León Zaid
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Siendo ya el amanecer llegaba a una nueva isla para mi, Little Garden, un terreno basto y gigantesco era todo lo que tenía el lugar, que sin duda alguna era peligroso, no solo por el territorio en si, sino por la presencia de dinosaurios en el lugar. Estaba siguiendo las pistas que me conducirían hasta Kidah, que al parecer había llegado a esta isla junto a su tripulación no hacía mucho. Mi cuerpo estaba diferente, con un corte de pelo completamente nuevo y unos rasgos faciales también distintos, motivo por el cual andaba nervioso, no sabía como reaccionaría Kidah ante mi nuevo aspecto.
Desde la lejanía podía divisar su barco, contemplando a la perfección quienes estaban en él, solo el capitán me llamó la atención por su aspecto, del resto ninguno pudo sorprenderme o hacerme creer que sería un peligro para mi. No tardé mucho en localizar a Kidah, estaba lejos del barco, adentrándose en la jungla ella sola, algo perfecto para mi puesto que quería tener un reencuentro a solas antes de entrar en su banda, quizás incluso podría improvisar algo para entrar en la banda a partir de que ella me encontrase en la jungla.
El camino que seguí hasta alcanzarla fue corto, mis condiciones físicas tras los estrictos entrenamientos seguidos en el Chiper Pol me hacían realmente fácil el avance por el lugar, con lo que en apenas unos minutos llegué a un camino desde el cual pude ver como se acercaba Kidah. Me escondí rápido en un árbol y sonriendo esperé a que estuviese más cerca, para que cuando lo estuviese salir de golpe con los brazos cruzados frente a ella.
- ¿Sola por un lugar tan peligroso? Quizás deberías de tener un poco más de cuidado ¿No crees?. - Acto seguido encendí un cigarro y exhalé el humo con una sonrisa tímida dibujada en mi rostro.
Desconocía si me reconocería, aunque no lo descartaba del todo mis pensamientos eran claramente negativos a que me reconociese, ya que en cuanto a físico al menos era una persona totalmente diferente a la persona que ella conoció.
Desde la lejanía podía divisar su barco, contemplando a la perfección quienes estaban en él, solo el capitán me llamó la atención por su aspecto, del resto ninguno pudo sorprenderme o hacerme creer que sería un peligro para mi. No tardé mucho en localizar a Kidah, estaba lejos del barco, adentrándose en la jungla ella sola, algo perfecto para mi puesto que quería tener un reencuentro a solas antes de entrar en su banda, quizás incluso podría improvisar algo para entrar en la banda a partir de que ella me encontrase en la jungla.
El camino que seguí hasta alcanzarla fue corto, mis condiciones físicas tras los estrictos entrenamientos seguidos en el Chiper Pol me hacían realmente fácil el avance por el lugar, con lo que en apenas unos minutos llegué a un camino desde el cual pude ver como se acercaba Kidah. Me escondí rápido en un árbol y sonriendo esperé a que estuviese más cerca, para que cuando lo estuviese salir de golpe con los brazos cruzados frente a ella.
- ¿Sola por un lugar tan peligroso? Quizás deberías de tener un poco más de cuidado ¿No crees?. - Acto seguido encendí un cigarro y exhalé el humo con una sonrisa tímida dibujada en mi rostro.
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Llegamos a Little Garden al amanecer, no había dormido nada en toda la noche. No podía parar de pensar en León desde la última vez que nos vimos. Bajé del santo bote, era demasiado pequeño... Miré a mi alrededor y estaba rodeada de vegetación. Habia oído hablar de esta isla, segun decían había dinosarios. Sería divertido subirme a la cabeza de un Broncosaurio y tirarme de cuello para abajo como si de un tobogán se tratara. Se me ocurrían muchas cosas divertidas por la cabeza, así que sin pensarlo dos veces me adentré en la gran jungla que tenía delante de mi alejándome de mis compañeros. Mientras caminaba tenía la misma guerra de siempre... Una guerra con los mosquitos y más bichos que había por ahí -Putos bichos de mierda...- pensé mientras intentaba alejarlos de mí.
Seguía caminando con la esperanza de encontrarme a algún dinosario pero no hubo suerte, no vi a ni uno, ni siquiera a un Triceratops o un T-rex pero no me rendiría, seguiría adelante hasta encontrar alguno... Justo al pasar por un árbol de tantos que había salió un chico extraño y muy guapo.
- ¿Sola por un lugar tan peligroso? Quizás deberías de tener un poco más de cuidado ¿No crees?
Lo miré de arriba abajo, no me sonaba de nada aunque solo conozco a una persona que fuma y dudo que fuera él, no se parecían en nada. Me acerqué al extraño que tenía en frente mio y lo miré a los ojos.
-¿Nos conocemos de algo? Me recuerdas a alguien muy preciado para mí... Puede que solo sean imaginaciones mías... -dije con una mirada triste-.Hace tiempo que no le veo y le echo mucho de menos... Y me has recordado a él
Seguía caminando con la esperanza de encontrarme a algún dinosario pero no hubo suerte, no vi a ni uno, ni siquiera a un Triceratops o un T-rex pero no me rendiría, seguiría adelante hasta encontrar alguno... Justo al pasar por un árbol de tantos que había salió un chico extraño y muy guapo.
- ¿Sola por un lugar tan peligroso? Quizás deberías de tener un poco más de cuidado ¿No crees?
Lo miré de arriba abajo, no me sonaba de nada aunque solo conozco a una persona que fuma y dudo que fuera él, no se parecían en nada. Me acerqué al extraño que tenía en frente mio y lo miré a los ojos.
-¿Nos conocemos de algo? Me recuerdas a alguien muy preciado para mí... Puede que solo sean imaginaciones mías... -dije con una mirada triste-.Hace tiempo que no le veo y le echo mucho de menos... Y me has recordado a él
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Mi corazón latía deprisa ante la simple presencia de ella una vez más frente a mi, mi respiración estaba acelerada y yo luchaba por controlarla de forma inconsciente, a cada calada más profunda, más relajado me iba encontrando, justo lo que necesitaba. Sin embargo los dedos de mis pies, ocultos bajo los zapatos y calcetines, estaban sin dejar de moverse, no paraba de moverlos a sabiendas que no me los vería, una extraña forma de ocultar mi nerviosismo.
Kidah estaba algo afectada por mi ausencia, lo pude notar enseguida al fijarme en su mirada hablando de una persona a la que le recordaba. Al principio dudé de mis habilidades transformándome, pero luego me percaté de un concepto básico, y es que quisiera o no, algún rasgo debería de tener igual, no cambio al completo en la transformación, solo algunas lineas de mi rostro y el cabello, lo justo para ser una persona totalmente diferente pero con un deje a León.
Con una sonrisa en mi rostro acaricié la mejilla de Kidah y exhalé humo nuevamente antes de hablar.
- ¿Y cómo es esa persona a la que tanto apreciáis y a la que yo le recuerdo señorita?- Dije manteniendo la misma sonrisa.
Ella tenía en la mirada la tristeza, más aun así seguía teniendo un rostro bello, tal y como lo recordaba la última vez, incluso me atrevería a decir que los rayos de luz recayendo sobre su piel la hacía aún más hermosa de lo que ya lo era en aquella helada isla, Kidah Donquixote, la mujer por la que estaba poniendo en riesgo mis planes, e incluso mi propia vida... y la mujer por la que estaría dispuesto a dar mucho más que todo eso.
Sin saber ninguno nada, a lo lejos nos había detectado un dinosaurio de gran tamaño, probablemente un T-Rex. Era carnívoro y su olfato le había indicado nuestra presencia, no era más que tiempo lo que necesitaría para alcanzarnos. Para nuestra desgracia avanzaba despacio para no perder de vista a sus objetivos, nosotros. Seguramente tras la respuesta de Kidah habría que actuar rápido o acabaríamos siendo presa de sus fauces, si llegábamos a percatarnos, claro.
Kidah estaba algo afectada por mi ausencia, lo pude notar enseguida al fijarme en su mirada hablando de una persona a la que le recordaba. Al principio dudé de mis habilidades transformándome, pero luego me percaté de un concepto básico, y es que quisiera o no, algún rasgo debería de tener igual, no cambio al completo en la transformación, solo algunas lineas de mi rostro y el cabello, lo justo para ser una persona totalmente diferente pero con un deje a León.
Con una sonrisa en mi rostro acaricié la mejilla de Kidah y exhalé humo nuevamente antes de hablar.
- ¿Y cómo es esa persona a la que tanto apreciáis y a la que yo le recuerdo señorita?- Dije manteniendo la misma sonrisa.
Ella tenía en la mirada la tristeza, más aun así seguía teniendo un rostro bello, tal y como lo recordaba la última vez, incluso me atrevería a decir que los rayos de luz recayendo sobre su piel la hacía aún más hermosa de lo que ya lo era en aquella helada isla, Kidah Donquixote, la mujer por la que estaba poniendo en riesgo mis planes, e incluso mi propia vida... y la mujer por la que estaría dispuesto a dar mucho más que todo eso.
Sin saber ninguno nada, a lo lejos nos había detectado un dinosaurio de gran tamaño, probablemente un T-Rex. Era carnívoro y su olfato le había indicado nuestra presencia, no era más que tiempo lo que necesitaría para alcanzarnos. Para nuestra desgracia avanzaba despacio para no perder de vista a sus objetivos, nosotros. Seguramente tras la respuesta de Kidah habría que actuar rápido o acabaríamos siendo presa de sus fauces, si llegábamos a percatarnos, claro.
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Pasaba mi mirada por todo su rostro, se parecía un poco a él... Sobretodo en la forma de fumar, parecía estar nervioso ya que las caladas que le daba al cigarro eran profundas, como lo hacía él... Posó su mano sobre mi mejilla con una sonrisa, exhalando un poco un poco de humo preguntándome cómo era esa persona a la que tanto extrañaba y al que él me recordaba. Era extraño pero su forma de hablar era igual al de León y él contacto de su mano hizo que rezara los ojos imaginándome que era él... Abrí los ojos lentamente, cogiendo la mano que tenía en mi mejilla y con la otra mano que tenía libre, acaricié su rostro:
-Puede que suene extraño lo que voy a decir pero... ¿Eres León?-dije con una mirada de incertidumbre- Sois tan parecidos que creo que eres él...
Seguía mirándolo insegura, puede que me equivocara y fuera otra persona pero me sus gestos son iguales a los de León. Vi que apartaba sus ojos y los fijaba en otro sitió, asi que giré mi cabeza hacia donde miraba y me quedé estática al ver al T-Rex avanzando despacio hacia nosotros. Por fin pude ver a un dinosaurio pero este era demasiado preligroso como para montarlo. Acto seguido, volví a girar mi cabeza pero esta vez lentamente hacia el supuesto "León" y con voz baja, le dije:
-¿Qué hacemos?... ¿Corremos o dejamos qué nos coma? -dije con una sonrisa nerviosa-.
-Puede que suene extraño lo que voy a decir pero... ¿Eres León?-dije con una mirada de incertidumbre- Sois tan parecidos que creo que eres él...
Seguía mirándolo insegura, puede que me equivocara y fuera otra persona pero me sus gestos son iguales a los de León. Vi que apartaba sus ojos y los fijaba en otro sitió, asi que giré mi cabeza hacia donde miraba y me quedé estática al ver al T-Rex avanzando despacio hacia nosotros. Por fin pude ver a un dinosaurio pero este era demasiado preligroso como para montarlo. Acto seguido, volví a girar mi cabeza pero esta vez lentamente hacia el supuesto "León" y con voz baja, le dije:
-¿Qué hacemos?... ¿Corremos o dejamos qué nos coma? -dije con una sonrisa nerviosa-.
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Notaba como su mirada estaba clavada en mi rostro, estaba analizando detalladamente cada facción de mi cuerpo, contemplando algunas coincidencias con mi identidad real. La había ayudado divertido con algunos gestos que siempre hacía, para que la similitud que tuviese con respecto a mi verdadero yo se incrementase, debía de estar causando en su mente un alboroto sin precedentes en su cabeza. Finalmente, ella realizó la pregunta que estaba esperando que me hiciese por tanto tiempo, preguntaba si yo era León, León Zaid.
Aparté la mirada en silencio, algo se estaba acercando y era peligroso, no era el momento para contestar su pregunta, aunque pensaba hacerlo próximamente. Finalmente, al cabo de unos segundos de estar mirando apareció frente a nosotros un T-Rex de gran tamaño, dispuesto a devorarnos. Reí ante la pregunta de la señorita Kidah y con la mano izquierda disparé a la panza del animal con la pistola eléctrica a la máxima potencia posible, mientras que con la derecha lancé una bala anti tanque hacia la boca abierta del T-Rex, sabía que eso sería más que suficiente para derribar al animal, así que antes si quiera de que este cayese fulminado enfundé las pistolas y cogí el rostro de Kidah para darle un beso intenso con cierto toque pasional al tiempo que la pegaba a mi con una mano que rodeaba su cintura. Tras unos leves segundos así separé mis labios sonriendo levemente y tirando de su labio inferior con mis dientes. Lo solté emitiendo una leve risa y dirigí una intensa mirada a sus ojos.
- Nadie más que yo tiene derecho a comerte querida. - Le dije con cierta chulería. - Solo yo, León Zaid, tiene el derecho de hacerlo.
Había logrado volver a tenerla en mis brazos tras aquél encuentro, la planificación que había llevado a cabo para poder estar a su lado por fin comenzaba a resultar, y ahora que la tenía, no pensaba dejarla escapar otra vez, tal y como le prometí aquel día, la protegeré hasta el día de mi muerte.
Aparté la mirada en silencio, algo se estaba acercando y era peligroso, no era el momento para contestar su pregunta, aunque pensaba hacerlo próximamente. Finalmente, al cabo de unos segundos de estar mirando apareció frente a nosotros un T-Rex de gran tamaño, dispuesto a devorarnos. Reí ante la pregunta de la señorita Kidah y con la mano izquierda disparé a la panza del animal con la pistola eléctrica a la máxima potencia posible, mientras que con la derecha lancé una bala anti tanque hacia la boca abierta del T-Rex, sabía que eso sería más que suficiente para derribar al animal, así que antes si quiera de que este cayese fulminado enfundé las pistolas y cogí el rostro de Kidah para darle un beso intenso con cierto toque pasional al tiempo que la pegaba a mi con una mano que rodeaba su cintura. Tras unos leves segundos así separé mis labios sonriendo levemente y tirando de su labio inferior con mis dientes. Lo solté emitiendo una leve risa y dirigí una intensa mirada a sus ojos.
- Nadie más que yo tiene derecho a comerte querida. - Le dije con cierta chulería. - Solo yo, León Zaid, tiene el derecho de hacerlo.
Había logrado volver a tenerla en mis brazos tras aquél encuentro, la planificación que había llevado a cabo para poder estar a su lado por fin comenzaba a resultar, y ahora que la tenía, no pensaba dejarla escapar otra vez, tal y como le prometí aquel día, la protegeré hasta el día de mi muerte.
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Estaba esperando su respuesta sobre el gran dinosaurio que teníamos detrás, tenía una sonrisa nerviosa en mi rostro. Giré levemente la cabeza para ver donde se encontraba el T-Rex y para mi sorpresa lo teníamos justo a nuestro lado, babeando mientras nos miraba, parecía que tenía hambre. Iba a salir corriendo pero el chico le disparó en el estómago con la pistola que tenía en la mano izquierda y con la derecho le echó otra bala en la boca. Le iba a contestar pero en eso me cogió el rostro y me besó, era un beso intenso pero a la vez pasional mientras me cogía de la cintura y me pegaba a su cuerpo. Se separó de mi a los segundos y me mordió el labio inferior para luego oir una leve risa.
Me quedé inmovil, sin pronunciar una palabra al esuchar lo que dijo. Mi cabeza hizo un "boom" al saber que él era León, mi León. No sabía que decir, ni que hacer. Me lo quedé mirando un buen rato, asimilando su identidad, no podía creerlo. En lo más profundo de mi ser sabía que era él pero por otra parte sabía que podría equivocarme. Así que, sin mas dilación, me abalancé sobre él abrazándolo fuertemente con una gran sonrisa y llorando de felicidad.
-Te he echado de menos... ¡Tenía muchas ganas de verte! -seguía abranzándolo-.Pero... ¿Qúe te hiciste? Estas un poco... cambiado... Me gusta
Aparté mi cara de su pecho, di un brinco para entrelazar mis piernas sobre su cintura y le di un beso intenso mientras ponía una mano sobre su nuca, y la otra la pasé por su pelo. Estaba muy feliz de volver a verlo, fue una gran sorpresa. Tenía muchísimas ganas de volver a sentir sus labios y su cuerpo.
Me quedé inmovil, sin pronunciar una palabra al esuchar lo que dijo. Mi cabeza hizo un "boom" al saber que él era León, mi León. No sabía que decir, ni que hacer. Me lo quedé mirando un buen rato, asimilando su identidad, no podía creerlo. En lo más profundo de mi ser sabía que era él pero por otra parte sabía que podría equivocarme. Así que, sin mas dilación, me abalancé sobre él abrazándolo fuertemente con una gran sonrisa y llorando de felicidad.
-Te he echado de menos... ¡Tenía muchas ganas de verte! -seguía abranzándolo-.Pero... ¿Qúe te hiciste? Estas un poco... cambiado... Me gusta
Aparté mi cara de su pecho, di un brinco para entrelazar mis piernas sobre su cintura y le di un beso intenso mientras ponía una mano sobre su nuca, y la otra la pasé por su pelo. Estaba muy feliz de volver a verlo, fue una gran sorpresa. Tenía muchísimas ganas de volver a sentir sus labios y su cuerpo.
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La noticia le había impactado a la señorita Kidah sin ninguna duda, sus ojos eran la viva imagen de cuan grande había sido la sorpresa que recibió con el beso y las palabras, estaba sorprendida, pero inmensamente feliz, algo que provocó una gran sonrisa en mi rostro, era ella, toda ella, la que había causado todo este cambio en mi interior, lo único que quería proteger y por lo que daría mi vida.
Noté como durante el largo y sentimental abrazo que me daba lloraba de alegría por el reencuentro, mis brazos la rodearon y mis labios se posaron sobre su cabeza para tratar de trasmitirle así mi cariño. Escuché entonces aquellas palabras que salían de sus labios con una sonrisa.
- Y yo a ti renacuaja... no sabes cuanto. Esta es mi doble identidad, altero algunos rasgos físicos de mi rostro y el tamaño del cabello, con el fin de parecer una persona totalmente distinta. Por el momento voy a viajar cerca de ustedes, quisiera comprobar como están las cosas antes de nada... pero dentro de un tiempo planeo entrar en vuestra banda oficialmente con este aspecto pequeña, te lo prometí, voy a estar con vida por siempre y a tu lado, ¿Recuerdas?
Esperaba escuchar su respuesta cuando me sorprendió apartándose para saltar y rodearme con sus piernas por la cintura y cogerme con los brazos por el cuello, se estaba colocando así y antes de que corriese peligro decidí agarrar su cuerpo con mis brazos, pero antes de que pudiese hablar tras hacer esto tenía sus labios sobre los míos, tan dulces como siempre, y con ese olor tan embriagador saliendo de sus cabellos que ahora estaban cerca de mi nariz por el viento. Esa joven era muy importante para mi, mi corazón latía cada vez más rápido a medida que el beso iba evolucionando en una cadena de besos largos y seguidos, sin casi milésimas de segundos para tomar aire, algo realmente maravilloso para mi.
Era una alegría tenerla entre mis brazos nuevamente con esa actitud tan alegre y contenta por verme, la mujer a la que amaba y por la que hacía todo esto me correspondía de esta manera tan bonita, sin duda nada me hacía más feliz que tenerla en estos momentos conmigo así.
- Vaya, si se que iba a ser así de bien recibido hubiese aparecido mucho antes pequeña. - Dije riendo suavemente manteniendo mi mirada fija en sus ojos en un momento donde pude separar nuestros labios para poder verla nuevamente y sonreír.
Kidah95
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Me hacia muy feliz la idea de que vaya a pasar una temporada con nosotros, así podría estar a su lado mucho tiempo y así cumplir su promesa. No quería que ese beso se acabara, pasé varias noches en vela pensando en él, preguntándome si estaba bien... Pero como todo beso tiene que terminar. Me reí con lo que dijo, no había perdido su sentido del humor.
-Jaja te habría recibido de la misma forma si hubieras aparecido antes o después -dije mientras le daba otro abrazo-.
No podía parar de sonreír, era tan grande mi felicidad de volver a verlo que no podía parar y su nuevo aspecto me encantaba, se veía muy joven y sexy. Me solté de aquel abrazo y por encima de los árboles vi un cuello muy largo. Mis ojos empezaron a brillar cuando me di cuenta de lo que era.
-!Broncosaurio! -grité- Acerquémonos a él.
Le cogí de la mano y empecé a correr arrastrando a León conmigo. Estuvimos corriendo un rato hasta llegar a un claro y estar a los pies del broncosaurio que vi, aunque había más de uno. Era enorme, los ojos no paraban de brillar ante tal criatura. En eso, se me formó una sonrisa traviesa. Tenía una gran idea en mente que podía ser peligrosa si saliera mal pero tenía que arriesgarme, era mi oportunidad de hacer una gran locura.
Así que, solté la mano de León y me fui acercando a la cola del dinosaurio sin que me viera. Cuando ya estaba justo al lado empecé a subir por ella hasta llegar a la espalda. Miré hacia abajo y saludé a León desde ahí. Había buenas vistas pero quería ir un poco más alto, fijé mi mirada en el cuello del animal y la sonrisa se iba haciendo más grande. Me iba acercando al cuello lentamente y empecé a subir hasta la cabeza, y al llegar hasta ahí me senté en su cabeza. Parecía que no se había dado cuenta de que estaba sobre su cabeza, ya que estaba muy tranquilo. Las vistas eran impresionantes y León era una hormiga desde esta altura, seguramente estaría preocupado pero me daba igual, quería divertirme un rato. Me giré y miré cuello abajo... Estaba muy alto... Cerré los ojos, tragué saliva y sin pensarlo me deslicé por el cuello como si fuera un tobogán.
-¡¡¡Qué divertido es esto~!!! -grité mientras caía y levantaba los brazos-.
Volvía a estar en la espalda y bajé por la cola para acercarme a León con una gran sonrisa y riendo. Había sido muy divertido.
-Jaja te habría recibido de la misma forma si hubieras aparecido antes o después -dije mientras le daba otro abrazo-.
No podía parar de sonreír, era tan grande mi felicidad de volver a verlo que no podía parar y su nuevo aspecto me encantaba, se veía muy joven y sexy. Me solté de aquel abrazo y por encima de los árboles vi un cuello muy largo. Mis ojos empezaron a brillar cuando me di cuenta de lo que era.
-!Broncosaurio! -grité- Acerquémonos a él.
Le cogí de la mano y empecé a correr arrastrando a León conmigo. Estuvimos corriendo un rato hasta llegar a un claro y estar a los pies del broncosaurio que vi, aunque había más de uno. Era enorme, los ojos no paraban de brillar ante tal criatura. En eso, se me formó una sonrisa traviesa. Tenía una gran idea en mente que podía ser peligrosa si saliera mal pero tenía que arriesgarme, era mi oportunidad de hacer una gran locura.
Así que, solté la mano de León y me fui acercando a la cola del dinosaurio sin que me viera. Cuando ya estaba justo al lado empecé a subir por ella hasta llegar a la espalda. Miré hacia abajo y saludé a León desde ahí. Había buenas vistas pero quería ir un poco más alto, fijé mi mirada en el cuello del animal y la sonrisa se iba haciendo más grande. Me iba acercando al cuello lentamente y empecé a subir hasta la cabeza, y al llegar hasta ahí me senté en su cabeza. Parecía que no se había dado cuenta de que estaba sobre su cabeza, ya que estaba muy tranquilo. Las vistas eran impresionantes y León era una hormiga desde esta altura, seguramente estaría preocupado pero me daba igual, quería divertirme un rato. Me giré y miré cuello abajo... Estaba muy alto... Cerré los ojos, tragué saliva y sin pensarlo me deslicé por el cuello como si fuera un tobogán.
-¡¡¡Qué divertido es esto~!!! -grité mientras caía y levantaba los brazos-.
Volvía a estar en la espalda y bajé por la cola para acercarme a León con una gran sonrisa y riendo. Había sido muy divertido.
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Una de las sabias frases que me dejó memorizado mi abuelo decía que lo bueno, si era breve, resultaba dos veces bueno. Siempre había estado conforme con todas sus frases, pero en esta ocasión no podía estar mas en contra de su enseñanza.
El dulce sabor de sus labios sobre los míos había acabado tan fugaz como había llegado, siendo metafóricamente hablando como una estrella fugaz, hermosa pero fugaz. Aunque realmente no era así, pues el beso había durado varios segundos largos, sin embargo era tal mi agrado en el momento que me supo a breve desde el primer instante en donde dejé de notar la suave textura de sus labios. Pero ahí estaba ella, observándome mientras reía y me afirmaba que me hubiese recibido así hubiese aparecido antes o después.
Lo sabía, ella era así de efusiva por naturaleza, y al igual que hoy saltó sobre mis brazos de alegría invadiendo mi espacio personal para mi satisfacción, apareció de la misma forma en mi corazón, como una efusiva sorpresa. Algo me dolía en el pecho cuando pensaba que iba a estar poco tiempo junto a ella de esta forma, ya que en el futuro, desconozco cuando con exactitud, acabaría marchándome por un periodo largo de hasta dos años incluso, otra vez... era el precio que pagaba por cumplir mis planes, y realmente lo sabía desde el comienzo, pero había algo diferente en ese comienzo con respecto al presente, ella, Kidah. Ahora si tenía algo a lo que extrañar en mis entrenamientos, mis misiones, e incluso algo que perder. Mi vida no estaba hecha para el amor, mis planes riñen contra esto, pero por mucho que luche contra él, mi corazón juega un papel fundamental y manda, la necesitaba.
Por esto mismo trataba de unir mis planes con compartir mi tiempo junto a ella, ya que realmente, si alguien era merecedor de esto, era Kidah, ella realmente merece la pena.
Y era Kidah la que en ese mismo instante tenía los ojos brillantes mirando algo que debía de estar a mis espaldas, ¿De qué se trataría? Pronto lo supe al quedarme casi tan sordo como la primera noche que pasamos juntos, un dinosaurio se situaba a unos 500 metros de nuestra posición y a Kidah le gustaba bastante al parecer, un pensamiento que rápidamente se afirmó al ser casi arrastrado por ella, la cual corría hacia el animal agarrada fervientemente de mi mano, si no tuviese un cuerpo entrenado para todo tipo de situaciones ahora mismo estaría arrastrado en el suelo por Kidah.
Llegamos rápido al lugar donde no había uno, sino varios miembros de la especie que tanto apasionaba a Kidah, asombrado los contemplé con la boca abierta y una ligera sonrisa, eran seres majestuosos dignos de mi admiración. Miré a mi lado buscando a Kidah con la mirada sonriente para ver como estaba disfrutando ella de la visión, esperando a una ilusionada y alegre joven emocionada, pero a mi lado solo había una palmera algo desgastada.
- ¿Dónde diablos...?- Me pregunté en voz alta mirando al otro lado para pronto localizar a Kidah corriendo por el lomo del animal sin ningún tipo de cuidado.
La palma de mi mano impactó sobre mi frente en un gesto de incredulidad pero al mismo tiempo lo acompañó una risa bastante sonora, esta joven nunca dejaba de sorprenderme, era maravillosa toda ella junto a esa divertida locura.
Disfrutaba del espectáculo cuando divisé a la lejanía un volcán, este no parecía precisamente dormido, pero tampoco a punto de entrar en erupción, por lo que una idea se me vino a la mente nada mas localizarlo, ya sabía como sorprender a la joven.
Tras varias acrobacias ciertamente peligrosas donde temí por su vida Kidah llegó de nuevo a mi lado sonriendo de oreja a oreja, pensaba trasmitirle de inmediato el plan, pero no pude evitar detenerme por unos segundos a contemplar lo bella que estaba de esta manera, la sonrisa era el mejor maquillaje de la mujer tal y como decía mi abuelo. Estaba radiante, y quería capturar esa imagen en mi cabeza como si de una fotografía se tratase, no olvidaría jamás ese rostro radiante de alegría.
Pero una mosca pasó por mi oído y el acto reflejo de apartarme me hizo volver a la normalidad. Cogí de la cintura a Kidah y le guiñé un ojo riendo suavemente.
- Veo que te gustan las emociones fuertes... bien, pues vamos a disfrutar de una un poco mayor jajajaja
A sabiendas de que nadie alrededor me vería lancé un hilo de gran longitud hacia una lejana palmera y como si fuese una araña en su telaraña avancé hacia la palmera con Kidah en mi otro brazo a una velocidad vertiginosa, siguiendo dicho proceso por la gran jungla en dirección a la falda del volcán, ver el interior de este tenía que ser espectacular.
- ¿Qué te parece ver el interior de ese volcán desde el borde?- Pregunté riendo sin apartar la vista de su reacción ante mi propuesta.
El dulce sabor de sus labios sobre los míos había acabado tan fugaz como había llegado, siendo metafóricamente hablando como una estrella fugaz, hermosa pero fugaz. Aunque realmente no era así, pues el beso había durado varios segundos largos, sin embargo era tal mi agrado en el momento que me supo a breve desde el primer instante en donde dejé de notar la suave textura de sus labios. Pero ahí estaba ella, observándome mientras reía y me afirmaba que me hubiese recibido así hubiese aparecido antes o después.
Lo sabía, ella era así de efusiva por naturaleza, y al igual que hoy saltó sobre mis brazos de alegría invadiendo mi espacio personal para mi satisfacción, apareció de la misma forma en mi corazón, como una efusiva sorpresa. Algo me dolía en el pecho cuando pensaba que iba a estar poco tiempo junto a ella de esta forma, ya que en el futuro, desconozco cuando con exactitud, acabaría marchándome por un periodo largo de hasta dos años incluso, otra vez... era el precio que pagaba por cumplir mis planes, y realmente lo sabía desde el comienzo, pero había algo diferente en ese comienzo con respecto al presente, ella, Kidah. Ahora si tenía algo a lo que extrañar en mis entrenamientos, mis misiones, e incluso algo que perder. Mi vida no estaba hecha para el amor, mis planes riñen contra esto, pero por mucho que luche contra él, mi corazón juega un papel fundamental y manda, la necesitaba.
Por esto mismo trataba de unir mis planes con compartir mi tiempo junto a ella, ya que realmente, si alguien era merecedor de esto, era Kidah, ella realmente merece la pena.
Y era Kidah la que en ese mismo instante tenía los ojos brillantes mirando algo que debía de estar a mis espaldas, ¿De qué se trataría? Pronto lo supe al quedarme casi tan sordo como la primera noche que pasamos juntos, un dinosaurio se situaba a unos 500 metros de nuestra posición y a Kidah le gustaba bastante al parecer, un pensamiento que rápidamente se afirmó al ser casi arrastrado por ella, la cual corría hacia el animal agarrada fervientemente de mi mano, si no tuviese un cuerpo entrenado para todo tipo de situaciones ahora mismo estaría arrastrado en el suelo por Kidah.
Llegamos rápido al lugar donde no había uno, sino varios miembros de la especie que tanto apasionaba a Kidah, asombrado los contemplé con la boca abierta y una ligera sonrisa, eran seres majestuosos dignos de mi admiración. Miré a mi lado buscando a Kidah con la mirada sonriente para ver como estaba disfrutando ella de la visión, esperando a una ilusionada y alegre joven emocionada, pero a mi lado solo había una palmera algo desgastada.
- ¿Dónde diablos...?- Me pregunté en voz alta mirando al otro lado para pronto localizar a Kidah corriendo por el lomo del animal sin ningún tipo de cuidado.
La palma de mi mano impactó sobre mi frente en un gesto de incredulidad pero al mismo tiempo lo acompañó una risa bastante sonora, esta joven nunca dejaba de sorprenderme, era maravillosa toda ella junto a esa divertida locura.
Disfrutaba del espectáculo cuando divisé a la lejanía un volcán, este no parecía precisamente dormido, pero tampoco a punto de entrar en erupción, por lo que una idea se me vino a la mente nada mas localizarlo, ya sabía como sorprender a la joven.
Tras varias acrobacias ciertamente peligrosas donde temí por su vida Kidah llegó de nuevo a mi lado sonriendo de oreja a oreja, pensaba trasmitirle de inmediato el plan, pero no pude evitar detenerme por unos segundos a contemplar lo bella que estaba de esta manera, la sonrisa era el mejor maquillaje de la mujer tal y como decía mi abuelo. Estaba radiante, y quería capturar esa imagen en mi cabeza como si de una fotografía se tratase, no olvidaría jamás ese rostro radiante de alegría.
Pero una mosca pasó por mi oído y el acto reflejo de apartarme me hizo volver a la normalidad. Cogí de la cintura a Kidah y le guiñé un ojo riendo suavemente.
- Veo que te gustan las emociones fuertes... bien, pues vamos a disfrutar de una un poco mayor jajajaja
A sabiendas de que nadie alrededor me vería lancé un hilo de gran longitud hacia una lejana palmera y como si fuese una araña en su telaraña avancé hacia la palmera con Kidah en mi otro brazo a una velocidad vertiginosa, siguiendo dicho proceso por la gran jungla en dirección a la falda del volcán, ver el interior de este tenía que ser espectacular.
- ¿Qué te parece ver el interior de ese volcán desde el borde?- Pregunté riendo sin apartar la vista de su reacción ante mi propuesta.
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Iba dando saltos de alegría tras bajar de aquel dinosaurio y acercándome con una gran sonrisa a León, me quedé quieta delante de él. No paraba de mirarme, parecía estar embobado ¿Tenía monos en la cara o qué?. Estuvo así un buen rato hasta que algo hizo que se apartara y luego me cogió de la cintura guiñándome un ojo, y riéndose ¿Qué estaría tramando?, le miré extrañada con lo que dijo. Los nervios me comían por dentro, no sabía que locura se le pasó por la cabeza.
En un par de segundos avanzamos por la jungla con sus hilos parecía que tenía una fruta del diablo pero no tenía ninguna. No sabía hacía donde nos dirigíamos pero era muy divertido ir así por la jungla, gritaba de emoción. Luego, llegamos a lo que parecía la falda de un volcán. Miré para arriba con la boca abierta, nunca había estado tan cerca de un volcán, nunca había visto uno y tampoco ver uno en persona. Era impresionante. Giré mi cuerpo hacia León con los ojos muy abiertos tras escuchar lo que dijo.
-Mmm... No sé, no sé... -dije mientras daba vueltas alrededor suyo-. ¡Tonto el último! -grité sonriendo y bajándole los pantalones para luego salir corriendo hacia la cima-.
Corría con todas mis fuerzas riéndome a carcajadas por lo tramposa que puedo llegar a ser. Sabía que si no lo hacía sería la última, así que tenía una excusa, necesitaba ventaja para ser la primera. Ya en la cima me apoyé sobre mis piernas respirando fuertemente, estaba agotada de correr cuesta arriba, no me fijé si León había llegado antes que yo o no.
En un par de segundos avanzamos por la jungla con sus hilos parecía que tenía una fruta del diablo pero no tenía ninguna. No sabía hacía donde nos dirigíamos pero era muy divertido ir así por la jungla, gritaba de emoción. Luego, llegamos a lo que parecía la falda de un volcán. Miré para arriba con la boca abierta, nunca había estado tan cerca de un volcán, nunca había visto uno y tampoco ver uno en persona. Era impresionante. Giré mi cuerpo hacia León con los ojos muy abiertos tras escuchar lo que dijo.
-Mmm... No sé, no sé... -dije mientras daba vueltas alrededor suyo-. ¡Tonto el último! -grité sonriendo y bajándole los pantalones para luego salir corriendo hacia la cima-.
Corría con todas mis fuerzas riéndome a carcajadas por lo tramposa que puedo llegar a ser. Sabía que si no lo hacía sería la última, así que tenía una excusa, necesitaba ventaja para ser la primera. Ya en la cima me apoyé sobre mis piernas respirando fuertemente, estaba agotada de correr cuesta arriba, no me fijé si León había llegado antes que yo o no.
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Se la veía bastante animada con la idea de subir para ver mejor aquél volcán, algo normal supongo, ya que no era algo precisamente normal de ver, sin embargo me sorprendió cuando realizó una acción deshonrosa, al menos para mi. Me había bajado los pantalones para luego empezar a correr, con la idea de ganar esa carrera a todo coste.
- Con que esa tenemos ¿Eh?- Pregunté en voz baja al tiempo que me subía los pantalones.
Rápido me dirigí hacia el lado contrario, soltando los hilos para agarrar la base de una palmera, al tiempo que con la otra mano agarraba una gran roca, con idea de tirar de la palmera hacia abajo mientras la piedra frenaba que saliese volando por culpa de la palmera. Una vez lo suficientemente tensa solté el hilo de la piedra, provocando así que fuese lanzado hacia el volcán a una velocidad asombrosa, superando pronto a Kidah, de hecho dudo que me viese de lo rápido que iba, sin embargo tuve un fallo básico en todo esto, no calculé la fuerza.
De lleno caí al interior del volcán de una vez, de haberlo intentado a posta seguro que no lo hubiese conseguido tan fácilmente. Gracias a mis reflejos justo antes de caer dentro del volcán me agarré a la superficie con los hilos, estando así colgado en el interior observando la superficie desde mi posición, y desde luego pasando un gran calor.
Pude sentir entonces que Kidah había llegado hasta allí, pero según parecía no vio donde fui a parar, por lo que en silencio escalé por los hilos hasta llegar al borde del cráter, en donde me apoyé dejando aún los pies colgando al vacío del interior del volcán.
- Bueno, bueno, ¿Quién es la tonta entonces? - Pregunté divertido haciéndome el gracioso por la situación.- Y... - Dije mirando mi ubicación con una suave risa. - Mejor no preguntes jajajaja
- Con que esa tenemos ¿Eh?- Pregunté en voz baja al tiempo que me subía los pantalones.
Rápido me dirigí hacia el lado contrario, soltando los hilos para agarrar la base de una palmera, al tiempo que con la otra mano agarraba una gran roca, con idea de tirar de la palmera hacia abajo mientras la piedra frenaba que saliese volando por culpa de la palmera. Una vez lo suficientemente tensa solté el hilo de la piedra, provocando así que fuese lanzado hacia el volcán a una velocidad asombrosa, superando pronto a Kidah, de hecho dudo que me viese de lo rápido que iba, sin embargo tuve un fallo básico en todo esto, no calculé la fuerza.
De lleno caí al interior del volcán de una vez, de haberlo intentado a posta seguro que no lo hubiese conseguido tan fácilmente. Gracias a mis reflejos justo antes de caer dentro del volcán me agarré a la superficie con los hilos, estando así colgado en el interior observando la superficie desde mi posición, y desde luego pasando un gran calor.
Pude sentir entonces que Kidah había llegado hasta allí, pero según parecía no vio donde fui a parar, por lo que en silencio escalé por los hilos hasta llegar al borde del cráter, en donde me apoyé dejando aún los pies colgando al vacío del interior del volcán.
- Bueno, bueno, ¿Quién es la tonta entonces? - Pregunté divertido haciéndome el gracioso por la situación.- Y... - Dije mirando mi ubicación con una suave risa. - Mejor no preguntes jajajaja
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Mientras intentaba recobrar el aire estuve mirando por todos lados a ver si veía a León, pero no lo encontraba por ningún lado. Ya tendría que haber llegado a la cima, dudo que le haya pasado algo. Me rascaba la cabeza mientras seguía buscándolo hasta que oí su voz, y siguiendo el sonido de la voz miré al suelo y lo vi apoyado en el borde del cráter. No sabía como había llegado hasta ahí y no lo quería saber. Me lo quedé mirando con sorpresa, me asomé y tenía las piernas colgando, estaba en una posición graciosa para que negarlo. Lo volví a mirar con una cara seria, pero no pude contenerme y empecé a reírme como nunca.
-Jajajajajajaja puede que me hayas ganado pero eres muy torpe jajaja- le ayudé a sentarse en el borde mientras me reía-.
Me senté a su lado cuando paré de reír y me asomé un poco para ver el interior del volcán. Era increíble.
-Guau... Es fascinante ¿No crees? -dije girando mi cabeza hacia él con una sonrisa-.
Incorporé la cabeza y la apoyé en su hombro, estaba muy cansada. La carrera me había dejado hecha polvo. Cerré los ojos para descansar un poco. Mientras estaba así podía sentir su respiración y su colonia, todo eso me relajaba pero su sola presencia ya lo hacía todo... Adoraba estar a su lado, le quería tanto que no quería que se fuera de mi lado...
-Jajajajajajaja puede que me hayas ganado pero eres muy torpe jajaja- le ayudé a sentarse en el borde mientras me reía-.
Me senté a su lado cuando paré de reír y me asomé un poco para ver el interior del volcán. Era increíble.
-Guau... Es fascinante ¿No crees? -dije girando mi cabeza hacia él con una sonrisa-.
Incorporé la cabeza y la apoyé en su hombro, estaba muy cansada. La carrera me había dejado hecha polvo. Cerré los ojos para descansar un poco. Mientras estaba así podía sentir su respiración y su colonia, todo eso me relajaba pero su sola presencia ya lo hacía todo... Adoraba estar a su lado, le quería tanto que no quería que se fuera de mi lado...
León Zaid
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Kidah reía a carcajadas viéndome en una posición tan delicada, más lejos de serme molesto, era agradable. Sería cosa mía quizás, pero la risa de esa mujer siempre sonaba a gloria en mis oídos, al igual que su voz. Sin embargo no podía dejarme llevar, al fin y al cabo se estaba riendo de mi, por lo que tenía que defenderme.
- Seré torpe, pero soy el ganador, y no un tonto. - Respondí divertido tratando de devolvérsela y ver como se picaba.
Suspirando miré toda la isla desde mi posición, pudiendo divisar claramente todo tipo de dinosaurios, cuellilargos, T-rex, y varios más de los cuales desconocía sus nombres. Si miraba más al fondo podía divisar el barco donde había venido Kidah, era un barco demasiado simple a decir verdad, tarde o temprano acabaría dándoles problemas, solo espero que no se los de en alta mar, o tendrían serios problemas.
-Guau... Es fascinante ¿No crees? - Dijo Kidah con una sonrisa de oreja a oreja.
Las palabras de Kidah me habían sacado de mis pensamientos, más aún el hecho de que se apoyase sobre mi hombro, algo que me gustó de verdad, tenía un claro contacto con ella de esta manera, y no solo eso, podía oler su pelo una vez más, esa fragancia dulce era inolvidable, aunque había una cosa que me dejó dudoso, ¿Por qué se había apoyado en mi hombro estando agarrado al borde del cráter? De ser más débil esa presión me hubiese hecho soltarme para caer dentro del temible volcán, por lo que para evitar problemas aparté con suavidad su cabeza y subí sin decir palabra alguna, posteriormente me acosté a su lado moviendo levemente su cabeza para que se apoyase en mi pecho, de esta forma estaría más a gusto y yo más seguro de sufrir un accidente mortal.
Miré en ese instante las nubes del cielo, estas tenían formas diversas que cambiaban con el impulso del viento en apenas unos minutos, pero mi mente no estaba en buscar dichas formas, sino en hablar seriamente con Kidah de un asunto importante para mi, y que en cierto modo le influía a ella.
- Kidah... ahora voy a pasar un largo tiempo a tu lado, acompañare en la distancia a tu banda con este aspecto, haciendo misiones cercanas bajo la identidad de agente de la Chiper Pol... más pronto voy a ir en busca de algo que podría darme más poder, ya sabes mi objetivos ¿Verdad?... Ir a por ello pondrá en riesgo mi vida, sin embargo no te preocupes renacuaja, mantendré mi promesa de seguir con vida, es solo que si las leyendas son ciertas quizás deba de irme por un año entero o dos a entrenar con eso... es demasiado destructivo y de manejarlo sin entrenamiento podría acabar matándome a mi mismo, o peor aún, a quien más quiero... a ti. Si entreno en alguna isla abandonada por mucho que se descontrole no dañare a nadie, y podré dominar eso... - Tomé aire para poder continuar mis palabras, estaba incluso temblando de nervios. - No quiero separarme de ti... pero debo de hacerlo, ya sabes lo importante que es, ya no solo para mi, sino para el mundo entero, que cumpla mi misión...
- Seré torpe, pero soy el ganador, y no un tonto. - Respondí divertido tratando de devolvérsela y ver como se picaba.
Suspirando miré toda la isla desde mi posición, pudiendo divisar claramente todo tipo de dinosaurios, cuellilargos, T-rex, y varios más de los cuales desconocía sus nombres. Si miraba más al fondo podía divisar el barco donde había venido Kidah, era un barco demasiado simple a decir verdad, tarde o temprano acabaría dándoles problemas, solo espero que no se los de en alta mar, o tendrían serios problemas.
-Guau... Es fascinante ¿No crees? - Dijo Kidah con una sonrisa de oreja a oreja.
Las palabras de Kidah me habían sacado de mis pensamientos, más aún el hecho de que se apoyase sobre mi hombro, algo que me gustó de verdad, tenía un claro contacto con ella de esta manera, y no solo eso, podía oler su pelo una vez más, esa fragancia dulce era inolvidable, aunque había una cosa que me dejó dudoso, ¿Por qué se había apoyado en mi hombro estando agarrado al borde del cráter? De ser más débil esa presión me hubiese hecho soltarme para caer dentro del temible volcán, por lo que para evitar problemas aparté con suavidad su cabeza y subí sin decir palabra alguna, posteriormente me acosté a su lado moviendo levemente su cabeza para que se apoyase en mi pecho, de esta forma estaría más a gusto y yo más seguro de sufrir un accidente mortal.
Miré en ese instante las nubes del cielo, estas tenían formas diversas que cambiaban con el impulso del viento en apenas unos minutos, pero mi mente no estaba en buscar dichas formas, sino en hablar seriamente con Kidah de un asunto importante para mi, y que en cierto modo le influía a ella.
- Kidah... ahora voy a pasar un largo tiempo a tu lado, acompañare en la distancia a tu banda con este aspecto, haciendo misiones cercanas bajo la identidad de agente de la Chiper Pol... más pronto voy a ir en busca de algo que podría darme más poder, ya sabes mi objetivos ¿Verdad?... Ir a por ello pondrá en riesgo mi vida, sin embargo no te preocupes renacuaja, mantendré mi promesa de seguir con vida, es solo que si las leyendas son ciertas quizás deba de irme por un año entero o dos a entrenar con eso... es demasiado destructivo y de manejarlo sin entrenamiento podría acabar matándome a mi mismo, o peor aún, a quien más quiero... a ti. Si entreno en alguna isla abandonada por mucho que se descontrole no dañare a nadie, y podré dominar eso... - Tomé aire para poder continuar mis palabras, estaba incluso temblando de nervios. - No quiero separarme de ti... pero debo de hacerlo, ya sabes lo importante que es, ya no solo para mi, sino para el mundo entero, que cumpla mi misión...
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Estaba muy a gusto con mi cabeza apoyada en su hombro pero con cuidado apartó mi cabeza tumbándose a mi lado y poniendo mi cabeza en su pecho, sinceramente así estaba más cómoda y podía escuchar los latidos de su corazón algo realmente relajante. Cerré los ojos para sentir el viento y los volví a abrir mirando el cielo, había varias nubes cambiando de forma gracias al viento. Estábamos en silencio contemplando el cielo hasta que León habló de un tema bastante serio. Giré mi cabeza mirándole y escuchando atentamente a lo que decía, hizo bien decirme todo aquello ya que yo también tenía que decirle algo parecido. Cuando terminó de hablar, hablé yo.
-Bueno, es irónico que te vayas a entrenar con eso que tienes en mente por un año o dos porque yo en un tiempo me iré de la tripulación a entrenar tres años a cierto sitio, el cual no te diré ya que es una sorpresa -sonreí y cogí aire-. Me quiero hacer más fuerte y buscar información sobre cierta fruta, no me hace gracia separarme de ti por tanto tiempo pero es algo que debo hacer sin embargo cuando todo acabe estaremos cerca, más de lo que te imaginas.
Volví la mirada hacia el cielo mirando las como las nubes pasando y cambiaban de forma. Me estaba empezando a aburrir y no se me ocurría ninguna locura que poder hacer aquí, así que me levanté y me puse encima de León, puede que fuera peligroso estar en esta postura justo en el borde de un volcán pero las ganas de sentirlo me ganaban. Fui besando su cuello lentamente hasta llegar a sus labios y le besé frenéticamente acariciando sus brazos y pecho. Quería divertirme un poco y de paso aprovechar lo máximo su estancia en la banda, y que mejor manera de empezar la diversión que al lado de un volcán.
-Bueno, es irónico que te vayas a entrenar con eso que tienes en mente por un año o dos porque yo en un tiempo me iré de la tripulación a entrenar tres años a cierto sitio, el cual no te diré ya que es una sorpresa -sonreí y cogí aire-. Me quiero hacer más fuerte y buscar información sobre cierta fruta, no me hace gracia separarme de ti por tanto tiempo pero es algo que debo hacer sin embargo cuando todo acabe estaremos cerca, más de lo que te imaginas.
Volví la mirada hacia el cielo mirando las como las nubes pasando y cambiaban de forma. Me estaba empezando a aburrir y no se me ocurría ninguna locura que poder hacer aquí, así que me levanté y me puse encima de León, puede que fuera peligroso estar en esta postura justo en el borde de un volcán pero las ganas de sentirlo me ganaban. Fui besando su cuello lentamente hasta llegar a sus labios y le besé frenéticamente acariciando sus brazos y pecho. Quería divertirme un poco y de paso aprovechar lo máximo su estancia en la banda, y que mejor manera de empezar la diversión que al lado de un volcán.
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La sorpresa me llegó de golpe, realmente no imaginaba que había revoloteando en la cabeza de Kidah, ¿Dejar la banda? Era algo comprensible por el bajo nivel de esta hasta el momento, además de que no había formado fuertes vínculos emocionales aún con ellos, pero no esperaba que diese este paso ¿Y a dónde se dirigiría ahora? ¿Realizaría ella un entrenamiento? Me sonaba hasta raro ya que siempre era yo el que se marchaba a entrenar por largo tiempo incluso antes de conocerla, se me hacía raro ver que ella haría lo mismo, pero parecía que no iba a contarme nada con idea de tenerlo como sorpresa para mi.
- Se que no me vas a contar nada, pero si lo hablases conmigo quizás pueda ayudarte... - Mis palabras se vieron interrumpidas por los suaves labios de Kidah.
Kidah en un arrebato que le dio empezó a besarme sin previo aviso, al comienzo me dejó tan sorprendido que no supe como reaccionar, pero su sonrisa entre los besos provocó que me relajase y disfrutase del suave tacto de sus labios recorriendo mi cuello de arriba a abajo y de lado a lado, sus manos recorrían mi cuerpo al mismo tiempo y tras dejarme llevar empecé a levantar mis manos, estas pasaron hasta su cintura, y sus labios sobre los míos con una pasión que jamás había sentido y que pronto supe corresponder intercalándola con diversos mordiscos suaves en su labio inferior. Mis ojos recorrían con la vista sus movimientos, y sin bajar mi sonrisa de mi boca entre beso y beso disfrutaba incluso de su propio aliento cálido entrando en mi boca, Kidah parecía estar hecha de fuego en su interior, siempre lograba estar cálida aún cuando hacía frío.
Con fuerza bajé las manos por su cintura hasta acabar en sus esbeltas nalgas, agarrándolas con fuerza y deseo sin apartar la mirada de ella. Podía notar el calor recorriendo todo mi cuerpo desde lo más profundo de mi ser comenzando a acalorarme demasiado, el calor que desprendía el volcán no hacía más que empeorar esto, provocando que comenzase a sudar y a emitir leves jadeos entre beso y beso a cada cual más apasionado.
- Se que no me vas a contar nada, pero si lo hablases conmigo quizás pueda ayudarte... - Mis palabras se vieron interrumpidas por los suaves labios de Kidah.
Kidah en un arrebato que le dio empezó a besarme sin previo aviso, al comienzo me dejó tan sorprendido que no supe como reaccionar, pero su sonrisa entre los besos provocó que me relajase y disfrutase del suave tacto de sus labios recorriendo mi cuello de arriba a abajo y de lado a lado, sus manos recorrían mi cuerpo al mismo tiempo y tras dejarme llevar empecé a levantar mis manos, estas pasaron hasta su cintura, y sus labios sobre los míos con una pasión que jamás había sentido y que pronto supe corresponder intercalándola con diversos mordiscos suaves en su labio inferior. Mis ojos recorrían con la vista sus movimientos, y sin bajar mi sonrisa de mi boca entre beso y beso disfrutaba incluso de su propio aliento cálido entrando en mi boca, Kidah parecía estar hecha de fuego en su interior, siempre lograba estar cálida aún cuando hacía frío.
Con fuerza bajé las manos por su cintura hasta acabar en sus esbeltas nalgas, agarrándolas con fuerza y deseo sin apartar la mirada de ella. Podía notar el calor recorriendo todo mi cuerpo desde lo más profundo de mi ser comenzando a acalorarme demasiado, el calor que desprendía el volcán no hacía más que empeorar esto, provocando que comenzase a sudar y a emitir leves jadeos entre beso y beso a cada cual más apasionado.
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