Rylanor
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Akuma no mi
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Kai se revolvió en la cama, soltando un gruñido al escuchar un molesto pitido metálico. Sin abrir aun los ojos, frunció el ceño y maldijo entre dientes, pulsando de un puñetazo el botón del despertador. Efectivamente el ruido cesó, así como la vida útil del pobre reloj, de la mesilla de noche y de los tablones sobre los que estaba esta. Pronto el silencio fue roto de nuevo por los airados gritos de su casero, diciéndole que le incluiría el precio de la nueva mesilla y de las reparaciones en el alquiler. Con un suspiro, el marine se incorporó y comenzó a desperezarse, ignorando las palabrotas y maldiciones del hombre, y se dirigió a la silla sobre la que reposaba la ropa del día anterior. Estaba un poco arrugada, pero tras olisquearla se encogió de hombros y comenzó a vestirse. Llevaba ya un par de semanas de permiso, y estaba aprovechando sus cortas vacaciones (que pronto finalizarían) para visitar Orange Town. Karl le había hablado muy bien del lugar, y le había mencionado que había vivido en aquella ciudad en el pasado. Tras darle una generosa cantidad de berries a su casero y asegurarle que había sido sin querer, le propuso ayudarle con algunas de las tareas del hogar como compensación adicional. Con cierta reticencia, y sin ganas de dejarlo suelto en su casa, le dio un hacha y le pidió que fuese a recoger leña al bosque cercano.
- Ha sido una suerte que me dejase ayudarle y no me echara. Espero que no se fije demasiado en la puerta de mi habitación... no es mi culpa que los pomos sean tan frágiles. Tal vez debería haberle avisado de eso también... - se dijo a sí mismo, rascándose la barba.
Una vez llegó al bosque, comenzó con su labor. Le resultaba un tanto complicada porque tenía demasiada fuerza para el hacha, y tenía que andarse con cuidado para no golpear mal y romper el mango. Sin embargo no era desagradable, le gustaba el ejercicio físico. Para él aquella tarea era bastante ligera, casi ni un calentamiento, pero eso no quitaba que lo estuviera pasando bien... al menos al principio. Acabó decidiendo que no le llegaba con aquello, y tras buscar una rama resistente se colgó de las rodillas y empezó a hacer abdominales mientras sujetaba un leño particularmente pesado. En fin, no podía compararse a los entrenamientos que podía hacer en el cuartel, pero al menos podría mantener un poco la forma.
- Ha sido una suerte que me dejase ayudarle y no me echara. Espero que no se fije demasiado en la puerta de mi habitación... no es mi culpa que los pomos sean tan frágiles. Tal vez debería haberle avisado de eso también... - se dijo a sí mismo, rascándose la barba.
Una vez llegó al bosque, comenzó con su labor. Le resultaba un tanto complicada porque tenía demasiada fuerza para el hacha, y tenía que andarse con cuidado para no golpear mal y romper el mango. Sin embargo no era desagradable, le gustaba el ejercicio físico. Para él aquella tarea era bastante ligera, casi ni un calentamiento, pero eso no quitaba que lo estuviera pasando bien... al menos al principio. Acabó decidiendo que no le llegaba con aquello, y tras buscar una rama resistente se colgó de las rodillas y empezó a hacer abdominales mientras sujetaba un leño particularmente pesado. En fin, no podía compararse a los entrenamientos que podía hacer en el cuartel, pero al menos podría mantener un poco la forma.
Sarah Foxxx
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Agilidad
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Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Me he levantado temprano, hace un bonito día para salir a hacer deporte, en este momento estoy en mi barco, ya que tengo mi cama no voy a meterme a un hostal, he cogido lo primero que he visto, en mi despacho tengo mi cama, y justo detrás de mi cama a modo de cabecero tengo una gran cristalera donde se ve el fondo marino, me despertó el sonido del agua y los reflejos de la luz en el mar, la cristalera es exactamente igual que en la habitación de donde duermen los chicos y las chicas.
Me he vestido con lo primero que he encontrado, puesto que iba a hacer deporte no tenía intención de poner ropa limpia, ya que después la echaría a lavar y me ducharía, en este caso me he puesto un pantalón corto negro, y una camiseta amplia de color gris, hace mucho calor para ir completamente de negro, con la misma he cogido mi cuchillo de caza, y me lo he atado a la cadera y al muslo de la pierna derecha, donde mas a mano lo tengo si pasa algo.
Una vez lista me dispuse a salir del barco, en la cubierta hice unos cuantos estiramientos, mientras veía pasar a algunos vecinos que me miraban sorprendidos por el tamaño que tengo, yo los saludaba aunque no me devolvían el saludo. Según terminé los estiramientos, salí del barco, y me dispuse a correr a hacía el bosque, antes que correr por la playa prefiero el bosque, no es tan pesado el aire, ya que no hay tanto salitre en el ambiente.
Mientras iba corriendo por el bosque vi a un chico alto cortando leña, pelo moreno, ojos oscuros, bastante en forma, no se quien era, y la verdad tenía intención saber quien era, aunque suelen decir que la curiosidad mató al gato, me podría estar arriesgando.
Me acerqué a aquel chico, que ahora me lo encontraba tal cual un murciélago con un tronco entre sus brazos, haciendo abdominales, me acerque sonriendo mirándole prácticamente a los ojos, no estaba muy alto, así que podía hacerlo.
-Ten cuidado, a ver si te vas a lastimar, -dije sonriendo mientras lo miraba y a la vez me estiraba. No sabía quien era, pero desde luego le gustaba el deporte, para lo delgado que está aparente bastante fuerte, nunca se debe prejuzgar.
Me he vestido con lo primero que he encontrado, puesto que iba a hacer deporte no tenía intención de poner ropa limpia, ya que después la echaría a lavar y me ducharía, en este caso me he puesto un pantalón corto negro, y una camiseta amplia de color gris, hace mucho calor para ir completamente de negro, con la misma he cogido mi cuchillo de caza, y me lo he atado a la cadera y al muslo de la pierna derecha, donde mas a mano lo tengo si pasa algo.
Una vez lista me dispuse a salir del barco, en la cubierta hice unos cuantos estiramientos, mientras veía pasar a algunos vecinos que me miraban sorprendidos por el tamaño que tengo, yo los saludaba aunque no me devolvían el saludo. Según terminé los estiramientos, salí del barco, y me dispuse a correr a hacía el bosque, antes que correr por la playa prefiero el bosque, no es tan pesado el aire, ya que no hay tanto salitre en el ambiente.
Mientras iba corriendo por el bosque vi a un chico alto cortando leña, pelo moreno, ojos oscuros, bastante en forma, no se quien era, y la verdad tenía intención saber quien era, aunque suelen decir que la curiosidad mató al gato, me podría estar arriesgando.
Me acerqué a aquel chico, que ahora me lo encontraba tal cual un murciélago con un tronco entre sus brazos, haciendo abdominales, me acerque sonriendo mirándole prácticamente a los ojos, no estaba muy alto, así que podía hacerlo.
-Ten cuidado, a ver si te vas a lastimar, -dije sonriendo mientras lo miraba y a la vez me estiraba. No sabía quien era, pero desde luego le gustaba el deporte, para lo delgado que está aparente bastante fuerte, nunca se debe prejuzgar.
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