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El día se encontraba un poco nublado y los vientos parecían anunciar que dentro de poco la lluvia se manifestaría. Algunas veces las corrientes de aire se volvían fuertes y con facilidad podían llevarse objetos livianos de alguien descuidado.
Lancé un enorme bostezo en el primer momento que pisé tierra firme. El resto de los pocos marines con los cuales viajé comenzaron a preparase para dar por iniciada la misión. Oh, ahora que lo pensaba, no recordaba del todo bien que se supone que debíamos hacer.
Empecé a caminar tratando de hacer que mi cerebro me aportara la respuesta necesaria.* Veamos, si mal no recuerdo se realizó un pedido de captura, algo acerca de un grupo de piratas…¿O eran bandidos? Da igual, el objetivo era la captura de este grupo. *mientras deambulaba por el pueblo noté unas cuantas miradas de sospecha hacía mi persona. No comprendí el motivo de esto, quiero decir, mi vestimenta era la reglamentaria de la marina. Mi rostro no debería parecer sospechoso (solo era mi opinión) y salvo la espada bastarda (que colgaba de mi espalda) no tenía nada que provocara llamar la atención de manera negativa de alguien, ¿cierto?
Ignorando las miradas terminé llegando hasta una zona donde los establecimientos predominaban. A ambos lados de las calles se podían ver diversas tiendas de todo tipo.
- Creo que me separé de mis compañeros –hasta ahora me percataba, pero no había rastro de algún otro marine por los alrededores. De manera disimulada comencé a mirar en todas direcciones, más no logré ver un rostro conocido (o como mínimo el uniforme).
Dejé escapar un pequeño suspiro.- Supongo que los encontraré más tarde, ahora es mejor comenzar con la recopilación de información. –con el objetivo definido caminé por la larga calle hasta encontrar una taberna. No se veía en malas condiciones y las risas que provenían del interior del lugar me dieron un buen presentimiento.
En el que momento el que entré, gran parte de las risas se detuvieron y los ojos de casi todos se posaron en mí. * Vamos, siempre pensé que este tipo de situaciones solo eran un cliché. *pensé con un poco de gracia mientras me dirigía hacia la barra.
Lancé un enorme bostezo en el primer momento que pisé tierra firme. El resto de los pocos marines con los cuales viajé comenzaron a preparase para dar por iniciada la misión. Oh, ahora que lo pensaba, no recordaba del todo bien que se supone que debíamos hacer.
Empecé a caminar tratando de hacer que mi cerebro me aportara la respuesta necesaria.* Veamos, si mal no recuerdo se realizó un pedido de captura, algo acerca de un grupo de piratas…¿O eran bandidos? Da igual, el objetivo era la captura de este grupo. *mientras deambulaba por el pueblo noté unas cuantas miradas de sospecha hacía mi persona. No comprendí el motivo de esto, quiero decir, mi vestimenta era la reglamentaria de la marina. Mi rostro no debería parecer sospechoso (solo era mi opinión) y salvo la espada bastarda (que colgaba de mi espalda) no tenía nada que provocara llamar la atención de manera negativa de alguien, ¿cierto?
Ignorando las miradas terminé llegando hasta una zona donde los establecimientos predominaban. A ambos lados de las calles se podían ver diversas tiendas de todo tipo.
- Creo que me separé de mis compañeros –hasta ahora me percataba, pero no había rastro de algún otro marine por los alrededores. De manera disimulada comencé a mirar en todas direcciones, más no logré ver un rostro conocido (o como mínimo el uniforme).
Dejé escapar un pequeño suspiro.- Supongo que los encontraré más tarde, ahora es mejor comenzar con la recopilación de información. –con el objetivo definido caminé por la larga calle hasta encontrar una taberna. No se veía en malas condiciones y las risas que provenían del interior del lugar me dieron un buen presentimiento.
En el que momento el que entré, gran parte de las risas se detuvieron y los ojos de casi todos se posaron en mí. * Vamos, siempre pensé que este tipo de situaciones solo eran un cliché. *pensé con un poco de gracia mientras me dirigía hacia la barra.
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El ambiente olía a tierra mojada a la par que el viento soplaba de un lado a otro creando pequeños remolinos dispuestos a arrancar cualquier objeto liviano que pudiesen llevarse. Varias personas corrían detrás de sus sombreros de forma cómica, al igual que las jóvenes tenían que sujetarse las faldas para no enseñar más de lo necesario, aunque eso con la joven Savara no pasaba.
A pesar de que la joven iba vestida con una falda corta color verde que a cada soplo de aire dejaba ver más de lo necesario, incluso varios chicos se quedaron embobados viendo a la cazadora pasear sin hacer nada por remediarlo, a ella la importaba otra cosa. Hacía mil malabarismos para intentar mantener su melena morada en su sitio, mientras hacía algún corte mangas al que más obscenos se mostraba, además la katana enfundada sujetada a su cadera conseguía que la falda se quedase subida más veces de la cuenta.
La chica estaba harta de aquel molesto viento cargado de humedad que enmarañaba su mimada cabellera, asique se dirigió hacia la taberna más cercana. La joven estaba casi sin blanca, pero confiaba que con las pocas monedas que poseía pudiera comer algo medio comestible. Buscó el sitio más austero que encontró, aunque al menos parecía animado.
Nada más que la joven entró, varios chicos se quedaron semicongelados. Algunos incluso estaban con la bebida a medio camino de su gaznate. La chica sonrió ante tal expectación mientras se acercaba a la barra con mejor humor. Savara se había librado de aquel viento que tanto la molestaba.
- ¿Qué podría darme de comer por esto? - dijo la joven poniendo unas pocas monedas en la mesa. Era casi todo lo que poseía la cazadora, pero esperaba poder conseguir algo de trabajo para poder sustentarse.
El mesonero no parecía muy contento con las escasas monedas, pero terminó sucumbiendo a la "cara de gatito" que Savara puso. Al rato apareció con un pequeño cuenco humeante que contenía una especie de guiso. La joven olfateó un par de veces el plato antes de llevarse un poco a la boca para paladearlo. Estaba demasiado condimentado, pero la joven agradecía tomar algo caliente. La peli morada no llevaba ni medio plato, cuando notó que todo el establecimiento se quedaba sumido en silencio absoluto. A la joven le picó la curiosidad y no dudó en girarse en su taburete para echar un vistazo.
-Es bastante mono, pero no para tanta expectación. ¿Será un miembro de la marina reconocido? - pensaba la joven intentando discernir la chica mientras seguía observándolo.
A pesar de que la joven iba vestida con una falda corta color verde que a cada soplo de aire dejaba ver más de lo necesario, incluso varios chicos se quedaron embobados viendo a la cazadora pasear sin hacer nada por remediarlo, a ella la importaba otra cosa. Hacía mil malabarismos para intentar mantener su melena morada en su sitio, mientras hacía algún corte mangas al que más obscenos se mostraba, además la katana enfundada sujetada a su cadera conseguía que la falda se quedase subida más veces de la cuenta.
La chica estaba harta de aquel molesto viento cargado de humedad que enmarañaba su mimada cabellera, asique se dirigió hacia la taberna más cercana. La joven estaba casi sin blanca, pero confiaba que con las pocas monedas que poseía pudiera comer algo medio comestible. Buscó el sitio más austero que encontró, aunque al menos parecía animado.
Nada más que la joven entró, varios chicos se quedaron semicongelados. Algunos incluso estaban con la bebida a medio camino de su gaznate. La chica sonrió ante tal expectación mientras se acercaba a la barra con mejor humor. Savara se había librado de aquel viento que tanto la molestaba.
- ¿Qué podría darme de comer por esto? - dijo la joven poniendo unas pocas monedas en la mesa. Era casi todo lo que poseía la cazadora, pero esperaba poder conseguir algo de trabajo para poder sustentarse.
El mesonero no parecía muy contento con las escasas monedas, pero terminó sucumbiendo a la "cara de gatito" que Savara puso. Al rato apareció con un pequeño cuenco humeante que contenía una especie de guiso. La joven olfateó un par de veces el plato antes de llevarse un poco a la boca para paladearlo. Estaba demasiado condimentado, pero la joven agradecía tomar algo caliente. La peli morada no llevaba ni medio plato, cuando notó que todo el establecimiento se quedaba sumido en silencio absoluto. A la joven le picó la curiosidad y no dudó en girarse en su taburete para echar un vistazo.
-Es bastante mono, pero no para tanta expectación. ¿Será un miembro de la marina reconocido? - pensaba la joven intentando discernir la chica mientras seguía observándolo.
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No presté atención a las diversas miradas. Con un semblante serio caminé a través del local. Casi todas las personas perdieron el interés de inmediato y regresaron a sus propios asuntos.
- Buenas tardes. –saludé al hombre detrás de la barra, el cual solo levantó un poco la mirada para verme y con un movimiento de cabeza me indicó que procediera.- Nos han llegado reportes de un grupo criminal que se dedica a causar problemas a los habitantes que intentan ganarse la vida de manera honrada. –mis palabras tenían un tono de seriedad que solo utilizaba en horas laborales.
- ¿Enserio?, ya era hora de que ustedes realizaran su trabajo. –expresó con un tono de voz apático mientras limpiaba el derrame de cerveza causado por el repentino desmayo del hombre que se encontraba sentado a mi lado derecho.- ¿Y por qué motivo usted me está contando lo que ya sé?
- En este momento el resto de mis compañeros se encuentra realizando una recopilación de información. –era mentira, pero él no tenía forma de comprobarlo. –La cantidad de sospechosos, el armamento con el que cuentan, la zona en la cual operan con mayor frecuencia. Todo eso es de vital importancia para minimizar las bajas, tanto civiles como las nuestras. Y espero que usted pueda brindarme un poco del conocimiento que parece tener. –esbocé mi sonrisa fingida para parecer un poco más amable.
- Entiendo, aunque espero que un joven marine comprenda que toda información tiene un precio.
Coloqué sobre la barra unos cuantos billetes, no me apetecía comenzar a discutir con el hombre, además que el dinero suele acelerar las cosas.
Tras guardar los billetes comenzó a contarme lo que sabía, a la vez que yo me aseguraba que el hombre inconsciente a mi lado se encontrara bien. Su vida no corría peligro, solo estaba completamente ebrio.
Al parecer se trataban de un grupo de piratas liderados por una mujer cuya cabeza tenía precio, no conocía la cantidad exacta, pero era un dato sin importancia para mí. La razón por la cual se encontraban en la isla era una disputa con un grupo de ladrones que tenían su escondite en alguna parte de la ciudad. Los enfrentamientos ya habían provocado muertes en ambos lados y la de algunos civiles. El grupo de la mujer parecía haber montado un campamento en un bosque cercano a la ciudad y en ocasiones mandaban hombres a intentar capturar a algunos de los ladrones para obtener la ubicación de su escondite.
El hombre suspiró.- Eso es todo lo que eh escuchado, ¿se le ofrece algo más señor marine? –se podía notar a leguas que eso ultimo solo era una burla.
- Si, rellena esto con el alcohol más fuerte que tengas. –le entregué mi licorera, y el hombre desapareció por una puerta. Toda la información seguramente fue escuchada por las personas en la cercanía, ya que el hombre no bajó su tono de voz. Eso me molestó un poco, pues si un enemigo se encontraba en este sitio ahora conocía que la marina se encontraba metida en su disputa.
De manera disimula miré en distintas direcciones. Solo 3 individuos llamaron mi atención.
La primera fue una chica de cabello morado, pero he de admitir que fue su cabello lo que causó que mi mirada se posara unos segundos más sobre ella.
El segundo fue un hombre que no había dejado de mirar (quizás desde el momento en el que ingresé en el bar).
El tercero era otra mujer que hasta el momento que notó mi mirada se había encontrado hablando con alguien por un DDM.
* Si la información es cierta, el grupo de los piratas es más grande de lo que pudimos imaginar, la captura será más complicada. Por otro lado, me interesa un poco saber qué provocó la disputa con esos ladrones, quizás pueda obtener una ventaja si consigo descubrir lo que esa mujer quiere, el problema es la ubicación del escondite. *el hombre regresó con mi licorera. Pagué el precio del alcohol y le agradecí.
No había más razones para permanecer en este lugar.
- Buenas tardes. –saludé al hombre detrás de la barra, el cual solo levantó un poco la mirada para verme y con un movimiento de cabeza me indicó que procediera.- Nos han llegado reportes de un grupo criminal que se dedica a causar problemas a los habitantes que intentan ganarse la vida de manera honrada. –mis palabras tenían un tono de seriedad que solo utilizaba en horas laborales.
- ¿Enserio?, ya era hora de que ustedes realizaran su trabajo. –expresó con un tono de voz apático mientras limpiaba el derrame de cerveza causado por el repentino desmayo del hombre que se encontraba sentado a mi lado derecho.- ¿Y por qué motivo usted me está contando lo que ya sé?
- En este momento el resto de mis compañeros se encuentra realizando una recopilación de información. –era mentira, pero él no tenía forma de comprobarlo. –La cantidad de sospechosos, el armamento con el que cuentan, la zona en la cual operan con mayor frecuencia. Todo eso es de vital importancia para minimizar las bajas, tanto civiles como las nuestras. Y espero que usted pueda brindarme un poco del conocimiento que parece tener. –esbocé mi sonrisa fingida para parecer un poco más amable.
- Entiendo, aunque espero que un joven marine comprenda que toda información tiene un precio.
Coloqué sobre la barra unos cuantos billetes, no me apetecía comenzar a discutir con el hombre, además que el dinero suele acelerar las cosas.
Tras guardar los billetes comenzó a contarme lo que sabía, a la vez que yo me aseguraba que el hombre inconsciente a mi lado se encontrara bien. Su vida no corría peligro, solo estaba completamente ebrio.
Al parecer se trataban de un grupo de piratas liderados por una mujer cuya cabeza tenía precio, no conocía la cantidad exacta, pero era un dato sin importancia para mí. La razón por la cual se encontraban en la isla era una disputa con un grupo de ladrones que tenían su escondite en alguna parte de la ciudad. Los enfrentamientos ya habían provocado muertes en ambos lados y la de algunos civiles. El grupo de la mujer parecía haber montado un campamento en un bosque cercano a la ciudad y en ocasiones mandaban hombres a intentar capturar a algunos de los ladrones para obtener la ubicación de su escondite.
El hombre suspiró.- Eso es todo lo que eh escuchado, ¿se le ofrece algo más señor marine? –se podía notar a leguas que eso ultimo solo era una burla.
- Si, rellena esto con el alcohol más fuerte que tengas. –le entregué mi licorera, y el hombre desapareció por una puerta. Toda la información seguramente fue escuchada por las personas en la cercanía, ya que el hombre no bajó su tono de voz. Eso me molestó un poco, pues si un enemigo se encontraba en este sitio ahora conocía que la marina se encontraba metida en su disputa.
De manera disimula miré en distintas direcciones. Solo 3 individuos llamaron mi atención.
La primera fue una chica de cabello morado, pero he de admitir que fue su cabello lo que causó que mi mirada se posara unos segundos más sobre ella.
El segundo fue un hombre que no había dejado de mirar (quizás desde el momento en el que ingresé en el bar).
El tercero era otra mujer que hasta el momento que notó mi mirada se había encontrado hablando con alguien por un DDM.
* Si la información es cierta, el grupo de los piratas es más grande de lo que pudimos imaginar, la captura será más complicada. Por otro lado, me interesa un poco saber qué provocó la disputa con esos ladrones, quizás pueda obtener una ventaja si consigo descubrir lo que esa mujer quiere, el problema es la ubicación del escondite. *el hombre regresó con mi licorera. Pagué el precio del alcohol y le agradecí.
No había más razones para permanecer en este lugar.
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El apuesto marine entró y fue directo a la barra para hablar con el camarero. Se encontraban a unos metros de la joven Savara y la muchacha tuvo que afinar el oído para escuchar retazos de la conversación. Era una joven bastante cotilla y debía encontrar algo con lo que entretenerse, asique decidió curiosear la conversación, quizás incluso hasta la interesase.
Que mejor opción para esta joven cazadora que quiere abrirse paso en ese mundo, que husmear los caso de los marines. Se suponía que su trabajo era librar el mal encarcelando a los malos, pero la joven era de las que pensaba de otra forma. Para la escoria que hacía cosas como las que Blanca y ella pasaron, asique la joven había echo de su vida un mar de venganza hacia todos los delincuentes, y al parecer el marine buscaba unos cuantos.
Una vez que la joven vio que el marine estaba dispuesto a irse, respiró hondo un par de veces tragándose su vergüenza y tras alisarse el pelo varias veces con los dedos cuando vio que el marine se fijaba en ella, por fin fue capaz de envalentonarse y se acercó a él para llamarle la atención.
-Perdone marine, no h3e podido evitar poner la oreja y escuchar parte de su conversación. Aspiro a ser cazarrecompensas y me pregunto si no le molestaría mi compañía... - dijo Savara con la voz algo entrecortada por la vergüenza. - No es que sea una experta luchadora, pero como me e fijado que también eres espadachín quizás aprenda algo de ti.
La joven esperaba pacientemente la respuesta de aquel serio marine. La chica no podía evitar pensar que lo más seguro es que la mandasen a freír espárragos, pero ella por si acaso esperó cambiando el gesto a una sonrisa amigable.
Que mejor opción para esta joven cazadora que quiere abrirse paso en ese mundo, que husmear los caso de los marines. Se suponía que su trabajo era librar el mal encarcelando a los malos, pero la joven era de las que pensaba de otra forma. Para la escoria que hacía cosas como las que Blanca y ella pasaron, asique la joven había echo de su vida un mar de venganza hacia todos los delincuentes, y al parecer el marine buscaba unos cuantos.
Una vez que la joven vio que el marine estaba dispuesto a irse, respiró hondo un par de veces tragándose su vergüenza y tras alisarse el pelo varias veces con los dedos cuando vio que el marine se fijaba en ella, por fin fue capaz de envalentonarse y se acercó a él para llamarle la atención.
-Perdone marine, no h3e podido evitar poner la oreja y escuchar parte de su conversación. Aspiro a ser cazarrecompensas y me pregunto si no le molestaría mi compañía... - dijo Savara con la voz algo entrecortada por la vergüenza. - No es que sea una experta luchadora, pero como me e fijado que también eres espadachín quizás aprenda algo de ti.
La joven esperaba pacientemente la respuesta de aquel serio marine. La chica no podía evitar pensar que lo más seguro es que la mandasen a freír espárragos, pero ella por si acaso esperó cambiando el gesto a una sonrisa amigable.
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La joven de cabello morado que había llamado mi atención con anterioridad habló con un tono un poco extraño. Decía aspirar a ser una caza recompensas, de manera involuntaria la imagen de cierto esqueleto sonriente apareció en mi cabeza. Hace ya 2 años que no escuchaba nada sobre Error.
Para ser honesto no me vendría mal un poco de ayuda, y a pesar de ser una cazadora no dejaba de ser un civil, si algo malo le ocurría yo sería el responsable por involucrarla, sin mencionar el hecho de poder tratarse de una trampa, por lo cual rechazar su oferta era lo indicado. Esa sería la manera más lógica de pensar, no obstante mis encuentros con cazadores habían salido bien hasta ahora. De los cuales a uno de ellos le debía un trago, y la otra se había convertido en una valiosa nakama. Tan solo pensar en esos 2 provocó que mi expresión se relajara un poco.
Extendí mi mano en busca de estrechar la suya en un saludo.- Mi nombre es Bizvan, miembro de los Crimson Wolves, al parecer trabajaremos juntos por un pequeño tiempo. –aceptara o rechazara el saludo le pediría que me acompañara afuera del bar para poder hablar sin que hubiera tanto ruido y oídos.
Una vez estando afuera…
- Bien, como ya habrás escuchado nuestro objetivo son un grupo de piratas que al parecer se encuentran en el bosque. –miré hacia el cielo al sentir una gota de aguan caer sobre mi nariz.- Así que si a menos que tu tengas conocimiento de esta ciudad que nos sea de utilidad o tengas que ir a algún lado para prepararte, este es el momento indicado para hablar. –mi tono de voz era más amigable que el utilizado con el tabernero. La razón de esto fue que creí que la voz entrecortada que presentó ella hace poco se debía a esto.
Si ella tenía que hacer algo o conocía algún lugar de interés la seguiría.
Si por el contrario no aportaba nada, nos pondríamos en marcha en dirección al bosque.
En ambos casos trataría de entablar una conversación casual para hacer más agradable el trayecto.
Para ser honesto no me vendría mal un poco de ayuda, y a pesar de ser una cazadora no dejaba de ser un civil, si algo malo le ocurría yo sería el responsable por involucrarla, sin mencionar el hecho de poder tratarse de una trampa, por lo cual rechazar su oferta era lo indicado. Esa sería la manera más lógica de pensar, no obstante mis encuentros con cazadores habían salido bien hasta ahora. De los cuales a uno de ellos le debía un trago, y la otra se había convertido en una valiosa nakama. Tan solo pensar en esos 2 provocó que mi expresión se relajara un poco.
Extendí mi mano en busca de estrechar la suya en un saludo.- Mi nombre es Bizvan, miembro de los Crimson Wolves, al parecer trabajaremos juntos por un pequeño tiempo. –aceptara o rechazara el saludo le pediría que me acompañara afuera del bar para poder hablar sin que hubiera tanto ruido y oídos.
Una vez estando afuera…
- Bien, como ya habrás escuchado nuestro objetivo son un grupo de piratas que al parecer se encuentran en el bosque. –miré hacia el cielo al sentir una gota de aguan caer sobre mi nariz.- Así que si a menos que tu tengas conocimiento de esta ciudad que nos sea de utilidad o tengas que ir a algún lado para prepararte, este es el momento indicado para hablar. –mi tono de voz era más amigable que el utilizado con el tabernero. La razón de esto fue que creí que la voz entrecortada que presentó ella hace poco se debía a esto.
Si ella tenía que hacer algo o conocía algún lugar de interés la seguiría.
Si por el contrario no aportaba nada, nos pondríamos en marcha en dirección al bosque.
En ambos casos trataría de entablar una conversación casual para hacer más agradable el trayecto.
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El apuesto marine mantuvo su gesto firme mientras la joven Savara esperaba impacientemente su respuesta. La muchacha era bastante impulsiva de por sí, pero ahora estaba aún más impaciente de lo normal. Si el marine aceptaba el ofrecimiento de la zagala, por fin iba a realizar su primera caza. Nunca antes lo había hecho, pero Savara estaba repleta de determinación. La chica no podía olvidar lo que las sucedió a ella y a su hermana, aunque la chica prefería mantener los momentos triste para la intimidad.
Enseguida Savara volvió a emocionarse dejando sus malos pensamientos a un lado nada mas que vio como el marine parecía más relajado y extendía su brazo en forma de saludo mientras se presentaba. La chica no dudó apresurándose a corresponderlo.
- Encantada, soy Savara. Espero no ser más una molestia que ayuda...¿Y qué es eso de los Crisom Wolves? Creí que eras marine.
La muchacha quizás hablaba demasiado, pero los nervios estaban atenazándola. El joven parecía bastante profesional y ella comenzaba a verse como una chiquilla molesta. No quería que pareciese una caprichosa, ella quería hacer algo bueno por la gente eliminando del mundo a aquellas horrorosas personas, asique cuando el moreno dijo que lo siguiese al exterior no se demoró en hacerlo.
El chico comenzó a hablar de nuevo, parecía más amable una vez lejos de miradas indiscretas y se puso a informar a Savara sobre la situación. Al parecer no sabían mucho sobre ellos.
-La verdad es que es la primera vez que piso este lugar y no poseo más de lo que llevo puesto. Me quedé sin nada y busco un nuevo renacer.
La chica no quería ponerse demasiado triste al pensar en su hogar arrasado por la pena, ni en el trágico fin que tuvo su hermana y casi comparte con ella.
-Asique tú serás mi guía, aunque quizás tengas que ir a ver a tus compañeros o algo - dijo la muchacha sonriendo abiertamente. - ¿Eres de aquí o sólo has venido para buscar a esos piratas? - preguntó la joven, con bastante curiosidad por el tal Bizvan.
Enseguida Savara volvió a emocionarse dejando sus malos pensamientos a un lado nada mas que vio como el marine parecía más relajado y extendía su brazo en forma de saludo mientras se presentaba. La chica no dudó apresurándose a corresponderlo.
- Encantada, soy Savara. Espero no ser más una molestia que ayuda...¿Y qué es eso de los Crisom Wolves? Creí que eras marine.
La muchacha quizás hablaba demasiado, pero los nervios estaban atenazándola. El joven parecía bastante profesional y ella comenzaba a verse como una chiquilla molesta. No quería que pareciese una caprichosa, ella quería hacer algo bueno por la gente eliminando del mundo a aquellas horrorosas personas, asique cuando el moreno dijo que lo siguiese al exterior no se demoró en hacerlo.
El chico comenzó a hablar de nuevo, parecía más amable una vez lejos de miradas indiscretas y se puso a informar a Savara sobre la situación. Al parecer no sabían mucho sobre ellos.
-La verdad es que es la primera vez que piso este lugar y no poseo más de lo que llevo puesto. Me quedé sin nada y busco un nuevo renacer.
La chica no quería ponerse demasiado triste al pensar en su hogar arrasado por la pena, ni en el trágico fin que tuvo su hermana y casi comparte con ella.
-Asique tú serás mi guía, aunque quizás tengas que ir a ver a tus compañeros o algo - dijo la muchacha sonriendo abiertamente. - ¿Eres de aquí o sólo has venido para buscar a esos piratas? - preguntó la joven, con bastante curiosidad por el tal Bizvan.
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Parecía que algo le afligía, pero al no conocer el motivo, y no considerar pertinente preguntar a que se debía ese ligero cambio, permanecí en silencio.
Ya que no había nada por hacer y Savara también era una extranjera, comenzamos a caminar por las calles de la ciudad. No había mucho que hacer y recordé que ella realizó unas cuantas preguntas, responderlas será una buena manera de matar el tiempo.
- Los Crisom Wolves somos una flota marine bajo las ordenes de Kimura Hayate. –guardé silencio por pocos segundos.- "No hay piedad para aquellos que no la merecen". Ese es nuestro lema. –ahora que lo recapacitaba un poco más, no creo que sea algo que un civil quiera escuchar.
Debes en cuando miraba a mis alrededores por alguna situación interesante se presentaba o un rostro familiar. Solo vi unos cuantos hombres maldecir al viento, a unos niños correr con cometas en los brazos, emocionados por las fuertes corrientes, una mujer lanzó un grito cuando la ropa limpia de su tendedero salió volando.
Decidí cambiar de tema respondiendo su otra pregunta- No estoy al tanto de la ubicación exacta del resto de los marines. –era bastante probable que ellos ya se encontraran en el bosque. Traté de acordarme de la información que se nos había brindado durante el trayecto, pero no me era posible recordar nada.* Solo espero que estén bien. *agité mi cabeza ligeramente, no había razón para preocuparme por cosas que no habían ocurrido.- Mi hogar se encuentra en el este, y estoy aquí como apoyo en respuesta a un pedido al capitán… Aunque para ser honesto no soy la gran cosa. –me reí un poco a la vez que revolvía un poco mi cabello, quizás parecería extraño pues el comentario ni siquiera fue gracioso.- En fin. Savara, mencionaste que no eres una experta en combates, es por eso que me gustaría saber si tienes experiencia peleando, si estas acostumbrada a pelear en compañía de alguien más… eso último es importante. –si esta joven había estado peleando sola hasta ahora había posibilidades de que atacara por instinto si actuaba descuidado y me acercaba más de los debido a la hora de un combate. Claro que solo era una suposición, puede que ella fuera capaz de estar consciente de su entorno en todo momento.
Si nada se presentaba, dentro de poco llegaríamos a una de las tantas entradas/salidas de la ciudad. Para ser más específico, la que daba al bosque donde los piratas se encontraban. * Hasta hora todo va bien, veamos si termina de la misma forma.
Ya que no había nada por hacer y Savara también era una extranjera, comenzamos a caminar por las calles de la ciudad. No había mucho que hacer y recordé que ella realizó unas cuantas preguntas, responderlas será una buena manera de matar el tiempo.
- Los Crisom Wolves somos una flota marine bajo las ordenes de Kimura Hayate. –guardé silencio por pocos segundos.- "No hay piedad para aquellos que no la merecen". Ese es nuestro lema. –ahora que lo recapacitaba un poco más, no creo que sea algo que un civil quiera escuchar.
Debes en cuando miraba a mis alrededores por alguna situación interesante se presentaba o un rostro familiar. Solo vi unos cuantos hombres maldecir al viento, a unos niños correr con cometas en los brazos, emocionados por las fuertes corrientes, una mujer lanzó un grito cuando la ropa limpia de su tendedero salió volando.
Decidí cambiar de tema respondiendo su otra pregunta- No estoy al tanto de la ubicación exacta del resto de los marines. –era bastante probable que ellos ya se encontraran en el bosque. Traté de acordarme de la información que se nos había brindado durante el trayecto, pero no me era posible recordar nada.* Solo espero que estén bien. *agité mi cabeza ligeramente, no había razón para preocuparme por cosas que no habían ocurrido.- Mi hogar se encuentra en el este, y estoy aquí como apoyo en respuesta a un pedido al capitán… Aunque para ser honesto no soy la gran cosa. –me reí un poco a la vez que revolvía un poco mi cabello, quizás parecería extraño pues el comentario ni siquiera fue gracioso.- En fin. Savara, mencionaste que no eres una experta en combates, es por eso que me gustaría saber si tienes experiencia peleando, si estas acostumbrada a pelear en compañía de alguien más… eso último es importante. –si esta joven había estado peleando sola hasta ahora había posibilidades de que atacara por instinto si actuaba descuidado y me acercaba más de los debido a la hora de un combate. Claro que solo era una suposición, puede que ella fuera capaz de estar consciente de su entorno en todo momento.
Si nada se presentaba, dentro de poco llegaríamos a una de las tantas entradas/salidas de la ciudad. Para ser más específico, la que daba al bosque donde los piratas se encontraban. * Hasta hora todo va bien, veamos si termina de la misma forma.
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La joven y el marine pasearon tranquilos mientras charlaban. Así fue como Savara se enteró de que los Crisom Wolves eran un grupo de marines que se dedicaban a repartir justicia a todo aquel que se lo merecía. Por unos instantes el corazón de la pelimorada se aceleró un segundo. La chica pensó que quizás podría contarle su historia e intentar que aquel grupo de marines dieran caza a los agresores que las engañaron y drogaron. Quizás así ella podría dedicarse a la pintura y alejarse de este camino de sangre y dolor donde estaba apunto de embarcarse, pero entonces el recuerdo de su hermana inerte hizo que la joven se tragase cada una de las palabras que casi dice.
Savara estaba un poco incómoda, no por su gentil compañero, si no porque casi se rinde antes de empezar, aunque por suerte el marine siguió hablando de los marines con los que había venido, los cuales aseguraba no saber donde estaban.
El marine volvió a quedarse inmerso sumido en sus pensamientos. Arrugó un poco el ceño dándole el aspecto de preocupado, pero enseguida pareció que él mismo se auto convenció puesto que cambió de tema contestando a otra de las preguntas de la cazadora bromeando un poco.
- Seguro que eres mejor de lo que dices - respondió la joven riéndose a la vez que guiñaba un ojo contagiada por el repentino cambio de humor del marine que seguía hablando amigablemente. Aunque sus siguientes palabras quedaron algo cortada a la chica.
-Quizás incluso esas palabras sean exagerar mis cualidades. No he luchado contra nadie nunca, pero tengo determinación y ganas de aprender.
Contestó Savara algo avergonzada al principio por su inexperiencia, aunque algo más seria según fue hablando más.
Nunca antes había luchado y no quería entorpecer la misión de aquel chico, pero también odiaría perder la oportunidad de poder embarcarse en su primera caza.
-Si quieres podemos hacer una pausa y entrenar un poco. Así puedes decidir si voy a entorpecerte - dijo la joven usando un tono amistoso.
Podríamos hacer un alto en el bosque hacia el que nos dirigíamos. Tampoco quería ser una molestia y así al menos aunque decidiese que ya no quería mi ayuda de que comprobase lo torpe que a veces la chica podía ser, al menos se llevaría unas clases de iniciación en el arte de la espada, porque de momento sabía que se agarraba por el mango y que la punta pincha, pero nunca lo había probado con un humano.
Savara estaba un poco incómoda, no por su gentil compañero, si no porque casi se rinde antes de empezar, aunque por suerte el marine siguió hablando de los marines con los que había venido, los cuales aseguraba no saber donde estaban.
El marine volvió a quedarse inmerso sumido en sus pensamientos. Arrugó un poco el ceño dándole el aspecto de preocupado, pero enseguida pareció que él mismo se auto convenció puesto que cambió de tema contestando a otra de las preguntas de la cazadora bromeando un poco.
- Seguro que eres mejor de lo que dices - respondió la joven riéndose a la vez que guiñaba un ojo contagiada por el repentino cambio de humor del marine que seguía hablando amigablemente. Aunque sus siguientes palabras quedaron algo cortada a la chica.
-Quizás incluso esas palabras sean exagerar mis cualidades. No he luchado contra nadie nunca, pero tengo determinación y ganas de aprender.
Contestó Savara algo avergonzada al principio por su inexperiencia, aunque algo más seria según fue hablando más.
Nunca antes había luchado y no quería entorpecer la misión de aquel chico, pero también odiaría perder la oportunidad de poder embarcarse en su primera caza.
-Si quieres podemos hacer una pausa y entrenar un poco. Así puedes decidir si voy a entorpecerte - dijo la joven usando un tono amistoso.
Podríamos hacer un alto en el bosque hacia el que nos dirigíamos. Tampoco quería ser una molestia y así al menos aunque decidiese que ya no quería mi ayuda de que comprobase lo torpe que a veces la chica podía ser, al menos se llevaría unas clases de iniciación en el arte de la espada, porque de momento sabía que se agarraba por el mango y que la punta pincha, pero nunca lo había probado con un humano.
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Agradable, esa era la palabra que definía a la chica de cabello morado, además de parecer ser bastante honesta.
- Un entrenamiento… -no sonaba nada mal. El problema era el tiempo con el que disponíamos, hasta donde sabía mis compañeros bien podrían estar en este preciso instante peleando con los piratas.- Es una idea interesante, si encontramos a los demás marines podemos realizar una práctica exprés. –a pesar de no demostrarlo (o esa era la intención), me sentía preocupado por Savara. No pensé que este sería su debut como espadachín. ¿Me inquietaba el desarrollo de la misión? Un poco, pero mi verdadera preocupación era su protección.* No estoy seguro que tan obstinada pueda resultar ella. *si le pedía que se olvidara de los piratas y regresara a la ciudad, existía una pequeña posibilidad de que la joven optara por aventurarse por propia cuenta.* Prefiero tenerla a mí lado y apoyarla si es necesario. *me sentía responsable por el simple hecho de involucrarla.
Mientas caminábamos una idea se formó en mi cabeza- ¿Qué te parecen unos cuantos consejos? –si el tiempo no permitía tener nuestro combate de práctica, esto era lo único que podía ofrecerle.- Esta es tu primera vez mata… luchando, mantén la calma en todo momento y respira de manera controlada, el ambiente puede ser algo pesado. Empuña la katana con ambas manos, es importante tener una postura relajada que te permita mover con libertad, es ahí donde la respiración entra en juego. –desenvainé mi espada y la empuñé con ambas manos.– Coloca tu mano dominante en una distancia de 2 dedos por debajo de la guarda, ah, en tu caso por debajo del tsuba. –era una molestia tener que recordar el nombre de las partes de ambas armas para realizar la comparación.- Mientras que tu otra mano colócala también a una distancia de 3 dedos por encima del tsukamae-tome. De esta manera deberás realizar los cortes empujando con tu mano dominante y con la otra jalar, puede que lo sientas como un movimiento extraño, pero si eres una principiante te ayudará a ejecutar cortes más limpios y reduce la posibilidad de un atasco. –tras realizar un ligero movimiento para mostrarle lo que intentaba decir, coloqué el arma en mi espalda de nuevo y esperé unos momentos para que procesara lo acabado de mencionar.- El terreno es un bosque, y si el enemigo es listo, tratará de utilizar los arboles como obstáculos para tus ataques. De igual forma, si consideras que la fuerza de tus brazos no es suficiente o comienzas a cansarte, utiliza el peso de tu cuerpo para que tus ataques ganen un poco más de potencia. ¿Qué otra cosa puede ayudarte? –no me había percatado de mi constante parloteo.- Ah, bueno, somos compañeros en esta misión, así que estaré cubriéndote la espalda no lo olvides. –Talvez si conociera mejor a Savara habría complementado eso último con una ligera palmada en la espalda, más al no ser de esa forma solo me limité a sonreír de manera amigable. Mi intención era que la chica recordara esto en caso de que la situación se complicara… Que no se encontraba sola.
…
Solté un suspiro de alivio al ver a los marines a las afueras del bosque, preparando su equipamiento. No es como si ellos fueran parte de mi manada, no obstante continuaban siendo aliados y por ende me preocuparía por ellos. Claro que si tenía que elegir entre salvar a uno de ellos o a uno de mis nakamas, escogería a estos últimos sin dudarlo un segundo.
Uno de los marines se dirigió hacia nosotros. La primera pregunta que realizó fue sobre Savara, para evitar problemas terminé explicando que la joven era un potencial recluta para los CW y esta misión determinaría su aceptación o rechazo. Ya que ese era el modo habitual por el cual se reclutaban nuevos aspirantes, el marine no sospechó nada… Además de servir como excusa por haberme perdido.
La razón por la cual continuaban a la espera fue la falta de un documento en el cual se nos permitiría ingresar al bosque de manera legal.* Creo que Kimura habría ignorado eso y en este momento estaríamos capturando a los piratas. *el marine nos explicó a ambos que dentro de poco el permiso debería llegar y todo comenzaría. Por ahora era recomendable asegurarse de tener todo en orden. Compartí la información que yo obtuve, dando como resultado que el hombre frunciera el ceño. Agradeció los nuevos datos e inmediatamente se dirigió a comunicar esto a otros marines.
- Parece que tendremos ese combate de práctica. Vamos a esa parte. –le indiqué señalando un espacio con el tamaño necesario para la actividad. Se trataba de un terreno plano y sin obstáculos. Me alejé unos pocos metros de la cazadora y empuñé mi espada- Bien, esto es un enteramiento así que tu vida no corre peligro, aunque eso no quiere que te lo dejaré fácil, es posible que tus manos sufran un poco de entumecimiento si bloqueas, pero es necesario que te acostumbres a esa sensación. –preparé mi arma y le brindé unos momentos para prepararse. En cuanto notara que se encontraba lista me desplazaría para atacarla sin aviso alguno.
- Un entrenamiento… -no sonaba nada mal. El problema era el tiempo con el que disponíamos, hasta donde sabía mis compañeros bien podrían estar en este preciso instante peleando con los piratas.- Es una idea interesante, si encontramos a los demás marines podemos realizar una práctica exprés. –a pesar de no demostrarlo (o esa era la intención), me sentía preocupado por Savara. No pensé que este sería su debut como espadachín. ¿Me inquietaba el desarrollo de la misión? Un poco, pero mi verdadera preocupación era su protección.* No estoy seguro que tan obstinada pueda resultar ella. *si le pedía que se olvidara de los piratas y regresara a la ciudad, existía una pequeña posibilidad de que la joven optara por aventurarse por propia cuenta.* Prefiero tenerla a mí lado y apoyarla si es necesario. *me sentía responsable por el simple hecho de involucrarla.
Mientas caminábamos una idea se formó en mi cabeza- ¿Qué te parecen unos cuantos consejos? –si el tiempo no permitía tener nuestro combate de práctica, esto era lo único que podía ofrecerle.- Esta es tu primera vez mata… luchando, mantén la calma en todo momento y respira de manera controlada, el ambiente puede ser algo pesado. Empuña la katana con ambas manos, es importante tener una postura relajada que te permita mover con libertad, es ahí donde la respiración entra en juego. –desenvainé mi espada y la empuñé con ambas manos.– Coloca tu mano dominante en una distancia de 2 dedos por debajo de la guarda, ah, en tu caso por debajo del tsuba. –era una molestia tener que recordar el nombre de las partes de ambas armas para realizar la comparación.- Mientras que tu otra mano colócala también a una distancia de 3 dedos por encima del tsukamae-tome. De esta manera deberás realizar los cortes empujando con tu mano dominante y con la otra jalar, puede que lo sientas como un movimiento extraño, pero si eres una principiante te ayudará a ejecutar cortes más limpios y reduce la posibilidad de un atasco. –tras realizar un ligero movimiento para mostrarle lo que intentaba decir, coloqué el arma en mi espalda de nuevo y esperé unos momentos para que procesara lo acabado de mencionar.- El terreno es un bosque, y si el enemigo es listo, tratará de utilizar los arboles como obstáculos para tus ataques. De igual forma, si consideras que la fuerza de tus brazos no es suficiente o comienzas a cansarte, utiliza el peso de tu cuerpo para que tus ataques ganen un poco más de potencia. ¿Qué otra cosa puede ayudarte? –no me había percatado de mi constante parloteo.- Ah, bueno, somos compañeros en esta misión, así que estaré cubriéndote la espalda no lo olvides. –Talvez si conociera mejor a Savara habría complementado eso último con una ligera palmada en la espalda, más al no ser de esa forma solo me limité a sonreír de manera amigable. Mi intención era que la chica recordara esto en caso de que la situación se complicara… Que no se encontraba sola.
…
Solté un suspiro de alivio al ver a los marines a las afueras del bosque, preparando su equipamiento. No es como si ellos fueran parte de mi manada, no obstante continuaban siendo aliados y por ende me preocuparía por ellos. Claro que si tenía que elegir entre salvar a uno de ellos o a uno de mis nakamas, escogería a estos últimos sin dudarlo un segundo.
Uno de los marines se dirigió hacia nosotros. La primera pregunta que realizó fue sobre Savara, para evitar problemas terminé explicando que la joven era un potencial recluta para los CW y esta misión determinaría su aceptación o rechazo. Ya que ese era el modo habitual por el cual se reclutaban nuevos aspirantes, el marine no sospechó nada… Además de servir como excusa por haberme perdido.
La razón por la cual continuaban a la espera fue la falta de un documento en el cual se nos permitiría ingresar al bosque de manera legal.* Creo que Kimura habría ignorado eso y en este momento estaríamos capturando a los piratas. *el marine nos explicó a ambos que dentro de poco el permiso debería llegar y todo comenzaría. Por ahora era recomendable asegurarse de tener todo en orden. Compartí la información que yo obtuve, dando como resultado que el hombre frunciera el ceño. Agradeció los nuevos datos e inmediatamente se dirigió a comunicar esto a otros marines.
- Parece que tendremos ese combate de práctica. Vamos a esa parte. –le indiqué señalando un espacio con el tamaño necesario para la actividad. Se trataba de un terreno plano y sin obstáculos. Me alejé unos pocos metros de la cazadora y empuñé mi espada- Bien, esto es un enteramiento así que tu vida no corre peligro, aunque eso no quiere que te lo dejaré fácil, es posible que tus manos sufran un poco de entumecimiento si bloqueas, pero es necesario que te acostumbres a esa sensación. –preparé mi arma y le brindé unos momentos para prepararse. En cuanto notara que se encontraba lista me desplazaría para atacarla sin aviso alguno.
- Off Rol:
- Te doy permiso de mover a Bizvan para que puedas narrar de manera más cómoda la práctica, de igual forma tú decides como termina.
Savara
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El marine se mostró atento y bastante comprensivo. Hubo un par de momentos en que Savara intuyó un poco de preocupación por parte de Bizvan, pero de un plumazo se olvidó de ello cuando vio al moreno desenfundar su espada. Era un arma completamente distinta de la que ella portaba, aunque creyó entender bien los conceptos que el chico quería mostrarle a pesar de que usaba palabras técnicas que la joven no comprendía del todo.
- Me alegro de haber encontrado tan buen compañero. Cualquier otro me hubiese dado la patada, asique gracias.
La joven se sentía bastante agradecida con el marine, pero la vergüenza que sentía por ser más molestia que ayuda, la impidió mostrarse con un trato más cercano. En parte la chica estaba nerviosa ante la idea de que el "entrenamiento" llegara a suceder.
---
La extraña pareja llegaron a una zona donde un grupo de marines estaban montando una especie de campamento improvisado donde Bizvan presentó a la jovial Savara como una posible integrante de su flota. La chica se sorprendió un poco ante tal referencia, ya que a ella no le había dicho nada, pero aún así no dijo lo contrario. El marine tendría sus motivos para decir eso.
Al parecer la providencia divina quiso que los nuevos compañeros tuvieran tiempo para realizar dicho entrenamiento. Por lo que la joven pudo escuchar no podían adentrarse en el bosque porque les faltaba un permiso. La joven no podía creerse que un simple papel parase a tantos hombres que estaban dispuestos a dar caza a unos horripilantes villanos, era totalmente incomprensible. Así solamente conseguían ganar más tiempo para huir o incluso para seguir haciendo más daño. Seguramente el ser miembro de la marina tendría algún beneficio, pero por cosas como esas la joven no se veía tentada a unirse a sus filas. Había demasiada burocracia que entorpecería su sed de venganza, ya que la joven no pensaba ser nada delicada si algún día volvía a cruzarse con aquellos que la hicieron sufrir tanto.
La zagala casi sin darse cuenta había seguido a Bizvan a una zona más apartada donde el moreno desenfundó su arma mientras daba una últimas directrices. Savara no dudó un instante y sacó su arma de la vaina. Adquirió una pose de combate, o por lo menos lo que ella tomaba como tal. Agarró el mango con ambas manos, colocando los dedos como el marine había comentado minutos atrás y se dispuso a concentrarse para lo que iba a hacer.
Avanzó rápidamente lanzando un corte vertical sin apuntar a ningún lado en concreto, la chica se dejó llevar emulando el golpe que tantas veces había repetido cuando cortaba leña con su padre. La chica sabía que era un movimiento de técnica, pero iba cargado rabia. Había imprimido en él algo de ese malestar que la inundaba por las noches, aunque para nada sirvió.
El marine bloqueó con facilidad el primer golpe de Savara, incluso los dos siguientes que lanzó de la misma manera intentando imprimir más fuerza en ellos, terminaron bloqueados con la misma facilidad y la joven sólo consiguió cansarse de forma fútil. La chica notaba como la espada pesaba más que cuando la había sacado y tuvo que hacer uso de todas sus fuerzas para mantener la guardia en alto mientras bloqueaba los sencillos golpes que el marine realizaba. Se notaba que para él era como un simple estiramiento, pero la joven tuvo coger distancia si no quería soltar la espada por el entumecimiento.
Savara notaba como si los antebrazos le ardieran e intentaba recuperar el aliento, sin embargo Bizvan parecía como si aún no hubiesen empezado a intercambiar golpes y acabase de sacar su arma. La situación enfureció a Savara por verse tan débil, si no era capaz de mantener el tipo más allá de unos pocos golpes como iba a vengar a su hermana nunca. Unas lágrimas estaban apunto de aflorar a loa ojos de la joven, pero no quiso mostrarse tan débil, asique salió despedida todo lo rápido que pudo y lanzó una estocada de derecha a izquierda con un ángulo en diagonal usando la últimas fuerzas que le quedaban. Por unos segundo la muchacha había olvidado que no era un combate real y que Bizvan no era su enemigo, pero ya era tarde para parar el impulso, aunque menos mal que el moreno estaba preparado y paró mi estocada entrechocando su espada con la mía.
El golpe fue brutal y Savara notó como le castañearon hasta los dientes. No aguantó el embate y el arma se escapó de sus manos saliendo despedida. La chica tuvo la suerte de que el marine era más diestro y sensato, siendo capaz de no matar a la pelimorada por temeraria.
-Así nunca podré hacer nada... - susurró la joven restregándose los ojos con el brazo para limpiar dos pequeñas gotas que recorrían su rostro. No quería que nadie viese su fragilidad nunca más.
- Me alegro de haber encontrado tan buen compañero. Cualquier otro me hubiese dado la patada, asique gracias.
La joven se sentía bastante agradecida con el marine, pero la vergüenza que sentía por ser más molestia que ayuda, la impidió mostrarse con un trato más cercano. En parte la chica estaba nerviosa ante la idea de que el "entrenamiento" llegara a suceder.
---
La extraña pareja llegaron a una zona donde un grupo de marines estaban montando una especie de campamento improvisado donde Bizvan presentó a la jovial Savara como una posible integrante de su flota. La chica se sorprendió un poco ante tal referencia, ya que a ella no le había dicho nada, pero aún así no dijo lo contrario. El marine tendría sus motivos para decir eso.
Al parecer la providencia divina quiso que los nuevos compañeros tuvieran tiempo para realizar dicho entrenamiento. Por lo que la joven pudo escuchar no podían adentrarse en el bosque porque les faltaba un permiso. La joven no podía creerse que un simple papel parase a tantos hombres que estaban dispuestos a dar caza a unos horripilantes villanos, era totalmente incomprensible. Así solamente conseguían ganar más tiempo para huir o incluso para seguir haciendo más daño. Seguramente el ser miembro de la marina tendría algún beneficio, pero por cosas como esas la joven no se veía tentada a unirse a sus filas. Había demasiada burocracia que entorpecería su sed de venganza, ya que la joven no pensaba ser nada delicada si algún día volvía a cruzarse con aquellos que la hicieron sufrir tanto.
La zagala casi sin darse cuenta había seguido a Bizvan a una zona más apartada donde el moreno desenfundó su arma mientras daba una últimas directrices. Savara no dudó un instante y sacó su arma de la vaina. Adquirió una pose de combate, o por lo menos lo que ella tomaba como tal. Agarró el mango con ambas manos, colocando los dedos como el marine había comentado minutos atrás y se dispuso a concentrarse para lo que iba a hacer.
Avanzó rápidamente lanzando un corte vertical sin apuntar a ningún lado en concreto, la chica se dejó llevar emulando el golpe que tantas veces había repetido cuando cortaba leña con su padre. La chica sabía que era un movimiento de técnica, pero iba cargado rabia. Había imprimido en él algo de ese malestar que la inundaba por las noches, aunque para nada sirvió.
El marine bloqueó con facilidad el primer golpe de Savara, incluso los dos siguientes que lanzó de la misma manera intentando imprimir más fuerza en ellos, terminaron bloqueados con la misma facilidad y la joven sólo consiguió cansarse de forma fútil. La chica notaba como la espada pesaba más que cuando la había sacado y tuvo que hacer uso de todas sus fuerzas para mantener la guardia en alto mientras bloqueaba los sencillos golpes que el marine realizaba. Se notaba que para él era como un simple estiramiento, pero la joven tuvo coger distancia si no quería soltar la espada por el entumecimiento.
Savara notaba como si los antebrazos le ardieran e intentaba recuperar el aliento, sin embargo Bizvan parecía como si aún no hubiesen empezado a intercambiar golpes y acabase de sacar su arma. La situación enfureció a Savara por verse tan débil, si no era capaz de mantener el tipo más allá de unos pocos golpes como iba a vengar a su hermana nunca. Unas lágrimas estaban apunto de aflorar a loa ojos de la joven, pero no quiso mostrarse tan débil, asique salió despedida todo lo rápido que pudo y lanzó una estocada de derecha a izquierda con un ángulo en diagonal usando la últimas fuerzas que le quedaban. Por unos segundo la muchacha había olvidado que no era un combate real y que Bizvan no era su enemigo, pero ya era tarde para parar el impulso, aunque menos mal que el moreno estaba preparado y paró mi estocada entrechocando su espada con la mía.
El golpe fue brutal y Savara notó como le castañearon hasta los dientes. No aguantó el embate y el arma se escapó de sus manos saliendo despedida. La chica tuvo la suerte de que el marine era más diestro y sensato, siendo capaz de no matar a la pelimorada por temeraria.
-Así nunca podré hacer nada... - susurró la joven restregándose los ojos con el brazo para limpiar dos pequeñas gotas que recorrían su rostro. No quería que nadie viese su fragilidad nunca más.
- Off:
- Siento si al usar a tu personaje he realizado alguna acción incorrecta, pero no sabía muy bien como actuaría.
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El entrenamiento se desarrolló de manera normal. Tal y como ella mencionó su habilidad con la espada era baja, aunque sus brazos presentaban una fuerza un poco mayor a la de un novato promedio.* ¿Realizaba alguna actividad física? *era probable.
No hubo comentarios por mi parte durante el combate y solo evalué su desempeño, para después realizar unas cuantas observaciones. Ejercí un poco más de fuerza en mis ataques, era necesario que se acostumbrara a la sensación de choque y aprendiera por ella misma el límite de su cuerpo.
* Creo que esto ya está a punto de terminar. *no quería correr riesgos y terminar perdiendo el control.* Le ofreceré unas cuantas palabras que mantengan su espíritu y… *repentinamente sus ataques adquirieron una clara intención asesina. Tuve suerte de no confiarme y en todo momento estar pendiente de los movimientos de Savara, de otra manera ahora mismo habría recibido un daño considerable. La katana voló pocos metros en el aire y terminó clavada en el suelo.
¿Había caído en una trampa y esos ataques fueron un intento de matarme? ¿Fue solo un momento de frustración? No lo sabía, pero ahora mismo mi única opción era ser precavido.
Envainé mi espada para interrumpir la inmersión del Kai (la cual se desató con mayor rapidez ante el ataque de la chica).- Johh, el intento de asesinato de un marine es motivo suficiente para llevarte a la prisión por unos cuantos días. –me reí un poco para darle a entender que solo estaba bromeando, al mismo tiempo que colocaba mis manos detrás de mi cabeza para estirarme un poco. En realidad me encontraba canalizando electricidad en mis puños como medida de seguridad. Quería confiar en ella, pero solo un idiota no se prepararía para lo peor.
Coloqué mis brazos (sin dejar que en algún momento ella viera mis puños) detrás de mi espalda como si de un viejo profesor me tratara y estuviera a punto de hablar a su alumno.- Tienes potencial y algo me dice que realizabas una actividad física de manera constante, no obstante te falta resistencia y creo que te percatase de ello, más no te preocupes, es bueno que lo notaras ahora y no cuando fuera demasiado tarde. Si aún deseas acompañarnos te recomiendo optar por un estilo de combate defensivo, utiliza el entorno a tu favor y ataca cuando veas la oportunidad, procura evitar realizar movimientos que te agoten con rapidez. –parecía afectada por algo.- Con respecto a tus últimos ataques… A decir verdad fueron los mejores que realizaste, tengo que quitarte algunos puntos por intentar matarme, pero considerando que no eres la primera ni serás la última solo serán unos pocos. –mi tono de voz en todo momento fue amigable e intenté imitar a un viejo para intentar sacarle una sonrisa a la joven.
Uno de los marines se acercó a nosotros para indicarnos que el tan esperado documento por fin había llegado.
- Savara, quien decidirá si continuar con esto o regresar al pueblo serás tú. Eres una novata, es obvio que cometerás errores y tu habilidad es baja, pero todos comenzamos de esa manera… En mi primer combate de no ser por la ayuda de un cazador habría muerto. –Dejé de canalizar la energía en mis puños, no parecía que Savara fuera una enemiga.- Solo necesitas un poco más de práctica para ser una buena espadachín. –fue lo último que dije al momento de pasar junto a la cazadora. ¿Cómo tomaría mis palabras? No lo sé.
Caminé hacia los marines reunidos listos para adentrarse en el bosque.
No hubo comentarios por mi parte durante el combate y solo evalué su desempeño, para después realizar unas cuantas observaciones. Ejercí un poco más de fuerza en mis ataques, era necesario que se acostumbrara a la sensación de choque y aprendiera por ella misma el límite de su cuerpo.
* Creo que esto ya está a punto de terminar. *no quería correr riesgos y terminar perdiendo el control.* Le ofreceré unas cuantas palabras que mantengan su espíritu y… *repentinamente sus ataques adquirieron una clara intención asesina. Tuve suerte de no confiarme y en todo momento estar pendiente de los movimientos de Savara, de otra manera ahora mismo habría recibido un daño considerable. La katana voló pocos metros en el aire y terminó clavada en el suelo.
¿Había caído en una trampa y esos ataques fueron un intento de matarme? ¿Fue solo un momento de frustración? No lo sabía, pero ahora mismo mi única opción era ser precavido.
Envainé mi espada para interrumpir la inmersión del Kai (la cual se desató con mayor rapidez ante el ataque de la chica).- Johh, el intento de asesinato de un marine es motivo suficiente para llevarte a la prisión por unos cuantos días. –me reí un poco para darle a entender que solo estaba bromeando, al mismo tiempo que colocaba mis manos detrás de mi cabeza para estirarme un poco. En realidad me encontraba canalizando electricidad en mis puños como medida de seguridad. Quería confiar en ella, pero solo un idiota no se prepararía para lo peor.
Coloqué mis brazos (sin dejar que en algún momento ella viera mis puños) detrás de mi espalda como si de un viejo profesor me tratara y estuviera a punto de hablar a su alumno.- Tienes potencial y algo me dice que realizabas una actividad física de manera constante, no obstante te falta resistencia y creo que te percatase de ello, más no te preocupes, es bueno que lo notaras ahora y no cuando fuera demasiado tarde. Si aún deseas acompañarnos te recomiendo optar por un estilo de combate defensivo, utiliza el entorno a tu favor y ataca cuando veas la oportunidad, procura evitar realizar movimientos que te agoten con rapidez. –parecía afectada por algo.- Con respecto a tus últimos ataques… A decir verdad fueron los mejores que realizaste, tengo que quitarte algunos puntos por intentar matarme, pero considerando que no eres la primera ni serás la última solo serán unos pocos. –mi tono de voz en todo momento fue amigable e intenté imitar a un viejo para intentar sacarle una sonrisa a la joven.
Uno de los marines se acercó a nosotros para indicarnos que el tan esperado documento por fin había llegado.
- Savara, quien decidirá si continuar con esto o regresar al pueblo serás tú. Eres una novata, es obvio que cometerás errores y tu habilidad es baja, pero todos comenzamos de esa manera… En mi primer combate de no ser por la ayuda de un cazador habría muerto. –Dejé de canalizar la energía en mis puños, no parecía que Savara fuera una enemiga.- Solo necesitas un poco más de práctica para ser una buena espadachín. –fue lo último que dije al momento de pasar junto a la cazadora. ¿Cómo tomaría mis palabras? No lo sé.
Caminé hacia los marines reunidos listos para adentrarse en el bosque.
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La chica de repente comprendió lo que acababa de hacer. Ni mucho menos la joven había querido dañar al moreno que tan amable había sido con ella y menos convertirse en una prófuga como los tipos a los que buscaba y aunque el marine usase un tono de broma en sus siguientes palabras, Savara sabía que se había equivocado dejándose llevar así.
La chica se giró rápidamente asegurándose de secarse bien los ojos para disculparse, pero otro marine se adelantó diciendo que ya había permiso para adentrarnos en el bosque y Bizvan lo siguió tras dejar a la peli morada con varias dudas en la cabeza. La muchacha no quería que el marine desconfiase de ella, asique lo siguió para hablar con él antes de seguir hacia delante.
- Lo siento mucho Bizvan, me dejé llevar como una estúpida. No quiero ser una carga para ti y menos un problema... Entendería que no quisieses que os acompañase, pero de verdad que quiero ayudar. Quiero demostrarte que puedo ser de confianza y valía, pero antes debes perdonarme.
Savara hizo una especie de reverencia bastante exagerada, pero no quería que el moreno viese que estaba sonrojada. Acababa de conocerlo y ya estaba muriéndose de vergüenza.
El marine debía decidirlo rápido, puesto que el resto ya había desmontado el campamento casi al completo mientras otro grupo iba de avanzadilla. Se notaba que estaban bien organizados y la chica tenía curiosidad por si era Bizvan quien dirigía a toda esa gente.
-Si dejas que te acompañe podrás tenerme más vigilada para que no haga daño a nadie, incluida a mi misma, porque ya te digo ahora mismo que si no es esta mi primera cacería será otra, pero me gustaría poder aprender algo más de ti. Pareces un tipo de quien te puedes fiar.
La joven había recurrido al típico chantaje emocional y esperaba convencerlo con ello.
La chica se giró rápidamente asegurándose de secarse bien los ojos para disculparse, pero otro marine se adelantó diciendo que ya había permiso para adentrarnos en el bosque y Bizvan lo siguió tras dejar a la peli morada con varias dudas en la cabeza. La muchacha no quería que el marine desconfiase de ella, asique lo siguió para hablar con él antes de seguir hacia delante.
- Lo siento mucho Bizvan, me dejé llevar como una estúpida. No quiero ser una carga para ti y menos un problema... Entendería que no quisieses que os acompañase, pero de verdad que quiero ayudar. Quiero demostrarte que puedo ser de confianza y valía, pero antes debes perdonarme.
Savara hizo una especie de reverencia bastante exagerada, pero no quería que el moreno viese que estaba sonrojada. Acababa de conocerlo y ya estaba muriéndose de vergüenza.
El marine debía decidirlo rápido, puesto que el resto ya había desmontado el campamento casi al completo mientras otro grupo iba de avanzadilla. Se notaba que estaban bien organizados y la chica tenía curiosidad por si era Bizvan quien dirigía a toda esa gente.
-Si dejas que te acompañe podrás tenerme más vigilada para que no haga daño a nadie, incluida a mi misma, porque ya te digo ahora mismo que si no es esta mi primera cacería será otra, pero me gustaría poder aprender algo más de ti. Pareces un tipo de quien te puedes fiar.
La joven había recurrido al típico chantaje emocional y esperaba convencerlo con ello.
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Suspiré cansado a causa las palabras de Savara y antes de poder hablar, ella realizó una reverencia. Algunos de los marines vieron esto y comenzaron a hablar entre ellos.* Deben pensar que la chica acaba de fallar el reclutamiento. *era preferible que pensaran eso en lugar de verla como una enemiga.
Lo siguiente que la chica mencionó confirmó uno de mis temores.- ¿Vigilarte? ¿Acaso eres un criminal? –no esperé una respuesta.- Somos compañeros y como tal te apoyaré, aunque no estoy seguro que tipo de cosas puedas aprender de mí. –sonreí de manera amigable.- Ahora hay que darnos prisa, ya perdimos demasiado tiempo. –lo decía por tema del documento.
Los enemigos nos superaban en número, la única forma de pelear contra ellos era utilizando el bosque a nuestro favor. La operación se llevaría a cabo en grupos de 3 personas, los cuales se encontrarían separados para evitar llamar la atención. De esta forma 5 equipos fueron creados tomando en cuenta las habilidades de los integrantes.
No había nada más que discutir o agregar a la explicación del superior a cargo de la misión, y todos los equipos entraron en el bosque. Obviamente uno de mis compañeros era Savara, el otro integrante era un marine alto (1.90m.). De piel blanca con unas pocas cicatrices. Su cabello pelirrojo se encontraba tan corto que su cuero cabelludo era visible. Sostenía con ambas manos un fusil de asalto mientras miraba en todas direcciones con una expresión seria.
Avanzamos de manera lenta y cuidadosa. Por mí parte prestaba especial atención al suelo en busca de trampas o alarmas colocadas por el enemigo.* Algo no anda bien, si ellos tienen su campamento instalado en esta zona, ¿no deberíamos haber visto a alguien realizando guardia? *eran piratas, pero no estúpidos. Montar guardia era un principio básico.
No parecía ser el único en sentirse extrañado. El marine tocó mi hombro y me indicó la posición de uno de los equipos. Utilizando el lenguaje de señas de la marina me indicó que habían encontrado trampas desarmadas.* Creo que no somos los únicos en visitar a los piratas.
Tan solo al avanzamos un poco más cuando bombas siendo detonadas, seguido de disparos y gritos se comenzaron a escuchar, a juzgar por el sonido fue cerca de donde nos encontrábamos, aunque no parecía que nosotros fuéramos el objetivo.
El integrante del equipo con quien estaba hablando (con señas) me indicó que la orden de avanzar con extrema precaución fue dada por el superior. Respondí de manera positiva y le deseé suerte a él y a sus compañeros.
Las explosiones comenzaron ser menos frecuentes, no obstante los disparos no dejaban de escucharse y cada vez el sonido aumentaba.
Al poco tiempo descubrimos lo que estaba ocurriendo. El campamento (o lo que quedaba) se encontraba bajo ataque. El aroma de la sangre y entrañas llegó a mi nariz. Trozos de cuerpos se encontraban esparcidos por todo el lugar e incluso algunos de ellos colgaban de las ramas de los árboles. Cráteres causados por las explosiones podían verse en todo el campamento, algunos era utilizados para resguardarse de los disparos.
El número de piratas había sido reducido considerablemente. Los responsables de esto estaban al tanto y comenzaron un ataque directo hacía los piratas sobrevivientes. Se trataban de hombres encapuchados. Sus números eran mucho menores al de nosotros, eso explicaría el haber utilizado las bombas como primer ataque.
- Diablos, estoy feliz de haber esperado por ese maldito papel. –exclamé de manera inconsciente. Tuvimos suerte no vernos envueltos en esa masacre.
El marine que estaba con nosotros no pareció soportar más el solo observar y se lanzó al campo de batalla gritando a todo pulmón, a la vez que disparaba su arma. Esto provocó que otros marines de distintos equipos de igual manera abandonaran el escondite que el bosque nos ofrecía y siguieran a su camarada.- Malditos idiotas. –no disimulé mi enojo ante las acciones de mis compañeros.
El resto de los marines se vio obligado a dejar sus posiciones al ser descubiertos por piratas y encapuchados, obligándolos a entablar combate.
Por nuestra parte, 2 piratas notaron la presencia de la joven y yo. Empuñaron sus sables y corrieron en nuestra dirección mientras uno de ellos gritaba de manera furiosa acusándonos de ser quienes masacraron a sus camaradas.
Corrí en su dirección con intención de enfrentarme a ambos, pero uno de ellos esquivó mi ataque y se enfocó en Savara, ignorándome por completo. El tipo que me escogió como oponente realizó un ataque horizontal, el cual me obligó a concentrarme en él.
- ¡No olvides lo que mencioné! –grité con fuerza para que la joven me escuchara.
Conocía el nivel en que cual se encontraba la joven, sería un combate complicado si la presión de la situación la dominaba, aunque… Puede que fuera todo lo contrario y esa misma presión la obligara a sacar ese instinto asesino. Fuera como fuera, era mejor que me diera prisa en acabar con mi enemigo, y ayudarla si era necesario.
Lo siguiente que la chica mencionó confirmó uno de mis temores.- ¿Vigilarte? ¿Acaso eres un criminal? –no esperé una respuesta.- Somos compañeros y como tal te apoyaré, aunque no estoy seguro que tipo de cosas puedas aprender de mí. –sonreí de manera amigable.- Ahora hay que darnos prisa, ya perdimos demasiado tiempo. –lo decía por tema del documento.
Los enemigos nos superaban en número, la única forma de pelear contra ellos era utilizando el bosque a nuestro favor. La operación se llevaría a cabo en grupos de 3 personas, los cuales se encontrarían separados para evitar llamar la atención. De esta forma 5 equipos fueron creados tomando en cuenta las habilidades de los integrantes.
No había nada más que discutir o agregar a la explicación del superior a cargo de la misión, y todos los equipos entraron en el bosque. Obviamente uno de mis compañeros era Savara, el otro integrante era un marine alto (1.90m.). De piel blanca con unas pocas cicatrices. Su cabello pelirrojo se encontraba tan corto que su cuero cabelludo era visible. Sostenía con ambas manos un fusil de asalto mientras miraba en todas direcciones con una expresión seria.
Avanzamos de manera lenta y cuidadosa. Por mí parte prestaba especial atención al suelo en busca de trampas o alarmas colocadas por el enemigo.* Algo no anda bien, si ellos tienen su campamento instalado en esta zona, ¿no deberíamos haber visto a alguien realizando guardia? *eran piratas, pero no estúpidos. Montar guardia era un principio básico.
No parecía ser el único en sentirse extrañado. El marine tocó mi hombro y me indicó la posición de uno de los equipos. Utilizando el lenguaje de señas de la marina me indicó que habían encontrado trampas desarmadas.* Creo que no somos los únicos en visitar a los piratas.
Tan solo al avanzamos un poco más cuando bombas siendo detonadas, seguido de disparos y gritos se comenzaron a escuchar, a juzgar por el sonido fue cerca de donde nos encontrábamos, aunque no parecía que nosotros fuéramos el objetivo.
El integrante del equipo con quien estaba hablando (con señas) me indicó que la orden de avanzar con extrema precaución fue dada por el superior. Respondí de manera positiva y le deseé suerte a él y a sus compañeros.
Las explosiones comenzaron ser menos frecuentes, no obstante los disparos no dejaban de escucharse y cada vez el sonido aumentaba.
Al poco tiempo descubrimos lo que estaba ocurriendo. El campamento (o lo que quedaba) se encontraba bajo ataque. El aroma de la sangre y entrañas llegó a mi nariz. Trozos de cuerpos se encontraban esparcidos por todo el lugar e incluso algunos de ellos colgaban de las ramas de los árboles. Cráteres causados por las explosiones podían verse en todo el campamento, algunos era utilizados para resguardarse de los disparos.
El número de piratas había sido reducido considerablemente. Los responsables de esto estaban al tanto y comenzaron un ataque directo hacía los piratas sobrevivientes. Se trataban de hombres encapuchados. Sus números eran mucho menores al de nosotros, eso explicaría el haber utilizado las bombas como primer ataque.
- Diablos, estoy feliz de haber esperado por ese maldito papel. –exclamé de manera inconsciente. Tuvimos suerte no vernos envueltos en esa masacre.
El marine que estaba con nosotros no pareció soportar más el solo observar y se lanzó al campo de batalla gritando a todo pulmón, a la vez que disparaba su arma. Esto provocó que otros marines de distintos equipos de igual manera abandonaran el escondite que el bosque nos ofrecía y siguieran a su camarada.- Malditos idiotas. –no disimulé mi enojo ante las acciones de mis compañeros.
El resto de los marines se vio obligado a dejar sus posiciones al ser descubiertos por piratas y encapuchados, obligándolos a entablar combate.
Por nuestra parte, 2 piratas notaron la presencia de la joven y yo. Empuñaron sus sables y corrieron en nuestra dirección mientras uno de ellos gritaba de manera furiosa acusándonos de ser quienes masacraron a sus camaradas.
Corrí en su dirección con intención de enfrentarme a ambos, pero uno de ellos esquivó mi ataque y se enfocó en Savara, ignorándome por completo. El tipo que me escogió como oponente realizó un ataque horizontal, el cual me obligó a concentrarme en él.
- ¡No olvides lo que mencioné! –grité con fuerza para que la joven me escuchara.
Conocía el nivel en que cual se encontraba la joven, sería un combate complicado si la presión de la situación la dominaba, aunque… Puede que fuera todo lo contrario y esa misma presión la obligara a sacar ese instinto asesino. Fuera como fuera, era mejor que me diera prisa en acabar con mi enemigo, y ayudarla si era necesario.
Savara
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- Pero no de esa manera...
Comenzó a decir Savara mientras se sonrojaba al darse cuenta de que el marine había entendido mal sus palabras. La joven intentó remediar lo dicho con algún tipo de explicación, pero la vergüenza la hizo titubear lo suficiente como para que no articulase una palabra bien. Sabía que si soltaba una sílaba más, el marine terminaría tomándola por tonta, pero por suerte llegó alguien que parecía mandar aún más que el moreno y se puso a distribuir a las personas por grupos para ir adentrándose en la espesura, asique la chica colocó su arma en el cinto y siguió a Bizvan.
La muchacha por unos momentos temió que esa persona al mando no la dejase seguirlos, pero por suerte o por torpeza terminó incluyéndola en un grupo en el que iba Bizvan y un tipo enorme con cara de pocos amigos. A Savara aquel tipo no la inspiró mucha confianza y trató de no despegarse mucho del marine durante todo el camino.
El camino transcurrió en un silencio casi sepulcral, la joven al principio creyó que era por la tensión del momento u algo así, pero había algo en la situación que la incomodaba. Savara veía como los marines inspeccionaban el campo detenidamente en busca de algo, la muchacha creía que estaban buscando huellas u algo así, pero ninguno musitaba una sola palabra hasta que me fijé en que el grandote paraba a Bizvan y comenzaban hacerse gestos. La chica se sintió un poco ofendida porque no la inmiscuyesen en la conversación que estaban teniendo, aunque tampoco tuvo tiempo de replicar puesto que al poco rato de ese hecho, el silencio se vio interrumpido por numerosos ruidos de explosiones y disparos. Una gran bandada de pájaros salieron velozmente volando, seguramente asustados, pero no habían sido los únicos en sobresaltarse.
Savara desenfundó su arma imaginando como cientos de enemigos se abalanzaban sobre ellos de una forma estrepitosa sin dejarles tiempo a reaccionar. La joven creía que habían caído en algún tipo de emboscada, pero de nuevo al fijarse en los marines que los acompañaba se dio cuenta de que estaba precipitándose nuevamente. Los chicos estaban alerta, pero todos concentrados y organizándose, incluso hubo un grupo que avanzó en dirección a los disparos.
-Ser marine es más duro de lo que creía, hay que tener un valor especial.
Pensó la joven mientras aguardaba a que Bizvan hiciese algún movimiento u orden mientras avanzaban lentamente. De repente una horrible imagen se mostró ante los ojos de aquella inocente muchacha, dejándola pasmada ante tanto dolor y destrucción. Ella misma había sufrido un dolor inolvidable, pero aquella imagen tan grotesca la revolvió el estómago. Nunca antes había visto trozos de hombres esparcidos por doquier, pero lo peor era el olor. La joven nunca sabría definirlo, aunque estaba segura de que nunca se olvidaría de él.
Las siguientes escenas la muchacha las vio como en tercera persona, estaba en una especie de shock que no la dejaba comprender la situación con claridad. La chica no sabía quienes eran aquellos encapuchados que estaban atacando a los tipos del campamento que veníamos a asalta, ni tampoco la importaba. La muchacha se había quedado como ida y por lo tanto no comprendió que era que lo que estaban haciendo los marines cuando salieron a luchar también, tampoco cuando Bizvan se adelantó espada en mano. Para ella todo había quedado en un olvido absurdo hasta que la voz del moreno atravesó la entrillada mente de la chica sacándola de su ensimismamiento.
La chica pestañeó un par de veces y su cerebro se puso a trabajar a toda máquina produciéndole toda la información que se había estado perdiendo y dándole sentido. Si no llega a ser por el marine, aquel tipo que avanzaba espada en mano hacia peli morada la hubiese cogido indefensa, pero gracias a él pudo recapacitar y pensar en lo que la había explicado Bizvan.
-Debo usar el entorno, debo usar el entorno...
Se repetía una y otra vez mientras reculaba ante el avance del pirata. La intención de la joven era adentrarse de nuevo en la espesura y usar la vegetación a su favor. El pirata parecía tomárselo como miedo por parte de la muchacha y aceleró el paso persiguiéndola hacia el interior.
La chica en el fondo sabía que no era muy buena idea alejarse de su compañero, pero dudaba poder con él en campo más abierto y así se demostró cuando la peli morada se vio vista a sólo poder parar las estocadas del tipo por milésimas. Si no fuese por el terreno angosto por el cual le costaba moverse al tipo, ya hubiese matado a la cazadora, pero Savara fue capaz de mantener la compostura y evitar verse muerta, sino que además usó la inteligencia y se llevó al tipo a un lugar lleno de ramajes donde empuñar el arma era difícil. No podían lanzar tajos horizontales sin que una rama te entorpeciese, dejando sólo los tajos y estocadas más directas o en vertical.
Cualquiera diría que la joven estaba tonta, pero había ideado un plan, asique tras llevarlo a ese sitio tan incómodo reculó rápidamente cogiendo distancias. Era la primera vez que iba a intentar hacer algo así, pero ya era hora de usar aquellos poderes tan extraños que había adquirido.
-No te muevas de ahí o morirás.
Comenzó a gritar la chica con un tono de falsa seguridad mientras levantaba un brazo con la palma de la mano extendida. Savara no sabía muy bien si lo que iba a hacer iba a funcionar, pero no se le ocurría otra manera y por suerte el pirata se había parado. No por la amenaza que la muchacha hizo, sino para reírse en su cara y mofarse de ella, aunque fue más que suficiente, ya que a la muchacha le dio tiempo a concentrarse para generar rápidamente toda la cantidad aquel extraño elemento grisáceo que podía generar para lanzárselo a toda potencia hacia el rostro del tipo.
Aquella masa golpeó al tipo en plena frente causándole una pequeña herida de la cual emanó un pequeño hilillo de sangre, aunque lo más importante no fue el daño sino la distracción, puesto que el tipo se había llevado la mano a la cabeza para comprobar que le había hecho la espadachín, momento que aprovechó Savara para empuñar su arma de nuevo con dos manos y clavársela en el abdomen hasta atravesarlo. Enseguida sus manos se mancharon de sangre y la joven soltó el arma asqueada ante aquella repentina sensación, intentando alejarse del tipo que intentaba sacarse mi espada de sus entrañas causándose más dolor.
La chica no sabía cuanto tiempo duró el tipo intentando sacar aquel arma, ni cuanto más en terminar de morir desangrado, pero la muchacha sólo pudo verlo morir lentamente sin poder hacer nada. Se había quedado completamente petrificada y con las manos llenas de sangre sin saber que hacer. Era la primera vez que mataba a un hombre.
Comenzó a decir Savara mientras se sonrojaba al darse cuenta de que el marine había entendido mal sus palabras. La joven intentó remediar lo dicho con algún tipo de explicación, pero la vergüenza la hizo titubear lo suficiente como para que no articulase una palabra bien. Sabía que si soltaba una sílaba más, el marine terminaría tomándola por tonta, pero por suerte llegó alguien que parecía mandar aún más que el moreno y se puso a distribuir a las personas por grupos para ir adentrándose en la espesura, asique la chica colocó su arma en el cinto y siguió a Bizvan.
La muchacha por unos momentos temió que esa persona al mando no la dejase seguirlos, pero por suerte o por torpeza terminó incluyéndola en un grupo en el que iba Bizvan y un tipo enorme con cara de pocos amigos. A Savara aquel tipo no la inspiró mucha confianza y trató de no despegarse mucho del marine durante todo el camino.
El camino transcurrió en un silencio casi sepulcral, la joven al principio creyó que era por la tensión del momento u algo así, pero había algo en la situación que la incomodaba. Savara veía como los marines inspeccionaban el campo detenidamente en busca de algo, la muchacha creía que estaban buscando huellas u algo así, pero ninguno musitaba una sola palabra hasta que me fijé en que el grandote paraba a Bizvan y comenzaban hacerse gestos. La chica se sintió un poco ofendida porque no la inmiscuyesen en la conversación que estaban teniendo, aunque tampoco tuvo tiempo de replicar puesto que al poco rato de ese hecho, el silencio se vio interrumpido por numerosos ruidos de explosiones y disparos. Una gran bandada de pájaros salieron velozmente volando, seguramente asustados, pero no habían sido los únicos en sobresaltarse.
Savara desenfundó su arma imaginando como cientos de enemigos se abalanzaban sobre ellos de una forma estrepitosa sin dejarles tiempo a reaccionar. La joven creía que habían caído en algún tipo de emboscada, pero de nuevo al fijarse en los marines que los acompañaba se dio cuenta de que estaba precipitándose nuevamente. Los chicos estaban alerta, pero todos concentrados y organizándose, incluso hubo un grupo que avanzó en dirección a los disparos.
-Ser marine es más duro de lo que creía, hay que tener un valor especial.
Pensó la joven mientras aguardaba a que Bizvan hiciese algún movimiento u orden mientras avanzaban lentamente. De repente una horrible imagen se mostró ante los ojos de aquella inocente muchacha, dejándola pasmada ante tanto dolor y destrucción. Ella misma había sufrido un dolor inolvidable, pero aquella imagen tan grotesca la revolvió el estómago. Nunca antes había visto trozos de hombres esparcidos por doquier, pero lo peor era el olor. La joven nunca sabría definirlo, aunque estaba segura de que nunca se olvidaría de él.
Las siguientes escenas la muchacha las vio como en tercera persona, estaba en una especie de shock que no la dejaba comprender la situación con claridad. La chica no sabía quienes eran aquellos encapuchados que estaban atacando a los tipos del campamento que veníamos a asalta, ni tampoco la importaba. La muchacha se había quedado como ida y por lo tanto no comprendió que era que lo que estaban haciendo los marines cuando salieron a luchar también, tampoco cuando Bizvan se adelantó espada en mano. Para ella todo había quedado en un olvido absurdo hasta que la voz del moreno atravesó la entrillada mente de la chica sacándola de su ensimismamiento.
La chica pestañeó un par de veces y su cerebro se puso a trabajar a toda máquina produciéndole toda la información que se había estado perdiendo y dándole sentido. Si no llega a ser por el marine, aquel tipo que avanzaba espada en mano hacia peli morada la hubiese cogido indefensa, pero gracias a él pudo recapacitar y pensar en lo que la había explicado Bizvan.
-Debo usar el entorno, debo usar el entorno...
Se repetía una y otra vez mientras reculaba ante el avance del pirata. La intención de la joven era adentrarse de nuevo en la espesura y usar la vegetación a su favor. El pirata parecía tomárselo como miedo por parte de la muchacha y aceleró el paso persiguiéndola hacia el interior.
La chica en el fondo sabía que no era muy buena idea alejarse de su compañero, pero dudaba poder con él en campo más abierto y así se demostró cuando la peli morada se vio vista a sólo poder parar las estocadas del tipo por milésimas. Si no fuese por el terreno angosto por el cual le costaba moverse al tipo, ya hubiese matado a la cazadora, pero Savara fue capaz de mantener la compostura y evitar verse muerta, sino que además usó la inteligencia y se llevó al tipo a un lugar lleno de ramajes donde empuñar el arma era difícil. No podían lanzar tajos horizontales sin que una rama te entorpeciese, dejando sólo los tajos y estocadas más directas o en vertical.
Cualquiera diría que la joven estaba tonta, pero había ideado un plan, asique tras llevarlo a ese sitio tan incómodo reculó rápidamente cogiendo distancias. Era la primera vez que iba a intentar hacer algo así, pero ya era hora de usar aquellos poderes tan extraños que había adquirido.
-No te muevas de ahí o morirás.
Comenzó a gritar la chica con un tono de falsa seguridad mientras levantaba un brazo con la palma de la mano extendida. Savara no sabía muy bien si lo que iba a hacer iba a funcionar, pero no se le ocurría otra manera y por suerte el pirata se había parado. No por la amenaza que la muchacha hizo, sino para reírse en su cara y mofarse de ella, aunque fue más que suficiente, ya que a la muchacha le dio tiempo a concentrarse para generar rápidamente toda la cantidad aquel extraño elemento grisáceo que podía generar para lanzárselo a toda potencia hacia el rostro del tipo.
Aquella masa golpeó al tipo en plena frente causándole una pequeña herida de la cual emanó un pequeño hilillo de sangre, aunque lo más importante no fue el daño sino la distracción, puesto que el tipo se había llevado la mano a la cabeza para comprobar que le había hecho la espadachín, momento que aprovechó Savara para empuñar su arma de nuevo con dos manos y clavársela en el abdomen hasta atravesarlo. Enseguida sus manos se mancharon de sangre y la joven soltó el arma asqueada ante aquella repentina sensación, intentando alejarse del tipo que intentaba sacarse mi espada de sus entrañas causándose más dolor.
La chica no sabía cuanto tiempo duró el tipo intentando sacar aquel arma, ni cuanto más en terminar de morir desangrado, pero la muchacha sólo pudo verlo morir lentamente sin poder hacer nada. Se había quedado completamente petrificada y con las manos llenas de sangre sin saber que hacer. Era la primera vez que mataba a un hombre.
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La cabeza de un encapuchado salió volando.* Mierda. ¡Ya dejen de aparecer! *a mi alrededor habían 4 cuerpos sin vida, los cuales habían impedido que siguiera a Savara y al pirata.
Mi rostro y brazos se encontraban cubiertos de sangre, sin embargo no era mía. Las pocas heridas que mi cuerpo presentaba eran menores gracias al haki, y el sangrado que estas generaban era casi nulo.
No parecía que más enemigos se encontraran cerca de mi posición, brindándome la oportunidad de adentrarme en el bosque. Envainé mi espada y comencé a correr a toda velocidad en dirección de este.
Era difícil determinar el camino que la chica tomó, causando que la ansiedad poco a poco comenzara a crecer dentro de mí. No importaba a donde miraba solo podía ver árboles y arbustos. Mi mente poco a poco comenzó a imaginar escenarios cada vez peores y justo cuando estaba a punto de comenzar a gritar el nombre de la pelimorada vi algo fuera de lo normal. Se trataba de las ropas blancas de la chica.
Al acercarme noté que el pirata estaba muerto con los ojos abiertos, juraría que miraba a la cazadora. En su estómago se podía apreciar la katana de Savara y un gran charco de sangre a su alrededor.
Por otra parte, la joven se encontraba de pie, aparentemente en estado de shock. No noté heridas visibles. Sus manos parecían estar cubiertas de sangre, mas al fijarme con atención me percaté que no era suya.* Comprendo exactamente por lo que estás pasando. *había omitido un dato cuando hablé del cazador que salvó mi vida. Ese día maté a mi primer enemigo y al ver su rostro sin vida mirándome no conseguí soportar las náuseas y vomité.
De manera lenta me aproximé hasta su posición.- Savara... ¿Estás bien? –creía conocer la respuesta, solo pregunté tratando de hacerla hablar. Coloqué mis manos sobre sus hombros para ver si había algún tipo de reacción. Ella no tendría problemas para deshacerse de mi agarre si así lo deseaba, solo era una medida de seguridad por si de manera repentina las fuerzas le fallaban.- Sé que es difícil, pero si quieres ser espadachín está no será la primera vez que tendrás que matar a alguien. –mi tono de voz era lo más tranquilizador que me podía permitir en este tipo de situación.- No cuestionaré ni preguntaré sobre tus motivos para volverte una cazadora, sin embargo, es ahora cuando tienes que replantearte si estás dispuesta a recorrer el camino de la espada. Piénsalo con cuidado, pues ahora ya conoces el verdadero peso que conlleva empuñar un arma. –puede que no fuera el mejor momento para hablar de ese tema, no obstante este podría ser el inicio de una nueva vida para ella. Llena de batallas que pondrían a prueba su temple…
Mi rostro y brazos se encontraban cubiertos de sangre, sin embargo no era mía. Las pocas heridas que mi cuerpo presentaba eran menores gracias al haki, y el sangrado que estas generaban era casi nulo.
No parecía que más enemigos se encontraran cerca de mi posición, brindándome la oportunidad de adentrarme en el bosque. Envainé mi espada y comencé a correr a toda velocidad en dirección de este.
Era difícil determinar el camino que la chica tomó, causando que la ansiedad poco a poco comenzara a crecer dentro de mí. No importaba a donde miraba solo podía ver árboles y arbustos. Mi mente poco a poco comenzó a imaginar escenarios cada vez peores y justo cuando estaba a punto de comenzar a gritar el nombre de la pelimorada vi algo fuera de lo normal. Se trataba de las ropas blancas de la chica.
Al acercarme noté que el pirata estaba muerto con los ojos abiertos, juraría que miraba a la cazadora. En su estómago se podía apreciar la katana de Savara y un gran charco de sangre a su alrededor.
Por otra parte, la joven se encontraba de pie, aparentemente en estado de shock. No noté heridas visibles. Sus manos parecían estar cubiertas de sangre, mas al fijarme con atención me percaté que no era suya.* Comprendo exactamente por lo que estás pasando. *había omitido un dato cuando hablé del cazador que salvó mi vida. Ese día maté a mi primer enemigo y al ver su rostro sin vida mirándome no conseguí soportar las náuseas y vomité.
De manera lenta me aproximé hasta su posición.- Savara... ¿Estás bien? –creía conocer la respuesta, solo pregunté tratando de hacerla hablar. Coloqué mis manos sobre sus hombros para ver si había algún tipo de reacción. Ella no tendría problemas para deshacerse de mi agarre si así lo deseaba, solo era una medida de seguridad por si de manera repentina las fuerzas le fallaban.- Sé que es difícil, pero si quieres ser espadachín está no será la primera vez que tendrás que matar a alguien. –mi tono de voz era lo más tranquilizador que me podía permitir en este tipo de situación.- No cuestionaré ni preguntaré sobre tus motivos para volverte una cazadora, sin embargo, es ahora cuando tienes que replantearte si estás dispuesta a recorrer el camino de la espada. Piénsalo con cuidado, pues ahora ya conoces el verdadero peso que conlleva empuñar un arma. –puede que no fuera el mejor momento para hablar de ese tema, no obstante este podría ser el inicio de una nueva vida para ella. Llena de batallas que pondrían a prueba su temple…
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Justo en el momento en el que Savara hincó su espada en el cuerpo del tipo y comprendió lo que había hecho, se quedó en un estado de semiinconsciencia durante un tiempo que nunca sabría definir, pero de pronto la chica notó una presión en sus brazos, seguida de una voz que su mente tardó unos segundos en reconocer, aunque fue el estímulo externo que la joven necesitó para volver a la realidad y descubrir que era Bizvan quien estaba a su lado hablándola con voz tranquilizadora.
- No... no te preocupes, me recompondré - contestó la chica. - Sé que el camino que he elegido no será fácil de recorrer, pero debo hacerlo por mí, por la memoria de mis más queridos y por todos los que salve al acabar con este tipo de gente - siguió hablando mientras recordaba a su hermana y lo que las habían hecho. Era un recuerdo triste y desgarrador, pero en este peculiar momento Savara encontraba fuerzas en él.
La muchacha había decidido sacarse el carnet de cazadora como un medio para encontrar a aquellos piratas que cometieron tal fechoría, aunque hasta ahora no comenzó a comprender lo que ese deseo abarcaba y todo lo que tendría que trabajar y mejorar para conseguirlo. Tenía el momento perfecto, al igual que una excusa consigo misma para dejarlo todo y correr de nuevo a su casa, pero entonces recordó que en aquella casa nadie la esperaba. Seguramente ni aquella mujer tan amable que las ayudaba iría ya y sabía que si volvía allí terminaría amargándose y transformándose en algo que no era ella.
-Debo ser fuerte, Blanca se lo merece - pensó la muchacha a la vez que se limpiaba unas lágrimas que habían comenzado a florecer en su rostro al acordarse de su famila.
No quería que el marine tomase una idea equivocada de ella, asique tras limpiarse el rostro de aquellas lágrimas que purgaban algo del odio que llevaba dentro, se alejó del moreno para recuperar el arma del pirata tendido en el suelo que había terminado muriendo desangrado. No era un sensación agradable para la chica, pero ya lloraría para desahogarse cuando nadie la viese.
- Gracias por tus palabras Bizvan, pero quiero intentar caminar por este sendero tortuoso aún sabiendo que dejará marcas en mí - agradeció de corazón la cazadora. - Pero ahora deberíamos volver, quizás tus compañeros necesiten ayuda.
La chica nada más terminar de hablar, se dio la vuelta y comenzó a desandar el camino que minutos antes había hecho perseguido por aquel ser que no habría dudado en matarla él a ella. En parte era verdar que quería ayudar a los marines, pero una pequeña parte de ella sabía que debía comenzar a moverse antes de seguir planteándose más cosas.
- No... no te preocupes, me recompondré - contestó la chica. - Sé que el camino que he elegido no será fácil de recorrer, pero debo hacerlo por mí, por la memoria de mis más queridos y por todos los que salve al acabar con este tipo de gente - siguió hablando mientras recordaba a su hermana y lo que las habían hecho. Era un recuerdo triste y desgarrador, pero en este peculiar momento Savara encontraba fuerzas en él.
La muchacha había decidido sacarse el carnet de cazadora como un medio para encontrar a aquellos piratas que cometieron tal fechoría, aunque hasta ahora no comenzó a comprender lo que ese deseo abarcaba y todo lo que tendría que trabajar y mejorar para conseguirlo. Tenía el momento perfecto, al igual que una excusa consigo misma para dejarlo todo y correr de nuevo a su casa, pero entonces recordó que en aquella casa nadie la esperaba. Seguramente ni aquella mujer tan amable que las ayudaba iría ya y sabía que si volvía allí terminaría amargándose y transformándose en algo que no era ella.
-Debo ser fuerte, Blanca se lo merece - pensó la muchacha a la vez que se limpiaba unas lágrimas que habían comenzado a florecer en su rostro al acordarse de su famila.
No quería que el marine tomase una idea equivocada de ella, asique tras limpiarse el rostro de aquellas lágrimas que purgaban algo del odio que llevaba dentro, se alejó del moreno para recuperar el arma del pirata tendido en el suelo que había terminado muriendo desangrado. No era un sensación agradable para la chica, pero ya lloraría para desahogarse cuando nadie la viese.
- Gracias por tus palabras Bizvan, pero quiero intentar caminar por este sendero tortuoso aún sabiendo que dejará marcas en mí - agradeció de corazón la cazadora. - Pero ahora deberíamos volver, quizás tus compañeros necesiten ayuda.
La chica nada más terminar de hablar, se dio la vuelta y comenzó a desandar el camino que minutos antes había hecho perseguido por aquel ser que no habría dudado en matarla él a ella. En parte era verdar que quería ayudar a los marines, pero una pequeña parte de ella sabía que debía comenzar a moverse antes de seguir planteándose más cosas.
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Demostró una convicción fuerte, eso le ayudaría en el futuro.
Respiré de manera honda. Este breve tiempo fue suficiente para regresar el dominio de mi espada a la normalidad.* Realmente es una molestia. *tenía que buscar la forma de aumentar el tiempo que podía empuñar mi arma sin perder el control.* Me preocuparé de eso después.
Comencé a correr a toda velocidad pasando a un lado de la chica.
Los marines no tendrían por qué encontrarse en una situación desfavorable, al contrario, deberíamos tener una gran ventaja al atacar a dos grupos enemistados entre sí.* Espero que la situación no cambie y terminen aliándose contra nosotros. *no se podía descartar esa posible situación.
Al regresar al campo de batalla parecía que los únicos que continuaban enfrentándose a los marines eran los piratas. No había rastro aparente de los encapuchados (sin contar los cadáveres en el piso).
* Solo hace falta acabar con los enemigos restantes y…
- ¡Malditos estorbos! –la voz llena de odio de una mujer se escuchó con claridad por todo el lugar.
Busqué con la mirada a la dueña de la voz y cuando la encontré no di mérito a lo que veía. Una mujer alta (aproximadamente 2.00m) se enfrentaba a 2 marines sin dificultad utilizando un kanabo. Gran parte de sus ropas se encontraban quemada y destrozada, dejando expuesto diferentes partes de su cuerpo bronceado. Si uno se fijaba bien podía notar músculos bien formados (aunque sin perder su figura femenina). Un rostro que debió pertenecer a una bella mujer de semblante desafiante y larga cabellera negra, ahora se encontraba quemado, sangrando y con trozos de carne colgando en el lado izquierdo. Su retina blanca indicaba que su ojo izquierdo había dejado de funcionar. El brazo de ese mismo lado se encontraba en las mismas lamentables condiciones… Y aun así continuaba peleando contra esos marines con una ferocidad que era digna de admirar.
- ¡Todo el mundo! –el grito del superior encargado de la misión resonó con fuerza.- ¡Ella es la capitana, si conseguimos detenerla la moral del enemigo se vendrá abajo!
La mujer pareció enfadarse ante esas palabras y con un solo movimiento de su arma golpeó a los marines arrojándolos lejos, los cuales terminaron impactando contra otros 2 marines.
- ¡Mataré a todo aquel que se meta en mi camino! –las palabras de su capitana incrementó la moral de sus hombres, mostrando más fuerza en sus ataques.
Los únicos que no estábamos envueltos en el combate éramos Savara y yo.
- Espero que estés lista para esto. –no necesitaba girarme para saber que ella se encontraba cerca, ya que escuché sus pasos cuando lo hizo.- Ataca cuando puedas y no pierdas la paciencia. –fueron las últimas palabras que le dije antes de comenzar a correr en dirección de la mujer pirata.
Dejé salir un grito de guerra para llamar la atención de mi enemigo. Mi intención era centrar toda su atención en mí para que la cazadora consiguiera acercarse sin ser notada por ella.
La capitana posó su atención en mí y sonrió de manera siniestra (a causa del estado actual de su rostro). Preparó su arma para recibirme y cuando entré en el rango de su arma lanzó un ataque descendente. Una nube de polvo se elevó a causa del potente golpe. Esquivar ese ataque fue casi un milagro o quizás se debía a que había perdido un ojo y no estaba acostumbrada a su nueva visión.
Intenté realizar un corte en una de sus muñecas, pero se percató de esto y bloqueó mi espada con su kanabo.
- ¡Primero esos bastardos ladrones viene y se cagan en mis planes, y ahora los perros de la marina se ponen en mi camino! –Su fuerza pareció aumentar obligándome a comenzar a ceder en el cruce de armas.- ¡Sólo quería recuperar mi maldita fruta! –terminé arrodillado a causa de su fuerza. Mis brazos temblaban y mi rostro debería encontrarse enrojecido a causa del esfuerzo.- ¡Esto es lo que obtengo por intentar hacer las cosas de manera pacífica! –su rostro se encontraba deformado por la ira y parecía tener en mente descargarla en mí.
Respiré de manera honda. Este breve tiempo fue suficiente para regresar el dominio de mi espada a la normalidad.* Realmente es una molestia. *tenía que buscar la forma de aumentar el tiempo que podía empuñar mi arma sin perder el control.* Me preocuparé de eso después.
Comencé a correr a toda velocidad pasando a un lado de la chica.
Los marines no tendrían por qué encontrarse en una situación desfavorable, al contrario, deberíamos tener una gran ventaja al atacar a dos grupos enemistados entre sí.* Espero que la situación no cambie y terminen aliándose contra nosotros. *no se podía descartar esa posible situación.
Al regresar al campo de batalla parecía que los únicos que continuaban enfrentándose a los marines eran los piratas. No había rastro aparente de los encapuchados (sin contar los cadáveres en el piso).
* Solo hace falta acabar con los enemigos restantes y…
- ¡Malditos estorbos! –la voz llena de odio de una mujer se escuchó con claridad por todo el lugar.
Busqué con la mirada a la dueña de la voz y cuando la encontré no di mérito a lo que veía. Una mujer alta (aproximadamente 2.00m) se enfrentaba a 2 marines sin dificultad utilizando un kanabo. Gran parte de sus ropas se encontraban quemada y destrozada, dejando expuesto diferentes partes de su cuerpo bronceado. Si uno se fijaba bien podía notar músculos bien formados (aunque sin perder su figura femenina). Un rostro que debió pertenecer a una bella mujer de semblante desafiante y larga cabellera negra, ahora se encontraba quemado, sangrando y con trozos de carne colgando en el lado izquierdo. Su retina blanca indicaba que su ojo izquierdo había dejado de funcionar. El brazo de ese mismo lado se encontraba en las mismas lamentables condiciones… Y aun así continuaba peleando contra esos marines con una ferocidad que era digna de admirar.
- ¡Todo el mundo! –el grito del superior encargado de la misión resonó con fuerza.- ¡Ella es la capitana, si conseguimos detenerla la moral del enemigo se vendrá abajo!
La mujer pareció enfadarse ante esas palabras y con un solo movimiento de su arma golpeó a los marines arrojándolos lejos, los cuales terminaron impactando contra otros 2 marines.
- ¡Mataré a todo aquel que se meta en mi camino! –las palabras de su capitana incrementó la moral de sus hombres, mostrando más fuerza en sus ataques.
Los únicos que no estábamos envueltos en el combate éramos Savara y yo.
- Espero que estés lista para esto. –no necesitaba girarme para saber que ella se encontraba cerca, ya que escuché sus pasos cuando lo hizo.- Ataca cuando puedas y no pierdas la paciencia. –fueron las últimas palabras que le dije antes de comenzar a correr en dirección de la mujer pirata.
Dejé salir un grito de guerra para llamar la atención de mi enemigo. Mi intención era centrar toda su atención en mí para que la cazadora consiguiera acercarse sin ser notada por ella.
La capitana posó su atención en mí y sonrió de manera siniestra (a causa del estado actual de su rostro). Preparó su arma para recibirme y cuando entré en el rango de su arma lanzó un ataque descendente. Una nube de polvo se elevó a causa del potente golpe. Esquivar ese ataque fue casi un milagro o quizás se debía a que había perdido un ojo y no estaba acostumbrada a su nueva visión.
Intenté realizar un corte en una de sus muñecas, pero se percató de esto y bloqueó mi espada con su kanabo.
- ¡Primero esos bastardos ladrones viene y se cagan en mis planes, y ahora los perros de la marina se ponen en mi camino! –Su fuerza pareció aumentar obligándome a comenzar a ceder en el cruce de armas.- ¡Sólo quería recuperar mi maldita fruta! –terminé arrodillado a causa de su fuerza. Mis brazos temblaban y mi rostro debería encontrarse enrojecido a causa del esfuerzo.- ¡Esto es lo que obtengo por intentar hacer las cosas de manera pacífica! –su rostro se encontraba deformado por la ira y parecía tener en mente descargarla en mí.
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La chica avanzó sin pararse un segundo hasta que llegaron de nuevo al campamento improvisado que iban a asaltar.
El caos seguía danzando para desesperación de la bella Savara. La muchacha en el fondo había esperado que todo aquello hubiese acabado durante el rato que pasó en la espesura, pero ni de lejos había pasado eso, si no que los marines seguían entablando combate con el grupo de piratas, aunque al menos los encapuchados ya se habían retirado. Menos enemigos de los que preocuparse, pero aún así la cazadora estaba tensa y más cuando de repente la voz atronadora de una enorme mujer la sobresaltó.
Tras esos segundos tensos en los que los marines se pusieron a distribuirse ante la aparición de la jefa de los piratas, la peli morada no sabía muy bien que hacer mientras ellos se organizaban, ya que la muchacha sólo tenía ojos para el gran garrote que la mujer llevaba y el aspecto temible que la aportaba. Su aspecto a la chica le parecía horroroso, aunque más temía con la facilidad que blandía su arma. Ella notaba los brazos cargadísimos y sabía que si sobrevivía a esto, tendría un montón de dolores durante días.
La zagala hubiese preferido entremezclarse en la escaramuza y prestar ayuda a los combates menores, pero cuando Savara quiso darse cuenta eran ella y Bizvan quienes debían atacar a aquella mujer que no paraba de dar voces, incluso casi no escucha las palabras del moreno a causa de la tensión, pero el tono de voz de aquel marine era como un chorro de agua tranquilizador.
A pesar de estar más tranquila, la chica avanzó con temor y siempre por detrás del marine. Este sin embargo parecía no temerle a aquella enorme mujer y se lanzó a por ella sin dudarlo un momento. Estos se entremezclaron en un baile mortal de estocadas y golpes, mientras que la cazadora se mantuvo al margen esperando su momento. Ella dudaba de poder hacer algo que fuese considerado como ayuda, pero aún así se mantuvo por allí no muy lejos.
La cazadora avanzó unos metros sorprendiéndose porque la enemiga no podía verla. Fue cuando se fijó en que la herida que tenía en el rostro la tenía que dificultar la visión y que por eso no podía verla, asique se la espadachín se dispuso a rodearla.
Su intención era ir con cuidado aprovechando la situación ya que Bizvan estaba entreteniéndola bastante bien, pero entonces se quedó a medio camino quedándose mirando hacia su costado ya que el combate dio un giro inesperado haciendo que la chica se asustase realmente. No por ella misma, sino por aquel joven que tan amable se había mostrado con ella y estaba a punto de ser aplastado bajo aquella terrible porra, asique la muchacha reaccionó guiada por el instinto recorriendo los pocos metros que los separaban mientras profería un grito en el que iba toda su rabia.
No fue capaz de emitir ninguna palabra en concreto, si no que simplemente fue un grito sin sentido, peri aún así consiguió lo que la joven quería. La pirata dejó de hacer presión sobre el marine para prestar atención a la cazadora, pero esta había avanzado por el lado ciego dándole la oportunidad justa para llegar junto a ella y poder clavarle su katana en el vientre dejándosela allí incrustada. La enorme mujer gritó ferozmente y le propinó un fuerte revés a la peli morada con el dorso de la mano haciendo que esta saliese despedida varios metros hacia atrás mientras soltaba un gemido de dolor.
A la muchacha le dolió bastante el golpe, más la caída, pero aún así cayó al suelo con un atisbo de orgullo por haberle podido dar una segunda oportunidad al marine. Ahora sólo quedaba que la usase.
El caos seguía danzando para desesperación de la bella Savara. La muchacha en el fondo había esperado que todo aquello hubiese acabado durante el rato que pasó en la espesura, pero ni de lejos había pasado eso, si no que los marines seguían entablando combate con el grupo de piratas, aunque al menos los encapuchados ya se habían retirado. Menos enemigos de los que preocuparse, pero aún así la cazadora estaba tensa y más cuando de repente la voz atronadora de una enorme mujer la sobresaltó.
Tras esos segundos tensos en los que los marines se pusieron a distribuirse ante la aparición de la jefa de los piratas, la peli morada no sabía muy bien que hacer mientras ellos se organizaban, ya que la muchacha sólo tenía ojos para el gran garrote que la mujer llevaba y el aspecto temible que la aportaba. Su aspecto a la chica le parecía horroroso, aunque más temía con la facilidad que blandía su arma. Ella notaba los brazos cargadísimos y sabía que si sobrevivía a esto, tendría un montón de dolores durante días.
La zagala hubiese preferido entremezclarse en la escaramuza y prestar ayuda a los combates menores, pero cuando Savara quiso darse cuenta eran ella y Bizvan quienes debían atacar a aquella mujer que no paraba de dar voces, incluso casi no escucha las palabras del moreno a causa de la tensión, pero el tono de voz de aquel marine era como un chorro de agua tranquilizador.
A pesar de estar más tranquila, la chica avanzó con temor y siempre por detrás del marine. Este sin embargo parecía no temerle a aquella enorme mujer y se lanzó a por ella sin dudarlo un momento. Estos se entremezclaron en un baile mortal de estocadas y golpes, mientras que la cazadora se mantuvo al margen esperando su momento. Ella dudaba de poder hacer algo que fuese considerado como ayuda, pero aún así se mantuvo por allí no muy lejos.
La cazadora avanzó unos metros sorprendiéndose porque la enemiga no podía verla. Fue cuando se fijó en que la herida que tenía en el rostro la tenía que dificultar la visión y que por eso no podía verla, asique se la espadachín se dispuso a rodearla.
Su intención era ir con cuidado aprovechando la situación ya que Bizvan estaba entreteniéndola bastante bien, pero entonces se quedó a medio camino quedándose mirando hacia su costado ya que el combate dio un giro inesperado haciendo que la chica se asustase realmente. No por ella misma, sino por aquel joven que tan amable se había mostrado con ella y estaba a punto de ser aplastado bajo aquella terrible porra, asique la muchacha reaccionó guiada por el instinto recorriendo los pocos metros que los separaban mientras profería un grito en el que iba toda su rabia.
No fue capaz de emitir ninguna palabra en concreto, si no que simplemente fue un grito sin sentido, peri aún así consiguió lo que la joven quería. La pirata dejó de hacer presión sobre el marine para prestar atención a la cazadora, pero esta había avanzado por el lado ciego dándole la oportunidad justa para llegar junto a ella y poder clavarle su katana en el vientre dejándosela allí incrustada. La enorme mujer gritó ferozmente y le propinó un fuerte revés a la peli morada con el dorso de la mano haciendo que esta saliese despedida varios metros hacia atrás mientras soltaba un gemido de dolor.
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* Esto será más difícil de lo que imaginé. *creí que su fuerza se vería afectada a causa de las condiciones en las que se encontraba su brazo.* Tengo que buscar el momento exacto para… *un grito llamó la atención de la pirata y mío. Se trataba de la pelimorada, quien se dirigía directo a la mujer con su katana lista para el combate.
La mujer no fue capaz de notar la presencia de la joven quien consiguió acercarse lo necesario para perforar el vientre de la capitana. Uno pensaría que solo eso sería necesario para dar por terminado ese combate, sin embargo aquella pirata no parecía querer rendirse tan fácilmente. Con un movimiento de su mano arrojó lejos a la cazadora con un fuerte golpe.
Esta era la oportunidad perfecta, tendría que agradecerle y recompensárselo a la chica más tarde, ahora tenía que acabar con esa bastarda. Con un rápido movimiento me impulsé con intención de realizar un ataque perforante.
La sorpresa de haber sido herida repentinamente (además del daño) causó que esquivar o bloquear mi espada le resultara imposible. La hoja entró en su pecho atravesándolo por completo. Su corazón debió resultar daños pues ese era mi objetivo, aunque eso no fue todo, en el momento que mi espada entró en su cuerpo comencé a liberar la mayor cantidad de electricidad que podía generar en ese momento con intenciones de causar una muerte instantánea y librarme de un ataque suyo.
La mujer tosió un poco de sangre en mi rostro mientras me miraba fijamente, pareció querer decir algo, aunque las palabras nunca llegaron a formarse y solo tosió más sangre. Poco a poco comenzó a cerrar sus ojos.
Sujeté ambas armas y con el pie empuje su cuerpo haciéndola caer de espaldas contra el suelo. Respiré hondamente para luego gritar a todo pulmón.- ¡A muerto, la capitana enemiga está muerta! –mi voz se escuchó por todo el lugar.
Ante esas palabras algunos piratas parecieron perder todo su espíritu de pelea. Unos pocos intentaron hacerlos entrar en razón para que continuaran combatiendo, pero fue en vano.
Los marines se enfocaron en acabar con los piratas que continuaban ofreciendo resistencia. Unos cuantos marines comenzaron a capturar a los enemigos que se rendían, y otros entraron en el bosque persiguiendo a un pequeño grupo de piratas que intentaba escapar.
Preocupado por la chica dejé de lado todo eso y corrí hasta donde esta se encontraba para revisar su condición tras recibir ese golpe. En caso de presentarse dislocaciones podía encargarme de ellas.
Dentro de poco la misión terminaría.
La mujer no fue capaz de notar la presencia de la joven quien consiguió acercarse lo necesario para perforar el vientre de la capitana. Uno pensaría que solo eso sería necesario para dar por terminado ese combate, sin embargo aquella pirata no parecía querer rendirse tan fácilmente. Con un movimiento de su mano arrojó lejos a la cazadora con un fuerte golpe.
Esta era la oportunidad perfecta, tendría que agradecerle y recompensárselo a la chica más tarde, ahora tenía que acabar con esa bastarda. Con un rápido movimiento me impulsé con intención de realizar un ataque perforante.
La sorpresa de haber sido herida repentinamente (además del daño) causó que esquivar o bloquear mi espada le resultara imposible. La hoja entró en su pecho atravesándolo por completo. Su corazón debió resultar daños pues ese era mi objetivo, aunque eso no fue todo, en el momento que mi espada entró en su cuerpo comencé a liberar la mayor cantidad de electricidad que podía generar en ese momento con intenciones de causar una muerte instantánea y librarme de un ataque suyo.
La mujer tosió un poco de sangre en mi rostro mientras me miraba fijamente, pareció querer decir algo, aunque las palabras nunca llegaron a formarse y solo tosió más sangre. Poco a poco comenzó a cerrar sus ojos.
Sujeté ambas armas y con el pie empuje su cuerpo haciéndola caer de espaldas contra el suelo. Respiré hondamente para luego gritar a todo pulmón.- ¡A muerto, la capitana enemiga está muerta! –mi voz se escuchó por todo el lugar.
Ante esas palabras algunos piratas parecieron perder todo su espíritu de pelea. Unos pocos intentaron hacerlos entrar en razón para que continuaran combatiendo, pero fue en vano.
Los marines se enfocaron en acabar con los piratas que continuaban ofreciendo resistencia. Unos cuantos marines comenzaron a capturar a los enemigos que se rendían, y otros entraron en el bosque persiguiendo a un pequeño grupo de piratas que intentaba escapar.
Preocupado por la chica dejé de lado todo eso y corrí hasta donde esta se encontraba para revisar su condición tras recibir ese golpe. En caso de presentarse dislocaciones podía encargarme de ellas.
Dentro de poco la misión terminaría.
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La joven tras realizar un esfuerzo por incorporarse, comenzó a buscar su espada a tientas por puro instinto, ahora que la joven se encontraba sumida en un combate real se sentía insegura sin su arma, pero entonces fue cuando recordó que no la había dado tiempo a sacarla de la pirata. El pánico cundió para la espadachín durante unos segundos, pero tras ver como Bizvan conseguía acabar con aquella terrible mujer su cuerpo se relajó tras un largo suspiro.
Las voces que daba el espadachín rápidamente se hicieron eco por el campo de batalla, consiguiendo que los pocos que estaban ofreciendo resistencia pronto dejaran de hacerlo. En pocos minutos los piratas que quedaron al alrededor estaban muertos o maniatados. Por fin parecía acabar esa locura.
Cuando la joven vio que el marine se acercaba a ella con la preocupación escrita en el rostro, no tardó en levantarse para tranquilizarlo.
- No te preocupes compañero, estoy bien. Mañana me levantaré dolorida y magullada, pero nada que no haya sufrido antes después de una jornada dura de trabajo - dijo sonriendo tímidamente mientras se sacudía el polvo de la falda verde que siempre solía llevar.
Una vez tranquilizó al marine se acercó al cadáver de la pirata muerta. La muchacha tuvo que hacer tripas corazón una vez más para ser capaz de sacar su arma, pero haciendo un último esfuerzo la sacó y comenzó a limpiar su hoja en la falda. A la joven la importaba su aspecto, pero más la espada que era el único recuerdo familiar que aún tenía.
- Creo que no hay nada más que yo pueda hacer, asique tú dirás cual es el siguiente paso.
La joven ni sabía que debía hacer ahora, nunca antes había usado su carnet de cazadora y tampoco sabía si llegaría a usarlo. Ella sólo había acabado con uno de aquellos tipos mientras Bizvan y el resto de marines hacían el trabajo duro. Tampoco es que el dinero fuese una de sus prioridades, pero si ya habían terminado con esta locura a la chica le gustaría invitar al marine a tomar una copa. Sin ninguna duda la peli morada sabía que iba a necesitar un trago para conciliar la noche.
Las voces que daba el espadachín rápidamente se hicieron eco por el campo de batalla, consiguiendo que los pocos que estaban ofreciendo resistencia pronto dejaran de hacerlo. En pocos minutos los piratas que quedaron al alrededor estaban muertos o maniatados. Por fin parecía acabar esa locura.
Cuando la joven vio que el marine se acercaba a ella con la preocupación escrita en el rostro, no tardó en levantarse para tranquilizarlo.
- No te preocupes compañero, estoy bien. Mañana me levantaré dolorida y magullada, pero nada que no haya sufrido antes después de una jornada dura de trabajo - dijo sonriendo tímidamente mientras se sacudía el polvo de la falda verde que siempre solía llevar.
Una vez tranquilizó al marine se acercó al cadáver de la pirata muerta. La muchacha tuvo que hacer tripas corazón una vez más para ser capaz de sacar su arma, pero haciendo un último esfuerzo la sacó y comenzó a limpiar su hoja en la falda. A la joven la importaba su aspecto, pero más la espada que era el único recuerdo familiar que aún tenía.
- Creo que no hay nada más que yo pueda hacer, asique tú dirás cual es el siguiente paso.
La joven ni sabía que debía hacer ahora, nunca antes había usado su carnet de cazadora y tampoco sabía si llegaría a usarlo. Ella sólo había acabado con uno de aquellos tipos mientras Bizvan y el resto de marines hacían el trabajo duro. Tampoco es que el dinero fuese una de sus prioridades, pero si ya habían terminado con esta locura a la chica le gustaría invitar al marine a tomar una copa. Sin ninguna duda la peli morada sabía que iba a necesitar un trago para conciliar la noche.
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Suspiré aliviado ante las palabras de la chica. No podría evitar sentirme responsable si algo le hubiera ocurrido.
Poco tiempo después los marines se encontraban atendiendo a los heridos (tanto aliados como prisioneros). Había un total de 10 enemigos esposados, de entre los cuales 1 de ellos era un encapuchado. Su pierna se encontraba lastimada y no podía moverse, por lo cual intentó hacerse pasar por un cadáver. Tras interrogarlo (torturarlo) se descubrió que formaba parte de un grupo que se hacía llamar “Pardal”. Días atrás habían entrado en conflicto con la banda de la mujer pirata al robarles 3 cofres. Poco después nosotros llegamos a la isla y se presentó una oportunidad para ellos de acabar por completo con los piratas y de paso dejar de fuera a la marina para evitar futuras investigaciones, para su desgracia tardamos más de lo previsto en enfrentarnos a los piratas. Mencionó que un equipo de vigilantes (piratas) descubrió a uno de los grupos (de ladrones), causando que el plan tuviera que llevarse acabo de inmediato y por ende no resultamos afectados por las bombas que destrozaron al enemigo.
Miré todo el lugar, no importaba a donde veía solo podía ver cadáveres. Nosotros también sufrimos bajas, estadísticamente podía decirse que la misión había sido un éxito por el bajo número de muertes aliadas, sin embargo no podía verlo de esa forma. Era una manera infantil de pensar, pero preferiría que nadie de nuestro lado muriera.
Las palabras de Savara sirvieron para devolverme a la realidad.- ¿Siguiente paso? Oh, debes referirte a una recompensa. –coloqué mi dedo pulgar e índice en mi barbilla mientras emitía un sonido de “mmmm”.- Bien tengo 3 opciones. La primera es casi inmediata, consiste en poder cobrar la recompensa de ella. –señalé el cadáver la capitana, cuya recompensa era de 10 millones.– La segunda es un poco más tardada si así lo deseas. Soy herrero y si algún día quieres un arma o armadura, estaría dispuesto a realizar el trabajo de manera gratis. No habría límite de tiempo para realizar tu pedido y podrías hacerlo ahora mismo o en un futuro, solo ten en cuenta que mi habilidad incrementará y cuanto más tiempo pase mejor calidad tendrán mis creaciones. –sonreí de manera amigable. –La tercera opción es que tú propongas algo.
Si Savara optaba por el dinero ya tenía planeado la forma para que ella lo obtuviera. Solo tenía que decirle al superior que la experiencia vivida hoy le mostró a la joven que no podría continuar con ese tipo de trabajo. El dinero de la recompensa le ayudaría vivir por un tiempo mientras buscaba una forma pacífica de ganarse la vida.
De ese modo se le ofrecería un documento con el cual la pelimorada podría cobrar el dinero de la recompensa sin problemas, aunque claro, la cantidad de dinero que ella recibiría dependería de su rango como cazadora.
Sí, era una mentira, pero a la marina no le causaría ningún daño o pérdida. Por si fuera poco la joven había demostrado un gran valor y merecía obtener algo a cambio por haberme salvado.
- Bien, fue un gusto trabajar contigo. –extendí mi mano para estrechar la suya, justo igual a cuando nos conocimos.- Iré a beber algo, puedes acompañarme si así lo deseas, claro que si crees que hoy ha sido un día largo y prefieres descansar, yo lo comprenderé.
Poco tiempo después los marines se encontraban atendiendo a los heridos (tanto aliados como prisioneros). Había un total de 10 enemigos esposados, de entre los cuales 1 de ellos era un encapuchado. Su pierna se encontraba lastimada y no podía moverse, por lo cual intentó hacerse pasar por un cadáver. Tras interrogarlo (torturarlo) se descubrió que formaba parte de un grupo que se hacía llamar “Pardal”. Días atrás habían entrado en conflicto con la banda de la mujer pirata al robarles 3 cofres. Poco después nosotros llegamos a la isla y se presentó una oportunidad para ellos de acabar por completo con los piratas y de paso dejar de fuera a la marina para evitar futuras investigaciones, para su desgracia tardamos más de lo previsto en enfrentarnos a los piratas. Mencionó que un equipo de vigilantes (piratas) descubrió a uno de los grupos (de ladrones), causando que el plan tuviera que llevarse acabo de inmediato y por ende no resultamos afectados por las bombas que destrozaron al enemigo.
Miré todo el lugar, no importaba a donde veía solo podía ver cadáveres. Nosotros también sufrimos bajas, estadísticamente podía decirse que la misión había sido un éxito por el bajo número de muertes aliadas, sin embargo no podía verlo de esa forma. Era una manera infantil de pensar, pero preferiría que nadie de nuestro lado muriera.
Las palabras de Savara sirvieron para devolverme a la realidad.- ¿Siguiente paso? Oh, debes referirte a una recompensa. –coloqué mi dedo pulgar e índice en mi barbilla mientras emitía un sonido de “mmmm”.- Bien tengo 3 opciones. La primera es casi inmediata, consiste en poder cobrar la recompensa de ella. –señalé el cadáver la capitana, cuya recompensa era de 10 millones.– La segunda es un poco más tardada si así lo deseas. Soy herrero y si algún día quieres un arma o armadura, estaría dispuesto a realizar el trabajo de manera gratis. No habría límite de tiempo para realizar tu pedido y podrías hacerlo ahora mismo o en un futuro, solo ten en cuenta que mi habilidad incrementará y cuanto más tiempo pase mejor calidad tendrán mis creaciones. –sonreí de manera amigable. –La tercera opción es que tú propongas algo.
Si Savara optaba por el dinero ya tenía planeado la forma para que ella lo obtuviera. Solo tenía que decirle al superior que la experiencia vivida hoy le mostró a la joven que no podría continuar con ese tipo de trabajo. El dinero de la recompensa le ayudaría vivir por un tiempo mientras buscaba una forma pacífica de ganarse la vida.
De ese modo se le ofrecería un documento con el cual la pelimorada podría cobrar el dinero de la recompensa sin problemas, aunque claro, la cantidad de dinero que ella recibiría dependería de su rango como cazadora.
Sí, era una mentira, pero a la marina no le causaría ningún daño o pérdida. Por si fuera poco la joven había demostrado un gran valor y merecía obtener algo a cambio por haberme salvado.
- Bien, fue un gusto trabajar contigo. –extendí mi mano para estrechar la suya, justo igual a cuando nos conocimos.- Iré a beber algo, puedes acompañarme si así lo deseas, claro que si crees que hoy ha sido un día largo y prefieres descansar, yo lo comprenderé.
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La chica se quedó durante unos segundos en actitud dubitativa sin saber muy bien que hacer. Savara no esperaba tener opción a tantas cosas, temía elegir una en concreto y luego arrepentirse por darse cuenta de no ser la correcta, asique la muchacha tras pensarlo bien, creyó haber encontrado algo con lo que contentarse si el moreno aceptaba.
- Admito que no es mala idea, pero se me ha ocurrido otra cosa. ¿Qué te parece si me llevo la recompensa del tipo que me atacó y dejamos la cosa en otro tipo de favor? - preguntó la pelimorada.
En ningún momento la cazadora había pretendido quedarse con la recompensa de aquella monstruosa mujer. Ella no había hecho más que distraerla y desde luego no se merecía esa captura como suya.
- Seguramente no me darán lo mismo que por ella, aunque no me importa. Este acaba de ser mi primer paso, pero no será el último - dijo con bastante decisión aferrándose al recuerdo de su hermana. - También me encantaría poder poseer algún arma que fabriques tú, pero tampoco quiero explotar generosidad, por lo que me conformo en que en un futuro si necesito ayuda para cazar a alguien fuerte pueda pedir tu ayuda. Siempre que quieras claro está - soltó de golpe la espadachina.
En realidad la joven se conformaba con estar viva para poder seguir su camino, pero si conseguía tener un aliado en un mundo tan peligroso no dudaría en aprovechar la oportunidad. Al fin y al cabo si iba a dedicarse a ser caza recompensas, iba a tratar con mucho marine cuando fuese a entregar sus capturas.
- Pero eso sí, decidas lo que decidas... Acepto encantada tú invitación de tomar algo. Era lo primero que tenía pensado hacer a nuestro regreso y encontraré mejor compañía - dijo por último la joven recuperando algo de su buen humor mientras giñaba un ojo divertida.
- Admito que no es mala idea, pero se me ha ocurrido otra cosa. ¿Qué te parece si me llevo la recompensa del tipo que me atacó y dejamos la cosa en otro tipo de favor? - preguntó la pelimorada.
En ningún momento la cazadora había pretendido quedarse con la recompensa de aquella monstruosa mujer. Ella no había hecho más que distraerla y desde luego no se merecía esa captura como suya.
- Seguramente no me darán lo mismo que por ella, aunque no me importa. Este acaba de ser mi primer paso, pero no será el último - dijo con bastante decisión aferrándose al recuerdo de su hermana. - También me encantaría poder poseer algún arma que fabriques tú, pero tampoco quiero explotar generosidad, por lo que me conformo en que en un futuro si necesito ayuda para cazar a alguien fuerte pueda pedir tu ayuda. Siempre que quieras claro está - soltó de golpe la espadachina.
En realidad la joven se conformaba con estar viva para poder seguir su camino, pero si conseguía tener un aliado en un mundo tan peligroso no dudaría en aprovechar la oportunidad. Al fin y al cabo si iba a dedicarse a ser caza recompensas, iba a tratar con mucho marine cuando fuese a entregar sus capturas.
- Pero eso sí, decidas lo que decidas... Acepto encantada tú invitación de tomar algo. Era lo primero que tenía pensado hacer a nuestro regreso y encontraré mejor compañía - dijo por último la joven recuperando algo de su buen humor mientras giñaba un ojo divertida.
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- Un punto medio… Vale, me parece justo. –no veía nada malo con la decisión de la cazadora.* Las explicaciones serán mucho más fáciles en ese caso.
Savara comenzó a hablar, sus palabras se encontraban llenas de determinación. Esta cazadora se convertiría en una buena espadachín en un futuro, aunque había notado algo, ahora mismo no había rastro, pero sin duda noté que la joven parecía llevar un peso extra sobre sus hombros* Es mejor no indagar demasiado. *no quería arruinar el momento, puede que en el futuro la encuentre de nuevo y se presente la oportunidad de hablar sobre el tema.
Esbocé una ligera sonrisa ante el comentario de la chica.- Puedes contar con mi ayuda en el momento que lo desees, pero procura que no sea algo que requiera mi presencia de manera inmediata. Ya sabes, mi trabajo me obliga a viajar mucho.
Los marines terminaron con los preparativos y uno de ellos se acercó para indicarnos que era tiempo de dejar el bosque y regresar a la ciudad.
- Me alegra que aceptes acompañarme, es un poco extraño beber sólo.
Durante el regreso no se presentaron incidentes. Para ser honesto esperaba que alguna otra batalla se presentara, pero no fue así. Pocos piratas parecían lamentar la muerte de su capitana, pues se les podía ver con expresiones decaídas.
El único que parecía esperar algo era el ladrón. En todo momento no dejó de mirar a todos lados, era como si estuviera buscando algo o esperando algo… Eso me puso nervioso, no obstante nada ocurrió y llegamos hasta la entrada de la ciudad sin problemas.
Hablé con el superior encargado de la misión sobre el pirata que Savara mató en el bosque, además de contar como con su ayuda fue posible la muerte de la capitana y si habría una posibilidad de ofrecerle una recompensa por su ayuda. Tras pensarlo por unos momentos expresó que se encargaría de brindarle una recompensa por su participación.
Antes de que me marchara, me agradeció la ayuda brindada, pues al matar al líder, gran parte de los piratas se rindieron. Preguntó si tenía alguna petición.
- Solo me gustaría que se me tome en cuenta la participación en la captura de una banda pirata.
Entendió mis palabras y asintió con la cabeza mientras sonreía un poco.
Realicé un saludo militar y me despedí del superior.
En compañía de Savara comencé a buscar una taberna que pareciera agradable. Esto solo nos tomó unos minutos.
Perdí la noción del tiempo gracias a las bebidas y a las risas producto de la plática que poco a poco fue perdiendo el sentido, a cada momento el tema de conversación cambiaba, aunque no por eso las risas disminuían…
Savara comenzó a hablar, sus palabras se encontraban llenas de determinación. Esta cazadora se convertiría en una buena espadachín en un futuro, aunque había notado algo, ahora mismo no había rastro, pero sin duda noté que la joven parecía llevar un peso extra sobre sus hombros* Es mejor no indagar demasiado. *no quería arruinar el momento, puede que en el futuro la encuentre de nuevo y se presente la oportunidad de hablar sobre el tema.
Esbocé una ligera sonrisa ante el comentario de la chica.- Puedes contar con mi ayuda en el momento que lo desees, pero procura que no sea algo que requiera mi presencia de manera inmediata. Ya sabes, mi trabajo me obliga a viajar mucho.
Los marines terminaron con los preparativos y uno de ellos se acercó para indicarnos que era tiempo de dejar el bosque y regresar a la ciudad.
- Me alegra que aceptes acompañarme, es un poco extraño beber sólo.
Durante el regreso no se presentaron incidentes. Para ser honesto esperaba que alguna otra batalla se presentara, pero no fue así. Pocos piratas parecían lamentar la muerte de su capitana, pues se les podía ver con expresiones decaídas.
El único que parecía esperar algo era el ladrón. En todo momento no dejó de mirar a todos lados, era como si estuviera buscando algo o esperando algo… Eso me puso nervioso, no obstante nada ocurrió y llegamos hasta la entrada de la ciudad sin problemas.
Hablé con el superior encargado de la misión sobre el pirata que Savara mató en el bosque, además de contar como con su ayuda fue posible la muerte de la capitana y si habría una posibilidad de ofrecerle una recompensa por su ayuda. Tras pensarlo por unos momentos expresó que se encargaría de brindarle una recompensa por su participación.
Antes de que me marchara, me agradeció la ayuda brindada, pues al matar al líder, gran parte de los piratas se rindieron. Preguntó si tenía alguna petición.
- Solo me gustaría que se me tome en cuenta la participación en la captura de una banda pirata.
Entendió mis palabras y asintió con la cabeza mientras sonreía un poco.
Realicé un saludo militar y me despedí del superior.
En compañía de Savara comencé a buscar una taberna que pareciera agradable. Esto solo nos tomó unos minutos.
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