¿Tengo Tú Palabra? [Dranser-Ushio] [Pasado]

Dranser se había desplazado hasta aquella isla del Norte junto al que había tomado como aprendiz. El método de transporte había sido un barco de madera con velas blancas y que disponía desde hacía tiempo. No era suyo, estaba en busca y captura por la marina pero era algo que le daba lo mismo. Si trataban de pararle simplemente los mataría. Ya había atracado barcos de aquellos capullos antes y todos habían acabado derrotados frente a su espada. Tenía una forma de ser retorcida matando espadachines pero a sus amigos los respetaba ante todo. También a los pobres que trataban de vencerle con los puños. Les daba cierta pena de hecho pues era un suicidio si no eras un luchador muy poderoso como para partir una espada con los nudillos y no recibir daño.

¿Por qué se había desplazado hasta allí? Decían las leyendas que allí nació un gran mentiroso. Quería que Ushio le jurase que se sometería a sus entrenamientos respetándole como maestro sí o sí. Si no aceptaba no lo tomaría como alumno del todo pues el castaño no respetaba a los que iban por ahí “de flor en flor” como solía decirse. Él mismo había aprendido todo lo que sabía en solitario y por sus propios métodos. El chico podía ser una persona ejemplar pero a la hora de hablar de espadas era serio y estricto pues planeaba ser el mejor espadachín del mundo. Ya se consideraba el mejor de la revolución de hecho. Por el momento tan solo había tenido un alumno y era ese moreno. Ahora le haría la prueba final para ver si podía mostrarle el camino a ser de los mejores o simplemente dejarlo a su suerte. El día parecía estar nublado y con indicios de lluvia, lo que era perfecto pues el revolucionario prefería la humedad antes que el calor.

Ese día llevaba su habitual camiseta negra de manga larga. Por encima su chaleco color mostaza. Unos pantalones del mismo tono que la prenda superior y un collar en forma de moneda de oro. En la cintura portaba su espada Shiro Kiba. Ahora que el barco había llegado se colocó en la cubierta y fue directo a la borda para sentarse en ella dándole la espalda a la isla. Mostró una sonrisa tranquila y esperó a que Ushio saliera y fuera hasta allí. Le había dicho que tenía que hablar con él de algo acerca de su entrenamiento especial y demás. Ya solo quedaba esperar a que apareciera. La mirada de Dranser era totalmente tranquila pues no había nada que le preocupase de momento salvo aquel torneo que le esperaba dentro de unos tres días. Daría lo máximo en él para ser el mejor y vencer.

Dranser sonrió con calma cuando vio al chico acercarse despacio hasta la borda. Al parecer llevaba sus tres espadas de siempre. El castaño continuaba teniendo curiosidad por aquella que era más fina que la otras dos. Su metal era extraño sin duda pero por el momento no debía fijarse en aquello pues debía decirle sus condiciones. No sabía si estaría preparado pero si aceptaba sería el primero de todos y eso podía ser muy interesante a fin de cuentas. Muchos se matarían por ser aprendices del depredador de la revolución pero la oportunidad se le había presentado a aquel joven, estaba demasiado perdido.

En ese momento el castaño sonrió de lado. – Antes de aceptarte del todo con mi alumno debes hacer un juramento. Yo tengo una filosofía y honor que cumplir y por ello si no te maté es por qué consideré aquello entrenamiento amistoso. Si hubieses sido un marine o agente estarías muerto. – Hizo una pausa leve mirando al cielo y notando que unas gotas le caían en la cabeza y eso le provocó una sonrisa siniestra. Perfecto temporal para hacer una promesa sin duda. Dirigió su mirada de nuevo al chico y ahora se cruzó de brazos mientras le miraba. – Tan solo hago entrenamientos amistosos con revolucionarios o con gente muy cercana. El vínculo de alumno me sirve. De modo que como tu tutor te pido que me hagas caso y sigas mis enseñanzas y solo las mías. Cualquier cosa que sea te la enseñaré yo. Salvo cosas relacionadas con el agua, cualquier cosa. – Dijo ahora sonriendo con calma.

Un enorme relámpago iluminó el cielo en ese momento y segundos después se escuchó el ruido de un trueno. Las olas empezaron a alterarse dándole un momento más épico a aquella escena entre los dos espadachines. – Yo solo te tendré a ti como alumno. Pero te llevaré al camino correcto para ser el mejor espadachín del planeta cuando yo muera. – Dijo lo último guiñándole un ojo pues pese a todo él debía de estar por encima de todos con la espada y planeaba conseguirlo de una forma o de otra. – El tener varios maestros para mí es algo deshonroso la verdad. Por eso ahora dime ¿Tengo tú palabra de que respetaras estás pequeñas normas, Ushio? – Dijo mostrando una sonrisa calmada y esperando a que el chico respondiese a su pregunta. En verdad estaba un poco emocionado pero ahora solo quedaba la respuesta del moreno.

Dranser mantenía su mirada en el chico con toda la calma del mundo para después sonreír de lado. Al parecer había aceptado su oferta y en ese momento fue cuando un rayo iluminó el rostro del chico. Llegaba el momento de pasar a la parte divertida. – Así me gusta. Ahora vienen dos partes divertidas. La primera será que me digas qué te interesa aprender. En el plazo de un mes y medio lo desarrollaré yo mismo y te lo enseñaré. De esa forma podría pedir cualquier cosa que no estuviese relacionada con el agua. – Una vez dijo aquello se puso en pie mirándole a los ojos con toda la calma del mundo. Se cruzó de brazos y ahora soltó una leve carcajada pues la segunda parte iba a ser bastante molona y original. Era un buen entrenamiento.

El sonido de un trueno volvió a escucharse y entonces el depredador volvió a hablarle al chico. – Vamos a combatir en plan suave. Por cada turno uno de los dos le hará una pregunta al otro y éste deberá responder la verdad. Así averiguaras cosas sobre mí si sabes que preguntar. Por cada pregunta mis ataques serán más fuertes. – Una vez dijo aquello desenvainó a Shiro Kiba de su funda realizando un sonido metálico bastante chirriante. Acto seguido mostró una sonrisa calmada. Después activó la habilidad de su fruta y comenzó a volar como un águila, colocándose a unos diez metros de altura para estar alejado del chico.

Acto seguido le miró desde las alturas. – Estás frente a un buen herrero, de modo que siempre puedo mejorar tus armas. – Dijo sonriendo y mirándole tranquilamente a los ojos. – Otra norma, el entrenamiento siempre acaba cuando yo lo digo. No dejaré que acabes con lesiones incurables. – Añadió en último lugar haciéndole un gesto para que le hiciese la primera pregunta que desease y después le atacara. Iba a tener que elegirlas bien pues serían escasas debido al poder del espadachín de la revolución. El escenario cada vez era más peligroso debido al tamaño de las olas y a los rayos que no paraban de caer desde el cielo.

Dranser observaba desde las alturas bastante calmado y con su espada en la mano derecha. Estaba impaciente de ver el ataque de su ahora rival y esperaba que no fuesen ondas cortantes pues en ese tema no tenía nada que hacer. El viento ondulaba sus cabellos de un lado a otro de forma exagerada haciendo que su despeinado pelo pareciera ahora el de un loco. Por suerte lo tenía tan afilado hacia arriba que no le molestaba para pelear. Aunque si se mojaba mucho seguramente si lo haría y debería ponerse la cinta blanca más arriba para poder pararlo con calma. Después de todo era su propio cabello y si no lo dominaba él nadie lo podría hacer, era ley de vida a no ser que existiera un usuario capaz de controlar el pelo ajeno. Eso sería muy molón para él.

Ahora soltó una leve carcajada y esperó el ataque. Enseguida su haki de observación le advirtió de lo que iba a hacer aquel chico. – Venga ya hombre. Es que acaso ¿No aprendió de sus errores? – Dijo suspirando y observando cómo las primeras ondas se acercaban. En ese momento lanzó dos tajos al aire formando las suyas propias pero éstas se multiplicaron resultando ser seis. Se realizó una pequeña explosión cortante por el camino y ahora suspiró un poco. La verdad es que iba a tener que mostrarle de nuevo que aquello no podía ser muy efectivo. En ese momento vio otras tres más acercarse a él y simplemente generó tres hilos de telaraña con su mano libres y los imbuyó en haki.

El resultado fue justo como el anterior. Las bloqueó haciendo que al estallar los fragmentos cortantes fuesen directos a su rostro y hombros causándole heridas leves en éstos y algo de sangre. Soltó un suspiro mirándole desde las alturas. – Ya sabes que en ondas no puedes competir conmigo, mal. Si no tienes forma de volar ya sabes lo primero que vas a aprender. – Dicho eso bajó a la cubierta del barco observándole con toda la tranquilidad del mundo. – Simplemente odio el sistema de gobierno y quiero repelerlo con la gente que me trató bien desde pequeño. Ahora ¿De qué está hecha esa espada? – Era su turno de preguntar y él aprovechaba cosas útiles de batalla. Una vez dijo eso se acercó hasta él y trató de lanzarle un tajo con fuerza rumbo al hombro. Con la mano libre usaría cinco hilos imbuidos en haki armadura para tratar de hacerle un corte de en la rodilla izquierda. Los había generado de un centímetro de grosor para que apenas pudiese verlos al centrarse en su espada la cual también iba imbuida en haki. Tras hacer aquello retrocedería unos pasos atrás.

La mirada de Dranser permanecía calmada escuchando a aquel chico. Su ataque a la rodilla había funcionado bastante bien debido a su capacidad. De hecho pensó que había herido bastante la rodilla de su alumno con aquello. Siempre solía ser mejor corte que golpe, se recuperaban mucho antes. Los azulados ojos del castaño se clavaron en los de aquel chico y enseguida puso una expresión más seria mientras entrecerraba los orbes despacio. La lluvia caía con fuerza sobre ellos pero no era algo que preocupara al espadachín. De hecho tan solo quedaba empapado y nada más. En ese momento no puso evitar subir la cinta blanca de su frente un poco más para sostener mejor el flequillo pinchudo y que no le molestase mucho durante el entrenamiento.

Cuando escuchó las palabras del chico no pudo evitar alzar una ceja. De modo que la jodida espada estaba hecha del material capaz de anular las habilidades de los usuarios y encima debilitarlos. No podía darse el lujo de quedar cortado por ella o se vería en problemas. Sin duda alguna debía pillarse alguna de esas pero Shiro Kiba era realmente fantástica. Entonces escuchó la pregunta y sonrió de lado. Sin pensárselo dio un paso adelante y ahora vio las ondas cortantes formarse de nuevo e ir a por él. – Y dale con las ondas… – Dijo al mismo tiempo que lanzaba tres tajos formando nueve ondas cortantes que provocarían un choque cortante. Se cubrió con los brazos en equis recibiendo algunos cortes y en ese momento con el mantra detectó las intenciones.

Una sonrisa se formó en su rostro. – No ataques después de lanzar ondas o podrías verte metido en el choque de ellas si las interceptan a medio camino. – Dicho aquello chocó su espada contra la de kairouseki bloqueándola. La otra no podía al no tener dos katanas pero logró imbuir su torso en haki armadura a tiempo para recibir menos daños. Después se lanzó hacia atrás soltando un quejido de dolor y notando la sangre emanar de su cuerpo. Se quitó el chaleco y la camiseta dejando ver un corte superficial desde la zona abdominal hasta el pectoral derecho. El líquido carmesí salía de él de forma leve. – Menos mal que mi haki es potente, buen golpe pero no te la juegues tanto. – Dicho aquello se llevó la mano al pecho sintiendo el escozor del corte para después suspirar despacio. – Faunfa no mi. Paramecia. Antes te he cortado en la pierna con hilos de telaraña de un centímetro de grosor envueltos en haki. Puedo imitar cualquier característica animal así como volar como las águilas, moverme a la velocidad de un escarabajo tigre u ocultarme en tierra como un topo. – Nada más decir aquello se quedó mirándole.

Tomó aire preparándose para atacar. – ¿Qué técnica te interesaría aprender? – Dijo a modo de pregunta mientras ahora trotaba despacio hacia él. Nada más llegar imbuyó su arma en un filo de viento que la hacía más cortante y ligera de manejar. Su ámbito Kaze era el culpable de aquello. Trató de lanzarle un leve tajo a la otra rodilla para después subir lo más rápido posible y de otro corto tratar de darle en el hombro derecho. Al mismo tiempo que lanzaba el segundo, con la mano libre esta vez usaba un solo hilo envuelto en haki tratando de darle en la misma rodilla herida. Los espadazos también iban imbuidos en haki, le diese o no saltaría hacia atrás esperando la respuesta. También se fijó en la espada de kairouseki para estar alerta de los movimientos de ella.

Al chico le interesaba aprender las ondas cortantes de Dranser, si se refería a la multiplicación no podría hacer nada pero si al poder de éstas. Sería una clase entretenida y simple, nada que los matara a ninguno. El agua continuaba cayendo despacio y los cabellos del revolucionario ya estaban hacia abajo. Su ataque al parecer había logrado impactar de nuevo en la rodilla y en el hombro. Era hora de concentrarse en otras zonas para no dejarle secuelas graves. También debía evitar los ataques de kairouseki a toda costa. Ese jodido mineral era demasiado molesto o eso al menos iban diciendo pues él no había experimentado todavía aquella sensación que muchos decían. Quizás ya iba siendo hora. Era bueno aprender de las cosas que pudieran joderle en un futuro.

En ese momento lo vio corriendo hacia él. No pudo evitar sonreír de lado y prepararse para su pequeña acción peligrosa para sí mismo. Bloqueó a la perfección al hombro con Shiro Kiba pero ahora se dejó dar en la pierna mientras la imbuía en haki por si acaso. Notó el escozor de la herida pero algo peor. Una sensación de debilidad le invadió por el cuerpo y eso le hizo clavar una rodilla en el suelo. Empezó a respirar un poco agitado cuando predijo su siguiente acción. En aquella postura tenía poca fuerza y era más vulnerable. – ¡Gorila! – Gritó ahora tomando la fuerza del animal nombrado y colocando sus dos espadas ahora de forma que bloquease los tajos. Cayó de espaldas al suelo salvándose de una herida seria y ahora miró la jodida espada de kairouseki para después observar su pierna. Esa cosa era mortal y ya no volvería a recibir de ella.

La sangre comenzó a salir de la herida y supo que debía de parar pronto. De todas formas pensaba realizar un último ataque y dar por finalizado el entrenamiento. – La primera es Gin Kiba, es una katana normal y corriente. La segunda es Shiro Kiba, tiene la capacidad de multiplicar una onda cortante por tres en el aire. Su calidad es de una O wazamono. La conseguí en la guerra de los gyojines. El cabrón que la tenía llegó a lanzarme un combo de más de trescientas ondas al mismo tiempo. Sobreviví de milagro. – Dijo acordándose de aquel puto comodoro. Ahora miró al chico despacio y activó la velocidad de cien metros por segundo del escarabajo tigre. Intentaría pasar por su lado derecho y golpearle en el pecho con la parte roma de su katana Gin Kiba imbuida en haki armadura. Le diese o no se quedaría a su lado tranquilamente. – Hemos acabado. – Dijo con toda la calma del planeta.

Al parecer se había pasado con el golpe pues el chico había atravesado de golpe una pared. Guardó sus armas tranquilamente en sus fundas y sonrió de lado viéndole salir del agujero. Lo veía hecho un trapo de tela. De repente dijo que de aquella forma no se podía navegar y en eso tenía razón. Aquella tormenta podía volcar el barco y tirarlo al agua o al menos joderlo vivo con el agua. Era hora de irse a una taberna a comer mucho. De paso ponerse a dormir como un oso, oh esa sería su siguiente habilidad, hibernar siempre era una buena idea. Su pereza sería legendaria con aquel poder.

De repente escuchó al chico hacerle otra pregunta y bastante interesante. En ese momento el castaño sonrió con calma. – Una vez sea el mejor espadachín del mundo puede que renuncie al momento y abra una reserva natural para proteger a todos los animales del planeta. Mi objetivo es llegar a serlo, no mantenerlo por siempre. No es divertido mantener un dulce en la boca mucho rato, acabas escupiéndolo o tragándolo. – Una vez dijo aquello sonrió de lado y colocó ambas manos en la cintura dándole la espalda. Una sonrisa calmada se mostró en él. – Esa fue la promesa que le hice… – Antes de decir nada más empezó a caminar saliendo del barco.

Se colocó en tierra firme junto al chico una vez quedó el barco amarrado y empezó a caminar despacio con la mirada perdida. Gobierno hijo de puta, le habían arrebatado al amor de su vida, a sus amigos y a Rokuro. Eliminar a aquellos idiotas estaba en sus planes. Para ser el mejor espadachín del mundo debía vencer a todos los poderes militares abusones incluido al gorosei. No le temía a nadie y aquello podía ver algo bueno y malo al mismo tiempo. Después cumpliría el sueño de la joven enfermera y viviría retirado como un simple ermitaño. Al recordar aquello no pudo evitar suspirar y comenzar a caminar. Tampoco se quejaba si alguien le mataba, pero se aseguraría que no fuese un puto espadachín ni nadie del gobierno. Eran sus deseos claramente.