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en un encarnizado combate contra
ESCENARIO:
Cubierta de grandes picos esta isla cuenta únicamente con un muelle como método de acceso, rodeado de "Montañas" o como las suelen llamar los habitantes "Bartoñas" de hasta unos 50 metros de altura prácticamente indestructibles. Por si no quedo claro en la isla no hay tierra en ninguna parte solo son restos de barcos y demás objetos que el mar arrastró hasta ahí.
Esta isla tiene un sistema de gobierno independiente
CONDICIONES:
-Dexter llevará en todo momento su pulsera de Kairoseki, una mano atada a la espalda y no podrá esquivar los ataques de Midorima.
EXTRAS:
Día soleado, ni una nube en el cielo, mediodía. La zona es de las de más reciente creación, por lo que el terreno se mueve.
¿QUIEN EMPIEZA?:
Pues mi dadito de la suerte dice que empieza... Dexter
Dexter Black
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-Átalo bien, ¿Eh? No quiero soltarme sin querer- decía Dexter a Sven, que tiraba con su poderosa dentición de herbívoro de la cuerda que sujetaría a la espalda del dragón su propia mano-. Hm... Perfecto- proclamó al notar su brazo en la espalda, cómodo pero inmóvil, perfecto para aquel experimento que pretendía realizar. Un combate contra Midorima-. Buen reno, toma un azucarillo- con su mano libre, la izquierda, sacó del pantalón deportivo un terrón de azúcar y se lo dio, observando que con gula el animal lo devoraba en un instante.
"¿De verdad necesitas hacer esto", preguntó desde el interior de su mente. La verdad es que no tenía una verdadera respuesta para aquello. ¿Por qué lo hacía? No tenía ni idea, sólo sabía que su ego estaba hambriento de retos, y últimamente no encontraba ninguno. Su riguroso entrenamiento lo había hecho un verdadero dragón, y él no deseaba eso. Le gustaba ser mortal, vulnerable, vencible... Algo que hacía mucho que no se consideraba. Se colocó la pulsera de Kairoseki en el tobillo con su brazo izquierdo, que estaba libre. Mermado en poderes y atado de una mano, estaba listo para el reto que se le presentaba. Vencer una pelea contra uno de sus rivales más formidables, o por lo menos con más determinación.
Bajó del barco para meterse en otro... ¿Qué? No, no estaba borracho, sus andanzas lo habían llevado hasta Baristán, una isla constituida de barcos. Ahí lucharía como un humano casi normal.
-No tardes Midorima, me aburro- se estiró un poco. Aquel día llevaba una camiseta blanca con su jolly Roger en el centro, y unos pantalones de color azul claro que llegaban a la altura de las rodillas, unos pantalones zafíreos.
"¿De verdad necesitas hacer esto", preguntó desde el interior de su mente. La verdad es que no tenía una verdadera respuesta para aquello. ¿Por qué lo hacía? No tenía ni idea, sólo sabía que su ego estaba hambriento de retos, y últimamente no encontraba ninguno. Su riguroso entrenamiento lo había hecho un verdadero dragón, y él no deseaba eso. Le gustaba ser mortal, vulnerable, vencible... Algo que hacía mucho que no se consideraba. Se colocó la pulsera de Kairoseki en el tobillo con su brazo izquierdo, que estaba libre. Mermado en poderes y atado de una mano, estaba listo para el reto que se le presentaba. Vencer una pelea contra uno de sus rivales más formidables, o por lo menos con más determinación.
Bajó del barco para meterse en otro... ¿Qué? No, no estaba borracho, sus andanzas lo habían llevado hasta Baristán, una isla constituida de barcos. Ahí lucharía como un humano casi normal.
-No tardes Midorima, me aburro- se estiró un poco. Aquel día llevaba una camiseta blanca con su jolly Roger en el centro, y unos pantalones de color azul claro que llegaban a la altura de las rodillas, unos pantalones zafíreos.
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Midorima miraba con cierta curiosidad lo que estaba haciendo Dexter, era un nuevo experimento y la idea era sencilla, pelearía con su mano izquierda atada a su espalda y con una pulsera de Kairoseki, es decir, pelearía tal como si fuera un humano solo que con una mano atada. Entonces ¿Por qué alguien tan orgulloso como Midorima había aceptado esto? Simple, quería ver que tanto podía hacer con su capitán en ese estado, aparte según lo que acordaron, tampoco iba a esquivar sus ataques…era un experimento interesante. Notó como es que ya todo estaba listo, era hora de iniciar, notó como es que bajaba a otro barco…si sus viajes en el barco del Zafiro lo habían traído a una isla hecha en su mayoría por barcos o bueno, lo que quedaba de ellos.
Sin más descendió hacía donde estaba su capitán, no tenía idea qué es lo que lo llevó a esa idea tan loca, pero ya había aceptado y como un hombre no iba a retroceder, suspiró tranquilamente mientras se preguntaba si esto iba a acabar bien ”Bueno…veamos cómo termina todo esto, tengo interés de que lo es Dexter sin su fruta y una mano atada a su espalda” pensó con tranquilidad mientras ahora elevaba su guardia, no iba a atacar primero, ¿razón? Ninguna en particular, su mirada cambió a una más seria, mucho más fría y con algo de instinto asesino, a pesar que sería un combate amistoso, sabía que con Dexter muchas veces no acababa como tal.
Entonces Dexter, te recordaré las “reglas”. No puedes esquivar mis ataques, pelearás con tu mano izquierda atada a la espalda y con esa pulsera de Kairoseki, y antes de empezar ¿estás seguro de esto?
Preguntó con algo de seriedad, no es que no confiara en su capitán, es solo que a veces sus ideas eran tan locas que algunas le daban cierto temor, por eso era necesario preguntar…se quedó en silencio mientras esperaba la respuesta de su capitán, le iba a dar el primer ataque, en cierta manera no estaba tan confiado a pesar de su aparente ventaja, aunque sí tenía que aceptar que un sentimiento de confianza y arrogancia ardía en su interior. Ya quería que empezará luego el combate.
Sin más descendió hacía donde estaba su capitán, no tenía idea qué es lo que lo llevó a esa idea tan loca, pero ya había aceptado y como un hombre no iba a retroceder, suspiró tranquilamente mientras se preguntaba si esto iba a acabar bien ”Bueno…veamos cómo termina todo esto, tengo interés de que lo es Dexter sin su fruta y una mano atada a su espalda” pensó con tranquilidad mientras ahora elevaba su guardia, no iba a atacar primero, ¿razón? Ninguna en particular, su mirada cambió a una más seria, mucho más fría y con algo de instinto asesino, a pesar que sería un combate amistoso, sabía que con Dexter muchas veces no acababa como tal.
Entonces Dexter, te recordaré las “reglas”. No puedes esquivar mis ataques, pelearás con tu mano izquierda atada a la espalda y con esa pulsera de Kairoseki, y antes de empezar ¿estás seguro de esto?
Preguntó con algo de seriedad, no es que no confiara en su capitán, es solo que a veces sus ideas eran tan locas que algunas le daban cierto temor, por eso era necesario preguntar…se quedó en silencio mientras esperaba la respuesta de su capitán, le iba a dar el primer ataque, en cierta manera no estaba tan confiado a pesar de su aparente ventaja, aunque sí tenía que aceptar que un sentimiento de confianza y arrogancia ardía en su interior. Ya quería que empezará luego el combate.
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Dexter saludó con su mano izquierda. Él era zurdo, y aunque se desenvolvía bien con ambas manos aprovechaba la izquierda mejor. Pero bueno, ciertamente para Midorima, que lo veía en tercera persona con perspectiva frontal, de manera que él lo veía así... O la explicación se encontraba en que fuera idiota, que también podía ser, pero no iba a discutir aquellos menesteres con Midorima, ahora lo único que quería era pelear.
-Bueno Mido, ya sabes cómo va esto. Empieza sin miedo, pero recuerda. No me toques las partes.
-Bueno Mido, ya sabes cómo va esto. Empieza sin miedo, pero recuerda. No me toques las partes.
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Midorima suspiro tranquilo mientras pensaba si lo que estaba haciendo era correcto o no. ¿Cumplir con los caprichos de su capitán estaba en sus deberes? Técnicamente, no pero ahí estaba dispuesto a luchar contra él. Dexter le estaba cediendo atacar primero, no iba a perder tal regalo y menos si tenía la chance de ver cómo es que ahora su capitán le hacía frente. Aunque pelear en este terreno no le traía la confianza necesaria, después de todo por muy fuerte que fuera su rival en el agua no sería más que un problema “Odiosos y molestos sujetos con frutas del diablo. Suerte que yo no tengo una” pensaba mientras se imaginaba a su capitán hundirse en las aguas… No era el momento para aquello pero nunca estaba de más pensar en todas aquellas probabilidades de riesgo. Miró al barco y lograba ver que ya sus nakamas estaban listos para ver el combate.
– Tomaré eso como un sí, si no te importa claro. Bien, empecemos de una buena vez… Tengo algo que quiero mostrarte hace ya un tiempo. – decía mientras su cuerpo empezaba a cambiar, estaba activando el nivel uno de su técnica, ¿Los cambios? Los mismos de siempre, su piel rojizo, aquellos fulgurantes rayos verdes que salían de sus ojos y también aquel humo tan característico. Suspiró con calma ante eso, sabía que aquel nivel no iba a ser suficiente… pero siguió hablando con calma. – He estado entrenando bastante. A decir verdad desde que me uní a la banda que vengo pensando en maneras de proteger a mis nakamas. Mi nivel no es suficiente para hacer algo ante los rivales que vienen en camino. Por lo mismo, digamos que mi técnica tiene niveles, hasta el momento solo he desbloqueado uno más… y te lo mostraré. – al finalizar sus palabras su cuerpo empezó a cambiar, aunque solo dejó de emitir ese humo tan extraño y solo quedó rojo con aquellos rayos. – Este es el nivel dos. Bien, empecemos.
Estuvo a punto de atacar de inmediato, pero se contuvo. Esta era la tercera vez que luchaba contra Dexter y sabía que no podía llegar y atacar. A decir verdad estaba inseguro, por primera vez, no sabía cómo iba a acabar esto. Dexter era demasiado fuerte, pero ahora que estaba en esas condiciones algo podría hacer ¿No? Incluso esa idea era dudosa. De momento solo imbuyó su puño derecho en su Busoushoku Haki, este tomó el color negro metálico característico. Sabía que tenía que aprovechar la oportunidad de que Dexter no pudiera usar su mano derecha. No dudaba que esa podría ser la chance de la victoria, pero con su capitán nada era seguro, todo era nuboso e incierto. “Ya deja de pensar. Solo pelea como siempre y créate oportunidades para ganar.” le reclamó su consciencia mientras ahora Midorima sonreía. Ya se estaba aburriendo de tanto pensar en las infinitas posibilidades de ataques, iba a luchar como siempre. Inhaló de forma profunda para luego botar todo ese aire, inspiró aire de nuevo y al botarlo fue que desapareció, su velocidad era nueva, rozando los ciento ochenta kilómetros por hora y entonces fue que apareció al lado derecho de su capitán, desde ahí girando sobre sí mismo fue que lanzó un puñetazo a su rostro. Lo lanzó con potencia, fuerza y también haciendo que su brazo girara un poco para darle un poco más de fuerza.
The Zone Of God Maxim Evolution [AIF][Busoushoku Haki LVL 2]
– Tomaré eso como un sí, si no te importa claro. Bien, empecemos de una buena vez… Tengo algo que quiero mostrarte hace ya un tiempo. – decía mientras su cuerpo empezaba a cambiar, estaba activando el nivel uno de su técnica, ¿Los cambios? Los mismos de siempre, su piel rojizo, aquellos fulgurantes rayos verdes que salían de sus ojos y también aquel humo tan característico. Suspiró con calma ante eso, sabía que aquel nivel no iba a ser suficiente… pero siguió hablando con calma. – He estado entrenando bastante. A decir verdad desde que me uní a la banda que vengo pensando en maneras de proteger a mis nakamas. Mi nivel no es suficiente para hacer algo ante los rivales que vienen en camino. Por lo mismo, digamos que mi técnica tiene niveles, hasta el momento solo he desbloqueado uno más… y te lo mostraré. – al finalizar sus palabras su cuerpo empezó a cambiar, aunque solo dejó de emitir ese humo tan extraño y solo quedó rojo con aquellos rayos. – Este es el nivel dos. Bien, empecemos.
Estuvo a punto de atacar de inmediato, pero se contuvo. Esta era la tercera vez que luchaba contra Dexter y sabía que no podía llegar y atacar. A decir verdad estaba inseguro, por primera vez, no sabía cómo iba a acabar esto. Dexter era demasiado fuerte, pero ahora que estaba en esas condiciones algo podría hacer ¿No? Incluso esa idea era dudosa. De momento solo imbuyó su puño derecho en su Busoushoku Haki, este tomó el color negro metálico característico. Sabía que tenía que aprovechar la oportunidad de que Dexter no pudiera usar su mano derecha. No dudaba que esa podría ser la chance de la victoria, pero con su capitán nada era seguro, todo era nuboso e incierto. “Ya deja de pensar. Solo pelea como siempre y créate oportunidades para ganar.” le reclamó su consciencia mientras ahora Midorima sonreía. Ya se estaba aburriendo de tanto pensar en las infinitas posibilidades de ataques, iba a luchar como siempre. Inhaló de forma profunda para luego botar todo ese aire, inspiró aire de nuevo y al botarlo fue que desapareció, su velocidad era nueva, rozando los ciento ochenta kilómetros por hora y entonces fue que apareció al lado derecho de su capitán, desde ahí girando sobre sí mismo fue que lanzó un puñetazo a su rostro. Lo lanzó con potencia, fuerza y también haciendo que su brazo girara un poco para darle un poco más de fuerza.
The Zone Of God Maxim Evolution [AIF][Busoushoku Haki LVL 2]
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"Vaya, niveles... Esto pinta bien", pensó Dexter mientras escuchaba a Midorima hablar. El peliverde solía ser bastante insensato a la hora de atacar, pero aquella vez lo estaba sorprendiendo. Se tomaba su tiempo para preparar el golpe, y se sentía casi orgulloso de provocar ese tipo de movimiento en Midorima. Un poco más calmado, más sabio, tal vez incluso un reto digno para que se quitara la pulsera y mostrara el poder que había llegado a abarcar. Tres años habían dado para mucho, tal vez demasiado, y esperaba que Midorima le diera el combate que esperaba de uno de sus grandes amigos.
-Bueno, cuando quieras- dijo, mientras se imbuía en resistencia dacónida al tiempo que su amigo tomaba en el puño derecho haki armadura. El cuerpo de Dexter era ahora de un azul escamado que eventualmente volvió a colorearse como el propio Dragón. Si Midorima era listo lo interpretaría debidamente, aunque tal vez lo pasara por alto. "Meh, no importa".
"Mal, Mido, Mal", pensó cuando vio al peliverde acercarse a su lado derecho del cuerpo. Lo que había que reconocer era la increíble mejoría del muchacho en ese tiempo, pero seguramente no estaría dándolo todo. Por desgracia no podía ver sus movimientos, pues era su olfato el que le daba cierta capacidad precognitiva, pero no había que ser un lince para saber lo que iba a hacer. Su puño en Haki y se lanzaba a por el lado "desprotegido" de su cuerpo. Así sólo le daba la oportunidad de usar el brazo útil para defenderse. En fin, primera lección...
-Lo primero es cortar la movilidad- dijo, con voz calmada mientras su torso giraba por completo, moviendo su brazo izquierdo, impulsándolo, lanzándolo a chocar contra el puño de Midorima-. Si te lanzas con el brazo derecho tienes que salir hacia la izquierda- su voz era bastante relajada, como de un hermano que enseña al chiquillo a caminar, aunque el golpe de ambos puños resonó, pese a aplicar fuerza suficiente para tan sólo frenar la acometida-. No sé si me entiendes, pero este movimiento por el otro lado me habría dado. Pero bueno, dejémonos de remilgos. Es mi turno, ¿Verdad?
Un tornado de viento se desarrolló en su mano, cargado con un tono azul brillante, al tiempo que de sus omóplatos surgían dos alas de viento azulado, casi etéreo. Era tan sólo una tontería para impresionarlo, pero le encantaba presumir a veces. "Bueno, al lío". Dio un salto de un par de pasos hacia atrás y lanzó la bola de cara a Midorima. Ésta se movería a unos quinientos kilómetros por hora, despacio para lo que acostumbraba su viento, pero estaba calentando. La gracia estaba en que cuando aquella pequeña esfera explotase, se haría un tornado de llamas.
Calentamiento: Tornado de fuego [AMF]
-Bueno, cuando quieras- dijo, mientras se imbuía en resistencia dacónida al tiempo que su amigo tomaba en el puño derecho haki armadura. El cuerpo de Dexter era ahora de un azul escamado que eventualmente volvió a colorearse como el propio Dragón. Si Midorima era listo lo interpretaría debidamente, aunque tal vez lo pasara por alto. "Meh, no importa".
"Mal, Mido, Mal", pensó cuando vio al peliverde acercarse a su lado derecho del cuerpo. Lo que había que reconocer era la increíble mejoría del muchacho en ese tiempo, pero seguramente no estaría dándolo todo. Por desgracia no podía ver sus movimientos, pues era su olfato el que le daba cierta capacidad precognitiva, pero no había que ser un lince para saber lo que iba a hacer. Su puño en Haki y se lanzaba a por el lado "desprotegido" de su cuerpo. Así sólo le daba la oportunidad de usar el brazo útil para defenderse. En fin, primera lección...
-Lo primero es cortar la movilidad- dijo, con voz calmada mientras su torso giraba por completo, moviendo su brazo izquierdo, impulsándolo, lanzándolo a chocar contra el puño de Midorima-. Si te lanzas con el brazo derecho tienes que salir hacia la izquierda- su voz era bastante relajada, como de un hermano que enseña al chiquillo a caminar, aunque el golpe de ambos puños resonó, pese a aplicar fuerza suficiente para tan sólo frenar la acometida-. No sé si me entiendes, pero este movimiento por el otro lado me habría dado. Pero bueno, dejémonos de remilgos. Es mi turno, ¿Verdad?
Un tornado de viento se desarrolló en su mano, cargado con un tono azul brillante, al tiempo que de sus omóplatos surgían dos alas de viento azulado, casi etéreo. Era tan sólo una tontería para impresionarlo, pero le encantaba presumir a veces. "Bueno, al lío". Dio un salto de un par de pasos hacia atrás y lanzó la bola de cara a Midorima. Ésta se movería a unos quinientos kilómetros por hora, despacio para lo que acostumbraba su viento, pero estaba calentando. La gracia estaba en que cuando aquella pequeña esfera explotase, se haría un tornado de llamas.
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Dexter lo había detenido con facilidad. A decir verdad, se lo esperaba e incluso sabía con certeza que lo iba a hacer. Se alejó usando su técnica mientras escuchaba las palabras de su capitán… Lo tomó como un consejo para seguir luchando a su máximo potencial, aunque quizás, podría incrementar el ritmo un poco más. Su mantra le advirtió de las intenciones del Shichibukai, así que no tardó en reaccionar y empezó a retroceder dando grandes saltos. Pusó sus brazos en cruz y al final salió disparado hacía atrás debido a la fuerza del viento, este mismo le hizo diversos cortes en prácticamente todo su cuerpo. Iincluso sintió ¿Calor? Sí, del viento de Dexter se había generado un tornado de llamas que lo alcanzaron en diversas partes de su cuerpo. A la altura de los hombros, en sus brazos –su Haki no lo protegía del fuego- y también parte de su pecho… Su ropa no tardó en empezar a arder, así que no lo pensó dos veces y saltó al agua… No tardó más de cinco segundos en salir, y ahora estaba fresco. Listo para seguir, aunque se le notaban las quemaduras, el cuerpo rojo donde recibió aquellas furiosas llamas.
– Dexter… Siempre me he preguntado lo mismo… – tomó una leve pausa mientras hacía girar su brazo izquierdo para terminar de soltarse. Suspiró y frenó todo movimiento. – ¿Por qué eres pirata? … Como decirlo… Eres muy buena persona para ser un corsario – otra pausa mientras ahora avanzaba a paso decidido. Sentía el suelo moverse a sus pies ¿Duraría en ese estado mientras dos personas estaban luchando con fuerza? – ¿Por qué tomaste este camino? Simplemente, no logro comprenderlo. – finalizó mientras aceleraba su paso. Cada vez sus pisadas sonaban más y más fuertes. Y entonces al final terminó por volver a desaparecer.
Midorima iba a volver a utilizar la misma táctica de antes. Apareció al costado de Dexter, donde estaba su brazo útil. Hizo una elegante finta, casi real, y entonces volvió a desaparecer para esta vez aparecer a su lado izquierdo y desde ahí tratar de conectar un puñetazo en su rostro, que al igual que el otro, iba imbuido en Haki. No tenía conocimientos de que Dexter poseía Mantra o algo así, y si se estaba valiendo de su olfato, esperaba que el agua logrará disminuirlo en su mayor cantidad posible y así tener un golpe limpio, directo y lograr darle. Si conectaba, finalizaría dando una patada a su abdomen, de no conectar retrocedería unos cuantos metros para tener más rango de esquivar el ataque de Dexter.
The Zone Of God Maxim Evolution [AF][Busoushoku Haki LVL 2]
– Dexter… Siempre me he preguntado lo mismo… – tomó una leve pausa mientras hacía girar su brazo izquierdo para terminar de soltarse. Suspiró y frenó todo movimiento. – ¿Por qué eres pirata? … Como decirlo… Eres muy buena persona para ser un corsario – otra pausa mientras ahora avanzaba a paso decidido. Sentía el suelo moverse a sus pies ¿Duraría en ese estado mientras dos personas estaban luchando con fuerza? – ¿Por qué tomaste este camino? Simplemente, no logro comprenderlo. – finalizó mientras aceleraba su paso. Cada vez sus pisadas sonaban más y más fuertes. Y entonces al final terminó por volver a desaparecer.
Midorima iba a volver a utilizar la misma táctica de antes. Apareció al costado de Dexter, donde estaba su brazo útil. Hizo una elegante finta, casi real, y entonces volvió a desaparecer para esta vez aparecer a su lado izquierdo y desde ahí tratar de conectar un puñetazo en su rostro, que al igual que el otro, iba imbuido en Haki. No tenía conocimientos de que Dexter poseía Mantra o algo así, y si se estaba valiendo de su olfato, esperaba que el agua logrará disminuirlo en su mayor cantidad posible y así tener un golpe limpio, directo y lograr darle. Si conectaba, finalizaría dando una patada a su abdomen, de no conectar retrocedería unos cuantos metros para tener más rango de esquivar el ataque de Dexter.
The Zone Of God Maxim Evolution [AF][Busoushoku Haki LVL 2]
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Parecía que se había excedido con Midorima un poco. Lo había chamuscado y lo obligaba a mojarse, aunque no parecía que lo tomara como algo demasiado horrible. Tal vez disfrutaba dándose chapuzones o algo por el estilo, pero no tenía intención de preguntar al peliverde qué demonios hacía. Ya apagado, con alguna que otra quemadura por el cuerpo (indudablemente se había pasado), le dijo algunas cosas que no acabó de entender. ¿Por qué era pirata? Una buena pregunta, sin duda. ¿Demasiado bueno para ser un pirata? A fin de cuentas sólo buscaba la libertad en su exilio, pero sería bastante descortés no responderle.
Su compañero se lanzó sobre él hacia el mismo lado de antes. "No puede ser tan idiota", pensó, y recordó la habilidad del peliverde para fintar. A decir verdad era bastante bueno en eso, y el zafiro Negro acertó en su predicción. El pirata lanzó sobre él un puñetazo que, de no haber sido por su resistencia dracónida, lo habría dejado muy mal. El golpe había sido doloroso, pero al menos había podido resistirlo sin ser derribado. Pero no podía dejar que otro golpe así le diera. Y entonces llegó la pierna a su estómago, y no se lo pensó más. En cuanto la vio cercana trató de agarrar a Midorima por la cabeza, y estamparlo contra el suelo con fuerza suficiente como para dejarlo inconsciente, pero no matarlo. Y entonces el golpe llegó. La pierna impactó de lleno contra su estómago, protegido por la voluntad del dragón. Dolió, pero no era nada grave, y empujó lo que fuera que tuviese en la mano contra el suelo.
Buenos días, princesa [AF]
Tras aquello se alejó un par de pasos sin dejar de mirar al peliverde, aún sin saber qué había sucedido.
-Supongo que, como todos los piratas, lo soy porque puedo- hizo una pausa, y cierto malestar lo inundó momentáneamente-. Y, como buen pirata, tomé este camino por estar en el lugar equivocado en el momento adecuado. Soy libre, a fin de cuentas. Yo hago mi camino.
Su compañero se lanzó sobre él hacia el mismo lado de antes. "No puede ser tan idiota", pensó, y recordó la habilidad del peliverde para fintar. A decir verdad era bastante bueno en eso, y el zafiro Negro acertó en su predicción. El pirata lanzó sobre él un puñetazo que, de no haber sido por su resistencia dracónida, lo habría dejado muy mal. El golpe había sido doloroso, pero al menos había podido resistirlo sin ser derribado. Pero no podía dejar que otro golpe así le diera. Y entonces llegó la pierna a su estómago, y no se lo pensó más. En cuanto la vio cercana trató de agarrar a Midorima por la cabeza, y estamparlo contra el suelo con fuerza suficiente como para dejarlo inconsciente, pero no matarlo. Y entonces el golpe llegó. La pierna impactó de lleno contra su estómago, protegido por la voluntad del dragón. Dolió, pero no era nada grave, y empujó lo que fuera que tuviese en la mano contra el suelo.
Buenos días, princesa [AF]
Tras aquello se alejó un par de pasos sin dejar de mirar al peliverde, aún sin saber qué había sucedido.
-Supongo que, como todos los piratas, lo soy porque puedo- hizo una pausa, y cierto malestar lo inundó momentáneamente-. Y, como buen pirata, tomé este camino por estar en el lugar equivocado en el momento adecuado. Soy libre, a fin de cuentas. Yo hago mi camino.
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Midorima no pudo evitar el agarre de su capitán. Casi por instinto utilizó su Busoushoku en la parte de atrás de su cabeza y en su espalda para evitar daños, pero aun así no pudo evitar tose algo de sangre. Escuchó la respuesta de Dexter, pero no era convincente, no para él e incluso pensaba que para el actual Shichibukai tampoco lo era. Pegó un suspiro mientras miraba a los ojos a su compañero, cerró sus ojos y esbozó una ligera sonrisa, se sentía algo mareado pero la pelea aun no terminaba. Abrió los ojos mientras empezaba a activar el tercer nivel de su técnica, su pelo tuvo un ligero cambio de color a gris. Su musculatura también aumento un poco, era hora de empezar el segundo asalto.
– Dexter… Esa respuesta no es convincente. – dijo mientras trataba de pensar en cómo zafarse, aunque el único camino era obvio, visible y lo aprovecharía al máximo. – Entiendo que eres libre de forjar tu propio camino, pero esta vida, correr tantos riesgos, estar en constante amenaza… – otra breve pausa mientras recargaba fuerzas. El impacto había sido duro, de no ser por su Haki seguramente hubiera caído inconsciente del golpe. – No va contigo, es todo. – finalizó con fuerza.
Era hora del contraataque. De un momento a otro, puso su pierna en el pecho de Dexter y con fuerza trató de lanzarlo hacía atrás. Se levantó con fuerza dando dos patadas al aire, se giró de rápidamente para ver a su rival, no debía perder el tiempo. Era ahora o nunca, sin pensarlo más fue que desapareció – a 220 km/h - y apareció donde debería estar su rival para así empezar una rápida conexión de golpes. Puñetazos, dirigidos principalmente al torso, y también patadas, dirigidas a su rostro y a las piernas. Todo imbuido en su Haki, fueron en total cerca de unos diez ataques. La pelea iba a acabar pronto, lo presentía ¿Debía volver a subir el ritmo? Seguramente, si quería seguir peleando se iba a ver obligado a hacerlo, pero ¿Por qué la diferencia entre él y su capitán no disminuía? ¿Ya había llegado al límite de su potencial? Se negaba a aceptarlo, no de esta forma, no se iba a rendir tan fácil.
– si quieres derrotarme, será mejor que uses tu verdadera fuerza. No te contengas, capitán. – dijo con fuerza. No era que quisiera provocarlo, sabía de la obvia diferencia de habilidades, pero aun así quería ver que tanto podía hacerlo. Su orgullo y ego propio se negaban a aceptar algo así. Sus emociones lo estaban dominando, pero era un riesgo necesario ¿O no?
The Zone Of God Explosion Of Power [Busoushoku Haki LVL 3][AMF]
– Dexter… Esa respuesta no es convincente. – dijo mientras trataba de pensar en cómo zafarse, aunque el único camino era obvio, visible y lo aprovecharía al máximo. – Entiendo que eres libre de forjar tu propio camino, pero esta vida, correr tantos riesgos, estar en constante amenaza… – otra breve pausa mientras recargaba fuerzas. El impacto había sido duro, de no ser por su Haki seguramente hubiera caído inconsciente del golpe. – No va contigo, es todo. – finalizó con fuerza.
Era hora del contraataque. De un momento a otro, puso su pierna en el pecho de Dexter y con fuerza trató de lanzarlo hacía atrás. Se levantó con fuerza dando dos patadas al aire, se giró de rápidamente para ver a su rival, no debía perder el tiempo. Era ahora o nunca, sin pensarlo más fue que desapareció – a 220 km/h - y apareció donde debería estar su rival para así empezar una rápida conexión de golpes. Puñetazos, dirigidos principalmente al torso, y también patadas, dirigidas a su rostro y a las piernas. Todo imbuido en su Haki, fueron en total cerca de unos diez ataques. La pelea iba a acabar pronto, lo presentía ¿Debía volver a subir el ritmo? Seguramente, si quería seguir peleando se iba a ver obligado a hacerlo, pero ¿Por qué la diferencia entre él y su capitán no disminuía? ¿Ya había llegado al límite de su potencial? Se negaba a aceptarlo, no de esta forma, no se iba a rendir tan fácil.
– si quieres derrotarme, será mejor que uses tu verdadera fuerza. No te contengas, capitán. – dijo con fuerza. No era que quisiera provocarlo, sabía de la obvia diferencia de habilidades, pero aun así quería ver que tanto podía hacerlo. Su orgullo y ego propio se negaban a aceptar algo así. Sus emociones lo estaban dominando, pero era un riesgo necesario ¿O no?
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El pirata cayó arrodillado ante el castigo de su compañero. A pesar de su Haki, no podía impedir que los golpes de Midorima hicieran mella en él. Al fin y al cabo tenía una velocidad excepcional y, en aquel estado, una fuerza portentosa. Aunque él también hubiera entrenado, su resistencia física no era nada comparada a la que poseía cuando sus poderes de dragón estaban activos. Era doloroso sentirse un simple humano, aunque gratificante en cierto modo. Tosió un par de gotas de sangre y notó un sabor herrumbroso en la boca. Era un gusto molesto, pero podía soportarlo, y tras un momento, se levantó. Era la primera vez en mucho tiempo que se notaba vulnerable.
-¿No es convincente?- dijo. Sabía que era una expresión algo ambigua para alguien que no conociera su historia, y no la iba contando por ahí a la gente. Al fin y al cabo su historia marcaba quién era, y de controlarla la persona equivocada podría urdir la destrucción de su futuro atacando al pasado. La muerte de Nadia, su exilio de la caza, los encontronazos de Kedra y haber conocido al ahora Yonkou Legan Legim eran cosas que, quisiera o no, debía cargar él. Tal vez con ayuda de su viejo amigo Sven, pero nadie más. Nadie que pudiera utilizarlo contra él-. Tal vez prefieras conocer mis motivos de forma menos abstracta- hizo una pausa, recuperando el aliento-. Pues soy pirata porque le debo un favor a un viejo amigo, y una vez entras en este mundo no puedes salir de él- tanto el Zafiro como la Pesadilla mantenían en misterio cómo se conocieron, pero lo cierto era que Kedra le había salvado la vida, en un tiempo en el que no era más que la sombra de lo que sería a día de hoy-. Soy pirata porque hubo un tiempo que necesitaba un hermano mayor y hubo alguien que me tendió la mano.
Su voz era algo ronca por aquel último golpe, pero no iba a dejarse derrotar. Dio un paso tranquilo hacia el peliverde, y luego otro. Se acercó hasta estar cara a cara, y dejó que Midorima pudiera sentir en su olfato cómo lo había hecho sangrar.
-¿De verdad quieres presenciar mi poder, amigo?- dijo, sin quitarle ojo de encima. A pesar del dolor seguía sonriendo, el peliverde había mejorado bastante desde la última vez-. Presencia la fuerza de mi voluntad. Enhorabuena- con aquello, una ola de Haki del rey se liberó en el área, y tras eso trataría de dar un empujón en el pecho de su nakama-. Ésta es mi verdadera fuerza.
-¿No es convincente?- dijo. Sabía que era una expresión algo ambigua para alguien que no conociera su historia, y no la iba contando por ahí a la gente. Al fin y al cabo su historia marcaba quién era, y de controlarla la persona equivocada podría urdir la destrucción de su futuro atacando al pasado. La muerte de Nadia, su exilio de la caza, los encontronazos de Kedra y haber conocido al ahora Yonkou Legan Legim eran cosas que, quisiera o no, debía cargar él. Tal vez con ayuda de su viejo amigo Sven, pero nadie más. Nadie que pudiera utilizarlo contra él-. Tal vez prefieras conocer mis motivos de forma menos abstracta- hizo una pausa, recuperando el aliento-. Pues soy pirata porque le debo un favor a un viejo amigo, y una vez entras en este mundo no puedes salir de él- tanto el Zafiro como la Pesadilla mantenían en misterio cómo se conocieron, pero lo cierto era que Kedra le había salvado la vida, en un tiempo en el que no era más que la sombra de lo que sería a día de hoy-. Soy pirata porque hubo un tiempo que necesitaba un hermano mayor y hubo alguien que me tendió la mano.
Su voz era algo ronca por aquel último golpe, pero no iba a dejarse derrotar. Dio un paso tranquilo hacia el peliverde, y luego otro. Se acercó hasta estar cara a cara, y dejó que Midorima pudiera sentir en su olfato cómo lo había hecho sangrar.
-¿De verdad quieres presenciar mi poder, amigo?- dijo, sin quitarle ojo de encima. A pesar del dolor seguía sonriendo, el peliverde había mejorado bastante desde la última vez-. Presencia la fuerza de mi voluntad. Enhorabuena- con aquello, una ola de Haki del rey se liberó en el área, y tras eso trataría de dar un empujón en el pecho de su nakama-. Ésta es mi verdadera fuerza.
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Sus golpes dieron en el blanco, aunque era obvio. Dexter siempre cumplía sus palabras, lo vio tumbado frente a él, pero nuevamente… Ya estaba de pie. Escuchó sus palabras con calma, tratando de comprenderlas a la perfección. Pero aun así, seguía sin convincente, algo que le seguía molestando… ¿Por qué no confiaba en él? A pesar de todo el tiempo juntos y de sobrevivir a muchas batallas juntas, sentía que su capitán, su mejor amigo y su hermano mayor, no lograba confiaba en él. Lo vio acercarse a paso tranquilo, y quedaron cara a cara, aunque el actual Shichibukai era un poco más alto, quedó un poco más arriba. Sintió su respiración en la cara, oliendo la sangre que su nakama había botado a lo largo del combate.
Y entonces sintió el poder de su amigo, y algo que ya había experimentado, el Haoshoku. ”Lo tenías bien guardado, ¿eh?” pensaba mientras trataba de no romperse ante la voluntad de Dexter. Pero aun así, no pudo evitar que sus piernas flaquearan y sentirse debilitado, y al final, el empujón que le dio, lo hizo retroceder y quedar sentado. Se sintió cansado y agotado, tanto que su técnica se desactivó “sin permiso”. ”Maldito, no me dejaré vencer por eso. Me levantaré” pensaba mientras ahora ponía su mano derecha en su muslo y se forzaba al límite para levantarse. Primer intento, fallido, segundo… No mejor que el primero, el tercero logró al menos poner su espalda recta mas no pudo levantarse por completo, ya al cuarto intento logró ponerse en la vertical y mirar nuevamente a la cara a su compañero de aventuras. Su mirada seguía prendida y mostraba mucho más fuego que el de costumbre. No podía rendirse tan fácil, había madurado, conocido la derrota de mil formas diferentes, vio un mundo diferente en cada aventura, aprendió diferentes formas de vida… No, ya no era el mismo… Y se iba a levantar cuantas veces fuera necesario.
– Dime, Dexter… ¿Confías en mí? ¿Confías en tus nakamas? – la pregunta fue inocente, no buscaba otra respuesta que un “si”… – Me explico… A pesar de todo este tiempo juntos, tantas batallas, hay veces en que te notas muy distante y solitario. – su mirada era seria, al igual que su tono… – Eres tan fuerte, tanto que eres sin lugar a dudas uno de los más fuertes del mundo, pero siento que esa fuerza viene solo para cubrir heridas internas que aun te duelen. – una breve pausa mientras ahora sin dudarlo activaba el nivel 4 de su técnica. Su pelo negro, el cuerpo rojizo y los ojos relampagueantes lo caracterizaban. – Tanta fuerza, tanto poder ¿De qué sirve si pierdes tu humanidad en el camino? Solo eres un idiota sin cerebro tratando de cubrir huecos que son difíciles de tapar, sino son imposibles. – decía mientras apretaba su puño derecho con fuerza. Sus palabas simplemente escapaban, hablando prácticamente desde su experiencia personal. Perder a Sakura e ir superándola poco a poco fue un punto clave en mostrar lo que era ahora.
De un solo movimiento apareció frente a frente a Dexter, a unos dos metros, su puño derecho estaba imbuido en su Haki Armadura. Tomó algo de impulso para lanzarlo directo a su pecho, pero solo lo tocó con poca fuerza, una sutiliza, una delicadeza.
– Eres un idiota, Dexter. – golpeó dos veces el pecho de su amigo sin fuerza. – Siempre luchando solo, ¿Por qué nos dejas de lado? Somos nakamas ¿Verdad? Entonces ¿Por qué luchas solo? – una breve pausa mientras trataba de mantener la compostura. De mantener la seriedad y que su voz no se quebrara. ¡Responde, maldito!
Y entonces sintió el poder de su amigo, y algo que ya había experimentado, el Haoshoku. ”Lo tenías bien guardado, ¿eh?” pensaba mientras trataba de no romperse ante la voluntad de Dexter. Pero aun así, no pudo evitar que sus piernas flaquearan y sentirse debilitado, y al final, el empujón que le dio, lo hizo retroceder y quedar sentado. Se sintió cansado y agotado, tanto que su técnica se desactivó “sin permiso”. ”Maldito, no me dejaré vencer por eso. Me levantaré” pensaba mientras ahora ponía su mano derecha en su muslo y se forzaba al límite para levantarse. Primer intento, fallido, segundo… No mejor que el primero, el tercero logró al menos poner su espalda recta mas no pudo levantarse por completo, ya al cuarto intento logró ponerse en la vertical y mirar nuevamente a la cara a su compañero de aventuras. Su mirada seguía prendida y mostraba mucho más fuego que el de costumbre. No podía rendirse tan fácil, había madurado, conocido la derrota de mil formas diferentes, vio un mundo diferente en cada aventura, aprendió diferentes formas de vida… No, ya no era el mismo… Y se iba a levantar cuantas veces fuera necesario.
– Dime, Dexter… ¿Confías en mí? ¿Confías en tus nakamas? – la pregunta fue inocente, no buscaba otra respuesta que un “si”… – Me explico… A pesar de todo este tiempo juntos, tantas batallas, hay veces en que te notas muy distante y solitario. – su mirada era seria, al igual que su tono… – Eres tan fuerte, tanto que eres sin lugar a dudas uno de los más fuertes del mundo, pero siento que esa fuerza viene solo para cubrir heridas internas que aun te duelen. – una breve pausa mientras ahora sin dudarlo activaba el nivel 4 de su técnica. Su pelo negro, el cuerpo rojizo y los ojos relampagueantes lo caracterizaban. – Tanta fuerza, tanto poder ¿De qué sirve si pierdes tu humanidad en el camino? Solo eres un idiota sin cerebro tratando de cubrir huecos que son difíciles de tapar, sino son imposibles. – decía mientras apretaba su puño derecho con fuerza. Sus palabas simplemente escapaban, hablando prácticamente desde su experiencia personal. Perder a Sakura e ir superándola poco a poco fue un punto clave en mostrar lo que era ahora.
De un solo movimiento apareció frente a frente a Dexter, a unos dos metros, su puño derecho estaba imbuido en su Haki Armadura. Tomó algo de impulso para lanzarlo directo a su pecho, pero solo lo tocó con poca fuerza, una sutiliza, una delicadeza.
– Eres un idiota, Dexter. – golpeó dos veces el pecho de su amigo sin fuerza. – Siempre luchando solo, ¿Por qué nos dejas de lado? Somos nakamas ¿Verdad? Entonces ¿Por qué luchas solo? – una breve pausa mientras trataba de mantener la compostura. De mantener la seriedad y que su voz no se quebrara. ¡Responde, maldito!
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Se levantaba de nuevo. El peliverde, si bien estaba un poco más lejos físicamente de lo que en otro tiempo pudo estar, su voluntad era de hierro. Incluso contra la liberación de su Haki del Rey el pirata lograba sobreponerse. Difícilmente, pero se movía y no parecía demasiado dolido. Asemejaba, incluso, más interesado en descubrir sus secretos que en vencer el combate. ¿Tal vez había echado a aquella gente de su vida mientras trataba de protegerla? No podía evitar pensar que se había equivocado con todos sus compañeros, y al mismo tiempo deseaba que así siguiera. Pero tal vez, sólo tal vez, podía confiar en Midorima. No podía asegurarlo, vaya, pero tal vez no debería crucificarlo tanto por creer en el poder de Kedra; al fin y al cabo, él también lo hizo. Aunque de todas formas sus motivos, creía, eran completamente distintos.
Iba a responder, pero nuevamente el luchador habló. ¿Un idiota? Tal vez. De hecho, seguramente lo fuera. Siempre aquella pregunta, tan razonable como irracional… ¿Por qué acumulaba poder? Porque debía protegerlos. No podía consentir que les pasara lo mismo que a Nadia. No, eso era una excusa. Podría haber entrenado sin excluir a su tripulación, podría haberles enseñado a usar su propia fuerza. ¿Perdido su humanidad? No, no estaba perdida, o al menos no del todo si le dolían aquellas palabras. ¿Que su mejor amigo era un reno? Tal vez, pero era el único que desde que lo conocía aún no le había fallado. “Mido… No sigas por ahí, por favor”, dijo para sí cuando su amigo empezó a atacar sus huecos. Había demasiados, pero no luchaba para taparlos. ¿Para qué? Y, aun así, el dolerle aquello tal vez reflejara que se mentía a sí mismo.
-No os dejo solos- dijo, recibiendo los golpes suaves de Midorima en su pecho-. Lucho para que no tengáis que hacerlo. Sé que soy un idiota, pero ¿y qué? ¿Debería poneros en peligro a vosotros siempre? Hinori apenas puede defenderse, y si no fuera por Krauser ahora estaría en alguna prisión de los Blues. Uracha apenas sale de su habitación, y Deathstroke y Worgulv aún no están preparados- evitó deliberadamente decir “y no puedo fiarme de ti”-. ¿Tengo que dejaros morir a vosotros por ego? Sólo yo debería ser arrastrado por mis errores.
Trató de agacharse para sacarse la pulsera. “Tú ganas esta vez, Mido”, pensaba mientras trataba de retirarla. Si lo conseguía volvería al barco, a su camarote, donde nada lo distraía de sus investigaciones, donde nada lo molestaba. Donde sólo estaba él.
Iba a responder, pero nuevamente el luchador habló. ¿Un idiota? Tal vez. De hecho, seguramente lo fuera. Siempre aquella pregunta, tan razonable como irracional… ¿Por qué acumulaba poder? Porque debía protegerlos. No podía consentir que les pasara lo mismo que a Nadia. No, eso era una excusa. Podría haber entrenado sin excluir a su tripulación, podría haberles enseñado a usar su propia fuerza. ¿Perdido su humanidad? No, no estaba perdida, o al menos no del todo si le dolían aquellas palabras. ¿Que su mejor amigo era un reno? Tal vez, pero era el único que desde que lo conocía aún no le había fallado. “Mido… No sigas por ahí, por favor”, dijo para sí cuando su amigo empezó a atacar sus huecos. Había demasiados, pero no luchaba para taparlos. ¿Para qué? Y, aun así, el dolerle aquello tal vez reflejara que se mentía a sí mismo.
-No os dejo solos- dijo, recibiendo los golpes suaves de Midorima en su pecho-. Lucho para que no tengáis que hacerlo. Sé que soy un idiota, pero ¿y qué? ¿Debería poneros en peligro a vosotros siempre? Hinori apenas puede defenderse, y si no fuera por Krauser ahora estaría en alguna prisión de los Blues. Uracha apenas sale de su habitación, y Deathstroke y Worgulv aún no están preparados- evitó deliberadamente decir “y no puedo fiarme de ti”-. ¿Tengo que dejaros morir a vosotros por ego? Sólo yo debería ser arrastrado por mis errores.
Trató de agacharse para sacarse la pulsera. “Tú ganas esta vez, Mido”, pensaba mientras trataba de retirarla. Si lo conseguía volvería al barco, a su camarote, donde nada lo distraía de sus investigaciones, donde nada lo molestaba. Donde sólo estaba él.
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No había caso alguno en hacerle entrar en razón. Por alguna razón sentía que no confiaba en mí. ¿Por mi pasado con Kedra? ¿Era tan idiota como para aceptarme sabiendo eso? Quizás solo cumplía el pequeño refrán “ten a tus amigos más cerca y a tus enemigos, más cerca aún” Lo escuché con claridad. Entendía la parte de que era un capitán y debía, en cierta forma, cargar con nosotros y protegernos, pero ¿podría hacerlo de cada enemigo que apareciera? No siempre estábamos juntos. No siempre íbamos a estar en el barco, disfrutando de la calma que su puesto nos daba. Algún día iba a aparecer alguien tan fuerte como Dexter y no lo podría vencer solo. ¿Por qué le costaba tanto confiar? Sí, era cierto. Nuestros nakamas aún no estaban preparados para el combate, pero ¿Y qué? Tarde o temprano lo estarán, agarrarían confianza, experiencia y poder y lo harían. Quizás no estarían a la altura de nosotros, pero servirían como una especie de apoyo para poder reagruparnos mejor. ”Maldito..” – pensé mientras lo veía agacharse para sacarse la pulsera. ¿Pensaba huir? ¿Me estaba dando la victoria y la razón?
– Entiendo lo que quieres decir, Dex – imbuí mi rodilla en mi Busoushoku y la levanté para tratar de impactar en la cara del dragón. – Entiendo que en cierta parte te sientas con el deber de protegernos a todos – si lograba conectar mi rodillazo, seguiría con una patada a su costillar izquierdo. – Pero, ¿Quién te ha dado esa responsabilidad? ¿Crees que por ser nuestro capitán puedes cargar con nuestras vidas? – luego de mi patada, seguiría con un puñetazo nuevamente a su rostro. – ¿Desde cuando eres tan arrogante para pensar así? Somos compañeros, nakamas y, para mí, eres mi mejor amigo – si mi puñetazo conectaba, trataría de conectar un codazo en su abdomen. – No tienes que cargar con el peso tú mismo. No tienes que soportar cada pérdida tú solo – si lograba conectar cada golpe lo agarraría del cuello de su camiseta y trataría de estamparlo contra una pared. – ¡Si no entiendes eso no estás preparado para ser nuestro capitán! – ¿Qué más le podía decir para que entrara en razón y que me escuchara de verdad? Sabía de la pérdida de su esposa, ¿lo habría superado? Por lo que decía y por como actuaba, no. ¿Qué más podía decirle? ¿Qué me hacía falta para llegar a su corazón? – ¿Piensas que el capitán de una tripulación solo tiene que ser fuerte? ¿Qué pasaría si de un día para otro nosotros dejamos de confiar en ti? ¿Qué pasaría si un día tú te largas? – tomé una breve pausa y, si lo tenía agarrado lo soltaría, y yo me alejaría un paso desactivando mi técnica especial y volviendo a la normalidad. – Nosotros te seguimos, yo te sigo, porque confío en ti. En que de una forma u otra tomarás la mejor decisión para todos – otra ligera pausa mientras tranquilizaba mi tono. Arreglé mis lentes y sonreí de lado. – Entonces, capitán, ¿qué crees que nos pasaría si tu no confías en nosotros? – quizás no entendería bien mi punto. – Solo diré que hay cosas que tú puedes hacer y otras cosas que solo nosotros podemos hacer. – Suspiré de forma pesada mientras caminaba rumbo al barco.
A veces pensaba que mi capitán era puro musculo y nada más. Creía que solamente había entrenado físicamente, pero era inestable psicológicamente y era ahí donde era débil. Quizás me equivocaba o quizás no, pero era lo que él me dejaba apreciar. No es que fuera un experto entendiendo la mente humana, pero creía conocer lo que pensaba Dexter con frecuencia y podía, en cierta forma, adelantarme a ellos y entenderlo algo más.
– Algún día nos tocará enfrentar a alguien que te supere – frené y miré al cielo. – Cuando ese día llegué, tendremos que luchar todos juntos para poder superarlo – me di media vuelta y me quedé con los brazos cruzados. – Habrá cosas que no podrás hacer solo... Habrá cosas que te superen a ti y a tu gran poder – una última pausa mientras pensaba que decir. – Pero no te abandonaremos. Más que una banda que no tenga nada en común, somos amigos. Pelearemos juntos y si se da el caso, moriremos juntos. – Finalicé. Me quedé en silencio esperando una respuesta por parte de Dexter, ya sea verbal o algún ataque. ¿Qué haría? Yo solo esperaba que entendiera mis palabras y que, de una u otra forma, no se aislara mucho más tiempo del que ya llevaba.
– Entiendo lo que quieres decir, Dex – imbuí mi rodilla en mi Busoushoku y la levanté para tratar de impactar en la cara del dragón. – Entiendo que en cierta parte te sientas con el deber de protegernos a todos – si lograba conectar mi rodillazo, seguiría con una patada a su costillar izquierdo. – Pero, ¿Quién te ha dado esa responsabilidad? ¿Crees que por ser nuestro capitán puedes cargar con nuestras vidas? – luego de mi patada, seguiría con un puñetazo nuevamente a su rostro. – ¿Desde cuando eres tan arrogante para pensar así? Somos compañeros, nakamas y, para mí, eres mi mejor amigo – si mi puñetazo conectaba, trataría de conectar un codazo en su abdomen. – No tienes que cargar con el peso tú mismo. No tienes que soportar cada pérdida tú solo – si lograba conectar cada golpe lo agarraría del cuello de su camiseta y trataría de estamparlo contra una pared. – ¡Si no entiendes eso no estás preparado para ser nuestro capitán! – ¿Qué más le podía decir para que entrara en razón y que me escuchara de verdad? Sabía de la pérdida de su esposa, ¿lo habría superado? Por lo que decía y por como actuaba, no. ¿Qué más podía decirle? ¿Qué me hacía falta para llegar a su corazón? – ¿Piensas que el capitán de una tripulación solo tiene que ser fuerte? ¿Qué pasaría si de un día para otro nosotros dejamos de confiar en ti? ¿Qué pasaría si un día tú te largas? – tomé una breve pausa y, si lo tenía agarrado lo soltaría, y yo me alejaría un paso desactivando mi técnica especial y volviendo a la normalidad. – Nosotros te seguimos, yo te sigo, porque confío en ti. En que de una forma u otra tomarás la mejor decisión para todos – otra ligera pausa mientras tranquilizaba mi tono. Arreglé mis lentes y sonreí de lado. – Entonces, capitán, ¿qué crees que nos pasaría si tu no confías en nosotros? – quizás no entendería bien mi punto. – Solo diré que hay cosas que tú puedes hacer y otras cosas que solo nosotros podemos hacer. – Suspiré de forma pesada mientras caminaba rumbo al barco.
A veces pensaba que mi capitán era puro musculo y nada más. Creía que solamente había entrenado físicamente, pero era inestable psicológicamente y era ahí donde era débil. Quizás me equivocaba o quizás no, pero era lo que él me dejaba apreciar. No es que fuera un experto entendiendo la mente humana, pero creía conocer lo que pensaba Dexter con frecuencia y podía, en cierta forma, adelantarme a ellos y entenderlo algo más.
– Algún día nos tocará enfrentar a alguien que te supere – frené y miré al cielo. – Cuando ese día llegué, tendremos que luchar todos juntos para poder superarlo – me di media vuelta y me quedé con los brazos cruzados. – Habrá cosas que no podrás hacer solo... Habrá cosas que te superen a ti y a tu gran poder – una última pausa mientras pensaba que decir. – Pero no te abandonaremos. Más que una banda que no tenga nada en común, somos amigos. Pelearemos juntos y si se da el caso, moriremos juntos. – Finalicé. Me quedé en silencio esperando una respuesta por parte de Dexter, ya sea verbal o algún ataque. ¿Qué haría? Yo solo esperaba que entendiera mis palabras y que, de una u otra forma, no se aislara mucho más tiempo del que ya llevaba.
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La comprensión de Midorima llegó a la cara del dragón en forma de rodillazo en la cara. Lo vio venir con una mínima antelación, pero había prometido no esquivar. Al menos, hasta que se quitara la pulsera. Imbuyó su cuerpo al completo en Haki de Armadura para minimizar el golpe, pero fue el probablemente más doloroso que había recibido en mucho tiempo. Salió volando un par de metros hasta acabar tumbado en el suelo. Aún podía moverse, pero no quería recibir un golpe igual. Había dolido, y sangraba casi a borbotones. Si no tenía cuidado iba a acabar herido... Demasiado, obviamente. Herido, debía reconocerlo, ya estaba.
Y no fue otea a la cabeza, no. Una patada a las costillas no se hizo esperar. Lo único que hizo fue encogerse, dolorido, intentando proteger su cabeza y órganos vitales con el único brazo libre que tenía. Lo siguiente fue un puñetazo a la cara, protegida por la mano que se movió lo suficiente como para frenar el impacto, y un codo chocó contra su brazo, haciéndole sentir un dolor casi olvidado. Estaban empezando a romperle el brazo. Aún no era suficiente, pero con un poco más podía acabar muy mal. "O eres más fuerte de lo que recordaba o me he acostumbrado a no recibir golpes por todas partes", pensó, ocultando una sonrisa que, cada dos segundos, se fundía en una mueca de dolor.
Y lo levantó de un solo intento, agarrándolo por la camiseta, hasta ponerlo contra la pared. Si quería derrotarlo ahí lo tenía. Estaba a un paso, si así lo deseaba, de dejarlo inconsciente. Se sentía ya mareado, y le temblaban un poco las piernas. Midorima lo había sometido a un castigo excepcional, tal vez liberando todo el rencor que le tenía, o toda la confianza que su capitán no depositaba en él... De cualquier forma, tras terminar su discurso simplemente lo soltó, y sus últimas palabras resonaron en la mente del Shichibukai.
-Hay muchas cosas que yo no puedo hacer...- dijo, con voz entrecortada, apoyándose en la pared para no caerse. Su vista algo nublada distinguía vagamente a Mido a un par de metros, y apenas podía enfocarlo-, y sé que muchas otras no. Pero lucho para que no tengáis que hacerlo vosotros- sentenció, tosiendo sangre-. Si no puedo derrotar a alguien sé que estaréis ahí, pero no puedo arriesgaros gratuitamente- hizo una pausa, tomando aliento-. Si algún día os fallo... Si algún día no podéis confiar en mí... Nadie os ata al barco. Sois libres. Pero no me pidas que os arriesgue si no es imprescindible- dio un empujón con el brazo a la pared, quedando erguido sin apoyos, tambaleándose ligeramente. Poco a poco se estabilizaba, y logró ver claramente a Midorima alejándose. Sus músculos se tensaban, su respiración se volvía violenta y su sudor se secaba liberando un humo anaranjado, mientras su cuerpo desprendía tonos violetas-, Y ahora lo es. Lo siento, Mido.
Usando su velocidad aumentada por el Límite trató de ponerse a su lado para encajar una patada en su cara, mientras el viento levantado por su violenta carrera se acercaba peligrosamente, tomando forma de tornados a enorme velocidad tratarían de absorber a Midorima a su interior. Si lo lograba, caería en un vacío de viento, donde el aire corría demasiado rápido para respirar. Si lograba dejarlo inconsciente habría ganado. De nuevo.
Sin embargo, no lo logró. Tal vez logró golpear la cabeza de Midorima, quién sabe. Pero lo último que el dragón recordaba al despertar fue desmayarse tras ver los ojos de su viejo amigo. Había perdido.
Y no fue otea a la cabeza, no. Una patada a las costillas no se hizo esperar. Lo único que hizo fue encogerse, dolorido, intentando proteger su cabeza y órganos vitales con el único brazo libre que tenía. Lo siguiente fue un puñetazo a la cara, protegida por la mano que se movió lo suficiente como para frenar el impacto, y un codo chocó contra su brazo, haciéndole sentir un dolor casi olvidado. Estaban empezando a romperle el brazo. Aún no era suficiente, pero con un poco más podía acabar muy mal. "O eres más fuerte de lo que recordaba o me he acostumbrado a no recibir golpes por todas partes", pensó, ocultando una sonrisa que, cada dos segundos, se fundía en una mueca de dolor.
Y lo levantó de un solo intento, agarrándolo por la camiseta, hasta ponerlo contra la pared. Si quería derrotarlo ahí lo tenía. Estaba a un paso, si así lo deseaba, de dejarlo inconsciente. Se sentía ya mareado, y le temblaban un poco las piernas. Midorima lo había sometido a un castigo excepcional, tal vez liberando todo el rencor que le tenía, o toda la confianza que su capitán no depositaba en él... De cualquier forma, tras terminar su discurso simplemente lo soltó, y sus últimas palabras resonaron en la mente del Shichibukai.
-Hay muchas cosas que yo no puedo hacer...- dijo, con voz entrecortada, apoyándose en la pared para no caerse. Su vista algo nublada distinguía vagamente a Mido a un par de metros, y apenas podía enfocarlo-, y sé que muchas otras no. Pero lucho para que no tengáis que hacerlo vosotros- sentenció, tosiendo sangre-. Si no puedo derrotar a alguien sé que estaréis ahí, pero no puedo arriesgaros gratuitamente- hizo una pausa, tomando aliento-. Si algún día os fallo... Si algún día no podéis confiar en mí... Nadie os ata al barco. Sois libres. Pero no me pidas que os arriesgue si no es imprescindible- dio un empujón con el brazo a la pared, quedando erguido sin apoyos, tambaleándose ligeramente. Poco a poco se estabilizaba, y logró ver claramente a Midorima alejándose. Sus músculos se tensaban, su respiración se volvía violenta y su sudor se secaba liberando un humo anaranjado, mientras su cuerpo desprendía tonos violetas-, Y ahora lo es. Lo siento, Mido.
Usando su velocidad aumentada por el Límite trató de ponerse a su lado para encajar una patada en su cara, mientras el viento levantado por su violenta carrera se acercaba peligrosamente, tomando forma de tornados a enorme velocidad tratarían de absorber a Midorima a su interior. Si lo lograba, caería en un vacío de viento, donde el aire corría demasiado rápido para respirar. Si lograba dejarlo inconsciente habría ganado. De nuevo.
Sin embargo, no lo logró. Tal vez logró golpear la cabeza de Midorima, quién sabe. Pero lo último que el dragón recordaba al despertar fue desmayarse tras ver los ojos de su viejo amigo. Había perdido.
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