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Gusi
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Gusi jadeaba y sudaba descontroladamente debido al maldito haki de armadura. Los ataques de Kimura no eran muy letales, pero el hecho de utilizar tanto tiempo la técnica le estaba matando físicamente. Kimura detuvo el combate y cogió su arco. El recluta temió lo peor, ¿aun quería seguir probando si había dominado su el haki? Realmente Kimura estaba loco, y no mintió al decir que iba a ser un entrenamiento duro.
Claramente antes de atacar el Capitán le dijo unas palabras de consolación, las cuales se las estaba mereciendo. Pues el Superior no lo notaba, pero Gusi estaba dando el ciento veinte por ciento para sorprenderlo. Dio un largo suspiro, y se preparó para ser ensartado por flechas.
La primera flecha fue directa a la rodilla derecha, Gusi se concentró y calculo la trayectoria de impacto para liberar el haki y gastar la mínima energía para poder aguantar todo el carcaj. La flecha impacto y se rompió en mil pedazos. Kimura se puso a correr alrededor de Gusi y lanzó otra flecha. Esta iba dirigida a la parte trasera y Gusi volvió a realizar la misma acción. Esto se repitió un total de cinco veces, mientras Kimura iba subiendo las flechas hasta acabar atacando al torso y brazos.
Gusi no podía para de sudar y ya notaba como las fuerzas le flojeaban con su última liberación. Kimura disparó otra flecha directa al torso derecho, esta silbaba por todo el lugar, recorriendo decidida los siete metros que los separaban. Las piernas de Gusi fallaron y le hicieron caer de rodillas, haciendo que la flecha fuera directa a su rostro.
El joven marine sintió como el tiempo se paraba y la flecha levitaba en el aire, miles de recuerdos pasaron por su mente mientras la flecha se acercaba muy despacio. Cuando la flecha estaba a escasos centímetros de impactar, el recluta cerró los ojos y sintió como aquella energía pura salía a la superficie para protegerlo. La flecha impacto entre sus ojos y se hizo añicos al chocar contra el haki.
Del impacto Gusi acabo tirado de espaldas en el suelo, con un fuerte dolor en todo el cuerpo. Miles de sensaciones recorrían su cuerpo y mente. Casi le mata su superior, su capitán. Algo dentro de él estaba lleno de rabia y le daba ganas de ponerse en pie y darle una paliza a Kimura. Pero después pensó que aquella situación fue culpa suya por no haber mencionado nada a su entrenador. Escucho como los pasos de Kimura se acercaban rápidamente y Gusi se llevó las manos a la cabeza.
-Lo siento, Capitán. No he podido aguantar todo el carcaj- dijo casi entre sollozos.
Claramente antes de atacar el Capitán le dijo unas palabras de consolación, las cuales se las estaba mereciendo. Pues el Superior no lo notaba, pero Gusi estaba dando el ciento veinte por ciento para sorprenderlo. Dio un largo suspiro, y se preparó para ser ensartado por flechas.
La primera flecha fue directa a la rodilla derecha, Gusi se concentró y calculo la trayectoria de impacto para liberar el haki y gastar la mínima energía para poder aguantar todo el carcaj. La flecha impacto y se rompió en mil pedazos. Kimura se puso a correr alrededor de Gusi y lanzó otra flecha. Esta iba dirigida a la parte trasera y Gusi volvió a realizar la misma acción. Esto se repitió un total de cinco veces, mientras Kimura iba subiendo las flechas hasta acabar atacando al torso y brazos.
Gusi no podía para de sudar y ya notaba como las fuerzas le flojeaban con su última liberación. Kimura disparó otra flecha directa al torso derecho, esta silbaba por todo el lugar, recorriendo decidida los siete metros que los separaban. Las piernas de Gusi fallaron y le hicieron caer de rodillas, haciendo que la flecha fuera directa a su rostro.
El joven marine sintió como el tiempo se paraba y la flecha levitaba en el aire, miles de recuerdos pasaron por su mente mientras la flecha se acercaba muy despacio. Cuando la flecha estaba a escasos centímetros de impactar, el recluta cerró los ojos y sintió como aquella energía pura salía a la superficie para protegerlo. La flecha impacto entre sus ojos y se hizo añicos al chocar contra el haki.
Del impacto Gusi acabo tirado de espaldas en el suelo, con un fuerte dolor en todo el cuerpo. Miles de sensaciones recorrían su cuerpo y mente. Casi le mata su superior, su capitán. Algo dentro de él estaba lleno de rabia y le daba ganas de ponerse en pie y darle una paliza a Kimura. Pero después pensó que aquella situación fue culpa suya por no haber mencionado nada a su entrenador. Escucho como los pasos de Kimura se acercaban rápidamente y Gusi se llevó las manos a la cabeza.
-Lo siento, Capitán. No he podido aguantar todo el carcaj- dijo casi entre sollozos.
Nocturne93
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Me sentí realmente nervioso cuando le vi caer de rodillas con la flecha dirigiéndose directamente a su cabeza. Maldita sea, no podía hacer nada, no me daba tiempo a dispersar la energía de la flecha para deshacerla ni a utilizar mi técnica de marionetista para hacer que se desviase. Era una tarea imposible. Gusi estaba en un serio aprieto, al parecer el muy subnormal estaba peor de lo que me había dejado caer. No le quedaban nada de energías, El muy retrasado...
La flecha golpeó y el cuerpo de Gusi cayó hacia atrás por el impacto. Dejé caer el arco y fui corriendo temiéndome lo peor. Cuando llegué a él pude ver que su frente estaba intacta, la flecha había rebotado. Había conseguido bloquearla por lo que parece ser. Me relajé por fin, pero pronto comencé a sentir furia, podía haber muerto por haber querido forzarse más de lo que podía, debía de haberme dicho que no podía continuar el entrenamiento.
Se disculpó diciendo que no había aguantado hasta el final. Le miré con odio mientras él parecía que iba a romper a llorar en cualquier momento. Me quedé callado unos segundos, había cometido una tremenda estupidez, pero ya era hora de terminar con esto. Su cuerpo había estado sometido a un duro entrenamiento todo este tiempo, y estaba más agotado de lo que él mismo pensaba, y lo peor es que no supe verlo.
-Gusi. Jamás vuelvas a hacer algo similar. Si no puedes continuar, no lo hagas. Es un entrenamiento y por más que se simule una batalla real se puede detener si uno de los dos no puede continuar. Podías haber muerto hace unos instantes, y eso habría caído en mi conciencia. El objetivo de un entrenamiento es mejorar, pero no a toda costa.
Le tendí la mano para ayudarle a levantarse.
-Creo que podemos dar por finalizado este entrenamiento. No puedo negar que me has sorprendido. Eres persistente hasta el final. Pero debes saber cuándo parar, de no ser así la próxima vez podrías morir. Todavía has de conocer el haki de observación, y si lo deseas puedo echarte una mano.
La flecha golpeó y el cuerpo de Gusi cayó hacia atrás por el impacto. Dejé caer el arco y fui corriendo temiéndome lo peor. Cuando llegué a él pude ver que su frente estaba intacta, la flecha había rebotado. Había conseguido bloquearla por lo que parece ser. Me relajé por fin, pero pronto comencé a sentir furia, podía haber muerto por haber querido forzarse más de lo que podía, debía de haberme dicho que no podía continuar el entrenamiento.
Se disculpó diciendo que no había aguantado hasta el final. Le miré con odio mientras él parecía que iba a romper a llorar en cualquier momento. Me quedé callado unos segundos, había cometido una tremenda estupidez, pero ya era hora de terminar con esto. Su cuerpo había estado sometido a un duro entrenamiento todo este tiempo, y estaba más agotado de lo que él mismo pensaba, y lo peor es que no supe verlo.
-Gusi. Jamás vuelvas a hacer algo similar. Si no puedes continuar, no lo hagas. Es un entrenamiento y por más que se simule una batalla real se puede detener si uno de los dos no puede continuar. Podías haber muerto hace unos instantes, y eso habría caído en mi conciencia. El objetivo de un entrenamiento es mejorar, pero no a toda costa.
Le tendí la mano para ayudarle a levantarse.
-Creo que podemos dar por finalizado este entrenamiento. No puedo negar que me has sorprendido. Eres persistente hasta el final. Pero debes saber cuándo parar, de no ser así la próxima vez podrías morir. Todavía has de conocer el haki de observación, y si lo deseas puedo echarte una mano.
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Gusi se incorporó sentándose en el suelo una vez que Kimura llegó a su altura. Introdujo sus brazos entre las piernas y se quedó inclinado hacia delante. Escucho el duro sermón del capitán, mientras notaba un ápice de ira en su voz. Gusi asentía a cada palabra de su superior, pues tenía razón en cada una de ellas. No se atrevía a contradecirle, pues si Kimura se enfadaba podría golpearle y hacerle realmente daño.
Gusi no estaba ni triste, ni decepcionado. A pesar de no haber podido aguantar todo el carcaj, había aumentado su tiempo de liberación de haki a casi veinte minutos. Esto era un resultado sorpréndete comparado con unos minutos antes en los que solo podía aguantar cuatro minutos. Kimura no se daba cuenta de lo que le había hecho conseguir en tan poco tiempo, estaba orgullosos de tenerle como entrenador, y más aún como capitán.
Gusi se puso en pie un poco cansado, pero nada dolorido y extendió su mano a la frente. -Gracias por todo, Comandante-teniente Kimura.- dijo Gusi con firmeza en la voz.- Le seré fiel hasta el final, nunca más le fallare. Y respecto a ser entrenado en el haki de observación voy a abstenerme por el momento. Preferiría entrenarlo por mí mismo. Pero le estoy tremendamente agradecido por todo.
Después de aquello Gusi se alejó a coger un zumo de la cafetería y se marchó a descansar a su habitación. Estuvo durmiendo un día entero, pero cuando ser despertó su cuerpo estaba como nuevo. Lleno de energía y dispuesto a seguir entrenando un poco más su haki. Se vistió rápidamente y fue a comer a la cafetería antes de empezar. Tenía que llenarse de energía antes de comenzar a hacer ejercicio.
Cogió unos cinco platos de comida de diferentes productos y los devoro como una bestia hambrienta. Después estuvo media hora descansando para hacer la digestión antes de empezar, pues no quería echar la pota en todo el campo de entrenamiento y tener que limpiarlo después. Cogió una revista que había al lado del sillón, se fue al baño a perder un poco de lastre en el cuerpo y cuando estaba todo listo se dirigió al campo de entrenamiento.
Al llegar aquello parecía tan vacío como los primeros días. Gusi suspiro con algo de tristeza. Tenían esas magnificas instalación y los soldados no las aprovechaban al cien por ciento. Después Gusi se acercó al centro del lugar y encontró la flecha que pudo haber acabado con su vida. Esta tenía la punta doblada y estaba algo astillada, por no decir rota. El marine al verla sonrió y libero el haki en sus dos puños. Estos se liberaron a una velocidad que hizo sorprenderse, y más aún que ahora era capaz de liberarlo en sus dos manos sin tener que cerrar los ojos o concentrarse. Parecía que sobrepasar sus límites había hecho que el haki tuviera más ganas de salir a la superficie. El marine se acercó a un saco de boxeo repleto de escombros y empezó a golpearlos con los puños cubiertos de haki. Al cabo de los pocos minutos el saco se reventó y cayó al suelo.
-Vaya, esto sí que no me lo esperaba.- dijo Gusi mientras observaba como sus manos estaba aún en un color negruzco. Decidió seguir entrenando con puños al aire para mejorar su técnica y velocidad. Gusi no dejo de usar el haki hasta pasada media hora. Había aguantado más tiempo que la última vez, pero aquello no era lo mismo sin Kimura. Realmente aquel hombre sacaba lo mejor de él, llevándole a un nivel que era un reto y una meta de superación para el marine. Pero al menos el marine estaba seguro que ahora estaba preparado para salir a la calle y poder proteger a su capitán y a su banda.
Gusi no estaba ni triste, ni decepcionado. A pesar de no haber podido aguantar todo el carcaj, había aumentado su tiempo de liberación de haki a casi veinte minutos. Esto era un resultado sorpréndete comparado con unos minutos antes en los que solo podía aguantar cuatro minutos. Kimura no se daba cuenta de lo que le había hecho conseguir en tan poco tiempo, estaba orgullosos de tenerle como entrenador, y más aún como capitán.
Gusi se puso en pie un poco cansado, pero nada dolorido y extendió su mano a la frente. -Gracias por todo, Comandante-teniente Kimura.- dijo Gusi con firmeza en la voz.- Le seré fiel hasta el final, nunca más le fallare. Y respecto a ser entrenado en el haki de observación voy a abstenerme por el momento. Preferiría entrenarlo por mí mismo. Pero le estoy tremendamente agradecido por todo.
Después de aquello Gusi se alejó a coger un zumo de la cafetería y se marchó a descansar a su habitación. Estuvo durmiendo un día entero, pero cuando ser despertó su cuerpo estaba como nuevo. Lleno de energía y dispuesto a seguir entrenando un poco más su haki. Se vistió rápidamente y fue a comer a la cafetería antes de empezar. Tenía que llenarse de energía antes de comenzar a hacer ejercicio.
Cogió unos cinco platos de comida de diferentes productos y los devoro como una bestia hambrienta. Después estuvo media hora descansando para hacer la digestión antes de empezar, pues no quería echar la pota en todo el campo de entrenamiento y tener que limpiarlo después. Cogió una revista que había al lado del sillón, se fue al baño a perder un poco de lastre en el cuerpo y cuando estaba todo listo se dirigió al campo de entrenamiento.
Al llegar aquello parecía tan vacío como los primeros días. Gusi suspiro con algo de tristeza. Tenían esas magnificas instalación y los soldados no las aprovechaban al cien por ciento. Después Gusi se acercó al centro del lugar y encontró la flecha que pudo haber acabado con su vida. Esta tenía la punta doblada y estaba algo astillada, por no decir rota. El marine al verla sonrió y libero el haki en sus dos puños. Estos se liberaron a una velocidad que hizo sorprenderse, y más aún que ahora era capaz de liberarlo en sus dos manos sin tener que cerrar los ojos o concentrarse. Parecía que sobrepasar sus límites había hecho que el haki tuviera más ganas de salir a la superficie. El marine se acercó a un saco de boxeo repleto de escombros y empezó a golpearlos con los puños cubiertos de haki. Al cabo de los pocos minutos el saco se reventó y cayó al suelo.
-Vaya, esto sí que no me lo esperaba.- dijo Gusi mientras observaba como sus manos estaba aún en un color negruzco. Decidió seguir entrenando con puños al aire para mejorar su técnica y velocidad. Gusi no dejo de usar el haki hasta pasada media hora. Había aguantado más tiempo que la última vez, pero aquello no era lo mismo sin Kimura. Realmente aquel hombre sacaba lo mejor de él, llevándole a un nivel que era un reto y una meta de superación para el marine. Pero al menos el marine estaba seguro que ahora estaba preparado para salir a la calle y poder proteger a su capitán y a su banda.
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Gusi aun con todo demostró ser una persona leal, me agradeció aun con el puro que le eché en un momento. Estaba furioso, no podía evitar sentir la sangre hervir por mis venas. También me dijo que prefería no continuar entrenando con el haki de observación. Lo comprendí, es necesario un pequeño descanso por lo menos para que el cuerpo se recupere de un duro entrenamiento. También dijo que lo entrenaría por si mismo, y eso me parecía perfecto.
Al día siguiente era una mañana de domingo bastante relajada, no bajaría nadie a entrenar, no habría mucho que hacer. Pero debo reconocer que me sorprendió caminar cerca y escuchar golpes, me asomé y pude ver cómo un saco de boxeo era destrozado por los puños de Gusi. Ese chico es incansable, tiene gran determinación y ganas de mejorar, no podía haber acertado más en hacerle miembro de los Crimson. Por lo menos eso era lo que sentía.
Me adentré al campo de entrenamiento y fui directo hacia él.
-Veo que ya te has recuperado. Al igual que tu haki. Ha sido un buen entrenamiento, y permíteme que te diga que con esa determinación... Puedes lograr cualquier cosa. Se un cabezón, entrena hasta agotarte, hasta que los músculos te fallen y no te respondan. Exactamente como ayer hiciste.
Tal vez me contradecía a mí mismo por lo ocurrido, puesto que podía haber muerto, pero ese era el camino para mejorar, llevarse a uno mismo al límite. Obviamente con más cerebro del que demostró, pues tampoco hay que poner la vida en juego.
-Tan solo intenta no llegar a ese extremo cuando estés combatiendo. O si lo haces, asegúrate de que no haya peligro real... La clave está en la perseverancia Gusi, pero también en la conciencia. -le extendí la mano para estrechársela- Has sido la primera persona a la que podría decir que le he enseñado algo. Y me siento realmente orgulloso, has demostrado ser el tipo de persona que puede triunfar con su forma de ser. Y por si fuera poco el resultado es excelente. Enhorabuena Gusi. Tu entrenamiento ha finalizado.
Le dediqué una sonrisa y me di la vuelta, mañana tenía que partir, debía hacer una pequeña tarea personal que no podía esperar. Ahora que había entrenado a mi camarada, necesitaba un entrenamiento yo mismo.
-Espero poder ver un buen haki de observación la próxima vez que nos veamos. Estaré fuera un tiempo, te dejo al cargo de los Crimson.
Al día siguiente era una mañana de domingo bastante relajada, no bajaría nadie a entrenar, no habría mucho que hacer. Pero debo reconocer que me sorprendió caminar cerca y escuchar golpes, me asomé y pude ver cómo un saco de boxeo era destrozado por los puños de Gusi. Ese chico es incansable, tiene gran determinación y ganas de mejorar, no podía haber acertado más en hacerle miembro de los Crimson. Por lo menos eso era lo que sentía.
Me adentré al campo de entrenamiento y fui directo hacia él.
-Veo que ya te has recuperado. Al igual que tu haki. Ha sido un buen entrenamiento, y permíteme que te diga que con esa determinación... Puedes lograr cualquier cosa. Se un cabezón, entrena hasta agotarte, hasta que los músculos te fallen y no te respondan. Exactamente como ayer hiciste.
Tal vez me contradecía a mí mismo por lo ocurrido, puesto que podía haber muerto, pero ese era el camino para mejorar, llevarse a uno mismo al límite. Obviamente con más cerebro del que demostró, pues tampoco hay que poner la vida en juego.
-Tan solo intenta no llegar a ese extremo cuando estés combatiendo. O si lo haces, asegúrate de que no haya peligro real... La clave está en la perseverancia Gusi, pero también en la conciencia. -le extendí la mano para estrechársela- Has sido la primera persona a la que podría decir que le he enseñado algo. Y me siento realmente orgulloso, has demostrado ser el tipo de persona que puede triunfar con su forma de ser. Y por si fuera poco el resultado es excelente. Enhorabuena Gusi. Tu entrenamiento ha finalizado.
Le dediqué una sonrisa y me di la vuelta, mañana tenía que partir, debía hacer una pequeña tarea personal que no podía esperar. Ahora que había entrenado a mi camarada, necesitaba un entrenamiento yo mismo.
-Espero poder ver un buen haki de observación la próxima vez que nos veamos. Estaré fuera un tiempo, te dejo al cargo de los Crimson.
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Lleno de energía, el marine, decidió ese día seguir reventando sacos llenos de escombros. Había reforzado la superficie del saco para que fuera más resistente y pudiera aguantar los golpes sin romperse, pero al cabo de media hora siempre acababan reventándose y cayendo al suelo. Menos mal que el marine no tenía que recoger el estropicio cada vez que rompía un saco, pues tenía varios listos y cuando rompía todos o estaba muy agotado por usar el haki, recogía los escombros y volvía a arreglar los sacos para seguir entrenando después de su descanso.
Aquel día estaba mejorando su resistencia en combate cuerpo a cuerpo y se sentía bastante alegre de los resultados. Pero de repente la voz de Kimura hizo que el entrenamiento saliera de su cabeza por un instante. Kimura le halago y comprobó que ya estaba totalmente recuperado del entrenamiento de hace un par de días. Gusi le respondió imbuyendo sus brazos en haki de forma rápida.
Tras ellos Kimura le echo un pequeño recordatorio de que no tenía que morir con sus entrenamientos, estaba bien llegar al límite, pero con cabeza. Gusi afirmaba a cada palabra y temía que aquello durara toda la vida. Pero en el fondo sabía que Kimura tenía toda la razón y el mismo no quería encontrarse en una situación similar nunca más. Después de aquello, Kimura le dio la enhorabuena y dio por finalizado el entrenamiento. Lo cual apeno un poco a Gusi, pero comprendió que el Capitán no tenía nada más que enseñarle.
Kimura se marchó a una misión y Gusi volvió a entrenar con sus sacos de escombros. Pero a los pocos minutos otra voz le saco de su entrenamiento. Un compañero suyo del reclutamiento estaba al lado suyo con un sobre en las manos, se lo entrego a Gusi y se marchó con aires de superioridad. Gusi lo miró incrédulo y abrió el sobre comprobando que le habían asignado una nueva misión, y que era hora de marcharse del cuartel. Parece que han sido unos meses muy bien aprovechados, pensaba Gusi sin parar de mirarse los puños recubiertos en haki de armadura.
-Es hora de salir a la acción y empezar una nueva aventura en otro lugar.-dijo marchándose a su habitación a hacer su maleta para el viaje.
Aquel día estaba mejorando su resistencia en combate cuerpo a cuerpo y se sentía bastante alegre de los resultados. Pero de repente la voz de Kimura hizo que el entrenamiento saliera de su cabeza por un instante. Kimura le halago y comprobó que ya estaba totalmente recuperado del entrenamiento de hace un par de días. Gusi le respondió imbuyendo sus brazos en haki de forma rápida.
Tras ellos Kimura le echo un pequeño recordatorio de que no tenía que morir con sus entrenamientos, estaba bien llegar al límite, pero con cabeza. Gusi afirmaba a cada palabra y temía que aquello durara toda la vida. Pero en el fondo sabía que Kimura tenía toda la razón y el mismo no quería encontrarse en una situación similar nunca más. Después de aquello, Kimura le dio la enhorabuena y dio por finalizado el entrenamiento. Lo cual apeno un poco a Gusi, pero comprendió que el Capitán no tenía nada más que enseñarle.
Kimura se marchó a una misión y Gusi volvió a entrenar con sus sacos de escombros. Pero a los pocos minutos otra voz le saco de su entrenamiento. Un compañero suyo del reclutamiento estaba al lado suyo con un sobre en las manos, se lo entrego a Gusi y se marchó con aires de superioridad. Gusi lo miró incrédulo y abrió el sobre comprobando que le habían asignado una nueva misión, y que era hora de marcharse del cuartel. Parece que han sido unos meses muy bien aprovechados, pensaba Gusi sin parar de mirarse los puños recubiertos en haki de armadura.
-Es hora de salir a la acción y empezar una nueva aventura en otro lugar.-dijo marchándose a su habitación a hacer su maleta para el viaje.
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