En búsqueda de piratas. [Privado][Bizvan - Kioyu]

Las nubes del cielo no mermaban la sonrisa en mi rostro, una misión por tonta o sencilla que pareciera bastaba para ponerme de buen humor. Por las mañanas todos solían estar dormidos, cansados y molestos. Pero en mi caso estaba notablemente entusiasmado, quizás por ser un encargo que requería desplazarse por el mar. Pensaba en capturar una buena fotografía en cuanto pudiese, sin embargo, era un marine y debía cumplir mis deberes. Era gracioso como de un instante al otro, había pasado de entrenar con mis colegas a abordar un verdadero barco y luego estar limpiando la cubierta con dos cepillos.

Ambos llegaban a medir solo un poco más que mis manos, por lo cual era frecuente que alguna astilla se me clavase en los dedos o que el jabón se filtrara por los cortes provocando un leve ardor. Aun así estaba decidido, enfocado en mi deber, fregaba hasta dejar reluciente cada madera. El dolor no representaba nada, un buen marine debía cumplir cualquier tarea, respetar cada orden y ser un ejemplo para la sociedad. Mientras me repetía aquella frase en la mente, comencé a limpiar con más fuerza, era un notable ejercicio para mis antebrazos y aquello lo tomaría en cuenta para otras ocasiones.

Quizás fregar la cubierta para otros era una pérdida de tiempo, pero en cambio, estaba ganando un buen ejercicio para no perder el ritmo. El informe sobre un grupo de piratas me había puesto en modo automático, debía estar preparado, nada aseguraba un desembarco tranquilo. Mientras terminaba mi parte asignada, pude divisar a otro de mis camaradas observando el trabajo que había finalizado. -Bueno, yo me preocuparía por no pisar donde todavía está mojado, colega.- le respondí con voz alta y clara a sus palabras. Me dirigí a un fregadero cercano y enjuagué mis manos antes de secarlas con una toalla, al terminar crucé mis brazos y contemplé mi propio trabajo. -Brillantes, pero no tan bonitos como el océano- comenté desatando algunas risas de quienes estaban cerca, sin dudas, me había intrigado en aquel joven de cabello castaño.

Me acerqué con cuidado mientras estiraba mis brazos y dejaba descansar mi espalda sobre el borde. -Quizás sea un buen día después de todo, tengo un buen presentimiento- declaré mirando los ojos del joven antes de posar mi vista en el cielo gris, extrañamente, estaba deseando que lloviera.

Sonreí ante aquel comentario, era evidente que en aquellos días muchos perdieran su amor por la naturaleza, quizás mezclando algo inocente con el clamor de la batalla. Aunque tenía algo de verdad, la naturaleza era muy engañosa, muchas veces daba sorpresas indeseables. Mientras estiraba mis brazos, mis dedos crujían al llegar al punto más alto de mi elongamiento, escuché su siguiente comentario mientras mi cuerpo recuperaba su agilidad habitual. -El océano puede ser engañoso, pero creo que hoy está de nuestro lado, ninguna tormenta nos ha golpeado- respondí ante su curiosidad frente a mi buena disposición.

Estaba a punto de continuar la charla, pero al dar un vistazo rápido a la cubierta pude observar al superior que se acercaba, podía sentir lo que ordenaría. El barco estaba disminuyendo la velocidad, estábamos llegando, lentamente pero estábamos a minutos de arribar. Me posicioné en la cubierta, formando firmemente en solitario. Segundos después la orden llegó, estaba acostumbrado a tal rutina, tanto que ya formaba instintivamente. Todos se apresuraron a formar, notando que el joven se posicionaba a mi lado, era un gran tiempo de reacción.

Firme y serio, mis rasgos alegres parecían haberse apagado. Escuché cada instrucción ordenando en mi cabeza lo que debía hacer, tomando nota mental de cada dato que pudiera ser de utilidad. Lo primero era parecer rutinario frente a cualquier civil, delatar nuestro objetivo podía llegar a dar pánico y aquello siempre conllevaba a traiciones por temor. En segundo lugar, la exploración se llevaría en el bosque, un terreno que conocía bien desde la infancia. El tercer punto era lo más importante, debíamos trabajar en conjunto, claramente no era recomendable ingresar en solitario. En los bosques, como en las montañas, el humano no era el rey y había muchos más peligros que el dicho grupo pirata.

Al romper formación mi semblante volvió hacia aquel estado de tranquilidad, parecía otra persona aunque tenía bien en claro lo que debía hacer. Busqué con la mirada al joven y al localizarlo le hablé con una notable paz interior -Creo que sería bueno formar un pequeño equipo, quizás nosotros dos y alguien más, para estar preparados. Es probable que muchos se pierdan en los bosques, pero si un pequeño grupo se organiza, tendremos más posibilidades de terminar esto en poco tiempo y sin alarmar a nadie.- expliqué con determinación mientras observaba el puerto al que estábamos por arribar.

-Mi nombre es Kioyu, espero que nos llevemos bien en esta expedición.- me presenté finalmente mientras sentía al barco detenerse por completo, por fin habíamos llegado a destino. Extendí mi mano hacia el muchacho, con una sonrisa evidente, no me importaba que lo conociera desde hacía segundos. Era un marine, los marines debían apoyarse entre sí, era eso lo que nos diferenciaba de los piratas. Dar la vida por el otro, sin importar desde hacía cuanto tiempo llevabas de conocerlo.

La isla ante mis ojos parecía bastante triste, las nubes descendían en una pequeña y espesa neblina, los civiles parecían adentrarse en sus casas temerosos de la lluvia que pronto se desataría. El bosque llamaba con un misticismo extraño, como si quisiera atrapar en su interior a cualquiera, era un escenario bello, muy bello y aterrador a la vez. -Es la primera vez, que creo que una isla es capaz de comerte- expresé sonriente mientras descendía del barco, esperaba que aquel joven me siguiera, deseaba conocer con más profundidad a los diferentes camaradas que tenía ante mí.

Al recibir una respuesta satisfactoria sobre mis ideas no pude evitar quedar de buen humor, mientras buscaba a algún otro camarada para el equipo, no pude evitar pensar que su nombre se me hacía curioso. Bizvan, no había conocido a otro, al parecer era un nombre peculiar y esto me daba una buena sensación. Busqué con la mirada entre los diferentes reclutas, había muchos espadachines como mi compañero a juzgar por armas, pero mi objetivo estaba centrado en otra utilidad.

Recordé lo dicho por mi compañero sobre la medicina -Estupendo, yo también tengo algunos conocimientos médicos. Creo que nos podremos apañar muy bien.- expresé con un tono calmado mientras me cruzaba de brazos escuchando los reportes, era evidente que aquellos piratas se habían escondido bien. El superior no parecía muy intranquilo, más bien, aparentaba estar calmado como si aquellos sujetos escondidos no pudieran hacer gran daño a la aldea. ¿Era confianza o simple teatro? No podía asegurarlo, pero aquella tranquilidad que transmitía parecía depositar gran confianza en los que patrullaban.

Sin tiempo a nada ya estábamos en la entrada del pueblo, muchos fueron a hablar con el superior, mientras este los calmaba pude ver a unos niños jugando. Me acerqué con discreción mientras estos me saludaban alegres, mientras los demás estaban ocupados me incliné hasta quedar a su altura. -¿Han visto algo últimamente?- les pregunté con un tono amigable, ambos me contaron sobre un fuerte ruido en la parte este del bosque. Les ofrecí algunos caramelos mientras seguían jugando, antes de volver a levantarme y dirigirme hacia Bizvan. -Parece que tendremos que ir al Este, los niños no mienten y no creo que levante alguna sospecha, muchos creen que inventan todo. Aunque cuando me dijeron sobre esos ruidos pude notar que decían la verdad.- le comuniqué para tiempo después continuar el trayecto.

En cierto punto recibí su propuesta de encontrar a alguien conocido -¿Amigos? Soy nuevo en esta camada, es la primera vez que veo a todos. Aunque puede que me resulte fácil encontrar a alguien.- expresé con sinceridad, mientras posaba mi mirada en un marine en particular. Me acerqué y tras una breve charla lo llevé ante Bizvan -Él nos acompañará, creo que si tenemos a alguien que dispare bien con el rifle, no habrá problemas, si nos encontramos a algún "Jabalí"- expresé en forma de código mientras los pueblerinos analizaban con su mirada nuestra marcha. El marine en cuestión era un hombre alto y pálido, portaba un rifle bien cuidado y demostraba tener una mirada precisa junto a un pulso firme. Sería apenas mayor que nosotros, a pesar de que su rostro no demostraba algún signo de vejez más que su barba.

Lo había elegido por ser de los pocos tiradores, cubriríamos bien las tres áreas de combate: largo, medio y corto alcance. Mientras caminaba recordé el comentario de mi compañero en el puerto, aquel de que mi presentimiento podía haber fallado, reí para luego girarme con una sonrisa tranquila. -Sobre mi presentimiento, habrá que esperar antes de dar un juicio final.- declaré con gran confianza mientras el bosque avanzaba, sé que era producto de mi mente, pero cuanto más cerca parecía cobrar más vida. Era un fenómeno fascinante de la naturaleza e internamente, agradecía poder estar presenciando aquella maravilla.

El gesto de Bizvan me agradó en gran medida, al parecer había facilitado las cosas para el grupo, eso no tardó en notarse en mi humor. Me encontraba más animado que antes, ahora no me importaba mucho lo aterrador que pudiera ser, estaba bastante seguro de que la misión sería un éxito. Al parecer, no tenía ninguna queja sobre el grupo, eso fue un tanto sorpresivo. Estaba acostumbrado a escuchar alguna opinión, sugerencia o comentario, sin embargo su semblante pensativo me tomó por sorpresa.

Quizás solo piensa lo mismo que yo pensaba al elegirlo, el pensamiento pasó fugazmente antes de centrarme en la realidad, para mí era demasiado probable que el joven estuviera pensando en como abordar la exploración. No había tiempo de comenzar a criticar o dudar, había depositado aquella tarea en mis manos y confiaba en mi decisión.

Al oír la orden del superior, todos nos adentramos a aquella espesura verde, los pasos de los demás a mi alrededor fueron disminuyendo a medida que tomábamos la ruta al este. Si los otros se alejaban bastante, deberíamos retroceder mucho para reunirnos, además la fauna no beneficiaba demasiado. Los arbustos, las ramas y el espacio reducido solo dificultaban las tareas de búsqueda. Aunque una sonrisa se me formó instintivamente -Mientras más al Este, más difícil se hace explorar, si fuera alguien herido hubiera tomado esta ruta. Mis perseguidores tardarían y hasta pasarían de explorarla.- le comenté a mis compañeros con una voz tranquila, a pesar de que el barro solía ser engañoso y había diversos obstáculos no parecía agitado.

Luego de una caminata pude notar a Bizvan quién poseía una concentración y reflejos muy afilados. Parecía poder ver antes de tiempo a los animales, incluso se preparaba de antemano, a mis ojos parecía alguien que veía un futuro cercano o al menos era un radar para los objetos circundantes. Era una destreza que no había presenciado antes, me intrigaba y a la vez deseaba aprender más sobre aquello. No pasó demasiado tiempo antes de que este se detuviera en seco, para informar sobre lo que había descubierto, por un momento no veía al Bizvan que había conocido. Parecía mucho más imponente, con un porte de seriedad y autoridad, digno de un superior.

Antes de que pudiera decir un sí o un no, se echó a correr hacia la costa, no podía quedarme parado y dejarlo marchar. Estaría incumpliendo la orden de no dejar a nadie solo. -Informa a los demás, debe haber un grupo a unos pasos, trae todos los refuerzos posibles a la costa.- le indiqué a mi compañero para acto seguido comenzar a correr hacia la dirección que Bizvan había emprendido.

El terreno dificultaba el paso, de no ser por aquello, no creo que lo hubiera alcanzado a los pocos minutos. -Traerán refuerzos en cuanto lleguemos. Había leído y escuchado sobre el Haki, aunque es la primera vez que presencio a alguien usarlo.- expresé mientras me colocaba con dificultad a su lado, era veloz y seguirle el paso por un terreno hostil era complicado incluso para mi condición.

Sin dudas tenía alguna idea sobre el Haki y al oírlo me había quedado claro, su habilidad anterior y sus grandes reflejos eran producto de aquella misteriosa energía. Incluso a esas alturas me parecía un poder demasiado elevado para un simple recluta, comenzaba a dudar sobre quién era en verdad aquel muchacho, pero no tenía tiempo para interrogar. -Dentro de poco llegaremos a la costa, deberíamos estar atentos, puede que estén heridos pero la mayoría tiene bastantes trucos. Yo no atacaría de frente, ¿Algún plan?- pregunté mientras el ruido del mar comenzaba a hacerse audible entre los espesos árboles.