Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El calor del desierto era sofocante, el reino de Arabasta siempre estaba así. En la orilla de la playa podía verse una persona, era de 1,80. Su pelo era largo y moreno, su piel clara y el color de sus ojos, dorado intenso, parecían incluso los de una gata. Era una chica, tenía unos senos firmes y de buen tamaño, su abdomen estaba al descubierto, vestía un pantalón largo grisáceo y una camiseta corta que le llegaba solo hasta unos centímetros por encima del ombligo. No llevaba los vendajes puestos, sus dientes eran afilados, tampoco llevaba ninguna de sus armas para no levantar sospecha, era la apariencia secreta de Krauser. En sus pies había unas sandalias de madera, su mirada era seria y tranquila, pudo ver al final un barco que se estaba acercando, aquello era perfecto pues ahí iba la persona que estaba esperando.
Había mandado una carta a su amigo Etsu, con el cual luchó para comprobar sus habilidades, pero ahora iba a enseñarle el arte de alunas técnicas. En el sobre que le había puesto decía lo siguiente claramente y con buena letra. “Etsu lamento decirte que no voy a poder entrenarte, sin embargo le he pedido a mi amiga Katherin que te ayude, es una gran luchadora, haz caso a lo que te diga, ella te enseñara el camino hacia el haki. Te espera en la orilla del Reino de Arabasta cerca de Rain Base, trátala bien y ella te tratar bien, cuídate y espero que pronto nos veamos. Krauser.” Aquello era todo lo que ponía en la carta enviada, pero ahora iba a entrenarle con aquella apariencia, iba a comprobar si se comportó de buena forma solo porqué estaba ante un almirante o no, además comprobaría muchas cosas que iba a poner en el camino del chico.
- Bueno parece que ya ha llegado, es el momento de comenzar con su entrenamiento. Veremos cómo se desarrollan los acontecimientos en este lugar desértico tan incomodo.
Dijo de repente con un tono de voz algo dulce, gracias a las píldoras de su amigo Dexter, podía cambiar el género fácilmente, incluyendo la voz y las cualidades totalmente. Poseía su fuerza y sus características, de modo que no le iba a suponer ningún problema el entrenamiento, lo malo de aquella forma es que a veces una extraña personalidad se apoderaba de él, la cual temía a veces. Pues era sádica, chiflada y algo pícara con las demás chicas o a la hora de pelear, se cruzó de brazos observando como el barco llegaba a la orilla y sonrió de lado esperando a que el chico bajara. No había tiempo que perder y debían empezar cuanto antes para que todo aquello saliera como la seda.
Había mandado una carta a su amigo Etsu, con el cual luchó para comprobar sus habilidades, pero ahora iba a enseñarle el arte de alunas técnicas. En el sobre que le había puesto decía lo siguiente claramente y con buena letra. “Etsu lamento decirte que no voy a poder entrenarte, sin embargo le he pedido a mi amiga Katherin que te ayude, es una gran luchadora, haz caso a lo que te diga, ella te enseñara el camino hacia el haki. Te espera en la orilla del Reino de Arabasta cerca de Rain Base, trátala bien y ella te tratar bien, cuídate y espero que pronto nos veamos. Krauser.” Aquello era todo lo que ponía en la carta enviada, pero ahora iba a entrenarle con aquella apariencia, iba a comprobar si se comportó de buena forma solo porqué estaba ante un almirante o no, además comprobaría muchas cosas que iba a poner en el camino del chico.
- Bueno parece que ya ha llegado, es el momento de comenzar con su entrenamiento. Veremos cómo se desarrollan los acontecimientos en este lugar desértico tan incomodo.
Dijo de repente con un tono de voz algo dulce, gracias a las píldoras de su amigo Dexter, podía cambiar el género fácilmente, incluyendo la voz y las cualidades totalmente. Poseía su fuerza y sus características, de modo que no le iba a suponer ningún problema el entrenamiento, lo malo de aquella forma es que a veces una extraña personalidad se apoderaba de él, la cual temía a veces. Pues era sádica, chiflada y algo pícara con las demás chicas o a la hora de pelear, se cruzó de brazos observando como el barco llegaba a la orilla y sonrió de lado esperando a que el chico bajara. No había tiempo que perder y debían empezar cuanto antes para que todo aquello saliera como la seda.
Etsu
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Había solicitado un entrenamiento con el Almirante Krauser para medir nuevamente mis habilidades y para aprender, por fin, aquella extraña habilidad de la que todo el mundo hablaba, el haki. Pero para desgracia él no podía. Pero no todo estaba perdido, había encargado el entrenamiento a una amiga suya, Katherin. Al menos eso es lo que decía la carta que me había enviado.
El trayecto se acercaba a su final, el barco de la marina se empezaba a entrar en las aguas del puerto de Rainbase, sabía que no la encontraría allí, sino en la playa. Así que me quedé mirando por la borda mientras que el barco poco a poco aminoraba la velocidad para entrar en el puerto sin chocar, y entonces la vi. Vi una persona a lo lejos, algo irreconocible por la distancia, pero aún así, supuse que sería ella. Salté del barco. Cualquiera se habría hundido en las aguas, pero no yo, patee el aire con fuerza y salí impulsado hacia arriba, luego volví a patearlo nuevamente y empecé a dirigirme hacia la playa a un ritmo constante, pateando cada medio segundo aproximadamente.
Cuando estaba cerca de la orilla me di cuenta de que era una chica de piel clara y melena morena, sonreí un poco al imaginar al Almirante saliendo con aquella chica, pero enseguida dejé de hacerlo, fue un pensamiento fugaz. Llegué a la playa donde toqué de nuevo el suelo, me acerqué un poco a la chica a la vez que metía la mano en el bolsillo de mi pantalón para sacar la carta y tendérsela.
-Esto... ¿eres Katherin? -dije un poco nervioso -soy Etsu, vengo de parte del Almirante Krauser Redfield.
Estaba un poco nervioso, o quizá era debido al calor. El desierto era demasiado caliente para mi, el sol empezaba a calentar mi traje demasiado y eso que apenas llevaba allí unos instantes. El aire seco arrancaba la humedad de mi garganta, haciendo que tragase saliva, lo que me daba un aspecto de nerviosismo mayor. Que no hacía otra cosa que incrementar mi nerviosismo, ya que no quería causar una mala impresión. Ahora que estaba frente a ella, vi que sus ojos eran dorados, me gustaban. No quedaban mal del todo con su melena azabache, incluso le daban un aire exótico. Pero todo esos pensamientos los descarté de nuevo, no quería causar una mala impresión.
-Lamento si me he confundido -hablé de nuevo apresuradamente, sin darle tiempo a responder -siempre me ponen un poco nervioso éstas situaciones.
Era verdad, no era muy bueno tratando con la gente. Era algo que incluso evitaba. Poco a poco había ido mejorando en ello, pero siempre y cuando la situación estuviese bajo mi control, podía hacerlo sin problemas. Pero no podía influir en el clima, así que tendría que tragarme el calor. Tampoco podía hacer nada para que el almirante en persona fuese el que me instruyera. No me gustaba eso d las personas, pero al menos debía reconocer su buena fe, se había preocupado de buscar un sustituto.
Miré a la chica a la cara, mientras suspiraba y me desabrochaba la chaqueta, para que entrase el aire.
El trayecto se acercaba a su final, el barco de la marina se empezaba a entrar en las aguas del puerto de Rainbase, sabía que no la encontraría allí, sino en la playa. Así que me quedé mirando por la borda mientras que el barco poco a poco aminoraba la velocidad para entrar en el puerto sin chocar, y entonces la vi. Vi una persona a lo lejos, algo irreconocible por la distancia, pero aún así, supuse que sería ella. Salté del barco. Cualquiera se habría hundido en las aguas, pero no yo, patee el aire con fuerza y salí impulsado hacia arriba, luego volví a patearlo nuevamente y empecé a dirigirme hacia la playa a un ritmo constante, pateando cada medio segundo aproximadamente.
Cuando estaba cerca de la orilla me di cuenta de que era una chica de piel clara y melena morena, sonreí un poco al imaginar al Almirante saliendo con aquella chica, pero enseguida dejé de hacerlo, fue un pensamiento fugaz. Llegué a la playa donde toqué de nuevo el suelo, me acerqué un poco a la chica a la vez que metía la mano en el bolsillo de mi pantalón para sacar la carta y tendérsela.
-Esto... ¿eres Katherin? -dije un poco nervioso -soy Etsu, vengo de parte del Almirante Krauser Redfield.
Estaba un poco nervioso, o quizá era debido al calor. El desierto era demasiado caliente para mi, el sol empezaba a calentar mi traje demasiado y eso que apenas llevaba allí unos instantes. El aire seco arrancaba la humedad de mi garganta, haciendo que tragase saliva, lo que me daba un aspecto de nerviosismo mayor. Que no hacía otra cosa que incrementar mi nerviosismo, ya que no quería causar una mala impresión. Ahora que estaba frente a ella, vi que sus ojos eran dorados, me gustaban. No quedaban mal del todo con su melena azabache, incluso le daban un aire exótico. Pero todo esos pensamientos los descarté de nuevo, no quería causar una mala impresión.
-Lamento si me he confundido -hablé de nuevo apresuradamente, sin darle tiempo a responder -siempre me ponen un poco nervioso éstas situaciones.
Era verdad, no era muy bueno tratando con la gente. Era algo que incluso evitaba. Poco a poco había ido mejorando en ello, pero siempre y cuando la situación estuviese bajo mi control, podía hacerlo sin problemas. Pero no podía influir en el clima, así que tendría que tragarme el calor. Tampoco podía hacer nada para que el almirante en persona fuese el que me instruyera. No me gustaba eso d las personas, pero al menos debía reconocer su buena fe, se había preocupado de buscar un sustituto.
Miré a la chica a la cara, mientras suspiraba y me desabrochaba la chaqueta, para que entrase el aire.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El peliblanco había llegado, no tardó mucho en desembarcar y llegar hasta dónde estaba esperando la morena con una media sonrisa ahora. El chico parecía nervioso, tal y como la primera vez que pelearon o al menos eso pensaba el Almirante, no sabía si es que Etsu era tímido o había algún problema, de todas formas esa no era la cuestión, estaban allí para lo que estaban y no para tonterías. De repente de su rostro se formó una sonrisa sádica mientras alzaba un poco la mirada observándole fijamente a los ojos mientras sus brazos se alzaban. Aquella personalidad a veces daba miedo, pues parecía una maldita psicópata.
- Bienvenido a Arabasta Etsu, mi amiguito de niebla me ha hablado sobre ti. De modo que el demonio está entrenándote, muy bien, yo me ocupare de mostrarte el haki armadura. De esa forma podrás tocar a usuarios sin necesidad de Kairouseki. Aquí no hacemos nada, sígueme.
Tras aquellas palabras se giró despacio empezando a caminar esperando a que le siquiera. Tras una hora caminando llegaron a una pequeña cueva, ella ya sabía de aquel sitio pues lo había descubierto en una de sus misiones. Era un lugar claro pues en el techo había agujeros que dejaban pasar la luz del sol, había un gran espacio y muchas botellas de agua a los lados, además de un cajón lleno de comida. Unos muñecos de acero se podían ver por todo el lugar, ahora se quitó de repente la camiseta, dándole la espalda para que no pudiera ver nada, caminó hacia otro cajón y tomó un sujetador negro de su talla. Se lo colocó y después se giró sonriendo de lado mientras se relamía despacio alzando sus puños y poniéndose en una extraña pose.
- A partir de ahora tienes prohibido usar tus técnicas especiales o tu Rokushiki, tan solo podrás atacar cuerpo a cuerpo o con el reverso de tus armas de filo. Así que vamos, empecemos calentando un poco pequeño.
No podía evitar poner un tono sensual en sus palabras debido a aquella extraña personalidad. Ahora estaba lista para entrenar al chico, sus brazos se colocaron en un tono negro metálico, mostrando que dominaba el Haki. Sin embargo no estaba usando todo su poder (Nivel 3) más bien se controlaba (Nivel 2) pasó la lengua de nuevo por sus labios de forma lenta mientras ahora ponía un tono algo más pícaro que antes.
- Vamos… tienes el primer movimiento…
- Bienvenido a Arabasta Etsu, mi amiguito de niebla me ha hablado sobre ti. De modo que el demonio está entrenándote, muy bien, yo me ocupare de mostrarte el haki armadura. De esa forma podrás tocar a usuarios sin necesidad de Kairouseki. Aquí no hacemos nada, sígueme.
Tras aquellas palabras se giró despacio empezando a caminar esperando a que le siquiera. Tras una hora caminando llegaron a una pequeña cueva, ella ya sabía de aquel sitio pues lo había descubierto en una de sus misiones. Era un lugar claro pues en el techo había agujeros que dejaban pasar la luz del sol, había un gran espacio y muchas botellas de agua a los lados, además de un cajón lleno de comida. Unos muñecos de acero se podían ver por todo el lugar, ahora se quitó de repente la camiseta, dándole la espalda para que no pudiera ver nada, caminó hacia otro cajón y tomó un sujetador negro de su talla. Se lo colocó y después se giró sonriendo de lado mientras se relamía despacio alzando sus puños y poniéndose en una extraña pose.
- A partir de ahora tienes prohibido usar tus técnicas especiales o tu Rokushiki, tan solo podrás atacar cuerpo a cuerpo o con el reverso de tus armas de filo. Así que vamos, empecemos calentando un poco pequeño.
No podía evitar poner un tono sensual en sus palabras debido a aquella extraña personalidad. Ahora estaba lista para entrenar al chico, sus brazos se colocaron en un tono negro metálico, mostrando que dominaba el Haki. Sin embargo no estaba usando todo su poder (Nivel 3) más bien se controlaba (Nivel 2) pasó la lengua de nuevo por sus labios de forma lenta mientras ahora ponía un tono algo más pícaro que antes.
- Vamos… tienes el primer movimiento…
Etsu
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Ella me sonrió de una manera un tanto extraña, a la vez que levantaba los brazos. Me dio la bienvenida al reino desértico y me informó que allí no hacíamos nada, claro que no, con el calor nos tostaríamos. Se giró de repente, invitándome a seguirla. Caminamos durante una hora aproximadamente, no hice preguntas ya que supuse que podría ser parte del entrenamiento, cosas peores había pasado para aprender el rokushiki, por lo que no me preocupé.
Me llevé una grata sorpresa al ver que en realidad nos habíamos dirigido hacia una cueva, un poco oscura al principio, ya que mis ojos estaban poco acostumbrados a la oscuridad en esos momentos. Pero poco a poco, todo se fue aclarando, miré hacia el techo de la caverna, que estaba ligeramente agujereado, lo que permitía la entrada de luz y que la cueva se orease. Corría una ligera brisa, fruto del contraste entre el fresco interior de la cueva y el infierno de afuera.
Fijándome más detenidamente, cuando mis ojos empezaron a adaptarse al cambio de iluminación, vi que había varias botellas de agua diseminadas por la pared, un baúl y unas armaduras de metal.
Katherin se dirigió al baúl, que abrió y empezó a quitarse la parte de arriba de su atuendo a la vez que se dirigía hacia otro cajón que había en la estancia, me giré algo avergonzado, no quería parecer irrespetuoso.
De repente volvió a hablar, lo que hizo que me girase, solo llevaba un sujetador negro en torno a sus pechos, tragué saliva un poco abrumado por el momento mientras escuchaba que me estaba prohibido usar tanto el rokushiki como cualquier tecnica especial que tuviese, por lo que todo lo referente a mi fruta quedaría prohibido. También dijo que podía usar las armas, al menos el reverso de éstas, así que desenvainé ambas. Una era una simple katana de acero, mientras que la otra en realidad era Houkou, una arma que había asimilado una fruta del diablo, pero que no pretendía usar.
Mi traje me conferiría cierta protección, pero no dudaba en que el haki lo superaría, así que por si acaso, volvía a ponerme la chaqueta.
-¡Allá voy! -grité abalanzándome con ambas espadas del revés. Levanté ambas y descargué un golpe dirigido a cada uno de sus hombros.
Golpe a los hombros [AI]
Me llevé una grata sorpresa al ver que en realidad nos habíamos dirigido hacia una cueva, un poco oscura al principio, ya que mis ojos estaban poco acostumbrados a la oscuridad en esos momentos. Pero poco a poco, todo se fue aclarando, miré hacia el techo de la caverna, que estaba ligeramente agujereado, lo que permitía la entrada de luz y que la cueva se orease. Corría una ligera brisa, fruto del contraste entre el fresco interior de la cueva y el infierno de afuera.
Fijándome más detenidamente, cuando mis ojos empezaron a adaptarse al cambio de iluminación, vi que había varias botellas de agua diseminadas por la pared, un baúl y unas armaduras de metal.
Katherin se dirigió al baúl, que abrió y empezó a quitarse la parte de arriba de su atuendo a la vez que se dirigía hacia otro cajón que había en la estancia, me giré algo avergonzado, no quería parecer irrespetuoso.
De repente volvió a hablar, lo que hizo que me girase, solo llevaba un sujetador negro en torno a sus pechos, tragué saliva un poco abrumado por el momento mientras escuchaba que me estaba prohibido usar tanto el rokushiki como cualquier tecnica especial que tuviese, por lo que todo lo referente a mi fruta quedaría prohibido. También dijo que podía usar las armas, al menos el reverso de éstas, así que desenvainé ambas. Una era una simple katana de acero, mientras que la otra en realidad era Houkou, una arma que había asimilado una fruta del diablo, pero que no pretendía usar.
Mi traje me conferiría cierta protección, pero no dudaba en que el haki lo superaría, así que por si acaso, volvía a ponerme la chaqueta.
-¡Allá voy! -grité abalanzándome con ambas espadas del revés. Levanté ambas y descargué un golpe dirigido a cada uno de sus hombros.
Golpe a los hombros [AI]
- Aclaración:
- Soy adepto, así que a primeras puedo sostener la espadas sin que se me caigan, salvando el roku para todo lo físico soy un mierdecillas, ¡portate bien!
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El chico ya había lanzado su ataque, no iba a dejarse dar, era injusto pero allí el entrenamiento duro era para él y no para el demonio de la niebla. La chica alzó sus brazos para dejarse dar, los imbuyó en su haki armadura y pudo bloquear los golpes completamente retrocediendo solo dos pasos por el impacto, después sonrió de lado mientras se relamía de nuevo al notar el pequeño golpe. Después entrecerró los ojos despacio y corrió hacia el chico mientras soltaba una risa traviesa y ahora alzaba la voz para que pudiera escucharle y de esa forma estar preparado para seguir las instrucciones.
- Usa tu cuerpo para defenderte y no esquives, trata de bloquear con tu propio físico.
Dicho eso imbuyó sus brazos en haki armadura (Nivel 1) y trató de lanzar una ráfaga de ocho puñetazos, cuatro con cada uno, los cuales iban todos a su pecho, no usó su energía cortante pues aquello podía ser mortal en ese caso. El chico tenía orden de bloquear y no moverse a ver si ahora la cumplía. Ella no pensaba frenarse en los golpes e iba a tratar de cumplir todos y cada uno de ellos sin echarse atrás ni nada parecido, debía ser raudo, pero tampoco usar toda su fuerza, no era cuestión de matarlo o dañarle seriamente.
Rafaga [Haki armadura Nvl1] [AID]
El calor molestaba bastante pues aunque entrara poco Sol, estaban en el desierto y eso siempre era muy molesto, por eso precisamente había elegido la isla, otra helada habría sido buena opción, pero tras el combate había comprobado que el chico usaba escarcha en su espada. Tal vez alguna habilidad especial y no quería arriesgarse a algo así, por lo que el calor le fastidiaría más y le costaría esforzarse para lograr sus objetivos de mejor forma. Privándole del Rokushiki le dejaba en mucha desventaja y además sin poder usar su fruta ni habilidades especiales, lo tenía todo muy bien calculado de esa forma.
Tras aquel pequeño duelo seguramente le llevaría a entrenar a otro lugar, era bueno ir cambiando de sitios y la piscina de Rain Base era uno perfecto, allí cambiarían de clima y podría estar en agua. Eso los iba a debilitar y haría que tuvieran que usar su físico al máximo si querían lograr algo, además de que ese casino contaba con zona de gimnasio, algo que con el dinero del almirante podría costearse perfectamente.
- Usa tu cuerpo para defenderte y no esquives, trata de bloquear con tu propio físico.
Dicho eso imbuyó sus brazos en haki armadura (Nivel 1) y trató de lanzar una ráfaga de ocho puñetazos, cuatro con cada uno, los cuales iban todos a su pecho, no usó su energía cortante pues aquello podía ser mortal en ese caso. El chico tenía orden de bloquear y no moverse a ver si ahora la cumplía. Ella no pensaba frenarse en los golpes e iba a tratar de cumplir todos y cada uno de ellos sin echarse atrás ni nada parecido, debía ser raudo, pero tampoco usar toda su fuerza, no era cuestión de matarlo o dañarle seriamente.
Rafaga [Haki armadura Nvl1] [AID]
El calor molestaba bastante pues aunque entrara poco Sol, estaban en el desierto y eso siempre era muy molesto, por eso precisamente había elegido la isla, otra helada habría sido buena opción, pero tras el combate había comprobado que el chico usaba escarcha en su espada. Tal vez alguna habilidad especial y no quería arriesgarse a algo así, por lo que el calor le fastidiaría más y le costaría esforzarse para lograr sus objetivos de mejor forma. Privándole del Rokushiki le dejaba en mucha desventaja y además sin poder usar su fruta ni habilidades especiales, lo tenía todo muy bien calculado de esa forma.
Tras aquel pequeño duelo seguramente le llevaría a entrenar a otro lugar, era bueno ir cambiando de sitios y la piscina de Rain Base era uno perfecto, allí cambiarían de clima y podría estar en agua. Eso los iba a debilitar y haría que tuvieran que usar su físico al máximo si querían lograr algo, además de que ese casino contaba con zona de gimnasio, algo que con el dinero del almirante podría costearse perfectamente.
Etsu
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Recibió algos golpes como si no hubiese sido nada. Eso me hizo quedarme un momento pensando en lo mísero que era mi poder en comparación al suyo. Vino corriendo hacia mi, a la vez que reía. Debía parar sus golpes, me informó, no eludirlos. Por un momento pensé en recurrir al tekkai kempo y colocar mis brazos en cruz sobre el pecho, pero en el último instante me acordé que me estaba prohibido usar el rokushiki. Por lo que coloqué los brazos en cruz sobre mi echo, dejando las armas caer y esperando el impacto de sus puños.
Primero llegó uno y luego otro, para ir seguido de otro y otro después. Así hasta ocho golpes, los cuales encajé con mi cuerpo, dolían un poco y me hicieron perder el equilibrio, por lo que caí de culo al tropezarme con una de las irregularidades del suelo. Los brazos se me había entumido un poco por la sucesión de golpes, y la rabadilla me dolía por lo inesperado de mi caída.
-Esto, disculpa, no me lo esperaba -comen´te mientras me levantaba y me sacudía el trasero -¿eso era haki?, tus puños se parecían a cuando uso el tekkai
El calor no había disminuido, miraba hacia las botellas del agua, las cuales parecían más apetitosas conforme el tiempo pasaba. No es que el agua fuese muy apetitosa, pero cuando el calor apretaba de aquella forma el cerebro tendía a hacer de las suyas.
-Podemos continuar cuando quieras -dije mientras movía mis brazos con fuerza para desentumirlos un poco.
Primero llegó uno y luego otro, para ir seguido de otro y otro después. Así hasta ocho golpes, los cuales encajé con mi cuerpo, dolían un poco y me hicieron perder el equilibrio, por lo que caí de culo al tropezarme con una de las irregularidades del suelo. Los brazos se me había entumido un poco por la sucesión de golpes, y la rabadilla me dolía por lo inesperado de mi caída.
-Esto, disculpa, no me lo esperaba -comen´te mientras me levantaba y me sacudía el trasero -¿eso era haki?, tus puños se parecían a cuando uso el tekkai
El calor no había disminuido, miraba hacia las botellas del agua, las cuales parecían más apetitosas conforme el tiempo pasaba. No es que el agua fuese muy apetitosa, pero cuando el calor apretaba de aquella forma el cerebro tendía a hacer de las suyas.
-Podemos continuar cuando quieras -dije mientras movía mis brazos con fuerza para desentumirlos un poco.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El golpe había causado que el chico cayera al suelo, al parecer tenía bastante fuerza y además el peliblanco no podía usar el Tekkai, el demonio de la niebla conocía esas técnicas debido a que había tratado con más agentes. Incluso había tenido una oferta de unirse a ellos, seguramente en su poder sería digno de ser alguien importante dentro de su mundo, pero le interesaba mucho más la marina. Después de unos momentos, escuchó las palabras del aprendiz, después de oírlas con atención asintió despacio mientras ahora se cruzaba de brazos y le hablaba en un tono calmado y tranquilo.
- Has acertado, eso era haki. Se endurecen partes del cuerpo y golpeas con ellas, además se usa para bloquear daños físicos o cortes. Nunca sirve contra quemaduras, congelación o acido. Vamos, nada de elementos. Antes de que continuemos, lo mejor será que bebas algo de agua, es bueno estar en forma.
Beber no era nada malo, es más, debía hacerlo para estar sano ante todo. Le dejó un intervalo de tres minutos para que bebiera y bajara el líquido, segundos después, tanto si había bebido como si no, sonrió de lado. Entrecerró los ojos un momento y se dio la vuelta dándole la espalda, llevó sus manos al bolsillo y sacó una pequeña píldora, la llevó a su boca lentamente y la tragó. Después se giró despacio observando al peliblanco mientras volvía a hablarle. Esta vez en un tono algo más grave.
- Empecemos con la diversión, amigo.
De repente el puño de la chica se clavó en el suelo, imbuido en energía cortante y provocando un pequeño agujero que provocó algo de polvo. El brazo de la chica se notaba más musculoso y marcado, las venas palpitaban en este, sus cabellos se volvieron cortos y se arrancó el sujetador. Pero ahora había dos poderosos pectorales, se levantó de forma seria y miró al chico con sus ojos ahora castaños. Se trataba del Almirante, el cual mantenía la mirada inexpresiva, sin darle tiempo a hablar, se lanzó a toda velocidad a por el chico.
- ¡Bloquea con el cuerpo!
El marine comenzó a lanzar golpes imbuyendo sus puños en haki armadura, pero esta vez estos tomaron un color negro metálico. Buscaba principalmente el pecho y los brazos del chico, su velocidad era buena debido a que se trataba de un gran asesino, trataba de no golpear en ningún punto clave.
- ¡Vamos Etsu bloquea!
Killer Demon: Tatatatata [AI] [Haki Armadura Nvl2]
- Has acertado, eso era haki. Se endurecen partes del cuerpo y golpeas con ellas, además se usa para bloquear daños físicos o cortes. Nunca sirve contra quemaduras, congelación o acido. Vamos, nada de elementos. Antes de que continuemos, lo mejor será que bebas algo de agua, es bueno estar en forma.
Beber no era nada malo, es más, debía hacerlo para estar sano ante todo. Le dejó un intervalo de tres minutos para que bebiera y bajara el líquido, segundos después, tanto si había bebido como si no, sonrió de lado. Entrecerró los ojos un momento y se dio la vuelta dándole la espalda, llevó sus manos al bolsillo y sacó una pequeña píldora, la llevó a su boca lentamente y la tragó. Después se giró despacio observando al peliblanco mientras volvía a hablarle. Esta vez en un tono algo más grave.
- Empecemos con la diversión, amigo.
De repente el puño de la chica se clavó en el suelo, imbuido en energía cortante y provocando un pequeño agujero que provocó algo de polvo. El brazo de la chica se notaba más musculoso y marcado, las venas palpitaban en este, sus cabellos se volvieron cortos y se arrancó el sujetador. Pero ahora había dos poderosos pectorales, se levantó de forma seria y miró al chico con sus ojos ahora castaños. Se trataba del Almirante, el cual mantenía la mirada inexpresiva, sin darle tiempo a hablar, se lanzó a toda velocidad a por el chico.
- ¡Bloquea con el cuerpo!
El marine comenzó a lanzar golpes imbuyendo sus puños en haki armadura, pero esta vez estos tomaron un color negro metálico. Buscaba principalmente el pecho y los brazos del chico, su velocidad era buena debido a que se trataba de un gran asesino, trataba de no golpear en ningún punto clave.
- ¡Vamos Etsu bloquea!
Killer Demon: Tatatatata [AI] [Haki Armadura Nvl2]
Etsu
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Tenía razón, aquel puño endurecido había sido efecto del haki. El calor hacía de las suyas, a pasar de estar cubierto bajo la cueva. Por suerte para mi, Katherin me dijo que beber era bueno, que debía estar en forma, y así lo hice. Salí corriendo hasta una de las botellas de agua, que destapé y empecé a beber como si llevara días sin probar el líquido elemento. estaba fresca y la notaba descender por mi garganta hasta finalmente perderse en el estómago, y una sensación de frescor empezó a inundar mi cuerpo.
De repente volví a escuchar la voz de Katherin, solo que parecía ir haciéndose más grave por momentos. Me giré para ver como golpeaba el suelo con fuerza, haciendo que se levantase con ello una nube de polvo. Su brazo era más musculoso, el pelo parecía ir desapareciendo a gran velocidad y sin ningún miramiento se arracó el sujetador que llevaba. Pero ahí no estaban ya los pechos de la muchacha, sino que me encontraba mirando el torso desnudo de un hombre. Levanté la mirada justo a tiempo para ver como el almirante se lanzaba hacia mi a toda velocidad, diciéndome que bloquease con el cuerpo. Instintivamente sentí el peligro al ver aquellos puños de color oscuros, mi cuerpo recurrió sin apenas darme cuenta a mis técnicas defensivas, pero un fugaz pensamiento pasó por mi cabeza. "Si el almirante quiere golpearte lo hará de la misma forma tanto recurras a tus kempos como no, solo que si le haces caso es posible que termines mejor de lo que terminarías de no hacerlo" y tras pensarlo a toda velocidad, vi que aquella era mi mejor opción. Pegué los brazos a mi cuerpo, levantándolos a la altura de mi mandíbula y sin separarlos mucho del cuerpo suy colocándolos entre los puños de acero y mi frágil cuerpo.
Cada uno de aquellos puños dolía los suyo, y seguramente dejarían una marca en mi cuerpo durante varios días. Me movía de un lado a otro, intentando evadir aquellos ataques que en un principio parecían tan mortales, pero que en apenas unos segundos descubrí su patrón. Parecían dirigirse a mi pecho, y procuraban evitar zonas vitales, como podrían ser mi hígado y alguno de mis riñones, así que dejé de intentar cubrir aquellas zonas, simplemente me concentré en el pecho. De vez en cuando, cuando veía algún hueco intentaba devolver algún que otro puño, pero sin mucho resultado, ya que mi estilo de combate no era precisamente el físico.
Así que todo este tiempo era usted -me atreví a decir mientras paraba los puños con mi cuerpo ¿por qué lo hizo?
Puños [AID]
De repente volví a escuchar la voz de Katherin, solo que parecía ir haciéndose más grave por momentos. Me giré para ver como golpeaba el suelo con fuerza, haciendo que se levantase con ello una nube de polvo. Su brazo era más musculoso, el pelo parecía ir desapareciendo a gran velocidad y sin ningún miramiento se arracó el sujetador que llevaba. Pero ahí no estaban ya los pechos de la muchacha, sino que me encontraba mirando el torso desnudo de un hombre. Levanté la mirada justo a tiempo para ver como el almirante se lanzaba hacia mi a toda velocidad, diciéndome que bloquease con el cuerpo. Instintivamente sentí el peligro al ver aquellos puños de color oscuros, mi cuerpo recurrió sin apenas darme cuenta a mis técnicas defensivas, pero un fugaz pensamiento pasó por mi cabeza. "Si el almirante quiere golpearte lo hará de la misma forma tanto recurras a tus kempos como no, solo que si le haces caso es posible que termines mejor de lo que terminarías de no hacerlo" y tras pensarlo a toda velocidad, vi que aquella era mi mejor opción. Pegué los brazos a mi cuerpo, levantándolos a la altura de mi mandíbula y sin separarlos mucho del cuerpo suy colocándolos entre los puños de acero y mi frágil cuerpo.
Cada uno de aquellos puños dolía los suyo, y seguramente dejarían una marca en mi cuerpo durante varios días. Me movía de un lado a otro, intentando evadir aquellos ataques que en un principio parecían tan mortales, pero que en apenas unos segundos descubrí su patrón. Parecían dirigirse a mi pecho, y procuraban evitar zonas vitales, como podrían ser mi hígado y alguno de mis riñones, así que dejé de intentar cubrir aquellas zonas, simplemente me concentré en el pecho. De vez en cuando, cuando veía algún hueco intentaba devolver algún que otro puño, pero sin mucho resultado, ya que mi estilo de combate no era precisamente el físico.
Así que todo este tiempo era usted -me atreví a decir mientras paraba los puños con mi cuerpo ¿por qué lo hizo?
Puños [AID]
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El chico parecía haberse impresionado por el cambio tan repentino, los golpes de Krauser impactaban en el cuerpo del chico, este trataba de bloquear los golpes como podía. Además se defendía lanzándole algunos golpes al marine, el cual bloqueaba con su cuerpo de forma perfecta usando su haki a bajo nivel. Una leve sonrisa se formó en el rostro del castaño mientras comprobaba que el chico se esforzaba, en ese momento se agachó esquivando uno de los golpes pero recibiendo otro en la cabeza, cosa que no le detuvo. El pequeño intercambio continuaba entre los dos y parecía ser bastante bueno por parte de ambos, si el peliblanco seguía así, pronto finalizaría aquel entrenamiento. Al escuchar su pregunta, sonrió de lado y respondió en un tono muy simple y tranquilo, como si no pasara nada de nada o nunca hubiera usado esa forma.
- Estaba muy aburrido y decidí probar si tu personalidad era la misma con un Almirante que con otra persona, me has impresionado.
Un mes después
Krauser se hallaba echado en la cueva sobre una parte llena de sombra, debido a que ningún agujero entraba por allí. Serían como las diez de la mañana, durante ese mes habían estado entrenando a base de golpes, flexiones y otros ejercicios físicos. De hecho le había dicho a Etsu que se fuera a correr esa mañana bajo el Sol, sin camiseta y con una piedra pesada en cada mano. Ya le quedaría poco para llegar, por ello le había dejado tres botellas con agua en la entrada, mantenía su haki de observación activado para saber cuándo iba a llegar. Ese chico tenía talento, ya lo había notado en el combate que tuvieron en el puerto, la verdad es que lo había pasado bastante bien y ahora estaba ayudándole a mejorar.
- No creo que le quede mucho.
Mencionó ahora en un tono simple el demonio de la niebla mientras se levantaba de forma tranquila. Caminó un poco hasta un agujero por el que entraba el Sol, sonrió de lado y comenzó a concentrarse, de su cuerpo comenzó a emanar un aura extraña, se trataba de energía cortante, su control sobre ella era perfecta. Podía incluso cortar el metal fácilmente, puso su mano en la pared cortando la dura roca como si nada, después paró unos segundos y se quedó esperando al chico con una leve sonrisa, cosa que no se notaba por los vendajes que llevaba puestos.
- Estaba muy aburrido y decidí probar si tu personalidad era la misma con un Almirante que con otra persona, me has impresionado.
Un mes después
Krauser se hallaba echado en la cueva sobre una parte llena de sombra, debido a que ningún agujero entraba por allí. Serían como las diez de la mañana, durante ese mes habían estado entrenando a base de golpes, flexiones y otros ejercicios físicos. De hecho le había dicho a Etsu que se fuera a correr esa mañana bajo el Sol, sin camiseta y con una piedra pesada en cada mano. Ya le quedaría poco para llegar, por ello le había dejado tres botellas con agua en la entrada, mantenía su haki de observación activado para saber cuándo iba a llegar. Ese chico tenía talento, ya lo había notado en el combate que tuvieron en el puerto, la verdad es que lo había pasado bastante bien y ahora estaba ayudándole a mejorar.
- No creo que le quede mucho.
Mencionó ahora en un tono simple el demonio de la niebla mientras se levantaba de forma tranquila. Caminó un poco hasta un agujero por el que entraba el Sol, sonrió de lado y comenzó a concentrarse, de su cuerpo comenzó a emanar un aura extraña, se trataba de energía cortante, su control sobre ella era perfecta. Podía incluso cortar el metal fácilmente, puso su mano en la pared cortando la dura roca como si nada, después paró unos segundos y se quedó esperando al chico con una leve sonrisa, cosa que no se notaba por los vendajes que llevaba puestos.
Etsu
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Encajaba sus puños aunque noté que él también recibió alguno que otro golpe. Pero su cuerpo estaba duro como el acero por lo que dudo que alguno de mis puñetazos consiguiese hacerle daño. Ante mi pregunta de por qué se había presentado como Katherin, simplemente dijo que quería comprobar si mi comportamiento sería el mismo con un desconocido que con un almirante. Como si fuese posible que mi comportamiento cambiase por el meo hecho de ser un desconocido... tonterías.
El entrenamiento siguió así durante un mes, poco a poco iba incrementándose la cantidad de ejercicio que el almirante me imponía. Desde los combates que tuvimos aquel primer día hasta hacer flexiones o sentadillas. Una de su últimas ideas era hacerme correr por el desierto, a pleno sol y con una piedra en cada mano. Mi espalda estaba enrojecida, el sudor hacía que me escociese y la vista empezaba a nublárseme. La camisa la llevaba sobre la cabeza, a modo de turbante. A parte de cargar y correr por el desierto me estaba prohibido recurrir a cualquiera de mis técnicas del rokushiki o a los poderes de mi fruta. En más de una ocasión me había viso tentado a usarlos, pero en el último momento me invadía una sensación de temor, no sabía el porqué, pero intuía que sabría que los había usado.
El sol siguió achicharrando mi piel, levanté la mirada y a lo lejos vi la cueva donde nos ocultábamos del calor solar. sonreí con esfuerzo y aceleré el ritmo, para llegar lo antes posible a la dulce sombra. Atravesé la entrada de la cueva, sentí el fresco y húmedo aire del interior. En el suelo había tres botellas de agua, solté las piedras y recogí una y le di un buen trago. Luego me quité la camisa de la cabeza y me la eché por la cabeza, sintiendo como el líquido resbalaba por mi cabello y por la espalda, causándome así un alivio momentáneo del escozor de la espalda.
-Estarás fresquito, ¿no? -dije sonriendo y obviando las formalidades, ya que la confianza se había impuesto con el tiempo -por cierto, ¿qué haces con esa piedra?
No esperé a que me contestase, simplemente hice levitar hasta mi mano otra botella, la destapé y di otro largo trago. Me sentía empachado, pero eso ahora no importaba, el frescor de la cueva poco a poco iba ayudándome a recuperar el aliento. Me sequé un poco con una toalla, y me lavé la cara con el resto del agua de la botella.
-¿Puedo parar unos minutos o tienes algo más en mente? -pregunté echándome la toalla al cuello.
Se veía que mi cuerpo había sido trabajado, el sudor realzaba más aún mis músculos y esperaba que cuando ese hombre terminase conmigo, ser mucho más fuerte. Pero por ahora solo me quedaba obedecer y no oponerme a lo que decía, aunque a primera vista podía parecer amable, sabía de lo que era capaz.
El entrenamiento siguió así durante un mes, poco a poco iba incrementándose la cantidad de ejercicio que el almirante me imponía. Desde los combates que tuvimos aquel primer día hasta hacer flexiones o sentadillas. Una de su últimas ideas era hacerme correr por el desierto, a pleno sol y con una piedra en cada mano. Mi espalda estaba enrojecida, el sudor hacía que me escociese y la vista empezaba a nublárseme. La camisa la llevaba sobre la cabeza, a modo de turbante. A parte de cargar y correr por el desierto me estaba prohibido recurrir a cualquiera de mis técnicas del rokushiki o a los poderes de mi fruta. En más de una ocasión me había viso tentado a usarlos, pero en el último momento me invadía una sensación de temor, no sabía el porqué, pero intuía que sabría que los había usado.
El sol siguió achicharrando mi piel, levanté la mirada y a lo lejos vi la cueva donde nos ocultábamos del calor solar. sonreí con esfuerzo y aceleré el ritmo, para llegar lo antes posible a la dulce sombra. Atravesé la entrada de la cueva, sentí el fresco y húmedo aire del interior. En el suelo había tres botellas de agua, solté las piedras y recogí una y le di un buen trago. Luego me quité la camisa de la cabeza y me la eché por la cabeza, sintiendo como el líquido resbalaba por mi cabello y por la espalda, causándome así un alivio momentáneo del escozor de la espalda.
-Estarás fresquito, ¿no? -dije sonriendo y obviando las formalidades, ya que la confianza se había impuesto con el tiempo -por cierto, ¿qué haces con esa piedra?
No esperé a que me contestase, simplemente hice levitar hasta mi mano otra botella, la destapé y di otro largo trago. Me sentía empachado, pero eso ahora no importaba, el frescor de la cueva poco a poco iba ayudándome a recuperar el aliento. Me sequé un poco con una toalla, y me lavé la cara con el resto del agua de la botella.
-¿Puedo parar unos minutos o tienes algo más en mente? -pregunté echándome la toalla al cuello.
Se veía que mi cuerpo había sido trabajado, el sudor realzaba más aún mis músculos y esperaba que cuando ese hombre terminase conmigo, ser mucho más fuerte. Pero por ahora solo me quedaba obedecer y no oponerme a lo que decía, aunque a primera vista podía parecer amable, sabía de lo que era capaz.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Después de unos momentos, la presencia del peliblanco comenzó a aparecer por aquel lugar, lo que hizo que Krauser sonriera de lado. Se quedó esperándolo de forma tranquila pues ya lo había localizado con la mirada, el chico entró cansado como era normal. No tardó en empezar a beber agua y a echarse otra poca por encima. Incluso hizo levitar otra hacia él, sus poderes eran increíbles, pero no podía usarlos allí para el entrenamiento. El comentario que le hizo sobre si estaba fresquito, le hizo soltar una leve carcajada, la verdad es que estaba en el cielo y muy feliz. A su pregunta sobre la piedra, simplemente le respondió con una respuesta muy simple y en un tono calmado y tranquilo.
- Aburrimiento.
Dicho eso entrecerró los ojos y cogió algunas piedras, colocándolas sobre al baúl que había en la cueva, después suspiró y escuchó su otra pregunta. Por el momento no respondió, estaba dejándole descansar unos segundos, estiró ambas manos y cerró los ojos, en sus palmas se formaron un par de shurikens de energía de tres puntas y del tamaño de platos. Debido a su haki mantra, sabía lo que hacía, los lanzó de forma violenta hacia las piedras y las hizo pedazos. Aquellos eran la versión mini del súper ataque bestial del marine, el cual ya había presenciado Etsu. Entrenaba también sus técnicas aunque ya las dominara, simplemente para entender mejor su funcionamiento y probar posibles y mejores combinaciones. El polvo provocado por su ataque no tardó en disiparse y justo después volvió a observar al chico de forma tranquila.
- Ya has descansado lo suficiente tronco. ¡Vamos quiero setenta flexiones ahora mismo!
Dijo dando una voz como si de un sargento se tratase, curioso pues era un Almirante. Se quedó mirándole mientras esperaba a que las hiciera, si todo iba bien, el chico dominaría aquella habilidad en poco tiempo, tan solo era cuestión de tener paciencia y resistencia. Tenía más ejercicios preparados pero por el momento con esos iba que chutaba. De modo que tras un par de segundos volvió a hablarle en un tono tranquilo y con bastante confianza, pues él también la había cogido en el último mes.
- En cuanto las hagas atácame con tus puños lo más fuerte que puedas chico, venga no tardes mucho.
- Aburrimiento.
Dicho eso entrecerró los ojos y cogió algunas piedras, colocándolas sobre al baúl que había en la cueva, después suspiró y escuchó su otra pregunta. Por el momento no respondió, estaba dejándole descansar unos segundos, estiró ambas manos y cerró los ojos, en sus palmas se formaron un par de shurikens de energía de tres puntas y del tamaño de platos. Debido a su haki mantra, sabía lo que hacía, los lanzó de forma violenta hacia las piedras y las hizo pedazos. Aquellos eran la versión mini del súper ataque bestial del marine, el cual ya había presenciado Etsu. Entrenaba también sus técnicas aunque ya las dominara, simplemente para entender mejor su funcionamiento y probar posibles y mejores combinaciones. El polvo provocado por su ataque no tardó en disiparse y justo después volvió a observar al chico de forma tranquila.
- Ya has descansado lo suficiente tronco. ¡Vamos quiero setenta flexiones ahora mismo!
Dijo dando una voz como si de un sargento se tratase, curioso pues era un Almirante. Se quedó mirándole mientras esperaba a que las hiciera, si todo iba bien, el chico dominaría aquella habilidad en poco tiempo, tan solo era cuestión de tener paciencia y resistencia. Tenía más ejercicios preparados pero por el momento con esos iba que chutaba. De modo que tras un par de segundos volvió a hablarle en un tono tranquilo y con bastante confianza, pues él también la había cogido en el último mes.
- En cuanto las hagas atácame con tus puños lo más fuerte que puedas chico, venga no tardes mucho.
Etsu
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El almirante soltó una carcajada antes de responder a lo que estaba haciendo con la piedra, simplemente se aburría, normal, era dura estar todo el tiempo allí, a mí al menos no me quedaba mucho tiempo libre para poder aburrirme entre tanto entrenamiento. Krauser también solía entrenarse a sí mismo, en este momento cargó algunas piedras más y las colocó sobre el baúl. Usando su técnica del shuriken cortante, pero muy reducida, los redujo a polvo.
Cuando terminó me dijo que hiciese setenta flexiones, li muré en tono duro, como si me hubiese ofendido, dejé la toalla sobre una piedra y empecé a hacer las flexiones.
Una, dos, tres… iba diciendo mientras las hacía. No eran las típicas, sino que me colocaba haciendo el pino y levantaba todo el peso con mis brazos. Debidos al rokushiki mis piernas estaban bastante desarrolladas, pero mis brazos siempre habían dejado mucho que desear, por lo que aprovechaba para entrenarme. Mientras seguía le escuché decir que lo atacase cuando terminase -vale, dame unos minutos.
Tras casi tres minutos levantando y bajando todo el peso de mi cuerpo con los brazos procedía a atacarlo. Moví las manos y aprovechando que ya estaba en vertical aproveché para atacarle usando las piernas. Llevé atrás la pierna izquierda y descargué un golpe directo a su estómago.
No sabía si le daría o no, pero luego de golpear volvería a flexionar mis brazos para saltar y ponerme en pi, momento que aprovecharía para patearlo nuevamente y así alejarme del cuerpo de Krauser.
Doble patada [AI]
Cuando terminó me dijo que hiciese setenta flexiones, li muré en tono duro, como si me hubiese ofendido, dejé la toalla sobre una piedra y empecé a hacer las flexiones.
Una, dos, tres… iba diciendo mientras las hacía. No eran las típicas, sino que me colocaba haciendo el pino y levantaba todo el peso con mis brazos. Debidos al rokushiki mis piernas estaban bastante desarrolladas, pero mis brazos siempre habían dejado mucho que desear, por lo que aprovechaba para entrenarme. Mientras seguía le escuché decir que lo atacase cuando terminase -vale, dame unos minutos.
Tras casi tres minutos levantando y bajando todo el peso de mi cuerpo con los brazos procedía a atacarlo. Moví las manos y aprovechando que ya estaba en vertical aproveché para atacarle usando las piernas. Llevé atrás la pierna izquierda y descargué un golpe directo a su estómago.
No sabía si le daría o no, pero luego de golpear volvería a flexionar mis brazos para saltar y ponerme en pi, momento que aprovecharía para patearlo nuevamente y así alejarme del cuerpo de Krauser.
Doble patada [AI]
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Krauser esperaba a que el chico terminara y le atacase de una vez, eso fue lo que pasó, tardó unos minutos en completar el ejercicio pero por fin lo hizo. Ahora con su haki pudo predecir fácilmente lo que iba a hacer, le hizo algo de gracia, era un buen ataque a una persona normal, pero él no lo era. Dejó que el golpe le pegara en el estómago, justo dónde ahora había un color negro metálico, no fue muy difícil pararlo. Después el chico le lanzó otra patada, la cual bloqueó con facilidad usando su brazo derecho. Después observó cómo se alejaba de él. Metió las manos en sus bolsillos y le dedicó una mirada seria, estaba listo para el siguiente paso, de modo que ahora empezó a hablarle de forma calmada.
- Bloquea durante cinco minutos, deberás llevar el tiempo con la mente, una vez pase, trata de contraatacarme y no dejes de hacerlo durante veinte segundos, después para. Tu tiempo empieza ya.
De repente salió corriendo hacia el joven, colocándose frente a él e imbuyendo sus brazos en haki armadura (Nivel 1). De repente empezó a lanzar golpes con una fuerza media, buscando darle en el pecho y hombros, en zonas no muy frágiles en cuanto a hueso. De esa forma le haría simplemente pasar algo de dolor pero no lastimarlo, las patadas a sus rodillas no faltarían, iba a estar el tiempo dicho de esa forma. Para sacar un buen haki, debía esforzarse al máximo, al contrario de Krauser, el peliblanco estaba siendo entrenado con descansos y de forma buena y saludable. El marine en cambio fue torturado durante años por revolucionarios y lo sacó de una forma violenta y muy peligrosa.
- ¡Vamos chico bloquea con coraje! ¡Piensa en tus sueños! ¡No puedes cumplirlos si te rindes ahora! ¡Estás bajo el mando del demonio! ¡Demuéstrame que puedes superar el infierno!
5 minutos de dolor: AIF [Haki Armadura Nvl1]
- Bloquea durante cinco minutos, deberás llevar el tiempo con la mente, una vez pase, trata de contraatacarme y no dejes de hacerlo durante veinte segundos, después para. Tu tiempo empieza ya.
De repente salió corriendo hacia el joven, colocándose frente a él e imbuyendo sus brazos en haki armadura (Nivel 1). De repente empezó a lanzar golpes con una fuerza media, buscando darle en el pecho y hombros, en zonas no muy frágiles en cuanto a hueso. De esa forma le haría simplemente pasar algo de dolor pero no lastimarlo, las patadas a sus rodillas no faltarían, iba a estar el tiempo dicho de esa forma. Para sacar un buen haki, debía esforzarse al máximo, al contrario de Krauser, el peliblanco estaba siendo entrenado con descansos y de forma buena y saludable. El marine en cambio fue torturado durante años por revolucionarios y lo sacó de una forma violenta y muy peligrosa.
- ¡Vamos chico bloquea con coraje! ¡Piensa en tus sueños! ¡No puedes cumplirlos si te rindes ahora! ¡Estás bajo el mando del demonio! ¡Demuéstrame que puedes superar el infierno!
5 minutos de dolor: AIF [Haki Armadura Nvl1]
Etsu
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Mi primera patada impactó contra lo que parecía ser hierro macizo, pero se trataba del haki del almirante. La segunda en cambio dio contra su brazo derecho, un bloqueo perfecto por parte de mi instructor. Sin duda llevaba años viendo lo que las personas podían dar de si, y creo que a mi ya me tenía más que calado. Me alejé de él, llevando instintivamente los brazos a la altura de la cara, para protegerla, pero no atacó, simplemente habló con voz calmada.
Sus nuevas órdenes parecían bastante simples, aguantar duran cinco minutos sus ataques y luego devolverle el golpe en un plazo de 20 segundos. Salió corriendo hacia mí e intentó golpearme en la parte superior del cuerpo con sus puños, pero ya conocía las zonas que solía evitar, por lo que me centraba más en protegerme el pecho o os hombros que las costillas por ejemplo. Aunque aún así no las dejaba totalmente descuidadas. Sus piernas en cambio solían dirigirse hacia mis rodillas, algo lógico, ya que al tratarse de una articulación causaban más dolor y podían llegar a inmovilizar al contrincante o romperselas si te pasabas de fuerza.
Los cinco minutos se hicieron eternos, primero su ataque parecía bastante predecible, de hecho así lo era, pero conforme me acercaba al tercer minuto mi cuerpo empezaba ya a senti la huella del dolor y el entumecimiento que ésto conlleva. Paraba los impactos con los antebrazos o desviando los puñetazos con ayuda de las palmas, pero aún así me llevaba algún que otro golpe, uno de ellos en el pecho, el cual me dejó sin respiración durante casi 4 segundos y medio. Las piernas también sufrían, aunque mi juego de pies había mejorado y doblaba las rodillas para endurecerlas, mi cuerpo estaba acostumbrado al rokushiki, y sin él no sabía como afrontar una situación como aquella.
-¡Voy! -exclamé cuando el tiempo pasó, ahora tenía 20 segundos para explayarme en el combate todo lo que quisiese.
llevé mi rodilla izquierda hacia atrás y la lancé hacia adelante, intentando darle un poderoso golpe directo al cuello, luego atrasé mi puño izquierdo para descargar un golpe directo a su pecho. Cuando terminé dejé caer mi cuerpo, apoyándome en las manos y empece a girar para dar una serie de patadas dirigidas a la parte superior de su cuerpo y por último cuando a penas me quedaban tres segundos, apoyé las piernas en el suelo y las doblé para saltar con el puño derecho dirigido a su mandíbula. Una persona sin hakis habría tenido problemas, por algo era miembro del CP y sabía cómo moverme. Pero con aquel hombre no hacía falta ser cuidados, desde el primer día quiso que me esforzase a fondo y así lo estaba haciendo. Esperaba que todo diese resultado.
Cuando terminé de dar el puñetazo me retiré un poco y comencé a frotar mis brazos con vigor. Estaban llenos de cardenales igual que mis pierna y otras partes del cuerpo, eran los riesgos del entrenamiento, y cuando acabase y pasasen unos días ya no estarían allí, por lo que eso no importaba nada.
-¿Qué... qué tal? -pregunté cogiendo un poco de aire.
Combo de golpes [AF]
Sus nuevas órdenes parecían bastante simples, aguantar duran cinco minutos sus ataques y luego devolverle el golpe en un plazo de 20 segundos. Salió corriendo hacia mí e intentó golpearme en la parte superior del cuerpo con sus puños, pero ya conocía las zonas que solía evitar, por lo que me centraba más en protegerme el pecho o os hombros que las costillas por ejemplo. Aunque aún así no las dejaba totalmente descuidadas. Sus piernas en cambio solían dirigirse hacia mis rodillas, algo lógico, ya que al tratarse de una articulación causaban más dolor y podían llegar a inmovilizar al contrincante o romperselas si te pasabas de fuerza.
Los cinco minutos se hicieron eternos, primero su ataque parecía bastante predecible, de hecho así lo era, pero conforme me acercaba al tercer minuto mi cuerpo empezaba ya a senti la huella del dolor y el entumecimiento que ésto conlleva. Paraba los impactos con los antebrazos o desviando los puñetazos con ayuda de las palmas, pero aún así me llevaba algún que otro golpe, uno de ellos en el pecho, el cual me dejó sin respiración durante casi 4 segundos y medio. Las piernas también sufrían, aunque mi juego de pies había mejorado y doblaba las rodillas para endurecerlas, mi cuerpo estaba acostumbrado al rokushiki, y sin él no sabía como afrontar una situación como aquella.
-¡Voy! -exclamé cuando el tiempo pasó, ahora tenía 20 segundos para explayarme en el combate todo lo que quisiese.
llevé mi rodilla izquierda hacia atrás y la lancé hacia adelante, intentando darle un poderoso golpe directo al cuello, luego atrasé mi puño izquierdo para descargar un golpe directo a su pecho. Cuando terminé dejé caer mi cuerpo, apoyándome en las manos y empece a girar para dar una serie de patadas dirigidas a la parte superior de su cuerpo y por último cuando a penas me quedaban tres segundos, apoyé las piernas en el suelo y las doblé para saltar con el puño derecho dirigido a su mandíbula. Una persona sin hakis habría tenido problemas, por algo era miembro del CP y sabía cómo moverme. Pero con aquel hombre no hacía falta ser cuidados, desde el primer día quiso que me esforzase a fondo y así lo estaba haciendo. Esperaba que todo diese resultado.
Cuando terminé de dar el puñetazo me retiré un poco y comencé a frotar mis brazos con vigor. Estaban llenos de cardenales igual que mis pierna y otras partes del cuerpo, eran los riesgos del entrenamiento, y cuando acabase y pasasen unos días ya no estarían allí, por lo que eso no importaba nada.
-¿Qué... qué tal? -pregunté cogiendo un poco de aire.
Combo de golpes [AF]
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Los golpes del marine habían tenido éxito, además llevaba el tiempo con la mente, por lo que el grito de “voy” del joven sobraba. Predijo su primer golpe y echó la cabeza a un lado esquivándolo, después sintió el golpe en el pecho llevándose algo de dolor en este y soltando un gruñido. El siguiente movimiento era parecido al del ataque de hacía cinco minutos, por ello lo bloqueó con su haki. Para el último interpuso su puño para que chocara con el chico, haciendo un bloqueo perfecto con su haki. Acto seguido sonrió algo cansado por los golpes del chico para después observarle tranquilamente. Empezó a suspirar para después sentarse en el suelo, observándole de forma tranquila y cogiendo una botella de agua.
- Muy bien, vamos ahora quiero que te vayas a correr de nuevo. Iras al casino de Rain Base y volverás, no tardes mucho o no servirá de nada. Cada quince minutos te pararas para hacer veinte flexiones, ahora comienza.
Dicho eso tomó su botella y la abrió despacio, echándose un poco en la garganta mientras se ponía a mirar al techo. Tenía ganas de terminar el entrenamiento del chico y saber cómo iban las cosas en el cuartel. La situación con la élite debía de ser algo delicada sin él al mando, pues no veía capacitado a ninguno de los demás para llevar al grupo. Una vez había dado la orden al peliblanco, se levantó despacio mientras caminaba a la salida. Observó el infinito desierto con una mirada seria para justo después girarse de nuevo y entrar en la cueva a paso lento y calmado.
- Bueno, seguramente ya le queda menos al chico para despertar el maldito haki. Espero que sepa usarlo después de todo lo que estamos liando, hay algo en él que me gusta pese a que sea un agente del gobierno.
- Muy bien, vamos ahora quiero que te vayas a correr de nuevo. Iras al casino de Rain Base y volverás, no tardes mucho o no servirá de nada. Cada quince minutos te pararas para hacer veinte flexiones, ahora comienza.
Dicho eso tomó su botella y la abrió despacio, echándose un poco en la garganta mientras se ponía a mirar al techo. Tenía ganas de terminar el entrenamiento del chico y saber cómo iban las cosas en el cuartel. La situación con la élite debía de ser algo delicada sin él al mando, pues no veía capacitado a ninguno de los demás para llevar al grupo. Una vez había dado la orden al peliblanco, se levantó despacio mientras caminaba a la salida. Observó el infinito desierto con una mirada seria para justo después girarse de nuevo y entrar en la cueva a paso lento y calmado.
- Bueno, seguramente ya le queda menos al chico para despertar el maldito haki. Espero que sepa usarlo después de todo lo que estamos liando, hay algo en él que me gusta pese a que sea un agente del gobierno.
Etsu
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Mi ataque tal y como esperaba, mis ataques a penas habían surtido efecto. La patada al cuello la esquivó con suma facilidad, echando el cuello hacia el lado. Luego mi puño izquierdo impactó contra su pecho, estaba blando, como el de una persona normal, no había usado haki para pararlo, por lo que soltó un leve gruñido. Mi ataque de piernas giratorias fue parado por el duro cuerpo del almirante, por lo que supuse que el puñetazo o no e lo había esperado o simplemente me había dejado saborear un poco el golpe, sería probablemente lo segundo. Cuando me agaché y salté para golpear su barbilla, mi puño chocó contra el suyo, haciéndome un daño considerable, pues el suyo usaba haki.
Me retiré un poco y Krauser me dijo que lo estaba haciendo bien, pero que ahora tenía que volver a correr por el desierto, de vuelta al casino. Era agotador, abrí la boca para protestar, pero en el último instante cambié de opinión. No valía de nada quejarse, me estaba entrenando sin pedir nada a cambio, ¿qué más podía pedir? Me encogí de hombros, aceptando la situación. Cogí una camisa limpia y me la puse sobre la cabeza, a modo de turbante. Cuando anocheciese y me tocase volver empezaría a hacer algo de fresco. Hice levitar una botella de agua, le di un trago y me dirigí de nuevo hacia la entrada.
-Te traeré algo bueno de la ciudad ya que voy -dije en tono jocoso -hasta luego, Krauser.
Dicho aquello salí al calor del sol, el cual en a penas dos minutos empezó a abrasar mi piel de nuevo. La camisa hacía su función y la botella de agua que cargaba quizá podría parecer un impedimento, pero en realidad podría salvarme la vida, porque no era difícil morir en el desierto por falta de agua. Me cansaba aquella situación, pero ya le había pillado el truco a correr sobre aquella arena y lo mejor, mi cuerpo empezaba a responder más rápidamente sin necesidad de recurrir al rokushiki.
Me encontraba agotado, sudoroso y sobre todo, achicharrado. Hacía casi veinte minutos que llevaba viendo la ciudad, sin duda un lugar enorme. Llegaría, bebería un poco de agua fresca que ya no me quedaba y quizá cogería alguna que otra manzana, tanto para mi como para Krau. También tendría que mojar la camisa para refrescarme un poco, pero ahora lo esencial era llegar.
Seguía sí durante veinte minutos más y finalmente entré por las puertas de la ciudad, fui poco a poco aminorando el ritmo y cinco minutos después llegué a la plaza, donde sin ningún miramiento introduje la cabeza en la fuente. Mi Pelo mojado caía por mi espalda, refrescándome y causándome cierta sensación de alivio. Estaba quemada, como casi todo en el diserto. Empecé a beber y cuando me sacié rellené la botella y me dirigí a la tienda que estaba al lado del casino. En ella vendían unas enormes manzanas rojas, compré unas cuantas con la poca calderilla que me quedaba y salí a las afueras nuevamente. Sentándome un momento junto a una pared para descansar un poco las piernas. Me esperaban otras cinco o quizá seis horas ,por el cansancio que ya tenía encima, para llegar a la cueva. Cuando llevaba diez minutos sentado, me levanté y emprení el camino de vuelta.
Me retiré un poco y Krauser me dijo que lo estaba haciendo bien, pero que ahora tenía que volver a correr por el desierto, de vuelta al casino. Era agotador, abrí la boca para protestar, pero en el último instante cambié de opinión. No valía de nada quejarse, me estaba entrenando sin pedir nada a cambio, ¿qué más podía pedir? Me encogí de hombros, aceptando la situación. Cogí una camisa limpia y me la puse sobre la cabeza, a modo de turbante. Cuando anocheciese y me tocase volver empezaría a hacer algo de fresco. Hice levitar una botella de agua, le di un trago y me dirigí de nuevo hacia la entrada.
-Te traeré algo bueno de la ciudad ya que voy -dije en tono jocoso -hasta luego, Krauser.
Dicho aquello salí al calor del sol, el cual en a penas dos minutos empezó a abrasar mi piel de nuevo. La camisa hacía su función y la botella de agua que cargaba quizá podría parecer un impedimento, pero en realidad podría salvarme la vida, porque no era difícil morir en el desierto por falta de agua. Me cansaba aquella situación, pero ya le había pillado el truco a correr sobre aquella arena y lo mejor, mi cuerpo empezaba a responder más rápidamente sin necesidad de recurrir al rokushiki.
Cinco horas después
Me encontraba agotado, sudoroso y sobre todo, achicharrado. Hacía casi veinte minutos que llevaba viendo la ciudad, sin duda un lugar enorme. Llegaría, bebería un poco de agua fresca que ya no me quedaba y quizá cogería alguna que otra manzana, tanto para mi como para Krau. También tendría que mojar la camisa para refrescarme un poco, pero ahora lo esencial era llegar.
Seguía sí durante veinte minutos más y finalmente entré por las puertas de la ciudad, fui poco a poco aminorando el ritmo y cinco minutos después llegué a la plaza, donde sin ningún miramiento introduje la cabeza en la fuente. Mi Pelo mojado caía por mi espalda, refrescándome y causándome cierta sensación de alivio. Estaba quemada, como casi todo en el diserto. Empecé a beber y cuando me sacié rellené la botella y me dirigí a la tienda que estaba al lado del casino. En ella vendían unas enormes manzanas rojas, compré unas cuantas con la poca calderilla que me quedaba y salí a las afueras nuevamente. Sentándome un momento junto a una pared para descansar un poco las piernas. Me esperaban otras cinco o quizá seis horas ,por el cansancio que ya tenía encima, para llegar a la cueva. Cuando llevaba diez minutos sentado, me levanté y emprení el camino de vuelta.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El entrenamiento iba viento en popa, todo estaba saliendo bien y el chico era obediente, pronto aquella habilidad estaría en su poder. Krauser se hallaba sentado sobre la arena a las afueras de la cueva, con los ojos cerrados y meditando con su haki de observación activado. El calor del desierto era abrumador y también estaba un poco quemado, pero era lo justo y no era nadie para quejarse, de modo que se mantuvo en aquella posición de forma calmada. Sabía que el chico iba a tardar en llegar como era normal, si lo hacía muy rápido sospecharía de un posible Soru. Se notaba que el almirante era un hombre de recursos y a su lado había una pequeña botella de agua, la cual estaba totalmente llena.
Se había quedado con las palabras del chico, a saber que le traía, esperaba un pollo asado con patatas o unas gambas gigantes de la mejor calidad, pero por un momento dejó de hacerse ilusiones. Era mejor esperar la sorpresa o quizás luego se llevaba un disgusto y se dormía para soñar con manjares más deliciosos. Algún día volvería a quedar con el joven para enseñarle algo más avanzado y si es que este quería, no le molestaba nada hacer de maestro del joven agente. Ni siquiera pedía nada a cambio, tan solo que los resultados fueran buenos y pudiera ayudar a la justicia desde su posición del gobierno. Ahora el marine pegó un suspiro y continuó a los suyo de forma tranquila sin pensar en nada más, dejando la mente totalmente en blanco para relajarse.
Cinco horas después…
La noche se estaba acercando, la botella de agua que estaba junto al marine estaba ya gastada pero este continuaba con aquella meditación, aunque por poco tiempo debido a que diez minutos después se levantó. Tomó el envase vacío y miró rumbo a la ciudad, el joven debería haber llegado y puede que ahora estuviera de regreso, soltó un pequeño suspiro y sonrió después de forma amable. Se dirigió a la cueva de nuevo, pero antes había dejado tres botellas de agua al Sol, las cogió y pudo comprobar que el agua de dentro estaba ardiendo, era perfecto para lo que ahora planeaba.
Nada más entrar en el lugar se dirigió a una caja de uno de los lados y sacó dos pequeños bol de acero y palillos. Además de dos paquetes de fideos Ramen. No sabía si le iban a gustar al chico, eran de ternera pero por el momento esperaba que recuperara fuerzas con ellos. Tampoco sabía cocinar, por lo que se veía obligado a preparar comida sencilla con instrucciones, repartió el agua ardiendo por los dos bol y acto seguido metió los ingredientes que comenzaron a hacerse. Colocó encima de ellos unas piedras ardiendo del desierto para que se mantuvieran calientes hasta que el chico volviera, después sonrió tranquilamente y se quedó sentado esperando su regreso.
- Bueno pues ahora a esperar a que Etsu vuelva de su carrera.
Se había quedado con las palabras del chico, a saber que le traía, esperaba un pollo asado con patatas o unas gambas gigantes de la mejor calidad, pero por un momento dejó de hacerse ilusiones. Era mejor esperar la sorpresa o quizás luego se llevaba un disgusto y se dormía para soñar con manjares más deliciosos. Algún día volvería a quedar con el joven para enseñarle algo más avanzado y si es que este quería, no le molestaba nada hacer de maestro del joven agente. Ni siquiera pedía nada a cambio, tan solo que los resultados fueran buenos y pudiera ayudar a la justicia desde su posición del gobierno. Ahora el marine pegó un suspiro y continuó a los suyo de forma tranquila sin pensar en nada más, dejando la mente totalmente en blanco para relajarse.
Cinco horas después…
La noche se estaba acercando, la botella de agua que estaba junto al marine estaba ya gastada pero este continuaba con aquella meditación, aunque por poco tiempo debido a que diez minutos después se levantó. Tomó el envase vacío y miró rumbo a la ciudad, el joven debería haber llegado y puede que ahora estuviera de regreso, soltó un pequeño suspiro y sonrió después de forma amable. Se dirigió a la cueva de nuevo, pero antes había dejado tres botellas de agua al Sol, las cogió y pudo comprobar que el agua de dentro estaba ardiendo, era perfecto para lo que ahora planeaba.
Nada más entrar en el lugar se dirigió a una caja de uno de los lados y sacó dos pequeños bol de acero y palillos. Además de dos paquetes de fideos Ramen. No sabía si le iban a gustar al chico, eran de ternera pero por el momento esperaba que recuperara fuerzas con ellos. Tampoco sabía cocinar, por lo que se veía obligado a preparar comida sencilla con instrucciones, repartió el agua ardiendo por los dos bol y acto seguido metió los ingredientes que comenzaron a hacerse. Colocó encima de ellos unas piedras ardiendo del desierto para que se mantuvieran calientes hasta que el chico volviera, después sonrió tranquilamente y se quedó sentado esperando su regreso.
- Bueno pues ahora a esperar a que Etsu vuelva de su carrera.
Etsu
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Al principio no me costó empezar, había descansado lo suficiente, era lo bueno de haberse entrenado hasta la saciedad, que el cuerpo se acostumbraba. Corría de nuevo por el desierto de vuelta a la cueva. Cuando a penas habían pasado tres horas, el sol empezaba a ocultarse ya por el horizonte. durante los siguientes veinte minutos la temperatura fue bajando, hasta que finalmente me obligó a ponerme la camisa Era una de las cosas malas del desierto, que por las noches, cuando el sol no alumbraba la temperatura bajaba muchísimo. Incluso llegando a congelar el agua.
Por suerte había pensado que la mejor forma de llevar las frutas no era cargar y correr con ellas, sino anudar la bolsa y llevarla suspendida sobre mi cabeza, si no hubiese sido por eso estarían mallugadas. Pero cuando el sol apartaba me vi obligado a llevarlas semiocultas de la luz solar. El tiempo siguió pasando hasta que prácticamente anocheció, quedando la zona en penumbra. Por suerte iba preparado, encendí una pequeña lámpara de aceite y también la hice levitar sobre mi cabeza, para alumbrar el camino.
Finalmente, tras casi seis horas corriendo pude divisar la luz procedente del interior de la cueva. Me esforcé los últimos metros y finalmente llegué. Entré arrastrando los pies, levité varias botellas y empecé a beber como si no hubiese bebido en años. Dejé la bolsa en el suelo mientras recuperaba el aire y apagué la lámpara. Estaba agotado y prácticamente no tenía ganas de nada, solo de dormir.
Krau... te he traído -empecé a decir entrecortadamente ¡manzanas!
La última parte me salió como si estuviese entusiasmado con los frutos. Pero se debía a la falta de aire y a querer terminar la oración lo antes posible. Mi corazón empezaba a recuperar su ritmo normal poco a poco y mi camisa no paraba de emaparse en sudor, el cual se quedaba frío. Me la quité y la arrojé lejos, si seguía con ella puesta cogería un catarro.
Por suerte había pensado que la mejor forma de llevar las frutas no era cargar y correr con ellas, sino anudar la bolsa y llevarla suspendida sobre mi cabeza, si no hubiese sido por eso estarían mallugadas. Pero cuando el sol apartaba me vi obligado a llevarlas semiocultas de la luz solar. El tiempo siguió pasando hasta que prácticamente anocheció, quedando la zona en penumbra. Por suerte iba preparado, encendí una pequeña lámpara de aceite y también la hice levitar sobre mi cabeza, para alumbrar el camino.
Finalmente, tras casi seis horas corriendo pude divisar la luz procedente del interior de la cueva. Me esforcé los últimos metros y finalmente llegué. Entré arrastrando los pies, levité varias botellas y empecé a beber como si no hubiese bebido en años. Dejé la bolsa en el suelo mientras recuperaba el aire y apagué la lámpara. Estaba agotado y prácticamente no tenía ganas de nada, solo de dormir.
Krau... te he traído -empecé a decir entrecortadamente ¡manzanas!
La última parte me salió como si estuviese entusiasmado con los frutos. Pero se debía a la falta de aire y a querer terminar la oración lo antes posible. Mi corazón empezaba a recuperar su ritmo normal poco a poco y mi camisa no paraba de emaparse en sudor, el cual se quedaba frío. Me la quité y la arrojé lejos, si seguía con ella puesta cogería un catarro.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
- Curtiendo La Plata [Krauser-Osuka] [Maestro-Alumno]
- [Maestro-alumno /Sora, Etsu] Enseñando a volar al marine
- Fortaleciendo Al Demonio Morado [Maestro-Alumno] [Krauser-Alice]
- El Mejor Maestro Es Aquel Que Te Golpea Por Tú Bien. [Rol Maestro-Alumno]
- Descubriendo una isla de ensueño: el comienzo de un plan maestro
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.