What a mess... [Pasado - Shiro - Haxter]

Era una mañana soleada y cálida. El mar del North Blue onduleaba levemente, siendo atravesado por un pequeño velero con solo un individuo dentro de este, que se mantenía ocupado moviendo la vela ocasionalmente y confiando un poco más en la suerte que en sus muy limitadas habilidades de navegación. Su nombre era Shiro Akamine, revolucionario raso y consumidor de la fruta del diablo Juryo Juryo no Mi, motivo por el cual hacía lo posible por mantener a flote la pequeña embarcación, so pena de morir ridículamente ahogado sin la fuerza para nadar. "Creo que no me pensé muy bien esto antes de salir a navegar. Ya me compraré un barco decente la próxima vez que esté por el Reino Lvneel. Por ahora, sería mejor llegar a Hallstat para seguir el entrenamiento contra esos animales tan fuertes que hay por allá." -Pensó el joven mientras navegaba.

Viendo que el viento comenzaba a calmarse, el rubio se relajó un poco y chocó su brazo metálico, cubierto por un guante negro y la manga derecha de su gabardina con capucha, contra la carcaza de su navío, ganándose un sonoro "Clank!" de parte de la extremidad. Finalmente, se limpió las gotas de agua de su pantalón negro y sus botas, y se deja caer sobre su espalda, usando su poder para aligerar su brazo derecho hasta pesar unos meros 5 kilos y de esa forma intentar que su barquillo avance un poco más rápido. Al estar acostado, aunque de ojos abiertos, Shiro posiblemente ni se percataría de algún otro barco que navegase cerca de él hasta tenerlo en las narices, a menos que fuese tan grande que su sonido y su efecto en el agua fuese bastante notable. En cualquier caso, no se levantaría hasta sentir que algo estuviese mal, de tan cansado que estaba por el viaje.

Luego de mi última parada, solo esperaba continuar navegando sin ningún rumbo como lo hacía siempre. El pequeño barco que contenía a unos cuantos tripulantes continuaba a flote, pero a pesar de esto, en nuestra próxima parada deberíamos de repararlo un poco. Después de tantas aventuras, el pobre barco barato no aguantaba más, pero lo único que le pedía ahora era que no se uniera, porque a pesar de que ninguno de los tripulantes tenían fruta del diablo, no era una linda situación quedarse flotando en el medio de la nada.

Mientras pensaba en todo esto, pude ver detrás de la imagen del timón en mis manos, un pequeño bote a la deriva, que se mantenía a flote, pero que al parecer no poseía ninguna persona en él. Ante esto, pensé que podría subirlo a bordo, para poder tener una forma de escapar si el barco se hundía. Giré el timón hacia el botecito, aunque no logré estacionarlo con precisión, podía perfectamente subirlo. Cuando me asomé nuevamente a ver la embarcación, pude ver como un hombre de pelo rubio, estaba en una posición de descanso, sabía que no podía robarme el barco con ese hombre a bordo del mismo, pero quizás él necesitara un poco de hospitalidad para que subiera a bordo. 

Para convencerlo de aceptar el remolque, le grité:"¡Oye amigo!... parece que estas como que... como que a la deriva, si quieres te podemos subir y te compartimos un poco de vino y comida". Mientras esperaba la respuesta del pelirrubio, me quedé apoyado en el lateral de mi barco, como si no me importara realmente que subiera o no.

Escuchando una voz cercana ofreciendo algo de comer y beber, Shiro dió un pequeño salto del susto, aterrizando de pie mientras buscaba al origen de la oferta. No le tomó mucho tiempo ver a la embarcación a su lado, algo más decente que su bote velero, donde pronto se percató de la figura que le llamaba. Era un hombre posiblemente de más edad que él mismo, a juzgar por su aspecto, aunque la fuerte luz del sol en su dirección no ayudaba mucho a distinguir detalles en particular. Atrapado por lo tentadora que era la oferta, habiendo pasado algunos días en ayuna debido al límite de peso de su velero, Shiro pensaba aceptar la oferta, si el hombre estaba tan dispuesto a compartir.

"¡Ah! H-hola, disculpa por no haber saludado, ni me había fijado que había otra embarcación aquí. E-eh, en cuanto a tu oferta... Bueno, si no te es mucha molestia, podría aceptarla, y ya pensaré como devolverte el favor en algún momento." -Shiro dijo, algo nervioso por el contacto con un desconocido, dado lo selectivamente social que era por naturaleza y por su timidez. No detectó ninguna clase de intención maligna en la voz del hombre, por lo que no estaría preparado del todo en caso de que se desatasen hostilidades. El joven revolucionario levanta su mano derecha para extenderla hacia el individuo, como para introducirse y ya de paso para que le puedan halar hacia el barco, pero pensándolo mejor (debido a que esta era su mano cyborg, tapada por su ropa) decide bajarla y extender la izquierda en cambio, sonriendo de oreja a oreja.

"M-mi nombre es Sh..." -Justo entonces, recuerda los consejos de sus superiores sobre no dar su nombre real a cualquiera, ya que eso le podría hacer merecedor de una recompensa si no planeaba bien las cosas. -"Sh...inso. Shinso Masamune. U-un gusto, estooo...." -Tras su nerviosa y falsa introducción, no fuera a ser que este hombre fuese un caza recompensas, su tono se extiende a la interrogación, como esperando por la introducción de su benefactor.

Según dijo y demostró, el rubio aceptó mi oferta, al parecer se llamada Shinso Masamue. "Lindo nombre" pensé, no había conocido a nadie en el mar abierto, por lo que este hombre podría llegar a transformarse en un amigo. Éste, mientras contestaba que si a mi pregunta, extendió su mano, intentando pedir mi ayuda para subir a mi barco.

Apenas pude, lo ayudé a subir. Cuando ya estaba dentro, saqué una cuerda con un gancho, y comencé a su subir su bote a la cubierta de mi embarcación. Mientras lo hacía, giré mi cabeza hacia el rubio, diciéndole:"Subiré tu barco, para que no quede a la deriva". Mientras decía esas palabras, hice una gran sonrisa mostrándole mi "hospitalidad". 

En realidad quería quedarme con ese bote, y aunque no me molestaba darle alimento al desconocido, luego debía comprar su embarcación, o inventar algo, así que quizás debería encargarme de él. Pero no lo sabía aún, debía preparar todo y esperar que saliera lo mejor. 

Mientras caminaba un par de pasos al centro del barco, le dije nuevamente a Shinso:"Siéntate por aquí, no puedes entrar a los camarotes porque mi tripulación esta durmiendo, espero que lo entiendas, ahora mismo te traigo lo prometido". Luego de que dije eso, comencé a caminar hacia el interior del barco, tomando rumbo a la cocina.

Shiro fue ayudado a subir por el hombre a su barco, escuchando su petición de permanecer fuera del interior del barco debido a su tripulación durmiente y aceptando, sentándose en la cubierta del barco con sus piernas cruzadas en frente de él, mientras su gabardina fluctuaba en el viento antes de asentarse tranquilamente. No le importó mucho que su bote fuese remolcado por el desconocido, después de todo si no hacía esto posiblemente su bote sería arrastrado por la corriente mientras descansaba. Aunque es cierto que con simplemente atarlo al gancho y dejar que nadara tras el barco bastaba, no puso mucho interés en el asunto, si bien comenzaba a sentirse ligeramente más alerta debido al remolque innecesario.

Al ver que su benefactor se marchaba al interior de la embarcación, presumiblemente para preparar algo de comida, Shiro simplemente espera allí sentado, de cuando en cuando ajustando sus guantes o poniéndose la capucha pasado un pequeño tiempo para evitar que el sol dañara su piel, siendo un médico lo suficientemente bueno como para conocer los efectos adversos que esto conlleva (y con suficientemente decente, se refiere a "apenas calificado para ser doctor") Apartando estas simples acciones, no hizo mucho más, esperando pacientemente por su ansiado almuerzo tras días en ayuna.

El rubio se mantuvo esperando cómodamente sobre la cubierta del barco, ya que uno de mis gustos y tareas era cocinar, debía hacerle un buen platillo. Quería ver si podía llevarme bien con él, y si también me caía bien incluso intentaría meterlo en la banda como un nakama. Pero eso lo diría el tiempo, así fue como me adentré en la cocina, y tomé los condimentos necesarios, para cocinar un solomillo de ternera con mi salsa especial.

Lo dejé haciéndose en el horno, y mientras esperaba, me dirigí otra vez al exterior para hablar con mi nuevo invitado. Salí del interior del barco, en dirección a donde se encontraba esperando el rubio. Cuando llegué a su lado, lo miré y le dije:"Cuéntame un poco de ti, ¿quien eres?".

Mientras esperaba la respuesta, saqué de mi bolsillo derecho del pantalón, una caja de cigarrillos, de la cuál saqué 1 y lo prendí con mi encendedor, dándole una gran pitada.

Shiro observó al hombre preguntarle por su persona, a la vez que encendía un cigarrillo y comenzaba a fumar. Esto le preocupó un poco, sabiendo los efectos adversos del cigarro al ser un médico. Sin embargo, no mostró su preocupación en el exterior, concentrándose en vez de eso en la pregunta en cuestión.

"E-eh, ¿quieres saber sobre mí? No hay mucho que saber, la verdad. Soy un doctor críado en una isla casi desconocida de este Blue, y estaba navegando hacía Hallstat con la esperanza de encontrar empleo, remunerado o no, atendiendo a los enfermos y heridos. No soy muy bueno en mi profesión, pero hago lo que puedo para mejorar. U-um, ¿qué hay de usted? ¿Le importaría decirme quién es?"

Como buscando tema de conversación, y además para saber el nombre y algunos detalles de su benefactor, Shiro planteó esta pregunta, ya de paso quitándose del centro de atención, que no era su lugar favorito que digamos. En cuanto a su respuesta, no iba a decir a cualquiera por ahí que era un revolucionario ni mucho menos, a un posible caza recompensas o pirata que esté interesado en la cacería de recompensas. Aunque Shiro no tuviese una, el gobierno podría pagar bien solo por su condición como revolucionario, y prefería evitarse posibles problemas, omitiendo partes de la verdad como su facción (lo cual sería interpretado como ser un ciudadano común en la mayoría de los casos)

Al parecer mi invitado era un médico que se dirigía a Hallstat. No quise ni saber, ni preguntar más, esa información me sobraba para saber cual era más o menos su perfil. No parecía un hombre muy fuerte ni hostil, pero nunca hay que subestimar a nadie. 

Luego de que me contestara, preguntó sobre quien era yo. Apenas escuché esa pregunta, decidí decirle:"Mi nombre es Juka B.Volpi, y soy un pirata. Como lo ves, este es mi barco, y adentro duermen mis nakamas, espero que no tengas nada contra nosotros jeje. No creo que nos reconozcas, pero somos los tripulantes de la banda "The Death Pirates".

Apenas contesté la duda del médico, me dirigí a la cocina, en busca de mi ya cocinada carne. Me adentré rápidamente a la cocina, y luego de sacar la carne del horno, la puse en una gran fuente. Saqué 2 pares de cubiertos de la alacena, y llevé lo necesario para el exterior de la cocina. Puse todo lo necesario para comer sobre la mesa que estaba frente a mi invitado, y acercando una silla, me senté frente a él, diciendo:"Bueno... aquí esta el almuerzo, Solomillo de ternera con una salsa especial, espero que lo disfrutes".

En ese momento, tomé mis cubiertos, y comencé a cortar un trozo de la carne, para posteriormente pasarlo a mi plato y comenzar a comerlo.

Al darse cuenta de que eran piratas, Shiro no reaccionó mucho en el exterior; sin embargo, por dentro estaba ligeramente preocupado de que podía haber dado en el clavo, y que tal vez estuviesen buscando capturarlo. No obstante a eso, aceptó gustosamente la comida que le ofrecía, no teniendo mucho motivo para rechazarla tras tanto tiempo sin probar bocado. Levantándose del suelo de la cubierta y sentándose esta vez en la mesa frente a él.

"¡Itadakimasu!"

Tras haber dado gracias por la comida de esta manera, su tono de voz alegre y enérgico, usó los cubiertos que Juka le había cedido para, luego de haber pasado algo de carne a su plato, probar un bocado de la aparentemente exquisita comida. No lo había apenas masticado cuando su sabor inundó su boca: ¡Estaba bastante bueno! Sin contenerse, Shiro comenzó a comer como si su vida dependiera de ello (bueno, a decir verdad... no estaba del todo equivocado) pero logró calmar su hambre tras unos minutos. Era duro contenerse comiendo una carne así de buena tras días a base de agua, tuvo que admitir. Luego de limpiar algo de salsa de su boca, suspiró alegremente, estando obviamente lleno a esas alturas.

"Wow, esta comida está deliciosa... Mis disculpas si comí demasiado rápido, no podía controlar mi hambre tras tanto tiempo sin probar bocado... En cuanto a tu tripulación, tranquilo, no los conozco ni tengo nada en su contra. Además, te ves bastante fuerte, no creo que un doctor como yo pudiera siquiera rozar a unos piratas aparentemente algo veteranos ni aunque lo intentara en serio. Mi deber es curar, no herir, así que no creo que te tengas que preocupar por mí. ¡Ah, cierto! Si hay alguna forma en la que te pueda devolver el favor de haberme salvado de morir de hambre ahí fuera, estaría más que dispuesto a ayudar. Aparte de ser doctor, tengo alguna que otra habilidad con la ingeniería y con la ciencia, supongo que podría ser de ayuda si te hace falta algo así, al menos hasta llegar a Hallstat."

La verdad, Shiro deseaba devolverle el favor a Juka, mediante el uso de sus habilidades. Sin embargo, no tenía nada que darle a cambio, todo lo que llevaba encima era totalmente necesario, lo cual incluía sus ropas y su bote. De no poder ofrecer nada, tendría que deberle un favor más adelante, lo cual no le gustaba mucho (prefería devolver el favor en el momento) pero debería hacerlo de no quedar otra.

Al parecer la comida le había gustado a mi invitado, la verdad era que se me había pasado un poco por conversar demasiado, pero no dejaba de tener ese sabor característico de mis carnes. Me sorprendió que el rubio me preguntara si necesitaba algo en que pudiera ayudarme como pago de la ayuda brindada. La verdad era que mi barco necesitaba ser reparado, pero no parecía que un médico pudiera arreglarlo, por lo que simplemente le dije a mi invitado:"No es necesario que me ayudes con nada, fue un placer invitarte a bordo".

Cuando terminé de pronunciar esas palabras comí otro pedazo de carne y dije:"Espero que en algún momento de nuestras vidas volvamos a encontrarnos, me has caído bastante bien, y tampoco había conocido a ningún médico antes, por lo que me intriga aprender al respecto".

Mientras hablaba con mi compañero de mesa, un barco del mismo tamaño que el mío, se acercó por uno de los laterales de la cubierta. Desde esa embarcación se logró escuchar la voz del que supuse era su capitán:"Ustedes!! dennos todo lo que tengan y no les aremos daño!, al parecer están indefensos muchachos!!". Miré al rubio con una cara de diversión y le dije:"Dame un minuto y me ocuparé de este percance...".

Tomé mi espada que estaba a un lado de la silla, y parándome, miré al barco enemigo y grité:"Si quieren nuestras posesiones, vengan a buscarnos!!".

Escuchando la negativa a su oferta de ayuda, Shiro se queda algo más tranquilo, si bien sabiendo que en un futuro posiblemente él mismo consideraría que le debe un favor al pirata. Asintió con energía a su propuesta de reencuentro, realmente no parecía un mal tipo y hasta podía considerarse que le caía bien, aunque igual no lo conocía tanto como para saber. Un ruido a un lado del barco lo sacó de su conversación, aparentemente otros piratas que tenían intención de saquear el barco. Dando un fuerte suspiro, el rubio se cruzó de brazos mientras el pirata tomaba su arma y se dirigía a, probablemente, combatir contra los asaltantes, prefiriendo no dejar claro que él mismo también podía luchar.

"E-eh, ten cuidado, no parecen muy amistosos..." -Se limitó a decir esto, su punto principal siendo que no deseaba ser visto como alguien fuerte. Los ciudadanos comunes no son generalmente capaces de combatir suficientemente bien, y si demostraba capacidades de combate suficientes, sería obvio que no es una persona normal. Además, combatir podría mostrar su brazo mecánico, otra cosa de la cual no deseaba hablar. Dentro de lo que cabe, permitiría que Juka se enfrentara a la otra tripulación y solo intervendría si este se viese en peligro, o cuando más trataría con sus heridas tras el combate.

Al parecer, el rubio no quería involucrarse en la pelea. Estaba seguro de que él tenía la capacidad para pelear, pero por alguna razón no quería mostrar su verdadero yo, a pesar de esto no me procuraba, ya que tenía un problema más grande. Esos piratas tenían toda la pinta de novatos crueles, piratas que se aprovechan de los débiles y que roban y corren. 

No dudé ni un segundo, sabía que no tardaría en derrotarlos, aunque noté que había muchos tripulantes y que la sangre correría por la cubierta de su barco.

Saqué rápidamente mi espada de la vaina, y sin esperar más, salté en dirección al barco enemigo. Obviamente los enemigos no se quedaron quietos, sacaron tanto sus espadas como sus pistolas y comenzaron a atacarme mientras estaba cayendo sobre su cubierta.

Apenas caí sobre la madera de su barco, corrí hacia un lado lo más rápido que pude, eludiendo así las balas disparadas por los piratas. Mientras corría, unos 5 piratas se interpusieron en mi camino con sus espadas, pero antes de que pudieran tocarme dije:"¡Shinohari!", en ese momento los 5 cayeron al suelo con una herida parecida a la de una bala en sus pechos. Mi habilidad había servido, había derrotado a 5, pero hacía falta vencer al resto, ya que se encontraban más o menos juntos, decidí hacer un ataque definitivo. Dije en voz alta:"¡Rino Tank!", luego de pronunciar esas palabras, un toro de color verde, surgió frente a mis narices y comenzó una carga a toda velocidad contra mis enemigos. Como esperaba, la carga fue exitosa y todos los piratas que se encontraban en esa zona fueron embestidos y cayeron inconscientes. 

Ya solo quedaba su capitán, que se encontraba a un lado de mi toro. Tomé mi espada con ambas manos, y comencé a correr hacia él, por otro lado el pirata hizo lo mismo, un segundo después, nuestras espadas chocaron y ambos empujamos hacia el lado contrario, para quitarle su arma al contrario. Antes de que pasara más tiempo, moví un poco la espada hacia abajo, y golpee al capitán con el mango de mi espada en su abdomen. Éste retrocedió un par de pasos dolido, y al mirar hacia adelante, se encontró con una espada que se dirigía hacia su garganta. Mi arma atravesó su piel como si estuviese cortando mantequilla y el hombre cayó muerto en el suelo de la cubierta.

Me había proclamado vencedor de la pelea, apenas mi último enemigo cayó, limpié mi espada con un pedazo de tela, y regresé al barco a ver si el rubio aún se encontraba allí.

Shiro observó el combate detenidamente, algo disgustado por el hecho de que este hombre era capaz de matar a sus oponentes, aunque luego decidió no juzgarle por esto; ciertamente no conocía su historia o motivaciones, y no deseaba meterse en problemas por un simple llamado de atención. Sin embargo, otra cosa que pudo notar es la amplia variedad de habilidades de este hombre, desde una técnica para eliminar varios oponentes a una especie de aura sólida de toro. Versátil era, eso sin duda. Pero eran habilidades que Shiro personalmente nunca usaría, no solo porque son toscas y difíciles de controlar, sino porque solo tienen uno o dos utilidades. Las técnicas que el rubio deseaba aprender no tenían nada que ver con esas tan simples pero destructivas: el deseaba unas que pudiesen tener tantos usos como su imaginación pudiese darle. Suerte que le había tocado una fruta del diablo con este tipo de versatilidad.

Tras ver la eliminación del capitán del barco, el revolucionario dejó sus pensamientos y caminó hacia dicha embarcación, viendo que Juka regresaba de este. "Esto... ¿estás herido? Si te dio algún ataque, déjame saber y le echaré un vistazo. Que escoria de gente, bandidos que atacan otras tripulaciones indiscriminadamente..." La verdad, Shiro estaba ansioso por llegar a Hallstat de una vez y proseguir su entrenamiento, pero no podía ser descortés con este hombre. Si no fuese a utilizar el barco recién vaciado, tal vez podría quedárselo para hacer el viaje algo más corto.

"Juka-san, si no le molesta, ¿podría quedarme con el barco de esos piratas? Necesito apresurarme y llegar a Hallstat, no es por ser descortés, pero puede que muchos cuenten conmigo en los hospitales."

Me pareció un buen gesto de su parte el intentar ayudarme luego de la pelea, pero realmente me hubiera gustado verlo luchar, sabía que ocultaba una parte de él, sabía que tal muchacho no podía vagar solo por el mar sin preocupación alguna, excepto que pudiera defenderse contra grandes enemigos. Pero ¿quien era yo para juzgarlo?

Lo que más me sorprendió de su parte es que me preguntó si no podía quedarse con el barco de los hombres que previamente había derrotado. Todavía que mi barco estaba en malas condiciones y no había aportado nada en la pelea, ¿se animaba a pedirme ese favor? No me agradaba en absoluto la idea de dejar que se fuera con ese barco, pero me agradaba mucho menos la idea de ir hacia Hallstat. Por esa razón simplemente conteste con una gran sonrisa en mi cara:"Por suerte no han logrado herirme, así que... no necesito que me revises, y en cuanto a lo del barco... claro que puedes llevártelo, sino ¿quién curara a los heridos?".