¿ una comida entre familia ? (Privado) (pasado) (Sarah Foxxx - Ikaruga D. Kraken)

El Chef nadador, Un restaurante de gran reputación conocido en todo el mundo por servir unos platos de leyenda. Cualquiera que pace cerca de este lugar no dudaría ni dos segundos en venir a comer y deleitarse con las maravillas que se pueden llegar a comer en dicho restaurante, y esto no sería diferente para Ikaruga. En un día como hoy, el caballero del kraken se encontraba de lo más tranquilo en una de las mesas del lugar, se podía observar como este se disponía a comer un enorme plato lleno carne y una enorme botella que decía muy claramente cerveza de mantequilla, su bebida favorita. Algo que llamo la atención del peliblanco fue que en el medio del restaurante se encontraba un ring de peleas, algo bastante curioso, se preguntaba por qué se encontraba algo así en medio de un restaurante. De pronto uno de los mesoneros se colocó en centro del ring para dar un anuncio a todos los clientes del sitio, uno que alegría a más de uno, en especial a Ikaruga.

- Damas y caballeros que se encuentran en el chef nadador, esperemos que estén disfrutando de su comida al mismo tiempo que disfrutan su estadía del lugar, quisiera informarles que hoy tenemos un evento bastante especial, en este ring, todo aquel que esté dispuesto podrá luchar y ganarse el privilegio de todo lo que ha comido hoy será totalmente gratis solo si resulta ser victorioso, siéntanse dispuesto a participar y luchar tanto como quieran – un momento de pausa que se tomó el anunciador para luego continuar, su propósito era observar la reacción de los clientes – la reglas son simples, no se permiten armas y no matar a tu oponente.

¿No se pueden usar armas?, sin problemas. Ikaruga ya había dejado su hacha en la recepción del lugar con anterioridad, al parecer llevar un arma muy grande daba una mala espina para los empleados del lugar así que se le pidió dejarla que sería cuidada adecuadamente. Dando un último trago a su bebida, se levantó de su asiento, dirigiéndose al ring, colocándose en una de las esquinas.  

- Al parecer ya tenemos un primer participante - Dijo el anunciante muy emocionado – ¿alguien más está dispuesto a luchar por no pagar su comida?  

Ikaruga se dio media vuelta mirando fijamente a la esquina donde se encontraba.  Se quitó su sobretodo para luego quitarse su camisa para colocar sus prendas en la, quedando descubierta toda la parte superior de su cuerpo, mostrando lo muy bien entrenado que estaba su cuerpo.  Se podía observar los siguientes tatuajes en su cuerpo, el primero ubicado en su brazo derecho  dicta la siguiente oración: All Is motion, el segundo, ubicado en su brazo izquierdo dicta: Push Forward, El tercero ubicado en su espalda a la altura de sus hombros tiene tatuado las palabras: All Is Nagakeiboros. Momentos después se dio media vuelta para quedar observando el centro el ring por unos momentos para acto seguido de este cerrar sus ojos, lo único que esperaba este hombre era a su oponente, fuera quien fuera.

Mientras como, observo como el cocinero cuenta que quien gane una pelea sin armas podrá comer gratis, observo un chico que está subiendo al ring, parece que tiene el torso esculpido, el cocinero comenta que ya hay un primer contrincante, miro al rededor, y veo que nadie se anima, así que yo con mi pantalón largo color verde, y mi camiseta nadadora, me saco la cazadora que llevo puesta, y ato bien mis botas para que no se me resbalen, me ato bien la coleta, y mientras subo al ring digo, -Y aquí está el segundo contrincante, -miro al chico que parece mirar a otro lado de forma despreocupada.

Según me coloco en el medio del ring, empiezo a crujir mis nudillos, y a mirarlo, no sonrío, pues no me quiero pasar de lista por si acaso me ganase, aunque sinceramente, con la altura que tengo, pocos humanos pueden ganarme. Entonces estando prácticamente en frente de el, me di cuenta que tenía un torso muy marcado, se veían en el adornando su cuerpo unos pocos tatuajes, no reparé mucho en ellos, solo en que tendría que estar 100% atenta en todo, si me atacaba por la espalda sin verlo, o si me la quería jugar, en este caso, mi navaja mariposa y mi puño quedaron en la entrada, solo tengo mis manos, mis piernas, mis pies y mi astucia para ganar a este humano.

-Bien, cuando quieras amigo, -le digo con los brazos cruzados, esperando a empezar, evidentemente podría ser complicado si el chico era rápido, pero no todo estaba completamente perdido, solo había que esforzarse un poco, y mas según viera como lucha. Lo veo muy seguro de si mismo, -Quizás haya que bajarle los humos, -pienso para mi mientras sigo esperando a que comience la pelea.

Al abrir sus ojos pudo notar a una contrincante poco común en días como estos, al menos para él, no todos los días él se topa con lo que parece ser una semi – gigante, ¿cinco metros tal vez? Quién sabe. El caballero del kraken dio unos pocos pasos hasta quedar a unos pocos centímetros de ella, mirándole fríamente a los ojos, viendo todo lo que podía reflejar su espíritu, era fuerte, valiente y no temía a nada, eso a le agradaba. El hombre a los pocos momento inclinó su cabeza en señal de respeto a su oponente, para luego decir muy claramente su nombre a esta persona.

- Ikaruga D. Kraken, es un honor para mí luchar contra alguien que vive sin miedos en este mundo - luego se incorporó mirándole aun con más frialdad a los ojos, pero algo cambió en este hombre, Su mirada solo refleja en este momento un deseo y un hambre de luchar que no ha sido saciado en mucho tiempo, y este era el momento indicado para hacerlo - Es un honor para mí luchar contra alguien que vive como si fuera nacido entre mi gente, mereces que te brinde mi 100%. -

Ikaruga dio en fuerte salto en dirección a la cuerda del centro, con esta acción el elástico se expande y luego se contrae en dirección contraria. Luego al terminar de terminar de contraerse Ikaruga de un segundo salto coger aún más impulso. Su objetivo era solo uno, golpear la rodilla derecha de su contrincante. Preparando su puño en el aire utilizando su estilo de pelea llamado “All Knight”  emplearía un golpe destructivo, claro obviamente si impacta con el objetivo.

Vaya, no me ha dado tiempo ni a decirle nada, está claro que quiere jugar duro, y creo que veo sus intenciones, se que pretende ir a un supuesto punto débil, lastima que no se espere lo que voy a hacer, -Bueno, yo me llamo Sarah, y no tengo inconveniente en luchar contra un pequeñajo como tu, -le suelto sonriendo, veo como viene ya hacía mi, pero antes de que me de, soy capaz de moverme para que no llegue a dar en la rodilla, o bien se va a dar de morros contra las cuerdas, o bien se come directamente un rodillazo con la otra pierna, me lo tendré que pensar, está claro que si le meto un rodillazo lo puedo convertir en una tabla de planchar sin dientes.

-Se nota que quieres jugar duro, -digo mientras lo agarro de los brazos, alejándole las piernas de mi, puesto que las podría usar, -¿Y ahora que valiente?, -lo tengo agarrado por las manos como si fuera un chorizo colgado, ¿desde luego creía este sujeto que iba a poder con una tía de casi 5 metros?, finalmente lo pongo en el suelo y le doy un puñetazo en la barriga, hago un salto hacía atrás sin apoyar las manos, y lo miro con el ceño fruncido, y las manos preparadas para apalearlo si fuera necesario, aunque mis piernas tienen mas fuerza, posiblemente las use.

Postrado en el suelo, pensando en muchas cosas al mismo tiempo que respira para aliviar el dolor de recibir un golpe directo en el estómago, los daños no son muy graves, pero algo no se podía negar, esta chica pega bastante duro. Mirándole fríamente a los ojos, pensado en soluciones para este escenario, el solo tenía que atinar un golpe en cualquier zona y ella estaría en problemas, así que la conclusión es solo una, operación tortuga.

- ¿Valiente?, agradezco el cumplido de verdad - adoptó una postura totalmente defensiva, cruzando sus brazos justo en frente de él adoptando una pose llamada Cross Arm Block - pero realmente, no quiero que esto acabe aquí… ha pasado mucho tiempo desde que encontré a alguien como tu… quiero pelear… quiero luchar… QUIERO VIVIR!!!

Dicho lo último tan solo dio dos rápidos pasos y quedo solo a 1 centímetro de ella, él ya se encontraba empleando su 100% en ese momento. Y en ese entonces comienza la ráfaga de lluvia de golpes por parte de Ikaruga, de todas direcciones, empleando el All knight tan solo el necesitaba asestar un golpe en cualquier lugar y el tendría una gran ventaja. Pero aun así, el esperaba que ella reaccionara a esto, se notaba en su mirada, mientras en lanzaba cada golpea miraba detenidamente los ojos y los movimientos de la chica, muy tranquilamente para luego reaccionar a él.

En cuanto vi la lluvia de golpes me puse con mi rodilla derecha en el suelo, ofreciendo el lado izquierdo, era donde menos me dolía, notaba que quería jugar todavía aun mas duro, así que sin que el se lo esperase empecé a reírme, mirando directamente a sus ojos...

-Vaya vaya, el pequeño quiere jugar duro ¿eh?, me levanté despacio deteniendo sus golpes con una mano, y de un manotazo lo mandé a la esquina mas alejada del ring, una vez en la otra esquina un poco confuso, me dispuse a llegar a el para darle una patada en el estomago, de nuevo, pero pensé que con eso podría matarlo, así que busque una alternativa, simplemente le di un guantazo en la cara, intentando dejarlo K.O,

-¿Que amigo?, ¿te rindes, o quieres una caricia mas?, -digo sonriendo ligeramente, me conozco, y se que si se rinde intentaré curarle las heridas, para algo soy médico, lo miro, lo acaricio, y le sacudo otro guantazo para el otro lado, no se da cuenta de que habla con una semigigante.

Postrado en una esquina, siendo golpeado una y otra vez. Al parecer el único resultado para este el caballero del kraken es solo uno, Derrota. “Supongo que no puedo hacer más nada”, fueron las primeras palabras que pasaron por la mente de este hombre. ¿Furioso? ¿Triste?, tal vez un poco de lo segundo, a nadie le agrada perder, es normal en la naturaleza humana es sentir rechazo total a la derrota, pero aún así, todo aquí tiene una enseñanza y un aprendizaje. Pero tristemente, era el momento de tirar la toalla.

- Yo… - Con los ojos cerrados, asimilando la derrota, respiro profundamente para luego abrir sus ojos y notar un enorme cambio, su ojo derecho habría cambiado totalmente a un color verde pasto, estaba totalmente en un trance de alegría y furia en ese momento. Y es en ese momento, quien cruza su mirada en ese momento con Ikaruga logra tener una clara visión de su dios, el Dios del movimiento, “The god of motion”, Nagakeibros. Una hermosa pero al mismo tiempo temible criatura de unos 10 metros de altura se podría reflejar a las espalda de este hombre, se trataba de una mujer mitad kraken. Mostrando una hermosa cabellera roja y unos ojos carmesí, piel clara, poseía un vestido que combinaba con su mitad kraken que se ubicaba en la parte inferior de sus caderas, esta que poseía un color negro y unos hermosos adornos de color dorado y verde a sus costado, sus tentáculos poseen una particularidad de ser color rojo en sus ventosas  junto una combinación de azul al final de los mismo. Esta aparición sólo es el reflejo de los deseos de luchar y ganar que tiene el caballero del kraken, tanto era su deseo que su simple voluntad género esta visión que simplemente representa la fuerza espiritual de aquel hombre que se encontraba en tal posición, la criatura con una mirada muy fría acercaba su mirada como si quisiera tomar a la chica y destrozarla, pero faltando un centímetro algo ocurrió - Aceptó la derrota-.

nagakeiboros :

El ojo de Ikaruga regreso a la normalidad haciendo que la imagen de su dios desapareciera, se le notaba un poco decepcionado, dios un gran suspiro, caminando en dirección a sus pertenencias colocando su mano en su costado derecho de su cuerpo, se notaba que le dolía bastante. Al tomar su camisa entre  su izquierda mano se detuvo por un momento, miro sus tatuaje que se encontraba en ese brazo, “Push Forward”. Cerró sus ojos para calmar la frustración que sentía, respiro y se tranquilizó, en ese momento ella podría notar claramente el tatuaje que pone en su espalda, el que dice claramente “Al lis Nagakeiboros”. Al terminar de vestir su camisa para luego colocarse su sobretodo, se dispuso a regresar a su mesa. Se sentó, colocando su brazo a su costado derecho, le dolía bastante, pero no era momento de lamentarse, era momento de meditar y aprender.

- Mesero - dijo a uno de los que se encontraba cerca - una botella doble de cerveza de mantequilla por favor.

El mesero salió inmediatamente a cumplir con la orden de su cliente, que se centraba en la mesa pensando muy detenidamente muchas cosas, pero un poco decepcionado, porque rendirse es algo que no le gusta, ya que es algo que va en contra de sus principios, su dios lo mas seguro es que no estaba para nada complacido con él.

En sus ojos veo un brillo extraño, cuando me doy cuenta miro detrás de el, hay una especie de mezcla de kraken y mujer, cuando la miro lo único que hago es ponerme en modo defensivo para atacarla si fuera necesario, en un primer momento me sorprende, pero no le temo los más mínimo, cuando parece que esta a punto de atacarme, se detiene, y el brillo que tenía el chico en los ojos desaparece. El chico se da por vencido y comienza a salir del ring, quejándose de dolor.

Miro como el chico se va triste hacía su mesa, me da mucha pena el chico así que decido seguirlo y ofrecerle mi ayuda si la necesita, por suerte siempre llevo encima una caja de botiquín de primeros auxilios, tanto humano como semigigante o gigante...

-Perdona que te moleste, no he podido evitar verte triste y muy dolorido, soy médico si quieres que te eche un vistazo dímelo, puedo ayudarte, -le dije terminando la frase, ofreciéndole mi mano para estrecharla de forma amistosa...

-Siento la paliza que te di, pero bueno, igualmente quiero ayudarte, no quiero dejar esto así como así, ¿te importa que me siente contigo?, -le digo, esperando un no rotundo, y volver a mi mesa, aunque aun así habría de insistir para que me dejase ayudarle.

El hombre escuchó sus palabras, vio cómo su mirada no demostraba hostilidad alguna, él no tenía por qué negarse. Teniendo mucho cuidado por cuestiones de dolor el estrecho la mano de la dama y le brindo una sonrisa amistosa.

- No tienes porqué disculparte de nada, he perdido porque soy débil y nada puede cambiar ese hecho  - el mesero momentos después llegó con el pedido de Ikaruga - no me molesta para nada que te sientes conmigo, y puedes hacer lo que gustes… En este mundo… nacimos para luchar por lo que creemos correcto, sin miedo, sin cansarnos, ya que todo es movimiento.

Intento tomar la botella de Cerveza pero el dolor no le permitía siquiera levantarla, al primer intento se quejó colocando su mano de golpe en su costado para calmar el dolor, estaba frustrado y decepcionado de sí mismo, se podía notar claramente en el.

- Caballero del Kraken… como alguien como yo puede llevar ese título… a este… tardare mucho para encontrar lo que quiero... sabes... para mi una una tripulación es mas que eso, es una familia, pero con este nivel que tengo actualmente dudo ser digno de tener una.

Miro con lastima a aquel chico, le pido con la mirada que me deje echarle un ojo, palpo con mis manos que no tiene nada roto, solo es dolor... -Menos mal, pensé para mi, acto seguido saqué del bolsillo de mi chaqueta el botiquín, saqué una cataplasma aliviadora, lo tendría que llevar un par de días solo sacándolo para cambiar la cataplasma cuando se secase, es tan potente que en el momento va a notar un alivio respecto al dolor, durante la próxima hora se le irá yendo el dolor...

-Bueno, te voy a poner esta cataplasma en el costado, quizás te duela mientras te lo pongo, pero es necesario, por suerte no te he roto ninguna costilla, solo esta un poco machacado, probablemente en los próximos días se te empiece a poner un poco morada la zona, -le dije colocando la cataplasma, y por encima un par de vendas.

-Me gustaría tenerte vigilado de cerca, puesto que durante un par de días tengo que cambiarte la cataplasma, a no ser que quieras que te la de y la cambias tu allá a donde vayas, en unos minutos empezara a dolerte mucho menos, ya verás, -le digo sonriendo.

-Con lo que me digas yo estaré por aquí, me gustaría si quieres que me acompañases a donde me hospedo para poder seguir haciéndote las curas, ya me dirás algo cuando termines tu cena, y por cierto, como me siento culpable de que estés así, pagaré yo tu cena, -le digo llamando al mesero para pedirle la cuenta de Ikaruga.

-No es necesario que pagues mi cuenta por favor, fue mi deseo de luchar lo que generó esto… está bien, acepto tu oferta, guíame a tu hospedaje, puedes curarme si tu deseo.

Dejando el dinero en mesa y tomando la botella de cerveza de mantequilla, se dispuso a pasar por recepción acompañado de la señorita para tomar su arma, una enorme hacha dorada de dos metros y medio, del mismo tamaño que Ikaruga. Colocándola en su espalda, colgando de su sobretodo, caminando en dirección a la salida para ser guiado por la dama al lugar donde seguirá siendo realizada las curas en su cuerpo, se le notaba un poco más tranquilo, pero por su mente pasaban muchas cosas. Aun así no era momento de pensar en cosas tontas, el ya acepto ser curado por ella, y lo único que tiene en mente es eso, recuperarse del dolor.

-Eres bastante fuerte y tu mirada está llena de vida, es como si fueras nacido entre mi gente.

Dijo mirando a los ojos de la dama mientras caminaban, su mirada carmesí dejó de notarse fría y se torno pasiva, en ese momento ya no era una batalla, era una simple plática entre dos personas que acababan de conocerse por unas condiciones bastante inverosímil de la vida, lucha por comer gratis.

Me dispuse a pagar su cena, pero no me ha dejado, dejó unas monedas encima de la mesa, recogió sus pertenencias, y acto seguido las recogí yo, fuimos a por nuestras armas, aquella arma que recogió en la recepción era como el hombre de alta, diría que debía de ser pesada para el, y aun mas estando herido, tenía un poco hinchado un ojo, y de la boca le salía alguna gota de sangre, yo en la recepción solo recogí mi navaja y mi puño americano.

Me dispuse a comenzar el camino, pues el lugar quedaba ligeramente alejado, y durante el transcurso debía protegerme a mi misma, y a aquel hombre, me quedé mirando a sus ojos un instante, -¿De donde demonios salió esa cosa?, eramos el y yo solos, de todos modos, no podía hacerme nada, si me mataba no tendría tampoco la comida gratis, -pensé mientras lo sondeaba.

-Estamos llegando, ya no queda casi nada, -dije mirándole de reojo, con una ligera sonrisa, según íbamos avanzando, yo notaba un ligero dolor en el brazo, costado y pierna izquierdos, debía ir con cuidado, no es que fuese débil, pero si estaba dolorida, al llegar al hostal tendría que que revisarme.

-Es aquí, entra tu primero por favor, -le indique con la mano que pasase delante de mi, le pedí que me esperase un momento mientras hablaba con el hostelero, -Buenas noches, traigo a este chico conmigo, necesito llevarlo a mi habitación, se quedará conmigo al menos hasta mañana, espero que no sea molestia, -el hombre sin decir nada nos miró a ambos, se quedó impresionado con la altura de Ikaruga, normal, se supone que es un humano, y por poco ya mide como un semigigante.

Finalmente acompañe a mi cuarto a Ikaruga, al entrar en el cuarto solo se veía la cama de semigigante a un lado del cuarto, un sofá donde por supuesto dormiría yo, y un cuarto de baño, que suerte que este hostal a pesar de ser para humanos, tengo reservados para semigigantes y gigantes, le dejé entrar primero al cuarto, le indiqué que por favor se pusiera cómodo, mientras preparaba las cosas para mirarlo mas a fondo.

En el fondo estaba muy triste, y se le notaba, sobretodo en los ojos, en la pelea note una gran furia, y en este momento es casi como un gatito desvalido. Saque las cosas que había sobre la mesilla de al lado de la cama, y puse ahí los objetos que usaría para curarle, le ofrecí mi ayuda para sacarse las cosas de encima por si le doliese hacerlo solo.

Una sonrisa y un gesto de negación fueron las primeras reacciones a la oferta de ser ayudado a despojarse de sus pertenencias. Estaba agradecido por la intención de la dama, pero aun así él se encontraba lo suficientemente bien para poder hacerlo por sí mismo del momento. Colocó su arma recostada a la pared para luego colocar su sobretodo a un costado del sofá donde no estorbara, quedando el simplemente con su camisa manga larga de color marrón. Lentamente fue se dispuso a sentarse en el sofá teniendo mucho cuidado de no lastimarse, miro a la chica por un momento directo a los ojos, él pudo notar algo de inmediato.

- Tú quieres hacerme una o dos preguntas… ¿no es así? - dijo tranquilamente Ikaruga, un conservaba esa enorme botella de cerveza de mantequilla que pagó antes de retirarse del restaurante, con mucho cuidado retiro el corcho de la botella llevándola a sus labios para dar un trago para saciar su sed, luego lentamente la retiró para continuar con sus palabras - Yo también tengo una o dos preguntas que realizarte si no es mucha molestia… señorita Sarah.
-
Al hacer esta declaración su mirada se torna un poco más tranquila y compasiva, Ikaruga no era un hombre malo, el solo hace todo por negocios y por el bien de sus planes. Mientras la miraba se disponía a acariciar con su mano derecha un collar bastante peculiar que tenía en su cuello, una hacha dorada con adornos preciosos.

Mientras lo escuchaba hablar fui a colocar las cosas, algodón, vendas, cataplasmas, tijeras, agujas con hilo para suturas, todo preparado para lo que hiciera falta...

-Si, alguna pregunta si que tengo, pero no es el momento de preguntar, tengo que mirarte a fondo para saber que tengo que hacer, en primer lugar, para ese ojo, algo frío, debo ir a la recepción a pedir unos paños y hielo, eso no lo tengo aquí, cuando suba mirare tu boca por si tuviese que coserte algo, y el costado, por ahora ya llevas eso, si te duele algo mas dímelo, me he ofrecido a curarte, si te duele algo quiero saberlo en el acto, y mas si ha sido por mi culpa, -le digo con un tono de responsabilidad en mi voz.

Acto seguido sin dejarle hablar casi me voy a la recepción, -Disculpe, ¿podría darme unos paños y un poco de hielo?, mi compañero ha tenido una pelea y como soy medico debo atenderlo como me sea posible, -el hombre sin decir nada sonriendo amablemente me tendió unos minutos después varios paños como de cocina, y un cubo con cubos de hielo, pequeños y redondeados, cogí ambas cosas en la mano y agradecí al hombre con un gesto de mi cabeza.

Vuelvo a la habitación, y dejo de nuevo el cubo al lado de la anestesia natural, y los paños debajo del algodón, -Bien chico, cuando estés listo avísame y te haré un chequeo a fondo y te haré las curas pertinentes, -le dije estando de pie delante de el, a la espera de que me diese permiso para revisarlo, -Toquetea mucho ese collar, ¿que significará?, ¿será una replica del segavidas que está ahí apoyado?, espero que no tenga que usarlo contra mi, -pienso mientras dirijo mi vista hacía aquel imponente arma, -Me debería hacer con algo así, -pensaba para mi sonriendo estúpidamente, ni que fuese la primera vez que veo un arma de ese tamaño.

Mientras espero, comienzo a ponerme cómoda, estando de espaldas a el me pongo una camiseta holgada de color beig, y me cambio el pantalón por uno corto holgado, de color verde oscuro, miro por un momento de reojo al chico, -Que muchacho tan curioso, seguramente tendrá muchos secretos que guardar, -pensaba para mi mientras terminaba de ponerme cómoda.

--Me imagino que la cataplasma ya te habrá mejorado, no te dolerá tanto, -dije acercándome a donde estaba el chico sentado.

Vio a la chica realizar muchas acciones para prepararse, se notaba que era muy responsable al momento de tratar a un herido, después de todo era un médico. Ikaruga solo se dispuso a terminar su bebida, para terminar de saciar sus ganas de beber. Ella estaba totalmente en lo correcto, ya no le dolía tanto. Percatandose que la chica noto el mucho juego que realizaba a su collar Ikaruga dijo una palabras para aclarar las dudas a una pregunta antes de ser dicha.

- Este collar es un recuerdo de mi hogar natal - dijo dejando mientras dejaba de tocarlo - se me dio cuando me dieron el título de “caballero del kraken” cuando pase por la “prueba” que se me impuso.-

Lentamente despojándose de su camisa colocándola a un lado para una vez más dejar todos su tatuajes a la vista de ella. Cerró sus ojos para después dar un enorme suspiro, estaba buscando un estado mental de paz, y fue así.

Al abrir sus ojos, estos reflejaban a un Ikaruga sin resentimientos ni tristeza en su mirada, un Ikaruga totalmente lleno de confianza. El tiempo analizando ya le dio la suficiente retroalimentación y lo que tenía que hacer en futuras oportunidades, en este momento en su mente se encontraba otra mucho más importante, que reprochar su falta de poder contra si mismo. Este chico sonrió de manera amable a la chica, normalmente el suele ser muy inexpresivo, pero esta es una ocasión especial.

- Estoy listo Sarah… cuando tu gustes.

Cuando vi que suspiró de ese modo, pensé que algo le dolía, pero era evidente que no, poco después me acerque a el, me estaba contando la historia de su colgante, yo mientras estaba preparando uno de los paños con el hielo, para ponérselo en el ojo, no sin antes poner una cataplasma, que le aliviaría el dolor que pudiera tener, y le sacaría antes el moratón y la hinchazón, le pedí que lo aguantase en el ojo mientras le miraba la boca, tenía una ligera cortada, pero no necesitaba sutura, simplemente le limpié la boca y la herida...

-Bueno, creo que ya está, ¿te duele algo mas?, -le digo mirándolo a sus ojos, lo veo mucho mas relajado que antes, hasta parece tener una mirada tierna.

Vaya, es una caja de sorpresas, de un momento a otro tiene un bicho de 10 metros detrás, y unos minutos después parece tal dócil como un cordero. Después de eso, decido si irme o no a la ducha, puesto que aunque me he puesto cómoda hace un poco de calor, y estoy empezando a sudar...

-Bueno, ¿tienes alguna pregunta?, -le digo mientras voy hacia la ducha, quitándome la parte de arriba, y tapándome con ella, lo mire por un momento de reojo.

Se dejó muy tranquilamente hacer el tratamiento curativo por parte del médico, era bastante cuidadosa. Miro como dirijo a la ducha y se despojó de sus prendas superiores cubriéndose con las mismas, es más que obvia la verdad antes los ojos de cualquiera, es muy hermosa. Pero este hombre lleno de principios sólo pudo tener una mirada llena de admiración de su belleza, nada más. Tener sentimientos de lujuria por una mujer es algo que no se puede permitir, tal vez sonara tonto para muchos pero él es un caballero a final de cuentas.

- ¿Que hace una mujer como tu en mares como estos? - dijo mirándole directamente a los ojos, de pronto su ojo derecho se tornó de color verde pasto nuevamente, segundos después la enorme criatura aparecería a espaldas de Ikaruga abrazando al mismo entre sus tentáculos. Está ahora no tenía odio en su mirada, miraba a Sarah con mucha ternura y se inclinó como símbolo de agradecimiento por haber curado al pirata - segundo… Soy un pirata, ¿no te molesta que alguien como yo esté en tu cuarto en este momento? – luego el hombre le miró con un poco más de ternura, él estaba totalmente agradecido con ella no solo por la experiencia de la batalla, si no por haberle curado sus heridas  - Tercero… ¿puedes verle no es así? Y cuarto… ¿quieres pertenecer a mi familia?.-

tanto la criatura como el pirata, se quedaron mirándole esperando respuestas, en estos momentos, solo se trataba de una conversación de un hombre y una mujer, vigilada por un dios.

Miro a aquella diosa, le sonrío, y le hago una reverencia, me pongo de nuevo la camiseta, y miro de nuevo a Ikaruga, me acerco a el, me siento a su lado, con el permiso de la diosa, y le respondo...

-Estoy aquí por que soy una pirata, voy a donde el mar me mueva, normalmente siempre estoy en el mismo sitio, pero hoy decidí moverme para pasear, estar en un mismo lugar mucho tiempo me aburre, -le digo sin rodeos.

-No me molesta en absoluto que seas un pirata ni que estés en mi cuarto, eres una buena persona, si, puedo ver a esa diosa, a la que hace ni 3 minutos le hice una reverencia, y cuarto, claro que me gustaría, me has mostrado confianza, -le digo abrazándole, miro a la diosa, la sonrío, -espero que no le moleste que te abrace, -digo mirando a los ojos del chico y sonriendome.

El ojo de este regreso a la normalidad, haciendo que desapareciera. Cerró sus ojos y se dejó abrazar, se sentía cómodo entre sus brazo, ella era suave y muy cálida, colocando sus manos en su cintura por un segundo y luego retirarlas un poco apenado, ya que no sabía cómo podría reaccionar ella. Respiro profundo, hace mucho tiempo que no recibía afecto por parte de nadie y recibirlo le era muy reconfortante.

- No creo que a Nagakeiboros le moleste que me abraces, yo sirvo a ella nada más, desde su lugar elevado ella solo vigila al mundo. Ella solo quiere que vivamos como creamos correcto, y luchemos hasta el final por nuestros sueños. - dio una pequeña pausa para luego proseguir - yo… tengo como objetivo crear un reino, desde cero donde mi tripulación puede estar tranquila y donde yo pueda hacer movimientos, no te mentiré… guerras y batallas son cosas que nos esperan en el futuro de mi familia y agradezco mucho que formes parte de esto Sarah. Aunque aún soy débil prometo ser más fuerte para ser un gran capitán… y no me des una paliza de nuevo - dijo eso entre risas le causaba mucha gracia -  Aunque ese soy solo yo… me gustaría saber, cuál es tu anhelo, quiero hacerlo realidad para ti.-

Yo lo miré, sabía que le gustaba que fuese de su ``familia´´, yo acepte por que me caía bien, y quería aventuras, no creo que me hiciese mal conocer a gente nueva, y poder sentir de nuevo una familia marítima.

-Es evidente que no esperaba caerte tan bien, y menos a tu diosa, solo hice lo que debía respecto a las curas, te di una buena tunda, me sentí responsable de tu dolor, y lo compensé curándote, -dije sin titubeos, con sus manos en las mías.

-Es un honor ser de tu familia, hacia tiempo que no tenía una marítima, desde que fallecieron todos con el huracán, excepto mi hermano pequeño, será divertido volver al mar, -dije mirando por la ventana de aquel hostal.

-Esto es solo el comienzo, nuestra familia tiene que crecer mucho mas pero - dio una pausa para toser un poco, le pico un poco la garganta - ahora supongo que tendremos que descansar… tu usa la cama yo prefiero dormir en el sofá… después de todo es tu cuarto.

Dijo esto poniéndose cómodo en el sofá, acostándose a un lado, después de todo era bastante enorme. La miro nuevamente dispuesto a contestar cualquier pregunta que estuviera despista a realizar al hombre.

- Eres libre de realizar cualquier otra pregunta, estoy dispuesto a contestar la que gustes.

Tomo su sobretodo y lo coloco sobre el para usarlo como cobertor, mirándole con mesura, esperando una respuesta por parte de ella.

-Después de todo has dicho que tú también tienes preguntas que hacer a mí, y has terminado de curar a mi persona.

Me siento en la mesa que hay frente al sofá, es fuerte, así que aguantará mi peso, -tengo una duda, ¿que pensaste cuando mi subi al ring para luchar contra ti?, -le pregunto eso esperando no meter el dedo en la llaga.

-Te llamó algo la atención de mi?, -pregunté con intención de saber que opinaba realmente de mi.

Le di un beso en la frente, y mire su costado, puse mi mano sobre su costado para darle un ligero calor.

-Espero que ya no te duela, déjame mirar ese ojo, -cuando lo miro, unas pocas horas después, veo que está infinitamente mejor, nunca vi una curación tan rápida respecto a un hematoma, saqué de su ojo el paño con el hielo, y me examiné a mi misma, tenía la pierna un poco mazada, el costado ligeramente dolorido, no podía reírme si no quería que me doliese, y el brazo, nada que no se curase con la cataplasma.

El hombre se quedó pensando un momento recordando la entrada de la Sarah en el ring, una sonrisa se dibujó en su cara cuando recibió el beso en la frente mientras se dejaba revisar el ojo. Pensó durante un momento mientras ella tocaba su costado, sus manos eran muy suaves y delicadas, disfrutaba mucho las caricias de la dama.

- Puede que suene algo tonto, pero lo primero que pensé en el ring fue que eras muy hermosa… al mismo tiempo que al mirar tus ojos pude saber lo fuerte que eras tanto física como espiritualmente, aun así no quise rendirme.

Movió su mano derecha para quitar un poco del cabello que cubría su cara en ese momento,  tenía que responder la segunda pregunta, siguió pensando por algunos segundos, pero logró encontrar una respuesta a la misma.

- Me llamo mucho la atención el color de tus ojos… para mí son bastante hermosos.

Después de decir eso Ikaruga desvió su mirada a otro lado muy apenado, tenía que ser honesto ya que vivía bajo ese código. Pero decir algo obvio a una dama como ella tan cerca y no sentirse un poco apenado era algo que incluso el no podía evitar.

Cojo mi mano izquierda su mano derecha, y sigo haciendo que me acaricie, y luego yo con mi mano derecha hago que me mire a los ojos...

-¿Por que dejas de mirarme así?, ¿temes algo?, no hagas eso mas, si tienes impulso, síguelo, hagas lo que hagas me seguirás pareciendo un caballero, mi caballero kraken, -dije haciendo que me mirase a los ojos, nuevamente le doy un beso en la frente, y dejo suelta su mano derecha, para poner la mía izquierda en su torso, acariciando su parte superior, notando la musculatura de su torso.

Se quedó pasmado por un momento sus palabras eran verdad, si quieres algo tómalo, ese es su nuestro camino, así se vive en movimiento.  Su mirada se tornó más tierna, luego colocó su mano en la mejilla de ella, acariciándole y observándole. Lentamente quitó sus lentes con mucho cuidado, sus caricias a su rostro volvieron una vez más. Atrayéndola lo más cerca posible sus labios de ambos, Ikaruga solo tenía una respuesta para sus palabras.

-Te quiero a ti.

Los labios de ambos estaba a solo un centímetro de cada quien, el esperaba pacientemente a que ella diera el paso final, él quería tomarla. Pero él debía esperar su respuesta, pero está claro algo, a partir de este punto el no dudaría más.