Destrucción en Shellston [Rol Libre] [Máximo 5 personas]

off:

El Almirante se dispuso a recibir el golpe de su rival, flexionando las rodillas. Tensó todos los músculos de su cuerpo, disponiéndolos para aguantar el ataque y que formasen una pantalla protectora para sus huesos y órganos. Era una técnica que llamaba "Muscular Body", y que sólo podía hacer en modo Primer Camino aprovechando el aumento de la masa muscular. No eliminaba los daños ni nada parecido, tan sólo se centraba en encajar el golpe de tal manera que los daños no fuesen mortales ni lisiantes. Conociendo a Drake, le lanzaría puñetazos, y seguramente al torso. Por ello permaneció en aquella posición esperándole, con el ojo cyborg activado por si realizaba algún movimiento extraño y cambiaba de táctica. Y efectivamente, el programa de análisis le avisó de un patrón de movimientos nuevo. En el último momento Drake cambió de posición para lanzarle una patada a traición a la rodilla. Karl abandonó su postura y retrocedió un paso de un salto. Entonces recubrió su cuerpo de haki armadura, volviéndose de color negro metálico, y dio una palmada al aire con su mano derecha.

- Advanced Sokudan, ¡Big Burst! - dijo, con tres voces a la vez debido a su forma híbrida.

Mientras hacía esto, el aura rojiza, amarilla y anaranjada del Flaming Mode le rodeó. Una onda de choque dispersa salió de su palma. La intención del marine era hacer retroceder a Drake y empujarlo, pero el lobo era simplemente tan fuerte y llevaba tal aceleración que su puño atravesó la defensa de Karl y le impactó entre el pecho y el abdomen, bajo las costillas. El luchador dejó escapar un quejido y quedó indefenso por unos instantes, encogiéndose sobre sí mismo y haciendo un esfuerzo sobrehumano para no vomitar. A pesar del haki, el chico tenía ahora una fuerza física tan absurda que sobrepasaba la suya con creces. La quimera rugió y se incoporó, impertérrita ante el nuevo ataque. El aura del Flaming Mode despareció, sustituida por un brillo rojizo. Era el Séptimo Camino del Sokudan, Senda del Maestro. Karl apretó su puño derecho recubriéndolo de haki de nuevo y dio un poderoso golpe hacia Drake, generando una poderosa onda de choque para contrarrestar la del otro. El impacto entre ambas generó un estallido que le dio de lleno y le hizo retroceder. Jadeó, magullado y herido, y rugió con furia. De repente su cuerpo comenzó a cambiar y crecer rápidamente. Donde antes había un hombre quimera con ropas de Almirante, había ahora una enorme bestia cuadrúpeda de ocho metros de altura. Sus patas delanteras eran de reptil. Las traseras de cabra. Del final de la columna salía una poderosa cola termina en una cabeza de ofidio. Su torso era peludo, como el de un mamífero, y poseía dos imponentes cabezas delanteras: una de cabra y otra de león.

- [¡]¡ROAAAAAR![/i]

El rugido fue tan potente que el mismo suelo tembló, y ensordeció a todas las personas cercana [Manual Fus Roh Dah]. La Quimera seguía envuelta el el aura rojiza. Gruñendo, saltó hacia Drake lanzándole un rápido zarpazo envuelto en haki capaz de desgarrar su carne y destrozar sus huesos si se descuidaba. El ser estaba fuera de sí. Su enemigo le había provocado hasta el punto de obligarle a sacar su forma completa, la cual rara vez empleaba. Tras eso, retrocedió un paso y la cabeza de reptil se proyectó hacia delante rápidamente, lanzando un letal mordisco envenenado para luego retroceder rápidamente hacia su posición anterior sobre las otras cabezas. Por último, la bestia aporreó y pisoteó el suelo con sus patas para hacerlo temblar y desequilibrar a su enemigo. Fue entonces cuando Karl comenzó la ofensiva en serio. La cabeza de cabra apuntó hacia el suelo, la de león hacia delante, y la de serpiente se situó bien alto aprovechando la longitud de la cola. Si Drake se le escapaba, le atacaría con una llamarada desde aquella cabeza en el momento en que le viese esquivar. Entonces la cabeza de cabra y de león comenzaron a vomitar fuego al mismo tiempo. Las llamas de la de cabra se esparcieron por todo el suelo en un área grande en torno y bajo Karl. Sus pies podrían soportar el calor durante unos segundos.

Hono no Umi [AB] [Haki armadura nivel 3]

El golpe del chico lobo resultó ser un éxito y consiguió golpear entre el pecho y el abdomen a la quimera. El astuto marine contrarrestó la onda de choque con una propia, el estallido también hizo retroceder al chico lobo unos pasos. Le bestia roja tenía el ceño fruncido, pero de repente su rostro cambió a otro, estaba impresionado con lo qué estaba viendo, tan solo puso pensar para sí. “Por fin…” Llevaba muchísimo deseando pelear con la forma completa de Karl, nunca había podido hacerlo y no quería decírselo, tal vez el marine lo hacía por dejarlo contento y eso no le interesaba. Quería obligarle a sacar esa forma, ahora mostró una sonrisa amplia al ver a semejante bestia surgir. Ocho metros de altura eran imponentes, el chico por un momento metió la mano derecha en su bolsillo y acarició sus rumbles, con una de sus formas podía igualarle, pero no pensaba usarlas. El almirante no lo estaba haciendo y él tampoco lo haría. La escena era impresionante, el lobo rojo respiraba un poco agitado, el último golpe había sido difícil de realizar pero había logrado lo qué buscaba, ahora debía afrontar las consecuencias. El chico lobo estaba algo cansado pero tal vez podía realizar su último movimiento.

Un terrible rugido llegó ahora de aquella bestia, el guardaespaldas gruñó de dolor clavando una rodilla en el suelo y llevándose las manos a la cabeza. Sus oídos eran muchísimo más sensibles que el resto de personas debido al poder de su fruta, aquello le hizo incluso sangrar por uno de ellos. Abrió su ojo rojizo con fuerza y se preparó para lo qué estaba a punto de hacer, tenía un plan, pero de repente pudo ver como la garra del almirante se le echaba encima. Activó su SN1 y salió disparado hacia atrás, en esa forma igualaba al Soru y podía defenderse en el terreno de la velocidad. Sin embargo el tamaño de las garras era enorme y pese a los buenos reflejos del lobo y su capacidad de huida, tres uñas rozaron su pecho y abdomen, haciéndole tres cortes no graves, pero tampoco leves. El rugido que soltó Drake fue increíble, el dolor era intenso y sentía como el pecho le ardía y le quemaba, nada más retroceder volvió a rugir mientras clavaba su rodilla derecha en el suelo y apretaba los dientes, además de cerrar los ojos con fuerza. De no ser por su enorme musculatura y sus exagerados pectorales y abdominales, le habría abierto en canal. Ganar grosor había sido muy útil, no tardó mucho más en pegar un tercer rugido y cerrar su ojo derecho, manteniendo el verde abierto.

- Lo siento Slayer, pero no voy a poder usar tu poder para lo qué voy a hacer ahora… Muchas gracias por tu ayuda… Pero para esto no puedo usarte…


No dio tiempo a su parte maligna a responderle, el chico ahora pegó un gruñido mientras su pelaje iba cubriendo solo sus brazos, piernas y espaldas, además de los hombros. El pelaje era totalmente rojizo, camuflaba la sangre de los lados, sin embargo los pectorales y la zona abdominal no eran peludos, por lo qué podía verse la sangre salir por allí. El rostro tampoco tenía pelo, sus dos ojos ahora eran dorados, el pelo le empezó a crecer un poco y a volverse de un color moreno intenso. De la parte baja de su espalda surgió una cola de lobo de color roja, sus músculos aumentaron un poco, los parpados iban pigmentados en un color rojo y su expresión era algo más seria. Aquella forma era más poderosa físicamente que su apariencia hibrida. Su velocidad era superior a su forma completa y su resistencia y agilidad habían subido. Su mirada se clavó en la enorme Quimera mientras fruncía el ceño para segundos después sonreír de lado.




La altura había bajado un poco al no estar en forma hibrida, al menos mediría unos tres metros y medio ahora en lugar de cinco, su piel seguía un poco rojiza debido al Berserker y sudaba bastante, estaba usando toda su energía en aquella forma ahora. Justo cuando iba a correr a por su oponente, notó como la cola de este se lanzaba a por él sin darle tiempo a reaccionar, el chico saltó a un lado como pudo pero aquella cosa se le enganchó en el hombro. Pegó un grito de dolor con su voz original y no la grave y se apartó de nuevo hacia atrás. Al pegar un tirón tan violento, los colmillos de la serpiente se llevaron consigo un trozo de piel del chico lobo. Empezó a sangrar por el hombro también, debía de hacer algo o se desangraría. De repente notó algo extraño, empezó a ver como la bestia se volvía de color rojo, después azul, después amarillo y así varios colores. La cabeza le daba vueltas y empezó a sudar de repente, se llevó la mano a la boca a punto de vomitar debido a unas nauseas que empezaron a darle “veneno…” Pensó para sí mientras empezaba a marearse un poco, llegando a ver doble por unos segundos, si seguía quieto aquello podía ir a peor. Su cuerpo le respondía un poco torpe y eso le estaba molestando.

Empezó a correr a toda velocidad tambaleándose un poco y agitando la cabeza varias veces cuando tras unos momentos pudo ver como las tres cabezas apuntaban a direcciones distintas. Cuando el fuego salió rumbo al suelo, el chico saltó empezando a levitar y usando su SN1 para volar directamente a por Karl. Sin embargo otra cabeza lanzó una llamarada de fuego hacia donde estaba, sonrió de lado “No voy a huir amigo” Pensó de nuevo mientras activaba su máxima velocidad pues en aquella forma era más veloz que el Soru, se lanzó a las llamas tapándose el rostro con el brazo derecho.  Aquello podría servirle para cortar la hemorragia del pecho y el hombro, sin embargo iba a costarle caro. El dolor empezó a inundar su cuerpo de una forma bestial, el chico gritaba de dolor mientras notaba como se iba quemando, aquella velocidad pudo llegar muy rápido hacia la bestia. El objetivo del chico era golpear la cabeza de león y tirar a la bestia, desgraciadamente el lobo no veía bien. Estaba empezando a ver borroso y se pasó de largo pasando por la derecha del monstruo, viendo esto no se lo pensó más, iba a lanzar su golpe a las costillas de la bestia. Echó el puño derecho hacia atrás y lo envolvió en su aura ardiente y en su haki armadura, hizo gala de toda su fuerza, y lanzó el golpe más poderoso que pudo contra el costado del monstruo. Desactivó su SN1 en el momento del golpe activando el SN2 para duplicar su fuerza, una vez lanzado, le diera o no, desactivó el SN2 y volvió a usar el SN1 Para volar a toda velocidad. Si llegaba a fallar el golpe, el hombro se le saldría debido a la maldad que tuvo para golpear, tras aquello se alejó volando unos metros de la quimera y cayó en un tejado cercano.

Densetsu Okami: Ōkami no jiyū. [Haki armadura Nvl3] [Aura Ardiente] [SN2 Duplicación de fuerza] [Berserker Nvl5] [Densetsu Okami] [AB]

Drake poco a poco volvió a la forma humana y normal, su pelo castaño y su cuerpo de siempre. Los pectorales estaban al rojo vivo, tres arañazos bestiales marcaban su zona abdominal y su torso. El hombro estaba un poco herido, el rostro estaba intacto debido a qué interpuso su mano en el fuego, sus brazos tenían varias quemaduras, la principal estaba en todo su torso. Había sido bestial, sus piernas estaban magulladas y llenas de quemaduras, sus ojos entrecerrados y su respiración muy agitada, parecía que el corazón iba a salir de su pecho. Sin embargo no pudo evitar soltar una sonrisa, intentó soltar una carcajada pero su cuerpo le dolía demasiado y si lo hacía se iba a arrepentir. Tan solo estaba allí tumbado, viendo borroso y con dificultad para respirar debido al veneno mientras jadeaba un poco y miraba al cielo, alzando después la voz como podía para poder hablar al menos después de aquello.


Ha sido el mejor combate qué he tenido nunca… Me alegro de haber podido ver tu forma completa Karl… ¡jajajajajajajaja! No puedo seguir luchando…

Seguía peleando contra aquella mole cuando apareció el tipo de antes, el del lobo y se enfrentó al otro guardia. Tenía que acabar pronto, los pasillos eran un tanto estrechos y yo, quería terminar con el grandullón. Empecé a ponerme serio mientras se giraba el tipo con la lanza, era lento y eso, lo iba a aprovechar para acabar con él. El tipo al girarse, me mandó un golpe con la lanza en horizontal a la altura de mis costillas, así que aproveché para agacharme y ponerme a cuatro patas. Me lancé directo hacia él de un salto, propulsándome con mis pies, para acabar agarrado a su pecho y así poder morderle en la yugular. Lo dejé en el suelo, muerto mientras se desangraba y aproveché que el otro grandullón estaba distraido para entrar a la sala donde guardaban las armas. Me acerqué a la puerta y la lancé al suelo de una patada y entré. Se veía un tanto oscuro, pero había la suficiente luz para ver las armas. Estaba lleno de espadas, rifles, fusiles, pistolas, cañones, pólvora.. Mis ojos empezaron a brillar mientras la baba me caía por mi barbilla, aquellas armas eran alucinantes.

- Que montón de cosas guays. ¡¡Con esto se puede armar una banda entera de piratas!! - Decía mientras me acercaba a uno de los rifles.

Agarré un rifle y empecé a mirarlo por donde salía la bala, metiendo el ojo para ver como era. Saqué mi ojo y empecé a observarla, era bonita, de color metalizada aquel arma. De repente, sin yo tocar nada, o al menos eso creía, se disparó, saliendo la bala hacia el pasillo. Tal vez le diera a alguno de los que estaban peleando y eso era peligroso. Habían sacos enormes de pólvora, que serían para los cañones así que aproveché y vacié dos de ellos, para así guardar unas cuantas armas. Guardé pistolas, rifles, espadas, un montón de armas y empecé a arrastrar los sacos. Pesaban demasiado y yo también quería un cañón, así que observé uno que era de color negro, con ruedas y unos extraños botones. Até los sacos al cañón y empecé a moverlo para salir de allí, con tan mala suerte, que el cañón se disparó, provocando un gran estruendo. La bala atravesó la pared y provocó algunas que otras chispas, que hizo que la pólvora empezase a prender. La habitación empezó a arder mientras se escuchaban sonidos aterradores de dentro, como si hubiesen explosiones, varias balas salían de la habitación y todo empezó a reventar. Empecé a correr con el cañón hacia la ventana mas próxima, que estaba al final del pasillo y salté por ella, atravesando esta con el cañón y los sacos. Por suerte no estaba en mucha altura, era un primer piso y la caída era mínima, pero eso si, el cuartel empezó a arder mientras se escuchaban explosiones. No era mi intención, y sería mejor que me fuera de allí, ya que seguramente aquello llamaría la atención de todos los marines. Entre risas y lágrimas, ya que me clavé unos cuantos cristales en mis brazos, empecé a correr hacia el puerto mientras arrastraba el cañón y las armas.

Tras derrotar a aquella mujer corrí tras un grupo de tres piratas que iban armados con una especie de cadenas con las cuales me atacaban, pero por suerte era lo suficiente rápido como para esquivarlas, o al menos eso era lo que creía. Una de esas cadenas se enroscó alrededor de mi tobillo izquierdo, haciéndome perder el equilibrio y cayendo de bruces. Por suerte fui capaz de interponer una mano antes de que mi nariz se estampase contra el duro suelo. Aprovechando esa mano ya apoyada eleve todo mi cuerpo sobre ella, haciendo el pino con una sola mano mientras daba un fuerte tirón con la pierna izquierda. Mientras tanto activé la habilidad de mi fruta sobre la suela de mi zapato derecho y cuando el que sujetaba la cadena se precipitó hacia mi perdiendo el equilibrio, clavé fuertemente mi zapato en su pecho, para luego darle una patada en la cabeza con mi pi izquierdo. Salté hacia arriba mientras liberaba mi pierna y caí sobre un solo pie, al lado del cadáver inerte de mi enemigo.
Seguí sin tocar el suelo con mi pie derecho ya que tenía un pincho sobresaliendo de su suela, usando geppou me eché encima de los otros dos hombres que usaban cadenas, a uno lo atravesé con mi katana y al segundo le di un zapatazo en el ojo, por lo que cayó al suelo, sin apenas darse cuenta de lo que había pasado. En cambio el que había sido cortado por mi arma intentaba huir, pero no le iba a dejar hacerlo.

-¿Donde crees que vas? -pregunté mientras arrancaba la katana de su cuerpo -estás acabado, te desangrarás...

Volví de nuevo con los marines mientras aquel hombre agonizaba mientras veía como se le escapaba la vida. Por lo que parecía el almirante Kuratora saldría victorioso del combate, eso me reconfortaba. Con él de nuestro lado no habría nadie que consiguiese alterar el orden público.

Dolor. Mucho dolor. Y una intensa quemazón. La quimera rugió con tres voces a la vez, antes de caer sobre su costado izquierdo. En el derecho tenía una buena quemadura donde el puñetazo de Drake le había dado. Se había intentando proteger recubriendo su cuerpo con haki armadura, pero el chico lobo era demasiado fuerte. Era una de las pocas cosas en que no lo superaba; simplemente su fuerza física era absurda. Volvió a su forma humana, tosiendo, y rió entre dientes, algo débil.

- Dame un tiempo, Drake, y seré tan fuerte como para vencerte sin problemas.

El otro también estaba tumbado en el suelo. Estaban a unos cuanto metros el uno del otro. En la ciudad seguían las peleas. Karl entrecerró los ojos, enfadado consigo mismo. Necesitaba entrenarse... no hacía más que demostrar lo mucho que necesitaba entrenarse. En Loguetown lo único que le permitió derrotar a Namzug fue la presencia de Krauser, Takeshi Yamamoto y Alex. Si no hubiesen ejecutado su golpe combinado mientras el yonkou estaba ocupado con el Almirante, posiblemente ni siquiera le hubiesen dado. Era Almirante, pero aun no se merecía le puesto. Necesitaba poder. Mucho más poder.

- Cuando salga de la isla del Sokudan, lo haré como un maestro de mi orden - se dijo a sí mismo.

Muy satisfecho, así se sentía el chico lobo tras comprobar que su golpe había tumbado a la poderosa quimera. El veneno continuaba ejerciendo poder en su cuerpo, era bastante moleste a decir verdad, empezó a sentir nauseas y un mareo mayor al anterior, no iba a durar mucho en esa forma. Escuchó las palabras del marine y sonrió de lado mientras se arrastraba muy débilmente hasta tumbarse justo a su lado, mirando al cielo con una expresión de cansancio increíble. Después de unos segundos, también abrió la boca para hablarle en un tono amable y muy calmado.

- Te daré ese tiempo Karl. Jajaja… pero yo también voy a entrenar y a volverme fuerte para poder seguir dándote caña. Recuerda que eres mi rival y debes serlo por mucho tiempo. Jajaja…

Tras decir aquellas palabras, el chico lobo gruñó un poco debido al dolor, después le dio un leve toquecito en el hombro en señal de amistad para después cerrar los ojos. No podía continuar y sabía que iba a quedar inconsciente, por ello ahora soltó un largo suspiro y volvió a dirigirse al Almirante.

- No me hagas cosas raras mientras duermo colega…

Aquello era una simple broma del chico, pero después de unos momentos quedó inconsciente junto al marine. Estaba agotado y el dolor sumado al veneno no ayudaban nada de nada, después de aquel combate, se dirigiría al reino de Sakura para entrenarse duramente. Necesitaba hacerse mucho más fuerte de lo que ya era si quería proteger a Derian, a su chica, a su banda y a sus amigos. El día había sido muy entretenido con el combate del Almirante, la verdad esperaba haber estado a la altura, pero por lo que había visto así había sido. Ahora el lobo estaba Ko junto a la quimera.

El combate había acabado. Ambos combatientes parecían extenuados, pero el que luchó contra el almirante parecía haberse llevado la peor parte, pues cayó al suelo. Los marines detrás de mi empezaron a lanzar vítores hacia Karl. Yo también me alegraba de que el marine hubiese salido airoso de aquel combate o al menos vivo, el otro chico no lo había hecho nada mal, pero Karl era uno de los ases del gobierno, era duro de roer. Por un momento pensé en acercarme a ellos, pero en el último momento lo descarté, no quería involucrarme en más de lo necesario.

Me di la vuelta y camine en sentido contrario, alejándome de allí, no me interesaba seguir por allí, total todo el reconocimiento se lo llevaría Karl, bien merecido claro, y sus hombres, los cuales se diría que habían luchado valientemente para defender la ciudad de la invasión. En realidad no era así, pero total no importaba. Siempre era la marina la que se llevaba todo el reconocimiento y siempre sería así, al menos, hasta que alguien lo cambiase.

Las calles estaban despejadas, o eso pensaba. En realidad la gente se agolpaba tras las esquinas, al parecer el sonido era demasiado interesante como para que los civiles lo hubiesen ignorado. Estaban allí, seguramente habría habido algún que otro encuentro para ver quién podía ver mejor. Pero ahora eso no me importaba, simplemente me perdí entre el gentío con una leve cojera fruto de mi combate.

-Bueno, pues ya ha acabado -musité ara mi mismo, luego alcé la voz y grité -¡llamad a un médico para el almirante!

Y finalmente, tras aquel último grito desaparecí, esfumándome entre la gente. Con mi traje negro y mi mirada decidida mirando al horizonte. La gente mirando hacia los combatientes, nadie se dio cuenta de mi ausencia, tal y como me gustaba.

La batalla había terminado. Los piratas habían sido derrotados, y todos los que no habían sido capturados, habían huido. Drake estaba inconsciente no muy lejos de él. Tendría que ocuparse de llevárselo él mismo y luego decir que se le había escapado. No podía permitirse que capturaran a uno de los miembros del Proyecto. Sin embargo, el mero intento de levantarse le resultó muy doloroso. Soltó un gruñido, y escuchó como el agente del CP pedía un médico para él. Pronto estuvieron atendiéndole, pero apenas dejó que le desinfectaran un par de heridas y le pusieran algunas vendas antes de levantarse.

- Dejadme, puedo caminar yo solito - dijo, testarudamente.

Se acercó a Etsu con ciertas dificultades y aun recuperándose del último golpe de Drake. El CP había demostrado valentía y arrojo. Tenía futuro... bien convenía que le tuviese un ojo echado en el futuro. Al llegar junto a él, le dio unas palmadas en el hombro, con una mirada de aprobación.

- Bien luchado hoy, chico. No me cabe duda que volveremos a vernos. Tienes talento. Suerte de ahora en adelante; tras la batalla de Loguetown nos esperan tiempos duros.

Se dio la vuelta y se dirigió a Drake. Si no quería que lo encerrasen en Impel Down, tendría que hacerse cargo él mismo. Lo miró, un tanto enfadado. Tendría que dejar que lo encerraran como escarmiento, así aprendería a no meterse en esos líos. Cogió al chico lobo y se lo cargó al hombro. Acto seguido echó a volar. Primero pasaría por su despacho... espera, ¿qué era esa columna de humo? Llegó al sitio volando y vio la base destrozada y en llamas. Por un momento, su cara fue totalmente inexpresiva.

- Mi ropa... mis cosas...

Lanzó a Drake por el aire y lo pateó como si fuese una pelota de fútbol.

- ¡IDIOTAAAA!