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La ciudad del agua solía ser un lugar bastante agradable para pasar el día. El joven cazador conocido como Kasai estaba caminando por una de aquellas calles. Había terminado de pegar unos carteles por toda la zona baja de la isla. Le daba demasiada pereza colocarlos también por la de arriba. Después de sus aventuras en Jaya y lo mal que lo había pasado en Arabasta, había decidido definitivamente formar un gremio. Tenía ya varias integrantes pues por el momento solo había chicas. Aquel lugar era el último dónde pensaba colocar aquellas cosas de papel. Era muy costoso y encima tal vez no servía de nada luego. Sin embargo no perdía nada por intentarlo.
En aquellas cosas ponía lo siguiente. “Kasai de Hikari No Gadian estará en la plaza principal hasta las doce de la noche de hoy. Todo aquel cazador/a que tenga interés en vencer a los criminales del planeta y traer la paz al mundo que se presente. Se ofrece protección, amistad y una vida llena de apoyo y diversión.” Aquello seguramente iba a ser un imán para que criminales se riesen o le rompiesen los papeles. Incluso podían llegar a presentarse para intentar atacarle. En ningún momento se había proclamado líder pues para él no había necesidad alguna de uno. Todos eran iguales en aquel sentido y no pensaba mandar en nadie de aquellos chicos/as.
Por fin llegó a la plaza principal. Lo primero que hizo fue pasar por el bar de al lado y pedir un refresco de naranja con gas. En cuanto se lo dieron lo pagó y se dirigió a un banco para sentarse dándole un trago a su bebida. Llevaba sus gafas de Sol como siempre. Vestía con una chaqueta negra de cuero y unos pantalones del mismo material. Sus botas resultaban elegantes y las fundas de sus pistolas podían verse a simple vista. Dentro de la ropa superior ocultaba su gran cantidad de cargadores con distintas balas. El usuario de la fruta celestial activó su haki de observación y soltó un suspiro. Tan solo debía estar allí todo el día pues eran las ocho de la mañana. Tenía dinero suficiente para comprar comida y demás. Por si fuera poco se había hinchado de dormir antes de ir.
En aquellas cosas ponía lo siguiente. “Kasai de Hikari No Gadian estará en la plaza principal hasta las doce de la noche de hoy. Todo aquel cazador/a que tenga interés en vencer a los criminales del planeta y traer la paz al mundo que se presente. Se ofrece protección, amistad y una vida llena de apoyo y diversión.” Aquello seguramente iba a ser un imán para que criminales se riesen o le rompiesen los papeles. Incluso podían llegar a presentarse para intentar atacarle. En ningún momento se había proclamado líder pues para él no había necesidad alguna de uno. Todos eran iguales en aquel sentido y no pensaba mandar en nadie de aquellos chicos/as.
Por fin llegó a la plaza principal. Lo primero que hizo fue pasar por el bar de al lado y pedir un refresco de naranja con gas. En cuanto se lo dieron lo pagó y se dirigió a un banco para sentarse dándole un trago a su bebida. Llevaba sus gafas de Sol como siempre. Vestía con una chaqueta negra de cuero y unos pantalones del mismo material. Sus botas resultaban elegantes y las fundas de sus pistolas podían verse a simple vista. Dentro de la ropa superior ocultaba su gran cantidad de cargadores con distintas balas. El usuario de la fruta celestial activó su haki de observación y soltó un suspiro. Tan solo debía estar allí todo el día pues eran las ocho de la mañana. Tenía dinero suficiente para comprar comida y demás. Por si fuera poco se había hinchado de dormir antes de ir.
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Luego de mi encuentro con Xemnas y a decidirme que hacer. Viajé a la capital del agua, había oído rumores de que un gremio, recién en ascenso, buscaría miembros en esta isla. Si quería más poder, la idea de unirme a uno era clara. Tardé casi dos meses en llegar, y luego de explorar la isla, de divertirme con cuanta cosa habría, de conocer los famosos astilleros… Era el día de buscar. No fue difícil la verdad, había diversos carteles con la ubicación donde se encontraría el líder para reclutar a sus miembros. ”Vamos” – pensé. Agarré uno, lo doblé de forma cuidadosa y me fui corriendo a la plaza. Sí… Eran cerca de las ocho de la mañana y no había mucha gente en por las calles y, según el cartel informativo, Kasai, el líder de Hikari no Gadian, estaría hasta las doce del mismo día. Así que tenía tiempo de sobra para poder reclutarme, pero… No quería perder más del que ya había perdido.
Mi abrigo de tono naranja jugaba con el viento. Debajo de este, portaba una camiseta de color azul. Mis pantalones eran a juego del abrigo y, por el frío que sentía, iba con una gorra celeste que me tapaba los oídos. No tardé mucho en llegar a la plaza central de la isla. ¿Cómo sería aquel Kasai? En el cartel olvidó lo importante, poner una foto de cómo era o, mínimo, cómo iba vestido. No podía apostar a que por su fama o recorrido alguien lo pudiera reconocer. Sí, la gente en la plaza era escasa, pero cualquiera podía ser Kasai. Incluso ese viejo que estaba bebiendo café en una mesa mientras leí el diario. Suspiré. Tendría que ser más directa si lo quería encontrar rápido. Estaba ansiosa por conocerlo y que este me aceptara en su gremio. Corrí hacía la pileta que ahí estaba y, con algo de cuidado, me subí a esta para ganar altura y que todos me pudieran ver con facilidad.
– ¡Busco a Kasai Kuro-san! – Grité a todo pulmón con entusiasmo. Me quedé callada, esperando que, aparte de las miradas de asombro de lo que ahí estaban, apareciera aquel que estaba reclutando.
Mi abrigo de tono naranja jugaba con el viento. Debajo de este, portaba una camiseta de color azul. Mis pantalones eran a juego del abrigo y, por el frío que sentía, iba con una gorra celeste que me tapaba los oídos. No tardé mucho en llegar a la plaza central de la isla. ¿Cómo sería aquel Kasai? En el cartel olvidó lo importante, poner una foto de cómo era o, mínimo, cómo iba vestido. No podía apostar a que por su fama o recorrido alguien lo pudiera reconocer. Sí, la gente en la plaza era escasa, pero cualquiera podía ser Kasai. Incluso ese viejo que estaba bebiendo café en una mesa mientras leí el diario. Suspiré. Tendría que ser más directa si lo quería encontrar rápido. Estaba ansiosa por conocerlo y que este me aceptara en su gremio. Corrí hacía la pileta que ahí estaba y, con algo de cuidado, me subí a esta para ganar altura y que todos me pudieran ver con facilidad.
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El cazador empezó a pensar en comprarse unos cuantos periódicos y ponerse a leer pues no tenía otra cosa que hacer. Iba a ser bastante duro el hecho de estar tantas horas allí sentado esperando a que más personas se unieran a su causa. Por el momento se habían unido varias mujeres. No llevaba a ningún hombre y lo último que quería era que pensasen cosas raras de él. Cerró los ojos unos segundos para después darle otro tragó a su bebida con gas. Realmente estaba deliciosa y ahora sonrió de lado pensando en pedirse una ración de almejas en el bar. Desde que era un niño las amaba. Tenían un sabor delicioso y además con ajo y perejil estaban de muerte. Como todos los humanos, Kasai debía alimentarse y ya que lo hacía y tenía dinero lo mejor era hacerlo bien. Lo único malo es que no podía abandonar su puesto y por ello suspiró estando callado y calmado.
Su fama había aumentado en los últimos meses debido a que sus cazas le habían hecho conseguir bastante dinero. Con aquello podía vivir bien por el momento pero lo principal era la justicia y continuar cazando para salvar vidas humanas. Había sido una pena no poder participar en la guerra sucedida en el Norte pero el pobre rubio llevaba ya un año y medio buscando a su líder, Alex. No sabía dónde estaba ni él ni el resto de miembros. No sabía nada de Rob, Shun ni de Isma. Era algo muy duro y si formó el gremio fue debido a que no tenía esperanzas de verlos. Además había escuchado de la muerta del rey de los cazadores y aquello le hizo sentir algo mal. Últimamente el pistolero se llevaba muchos chascos pero su personalidad fuerte y su mentalidad de oro le hacían seguir adelante en todo momento. Podían arrebatarle personas pero no podía quitarle sus ganas de ayudar.
En aquel momento escuchó como alguien gritaba su nombre y aquello le hizo sonreír. Miró a la causante y era otra chica. Esta además de ser preciosa vestía con ropas naranjas. El rubio ahora soltó un suspiro pues pensándolo bien se había olvidado de poner descripciones. Un error muy tonto pero aquella chica al menos era lista. Llevó la mano a su funda derecha sacando su pistola y apuntó al cielo. Disparó produciendo un ruido enorme y después guardó el arma. No hacía nada malo a nadie y de paso podía llamar la atención de la rubia sin tener que ponerse en pie. Cuando ella le mirase, simplemente levantaría la mano y sonreiría de lado para indicarle que la persona que buscaba era él. Esperaba que no saliese corriendo por el tiro o algo por el estilo. Solo era una forma de llamar la atención y sabía de sobra que no iba a darle a ninguna persona inocente pues no se lo perdonaría.
Su fama había aumentado en los últimos meses debido a que sus cazas le habían hecho conseguir bastante dinero. Con aquello podía vivir bien por el momento pero lo principal era la justicia y continuar cazando para salvar vidas humanas. Había sido una pena no poder participar en la guerra sucedida en el Norte pero el pobre rubio llevaba ya un año y medio buscando a su líder, Alex. No sabía dónde estaba ni él ni el resto de miembros. No sabía nada de Rob, Shun ni de Isma. Era algo muy duro y si formó el gremio fue debido a que no tenía esperanzas de verlos. Además había escuchado de la muerta del rey de los cazadores y aquello le hizo sentir algo mal. Últimamente el pistolero se llevaba muchos chascos pero su personalidad fuerte y su mentalidad de oro le hacían seguir adelante en todo momento. Podían arrebatarle personas pero no podía quitarle sus ganas de ayudar.
En aquel momento escuchó como alguien gritaba su nombre y aquello le hizo sonreír. Miró a la causante y era otra chica. Esta además de ser preciosa vestía con ropas naranjas. El rubio ahora soltó un suspiro pues pensándolo bien se había olvidado de poner descripciones. Un error muy tonto pero aquella chica al menos era lista. Llevó la mano a su funda derecha sacando su pistola y apuntó al cielo. Disparó produciendo un ruido enorme y después guardó el arma. No hacía nada malo a nadie y de paso podía llamar la atención de la rubia sin tener que ponerse en pie. Cuando ella le mirase, simplemente levantaría la mano y sonreiría de lado para indicarle que la persona que buscaba era él. Esperaba que no saliese corriendo por el tiro o algo por el estilo. Solo era una forma de llamar la atención y sabía de sobra que no iba a darle a ninguna persona inocente pues no se lo perdonaría.
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Las miradas extrañas siguieron un par de minutos. Iba sintiendo como la vergüenza iba invadiendo mi cuerpo… ¿Por qué no aparecía? Suspiré con calma, quizás, no había llegado aún y yo había llegado con demasiado tiempo de anticipación. Aunque claro, era imposible… Después de todo, el cartel decía que iba a estar todo el día. ”Aunque puede ser un irresponsable” – Negué con la cabeza, no podía ser irresponsable… O no me esperaba que lo fuera. Daría una pésima imagen, no solo para mí, sino para todos aquellos que ya estaban en su gremio. ”¿Habré cometido una mala decisión?” – me empecé a cuestionar y bajé de la aquella fuente de agua. Suspiré resignada, ¿por qué tenía tanta mala suerte? No me consideraba una chica con buena suerte, la verdad, pocas veces había sonreído a mi favor y eran muchas las veces en las que el destino o lo que sea, me jugaba una mala pasada. Esta no era la excepción… Al parecer.
Sonó un fuerte disparo y no solo yo, sino que todas las personas se asustaron un poco. Por suerte, había sido al aire y nadie había resultado herido. Miré al tipo que había disparado y ya había guardado el arma. ¿Buscaba llamar la atención? ¿De quién? Quizás, aunque era poco probable, era el tal Kasai que estaba reclutando gente. Me acerqué, a pasos nerviosos, a él. Era un tipo alto sobrepasaba, con facilidad, el metro con ochenta. Su pelo, rubio oscuro, estaba engomado hacia atrás y sus ojos, estaban tapados con unas gafas de sol.
– ¿Eres el líder de Hikari no Gadian? – pregunté con cierto deje de nerviosismo. – ¿Kasai Kuro-san? – tomé una leve pausa y, cogiendo algo más de confianza, me empecé a presentar. – Soy Amane Misa. Y quiero unirme a su gremio. – Finalicé con una sonrisa.
Sonó un fuerte disparo y no solo yo, sino que todas las personas se asustaron un poco. Por suerte, había sido al aire y nadie había resultado herido. Miré al tipo que había disparado y ya había guardado el arma. ¿Buscaba llamar la atención? ¿De quién? Quizás, aunque era poco probable, era el tal Kasai que estaba reclutando gente. Me acerqué, a pasos nerviosos, a él. Era un tipo alto sobrepasaba, con facilidad, el metro con ochenta. Su pelo, rubio oscuro, estaba engomado hacia atrás y sus ojos, estaban tapados con unas gafas de sol.
– ¿Eres el líder de Hikari no Gadian? – pregunté con cierto deje de nerviosismo. – ¿Kasai Kuro-san? – tomé una leve pausa y, cogiendo algo más de confianza, me empecé a presentar. – Soy Amane Misa. Y quiero unirme a su gremio. – Finalicé con una sonrisa.
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Kasai sonrió al ver como la chica se acercaba tras haber disparado al aire. Se quedó tranquilo mientras se cruzaba de brazos y la veía acercarse. Por su mirada no parecía una chica pija ni chula. Más bien parecía humilde. Eso le hizo sonreír ya que su poder le afectaría de forma sanadora en las batallas y no dañina. Era muy útil el asombroso poder de su fruta pero por el momento eran pocas las veces que la había usado. Una en Jaya y otra combatiendo contra Kedra, no recordaba ninguna más. Aunque con el cadejo le sirvió de poco pues acabó derrotado y casi asesinado. La verdad es que era un milagro que aquel asesino no le matase en aquella isla dividida entre la lava y el hielo.
Ahora se centró en la joven rubia que empezó a hablarle preguntándole si era Kasai y que deseaba entrar en su gremio. Se presentó como Amane Misa y además su voz era bastante agradable. No era del tipo de voces que le cansaban debido y eso era bastante bueno. No pudo evitar ponerse en pie mirándola a los ojos con una sonrisa. – Noto algo extraño en ti. Por favor ¿Podrías contarme algo de tu pasado y el motivo por el que deseas eso? No te cortes Misa, estás frente a una persona que te mira más el alma que otra cosa. – Dijo con una sonrisa ladeada mirándola fijamente a los ojos. La verdad es que Kasai respetaba a las mujeres y hombres por igual y se fijaba en el tipo de personas que eran. Algo le decía que la chica era buena gente.
Simplemente sonrió de forma tranquila y esperó a que le hablase. A simple vista por la velocidad a la que se levantó y el enorme interés que tuvo en ella parecía un fan acosando a una famosa. Su mirada tenía algo especial. Después de haber estado con Nokotori, Carmelo y demás tipos raros por fin estaba ante una chica que no pensaba en cargarse todo lo que veía. Tal vez se equivocaba pero eso lo comprobaría ahora. – Cualquier cosa que te haya hecho sufrir también. – Tenía cierto interés en aquello y ahora cerró los ojos para escuchar solo sus palabras.
Ahora se centró en la joven rubia que empezó a hablarle preguntándole si era Kasai y que deseaba entrar en su gremio. Se presentó como Amane Misa y además su voz era bastante agradable. No era del tipo de voces que le cansaban debido y eso era bastante bueno. No pudo evitar ponerse en pie mirándola a los ojos con una sonrisa. – Noto algo extraño en ti. Por favor ¿Podrías contarme algo de tu pasado y el motivo por el que deseas eso? No te cortes Misa, estás frente a una persona que te mira más el alma que otra cosa. – Dijo con una sonrisa ladeada mirándola fijamente a los ojos. La verdad es que Kasai respetaba a las mujeres y hombres por igual y se fijaba en el tipo de personas que eran. Algo le decía que la chica era buena gente.
Simplemente sonrió de forma tranquila y esperó a que le hablase. A simple vista por la velocidad a la que se levantó y el enorme interés que tuvo en ella parecía un fan acosando a una famosa. Su mirada tenía algo especial. Después de haber estado con Nokotori, Carmelo y demás tipos raros por fin estaba ante una chica que no pensaba en cargarse todo lo que veía. Tal vez se equivocaba pero eso lo comprobaría ahora. – Cualquier cosa que te haya hecho sufrir también. – Tenía cierto interés en aquello y ahora cerró los ojos para escuchar solo sus palabras.
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¡Había acertado! Sonreí de felicidad al encontrarlo. La verdad, dudaba que fuera aquel tipo… Pero sí, era Kasai Kuro. Líder de Hikari no Gadian. ”Bien… Aquí vamos” – pensé con tranquilidad. La gente, por lo menos, ya estaba ignorando el hecho de que él había disparado al aire y, al parecer, nadie iba a armar un escándalo por eso. Suspiré con calma y luego escuché sus palabras. ¿Por qué quería saber de mi pasado? No se lo contaba a nadie, ni siquiera a mi almohada en los tiempos difíciles. Ni siquiera tuve la oportunidad de contárselo a Byakuro… Solo se lo había comentado a Azula y esa conversación fue… Extraña. ¿Qué debería hacer? La sonrisa se me borró de mi rostro y, a pesar de que Kasai se mostraba de confianza, no podía contárselo. ”Quizás es una prueba…” – pensé… ¿Qué tipo de prueba sería una donde se revele el pasado de uno?
– Pues… – tomé un pequeña pausa… – Mis motivos son porque debo hacerme más fuerte y proteger a los inocentes – empecé a decir mientras me sentaba a su lado. La conversación, se notaba que, iba a ser larga. – Estaba en el gremio de Byakuro, él murió en la guerra derrotando a Derian – apreté mis puños con fuerza. ¿Por qué él? ¿Por qué todo era tan injusto? Me sequé un par de lágrimas que empezaban a correr por mi mejilla. – Y… Sobre mi pasado, ¿puedo no contártelo? ¿Es necesario para entrar? – Quizás no era necesario contarlo, quizás no era obligatorio y quería dejarlo confidencial hasta que llegara el momento.
Recordé todo… Desde la traición de mi hermano mayor, de cómo asesinó a mi madre y de cómo aquel maldito dragón destruía toda mi isla. No pude evitar ponerme triste, la carga emocional era demasiada. Entre la muerte de Byakuro y lo que me pasó, ya no daba más. Puse mis dos manos, cruzadas, sobre mi pecho… Estaba temblando. ¿Por qué a mí?
– Si aun así quieres saber y es obligatorio para entrar, te contaré… Pero no creo que te agrade mi historia. – Inquirí con algo de tristeza.
– Pues… – tomé un pequeña pausa… – Mis motivos son porque debo hacerme más fuerte y proteger a los inocentes – empecé a decir mientras me sentaba a su lado. La conversación, se notaba que, iba a ser larga. – Estaba en el gremio de Byakuro, él murió en la guerra derrotando a Derian – apreté mis puños con fuerza. ¿Por qué él? ¿Por qué todo era tan injusto? Me sequé un par de lágrimas que empezaban a correr por mi mejilla. – Y… Sobre mi pasado, ¿puedo no contártelo? ¿Es necesario para entrar? – Quizás no era necesario contarlo, quizás no era obligatorio y quería dejarlo confidencial hasta que llegara el momento.
Recordé todo… Desde la traición de mi hermano mayor, de cómo asesinó a mi madre y de cómo aquel maldito dragón destruía toda mi isla. No pude evitar ponerme triste, la carga emocional era demasiada. Entre la muerte de Byakuro y lo que me pasó, ya no daba más. Puse mis dos manos, cruzadas, sobre mi pecho… Estaba temblando. ¿Por qué a mí?
– Si aun así quieres saber y es obligatorio para entrar, te contaré… Pero no creo que te agrade mi historia. – Inquirí con algo de tristeza.
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Kasai permanecía con los ojos cerrados estando muy calmado. Se le hacía raro reclutar gente para su gremio habiendo estado antes en el de Alex. Sin embargo no iba a seguir esperándole o de lo contrario podían llegar a pasar diez años o así. Le había buscado ya por demasiadas islas y no había forma. De hecho recordaba que Isma era un tipo que se perdía bastante pero el usuario de la fruta de los terremotos no era así. Era una maldita locura a decir verdad. De hecho ya ni se acordaba de dónde estaba la isla con la base. Pensaba que incluso estaba en movimiento pero su memoria no daba para tanto a decir verdad. Bastante era que recordaba dónde llevaba cada tipo de munición por colores por la enorme cantidad de balas diferentes que poseía y llevaba con él.
Escuchó las palabas de la chica y al verla llorar un poco no pudo evitar pasar sus dedos por las mejillas de ella limpiándoselas. Después le dedicó una mirada tranquila y le puso la mano en la cabeza con los ojos cerrados. Ella no quería contar su pasado pero solo por haber muerto su antiguo líder ya debía estar pasándolo fatal. Había oído hablar del tal Byakuro. Era el rey de los cazadores. Había ascendido tras haber desaparecido Alex. Ahora soltó una pequeña carcajada amable. – No hace falta si te hará daño. Una criatura bella y pura como tú no merece esto. Sin embargo debo comprobar algo. – El tirador se quitó las gafas de Sol clavando sus dorados ojos en ella para después empezar a rodearse de un aura blanca como la nieve.
De la mano que tenía en la cabeza de la chica empezaría a salir una energía sagrada con buena potencia. Si ella planeaba atacarle o era una persona malvada se vería dañada internamente y sería peligroso. Si por el contrario era buena persona o aliada de Kasai se vería sanada y no recibiría daño alguno. Una vez pasaron unos segundos el hombre la volvió a mirar colocándose las gafas de Sol y jadeando un poco al mismo tiempo que pegaba la espalda al banco. Aquello le cansaba muchísimo en su forma humana y no podía hacerlo mucho tiempo. Llegó a toser un poco y ahora miró a la rubia a los ojos para ver si se había visto dañada, curada o simplemente no se había dejado dar. – ¿Cómo te sientes, Misa? – Dijo de forma seria mientras ahora controlaba un poco la respiración.
Escuchó las palabas de la chica y al verla llorar un poco no pudo evitar pasar sus dedos por las mejillas de ella limpiándoselas. Después le dedicó una mirada tranquila y le puso la mano en la cabeza con los ojos cerrados. Ella no quería contar su pasado pero solo por haber muerto su antiguo líder ya debía estar pasándolo fatal. Había oído hablar del tal Byakuro. Era el rey de los cazadores. Había ascendido tras haber desaparecido Alex. Ahora soltó una pequeña carcajada amable. – No hace falta si te hará daño. Una criatura bella y pura como tú no merece esto. Sin embargo debo comprobar algo. – El tirador se quitó las gafas de Sol clavando sus dorados ojos en ella para después empezar a rodearse de un aura blanca como la nieve.
De la mano que tenía en la cabeza de la chica empezaría a salir una energía sagrada con buena potencia. Si ella planeaba atacarle o era una persona malvada se vería dañada internamente y sería peligroso. Si por el contrario era buena persona o aliada de Kasai se vería sanada y no recibiría daño alguno. Una vez pasaron unos segundos el hombre la volvió a mirar colocándose las gafas de Sol y jadeando un poco al mismo tiempo que pegaba la espalda al banco. Aquello le cansaba muchísimo en su forma humana y no podía hacerlo mucho tiempo. Llegó a toser un poco y ahora miró a la rubia a los ojos para ver si se había visto dañada, curada o simplemente no se había dejado dar. – ¿Cómo te sientes, Misa? – Dijo de forma seria mientras ahora controlaba un poco la respiración.
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Escuché las palabras de él y, por dentro, me tranquilicé de no tener que contar mi historia. Kingu y Drein eran mis objetivos y moría de ganas de encontrarlos. Sea donde sea que se escondieran, yo debía encontrarlos y matarlos. Eran las únicas personas que yo iba a matar… El resto me daba igual, eran inocentes y seres que merecían protección de los abusos. Ellos dos no. Vivían de hacer sufrir a las personas y haciéndoles daño. ”No les queda mucho tiempo” – pensé con calma. Fue entonces cuando sentí la mano de Kasai en mi cabeza, lo miré con cierta curiosidad y se había sacado las gafas, mostrando sus ojos dorados. Sentí una extraña aura blanca en mí y como, lentamente, me iba sintiendo mejor. Como si mis energías estuvieran siendo renovadas poco a poco. ¿Qué clase de poder estaba usando? ¿Akuma no mi? Era lo más probable o lo más creíble.
– Me siento mejor… La verdad – dije volviendo a sonreír como siempre. Lo notaba cansado y le costaba respirar. ¿Tanto lo cansaba usar algo así? – ¿Qué tipo de poder fue ese? – pregunté con cierta curiosidad… Hablando de poderes… Debía decirle los míos. – Soy una usuaria de las frutas del diablo – ”Aquí no podría demostrar mi poder” – había mucha gente y mi poder era demasiado explosivo e iba a dañar a personas inocentes. Esperaba que se lo pudiera imaginar. – Bomu Bomu no mi. O… Mejor dicho, una mujer bomba. – Dije con una sonrisa tranquila.
El ambiente era grato a decir verdad y esta isla era tranquila. No había escuchado de grandes problemas en ésta y poco más se podía decir que era pacífica. Estaba cerca de Ennies Lobby, lo que le daba cierta protección ante una eventual emergencia o algo así. Suspiré con tranquilidad y, ahora estando mejor, apoyé mis codos en mis piernas y mi cabeza en mis manos. ”Ahora que lo pienso…” – me dije a mi misma. Volví a mirar al que, esperaba y si todo salía bien, sería mi siguiente líder.
– ¿Tengo que pasar alguna prueba en especial para entrar? – Pregunté con una sonrisa.
– Me siento mejor… La verdad – dije volviendo a sonreír como siempre. Lo notaba cansado y le costaba respirar. ¿Tanto lo cansaba usar algo así? – ¿Qué tipo de poder fue ese? – pregunté con cierta curiosidad… Hablando de poderes… Debía decirle los míos. – Soy una usuaria de las frutas del diablo – ”Aquí no podría demostrar mi poder” – había mucha gente y mi poder era demasiado explosivo e iba a dañar a personas inocentes. Esperaba que se lo pudiera imaginar. – Bomu Bomu no mi. O… Mejor dicho, una mujer bomba. – Dije con una sonrisa tranquila.
El ambiente era grato a decir verdad y esta isla era tranquila. No había escuchado de grandes problemas en ésta y poco más se podía decir que era pacífica. Estaba cerca de Ennies Lobby, lo que le daba cierta protección ante una eventual emergencia o algo así. Suspiré con tranquilidad y, ahora estando mejor, apoyé mis codos en mis piernas y mi cabeza en mis manos. ”Ahora que lo pienso…” – me dije a mi misma. Volví a mirar al que, esperaba y si todo salía bien, sería mi siguiente líder.
– ¿Tengo que pasar alguna prueba en especial para entrar? – Pregunté con una sonrisa.
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Kasai escuchó las palabras de la chica con total tranquilidad. Si era una mujer comba aquello podía ser peligroso para ellos pero también para los asesinos. Además combinadas con las técnicas de sanación del rubio podían hacer una perfecta combinación. Ya había reclutado a una chica con el poder de lanzar fantasmas y a una que se convertía en un ser prehistórico. La verdad es que estaba haciendo un equipo bastante completo y eso en batallas era fundamental para que cada uno ejecutase un rol distinto. Ya solo faltaba una reunión con todos y ensayar algunas formaciones básicas verificando las habilidades de cada uno. En ese momento serían un gremio de los buenos y de los que cooperaban como compañeros ante cualquier problema que surgiese.
El pistolero ahora sonrió escuchando su pregunta. – Soy del tipo zoan legendaria. Un ser mitológico llamado Serafín, el más poderoso de los Arcángeles. – Dicho aquello sonrió de forma amable de nuevo ya con mejor aspecto y el aliento recuperado. En aquel momento la chica dijo lo de la prueba y fue cuando el rubio soltó una leve carcajada negando varias veces con la cabeza. – Ya lo has hecho. Si hubieses sido malvada esa luz que te ha sanado por así decirlo te habría matado y condenado al infierno dónde miles de demonios te hubiesen devorado. – Dijo aquello en broma pero con la intención de asustarla un poco.
Se moría de ganas de ver su reacción y ahora se quedó mirándola tranquilamente para después darle un sorbo a su bebida con gas. Se quedó mirándola unos momentos, acto seguido cerró los ojos con calma. – No te preocupes que es una broma. Pero si te habría daño mi energía. Acabas de mostrar que eres una buena persona y por ello eres bienvenida al gremio. No soy ningún líder y todos mandamos por igual. De modo que ahora no soy tu jefe, más bien tu compañero. – Una vez dijo aquello sonrió de nuevo pero sin dejar de mirar al cielo. – Me dedico a la ingeniería y se me da bastante bien. Si deseas algún chisme solo tienes que pedirlo. – Mencionó ahora cambiando de tema tranquilamente.
El pistolero ahora sonrió escuchando su pregunta. – Soy del tipo zoan legendaria. Un ser mitológico llamado Serafín, el más poderoso de los Arcángeles. – Dicho aquello sonrió de forma amable de nuevo ya con mejor aspecto y el aliento recuperado. En aquel momento la chica dijo lo de la prueba y fue cuando el rubio soltó una leve carcajada negando varias veces con la cabeza. – Ya lo has hecho. Si hubieses sido malvada esa luz que te ha sanado por así decirlo te habría matado y condenado al infierno dónde miles de demonios te hubiesen devorado. – Dijo aquello en broma pero con la intención de asustarla un poco.
Se moría de ganas de ver su reacción y ahora se quedó mirándola tranquilamente para después darle un sorbo a su bebida con gas. Se quedó mirándola unos momentos, acto seguido cerró los ojos con calma. – No te preocupes que es una broma. Pero si te habría daño mi energía. Acabas de mostrar que eres una buena persona y por ello eres bienvenida al gremio. No soy ningún líder y todos mandamos por igual. De modo que ahora no soy tu jefe, más bien tu compañero. – Una vez dijo aquello sonrió de nuevo pero sin dejar de mirar al cielo. – Me dedico a la ingeniería y se me da bastante bien. Si deseas algún chisme solo tienes que pedirlo. – Mencionó ahora cambiando de tema tranquilamente.
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”Un poder interesante.” – pensé mientras me decía su akuma no mi. Una zoan mitológica, o como él mismo decía, legendaria modelo Serafín. Uno de los más poderosos arcángeles, según explicaba. Sonreí de alegría cuando me dijo que ya había pasado la prueba, aunque me dio algo de miedo eso de que mi alma, podía ser enviada al peor de los infiernos. Por suerte, aunque fue broma, al ser alguien de pensamientos puros y buenos la fruta me sanaba. ”Buena forma de saber quiénes son aliados o enemigos” – pensaba con calma. Su poder, en sí, me parecía muy poderoso. ¿Cómo lo usaría en alguna batalla? La verdad, no parecía ser un tipo que luchara usando sus puños, más bien, parecía que peleaba de forma distinta. ”Mi fruta me permite ser fuerte a corta distancia… Creo” – no podía evitar pensar en las dos frutas y compararlas.
Escuché las explicaciones del gremio y Kasai mencionó que no era el líder. Sino que era un compañero más y que todos tenían el mismo cargo. ”Menos mal… Soy pésima siguiendo órdenes” – no es que fuera mala o las hiciera de mala gana, solo que… No me gustaba que dieran órdenes como si nada. Que se creyeran superiores por tener un rango de importancia en algún lugar. Especificó que era ingeniero y que si se me ocurría algo, se lo pidiera y él lo construía.
– Yo soy médica y muy completa – empecé a decir que tenía conocimientos de todo tipo. Cirujanos, farmacéuticos y hasta psicológicos. – Mis conocimientos van desde la cirugía, hacer fármacos y ser psicóloga – decía con humildad y sin tratar de sonar muy arrogante. Después de todo, los médicos solían serlo y muy a menudo se creían dioses por salvarles la vida al resto. – Aún no tengo mucha experiencia en combate y, más bien, me considero de apoyo – recordé que en todo lo que llevaba de viaje, aún no cobraba alguna recompensa y eso que era mi trabajo. Solo me estaba dedicando a viajar y hacer amigos en vez de hacer lo que debería hacer. – Pero, Kasai-san, me haré más fuerte. Tenlo por seguro. – Afirmé con una gran sonrisa, sincera sobre todo, y una mirada que demostraba toda mi determinación.
Escuché las explicaciones del gremio y Kasai mencionó que no era el líder. Sino que era un compañero más y que todos tenían el mismo cargo. ”Menos mal… Soy pésima siguiendo órdenes” – no es que fuera mala o las hiciera de mala gana, solo que… No me gustaba que dieran órdenes como si nada. Que se creyeran superiores por tener un rango de importancia en algún lugar. Especificó que era ingeniero y que si se me ocurría algo, se lo pidiera y él lo construía.
– Yo soy médica y muy completa – empecé a decir que tenía conocimientos de todo tipo. Cirujanos, farmacéuticos y hasta psicológicos. – Mis conocimientos van desde la cirugía, hacer fármacos y ser psicóloga – decía con humildad y sin tratar de sonar muy arrogante. Después de todo, los médicos solían serlo y muy a menudo se creían dioses por salvarles la vida al resto. – Aún no tengo mucha experiencia en combate y, más bien, me considero de apoyo – recordé que en todo lo que llevaba de viaje, aún no cobraba alguna recompensa y eso que era mi trabajo. Solo me estaba dedicando a viajar y hacer amigos en vez de hacer lo que debería hacer. – Pero, Kasai-san, me haré más fuerte. Tenlo por seguro. – Afirmé con una gran sonrisa, sincera sobre todo, y una mirada que demostraba toda mi determinación.
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Aquella chica al parecer era una médica y bastante buena. Dominaba la habilidad de los cirujanos de coser heridas y la de los farmacéuticos de crear y recetar buenos medicamentos. Por si fuera poco dominaba los temas de la mente por lo que dijo y encima dijo que era un apoyo. Pues ya eran dos pues él era más bien de sanar pero por suerte poseía técnicas de combate bastante buenas con sus armas. Se había tirado un año entero en una isla entrenando sin parar y solo faltaba que no le hubiese servido de nada. Por ello se podía decir que era un tipo que atacaba a media, larga y corta distancia. Era bastante completo a decir verdad y además sanaba heridas.
Desde lejos podía disparar a sus enemigos. Desde el medio usar sus poderes de Serafín y a corta los mangos de las armas con el haki armadura. Por el momento era mejor directamente no combatir en solitario contra tipos muy fuertes. Ya lo había pasado mal para ostentar al rango que tenía en su licencia de mercenario famoso. De esa forma podía cobrar la mitad y no matarse a pillar criminales muy caros. Después de unos momentos la chica le dijo que se haría fuerte. – Te tomo la palabra pero no es nada obligatorio. Somos una familia y a veces los apoyos son más importantes que los atacantes. La inteligencia es mejor que la fuerza bruta, Amane-chan. – Mencionó sonriendo.
Ahora soltó un suspiro abriéndose la gabardina de cuero debido al calor. Tenía muchísimos cargadores en el interior y cada uno con balas de un tipo distinto. Al menos parecía haber más de doce tipos de munición. Bebió de su refresco dejándolo totalmente vacío y ahora la miró a ella con una sonrisa. – Yo estaré aquí hasta las doce de la noche. Si quieres puedes irte a dar una vuelta hasta entonces o bien quedarte con éste tipo que apenas conoces. – Dijo bromeando de nuevo para después cruzarse de brazos esperando la decisión de la chica pues allí iban a estar un buen rato y no quería que se aburriese por nada del mundo. Quería lo mejor para los suyos siempre. – Puedes considerarme tu amante, tu amigo, tu hermano, tu tío, tu primo o lo que más te plazca. A partir de ahora proteger tu vida es una de mis responsabilidades. – Dicho se estiró un poco. Pensaba de forma madura y lógica pese a ser tan joven.
Desde lejos podía disparar a sus enemigos. Desde el medio usar sus poderes de Serafín y a corta los mangos de las armas con el haki armadura. Por el momento era mejor directamente no combatir en solitario contra tipos muy fuertes. Ya lo había pasado mal para ostentar al rango que tenía en su licencia de mercenario famoso. De esa forma podía cobrar la mitad y no matarse a pillar criminales muy caros. Después de unos momentos la chica le dijo que se haría fuerte. – Te tomo la palabra pero no es nada obligatorio. Somos una familia y a veces los apoyos son más importantes que los atacantes. La inteligencia es mejor que la fuerza bruta, Amane-chan. – Mencionó sonriendo.
Ahora soltó un suspiro abriéndose la gabardina de cuero debido al calor. Tenía muchísimos cargadores en el interior y cada uno con balas de un tipo distinto. Al menos parecía haber más de doce tipos de munición. Bebió de su refresco dejándolo totalmente vacío y ahora la miró a ella con una sonrisa. – Yo estaré aquí hasta las doce de la noche. Si quieres puedes irte a dar una vuelta hasta entonces o bien quedarte con éste tipo que apenas conoces. – Dijo bromeando de nuevo para después cruzarse de brazos esperando la decisión de la chica pues allí iban a estar un buen rato y no quería que se aburriese por nada del mundo. Quería lo mejor para los suyos siempre. – Puedes considerarme tu amante, tu amigo, tu hermano, tu tío, tu primo o lo que más te plazca. A partir de ahora proteger tu vida es una de mis responsabilidades. – Dicho se estiró un poco. Pensaba de forma madura y lógica pese a ser tan joven.
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A decir verdad, me sorprendía el hecho de que Kasai, a pesar de ser tan joven, hablara con tanta madurez. Entre otras cosas, me dijo que la fuerza bruta no era tan necesaria y que los apoyos, a veces, eran los más importantes. Que la inteligencia podía a ser más útil. ”Lamentablemente, no es tan asÍ” – pensé recordando a Byakuro por unos segundos. Él era fuerte y listo, aun así acabó muriendo ante ese mal nacido de Derian. Suspiré y me calmé, no era el momento para estar triste, había conseguido el objetivo número uno y era unirme a un nuevo gremio. Quizás, por la fama que Kasai había obtenido, muchos de mis amigos lo estuvieran siguiendo. Si era así, sería más fácil sentirse en casa.
Me dijo que lo podía considerar como yo quisiera, desde mi amante hasta mi primo o lo que sea, que ahora mi vida era su responsabilidad. Y finalizó diciendo que iba a estar todo el maldito día, esperando a los posibles integrantes, ahí. Que me dejaba en libertad de acción y que me podía dar una vuelta más por la isla. Aunque ya había conocido todo, la vista desde el punto más alto de la ciudad era algo que no me podía dar el lujo de no disfrutar dos veces. Me levanté del banco y le sonreí al rubio. – Iré a darme una vuelta más por la isla. A las doce estaré aquí. – Dije antes de darle la espalda…. – No sabes lo importante que es para mí que me hayas aceptado. Gracias, Kasai-san. – Empecé a caminar de forma tranquila y me fui alejando de aquel que ahora sería mi guía. ¿Cómo lo haría? Por su personalidad, era alguien benevolente y dispuesto, seguramente, a dar su vida por los otros. ”Creo que elegí bien, Byakuro-san” – miré al cielo y me fui caminando para disfrutar, nuevamente, de la hermosa vista desde el sitio más alto de la ciudad.
Me dijo que lo podía considerar como yo quisiera, desde mi amante hasta mi primo o lo que sea, que ahora mi vida era su responsabilidad. Y finalizó diciendo que iba a estar todo el maldito día, esperando a los posibles integrantes, ahí. Que me dejaba en libertad de acción y que me podía dar una vuelta más por la isla. Aunque ya había conocido todo, la vista desde el punto más alto de la ciudad era algo que no me podía dar el lujo de no disfrutar dos veces. Me levanté del banco y le sonreí al rubio. – Iré a darme una vuelta más por la isla. A las doce estaré aquí. – Dije antes de darle la espalda…. – No sabes lo importante que es para mí que me hayas aceptado. Gracias, Kasai-san. – Empecé a caminar de forma tranquila y me fui alejando de aquel que ahora sería mi guía. ¿Cómo lo haría? Por su personalidad, era alguien benevolente y dispuesto, seguramente, a dar su vida por los otros. ”Creo que elegí bien, Byakuro-san” – miré al cielo y me fui caminando para disfrutar, nuevamente, de la hermosa vista desde el sitio más alto de la ciudad.
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Kasai asintió observando como la chica se iba para después quedarse en el banco tumbado con calma. Esperaría a quién hiciese falta. Había sido una lástima la muerte de ese hombre llamado Byakuro pero no se podía hacer nada por él. De hecho los reyes cazadores o se morían o desaparecían. Era como una especie de maldición y por eso empezaba a tenerle pánico al título. Era mejor quedarse como un cazador de alto rango pero sin abusar, era lo más importante para el pistolero. Así se dejaba de problemas y nadie trataría de joderle de ninguna forma. Era una enorme idea sin duda. Nadie decía que los rangos súper altos debían ser más fuertes que los inferiores.
El pensar que debía estar todo el día allí le hizo caminar hacia el bar y pedir un bocadillo de jamón junto a una ración de almejas y dos refrescos de limón con gas. Nada más tener sus cosas se fue caminando hacia el banco sentándose en él. Empezó a comerse tranquilamente las almejas en primer lugar mientras ahora notaba que unas feas nubes negras se acercaban y eso quería decir que tal vez se iba antes de lo esperado. Sin embargo esperaría allí como había dicho y si se mojaba se fastidiaría.
El tirador había comido muy bien y en toda la tarde no se había presentado nadie más. Era una lástima pero al menos había conseguido a la chica explosiva. Ahora la vio llegar por el final y sonrió alzando la mano y haciéndole un gesto para que le siguiera. Después empezó a caminar hacia el puerto esperando a que ella le siguiera. Por fin era la hora de dejar aquella jodida isla y volver. La verdad es que al rubio le estaba entrando muchísimo sueño y ya casi se le cerraban los ojos totalmente solos.
El pensar que debía estar todo el día allí le hizo caminar hacia el bar y pedir un bocadillo de jamón junto a una ración de almejas y dos refrescos de limón con gas. Nada más tener sus cosas se fue caminando hacia el banco sentándose en él. Empezó a comerse tranquilamente las almejas en primer lugar mientras ahora notaba que unas feas nubes negras se acercaban y eso quería decir que tal vez se iba antes de lo esperado. Sin embargo esperaría allí como había dicho y si se mojaba se fastidiaría.
A las 00:00.
El tirador había comido muy bien y en toda la tarde no se había presentado nadie más. Era una lástima pero al menos había conseguido a la chica explosiva. Ahora la vio llegar por el final y sonrió alzando la mano y haciéndole un gesto para que le siguiera. Después empezó a caminar hacia el puerto esperando a que ella le siguiera. Por fin era la hora de dejar aquella jodida isla y volver. La verdad es que al rubio le estaba entrando muchísimo sueño y ya casi se le cerraban los ojos totalmente solos.
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No tardé mucho en llegar al punto más alto de la ciudad. Conocía el camino de memoria y con el gran Yagara Bull que había conseguido, el camino se hizo más corto y divertido. La vista desde aquel sitio era fenomenal. Veía el océano, las casas, los caminos hechos por el agua… El viento en mi cara y lo refréscate que era. Me senté en el borde del edificio donde estaba y me quedé ahí un rato. Pensando y tratando de controlar la idea de que las cosas no estaban saliendo bien. Era cierto, aún era débil pero… Mi viaje apenas había comenzado y, por mucho que quisiera, no podía apurar las cosas.
– Esto es lo mejor – susurré al viento mientras ahora notaba que el cielo se iba poniendo negro. ”Una tormenta, ¿eh?” – no me importaba mojarme la verdad. Era el único sitio donde podía estar en paz conmigo misma y poder estar tranquila. – No creo haberme equivocado con la decisión que tomé… De hecho – apreté mi puño con fuerza y, lentamente, fui recordando todo lo que había pasado antes de llegar a este punto. Partí con mi pasado, Drein y Kingu, luego… La muerte de Byakuro en la guerra contra Derian, mi encuentro con Xemnas, aquel capitán que me hizo levantarme de nuevo y, finalmente, mi unión a Hikari no Gadian. – Pase lo que pase, seguiré adelante con fe, en mí y en mis compañeros… No perderé la esperanza. – Apreté con un poco de fuerza el collar que me habían regalado hace un tiempo.
Fui puntual y llegué al mismo sitio de Kasai. Al parecer, nadie más había llegado. ¿Era lo esperado? Quizás sí, quizás no. La verdad, yo esperaba más gente queriendo unirse y luchando a mi lado, pero… No era esta isla la indicada para eso, al parecer. Era hora de partir y, entonces, empecé a seguir a mi nuevo líder. Rumbo a una nueva aventura y rumbo… A lo que sería el inicio de un nuevo viaje.
– Esto es lo mejor – susurré al viento mientras ahora notaba que el cielo se iba poniendo negro. ”Una tormenta, ¿eh?” – no me importaba mojarme la verdad. Era el único sitio donde podía estar en paz conmigo misma y poder estar tranquila. – No creo haberme equivocado con la decisión que tomé… De hecho – apreté mi puño con fuerza y, lentamente, fui recordando todo lo que había pasado antes de llegar a este punto. Partí con mi pasado, Drein y Kingu, luego… La muerte de Byakuro en la guerra contra Derian, mi encuentro con Xemnas, aquel capitán que me hizo levantarme de nuevo y, finalmente, mi unión a Hikari no Gadian. – Pase lo que pase, seguiré adelante con fe, en mí y en mis compañeros… No perderé la esperanza. – Apreté con un poco de fuerza el collar que me habían regalado hace un tiempo.
A las 00:00
Fui puntual y llegué al mismo sitio de Kasai. Al parecer, nadie más había llegado. ¿Era lo esperado? Quizás sí, quizás no. La verdad, yo esperaba más gente queriendo unirse y luchando a mi lado, pero… No era esta isla la indicada para eso, al parecer. Era hora de partir y, entonces, empecé a seguir a mi nuevo líder. Rumbo a una nueva aventura y rumbo… A lo que sería el inicio de un nuevo viaje.
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- Detrás de cada explosión, hay un pensamiento [Privado: Katharina - Amane Misa / Pasado]
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