Una semana divertida [Pasado][Privado][Maximilian - Sarah]

Una explosión en el cielo se dejó oír seguida de unas luces de colores en forma de lluvia en el cielo. La música alegre estaba por todos sitios mientras la gente hablaba y sonreía en las calles de Orange Town. Me encontraba de visita en la villa ya que había oído que habría músicos famosos tocando en la celebración por el aniversario de la villa. Seguí caminando mirando todo el ajetreo que se había armado y viendo las personas se apresuraban para comprar los ingredientes para los almuerzos de medio día y las futuras cenas especiales de la semana. Era lunes y la semana de celebración había comenzado bastante bien. Los carritos de dulces eran perseguidos por los niños mientras llamaban a sus padres para que se acercaran y pagaran lo que estaban pidiendo. Un grupo de jóvenes miraba unos afiches pegados en un mural frente a la casa del alcalde de la villa. El afiche era justo lo que estaba buscando. En uno de los afiches se explicaba toda la programación de los eventos que habría toda la semana. Los artistas y músicos que vendrían a la villa eran famosos alrededor de todo el mundo y lo más probable es que una gran cantidad de dinero se estaba invirtiendo en esa semana.  

“Interesante, así que estará ese banda de rock” – pensé mientras miraba el anuncio colorido de los Candals, un grupo de rock recientemente famoso integrado por jóvenes con talentos indiscutibles para la música.

Me giré con una sonrisa en el rostro porque en verdad quería verlos y me percaté que un carrito de helados había aparecido. Mire a la derecha e izquierda y corrí para alcanzarlo antes de que un grupo de niños se abalanzara sobre el vendedor y los helados se acabaran.

-Uno de vainilla con chocolate – dije al estar frente al vendedor.

Me encontraba paseando por el pueblo, había mucha gente, y todos se arremolinaban alrededor de los vendedores de helados, yo miraba a todas partes, todos estaban felices, bailaban, los fuegos artificiales dejaban boquiabiertos a las gentes del pueblo, estaba enfrente de una pared mirando la programación, bandas de música, bailes, cenas, comidas, y un montón de dibujos adornaban aquella hoja de programación. Hacía un poco de frío, así que en esta ocasión iba con un pantalón largo, con botas, y una camiseta con una sudadera, con la capucha puesta.

En cuanto me giré de mirar la programación vi un heladero, así que me disponía a ir hacía el, pero un hombre se me puso delante y me fue imposible llegar antes, escucho como el hombre hace su pedido. Lo miro de arriba a abajo, y lo sondeo, como hago con quien no conozco, se me antoja hablarle, a ver si conozco a alguien por aquí.

-Hola, creo que no nos conocemos, me llamo Sarah Foxxx, encantada -Le digo dandole la mano cordialmente, y sonriendo, aprovecho que hablo con el para pedir mi helado a la vez.

-Por favor, deme un helado de nata -Lo miro, y noto una sensación extraña en el ambiente, ya no noto ese ambiente de fiesta, aquí hay algo mas.

En el momento en que el vendedor iba a entregarme el helado que pedí, sentí algo extraño detrás de mí. Recibí el helado y me giré viendo a una chica inmensamente justo en frente. Estaba algo avergonzado porque no la había visto y la hubiera dejado pedir su helado primero, pero no noté a nadie más. Estiró su brazo y se presentó a ella misma como Sarah Fax. Respondí su saludo estrechándole la mano y diciendo.

-Perdón por no haberte permitido que pidieras tu helado antes, no te vi. Soy Maximilian D. Frinz.

Le sonreí y mientras tenía una extraña sensación dentro de mí. La chica era en verdad gigante, posiblemente la persona más alta hubiera visto.

-¿Has venido por la celebración? O tienes familia aquí. Las personas andan muy ocupadas comprando los ingredientes para los almuerzos en sus casas. Según me explicaron es tradición que las familias de la villa almuercen en sus casas en el primer día. Yo vine por la música con mis compañeros. Deben estar por ahí.

No sabía porque hablé de más. Quise creer que era porque estaba nervioso o por otra cosa.

Cuando escucho al chico pedir perdón por no dejarme pedir antes, esbozo una pequeña sonrisa, que dulce, pienso para mi misma, soy una semigigante, y es difícil no verme, pero bueno, siempre puede ocurrir que no te des cuenta, miro para el sonriendo, y mientras pago mi helado, cojo con la mano izquierda el helado, y con el derecho hago un movimiento de que no se preocupe, pruebo mi helado, y cierro los ojos satisfecha. Pobre chico, no se percató de que tenía detrás a una chica de 4 metros 90, bah, no es para tanto.

-No te preocupes, no ha sido nada, puede que sea una semigigante, pero no tengo por que ser vista por todos -Le digo sonriendo mientras sigo comiendo mi helado, me dispongo a andar, esperando que el chico me acompañe.

-¿Te gustaría acompañarme?, así te cuento un poco... -Dejo la frase sin terminar, sigo notando una sensación extraña, según ando, lo noto mas, por ahora no le presto atención, puede que sea el tiempo, hay algunas nubes ligeramente sospechosas en el cielo.

Avanzo mirando al muchacho, viendo si me sigue o no, igualmente empiezo a contarle... -He venido sola a la fiesta, no suelo andar mucho por aquí, y quería dar una vuelta y ver el ambiente, nunca se sabe lo que habrá o lo que te podrás encontrar -Le digo mirando de reojo a Maximilian sonriendo, miro para el cartel donde unos minutos atrás lo escuche hablar de un grupo de rock, creo que empezaré a llamarlo Max, se lo preguntaré mas adelante.

Acompañe a la chica a caminar. En verdad tenía razón, que no me fijara en una persona que tuviera una estatura como la de ella había sido un descuido bastante grande. Normalmente era muy observador y me mantenía alerta con todo lo que me rodeaba. Fui saboreando mi helado lentamente. La combinación de chocolate con vainilla era increíblemente buena y me sabía a gloria.

-Tienes razón – dije mientras miraba a un pequeño niño correr a un lado de la calle para encontrarse con sus compañeros y entrar a una tienda -. ¿Piensas quedarte hasta que la celebración acabe o te iras antes?

De pronto pude escuchar a lo lejos una voz que pronunció mi nombre. Me detuve y me giré. Ryuto se acercaba corriendo con mi guitarra en la mano. Llegó hasta donde estaba y me la entregó.

-Dijiste que no querías olvidarte – dijo mi compañero de cabello purpura -. Veo que has encontrado a una hermosa dama que te acompañe, bien por ti Max

Se me acercó y me susurró algo al oído.

-No crees que es muy grande. Bueno si quieres en el barco no hay nadie. Puedes aprovechar y llevarla allí. Recuerda lo que siempre te digo, se amable.

No soporté lo que dijo y le di un golpe en la cabeza.

-Estamos en la feria y luego regresaremos al barco a comer. Invita a tu amiga si gustas- dijo mientras se alejaba de nosotros.

Luego de eso Ryuto se marchó quejándose de dolor.

-Me había olvidado de esto – dije mientras le mostraba a Sarah mi guitarra –. El que acabas de ver es Ryuto, es un tipo agradable pero a veces es demasiado entrometido. Discúlpalo.

La idea que me había dado Ryuto era bastante buena. Tal vez podría invitar a almorzar a Sarah a mi barco y que conociera al resto de mis compañeros, definitivamente debería mencionárselo ya que parecía ser una persona agradable.

NPC:

Mientras estamos paseando y saboreando nuestros helados, yo me pongo un mechón de pelo detrás de la oreja, escucho que viene un chico y le dice algo a Max, por un momento me sonrío pensando en lo que pueda estar diciendole. Yo me tapo la boca para no reírme después de la ocurrente idea de su amigo. Por poco me atraganto con mi propia saliva.

-Jajajaaj, es gracioso tu amigo, no te preocupes, aunque quisiéramos tampoco podemos, físicamente hablando, entonces... ¿sabes usar esa guitarra?, yo se tocar un poco el violín, pero el que tenía lo tuve que romper en una pelea, era la única arma que tenía cerca, -Le digo esto como si realmente le interesara mi vida, finalmente me agacho y le susurro al oído...

-De todos modos, tu amigo a parte de un poco bocazas, es un metomentodo, espero que no sea así con todo, por que te arruinará hasta amistades, -Le digo de broma, dandole un ligero codazo, controlando y midiendo bien la fuerza, pues podría hacerle mucho daño con la altura y fuerza que tengo en comparación.

Me sonrojé demasiado cuando ella mencionó algo respecto a lo que había dicho Ryuto. Caminé cabizbajo un momento tratando de recuperar la poca valentía que tenía para hablar con las mujeres y cuando me sentí más tranquilo terminé de comer mi helado.

-Sí, claro puedo tocar la guitarra – dije mientras sentía un pequeño codazo de ella en el estómago.

A pesar de que sentí que midió su fuerza para no hacerme daño, casi me deja sin respiración. Le sonreí y seguimos caminando por las calles de la villa. Veía como las personas decoraban sus puertas y colocaba adornos en las calles.

-Sarah, ¿Te gustaría venir a mi barco y cenar con mis compañeros? – dije mientras miraba a otro lado para que no viera que me ponía un poco nervioso por la pregunta que estaba haciendo.

Cuando le dí el codazo me dio la sensación de que se quejaba un poco de dolor, me sentí mal por ello, me agaché para ponerme a su altura y lo miré bien, intente ver si le había hecho mucho daño o si solo fingía para interesarme por el.

-¿Te he hecho mucho daño?, lo siento, no era mi intención, intento controlar todo lo que puedo, si te duele dímelo, se de medicina natural, y puedo aconsejarte, sobretodo si se te va a poner morado o algo... -Le dije un poco molesta conmigo misma por lastimarlo, de pronto lo noto muy vergonzoso conmigo, ¿que le ocurre?, espero que no allá estropeado al compañero nocturno que acabo de conocer.

Cuando me pregunta si me gustaría acompañarlo a cenar a su barco, durante un instante me dan ganas de dar saltos, pero pobre del pueblo, echaría abajo las casas de los ciudadanos si hago eso, me sonrió al imaginar tal estruendo y desorden, respiro profundamente...

-De acuerdo, pero con una condición, de que me dediques una canción, -Le digo sonriendo y guiñando un ojo en su dirección, me han entrado ganas de sentarme en la orilla del mar, así que me vuelvo a agachar a su altura, y le digo al oído...

-Me apetece ir a sentarme a la orilla del mar a ver un poco la luna, y mojar un poco los pies, ¿te gustaría venir conmigo antes de ir a tu barco? -Le digo abriendo poco a poco camino para ir a la orilla, con la alta que soy puedo ver perfectamente donde está.

Desde la poca experiencia que había tenido en el mundo al momento de tratar mujeres, aquella chica parecía extraña para mí. Normalmente me tardaba algo de tiempo en socializar con alguna persona y peor aún si era una chica. Temía a ser rechazado y otras cosas pero Sarah me estaba mostrando bastante confianza hasta donde nos habíamos conocido. Siempre era difícil a menos de que fuese una situación peligrosa y tuviera que actuar seriamente. En aquel momento estaba tratando de acércame a una mujer de una manera amistosa y tratar de conocerla. Recordé en ese momento que mi madre siempre me decía que no debería tener miedo a ser juzgado por el resto de personas y que incluso un hombre podría tenerle más termo a ser rechazado por los suyos que a la muerte. Cuando le pregunté el porqué, mi madre solo me dijo que las mujeres podían hacer sentir un gran dolor a cualquier persona. Lo entendí el día en que deje mi hogar. Al ver a mi madre en el puerto despidiéndome, sentí un arrepentimiento inmenso y quise dar marcha atrás pero ella me señalo con el dedo que debía mirar adelante.

-Está bien – dije sonriéndole.

Llegó el atardecer y los carritos de helados desaparecieron para dar paso a puesto establecidos de comida en cada esquina. Caminé hacía uno que llamó mi atención. Un hombre delgado y con un gracioso bigote freía pescado en una parrilla. Lo servía en platos pequeños junto con una salsa agridulce y algunas patatas cortas en rodajas. Le dije que me diera 15 pescados bien fritos y me colocó cada pedido en una gran canasta. Cogí uno y acerqué la canasta a Sarah para que probara.

-Cómelos calientes, son más ricos así – dije mientras le daba un mordisco al lomo del mi pescado – vayamos al muelle, la noche pronto llegara. Te sigo.

Me dio un pescadito frito, me ha dicho que le de un mordisco en caliente, pero tengo los dientes un poco sensibles, lo sople un poco, y lo probé, tenía toda la razón, esta delicioso, le sonreí satisfecha por lo rico que estaba...

-Vaya, esta riquísimo, tenias razón, ven, vamos caminando, -le dije mientras iba apartando con cuidado a la gente, pero no lastimarlos ni apretujarlos...

-Oye, emm, quizás sea una pregunta absurda pero, ¿te has puesto nervioso hablando conmigo?, y una cosa mas, espero que tu barco sea grande, como puedes ver, no quepo en cualquier botecito jeje, -le dije acercandolo a mi con una mano, muy despacio, sin hacerle daño, en realidad tal y como actuaba parece que estuviese borracha, pero en absoluto, solo trataba de ser simpática, pero siempre atenta al peligro, con mi navaja y mi puño a punto.

Espero no hacerle daño de nuevo juntándolo a mi, soy consciente de la fuerza que tengo en comparación a el, si quisiera lo acribillaría con la mano, pero no, este chico no, esta siendo muy agradable, sin conocerme me ha invitado a su barco, cuando podría dejarme por aquí sola.

Finalmente llegamos a la orilla, me recosté sin mis botas, con las piernas cruzadas y el pantalón remangado, y en un momento dado me quede mirándolo a los ojos, sondeando sus pensamientos, sus sentimientos, por que invitó a una chica que no conocía de nada, por amabilidad, supuse yo...

Llegamos a la orilla cuando la oscuridad comenzaba a caer sobre toda la isla. La luna apareció en el negro cielo y las estrellas la acompañaban como si fuera una buena amiga. Me senté a su lado y me quité las botas para que mis pies tocaran el agua fría del mar. Era una sensación extraña, ya que desde que comí esa extraña fruta no podía nadar. Evitaba tener contacto con el mar, pero era inevitable si me consideraba pirata. Su pregunta me dejo pensando un momento y luego me miró a los ojos. Era bastante grande y sonreí cuando recordé lo que me había preguntado.

-Claro que sí, mi barco es bastante grande – dije mientras recordaba que el Tiger Claws tenía de largo al menos 15 metros – Además podríamos cenar todos juntos en la cubierta como para que no te incomodes.

Me incliné un poco hacía atrás y miré el cielo estrellado. Muy pocas veces me detenía a contemplar las luces que iluminaban las noches y notar que eran bastante bonitas.

-Supongo que debes preguntarte porque te estoy hablando y todo – dije mientras llevaba mi guitarra al frente y la sostenía con ambas manos.

Toqué las cuerdas y sentí que estaba bastante bien afinada.

-Me pareciste alguien interesante. Si me puse nervioso es porque tengo muchos problemas para hablar con mujeres. Soy un pirata extraño - dije mientras tocaba una primeras notas muy suaves para saludar a mi guitarra -. Para serte sincero ni siquiera se en realidad con que motivo exactamente te invité a mi barco, eres una persona agradable. Fue bueno conocerte. En estos tiempos en los que todo el mundo está loco por conseguir dinero, fama y poder nadie se toma el suficiente tiempo para conseguir buenos compañeros, amigos e incluso a la familia. A mi simple parecer el mejor tesoro que uno podría conseguir no es ser el mejor, sino conseguir que tus sueños se cumplan con aquellos que han llegado a ser muy importantes para ti.

Y comencé a tocar una melodía alegre pero suave como para acompañar la tranquilidad en la que estábamos.

Cuando le escucho, es como oír su guitarra, tiene una melodiosa voz, es muy suave, y dan ganas de dejarle hablar todo el tiempo, solo por notar su voz suavizando mis oídos, desde luego parece una persona muy pero que muy sensible, o eso aparenta, -¿Les tienes miedo a las mujeres?, ¿o es por que eres vergonzoso?, ¿o alguna te ha hecho daño y no quieres contacto con mujeres?, -le pregunto aun mirandolo a los ojos, soy incapaz de no mirarlo a los ojos, parece una persona muy atenta.

Me comenta sonriendo que si quepo en su barco, -Veremos si es cierto, ya ves que soy una grandullona, espero no acabar yo sola con toda la comida, -le digo sonriendo, y abrazándole para acercarlo a mi, me gusta abrazar a la gente que me cae bien, es buena persona, así que mas a mi favor para no tenerlo lejos.

Después de estar un ratito mirando la luna y las estrellas oigo un leve rugido que viene de mi panza, miro de reojo a Max, aguantándome la risa con la mano en la boca, -Lo siento, tengo un poco de hambre, ¿te parece que vayamos yendo a tu barco?, -le digo mientras me limpio los pies de la arena, y comienzo a ponerme mis botas con mis armas, están sujetas en unas tiras de tela que hay dentro, para que estén bien agarrados, y no se mueven a menos que los mueva yo.

Desde luego no hay nada como pasar por las fiestas, siempre acabas conociendo a alguien, y da la casualidad de que encima también es un piratilla como yo, comienzo a andar, hablando de cosas varias, mientras veo que el sigue tocando algunas notas de su guitarra. Lo miro asombrada por lo bien que toca.

Nos pusimos en camino. Mientras estábamos en dirección a mi barco notó que la chica parecía complacida con la música que estaba tocando. Las luces del muelle iluminan nuestro camino e imagino la cara de todos al ver a mi invitada para la cena. Luego de algunos minutos llegamos a mi barco. Me extraña que vea luces en la cubierta lo cual solo podría ser la idea de Ryuto fastidiando con alguna de sus tonterías. Un extraño olor a carbón llega hasta mí. Subí al barco por la rampa que normalmente usábamos para descargar las cosas y cuando llegó a la cubierta veo a Owen bebiendo una jarra de cerveza mientras cocinaba unos grandes trozos de carne en una parrilla que usaba carbón. Ryuto había sacado una mesa enorme y Ariana lo ayudaba a colocar un mantel encima.

-Hay alguna fiesta a la que no hayan invitado – dije mientras llegaba

-Ah, Max suponíamos que vendrías para cenar así que preparamos todo. Compramos kilos de comida para nuestra invitada y algunas bebidas – dijo Ryuto mientras Ariana corría a la escalera para desaparecer por un momento y luego volver a aparecer con un recipiente de vidrio con ensalada de verduras.

Los tontos de mis compañeros a lo mejor se habían impregnado de las costumbres de Orange y me agradó que estuviera preparando todo. Iba a presentar a Sarah y estaba seguro de que sería una gran noche compartiendo comida y algunas buenas historias que podíamos contarle a Sarah acerca de nuestras aventuras.

Llegamos a su barco, en realidad me da un poco de miedo subirme y echar a pique todo por mi peso, -Espero que aguante mi peso, -pienso para mi mientras voy subiendo con mucho cuidado, en cuanto subí al barco, vi algunas luces, una mesa enorme, un chico bebiendo una cerveza mientras cocinaba una carne a la brasa, y otros dos poniendo la mesa, en cuanto escuche el comentario de que compraron kilos de carne, en parte me sentí abrumada, soy una semigigante, pero no significa que coma por una docena de personas.

Me quedo alucinada con ellos, los miro a todos con una sonrisa, y los saludo con la mano, Reacciona Sarah, vamos, ¿desde cuando eres una chica tímida?, no dejes que el te presente, presentate tu directamente, -pensaba para mi mientras me acercaba a ellos...

-Hola, soy Sarah, la semigiganta comilona por lo que se ve jeje, -digo sonriendo al ver la cantidad de carne que están preparando, somos 5 personas, y parece que preparasen para 30 personas, madre mía, no se si voy a ser capaz de comer mucho, y me daría vergüenza que tuvieran que tirar la comida, con la de hambre que pasa mucha gente.

Nos miramos entre todos cuando Sarah se presentó y comenzamos a reírnos sin parar. Lo que había dicho era demasiado gracioso. Se había presentado a ella misma con una semi gigante comilona y estaba seguro que era por la gran cantidad de carne habían comprado mis compañeros.

-Sarah jajaja en realidad – dije mientras le señalaba a Owen -. Creo que la mitad de esa carne es para el hombre que está cocinándola

Le sonreí y le pedí que se sentara en un gran cojín que usaba Owen a menudo para dormir. La carne olía muy bien y Ryuto apareció con una gran olla con patatas horneadas. Nos fuimos sirviendo poco a poco mientras le dábamos a Sarah un buen plato de carne asada y patatas horneadas.

-¿Donde está el arroz? – dijo Ariana mientras miraba entre las cosas de la mesa.

-Aquí – dijo Owen mientras sacaba una gran olla con arroz cocinado listo para servir.

Ariana se sirvió una montaña de arroz y acabo en un instante. Luego volvió a pedir otra y más carne.

-Creo que los comilones somos nosotros – dije mientras mordía un trozo de carne asada.

Terminé de masticar y me tomé la libertad de presentar a cada uno mientras íbamos comiendo.

-El gran sujeto que viste cocinando en nuestro compañero Owen, es una torre humana según nosotros.

Owen elevó su vaso de cerveza y rugió graciosamente. Luego fue el turno de Ariana nuestra compañera de cabello azul que le mostró una sonrisa a Sarah con la boca llena de arroz. Y finalmente Ryuto que servía a Sarah un vaso de Whisky.

-Gustas – le dijo Ryuto mientras le agregaba algunos cubos hielo -. Es el licor de los dioses, con esto mantendrás tu belleza por el resto de la eternidad.

Owen tomó a Ryuto del cuello y comenzó a asfixiarlo.

-Está bien, está bien, solo trataba de ser amable – decía Ryuto con la voz apagada por la falta de aire.

Reí por lo divertido que había sido la escena y solo esperaba que Sarah se sintiera bien.

Miraba aquella escena tapándome la boca para no reírme a carcajada limpia, pobre Ryuto, acabará muerto a manos de Owen sin querer...o queriendo, me reía de mi propio comentario, me los iba presentando mientras yo sonreía y hacía una pequeña reverencia con la cabeza, masticaba un trozo pequeño de carne, desde pequeña siempre corto todo lo que sea carne en pequeño, no quiero morirme atragantada, tiene que ser un engorro.

Mientras los chicos estás entretenidos hablando entre ellos le susurro algo a Max, -¿Por que cuando Ryuto quiere ser amable veo que alguien lo estrangula o pega?, tampoco es para tanto, solo hizo un comentario, que a mi de hecho no me ha sentado mal, me ha llamado guapa, y que me mantenga así muchos años, ¿o es un lenguaje secreto que tu has entendido y yo no?, -me sonrió mirándolo y dando un trago pequeño del whiski que me ha dado Ryuto.

Acto seguido, empiezo a sentirme llena, así que me desabrocho un botón del pantalón, iba a hacerlo sin que nadie se percatara, pero a parte de ser la gigante, me siento como una atracción de circo, pero me lo paso bien igualmente, durante toda la cena estoy sonriendo, desde luego fue un acierto decirle que si a Max, probablemente estaría paseando aun, y sin saber que hacer.

Al final me quedo mirando a todos, aunque Max creo que no acaba de estar cómodo, cojo un poco le ensalada, y las mastico bien, mientras miro como están sonrientes, haciéndose bromas, y haciéndome alguna a mi, no me molesta, me caen bien, así que no deben temer por sus vidas, me río, pero se hace evidente que me reía mientras los demás me miraban, y por cosas de la vida, comienzo un ataque de risa grupal, cuanto menos divertido para una cena.

Pensé en una buena manera de decirle lo que pensaba de las cosas que hacía Ryuto cuando conocía a una chica pero no se me ocurría algo. Seguí comiendo mientras reímos y contábamos cosas por las que habíamos pasado. Les expliqué a los chicos sobre las presentaciones de las bandas de rock que estarían aquella semana. Ariana parecía algo contenta cuando Ryuto volvió a hablar con Sarah.

-Sabes Sarah – dijo Ryuto tomando su mano -. Eres tan hermosa que podrías ser mi amor imposible. Eres tan grande y yo tan pequeño pero mi amor por tú se equilibra esa diferencia.

Sonreí ya que era eso justamente lo que quería evitar que hiciera mi compañero.

-Ya va otra vez – le dije a Owen mientras él movía la cabeza para estar de acuerdo conmigo.

-He chica gigante no te fíes, es un pervertido. Solo te quiere por una noche – dijo Ariana mientras cogía un pequeño trozo de carne y lo mordía.

Ryuto al verse descubierto bajo la cabeza resignado por lo que había dicho Ariana y todo reímos porque siempre era gracioso arruinar sus planes de conquista. Miré a Sarah y en verdad parecía disfrutar del momento. Yo también así que no dude en preguntarle algo que me interesaba de ella.

-Sarah, dime, ¿No te molesta ser una semi gigante?, es decir sabes que la gente puede tener un poco de miedo y no acercarse a ti por tu tamaño.

Después del arrebato de ``amor´´ que le dio a Ryuto me tiré al suelo del barco para reírme al ver su cara, pobre, no se da cuenta de que alrededor tiene a gente que lo conoce, y que rápidamente lo van a descubrir...

-Lo siento Ryuto, va a tener que ser en otro momento, -digo agarrandome la tripa de la risa, mientras seco las lagrimas que se me caen, intentando volver en mi, Max me ha preguntado si me molesta ser una semigigante...

-En realidad no, no me molesta, quien me quiera temer que me tema, y quien no, que no lo haga, no voy a juzgar a nadie por ello, tienen toda la razón si quieren temerme, pero también si buscan mi ayuda, los ayudaré sin ningún problema, -le digo después de haberme recobrado del ataque de risa.

Doy un ligero sorbo del whiski que ya casi he terminado, espero que no me sirva otro vaso, por que no quiero emborracharme la verdad.

Sarah respondió a lo que le pregunté sin preocuparse mucho. Definitivamente no le importaba mucho la opinión del resto y eso me agradó. Parecía ser una persona sencilla. Recordé las veces que habían tenido que luchar contra seres más grandes que ella y ninguno era tan amable como aquella chica. Seguimos comiendo un buen rato hasta que casi se terminó toda la comida. Ryuto no le ofreció más bebida a Sarah. Todos mis compañeros decidieron marcharse ya que estaban bastante cansados.

-Si gustas puedes quedarte a dormir aquí, tenemos un espacio lo suficientemente grande para tú o eso creo – dije sonriéndole mientras recogía las cosas que habíamos usado para comer.

Mi idea era llevarla al cuarto nivel de mi barco donde teníamos un espacio vacío que usaba una rampa para salir directamente al exterior. Creí que podría usarlo para dormir cómoda allí.

-Yo me quedaré de guardia, alguien siempre tiene que vigilar mientras los demás duermen.

Miro el barco, lo miro a el, y me empiezo a reír, ¿Como demonios voy a dormir aquí si no voy a caber?, me reí y lo miré acto seguido...

-No gracias, no es necesario que te molestes, además no creo que quepa aquí, tengo una habitación pedida en un hostal, así que en principio me quedaré allí, aquí me voy a sentir ligeramente incomoda, -le dije mirándole a los ojos, y poniendo una mano en un hombro...

-Pero si quieres, puedes venir conmigo, yo la mayoría de las veces casi no duermo, y en mi cuarto hay una cama mas grande que yo, así que por eso no habrá problema, puede que hasta ni nos encontremos en la cama jeje, -dije sonriendo, y saliendo muy despacio de su barco para no romperlo, puesto que a cada paso mio, se escuchaba crujir la madera del barco.

Aquello hizo que me sonrojara. No podía creer que quiera que la acompañe a su habitación. Después estar pensándolo algunos momentos Ariana salió a la cubierta. Nos miró y se sentó en un rincón.

-Es mi turno de guardia – dijo colocando su gran rifle entre sus manos y asegurándose que este cargado.

No lo había recordado así que decidí acompañar a Sarah hasta su hotel para que pudiera dormir tranquila. Me acerqué a mi compañera y le pedí que no se quedara despierta toda la noche ya que pronto regresaría. Asintió con la cabeza y se despidió de Sarah agitando la mano derecha. Sarah y yo bajamos del barco. Empanzamos a caminar en dirección a la villa donde todo parecía estar muy tranquilo.

-Sarah – dije mientras pasábamos por el lugar donde antes nos habíamos conocido - ¿Qué piensas hacer los próximos meses?

Un pequeño gato maulló en la oscuridad y de una calle angosta salio con la cabeza de un pescado en la boca. Lo dejo en el suelo y se me acercó para caminar a mi lado. Lo miré y le sonreí. Extrañamente desde que salí de mi isla, los felinos se me pegan más que otros animales.

Íbamos caminando hacía el hostal, cada poco que andábamos lo notaba mas y mas nervioso, quería que me acompañara por que me calló muy bien desde el principio y la verdad es que me molestaría perderle de vista, vimos pasar a un gato, se acercó a Max, y yo sonreí a la vez que el.

-Aun no lo se, en principio pensaba volver a Villa Syrup, ahí es donde vivo, hace unos años murió el hombre que nos cuidó a mi hermano pequeño y a mi, y me lo dejó de herencia, -le dije recordando a mi hermano, dejando caer una pequeña lagrima, mi pobre hermano, en vaya líos que se ha metido.

-¿Por que lo preguntas?, ¿tienes algo que proponerme?, -le dije sonriendo, llegando al hostal, escuché un fuerte ruido en el interior, abrí la puerta tan rápido como pude, y miré, no había sido nada, solo una persona un poco torpe que tiró abajo un jarrón de una mesa al chocar borracho perdido.

Le digo algo al recepcionista que Max no puede oir, -Viene acompañándome, no supone un problema, ¿verdad?, -le pregunte al recepcionista, que con la cabeza dijo que no había ningún problema, subí con Max por las escaleras, y al llegar a la puerta de mi cuarto, la abrí, dejaba ver un pequeño salón con dos sofás, una gran alfombra, y una habitación con camas gemelas, y el baño.

-Bueno, aquí es, ponte cómodo si quieres, yo necesito darme una ducha, estoy un poco entumecida, -digo mientras empiezo a desnudarme lentamente en dirección al baño, en ese momento el ve mi espalda desnuda, y como comienzo a bajarme el pantalón, antes de que pudiera ver nada, ya había cerrado la puerta, en la espalda tenía un tatuaje, era el nombre de mi hermano, al que mas recuerdo de toda la familia.

Llegamos al hotel luego de algunos minutos. El pequeño gato que me estaba siguiendo se quedó en la entrada y se acostó cerca a la puerta. Sarah habló con el recepcionista del lugar quien mencionó que no habría ningún problema si me quedaba. Subimos por las escaleras y llegamos a la habitación. Abrió la puerta y lo que vi me deslumbró. Grandes sofás y un espació lo suficientemente cómodo para que la semi gigante pudiera moverse sin problemas. Me senté en uno de ellos cuando de pronto vi como Sarah comenzaba a desnudarse. Entré en un estado de nerviosismo y me cara se puso roja por completa. Antes de girar la cabeza para no ver más que solo su espalda, un tatuaje con un nombre me llamó la atención. Antes había mencionado algo acerca de su hermano y la chica se puso un poco melancólica. Tal vez el tatuaje quedaba como un recuerdo en su cuerpo para no olvidar a alguien importante.

-Qué extraña chica – dije en voz baja para que no me escuchara mientras tragaba un poco de saliva y miraba a mí alrededor -, pero no puedo negar que es demasiado atractiva, ahora entiendo por que Ryuto tenía interés en ella.

Podía escuchar el sonido que producía la ducha y pronto una imagen vino a mi cabeza. Yo también tenía a alguien importante. No quise pensar más en el hecho de que podría tatuarme el nombre de mi madre porque no me gustaba mucho pero si para Sarah era importante debía respetarlo. Me puse de pie y caminé a la ventana que daba hacía afuera. La calle estaba tranquila, oscura y nada se podía ver en toda la villa. Era obvio que la calma reinaba. De pronto vi algo extraño, una sombra moviéndose entre los techos de las casas. Se movía bastante rápido porque saltaba entre casa y casa de una manera muy rápida.

“¿Que podrá ser, algún animal o algo así?”- pensé mientras trataba de reconocer aquella figura extraña.

Yo salía ya de la ducha, con el pelo mojado, ya estaba seco mi cuerpo y tenía un pantalón pirata holgado de color gris, y una camiseta nadadora un poco holgada también en color blanco, salí del baño secándome el pelo con una toalla de color rosa claro, -Odio el rosa, -pensaba para mi, mientras veía a Max en la ventana, mirando a una sombra de la cual también me percaté, con un ligero sigilo cogí mi pantalón en el baño, y agarré mi navaja, dejé la toalla con la que me secaba el pelo sobre la cama, y me acerqué muy despacio a Max...

-Shuuu, hay que ver bien lo que es, -le susurro al oído, cuando me acerco a la ventana, resulta que esa sombra es el gato que venía siguiendo a Max, que simpático, mientras dejo la navaja cerrada sobre mi cama, veo que el gatito se ha acostado en la ventana para que Max y yo le acariciemos. Me sonrío y Max empieza a acariciarle la cabeza, mientras yo le acaricio la panza...

-Espero que no te moleste el comentario pero, ¿porque estas rojo?, espero que no fuese culpa mía por el descaro de medio desnudarme delante de ti, -le dije sin titubeos, abrazándole con mucho cuidado, es un buen chico, no quiero que se siente incomodo conmigo.

La figura se aclaró y el pequeño gato que antes me había estado siguiendo apareció en la ventana. Meneo su pequeña cola y se dejó acariciar por los dos. Luego de eso se marchó en busca de más comida. Sarah me abrazó, sentí su cuerpo junto al mí. El olor de su cabello era agradable y su abrazo despertaba en mí una extraña sensación. No estaba acostumbrado a ese trato, nadie lo había hecho conmigo a excepción de mi padre así que escapé pronto de los brazos de la semi gigante.

-Lo siento – dije haciendo una reverencia para que no se ofendiera -. Es solo que yo nunca...

No quería seguir diciéndole cosas que la pudieran hacer sentir mal. Me senté en uno de los sillones y saqué una parque te galletas redondas que siempre comía para distraerme.

-Nunca nadie me había tocado como tú lo has hecho, es raro. Esa clase de muestra de afecto es esquiva a mí desde que me fui de mi isla. Solo ha habido una mujer que ha hecho eso y era mi madre – hice una pausa y mordí otra galleta, la mastiqué y la tragué -. No es mi intención ofenderte pero como te digo, es extraño para mí. Incluso nunca he tenido contacto con ninguna mujer, no es que no me interesen las mujeres, es solo que, bueno creo que soy demasiado...- hice una pausa cuando sacaba otra galleta y terminé la frase: -. Extraño.