Encuéntralo [Misión] (Privado Barbazul-Raghersir)

Hacía unos días que había llegado a mis oídos la existencia de una misión bastante sencilla para la recompensa que requería. El objetivo era encontrar y escoltar a un carpintero de Water 7, nada del otro mundo. Solo le veía un problema, y es que el solicitante era un pirata. En cualquier otro caso no habría dudado en rechazarla, pero teniendo en cuenta que el pago era muy alto y que no requería hacer nada en contra de la ley ni dañar inocentes, no me pareció mal aceptarla.

Antes de iniciar el viaje debía prepararme bien, no podía ir a una ciudad así a ciegas y en solitario. Lo primero que hice fue solicitar a Xella que buscase alguien que también pretendiese hacer la misión y acordase un punto de encuentro para que nos reuniésemos. El siguiente paso era encontrar una forma de ir hasta allí y conseguir algo de información acerca de la zona. Todo esto me lo proporcionó mi queridísima asociación también, como era de esperar. La cantidad de contactos que manejaba era algo casi inimaginable, por lo que conseguir un barco que fuese a ir allí y una serie de documentos con información no era nada complicado. Así realicé un viaje hasta la conocida como ciudad del agua mientras leía todo lo necesario acerca de la ciudad.

Una vez allí lo primero que hice fue dirigirme al lugar acordado por los intermediarios esperando que se presentase alguien confiable. No sabía si iba a tener que cumplir la misión con un impresentable, pero al menos sabía seguro que si Xella lo había escogido no me traicionaría. El lugar era un puente situado entre los astilleros, en la zona más cercana a la Isla de Chatarra. Era un sitio bastante bien escogido, era el punto medio entre las zonas en las que sería recomendable buscar a un carpintero. Además tambien era una zona poco transitada, por lo que no me costaría reconocer a mi compañero de misión.

Visitar la ciudad del agua me hacía bastante ilusión, aunque fuera para una tarea de importancia como la que me ocupaba. La pequeña barca en la que viajaba se mecía suavemente en las olas, el viaje estaba resultando de lo más tranquilo. Esto era poco habitual, aunque era de agradecer. No había podido disfrutar de tanta paz navegando por el paraíso nunca, ni de apreciar sus aguas como ahora, ni de…..SPLASH….disfrutar de sus malditas criaturas marinas. Una especie de baca había saltado cerca de la barca mojándolo todo y a punto de hundirla. Al final la majestuosa ciudad del agua, Water seven se alzó en el horizonte, tuve que esperar a que un tren, si un tren, pasara delante de mí para poder finalmente llegar a una formación rocosa entre los muelles dos y tres.

Me había informado sobre la ciudad y resultaba curiosa la forma en la que estaba dividida y como se comunicaba por canales toda ella. También había leído acerca de las peores zonas, que era lo que más me interesaba para encontrar al carpintero objetivo, por lo que empezaría a buscar al sujeto por la que llamaban isla de la chatarra. Donde mejor encontrar a alguien que hace su trabajo fuera de la ley que un lugar con materiales gratis. Por el camino fui hablando con tipos que parecían no ser muy legales, evitando el nombre del carpintero, pero si informándome de la dirección de la isla.

Terminé dando con un puente que unía dos astilleros y que tenía que cruzar para llegar a la bajada hacia mi destino primario. En el puente un tipo de aspecto muy raro esperaba, me acerqué a él esperando algo de información y guía.

-Disculpa, voy bien por aquí para la isla de la chatarra, estoy buscando a un amigo que me espera en ella. – Le mentí a media como al resto de individuos.

OFF:

La espera comenzaba a hacérseme larga, tanto que había acabado apoyado en el borde del puente mirando fluir el agua del canal para intentarme entretenerme. Por suerte noté como alguien se acercaba llamándome la atención. Para mí no había duda de que debía ser mi contacto, se había retrasado pero finalmente había llegado. No pude evitar sorprenderme un poco por lo llamativo del color de su pelo y su barba, que eran azul. La verdad es que no habría imaginado que un agente de Xella pudiese ser tan cantoso a la vista, pero la pregunta que me hizo a continuación me confirmó que era quien esperaba.

-Sí, yo también le busco. Llevo bastante esperándote.- dije para que supiese que yo era el que había pedido la ayuda a la organización.- ¿Dices que está en Isla Chatarra? Pues vamos allá, no perdamos el tiempo.- dije sacando el mapa y comenzando a andar.

Me gustaba bastante tener acceso a una red de informantes y agentes tan grandes, me permitía recibir apoyo de cualquier tipo en cualquier lugar sin necesidad de entablar relaciones personales. El único problema venía acompañando al principal beneficio, no conocer a aquellos que trabajan contigo hace que te encuentres cosas como estas, un compañero de pelo azul. De cualquier modo tampoco pensaba quejarme, aunque destacase bastante tenía pinta de ser fuerte, seguro que me sería de ayuda. Pensando en eso me di cuenta de una cosa, no tenía una forma de comunicarme con ese individuo, cosa que debía remediar si quería que la colaboración fuese buena. Podría parecer una tontería, pero a la hora de realizar misiones con gente con la que no se ha tenido mucho trato tener una buena comunicación era algo de vital importancia.

-Sé que no es aconsejable que sepamos nuestros nombres, así que… ¿Qué te parece si nos llamamos verde y azul?- dije sin creer necesario aclarar quién iba a ser cada color.

OFF:

¿Me estaba esperando? Seguro que se había confundido de persona, pero al parecer teníamos el mismo objetivo no lo dejaría pasar por alto. Cuando llegará su contacto, que parecía hacerlo tarde ya, resolveríamos la situación como pudiéramos, pues yo no le había mentido y el error era todo suyo.

-Me parece bien, Verde. Según la información que he ido recabando es el mejor lugar, tiene materiales de sobra y no mucha gente atreve a aventurarse allí, al menos no gente respetable. Por lo tanto es el lugar perfecto para alguien que hace las cosas bajo cuerda.

Seguimos andando hasta el inicio de la isla, esta tenía montones y montones de restos, metálicos, de madera y otros materiales. Encontrar a alguien allí sería complicado, por suerte contaba con mi mantra, lo activé buscando presencias por la zona de acción del mismo. El resultado fue de varias personas, todas de poder bajo.

-Por aquí, creo que encontraremos a alguien para interrogar. – Le dije a mi nuevo compañero, mientras giraba en un montón de tablones rotos.

Por la respuesta que me dio que me dio mi compañero pareció que le había gustado mi idea de los colores. Ahora que teníamos nombres era momento de empezar el trabajo de verdad. Comenzó explicándome que tras algunas investigaciones había descubierto que esa isla era el principal lugar donde gente la gente menos afín a la ley obtenía materiales para hacer sus cosas. Era el lugar perfecto para encontrar a nuestro objetivo pero no podíamos despistarnos, si la recompensa por la misión era tan alta debía de ser alguien escurridizo. Es por esto que active todos los sensores especiales de mis implantes ciborg, no habría manera de que alguien se me pasase desapercibido.

Llegando a la isla pude detectar bastante gente, aunque sin haber visto en persona a la persona a la que buscábamos no podía confirmar cuál de ellos era con mis análisis. En cualquier caso tenía la confianza de que debía ser alguno de ellos, si íbamos uno a uno acabaríamos dando con el correcto. Mi compañero propuso interrogar a alguien, cosa con la que estaba completamente de acuerdo. Él nos guio entre los pedazos de chatarra hasta un hombre anciano, lo cual me hizo pensar que debía ser un usuario del haki de observación. Una persona normal no habría sabido encontrar a alguien tan fácilmente.

-Disculpe señor, andamos buscando a un tal Malcom Keaton. Sabría usted donde encontrarlo.- dije cortésmente aunque preparado para cualquier cosa que pudiese pasar.- Queremos hacerle un encargo.- continué para no resultar sospechoso.

Por mi cabeza rondaba la idea de que si nos hacíamos pasar por clientes sería más fácil llegar hasta él. Luego seguramente se complicaría cuando tuviésemos que llevárnoslo, pero al menos no perderíamos tanto tiempo caminando entre chatarra.

Mi nuevo compañero empezó a hablar, parecía querer hacerse pasar por cliente para sacar al bribón de su escondite, lo que no me pareció una excelente idea. Una vez encontrado no creo que resultara difícil reducirlo, aunque sería mejor usar la vía diplomática, ya que se requería de no causar víctimas para tener éxito en la misión. El Anciano contestó preguntado acerca del encargo.

-Veras, buscamos un barco nuevo de unos cuatro metros de eslora, un par de manga y una única vela. Si puede ser con cabina para resguardarnos de las inclemencias. La única tripulación somos mi amigo y yo, por eso requerimos de un experto armador para no necesitar más gente para llevarlo.

Como cliente entendido esperaba que fuera más fácil conseguir que nos llevaran hasta el objetivo, y en eso mis conocimientos de navegante serían muy útiles. Ahora solo faltaba que verde me siguiera el juego y el anciano picara dándonos la información.

Verde pareció leer mi idea a la perfección, estaba comenzando a gustarme colaborar con aquel hombre. Su intervención fue más que productiva, aprovechando sus conocimientos, que eran ampliamente superiores a los míos, dio una detallada descripción de lo que buscábamos. No es que fuésemos a comprar algo tan concreto de verdad, pero al menos sirvió como reclamo. Al anciano, que hasta entonces nos había estado mirando extrañado, se le abrieron los ojos y dibujó una sonrisa en su cara.

-¿Llevaréis bastante dinero no?- dijo mientras se frotaba las manos.

-Llévanos con el artesano y quizá sepas cuánto nos sobra.- dije poniéndome algo serio.

Sabía que era algo arriesgado presumir de dinero en sitios como ese, pero estaba seguro de que si ese hombre sentía que iba a ser bien recompensado, no intentaría nada extraño. Dicho esto el hombre soltó una risotada que acabo en una tos que casi lo ahoga y comenzó a andar.

-Venid, venid.- dijo mientras caminaba lentamente en dirección al mar.

Los pasos de ese hombre eran, como es propio de alguien de su edad, demasiado lentos. Avanzábamos a un ritmo inferior al de las tortugas mientras ese hombre no paraba de tararear una canción que acabo pegándoseme. Por suerte tras haber recorrido la mitad de esa isla llegamos a un descampado que tenía vistas al agua. Allí el hombre dio un par de golpes a una chapa, que casi instantáneamente se ladeó dejando a la vista una puerta.

-Aquí es donde tiene su taller de diseño, ahora saldrán a buscaros. ¿Mi recompensa?- dijo el risueño anciano.

-Aún no hemos visto si realmente él está aquí. Quédate por la zona y si no nos has engañado al salir tendrás tu pago.- le dije mostrando una sonrisa.

Aquel señor no pareció muy satisfecho, pero no podía hacer nada más que sentarse en unas tablas cercanas a esperar.

Todo aquello podía ser una trampa del anciano y su gente para robar a pobres incautos sin ningún problema, pero bueno, tendríamos que confiar un poco más el señor. Mi compañero no parecía ser débil, lo único que esperaba es que supiera controlarse para no matar a ningún posible oponente. El anciano paró delante de un montón de restos metálicos, golpeo uno que giró dejando ver un a puerta. Una manera ingeniosa de protegerse. Verde solucionó el problema del pago al hombre mayor, aunque a este no pareció hacerle mucha gracia.

La puerta metálica se abrió un minuto después dejando ver un túnel que descendía atravesando la montaña de escombros. Yo me introduje rápidamente, según el mantra el tipo que abrió no era muy fuerte, al igual que el anciano. Tras un tamo de descenso el taller apareció, una gran sala llena de máquinas, mesas y herramientas. En el centro tras una mesa y un par de tipos más fuertes que los anteriores el que debía ser nuestro objetivo dibujaba sobre una gran cartulina en la mesa. Su poder era bastante grande, aunque no llegaba al mío.

Mi compañero parecía tener más labia que yo, por lo que deje que el hablara con el sujeto, mantendríamos así un especie farsa en la que yo haría la vez de guardaespaldas. De ser necesario intervendría tratando de que no llegáramos a una pelea directa.

Aquel sitio en el que nos habíamos metido me hacía sentir bastante cómodo, un entorno de trabajo técnico es el sitio en el que todo ingeniero como yo desearía estar. Quizá si la misión salía bien montaría algún taller parecido a aquel. En cualquier caso ahora no podía descentrarme, estábamos en terreno peligroso. Lo ideal sería convencer a aquel hombre para que saliese de aquel refugio, entonces podríamos derribar a sus guardias y llevárnoslo.

-Buenas tardes, venimos por…- comencé intentando seguir con nuestra tapadera de clientes.

-¡Calla! Se a lo que venís.- me interrumpió.- Está claro que habéis oído hablar de mí y de mi gran habilidad. ¿Sabéis lo caro que puede ser requerir mis servicios no? Enseñadme cuanto tenéis o largaos.- sentenció el artesano.

Esa actitud irrespetuosa que nuestro interlocutor estaba mostrando me alteraba bastante. Además seguramente no teníamos el dinero que aquel hombre exigiría, la tapadera ya nos había llevado demasiado lejos. Activé las mejoras sensoriales de mis implantes ciborg y me preparé para lo peor. Luego dirigí una mirada a mi compañero que sin duda mostraba mi opinión acerca de la situación. Si no lo arreglaba él no quedaría nada más que comenzar una pelea. Era una pena ir a causar daños en aquel estudio tan organizado, pero no habría otro medio.

Mesas, sillas, pantallas, material de diseño, tenía clara la distribución de todo lo presente en la sala. Mi intención sería aprovecharme de ello para noquear al hombre de la derecha, eliminados los guardaespaldas reducir a nuestro objetivo sería mucho más fácil.

Técnicas:

Las cosas se estaban poniendo feas, aquel tipo parecía despreciable, y lo peor, se estaba poniendo muy chulo. Podría optar por darle una paliza a sus hombres y arrástralo hasta el contratante, aunque también podía usar el nombre del mismo para conseguir su cooperación, o que al menos supiera cuál era su posible destino de oponerse.

-Venimos en nombre de Kureiji no Mihasy. –Le dije, decantándome por la segunda vía. - El Yonkou te requiere para la construcción de su nuevo navío, y no aceptará un no por respuesta. Por lo que tienes dos opciones, venir por las buenas con nosotros, o que te arrastremos hasta el después de darte una paliza. –Puestos ya tirar de farol. – Además, ya sabes cómo se pone cuando atacan a sus hombres.

Esperaba que la idea funcionara, para empezar, sus hombres ya tenían la cara blanca, incluso alguno por su apariencia diría que se lo había hecho encima. Solamente faltaba ver que respondía el tipo, y la reacción de Verde.

El farol con el que contestó mi compañero a aquel estúpido maleducado fue genial. No era cierto que nosotros fuésemos hombres del Yonkou, pero mientras el artesano y sus guardaespaldas lo creyesen todo sería mucho más fácil. Para empezar los encargados de seguridad parecieron ponerse blancos y retrocedieron un poco, luego el carpintero nos miró como con cara de miedo y retrocedió.
 
-Podéis decirle que me de las indicaciones y se lo construiré aquí, no debería haber problema.- dijo con un tono de voz más suave a causa del miedo.
 
No me gustaba esta forma de hacer las cosas. El engaño estaba bien, la violencia hasta cierto punto también, pero el miedo… El miedo es un arma deshonrosa. En cualquier caso la cosa estaba funcionando y era tarde para echarse atrás, había que seguir con esa estrategia.
 
-No lo has entendido. Vas a venir con nosotros. Ahora.- dije bastante serio.
 
El hombre asustado volvió a retroceder un poco. No parecía muy dispuesto a colaborar, pero por lo menos sus hombres no tenían cara de querer oponérsenos. De pronto el carpintero sacó una pistola y se puso a apuntarnos con ella.
 
-¡LARGO! ¡DEJADME EN PAZ! ¡NO PIENSO IRME DE AQUÍ!- gritó.
 

No parecía tener ni idea de cómo usar esa arma, por lo que no me preocupé mucho. Seguramente fallaría, se llevase un par de golpes y podríamos irnos finalmente de allí.

Ya estaba cansado del juego, comencé a caminar Hacía el carpintero con una espada en la mano. Los hombres que debían protegerlo se apartaban a mi paso, le tenían más miedo a un Yonkou que al tipo ese. Cuando estaba cerca comenzó a disparar, si bien era cierto que no tenía buena puntería las dos balas que en principio debieron impactar en mí, terminaron contra la pared de detrás de mí.

Ser un tipo logia tenía sus ventajas, y esa era una de ellas. Cuando llegué hasta el carpintero lo agarré de la chaqueta y comencé a arrastrarlo de vuelta, esperaba que inesperado compañero me ayudara a llevarlo. Los guardias se fueron marchando, ya que veían que allí no hacían nada, fue una suerte no tener que hacerles daño para capturar al sujeto.

-Bien, ahora nos vamos a entregarte, si sigues resistiéndote te daré una buena tunda. Con tus conocimientos y manos debería valer, así que, las piernas no las necesitas. Tu qué opinas Verde, ¿Se las hacemos añicos si se resiste más?

Al escuchar las palabras de mi compañero no pude evitar soltar una carcajada. Entonces di un fuerte golpe con mi sinawali sobre la mesa.

-Podríamos, pero hay algo de prisa. Te dejaremos las piernas de momento para que no nos retrases, pero pórtate bien o... bueno, creo que hay cosas que estimas más que las piernas y no necesitas para andar.- comenté con un tono sádico.

Estaba disfrutando enormemente de interpretar aquel papel. No tenía intención de herir gravemente a aquel hombre, pero se merecía el susto por ser tan desagradable.

Tras esta pequeña charla pareció no resistirse más por lo que fue fácil atarlo y llevárnoslo. A la salida nos esperaba el anciano, pero con una mirada bastó para que comprendiese que estaba pasando. Llevar al carpintero atado también ayudaba, pero la mirada fue lo que le hizo comprender que éramos peligrosos y no le convenía molestarnos.

Finalmente nos apartamos de la zona, ahora sólo quedaba tomar el barco para llevárselo al Yonkou.

-Ha sido un buen trabajo, siempre es divertido colaborar con miembros de Xella.- le dije a Azul sonriendo.

Con el hombre al fin capturado, atado y amordazado, nos dirigimos a la salida del lugar. Fuera se encontraba el anciano que nos había guiado, y por su expresión, y que seguramente había visto salir a los guardias corriendo no dijo nada más. Cuando ya casi habíamos pasado “se me calló” una bolsa con dinero para el por sus servicios. No pensaba dársela de forma aparente para no causarle problemas más adelante con el carpintero. Seguimos el camino hasta el barco que nos llevaría hasta el Yonkou Kureiji.

Este se había enterado del fichaje de otro carpintero ilegal de Water Seven por parte de otro Señor de la piratería y no quería quedarse atrás. Por lo que convocó aventureros para que llevasen a otro gran carpintero. Llegando ya al puerto, verde dijo algo sobre colaborar con gente de Xella. Me supuse que era otra clave para el hombre que nos contrató, así que asentí con la cabeza y me relajé en el barco, con el preso cerca siempre para evitar problemas de intentos de fuga o con la tripulación.