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Nocturne93
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Loren tenía buenos reflejos, pues logró evitar que Tsume le impactara de lleno, aun así le causó daños. Retrocedió rápidamente y su cuerpo comenzó a emitir como rayos rojizos que envolvían el cristal y su cuerpo.
-Parecer ser que Tsume si que me ayudará -me mofé de él irónicamente. Había descubierto su punto débil.
Ahora estaba más claro todavía que el origen de su poder estaba inspirado en la artesanía cyborg. Seguramente algo de su sistema de haya dañado, por lo que tal vez o le he afectado a alguna de sus armas o a su energía, lo cual podría significar que el combate acabaría más pronto. Sea como sea no iba a permitirme el lujo de confiarme contra alguien así, y más todavía cuando el destino de los habitantes de la isla depende del que Eclipse sea detonado o no.
Me puse nuevamente en pose defensiva. Doblé ligeramente las rodillas con la pierna derecha adelantada y el brazo estirado, la espada maestra estaba en posición horizontal y con el filo mirando a Loren, el brazo izquierdo lo tenía encogido, con la daga Tsume a la altura de mi pecho, también apuntando al cyborg. Ahora estaba cabreado, se le veía mientras se levantaba. Su brazo sangraba, al parecer Tsume le causa graves daños a este tipo, pues antes había logrado curarse como si nada, y ahora no parecía lograrlo.
Era el turno de Loren de atacar, estaba claro que volvería a cargar contra mí, estaba furioso y se le veía, por lo cual active mi kenbunshoku haki para tratar de prever los movimientos de ese extraño tipo. De pronto me maldijo y su espalda estalló, dejando un enorme rastro de sangre a sus espaldas. Ese tipo está loco, él solo va a causar su muerte haciendo eso. Perderá una enorme cantidad de sangre, pero tal vez eso significa que se avecina un temible movimiento.
De su espalda salieron unos propulsores que le hicieron salir despedido hacia mí. Era una velocidad bestial. Por instinto lancé un tajo con la espada maestra y una estocada con la daga Tsume. No supe hasta cuando logré estirar el brazo, pues casi al segundo de aquello mi cabeza me empujó hacia atrás, haciéndome caer de mi privilegiada posición. Aquello había sido un ataque realmente poderoso, pero más que eso había sido muy veloz, hasta el punto que apenas me dio tiempo de ver. Eso ha sido una buena baza para él, no soy capaz de igualar esa velocidad.
Me sentí caer hacia atrás, iba a caerme encima de aquél líquido verdoso, y eso no tenía muy buena pinta. Estando en el aire concentré toda mi energía y, como ya había hecho antes, creé justo en mi espalda una pequeña base que haría que al caer no chocase directamente contra ese líquido. Caí aplomo de espaldas, me dolía la mandíbula y me sangraba el labio, me lo había partido. Me levanté costosamente, ese golpe había sido realmente fuerte, jamás pude imaginarme que podría moverse a esa velocidad. No obstante ahora que lo se, no volvería a cogerme desprevenido. Me quedé mirándole, me quedé con su altura y la posición de ese cristal en el centro de su pecho. Que intentase de nuevo aquél ataque, no le volvería a funcionar.
-Debo reconocer que eso no me lo esperaba, Loren -sentía el labio dormido por el fuerte golpe que me hacía sangrar, seguramente no se me entendería todo lo bien que pensaba-. Ese golpe fue inesperado. Por poco acabo pasto de esta cosa verde. ¿Pero sabes algo? El verde es mi color de la suerte, por ello visto de verde...
Había dos formas de acabar con ésto, lanzarme a por él con todo y tratar de acabarle de un solo golpe, o esperar a que cometa un error, que gaste mucha energía. Al fin y al cabo esos propulsores deben de consumir una energía excesiva. Sus reservas pronto se agotarían si lo utilizaba mucho. El único problemas es si le aguantarían el tiempo suficiente como para que Eclipse detone. Tenía dos llaves, seguro que esas lograban hacer algo al respecto en aquella sala.
Tenía clara la estrategia. Ahora estaba furioso, tal vez no pensaba en el excesivo uso de energía que estaba haciendo, por lo que mi estrategia se basaría en provocarle, en hacerle creer que ese golpe no había sido nada y en forzarle para seguir utilizando esos propulsores. Lo mejor es que tenía una forma de lograr que ese golpe también fuera seriamente dañado, una buena trampa. Al fin y al cabo tenía controlada su altura, si venía a mí, aunque sea a esa velocidad, tenía una oportunidad de golpearle donde más le duele, y si lo lograba, a esa velocidad no tendría los suficientes reflejos para evadir el golpe en su cristal del pecho.
Volví a colocarme en la misma pose defensiva, mantuve el koto senmon desactivado desde que recibí ese golpe, y lo mantuve preparado pero recargándose, al fin y al cabo era una carga excesiva para el cuerpo, y debo aprovechar cualquier momento para relajar los músculos. Me quedé mirándole, estaba como veinte centímetros por encima de mi y a unos tres metros de distancia. Entonces le provoqué.
-También debo decirte, que si eso es todo lo que tienes te recomiendo que empieces a correr por tu vida. El primer golpe tan solo fue para tantear el terreno. ¿Tan confiado estás en tus habilidades? Si es así ven... Y muere.
-Parecer ser que Tsume si que me ayudará -me mofé de él irónicamente. Había descubierto su punto débil.
Ahora estaba más claro todavía que el origen de su poder estaba inspirado en la artesanía cyborg. Seguramente algo de su sistema de haya dañado, por lo que tal vez o le he afectado a alguna de sus armas o a su energía, lo cual podría significar que el combate acabaría más pronto. Sea como sea no iba a permitirme el lujo de confiarme contra alguien así, y más todavía cuando el destino de los habitantes de la isla depende del que Eclipse sea detonado o no.
Me puse nuevamente en pose defensiva. Doblé ligeramente las rodillas con la pierna derecha adelantada y el brazo estirado, la espada maestra estaba en posición horizontal y con el filo mirando a Loren, el brazo izquierdo lo tenía encogido, con la daga Tsume a la altura de mi pecho, también apuntando al cyborg. Ahora estaba cabreado, se le veía mientras se levantaba. Su brazo sangraba, al parecer Tsume le causa graves daños a este tipo, pues antes había logrado curarse como si nada, y ahora no parecía lograrlo.
Era el turno de Loren de atacar, estaba claro que volvería a cargar contra mí, estaba furioso y se le veía, por lo cual active mi kenbunshoku haki para tratar de prever los movimientos de ese extraño tipo. De pronto me maldijo y su espalda estalló, dejando un enorme rastro de sangre a sus espaldas. Ese tipo está loco, él solo va a causar su muerte haciendo eso. Perderá una enorme cantidad de sangre, pero tal vez eso significa que se avecina un temible movimiento.
De su espalda salieron unos propulsores que le hicieron salir despedido hacia mí. Era una velocidad bestial. Por instinto lancé un tajo con la espada maestra y una estocada con la daga Tsume. No supe hasta cuando logré estirar el brazo, pues casi al segundo de aquello mi cabeza me empujó hacia atrás, haciéndome caer de mi privilegiada posición. Aquello había sido un ataque realmente poderoso, pero más que eso había sido muy veloz, hasta el punto que apenas me dio tiempo de ver. Eso ha sido una buena baza para él, no soy capaz de igualar esa velocidad.
Me sentí caer hacia atrás, iba a caerme encima de aquél líquido verdoso, y eso no tenía muy buena pinta. Estando en el aire concentré toda mi energía y, como ya había hecho antes, creé justo en mi espalda una pequeña base que haría que al caer no chocase directamente contra ese líquido. Caí aplomo de espaldas, me dolía la mandíbula y me sangraba el labio, me lo había partido. Me levanté costosamente, ese golpe había sido realmente fuerte, jamás pude imaginarme que podría moverse a esa velocidad. No obstante ahora que lo se, no volvería a cogerme desprevenido. Me quedé mirándole, me quedé con su altura y la posición de ese cristal en el centro de su pecho. Que intentase de nuevo aquél ataque, no le volvería a funcionar.
-Debo reconocer que eso no me lo esperaba, Loren -sentía el labio dormido por el fuerte golpe que me hacía sangrar, seguramente no se me entendería todo lo bien que pensaba-. Ese golpe fue inesperado. Por poco acabo pasto de esta cosa verde. ¿Pero sabes algo? El verde es mi color de la suerte, por ello visto de verde...
Había dos formas de acabar con ésto, lanzarme a por él con todo y tratar de acabarle de un solo golpe, o esperar a que cometa un error, que gaste mucha energía. Al fin y al cabo esos propulsores deben de consumir una energía excesiva. Sus reservas pronto se agotarían si lo utilizaba mucho. El único problemas es si le aguantarían el tiempo suficiente como para que Eclipse detone. Tenía dos llaves, seguro que esas lograban hacer algo al respecto en aquella sala.
Tenía clara la estrategia. Ahora estaba furioso, tal vez no pensaba en el excesivo uso de energía que estaba haciendo, por lo que mi estrategia se basaría en provocarle, en hacerle creer que ese golpe no había sido nada y en forzarle para seguir utilizando esos propulsores. Lo mejor es que tenía una forma de lograr que ese golpe también fuera seriamente dañado, una buena trampa. Al fin y al cabo tenía controlada su altura, si venía a mí, aunque sea a esa velocidad, tenía una oportunidad de golpearle donde más le duele, y si lo lograba, a esa velocidad no tendría los suficientes reflejos para evadir el golpe en su cristal del pecho.
Volví a colocarme en la misma pose defensiva, mantuve el koto senmon desactivado desde que recibí ese golpe, y lo mantuve preparado pero recargándose, al fin y al cabo era una carga excesiva para el cuerpo, y debo aprovechar cualquier momento para relajar los músculos. Me quedé mirándole, estaba como veinte centímetros por encima de mi y a unos tres metros de distancia. Entonces le provoqué.
-También debo decirte, que si eso es todo lo que tienes te recomiendo que empieces a correr por tu vida. El primer golpe tan solo fue para tantear el terreno. ¿Tan confiado estás en tus habilidades? Si es así ven... Y muere.
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Akuma no mi
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Tu plan parece funcionar. El tipo empieza a cansarse, sus propulsores le dan muchísima velocidad, y eso puede ser un arma temible en tu contra. De hecho, ya ni hace caso a tus palabras. Se lanza por ti con una mirada de odio impresionante. Su técnica es buena, y has impactado en el cristal, lo que provoca que el tío empiece a temblar. No sin antes lanzarte una última patada imbuida en haki y energía explosiva rumbo al cuello. Se echa hacia atrás. Todos sus circuitos comienzan a arder y de repente cae al suelo, formando un charco de sangre. Puedes ver que de su bolsillo cae una llave dorada en la que pone “Eclipse”.
Justo en ese momento escuchas un sonido que recuerda al de un motor. El suelo está temblando, yo que tú me daría mucha prisa. Ya sabes que es la puerta del alce, y una vez entres al final de la sala hay un pequeño altar, en él hay dos ranuras, una roja y otra azul. Es como si dos llaves entrasen. Si logras las llaves, se abrirá una puerta
Dicha puerta te llevará hasta un enorme cohete, o al menos parece eso. En el cursor ves que pone que en diez segundos estalla. Lo lamento pero no saber como detenerlo, aunque puedes ver una pequeña ranura de color dorada. Puede entrar una llave. Decide que hacer con todo esto.
Justo en ese momento escuchas un sonido que recuerda al de un motor. El suelo está temblando, yo que tú me daría mucha prisa. Ya sabes que es la puerta del alce, y una vez entres al final de la sala hay un pequeño altar, en él hay dos ranuras, una roja y otra azul. Es como si dos llaves entrasen. Si logras las llaves, se abrirá una puerta
Dicha puerta te llevará hasta un enorme cohete, o al menos parece eso. En el cursor ves que pone que en diez segundos estalla. Lo lamento pero no saber como detenerlo, aunque puedes ver una pequeña ranura de color dorada. Puede entrar una llave. Decide que hacer con todo esto.
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Se podía ver en sus ojos una profunda furia. Estaba claro que estaba descontrolado. Se lanzó a por mí directamente, era el momento de ejecutar mi trampa, había caído como un novato y era el momento de acabar con este estúpido encuentro. Tan solo tendría que...
Él solo fue despedido hacia atrás, comenzando a sangrar abundantemente. Su espalda cayó sobre lo que quedaba de ese líquido verde, que apenas ya era ningún tipo de problema. Estaba agonizando y estaba claro que el combate había acabado. Tal y como había previsto, su energía se había agotado, aunque tal vez el motivo fuese que el daño causado en ese cristal le haya pasado factura.
Por entre uno de sus bolsillos se entreve una tercera llave. Voy a cogerla, pero antes de nada, prefiero asegurarme, no me gustan las sorpresas y si ese tipo está agonizando, qué menos que librarle de ese sufrimiento. Nunca sabes cómo puede llegar a sobrevivir un ser que no es completamente humano, en cualquier momento puede volver para darte caza, o puede volver a causar problemas como ya los ha hecho.
Rápidamente salté encima de él y con la daga Tsume le di un tajo en el cuello. Una vez asegurado que no me daría más problemas cogí esa llave. Era dorada y estaba ligeramente adornada en el extremo opuesto a la zona que se inserta en la cerradura. A lo largo de ella estaba grabada una palabra, "Eclipse".
De pronto un extraño sonido inunda toda la sala. Un sonido de motores. Creo que había desperdiciado demasiado tiempo luchando con Loren, debía de apresurarme a esa sala. No había tiempo que perder, tenía que ir con todo, cuanto antes llegase mejor.
Empuñé la espada maestra y mantuve a Tsume en mi mano izquierda mientras con la mano derecha sujetaba esa llave dorada, sería la clave de la que hablaba Loren al inicio del combate. Ese maldito, si llegase a correr para tratar de detener eclipse ignorándole, jamás lo habría logrado, y estuve apunto de decantarme por esa opción. La suerte estuvo de mi parte en esta ocasión, y no pensaba desaprovechar esa suerte.
Comencé a correr hacia ese pasillo que todavía estaba abierto, el estúpido mató a su cómplice antes de que cerrase, y en caso de que realmente hubieran trampas, también acabó con su vida antes de activarlas de nuevo. Por lo cual corrí con todas mis fuerzas, no tenía tiempo para nada, ni siquiera para preocuparme por trampas. Si perdía el más mínimo tiempo podría significar la extinción en la isla del puño.
Llegué al punto donde estaban las dos cerraduras, tanto la roja como la azul. Parecía obvio lo que había que hacer. Introduje mi mano en el bolsillo, cambiando la llave dorada por las otras dos que allí guardaba. Las puse cada una en su cerradura y las hice girar. Un sonido a mi izquierda me hizo girar la cabeza, la pared se abría como si fuera un pasadizo secreto, una puerta oculta. Lo que había al otro lado me dejó acongojado.
Un enorme cohete había allí, acompañado de unos paneles de control o algo así similar. Cogí la llave dorada y busqué la cerradura, seguro debía de estar en alguna parte, en uno de los paneles principales de control. Mientras lo busco mi desesperación llega al máximo. Veo el panel de la cuenta regresiva, estaba bajando de los 10 segundos. No tenía tiempo, por lo que comencé a correr por los paneles más cercanos y grandes que veía.
Nueve segundos. No hallaba nada. Ocho segundos, un panel lleno de botonoes y palancas, pero ninguna ranura en la que pudiera entrar una llave. Siete segundos, veo un panel más cercano al cohete, algo más pequeño pero simple, tal vez justo lo necesario. Seis segundos, cinco segundos. Llego al panel. Justamente hay una ranura con bordes dorados. Tres segundos. Ni siquiera lo pienso e introduzco la llave. Dos segundos, giro la llave.
Un segundo... Espero haber logrado llegar a tiempo y hacer lo correcto... De no ser así, creo estar en el epicentro de la explosión, y eso no me dejará muy entero. No me quedaba más que esperar a que ese segundo no bajase hasta el cero. Esperemos que una vez más, la suerte esté de mi lado.
Él solo fue despedido hacia atrás, comenzando a sangrar abundantemente. Su espalda cayó sobre lo que quedaba de ese líquido verde, que apenas ya era ningún tipo de problema. Estaba agonizando y estaba claro que el combate había acabado. Tal y como había previsto, su energía se había agotado, aunque tal vez el motivo fuese que el daño causado en ese cristal le haya pasado factura.
Por entre uno de sus bolsillos se entreve una tercera llave. Voy a cogerla, pero antes de nada, prefiero asegurarme, no me gustan las sorpresas y si ese tipo está agonizando, qué menos que librarle de ese sufrimiento. Nunca sabes cómo puede llegar a sobrevivir un ser que no es completamente humano, en cualquier momento puede volver para darte caza, o puede volver a causar problemas como ya los ha hecho.
Rápidamente salté encima de él y con la daga Tsume le di un tajo en el cuello. Una vez asegurado que no me daría más problemas cogí esa llave. Era dorada y estaba ligeramente adornada en el extremo opuesto a la zona que se inserta en la cerradura. A lo largo de ella estaba grabada una palabra, "Eclipse".
De pronto un extraño sonido inunda toda la sala. Un sonido de motores. Creo que había desperdiciado demasiado tiempo luchando con Loren, debía de apresurarme a esa sala. No había tiempo que perder, tenía que ir con todo, cuanto antes llegase mejor.
Empuñé la espada maestra y mantuve a Tsume en mi mano izquierda mientras con la mano derecha sujetaba esa llave dorada, sería la clave de la que hablaba Loren al inicio del combate. Ese maldito, si llegase a correr para tratar de detener eclipse ignorándole, jamás lo habría logrado, y estuve apunto de decantarme por esa opción. La suerte estuvo de mi parte en esta ocasión, y no pensaba desaprovechar esa suerte.
Comencé a correr hacia ese pasillo que todavía estaba abierto, el estúpido mató a su cómplice antes de que cerrase, y en caso de que realmente hubieran trampas, también acabó con su vida antes de activarlas de nuevo. Por lo cual corrí con todas mis fuerzas, no tenía tiempo para nada, ni siquiera para preocuparme por trampas. Si perdía el más mínimo tiempo podría significar la extinción en la isla del puño.
Llegué al punto donde estaban las dos cerraduras, tanto la roja como la azul. Parecía obvio lo que había que hacer. Introduje mi mano en el bolsillo, cambiando la llave dorada por las otras dos que allí guardaba. Las puse cada una en su cerradura y las hice girar. Un sonido a mi izquierda me hizo girar la cabeza, la pared se abría como si fuera un pasadizo secreto, una puerta oculta. Lo que había al otro lado me dejó acongojado.
Un enorme cohete había allí, acompañado de unos paneles de control o algo así similar. Cogí la llave dorada y busqué la cerradura, seguro debía de estar en alguna parte, en uno de los paneles principales de control. Mientras lo busco mi desesperación llega al máximo. Veo el panel de la cuenta regresiva, estaba bajando de los 10 segundos. No tenía tiempo, por lo que comencé a correr por los paneles más cercanos y grandes que veía.
Nueve segundos. No hallaba nada. Ocho segundos, un panel lleno de botonoes y palancas, pero ninguna ranura en la que pudiera entrar una llave. Siete segundos, veo un panel más cercano al cohete, algo más pequeño pero simple, tal vez justo lo necesario. Seis segundos, cinco segundos. Llego al panel. Justamente hay una ranura con bordes dorados. Tres segundos. Ni siquiera lo pienso e introduzco la llave. Dos segundos, giro la llave.
Un segundo... Espero haber logrado llegar a tiempo y hacer lo correcto... De no ser así, creo estar en el epicentro de la explosión, y eso no me dejará muy entero. No me quedaba más que esperar a que ese segundo no bajase hasta el cero. Esperemos que una vez más, la suerte esté de mi lado.
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Boom. Es tu fin. El fin de la misión al menos. Eres el salvador de la isla, soldado. De hecho, ahora es el momento de que leas de una vez el jodido diario. Si Loren lo quería era por algo. Dentro de él podrás leer todo su plan desde hacía ya seis meses. Al parecer era un infiltrado del señor de la piratería Quentar Ryutei, de los cuernos plateados. Lo has logrado, y ese diario prueba que eres un jodido héroe. De hecho, la marina está de camino. Cuando des tu versión, todo esto finalizará para ti. Te esperan medallas deliciosas. Además Tsume es todo tuyo por lo que veo.
Puedes entregarlo cuando quieras ^^
Misión cumplida.
Puedes entregarlo cuando quieras ^^
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