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El trato de las espadas de kairouseki había sido un éxito total con aquel comprador. A cambio, el asesino estaba esperando un vehículo de la marina con algunos hombres a su servicio. En esos mismos momentos se hallaba sentado en una cafetería, con un vaso de leche sobre la mesa y unas cuantas tostadas de queso fresco. No era tan loco como para ir con su aspecto de siempre, más bien había tomado la forma de otra persona. Sus cabellos eran largos y estaban recogidos en una cola baja. El tono de estos era totalmente rubio. El color de sus ojos era verde y además parecía tener un poco de barba. Su cuerpo era normal y vestía con una túnica de color negro. A su espalda portaba dos guadañas. No pensaba separarse de sus armas en ningún momento mientras continuara vivo. Tras haber amenazado al mundo, debía de tener muchísimo cuidado con lo que hacía.
El ifrit no tardó en morder una de aquellas tostadas, masticando de forma calmada y leyendo un periódico que portaba en su mano libre. Debía de estar atento a todas las noticias que se iban publicando en el mundo. “La bestia se echa a la mar” Pensó mientras observaba una foto de un tipo conocido como Drake y principal causante de la muerte de Krabbo. Aquel reino del Norte ahora estaba un poco más desprotegido y eso hizo al rubio mostrar una sonrisa ladeada. A lo mejor iba a tener que hacer una visita a la emperatriz. Primero el monarca vampiro, después el lobo y encima el doctor. Aquello parecía una película de terror hacía tiempo y eso le hizo llevarse la mano al mentón. Tomó un trago de leche para después soltar un pequeño suspiro. Sus verdosos ojos continuaban leyendo cuando se dio cuenta de que allí ya había demasiada gente, por lo que frunció un poco el ceño.
Sin ni siquiera preocuparse por pagar, se colocó en pie y salió por la puerta como si con él no fuese la cosa. Eran las ocho de la mañana y el cielo estaba nublado. Sus orbes se entrecerraron al contemplar la brisa que revolvió sus cabellos. En ese momento, su pelo empezó a oscurecerse y a cambiar su longitud. Sus ojos tomaron un tono rojizo intenso, y su barba desapareció. En poco tiempo volvía a ser él mismo, con aquel pedazo de su cara quemado. Tomó de su bolsillo una máscara naranja con un agujero en el lado derecho y se la colocó con toda la calma del mundo. Una vez lo hizo, mostró una sonrisa siniestra. Su DDM comenzó a sonar y entonces lo tomó con bastante calma.
- Señor, nos informan de que ese barco está acercándose a la costa de la isla ¿Qué hacemos?
- Escondedlo y hacer a los hombres del interior pasad a la cueva. Que se pongan cómodos, yo es posible que tarde unas horas en volver. Si traman algo malo, cortadles la cabeza.
Una vez dijo aquello, colgó aquel objeto de llamada. El asesino se había dado el lujo de tener hombres a su servicio en lugar de matarlos. A lo mejor podía dejarse de tanta muerte y empezar a colaborar un poco para formar un ejército considerable. Después de aquello ya podría matar a los suyos, pero primero quería liarla. El asesino miró al cielo de forma calmada, manteniendo su mirada fija en él. También activó su haki de observación, para de esa forma estar atento a cualquier cosa que pudiese pasar.
- Es tiempo de moverse…
El ifrit no tardó en morder una de aquellas tostadas, masticando de forma calmada y leyendo un periódico que portaba en su mano libre. Debía de estar atento a todas las noticias que se iban publicando en el mundo. “La bestia se echa a la mar” Pensó mientras observaba una foto de un tipo conocido como Drake y principal causante de la muerte de Krabbo. Aquel reino del Norte ahora estaba un poco más desprotegido y eso hizo al rubio mostrar una sonrisa ladeada. A lo mejor iba a tener que hacer una visita a la emperatriz. Primero el monarca vampiro, después el lobo y encima el doctor. Aquello parecía una película de terror hacía tiempo y eso le hizo llevarse la mano al mentón. Tomó un trago de leche para después soltar un pequeño suspiro. Sus verdosos ojos continuaban leyendo cuando se dio cuenta de que allí ya había demasiada gente, por lo que frunció un poco el ceño.
Sin ni siquiera preocuparse por pagar, se colocó en pie y salió por la puerta como si con él no fuese la cosa. Eran las ocho de la mañana y el cielo estaba nublado. Sus orbes se entrecerraron al contemplar la brisa que revolvió sus cabellos. En ese momento, su pelo empezó a oscurecerse y a cambiar su longitud. Sus ojos tomaron un tono rojizo intenso, y su barba desapareció. En poco tiempo volvía a ser él mismo, con aquel pedazo de su cara quemado. Tomó de su bolsillo una máscara naranja con un agujero en el lado derecho y se la colocó con toda la calma del mundo. Una vez lo hizo, mostró una sonrisa siniestra. Su DDM comenzó a sonar y entonces lo tomó con bastante calma.
- Señor, nos informan de que ese barco está acercándose a la costa de la isla ¿Qué hacemos?
- Escondedlo y hacer a los hombres del interior pasad a la cueva. Que se pongan cómodos, yo es posible que tarde unas horas en volver. Si traman algo malo, cortadles la cabeza.
Una vez dijo aquello, colgó aquel objeto de llamada. El asesino se había dado el lujo de tener hombres a su servicio en lugar de matarlos. A lo mejor podía dejarse de tanta muerte y empezar a colaborar un poco para formar un ejército considerable. Después de aquello ya podría matar a los suyos, pero primero quería liarla. El asesino miró al cielo de forma calmada, manteniendo su mirada fija en él. También activó su haki de observación, para de esa forma estar atento a cualquier cosa que pudiese pasar.
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– ¡Al fin tierra!
Alzó sus brazos, emocionado. Había estado viajando durante mucho tiempo a la deriva y ver un enorme pedazo de tierra era hermoso. Sonrió de forma tranquila y esperó a que el barco tocara tierra. Estaba tranquilo, sobre todo, se iba a tomar unos días libres, descansar y todo eso. Llenarse de provisiones, comida y agua. Luego debía partir al Ojo y bueno… Hacer nada. ”Últimamente haces nada muy seguido, Ushio.” – su pequeño barco de madera llegó al puerto. Lo amarró en un pequeño poste de madera, para no perderlo. ¿Qué era lo siguiente qué podía hacer? Tenía ganas de muchas cosas a la vez, pero debía organizarse.
– Tengo que juntarme con Taiga – empezó a susurrar mientras empezaba a caminar por el pueblo. – Quizá antes pase a ver a Milena – no le gustaba mucho la idea de tener que ir y volver al Nuevo Mundo, era un viaje verdaderamente agotador y, además, peligroso. – Me pregunto si Dexter se enojaría si la llevo a ella – la idea no le terminaba de convencer. Pero, era el mejor lugar para estar seguros, sin que nadie les molestara. – Bueno, no importa. Ya pensaré en algo.
Lo primero era conseguir suministros. Luego iba a pensar en qué podía llevar a los territorios de Dexter. Tampoco es que quisiera poner en peligro a Milena, ella siendo del gobierno podría tener demasiados problemas al estar en la misma isla que un Yonkou. ”En fin, lo primero es conseguir provisiones. Agua, comida y esas cosas” – pensó bastante relajado. Dudaba mucho que ya se conociera el hecho de que era parte de la banda de Dexter, pero nunca estaba de más ser precavido, así que caminaba con su haki activado. Solo por si alguien intentaba atacarlo.
Alzó sus brazos, emocionado. Había estado viajando durante mucho tiempo a la deriva y ver un enorme pedazo de tierra era hermoso. Sonrió de forma tranquila y esperó a que el barco tocara tierra. Estaba tranquilo, sobre todo, se iba a tomar unos días libres, descansar y todo eso. Llenarse de provisiones, comida y agua. Luego debía partir al Ojo y bueno… Hacer nada. ”Últimamente haces nada muy seguido, Ushio.” – su pequeño barco de madera llegó al puerto. Lo amarró en un pequeño poste de madera, para no perderlo. ¿Qué era lo siguiente qué podía hacer? Tenía ganas de muchas cosas a la vez, pero debía organizarse.
– Tengo que juntarme con Taiga – empezó a susurrar mientras empezaba a caminar por el pueblo. – Quizá antes pase a ver a Milena – no le gustaba mucho la idea de tener que ir y volver al Nuevo Mundo, era un viaje verdaderamente agotador y, además, peligroso. – Me pregunto si Dexter se enojaría si la llevo a ella – la idea no le terminaba de convencer. Pero, era el mejor lugar para estar seguros, sin que nadie les molestara. – Bueno, no importa. Ya pensaré en algo.
Lo primero era conseguir suministros. Luego iba a pensar en qué podía llevar a los territorios de Dexter. Tampoco es que quisiera poner en peligro a Milena, ella siendo del gobierno podría tener demasiados problemas al estar en la misma isla que un Yonkou. ”En fin, lo primero es conseguir provisiones. Agua, comida y esas cosas” – pensó bastante relajado. Dudaba mucho que ya se conociera el hecho de que era parte de la banda de Dexter, pero nunca estaba de más ser precavido, así que caminaba con su haki activado. Solo por si alguien intentaba atacarlo.
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El asesino continuaba caminando con una expresión bastante calmada, aunque esta no podía verse debido a su máscara. En la isla hacía bastante frío, pero no tenía problema debido a su túnica, la cual le abrigaba. A lo mejor debía dirigirse al puerto para tomar un bote rumbo a la isla donde iba a recibir el pago por la mercancía robada al Vice-Almirante asesinado. Ya había visto su nuevo precio, el cual la parecía una locura. Entre aquello y la amenaza a todo el mundo, se sentía bastante amenazado él mismo. Tampoco era un motivo para echarse las manos a la cabeza, pues no le temía a nadie en aquel planeta. Su rojizo ojo parecía estar fijo al frente o al menos eso parecía, pues iba tan metido en sus pensamientos que caminaba por inercia. El mundo estaba volviéndose demasiado oscuro incluso sin sus ataques y eso no podía ser.
Él debía de ser la única mancha oscura en aquel planeta, el líder de todos los villanos. Estaba montando aquel ejército con el propósito de enviar un ataque contra alguna instalación del gobierno o venderlo por muchísimo dinero para de esa forma crear él uno más grande. El miedo al terrorismo era algo que todos tenían y podía aprovecharse de eso perfectamente. El estratega continuó caminando tranquilamente hasta que pudo ver a otra persona por el camino. Se quedó mirándola tranquilamente, hasta que pudo ver su rostro. Ese tipo tenía una recompensa tan baja que ni merecía la pena tratar de partirlo en dos. Sin embargo, a lo mejor podía hacer algo para pasar el rato. No tardó mucho en frenarse en seco y esperó a que aquel hombre pasara por su lado para continuar su camino. Una vez lo hiciera, le miraría con calma y le dirigiría la palabra en un tono calmado.
- ¿Qué te trae a esta isla helada, Ushio-kun? – Había dicho el nombre del joven sin pudor alguno. Su memoria era impresionante y sabía los nombres de las personas en los carteles. Además, al estar dos jodidos años con Milena entrenando en su apariencia de Aomine, pudo saber un poco de él. – Un espadachín como tú por estos sitios no es habitual. Deberías estar con la pelirroja… – Una sonrisa siniestra se formó en su rostro y simplemente esperó su respuesta. Ambas manos del asesino estaban en sus bolsillos, pero su haki de observación no tardó mucho en activarse, estando a la espera de alguna acción del joven. No creía que se pusiera agresivo, pero tan solo quería saber lo que hacía allí, puro aburrimiento.
Él debía de ser la única mancha oscura en aquel planeta, el líder de todos los villanos. Estaba montando aquel ejército con el propósito de enviar un ataque contra alguna instalación del gobierno o venderlo por muchísimo dinero para de esa forma crear él uno más grande. El miedo al terrorismo era algo que todos tenían y podía aprovecharse de eso perfectamente. El estratega continuó caminando tranquilamente hasta que pudo ver a otra persona por el camino. Se quedó mirándola tranquilamente, hasta que pudo ver su rostro. Ese tipo tenía una recompensa tan baja que ni merecía la pena tratar de partirlo en dos. Sin embargo, a lo mejor podía hacer algo para pasar el rato. No tardó mucho en frenarse en seco y esperó a que aquel hombre pasara por su lado para continuar su camino. Una vez lo hiciera, le miraría con calma y le dirigiría la palabra en un tono calmado.
- ¿Qué te trae a esta isla helada, Ushio-kun? – Había dicho el nombre del joven sin pudor alguno. Su memoria era impresionante y sabía los nombres de las personas en los carteles. Además, al estar dos jodidos años con Milena entrenando en su apariencia de Aomine, pudo saber un poco de él. – Un espadachín como tú por estos sitios no es habitual. Deberías estar con la pelirroja… – Una sonrisa siniestra se formó en su rostro y simplemente esperó su respuesta. Ambas manos del asesino estaban en sus bolsillos, pero su haki de observación no tardó mucho en activarse, estando a la espera de alguna acción del joven. No creía que se pusiera agresivo, pero tan solo quería saber lo que hacía allí, puro aburrimiento.
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– Menos mal que me abrigué. – Se dijo mientras se frotaba un poco las manos. En su mano derecha llevaba una pequeña bolsa con todo lo que había comprado. Muchas botellas de agua, frutas, verduras, un poco de carne y hasta una botella de sake. El viaje era agotador, pero con esas provisiones debería ser capaz de navegar sin problemas hasta la siguiente isla. Si sumaba a ellas la cantidad de cosas que le quedaban en el barco, podía hacerlo y hasta se sobraba. Se despidió con una sonrisa de la dulce señora que lo había atendido y siguió su camino. ”Con esto debe ser suficiente, ¿no?” – al salir de esa tienda, llevaba sus dos manos con mucha comida, agua y una que otra cosa que quizá nunca usaría. ”Sigo sin saber para qué compré esto” – se dijo mientras recordaba esa extraña figura de un gato.
– Tsk… Es fuerte. – Sintió una poderosa presencia cercana, pero entre tanta gente le costaba discernir a quién le correspondía. Siguió su camino, dudaba que alguien lo iba a reconocer, así que estaba tranquilo. Entonces, pasó a su lado y escuchó sus palabras… Se detuvo de inmediato y soltó ambas bolsas. ”¿Cómo lo sabe?” – conocía a Milena, peor todavía, conocía su relación. ¿Quién era aquel sujeto? ”Debe ser una broma…” – era imposible no reconocerlo. No conocía su verdadero rostro, pero si sabía que ese sujeto tenía un wanted equiparable al de Dexter. Era demasiado peligroso. ¿Qué es lo que debería hacer? Se había delatado al detenerse y al soltar las bolsas.
– Sígueme. – Le dijo con un tono bastante calmado. Lo que menos quería era que él lo viera como un enemigo, no era estúpido, sabía que no iba a vencer si lo llegaba a enfrentar. ”Debo pensar en algo… Lo que sea” – lo primero era alejarlo de las personas inocentes. Agarró sus dos bolsas y empezó a caminar a un ritmo despacio. No tardó mucho en llegar a un lugar alejado, un pequeño descampado sin nada alrededor. ”Este lugar debería bastar” – estaba bastante nervioso. ¿Cómo diablos había conocido a Milena? ¿Le habría hecho algo? ”Cálmate. Quizás no quiera nada” – si lo seguía hasta donde estaba, le lanzaría una manzana y él mismo sacaría otra y empezaría a comer.
– Para amenazar al mundo entero estás demasiado tranquilo, Jin – le dijo al momento de tragar. – Seré honesto, sé que me aplastarías si hay una lucha entre tú y yo. Entonces… ¿Me vas a matar o solo quieres conversar? – su tono de voz era bastante tranquilo. Dejó sus dos bolsas cerca y se sentó en una piedra. – Oh… cierto, no soy tan idiota para ir con ella a todos lados. Además, ella puede defenderse sola. No me preocupo mucho, la verdad. – Su haki estaba activado, solo por si a Jin se le cruzaban los cables y lo atacaba. Esperaba que no, después de todo, no se había mostrado agresivo... ¿Qué iba a pasar a continuación?
– Tsk… Es fuerte. – Sintió una poderosa presencia cercana, pero entre tanta gente le costaba discernir a quién le correspondía. Siguió su camino, dudaba que alguien lo iba a reconocer, así que estaba tranquilo. Entonces, pasó a su lado y escuchó sus palabras… Se detuvo de inmediato y soltó ambas bolsas. ”¿Cómo lo sabe?” – conocía a Milena, peor todavía, conocía su relación. ¿Quién era aquel sujeto? ”Debe ser una broma…” – era imposible no reconocerlo. No conocía su verdadero rostro, pero si sabía que ese sujeto tenía un wanted equiparable al de Dexter. Era demasiado peligroso. ¿Qué es lo que debería hacer? Se había delatado al detenerse y al soltar las bolsas.
– Sígueme. – Le dijo con un tono bastante calmado. Lo que menos quería era que él lo viera como un enemigo, no era estúpido, sabía que no iba a vencer si lo llegaba a enfrentar. ”Debo pensar en algo… Lo que sea” – lo primero era alejarlo de las personas inocentes. Agarró sus dos bolsas y empezó a caminar a un ritmo despacio. No tardó mucho en llegar a un lugar alejado, un pequeño descampado sin nada alrededor. ”Este lugar debería bastar” – estaba bastante nervioso. ¿Cómo diablos había conocido a Milena? ¿Le habría hecho algo? ”Cálmate. Quizás no quiera nada” – si lo seguía hasta donde estaba, le lanzaría una manzana y él mismo sacaría otra y empezaría a comer.
– Para amenazar al mundo entero estás demasiado tranquilo, Jin – le dijo al momento de tragar. – Seré honesto, sé que me aplastarías si hay una lucha entre tú y yo. Entonces… ¿Me vas a matar o solo quieres conversar? – su tono de voz era bastante tranquilo. Dejó sus dos bolsas cerca y se sentó en una piedra. – Oh… cierto, no soy tan idiota para ir con ella a todos lados. Además, ella puede defenderse sola. No me preocupo mucho, la verdad. – Su haki estaba activado, solo por si a Jin se le cruzaban los cables y lo atacaba. Esperaba que no, después de todo, no se había mostrado agresivo... ¿Qué iba a pasar a continuación?
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El moreno tiró aquellas bolsas al suelo en una acción que el enmascarado juzgó como miedo o quizás sorpresa. Lo que no se esperaba era que le pidiese que le siguiera. Una sonrisa siniestra se formó en el rostro del asesino y después de unos momentos comenzó a caminar detrás de aquel chico. Se había dado cuenta de que llevaba comida, más por el olor que por cualquier cosa y eso le hizo pensar en comer algo. Había dejado sus tostadas dentro de la cafetería y eso le hizo fruncir el ceño. A lo mejor debía volver y quemar a todos con sus propias manos. Lo que le divirtió fue los pasos del chico, pues si se lo llevaba lejos es que no quería que los viesen. Temería que le pusieran precio por su cabeza o algo por el estilo, aunque si ya lo tenía, era una estupidez.
No tardaron en llegar a un descampado, donde el joven se sentó y le tiró una manzana. Al no esperárselo, aquella fruta pegó en la máscara de Jin. Aunque antes de que cayese al suelo, la tomó con su mano como si nada hubiese pasado. Su fuerza era la suficiente para que aquello fuese para él como un mosquito. No tardó mucho en escuchar sus palabras y entonces ladeó la cabeza. Al parecer sabía su verdadero nombre, cosa que no le gustaba mucho que usaran con él, por lo que simplemente se rascó un poco la cabeza y después se sentó en frente, mirándolo a los ojos con calma.
- Prefiero que me llames Vader. Si quiera matarte, creo que ya estarías hecho pedazos, y no habría venido hasta aquí.
En ese momento, el asesino decidió probar la manzana. Chasqueó un momento los dedos y de repente su cabello oscuro creció hasta tomar un color rojizo intenso. Se quitó la máscara teniendo ahora el rostro de Milena. Con una expresión un poco siniestra mordió aquella fruta y empezó a masticarla tranquilamente delante de aquel chico. Su pecho también había cambiado al haberle salidos los senos, pues podía copiar perfectamente un cuerpo que hubiese visto. Y la muchacha tuvo la manía de pasearse con poca ropa durante aquellos dos años de entrenamiento. Entonces le habló en un tono parecido al de la chica, y no por el poder de su fruta, más bien por sus años de espionaje.
- Una guerra que pienso ganar, Ushio-kun. Estoy tranquilo porque soy invisible ante cualquier persona.
Una vez dijo aquello cambió su aura para dejar de ser reconocido, y su cabello volvió a ser oscuro, tomando esta vez el aspecto físico del propio Ushio, el cual estaba viendo frente a sus propios ojos. Era exactamente igual salvo por la ropa.
No tardaron en llegar a un descampado, donde el joven se sentó y le tiró una manzana. Al no esperárselo, aquella fruta pegó en la máscara de Jin. Aunque antes de que cayese al suelo, la tomó con su mano como si nada hubiese pasado. Su fuerza era la suficiente para que aquello fuese para él como un mosquito. No tardó mucho en escuchar sus palabras y entonces ladeó la cabeza. Al parecer sabía su verdadero nombre, cosa que no le gustaba mucho que usaran con él, por lo que simplemente se rascó un poco la cabeza y después se sentó en frente, mirándolo a los ojos con calma.
- Prefiero que me llames Vader. Si quiera matarte, creo que ya estarías hecho pedazos, y no habría venido hasta aquí.
En ese momento, el asesino decidió probar la manzana. Chasqueó un momento los dedos y de repente su cabello oscuro creció hasta tomar un color rojizo intenso. Se quitó la máscara teniendo ahora el rostro de Milena. Con una expresión un poco siniestra mordió aquella fruta y empezó a masticarla tranquilamente delante de aquel chico. Su pecho también había cambiado al haberle salidos los senos, pues podía copiar perfectamente un cuerpo que hubiese visto. Y la muchacha tuvo la manía de pasearse con poca ropa durante aquellos dos años de entrenamiento. Entonces le habló en un tono parecido al de la chica, y no por el poder de su fruta, más bien por sus años de espionaje.
- Una guerra que pienso ganar, Ushio-kun. Estoy tranquilo porque soy invisible ante cualquier persona.
Una vez dijo aquello cambió su aura para dejar de ser reconocido, y su cabello volvió a ser oscuro, tomando esta vez el aspecto físico del propio Ushio, el cual estaba viendo frente a sus propios ojos. Era exactamente igual salvo por la ropa.
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”Al menos, solo quiere conversar” – se dijo a si mismo mientras trataba de tranquilizarse. Estaba bastante tenso y, como no, si ante él tenía a alguien con el poder suficiente como hacer temblar a todo el mundo. ¿Qué decía decir? ¿Cómo debía actuar? Al menos, había aceptado la manzana y no lo había tomado a mal. Eso ya era algo y un pequeño avance. Vader se sentó frente a él. ”Deberé aguantarlo hasta que se me ocurra una forma de irme” – la situación era tensa y no, claro que no la tenía bajo control. Era débil ante su poder y, además, él podía atacar su punto más frágil, a Milena. Si no lo podía matar, lo mejor era aguantar todo y no hacer o decir algo estúpido. Ushio, le dio otro mordisco a la manzana.
La manzana cayó al suelo al ver el espectáculo que le estaba ofreciendo. ”Imposible…” – lo vio convertirse en Milena… ¿Akuma no mi? No… Era algo mucho más peligroso que un simple poder de una fruta del diablo. Los rasgos de él eran idénticos a los de la pelirroja, incluso el tamaño de sus pechos era igual. Su tono era un poco diferente, pero para alguien que no la conociera bien como él, serviría para hacerse pasar por ella y nadie lo podría dudar. Escuchó sus palabras… ”¿Qué tan egocéntrico puede ser?” – él no era rival para Jin, pero confiaba en que él tampoco pudiera hacerle frente a alguno de los Yonkou o alguno de los altos mandos de la Marina. ”No debo pensar en eso” – se mordió el labio y, finalmente, el enmascarado se convirtió en él. ”¿Cómo carajos lo hace?” – aquella habilidad la tenía alguien muy malo y su uso estaba claro que no iba a ser de los mejores.
– ¿Qué piensas hacer una vez ganes esa supuesta guerra? – soltó un leve suspiro, debía mantenerse calmado ante todo. – ¿Crearás un reinado del terror o algo así? – Sacó otra manzana, la limpió con la manga de su camiseta. ”No debe saber que soy parte de la banda de Dexter. Si no… Todo sería diferente” – mientras no supiera ello, podría manejar todo con cierta facilidad, al menos, sus respuestas. Su tono era tranquilo, no quería que lo tomara como amenaza y sus actos así lo reflejaban… O eso esperaba.
La manzana cayó al suelo al ver el espectáculo que le estaba ofreciendo. ”Imposible…” – lo vio convertirse en Milena… ¿Akuma no mi? No… Era algo mucho más peligroso que un simple poder de una fruta del diablo. Los rasgos de él eran idénticos a los de la pelirroja, incluso el tamaño de sus pechos era igual. Su tono era un poco diferente, pero para alguien que no la conociera bien como él, serviría para hacerse pasar por ella y nadie lo podría dudar. Escuchó sus palabras… ”¿Qué tan egocéntrico puede ser?” – él no era rival para Jin, pero confiaba en que él tampoco pudiera hacerle frente a alguno de los Yonkou o alguno de los altos mandos de la Marina. ”No debo pensar en eso” – se mordió el labio y, finalmente, el enmascarado se convirtió en él. ”¿Cómo carajos lo hace?” – aquella habilidad la tenía alguien muy malo y su uso estaba claro que no iba a ser de los mejores.
– ¿Qué piensas hacer una vez ganes esa supuesta guerra? – soltó un leve suspiro, debía mantenerse calmado ante todo. – ¿Crearás un reinado del terror o algo así? – Sacó otra manzana, la limpió con la manga de su camiseta. ”No debe saber que soy parte de la banda de Dexter. Si no… Todo sería diferente” – mientras no supiera ello, podría manejar todo con cierta facilidad, al menos, sus respuestas. Su tono era tranquilo, no quería que lo tomara como amenaza y sus actos así lo reflejaban… O eso esperaba.
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El moreno alzó una ceja al escuchar la pregunta del chico, entonces mordió la manzana con toda la calma del mundo y después suspiró. Su pelo se volvió un poco más corto y tomó un color rojizo de nuevo, aunque algo más pálido. Ahora estaba usando el aspecto de aquel chico que encontró en Jaya, Akashi pensó que se llamaba. Su cuerpo era más fornido que el del otro joven y parecía más alto. Tampoco quería copiarlo a la perfección, simplemente le dio por ahí. Además, pensaba que Ushio no conocía al pequeño chico. No tardó mucho en volver a morder aquella manzana, sintiendo el sabor que tenía. Prefería frutas más exóticas, pero si no había otra cosa no podía hacer nada. Entonces se concentró en olfatear un poco más y detectó el olor a carne que había dentro de las bolsas. Eso podía ser más bueno.
- Si gano esa guerra, cosa que podría durar más de cincuenta años, supongo que quemaré todas las islas del mundo. Después a lo mejor yo mismo me elimino y fin de la especie humana. Pero ahora tengo un pensamiento nuevo. A lo mejor dejo con vida a pocos para que procreen y yo pueda disfrutar de una nueva guerra.
Una vez dijo aquello, el asesino apartó la nieve con su mano y observó unos palos que estaban algo lejos de ellos dos. El ojo derecho de Jin comenzó a formar un vórtice que giró de forma rápida hasta atrás toda la madera a sus pies. Una vez hizo aquello, volvió a convertirse, pero esta vez en su verdadera forma. Su rostro estaba quemado por la mitad, pero no dañaba su ojo por suerte. Su expresión era seria en todo momento y lo siguiente que hizo fue prender de fuego la madera. Una vez hizo aquello se quedó mirando al espadachín con toda la calma del mundo, para después hablarle en un tono algo serio.
- Saca la carne, y disfrutemos de una comida de verdad. Sé lo que estás pensando “Este tío está como una cabra, lo mejor será no mosquearlo” No te preocupes por eso. Estoy deseando que la pelirroja y el resto de sus compañeros del gobierno vengan por mí. Entonces podré eliminarlos y tú te volverás más fuerte. Entonces quizás luchemos de verdad. No pretendo provocarte ni nada parecido, solo te diré que mataré a todo aquel que ande en mi busca.
Una vez dijo aquello esperó a que el joven sacase la carne por las buenas. No le importaba sacarla él, y por ello prefirió esperar por la pereza que le daba. Se relamió despacio al mismo tiempo que en su ojo derecho se formaban tres símbolos negros en forma de “6”. Era un tipo lleno de sorpresas. Dominaba muchísimas técnicas y eso le hacía un ser temible incluso sin usar su fruta para aquel tipo de cosas.
- ¿Tienes pimienta?
- Si gano esa guerra, cosa que podría durar más de cincuenta años, supongo que quemaré todas las islas del mundo. Después a lo mejor yo mismo me elimino y fin de la especie humana. Pero ahora tengo un pensamiento nuevo. A lo mejor dejo con vida a pocos para que procreen y yo pueda disfrutar de una nueva guerra.
Una vez dijo aquello, el asesino apartó la nieve con su mano y observó unos palos que estaban algo lejos de ellos dos. El ojo derecho de Jin comenzó a formar un vórtice que giró de forma rápida hasta atrás toda la madera a sus pies. Una vez hizo aquello, volvió a convertirse, pero esta vez en su verdadera forma. Su rostro estaba quemado por la mitad, pero no dañaba su ojo por suerte. Su expresión era seria en todo momento y lo siguiente que hizo fue prender de fuego la madera. Una vez hizo aquello se quedó mirando al espadachín con toda la calma del mundo, para después hablarle en un tono algo serio.
- Saca la carne, y disfrutemos de una comida de verdad. Sé lo que estás pensando “Este tío está como una cabra, lo mejor será no mosquearlo” No te preocupes por eso. Estoy deseando que la pelirroja y el resto de sus compañeros del gobierno vengan por mí. Entonces podré eliminarlos y tú te volverás más fuerte. Entonces quizás luchemos de verdad. No pretendo provocarte ni nada parecido, solo te diré que mataré a todo aquel que ande en mi busca.
Una vez dijo aquello esperó a que el joven sacase la carne por las buenas. No le importaba sacarla él, y por ello prefirió esperar por la pereza que le daba. Se relamió despacio al mismo tiempo que en su ojo derecho se formaban tres símbolos negros en forma de “6”. Era un tipo lleno de sorpresas. Dominaba muchísimas técnicas y eso le hacía un ser temible incluso sin usar su fruta para aquel tipo de cosas.
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Las palabras de Jin no lograban calmarlo. Vio todos sus trucos y afirmó sus teorías de que estaba bastante loco. No estaba tranquilo, pero, al menos, el enmascarado no pretendía hacerle daño a nadie y eso, de alguna forma extraña, lo tranquilizaba. Seguía preocupado por el hecho de que no le gustaba que conociera a Milena o que supiera de su relación, pero ya nada podía hacerse ante ese hecho. Le pasó la carne con calma y se quedó dubitativo unos segundos. ”Es imposible relajarme con ese tipo” – estaba tenso y casi parecía que estuviera a nada de atacarlo y tratar de pillarlo con la guardia baja. ”Sabes qué es imposible” – no era tan estúpido como lanzarse al ataque sin más. Pero tampoco se iba a fiar de sus palabras.
– No, no tengo pimienta. – Le respondió con calma mientras le daba otro mordisco a su manzana.
”Milena está bajo amenaza y es terca como una mula, se tiraría de cabeza ante ese tipo” – así que la idea de querer llevársela lejos o pedirle que no hiciera tal estupidez era imposible. Tampoco iba a aceptar vivir en los dominios de Dexter. ¿Qué podía hacer? Suspiró con calma. Por ahora, no le iba a dar muchas vueltas al asunto y solo tenía que aguantar a ese sujeto hasta que se fuera… Si es que lo hacía. Era imposible prever sus intenciones o movimientos, no por nada era el enemigo número del mundo. ”Aunque no parecen muy preocupados” – no había escuchado de grandes movimientos de la marina o del Gobierno Mundial. ¿Acaso no lo tomarían en cuenta? Era posible, poco probable, pero posible. ”Después de todo, es un fantasma” – con esa odiosa capacidad de transformarse en quién sea, era un peligro con patas. Tiró el cuerpo de la manzana lejos y se cruzó de brazos.
– Supongo que es una tontería – empezó a decir, casi sabiendo la respuesta. – Pero, ¿qué te hizo el mundo para ser cómo eres? – bien sabía que le podría mentir o no, pero sea como sea el caso, tenía algún tipo de interés en él. – ¿Por qué ese afán de jugar de ese modo con las vidas del resto? – Apoyó sus palma en las rocas, mirando al cielo y esperando la respuesta de Jin. Casi sabía su respuesta, se hacía una idea aproximada y eso le daba temor.
– No, no tengo pimienta. – Le respondió con calma mientras le daba otro mordisco a su manzana.
”Milena está bajo amenaza y es terca como una mula, se tiraría de cabeza ante ese tipo” – así que la idea de querer llevársela lejos o pedirle que no hiciera tal estupidez era imposible. Tampoco iba a aceptar vivir en los dominios de Dexter. ¿Qué podía hacer? Suspiró con calma. Por ahora, no le iba a dar muchas vueltas al asunto y solo tenía que aguantar a ese sujeto hasta que se fuera… Si es que lo hacía. Era imposible prever sus intenciones o movimientos, no por nada era el enemigo número del mundo. ”Aunque no parecen muy preocupados” – no había escuchado de grandes movimientos de la marina o del Gobierno Mundial. ¿Acaso no lo tomarían en cuenta? Era posible, poco probable, pero posible. ”Después de todo, es un fantasma” – con esa odiosa capacidad de transformarse en quién sea, era un peligro con patas. Tiró el cuerpo de la manzana lejos y se cruzó de brazos.
– Supongo que es una tontería – empezó a decir, casi sabiendo la respuesta. – Pero, ¿qué te hizo el mundo para ser cómo eres? – bien sabía que le podría mentir o no, pero sea como sea el caso, tenía algún tipo de interés en él. – ¿Por qué ese afán de jugar de ese modo con las vidas del resto? – Apoyó sus palma en las rocas, mirando al cielo y esperando la respuesta de Jin. Casi sabía su respuesta, se hacía una idea aproximada y eso le daba temor.
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Era una lástima que aquel chico no poseyera pimienta, pero por el momento prefería comer carne sola antes de que no tuviese nada. Se rascó un poco la cabeza y lo siguiente que hizo fue tomar la comida para después dejarla sobre el fuego. Había quemado a tanta gente que ya sabía a qué hora estaría. Al parecer el quemar a tipos iba a servir para tener dotes de cocina y todo. No tardó mucho en soltar un pequeño bostezo. Se estaba aburriendo bastante y de vez en cuando miraba al chico, tratando de analizar despacio su poder. Sin embargo, su haki de observación no estaba tan desarrollado como el de armadura. Por ese motivo no podía saber bien si era un tipo muy poderoso. Podía suponer que su aura estaba por encima de las demás y esa era la única pista. Su inteligencia nata le hizo pensar en que sería más débil que él, pues no le había atacado pese a lo que le dijo sobre la pelirroja.
Aunque no se dejase provocar, sabía que si tuviese la oportunidad, ese joven le mataría. Lo mejor de todo aquello, era que se sentía bastante calmado. Mientras la carne se hacía, se colocó la máscara naranja de nuevo. Su rojizo ojo se clavó en los del chico cuando le hizo aquella pregunta. No pudo evitar mostrar una sonrisa siniestra por dentro. No había motivo en especial salvo la propia maldad que tenía en su interior, la cual había sido provocada. Jin desde pequeño ya era un asesino, pero entre su etapa de revolucionario y de agente del Cipher Pol, ocurrió algo que hizo que su nivel de maldad aumentara. De ser una especie de terrorista interesado en las alianzas y putear al gobierno, además de religioso del Dios Atreyu, pasó de repente al mayor asesino en serie conocido. Antes a lo mejor tenía un poco de piedad, pero ahora era todo lo contrario.
- No existe motivo alguno. El mero sufrimiento de la humanidad me hace sentir mejor. Este mundo es aburrido y cortar la carne de los demás me hace feliz. Llámame asesino, psicópata o lo que te apetezca, pero así veo este mísero mundo.
El cuerpo del ifrit comenzó a arder, pero no en llamas habituales. El color de aquel fuego era negro como la mismísima noche y desprendía un calor considerable. La propia nieve comenzó a derretirse a toda velocidad a su alrededor. Metió la mano en aquellas llamas y sacó la carne. Partió en dos el trozo y dejó una parte cerca del joven, la otra la introdujo en su boca, levantando un poco la máscara. Masticó tranquilamente hasta haberla comido del todo. Una vez hizo eso pensó en Asderdeker, aquel Shichibukai que había utilizado para su propia conveniencia. El haber podido salir de la enorme prisión fue gracias a él y el dragón. Entonces miró al moreno tranquilamente y le habló en un tono calmado.
- No estaría aquí de no ser por Asderdeker y Dexter. Ellos me sacaron del infierno de Impel Down. Cometieron el error más grande de sus vidas y ahora nada podrá detenerme. Tú estás deseándolo, pero sabes que solo morirías ¿Me equivoco?
Aunque no se dejase provocar, sabía que si tuviese la oportunidad, ese joven le mataría. Lo mejor de todo aquello, era que se sentía bastante calmado. Mientras la carne se hacía, se colocó la máscara naranja de nuevo. Su rojizo ojo se clavó en los del chico cuando le hizo aquella pregunta. No pudo evitar mostrar una sonrisa siniestra por dentro. No había motivo en especial salvo la propia maldad que tenía en su interior, la cual había sido provocada. Jin desde pequeño ya era un asesino, pero entre su etapa de revolucionario y de agente del Cipher Pol, ocurrió algo que hizo que su nivel de maldad aumentara. De ser una especie de terrorista interesado en las alianzas y putear al gobierno, además de religioso del Dios Atreyu, pasó de repente al mayor asesino en serie conocido. Antes a lo mejor tenía un poco de piedad, pero ahora era todo lo contrario.
- No existe motivo alguno. El mero sufrimiento de la humanidad me hace sentir mejor. Este mundo es aburrido y cortar la carne de los demás me hace feliz. Llámame asesino, psicópata o lo que te apetezca, pero así veo este mísero mundo.
El cuerpo del ifrit comenzó a arder, pero no en llamas habituales. El color de aquel fuego era negro como la mismísima noche y desprendía un calor considerable. La propia nieve comenzó a derretirse a toda velocidad a su alrededor. Metió la mano en aquellas llamas y sacó la carne. Partió en dos el trozo y dejó una parte cerca del joven, la otra la introdujo en su boca, levantando un poco la máscara. Masticó tranquilamente hasta haberla comido del todo. Una vez hizo eso pensó en Asderdeker, aquel Shichibukai que había utilizado para su propia conveniencia. El haber podido salir de la enorme prisión fue gracias a él y el dragón. Entonces miró al moreno tranquilamente y le habló en un tono calmado.
- No estaría aquí de no ser por Asderdeker y Dexter. Ellos me sacaron del infierno de Impel Down. Cometieron el error más grande de sus vidas y ahora nada podrá detenerme. Tú estás deseándolo, pero sabes que solo morirías ¿Me equivoco?
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La respuesta, tal y cómo esperaba, no tenía sentido alguno. ¿Hacer sufrir a alguien por qué sí? Suspiró y se tuvo que controlar para no decir algo fuera de lugar. Debía admitirlo, estaba siendo dominado y la situación no le gustaba. Al menos, no parecía ser que Jin tuviera intenciones demasiado hostiles y solo estaba pasando el rato. ”Pero, ¿por qué conmigo?” – su mala suerte era tremenda y ya estaba convencido de que era un imán para los chicos malos. ”Excepto por Taiga, Dranser, Hinori y los Blues” – sonrió de medio lado y agarró el pedazo de carne. Había notado unas llamas negras que salían del cuerpo de Jin y como estaban a un intenso calor. ”¿Qué carajos es este tipo?” – las habilidades que le estaba mostrando eran sacadas de una pesadilla.
Sus últimas palabras le hicieron atragantarse… No se podía creer que Dexter lo hubiera dejado libre. ¿Por qué? No, no se lo creía. Dexter podía hacer muchas cosas, pero nunca dejar en libertad a ese monstruo. Respiró aire un par y recuperó la compostura. ”No debe saber que soy parte de esa banda, no lo debe saber” – no podía dar ningún indicio de que pertenecía a los Blues o que conocía a su capitán de forma personal. No quería darle el lujo de saber sus dos únicas debilidades… No, no se lo iba a dar. ”Solo cálmate” – se dijo a si mismo mientras masticaba de nuevo la carne. ”Y yo que la iba a compartir con Milena o Hinori” – suspiró con calma y sonrió de medio lado.
– Nunca he escuchado del otro sujeto… Asderdeker… – empezó a decir mientras tragaba el último pedazo de carne. – Pero Dexter es un Yonkou, ¿no? – soltó un pequeño suspiro… Se tenía que controlar para no decir nada equivocado. – Y no… No tengo nada en tu contra. A diferencia de ti, si no tengo motivos, no busco peleas innecesarias – le dijo con calma y bastante tranquilo. Él podía ser el enemigo número uno del mundo, pero para él no le interesaban sus acciones. – Además, no soy idiota. ¿Luchar contra alguien y perder mi vida? – la pregunta era retórica, no esperaba ninguna respuesta y tampoco le iba a dar espacio para que respondiera… Se chupó los dedos y degustó, por última vez, el sabor a carne que había quedado en estos. – Tengo muchas personas que confían en mí. No puedo perder mi vida en un combate donde sé que moriría.
Sus últimas palabras le hicieron atragantarse… No se podía creer que Dexter lo hubiera dejado libre. ¿Por qué? No, no se lo creía. Dexter podía hacer muchas cosas, pero nunca dejar en libertad a ese monstruo. Respiró aire un par y recuperó la compostura. ”No debe saber que soy parte de esa banda, no lo debe saber” – no podía dar ningún indicio de que pertenecía a los Blues o que conocía a su capitán de forma personal. No quería darle el lujo de saber sus dos únicas debilidades… No, no se lo iba a dar. ”Solo cálmate” – se dijo a si mismo mientras masticaba de nuevo la carne. ”Y yo que la iba a compartir con Milena o Hinori” – suspiró con calma y sonrió de medio lado.
– Nunca he escuchado del otro sujeto… Asderdeker… – empezó a decir mientras tragaba el último pedazo de carne. – Pero Dexter es un Yonkou, ¿no? – soltó un pequeño suspiro… Se tenía que controlar para no decir nada equivocado. – Y no… No tengo nada en tu contra. A diferencia de ti, si no tengo motivos, no busco peleas innecesarias – le dijo con calma y bastante tranquilo. Él podía ser el enemigo número uno del mundo, pero para él no le interesaban sus acciones. – Además, no soy idiota. ¿Luchar contra alguien y perder mi vida? – la pregunta era retórica, no esperaba ninguna respuesta y tampoco le iba a dar espacio para que respondiera… Se chupó los dedos y degustó, por última vez, el sabor a carne que había quedado en estos. – Tengo muchas personas que confían en mí. No puedo perder mi vida en un combate donde sé que moriría.
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Una sonrisa siniestra se formó en el rostro del moreno cuando escuchó las palabras del chico que tenía frente a sus ojos. Le habían gustado demasiado, pero no en el sentido bueno al parecer. Su maldad ya estaba trabajando en el interior de su mente, dándole algunas ideas que ejecutar mediante simples palabras. Quería encontrar a la científica cuanto antes y terminar con su vida. No pudo evitar relamerse despacio para después terminar de estirarse. El suelo de alrededor ya estaba a una temperatura considerable. Jin entonces señaló al chico con su dedo índice, para después quedarse callado unos momentos. De la punta de aquel dedo, una pequeña llama negra se solidificó, formando una cuchilla de unos cinco centímetros. Parecía bastante afilada y además tenía un aspecto inquietante al estar hecha del fuego de aquel hombre. Después de unos momentos, entrecerró sus ojos y le habló en un tono calmado, pero bastante tétrico.
- Si es cierto que muchas personas confían en ti, eso solo me provoca ganas de asesinarte. Así toda esa gente perderá la confianza en Ushio-kun… Y yo podré darles ese final doloroso que merecen.
Una vez dijo aquellas palabras se colocó en pie, dejando de arder. Sacó su guadaña dorada y tras unos movimientos con ella apuntó al espadachín. Era como si estuviese a punto de lanzarse a por él. Estuvo así unos momentos hasta que finalmente bajó su arma y la ocultó en su espalda. Le dio la espalda al pirata y simplemente cerró los ojos. No era el momento de terminar con la vida de ese chico. Verle sufrir podía ser más divertido y eso tenía que verlo en primera persona. No dejaría que nadie le quitase el gusto de destripar a sus seres queridos cuanto antes. Por ese motivo, el asesino se volvió a girar, mirando al joven a los ojos. Aquella máscara naranja incomodaba a muchísima gente antes de morir y esperaba que el pirata no fuese una excepción. De las que tenía, realmente era su favorita. El color era perfecto y la forma bastante peculiar.
- Pronto mataré a toda tu gente, Ushio. Por el momento iré por la pelirroja, dijo que tenía su centro de investigación en el South Blue. Siendo sincero, desconozco la isla o si esa información es verdadera. Habrá que empezar la caza. Ahora es el momento de que me largue de este sitio. – Mencionó en un tono calmado.
- Si es cierto que muchas personas confían en ti, eso solo me provoca ganas de asesinarte. Así toda esa gente perderá la confianza en Ushio-kun… Y yo podré darles ese final doloroso que merecen.
Una vez dijo aquellas palabras se colocó en pie, dejando de arder. Sacó su guadaña dorada y tras unos movimientos con ella apuntó al espadachín. Era como si estuviese a punto de lanzarse a por él. Estuvo así unos momentos hasta que finalmente bajó su arma y la ocultó en su espalda. Le dio la espalda al pirata y simplemente cerró los ojos. No era el momento de terminar con la vida de ese chico. Verle sufrir podía ser más divertido y eso tenía que verlo en primera persona. No dejaría que nadie le quitase el gusto de destripar a sus seres queridos cuanto antes. Por ese motivo, el asesino se volvió a girar, mirando al joven a los ojos. Aquella máscara naranja incomodaba a muchísima gente antes de morir y esperaba que el pirata no fuese una excepción. De las que tenía, realmente era su favorita. El color era perfecto y la forma bastante peculiar.
- Pronto mataré a toda tu gente, Ushio. Por el momento iré por la pelirroja, dijo que tenía su centro de investigación en el South Blue. Siendo sincero, desconozco la isla o si esa información es verdadera. Habrá que empezar la caza. Ahora es el momento de que me largue de este sitio. – Mencionó en un tono calmado.
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Notó todas las acciones de Jin. Por un momento, pensó que la pequeña conversación calmada de antes ya había acabado, que él solo se había aburrido y había sucumbido ante sus deseos más primitivos. Pensó en sacar sus espadas y tratar de luchar contra él, pero… ¿Para qué? Era una muerte segura y no quería cometer un suicidio. ¿En serio su vida iba a acabar de esa forma? Suspiró con pesadez y cerró sus ojos. Si iba a acabar de ese modo, bueno… No había nada de lo que se arrepentía y nada que no hubiera podido hacer. ¿Qué más podía hacer? Su destino le había jugado una mala pasada y lo hizo cruzarse con alguien como él.
Escuchó sus palabras y abrió sus ojos. ”No dejes que te impresione, idiota” – se mordió el labio inferior y se contuvo las ganas de responderle. No iba a caer en su juego… Sabía que sus amigos iban a estar bien… Esperaba. Y si no, solo tendría que hacerse más fuerte para vencer a ese sujeto. Se levantó y empezó a caminar a un ritmo lento, con la cabeza gacha… Sucumbiendo ante aquella maldita tortura que fueron esos minutos que parecieron horas con Jin. ”Tendré que hablar con Dexter. Es de los pocos que podría detenerlo” – si lo hablaba con él, quizá podría frenar toda esta pesadilla, era su único rayo de esperanza. Se detuvo a los pocos pasos de haber dejado atrás a Jin, se giró y lo miró con calma. Sonrió de forma tranquila.
– Nos vemos, Vader – le dijo de forma calmada. – Puedes quedarte con esas cosas, si lo deseas. Poco me importa. – Apuntó a las bolsas que aún estaban tras Jin.
No esperó su respuesta y activó Sky para salir volando de ese lugar. Ya en el aire, una pequeña lágrima recorrió su rostro… Impotente. ¿Cómo pudo pasar algo así? ”Quizá no es tan malo, puedo moverme antes que él” – La idea de llevarse a Milena al Ojo ya parecía ser una necesidad más que una petición. Era el único lugar seguro que tenía y donde ella estaría a salvo. Además, tendría las comodidades que necesitara. ”Debo convencerla de algún modo” – Se restregó las lágrimas y solo siguió volando.
Escuchó sus palabras y abrió sus ojos. ”No dejes que te impresione, idiota” – se mordió el labio inferior y se contuvo las ganas de responderle. No iba a caer en su juego… Sabía que sus amigos iban a estar bien… Esperaba. Y si no, solo tendría que hacerse más fuerte para vencer a ese sujeto. Se levantó y empezó a caminar a un ritmo lento, con la cabeza gacha… Sucumbiendo ante aquella maldita tortura que fueron esos minutos que parecieron horas con Jin. ”Tendré que hablar con Dexter. Es de los pocos que podría detenerlo” – si lo hablaba con él, quizá podría frenar toda esta pesadilla, era su único rayo de esperanza. Se detuvo a los pocos pasos de haber dejado atrás a Jin, se giró y lo miró con calma. Sonrió de forma tranquila.
– Nos vemos, Vader – le dijo de forma calmada. – Puedes quedarte con esas cosas, si lo deseas. Poco me importa. – Apuntó a las bolsas que aún estaban tras Jin.
No esperó su respuesta y activó Sky para salir volando de ese lugar. Ya en el aire, una pequeña lágrima recorrió su rostro… Impotente. ¿Cómo pudo pasar algo así? ”Quizá no es tan malo, puedo moverme antes que él” – La idea de llevarse a Milena al Ojo ya parecía ser una necesidad más que una petición. Era el único lugar seguro que tenía y donde ella estaría a salvo. Además, tendría las comodidades que necesitara. ”Debo convencerla de algún modo” – Se restregó las lágrimas y solo siguió volando.
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Jin sonrió de lado al ver al moreno ni siquiera protestarle. “Así es, trágate el rencor…” Pensó de forma siniestra. Sabía de sobra las intenciones del espadachín al decirle aquellas palabras. Se quedó callado observando cómo se alejaba en pleno aire. Era el momento de que su peligrosidad aumentase y se enfrentase a desafíos peores. No solo había retado a la humanidad, ahora sabría que aquel hombre iría cuanto antes hacia Milena. Causar el miedo en la científica ya estaba hecho, Ushio se ocuparía de darle dicho recado por él. Al menos eso pensaba. Su poder de manipulación era demasiado peligroso. A veces sus meras palabras podían causar más pánico que sus armas. Era el momento de largarse del sitio cuanto antes y empezar con las reformas de su base subterránea.
El asesino se quitó la máscara, ocultándola en su bolsillo derecho para después cerrar los ojos. Cuando los abrió, eran de un tono azulado. Sus cabellos crecieron hasta tener una longitud considerable. A continuación se los pilló en una cola, hizo su piel más pálida y su nariz creció un poco. Ahora tenía una de sus formas favoritas “Aomine Daiki” Pensó al mismo tiempo que sonreía de lado. Era la primera apariencia con la que había visto a Ushio. Ahora esperaba que él le recordase. Sin pensárselo salió disparado con el kamisori hacia el moreno, colocándose a su lado en pleno aire. Clavó sus ojos en los suyos y le dedicó una mirada siniestra. Era como si quisiera molestarle simplemente.
- Bueno, veamos quién llega primero a la pelirroja…
Una vez le dijo aquello, activó su Speed Dark y salió despedido a una velocidad superior a los setenta metros por segundo, ardiendo en llamas y perdiéndose totalmente en la lejanía ¿Pensaba ir por Milena? No, solo quería que el espadachín se diese prisa. Él pensaba tomar un rumbo diferente. Una vez estuviese lo suficiente alejado, tomaría su apariencia verdadera. Se colocaría su máscara naranja y terminaría de largarse de aquel lugar. Había dejado las bolsas allí, pues no tenía intención alguna de ir por ellas. Ahora empezaba la juerga. En su rostro se formó una sonrisa siniestra llena de maldad. El mundo era prisionero y nadie podía hacer nada para evitarlo.
El asesino se quitó la máscara, ocultándola en su bolsillo derecho para después cerrar los ojos. Cuando los abrió, eran de un tono azulado. Sus cabellos crecieron hasta tener una longitud considerable. A continuación se los pilló en una cola, hizo su piel más pálida y su nariz creció un poco. Ahora tenía una de sus formas favoritas “Aomine Daiki” Pensó al mismo tiempo que sonreía de lado. Era la primera apariencia con la que había visto a Ushio. Ahora esperaba que él le recordase. Sin pensárselo salió disparado con el kamisori hacia el moreno, colocándose a su lado en pleno aire. Clavó sus ojos en los suyos y le dedicó una mirada siniestra. Era como si quisiera molestarle simplemente.
- Bueno, veamos quién llega primero a la pelirroja…
Una vez le dijo aquello, activó su Speed Dark y salió despedido a una velocidad superior a los setenta metros por segundo, ardiendo en llamas y perdiéndose totalmente en la lejanía ¿Pensaba ir por Milena? No, solo quería que el espadachín se diese prisa. Él pensaba tomar un rumbo diferente. Una vez estuviese lo suficiente alejado, tomaría su apariencia verdadera. Se colocaría su máscara naranja y terminaría de largarse de aquel lugar. Había dejado las bolsas allí, pues no tenía intención alguna de ir por ellas. Ahora empezaba la juerga. En su rostro se formó una sonrisa siniestra llena de maldad. El mundo era prisionero y nadie podía hacer nada para evitarlo.
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