Moderado Nivel 2. Zack Suky. ¿Forjar espadas? Ni de coña, tu a cavar el huerto.

Consigo bloquear la primera estocada del rubio interponiendo la hoja de mi espada de por medio. Normalmente hubiese sido una buena noticia, pero no me daba esa sensación. Un brillo de confianza surcó la mirada de Pierre y comenzó a repetir el mismo golpe recorriendo toda la hoja. Un dolor atroz recorrió mis manos con cada golpe, tenía la sensación de que cientos de agujas se clavaban sin compasión por todos lados, pero no iba a retroceder. Aguanté varias estocadas más y de repente la hoja del rubio se deslizó por el filo de la nodachi hasta llegar a mis manos golpeándolas con fuerza.

El arma salió disparada hacia al suelo al unísono que un quejido de dolor salía de mi boca. Tenía la sensación de tener las manos en llamas, pero más encendida estaba mi rabia. El rubio había aprovechado bien la debilidad que tenía y yo le había dejado hacerlo. La punta de su arma apuntaba directo a mi corazón, el cual estaba completamente acelerado y para colmo, Pierre comenzó a burlarse. Sus palabras eran dañinas, pero más su aliento. Olía a marisco rancio.

La joven se había levantado con miedo en el rostro. El rubio tenía razón en que la joven era la que tenía que parar el combate, aunque no tenía pensado dejarla. Levanté el brazo haciendo un gesto hacia Yuki para que esperase. El rubio se había dado la vuelta para volver a coger distancia por si el duelo proseguía y tuve que reprimir el ansía que me inundaba. Hubiese pasado a forma completa abalanzándome sobre sus espaldas para morderle la nuca, pero no quería sucumbir a mis instintos más animales, asique comencé a relajarme.

- 8, 16, 32, 40...  - me autotranquilizaba aún con el brazo en alto. Notaba como esa sensación abandonaba mi cuerpo. Era como si mi parte animal quisiera aflorar por sí misma, pero estaba dispuesto a ganarle en su juego e intentaría no comérmelo. - Muy bien rubito, segundo asalto - dije ya en voz alta mientras bajaba el brazo. Giré la cabeza un instante hacia Yuki y le guiñé un ojo mientras sonreía en un intento de tranquilizarla para que no parase el combate.

Recogí mi arma sintiendo calor de nuevo recorriendo mis extremidades y me preparé de nuevo para esperar a Pierre. Intentaría que ésta vez no me cogiese desprevenido, ya que cada vez tenía más ganas de conseguir mi recompensa.

La playa tenía un aspecto magnífico. El suave rumor del mar incitaba a la tranquilidad mientras que la fina arena a retozar. Si ganaba el duelo ya sabía donde iba a beberme esa copa de vino.

Ésta vez Pierre se limita a retroceder ante tu avance, la playa es larga pero estrecha así que no tiene problemas de encontrarse con rocas al ir hacia atrás.

Simplemente espera tus movimientos. ( OFf: Que también quiero que ataques tú, además no puedo repetir el ataque aunque esto sea un moderado por las cosas de guía de combate.)

Yuki sigue de pié.
- Veamos si se te da mejor el ataque que la defensa.

Tomamos distancia al igual que al inicio del combate. El rubio esperaba pacientemente en su particular postura a que fuera yo el que atacase primero. Intenté que fuese él el que se precipitase haciéndole gestos obscenos para ver si perdía la compostura, pero parecía decidido a esperar. Tras el primer intento sabía que no iba a caer en la provocación, pero aún así seguí un poco para conseguir que el dolor de las manos fuese pasándose poco a poco, aunque no fue lo único que hice. En uno de mis gestos había estirado el brazo con la espada en las manos haciendo una pequeña línea con la punta en la arena. Quería comprobar cuanto alcance tenía aproximadamente y así lo calculé.

Una vez comprobado lo que quería y viendo como Yuki comenzaba a impacientarse empuñe mi arma con las dos manos, pero apuntando hacia atrás con ella. Parecía que estuviese preparado para sacar el arma de una vaina imaginaria de mi costado derecho. Avancé contando los pasos a los que estaba la línea, eran casi dos, y cuando estaba a unos tres del rubio comencé a realizar un arco de derecha a izquierda en diagonal y de forma ascendente usando todo el impulso de la acometida y del giro de cadera que había realizado, así imprimiría más fuerza en la estocada. Intentaba abarcar todo lo que mi arma abarcaba y así si el rubio esquivaba tendría más tiempo para reaccionar. El corte iba dirigido al vientre con intención de rajarlo sin importarme las reglas ni nada parecido. El tipo comenzó a desesperarme una vez que consiguió alcanzarme.

-Veamos sí con las tripas fuera se muestra tan pedante.

El hombre permanece impasible... algo en él ha cambiado. ¿Quizás quiere ganar rápido ese 2 de 3? Probablemente al ver tu carencia de honor no puede permitir que sigas con su amada. Él sabe lo que ella necesita... ese es su pensamiento fruto de la obsesión.

Observa tus gestos sin que la posición vacile parece preparado para actuar, atento... cuando haces la marca en la arena simplemente entrecierra los ojos para asegurarse que no utilizas de nuevo la artimaña.
Cuando te lanzas con tu "barrido" gira la muñeca posicionando la espada hacia el suelo y aguantando con su otra mano el lateral de la ropera. ¿Esquivar? Oh no... ahora estáis bien juntitos luchando fuerza contra fuerza en el choque de aceros.
Tu golpe ascendente no te permite usar la gravedad como ayudante, a él sí, pero tu carga ha desestabilizado su incómoda postura no hecha para aguantar la crudeza de tu enorme filo.

¿Seguir subiendo para golpearle la mano con tu espada como él había hecho? Vaya, tiene la protección típica de la ropera... ¿Bajar? Estás casi al final del movimiento... ¿cuanto tiempo le darás para apuñalarte?

Representación más o menos de los filos de la espada
\ La de Pierre, con su mano derecha en el mango (superior) y su mano izquierda en el medio de la espada, está cruzando los brazos sirviendose del hueco del codo para poyar el brazo izquierdo.
/ Ambas de tus manos están en el mango.

ESto es desde el punto de vista de Pierre. El tuyo sería al revés... que todo el tema este de izquierda y derecha pues...

Su posición parece más inestable, pero si ya te duelen las manos...¿cuanto podrás aguantar?

El rubio esperó a mi acometida consiguiendo pararla interponiendo su espada de por medio. El choque fue fuerte y me sorprendió el aguante del rubio. El ardor de mis manos iba en aumento a la par que la rabia que sentía al ver que no aguantaría mucho más ese pulso. Si no fuese por las heridas forzaría hasta ganarle la posición ya que la postura de Pierre dudaba que fuese muy estable, pero lo compensaba con la forma con la que estaba impusando su hoja. Tenía que decidir en segundos y las opciones no eran muchas. Si intentaba retroceder seguro que con su rapidez conseguía darme alcance antes de salir de su rango y seguir hacia arriba parecía absurdo por la guarda su arma. Sabía que mi filo era más poderoso, pero me encontraba en desventaja física asique intenté usar algo de ingenio.

Tenía que aprovechar la longuitud de mi arma y también de la postura en la que estábamos. Había que buscar desestabilizar la posición del rubio y el choque ya comenzaba a hacerse inaguantable para mis manos. Aguantaba no sólo por orgullo, si no también por no quedar en ridículo ante las dos nuevas preciosidades para las que me estaba probando. Yuki y la preciosa espada que tenía entre manos. Unas perlas de sudor comenzaban a resbalar por mi rostro amenazando con cegarme en cualquier momento, pero sacaría fuerzas de mi determinación.

Como única solución sólo se me ocurría una manera de salir de ésta, y así actué. Aguanté los pocos segundos que mis resistencia me proporcionaba y aguanté un poco más para así intentar algo a la desesperada. Mi arma es extremadamente larga y la punta casi rozaba la arena, asique busqué sacar provecho de eso arriesgando mi equilibrio en un embate forzado. Apoyé todo el peso de mi cuerpo en el arma mientras levantaba un pie y golpeaba con la planta en el mune de mi arma intentando que el filo tocase y recorriese de nuevo por una de sus pantorrillas para así hacerlo retroceder. Sabía que volvía a exponer mis manos, pero tenía que conseguir este tanto para mí.

OFf Vale, te voy a explicar el porqué de mi decisión. 1 Golpe ascendente así que el apoyar peso ahí lo unico que hace es desestabilizarte más, por lo cual el caería algo hacia delante pero dada su incómoda postura en vez de hacia tí cae de rodillas en la arena.
2 Aunque caigas hacia atrás como el otro tampoco puede seguir avanzando tu movimiento de corte lateral puede seguir dando, sin tanta fuerza pero dada la nuev postura dle tío pues...
Y aunque sea el apoyo del peso.. levantar un pie para dar la patada y en suelo arenoso.... nope.
On:
Levantas tu pié empujando el dorso de tu espada... pero vaya... empiezas a doblarte hacia atrás en una sensación de vacío. Mierda.

Pierre sigue empujando aprovechando el movimiento pero al tú caer hacia atrás tu espada sube hacia arriva lo que le hace perder el equilibrio de su incómoda postura para caer hacia delante de rodillas. El filo de tu arma corta la pluma de su sombrero.

Situación final, con la espalda en el suelo (la caída duele como cualquier otra), él anclado de rodillas con la cabeza gacha y la respiración entrecortada, sus manos en la misma postura de defensa que la del choque.

Desde esta postura tu espada puede llegarle, pero la suya sólo podría atacarte a las piernas... eso sí ¿Seguirás estando tirado por el suelo?

Él parece también tratar de levantarse, aunque está más palido de lo normal.

(Como para no, ha visto el filo de tu espada por el rabillo del ojo que casi le corta la cara entre que caías y los cambios de postura)

El límite de mi umbral del dolor estaba a punto de sobrepasarse y por eso quizás lo que había pensado en primer momento me supo como la panacea, pero no fue eso ni mucho menos lo que sucedió. Nada más levantar la pierna para realizar mi patada la gravedad me recordó de su existencia haciéndome que me desestabilizase mientras mi otro pie resbalaba por la fina arena consiguiendo que cayera hacia atrás a la par que mi espada hiciese una trayectoria ascendente consiguiendo que casi se escurriera de mis manos, pero pude asirla con fuerza consiguiendo que viniera conmigo.

-Genial idea Zack - me recriminaba nada más notar el golpetazo contra el suelo. Por suerte la misma arena que había conseguido desestabilizarme también había hecho de colchón amortiguando así la caída, pero no tenía tiempo para descansitos. Ya retozaría luego con un poco de suerte en esta misma arena.

Nada más tocar suelo ya estaba preparándome para defenderme de lo que lo que el rubio tuviese pensado, puesto que creía que con mi caída le había dado ventaja, pero me sorprendí al verlo cabizbajo sin moverse. Era mi oportunidad, asique mientras recogía las piernas rápidamente para ponerme de rodillas mientras levanté, no sin esfuerzo, mi arma para apuntarlo al pecho emulando lo que él había hecho conmigo. Si intentaba moverse optaría por abalanzarme sobre él para intentar apuñalarle una de las piernas aprovechando su postura, ya que estaba de rodillas intentando levantarse de forma forzosa y titubeaba demasiado, pero si daba esta parte del embate ganado por mí terminaría de incorporarme mientras lo mantenía de rodillas con la amenaza de atravesarlo si se movía. Quería devolverle parte de la amabilidad que él había mostrado conmigo antes. Lo mantendría así unos segundos y me retiraría unos pasos  hacia atrás mientras lucía una de mis mejores sonrisas.

-¿El qué gane el siguiente vence?No se como van estas pijoterías - diría si todo salía bien. Era cierto que no sabía como iba el tema de los duelos. Sólo esperaba que Yuki no lo parase pues comenzaba a disfrutarlo.

OFf Mira que iba a poner que iba a pasar algo así. Me has ahorrado un post. xD. No lo hagas nunca más F(... que el suponer cosas en un moderado está muy feo. Pero por esta vez genial... aunque ahora veo los condicionales... hmm va.

- Vale... uno a uno.- se agarra el cuello de la camisa y lo abre, se ahoga. "Casi me destroza mi cara".

- Sí, pero nada de burradas. Que parecía que querías atravesarle.- dice la muchacha de pié en la duna.- Última ronda.

Estáis de nuevo como al principio... más o menos. El francés tiene un corte en la pierna que se apelmaza con su malla, parece que ha dejado de sangrar... o quizás es que no le quede más sangre, eso explicaría el rostro pálido. Sus vigotes están lánguidos y caídos... vibrando en temor. Pero dicen que un animal asustado es peor.

Vuelve a lanzarse hacia a tí, pero esta vez parece ser más prudencial... mide el rango de tu arma y se mantiene en el extremo para empezar su danza de toques.

¡Otra vez la misma técnica! Parece que va a lo seguro.
Tus manos arden, las heridas estan abiertas y les ha entrado arena salada... joder como te duele. ¿Aguantarás otro golpe? No. No lo creo.

Ambos sois animales. Uno asustado y otro dolorido.

Off : Ya tu sabeh.

Todo salió como yo quería y pude devolverle a Pierre la humillación. Era una sensación bastante agradable y más al ver lo agobiado que estaba. Tenía un color blanco tiza que conjuntaba bastante bien con su estúpido rubio pálido y el aspecto desaliñado que estaba adquiriendo según avanzaba el combate. Seguramente yo para él tendría el mismo aspecto, puesto que me había rebozado como una croqueta por la arena haciendo que los vendajes se llenasen de tierra produciéndome un escozor bastante molesto.

El tipo tras desabrocharse la camisa dio el round por terminado y comenzó a levantarse para colocarse de nuevo en posición. Yuki por otro lado hizo un comentario que casi hace que me ría descontroladamente, pero conseguí amortiguarlo dejándolo en una sonrisa fugaz. - Si sólo lo parecía, es que algo estoy haciendo mal - pensé burlonamente. Quizás en un combate como éste estaba a la par con Pierre, pero para mí esto era completamente nuevo. Si luchásemos a mí manera la sangre de uno de los dos ya estaría tiñendo la arena de la playa. Habríamos entrado dos y seguramente sólo uno regresaría, pero en éste combate teníamos hasta jurado, el cual no me dejaba apuñalar. Lo pensaba y todavía me entraban ganas de reír, que tipo de combate era si no podía apuñalar a mi enemigo. Todo un sin sentido, pero ya daba igual puesto que me había ofrecido y no me iba a echar atrás.

Me sacudí la arena de mi melena azulada y me arremangué la chaqueta mientras colocaba cuidadosamente los pies. No quería caer otra vez de bruces. Una vez listo agarré firmemente mi espada y me quedé colocado esperando a Pierre. La espera no se alargó demasiado, el rubio parecía tener las mismas ganas que yo de acabar y se lanzó nuevamente a la carga espada en mano. Ésta vez el tipo fue más cauteloso y midió al milímetro su ataque no dejando una abertura clara haciendo que tuviese que defenderme interponiendo mi hoja de nuevo contra la suya. Después de esto tendría que revisar la hoja de mi espada minuciosamente, ya que quería saber que resistencia tenía.

El embate hizo que mis brazos volvieran a temblar haciendo que el dolor volviera a su máximo auge. Las cuchillas que anteriormente notaba parecían que las habían calentado con una fragua ahora, y comenzaba a notar el dolor como una horrible quemadura a la par que el rubio aumentaba el ritmo con el que golpeaba. Una rabia ciega comenzó a despertarse dentro de mí sacando mi parte más animal. Necesitaba conseguir aminorar el daño de alguna manera y parecía que mi cuerpo quería reaccionar ante ello. Llevaba un sobreesfuerzo brutal con mi cuerpo llevándolo a otro punto y mi ser se negaba a que todo fuera en vano. Notaba que con cada golpe el rubio se acercaba más hacia al mango para terminar golpeándome como había hecho la vez interior y tenía que hacer algo para remediarlo. Tenía que aguantar por todo lo que llevaba trabajando y luchando duramente, asique con un gran grito plasmé todos mis sentimientos en aguantar el duro embate del rubio e intentar un contraataque si lo conseguía.

Off: Bien,bien pequeño padawan… déjate llevar por el odio.

La ropera baja, siquiera ha girado la espada… quiere cortarte la mano. Ha tenido suficiente. VA A GANAR. Clink. Clink clink…
La cara del francés se expande, sus ojos se salen de las órbitas al ver que su espada choca contra las anchas uñas de tus manso deformes ¿Qué demonios?
Movido por la furia animal giras tu espada empujándole y ejecutando un barrido. Va a perder la cabeza… Pero quizás las uñas de un tejón no sean el mejor agarre para una espada… y a pesar de ser tu forma híbrida se resbalan a causa de la sangre y el pelaje… la espada se gira y da con su lateral en la cara del muchacho. Clonk. (Quizás es que su cráneo esté hueco)

Cae al suelo y la muchacha corre por la duna en tropiezos. Se relaja al ver que no le has hecho mayores daños (aunque ahora su respingona nariz está convertida en un hocico roto) comprueba que está inconsciente pero bien.
- ¿No crees que eso ha sido pasarse?- tu transformación va desde la punta de tus dedos hasta los codos… ¿se expandirá? ¿o conseguirás controlar la rabia que te empuja? Yuki…

El rubio seguía implacable en su ataque mientras yo sólo podía limitarme a sufrir. La rabia mitigaba el dolor consiguiéndome unos segundos vitales, aunque la espada ropera de mi enemigo ya se acercaba peligrosamente a mi mano y fue cuando plasmé todo cuanto sentía en aquel grito.

Me preparé para recibir el golpe arrastrado por esa esencia que me inundaba y cuando llegó la hora el dolor fue mucho menor que lo esperado. No sabía si era debido al fragor del momento o si era porque había perdido el sentido del tacto, pero en el momento en el que estaba daba lo mismo. El rubio golpeó un par de veces más sin conseguir que soltase mi arma haciendo que perdiese la concentración por el asombro y no dudé en aprovechar el momento que brindaba la situación.

Empujé con fuerza consiguiendo despegarme a Pierre para poder acabar con esto de una vez. En mi cabeza ya no existían reglas, ante mí ya sólo veía una presa que estaba dando más guerra de la necesaria y tenía que erradicar el problema de raíz. Ahora el rubio era un bulbo más que tenía que arrancar, asique lancé una estocada en forma de barrido dispuesto a cortarle el "tallo", pero en mitad del movimiento el mango casi se resbala de mano cambiando la dirección del filo salvando así la vida del rubio. La parte plana de mi espada impactó de lleno en la nariz de Pierre haciendo que el tipo cayese a plomo.

Una euforia recorría cada centímetro de mi ser nada más verlo caer y ya lo tenía a mi merced. Era hora de terminar de culminar llevado por el remolino de emociones que me embargaba, asique me disponía acabar con él con una simple puñalada al corazón. Sesgaría su alma rápidamente en gratitud al buen encuentro, pero una voz hizo que comenzase a situarme de nuevo.

Era una preciosa pelinegra que avanzaba costosamente por la arena en dirección a nosotros, había preocupación en su voz mientras se acercaba al tipo que chorreaba sangre por la nariz. Al escuchar la compasión de su voz fue cuando comencé a reconocerla. - Yuki... - susurraron mis labios lentamente. Todo comenzó a situarse en su sitio mientras intentaba recobrar la compostura aferrándome al nombre de la dama. Una vez aminoró poco a poco mi furia pude comenzar a pensar con más claridad pudiendo observar las cosas mejor. El tipo estaba tendido siendo observado por la joven y yo aún a su lado empuñando mi arma con más fuerza de la necesaria y entonces fue cuando me di cuenta de lo que había pasado con mi cuerpo.

Solté la espada sorprendido al ver mis brazos transformados hasta la altura de los codos. Parecía que inconscientemente para aguantar los golpes del rubio mi mente había actuado por mí consiguiendo una defensa inesperada, la transformación parecía bastante inestable. Había momentos en el que me centraba en el dolor y la rabia haciendo que la metamorfosis quisiese avanzar, notaba como otras partes de mi cuerpo estaban a punto de cambiar, pero cuando me dejaba sorprender ante tales cambios pasaba lo contrario. Era una oportunidad inigualable para encontrar un equilibrio dentro de mí para dominar el cambio y necesitaba algo que me ayudase.

Buscaba dentro de mí algo que me causase varios de esos sentimientos de una forma que pudiese manejar y como caído del cielo la voz de la morena me guio. Era una joven que causaba un vorágine de sentimientos dentro de mí. Con ella había euforia, cuidados, malicia y varias cosas más que descubriría puesto que por fin entendí que había ganado el duelo. Podría conocer mejor a aquella preciosidad que me alteraba y me aferré a todo eso para mantener la transformación hasta donde yo quería. Esperaba que fuese suficiente para poder manejar aquello, aunque aún tenía que responder a sus palabras.

-Quizás un poco sí, pero gracias a ti aún vive - dije intentando no distraerme para mantener mi semi-transformación.

Off: Vaya yo esperaba que la mataras a pesar de todo. Bueeeeno... en otra ocasión.

La muchacha te mira con sospecha... mira tus monstruosas manos y luego a tí.
- Ya ha terminado el combate... ¿quieres quitar eso? Parecen uñas de vieja...- coloca con la cabeza de lado al muchacho para que sangre lo que tenga que sangrar, sería peor que se ahogara con su propia sangre.- Habrá que llamar a un médico y llevarle a la casa o al pueblo...- chasquea la lengua- estúpido engreído... Esto es lo que pasa cuando no se acepta un no por respuesta.- te sonríe.- Al menos ya tengo un problema menos.

-¿Volvemos...? ¿Zack?.- repite tu nombre, como sacándote de tus pensamientos.

Podéis volver a la casa con el muyayo, ir hacia el pueblo y dejarlo allí... no parece que vaya a levantarse en un rato...
Si vais a la casa una muchacha rubia y fuerte estará esperando en el salón, lleva ropas marrones y gruesas, sus manos están enfundadas en dos guantes pesados de cuero... su pelo es una melena recogida en un apretado moño, ojos verdes.
¿Quien se cree colandose en casas ajenas?

Comienzo a respirar suavemente mientras cuento poco a poco hasta conseguir un estado neutro y poder mantener la transformación controlada. No podía evitar sonreír ante tal revelación. Desconocía que podía hacer eso, pero estaba dispuesto a darle utilidad en un futuro. Mientras pensaba en como sacarle un provecho próximo la voz de la pelinegra penetró en mi cabeza haciendo que perdiera el hilo de mis ensoñaciones preguntándome si volvíamos a la granja.

Por su tono de voz parecía como si llevase un rato hablando conmigo, incluso había movido a Pierre de postura sin que me diera cuenta, pero era palpable que la incomodaba el ver mis garras. Sus preciosos ojos se desviaban cada dos por tres hacia ellas.

-Claro que podemos volver - comencé a decir mientras pasaba una de mis garras por el pelo a la par que las devolvía de  nuevo a su estado normal. -Creo que alguien tiene que descorchar una botella de vino, pero primero habrá que llevar a éste - dije dándole una pequeña patada en la planta del pie al rubio para enfatizar mis palabras.

Recogí la espada del suelo antes de nada para comprobar que el filo se encontraba en buen estado tras tantos golpes. Tras cogerla se la tendería a Yuki para la llevase, mientras yo tendría que llevar al rubio como un saco de patatas. Nada más notar su peso muerto encima comencé a arrepentirme de haberlo dejado desmayado, pesaba más de lo que parecía a simple vista.

El camino hacia la granja fue lento. Entre la pesada carga que llevaba y la tensión tras el combate hizo que ni Yuki ni yo hablásemos mucho, aunque a mitad de camino le pedí a la joven pelinegra que si me encendía otro cigarrillo, necesitaba relajarme para poder poner las ideas claras y analizar lo sucedido, pero necesitaba mi dosis de nicotina para poder hacerlo.

Llegamos a la granja y de nuevo el olor a cebolla volvió a inundar mis fosas nasales haciendo que me acordase del viejo chiflado. Que pensará si me ve cargando con un tipo sangrando y desmayado en su casa, pero ya era tarde para remediarlo. Podría tirarlo en la parte del cultivo que me quedaba por recoger y quedaría tapado por aquel maldito tubérculo, aunque una vez lo pensé un poco más comprendí que sería peor. No podía olvidar la leche que me dio cuando creía que estaba rompiendo sus preciadas cebollas, y no tenía cuerpo para aguantar otra soba del abuelo. -A ése sí que me hubiese costado ganarle - pensé mientras recordaba en como me había lanzado volando de un solo golpe. El puto loco era duro roer, pero todo eso se me olvidó cuando al entrar en la casa vimos a una rubia tranquilamente en el salón.

Parecía que la joven hacía ejercicio, puesto que a pesar del grosor de sus ropajes se puede adivinar una buena figura. Poseía una mirada entre desafiante y juguetona que hacía que el verde de sus iris relampagueara mientras su peinado extremadamente apretado aparentaba dureza. ¿Quién podría ser esta joven tan interesante?

-¿Quién es?¿Quizás tu prima? - pregunté curioso a Yuki.

Los ojos de Yuki se abren cuando ve a la muchacha.
- ¡Joanna!
Suelta tu espada que cae al suelo y se lanza hacia la muchacha con los brazos abiertos... la abraza tirándola contra la mesa y comienza a besarla.

Puede que sea su prima... puede.

Los ojos del francés se abren para ver la peculiar escena y vuelve a sangrar por la nariz desmayándose de la impresión.

Tras un minuto de arrumacos la rubia la aparta un poco.
- Que buena bienvenida... pero... no estamos solas...- os mira.- Se quien es el pesado del vigote... ¿La paliza se la has pegado tú?- levanta su pulgar asintiendo a lo "Bien hecho colega".

- Zack vino a la casa tras haber robado- eso, a empezar con buen pie- la ropa que lleva y la espada. Pero la ha estado pagando trabajando en el campo...
- Eso explicaría porqué el abuelo está vendiendo tantas cebollas... tu madre y él están de bronca, ya sabes como son.
- Ah cierto Zack... te debo una bebida- se levanta- ¿Cariño quieres algo?
- Yo me tomaría una copita...
- De alcohol nada, que luego no lo llevas bien.
- Pero tu fumas...- dice por lo bajino... recibiendo una mirada mortal de la muchacha.- Nada. Aguita. Agua.


La rubia se te queda mirando y mira la espada del suelo.
- Trabajo de Kotaro... últimamente hemos tenido mucho trabajo... acabo de llegar con metales para su nueva obra.

Joanna: Espadachína ,Triple herrero. Lvl 30

Y así pasaréis la noche entre bebida y comida... buenas charlas de herrería que te hacen desear haber compartido su trabajo. Pierre despertará y se irá diciendo que no podría soportar más la situación... "Su amada y su pecaminoso estilo de vid.." Se come un zapatillazo (de las sandalias de madera) en la cabeza y vuelve a quedar incosciente. Joanna saca la basura y lo tira fuera en el camino.

Off: Por mi el mod está terminado. Si quieres hacer algo... Algún resumen del día en la tranquila noche. Mientras la pareja duerme junta en otro futón a tu lado.
Off 2: Dame una nota de si te ha gustado o no el mod en un spoiler o algo al final del post final. Un saludo. (Me gusta tomar referencias de la gente que modero, asi mejoro)
Off 3: Tiendo a repetir las palabras tipo "la muchacha" el hombre, etc... porque prefiero que la gente coja sus propios sinónimos en vez de usar los del moderador. Que me parece trampuchería.

-

Lo siguiente que pasó era digno de mis pensamientos más perversos, pero en esta realidad no estaba incluido. Las jóvenes se fundieron en un beso apasionado dejándome con la boca abierta y completamente apartado. - No se porque me da... Pero parece que a la fiesta que van a tener no estoy apuntado - pensé algo apenado. Me tendré que conformar con la espada y mis sueños húmedos, incluso Pierre que había conseguido despertarse prefirió seguir desmayado.

La chica rubia, que al parecer se llamaba Joanna, preguntó por mí con curiosidad, pero parecía contenta por el estado de Pierre. Tenía pensado presentarme ante la muchacha, pero Yuki se adelantó contándole más de lo que yo hubiese dicho. No me gustaba que me presentasen como un ladronzuelo, por mucho que fuera cierto.

Las zagalas tuvieron una conversación entre ellas en la que no participé en nada. Se notaba que llevaban el suficiente tiempo juntas como para hablarse con tanto cariño y franqueza. Lo mismo hubiese dado que desfalleciera igual que el rubio, pues parecían inmersas la una en la otra hasta que Yuki se marchó a por las bebidas y entonces Joanna habló conmigo directamente.

- ¿Me enseñarías qué traes? Se podría decir que soy un adicto al metal - dije algo más contento. Quizás averiguase alguna manera especial de tratar el metal o incluso alguna mezcla para conseguir una aleación resistente.

Tras descorchar la botella de vino y no sentamos fumándonos un cigarro poco a poco conseguí entablar conexión con la rubia. Le encantaba hablar del trabajo que realizaba y yo era un perfecto oyente. Hablamos largo y tendido sobre como conseguir un mejor templado u la forma correcta de conseguir un filo espléndido. Daba gusto escuchar a alguien con experiencia en el tema. Sin darnos cuentas acabamos la primera botella de vino y quedamos una segunda tiritando. La noche fluyó por sí sola hasta que las chicas se pusieron demasiado cariñosas y decidimos irnos a acostar.

Me tumbé con la cabeza nublada por el alcohol creyendo que no me costaría dormir, pero un calor sofocante no me dejaba dormir. Mi temperatura fue subiendo a la par que lo hacían las risitas y murmullos que producían la pareja. Un agobio comenzó a oprimirme hasta que no pude aguantar más tras escuchar algún que otro gemido.

No dudé en levantarme apresuradamente saliendo de la estancia para buscar un cigarrillo para calmar mi ansiedad. Por suerte Yuki me había curado de nuevo consiguiendo que el dolor de mis manos mitigase y las heridas estaban casi cerradas. El embate con el joven fue doloroso por todas las veces que cruzamos estocadas, pero no me las hirió con cortes, asique las tenía bastante mejor. A lo mejor era porque la pelinegra había usado una hierba distinta que Joanna traía consigo, pero consiguió resultados inigualables pudiendo así usar el encendedor yo solo.

Salí fuera de la cabaña notando como el aire de la noche actuaba como un jarro de agua fría. Observé que quedaban muy pocas cebollas por recoger y se me ocurrió una idea. No quería entrar de nuevo hasta que las jóvenes acabasen y respiré hondo usando mi método habitual mientras dejaba que una larga calada inundase mis pulmones. Cuando abrí los ojos mis manos se habían transformado de nuevo en garras y sonriendo como un niño con su espada nueva me dispuse a terminar lo que había empezado. Notaba que podía alternar la transformación solo con pensar en ello e hice algunas pruebas. Podía sacar incluso el rabo que me salía en forma híbrida. No es que le viese utilidad a eso, pero quería comprobar que podía. Aunque con otras transformaciones sí que se me ocurrían buenas ideas.


Cuando terminé ya estaba bien entrada la noche, pero por fin podría olvidar aquellas odiosas cebollas. Las dejé todas amontonadas como había visto hacer al anciano, aunque no con tanto mimo. Una vez coloqué la última cebolla las manos-garras me ardían como en el combate, pero ya me podía marchar cuando quisiera. Entré dentro de la casa para recuperar "mi" espada y me marché dejando allí dormidas a las cansadas preciosidades. Tuve tentación de llevarme alguna de las muestras que había traído Joanna, pero me reprimí en el último segundo saliendo sólo con la cajetilla de tabaco. Eso también me lo había ganado.

Off: