echar el bote al agua para seguir el viaje. Mis ojos pudieron ver una especie de pueblo un poco alejado de la playa y en la arena habían tres personas y una de ellas era Sinclair, al parecer habíamos acabado en la misma isla así que decidí gastar una pequeña broma a modo de saludo y presentación con los que están cerca así que tras dar una palmada apoyé las manos en el suelo e hice que la arena se alzara a su alrededor y cayera como si lloviese arena para luego acercarme diciendo Hombre Sinclair, ¿qué has estado haciendo después de que nos fuimos de Loguetown? Yo simplemente estuve buscando alguna isla habitada donde poder descansar. Ya que estamos los dos juntos, montemos una fiesta en honor de Takeshi para que su despedida sea digna. Por cierto, vosotros dos podéis acompañarnos, mi nombre es Edward Furukawa pero muchos me llaman Ed, mano de hierro o el alquimista, llámame como quieras. Tras decir eso simplemente me senté y esperé la respuesta de los presentes.
Con la violencia del impacto y el choque de mi cuerpo contra la arena me desperté y miré a mi alrededor buscando alguna señal de civilización, estaba cansado de chocar contra islas desiertas donde solo podía volver a echar el bote al agua para seguir el viaje. Mis ojos pudieron ver una especie de pueblo un poco alejado de la playa y en la arena habían tres personas y una de ellas era Sinclair, al parecer habíamos acabado en la misma isla así que decidí gastar una pequeña broma a modo de saludo y presentación con los que están cerca así que tras dar una palmada apoyé las manos en el suelo e hice que la arena se alzara a su alrededor y cayera como si lloviese arena para luego acercarme diciendo Hombre Sinclair, ¿qué has estado haciendo después de que nos fuimos de Loguetown? Yo simplemente estuve buscando alguna isla habitada donde poder descansar. Ya que estamos los dos juntos, montemos una fiesta en honor de Takeshi para que su despedida sea digna. Por cierto, vosotros dos podéis acompañarnos, mi nombre es Edward Furukawa pero muchos me llaman Ed, mano de hierro o el alquimista, llámame como quieras. Tras decir eso simplemente me senté y esperé la respuesta de los presentes.
Kaito Kazuki
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El joven cazador se encamina hacia la playa, pues un alboroto en la misma había atraído su atención, al parecer hay movimiento en aquella playa, algo que agrada al joven espadachín, pues está ya cansado de estar en lugares donde no ocurre nada más que pequeñas contiendas diplomáticas entre personas de buena posición. Allí por lo visto hay un hombre peleando contra una especie de mono alado, un animal harto extraño y que deja anonadado a cualquiera, pero el joven cazador no se deja impresionar, su pasado le demostró que siempre puede haber algo que no conozcas y te parezca extraño. Al parecer llevaban tiempo peleando ambos. Cerca de allí hay otros tantos sujetos, uno pelirrojo que parece haber llegado al lugar y que se acerca al que lucha para entablar conversación. Más alejado se ve a un sujeto realmente extraño, pálido como un cadáver y con una vestimenta peculiar, su vista fija en el lugar al que se dirige el joven Kaito decidido a ver que sucede y si puede reunir gente para su plan de formar un grupo de cazadores. Luego, justo antes de que el joven alcance los que se encuentran en esa zona un joven extraño, vestido con lo que parece ser un traje escolar, se acerca al grupo y se presenta como Edward o Ed y le dice a uno de los presentes, llamado Sinclair de montar una fiesta para despedir dignamente a su antiguo líder Takeshi. El joven cazador se acerca al grupo y permanece allí, en pie, con las manos metidas en las mangas del brazo contrario, con los ojos cerrados y una expresión serena en el rostro.
|~Buenas buena gente, veo que os encontráis en diversas situaciones, pero parecéis poderosos guerreros, y honestos, justo el tipo de gente que busco yo para formar un grupo de cazadores que se ayuden mutuamente los unos a los otros.~| Dice con su voz serena y tranquila como si nada le molestara, la verdad es que tiene muchas cosas por hacer, y si consigue reunir gente ahí, sería perfecto.
|~Buenas buena gente, veo que os encontráis en diversas situaciones, pero parecéis poderosos guerreros, y honestos, justo el tipo de gente que busco yo para formar un grupo de cazadores que se ayuden mutuamente los unos a los otros.~| Dice con su voz serena y tranquila como si nada le molestara, la verdad es que tiene muchas cosas por hacer, y si consigue reunir gente ahí, sería perfecto.
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Akuma no mi
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Después de unos segundos, soltó el brazo del mono mientras lo miraba sonriendo de lado. El mono suspiró y empezó a volar hasta colocarse en su hombro derecho como si fueran colegas de toda la vida, seguramente no iban a tardar en comenzar a golpearse de nuevo el uno al otro. De repente escuchó una voz que le preguntaba si estaba bien. No entendía de quién era la voz ni de quién podría tratarse pues no conocía a nadie. Esperaba que no fuera el Okama de la isla de los animales raros, por lo que se giró despacio mientras observaba al tipo que ahora tenía delante. Era un chico joven al parecer, tenía el cabello rojo y los ojos azules claros, el tono de voz que había usado era algo apagado, como si estuviera triste o algo por el estilo, algo que no entendía el castaño, que estaba todo el día feliz como una perdiz. Sin embargo no iba a quedarse callado, el chico se había preocupado por él sin ni siquiera conocerle y eso era algo que le honraba. Ahora le sonrió de forma amable mientras se llevaba una mano a la nuca y comenzaba a hablarle en un tono tranquilo y amable mientras cerraba su ojo bueno para después abrirlo de forma tranquila.
- Claro amigo, estoy genial. Este simio y yo estamos así todo el día. Gracias por preocuparte, bueno alegra ese tono colega, no merece la pena hablar de forma apenada o seca. – Dijo ahora un poco más animado mientras le daba con el puño muy suavemente en el hombro.
Desconocía el motivo por el que el chico estaba de esa forma, o al menos su tono de voz le había delatado. Por muy tonto que pareciera Raiden, era bastante inteligente y analizaba perfectamente cualquier situación. De repente el simio alado tocó la cabeza del tipo del parche, este le miró para ver lo que quería, en ese momento el animal señaló a una persona. El castaño sin entender al pequeño animal, giró su mirada hacia un lado y pudo ver a aquella persona. Un hombre gótico vestido de forma extraña y más pálido que un muñeco de nieve, sus ojos eran verdes intensos y su mirada parecía seria. En ese momento el castaño dio un paso atrás alzando la ceja derecha. “Me cago en todo, un violador del bosque antiguo” Pensó ahora mientras lo miraba seriamente. Si alguna vez tenía hijos, no los dejaría acercarse a aquel hombre que parecía un maldito cadáver. De repente el castaño sonrió de lado cuando sin esperárselo la arena se levantó y comenzó a caer. Parecía que iba a por el pelirrojo, pero al estar Raiden al lado, también iba hacia él. Sonrió de nuevo observando cómo caía la arena, pero de repente la que iba a la cabeza del castaño se quedó levitando. Este tenía el poder de la gravedad y consiguió dejar levitando la que le iba a caer a él, su pelo precioso pantene pro uve no podía quedar lleno de arena.
Sin embargo la arena que iba a por el pelirrojo no pudo pararla, no disponía aún de mucho control sobre su habilidad. El responsable al parecer fue un chico que se acercó hablando con el pelirrojo de forma tranquila y agradable. Al parecer hablaban del funeral o fiesta de una persona llamada Takeshi. El chico no conocía ese nombre, había estado viviendo alejado de la sociedad como un ermitaño y no tenía ni idea. Sin embargo el chico les dijo a él y al pálido que podían ir con ellos, así de buenas sin presentaciones ni nada. Eso sí que era buen rollo, incluso hizo que el tipo del parche sonriera de forma amable, decía que le llamaran Ed, mano de perro o electricista. Eran nombres extraños pero el chico prefirió llamarlo Ed. (Se notaba que Raiden estaba un poco sordo) Cuando todo parecía haber finalizado, apareció un tipo que parecía un monje por su postura. Dijo que buscaba guerreros poderosos que se unieran y ayudaran entre ellos. Precisamente el chico era un cazador y ese tipo parecía todo un sensei místico del culto de la luz ancestral. Por ese motivo Raiden se acercó hasta él y rápidamente clavó una rodilla en el suelo mientras alzaba la mirada y le observaba con actitud seria y hablaba en un tono calmado y tranquilo.
- Yo iré con usted señor de pelo blanco-sama. Prometo ayudarle en todo lo que pueda siempre que me permita entrar en el camino al cielo de la tierra prometida. – El mono hizo también una reverencia mientras cerraba los ojos haciendo los típicos sonidos de un mono. – El señor Ed, el colega del pelo rojo y la novia cadáver también vendrán maestro del templo de Dios. – Dijo ahora en un tono serio acoplando al resto sin pedirles permiso ni siquiera.
Cualquiera pensaría que aquel chico estaba como una cabra, pero estaba hablando totalmente en serio, estaba como una cabra de hecho, o eso parecía al menos. El mono encima le seguía la corriente, ahora la responsabilidad era del chico peliblanco, debía hacerse cargo de sus palabras y llevar a Raiden a la tierra prometida.
- Claro amigo, estoy genial. Este simio y yo estamos así todo el día. Gracias por preocuparte, bueno alegra ese tono colega, no merece la pena hablar de forma apenada o seca. – Dijo ahora un poco más animado mientras le daba con el puño muy suavemente en el hombro.
Desconocía el motivo por el que el chico estaba de esa forma, o al menos su tono de voz le había delatado. Por muy tonto que pareciera Raiden, era bastante inteligente y analizaba perfectamente cualquier situación. De repente el simio alado tocó la cabeza del tipo del parche, este le miró para ver lo que quería, en ese momento el animal señaló a una persona. El castaño sin entender al pequeño animal, giró su mirada hacia un lado y pudo ver a aquella persona. Un hombre gótico vestido de forma extraña y más pálido que un muñeco de nieve, sus ojos eran verdes intensos y su mirada parecía seria. En ese momento el castaño dio un paso atrás alzando la ceja derecha. “Me cago en todo, un violador del bosque antiguo” Pensó ahora mientras lo miraba seriamente. Si alguna vez tenía hijos, no los dejaría acercarse a aquel hombre que parecía un maldito cadáver. De repente el castaño sonrió de lado cuando sin esperárselo la arena se levantó y comenzó a caer. Parecía que iba a por el pelirrojo, pero al estar Raiden al lado, también iba hacia él. Sonrió de nuevo observando cómo caía la arena, pero de repente la que iba a la cabeza del castaño se quedó levitando. Este tenía el poder de la gravedad y consiguió dejar levitando la que le iba a caer a él, su pelo precioso pantene pro uve no podía quedar lleno de arena.
Sin embargo la arena que iba a por el pelirrojo no pudo pararla, no disponía aún de mucho control sobre su habilidad. El responsable al parecer fue un chico que se acercó hablando con el pelirrojo de forma tranquila y agradable. Al parecer hablaban del funeral o fiesta de una persona llamada Takeshi. El chico no conocía ese nombre, había estado viviendo alejado de la sociedad como un ermitaño y no tenía ni idea. Sin embargo el chico les dijo a él y al pálido que podían ir con ellos, así de buenas sin presentaciones ni nada. Eso sí que era buen rollo, incluso hizo que el tipo del parche sonriera de forma amable, decía que le llamaran Ed, mano de perro o electricista. Eran nombres extraños pero el chico prefirió llamarlo Ed. (Se notaba que Raiden estaba un poco sordo) Cuando todo parecía haber finalizado, apareció un tipo que parecía un monje por su postura. Dijo que buscaba guerreros poderosos que se unieran y ayudaran entre ellos. Precisamente el chico era un cazador y ese tipo parecía todo un sensei místico del culto de la luz ancestral. Por ese motivo Raiden se acercó hasta él y rápidamente clavó una rodilla en el suelo mientras alzaba la mirada y le observaba con actitud seria y hablaba en un tono calmado y tranquilo.
- Yo iré con usted señor de pelo blanco-sama. Prometo ayudarle en todo lo que pueda siempre que me permita entrar en el camino al cielo de la tierra prometida. – El mono hizo también una reverencia mientras cerraba los ojos haciendo los típicos sonidos de un mono. – El señor Ed, el colega del pelo rojo y la novia cadáver también vendrán maestro del templo de Dios. – Dijo ahora en un tono serio acoplando al resto sin pedirles permiso ni siquiera.
Cualquiera pensaría que aquel chico estaba como una cabra, pero estaba hablando totalmente en serio, estaba como una cabra de hecho, o eso parecía al menos. El mono encima le seguía la corriente, ahora la responsabilidad era del chico peliblanco, debía hacerse cargo de sus palabras y llevar a Raiden a la tierra prometida.
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En ese momento, solo estábamos el hombre que estaba peleando con el mono y yo, pero poco a poco fueron reuniéndose más personas, alrededor de aquella cómica escena de la que me estaría riendo sino fuera porque había perdido hacía poco a un gran amigo. Pasado un rato en aquel lugar, nos habíamos reunido 5 personas, no sabría describirlas pues en aquel momento no estaba para nada.
El primer hombre, que se acercó tenía los ojos verdes y miraba la situación de manera silenciosa, no dijo nada. De repente, vi como la arena de mi alrededor se alzaba y comenzaba a caer sobre mí, como si fuera lluvia, pero estaba demasiado ausente, como para esquivarlo, lo único que hice fue cerrar los ojos para que no se me metiera en los ojos la arena. Después Furukawa, un conocido mío y compañero de gremio, me saludó y me dijo que qué había estado haciendo:
- Intentar escapar del mundo, buen amigo. Después de la muerte de Takeshi, perdí a un amigo y de alguna manera, también al gremio y con el mi trabajo.
Después dijo que podíamos hacer una fiesta en honor de Takeshi, me parecía extraño el hecho de hacer una fiesta por la muerte de una persona, pero sería bonito hacerla en su honor:
- Estoy de acuerdo Ed.
El siguiente hombre que se acercó, y dijo que parecíamos poderosos y honestos guerreros, y que buscaba a ese tipo de personas para formar un gremio de cazadores. Había algo extraño en aquel hombre pues, por alguna extraña razón me recordaba a Takeshi:
- Cuenta conmigo para tu gremio, amigo.
Después, el hombre que se estaba peleando con el mono se acerco a mí y me dijo que me alegrara pues, al parecer, había detectado mi tristeza:
- Sería lo ideal creeme, pero después de perder a tu mejor amigo y tu trabajo el mismo día, no es fácil.
El chico que peleaba con el mono, estaba como una cabra, pero era un cachondo, sino hubiera estado tan hecho polvo, me habría muerto de la risa, pues la situación que se desarrollaba ante mis ojos, el hombre y el mono que parecía que se habían hecho amigos, le hicieron una reverencia al chico que nos propuso formar un gremio, y algo me dice que lo habían confundido con alguna especie de dios.
El primer hombre, que se acercó tenía los ojos verdes y miraba la situación de manera silenciosa, no dijo nada. De repente, vi como la arena de mi alrededor se alzaba y comenzaba a caer sobre mí, como si fuera lluvia, pero estaba demasiado ausente, como para esquivarlo, lo único que hice fue cerrar los ojos para que no se me metiera en los ojos la arena. Después Furukawa, un conocido mío y compañero de gremio, me saludó y me dijo que qué había estado haciendo:
- Intentar escapar del mundo, buen amigo. Después de la muerte de Takeshi, perdí a un amigo y de alguna manera, también al gremio y con el mi trabajo.
Después dijo que podíamos hacer una fiesta en honor de Takeshi, me parecía extraño el hecho de hacer una fiesta por la muerte de una persona, pero sería bonito hacerla en su honor:
- Estoy de acuerdo Ed.
El siguiente hombre que se acercó, y dijo que parecíamos poderosos y honestos guerreros, y que buscaba a ese tipo de personas para formar un gremio de cazadores. Había algo extraño en aquel hombre pues, por alguna extraña razón me recordaba a Takeshi:
- Cuenta conmigo para tu gremio, amigo.
Después, el hombre que se estaba peleando con el mono se acerco a mí y me dijo que me alegrara pues, al parecer, había detectado mi tristeza:
- Sería lo ideal creeme, pero después de perder a tu mejor amigo y tu trabajo el mismo día, no es fácil.
El chico que peleaba con el mono, estaba como una cabra, pero era un cachondo, sino hubiera estado tan hecho polvo, me habría muerto de la risa, pues la situación que se desarrollaba ante mis ojos, el hombre y el mono que parecía que se habían hecho amigos, le hicieron una reverencia al chico que nos propuso formar un gremio, y algo me dice que lo habían confundido con alguna especie de dios.
Kiu Sawada
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Kiu miraba todo con serenidad, a decir verdad estaba algo confundido con la escena que pasaba en ese lugar, de la nada logró ver cómo es que la arena de la playa volaba hacía el que estaba peleando con el mono y también a un pelirrojo que estaba ahí, Sawada vio con cierta impresión que el primero frenaba la arena sin necesidad si quiera de moverse, algo realmente impresionante, aunque seguramente era alguna habilidad de las frutas del diablo, aunque el pelirrojo no hizo nada y recibió la arena de lleno…suspiró de manera calmada para luego notar que se acercaba otro tipo demasiado raro diciendo que todos eran guerreros poderosos y honestos y que los necesitaba para formar un gremio. Kiu: ¿Un gremio? Suena interesante, aunque todos son demasiado raros. Aunque me llama la atención el chico que frenó al arena sin moverse…tiene una buena habilidad, veamos que sucede. –pensó con calma mientras sonreía, y entonces de la nada vio cómo es que el primer loco de patio que peleaba contra el mono decía que todos irían sin siquiera pedir permiso, aunque lo que le molestó a Sawada fue que ese maldito bastardo loco lo llamará novia cadáver…suspiró levemente para luego apartar a la gente que aún quedaba y llegar a donde estaban todos reunidos.
Kiu: Esta bien, iré con ustedes…veamos si en verdad pasa algo divertido. Por cierto me llamo Kiu Sawada.
Dijo con un tono algo serio pero sobre todo apagado, Sawada sin más solo por si acaso se llevó una mano en una de sus espadas que estaba a sus espaldas, no tenía intenciones de bajar la guardia ni un solo segundo y tampoco le agradaba la idea de conocer a gente nueva tan así como la nada, no creía en ese sujeto que decía creer en crear un gremio de cazadores y tampoco creía en esos sujetos que se notaba estaban muy locos o por lo menos con serios problemas mentales, de hecho el tipo que peleaba con el mono, así que tenía que ir con cautela y estar atento a cualquier situación posible.
Kiu: Esta bien, iré con ustedes…veamos si en verdad pasa algo divertido. Por cierto me llamo Kiu Sawada.
Dijo con un tono algo serio pero sobre todo apagado, Sawada sin más solo por si acaso se llevó una mano en una de sus espadas que estaba a sus espaldas, no tenía intenciones de bajar la guardia ni un solo segundo y tampoco le agradaba la idea de conocer a gente nueva tan así como la nada, no creía en ese sujeto que decía creer en crear un gremio de cazadores y tampoco creía en esos sujetos que se notaba estaban muy locos o por lo menos con serios problemas mentales, de hecho el tipo que peleaba con el mono, así que tenía que ir con cautela y estar atento a cualquier situación posible.
Tras desayunar en el bar más barato de la zona decidí darme un paseo por la playa. Quería despejarme antes de comenzar con los preparativos del viaje. Volvería a North Blue con mi abuelo, a vender sus piezas en el mercado y seguramente aprendería el oficio de herrero. No quería pero este basto mundo no era para mí. Volver, esconderme y sobrevivir sería la mejor idea. No es fácil ser un héroe, significa sacrificio y valentía. Pero cuando me vi frente a altos cargos de la marina y piratas famosos mi ímpetu cayó al suelo y la cobardía se apoderó de mí. Desde ese momento no pude enfrentarme a nadie más por el momento.
Paseaba por el camino que conducía a la playa. Mis dos espadas colgaban de la derecha de mi cintura. Shusui iba tapada con el mismo pañuelo blanco con la que la envolví en Loguetown. Por otro lado Carambano brillaba, pero no como siempre, era más tenue y daba a entender la tristeza de la espada por su compañero humano.
Los árboles se apartaron para dejarme ver la playa al fin, la brisa marina me recordaba a esos momentos de viaje y aventuras que no quedaban tan lejos pero si inalcanzables. Pude ver un grupo de gente. Mirando con detalles vi a dos antiguos compañeros: Sinclaire y Furukawa. Me acerqué tranquilamente a ellos, había algunos desconocidos con ellos.
-No vale la pena dar un paseo a solas si te encuentras con fantasmas del pasado. ¿Cómo estais compañeros?
Paseaba por el camino que conducía a la playa. Mis dos espadas colgaban de la derecha de mi cintura. Shusui iba tapada con el mismo pañuelo blanco con la que la envolví en Loguetown. Por otro lado Carambano brillaba, pero no como siempre, era más tenue y daba a entender la tristeza de la espada por su compañero humano.
Los árboles se apartaron para dejarme ver la playa al fin, la brisa marina me recordaba a esos momentos de viaje y aventuras que no quedaban tan lejos pero si inalcanzables. Pude ver un grupo de gente. Mirando con detalles vi a dos antiguos compañeros: Sinclaire y Furukawa. Me acerqué tranquilamente a ellos, había algunos desconocidos con ellos.
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