[Privado][Zane - Vinnie] Pelea nocturna

Era de madrugada y como de costumbre me encontraba jugando una partida de póquer en el bastardo errante, mientras tomaba una de las mejores ginebras que había bebido en mucho tiempo, por cortesía de un tal Vinnie que había venido a negociar con los hosteleros de la zona.

-Buena ginebra, socio –dije elevando el vaso, -por Vinnie. –Todos elevaron el vaso, algo que aproveché para sacarme un as de tréboles de la manga y juntarlo con mis tres reyes y el as de corazones. –“Un full, perfecto” –Pensé.

-Vinnie, igualo –llevé la misma cantidad de fichas que él, -y duplico la apuesta –llevé el resto de ellas. -¿Igualas? –pregunté con una sonrisa vacilona dibujada en mi cara.

Guiñé un ojo a Vinnie, el único jugador que había llegado conmigo hasta el final, y di la vuelta a mis cinco cartas- -Full de reyes y ases -dije, mirando a mi contrincante a los ojos. La cosa prometía, tuviera lo que tuviera era muy difícil ganarme, a no ser que tuviera un full de ases y reyes o una escalera de color, algo más que improbable.

Di otro sorbo de la exquisita ginebra, mientras esperaba que Vinnie diera la vuelta a sus cartas. –Vamos, no tengo todo el día –comenté, mientras bromeaba con uno de los muchachos de la taberna.

"Dinerito p'al body" -sonreí

El moreno se estaba demorando mucho en enseñar sus cartas. ¿Acaso iba de farol? No, no lo creía, ya que los tipos como aquel no apuestan mucho sin tener nada bueno. Entonces lo hizo, dio la vuelta a sus cartas dejando ver tres ases y dos jotas. -“Vamos no me jodas” –pensé, al ver como dos de esos ases eran de tréboles.

Se armó mucho barullo en la taberna y los seguratas se pusieron en la puerta para que nadie saliera. Mientras tanto, Vinnie me acusó de hacer trampas.

-¿Tramposo, yo? –me hice el indignado. –Que yo sepa el forastero con aires de superioridad eres tú. Yo llevo jugando aquí cada semana desde hace años y nunca me han acusado de tal injuria –dije, dando un golpe sobre la mesa, tirando el vaso de ginebra al suelo.

Pese aquello, muchos de los presentes estaban preparados para atacar. A mi derecha dos grandullones poniéndose unos cubre nudillos de metal, a mi izquierda los porteros del garito, sin armas pero con muy mala hostia, y frente a mí algunos asesinos conocidos por la zona.

“Joder, joder, joder… Espero que nadie haga referencia a que nunca he perdido” –tragué saliva.

La gente de la taberna no estaba abierta al diálogo, les daba igual quién había hecho trampas de los dos, pero lo que no les daba igual es que le hayamos dejado con lo puesto y robado su dinero.

-Venga, chavales –dije subiendo las manos, mientras me arrinconaban contra una pared junto a Vinnie. –Yo soy Zane, ¿cuándo os he timado? –pregunté.

-Eso mismo decía tu padre y más de una vez nos dejó sin blanca –dijo un viejo que se encontraba en una esquina del bar, tomando una cerveza.

-Así no ayudas, viejo de mierda –espeté.

No sabía qué hacer, así que hice lo primero que se me pasó por la cabeza. –Vinnie, ¿te hace una alianza para salir de aquí y luego nos repartimos el dinero a partes iguales? Fifty, fifty, ya sabes –sonreí.

A regañadientes el moreno aceptó.

Rápidamente desenfunde dos de mis katanas y arremetí contra uno de los musculitos que había bloqueándome el paso, dándole un corte en el estomago. Vinnie se movía bien, estaba claro que no era su primera pelea.

-Socio, el viejo bocazas era mío –le miré con recelo, tras ver como lo tiraba al suelo para quitarle su asiento.

Los matones no parecían acabarse, daba un espadazo tras otro quitándomelos del medio. En un abrir y cerrar de ojos dejamos k.o a la mitad de los que estábamos en la taberna, unos diez. Mientras tanto, un par de aprovechados empezaron a coger el dinero de la mesa y el suelo, guardándolo en una bolsa marrón con el símbolo del berrie. -¡Eh, vosotros! –Exclamé, -dejar el dinero en su sitio o..

-¿o qué? –me interrumpió uno de ellos, sacando un arma de fuego.

No era la primera vez que me apuntaban con un arma, así que estaba tranquilo. Entonces, Vinnie sacó una pistola y apunto a mi agresor, algo que aproveché impulsarme hacia mi rival y cortarle el brazo haciendo un corte ascendente con mi katana, haciendo que tirara el arma al suelo.

-Ahora con la otra mano, quiero que tú, manquito, metas el dinero en la bolsa, ¿entendido? –Ordené, -puede que estemos en inferioridad numérica, pero os ganamos en habilidad y coraje.

El hombre me hizo caso, me resultó cómico como sujetaba la bolsa con la boca y metía todo el dinero que había en el suelo. –Toma, -dijo el tullido, sosteniendo la bolsa.

Cogí la bolsa con el dinero y se la lancé a Vinnie, quien estaba apuntando con su pistola a los pocos que quedaban en pie en la taberna. –Ya estamos en paz, medusa –le dije guiándole un ojo. –No me gusta deberle nada a nadie.

Salimos de la taberna y nos alejábamos por el camino norte, mientras tanto, el dueño del garito empezó a gritar –ZANE, AL OTRO NO LO CONOCEMOS, PERO VAMOS A DAR PARTE DE TI A LA MARINA, HIJO DE LA GRAN PUTA.

-Suerte si me encuentran –le dije a Vinnie, quien miraba extrañado hacia atrás. –Bueno socio, un placer hacer planes contigo. –Tras ello, me perdí entre la maleza de los manglares.