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Mianna, ese era el nombre de la isla donde se encontraba el pelinegro. Seguía con su tour por el North Blue en busca de respuestas que lo ayudaran a cumplir sus objetivos. El lugar era conocido por una estructura un tanto extraña que según los lugareños era completamente natural y nadie había tenido nada que ver con ella.
- Este lugar me agrada... nadie me molesta - Los habitantes de Mianna se caracterizaban por su trato arisco con los extranjeros y eso para Aetiel era algo de agradecer ya que no le gustaba sentirse perseguido cada vez que pasaba por una gran ciudad. Era la capital como en todas las capitales había muchas tiendas que ofreciendo los productos típicos del lugar, pero incluso los mercaderes eran más calmados de lo habitual.
Cuando ya llevaba una hora por las calles comprendió la importancia que tenía en ese país el metal, fuera el que fuera, ese lugar vivía por y para trabajar los metales que proporcionaba la tierra. Todo estaba hecho de metal, incluso se fijó en que había una especie de tuberías, por las que descubrió que circulaba vapor a presión, y gracias a éste funcionaban mecanismos que ayudaban al desarrollo de la vida en la ciudad.
- Una biblioteca... iré a echar un vistazo - Un gran cartel señalaba la dirección que debía seguir para llegar hasta la biblioteca de la ciudad, junto al cartel había una gran cantidad de información sobre los libros que podrían encontrarse, algunos sobre la cultura e historia del país, otros sobre los metales que se explotaban allí, metalurgia, herrería... una gran cantidad de temas relacionados con Mianna y el pelinegro se encontraba con ganas de saber algo nuevo.
- Este lugar me agrada... nadie me molesta - Los habitantes de Mianna se caracterizaban por su trato arisco con los extranjeros y eso para Aetiel era algo de agradecer ya que no le gustaba sentirse perseguido cada vez que pasaba por una gran ciudad. Era la capital como en todas las capitales había muchas tiendas que ofreciendo los productos típicos del lugar, pero incluso los mercaderes eran más calmados de lo habitual.
Cuando ya llevaba una hora por las calles comprendió la importancia que tenía en ese país el metal, fuera el que fuera, ese lugar vivía por y para trabajar los metales que proporcionaba la tierra. Todo estaba hecho de metal, incluso se fijó en que había una especie de tuberías, por las que descubrió que circulaba vapor a presión, y gracias a éste funcionaban mecanismos que ayudaban al desarrollo de la vida en la ciudad.
- Una biblioteca... iré a echar un vistazo - Un gran cartel señalaba la dirección que debía seguir para llegar hasta la biblioteca de la ciudad, junto al cartel había una gran cantidad de información sobre los libros que podrían encontrarse, algunos sobre la cultura e historia del país, otros sobre los metales que se explotaban allí, metalurgia, herrería... una gran cantidad de temas relacionados con Mianna y el pelinegro se encontraba con ganas de saber algo nuevo.
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Estaba en la ciudad de Mianna de paseo turístico, buscando algo de inspiración. Esta isla tenía fama de las tecnologías que usaban e incluso había llegado a aquella con uno de sus trenes de un sistemas de ferrocarriles que había por toda la isla. Pero todo era demasiado… Monótono? Aburrido sería más adecuado para describirlo , la gente me miraba raro e evitaba hacer contacto visual. Parece que no eran simpatizantes con los turistas por lo que pase de ellos y empecé a cantar en voz baja;
Seré más raudo que un río bravo
Tendré la fuerza de un gran tifón
Con la energía del fuego ardiente
La luna sabrá guiar el corazón!
Era un temita que actualmente se estaba haciendo famoso por estos mares, pero conmigo era fácil ya que me enganchaba a todo tipo de música. Era una lástima que nadie me hablara, pero al menos sabía que no era por mi recompensa ya que sino ya se hubiese llenado de marines todo esto. Estuve caminando un rato hasta que de frente me encontré con una biblioteca, en ese momento parecía el sitio de aprendizaje más efectivo. Quería buscar algo que tratase sobre el uso de metales para objetos o armas para mejorar mis capacidades de herrero, en caso de no haberlas se pondría a leer cualquier libro curioso. Quien sabe, a lo mejor me encontraba con una de esas enciclopedias de Akumas.
Al entrar en aquel edificio me sentí un poco perdido al ver tanto libro, por lo que me acerque a un chaval de pelo negro que había por ahí cerca y le pregunté.- Perdoname por molestarte amigo. Pero sabes donde están los libros relacionados con metales y cosas por el estilo?
Seré más raudo que un río bravo
Tendré la fuerza de un gran tifón
Con la energía del fuego ardiente
La luna sabrá guiar el corazón!
Era un temita que actualmente se estaba haciendo famoso por estos mares, pero conmigo era fácil ya que me enganchaba a todo tipo de música. Era una lástima que nadie me hablara, pero al menos sabía que no era por mi recompensa ya que sino ya se hubiese llenado de marines todo esto. Estuve caminando un rato hasta que de frente me encontré con una biblioteca, en ese momento parecía el sitio de aprendizaje más efectivo. Quería buscar algo que tratase sobre el uso de metales para objetos o armas para mejorar mis capacidades de herrero, en caso de no haberlas se pondría a leer cualquier libro curioso. Quien sabe, a lo mejor me encontraba con una de esas enciclopedias de Akumas.
Al entrar en aquel edificio me sentí un poco perdido al ver tanto libro, por lo que me acerque a un chaval de pelo negro que había por ahí cerca y le pregunté.- Perdoname por molestarte amigo. Pero sabes donde están los libros relacionados con metales y cosas por el estilo?
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- Spoiler:
- Perdona por la tardanza pero es que no he estado en casa el finde y no he podido entrar al foro desde el pc
El camino hasta la biblioteca no le tomó mucho tiempo ya que apenas se detuvo mientras caminaba, las calles de esa ciudad eran tranquilas pese a la gran cantidad de personas que vivían en ella. Una vez se encontraba a las puertas de la biblioteca entró sin pensárselo demasiado. El edificio era bastante grande, cómo debía de ser la biblioteca de la capital de un país, a la derecha de la entrada se encontraba la típica recepción dónde se rellenaba el papeleo necesario para tomar prestado uno de los libros que tenían allí, mientras que si seguías recto era fácil perderse entre el laberinto de estanterías y libros.
- Los metales... - Cada fila de estanterías tenía un cartel que indicaba el tema sobre el que trataban los libros que en ellas se encontraban. Pero había tantas que quizás la que el pelinegro estaba buscando se encontraba perdida más hacia el fondo.
- Parece que tendré que ir una a una... - La idea de ir comprobando estantería por estantería no era algo que atrajera mucho al joven de cabello negro pero parecía la única manera que tenía de encontrar lo que buscaba, ya que trató de acercarse a preguntar a la bibliotecaria pero ésta lo miró con cara de pocos amigos cuando apenas los separaban unos tres metros y el muchacho se giró rápidamente desistiendo en su intento.
Ya llevaba un buen rato leyendo los carteles de las estanterías cuando alguien se acercó al pelinegro preguntando sobre donde se encontraban los libros que el mismo Aetiel estaba buscando.
- Éste debe de ser tonto o algo, ¿no ve qué estoy buscando estante por estante? - Ante la pregunta del desconocido la reacción de Aetiel quizás no fuera la más educada ya que simplemente lo miró y regresó a su tarea de buscar el estante que hablaba sobre metales. Hablar con desconocidos no era algo que se le diera muy bien al joven de cabello de negro si no era por trabajo, y además se encontraba bastante frustrado porque sabía que todavía le faltaban por revisar una gran cantidad de estanterías.
- No lo sé, yo también lo estoy buscando - Cuando ya había avanzado al siguiente estante Aetiel tuvo la idea de que un poco de ayuda no le vendría mal, además ambos estaban buscando el mismo lugar. - Si me ayudas tardaremos menos, ¿qué dices? - Pese al ofrecimiento el tono del pelinegro era bastante frío y distante, a la vez que tranquilo. Apenas se detuvo unos cinco segundos esperando la respuesta de esa persona antes de seguir con su búsqueda.
Osuka Sumisu
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Vaya, el tío no era una amor sarcásticamente hablando. No sé si estaría demasiado concentrado en buscar en aquellas estanterías o estaba simplemente de mal humor. Estaría estreñido o algo? Caso a aparte, el chaval ese también buscaba libros parecidos a los míos por lo que me ofreció colaborar para buscar dichos libros mientras que me echaba una mirada, que si realmente matasen esa hubiese sido asesina en serie. Aun con ciertas hostilidades en el ambiente, acepte su propuesta, ya que serían más fácil encontrar los libros
- Claro porque no?- le dije mientras alzaba los hombros y me ponía a mirar los estantes del pelinegro que aún no había registrado.- Nada… Tampoco… Esto es un libro de cocina… Hum… Berenjenas rellenas… Muy ricas, pero no es lo que busco…
La estantería era bastante extensa pero la mayoría explicaban de forja de objetos con metales cuando lo que yo buscaba. Yo tenía la habilidad de crear armas y otros pero si no sabía mezclar bien los metales, estos serían más flojos que un tenedor de plástico. Seguí indagando aburrido, por lo que se me ocurrió socializar con ese chico.
- Aún no me he presentado, me llamo Osu. Perdona si te he parecido algo ignorante, es mi primera visita en esta isla y casi nunca navegó por este Blue. Puedo saber tu nombre? -Le pregunté mientras seguía ojeando las portadas de los libros buscando alguno relacionado con la metalurgia.
- Claro porque no?- le dije mientras alzaba los hombros y me ponía a mirar los estantes del pelinegro que aún no había registrado.- Nada… Tampoco… Esto es un libro de cocina… Hum… Berenjenas rellenas… Muy ricas, pero no es lo que busco…
La estantería era bastante extensa pero la mayoría explicaban de forja de objetos con metales cuando lo que yo buscaba. Yo tenía la habilidad de crear armas y otros pero si no sabía mezclar bien los metales, estos serían más flojos que un tenedor de plástico. Seguí indagando aburrido, por lo que se me ocurrió socializar con ese chico.
- Aún no me he presentado, me llamo Osu. Perdona si te he parecido algo ignorante, es mi primera visita en esta isla y casi nunca navegó por este Blue. Puedo saber tu nombre? -Le pregunté mientras seguía ojeando las portadas de los libros buscando alguno relacionado con la metalurgia.
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Hubo un pequeño silencio antes de que el pelinegro recibiera una respuesta de parte del hombre que había aparecido de la nada segundos atrás. Como había sospechado Aetiel, su propuesta fue aceptada y rápidamente abarcaron un mayor número de estanterías entre ambos.
- Mmm... mascotas... ¿ para que querría saber algo sobre mascotas? - La gran cantidad de libros sobre temas que para el pelinegro eran innecesarios era abrumadora, llegando a olvidarse por momentos de qué era lo que estaba buscando en ese sitio ya que parecía encontrar de todo menos sobre lo que estaba buscando.
- Forja... debemos de estar cerca...- En la zona donde se encontraban comenzaban a aparecer vagamente libros relacionados con la manipulación de los metales y la forja de distintas herramientas con éstos, estaban cerca y eso le gustaba al pelinegro que ya había comenzado a cansarse de ojear cada libro de cada estante.
- Soy Aetiel - Respondió la pregunta del tal Osu y prosiguió con su labor ojeando libros. Entre todo eso mientras ojeaba uno de los libros Aetiel pudo leer lo que parecía ser una especie de entrada de una enciclopedia sobre un metal, pasando a las siguientes hojas observó que tan sólo se hablaba de metales en ese libro.
- Mmm... Osu, tengo uno - En un primer instante el pelinegro pensó en marcharse junto al libro para tenerlo para él solo, pero después pensó que no sería justo y que seguramente habría muchos más cerca de dónde estaba el que ya tenía.
- Mmm... mascotas... ¿ para que querría saber algo sobre mascotas? - La gran cantidad de libros sobre temas que para el pelinegro eran innecesarios era abrumadora, llegando a olvidarse por momentos de qué era lo que estaba buscando en ese sitio ya que parecía encontrar de todo menos sobre lo que estaba buscando.
- Forja... debemos de estar cerca...- En la zona donde se encontraban comenzaban a aparecer vagamente libros relacionados con la manipulación de los metales y la forja de distintas herramientas con éstos, estaban cerca y eso le gustaba al pelinegro que ya había comenzado a cansarse de ojear cada libro de cada estante.
- Soy Aetiel - Respondió la pregunta del tal Osu y prosiguió con su labor ojeando libros. Entre todo eso mientras ojeaba uno de los libros Aetiel pudo leer lo que parecía ser una especie de entrada de una enciclopedia sobre un metal, pasando a las siguientes hojas observó que tan sólo se hablaba de metales en ese libro.
- Mmm... Osu, tengo uno - En un primer instante el pelinegro pensó en marcharse junto al libro para tenerlo para él solo, pero después pensó que no sería justo y que seguramente habría muchos más cerca de dónde estaba el que ya tenía.
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Ya estábamos acercándonos a los temas que buscábamos; armas, armaduras, refuerzos y un largo etc… Mientras, el chaval me respondio a mi pregunta, decía llamarse Aetiel, nombre curioso cuanto menos.
Mientras seguía buscando no pude evitar como alguna persona me miraba desde la lejanía y murmuraban entre ellos. Ya era demasiado fácil que no me reconocieran, después de todo tenían a unos metros a un hombre de cien millones buscando libros. Lo que más odiaba era que descubrian siempre por mi pelo anaranjado, maldita genética, como si no hubiese colores más normales.
Mientras yo seguía buscando con cierto malhumor por aguantar aquellas miradas ajenas, cuando el pelinegro logro encontrar algo. - Genial, que dice por encima? - le pregunté mientras recogía los demás libros y los dejaba en su sitio de la estantería. - Por cierto, si no te importa que te pregunte… Para que buscabas un libro de metales?- le pregunté con curiosidad. No era por ofenderle, pero no tenía pinta de poder tratar metales con lo esmirriado que parecía.
Mientras seguía buscando no pude evitar como alguna persona me miraba desde la lejanía y murmuraban entre ellos. Ya era demasiado fácil que no me reconocieran, después de todo tenían a unos metros a un hombre de cien millones buscando libros. Lo que más odiaba era que descubrian siempre por mi pelo anaranjado, maldita genética, como si no hubiese colores más normales.
Mientras yo seguía buscando con cierto malhumor por aguantar aquellas miradas ajenas, cuando el pelinegro logro encontrar algo. - Genial, que dice por encima? - le pregunté mientras recogía los demás libros y los dejaba en su sitio de la estantería. - Por cierto, si no te importa que te pregunte… Para que buscabas un libro de metales?- le pregunté con curiosidad. No era por ofenderle, pero no tenía pinta de poder tratar metales con lo esmirriado que parecía.
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De un momento a otro Aetiel pudo darse cuenta de que estaban siendo observados por los que entraban en la biblioteca, los miraban desde la lejanía con cierta desconfianza, o esa fue la primera impresión que tuvo el pelinegro ya que minutos después se dio cuenta de que no era a él a quien miraban sino a su "compañero". No le dio más importancia de la necesaria y siguió con lo que estaba haciendo.
- Mmm... parece una enciclopedia sobre metales - Fue la respuesta del pelinegro ante una de las preguntas de Osu, que en apenas unos segundos disparó cual ametralladora varias cuestiones sobre el libro y el pelinegro.
- Me gusta construir cosas y algunos metales son muy buenos materiales para la construcción de ciertos artefactos, algunos me han llamado ingeniero aunque no me gusta mucho como suena - Sin levantar la mirada de las páginas del libro que estaba ojeando el pelinegro respondía una vez más las dudas de Osu. Entre página y página Aetiel se sentía cada vez más molesto por la forma en que los miraban las demás personas y no pudo evitar preguntar a Osu si sabía que estaba pasando.
- Oye, ¿por qué te miran de esa manera? - El pelinegro esperaba una respuesta mientras observaba con cara de pocos amigos a los que se encontraban a su alrededor que apartaban la mirada, evitando así el contacto visual.
- Mmm... parece una enciclopedia sobre metales - Fue la respuesta del pelinegro ante una de las preguntas de Osu, que en apenas unos segundos disparó cual ametralladora varias cuestiones sobre el libro y el pelinegro.
- Me gusta construir cosas y algunos metales son muy buenos materiales para la construcción de ciertos artefactos, algunos me han llamado ingeniero aunque no me gusta mucho como suena - Sin levantar la mirada de las páginas del libro que estaba ojeando el pelinegro respondía una vez más las dudas de Osu. Entre página y página Aetiel se sentía cada vez más molesto por la forma en que los miraban las demás personas y no pudo evitar preguntar a Osu si sabía que estaba pasando.
- Oye, ¿por qué te miran de esa manera? - El pelinegro esperaba una respuesta mientras observaba con cara de pocos amigos a los que se encontraban a su alrededor que apartaban la mirada, evitando así el contacto visual.
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Quién lo iba a decir en ese momento, el chiquitajo sabía construir cosas y sabía bastante de fabricar con metales e incluso algunos decían llamarle ingeniero aunque parecía no gustarle mucho que le llamasen así. - Si te sienta mejor, yo también soy una especie de ingeniero aunque la gente cree que solo hago de mecánico, no entienden lo complejo que puede ser una máquina. - Todo cierto, hacer un vehículo no era simplemente ponerle a algo ruedas y esperar que se desplace.
Eche un vistazo a aquella enciclopedia, por suerte tenía un index donde indicaba los nombres de todos tipos de metales que contenía. Empecé a mirar las aleaciones que estaba interesado, cogí mi pequeña libreta y empecé a apuntar una pequeña lista donde salían los nombres de las aleaciones y que contenían cada uno de ellos. Mientras seguía apuntando en la libreta, el pelinegro me pregunto el porqué de las miradas hostiles del resto de la gente.
- Como decirlo... Puede que mi cabeza valga unos cien milloncitos de nada, je je je… - le dije con una risa nerviosa.- Espero que no tengas nada contra el gobierno, porque acabo de ver a un tío salir por la puerta, seguramente para llamar a los marines...
Eche un vistazo a aquella enciclopedia, por suerte tenía un index donde indicaba los nombres de todos tipos de metales que contenía. Empecé a mirar las aleaciones que estaba interesado, cogí mi pequeña libreta y empecé a apuntar una pequeña lista donde salían los nombres de las aleaciones y que contenían cada uno de ellos. Mientras seguía apuntando en la libreta, el pelinegro me pregunto el porqué de las miradas hostiles del resto de la gente.
- Como decirlo... Puede que mi cabeza valga unos cien milloncitos de nada, je je je… - le dije con una risa nerviosa.- Espero que no tengas nada contra el gobierno, porque acabo de ver a un tío salir por la puerta, seguramente para llamar a los marines...
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Al parecer el pelinegro y el tal Osu tenían en común su afición por moldear metales y otros materiales para dar forma a nuevos aparatos e instrumentos.
- No me ayuda a sentirme mejor... pero puedes decir lo que quieras... - Fue lo primero que le vino a la cabeza al muchacho nada más escuchar las palabras de Osu, que al parecer trataba de consolarlo, aunque al final no tuviera mucho éxito ya que a Aetiel no le importaba demasiado lo que pensasen o dijeran los demás sobre él.
Mientras observaba como Osu tomaba notas de algunos metales que aparecían en el libro que habían encontrado, el pelinegro se fijó en como uno de los que los habían estado observando abandonaba el edificio bastante apresurado lo que le pareció algo sospechoso.
- Uno de esos... - Cuando Aetiel trataba de avisar a Osu, éste explicó claramente el motivo por el que estaban siendo observados desde hace un buen rato. - 100 millones... tampoco será tan grave, bueno pues eso si vienen será mejor que corras - Aetiel tomaba el libro con sus manos y lo seguía ojeando sin importarle mucho que Osu fuera alguien buscado. Al pelinegro no le importaban ni las miradas ni lo que ocurriera con Osu si la marina llegaba allí.
- Sí son aquellos de allí - En la entrada un grupo de unos diez marines miraba tanto al pelinegro como a Osu mientras un civil los señalaba incriminatoriamente. A los pocos segundos los marines comenzaron a recorrer los pasillos de la biblioteca dejando atrás altos estantes repletos de libros.
- Oye parece que vienen a saludar - Cuando los marines se encontraban a unos diez metros de la posición de Aetiel y Osu, el pelinegro con un leve toque en el brazo de su compañero le informa de la situación en la que se encontraban.
- No me ayuda a sentirme mejor... pero puedes decir lo que quieras... - Fue lo primero que le vino a la cabeza al muchacho nada más escuchar las palabras de Osu, que al parecer trataba de consolarlo, aunque al final no tuviera mucho éxito ya que a Aetiel no le importaba demasiado lo que pensasen o dijeran los demás sobre él.
Mientras observaba como Osu tomaba notas de algunos metales que aparecían en el libro que habían encontrado, el pelinegro se fijó en como uno de los que los habían estado observando abandonaba el edificio bastante apresurado lo que le pareció algo sospechoso.
- Uno de esos... - Cuando Aetiel trataba de avisar a Osu, éste explicó claramente el motivo por el que estaban siendo observados desde hace un buen rato. - 100 millones... tampoco será tan grave, bueno pues eso si vienen será mejor que corras - Aetiel tomaba el libro con sus manos y lo seguía ojeando sin importarle mucho que Osu fuera alguien buscado. Al pelinegro no le importaban ni las miradas ni lo que ocurriera con Osu si la marina llegaba allí.
- Sí son aquellos de allí - En la entrada un grupo de unos diez marines miraba tanto al pelinegro como a Osu mientras un civil los señalaba incriminatoriamente. A los pocos segundos los marines comenzaron a recorrer los pasillos de la biblioteca dejando atrás altos estantes repletos de libros.
- Oye parece que vienen a saludar - Cuando los marines se encontraban a unos diez metros de la posición de Aetiel y Osu, el pelinegro con un leve toque en el brazo de su compañero le informa de la situación en la que se encontraban.
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Vaya, no se. Se lo había tomado con calma, la cara de aquel pelinegro no mostraba demasiada preocupación tener a un criminal buscado a su lado. Realmente era un chaval bastante curioso. Rato después, la misma persona que había salido de la biblioteca corriendo antes volvió con una decena de marines liderados por un otro que parecía ser el líder de la patrulla aunque era de rango bajo ya que no portaba ninguna de esas chaquetas a la espalda.
El marine fue caminando despacio mientras el resto de soldados se ponían alrededor nuestro apuntandonos con sus rifles sin soltar el gatillo. Se les notaba que eran reclutas y que servían para patrullar y no luchar contra criminales.
- Osuka Sumisu, quedas detenido por múltiples delitos revolucionarios entre ellos secuestro de marines y agentes de la Cipher Pol, asalto a recintos gubernamentales, robo de propiedades del Gobierno. Es hora de que pagues por tus crímenes!
“Ah… Isla de Lavengre, en cuantos líos me metiste aquel día...” pensaba mientras miraba como podía evitaba ser acribillado cuando caí en lo que había de suelo y esboce una sonrisa. Sin apartar la mirada de los marines le susurre al Aetiel mi pequeño plan.- Cuando te avise agachate. Sus rifles tiene cinco disparos y se tardan tres segundos en recargar, cuatro si son unos simples reclutas como estos. Si no quieres problemas con el gobierno puedo encargarme solo.
- Deja de parlotear, alejate del civil y de rodillas. Estas sin escapatoria.
- Muy bien supongo que no tengo más opción que rendí… Ahora!- Esperando a que el pelinegro me hubiese hecho caso de un golpe cree una cupùla de piedra alrededor nuestro, que cubrió los disparos de los soldados de gatillo fácil. Se empezaron a escuchar los disparos esperando a que sus rifles se descargan. - Muy bien... Uno, dos, tres, cuatro... y cinco!- durante los cuatro segundos que tuve aproveche para salir de la cúpula y golpear a dos de aquellos marines y correr para cubrirme de los disparos.
El marine fue caminando despacio mientras el resto de soldados se ponían alrededor nuestro apuntandonos con sus rifles sin soltar el gatillo. Se les notaba que eran reclutas y que servían para patrullar y no luchar contra criminales.
- Osuka Sumisu, quedas detenido por múltiples delitos revolucionarios entre ellos secuestro de marines y agentes de la Cipher Pol, asalto a recintos gubernamentales, robo de propiedades del Gobierno. Es hora de que pagues por tus crímenes!
“Ah… Isla de Lavengre, en cuantos líos me metiste aquel día...” pensaba mientras miraba como podía evitaba ser acribillado cuando caí en lo que había de suelo y esboce una sonrisa. Sin apartar la mirada de los marines le susurre al Aetiel mi pequeño plan.- Cuando te avise agachate. Sus rifles tiene cinco disparos y se tardan tres segundos en recargar, cuatro si son unos simples reclutas como estos. Si no quieres problemas con el gobierno puedo encargarme solo.
- Deja de parlotear, alejate del civil y de rodillas. Estas sin escapatoria.
- Muy bien supongo que no tengo más opción que rendí… Ahora!- Esperando a que el pelinegro me hubiese hecho caso de un golpe cree una cupùla de piedra alrededor nuestro, que cubrió los disparos de los soldados de gatillo fácil. Se empezaron a escuchar los disparos esperando a que sus rifles se descargan. - Muy bien... Uno, dos, tres, cuatro... y cinco!- durante los cuatro segundos que tuve aproveche para salir de la cúpula y golpear a dos de aquellos marines y correr para cubrirme de los disparos.
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Rodeados, en apenas uno segundos tanto el pelinegro como Osu estaban habían sido rodeados por un grupo de marines, no parecían ser de un alto rango pero iban armados y la situación comenzaba a tornarse bastante serie. Enseguida uno de esos marines comenzó a recitar los delitos de los que se acusaba a Osu.
- La verdad es que para el lugar donde estamos no es un mal historial... La verdad es que con cien millones mi vida sería bastante fácil... - Aetiel imaginaba todo lo que podría hacer con todo ese dinero pero pronto llegó a la conclusión de que era algo demasiado cansado de hacer - Me da demasiada pereza... mejor espero a ver que pasa - .
Entre tanto el combate comienza y el pelinegro tan solo puede hacer lo que Osu le había susurrado minutos antes al fin y al cabo debía desempeñar a la perfección su papel de rehén. A la señal de Osu ambos se agacharon, después de eso el pelinegro se quedó solo en el interior de una extraña estructura de roca.
- Será mejor que se lo deje a él, después de todo el también tiene una extraña habilidad je - Una sonrisa se dibujaba en el rostro del joven que permanecía tendido en el suelo esperando a que el tiroteo del exterior llegara a su fin. Después de unos minutos por fin se decidió a salir, la batalla había finalizado y allí tan solo quedaban varios marines tirados en el suelo, otros ayudándolos y algunos curiosos que se habían acercado por el alboroto.
- Mierda se ha escapado - Gritaba uno de los marines refiriéndose a Osu que al parecer había tenido éxito en su huida. Cuando al fin se percataron de la presencia del pelinegro las preguntas lo bombardearon durante un buen rato en el que se limitó a asentir y dar respuestas esquivas ya que no esperaba delatar a Osu, no por que sintiera que le debía algo o le hubiera caído sino por que tampoco se veía en la obligación de ayudar a los marines, a él Osu no le había hecho nada malo.
- Me marcho ya - Y así el pelinegro no tardaría en abandonar la biblioteca después de responder las incómodas preguntas de los marines y no ser acusado de nada, el pelinegro se mezclaría entre la multitud para desaparecer en las oscuras calles de esa gran ciudad.
- La verdad es que para el lugar donde estamos no es un mal historial... La verdad es que con cien millones mi vida sería bastante fácil... - Aetiel imaginaba todo lo que podría hacer con todo ese dinero pero pronto llegó a la conclusión de que era algo demasiado cansado de hacer - Me da demasiada pereza... mejor espero a ver que pasa - .
Entre tanto el combate comienza y el pelinegro tan solo puede hacer lo que Osu le había susurrado minutos antes al fin y al cabo debía desempeñar a la perfección su papel de rehén. A la señal de Osu ambos se agacharon, después de eso el pelinegro se quedó solo en el interior de una extraña estructura de roca.
- Será mejor que se lo deje a él, después de todo el también tiene una extraña habilidad je - Una sonrisa se dibujaba en el rostro del joven que permanecía tendido en el suelo esperando a que el tiroteo del exterior llegara a su fin. Después de unos minutos por fin se decidió a salir, la batalla había finalizado y allí tan solo quedaban varios marines tirados en el suelo, otros ayudándolos y algunos curiosos que se habían acercado por el alboroto.
- Mierda se ha escapado - Gritaba uno de los marines refiriéndose a Osu que al parecer había tenido éxito en su huida. Cuando al fin se percataron de la presencia del pelinegro las preguntas lo bombardearon durante un buen rato en el que se limitó a asentir y dar respuestas esquivas ya que no esperaba delatar a Osu, no por que sintiera que le debía algo o le hubiera caído sino por que tampoco se veía en la obligación de ayudar a los marines, a él Osu no le había hecho nada malo.
- Me marcho ya - Y así el pelinegro no tardaría en abandonar la biblioteca después de responder las incómodas preguntas de los marines y no ser acusado de nada, el pelinegro se mezclaría entre la multitud para desaparecer en las oscuras calles de esa gran ciudad.
- off:
- Bueno me quedo dentro de la cúpula hasta que acabes de pelear, ahí te dejé unos minutos para que hagas tus cosas de combate o escapes. Ya que he abandonado el lugar podremos volver a encontrarnos fuera y acabar esto
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Los intente despistar como podía entre las estanterías repletas de libros. Parecía que me había metido en un callejón sin salida y los dos lados del pasillo se escuchaban los escandalosos pasos de las botas de los marines. Los marines asomaron por ambas salidos de los pasillos apuntando con sus armas, sorprendidos observaron que el estaba vacío y no había rastro mio.
Que cojones… Si le hemos visto pasar por aquí y hemos cubierto los dos lados... Maldito revolucionario, donde se habrá metido?.- decía el líder del pelotón extrañado.
De repente los cuerpos de aquellos marines fueron hundidos en el suelo hasta mitad del torso, haciendo que quedaran inmovilizados de piernas y brazos. Mientras intentaban librarse de de su ataduras, salí de la tierra como si hubiera estado sumergido en el agua. Aunque era una habilidad básica de mi fruta no solía usarla, ya que era para infiltración y otros, pero el hecho de ir a algo que tuviera sigilo no era lo mío.
Mientras salía de aquel pasillo con los insultos de los marines en la boca, sabiendo que no podían hacer nada para detenerme, fui a por el libro de metalurgia que habíamos dejado antes ya que parecía que Aetiel se había ido. Lo recogí y deje a cambio unos cuantos billetes mas que suficientes para compensarlo y me fui de aquel lugar, en cuanto sali de aquella biblioteca, hice como si no hubiera pasado nada.
Tarde localizar un rato al pelinegro, pero me acerque con disimulo para no seguir llamando la atención.- Perdona si te lo he hecho pasar mal ahí dentro, he comprado el libro para compensar. Es todo tuyo, yo ya tengo lo que necessito.
Que cojones… Si le hemos visto pasar por aquí y hemos cubierto los dos lados... Maldito revolucionario, donde se habrá metido?.- decía el líder del pelotón extrañado.
De repente los cuerpos de aquellos marines fueron hundidos en el suelo hasta mitad del torso, haciendo que quedaran inmovilizados de piernas y brazos. Mientras intentaban librarse de de su ataduras, salí de la tierra como si hubiera estado sumergido en el agua. Aunque era una habilidad básica de mi fruta no solía usarla, ya que era para infiltración y otros, pero el hecho de ir a algo que tuviera sigilo no era lo mío.
Mientras salía de aquel pasillo con los insultos de los marines en la boca, sabiendo que no podían hacer nada para detenerme, fui a por el libro de metalurgia que habíamos dejado antes ya que parecía que Aetiel se había ido. Lo recogí y deje a cambio unos cuantos billetes mas que suficientes para compensarlo y me fui de aquel lugar, en cuanto sali de aquella biblioteca, hice como si no hubiera pasado nada.
Tarde localizar un rato al pelinegro, pero me acerque con disimulo para no seguir llamando la atención.- Perdona si te lo he hecho pasar mal ahí dentro, he comprado el libro para compensar. Es todo tuyo, yo ya tengo lo que necessito.
Aetiel
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Todo se había vuelto bastante ruidoso en torno a la biblioteca y al pelinegro las multitudes no es que le fueran demasiado, además Osu parecía haber desaparecido ya que los marines no hacían nada más que quejarse y maldecirse a sí mismos. Sin llamar la atención y sin darle mucha importancia a lo que estaba pasando a su alrededor Aetiel simplemente se perdió en los estrechos callejones de la ciudad dejando atrás todo el bullicio.
Mientras el joven se dirigía hacia la zona portuaria de la ciudad fumándose uno de sus cigarrillos de nuevo se encontró con Osu, que lo sorprendió apareciendo de la nada junto a él.
- Oh, eres tú - La aparición del revolucionario había sorprendido al muchacho que no esperaba verlo de nuevo, o al menos no hacerlo tan pronto. Mientras se recuperaba de la sorpresa Aetiel acabaría con el cigarrillo tirando la colilla al suelo para finalizar pisándola.
- Parece que has montado un gran revuelo - Fue lo primero que se le ocurrió al joven pelinegro al que la situación lo había pillado bastante por sorpresa. Entre tanto Osu interviene para ofrecerle al pelinegro el libro que ambos habían estado ojeando en la biblioteca, al parecer se había hecho con él después de que Aetiel abandonara la biblioteca.
- Mmm... ¿Gracias?, creo que será mejor que dejemos la isla - De nuevo las acciones de Osu habían dejado descolocado al pelinegro que como pudo agradeció el "regalo" del revolucionario.
- Te devolveré en el futuro - Con esas palabras y un nuevo cigarrillo Aetiel reanudaba su marcha dejando atrás al revolucionario.
Mientras el joven se dirigía hacia la zona portuaria de la ciudad fumándose uno de sus cigarrillos de nuevo se encontró con Osu, que lo sorprendió apareciendo de la nada junto a él.
- Oh, eres tú - La aparición del revolucionario había sorprendido al muchacho que no esperaba verlo de nuevo, o al menos no hacerlo tan pronto. Mientras se recuperaba de la sorpresa Aetiel acabaría con el cigarrillo tirando la colilla al suelo para finalizar pisándola.
- Parece que has montado un gran revuelo - Fue lo primero que se le ocurrió al joven pelinegro al que la situación lo había pillado bastante por sorpresa. Entre tanto Osu interviene para ofrecerle al pelinegro el libro que ambos habían estado ojeando en la biblioteca, al parecer se había hecho con él después de que Aetiel abandonara la biblioteca.
- Mmm... ¿Gracias?, creo que será mejor que dejemos la isla - De nuevo las acciones de Osu habían dejado descolocado al pelinegro que como pudo agradeció el "regalo" del revolucionario.
- Te devolveré en el futuro - Con esas palabras y un nuevo cigarrillo Aetiel reanudaba su marcha dejando atrás al revolucionario.
- off:
- Pues eso postea y cerramos tema aquí, pide mañana tu la exp si quieres o sino dímelo y lo hago yo
Osuka Sumisu
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El pelinegro aceptó con gusto mi regalo y me dio las gracias. Esperaba que aquel libro, aunque no supiera para que lo iba a usar concretamente. Qué tipos de artefactos construiría aquel chaval para necessitar metales de ese calibre? Esperaba que no lo utilizara para algún fin malicioso. Aunque no creía que fuese así, el chaval parecía un poco arisco, pero no parecía ser una mala persona en el fondo
Tras cogerlo, el chico me hizo la promesa de devolverlo algun dia se lo devolvería. Podría ser un presunto gesto, diciendome que puede que algún nuestros caminos se volvieran a encontrar.- Por su puesto, más te vale cuidarlo. Es una promesa que me has hecho.
El pelinegro se marchó, desapareciendo entre la multitud en cuestión de segundos.
“Aetiel, desde luego eres una persona curiosa. Espero volver a verte” pensé con una sonrisa ladeada mientras yo me oculte entre la gente por el sentido contrario, y irme de la isla antes de que los marines que los marines que había dejado en la biblioteca pidieran refuerzos.
Desde luego, no era el momento de lectura que esperaba, pero al menos fue divertido encontrar a alguien como él.
Tras cogerlo, el chico me hizo la promesa de devolverlo algun dia se lo devolvería. Podría ser un presunto gesto, diciendome que puede que algún nuestros caminos se volvieran a encontrar.- Por su puesto, más te vale cuidarlo. Es una promesa que me has hecho.
El pelinegro se marchó, desapareciendo entre la multitud en cuestión de segundos.
“Aetiel, desde luego eres una persona curiosa. Espero volver a verte” pensé con una sonrisa ladeada mientras yo me oculte entre la gente por el sentido contrario, y irme de la isla antes de que los marines que los marines que había dejado en la biblioteca pidieran refuerzos.
Desde luego, no era el momento de lectura que esperaba, pero al menos fue divertido encontrar a alguien como él.
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