Yumiko Mei
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![Cacería de Piratas[Pasado][Privado: Syva y Yumiko Mei] Empty](https://2img.net/i/empty.gif)
Estaba en mi pequeño bote cuando de repente una ola lo empezó a mover, que podría ser, me levanté rápidamente con los ojos abiertos y vislumbré dos barcos pirata, estaban luchando a unos 2 kilómetros de mi en pleno mar y las balas de cañón habían llegado cerca de mi pequeño bote. Detrás de ellos había tierra, tierra firme, pues hacía días que no veía ese plácido trozo de tierra saliendo del mar y quería descansar en una de estas islas del Grand Line. Estuve pensando como atravesar el mar para llegar a la isla y llegué a la conclusión de que la única manera de alcanzarla sin problemas era atravesar por medio de los dos barcos pirata que se encontraban luchando.
Hice una cúpula de tungsteno sobre mi barco que no tenía del todo forma de cúpula y que tenía dos agujeros para los remos. Empecé a remar en la dirección de los barcos y se empezaban a oír gritos como los siguientes:
-¡Que es eso negro en el mar!, ¡Disparen a la cosa negra!, ¡No pierdan de vista esa cosa, podría ser el enemigo!- Gritaban de forma asustada y empezaron a disparar sus cañones hacía mi, pero yo proseguí el camino, lo único que podría resultar dañado es el casco del bote, y me importaría poco, pues ya casi estaba al lado de la tierra. Una vez llegado a tierra me encontré con que el bote se rompió en dos y empezó a hundirse, cogí rápidamente mis cosas y salté a tierra firme dando un suspiro de alivio. Teniendo en cuenta que soy usuario de una akuma podría haber resultado muy mal. La tierra tenía cierto aire extraño, no se, un aire sucio. No tenía nada mejor que hacer que seguir el camino que había en la playa y parecía atravesar un pequeño bosque que ahí se encontraba.
El camino estaba algo borrado y no parecía ser transitado a menudo, pues ya casi no se veía, por suerte pude usar mis dotes en el bosque y encontrar la manera de llegar a lo que parecía ser una ciudad. Gritos se oían desde donde yo estaba y movimiento constante y yo debía encontrar un barco en aquella isla, ya que no pensaba quedarme en una isla que no conocía. Pero el problema no era conseguir un barco, si no, conseguir el dinero para comprarlo, o por si fuera necesario, robarlo, pero esto último no me llamaba tanto la atención. Una vez llegado a la ciudad leí un gran cartel que indicaba el hecho de que me encontraba en Mock Town, Jaya. Me quedé pensativa, pues recordaba ese nombre de algún lado, pero no me acordaba de que. Me quedé mirando las personas pasar y ver que tenían estas, pues igual eso me ayudaba a recordar, y sin duda lo hizo, pues las personas eran sucios piratas, o eso es lo que mostraban sus degradados ropajes. Esa era la isla de los piratas que se encontraba al borde de la ley, Jaya. Era perfecto para mi, solo con cazar uno o dos piratas podría comprar un bote y salir pitando de esa isla maloliente.
Cogí mi pequeño peluche y lo abracé diciendo lo siguiente: -Bien, Nono, ahora necesitamos encontrar un buen bar con carteles de piratas y algún pirata famoso, no debería ser tan complicado, pues aquí se cuentan a montones.- Tras decir esto vi brillar los ojos del peluche por un segundo y eso solo significaba que había usuarios cerca, pero no le di mucha importancia, al final y al cabo, tenía que encontrar un bar y proseguí mi camino hasta dar con uno que tenía por cartel una cabeza de oso panda y escrito en verde y con un circulo que infundía paz ponía, "Taberna del tío Pepe". Entré en esa extraña taberna y olía a hierba, hierba o plantas, sin duda era una taberna muy rara pero yo necesitaba beber y ahí no parecía estar tan plagado de piratas como en las otras tabernas.
Una vez dentro miré por los alrededores y solo habían flores colgando a la vez que un montón de signos raros, era un lugar bastante extraño, las paredes tenían tonos verdes y del techo colgaba un gran signo de la paz con luces verdes. Las personas se encontraban sentadas en pequeños sofás y algunos se encontraban fumando o bebiendo. El camarero tenía unas gafas redondas de color negro y vestía ropa cómoda y completada con todo tipo de colores, pues no tenía solo un color la ropa que llevaba, era más bien ropa arco iris. Me senté al lado de la barra en una de los sillones que había y pedí una cerveza, sin embargo, el camarero no tardó en responderme lo siguiente:
-Solo tenemos cerveza ecológica, esto es el bar de la paz, donde todos desean la paz y donde no se hace la guerra. La cerveza esta hecha de plantas cultivadas en el huerto del bar y solo se consume aquí dentro, pues fuera no se puede estar tan pacífico y tan tranquilo como en este relajado lugar. Le invito a que pruebe uno de nuestros pasteles de hierba que le dejará en un estado de shock durante varios minutos, por lo bueno que es.- Contestó el hombre calmado y con voz grave y relajada, sin duda se había fumado algo, pero no podía hacer nada al respeto y tuve que contestarle.
-Tráeme una de esas cervezas ecológicas entonces, si no tienes nada mejor, y sobre lo del pastel, no tengo ganas de probar cosas nuevas hoy. Este bar es de lo más extraño, ¿como es que sigue en pie en esta ciudad de guerra constante
- Dije de forma alegre y dibujando una sonrisa en mi cara, necesitaba amigos no enemigos.
-Enseguida se la traigo señorita, en cuanto a que esto siga en pie, es una larga historia, mantener este local aquí es muy complicado, pero tenemos felices a los diferentes piratas que pasan por aquí usando nuestros dotes de negociación, aunque casi siempre salgamos perdiendo en cuanto a dinero. La taberna se mantendrá en pie por lo menos 10 años gracias a las donaciones de las personas que pasan por aquí y las que prueban nuestros exquisitos pasteles.- Dijo el tabernero de forma feliz y con cara medio dormida, ¿Que demonios fuma esta gente aquí?, pensé al sentir el olor cada vez más fuerte de un extraño tipo de hierba que no conocía.
El tabernero me trajo la cerveza y empecé a beber de esa jarra, tenía un sabor algo agrio pero decente, no tenía el sabor de una cerveza normal pero no resultaba un problema. Me quedé mirando el tablón de noticias que contenía carteles de caza y captura para ver si veo algún pirata que pudiera capturar. Mientras miro el tablón doy pequeños sorbos a la jarra, al lado de mi tenía a mi pequeño peluche sentado, este no tenía los ojos brillantes y eso indicaba que no había usuarios cerca, lo que me hacía sentirme ligeramente aliviada.
Hice una cúpula de tungsteno sobre mi barco que no tenía del todo forma de cúpula y que tenía dos agujeros para los remos. Empecé a remar en la dirección de los barcos y se empezaban a oír gritos como los siguientes:
-¡Que es eso negro en el mar!, ¡Disparen a la cosa negra!, ¡No pierdan de vista esa cosa, podría ser el enemigo!- Gritaban de forma asustada y empezaron a disparar sus cañones hacía mi, pero yo proseguí el camino, lo único que podría resultar dañado es el casco del bote, y me importaría poco, pues ya casi estaba al lado de la tierra. Una vez llegado a tierra me encontré con que el bote se rompió en dos y empezó a hundirse, cogí rápidamente mis cosas y salté a tierra firme dando un suspiro de alivio. Teniendo en cuenta que soy usuario de una akuma podría haber resultado muy mal. La tierra tenía cierto aire extraño, no se, un aire sucio. No tenía nada mejor que hacer que seguir el camino que había en la playa y parecía atravesar un pequeño bosque que ahí se encontraba.
El camino estaba algo borrado y no parecía ser transitado a menudo, pues ya casi no se veía, por suerte pude usar mis dotes en el bosque y encontrar la manera de llegar a lo que parecía ser una ciudad. Gritos se oían desde donde yo estaba y movimiento constante y yo debía encontrar un barco en aquella isla, ya que no pensaba quedarme en una isla que no conocía. Pero el problema no era conseguir un barco, si no, conseguir el dinero para comprarlo, o por si fuera necesario, robarlo, pero esto último no me llamaba tanto la atención. Una vez llegado a la ciudad leí un gran cartel que indicaba el hecho de que me encontraba en Mock Town, Jaya. Me quedé pensativa, pues recordaba ese nombre de algún lado, pero no me acordaba de que. Me quedé mirando las personas pasar y ver que tenían estas, pues igual eso me ayudaba a recordar, y sin duda lo hizo, pues las personas eran sucios piratas, o eso es lo que mostraban sus degradados ropajes. Esa era la isla de los piratas que se encontraba al borde de la ley, Jaya. Era perfecto para mi, solo con cazar uno o dos piratas podría comprar un bote y salir pitando de esa isla maloliente.
Cogí mi pequeño peluche y lo abracé diciendo lo siguiente: -Bien, Nono, ahora necesitamos encontrar un buen bar con carteles de piratas y algún pirata famoso, no debería ser tan complicado, pues aquí se cuentan a montones.- Tras decir esto vi brillar los ojos del peluche por un segundo y eso solo significaba que había usuarios cerca, pero no le di mucha importancia, al final y al cabo, tenía que encontrar un bar y proseguí mi camino hasta dar con uno que tenía por cartel una cabeza de oso panda y escrito en verde y con un circulo que infundía paz ponía, "Taberna del tío Pepe". Entré en esa extraña taberna y olía a hierba, hierba o plantas, sin duda era una taberna muy rara pero yo necesitaba beber y ahí no parecía estar tan plagado de piratas como en las otras tabernas.
Una vez dentro miré por los alrededores y solo habían flores colgando a la vez que un montón de signos raros, era un lugar bastante extraño, las paredes tenían tonos verdes y del techo colgaba un gran signo de la paz con luces verdes. Las personas se encontraban sentadas en pequeños sofás y algunos se encontraban fumando o bebiendo. El camarero tenía unas gafas redondas de color negro y vestía ropa cómoda y completada con todo tipo de colores, pues no tenía solo un color la ropa que llevaba, era más bien ropa arco iris. Me senté al lado de la barra en una de los sillones que había y pedí una cerveza, sin embargo, el camarero no tardó en responderme lo siguiente:
-Solo tenemos cerveza ecológica, esto es el bar de la paz, donde todos desean la paz y donde no se hace la guerra. La cerveza esta hecha de plantas cultivadas en el huerto del bar y solo se consume aquí dentro, pues fuera no se puede estar tan pacífico y tan tranquilo como en este relajado lugar. Le invito a que pruebe uno de nuestros pasteles de hierba que le dejará en un estado de shock durante varios minutos, por lo bueno que es.- Contestó el hombre calmado y con voz grave y relajada, sin duda se había fumado algo, pero no podía hacer nada al respeto y tuve que contestarle.
-Tráeme una de esas cervezas ecológicas entonces, si no tienes nada mejor, y sobre lo del pastel, no tengo ganas de probar cosas nuevas hoy. Este bar es de lo más extraño, ¿como es que sigue en pie en esta ciudad de guerra constante
- Dije de forma alegre y dibujando una sonrisa en mi cara, necesitaba amigos no enemigos.
-Enseguida se la traigo señorita, en cuanto a que esto siga en pie, es una larga historia, mantener este local aquí es muy complicado, pero tenemos felices a los diferentes piratas que pasan por aquí usando nuestros dotes de negociación, aunque casi siempre salgamos perdiendo en cuanto a dinero. La taberna se mantendrá en pie por lo menos 10 años gracias a las donaciones de las personas que pasan por aquí y las que prueban nuestros exquisitos pasteles.- Dijo el tabernero de forma feliz y con cara medio dormida, ¿Que demonios fuma esta gente aquí?, pensé al sentir el olor cada vez más fuerte de un extraño tipo de hierba que no conocía.
El tabernero me trajo la cerveza y empecé a beber de esa jarra, tenía un sabor algo agrio pero decente, no tenía el sabor de una cerveza normal pero no resultaba un problema. Me quedé mirando el tablón de noticias que contenía carteles de caza y captura para ver si veo algún pirata que pudiera capturar. Mientras miro el tablón doy pequeños sorbos a la jarra, al lado de mi tenía a mi pequeño peluche sentado, este no tenía los ojos brillantes y eso indicaba que no había usuarios cerca, lo que me hacía sentirme ligeramente aliviada.
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-"Parad... Por favor... No tengo dinero", decía la pequeña mientras lloraba, ataviada con un vestido y unas botas hasta la mitad de la pantorrilla de color amarillo y marrón respectivamente. Su pelo se tornaba de color rojizo y liso.
-"Niña...¡¡No queremos tu dinero sino tu cuerpo!!" musitó el hombre más alto, mientras otros dos se encontraban por detrás con cara viciosa mientras sacaban la lengua en un gesto lascivo.
No había más remedio que entrar en la acción, así que encontrándome yo en una terraza elevada de uno de los bares circundantes, no me lo pensé ni un segundo. Agarré con mi mano derecha el envoltorio de instrumento musical que acostumbraba a portar y salté por la barandilla de esta, cayendo unos tres metros de altura, pretendiendo aterrizar épicamente entre la niña y los malhechores que iban tras ella con la intención de algo más profundo que atracarla, y así auyentarlos.
Alta fue mi sorpresa cuando en lugar de eso, no calculé bien la distancia y golpeé en plancha entre ambos bandos con la cara por delante, levantando una gran nube de polvillo proveniente de la arenisca del suelo y con un estruendo bastante grande.
Sin embargo, en apenas unos segundos reaccioné antes de que se disipara la nube de polvo del todo, levantándome aparatosamente con varios restos de la arenisca aún sobre mi ropa y señalando con uno de los ojos ligeramente más abierto que el otro y en pose amenazante con las manos abiertas y casi con una cara cómica.
-"¡Malhechores, soy el héroe duro pero con un lado sensible que acabará con vuestra maldad!. Huid ahora o preparaos para luchar" dije al tiempo que producía dicha amenaza y mi corbata hablaba, o eso creía al menos yo diciendo lo siguiente en tono irónico.
-"Meh...Bien dicho...sí"
Los tres hombres no pudieron contener las risas, pues las aparentes marcas en mi ropa, en el envoltorio del instrumento, que estaba en el suelo con un aspecto más lamentable aún que el usual, y las marcas de mi cara magullada, así como el propio contexto de la situación claro está, eran suficientemente graciosos para producir en ellos la mofa. Pero estaban a punto de sufrir una paliza. En mi mente reían sólo por miedo.
Sin mediar mayor palabra, hice un grito similar a los de un maestro en artes marciales y golpeé la cara del líder que me ensombrecía lo suficiente cómo para hacer de mi un hombre más pequeño de lo que ya era y apenas conseguí mover su expresión, dando como resultado unos diez segundos de silencio incómodo y postura estática mientras daba cuenta de cómo mi golpe no había servido para absolutamente nada.
El hombre, tras haber esperado y bastante enfadado me golpeó con su propio puño, mandándome unos metros contra la pared más cercana y haciendo otra nube de polvo y por tanto rompiendo esta con mi cuerpo.
Tras dispersarse esta, procedí a hablar, con un hilillo de sangre colgándome por la comisura del labio en su parte derecha.
-"Uh, vaya... Parece que mi golpe del flamenco no te ha hecho efecto" dije riéndome, dando por cuenta una situación bastante extraña.
Sin mediar mayor palabra, uno de los guardaespaldas o de los aliados del hombre que acababa de golpearme, desenvainó una espada occidental y con ella tras correr hacia mi, clavándomela en el costado, pero ante su cruel mirada, el área afectada refulgía en un color azulado espectral y solo podía verse una estructura ósea movida como si por arte de magia fuera, cómo si mi cuerpo hubiera perdido toda la musculatura en ese área.
-"Shhh, deberíais darme dinero para comer...¡¡O es que no veis que estoy en los huesos!!" musité alto riéndome al tiempo que me levantaba, aún con su arma enganchada entre dos costillas del costado derecho dónde me hubo atacado.
-"¡Es un usuario de las frutas! ...No...no es humano... ¡Corred, no podemos hacerle nada!" dijo el hombre que me había atacado que consistía en un ser alto, no tanto como al que protegían, pero de rasgos fuertes y mucha musculatura que lo hacía parecer más grande de lo que en realidad era y vestido con ropas simples de rufián y zuecos anchos de color madera.
En unos largos segundos de reacción, se giraron del callejón y corrieron en dirección opuesta a este, mientras la niña gritaba gracias, pero yo la dejé atrás, no reparando en ella, y al tiempo que cogía la funda del instrumento, procedía a correr tras los hombre, aún con el arma enganchada en mis costillas.
-"¡¡¡¡EHHHHHHHHH QUE OS DEJÁIS LA ESPADAAAAA!!!!" gritaba tras de ellos, usando mi brazo libre para moverlo en el aire en símbolo de atención, haciendo mucho ruido y apartando a la gente de la extraña escena gracias al bullicio que creaba.
Sin embargo, los hombres eran más rápidos que yo, o literalmente se morían del miedo pues en no mucho tiempo les perdí de vista, cesando la cómica imagen y parándome frente a una taberna de colores vistosos y arcoiris en su nombre.
Tras mirar a mis ropajes pude ver que la espada se hubo desenganchado en algún punto de la travesía de mis costillas así que ya no merecía la pena correr más. Iba a entrar en aquél lugar y tomarme algo... Un arcoiris si podía ser.
-"Vamos aquí Ulamog, quiero comerme un arcoiris" dije feliz, casi divertido e infantil, mientras agarraba con mi mano libre la corbata y la miraba apasionadamente.
-"Vaya..cada día estás más perdido pequeño", se limitó a musitar, al tiempo que ambos entrábamos.
-"Niña...¡¡No queremos tu dinero sino tu cuerpo!!" musitó el hombre más alto, mientras otros dos se encontraban por detrás con cara viciosa mientras sacaban la lengua en un gesto lascivo.
No había más remedio que entrar en la acción, así que encontrándome yo en una terraza elevada de uno de los bares circundantes, no me lo pensé ni un segundo. Agarré con mi mano derecha el envoltorio de instrumento musical que acostumbraba a portar y salté por la barandilla de esta, cayendo unos tres metros de altura, pretendiendo aterrizar épicamente entre la niña y los malhechores que iban tras ella con la intención de algo más profundo que atracarla, y así auyentarlos.
Alta fue mi sorpresa cuando en lugar de eso, no calculé bien la distancia y golpeé en plancha entre ambos bandos con la cara por delante, levantando una gran nube de polvillo proveniente de la arenisca del suelo y con un estruendo bastante grande.
Sin embargo, en apenas unos segundos reaccioné antes de que se disipara la nube de polvo del todo, levantándome aparatosamente con varios restos de la arenisca aún sobre mi ropa y señalando con uno de los ojos ligeramente más abierto que el otro y en pose amenazante con las manos abiertas y casi con una cara cómica.
-"¡Malhechores, soy el héroe duro pero con un lado sensible que acabará con vuestra maldad!. Huid ahora o preparaos para luchar" dije al tiempo que producía dicha amenaza y mi corbata hablaba, o eso creía al menos yo diciendo lo siguiente en tono irónico.
-"Meh...Bien dicho...sí"
Los tres hombres no pudieron contener las risas, pues las aparentes marcas en mi ropa, en el envoltorio del instrumento, que estaba en el suelo con un aspecto más lamentable aún que el usual, y las marcas de mi cara magullada, así como el propio contexto de la situación claro está, eran suficientemente graciosos para producir en ellos la mofa. Pero estaban a punto de sufrir una paliza. En mi mente reían sólo por miedo.
Sin mediar mayor palabra, hice un grito similar a los de un maestro en artes marciales y golpeé la cara del líder que me ensombrecía lo suficiente cómo para hacer de mi un hombre más pequeño de lo que ya era y apenas conseguí mover su expresión, dando como resultado unos diez segundos de silencio incómodo y postura estática mientras daba cuenta de cómo mi golpe no había servido para absolutamente nada.
El hombre, tras haber esperado y bastante enfadado me golpeó con su propio puño, mandándome unos metros contra la pared más cercana y haciendo otra nube de polvo y por tanto rompiendo esta con mi cuerpo.
Tras dispersarse esta, procedí a hablar, con un hilillo de sangre colgándome por la comisura del labio en su parte derecha.
-"Uh, vaya... Parece que mi golpe del flamenco no te ha hecho efecto" dije riéndome, dando por cuenta una situación bastante extraña.
Sin mediar mayor palabra, uno de los guardaespaldas o de los aliados del hombre que acababa de golpearme, desenvainó una espada occidental y con ella tras correr hacia mi, clavándomela en el costado, pero ante su cruel mirada, el área afectada refulgía en un color azulado espectral y solo podía verse una estructura ósea movida como si por arte de magia fuera, cómo si mi cuerpo hubiera perdido toda la musculatura en ese área.
-"Shhh, deberíais darme dinero para comer...¡¡O es que no veis que estoy en los huesos!!" musité alto riéndome al tiempo que me levantaba, aún con su arma enganchada entre dos costillas del costado derecho dónde me hubo atacado.
-"¡Es un usuario de las frutas! ...No...no es humano... ¡Corred, no podemos hacerle nada!" dijo el hombre que me había atacado que consistía en un ser alto, no tanto como al que protegían, pero de rasgos fuertes y mucha musculatura que lo hacía parecer más grande de lo que en realidad era y vestido con ropas simples de rufián y zuecos anchos de color madera.
En unos largos segundos de reacción, se giraron del callejón y corrieron en dirección opuesta a este, mientras la niña gritaba gracias, pero yo la dejé atrás, no reparando en ella, y al tiempo que cogía la funda del instrumento, procedía a correr tras los hombre, aún con el arma enganchada en mis costillas.
-"¡¡¡¡EHHHHHHHHH QUE OS DEJÁIS LA ESPADAAAAA!!!!" gritaba tras de ellos, usando mi brazo libre para moverlo en el aire en símbolo de atención, haciendo mucho ruido y apartando a la gente de la extraña escena gracias al bullicio que creaba.
Sin embargo, los hombres eran más rápidos que yo, o literalmente se morían del miedo pues en no mucho tiempo les perdí de vista, cesando la cómica imagen y parándome frente a una taberna de colores vistosos y arcoiris en su nombre.
Tras mirar a mis ropajes pude ver que la espada se hubo desenganchado en algún punto de la travesía de mis costillas así que ya no merecía la pena correr más. Iba a entrar en aquél lugar y tomarme algo... Un arcoiris si podía ser.
-"Vamos aquí Ulamog, quiero comerme un arcoiris" dije feliz, casi divertido e infantil, mientras agarraba con mi mano libre la corbata y la miraba apasionadamente.
-"Vaya..cada día estás más perdido pequeño", se limitó a musitar, al tiempo que ambos entrábamos.
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Seguía bebiendo de la jarra con el pequeño peluche al lado cuando de repente, empezaron a oírse ruidos a fuera. Dentro las personas seguían igual de relajadas y no parecían enterarse del ruido que había afuera, estaban en un estado de trance o solamente estaban fumados, no lo sabía. Salí corriendo cogiendo mi peluche en brazos a ver que demonios era aquél jaleo que se oía fuera. Una vez fuera se veía un grupo de hombres con ropajes de pirata corriendo de alguien, o eso parecía, pues tenían caras de asustados. Detrás de ellos un hombre con una espada clavada se encontraba corriendo tras ellos gritando "¡Eeh, que os dejáis la espada!". Me quedé asombrada, y con los ojos abiertos pensando en que esta isla estaba definitivamente loca, las personas de aquí no tenían nada que envidiarle a un bufón o a un payaso, era divertido verlos.
Poco después el joven que perseguía a los piratas se paró al lado mía y esta vez no llevaba la espada clavada, era muy extraño, ese tipo tenía una especie de habilidad o algo. No me percaté al principio pero cuando miré hacía abajo para ver lo que llevaba puesto el joven, vislumbré a mi peluche que se me había caído antes por haberme asombrado de esa manera y lo recogí rápidamente. El peluche tenía los ojos brillantes, mucho más fuerte que de costumbre, y eso solo podía significar que el joven que tenía delante era un usuario. Este empezó a hablar con su corbata como si fuera su mejor amigo, era algo muy muy extraño y lo mejor que se me ocurrió fue hablarle, no se si fue una buena idea o no, pero era inútil ignorarlo, si no, me empezaría a hablar el antes y no quería eso.
-Hola forastero, ¿te apetece beber o comer algo en compañía?, pues no tengo nada mejor que hacer ahora.- Dije con voz amable y haciéndole una señal para entrar, esperaba que me contestara de forma normal, pero después de haberlo visto, podría recibir cualquier respuesta.
Poco después el joven que perseguía a los piratas se paró al lado mía y esta vez no llevaba la espada clavada, era muy extraño, ese tipo tenía una especie de habilidad o algo. No me percaté al principio pero cuando miré hacía abajo para ver lo que llevaba puesto el joven, vislumbré a mi peluche que se me había caído antes por haberme asombrado de esa manera y lo recogí rápidamente. El peluche tenía los ojos brillantes, mucho más fuerte que de costumbre, y eso solo podía significar que el joven que tenía delante era un usuario. Este empezó a hablar con su corbata como si fuera su mejor amigo, era algo muy muy extraño y lo mejor que se me ocurrió fue hablarle, no se si fue una buena idea o no, pero era inútil ignorarlo, si no, me empezaría a hablar el antes y no quería eso.
-Hola forastero, ¿te apetece beber o comer algo en compañía?, pues no tengo nada mejor que hacer ahora.- Dije con voz amable y haciéndole una señal para entrar, esperaba que me contestara de forma normal, pero después de haberlo visto, podría recibir cualquier respuesta.
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Una muchacha de pronto me cerró el paso al bar y comenzó a decirme si quería beber algo o comer en compañía, con cierta amabilidad, a lo cual sólo se me ocurría responder de una manera extraña, pero en cierto modo normal para mi.
-"Oh, es una emisaria del País del Arcoiris que viene a intentar sobornarme para que no me los coma..¡¡Pero me los comeré igual y voy a entrar a demostrártelo!! Tehehehehehe" musité, soltando a Ulamog y avanzando el paso e internándome en aquél exótico bar.
Todo era de color verde y con ciertos retazos de más colores psicodélicos que en cierto modo se asemejaban a mis ropajes, haciendo que pareciera normal en aquél área. Era cierto, pues ese sitio era el mítico País de los Arcoiris que tanto ansiaba conocer, así que sin terciar mayor palabra, me acerqué al señor tras la especie de barra de roble natural, y comencé a hablarle sin ningún tipo de pudor.
-"¡Quiero un arcoiris con extra de añil, menos rojo y algo más de verde porfavor!" dejé salir de mi boca entusiasmado, al tiempo que me sentaba en un taburete cercano a la barra, depositaba la funda del instrumento y entonces me dedicaba a hacer golpecitos con las manos sobre la barra en señal de ansa.
-"¡Qué bien, qué bien, qué bien, qué bien! Voy a probar un arcoiris!" dije finalmente en voz baja pero alegre, mientras mis ojos verdes dejaban escapar un brillo maravillado.
El camarero, extrañado pero tranquilo se fue, cómo si aquello realmente hubiera resultado ser alguna clase de combinado o de extraño cóctel y al tiempo se pudo adivinar el por qué. Este tenía forma de espiral de colores llamativos, ejemplificando el susodicho arcoiris y tenía nata en forma de espiral ascendente, de los mismos colores. En el fondo se trataba de una obra de arte de coctelería.
-"¡Vamos, emisaria, vamos! Quiero probarlo ya!" dije al tiempo que el tabernero dejaba la enorme copa de estas características y la arquera aparecía ante mi presencia pues yo había actuado quizá demasiado rápido y excitado por la circunstancia de poder probar semejante manjar de dioses, pero aun así esperé a que la mujer estuviera cerca.
-"Oh, es una emisaria del País del Arcoiris que viene a intentar sobornarme para que no me los coma..¡¡Pero me los comeré igual y voy a entrar a demostrártelo!! Tehehehehehe" musité, soltando a Ulamog y avanzando el paso e internándome en aquél exótico bar.
Todo era de color verde y con ciertos retazos de más colores psicodélicos que en cierto modo se asemejaban a mis ropajes, haciendo que pareciera normal en aquél área. Era cierto, pues ese sitio era el mítico País de los Arcoiris que tanto ansiaba conocer, así que sin terciar mayor palabra, me acerqué al señor tras la especie de barra de roble natural, y comencé a hablarle sin ningún tipo de pudor.
-"¡Quiero un arcoiris con extra de añil, menos rojo y algo más de verde porfavor!" dejé salir de mi boca entusiasmado, al tiempo que me sentaba en un taburete cercano a la barra, depositaba la funda del instrumento y entonces me dedicaba a hacer golpecitos con las manos sobre la barra en señal de ansa.
-"¡Qué bien, qué bien, qué bien, qué bien! Voy a probar un arcoiris!" dije finalmente en voz baja pero alegre, mientras mis ojos verdes dejaban escapar un brillo maravillado.
El camarero, extrañado pero tranquilo se fue, cómo si aquello realmente hubiera resultado ser alguna clase de combinado o de extraño cóctel y al tiempo se pudo adivinar el por qué. Este tenía forma de espiral de colores llamativos, ejemplificando el susodicho arcoiris y tenía nata en forma de espiral ascendente, de los mismos colores. En el fondo se trataba de una obra de arte de coctelería.
-"¡Vamos, emisaria, vamos! Quiero probarlo ya!" dije al tiempo que el tabernero dejaba la enorme copa de estas características y la arquera aparecía ante mi presencia pues yo había actuado quizá demasiado rápido y excitado por la circunstancia de poder probar semejante manjar de dioses, pero aun así esperé a que la mujer estuviera cerca.
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El joven de antes se había percatado de mi presencia y empezó a susurrarle a su corbata, al final de su frase empezó a reírse susurrando y entró al bar como si no quisiera responder, parecía algo ansioso por beber o comer algo, quien sabe lo que podría estar pensando un loco como el. Sin dudarlo entré y me senté al lado suya, tenía cierta curiosidad por personas como el, personas que no sabes porque, pero están locas. Además, no quería que le drogasen, tenía una apariencia débil y flaca. Dentro del bar tenía unos ropajes que iban a juego con la decoración, pues esos colores combinaban a la perfección con el entorno.
Este pidió "un arco-iris con extra de añil, menos rojo y algo más de verde " y yo me quedé con una cara asombrada y con los ojos saltones, de verdad existía algo así, como es que yo no lo sabía y después de que este lo pidiese grité con fuerza al tabernero:
-¡Ponga-me lo mismo que a el!- Tenía curiosidad por que sabor tendría esa extraña bebida, o comida, aún no sabía lo que era. Y si me llegara a pasar algo, por lo menos sabría que había otra persona en la misma situación que yo.
El joven empezó a dar golpecitos en la mesa a la vez que miraba maravillado mientras decía "¡Qué bien, qué bien, qué bien, qué bien! Voy a probar un arco-iris!". Parecía un niño pequeño en un parque de atracciones, se encontraba ansioso por probar lo que había pedido.
El camarero se fue y empezó a hacer lo que habíamos pedido, yo lo miré extrañado, este empezaba a combinar diferentes tipos de bebida para darle la forma que quería. Era muy interesante la preparación, aunque yo no supiese de cocina o bebidas me maravillaba ver su trabajo.
Poco después el camarero nos trajo los cocktais que tenían sin duda forma y colores de arco iris, pensé durante varios momentos como se bebía eso, pero el tabernero me dijo que era una bebida normal y corriente, se bebería igual que la cerveza pensé yo. Así que sin más, le di un fuerte sorbo, y poco después lo dejé sobre la mesa. Tenía un sabor dulce, a la vez que agrió y se sentía también salado, eran un montón de sabores a la vez y era indescriptible, pues no había probado nunca algo con el mismo sabor, era una combinación muy extraña de sabores.
Tras quedarme asombrada con el sabor del cocktail, el joven me miró y me dijo "¡Vamos, emisaria, vamos! Quiero probarlo ya!". Nada más oír eso pensé en como me podían haber confundido por una emisaria, no llevaba ropa que pudiera parecer eso, y menos tenía la voz de una. A saber lo que pensaba ese loco de mi, pero, en cuanto lo dijo tenía la copa con el cocktail delante y se apresuraba a probarlo, había esperado a que yo estuviera ahí para probarlo, sin duda era un joven interesante, tenía ganas de conocerlo aún más.
-Como sabías de la existencia de este exquisito cocktail, no tenía la menor idea de que algo como esto pudiese existir. Algo tan bueno debería estar prohibido.- Dije de forma irónica y usando un acento sarcástico en mi última frase.- ¿A caso eres un mensajero de los dioses que vino aquí para mostrarme esta delicia?- Dije con una sonrisa a punto de reírme, este tipo me hacía sentirme confiada y quería seguir-le el rollo.- Finalmente esperé la respuesta del joven mientras le daba otro sorbo a ese delicioso cocktail.
Este pidió "un arco-iris con extra de añil, menos rojo y algo más de verde " y yo me quedé con una cara asombrada y con los ojos saltones, de verdad existía algo así, como es que yo no lo sabía y después de que este lo pidiese grité con fuerza al tabernero:
-¡Ponga-me lo mismo que a el!- Tenía curiosidad por que sabor tendría esa extraña bebida, o comida, aún no sabía lo que era. Y si me llegara a pasar algo, por lo menos sabría que había otra persona en la misma situación que yo.
El joven empezó a dar golpecitos en la mesa a la vez que miraba maravillado mientras decía "¡Qué bien, qué bien, qué bien, qué bien! Voy a probar un arco-iris!". Parecía un niño pequeño en un parque de atracciones, se encontraba ansioso por probar lo que había pedido.
El camarero se fue y empezó a hacer lo que habíamos pedido, yo lo miré extrañado, este empezaba a combinar diferentes tipos de bebida para darle la forma que quería. Era muy interesante la preparación, aunque yo no supiese de cocina o bebidas me maravillaba ver su trabajo.
Poco después el camarero nos trajo los cocktais que tenían sin duda forma y colores de arco iris, pensé durante varios momentos como se bebía eso, pero el tabernero me dijo que era una bebida normal y corriente, se bebería igual que la cerveza pensé yo. Así que sin más, le di un fuerte sorbo, y poco después lo dejé sobre la mesa. Tenía un sabor dulce, a la vez que agrió y se sentía también salado, eran un montón de sabores a la vez y era indescriptible, pues no había probado nunca algo con el mismo sabor, era una combinación muy extraña de sabores.
Tras quedarme asombrada con el sabor del cocktail, el joven me miró y me dijo "¡Vamos, emisaria, vamos! Quiero probarlo ya!". Nada más oír eso pensé en como me podían haber confundido por una emisaria, no llevaba ropa que pudiera parecer eso, y menos tenía la voz de una. A saber lo que pensaba ese loco de mi, pero, en cuanto lo dijo tenía la copa con el cocktail delante y se apresuraba a probarlo, había esperado a que yo estuviera ahí para probarlo, sin duda era un joven interesante, tenía ganas de conocerlo aún más.
-Como sabías de la existencia de este exquisito cocktail, no tenía la menor idea de que algo como esto pudiese existir. Algo tan bueno debería estar prohibido.- Dije de forma irónica y usando un acento sarcástico en mi última frase.- ¿A caso eres un mensajero de los dioses que vino aquí para mostrarme esta delicia?- Dije con una sonrisa a punto de reírme, este tipo me hacía sentirme confiada y quería seguir-le el rollo.- Finalmente esperé la respuesta del joven mientras le daba otro sorbo a ese delicioso cocktail.
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La mujer comenzó a probar del mismo cóctel que yo hube pedido y parece ser que había quedado maravillada por la inmensidad de sabores que parecía provenir de aquello, lo cual aumentó mi ansia de manera exponencial y no podía resistirme a degustar dicha maravilla colorida.
Finalmente procedí a beberlo y grata fue mi sorpresa cuando de pronto aquel icor perfecto explotó mis papilas gustativas y produjo una fuerte expansión de estas sumado a la de mi pupila, provocando una reacción que si bien podía parecer ridícula, pareció dejar estupefacta a la arquera.
-"¡¡Pero qué rico está esto!! ¡¡Sabía que merecía la pena!! Je... ¿Verdad Ulamog?", dije mientras metía la susodicha y colorida corbata en los restos del cóctel, curiosamente casi acabado ya.
-"¡Puru sucumu du uqui unimul!" se limitó a gritar al borde del ahogamiento la corbata mientras la sacaba precipitadamente de la copa, y esta curiosamente parecía estar seca. Quizá se debiera a la tela o porque simplemente era una corbata mágica, al menos para mi.
-"Perdona... yo no quería ahogarte... Ulamog... Jo... háblame... No te enfades" dije casi con llorera y expresión taimada, mientras hacía gesto con ambas manos a ambos laterales de mis ojos, similar al lagrimeo de un niño queriendo hacer burla, solo que haciéndolo realmente sin muestra de malicia aparente.
Pronto, la escena fue interrumpida por un gran sonido de bullicio y acción que provenía del exterior de aquél extraño y verde local. Quizá se debiera a algún tipo de belicismo pernicioso que actuaba en el medio externo al lugar.
Sin duda, era hora de actuar, pues yo era un héroe en pos de la justicia, así que al tiempo que recogía la funda del instrumento de cuerda del suelo, sacaba un botecito del interior de mi chaqueta y lo destapaba inclinándolo sobre mi boca y haciendo que cayera una pastilla y lo guardé, yendo directamente afuera para ver lo que sucedía, lleno de decisión y convicción.
Afuera encontré a los anteriores malhechores pero junto a muchas más personas de su misma condición y supeditados por el que parecía el líder, un hombre musculado y bastante amplio de hombros que era calvo, mas llevaba ataviado a su cabeza un pañuelo y también estaba su cara decorada por una poblada y extensa barba de color casi anaranjado. Vestía una ropa de pirata común compuesta por un chaleco largo y cincelado por botones dorados y de fondo oscuro y azulado. Sus pantalones eran anchos y se veían limitados por unas botas de cierta punta al tiempo que llevaba en su cinturón un par de pistolas de mecha y una especie de maza.
Finalmente procedí a beberlo y grata fue mi sorpresa cuando de pronto aquel icor perfecto explotó mis papilas gustativas y produjo una fuerte expansión de estas sumado a la de mi pupila, provocando una reacción que si bien podía parecer ridícula, pareció dejar estupefacta a la arquera.
-"¡¡Pero qué rico está esto!! ¡¡Sabía que merecía la pena!! Je... ¿Verdad Ulamog?", dije mientras metía la susodicha y colorida corbata en los restos del cóctel, curiosamente casi acabado ya.
-"¡Puru sucumu du uqui unimul!" se limitó a gritar al borde del ahogamiento la corbata mientras la sacaba precipitadamente de la copa, y esta curiosamente parecía estar seca. Quizá se debiera a la tela o porque simplemente era una corbata mágica, al menos para mi.
-"Perdona... yo no quería ahogarte... Ulamog... Jo... háblame... No te enfades" dije casi con llorera y expresión taimada, mientras hacía gesto con ambas manos a ambos laterales de mis ojos, similar al lagrimeo de un niño queriendo hacer burla, solo que haciéndolo realmente sin muestra de malicia aparente.
Pronto, la escena fue interrumpida por un gran sonido de bullicio y acción que provenía del exterior de aquél extraño y verde local. Quizá se debiera a algún tipo de belicismo pernicioso que actuaba en el medio externo al lugar.
Sin duda, era hora de actuar, pues yo era un héroe en pos de la justicia, así que al tiempo que recogía la funda del instrumento de cuerda del suelo, sacaba un botecito del interior de mi chaqueta y lo destapaba inclinándolo sobre mi boca y haciendo que cayera una pastilla y lo guardé, yendo directamente afuera para ver lo que sucedía, lleno de decisión y convicción.
Afuera encontré a los anteriores malhechores pero junto a muchas más personas de su misma condición y supeditados por el que parecía el líder, un hombre musculado y bastante amplio de hombros que era calvo, mas llevaba ataviado a su cabeza un pañuelo y también estaba su cara decorada por una poblada y extensa barba de color casi anaranjado. Vestía una ropa de pirata común compuesta por un chaleco largo y cincelado por botones dorados y de fondo oscuro y azulado. Sus pantalones eran anchos y se veían limitados por unas botas de cierta punta al tiempo que llevaba en su cinturón un par de pistolas de mecha y una especie de maza.
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El joven bebió un poco y quedó maravillado, más de lo que estaba, pues parece que le encantó el sabor de aquél extraño y delicioso cocktail. Lo mejor que pude hacer fue reir al ver la reacción de este, era divertido, parecía un niño pero no lo era. Esa expresión era tan inocente a la vez que natural, pues solo la había visto en niños.
Poco después el joven empezó a hablar de nuevo con su corbata, que esta vez llamo Ulamog, estaba loco, pero bueno, había personas más locas en este gigantesco mar, o eso era lo que yo pensaba. Lo miraba mientras este metía su corbata en el vaso medio lleno y después la sacó asustado, esta se encontraba completamente seca, era muy extraño, ¿a caso la tela era impermeable?, pensé mientras seguía mirando al joven.
Unos momentos después le pidió perdón a su corbata y se limpió sus ojos como si estuviera llorando, era un tipo simpático a la vez que extraño. No tardé mucho en percatarme de que algo estaba pasando fuera, se oía un bullicio y salimos los dos, este salió antes que yo, pues yo tuve que recoger mi arco y mis flechas, que había dejado al lado del asiento. Una vez levantada fui hacía la puerta y miré que había fuera, eran los tipos que corrieron antes, esta vez con más gente y con un hombre enorme, que por su cuerpo, parecía ser el líder. Seguramente no querían algo bueno y serían mi presa, el hombre musculoso tenía la misma cara que el cartel que había dentro de la taberna, si mal no recuerdo, tenía 1 millón de Berries de precio por su cabeza.
Abrí la puerta y me puse en posición de ataque cogiendo mi arco y apuntando directamente a la cabeza del machote, seguramente no funcionase este simple ataque, pero con algo tendría que empezar, seguidamente dejé mi mano y disparé una flecha limpia a la cabeza de este, sin embargo este la esquivó, y la flecha atravesó el techo del edificio que había detrás suya dejando un agujero en forma de punta de flecha. Seguidamente hice una voltereta a la derecha para apuntar tres flechas en dirección al grupo de piratas. Me encontraba a la izquierda del joven, y le dije lo siguiente:
-Te apetece cazar piratas, será muy divertido y sobre todo, beneficioso. Si los cazamos podremos comprar mucho más cocktail arco-iris- Dije con una sonrisa y en voz suave, aunque burlona, pues ibamos a cazarlos de todas maneras, y si el no me ayudase, lo haría por mi misma.
Poco después el joven empezó a hablar de nuevo con su corbata, que esta vez llamo Ulamog, estaba loco, pero bueno, había personas más locas en este gigantesco mar, o eso era lo que yo pensaba. Lo miraba mientras este metía su corbata en el vaso medio lleno y después la sacó asustado, esta se encontraba completamente seca, era muy extraño, ¿a caso la tela era impermeable?, pensé mientras seguía mirando al joven.
Unos momentos después le pidió perdón a su corbata y se limpió sus ojos como si estuviera llorando, era un tipo simpático a la vez que extraño. No tardé mucho en percatarme de que algo estaba pasando fuera, se oía un bullicio y salimos los dos, este salió antes que yo, pues yo tuve que recoger mi arco y mis flechas, que había dejado al lado del asiento. Una vez levantada fui hacía la puerta y miré que había fuera, eran los tipos que corrieron antes, esta vez con más gente y con un hombre enorme, que por su cuerpo, parecía ser el líder. Seguramente no querían algo bueno y serían mi presa, el hombre musculoso tenía la misma cara que el cartel que había dentro de la taberna, si mal no recuerdo, tenía 1 millón de Berries de precio por su cabeza.
Abrí la puerta y me puse en posición de ataque cogiendo mi arco y apuntando directamente a la cabeza del machote, seguramente no funcionase este simple ataque, pero con algo tendría que empezar, seguidamente dejé mi mano y disparé una flecha limpia a la cabeza de este, sin embargo este la esquivó, y la flecha atravesó el techo del edificio que había detrás suya dejando un agujero en forma de punta de flecha. Seguidamente hice una voltereta a la derecha para apuntar tres flechas en dirección al grupo de piratas. Me encontraba a la izquierda del joven, y le dije lo siguiente:
-Te apetece cazar piratas, será muy divertido y sobre todo, beneficioso. Si los cazamos podremos comprar mucho más cocktail arco-iris- Dije con una sonrisa y en voz suave, aunque burlona, pues ibamos a cazarlos de todas maneras, y si el no me ayudase, lo haría por mi misma.
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La mujer me ofreció ir de caza de piratas y mientras tanto sacó su arco, y apuntó a la cabeza del gran pirata, así que decidí asentir y comenzar la acción, cómo héroe justiciero que era.
-"¡Para defender a los aldeanos de la verdad y el amor y exponer nuestro poder más allá del espacio exterior! Ahora veréis lo que unos héroes pueden hacer" dije al tiempo que corría a gran velocidad dejando la funda de la guitarra en el suelo, al tiempo que agarraba a gran velocidad el mango de la katana de uno de los hombres que había de aquél bando pirata, pero la dichosa arma no salía de su gran envoltura por más que tiraba, provocándose una situación estúpida.
-"Sal...de...ahí...condenada espada" decía mientras pegaba tirones y el adversario iba cargando un puñetazo para liberarlo contra mi mandíbula pero de pronto, esta cedió y rajé con la fuerza de la inercia al pirata que había tras de mi y al de un lateral, abriéndolos de una cruenta acción casi por la mitad y sin ni siquiera pretenderlo, al tiempo que caía de culo por la propia fuerza.
Entonces el pirata liberó el puño contra la nada, y intentó utilizar la inercia a su favor para lograr pisarme, cosa que realmente hizo, y al tiempo que quitaba su pierna de encima de mi, lanzó una patada, con tan buena fortuna que por acto reflejo interpuse la espada que todavía estaba en mi mano y este golpeó contra su filo, dando un ligero salpicón de sangre, así como un alarido de dolor.
Entonces me incorporé, usando el arma de bastón y de una forma ciertamente torpe haciendo que el pirata que justo llegaba a mi con intención de golpearme, sufriera un cabezazo por mi parte dado el propio sentido ascendente de mi cabeza.
-"Joder, dios que dolor" dije al tiempo que me echaba las manos a la cabeza por el golpe y el cuarto pirata caía inconsciente.
Parecía que había causado estragos mi infalible táctica pese a todo, pues muchos yacían mutilados a mi alrededor.
-"¡Para defender a los aldeanos de la verdad y el amor y exponer nuestro poder más allá del espacio exterior! Ahora veréis lo que unos héroes pueden hacer" dije al tiempo que corría a gran velocidad dejando la funda de la guitarra en el suelo, al tiempo que agarraba a gran velocidad el mango de la katana de uno de los hombres que había de aquél bando pirata, pero la dichosa arma no salía de su gran envoltura por más que tiraba, provocándose una situación estúpida.
-"Sal...de...ahí...condenada espada" decía mientras pegaba tirones y el adversario iba cargando un puñetazo para liberarlo contra mi mandíbula pero de pronto, esta cedió y rajé con la fuerza de la inercia al pirata que había tras de mi y al de un lateral, abriéndolos de una cruenta acción casi por la mitad y sin ni siquiera pretenderlo, al tiempo que caía de culo por la propia fuerza.
Entonces el pirata liberó el puño contra la nada, y intentó utilizar la inercia a su favor para lograr pisarme, cosa que realmente hizo, y al tiempo que quitaba su pierna de encima de mi, lanzó una patada, con tan buena fortuna que por acto reflejo interpuse la espada que todavía estaba en mi mano y este golpeó contra su filo, dando un ligero salpicón de sangre, así como un alarido de dolor.
Entonces me incorporé, usando el arma de bastón y de una forma ciertamente torpe haciendo que el pirata que justo llegaba a mi con intención de golpearme, sufriera un cabezazo por mi parte dado el propio sentido ascendente de mi cabeza.
-"Joder, dios que dolor" dije al tiempo que me echaba las manos a la cabeza por el golpe y el cuarto pirata caía inconsciente.
Parecía que había causado estragos mi infalible táctica pese a todo, pues muchos yacían mutilados a mi alrededor.
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El joven aceptó mi oferta y empezó a luchar también, su estilo de lucha era bastante raro, fue hacía el enemigo intentando robar su espada y no conseguía sacarla con facilidad, parecía más bien un luchador torpe, pero poco después se cargo a unas personas nada más sacar las personas y a varias más haciendo movimientos torpes con la espada, era de lo más extraño pero me divertía verlo luchar. Este parecía creerse todo un héroe, pues había dado un discurso de paz antes de atacar.
Debido a mi curiosidad por el joven no me percaté de la presencia de una espada que estaba a punto de cortarme. Un pirata me había atacado por el costado izquierdo y apuntó su espada a mi cintura intentando cortarme, me di cuenta tarde de ello y me llevé un corte superficial en esta parte, después lo miré por un segundo y le di una patada en la mandíbula al pirata para luego saltar hacía atrás dando una voltereta. De vuelta en el suelo tomé mi arco y apunté hacía arriba disparando varias flechas, estas iban a caer con mucha más velocidad encima de los piratas y les haría bastante daño, las flechas se encontraban recubiertas de tungsteno.
Tras mi ataque aéreo me metí entre los piratas y esperé a que estos atacaran entre todos, y así hicieron 3 de ellos al saltar sobre mi como si dejaran su alma en ello. Les dejé cortarme, y nada hizo efecto, pues mi cuerpo estaba hecho de tungsteno y eso no me afectaría. Antes me había encontrado distraído eso es todo, no volvería a pasar. Los 3 piratas se echaron hacía atrás y gritaron:
-Es un usuario, no le afectan nuestros ataques. ¿Que hacemos?-dijeron estos asustados y mirando a su líder que seguía observando el combate desde cierta distancia. Poco después de ver los piratas alejarse miré hacía el centro del combate y las flechas habían atravesado varias personas, no sabía que tal se encontraba el joven forastero pero supondría que bien, parecía un tipo que sabía mantenerse vivo en casi cualquier situación por si solo.
De vuelta a mi misma observé a los tres jóvenes que ahora se escondían detrás del líder y apunté una de mis flechas a los pies de este, quería cargarme sus zapatos y hacerlo venir hacía mi, pues con mi agilidad lo evadiría con facilidad. Al disparar la flecha este pensó que iba a darle en el torso, pero le dio en la punta del zapato y este sobresaltó llevando sus manos a este, para luego gritar con fuerza:
-A por ella, matarla, no pienso perder mi orgullo ante esta escoria. Después de matarla podréis hacer lo que queráis con ella cabrones.- dijo enfurecido el hombre mientras corría hacía mi con su espada en mano.
Dado que el hombre se acercaba di varios saltos hacía atrás y me preparé varias flechas cerca por si las necesitaba, en el suelo había varias piedras que podría usar para mi próximo ataque. Cogí dos piedras y me las puse en las puntas de los zapatos tras conectarlas y recubrirlas usando tungsteno, eso me serviría para hacerle más daño con mis zapatos, además de ofrecerme algo más de inercia para mis volteretas y giros. El hombre fornido atacó apuntando a mi cabeza, pensaba acabar de un golpe, pero no iba a ser tan fácil para el, pues yo no era tan inútil. Me eché hacía atrás haciendo un esfuerzo por no caerme y levanté mi dedo, esperando a que este lo cortara, pues por ahí se encontraba la trayectoria de la espada. Este cortó mi dedo que poco después volvió a su normalidad, y yo sin duda pensé que era un pirata normal y corriente no como aquellos guerreros de mar que son capaces de luchar contra los logia usando extrañas técnicas. Ese combate iba a ser mucho más fácil ahora que sabía ese dato.
Di una voltereta y me puse de pie a unos metros del pirata para luego saltar a un edificio y prepararme para disparar. Apunté a la cadera de este en busca de algún resultado, pues cuando disparé una enorme nube de polvo se creó por una fuerte ráfaga de viento que por ahí pasaba. Si le diese en el costado le haría un bonito agujero que le dejaría marca de por vida, pensé mientras me quedaba mirando a ver cuando se disipaba esta nube.
Debido a mi curiosidad por el joven no me percaté de la presencia de una espada que estaba a punto de cortarme. Un pirata me había atacado por el costado izquierdo y apuntó su espada a mi cintura intentando cortarme, me di cuenta tarde de ello y me llevé un corte superficial en esta parte, después lo miré por un segundo y le di una patada en la mandíbula al pirata para luego saltar hacía atrás dando una voltereta. De vuelta en el suelo tomé mi arco y apunté hacía arriba disparando varias flechas, estas iban a caer con mucha más velocidad encima de los piratas y les haría bastante daño, las flechas se encontraban recubiertas de tungsteno.
Tras mi ataque aéreo me metí entre los piratas y esperé a que estos atacaran entre todos, y así hicieron 3 de ellos al saltar sobre mi como si dejaran su alma en ello. Les dejé cortarme, y nada hizo efecto, pues mi cuerpo estaba hecho de tungsteno y eso no me afectaría. Antes me había encontrado distraído eso es todo, no volvería a pasar. Los 3 piratas se echaron hacía atrás y gritaron:
-Es un usuario, no le afectan nuestros ataques. ¿Que hacemos?-dijeron estos asustados y mirando a su líder que seguía observando el combate desde cierta distancia. Poco después de ver los piratas alejarse miré hacía el centro del combate y las flechas habían atravesado varias personas, no sabía que tal se encontraba el joven forastero pero supondría que bien, parecía un tipo que sabía mantenerse vivo en casi cualquier situación por si solo.
De vuelta a mi misma observé a los tres jóvenes que ahora se escondían detrás del líder y apunté una de mis flechas a los pies de este, quería cargarme sus zapatos y hacerlo venir hacía mi, pues con mi agilidad lo evadiría con facilidad. Al disparar la flecha este pensó que iba a darle en el torso, pero le dio en la punta del zapato y este sobresaltó llevando sus manos a este, para luego gritar con fuerza:
-A por ella, matarla, no pienso perder mi orgullo ante esta escoria. Después de matarla podréis hacer lo que queráis con ella cabrones.- dijo enfurecido el hombre mientras corría hacía mi con su espada en mano.
Dado que el hombre se acercaba di varios saltos hacía atrás y me preparé varias flechas cerca por si las necesitaba, en el suelo había varias piedras que podría usar para mi próximo ataque. Cogí dos piedras y me las puse en las puntas de los zapatos tras conectarlas y recubrirlas usando tungsteno, eso me serviría para hacerle más daño con mis zapatos, además de ofrecerme algo más de inercia para mis volteretas y giros. El hombre fornido atacó apuntando a mi cabeza, pensaba acabar de un golpe, pero no iba a ser tan fácil para el, pues yo no era tan inútil. Me eché hacía atrás haciendo un esfuerzo por no caerme y levanté mi dedo, esperando a que este lo cortara, pues por ahí se encontraba la trayectoria de la espada. Este cortó mi dedo que poco después volvió a su normalidad, y yo sin duda pensé que era un pirata normal y corriente no como aquellos guerreros de mar que son capaces de luchar contra los logia usando extrañas técnicas. Ese combate iba a ser mucho más fácil ahora que sabía ese dato.
Di una voltereta y me puse de pie a unos metros del pirata para luego saltar a un edificio y prepararme para disparar. Apunté a la cadera de este en busca de algún resultado, pues cuando disparé una enorme nube de polvo se creó por una fuerte ráfaga de viento que por ahí pasaba. Si le diese en el costado le haría un bonito agujero que le dejaría marca de por vida, pensé mientras me quedaba mirando a ver cuando se disipaba esta nube.
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Ligeramente asombrado por mi masacre y tras una rápida ojeada a mi compañera, pude vilsumbrar que iban quedando menos enemigos, pero sin embargo su líder seguía en pie, así que era hora de ir por él.
Iba corriendo cual aviesa cervatilla en búsqueda de alimento por el dulce campo cuando de pronto un hombre clavó una lanza en mi, pero esta se limitó a enredarse entre mis huesos, pues yo me encontraba en forma híbrida.
Sonriendo sin embargo ante la circunstancia no aminoré mi paso y me llevé de la gran velocidad que hube tomado, a dicho maleante por delante, que arrastraba por el suelo agarrado de su lanza que luchaba entre mi estructura ósea por librarse de la presa y finalmente tras unos pasos más y un ligero tropezón que tuve, provocaron que este saliera, dejándome correr más y todavía con una cara rara por las circunstancias que mi habilidad extraña me producía a veces.
No tardé mucho entonces en llegar al líder, mediante al cual me lancé de una patada, que por primera vez había sido efectiva, pues la pose heroica que hube realizado provocó el impulso necesario para llegar a dar con mi patada en la cara de este, moviéndole unos metros y cayendo sobre él como quería. Parecía más cosa del azar que de una marcialidad apta, pero lo cierto es que Ulamog y yo lo habíamos conseguido.
-"Deja...de...¡¡Atacar...a ... las... personas!!" dije, pues con cada pausa ya en el suelo sobre su torso, procedía a darle pequeños bofetones a modo de lección a su cara ruda y calva, produciendo casi el mismo efecto que lo haría una fina lluvia sobre un tronco de madera.
-"Un enano cómo tu no va a ofender así mi orgullo...¡¡Gusano!!" gritó al tiempo que usando una gran fuerza me lanzaba por los aires, haciendo que golpeara el suelo unos tres o cuatro metros más lejos, levantando una nueva nube de polvillo que se disipó rápidamente y se dejo ver mi forma híbrida casi a la totalidad.
Esta justamente me mostraba como la mitad de la cara normal, mientras la otra mitad izquierda era de esqueleto, pero iba recuperando con un fulgor azulado su piel y forma humana, mientras las ropas se iban reformando sobre el torso que también tenía partes cómo el hombro derecho y el costado izquierdo en forma de hueso, así como la parte cercana a la rodilla y pie derechos que se mostraban de la misma manera mientras se iban reestructurando.
-"Vaya hombre... esto va a ser más tedioso de lo que parece" finalmente musité rascándome la cabeza y recuperando finalmente la totalidad del cuerpo carnoso, cesándose así el fulgor espectral de tonalidad fría que me recorría las partes afectadas.
Iba corriendo cual aviesa cervatilla en búsqueda de alimento por el dulce campo cuando de pronto un hombre clavó una lanza en mi, pero esta se limitó a enredarse entre mis huesos, pues yo me encontraba en forma híbrida.
Sonriendo sin embargo ante la circunstancia no aminoré mi paso y me llevé de la gran velocidad que hube tomado, a dicho maleante por delante, que arrastraba por el suelo agarrado de su lanza que luchaba entre mi estructura ósea por librarse de la presa y finalmente tras unos pasos más y un ligero tropezón que tuve, provocaron que este saliera, dejándome correr más y todavía con una cara rara por las circunstancias que mi habilidad extraña me producía a veces.
No tardé mucho entonces en llegar al líder, mediante al cual me lancé de una patada, que por primera vez había sido efectiva, pues la pose heroica que hube realizado provocó el impulso necesario para llegar a dar con mi patada en la cara de este, moviéndole unos metros y cayendo sobre él como quería. Parecía más cosa del azar que de una marcialidad apta, pero lo cierto es que Ulamog y yo lo habíamos conseguido.
-"Deja...de...¡¡Atacar...a ... las... personas!!" dije, pues con cada pausa ya en el suelo sobre su torso, procedía a darle pequeños bofetones a modo de lección a su cara ruda y calva, produciendo casi el mismo efecto que lo haría una fina lluvia sobre un tronco de madera.
-"Un enano cómo tu no va a ofender así mi orgullo...¡¡Gusano!!" gritó al tiempo que usando una gran fuerza me lanzaba por los aires, haciendo que golpeara el suelo unos tres o cuatro metros más lejos, levantando una nueva nube de polvillo que se disipó rápidamente y se dejo ver mi forma híbrida casi a la totalidad.
Esta justamente me mostraba como la mitad de la cara normal, mientras la otra mitad izquierda era de esqueleto, pero iba recuperando con un fulgor azulado su piel y forma humana, mientras las ropas se iban reformando sobre el torso que también tenía partes cómo el hombro derecho y el costado izquierdo en forma de hueso, así como la parte cercana a la rodilla y pie derechos que se mostraban de la misma manera mientras se iban reestructurando.
-"Vaya hombre... esto va a ser más tedioso de lo que parece" finalmente musité rascándome la cabeza y recuperando finalmente la totalidad del cuerpo carnoso, cesándose así el fulgor espectral de tonalidad fría que me recorría las partes afectadas.
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La nube se empezó a disipar y a medida que esta lo hacía pude vislumbrar al líder dolorido, pues parecía que mi flecha le había rozado todo el costado derecho que empezaba a sangrar. Unos momentos después vi al joven peli-morado que se había fijado en el líder de esos apestosos piratas. Este saltó a su cara con una patada heroica, o eso es lo que yo pensaba, pues era una patada muy bien dada e hizo caer al gigantón, aunque este ya se encontraba algo afectado por la herida de mi flecha. Una vez en el suelo este le pegó varios puñetazos que no parecían hacerle efecto y recibio un golpe que lo hizo volar unos bonitos 4 metros y estrellarse contra el suelo.
Cuando se levantó, todo su cuerpo estaba brillando en un color azul y se estaba recomponiendo, era muy extraño, sabía que ese tipo tenía una akuma, pero no tenía ni idea de cual era su efecto, al no ver ninguna transformación de su cuerpo antes. Definitivamente, el joven era mucho más prometedor y fuerte de lo que aparentaba ser y yo no me dejaría subestimar frente a el.
Me quedé pensativa unos momentos para calcular mi próxima estrategia y cuando ya lo tuve todo planeado, salté al suelo y llamé la atención del líder, este aún tenía 2 piratas con el, que podrían atacar cuando les apeteciese, pero yo no lo permitiría. Cogí mi arco y dos flechas apuntando a los pies de estos, y tras disparar, las flechas acertaron en la punta de sus pies ya que se habían movido un poco hacía atrás, el fuerte dolor de una flecha impactando contra el píe les hizo caer al suelo mientras gritaban de dolor. A esto, el líder se giró y pegó a los dos piratas gritando: -¡Levantaros e ir a por ella ahora mismo, malditos bastardos!-
En ese momento fui corriendo hacía este en linea recta y cuando me encontraba a algo más de 2 metros de el, salté lo más alto que pude y empecé a girar en el aire con las piernas bastante estiradas, pues cuando llegase al lado suyo, este recibiría dos fuertes golpes en el cuello o la cabeza y caería al suelo al instante. Y no fue muy distinto, pero el cuerpo del líder era algo más duro de lo que pensaba, y al darle una de las patadas en el cuello, caí al suelo rebotando en este, a la vez que este caía al suelo en dirección contraria. Una vez en el suelo me levanté y limpié el polvo de mi ropa, además de toser por el polvo que me había entrado en la boca antes.
En cuanto me levanté, miré haber donde se encontraba el líder que acababa de derivar, observando que este estaba en el suelo y me acerqué a el tocándole con un pequeño palo que acababa de recoger del suelo, tenía algo de miedo de que siguiera vivo y me asustara. Este parecía ni inmutarse por tocarle y eso me hizo dar un suspiro de alivio, a la vez que giraba la cabeza hacía el joven peli-morado para decirle lo siguiente:
-Bien, lo matamos, ahora vayamos a recoger su recompensa y entregarlo ante la justicia, repartiremos los beneficios tras esto. Eres mucho más fuerte de lo que pensaba.- Dije con voz suave y aliviada, para luego añadir de manera espontánea e sincera -Por cierto, aún no nos hemos presentado, mi nombre es Yumiko Mei o como muchos me conocen, La arquera prodigio. ¿Tu como te llamas?-
Tras decir mi frase, toqué los bolsillos de los pantalones del líder en busca de algo de valor y encontré un pequeño reloj de bolsillo con una bandera pirata impresa sobre una de las tapas de este. El reloj parecía estar hecho en plata, cuando entregásemos al pirata preguntaríamos por el precio de esto, o eso es lo que pensé en el momento. Unos momentos después, me levanté y me quedé mirando al joven en busca de su respuesta, o en su defecto de su silencio, era un tipo extraño, loco, curioso y sin duda divertido.
Cuando se levantó, todo su cuerpo estaba brillando en un color azul y se estaba recomponiendo, era muy extraño, sabía que ese tipo tenía una akuma, pero no tenía ni idea de cual era su efecto, al no ver ninguna transformación de su cuerpo antes. Definitivamente, el joven era mucho más prometedor y fuerte de lo que aparentaba ser y yo no me dejaría subestimar frente a el.
Me quedé pensativa unos momentos para calcular mi próxima estrategia y cuando ya lo tuve todo planeado, salté al suelo y llamé la atención del líder, este aún tenía 2 piratas con el, que podrían atacar cuando les apeteciese, pero yo no lo permitiría. Cogí mi arco y dos flechas apuntando a los pies de estos, y tras disparar, las flechas acertaron en la punta de sus pies ya que se habían movido un poco hacía atrás, el fuerte dolor de una flecha impactando contra el píe les hizo caer al suelo mientras gritaban de dolor. A esto, el líder se giró y pegó a los dos piratas gritando: -¡Levantaros e ir a por ella ahora mismo, malditos bastardos!-
En ese momento fui corriendo hacía este en linea recta y cuando me encontraba a algo más de 2 metros de el, salté lo más alto que pude y empecé a girar en el aire con las piernas bastante estiradas, pues cuando llegase al lado suyo, este recibiría dos fuertes golpes en el cuello o la cabeza y caería al suelo al instante. Y no fue muy distinto, pero el cuerpo del líder era algo más duro de lo que pensaba, y al darle una de las patadas en el cuello, caí al suelo rebotando en este, a la vez que este caía al suelo en dirección contraria. Una vez en el suelo me levanté y limpié el polvo de mi ropa, además de toser por el polvo que me había entrado en la boca antes.
En cuanto me levanté, miré haber donde se encontraba el líder que acababa de derivar, observando que este estaba en el suelo y me acerqué a el tocándole con un pequeño palo que acababa de recoger del suelo, tenía algo de miedo de que siguiera vivo y me asustara. Este parecía ni inmutarse por tocarle y eso me hizo dar un suspiro de alivio, a la vez que giraba la cabeza hacía el joven peli-morado para decirle lo siguiente:
-Bien, lo matamos, ahora vayamos a recoger su recompensa y entregarlo ante la justicia, repartiremos los beneficios tras esto. Eres mucho más fuerte de lo que pensaba.- Dije con voz suave y aliviada, para luego añadir de manera espontánea e sincera -Por cierto, aún no nos hemos presentado, mi nombre es Yumiko Mei o como muchos me conocen, La arquera prodigio. ¿Tu como te llamas?-
Tras decir mi frase, toqué los bolsillos de los pantalones del líder en busca de algo de valor y encontré un pequeño reloj de bolsillo con una bandera pirata impresa sobre una de las tapas de este. El reloj parecía estar hecho en plata, cuando entregásemos al pirata preguntaríamos por el precio de esto, o eso es lo que pensé en el momento. Unos momentos después, me levanté y me quedé mirando al joven en busca de su respuesta, o en su defecto de su silencio, era un tipo extraño, loco, curioso y sin duda divertido.
Syva
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Ante toda la acción que se desenvolvió en apenas unos segundos, varios de estos rufianes se me acercaron, intentando atacarme así que, bajé mis gafas verdes y me las puse, era hora de tomárselo todo en serio, por lo que permanecí en mi forma híbrida mientras me levantaba y durante el siguiente tiempo.
La presencia de mi cuerpo era igual de humana a los ojos de los no dedicados, pero resultaba que cuando era golpeado mi cuerpo dejaba ver la estructura real, junto con un fulgor espectral azulado claro que casi helaba el alma. Mi piel se perdía y solo mis huesos casi entremezclados entre sí era lo que se divisaba como si fuera una segunda piel. Protectora, extraña, perfecta e invulnerable.
Nunca hube sabido exactamente cómo o dónde había conseguido este poder, pero lo cierto es que desde ese día, había decidido ser un héroe en favor del hombre justo y la mujer indefensa. Sólo me faltaba conseguir una pose chula, pero claro, esa siempre era la parte más dificultosa.
Volví a mis pensamientos mientras dos piratas me atacaban con sus cestus, pero yo si apenas inmutarme por sus golpes, me limitaba a agarrar una espada que había tirada por ahí dada la cruenta batalla y a rajarlos, sin mucha precisión, pero con relativa efectividad, con ataques circulares algo básicos para alguien que supiera en qué se basaba el manejo de armas, pero definitivamente efectivos en su tosquedad.
Tras el primero, al que afortunadamente y gracias al calcular mal el peso del arma impacté y sesgué en la rodilla, haciendo que cayera, el segundo no fue menos, pues sufrió un destino aún peor si cabía.
El balanceo de la espada se mantuvo más tiempo de lo que parecía y con grandes esfuerzos conseguí que no se me cayera, al tiempo que mientras hacía esto, el movimiento sesgaba...una parte mucho más importante de dicho hombre.
Ciertamente fue curiosa la táctica, pero finalmente épica, cómo todo lo que yo hacía. Qué se iba a pensar la gente, yo era la auténtica estrella del espectáculo, y Ulamog era mi fiel guardián.
Así que tras hacer una pose chula cuando me ubiqué delante del líder caído, me di la vuelta y señalé al cielo con ambos brazos y las piernas en cuclillas. Esa era mi pose de victoria, y ahora todos los aldeanos que miraban la escena se habían dado cuenta de la tremenda epicidad de esta.
Pronto, la mujer emisaria araquera comenzó a hablarme. No sabía que había hecho, pero yo me había llevado todos los méritos de aquello, mas dijo que compartiéramos los beneficios y que era mucho más fuerte de lo que pensaba, así que agarré con mi mano, que todavía estaba en forma híbrida y tomé un poco de la sangre de las heridas del corsario, el cual gracias a mis gafas mostraba una recompensa de 1.000.000 berries, pero ignoré dicho dato. A continuación, saqué un cuadernito extraño de entre mis ropajes, y agarré una hoja. Tras unos segundos hice con mi dedo, ahora versión esquelética y manchada de sangre, algo similar a una pluma de escritura con este y realicé un rubrica sobre la hojita, tras posteriormente darla a la arquera.
-"Soy el gran Syva. Teheheheehehehe" dije riendo, con ahora ambas manos a las caderas en posición nuevamente de héroe supremo duro, pero con un lado sensible.
La presencia de mi cuerpo era igual de humana a los ojos de los no dedicados, pero resultaba que cuando era golpeado mi cuerpo dejaba ver la estructura real, junto con un fulgor espectral azulado claro que casi helaba el alma. Mi piel se perdía y solo mis huesos casi entremezclados entre sí era lo que se divisaba como si fuera una segunda piel. Protectora, extraña, perfecta e invulnerable.
Nunca hube sabido exactamente cómo o dónde había conseguido este poder, pero lo cierto es que desde ese día, había decidido ser un héroe en favor del hombre justo y la mujer indefensa. Sólo me faltaba conseguir una pose chula, pero claro, esa siempre era la parte más dificultosa.
Volví a mis pensamientos mientras dos piratas me atacaban con sus cestus, pero yo si apenas inmutarme por sus golpes, me limitaba a agarrar una espada que había tirada por ahí dada la cruenta batalla y a rajarlos, sin mucha precisión, pero con relativa efectividad, con ataques circulares algo básicos para alguien que supiera en qué se basaba el manejo de armas, pero definitivamente efectivos en su tosquedad.
Tras el primero, al que afortunadamente y gracias al calcular mal el peso del arma impacté y sesgué en la rodilla, haciendo que cayera, el segundo no fue menos, pues sufrió un destino aún peor si cabía.
El balanceo de la espada se mantuvo más tiempo de lo que parecía y con grandes esfuerzos conseguí que no se me cayera, al tiempo que mientras hacía esto, el movimiento sesgaba...una parte mucho más importante de dicho hombre.
Ciertamente fue curiosa la táctica, pero finalmente épica, cómo todo lo que yo hacía. Qué se iba a pensar la gente, yo era la auténtica estrella del espectáculo, y Ulamog era mi fiel guardián.
Así que tras hacer una pose chula cuando me ubiqué delante del líder caído, me di la vuelta y señalé al cielo con ambos brazos y las piernas en cuclillas. Esa era mi pose de victoria, y ahora todos los aldeanos que miraban la escena se habían dado cuenta de la tremenda epicidad de esta.
Pronto, la mujer emisaria araquera comenzó a hablarme. No sabía que había hecho, pero yo me había llevado todos los méritos de aquello, mas dijo que compartiéramos los beneficios y que era mucho más fuerte de lo que pensaba, así que agarré con mi mano, que todavía estaba en forma híbrida y tomé un poco de la sangre de las heridas del corsario, el cual gracias a mis gafas mostraba una recompensa de 1.000.000 berries, pero ignoré dicho dato. A continuación, saqué un cuadernito extraño de entre mis ropajes, y agarré una hoja. Tras unos segundos hice con mi dedo, ahora versión esquelética y manchada de sangre, algo similar a una pluma de escritura con este y realicé un rubrica sobre la hojita, tras posteriormente darla a la arquera.
-"Soy el gran Syva. Teheheheehehehe" dije riendo, con ahora ambas manos a las caderas en posición nuevamente de héroe supremo duro, pero con un lado sensible.
Yumiko Mei
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El joven peli-morado se había llevado todos los méritos sin duda, pero eso no me importaba, ahora mismo solo me sentía bien por haber ayudado en son de la justicia y tener unos buenos beneficios en cuanto lo lleváramos al cuartel de la marina más cercano. El joven se había puesto en una pose ciertamente heróica y algo estúpida sin duda, pero no le quedaba mal, iba a juego con su personalidad. Los ciudadanos le halagaban y se reían de su pose, a la vez que se reían de que los piratas acabasen de esa manera.
Este se presento poco después firmandome un autografo, o eso es lo que creía, pues cuando me lo entregó no le presté atención. Me dijo que su nombre es Syva, y se rio con una sonrisa peculiar a la vez que lo decía, era de confianza y sin duda nos volveríamos a encontrar. Tras todo este jaleo, cogí al lider ya aturdido en el suelo de la camiseta y empecé a tirar de el en ninguna dirección en concreto.
-Vamos a entregar a este bastardo ante la justicia y mostrar al mundo lo que significa ser un verdadero héroe.- Dije mirando al Syva que se acababa de presentar. Para después añadir: -Tranquilo, todos los méritos seran para ti, para mi es suficiente con haber ayudado a la paz en esta ciudad maldita.
Tras esto seguía tirando hacía ninguna dirección, asi que grité a un ciudadano: -Eeeh, tu, si tu, el de la cámiseta roja con botones que se encuentra intentando entrar por la ventana del banco.- Dije gritando a un tipo que se encontraba entrando en una de las ventanas de lo que parecía ser sin duda un banco, pues el cartel decía "Banco". Pensé que sería un ciudadano que se olvidó las llaves y yo necesitaba saber donde estaba el cuartel de la marina más cercano. Este saltó precipitadamente, dandose con la cabeza del borde superior de la pequeña ventana y tras esto vino hacía mi alterado y enfadado.
-Que demonios te pasa, no ves que estaba robando, a uno no se le grita de esa manera cuando entra por la ventana de un banco. Y ahora, después de desmorronar todo mi infalible plan para volverme millonario, ¿dime que demonios quieres?- Dijo enfadado y casi gritandome muy cerca de la cara.
Le aparté con la mano y después le empecé a hablar:
-Pues veras, no tenía ni idea de que usted se encontraba robando, pensaba que solo había perdido las llaves de su casa, o del banco, no sabía que tuviera un plan tan bueno, y lo lamento por haberselo destrozado por completo.- Después de decir esta frase, el dejo un fuerte suspiro y dijo: -Bueno, la próxima vez seguramente lo consiga, siento haberme alterado de esa manera.- dijo este algo más aliviado.
-Y prosiguiendo con mi pregunta, sabe usted donde esta el cuartel de la marina más cercano, necesitamos llevar a este hombre ante la justicia.-Dije señalando al bastardo que llevaba a rastras.
-Esta en dirección contraria, siguiendo esa calle, tienes que ir todo recto y encontraras un enorme edificio con un pájaro azul encima, ahí esta el cuartel.- Dijo este sorprendido al mirar al hombre que teníamos detras, pero sin hacer ningún comentario al respecto.
-Muchas gracias por su paciencia, que tenga un buen día.- Dije mientras dejabamos atrás al ciudadano.
-Eres todo un héroe, no pensaba que siguieran existiendo personas con tan buen sentido de la justicia como tú, Syva.- Dije mirando a Syva, con voz suave y simpática.- Me encantaría volver a encontrarme contigo, pues tu presencia me gusto bastante.
Mientras decía esto íbamos llegando al cuartel general, una vez dentro, entregaríamos a ese desgraciado y recibiríamos la recompensa por su cabeza.
Este se presento poco después firmandome un autografo, o eso es lo que creía, pues cuando me lo entregó no le presté atención. Me dijo que su nombre es Syva, y se rio con una sonrisa peculiar a la vez que lo decía, era de confianza y sin duda nos volveríamos a encontrar. Tras todo este jaleo, cogí al lider ya aturdido en el suelo de la camiseta y empecé a tirar de el en ninguna dirección en concreto.
-Vamos a entregar a este bastardo ante la justicia y mostrar al mundo lo que significa ser un verdadero héroe.- Dije mirando al Syva que se acababa de presentar. Para después añadir: -Tranquilo, todos los méritos seran para ti, para mi es suficiente con haber ayudado a la paz en esta ciudad maldita.
Tras esto seguía tirando hacía ninguna dirección, asi que grité a un ciudadano: -Eeeh, tu, si tu, el de la cámiseta roja con botones que se encuentra intentando entrar por la ventana del banco.- Dije gritando a un tipo que se encontraba entrando en una de las ventanas de lo que parecía ser sin duda un banco, pues el cartel decía "Banco". Pensé que sería un ciudadano que se olvidó las llaves y yo necesitaba saber donde estaba el cuartel de la marina más cercano. Este saltó precipitadamente, dandose con la cabeza del borde superior de la pequeña ventana y tras esto vino hacía mi alterado y enfadado.
-Que demonios te pasa, no ves que estaba robando, a uno no se le grita de esa manera cuando entra por la ventana de un banco. Y ahora, después de desmorronar todo mi infalible plan para volverme millonario, ¿dime que demonios quieres?- Dijo enfadado y casi gritandome muy cerca de la cara.
Le aparté con la mano y después le empecé a hablar:
-Pues veras, no tenía ni idea de que usted se encontraba robando, pensaba que solo había perdido las llaves de su casa, o del banco, no sabía que tuviera un plan tan bueno, y lo lamento por haberselo destrozado por completo.- Después de decir esta frase, el dejo un fuerte suspiro y dijo: -Bueno, la próxima vez seguramente lo consiga, siento haberme alterado de esa manera.- dijo este algo más aliviado.
-Y prosiguiendo con mi pregunta, sabe usted donde esta el cuartel de la marina más cercano, necesitamos llevar a este hombre ante la justicia.-Dije señalando al bastardo que llevaba a rastras.
-Esta en dirección contraria, siguiendo esa calle, tienes que ir todo recto y encontraras un enorme edificio con un pájaro azul encima, ahí esta el cuartel.- Dijo este sorprendido al mirar al hombre que teníamos detras, pero sin hacer ningún comentario al respecto.
-Muchas gracias por su paciencia, que tenga un buen día.- Dije mientras dejabamos atrás al ciudadano.
-Eres todo un héroe, no pensaba que siguieran existiendo personas con tan buen sentido de la justicia como tú, Syva.- Dije mirando a Syva, con voz suave y simpática.- Me encantaría volver a encontrarme contigo, pues tu presencia me gusto bastante.
Mientras decía esto íbamos llegando al cuartel general, una vez dentro, entregaríamos a ese desgraciado y recibiríamos la recompensa por su cabeza.
Syva
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Tras numerosos halagos y muestras de cariño por el gentío, procedimos a arrastrar al pirata de recompensa, no sin antes agarrar la funda de mi instrumento con la mano que no iba a utilizar, cada uno de una pierna y repartiendo por tanto el peso entre nosotros, caminamos hasta un banco dónde un sospechoso individuo dijo algo de que le habíamos fastidiado su robo o algo por el estilo y nos dio indicaciones para llegar a cobrarnos la recompensa.
Estaba bien, era el primer pirata que cazaba en mi búsqueda del peliblanco misterioso y motivo por el cual yo me había convertido en un cazarrecompensas que pronto sería aclamado en cada uno de los océanos. El camino se presentaba algo pedregoso pero la verdad que a mi o a la arquera poco afectaba, quizá si al pirata caído pues al estar siendo arrastrado por el propio asfalto dejaba un sendero parcialmente cubierto por restos de sangre.
-"No hay color....¡¡No hay parangón!!... La razón... de la ilusión..." comenzaba a cantar, mientras giraba el brazo del maletín musical a gran velocidad haciendo que de la enorme inercia que tenía se colara y rompiera una de las ventanas del gran edificio decorado con una suculenta y sabrosa forma aviar de gaviota. De pronto mi cara quedó con los ojos muy abiertos y el cuerpo casi paralizado ante el lanzamiento de la funda.
-"Esto...¿A qué luego me das la mitad de la recompensa?" dije mientras me escondía sin dejarle lugar a la francotiradora a respuesta y pegaba un gran salto, seguido de otro similar y me colgaba de la majestuosa gaviota símbolo de aquella corporación.
No daba cuenta de todo, pero eso fue porque la maldita gaviota gigantesca me desafió a darle un mordisco y probar su carne, así que tras pensarlo unos segundos, volví a saltar y abrí la boca a mi mayor capacidad y la cerré sobre el pico de esta, colgando de ahí, intentando desgarrar su carne de madera tallada que, aunque ahora no era tan sabrosa, al menos era jugosa, no como esas arenas del desierto que en una ocasión me habían desafiado a bebérmelas. Esas si que fueron unas zalameras. La gaviota era más simpática, así que tras unos segundos, trepé por esta y me quedé abrazando al pico.
-"Oh, desde ahora te llamaré Dulzón" dije con cara muy feliz y casi infantil, cerrando los ojos con pasión y muestras de cariño innatas. Era mi gran peluche, dulce, majestuoso y decidido. Todo un galán entre las aves, pero algo más quieto. En el fondo tenía dotes con las aves.
-"Uh, haciendo amigos ¿eh?. ¿Y a mi se supone que me abandonas? Muy mal Syva, muy mal pequeño" musitó con una voz ligeramente carraspeante e irritante en mi cabeza la sinuosa corbata.
-"Sh, tu lo que pasa es que eres un celoso... Anda... Aaaaaaaanda que a ti también te quiero bobo" dije, con cierta mirada de ternurilla interna, pero no dejando de abrazar a la efigie de la gaviota pues caer de ahí podría significar la muerte, aunque quizá para mi no después de todo.
Una vez hubiera cobrado la resistencia la emisaria del País del Arcoíris y arquera, le pediría la mitad y se separarían pues en el fondo no se necesitaba nada más y todas las aventuras tenían un fin.
Nos encontraríamos un nuevo mañana.
Estaba bien, era el primer pirata que cazaba en mi búsqueda del peliblanco misterioso y motivo por el cual yo me había convertido en un cazarrecompensas que pronto sería aclamado en cada uno de los océanos. El camino se presentaba algo pedregoso pero la verdad que a mi o a la arquera poco afectaba, quizá si al pirata caído pues al estar siendo arrastrado por el propio asfalto dejaba un sendero parcialmente cubierto por restos de sangre.
-"No hay color....¡¡No hay parangón!!... La razón... de la ilusión..." comenzaba a cantar, mientras giraba el brazo del maletín musical a gran velocidad haciendo que de la enorme inercia que tenía se colara y rompiera una de las ventanas del gran edificio decorado con una suculenta y sabrosa forma aviar de gaviota. De pronto mi cara quedó con los ojos muy abiertos y el cuerpo casi paralizado ante el lanzamiento de la funda.
-"Esto...¿A qué luego me das la mitad de la recompensa?" dije mientras me escondía sin dejarle lugar a la francotiradora a respuesta y pegaba un gran salto, seguido de otro similar y me colgaba de la majestuosa gaviota símbolo de aquella corporación.
No daba cuenta de todo, pero eso fue porque la maldita gaviota gigantesca me desafió a darle un mordisco y probar su carne, así que tras pensarlo unos segundos, volví a saltar y abrí la boca a mi mayor capacidad y la cerré sobre el pico de esta, colgando de ahí, intentando desgarrar su carne de madera tallada que, aunque ahora no era tan sabrosa, al menos era jugosa, no como esas arenas del desierto que en una ocasión me habían desafiado a bebérmelas. Esas si que fueron unas zalameras. La gaviota era más simpática, así que tras unos segundos, trepé por esta y me quedé abrazando al pico.
-"Oh, desde ahora te llamaré Dulzón" dije con cara muy feliz y casi infantil, cerrando los ojos con pasión y muestras de cariño innatas. Era mi gran peluche, dulce, majestuoso y decidido. Todo un galán entre las aves, pero algo más quieto. En el fondo tenía dotes con las aves.
-"Uh, haciendo amigos ¿eh?. ¿Y a mi se supone que me abandonas? Muy mal Syva, muy mal pequeño" musitó con una voz ligeramente carraspeante e irritante en mi cabeza la sinuosa corbata.
-"Sh, tu lo que pasa es que eres un celoso... Anda... Aaaaaaaanda que a ti también te quiero bobo" dije, con cierta mirada de ternurilla interna, pero no dejando de abrazar a la efigie de la gaviota pues caer de ahí podría significar la muerte, aunque quizá para mi no después de todo.
Una vez hubiera cobrado la resistencia la emisaria del País del Arcoíris y arquera, le pediría la mitad y se separarían pues en el fondo no se necesitaba nada más y todas las aventuras tenían un fin.
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