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Byakuro Kyoya
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La chica logra desequilibrar a la copia y la golpea de nuevo, esta vez en la cabeza, y entonces ataca con un extraño poder que hace que Byakuro abra los ojos, sorprendido.
- ¿Qué demonios...? -pregunta, mientras el brazo de la chica, recubierto con un aura blanca que el cazador no logra reconocer, atraviesa su copia de tinta. Un par de segundos después, la copia empieza a temblar y explota, como si una enorme energía la hubiese golpeado desde su interior. El cazador controla la tinta a su alrededor y la redirige hacia él, absorbiéndola toda, incluyendo aquella que ha quedado sobre el cuerpo de Titania debido a la explosión, dejándola sin ningun resto.
El cazador está algo chocado. Eso no era haki. Al menos, nunca había visto a ningún usuario de haki emplear un poder así, y no recuerda haber visto a Titania realizar una proeza como aquella en el tiempo que llevan juntos, así que...
- Tu fruta es muy interesante, Titania-chan. Creo que acabas de destruir a mi maniquí con un... ¿terremoto? -el chico se lleva la mano al mentón, pensativo-. Sin duda ese no es todo el poder que puedes alcanzar, pero es un gran comienzo -un instante después, casi como si de una bala se tratase, su cara estaba a escasos centímetros de la de ella, como si fuera a besarla de nuevo-. Pero aún no has usado haki. -en lugar de juntar sus labios con los de ella, el chico sonrió y se separó de nuevo-. Lo mejor será descansar un rato y continuar por la tarde.
El chico regresó a la zona del refugio y se sentó en el suelo, con los brazos rodeándole las piernas, con una mirada pensativa. En su mano, formó un pequeño animal, de unos treinta centímetros de largo, con aspecto reptiliano. Un animal que podía verse en el barco, en un tamaño mucho mayor. Un camaleón. La tinta que lo componía cambió a color verde, y todos los detalles se fueron perfilando hasta formar una pequeña copia de Klaus. El cazador soltó un gruñido leve, como los que hacía su mascota en vida, y sonrió a la criatura de tinta, a la que hizo subir por su brazo hasta llegar al hombro.
- ¿Qué demonios...? -pregunta, mientras el brazo de la chica, recubierto con un aura blanca que el cazador no logra reconocer, atraviesa su copia de tinta. Un par de segundos después, la copia empieza a temblar y explota, como si una enorme energía la hubiese golpeado desde su interior. El cazador controla la tinta a su alrededor y la redirige hacia él, absorbiéndola toda, incluyendo aquella que ha quedado sobre el cuerpo de Titania debido a la explosión, dejándola sin ningun resto.
El cazador está algo chocado. Eso no era haki. Al menos, nunca había visto a ningún usuario de haki emplear un poder así, y no recuerda haber visto a Titania realizar una proeza como aquella en el tiempo que llevan juntos, así que...
- Tu fruta es muy interesante, Titania-chan. Creo que acabas de destruir a mi maniquí con un... ¿terremoto? -el chico se lleva la mano al mentón, pensativo-. Sin duda ese no es todo el poder que puedes alcanzar, pero es un gran comienzo -un instante después, casi como si de una bala se tratase, su cara estaba a escasos centímetros de la de ella, como si fuera a besarla de nuevo-. Pero aún no has usado haki. -en lugar de juntar sus labios con los de ella, el chico sonrió y se separó de nuevo-. Lo mejor será descansar un rato y continuar por la tarde.
El chico regresó a la zona del refugio y se sentó en el suelo, con los brazos rodeándole las piernas, con una mirada pensativa. En su mano, formó un pequeño animal, de unos treinta centímetros de largo, con aspecto reptiliano. Un animal que podía verse en el barco, en un tamaño mucho mayor. Un camaleón. La tinta que lo componía cambió a color verde, y todos los detalles se fueron perfilando hasta formar una pequeña copia de Klaus. El cazador soltó un gruñido leve, como los que hacía su mascota en vida, y sonrió a la criatura de tinta, a la que hizo subir por su brazo hasta llegar al hombro.
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No pasan muchos segundos hasta que de pronto la copia explota, desde dentro hacia afuera y regando todo lo que hay alrededor. Este hecho dibuja una grata sonrisa casi imperceptible a los ojos del ser humano en la cara de la cazadora de recompensas, que satisfecha con el resultado recupera su posición habitual de su cuerpo y mira curiosa su mano. No sabe muy bien qué ha sido aquello, sin embargo no le da mucha importancia por ahora. Tampoco repara en las palabras del peliblanco, el cual parece impresionado por la demostración de poder por parte de ella. No obstante a lo que sí presta atención es al atrevido acercamiento del yonkaikyo, ya que por un instante la joven piensa que será ofendida de nuevo con otro de los horribles besos del muchacho. Mas no, el tipo sencillamente despeja una duda con su oración. Esa exhibición de poder no era fruto del Haki de Armadura, solamente de su fruta; pero la muchacha discrepa, no ha notado ninguna vibración en su cuerpo como la que sintió en el barco hace unos días cuando consumió la Gura Gura no Mi. Es otra cosa, está segura, sin embargo la pregunta es: ¿Qué?. Ni la Akuma ni el Haki, ¿de qué poder se puede tratar?. Una cosa es segura, llegados a este punto claro, y es que la chica no descasará por nada del mundo hasta descubrir qué mora dormida en su cuerpo.
-No me iré ahora- responde la mujer de los ojos azules al cazador, preparándose para un segundo grado de entrenamiento. -No con este poder latente dentro de mí. Voy a descubrir qué es y domarlo, así que ve tú solo y descansa. Pronto volveré-. Dicho eso la indiferente rubia comienza a correr, liberándose de toda preocupación o atadura. Es hora de proseguir con su carrera de todos los días que lleva atrasada.
Da una rápida vuelta a la cabaña y después se pierde entre la niebla y los incontables mosquitos, los cuales parecen haberle dado hoy un pequeño respiro que no dura mucho más. Cuando la cazarrecompensas inicia su paseo por la isla, los chupa sangre la acribillan de mala manera provocando que la joven corra más y más deprisa. Ahogada en la picazón que siente y en sus incontables pensamientos e ideas, no nota que sus pasos van pesando progresivamente mucho más. Después de unos pocos minutos, la mujer siente que la mitad de su pierna está totalmente hundida unas glotonas arenas movedizas. La joven usuaria no se explica cómo ha llegado hasta ahí, pero tampoco lo intenta por mucho rato ya que de inmediato procura irse de allí; aunque a estas alturas es más fácil decirlo que hacerlo, mas no pierde la calma y comienza.
Hunde ambos brazos para con sus manos sujetar su pantalón y luego, como puede, tira de ellos hacia arriba. Ese truco se lo había explicado un aventurero que durmió con ella hace años atrás en el burdel, cosa curiosa que la muchacha no se molestó en prestar más atención en su momento puesto que no hay arenas asesinas en Shellstown y nunca pensó que saldría de aquella vida. Seguidamente la cazadora intenta hacer lo mismo con la otra, sin embargo algo se complica y sólo puede sacar una mano a la vez que observa hundirse a su brazo y pierna izquierda, que había rescatado hace apenas unos instantes.
-¡Joder!- grita al cielo a la par que intenta pensar fríamente, pero las cosas no pintan nada bien.
Golpea como puede las crueles arenas para ver si puede hacer algún milagro, mas nada pasa. Todo parece terminarse para Titania. La chica finalmente cierra los ojos y asume su hundimiento allí, en ese pozo de mierda y fracaso que la espera una vez acabe de desaparecer. No obstante una voz la reclama desesperadamente desde afuera. Tarda un segundo en reconocerla, pero cuando lo hace se queda estupefacta. Es ella misma que se exige desde una posición segura. La insulta, la llama de todo: perdedora, puta, imbécil, egoísta, etc. También se hace recuerdo de su objetivo que le hizo al capitán del Black Lotus hace unos minutos, en la cual casi prometía llegar a dominar ese extraño poder que lleva en su interior. Y quizás es eso, sin embargo desde ese instante la rubia vuelve a luchar por vivir. Quiere seguir existiendo y continuar con su aventura, al menos un día más y por mero capricho.
Lo siguiente que se puede ver es como con el puño cerrado la mujer intenta convocar los milagros de su fruta del diablo, concentrando una gran energía en este a través de su propia fuerza bruta. Al principio no da resultado alguno, no obstante y cuando se termina de hundir su rostro pasa lo que debía pasar. Una esfera de color blanco sumamente claro se materializa en la mano libre de la ex prostituta, y mientras ésta mueve el puño de un lado a otro en busca de auxilio ocurre la liberación de su poder. De pronto un crujir muy sonoro cruza rápido el pantano con una sola finalidad, dar aviso de lo que se aproxima a continuación. Posteriormente un temblor lo suficientemente fuerte hace caer algunos árboles muertos y débiles de alrededor las arenas movedizas, dando una esperanza de salir a la muchacha. Como es lógico la cazarrecompensas no desaprovecha y se aferra a la corteza negra de uno de ellos, a la par que toma aire desesperadamente. Seguidamente se arrastra has la orilla, donde antes habían provenido los insultos.
Tarda algunos tediosos minutos, mas lo consigue por sí sola. Sin embargo, y de forma inmediata, se desmaya por el esfuerzo. No le da tiempo a realizar ninguna acción salvo la de asegurarse de no resbalar ahí dentro de nuevo, ya que parecía que estaba completamente muerta por el agotamiento sufrido.
-No me iré ahora- responde la mujer de los ojos azules al cazador, preparándose para un segundo grado de entrenamiento. -No con este poder latente dentro de mí. Voy a descubrir qué es y domarlo, así que ve tú solo y descansa. Pronto volveré-. Dicho eso la indiferente rubia comienza a correr, liberándose de toda preocupación o atadura. Es hora de proseguir con su carrera de todos los días que lleva atrasada.
Da una rápida vuelta a la cabaña y después se pierde entre la niebla y los incontables mosquitos, los cuales parecen haberle dado hoy un pequeño respiro que no dura mucho más. Cuando la cazarrecompensas inicia su paseo por la isla, los chupa sangre la acribillan de mala manera provocando que la joven corra más y más deprisa. Ahogada en la picazón que siente y en sus incontables pensamientos e ideas, no nota que sus pasos van pesando progresivamente mucho más. Después de unos pocos minutos, la mujer siente que la mitad de su pierna está totalmente hundida unas glotonas arenas movedizas. La joven usuaria no se explica cómo ha llegado hasta ahí, pero tampoco lo intenta por mucho rato ya que de inmediato procura irse de allí; aunque a estas alturas es más fácil decirlo que hacerlo, mas no pierde la calma y comienza.
Hunde ambos brazos para con sus manos sujetar su pantalón y luego, como puede, tira de ellos hacia arriba. Ese truco se lo había explicado un aventurero que durmió con ella hace años atrás en el burdel, cosa curiosa que la muchacha no se molestó en prestar más atención en su momento puesto que no hay arenas asesinas en Shellstown y nunca pensó que saldría de aquella vida. Seguidamente la cazadora intenta hacer lo mismo con la otra, sin embargo algo se complica y sólo puede sacar una mano a la vez que observa hundirse a su brazo y pierna izquierda, que había rescatado hace apenas unos instantes.
-¡Joder!- grita al cielo a la par que intenta pensar fríamente, pero las cosas no pintan nada bien.
Golpea como puede las crueles arenas para ver si puede hacer algún milagro, mas nada pasa. Todo parece terminarse para Titania. La chica finalmente cierra los ojos y asume su hundimiento allí, en ese pozo de mierda y fracaso que la espera una vez acabe de desaparecer. No obstante una voz la reclama desesperadamente desde afuera. Tarda un segundo en reconocerla, pero cuando lo hace se queda estupefacta. Es ella misma que se exige desde una posición segura. La insulta, la llama de todo: perdedora, puta, imbécil, egoísta, etc. También se hace recuerdo de su objetivo que le hizo al capitán del Black Lotus hace unos minutos, en la cual casi prometía llegar a dominar ese extraño poder que lleva en su interior. Y quizás es eso, sin embargo desde ese instante la rubia vuelve a luchar por vivir. Quiere seguir existiendo y continuar con su aventura, al menos un día más y por mero capricho.
Lo siguiente que se puede ver es como con el puño cerrado la mujer intenta convocar los milagros de su fruta del diablo, concentrando una gran energía en este a través de su propia fuerza bruta. Al principio no da resultado alguno, no obstante y cuando se termina de hundir su rostro pasa lo que debía pasar. Una esfera de color blanco sumamente claro se materializa en la mano libre de la ex prostituta, y mientras ésta mueve el puño de un lado a otro en busca de auxilio ocurre la liberación de su poder. De pronto un crujir muy sonoro cruza rápido el pantano con una sola finalidad, dar aviso de lo que se aproxima a continuación. Posteriormente un temblor lo suficientemente fuerte hace caer algunos árboles muertos y débiles de alrededor las arenas movedizas, dando una esperanza de salir a la muchacha. Como es lógico la cazarrecompensas no desaprovecha y se aferra a la corteza negra de uno de ellos, a la par que toma aire desesperadamente. Seguidamente se arrastra has la orilla, donde antes habían provenido los insultos.
Tarda algunos tediosos minutos, mas lo consigue por sí sola. Sin embargo, y de forma inmediata, se desmaya por el esfuerzo. No le da tiempo a realizar ninguna acción salvo la de asegurarse de no resbalar ahí dentro de nuevo, ya que parecía que estaba completamente muerta por el agotamiento sufrido.
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Byakuro estaba jugando con Klaus, bueno, con su copia, cuando escuchó lo que parecía ser un crujido fuerte hacia la zona del pantano. Titania no estaba ahí, y el ruido parecía provenir de su dirección. Con rapidez, el chico reabsorbió al animal, y empezó a rastrear la zona, buscando a Titania con su mantra. No había señales de ella. De pronto, a lo lejos vio un árbol caer al agua enfangada. "Mierda..." pensó mientras echaba a correr por el pantano en aquella dirección. Su cuerpo empezó a brillar con llamas de color verde esmeralda, y el cazador comenzó a moverse a gran velocidad, levantando tras el un rastro de barro espeso y apestoso.
- ¡Titania! ¡Titania! -gritaba, mientras se acercaba en rápidas carreras al lugar. Fue entonces cuando la mujer entró en su radio de detección. Estaba frente a él, tirada en el suelo y aferrada al tronco de uno de los tres árboles que habían caído en la zona. Parecía inconsciente. El chico se agachó a su lado y la agarró con rapidez, cargándola en brazos y volviendo al refugio-. ¡Mierda, mierda, mierda! -se quejaba mientras el pantano se convertía en un borrón difuso, a causa de la velocidad.
Tras un breve rato, el cazador llegó al campamento, y dejó a la mujer en el suelo. No sabía mucho de medicina, apenas lo básico de primeros auxilios. Se acercó a la boca de ella con el dorso de la mano mientras aproximaba la cabeza al pecho de la mujer y apoyaba la cabeza en él. Sí, ahí estaban los latidos. Y parecía que respiraba, de forma débil pero constante. El cazador sintió cómo la adrenalina abandonaba su cuerpo y se sintió muy cansado de pronto. Fue al interior de la cabaña y recogió su chaqueta que había dejado a Titania como manta esa misma noche. La cubrió con ella y se sentó al lado, observándola en silencio.
Ella quería dominar el poder de la fruta, pero tal vez había ido demasiado lejos y se había caído en una zona de arenas movedizas. Menos mal que Byakuro se había dado cuenta de que faltaba, o la chica podía estar en problemas, sola e inconsciente en medio del pantano. El chico esperó un rato largo, hasta que la chica se recuperó, mientras jugueteaba de nuevo con el falso Klaus. Si hubiera estado más atento aquello no habría pasado. "Mierda..." se repitió a sí mismo.
- Lo... lo siento, Titania. Tendría que haber estado más atento. -no sabía si la chica tumbada frente a él lo oía, pero tenía que decírselo.
- ¡Titania! ¡Titania! -gritaba, mientras se acercaba en rápidas carreras al lugar. Fue entonces cuando la mujer entró en su radio de detección. Estaba frente a él, tirada en el suelo y aferrada al tronco de uno de los tres árboles que habían caído en la zona. Parecía inconsciente. El chico se agachó a su lado y la agarró con rapidez, cargándola en brazos y volviendo al refugio-. ¡Mierda, mierda, mierda! -se quejaba mientras el pantano se convertía en un borrón difuso, a causa de la velocidad.
Tras un breve rato, el cazador llegó al campamento, y dejó a la mujer en el suelo. No sabía mucho de medicina, apenas lo básico de primeros auxilios. Se acercó a la boca de ella con el dorso de la mano mientras aproximaba la cabeza al pecho de la mujer y apoyaba la cabeza en él. Sí, ahí estaban los latidos. Y parecía que respiraba, de forma débil pero constante. El cazador sintió cómo la adrenalina abandonaba su cuerpo y se sintió muy cansado de pronto. Fue al interior de la cabaña y recogió su chaqueta que había dejado a Titania como manta esa misma noche. La cubrió con ella y se sentó al lado, observándola en silencio.
Ella quería dominar el poder de la fruta, pero tal vez había ido demasiado lejos y se había caído en una zona de arenas movedizas. Menos mal que Byakuro se había dado cuenta de que faltaba, o la chica podía estar en problemas, sola e inconsciente en medio del pantano. El chico esperó un rato largo, hasta que la chica se recuperó, mientras jugueteaba de nuevo con el falso Klaus. Si hubiera estado más atento aquello no habría pasado. "Mierda..." se repitió a sí mismo.
- Lo... lo siento, Titania. Tendría que haber estado más atento. -no sabía si la chica tumbada frente a él lo oía, pero tenía que decírselo.
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La joven del peinado despuntado abre los ojos y mira a su alrededor, pero no hay nada que concuerde con los últimos recuerdos que almacena en su mente a su vista. La muchacha se da cuenta rápidamente que no está en el pantano infestado de mosquitos y putrefacto fango, puesto que una alta hierba la envuelve en un prado sin fin, ni tampoco con el peliblanco de nombre Byakuro, si no más bien se encuentra completamente sola. Más tarde la cazadora repara también que no es de día, dado que la luna brilla poderosa arriba de su cabeza, concluyendo casi sin darle importancia que las estrellas y la oscuridad habían vencido una vez más al ardiente sol. Sin embargo lo que más sorprende a la chica de ojos azules es el terrorífico viento que azota de repente la zona, pues la balancea repentinamente de un lado a otro como si se tratase de una vulgar muñeca de trapo. Mas lo peor, de lejos, es que es incapaz de moverse libremente la cazadora de recompensas. La mujer siente que algo la mantiene anclada al suelo, como antes lo hizo la tinta del capitán del Black Lotus pero mucho más fuerte y horrible.
-¡Tsk!- masculla intentado mover su pierna derecha con ayuda de sus manos, tirando todo lo que puede.
No obstante sus acciones son imposibles, puesto que antes de obtener algún resultado el clímax de la situación se hace materia y se presenta ante ella. Una nube negruzca de densa apariencia hace acto de presencia frente a la cazadora rubia, la cual está cada vez más y más nerviosa. Como es normal la muchacha altera velozmente su respiración, haciéndola sonora y mucho más constante: Sí, siente miedo.
-¿Qu... Qué... eres?- pregunta la chica tartamudeando al ver que aquella cosa no se aproxima.
Un par de minutos después, en el instante que la joven dejó toda esperanza de liberarse y terminó por cruzarse de brazos ante lo que ella identifica como la muerte, recibe una respuesta muy extraña y enigmática. Las sombras se acercaron lentamente hasta ella, dejando esta vez el rastro por donde pasa, y tomando forma humana plagian el aspecto de la cazarrecompensas, situándose al instante cara a cara con ella. Luego, y pareciendo que disfrutaban de la tensión del momento, contesta con una voz muy rara:
-Soy tú... Linette- contesta la oscura nube antes de desvanecerse en una fugaz explosión.
Con la onda expansiva y la misteriosa respuesta, la novata cazadora se despierta. La muchacha levanta impulsivamente su cuerpo, gritando a la vez que se agarra con ambas manos la cabeza, sin tener en cuenta sea lo que sea que tuviera al lado. Los chillidos que la rubia lanza al ambiente son desgarradores, terroríficos y de un dolor horripilante; mas no para, ni un segundo, pues está totalmente atemorizada. No obstante los hechos que preceden a esa acción lo justifican, puesto que es de temer que en sus pesadillas salga su verdadero nombre y, lo peor, dicho por un ser del inframundo al cual ella misma identifica con la todopoderosa muerte. Mas todo esto precede a un mar de lágrimas que la joven suelta impotente. No sabe qué hacer, está inutilizada por completo, y lo único que le queda es desahogarse de esa forma.
-¡Tsk!- masculla intentado mover su pierna derecha con ayuda de sus manos, tirando todo lo que puede.
No obstante sus acciones son imposibles, puesto que antes de obtener algún resultado el clímax de la situación se hace materia y se presenta ante ella. Una nube negruzca de densa apariencia hace acto de presencia frente a la cazadora rubia, la cual está cada vez más y más nerviosa. Como es normal la muchacha altera velozmente su respiración, haciéndola sonora y mucho más constante: Sí, siente miedo.
-¿Qu... Qué... eres?- pregunta la chica tartamudeando al ver que aquella cosa no se aproxima.
Un par de minutos después, en el instante que la joven dejó toda esperanza de liberarse y terminó por cruzarse de brazos ante lo que ella identifica como la muerte, recibe una respuesta muy extraña y enigmática. Las sombras se acercaron lentamente hasta ella, dejando esta vez el rastro por donde pasa, y tomando forma humana plagian el aspecto de la cazarrecompensas, situándose al instante cara a cara con ella. Luego, y pareciendo que disfrutaban de la tensión del momento, contesta con una voz muy rara:
-Soy tú... Linette- contesta la oscura nube antes de desvanecerse en una fugaz explosión.
Con la onda expansiva y la misteriosa respuesta, la novata cazadora se despierta. La muchacha levanta impulsivamente su cuerpo, gritando a la vez que se agarra con ambas manos la cabeza, sin tener en cuenta sea lo que sea que tuviera al lado. Los chillidos que la rubia lanza al ambiente son desgarradores, terroríficos y de un dolor horripilante; mas no para, ni un segundo, pues está totalmente atemorizada. No obstante los hechos que preceden a esa acción lo justifican, puesto que es de temer que en sus pesadillas salga su verdadero nombre y, lo peor, dicho por un ser del inframundo al cual ella misma identifica con la todopoderosa muerte. Mas todo esto precede a un mar de lágrimas que la joven suelta impotente. No sabe qué hacer, está inutilizada por completo, y lo único que le queda es desahogarse de esa forma.
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Byakuro se sorprendió cuando la chica se levantó bruscamente, gritando como si hubiese visto un fantasma, o su propia muerte. El cazador escuchó los desgarradores gritos, más propios de una Banshee que de una persona, y se lanzó a agarrar a la chica por los hombros, al tiempo que dejaba la cara cerca de la de ella, pero no pegada, para evitar asustarla más aún.
- ¡Titania, Titania! -la chica pareció desplomarse, y comenzó a llorar sin poder contenerse. El cazador la abrazó con intensidad, sin importarle que ella lo mirase mal después, e intentó transmitirle toda la seguridad que puede con ese gesto-. Ssssh... tranquila, todo está bien... ya está... no ha pasado nada. -decía, mientras con la mano le acariciaba la cabeza, revolviéndole ligeramente el pelo.
Era la primera vez que el chico veía a la mujer tan asustada y frágil como en aquel momento, por lo que se quedó así durante el tiempo necesario para que se tranquilizase. Y aun cuando ella se relajase un poco, no la soltaría de inmediato, tratando de asegurarse de que estaba bien.
- Solo era una pesadilla, tranquila... -murmuró, tratando de tranquilizarla.
- ¡Titania, Titania! -la chica pareció desplomarse, y comenzó a llorar sin poder contenerse. El cazador la abrazó con intensidad, sin importarle que ella lo mirase mal después, e intentó transmitirle toda la seguridad que puede con ese gesto-. Ssssh... tranquila, todo está bien... ya está... no ha pasado nada. -decía, mientras con la mano le acariciaba la cabeza, revolviéndole ligeramente el pelo.
Era la primera vez que el chico veía a la mujer tan asustada y frágil como en aquel momento, por lo que se quedó así durante el tiempo necesario para que se tranquilizase. Y aun cuando ella se relajase un poco, no la soltaría de inmediato, tratando de asegurarse de que estaba bien.
- Solo era una pesadilla, tranquila... -murmuró, tratando de tranquilizarla.
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Esos momentos en los cuales el cazador abrazaba y tranquilizaba a la joven ya han quedado muy atrás, hundidos en los recuerdos de ambos. En el caso de la muchacha aquellos instantes han sido desterrados muy lejos de su memoria, por temor a repetirlos una y otra vez y consiguiendo retener exclusivamente dentro de sí misma las palabras de su pesadilla junto al ambiente que había dentro de la misma. Y es que han pasado, más o menos, siete días desde esos hechos. Una semana entera ha transcurrido donde el entrenamiento ha sido la única ocupación de la cazarrecompensas, llegando a tomárselo como algo personal y sumamente transcendental para su vida y evolución; a la vez, claro está, que obtenía información variada de su compañero sin que ella tuviera que exponerse demasiado. Entre esos datos estaba el ascenso del peliblanco a Shichibukai, un cargo importante dentro del gobierno que acreditaba al cazador como una de las personas más poderosas de todos los mares, además de entender qué significaba aquel título y las obligaciones y derechos que daba. Por el contrario ella explicó su pasado más detalladamente al muchacho, como los castigos que recibía por intentar escapar de Madame Mei y la organización que había detrás del burdel. La joven contó cómo quiso escapar, luego como la interceptaron, y más tarde las palizas y violaciones por parte de los gorilas y guardianes.
La actual cazadora de recompensas, y de igual manera que lo hizo el tipo, también aclaró al muchacho un poco de sus orígenes, pasando obviamente por los abusos que sufrió con trece años en casa de su antiguo amigo. Pero lo que sin duda pudo dejar más helado o sorprendido al shichibukai es, sin lugar a dudas, el cambio de aires que dan las ambiciones de la muchacha; pues no es para menos, ya que ayer mismo se lo dijo claramente y sin rodeos. La rubia de los ojos azules ahora desea ocupar un de los puesto en el Ouka.
El motivo puede resultar turbio y algo precipitado, sino imposible de creer también. Sin embargo la motivación que la lleva a tomar una decisión así tienen fundamento y base sólida en su objetivo original, el cual era vivir en paz. Y es que si toma alguna vacante de allí dentro será considerada una de las mujeres más poderosas del mundo, lo que significa que nadie tendría porqué enfrentarse a ella y podría tener la conveniencia de retirarse a una isla tranquila. Este hecho, si llegase a ocurrir, daría la oportunidad a la muchacha de salir de su actual vida, ya que siendo franca no se ve muchos años cazando criminales para subsistir; como tampoco se imagina al lado de Byakuro mucho tiempo, viviendo con y de él sin más.
Mas hoy, mientras se encuentra meditando al frente de su gran oponente de madera, nota algo distinto en el ambiente. Por causas que desconoce la joven, los mosquitos apenas se acercan su posición. También siente que las aguas cercanas a ella se mueven algo raras, ya que sus ondas no van hacia la orilla sino al centro del gigantesco charco; de igual manera hace un buen rato que no siente la brisa en su cuerpo.
-¿Percibes todo lo que me rodea?- pregunta la muchacha, con los ojos cerrados. -¿Por qué está raro el ambiente?-. La cazadora mantiene su colocación espiritual, entrelazando las piernas y dedos de las manos. -No hagas que no estás, porque te he oído llegar desde que saliste de la puerta del refugio-. Como es habitual en ella misma, usa aquel tono un poco menos frío pero igual de ajeno con el capitán peliblanco.
La relación entre ambos miembros del gremio se ha enfriado un poco desde que la despertó hace unos días gritando y llorando, sin embargo a la vez se había estrechado por todo lo que sabían la una del otro. Era curioso ver como Titania trata a alguien con cierto grado de compañerismo, puesto que no era común antes de esa semana dijera tantas palabras seguidas. Por otro lado, e incluso con mucho más motivo que antes, cuida más delicadamente sus palabras para no delatar tonterías o cosas que al hombre no le importasen, pues cuando menos sepa de ellas a estas alturas más oportunidad de supervivencia tiene.
La actual cazadora de recompensas, y de igual manera que lo hizo el tipo, también aclaró al muchacho un poco de sus orígenes, pasando obviamente por los abusos que sufrió con trece años en casa de su antiguo amigo. Pero lo que sin duda pudo dejar más helado o sorprendido al shichibukai es, sin lugar a dudas, el cambio de aires que dan las ambiciones de la muchacha; pues no es para menos, ya que ayer mismo se lo dijo claramente y sin rodeos. La rubia de los ojos azules ahora desea ocupar un de los puesto en el Ouka.
El motivo puede resultar turbio y algo precipitado, sino imposible de creer también. Sin embargo la motivación que la lleva a tomar una decisión así tienen fundamento y base sólida en su objetivo original, el cual era vivir en paz. Y es que si toma alguna vacante de allí dentro será considerada una de las mujeres más poderosas del mundo, lo que significa que nadie tendría porqué enfrentarse a ella y podría tener la conveniencia de retirarse a una isla tranquila. Este hecho, si llegase a ocurrir, daría la oportunidad a la muchacha de salir de su actual vida, ya que siendo franca no se ve muchos años cazando criminales para subsistir; como tampoco se imagina al lado de Byakuro mucho tiempo, viviendo con y de él sin más.
Mas hoy, mientras se encuentra meditando al frente de su gran oponente de madera, nota algo distinto en el ambiente. Por causas que desconoce la joven, los mosquitos apenas se acercan su posición. También siente que las aguas cercanas a ella se mueven algo raras, ya que sus ondas no van hacia la orilla sino al centro del gigantesco charco; de igual manera hace un buen rato que no siente la brisa en su cuerpo.
-¿Percibes todo lo que me rodea?- pregunta la muchacha, con los ojos cerrados. -¿Por qué está raro el ambiente?-. La cazadora mantiene su colocación espiritual, entrelazando las piernas y dedos de las manos. -No hagas que no estás, porque te he oído llegar desde que saliste de la puerta del refugio-. Como es habitual en ella misma, usa aquel tono un poco menos frío pero igual de ajeno con el capitán peliblanco.
La relación entre ambos miembros del gremio se ha enfriado un poco desde que la despertó hace unos días gritando y llorando, sin embargo a la vez se había estrechado por todo lo que sabían la una del otro. Era curioso ver como Titania trata a alguien con cierto grado de compañerismo, puesto que no era común antes de esa semana dijera tantas palabras seguidas. Por otro lado, e incluso con mucho más motivo que antes, cuida más delicadamente sus palabras para no delatar tonterías o cosas que al hombre no le importasen, pues cuando menos sepa de ellas a estas alturas más oportunidad de supervivencia tiene.
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Byakuro observaba el suelo con interés. Un acto tan visualmente estúpido suscitaba en el un interés sobrehumano. Y no porque el suelo fuera bonito, precisamente, sino por las grietas que se estaban formando alrededor de los pies de su compañera. En los últimos días él mismo había dejándole algo de espacio para que entrenase a su gusto, pero no por ella dejaba de observarla. Parecía estar adquiriendo un control mayor de sus poderes con la fruta, lo cual agradaba al chico. Sin embargo, tenía una espinita clavada en su interior. Titania quería ser miembro del Ouka, y eso no sería un problema si la chica no fuera tan independiente y ansiosa de libertad, cosa que por otro lado era bastante normal, teniendo en cuenta su pasado. Sin embargo, el hecho de querer formar parte de aquel cuerpo implicaba dos cosas. Primero, que tendría que protegerla y ayudarla a lograr su objetivo, cosa que al cazador no le importaba. Segunda, y posiblemente más preocupante para él, cuando la mujer alcanzase el puesto, seguramente se iría del gremio. Esto no molestaba al cazador, pero aquella posibilidad rondaba su cabeza, y le hacía estar algo taciturno. Por suerte, él mismo había estado practicando la técnica de creación de cuerpos de tinta ajenos a su cuerpo. El cazador había encontrado una zona cercana llena de rocas, donde iba a entrenar cuando dejaba a Titania a solas, y se dedicaba a crear animales de tinta y a ejercitarse en general. La voz de la chica lo sacó de su ensimismamiento.
- ¿Eh...? -el chico la miró-. Sí, parece que empiezas a desenvolverte bien, tal vez pronto acabes por dominar tu poder. Y entonces podremos seguir con el haki. -el chico se puso a hacer el pino con una mano, mientras observaba, desde su curiosa perspectiva, lo que hacía Titania.
- ¿Eh...? -el chico la miró-. Sí, parece que empiezas a desenvolverte bien, tal vez pronto acabes por dominar tu poder. Y entonces podremos seguir con el haki. -el chico se puso a hacer el pino con una mano, mientras observaba, desde su curiosa perspectiva, lo que hacía Titania.
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La joven cazadora escucha las respuestas del capitán mientras prosigue con su ejercicio de meditación, el cual ha visto mil veces en Lowell y Shun. Mas de repente la muchacha decide terminar por el momento y levantarse. La cazarrecompensas se pone en pie y se gira hacia su compañero. Sin tiempo para otra cosa, y de forma muy repentina, la joven se da cuenta de algo curioso en la gesticulación facial del peliblanco, y es que parece melancólico por algo; a lo que responde ella alzando una ceja y metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón, el cual ya es de color beige por toda la suciedad que ha ido almacenando. Sí, la chica del cabello corto sigue guardando su férreo carácter y preocupándose de forma indiferente ante los sentimientos de aquel que la rodea. Y es que por más cosas que pasen, Titania seguirá siendo igual.
-Me he fijado en ese sitio que al que vas solo...- comenta la mujer, empezando a caminar. -Anda, vamos-.
Toma dirección al suroeste, a la zona más sólida de todo el islote. Por el camino espanta, aplasta y destruye algunos nidos de mosquitos. A decir verdad, la muchacha les está empezando a coger mucho asco y rabia a esas inútiles animales, he llegado incluso a pensar muy bien el papel que juegan esos insectos en el equilibrio y la existencia del mundo, pero no consigue llegar a una conclusión firme y verídica sino al revés. De hecho, y con todo lo ya mencionado, no es difícil creer que se ha planteado eliminar a todos los chupa sangres de la isla, sin embargo resultaría un esfuerzo sin recompensa a largo plazo e inútil.
-Fíjate- dijo la muchacha mientras se quita la chaqueta y se hace con ella un guante, en su mano derecha.
Seguidamente la joven se alza sus manos y retrocede ligeramente su pie izquierdo del derecho, el cual mantiene firme y bien sujeto en el suelo. Cierra los ojos unos segundos después para enseguida abrirlos y mandar a la roca que tiene enfrente, que no es muy grande ni pequeña sino mediana, un puñetazo recubierto por esa aura blanquecina que se pudo ver en su golpe al muñeco de tinta hace unos siete días.
-¿Qué te parece?- pregunta entonces la cazadora admirando orgullosa el resultado del golpe.
En el granito se consigue divisar un gran hoyo, mucho más grande que el diámetro del puño de la rubia, incrustado en la superficie irregular de la piedra. Pero ahí no termina la cosa. Dentro del agujero también son visibles diminutas piezas cristalinas muy brillantes, que parecen rasgar poco a poco la roca. Sin embargo la sorpresa final fue otra un tanto distinta, ya que al chasquear los dedos la mujer el pedrusco termina por agrietarse de forma que pareciera que se iba a romper. Una línea desigual cruza en vertical toda la circunferencia de granito sin partirlo, lo que ocasiona cierto malestar en la cazarrecompensas.
-¡Tsk!- farfulla algo frustrada la rubia a la vez que se cruza de brazos. -Pensé que la partía-.
-Me he fijado en ese sitio que al que vas solo...- comenta la mujer, empezando a caminar. -Anda, vamos-.
Toma dirección al suroeste, a la zona más sólida de todo el islote. Por el camino espanta, aplasta y destruye algunos nidos de mosquitos. A decir verdad, la muchacha les está empezando a coger mucho asco y rabia a esas inútiles animales, he llegado incluso a pensar muy bien el papel que juegan esos insectos en el equilibrio y la existencia del mundo, pero no consigue llegar a una conclusión firme y verídica sino al revés. De hecho, y con todo lo ya mencionado, no es difícil creer que se ha planteado eliminar a todos los chupa sangres de la isla, sin embargo resultaría un esfuerzo sin recompensa a largo plazo e inútil.
-Fíjate- dijo la muchacha mientras se quita la chaqueta y se hace con ella un guante, en su mano derecha.
Seguidamente la joven se alza sus manos y retrocede ligeramente su pie izquierdo del derecho, el cual mantiene firme y bien sujeto en el suelo. Cierra los ojos unos segundos después para enseguida abrirlos y mandar a la roca que tiene enfrente, que no es muy grande ni pequeña sino mediana, un puñetazo recubierto por esa aura blanquecina que se pudo ver en su golpe al muñeco de tinta hace unos siete días.
-¿Qué te parece?- pregunta entonces la cazadora admirando orgullosa el resultado del golpe.
En el granito se consigue divisar un gran hoyo, mucho más grande que el diámetro del puño de la rubia, incrustado en la superficie irregular de la piedra. Pero ahí no termina la cosa. Dentro del agujero también son visibles diminutas piezas cristalinas muy brillantes, que parecen rasgar poco a poco la roca. Sin embargo la sorpresa final fue otra un tanto distinta, ya que al chasquear los dedos la mujer el pedrusco termina por agrietarse de forma que pareciera que se iba a romper. Una línea desigual cruza en vertical toda la circunferencia de granito sin partirlo, lo que ocasiona cierto malestar en la cazarrecompensas.
-¡Tsk!- farfulla algo frustrada la rubia a la vez que se cruza de brazos. -Pensé que la partía-.
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El chico se enderezó, y empezó a caminar tras la cazadora, que lo llevaba al lugar en el que estaba entrenando él los últimos días. El chico observó como la joven de cabellos claros envolvía su mano en su chaqueta, a modo de guante de boxeo, y se ponía en posición para golpear. "¿Qué se propondrá?" se preguntaba el peliblanco, interesado en lo que iba a ocurrir a continuación.
La chica golpeó la roca con el puño imbuido en un aura blanca, un aura que el chico reconoció como la misma que había usado una semana antes. El cazador se llevó la mano al mentón, pensativo, mientras observaba como la chica perforaba la roca con su puñetazo. Si ahora mismo era capaz de eso, podría ser un golpe temible cuando lograse dominar el haki.
- Vaya. Muy impresionante, sin duda... -murmuró el chico, cuando la mujer le pidió su opinión. Y entonces fue cuando ella chasqueó los dedos y la piedra se resquebrajó en dos partes. Byakuro vio que la mujer no parecía satisfecha con su propia fuerza. Él mismo se acercó a una roca cercana, y dejando el bastón a su lado, se colocó en una posición similar a la de Titania. El chico lanzó su mano hacia delante, con el pulgar pegado a los otros cuatro dedos, formando una cuña.
- ¡Yargh! -gritó, mientras su mano se imbuía en haki de color negro y atravesaba con facilidad la roca. Tras eso, el chico se giró hacia ella y, sonriendo, dijo-. Imagínate si llegases a dominar el haki, como habría quedado tu roca -luego añadió-. Por cierto, me gusta esa técnica, es bastante interesante... creo que casi avanzas más sin mí que conmigo... -el chico soltó una leve carcajada.
La chica golpeó la roca con el puño imbuido en un aura blanca, un aura que el chico reconoció como la misma que había usado una semana antes. El cazador se llevó la mano al mentón, pensativo, mientras observaba como la chica perforaba la roca con su puñetazo. Si ahora mismo era capaz de eso, podría ser un golpe temible cuando lograse dominar el haki.
- Vaya. Muy impresionante, sin duda... -murmuró el chico, cuando la mujer le pidió su opinión. Y entonces fue cuando ella chasqueó los dedos y la piedra se resquebrajó en dos partes. Byakuro vio que la mujer no parecía satisfecha con su propia fuerza. Él mismo se acercó a una roca cercana, y dejando el bastón a su lado, se colocó en una posición similar a la de Titania. El chico lanzó su mano hacia delante, con el pulgar pegado a los otros cuatro dedos, formando una cuña.
- ¡Yargh! -gritó, mientras su mano se imbuía en haki de color negro y atravesaba con facilidad la roca. Tras eso, el chico se giró hacia ella y, sonriendo, dijo-. Imagínate si llegases a dominar el haki, como habría quedado tu roca -luego añadió-. Por cierto, me gusta esa técnica, es bastante interesante... creo que casi avanzas más sin mí que conmigo... -el chico soltó una leve carcajada.
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Una vez la joven hubo hecho su particular demostración de los avaneces adquiridos hasta el momento, el muchacho de rango shichibukai realizó lo propio y destrozó una roca más pesada y sorprendente que la de ella. Esto provoca en la cazadora una indiferencia que se zanja rápidamente al utilizar la gura gura no mi y acabar con el trabajo, pues cierra la mano de inmediato apretando más y más su puño. Luego de unos instantes una bola de energía, blanca y pura, cubre por completo la palma de la rubia, que sin demora golpea el espacio o aire sin tocar el granito. Entonces el sonido muy característico de la akuma se hace presente rodeando la zona, puesto que la atmósfera de su alrededor empieza a crujir y a romperse progresivamente como si de un vidrio cualquiera se tratase. A continuación se puede ver como las ondas de choque liberadas en el ambiente acaban por destruir por completo el pedazo de roca, haciéndola añicos como si nada y obteniendo como resultado polvo y grava. Seguidamente la cazadora se marcha.
-Ya veremos...- responde la joven al capitán peliblanco al mismo tiempo que se va a continuar meditando.
Tarda un poco para llegar a su orilla, pero cuando lo hace no pierde tiempo y se sienta otra vez en la misma posición que antes. Entrelaza sus piernas y dedos la muchacha para después poner de inmediato su mente en blanco, comenzando la meditación y su búsqueda del estado mental y físico perfecto. La cazarrecompensas piensa inevitablemente entonces sobre todo lo que está haciendo, con respecto al entrenamiento claro está, ya que duda un poco sobre los efectos y resultado de la reflexión espiritual. Sin embargo despeja rauda esas ideas de su cabeza pues desde que empezó con todo eso ha conseguido grandes cosas, como esa especie de técnica que la permite golpear mucho más fuerte, o, incluso, un mayor control sobre la fruta del diablo; por lo que en definitiva, algo bueno sí debe tener le guste o no.
Pensamientos varios rodean la vacía mente de la muchacha, como su situación dentro del gremio o en el mundo. No obstante ella los intenta ignorar, procurando no razonar absolutamente nada que su cerebro le proponga. La ex prostituta es consciente de lo difícil que es llegar a un punto optimo para meditar en paz, y que la conciencia muchas veces es el peor rival, mas está decidida a llegar a lo que se ha propuesto días antes: el Haki de Armadura. Aunque una cosa es segura, estando totalmente sola le va a costar un poco.
-¡Tsk!- murmura la chica pensando que le vendría muy bien un clon de tinta ahora.
-Ya veremos...- responde la joven al capitán peliblanco al mismo tiempo que se va a continuar meditando.
Tarda un poco para llegar a su orilla, pero cuando lo hace no pierde tiempo y se sienta otra vez en la misma posición que antes. Entrelaza sus piernas y dedos la muchacha para después poner de inmediato su mente en blanco, comenzando la meditación y su búsqueda del estado mental y físico perfecto. La cazarrecompensas piensa inevitablemente entonces sobre todo lo que está haciendo, con respecto al entrenamiento claro está, ya que duda un poco sobre los efectos y resultado de la reflexión espiritual. Sin embargo despeja rauda esas ideas de su cabeza pues desde que empezó con todo eso ha conseguido grandes cosas, como esa especie de técnica que la permite golpear mucho más fuerte, o, incluso, un mayor control sobre la fruta del diablo; por lo que en definitiva, algo bueno sí debe tener le guste o no.
Pensamientos varios rodean la vacía mente de la muchacha, como su situación dentro del gremio o en el mundo. No obstante ella los intenta ignorar, procurando no razonar absolutamente nada que su cerebro le proponga. La ex prostituta es consciente de lo difícil que es llegar a un punto optimo para meditar en paz, y que la conciencia muchas veces es el peor rival, mas está decidida a llegar a lo que se ha propuesto días antes: el Haki de Armadura. Aunque una cosa es segura, estando totalmente sola le va a costar un poco.
-¡Tsk!- murmura la chica pensando que le vendría muy bien un clon de tinta ahora.
Byakuro Kyoya
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Byakuro vio cómo la mujer se retiraba a su lugar de meditación. Mientras ella volvía a sentarse, tratando de reflexionar o poner la mente en blanco, el cazador se quedó al lado de los restos de roca destrozada. Con una mano empezó a crear una esfera de tinta que creció cada vez más, hasta el punto de alcanzar el tamaño del propio Byakuro. El chico se concentró, dando forma a la esfera de líquido negro, que poco a poco fue adquiriendo sus rasgos. El chico soltó entonces la esfera de tinta, que se quedó estática frente a él. Había estado practicando durante los últimos días el crear figuras de tinta móviles para poder usarlos de muñecos de prácticas en aquel entrenamiento, y había logrado algunos avances. Ahora su nivel de control sobre la tinta era mucho más fluido, y los movimientos de su clon eran más naturales. El cazador se alejó un par de pasos, y entonces su reflejo se colocó en posición de pelea. El chico adoptó la misma forma, y ambos empezaron a pelear uno contra el otro. El fallo consistía en que el chico sabía sus movimientos, por lo que la copia los esquivaba a la perfección, y al revés, por lo que el combate se resumía en un conjunto de ataques y esquivas y varios golpes detenidos con los antebrazos.
Tras un rato peleando, Byakuro deshizo a su copia y se sentó en el suelo. Se quedó mirando una de las rocas más grandes del lugar. El día que había encontrado aquella roca se había quedado mirándola un buen rato. Era imponente, y había resistido sus golpes. El chico sonrió. Era un desafío interesante, pero ni siquiera con sus llamas doradas había podido fragmentarla. Se miró los dedos de la mano izquierda, y los fue levantando uno a uno: el meñique se iluminó con una llama morada, el anular con una llama roja y negra, el corazón con una llama dorada, y el índice con una llama esmeralda. "Ninguna de estas flamas por sí sola es invencible" pensó el chico, mientras apretaba el puño y las llamas se juntaban un segundo antes de extinguirse. "Tengo que encontrar la manera..." se dijo a sí mismo, mientras echaba otra mirada a Titania.
Tras un rato peleando, Byakuro deshizo a su copia y se sentó en el suelo. Se quedó mirando una de las rocas más grandes del lugar. El día que había encontrado aquella roca se había quedado mirándola un buen rato. Era imponente, y había resistido sus golpes. El chico sonrió. Era un desafío interesante, pero ni siquiera con sus llamas doradas había podido fragmentarla. Se miró los dedos de la mano izquierda, y los fue levantando uno a uno: el meñique se iluminó con una llama morada, el anular con una llama roja y negra, el corazón con una llama dorada, y el índice con una llama esmeralda. "Ninguna de estas flamas por sí sola es invencible" pensó el chico, mientras apretaba el puño y las llamas se juntaban un segundo antes de extinguirse. "Tengo que encontrar la manera..." se dijo a sí mismo, mientras echaba otra mirada a Titania.
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Ha pasado una hora desde que Titania ha intentado concentrarse lo suficiente para poder meditar con eficiencia; sin embargo no consigue más que rebatir viejas ideas y complejos variados que, sin más motivo que el molestar, sólo perjudican a su entrenamiento. Por un lado está su renovada preocupación por la pesadilla y su significado, por otro se encuentra su pequeño complejo de poder ante el nivel que muestran todos los del gremio, y por último la espina que lleva clavada desde que salió de Shellstown: Tamao Fujiwara. En este último caso quizás, y solamente es una opción entre otras, esté exagerando la mujer del peinado despuntado ya que el mafioso no ha ejecutado movimiento alguno, mas cabe la probabilidad que esto se deba a la estancia de la muchacha con el shichibukai, después de todo ese título acredita al cazador como uno de los guerreros más peligrosos del mundo; aunque eso cueste de verlo a simple vista.
No obstante, y a partir de esas conjeturas, la muchacha se aburre y toma la determinación de irse a encontrar de nuevo con el capitán. Ella es consciente que sencillamente reflexionando no conseguirá absolutamente nada, pues lo que acaba contando al final es el esfuerzo dado en una fiera batalla. Además, si es verdad lo que el compañero de la joven decía, pelear contra él garantizaba que no habría error alguno si dominaba el Haki de Armadura, ya que sus golpes afectarían al líquido cuerpo del hombre.
-Necesito uno de tus clones- dijo la muchacha, saliendo de la maleza y poniéndose luego delante de él.
La mirada de la joven den cabello corto era decidida; de hoy no podía pasar. Llevan aproximadamente nueve días en la isla y la chica siente que no ha avanzado en absoluto con el tema principal, el cual se le resiste desde su batalla contra el gordo del cuerpo diamantino. La cazadora de recompensas nota que si hoy, en este noveno día, no consigue si quiera tocar al menos una vez al tipo, será una completa fracasada. Por lo menos, y esto ella misma lo sabe, necesita dar una única vez al tinto cuerpo de su capitán. Y si el Haki es como lo ha pintado el peliblanco, con la voluntad que presenta la jovenzuela debería conseguirlo más temprano que tarde. Las ganas que le tiene Titania a su compañero en golpearle, son simplemente enormes y casi irremediables con todo lo que éste ha querido hacer con ella: humillante.
No obstante, y a partir de esas conjeturas, la muchacha se aburre y toma la determinación de irse a encontrar de nuevo con el capitán. Ella es consciente que sencillamente reflexionando no conseguirá absolutamente nada, pues lo que acaba contando al final es el esfuerzo dado en una fiera batalla. Además, si es verdad lo que el compañero de la joven decía, pelear contra él garantizaba que no habría error alguno si dominaba el Haki de Armadura, ya que sus golpes afectarían al líquido cuerpo del hombre.
-Necesito uno de tus clones- dijo la muchacha, saliendo de la maleza y poniéndose luego delante de él.
La mirada de la joven den cabello corto era decidida; de hoy no podía pasar. Llevan aproximadamente nueve días en la isla y la chica siente que no ha avanzado en absoluto con el tema principal, el cual se le resiste desde su batalla contra el gordo del cuerpo diamantino. La cazadora de recompensas nota que si hoy, en este noveno día, no consigue si quiera tocar al menos una vez al tipo, será una completa fracasada. Por lo menos, y esto ella misma lo sabe, necesita dar una única vez al tinto cuerpo de su capitán. Y si el Haki es como lo ha pintado el peliblanco, con la voluntad que presenta la jovenzuela debería conseguirlo más temprano que tarde. Las ganas que le tiene Titania a su compañero en golpearle, son simplemente enormes y casi irremediables con todo lo que éste ha querido hacer con ella: humillante.
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Byakuro alzó la mirada de su mano cuando Titania se le acercó. La joven le pidió un clon de tinta. ¿Para qué quería ahora un clon de tinta? El chico se levantó despacio, y se puso frente a ella, mirándola a los ojos. Se le veía decidida, tal vez preparada para empezar en serio a dominar el haki. El chico sonrió para sí mismo. Le gustaba aquella mujer, pese a lo fría e inalcanzable que fuera. Tenía carácter y era tenaz, y eso la hacía salvaje e intrigante. Byakuro negó con lentitud.
- No necesitas un clon... me tienes a mí -el cazador retrocedió un par de pasos y se colocó en posición defensiva, con las manos en alto-. Adelante, Titania-chan. Y cúbrete.
El chico de cabellos blancos sonrió a la rubia. No esquivaría ninguno de sus ataques, pero pensaba devolver los golpes, uno a uno. Si no lograba que la mujer aprendiese a dominar el haki a base de atacarle, lo haría a base de defenderse. El chico estaba entusiasmado, quería ver a Titania a pleno rendimiento y con todo su potencial, y eso solo era posible mediante el haki. El chico recubrió sus brazos con tinta y los hizo crecer, formando dos pequeñas bolas de demolición. Luego, de sus pies empezó a brotar tinta negra y espesa, que atraparía a Titania en cuanto la pisase. El cazador quería hacer ver a su compañera con esto que no iba a contenerse. Y que ella tampoco debía hacerlo.
- No necesitas un clon... me tienes a mí -el cazador retrocedió un par de pasos y se colocó en posición defensiva, con las manos en alto-. Adelante, Titania-chan. Y cúbrete.
El chico de cabellos blancos sonrió a la rubia. No esquivaría ninguno de sus ataques, pero pensaba devolver los golpes, uno a uno. Si no lograba que la mujer aprendiese a dominar el haki a base de atacarle, lo haría a base de defenderse. El chico estaba entusiasmado, quería ver a Titania a pleno rendimiento y con todo su potencial, y eso solo era posible mediante el haki. El chico recubrió sus brazos con tinta y los hizo crecer, formando dos pequeñas bolas de demolición. Luego, de sus pies empezó a brotar tinta negra y espesa, que atraparía a Titania en cuanto la pisase. El cazador quería hacer ver a su compañera con esto que no iba a contenerse. Y que ella tampoco debía hacerlo.
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Y de pronto, tras unas efímeras palabras, la mujer de los ojos azules se vio sumergida en un combate a desventaja contra el capitán del Black Lotus y Shuchibukai, Byakuro el Loto Purpura. Sí, Titania había oído hace no mucho tiempo el apodo que tiene su compañero y superior en el gremio; pero nada de eso la intimida, porque al final todo lo único que cuenta es el éxito o la muerte. No obstante hay que aclarar que la cazarrecompensas no tiene pensado, ni de lejos, perecer en una isla tan asquerosa como ésta ni a manos de tal payaso. Así que dicho todo esto, y mientras ve a su adversario transformar sus manos en bolas sólidas de destrucción y convertir sus pies en un charco pegajoso de tinta negra, la muchacha de rubios cabellos se prepara de igual manera para el primer round, empezando por cubrirse entera de esa nueva técnica que había aprendido y pensando a la par un movimiento para contrarrestar esa trampa.
-No me subestimes- contesta la joven mientras realiza varios saltos hacia atrás, para ganar algo de tiempo.
En el momento que termina su primera acción se puede observar, de forma demasiado clara quizás, como su cuerpo está recubierto íntegramente por esa aura blanquecina con pequeñas piezas brillantes que recuerdan al polvo de diamante; a la par que con su mano levantada ejecuta su primera habilidad ígnea.
-Fiery Court!- exclama la muchacha a la vez que tira una onda de fuego en horizontal desde su mano levantada, lo suficientemente capaz de cortar el paso de esa mancha negruzca por un tiempo y, como segundo acto, terminar con esa pequeña amenaza de una vez por todas. -Me toca- dice, "entusiasmada".
A continuación la cazadora de recompensas cierra en un puño su otra mano, alzándola libremente luego por encima de su cabeza. Lo que está haciendo la joven es cargar más y más su próximo ataque que termine por anular la ofensiva del peliblanco. Seguidamente, y cuando la muchacha siente que está a tope de poder, lanza su puñetazo sobre el suelo que tiene bajo sus pies, creando rápidamente un cráter allá donde golpea así como un temblor levemente bajo pero que consigue su objetivo principal: hacer caer algunas rocas sobre el shichicukai. La cazadora es consciente que esto no hará absolutamente nada al hombre, sin embargo anulará por unos segundos su campo de visión; lo cual seguirá con un acercamiento directo por parte de ella, pues aprovechará al máximo su velocidad natural y el poder del aura.
La acción que prosigue a la lluvia de granito es una rauda carrera de la mujer, que rápida como el rayo se planta enfrente del peliblanco en poco más de un tres segundos. La distancia que había entre ellos no era superior a diez o doce metros. Una vez la chica de pálida cabellera dorada está delante de su rival, salta en el camino y comienza a cargar otro puñetazo; arqueando su brazo derecho hacia atrás concentra una gran fuerza en su puño, a la par que evita hacer uso de la fruta del diablo. Esta acción por parte de ella se debe a que si quiere controlar el Haki, entiende que los golpes a dar al muchacho no deben ser otra cosa que resultados de su propia voluntad y no de su akuma no mi. Y, también, es que si la mujer no da y atiza a la pared que su contrario posee detrás, puede ocasionar otro derrumbamiento que la acabe por matar.
-No me subestimes- contesta la joven mientras realiza varios saltos hacia atrás, para ganar algo de tiempo.
En el momento que termina su primera acción se puede observar, de forma demasiado clara quizás, como su cuerpo está recubierto íntegramente por esa aura blanquecina con pequeñas piezas brillantes que recuerdan al polvo de diamante; a la par que con su mano levantada ejecuta su primera habilidad ígnea.
-Fiery Court!- exclama la muchacha a la vez que tira una onda de fuego en horizontal desde su mano levantada, lo suficientemente capaz de cortar el paso de esa mancha negruzca por un tiempo y, como segundo acto, terminar con esa pequeña amenaza de una vez por todas. -Me toca- dice, "entusiasmada".
A continuación la cazadora de recompensas cierra en un puño su otra mano, alzándola libremente luego por encima de su cabeza. Lo que está haciendo la joven es cargar más y más su próximo ataque que termine por anular la ofensiva del peliblanco. Seguidamente, y cuando la muchacha siente que está a tope de poder, lanza su puñetazo sobre el suelo que tiene bajo sus pies, creando rápidamente un cráter allá donde golpea así como un temblor levemente bajo pero que consigue su objetivo principal: hacer caer algunas rocas sobre el shichicukai. La cazadora es consciente que esto no hará absolutamente nada al hombre, sin embargo anulará por unos segundos su campo de visión; lo cual seguirá con un acercamiento directo por parte de ella, pues aprovechará al máximo su velocidad natural y el poder del aura.
La acción que prosigue a la lluvia de granito es una rauda carrera de la mujer, que rápida como el rayo se planta enfrente del peliblanco en poco más de un tres segundos. La distancia que había entre ellos no era superior a diez o doce metros. Una vez la chica de pálida cabellera dorada está delante de su rival, salta en el camino y comienza a cargar otro puñetazo; arqueando su brazo derecho hacia atrás concentra una gran fuerza en su puño, a la par que evita hacer uso de la fruta del diablo. Esta acción por parte de ella se debe a que si quiere controlar el Haki, entiende que los golpes a dar al muchacho no deben ser otra cosa que resultados de su propia voluntad y no de su akuma no mi. Y, también, es que si la mujer no da y atiza a la pared que su contrario posee detrás, puede ocasionar otro derrumbamiento que la acabe por matar.
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Byakuro esperó el primer ataque. La chica lanzó un corte al suelo frente a ella, tratando de detener el flujo de tinta hacia ella. Para eso empleó la técnica que había aprendido un tiempo antes, en presencia del cazador, que simplemente sonrió y dejó de hacer avanzar la tinta. Al fin y al cabo, ya había cubierto lo suficiente con su tinta a su alrededor.
- Bien... -la chica ha dicho que no la subestime, así que el cazador simplemente va a prepararse para el ataque. Y aunque ha prometido que no va a esquivarlos, no ha dicho que no pueda bloquearlos.
La joven de pelo rubio ha cargado su puño con aquella especie de aura blanca, y en lugar de lanzarse contra el cazador intenta algo distinto. Lanza un puñetazo contra el suelo, generando un ligero temblor que provoca que algunas de las rocas cercanas caigan sobre Byakuro. Una de ellas parece a punto de aplastarlo, pero el cazador se cubre con llamas rojas y negras e imbuye desde su cabeza a su pecho con haki armadura negro como el azabache, y extiendo los brazos hacia arriba, destrozando parte de la piedra y evitando que lo aplaste. Las llamas rojas y negras desaparecen al instante.
Para cuando el cazador se da cuenta de que Titania está moviéndose hacia él, la mujer ya está muy cerca. El cuerpo de Byakuro parece querer esquivar a la chica, pero él se obliga a permanecer en la trayectoria del ataque y coloca ambos brazos frente a él, imbuyéndolos en haki y haciendo que ardan con llamas violetas. Su pelo adquiere ese mismo color violeta, y el cazador agarra el brazo de la chica sin problemas, golpeándolo de lado para que su golpe acabe golpeando el aire. Pero eso solo es la primera parte de su ataque. Al caer la chica al suelo, su cuerpo entra en contacto con la tinta pegajosa que lo recubre, haciendo que le sea mucho más difícil moverse. Y aprovechando eso, el cazador lanza un rápido golpe con el codo a la sien de la mujer, que con el impulso a quedado a su lado, en lugar de frente a él.
- No me subestimes tampoco, Titania. Te dije que te cubrieses. -le dice, con voz seria.
- Bien... -la chica ha dicho que no la subestime, así que el cazador simplemente va a prepararse para el ataque. Y aunque ha prometido que no va a esquivarlos, no ha dicho que no pueda bloquearlos.
La joven de pelo rubio ha cargado su puño con aquella especie de aura blanca, y en lugar de lanzarse contra el cazador intenta algo distinto. Lanza un puñetazo contra el suelo, generando un ligero temblor que provoca que algunas de las rocas cercanas caigan sobre Byakuro. Una de ellas parece a punto de aplastarlo, pero el cazador se cubre con llamas rojas y negras e imbuye desde su cabeza a su pecho con haki armadura negro como el azabache, y extiendo los brazos hacia arriba, destrozando parte de la piedra y evitando que lo aplaste. Las llamas rojas y negras desaparecen al instante.
Para cuando el cazador se da cuenta de que Titania está moviéndose hacia él, la mujer ya está muy cerca. El cuerpo de Byakuro parece querer esquivar a la chica, pero él se obliga a permanecer en la trayectoria del ataque y coloca ambos brazos frente a él, imbuyéndolos en haki y haciendo que ardan con llamas violetas. Su pelo adquiere ese mismo color violeta, y el cazador agarra el brazo de la chica sin problemas, golpeándolo de lado para que su golpe acabe golpeando el aire. Pero eso solo es la primera parte de su ataque. Al caer la chica al suelo, su cuerpo entra en contacto con la tinta pegajosa que lo recubre, haciendo que le sea mucho más difícil moverse. Y aprovechando eso, el cazador lanza un rápido golpe con el codo a la sien de la mujer, que con el impulso a quedado a su lado, en lugar de frente a él.
- No me subestimes tampoco, Titania. Te dije que te cubrieses. -le dice, con voz seria.
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Sin más otra opción la mujer de cabellos cortos lanza su ofensiva contra el capitán, pero inevitablemente es contrarrestada sin que ella pueda hacer nada. Y es que en el aire es muy complicado moverse y/o cambiar de trayectoria a mitad de camino, de ahí se entiende como con un pequeño golpe a su brazo la joven se haya desestabilizado y ahora esté en el suelo. La acción del shichibukai toma desprevenida totalmente a la cazadora de recompensas puesto que se esperaba, entre otras cosas, que la esquivara o bloqueara; sin embargo ni de lejos había podido pensar la chica ese movimiento por parte del cazador.
-¡Tsk!- masculla molesta la rubia a la par que escucha al peliblanco y prepara su propia defensa.
Intenta rápidamente apartarse a un lado, girando su cuerpo por el suelo a una zona segura, pero no puede por culpa de la estúpida tinta. Sin pensarlo la muchacha de ojos azules se ha metido de lleno en la trampa que segundos antes el caza piratas había formado delante de sus propios ojos. No obstante, y como ya aprendió de la última vez, la joven posee una nueva idea de cómo zafarse sin complicaciones.
La cazadora, rauda y sin perder un segundo, aviva el aura brillante que rodea todo su cuerpo mientras que con ambas manos materializa las esferas de blancas fruto de su akuma no mi. Luego, y a la par que observa como la sombra de Byakuro se aproxima más y más a por ella, la cazarrecompensas hace detonar los dos globos de energía, consiguiendo quebrar el suelo gracias a toda esa fuerza almacenada en instantes allí dentro. Todo esto tiene como finalidad reducir, al menos en cierta medida, la superficie de agarre que guarda la tinta con el cuerpo de la muchacha a la par de tomar el suficiente impulso para salir disparada hacia cualquier lado, evadiendo de este modo el ataque del shichibukai que no se retiene nada.
-Cabrón...- susurra la joven a la vez que se levanta después de haber rodado varios metros.
La cazarrecompensas se pone en pie sin despegar su mirada del capitán y cazador. Segundos más tarde la rubia se quita algo de polvo sacudiéndose la ropa con un par de golpes en su pantalón y camiseta, sin embargo esto no es lo más llamativo de ella. Para empezar la aura blanquecina y con pequeñísimos trozos brillantes ha desaparecido, después su respiración se ha alterado tanto que forma jadeos muy seguidos que poco a poco se van normalizando, y, por último, toda acción aparente que realiza parece ser un vago intento por ganar algo de tiempo para recuperarse y pensar una mejor ofensiva hacia el Loto Purpura.
-Casi me matas...- dice la muchacha, dibujando en su rostro una frívola sonrisa. -... pero no-.
Instantes después, y tras una reflexión de un mísero segundo, la cazadora toma la decisión de pasar a algo igual de directo y arriesgado. Alzando su mano izquierda por encima del hombro derecho, la joven novata lanza al shichibukai uno de sus cortes ígneos en horizontal; pero ahí no termina la cosa, ya que a éste primero le siguen otros dos con diferentes inclinaciones: vertical y diagonal, respectivamente. Sin embargo este ataque vuelve a ser una distracción, puesto que de nuevo la chica del peinado despuntado avanza rapidísima a su oponente con la esperanza de tomarlo por sorpresa y asestarle dos o tres golpes seguidos.
Con los brazos posicionados de manera que la cubra de cualquier ataque físico, la cazadora de recompensas se planta decidida frente a su adversario. Después, y con la fe de tener el factor sorpresa de nuevo a su favor, intenta golpear al cazador con movimientos más típicos de una luchadora que los de una asesina; pues primero extiende su puño zurdo en dirección a los ojos del muchacho, mas si lo esquiva ella aguanta con potencia su brazo derecho para darle un gancho que lo levante, y, sin importar si se efectúa o no este último movimiento, carga la pierna derecha de forma que pueda lanzar una patada defensiva si fuera necesario, puesto que así alejaría al tipo en caso de emergencia o peligro y ella tendría tiempo para planear otra cosa de inmediato. Y sí, todo esto sin olvidar que el sujeto pueda hacerse intangible.
A estas alturas a la novata cazarrecompensas comprende una sola cosa: da igual el poder que demuestre con esa aura blanquecina y destellante, ni tampoco importa la cantidad de ondas sísmicas que ella cree con la gura gura no mi, todo se reduce a poder tocar a Byakuro solamente con uno solo de sus golpes.
-¡Tsk!- masculla molesta la rubia a la par que escucha al peliblanco y prepara su propia defensa.
Intenta rápidamente apartarse a un lado, girando su cuerpo por el suelo a una zona segura, pero no puede por culpa de la estúpida tinta. Sin pensarlo la muchacha de ojos azules se ha metido de lleno en la trampa que segundos antes el caza piratas había formado delante de sus propios ojos. No obstante, y como ya aprendió de la última vez, la joven posee una nueva idea de cómo zafarse sin complicaciones.
La cazadora, rauda y sin perder un segundo, aviva el aura brillante que rodea todo su cuerpo mientras que con ambas manos materializa las esferas de blancas fruto de su akuma no mi. Luego, y a la par que observa como la sombra de Byakuro se aproxima más y más a por ella, la cazarrecompensas hace detonar los dos globos de energía, consiguiendo quebrar el suelo gracias a toda esa fuerza almacenada en instantes allí dentro. Todo esto tiene como finalidad reducir, al menos en cierta medida, la superficie de agarre que guarda la tinta con el cuerpo de la muchacha a la par de tomar el suficiente impulso para salir disparada hacia cualquier lado, evadiendo de este modo el ataque del shichibukai que no se retiene nada.
-Cabrón...- susurra la joven a la vez que se levanta después de haber rodado varios metros.
La cazarrecompensas se pone en pie sin despegar su mirada del capitán y cazador. Segundos más tarde la rubia se quita algo de polvo sacudiéndose la ropa con un par de golpes en su pantalón y camiseta, sin embargo esto no es lo más llamativo de ella. Para empezar la aura blanquecina y con pequeñísimos trozos brillantes ha desaparecido, después su respiración se ha alterado tanto que forma jadeos muy seguidos que poco a poco se van normalizando, y, por último, toda acción aparente que realiza parece ser un vago intento por ganar algo de tiempo para recuperarse y pensar una mejor ofensiva hacia el Loto Purpura.
-Casi me matas...- dice la muchacha, dibujando en su rostro una frívola sonrisa. -... pero no-.
Instantes después, y tras una reflexión de un mísero segundo, la cazadora toma la decisión de pasar a algo igual de directo y arriesgado. Alzando su mano izquierda por encima del hombro derecho, la joven novata lanza al shichibukai uno de sus cortes ígneos en horizontal; pero ahí no termina la cosa, ya que a éste primero le siguen otros dos con diferentes inclinaciones: vertical y diagonal, respectivamente. Sin embargo este ataque vuelve a ser una distracción, puesto que de nuevo la chica del peinado despuntado avanza rapidísima a su oponente con la esperanza de tomarlo por sorpresa y asestarle dos o tres golpes seguidos.
Con los brazos posicionados de manera que la cubra de cualquier ataque físico, la cazadora de recompensas se planta decidida frente a su adversario. Después, y con la fe de tener el factor sorpresa de nuevo a su favor, intenta golpear al cazador con movimientos más típicos de una luchadora que los de una asesina; pues primero extiende su puño zurdo en dirección a los ojos del muchacho, mas si lo esquiva ella aguanta con potencia su brazo derecho para darle un gancho que lo levante, y, sin importar si se efectúa o no este último movimiento, carga la pierna derecha de forma que pueda lanzar una patada defensiva si fuera necesario, puesto que así alejaría al tipo en caso de emergencia o peligro y ella tendría tiempo para planear otra cosa de inmediato. Y sí, todo esto sin olvidar que el sujeto pueda hacerse intangible.
A estas alturas a la novata cazarrecompensas comprende una sola cosa: da igual el poder que demuestre con esa aura blanquecina y destellante, ni tampoco importa la cantidad de ondas sísmicas que ella cree con la gura gura no mi, todo se reduce a poder tocar a Byakuro solamente con uno solo de sus golpes.
Byakuro Kyoya
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El cazador sonrió ante la defensa de la mujer, que después parecía algo molesta. Bueno, ciertamente ella siempre parecía molesta por algo, así que aquella actitud no era una novedad. La chica sonrió entonces y dijo que casi la había matado.
- Habría sido... decepcionante. -el chico no había terminado de hablar cuando vio venir una serie de cortes sobre él.
El chico arqueó la ceja, interesado ante aquella serie de cortes, mientras se deshacía en tinta y se fundía con la del entorno, para volver a su posición original tras eso. Titania ya estaba sobre él, lanzando varios golpes. En lugar de esquivarlos, decidió dejar que le impactasen, para determinar si la chica había logrado algún avance en el uso del haki. El directo a la nariz simplemente lo atravesó, salpicando tras él con tinta, para poco después volver a formarse su rostro, seguido de un gancho rápido con consecuencias similares. El chico se movió ligeramente, y entonces una patada le golpeó en el costado. El chico hizo una pequeña mueca de dolor. ¿Había usado el haki? Inmediatamente su mueca se convirtió en una sonrisa, mientras en sus manos se formaban dos cadenas de energía pura, iguales a las que había usado la noche que había conocido a la chica.
- No está mal, Titania. -dijo mientras trataba de abrazar a la mujer, con lo que sus cadenas la rodearían. Aprovechando la proximidad, tal vez la mujer pudiera evadir sus brazos, pero las cadenas eran otro cantar-. Pero has bajado la guardia.
Mientras las cadenas se cernían sobre Titania, la tinta bajo sus pies empezó a ascender, tratando de rodear sus piernas para después endurecerse gracias al haki armadura. Era una presa casi perfecta, para sentenciar la pequeña pelea.
- Habría sido... decepcionante. -el chico no había terminado de hablar cuando vio venir una serie de cortes sobre él.
El chico arqueó la ceja, interesado ante aquella serie de cortes, mientras se deshacía en tinta y se fundía con la del entorno, para volver a su posición original tras eso. Titania ya estaba sobre él, lanzando varios golpes. En lugar de esquivarlos, decidió dejar que le impactasen, para determinar si la chica había logrado algún avance en el uso del haki. El directo a la nariz simplemente lo atravesó, salpicando tras él con tinta, para poco después volver a formarse su rostro, seguido de un gancho rápido con consecuencias similares. El chico se movió ligeramente, y entonces una patada le golpeó en el costado. El chico hizo una pequeña mueca de dolor. ¿Había usado el haki? Inmediatamente su mueca se convirtió en una sonrisa, mientras en sus manos se formaban dos cadenas de energía pura, iguales a las que había usado la noche que había conocido a la chica.
- No está mal, Titania. -dijo mientras trataba de abrazar a la mujer, con lo que sus cadenas la rodearían. Aprovechando la proximidad, tal vez la mujer pudiera evadir sus brazos, pero las cadenas eran otro cantar-. Pero has bajado la guardia.
Mientras las cadenas se cernían sobre Titania, la tinta bajo sus pies empezó a ascender, tratando de rodear sus piernas para después endurecerse gracias al haki armadura. Era una presa casi perfecta, para sentenciar la pequeña pelea.
Titania
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Akuma no mi
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El primer puñetazo, que estaba dirigido a al rostro del peliblanco, traspasa el objetivo y mancha la pared de atrás con la tinta que caracteriza su habilidad demoníaca. Pero la muchacha de personalidad inflamable no hace otra casi sino enfadarse y, ejecutando un movimiento ya automatizado con anterioridad, asesta un gancho al mentón del shichibukai explotando algo más del medio rostro del mismo; sin embargo ahí no termina todo, pues la patada que lanza a continuación la cazadora de recompensas consigue dar de pleno en las costillas del sujeto. Como es lógico y normal el tipo muestra muecas y claros síntomas de dolor, mas sólo por un instante ya que a continuación se repone a una velocidad inhumana. Este hecho desubica interiormente a Titania, que ve acercarse en seguida al cazador con una sonrisa de oreja a oreja y queriendo abrazarla. No obstante la mujer de ojos azules divisa en un reflejo a su contra ojo las intenciones del muchacho, y no duda ni por un instante a contra atacar observando el flanco abierto de él.
-No soy yo la que se abre de brazos- dijo la joven mirando fijamente el pecho descubierto del peliblanco.
Pero cuando quiso golpear la caja torácica de su compañero, y a la vez adversario, sintió algo subirle por las piernas. Extrañada la muchacha baja la vista, viendo de inmediato como la tinta negruzca escala por sus extremidades inferiores poco a poco. La circunstancia alarma ligeramente a la rubia, mas no hasta el punto de hacerla entrar en pánico, por lo que rauda contesta ferozmente. En cuestión de segundos la chica arma la contra ofensiva, concentrando en su puño derecho toda la potencia posible de su Akuma no Mi y activando la aura brillante y blanquecina. El plan era sencillo, repetiría su escape anterior y conseguiría dar en el pecho del objetivo el golpe de la victoria; puesto que sí, ella aún sentía el poder para golpearle.
La cazarrecompensas baja su cuerpo rápida, quedando en cuclillas enseguida, y, más veloz todavía, golpea a toda potencia el suelo con la esfera de energía chocante espesa en su mano diestra. Esto provoca la creación de un cráter debajo y al rededor ella, lo cual hace que la tinta tenga que estirarse hacia bajo perdiendo de este modo fuerza de agarre en las piernas de la joven y novata cazadora, dando la oportunidad de oro a la muchacha de dar un único salto hacia delante e impactar el tórax del shichibukai.
Y así lo hace la rubia usuaria de la gura gura no mi. Quizás, y en el mejor de los escenarios posibles, el chico domador de cadenas etéreas viera llegar el puño de Titania dirigido sin piedad a su pecho y envuelto en aquella aura albina brillantina; sin embargo, y con la fuerza del salto, solamente tuviera el cazador unas pocas milésimas de segundo para evadir el impacto, puesto que seguramente la mujer mantiene muchas posibilidades de tocarlo de forma sólida y consistente, nota aún el Haki de Armadura en sus propios brazos.
-¡¡Caee!!- exclama ella mientras sigue en al aire, avanzando imparable al torso de su compañero...
-No soy yo la que se abre de brazos- dijo la joven mirando fijamente el pecho descubierto del peliblanco.
Pero cuando quiso golpear la caja torácica de su compañero, y a la vez adversario, sintió algo subirle por las piernas. Extrañada la muchacha baja la vista, viendo de inmediato como la tinta negruzca escala por sus extremidades inferiores poco a poco. La circunstancia alarma ligeramente a la rubia, mas no hasta el punto de hacerla entrar en pánico, por lo que rauda contesta ferozmente. En cuestión de segundos la chica arma la contra ofensiva, concentrando en su puño derecho toda la potencia posible de su Akuma no Mi y activando la aura brillante y blanquecina. El plan era sencillo, repetiría su escape anterior y conseguiría dar en el pecho del objetivo el golpe de la victoria; puesto que sí, ella aún sentía el poder para golpearle.
La cazarrecompensas baja su cuerpo rápida, quedando en cuclillas enseguida, y, más veloz todavía, golpea a toda potencia el suelo con la esfera de energía chocante espesa en su mano diestra. Esto provoca la creación de un cráter debajo y al rededor ella, lo cual hace que la tinta tenga que estirarse hacia bajo perdiendo de este modo fuerza de agarre en las piernas de la joven y novata cazadora, dando la oportunidad de oro a la muchacha de dar un único salto hacia delante e impactar el tórax del shichibukai.
Y así lo hace la rubia usuaria de la gura gura no mi. Quizás, y en el mejor de los escenarios posibles, el chico domador de cadenas etéreas viera llegar el puño de Titania dirigido sin piedad a su pecho y envuelto en aquella aura albina brillantina; sin embargo, y con la fuerza del salto, solamente tuviera el cazador unas pocas milésimas de segundo para evadir el impacto, puesto que seguramente la mujer mantiene muchas posibilidades de tocarlo de forma sólida y consistente, nota aún el Haki de Armadura en sus propios brazos.
-¡¡Caee!!- exclama ella mientras sigue en al aire, avanzando imparable al torso de su compañero...
Byakuro Kyoya
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Byakuro ve cómo la chica se agacha de nuevo, imitando su anterior esquiva, ante lo que el chico no puede evitar sonreír. La consiguiente explosión del suelo le hace retroceder un poco, mientras su haki le advierte de la intención de la rubia: un golpe directo al pecho. Sin embargo, tampoco se le ha pasado el hecho de que su tinta sigue bajo la chica, así que mientras él se hace a un lado por puro instinto, bajo la chica la tinta empieza a borbotear, surgiendo seis gruesos tentáculos del mismo material, que tratan de agarrar a toda velocidad a la mujer por brazos y piernas, para posteriormente elevarla en el aire un par de metros, impidiendo así cualquier intento de liberación por parte de la cazadora. El ataque, al venir de un punto ciego es muy probable que logre su objetivo, pues la mujer está atacando desde abajo y no está mirando sus pies.
- No pienso hacerlo. -sonríe ante el grito de Titania. La diferencia de poder está clara, pese a que la chica ha demostrado ser tenaz y tener mucho que demostrar, aún le queda bastante para poder igualar al peliblanco, y eso se puede ver en el propio dominio del haki, tanto en el color de la armadura como en el color de la visión. Tras esa frase, si los tentáculos han logrado aferrar a Titania, Byakuro la mantendrá en el aire, esperando a que diga algo.
Mientras tanto, extiende la mano frente a él, aún con la cadena de energía surgiendo de ella, y le da vueltas sobre el eje de la muñeca, haciendo un ruido cuando la extensión energética rasga el aire.
- No ha sido un mal combate, de todos modos -suelta al final-. No te mueves mal, Titania-chan. -sonríe el chico. Llegado este punto, si la ha atrapado con los tentáculos la empezará a bajar lentamente al suelo, frente a él, aunque sin soltarla aún.
- No pienso hacerlo. -sonríe ante el grito de Titania. La diferencia de poder está clara, pese a que la chica ha demostrado ser tenaz y tener mucho que demostrar, aún le queda bastante para poder igualar al peliblanco, y eso se puede ver en el propio dominio del haki, tanto en el color de la armadura como en el color de la visión. Tras esa frase, si los tentáculos han logrado aferrar a Titania, Byakuro la mantendrá en el aire, esperando a que diga algo.
Mientras tanto, extiende la mano frente a él, aún con la cadena de energía surgiendo de ella, y le da vueltas sobre el eje de la muñeca, haciendo un ruido cuando la extensión energética rasga el aire.
- No ha sido un mal combate, de todos modos -suelta al final-. No te mueves mal, Titania-chan. -sonríe el chico. Llegado este punto, si la ha atrapado con los tentáculos la empezará a bajar lentamente al suelo, frente a él, aunque sin soltarla aún.
Titania
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Akuma no mi
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El brazo de la muchacha, poderoso y firme, se aproxima progresivamente al pecho de su contrincante, yendo directo el golpe al corazón del cazador. No obstante, y en el instante que parecía que la victoria de la rubia estaba tan cerca, el peliblanco se aparta vilmente. Mas no contento con ello el sucio shichibukai produce, con su viscosa tinta, algunos tentáculos que inmovilizan de piernas y brazos a la joven de mirada gélida, que echa una furia intenta zafarse de su prisión. Pero todo es inútil a estas alturas. La mujer de petrificantes ojos se queda quieta, sin hacer nada, buscando furtivamente con sus globos oculares al imbécil cazador de escorias. Titania es consciente que ha perdido, por eso y otros motivos relacionados a las limitaciones física de su cuerpo, no realiza ningún gesto salvo el querer matar a Byakuro con su sola mirada llena de rabia no disimulada; casi parecía, incluso, que las iris de sus ojos se envolvieran en llamas.
-¡¡Suéltame!!- exclama muy cabreada la cazarrecompensas. -¡Te exijo que me dejes en el suelo! ¡¡Ya!!-.
La cazadora de criminales y forajidos social está, literalmente hablando, colgada y aprisionada en el aire, exhibida como si fuera un premio de caza o peor. Todo a la vez que consigue divisar la joven, pese a la altura en la que está, otros destellos blancos naciendo de las mangas del shichibukai que progresivamente van cogiendo forma de serpientes. La novata cazadora deduce segundos más tarde que se debe tratar de las cadenas especiales de su adversario, puesto que ya las había visto la noche que se conocieron. Sin embargo, una pregunta revoloteaba la cabeza de la rubia: ¿para qué necesita esa técnica ahora?.
-¿!De qué mierda te ríes!?- pregunta la joven de ojos azules luego de oír las frases del muchacho.
Posteriormente es bajada, como pidió, aunque no liberada por los brutos tentáculos de tinta negra. La humillación e insulto que siente ahora mismo la mujer usuaria de la gura gura no mi es inmensa, mostrando su cara menos amigable y más rabiosa. No es difícil enfadar a la rubia de ojos color zafiro, no obstante el peliblanco lo había y seguía consiguiendo. La ira va en aumento en el interior de la muchacha, llegando hasta el punto de usar su akuma no mi sin pensarlo. Ella, enojada de verdad e ignorante en gran parte de todo su poder, materializa esferas de choque en sus cuatro extremidades, haciéndolas explotar de inmediato y destruyendo con esto los apéndices de espeso líquido. La tinta, por cierto, quedó impregnada por todo el cuerpo de la cazadora, consiguiendo que parezca más terrible la mirada de la cazarrecompensas al levantar la cabeza. Pareciera que, con toda probabilidad, la furia más densa y oscura gobernara ahora mismo la conciencia de la ex prostituta, pues esos ojos no eran los de siempre ni de lejos.
-¡¡Suéltame!!- exclama muy cabreada la cazarrecompensas. -¡Te exijo que me dejes en el suelo! ¡¡Ya!!-.
La cazadora de criminales y forajidos social está, literalmente hablando, colgada y aprisionada en el aire, exhibida como si fuera un premio de caza o peor. Todo a la vez que consigue divisar la joven, pese a la altura en la que está, otros destellos blancos naciendo de las mangas del shichibukai que progresivamente van cogiendo forma de serpientes. La novata cazadora deduce segundos más tarde que se debe tratar de las cadenas especiales de su adversario, puesto que ya las había visto la noche que se conocieron. Sin embargo, una pregunta revoloteaba la cabeza de la rubia: ¿para qué necesita esa técnica ahora?.
-¿!De qué mierda te ríes!?- pregunta la joven de ojos azules luego de oír las frases del muchacho.
Posteriormente es bajada, como pidió, aunque no liberada por los brutos tentáculos de tinta negra. La humillación e insulto que siente ahora mismo la mujer usuaria de la gura gura no mi es inmensa, mostrando su cara menos amigable y más rabiosa. No es difícil enfadar a la rubia de ojos color zafiro, no obstante el peliblanco lo había y seguía consiguiendo. La ira va en aumento en el interior de la muchacha, llegando hasta el punto de usar su akuma no mi sin pensarlo. Ella, enojada de verdad e ignorante en gran parte de todo su poder, materializa esferas de choque en sus cuatro extremidades, haciéndolas explotar de inmediato y destruyendo con esto los apéndices de espeso líquido. La tinta, por cierto, quedó impregnada por todo el cuerpo de la cazadora, consiguiendo que parezca más terrible la mirada de la cazarrecompensas al levantar la cabeza. Pareciera que, con toda probabilidad, la furia más densa y oscura gobernara ahora mismo la conciencia de la ex prostituta, pues esos ojos no eran los de siempre ni de lejos.
Byakuro Kyoya
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- ¿Crees que si este combate fuera en serio simplemente te habría dejado colgando? -la miró el chico, mientras su mano izquierda se convertía en una monstruosa garra negra, para un segundo después convertirse en una mano normal de nuevo.
Byakuro suspiró, cruzándose de brazos. hizo una ligera mueca, y su habitual sonrisa se tornó en una expresión de disgusto. Estaba claro que Titania se había enfadado, lo cual no iba a ayudarla a dominar el haki. Necesitaba calma y reposo, no un estado de ánimo voluble.
- Bien, por hoy basta -el chico se giró, dándole la espalda a la chica y recogió su bastón y su bolsa con toda la calma del mundo-. Si crees que enfadándote así vas a conseguir algo, ten por seguro que no es cierto -el chico desplegó un par de enormes alas blancas en su espalda-. Estaré en el roquedal, cuando te hayas calmado, si sigues queriendo entrenar, búscame. -el chico saltó y extendió las alas, para un breve paseo hacia la zona rocosa.
Durante las siguientes horas, el chico estuvo observando la enorme roca que había en aquel lugar, y golpeándola con los puños desnudos hasta que se dejó los nudillos en carne viva. Luego se puso a crear pequeños animales de tinta, y a cada uno de ellos los encendió con un tipo de llama distinta, acercándolos los unos a los otros y tratando de fundirlos en uno solo. Pero no había avances, su mente estaba en otra parte, y todo lo que lograba era emulsionar los seres de tinta en una bola que terminaba por explotar de forma desagradable, como un enorme grano.
- Maldita sea... -murmuró la decimoquinta vez que le pasó lo mismo. Chasqueó la lengua y observó el cielo, que empezaba a volverse anaranjado según el atardecer se aproximaba.
Tras eso, el chico volvió a encarar la roca. El micaiah había hecho su trabajo, y las heridas ya habían sanado por sí solas, así que podía volver a empezar. El cazador empezó a combatir contra su sombra en la pared pétrea, mientras el sol se ponía a su espalda.
Byakuro suspiró, cruzándose de brazos. hizo una ligera mueca, y su habitual sonrisa se tornó en una expresión de disgusto. Estaba claro que Titania se había enfadado, lo cual no iba a ayudarla a dominar el haki. Necesitaba calma y reposo, no un estado de ánimo voluble.
- Bien, por hoy basta -el chico se giró, dándole la espalda a la chica y recogió su bastón y su bolsa con toda la calma del mundo-. Si crees que enfadándote así vas a conseguir algo, ten por seguro que no es cierto -el chico desplegó un par de enormes alas blancas en su espalda-. Estaré en el roquedal, cuando te hayas calmado, si sigues queriendo entrenar, búscame. -el chico saltó y extendió las alas, para un breve paseo hacia la zona rocosa.
Durante las siguientes horas, el chico estuvo observando la enorme roca que había en aquel lugar, y golpeándola con los puños desnudos hasta que se dejó los nudillos en carne viva. Luego se puso a crear pequeños animales de tinta, y a cada uno de ellos los encendió con un tipo de llama distinta, acercándolos los unos a los otros y tratando de fundirlos en uno solo. Pero no había avances, su mente estaba en otra parte, y todo lo que lograba era emulsionar los seres de tinta en una bola que terminaba por explotar de forma desagradable, como un enorme grano.
- Maldita sea... -murmuró la decimoquinta vez que le pasó lo mismo. Chasqueó la lengua y observó el cielo, que empezaba a volverse anaranjado según el atardecer se aproximaba.
Tras eso, el chico volvió a encarar la roca. El micaiah había hecho su trabajo, y las heridas ya habían sanado por sí solas, así que podía volver a empezar. El cazador empezó a combatir contra su sombra en la pared pétrea, mientras el sol se ponía a su espalda.
Titania
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Desde el día en que los ojos de Titania se transformaron en la encarnación misma de Las Tres Furias, ambos cazadores se han tranquilizado bastante. Los dos compañeros han podido pensar fríamente lo ocurrido durante ese combate de hace cinco días. No obstante las ideas de a mujer prevalecen sobre cualquier explicación del shichibukai, pues aunque no lo demuestre tan visualmente como en su momento sigue muy enfadada. La ira de la humillación ha recorrido, durante más de ciento veinte horas, las venas de la muchacha, que marcada por ese acontecimiento no ha parado de entrenar y practicar su Haki. Lo consigue despertar de vez en cuando, sí, sin embargo no lo domina hasta el punto de hacerlo aparecer a voluntad, y eso la frustra cada día más. Al mismo tiempo va sintiendo la rabia acumulada en su mente de tal manera que aumenta, poco a poco eso sí, la potencia del aura blanca con detalles brillantes con la cual se recubrió para pelear contra el capitán. Su poder parece crecer, mas hay algo que la bloquea sin parar.
Con todo esto explicado, hoy en el sexto día, la joven cazarrecompensas decide solucionar de una vez por todas su problema con la preparación y dominio del Haki de Armadura, por lo que al alba se va a meditar.
La cazadora de recompensas es plenamente consciente de sus recuerdos, por lo que rememora una vez está sentada en serenidad las palabras de Byakuro: "Si crees que enfadándote así vas a conseguir algo, ten por seguro que no es cierto". Tal vez, y en una situación muy hipotética para los pensamientos de la chica de ojos celestes, si el peliblanco tenía razón y el motivo por el cual ella no dominaba aún la técnica de voluntad era por su enfado con él mismo, con el capitán del Black Lotus. Mas es reacia a comprobarlo.
La tozuda muchacha prefiere quedarse meditando antes que ir a hablar seriamente con el shichibukai, centrándose en los blancos pensamientos y la nada que ocupada toda la extensión de su mente en esos momentos. Sin embargo no tardo mucho en ver algo que no le gustaba para nada. Una forma material se dibujo en la habitación albina donde se encontraba escondida dentro de su mente, cogiendo cuerpo rápidamente de un viejo de pelo largo y blanco y vestimentas extrañas hasta para ella. Luego, y haciendo movimientos propios de un antiguo samurái, se presentó como Jimbo El Grande. Esto no inmutó para nada a la mujer de peinado despuntado, más bien al contrario, asimila esa entrada como una estúpida picadura de mosquito, a los cuales ya está más que acostumbrada a estas alturas de la estancia en Shoko.
Tras una larga y tediosa conversación, que fácilmente pudo haber durado cinco o seis horas, la cazarrecompensas se pone en pie, dando fin a su alargada reflexión y visión de una parte de su mente que ni ella misma sabía que tenía, y tomando rauda camino hasta la posición en la cual se encontraba el shichibukai. Titania no sabe aún qué decir o cómo comenzar a hablar, pero debe intentarlo y lo sabe.
-Tenemos que hablar, Byakuro- le dice la fría mujer con su tono habitual. -Lo del otro día, no de mi entrenamiento-. Traga saliva algo nerviosa quizás, mas prosigue aparentando naturalidad: -¿Tienes algo que decir al respecto?-. Ciertamente, ella no esperaba disculpas ni nada, no obstante solamente pregunta para iniciar la conversación, ya que a lo mejor con eso puede ponerse en paz y dominar ya el Haki.
Con todo esto explicado, hoy en el sexto día, la joven cazarrecompensas decide solucionar de una vez por todas su problema con la preparación y dominio del Haki de Armadura, por lo que al alba se va a meditar.
La cazadora de recompensas es plenamente consciente de sus recuerdos, por lo que rememora una vez está sentada en serenidad las palabras de Byakuro: "Si crees que enfadándote así vas a conseguir algo, ten por seguro que no es cierto". Tal vez, y en una situación muy hipotética para los pensamientos de la chica de ojos celestes, si el peliblanco tenía razón y el motivo por el cual ella no dominaba aún la técnica de voluntad era por su enfado con él mismo, con el capitán del Black Lotus. Mas es reacia a comprobarlo.
La tozuda muchacha prefiere quedarse meditando antes que ir a hablar seriamente con el shichibukai, centrándose en los blancos pensamientos y la nada que ocupada toda la extensión de su mente en esos momentos. Sin embargo no tardo mucho en ver algo que no le gustaba para nada. Una forma material se dibujo en la habitación albina donde se encontraba escondida dentro de su mente, cogiendo cuerpo rápidamente de un viejo de pelo largo y blanco y vestimentas extrañas hasta para ella. Luego, y haciendo movimientos propios de un antiguo samurái, se presentó como Jimbo El Grande. Esto no inmutó para nada a la mujer de peinado despuntado, más bien al contrario, asimila esa entrada como una estúpida picadura de mosquito, a los cuales ya está más que acostumbrada a estas alturas de la estancia en Shoko.
Tras una larga y tediosa conversación, que fácilmente pudo haber durado cinco o seis horas, la cazarrecompensas se pone en pie, dando fin a su alargada reflexión y visión de una parte de su mente que ni ella misma sabía que tenía, y tomando rauda camino hasta la posición en la cual se encontraba el shichibukai. Titania no sabe aún qué decir o cómo comenzar a hablar, pero debe intentarlo y lo sabe.
-Tenemos que hablar, Byakuro- le dice la fría mujer con su tono habitual. -Lo del otro día, no de mi entrenamiento-. Traga saliva algo nerviosa quizás, mas prosigue aparentando naturalidad: -¿Tienes algo que decir al respecto?-. Ciertamente, ella no esperaba disculpas ni nada, no obstante solamente pregunta para iniciar la conversación, ya que a lo mejor con eso puede ponerse en paz y dominar ya el Haki.
Byakuro Kyoya
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Varios días pasaron, y Byakuro terminó por calmarse y lograr volver a realizar un entrenamiento más o menos continuo y con unos horarios. Se levantaba, creaba animales de tinta que imbuía en llamas de colores y los mezclaba hasta formar una esfera perfecta, que ardía con los colores de éstas. Y a partir de esa bola ardiente de fuego multicolor, el chico empezó a lograr una nueva llama, a partir de la unión de las demás. Una llama que, como mezcla de los demás colores, era blanca y brillante. El tercer día de entrenamiento en solitario logró que el fuego se mantuviese estable, y durante el resto de la jornada se dedicó a probar lo mismo, pero en su propio cuerpo. Prendiendo cada una de sus extremidades con flamas de diferente tipo, desde las manos y los pies, fue permitiendo que el fuego recorriese sus brazos y piernas para juntarse en su pecho. Hubo un resplandor, y el cazador soltó un grito ahogado, cuando las llamas se unieron a la altura de su esternón para empezar a avanzar de nuevo. Donde antes habían reinado los colores, ahora tan solo había blancura pura y ardiente. Los ojos de Byakuro se volvieron blancos del todo, y el chico cayó de rodillas al suelo, abrumado por el esfuerzo.
- Esto... es increíble. -murmuró, mientras concentraba las llamas en su brazo derecho y extinguía las del resto del cuerpo. Cerró el puño y el fuego cesó de inmediato. Había logrado una nueva llama ese día. El sol crepuscular iluminaba su rostro, dotándolo con un brillo ambarino. Una sonrisa se dibujó en su cara.
Los siguientes días, Byakuro se dedicó exclusivamente a realizar un entrenamiento de fuerza y resistencia, cargando con enormes piedras de un lugar a otro, apenas deteniéndose para comer y dormir. Llevaba varios días realizando aquellos ejercicios, pero ahora se centraba especialmente en ellos. Si quería contrarrestar a Titania, debía igualarla en fuerza, y tenía en cuenta que la fruta de la chica la dotaba de una gran ventaja. Su objetivo era claro: demoler la roca más grande del lugar, aquella que seguía desafiándolo con su presencia.
El chico está golpeando la roca con los puños, vestido con sus pantalones y botas, pero con el torso desnudo, mostrando los cientos de cortes, arañazos y cicatrices que recorren su cuerpo, cuando escucha una voz a su espalda. Titania quiere hablar. El chico se detiene con el puño apoyado en la piedra, y se gira tras un instante.
- No. No tengo nada que decir, ¿y tú? ¿vienes a decirme algo importante, o solo vienes a gritarme? -le pregunta, mientras se gira hacia la chica. Tal vez ha sido demasiado seco, pero no está de humor, y no lo estará hasta que esa roca sea gravilla.
- Esto... es increíble. -murmuró, mientras concentraba las llamas en su brazo derecho y extinguía las del resto del cuerpo. Cerró el puño y el fuego cesó de inmediato. Había logrado una nueva llama ese día. El sol crepuscular iluminaba su rostro, dotándolo con un brillo ambarino. Una sonrisa se dibujó en su cara.
Los siguientes días, Byakuro se dedicó exclusivamente a realizar un entrenamiento de fuerza y resistencia, cargando con enormes piedras de un lugar a otro, apenas deteniéndose para comer y dormir. Llevaba varios días realizando aquellos ejercicios, pero ahora se centraba especialmente en ellos. Si quería contrarrestar a Titania, debía igualarla en fuerza, y tenía en cuenta que la fruta de la chica la dotaba de una gran ventaja. Su objetivo era claro: demoler la roca más grande del lugar, aquella que seguía desafiándolo con su presencia.
El chico está golpeando la roca con los puños, vestido con sus pantalones y botas, pero con el torso desnudo, mostrando los cientos de cortes, arañazos y cicatrices que recorren su cuerpo, cuando escucha una voz a su espalda. Titania quiere hablar. El chico se detiene con el puño apoyado en la piedra, y se gira tras un instante.
- No. No tengo nada que decir, ¿y tú? ¿vienes a decirme algo importante, o solo vienes a gritarme? -le pregunta, mientras se gira hacia la chica. Tal vez ha sido demasiado seco, pero no está de humor, y no lo estará hasta que esa roca sea gravilla.
Titania
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Titania está algo confusa, así como perdida con el rumbo de la conversación que lleva con el peliblanco, ya que le da la sensación de querer implorar o rogar algo innecesario y no quiero eso; no hay nada en este mundo que posea tanta importancia para la cazadora para llegar a ese punto, de eso está completamente segura y orgullosa. No obstante la cazarrecompensas, como rara vez pasa en sí misma, tampoco delata esa emoción de sus pensamientos o emociones internas hacia afuera, de hecho se encuentra extraviada con la mirada en los músculos y cicatrices del shichibukai. Las heridas que el sujeto enseña sin camiseta son, como poco, varias docenas y, lo que es más interesante, cada cual más profunda que la anterior. Pero ahí no termina todo. Las carnosas fibras musculares que están talladas por todo el cuerpo del cazador, junto con los cortes y magulladuras, otorgan e implantan un sentimiento completamente nuevo en la mente de la rubia; aunque en verdad está más relacionado con las marcas de batalla que en la tonalidad muscular del tipo. Este efecto emocional del que hablo es, ni más ni menos, el sincero respeto al capitán.
Es probable que esto se tome como algo sin sentido y, por qué no, obvio de antes, mas no es así. Un dicho que navega por los mares, de tripulación en tripulación, desde que se inició la gran era es que si los integrantes de un navío le pierden el respeto a su capitán significa que la banda, gremio o, todavía peor, buque gubernamental, está perdida y desintegrada para siempre y sin posible remedio. ¿Pero qué pasa si nunca se le ha tenido consideración alguna al líder de un barco? He ahí el problema que había con Titania.
La muchacha no es que sintiera demasiado apego hacia nadie, casi no tolera a la gente con excepción de Lowell, sin embargo al ver la trayectoria de Byakuro marcada en la propia piel de éste, la situación cambia irremediablemente. Hasta la fecha la cazadora nunca se había topado con alguien al cual guardar ningún tipo cortesía o deferencia, pero el caso de este hombre era totalmente distinto aunque no inmediato.
-Cuida tu tono- dijo recuperando algo de su férreo carácter la mujer. -Recuerda que no estás con ninguna cualquiera-. La muchacha se mantiene firme, puesto que una cosa es dar respeto y otra muy distinta ser una imbécil sumisa. No obstante la joven pronto identifica el motivo de frustración del peliblanco, y no duda en actuar al respecto, ya que las viejas costumbres no se olvidan tan fácilmente: -Que no seas capaz ni de romper esa roca no es culpa mía, así que guarda tus formas. Además, y olvida esa idiotez de hablar lo del otro día, quiero que sepas que ya consigo utilizar el Haki de Armadura; el problema es que va a ratos-. Pero no contenta con ello, y haciendo tal vez una jugada en estrategia psicológica, la cazadora decide poner toda la información a disposición del shichibukai: -Diría que no puedo estar concentrada por culpa de la pelea de hace una semana atrás, más o menos, ya que algo me hace estar demasiado confundida-.
A continuación la cazadora de recompensas se cruza de brazos, expectante a ver cómo reacciona el muchacho o escuchar sus impresiones con susodicho problema, ya que no es algo a subestimar para nada.
Es probable que esto se tome como algo sin sentido y, por qué no, obvio de antes, mas no es así. Un dicho que navega por los mares, de tripulación en tripulación, desde que se inició la gran era es que si los integrantes de un navío le pierden el respeto a su capitán significa que la banda, gremio o, todavía peor, buque gubernamental, está perdida y desintegrada para siempre y sin posible remedio. ¿Pero qué pasa si nunca se le ha tenido consideración alguna al líder de un barco? He ahí el problema que había con Titania.
La muchacha no es que sintiera demasiado apego hacia nadie, casi no tolera a la gente con excepción de Lowell, sin embargo al ver la trayectoria de Byakuro marcada en la propia piel de éste, la situación cambia irremediablemente. Hasta la fecha la cazadora nunca se había topado con alguien al cual guardar ningún tipo cortesía o deferencia, pero el caso de este hombre era totalmente distinto aunque no inmediato.
-Cuida tu tono- dijo recuperando algo de su férreo carácter la mujer. -Recuerda que no estás con ninguna cualquiera-. La muchacha se mantiene firme, puesto que una cosa es dar respeto y otra muy distinta ser una imbécil sumisa. No obstante la joven pronto identifica el motivo de frustración del peliblanco, y no duda en actuar al respecto, ya que las viejas costumbres no se olvidan tan fácilmente: -Que no seas capaz ni de romper esa roca no es culpa mía, así que guarda tus formas. Además, y olvida esa idiotez de hablar lo del otro día, quiero que sepas que ya consigo utilizar el Haki de Armadura; el problema es que va a ratos-. Pero no contenta con ello, y haciendo tal vez una jugada en estrategia psicológica, la cazadora decide poner toda la información a disposición del shichibukai: -Diría que no puedo estar concentrada por culpa de la pelea de hace una semana atrás, más o menos, ya que algo me hace estar demasiado confundida-.
A continuación la cazadora de recompensas se cruza de brazos, expectante a ver cómo reacciona el muchacho o escuchar sus impresiones con susodicho problema, ya que no es algo a subestimar para nada.
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- ¿Y qué propones? ¿Quieres otra pelea? -le pregunta el chico, arqueando las cejas. Tal vez lo que necesita la chica es una liberación de tensión, o tal vez simplemente sea enfocarse. Y dado el carácter de la mujer, está seguro de que si se concentra en pegarle, lo logrará.
Claro que el hombre tampoco es imbécil, y no quiere dejarse pegar por una mujer que es capaz de generar terremotos y seismos. Si un golpe con haki es capaz de golpearlo, el poder añadido del terremoto simplemente lo haría fosfatina.
- Claro que puede que tengas en mente otra cosa... -añade después el chico. No está seguro de si Titania quiere una revancha o tiene alguna otra idea acerca de cómo solucionar su problema. Él había pasado meses entrenando y lo había logrado controlar a base de simple persistencia, pero ella lo tendría más difícil, por lo que si pensaba que había algún modo de lograrlo, el chico se adaptaría. Al fin y al cabo, quedaban pocos días para cumplirse el mes.
Claro que el hombre tampoco es imbécil, y no quiere dejarse pegar por una mujer que es capaz de generar terremotos y seismos. Si un golpe con haki es capaz de golpearlo, el poder añadido del terremoto simplemente lo haría fosfatina.
- Claro que puede que tengas en mente otra cosa... -añade después el chico. No está seguro de si Titania quiere una revancha o tiene alguna otra idea acerca de cómo solucionar su problema. Él había pasado meses entrenando y lo había logrado controlar a base de simple persistencia, pero ella lo tendría más difícil, por lo que si pensaba que había algún modo de lograrlo, el chico se adaptaría. Al fin y al cabo, quedaban pocos días para cumplirse el mes.
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