Un gran plan (Privado) (Misión Rol de Islas) (Sarah-Zack Suky-Raghersir-Barbazul)

Acabo de llegar a la isla, por fin, después de un largo viaje lo que me apetece es estirar un poco las piernas. Cuando me bajo veo que hay muchos barcos atracados en la zona, -sería un buen botín si pudiese robar unos cuantos de esos y venderlos, -pensé para mi. Sola no podría hacerlo, necesitaría la ayuda de alguien más. Debía buscar por los alrededores alguien que quisiera acompañarme a hacer esta locura de plan, plan que aun ni estaba trazado. Aún así tampoco podía trazar muchos planes si iba a estar acompañada.

Miré a mi alrededor, a mi vista tampoco había demasiada gente, lo que si había era mucha vegetación, y animales a mansalva. Volví a mi despacho a mirar el mapa, ver si hay una vía de escape, pero sería muy complicado, yo tendría que sacar de aquí mi barco si no quiero que me lo revienten, que encima sería el caso. Agarré mis armas, las típicas que llevo siempre, mi katana, mi trabuco, mi cuchillo de caza, y mi cerbatana. Bajé de mi barco con intención de atracarlo, para poder dar una vuelta por la isla y ver que hay. Lo atraqué con cuidado, dejándolo bien atado, no quería que se moviera ni un centímetro.

Después de dejar mi Lawdanum atracado, me dirigí a uno de los caminos para observar desde un alto los barcos, quería cerciorarme cuanta cantidad eran de barcos, cuantos podría llevarme, y a cuanta gente necesitaría para esta idea. -Necesitaré gente que me eche una mano con esto, pero ¿quien?, aquí no conozco a nadie, -dije para mi en voz baja mientras con el cuchillo de caza marcaba la corteza de un árbol, quería dejar una marca desde donde había mirado bien los barcos, para ver la vigilancia sobretodo, además no quería muertes.

Así que de nuevo volví por el camino, vi una cacatúa blanca y amarilla que se me posó en el hombro, era un ejemplar precioso, pero que a mi lado parecía un botón, y yo la chaqueta, me extrañó que al acercarle mi dedo para acariciarlo no se asustara, se dejó acariciar unos segundos, y después desapareció. Finalmente me quedé apoyada en mi barco, sin saber muy bien que hacer. Aunque eso podría cambiar en muy poco rato, pues pasaba un chico por delante de mi barco, que prácticamente no me llegaba ni a la cintura. Durante un rato me quedé mirándole, puede que fuese quien esta buscando, pero aun así me faltaba gente. Era un chico con el cabello y la barba azules, pocas veces vi una persona con esos colores, -¿Sería su color real?, -pensé para mi viéndolo pasar por delante de mi.

El camino desde el paraíso hasta aquí fue tumultuoso, me encontré con una pequeña tempestad y una corriente me hizo retrasarme un par de días. Mi habilidad navegando había mejorado mucho, pero aun así parecía insuficiente para no sufrir percances o poder evitarlos. Mi destino era el mar del este, una ciudad llamada Shellstown. La misión parecía sencilla en principio, robar barcos y no matar a nadie, pero se complicaba al tener que actuar con más piratas que habrían leído la misiva de Dexter Black.

La vista de la ciudad desde la pequeña barca era impresionante, mucha vegetación, muchos animales y muchos barcos, una cantidad exagerada de ellos. La nota no mentía, con esa flota se podía dar la vuelta a cualquier batalla naval. Sería complicado quemar la mayoría de ellos, porque, por muchos que nos reuniéramos, la cantidad de barcos siempre sería superior a nosotros. Abandone la barca en una pequeña playa cercana al puerto, teóricamente ya lo necesitaría y siempre podría conseguir otra fácilmente.

La ciudad llena de vida y gente parecía ajena a la petición del yonkou de dejarla sin flota. Aunque eso a la gente de a pie le importaría más bien poco. Mientras caminaba por las calles pude ver a una voluptuosa semi-gigante parada observándolo todo, seguramente alguien de seguridad, u otra persona que había querido realizar la misión, en cualquier caso, debía tenerla vigilada para no tener sorpresas. Me paré a unos metros de ella en una frutería a admirar la mercancía y de paso a la mujer.

Misiones, misiones y más misiones. Suponía que eso era en lo que se había convertido mi rutina estos últimos meses, aunque debía admitir que estaba siendo muy beneficioso para mí. No lo pensaba solo por la cantidad de recompensas económicas y favores con los que se me pagaban, sino también por la cantidad de conocimientos que adquiría al visitar lugares nuevos y conocer gente de todo tipo. A primera vista puede no parecerlo, pero estos viajes eran un gran impulso a mi camino para convertirme en un gran luchador. Conocer lugares me ayudaba a aprender a manejarme en los distintos entornos, y conocer personas me permitía saber qué tipo de reacciones puedo encontrar en mis futuros rivales. Así fue como acabe llegando a Shells Town, una ciudad situada en la isla Yotsuba a la que me mandaba mi siguiente misión.

El objetivo a cumplir si quería recibir la recompensa era atacar la flota de la marina. Más específicamente debía robar unos cuantos barcos y quemar el resto de las naves que la marina tenía apostadas allí. Este encargo había sido hecho por un Yonkou del que ya acepté una misión anteriormente. Para nada era mi intención apoyar a un pirata en su misión de dominar el mundo, pero pedía específicamente que no se dañasen civiles. Además era una misión de la que tanto la organización de la que era miembro como la armada revolucionaria podían beneficiarse, por lo que estaría matando dos pájaros de un tiro. No era una misión extremadamente complicada, pero iba a requerir ayuda para manejar los barcos. Como era de esperar Xella ya se había dispuesto a brindarme ese apoyo, veinte hombres que estarían esperando entre la multitud a mi señal para tomar los barcos. No es que fuesen una gran armada, pero sin duda serían capaces de manejar cuatro barcos si lo hacían bien. Lo único que tenía que hacer era marcar los barcos más fáciles de manejar y crear una distracción.

Comencé a caminar por el puerto haciéndome pasar por un turista, aunque en verdad estaba en busca de los barcos que estuviesen situados en posiciones menos defendibles o que estuviesen mal amarrados, esos serían los que cogeríamos. Ya había marcado tres de los dejando un tarro del ungüento de villa copo enfrente de cada uno cuando me percaté de algo muy importante. Sarah la chica que había conocido en el archipiélago de los ahogados se encontraba presente. Estaba claro que hacía allí, no iba a ser el único que había decidido hacer esa misión. Era una suerte que llevase la barba y el pelo mucho más arreglados que cuando me hacía pasar por Nairb, así no habría posibilidades de que me reconociese. En cualquier caso decidí acercarme a hablar con ella, sería mejor colaborar para evitar que nos molestásemos mutuamente en nuestra labor.

-Buenas tardes, sé qué haces aquí.- le dije sonriente mientras me paraba a su lado.- ¿Qué te parece si nos apartamos un lugar un poco menos concurrido para hablar?- continué mientras dejaba caer un tarro en el suelo, marcando el último barco que pretendía hurtar.

OFF:

El viento conseguía que mi cabellera azulada no se mantuviese bien peinada ni por un segundo. Mi humor era más bien desagradable, no solamente por el tema del pelo, ni siquiera porque una maldita gaviota se hubiese cagado encima mía dejando mi gabardina hecha un fiasco, si no porque nada más poner un pie en la zona del puerto me di cuenta de que la misión que había decidido realizar se tornaba imposible. Sabía que iba necesitar ayuda para completar el encargo que el Yonkou había dejado correr por los bajos fondos, pero no me imaginaba que hubiese tantos barcos que destruir.

En un principio había pensado buscar a alguien con nociones de navegación para emprender la tarea mientras yo me dedicaba a diseñar algunos pequeños explosivos con los que poder hundirlos. Espera que esa persona me ayudase a buscar los puntos flacos de los navíos, pero al ver el inmenso número de embarcaciones el plan se hacía cada vez más complicado. Sería demasiado difícil infiltrarse en tantos navíos sin ser detectados, por no mencionar que había que llevarse unos cuantos.

-Puta vida... - maldecía para mi mismo mientras intentaba limpiar mi chaqueta en una fuente que había por allí. - Y encima esta mierda no se quita bien.

Tras dar por imposible también aquella tarea me senté en un banco para aclarar la mente, aunque también aproveché para tender la gabardina mojada al sol quedándome en una fina camiseta color ocre de tirantas, también coloqué mi última adquisición a mi lado. Era una preciosa espada que aún no la había usado en combate, pero podía oler su potencial en el acero del que estaba hecho. Yo mismo la había fabricado y estaba muy orgulloso.

Encendí un cigarrillo y di una lenta calada, pero intensa. Aquella mierda conseguía calmar mis ansias y ayudaba a concentrarme. La zona era un hervidero de marines hiendo y viniendo hacia todos lados, pero ninguno parecía intranquilo por la misiva del Yonkou. Seguramente se sintiesen demasiado a salvo en un lugar donde la marina tiene tanto poder, pero aún así no comprendía como podían estar tan relajados cuando una de las personas más buscadas y con más poder de todos los mares quería aquellos barcos destrozados. Era incomprensible, seguro que había más como yo que habían caído seducidos por la suculenta recompensa, aunque ahora me tocaba encontrarlos.

Arma - Espina Azul:

Mientras estaba tranquilamente apoyada en mi barco, pasaba otro hombre, no me sonaba, llevaba la barba y el pelo bastante arreglados. Era evidente que no acababa de darme cuenta de quien era, pero eso daba igual. No tenía por que conocer o reconocer a cada persona que pasase por delante de mi. Apañada iría.

-¿Si?, ¿y porqué estoy aquí?, -dije separándome de mi barco, se movía lo justo, después de dejarlo tan bien amarrado, solo lo movían unas pocas olas. Desde luego el tío era directo, no se andaba con tonterías.

Me quedé bastante sorprendida que viniera de esa manera a hablarme, ni que me conociera, pero bueno, imagino que hablaba sobre la misión del Yonkou. Pues me fijé de algún modo que estaba marcando los barcos, pretendía llevarse una buena recompensa, a este paso si los marcaba todos así, a los demás no nos iba a dejar nada.

-Si, vamos, ¿de que quieres hablar?, -dije haciéndome la loca por el tema de los tarros delante de los barcos. Pues no quería problemas si le decía algo, no estaba solo, y no tenía ganas de peleas. Y menos estando yo sola, pues a pesar de ser alta y fuerte, estaba un poco vaga y cansada por el viaje, casi me apetecía mas en ese momento dormir un poco que atacar barcos.

Vi como un conocido se acercaba a la semi-gigante, parecían conocerse de antes por lo que podía esperar que estuvieran en la isla por el mismo motivo que yo, hacerme con tantos barcos como pudiera. Moverme ahora sería algo precipitado, tenía que esperar a que esos dos llegaran a un acuerdo o una pelea, en la que apoyaría a mi conocido. Además pude fijarme que llevaba unos botes, como los que había visto frente a algunos barcos, ¿Sería algún tipo de señal? Si era eso estaba jodido, pues muchos barcos ya la tenían.

Sin moverme del sitio me fijé en la gente, principalmente en los que miraran a la pareja y los objetos dejados frente a los barcos. Active el mantra para no perder detalle de ninguno de los presentes, ni de los barcos. Si había movimiento quería saberlo cuanto antes para poder actuar. Además, mientras esperaba a que la reunión terminará localicé un par de barcos con poca gente o ninguna en él, lo que los hacia objetivos fáciles y con mis habilidades con la gente mínima podría llevarme los barcos.

Me aparte junto a la guapísima semigiganta a un lugar donde no se notase tanto que allí estábamos tramando algo. También aproveché para activar los sensores especiales que tenía implantados en mis ojos y oídos, tenía que asegurarme que no había nadie que nos pudiese suponer una amenaza. La combinación de la pantalla y la cámara del ojo ciborg con la capacidad del chip cerebral era una auténtica maravilla, podía reconocer a cualquier persona que hubiese visto antes, aunque fuese en un cartel de se busca. Entre la gente de la zona encontré a dos conocidos que seguramente estarían ahí con el mismo propósito que yo. Quizá iría a hablar con ellos una vez acabase con Sarah, eso si no se acercaban ellos.

-Sarah… No es que haya muchas cosas que una pirata con recompensa por su cabeza pueda ir a hacer a un lugar que un Yonkou ha pedido atacar. Deberías llevar más cuidado.- comencé.- Yo estoy aquí por lo mismo, ¿qué te parece si colaboramos? Tengo un buen plan.-Le propuse.

Dicho esto volví mi mirada hacia el de la barba azul. Parecía haber estado observándonos, le hice un gesto disimulado con la cabeza para que se acercase. Según lo que me decía la experiencia que había vivido con él podría sernos útil. Ahora solo quedaba uno, el hombre con el que había saqueado a aquellos bandidos del East Blue. No era alguien que me inspirase demasiada confianza, pero si lo tenía cerca sería más fácil controlarlo. Una vez acabásemos de hablar aquí iría a por él.

Una vez decidí que definitivamente necesitaba ayuda me dispuse a escudriñar a la gente que por allí paseaba. Buscaba a alguien que desentonase con el lugar o que mostrase demasiado interés por las embarcaciones, aunque los suyo sería encontrarme con alguien que ya conociese. Mi mente en un suspiro se acordó del manco que me dio parte de mis posesiones más útiles, pero mucha casualidad sería encontrarse con él.

Me levanté cogiendo mis cosas dispuesto a seguir con mi tarea cuando vi a alguien que sobresalía por encima de los demás. No sólo por su enorme tamaño, si no que dudaba que otro “pivón” así pisase esta isla durante un tiempo. Parecía estar hablando con alguien de forma privada, pero me dio igual. Precisamente el condecoro no era lo mío, asique tras echarme la gabardina a un hombro y colocar mi espada al la espalda me fui directo a saludar a vieja conocida. Quizás mi suerte volvía a cambiar de sentido.

- ¿Qué pasa pequeña, ya no saludas a los pobres? - dije en voz alta metiéndome en mitad de su conversación. -Ten cuidado con ella, o cuando quieras darte cuenta te habrá robado el corazón - terminé dirigiéndome hacia su acompañante en el cual no me había fijado mucho mientras sonreía de forma pícara, aunque en parte era lo normal. ¿Quién tendría ojos para otra cosa con ese monumento delante?, es más, ¿Cómo no la había visto antes? Y eso ya por no hablar de que mis recuerdos compartidos con ella, ya que enturbiarían muchas mentes.

Off:

Miré por un momento desconcertada a aquel hombre, no acababa de saber quien era, y no parecía dispuesto a decírmelo. Pero el si parecía conocerme, en cualquier caso, lo que me ha dicho quizás tenga cierta parte de razón. Después de decirme eso le hizo un gesto al hombre con la barba azul, desde luego no le conocía.

-A ver, no te conozco, o al menos no me suenas, pero tienes razón que debería tener mas cuidado, ¿de que me conoces?, -dije mirando a un hombre que se acercó a nosotros con el pelo azul y ojos rojos. No podía creerlo, era Zack, que oportuno.

-Hombre, si no saludo es por que no sabía que me seguías o rondabas, -dije sonriendo acercándome a el para darle un beso en la mejilla. Hecho esto, miré a los barcos, todos marcados por el hombre x con tarros. -¿Por que hará eso?, ¿es que pretende llevárselos todos?, -pensé para mi al ver que aún había mas barcos marcados que no había visto.

-Entonces si estás por lo mismo, ¿que podemos hacer?, los estás marcando todos como si no hubiera un mañana, y nos vas a dejar a los demás sin nada, -dije sonriendo de forma que no sonase a amenaza.

Vi como Verde me hacía un gesto, era normal que el supiera porque estaba allí, no era la primera misión del Yonkou que compartíamos. Mientras me acercaba llegué a escuchar la última parte de la conversación. La semi-gigante no solo lo era de cuerpo si no de voz.

-Compañeros, si siguen hablando a este tono pronto en lugar de centrarnos en el objetivo que nos traído hasta aquí lo haremos en escapar de los guardias. –Les dije bajando el tono cuando llegué. – Creo que, de reunirnos todos aquí por lo mismo lo mejor será colaborar, mis conocimientos de navegación os serían de gran ayuda, y cuantos más barcos, más botín a repartir entre todos. ¿Qué os parece?

Activé mi mantra antes de empezar a hablar, no me fiaba de ninguno de los presentes en el puerto, quien sabe si más piratas habrían respondido a la llamada. Todos ellos eran más débiles que yo, lo que podría suponer una buena forma de persuasión llegado el momento para que no hicieran algo indebido, o si debía dejar alguno fuera de combate para conseguir el objetivo lo mejor posible.

Teniendo ya a todo el grupo reunido decidí no seguir perdiendo el tiempo. Tenía un plan que me parecía que podía funcionar, solo debía comunicárselo a mis compañeros y ponerlo en marcha cuanto antes. Si esto salía bien todos íbamos a ser tremendamente ricos, pero teníamos que asegurarnos de que salía bien.

-Veamos muchachos. Mi intención era prender fuego a los astilleros esta noche de forma que llamemos la atención de todos los cuerpos de seguridad y dejen el puerto un poco más desprotegidos. Tengo bastantes hombres esperando a la señal para asaltar los barcos, pero ninguno de ellos es tan profesional como me gustaría y yo no puedo dirigirlos en todo momento.- comencé a explicar.- ¿Qué os parece si Azul y Sarah los dirigís en el asalto a los barcos mientras Zack y yo nos encargamos de crear la distracción? Causaremos el caos y vendremos a apoyaros cuanto antes.-continué.- De esta forma podremos levarnos algún barco más.- dije ofreciéndole un par de tarros a cada uno.

Sabía que no tenían motivos para confiar completamente en mí, pero me quedaba la esperanza de que aceptaran y pudiésemos empezar a movilizarnos. Estar todos allí en aquel lugar podría hacer levantar sospechas, no es que nos conviniese mucho.

Sarah pareció alegrarse de verme, pero tampoco me dio tiempo a decir nada más, ya que a nuestro trío se unió un tipo con el pelo de un azul más vivo que el mío. -Y yo que me creía especial - pensé mientras los escuchaba hablar.

Parecía que allí casi todo el mundo se conocía y habían quedado para llevarse los barcos, o por lo menos eso parecía por como daban por hecho que todos íbamos a cooperar. En cualquier otra situación me enfadaría porque alguien se me adelantase en un trabajo tan suculento, pero tras escuchar las palabras de los dos que no conocía me di cuenta que me incluían en el plan. Al final iba a resultar que la cagada de gaviota me había traído suerte, acababa de conseguir un grupo de pillaje sin proponérmelo. Si era verdad lo que aquel tipo decía podríamos llevarnos unas cuantas embarcaciones ganando una buena suma, aunque algo me decía que todo estaba siendo demasiado bonito. Sabía que de Sarah podía fiarme sin problemas, pero aquellos tipos eran arena de otro costal por muy buenas ideas que tuviesen. No me gustaría sentirme como un juguete roto.

- Me parece buena idea, pero tendrás que contarme más sobre tus hombre y de como tienes pensado salir de aquí con tantas barcos y personas tras causar el incendio, no me gustaría quedarme tirado en tierra tras realizar el "espectáculo" - dije exponiendo mis ideas mientras sacaba un cigarrillo y me lo colocaba en la boca.

-Si quieres fuego yo podría ayudar - dije creando una pequeña esfera de fuego en uno mis dedos para encenderme el pitillo. Había usado un poco del poder de mi ámbito de fuego para que viese que decía en serio mis palabras.

- Si lo que tienes planeado es al anochecer podemos irnos hiendo tú y yo para conocernos mejor mientras la otra pareja hace lo mismo. Tendremos que prepararlo todo bien si no queremos quedarnos encerrados en este hervidero de "ratas con gorrilla".

Si el tipo accedía iríamos a un lugar más apartado, debíamos de dejar de llamar tanto la atención. Éramos un grupo demasiado pintoresco como para no atraer miradas, asique tras terminar de detallar aquí lo que fuese me gustaría saber más de los planes de aquel tipo que daba por hecho que todos haríamos lo que el quería sin rechistar. Me gustaba que si alguien iba a joderme mínimo me invitase a cenar primero.

Vi que reunimos un pequeño grupo de personas, cuando el chico de cabello azul claro llegó diciendo eso de la voz, por un momento me dieron ganas de abofetearlo, pero ni era plan, ni tenía ganas de bronca. Simplemente me limité a quedarme agachada para ponerme a la altura de ellos.

-Me parece buena idea, cuantos más nos podamos llevar mas recompensa habrá luego, -dije mientras los miraba a todos, igualmente estaba aun sorprendida por aquel hombre, ¿quien demonios era?, y sobretodo, ¿de que mierda me conoce?.

-Bueno, pues tramado el plan, cuando quieras amigo, por cierto, me llamo Sarah, -digo dirigiéndome al chico de pelo azul, a Zack ya lo conocía así que no me podía preocupar.

Cuando vi que Zack encendió el cigarro con su dedo, me quedé bastante sorprendida, cuando nos conocimos no le vi hacer eso.

La semi-gigante se presentó como Sarah, y estuvo de acuerdo con el plan de verde, al igual que el otro chico, que podía crear pequeñas esferas de fuego. El plan estaba bien planteado, el único fallo que le veía era las consecuencias del incendio, la posibilidad de matar a alguien y no conseguir nada de aquella misión. Además, quemando el sitio dejaríamos sin trabajo a mucha gente inocente, lo que sin dudad tampoco era bueno.

-El plan en principio es sólido, pero ¿Que pasara si alguien muere intentado apagar el incendio, o durante el mismo? Perderíamos todo. La solución es bien fácil, correr la voz de que esta noche en las afueras del pueblo alguien repartirá una fortuna entre los asistentes, que todos recibirán algo solo por ir. Encargarnos de los pocos guardias que queden aquí será sencillo.

Esperaba que aquel pequeño ajuste fuera del agrado de todos, siendo una manera más sencilla, y menos problemática que incendiar edificios. Claro está, si la mayoría decidía que era mejor el fuego así se haría, pero pobres si había alguna baja civil. No solo se quedarían sin la recompensa, sino que yo mismo les perseguiría.

Como el noventa por ciento de las veces que había explicado algo, no me había expresado correctamente. Yo sólo quería hacer que pareciese que había un incendio, no quemar los astilleros de verdad. Crear fuego en un sitio así podría haber acabado hundiendo la ciudad, y yo no soy el tipo de persona que hace esas cosas. Por suerte Azul dejó clara su posición en contra de tal devastación, ya veía que a Zack se le iba de las manos y empezaba a soltar llamas por todos lados. Había trabajado con él antes bajo el nombre de Nairb, y aunque no había visto que tal bien controlaba el fuego, sabía que lo de controlarse a sí mismo no se le daba muy bien. Solo hacía falta recordar cuando casi destroza a un hombre de un mordisco en el pantano de las Islas Orange. En cualquier caso tenía que dejar claro que no era necesario prender nada.

-Me he explicado mal, no pretendía hacer un fuego de verdad, solo que pareciese que había un incendio.- dije mostrando la gran cantidad de diales de humo que llevaba en la mochila.- Pero de todas formas tu plan me gusta, Azul. De esa parte me encargaré yo, se me da bastante bien hacer alboroto. Le daré los diales a Zack para que se encargue de lo de los astilleros. Con dos distracciones no podemos fallar.- finalicé con bastante confianza.

No me gustaba mucho la idea de tener que hacer un show delante de mucha gente, sin embargo sabía que una vez empezase me iba a divertir. Prefería eso antes que la misión de ir colocando diales por el astillero. En cualquier caso acabaría de la misma forma, peleando en el puerto y huyendo en barco. Eso sí que iba a ser una parte entretenida.

-Bueno, si lo tenemos todo claro me marcho.- dije llenando una bolsa con los diales intentando no llamar mucho la atención.- Voy a pegar unos cuantos carteles para asegurarme un buen público, nos vemos esta noche.- me despedí dándole la bolsa al que se iba a encargar de colocarlos.

Off:

Nada más encenderme el cigarro noté tres pares de ojos mirándome con distintas connotaciones, pero ninguna agradable. Yo sólo quería dejar ver que podría ayudar si había que prenderlo fuego a algo, no que fuese a pegarle fuego a los astilleros allí mismo. No porque me importasen mucho aquellas personas ni nada por el estilo, sino porque las indicaciones del Yonkou dictaminaban otra cosa. En realidad me importaba un bledo esta isla apestada de marines y no podía creer que no me cruzase con ningún pirata con ideales similares a los míos. Estos tipos parecían tan aburridos, que hasta podrían ser marines, pero no me quejé y me tragué cualquier comentario que pudiese sonar mal, aunque me entraron bastantes ganas de recordarles que había que destruir todos los barcos que se quedasen allí.

Necesitaba un grupo y no quería perder a este que ya tenía todo medio planeado, o por lo menos el que al principio había hablado de fuego, aunque al final no resultó ser exactamente ese su plan, sino que llevaba un montón de cachivaches en una mochila que me tendió tras meterlos en una bolsa para simular un fuego. Me quedé pasmado sin saber muy bien que hacer con aquellos cacharros ni donde colocarlos exactamente, ya que mi compañero fue bastante escueto. No sabía cual podría ser el mejor sitio para colocarlos o ni siquiera si debía ponerlos todos juntos o separados. Parecía que aquellos trastos había que encenderlos de uno en uno y aún no había pensado que hacer con ellos. Tendría que improvisar algo sobre la marcha, aunque pensaba que las cosas estaban llevando un planteamiento incorrecto, ya que a mi parecer hubiese sido mejor que el que tenía la idea realizase aquella parte del plan que al parecer sólo estaba claro en su cabeza, mientras que yo podría montar la distracción en la plaza seguramente, pero bueno, ellos sabrán que parecían ser más cabezas pensantes que yo.

- Pues si os parece bien me voy hiendo a coger sitio. Ya nos vemos de que la fiesta se ponga interesante - dije despidiéndome del tipo con el pelo azul y de Sarah. - Prometo portarme bien... O por lo menos intentarlo - terminé luciendo una sonrisa resplandeciente.

No tenía pensado hacer nada que pudiese perjudicar el desenlace de la misión. Ya había realizado un trabajo con éxito para el Yonkou y conocía de su norma de no herir civiles. Sabía controlarme cuando me interesaba y esta era una de esas situaciones sin ninguna duda, incluso podría dejar el estilo de vida que llevaba para centrarme en la forja y laboratorio que quería construir para centrarme en mis trabajos durante un tiempo, asique tras decir eso me marcharía para ir pensando que mierdas hacer con aquellos diales exactamente, eso claro sino había ningún cambio repentino de planes otra vez.

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Paseé tranquilamente durante un rato  hasta llegar al astillero, no tuve prisas ya que tenía que esperar para hacer. Aquella zona estaba bastante menos concurrida de gente y por suerte parecía con bastante menos seguridad que la zona de los barcos. El lugar estaba delimitado por una verja que sabía que podía sobrepasar sin problemas, mientras que en la entrada sólo había dos guardias en una pequeña garita. En mi paseo por el perímetro del astillero pude divisar unos cinco guardias más, aunque no estaba seguro de que fuesen todos. En el interior seguramente habría más, pero aún así una idea se iba formulando en mi mente.

- Parece ser que voy a tener que crear una "pequeña" distracción antes de la "grande" - pensé mientras visualizaba mi plan.

Creía tenerlo todo claro, pero quedaba que la otra distracción se realizase. Esperaría a que se extendiese el rumor que fuese a montar el moreno y con un poco de suerte se desalojaría parte de los astilleros facilitando mi parte, asique tras mi inspección y dejar todo más o menos claro en mi cabeza me dirigí a un pequeño bar a esperar a que las voces se corriesen.

Finalmente después de echar un rato pensando en el plan, Azul y yo nos dirigimos hacía donde estaban los barcos, dando un paseo para sondear cuan difícil sería robarlos, cuantos guardias hay aun en la zona después de lo que iba a hacer el moreno, y estar atentos a la distracción de Zack.

-¿Como lo quieres hacer?, ¿uno en cada barco?, o ¿nos subimos al mismo y uno mientras maneja que el otro vigile?, -dije mirando a aquel chico, no tenía intención de que esto saliese mal, y no se si sería mejor idea que cada uno llevase un barco, o que fuésemos en el mismo para cubrirnos las espaldas.

Debemos tener cuidado, y esperar a que haga efecto la idea del moreno, y que Zack de la señal con el humo. Teníamos que tener paciencia. Yo por si acaso llevaba mi cerbatana con dardos, normales y somníferos. El Yonkou dijo que nada de muertes, pero no dijo que no se les pudiera dormir. Lo bueno que tiene es que son de efecto muy rápido, al contacto con el dardo cae frito de sueño.

Después de que nuestros dos compañeros se marcharan la grandullona me pregunto cómo lo quería hacer. Verde ya había marcado suficientes barcos allí para llevarnos un buen pellizco y tenía hombres listos, por lo que la parte más complicada que nos quedaba era la de quemar el resto mientras partíamos. Eso sería fácil si conseguíamos ciertas sustancias. Teníamos un rato hasta que las distracciones se pusieran en marcha.

-Tengo una idea, pero necesito ciertas sustancias para que funcione. Quiero prenderles fuego a los tres sin usar pólvora, lo que hará que tarden más en bajar los guardias de arriba a ayudar y su respuesta sea mucho más lenta. Podrías vigilar los barcos, más bien a los guardias para saber sus rutas. Nos sería de gran utilidad en caso de que se queden por aquí y no vayan lo que monten nuestro compañeros. Respecto a lo otro, Verde parece tener ya controlado lo de llevarse muchos barcos, así que, como prefieras, aunque sin duda entre tú y yo uno podríamos llevarnos.

Una vez esto solucionado, me pasaría por las tiendas comprando unos cuantos sacos un tipo de fertilizante y algún barril de brea, que ya recogería luego. Además de eso, me hice con varias decenas de velas pequeñas para iniciar el fuego de forma retardada. Cuando regresé saqué las mechas de las velas, abrí los sacos sacando lo que me interesaba de ellos y contando el plan a la mujer para que ayudara. Quedaba poco para las distracciones y a mi solo no me daría tiempo.

-Tienes que poner brea en la cubierta inferior, recubriendo el mástil central, parte del techo y el suelo, luego echar esto sobre la brea y al final de la mecha un montoncito, tras ello poner la mecha y prenderla. Deberías tener tiempo de sobra para subir y salir del barco antes de que todo prenda. ¿Has sacado algo interesante de la vigilancia?

El día se me estaba haciendo bastante ajetreado, pero no podía quejarme, al fin y al cabo la paga valdría la pena. En primer lugar fui a la imprenta, donde el encargado me ayudó a hacer unos carteles informativos bastante decentes. Luego salí a la calle a pegarlos por la ciudad y a correr la voz de lo que iba pasar. Al cabo de un rato me di cuenta de que yo sólo iba muy lento, por lo que me conseguí la ayuda de unos niños bastante alegres a cambio de unas monedas. Gracias a ellos la voz se corrió muy rápido entre la gente, el público estaba asegurado. Ahora solo quedaba que yo cumpliese con la parte de la función.

Lo que había vendido en los panfletos era que esa noche, en la parte alta de la ciudad, habría un espectáculo de luces. Además cuando este finalizara habría un sorteo en el que se darían tres premios entre los asistentes. El primero de ellos sería una tarjeta que valdría por vino para un año, el segundo consistía en un barco lleno de dinero y el último y más importante sería una sorpresa que dejaría a todo el mundo alucinado. Estaba claro que nada de esto era cierto, pero nadie sería tan estúpido de no asistir a un show gratuito en el que pueden salir premiados.

Poco antes de la hora acordada me presenté en el lugar indicado y comencé a preparar el espectáculo. Lo primero que hice fue marcar en el suelo un círculo que indicase a la gente un límite para colocarse sin ningún riesgo de salir herida. A continuación saqué varios de los diales que tenía y los dejé semienterrados en el suelo de forma que no se viesen pero pudiesen ser activados si se tocaba la zona donde estaban. Con esto ya lo tenía todo listo, por lo que sólo me quedaba esperar a que llegase el público. En última instancia me percaté de que no me convenía ser reconocido, era una suerte haberme que me hubiese presentado como un publicista contratado  y no como colaborador de la función, si no el papelero podría haberme acusado de estafa. No tenía claro hasta qué punto eso podría considerarse estafa, no estaba robando nada, de todos modos decidí usar mi energía para crear una bonita armadura sobre mí, impidiendo que se me viese.

Tras casi una hora la gente empezó a arremolinarse en torno al círculo que había dibujado. Todo estaba yendo a las mil maravillas, sólo quedaba que mis compañeros hiciesen su trabajo correctamente.

-¡BIENVENIDOS A TODOS! ¡LA FUNCIÓN ESTÁ A PUNTO DE EMPEZAR! ¡COJAN ALGO DE COMER Y PREPÁRENSE PARA EL ESPECTÁCULO!- animé un poco a la gente.-Tengan cuidado, puede ser peligroso sobrepasar el círculo. No, empujen se va a ver bien estén donde estén.- advertí al público haciéndoles retroceder un poco.

Estaba tranquilamente en el bar observando las filigranas que hacía el humo de mi cigarro mientras me tomaba mi segunda cerveza cuando entró un niño de uno diez años con la respiración entrecortada y un montón de panfletos en la mano. Hablaba de que en las afueras de la ciudad se estaba montando un gran espectáculo en el que se regalarían unas cosas realmente increíbles de que acabase. Varias personas se acercaron curiosos por las palabras del joven mientras este les daba un papel a cada persona que había en el local.

-¡Eh chaval! - llamé la atención del zagal. -¿Quieres ganarte un par de monedas? - dije poniendo sobre la mesa dichas monedas. -Si me das esos papeluchos, estas monedas tienen dos hermanas igual de bonitas.

El joven al principio titubeó, pero una vez saqué el resto de las monedas que le había prometido dejó los panfletos en la mesa para cogerlas y salir por la puerta con una mirada resplandeciente. Yo mi parte recogí la publicidad y me marché tras pagar al mesonero.

Nada más salir del bar me di cuenta que la noche llegaba dejándome sin más oportunidades de vaguear, asique me encaminé directamente hacia al astillero mientras observaba la propaganda que había estado repartiendo el tipo que me había entregado los diales. La verdad es que la mayoría de gente que vea esto y no tenga nada que hacer irá, pero a mi gusto le había faltado algo más que nunca fallaba, en letras bien grandes debería haber puesto "Barra libre" o algo así para atraer a más gente, aunque por otra parte también entendía que hubiese sido más complicado realizarlo a tiempo por no hablar que una muchedumbre engañada era peligrosa, pero aún más si la mitad estaba borracha. Una parte de mi mente disfrutaría viendo el follón que iba montarse.

Cuando quise darme cuenta había llegado al astillero de nuevo y parecía que la jornada laboral de los carpinteros y demás había acabado, quedando allí solamente los guardias que se encargaban de la vigilancia. Me aparté un poco bordeando el lugar como había hecho la primera vez que había venido para volver a echar un último vistazo a algo que tenía pensado usar si conseguía adentrarme para mi plan, asique alineándome con aquella ubicación desde el exterior transformé mis manos en garras, gracias a mi habilidad sobre mi fruta (Control), y hice un largo surco donde enterré mi arma.

- Lo siento pequeña, pero aquí no puedo estrenarte - pensé mientras me despedía de ella. Tengo mucho cariño a mis creaciones.

Me di la vuelta panfletos en mano y fui directo a la entrada de los astilleros donde había un interfono para contactar con la garita que no tardé en pulsar un par de veces.

-¿Sí? - sonó una voz de un pequeño altavoz. -¿Qué quieres chaval?

-Buenas noches amigos, soy un empleado de un gran evento que se celebra dentro de unos minutos en las afueras de la ciudad y traigo unas invitaciones - dije levantando los panfletos hacia una pequeña cámara que había. Por aquellos malditos dispositivos tenía el doble de trabajo.

-Ya nos hemos enterado del evento y algunos de nuestros compañeros han ido, pero alguno de nosotros tenían que quedarse a trabajar jovencito, asique gracias por tú invitación a pesar de que no podemos asistir - dijo la voz haciendo añicos mi plan en un segundo. Tenía que improvisar algo.

-Precisamente por eso estoy aquí, hablamos con algunos de los trabajadores de aquí explicándonos vuestra situación - comencé a inventar sobre la marcha. - Y como el productor de la función quiere que esta buena ciudad, con tan buenos trabajadores también sean recompensados. Aquí traigo algo para vosotros - dije mostrando ahora la bolsa negra que el moreno me había dado. Por suerte era de color oscuro y no podía verse el interior.

-Está bien jovencito, entra y pasa directamente hacia la garita que puedes ver más adelante - contestó por fin la voz tras un tenso silencio mientras las puertas se habrían de forma mecánica.

-Paso uno hecho - pensé mientras me dirigía hacia dicha garita con una sonrisa atroz en el rostro. Comenzaba la parte divertida.

Nada más entrar en la garita, mis ojos fueron directos a varios monitores donde se podían ver casi todas las partes del astillero. En un simple vistazo pude ver que casi no se veía movimientos por ellos y las dependencias estaban semi vacías, asique me acerqué a una especie de mostrador donde me esperaban dos guardias detrás de él. Los dos llevaban un uniforme que los identificabas como miembros de seguridad, pero ahí acababan sus similitudes, ya que uno era de alto como yo y muy delgado, mientras que el otro mediría más o menos lo mismo que el mostrador y estaba bastante rechoncho.

- Bien muchacho, ¿qué nos has traído? - preguntó el bajito tras subirse a algo que tendría detrás del mostrador. Era una imagen un tanto cómica, pero mantuve el papel.

- Eso, eso. Que no es justo que nos quedemos sin nada - añadió el otro demostrando porqué no era él quien hablaba por el comunicador. Tenía una voz de pito bastante ridícula.

-No os preocupéis amigos míos, aquí os traigo algo con lo que os dará igual no haber asistido. Mis jefes están promocionando un producto con el que todo el mundo puede disfrutar estén donde estén, asique no os preocupéis por un espectáculo chorra, con unos premios que se llevaran dos o tres. - dije mientras tiraba los panfletos por el mostrador. - Esas son las migajas, ya que todos tendrán que esperar al final de la noche para disfrutar de la sorpresa final.... Mientras que vosotros vais a saber que es ahora... - terminé usando cada vez más un tono más bajo hasta convertirlo en un susurro.

Había conseguido suscitar la curiosidad de aquellos guardias aburridos por la monotonía de su trabajo y cuando quisieron darse cuenta habían estado inclinándose más y más hacia mí con la intención de escucharme, incluso el bajito estaba medio tendido sobre él. Seguramente la escena vista desde otra perspectiva sería aún más divertida, pero no tanto como cuando  les agarré de la cabeza y les propiné un topetazo contra el mostrador quedándolos inconscientes sin que opusieran resistencia siquiera. Eso sí que fue divertido, o por lo menos para mí. Cada uno tiene su humor.

Amordacé a los tipos usando la misma técnica que cuando realicé la anterior misión para el Yonkou, asique una vez amordacé a los dos con el uniforme de uno y me vestí con el uniforme del quedaba, salí de la garita vestido de guardia con la bolsa llena de diales. Ahora tocaba lo sencillo u eso esperaba.


Llegué hasta una gran nave de madera, más bien parecía una especie de establo, pero yo sabía que tenía que ser una especie de almacén, puesto que en mi inspección anterior había visto como guardaban distintas cosas por allí. Creí que sería el sitio perfecto, puesto que era que de los pocas edificaciones de madera y de ellas, era la más grande. Me acerqué esquivando a un par de guardias que por allí pasaban y me adentré por una gran puerta que sea abrió hacia dentro con sólo empujarla.

- Sigue la racha - pensé mientras me adentraba en aquel oscuro lugar.

Casi no se veía nada, puesto que la noche había llegado y la única luz que entraba era la artificial que había en el exterior y se colocaba por unos pocos ventanucos que estaban a unos cuatros metros del suelo, pero había la suficiente como para verlo todo en un estado de sombras. Había que comenzar el trabajo, asique tras tomarme una de aquellas píldoras rojas que siempre llevaba conmigo me transformé en mi "Strong Point" y me dispuse a colocar aquel almacén a mi gusto.

Hice dos grandes montones de trastos con cajas y montones de sacos de serrín y otros materiales para atrancar la única puerta de entrada, el otro montón lo usé para hacerme una escalera improvisada por la que poder ascender hasta la ventana y salir por allí cuando todo comenzase a llenarse de humo, porque antes de comenzar a mover todas esas cosas, había vaciado la bolsa llena de diales distribuidos en por allí, con esto esperaba que pareciese que estaba aquello ardiendo, buscando distraerlos a todos los que había por aquí puesto que había un montón de barriles de brea y de otras cosas con aspecto de inflamable.

- Con lo fácil que me hubiese sido pegarle fuego de verdad - pensé resignado por todo el tiempo que había perdido, pero bueno. No había más que perder, asique volviendo a mi forma humana encendí todos aquellos cacharros y salí disparado por la ventana dejándolas todas abiertas. Se tenía que ver bien el humo.

Terminé escapando fácilmente por la  ruta que había diseñado y tras recoger mi arma comencé a andar de nuevo hacia la zona de los barcos mientras ya comenzaban a sonar distintas alarmas de dentro del recinto. Trabajo terminado.

Después de escuchar hablar a Azul me quedó claro que no le importaría llevarnos entre los dos un barco. Obviamente el moreno se había cansado de marcar los barcos de su preferencia, mientras que los que no lo estaban había que destruirlos. Azul comenzó a contarme su plan para destruir los que quedaban, mientras que me daba unas sustancias, y me explicaba como debía prepararlas para poner a andar el plan.

-Mientras vigilaba no vi gran cosa, solo unos pocos vigilantes que se fueron corriendo en dirección contraría a donde debemos ir -dije yendo hacía algunos de los barcos donde había que preparar la falsa pólvora, y así destruirlos.

-Tu ve a los del lado derecho, yo iré a los del lado izquierdo, ten cuidado -dije mientras me agachaba, para que no fuese tan fácil verme. Me metí en uno de los barcos con todo el sigilo posible, fui hasta abajo, y tal como me dijo Azul, coloqué primero la brea en los lugares indicados, después de la brea, otra sustancia, después un montón de lo mismo, la mecha, y a prenderla.

Fui haciendo lo mismo con todos los barcos no marcados de la zona por la que andaba, en algún momento vi pasar un guardia, pero lo solucioné rápido, esperé a que saliese del barco, y en zona segura le lancé un dardo narcótico. Eran efectivas al 100%. Ahora solo debíamos reunirnos todos, que el moreno diese la orden a sus hombre para entrar a los barcos marcados, e irnos echando leches.

Estuve de acuerdo con la grandullona, cuando esto terminara debía preguntarle el nombre. En los barcos solo algún guardia suelto vigilaba. No me fui difícil reducirlos, aunque debía controlar mi fuerza. Empecé con los barcos más alejados de los marcados. El fuego se propagaba rápidamente por el interior, y el humo no tardaría en escapar de ellos. La noche nos ayudaría a que se viera menos, y las distracciones se ocuparían del resto. Cuando llegué al último barco no marcado despache al guardia con un golpe en la cabeza, tardaría en despertarse, y lo haría con un buen dolor de la misma.

Repartí las sustancias que me quedaban por la zona de delante del barco y esperé al regreso de mi nueva compañera, este barco nos los llevaríamos nosotros, o yo solo. En cuanto llegara el resto de barcos esperaba que la gente de Verde ya los estuviera empezando a ocupar, sino tendríamos algún que otro problema para hundirlos antes de salir de allí. El barco, bastante simple no supondría un reto, y menos con la semi-gigante ayudando, si cumplía todas las ordenes claro.

El público se arremolinaba alrededor de mí, los niños se habrían paso hasta la primera fila y los gritos de ánimo rugían pidiendo que la función comenzase. En realidad me ponía bastante nervioso, pero a la vez me excitaba. Todo esto podría haber sido un problema, pues no es que yo fuera un artista, sin embargo tenía algo que ofrecer a toda esa gente, algo que se me daba realmente bien. Tener la oportunidad de lucir mis habilidades ante un público así era algo que me llenaba. Y lo mejor, no lo estaba haciendo gratuitamente, al final me iba a llevar un buen pellizco.
 
Finalmente me decidí a empezar el espectáculo. Primero agarré mi suruchin y me lo enrosqué en el brazo. Luego me dirigí hacia el centro de la pista. Tome aliento por un segundo y me dispuse a comenzar.
 
-¡SILENCIO!- dije mientras golpeaba el suelo provocando que se activasen dos diales de fuego.
 
Todos los presentes callaron de golpe y comenzaron a admirar las dos columnas de fuego que se habían formado a mis lados, había sido un gran comienzo. Entonces comencé a girar los extremos de mi arma, haciendo que las columnas de fuego se disipasen en una lluvia de destellos rojos. En ese momento pude ver como los ojos de los más jóvenes empezaban a brillar de ilusión, pero lo bueno estaba por llegar. Comencé a realizar un kata de suruchin, el más movido que conocía. Las volteretas y acrobacias se combinaban con los golpes de las puntas del arma, que activaban los distintos diales. En poco tiempo el círculo se convirtió en el escenario de una danza entre los elementos de los diales y yo. Fuego, rayo, agua, viento, hielo, todo llenaba el ambiente dejando boquiabiertos a los asistentes. Para acabar, con mi último golpe hice salir el contenido de un dial de fulgor, creando así un destello blanco que colmó el espectáculo con la iluminación de todo el cielo de la ciudad. Tras esto una reverencia y todo había acabado. La gente se descompuso en aplausos y vítores, había sido un éxito.
 
-¡GRACIAS! ¡GRACIAS!- grité mientras saludaba a mi público.- ¡RECORDAD QUE EN BREVES MINUTOS SE REALIZARÄ EL SORTEO! ¡NO SE LO PIERDAN!- les recordé para evitar que la gente se marchase.
 
Después de esto proseguí con la activación de un dial de humo blanco. Era suficiente para recoger los diales que había por el suelo con ayuda de mis ojos ciborg, deshacer si armadura de energía y mezclarme entre la gente para continuar con el plan.
 
El camino hacia el puerto se me pasó bastante rápido, supongo que por la emoción de saber que finalmente iba a tener una gran recompensa. Además a mitad de camino pude ver como el humo comenzaba a brotar de los astilleros, todo era perfecto. Para cuando llegué al puerto me encontré con uno de mis hombres, el cual me informó que mis dos compañeros ya habían comenzado su parte. Solo quedaba tomar los barcos y marcharnos.
 
-Adelante, tomadlos y marchémonos. Recuerda, sin bajas.- le dije.
 

En ese momento salió corriendo sigilosamente, hizo un gesto y el resto comenzaron a aparecer. Eran suficientes como para manejar 4 barcos sin problema. Los pocos guardias que quedasen no tendrían nada que hacer, el encargo estaba hecho.

Mi paseo de vuelta hacia la zona del embarcadero fue bastante más tranquilo de lo que esperaba. Al principio creí que en cualquier momento comenzarían a perseguirme, pero a cada paso que daba la seguridad volvía en mí, ya que con todo con el que me cruzaba se dirigía hacia los astilleros curiosos por saber que había pasado o con alguna pareja distraída que ni me miraba, asique tras encenderme un cigarro seguí mi camino algo más calmado dándoles tiempo a mis compañeros a terminar sus cometidos.

Todo parecía ir bien, pero una vez que llegué cerca de mi destino, pude vislumbrar como salía un humo negro de la zona de los barcos.

- ¡Mierda!, parece que llego tarde a la fiesta - pensé mientras corría buscando a alguno de mis compañeros.

Parecía que varios guardias se habían percatado de que algo iba mal, aunque al parecer ya era tarde para ellos, puesto que varios barcos comenzaban a salir de puerto mientras que de los demás ya comenzaban a vislumbrarse alguna llamas. Los encargados de la vigilancia parecía que no sabían muy bien que hacer, titubeaban entre intentar mitigar el fuego o intentar frenar los barcos. Unos corrían con cubos de agua mientras que otros lo hacían con cuerdas atadas a unos grandes ganchos. No podíamos permitir que nos retrasasen para darles tiempo a los refuerzos a llegar y que no nos dejasen salir de puerto con aquellas maravillosas naves, asique decidí que la mejor opción era ocuparse de aquellos que intentaban retrasarnos. Di por hecho que Sarah y el peli azul habían hecho bien la parte de inutilizar los barcos restantes y por lo tanto tras haber decidido mi objetivo no tardé en llegar a él.

Me decanté por un grupo de cuatro jóvenes que ya habían sido capaces de enganchar varias cuerdas, sin que nadie del barco las quitase, enganchándolas en varios asideros que había por allí dispuestos. Desenganché la funda de mi espada de su sitio para poder empuñarla aún envainada y me acerqué por las espaldas a el grupito, cuando quisieron darse cuenta ya estaban a mi alcance y pude noquear a dos ellos que estaban anudando una de las cuerdas.

- Dos menos.

Había conseguido reducir bien la ventaja numérica que tenían, pero los dos que quedaban en pie rápidamente desenfundaron sus espadas mientras me amenazaban con matarme y cosas así. Tenían suerte de que no pudiese arriesgarme a desenvainar yo también y tuve que limitarme a retroceder antes sus acometidas. Por suerte mi arma al ser más larga me permitía mantenerlos a cierta distancia, aunque no tardaron en perderle miedo al observar que no los hería directamente. Tenía que darme prisa porque si me entretenía mucho podría quedarme en tierra comiéndome todo "el marrón", por lo que tras hacer un amago de ataque tanteando el flanco derecho del que más a la derecha estaba, pero una trata para terminar girando sobre mí mismo con un juego de pies para poder golpear al otro que estaba con la guardia más baja. Sonreí triunfalmente cuando noté que mi arma impactaba en la mano con la que empuñaba el arma haciendo que la soltase, aunque mi alegría duró poco ya que el tipo al que había hecho el amago fue capaz de atacarme consiguiendo herirme en el brazo derecho a la altura del hombro. Por suerte lo había visto venir y pude retirarme a tiempo quedando el corte en algo superficial, pero aún así había conseguido enfurecerme. No por la herida en sí, sino por la impotencia de no poder clavarle mi espada en las entrañas a los dos, puesto que mi oportunidad había pasado, ya que al que había desarmado volvía a recoger su arma.

- ¡Bah, qué remedio - pensé mientras dejaba mi espada en el suelo para sorpresa de mis enemigos, aunque más se sorprendieron cuando mi aspecto volvió a cambiar cuando me transformé en mi "Strong Point". Me daba rabia tener que recurrir a algo así porque quería mejorar con el uso de la espada , pero la situación apremiante lo recurría, por no mencionar que podría írseme de las manos y matar a alguno de aquellos estúpidos jodiendo toda la misión.

Los tipos quisieron correr al ver mi nuevo tamaño y aspecto, pero al que me había herido no lo iba dejar marchar así como así. Lo alcancé a tiempo pudiéndolo atrapar entre mis enormes manazas e hice que se diese un buen chapuzón tirándolo al mar.

- Te vendrá bien el remojón amigo - pensé mientras me paraba a observar el panorama.

Parecía que ya habían salido casi todos los barcos y no se divisaba casi ninguna escaramuza entre nadie, mientras que por otro lado la pelea con el fuego también la estaban perdiendo pues ya se podían ver grandes llamas de varios de ellos. Tenía que ser capaz de montarme en alguno de aquellos barcos y ninguno parecía tener una pasarela por donde poder subir, asique haciendo una locura volví a mi forma humana para recuperar mi arma y comenzar a subir hacia el que tenía más cerca usando una de aquellas cuerdas. No podía evitar pensar que si se desenganchaba justo cuando pasase por encima del mar podría ser mi perdición, pero por suerte no pasó y terminé subiendo al navío.

Suspiré un par de veces profundamente para recuperar el aliento y me dispuse a desenganchar todos los ganchos que por allí había cortando las cuerdas. Este barco estaba asegurado, ahora quedaba ver como se resolvían los demás sucesos, pero ya podía saborear la recompensa del Yonkou.

Finalmente me subí a uno de los barcos al azar, obviamente uno en el que no hubiera nadie para llevarlo. Le dije a Azul que me pondría yo al timón, que el vigilase, o que mirase el barco si había alguien. Poco a poco vi como gente del moreno iban subiendo a los demás barcos. Comenzaba a girar el timón para sacarlo de allí, mientras a nuestros alrededor estaban los demás barcos en llamas.

-¡Azul!, ¿has encontrado algo? -dije cogiendo el timón, y girándolo, siguiendo al resto de barcos, cerca del nuestro estaba un barco donde iba el bueno de Zack. Desde el barco le saludaba dándole el ok de que todo había salido bien.