¡Misión, biblioteca y unos que pasaban por ahí! [Grupal Pasado Tenebrex-Dobutsu Nick-Mortimer-Savara]

Una mañana fría en un barco que acaba de llegar a la Isla de Drum. Hace frío, mucho frío. Había algo de niebla, humedad... y frío. Edward no podía dejar de pensarlo, qué frío hacía. "Lo mejor será que me concentre y me deje de tonterías"- Pensó, tiritando en el barco y acercándose a sus acompañantes.

Edward iba con su ropa de invierno típica, camiseta blanca y chaquetón rojo oscuro, su mochila, etcétera, etcétera. Lo habían enviado al Reino Sakura por que según algunas fuentes habían apresado a unos hombres por mostrar abiertamente su agrado con la revolución. Eran tres en total, un Sargento, de unos treinta y tantos, no muy alto y delgado, un Soldado, más bajito y regordete, de unos veintiocho o treinta años y nuestro joven Edward. El rubio no confiaba realmente en la capacidad de estos hombres, pero si tenían rango sería por algo, así que intentó mantener la calma. El Sargento dijo que sería inteligente informarse primero... Vaya lumbreras. Edward dijo que quizás la gente sería de ayuda, podrían preguntar en sitios donde no hubiera demasiadas personas, para pasar desapercibidos.

Tras reflexionarlo un poco el sargento avaló la decisión del de los ojos dorados, diciendo:

- Separémonos para abarcar más y conseguir más información y luego, al anochecer, os llamaré por el Den Den Mushi, si tenemos información suficiente atacaremos esta misma noche, liberaremos a estos hombres y nos iremos todos juntos.

Dicho y hecho, el joven fue a la biblioteca más cercana. Quizás había sido una decisión un poco egoísta, pues estaba allí para leer e informarse sobre medicina, pero no podía dejar pasar la oportunidad, ya había oído hablar de esta isla precisamente por los médicos que salen de ella. Allí, si alguien se sentaba cerca, le preguntaría con discreción sobre los supuestos arrestos, si no, abandonaría el lugar pasado unas horas.

Off para todos:

Nick tiritó otra vez. No sabía como se había dejado liar para ir a la Isla de Drum, un trozo de tierra nevado y helado en mitad del mar y además a muchos días de viaje en barco. Remontémonos un poco al pasado: En su estancia en Water Seven había oído hablar de los científicos que trabajaban para el gobierno y había decidido que su mejor opción era unirse a ellos de momento. No habría tomado esa elección si hubiese sabido lo que le esperaba... Le dijeron que estaban tramitando la solicitud y que mientras podía elegir entre ir a estudiar en una isla famosa o unirse a la marina en uno de los cuarteles. Obviamente pensó que lo mejor era no alistarse en el ejercito así que se embarcó en el primer buque hacia Drum, la isla de la medicina. Pero bueno, la cuestión era que, después de tanto viaje en el buque de la marina, por fin habían llegado a la isla y hacía un frío que te helaba el alma. Menos mal que le habían dejado un abrigo sus ex-compañeros de viaje porque si no ahí habrían acabado sus aventuras. Chipy también temblaba sin parar, haciendo ruiditos de vez en cuando, por lo que Nick decidió bajarla de su hombro y guardársela en uno de los bolsillos de su abrigo. Cuando desembarcó en el puerto empezó a buscar algún sitio interesante donde aprender ciencia, dando prioridad a que se tratase de un sitio calentito. Preguntó a los ciudadanos y le indicaron que fuese a la biblioteca más cercana que allí encontraría todo lo que buscaba. Cuando por fin llegó al antiguo edificio, en el cual se notaban las inclemencias meteorológicas de la isla, entró por la puerta grande con un gran grito:

-¡Pero que frío que hace fuera! -

Los numerosos copos de nieve empezaban a caer desde el oscuro cielo, mi cuerpo estaba temblando como una gelatina debido al maldito frío que hacía, así que me saqué un puro del bolsillo de la chaqueta para poder entrar en calor. No hay nada como fumarse un buen puro con sabor a menta, me encanta la menta... su sabor, su aroma, su todo. Me encontraba en un barco mercante en el que me había infiltrado como guardián de uno de los cargamentos, todo gracias a un amigo mio que se especializa en objetos y documentos falsificados. -*Maldito Jonny, te debo una por haber conseguido que esos tontos marineros se hayan tragado esta mentira-* pensé mientras esbozaba una sonrisa a la vez que exhalaba el humo y mi vista se perdía en el horizonte, observando la isla de Drum; famosa por sus grandes médicos y cerezos. Me saqué un cartel de Wanted que tenía bien doblado en uno de mis bolsillos, lo desdoblé con mucho cuidado para no romperlo por accidente y le volví a echar otro vistazo. - Estúpido bastardo... ¿ cómo te atreves a hacerme venir a un lugar tan exageradamente frío y lleno de nieve con la que me puedo ensuciar? Te voy a partir esa cara de cerdo cuando te encuentre- dije mientras expresaba mi desagrado por ir a capturar a ese criminal a esa isla tan fría y sucia. Tenía que capturar a un criminal con una recompensa de un millón de berries, ya que empezaba a quedarme sin dinero y eso sería bastante malo, ya que no podría ir a beber ni ir a antros de reputación dudosa a ver a las chicas. Definitivamente necesitaba la pasta, y ese tal Kyle "Caracerdo" me va a venir de perlas para ese propósito. Minutos más tarde, ya me encontraba en el puerto de la isla y me alejé del barco para que nadie se diese cuenta de mi disfraz. - Ahora a dónde debería ir primero?- me rasqué la cabeza mientras decidía cual iba a ser mi primer paso.

OFF:

Otro escalofrío estremeció el cuerpo esbelto de la cazadora cuando unos pequeños copos de nieve se colaron por el cuello de su abrigo, pero poco importaba ya eso a la pelimorada pues había llegado a su destino.

Hace unos días gastó parte de la recompensa que había ganado, al cazar a un pirata que quiso matarla, en ropa de abrigo y un pasaje en un navío mercante que la trajo a la Isla de Drum. A Savara no la entusiasmaba mucho aquel frío clima, pero una vez descubrió que allí había bastantes adelantos en medicina no dudó en visitarla. Nada más llegar un hombre con un poblado bigote pelirrojo indicó a la muchacha donde se encontraba una enorme biblioteca, en la cual con un poco de suerte podría encontrar algún médico en medio de alguna investigación, asique tras despedirse de aquel amigable hombre se encaminó directa hacia donde la habían indicado.

La muchacha ya fantaseaba con que podría encontrar en aquel lugar lleno de sabiduría cuando de repente el destino decidió que no llegase a su destino. A la joven pelimorada le llegó un fuerte aroma a chocolate caliente, el cual provenía de una pequeña taberna que no tardó en visitar. No tenía prisas por llegar a la biblioteca ahora que había desembarcado, asique la joven cazadora se introdujo en aquel pequeño local con chimenea para recuperar energías.

- Póngame un chocolate en la taza más grande que tenga por favor - pidió la joven mientras se frotaba las manos intentando devolverlas algo de calor.

Tras recoger su taza se dirigió cerca de la chimenea, la cual estaba al lado de un pequeño tablón con varios carteles de busca y captura de loa delincuentes de la ciudad, como la de los típicos más buscados. Aún no se veía a sí misma intentando dar caza a alguno de aquellos grandes criminales, pero sí que se quedó mirando la de los tipos que rondaban entre diez y un millón. No es que estuviese segura de poder dar caza a ninguno de esos tampoco, pero al menos le gustaría intentarlo con aquellos que eran buscados por agresiones machistas.

Off:

Las horas pasaban volando y a Edward no se le paraban de ocurrir nuevas ideas para sus experimentos... pero no era el momento, ya había pasado suficientes horas allí, de hecho debería buscar algún sitio donde comer, ya era mediodía y seguía en la biblioteca solo.

-Vaya... sabía que no iba a estar llena, pero esto es demasiado... solitario. Así no voy a enterarme de nada, tendré- Fue interrumpido por el ruido de la puerta, abriéndose de par en par. Un hombre entró gritando "¡Pero que frío que hace fuera!" sin tener muy en cuenta que estaba en una biblioteca. El frío entró por la puerta haciendo que Edward temblase un poco y se subiera el cuello del abrigo. Bueno, al menos había llegado alguien, tras recoger su mochila y la libreta en la que estaba tomando apuntes, podría hablar con él sobre los arrestos y...

-"Mierda, para uno que llega y tiene un abrigo de la marina, que mala suerte tengo... Supongo que si actúo natural podré irme sin que haya problemas, dudo que me reconozca. ¿Dónde debería ir? Hum... A ver si encuentro una taberna o algo donde comer."

Orientando sus pensamientos hacia otras cosas intentó no pensar en el supuesto marine, para no ponerse nervioso y liarla, así que pasó por su lado, le saludó levantando la mano levemente y, si el desconocido no le hablaba o se lo impedía, iría afuera para comer.

OFF:

El eco del grito de Nick resonó por toda la biblioteca, que estaba completamente vacía a excepción de un chico rubio solitario. Parecía que él también se iba y se cruzaron cerca de la puerta de salida. El chico iba cabizbajo y apenas le miró pero parecía ser un extranjero ya que llevaba ropas extrañas y una mochila. Una mochila... con una ardilla abrigada con un abrigo. Nick se paró en seco con los ojos desorbitados de sorpresa y se buscó rápidamente dentro de los bolsillos. Por supuesto Chipy no estaba ahí. La pequeña sacó la lengua y se metió en la mochila por la abertura de la cremallera que no estaba completamente cerrada.

-¡Hey tú, el rubio!- le gritó cuando ya se estaba yendo- ¡Espera un momento! Necesito que abras tu mochila-

La ardilla siempre estaba metiéndole en problemas, ahora tendría que molestar a aquel desconocido y además retrasar sus estudios. Aún tenía que encontrar a algún científico eminente, leer unos libros, investigar algunas cosas... Y tanto frío no ayudaba, además, aún no había probado ni un solo bocado. Sin casi esperar la respuesta del rubio, lanzó la mano para coger la mochila y recuperar a su travieso roedor.

La fría nieve seguía cayendo por doquier, dejándolo todo blanco y de aspecto glacial. - Cómo odio el frío- no paraba de repetirlo una y otra vez a la vez que caminaba por las transitadas calles de la ciudad, llenas de gente que iban de un lado a otro buscando cobijo por el fresco que hacía. Aún conservaba el puro que encendí en el barco, era lo único que me aportaba algo de calor ya que tenía las manos congeladas y también los pies. - Algo me dice que voy a coger un resfriado de muerte- dije a la vez que sostenía mis hombros y me los frotaba con las manos para darme calor. Dirigí mis pasos hacia un lugar que me otorgaría el calor que buscaba tan ansiadamente, la clásica taberna del lugar para pedir unas cuantas cervezas para calentar el gaznate.

Tras unos cuantos minutos andando, llegué finalmente a la taberna llamada "El Hipopótamo Blanco". El extraño nombre del recinto me daba un poco igual, sólo quería pillarme una buena antes de disponerme a cazar al criminal que resultaba ser un científico loco que antes trabajaba para el Gobierno Mundial, experimentaba con personas de una forma bastante cruel y le acabaron exiliando. Abrí la puerta de la taberna y un par de miradas se me echaron encima, lo cual consideré normal debido a mi gran belleza y a mi precioso cabello plateado. Ignoré las miradas a medida que me iba acercando a la barra. - Buenas tardes señor, ¿podría ofrecerme la mejor cerveza que tenga y un plato de huevos revueltos? Puedo pagarlo , no se preocupe por el dinero- dije mientras ponía una bolsa pequeña llena de berries sobre la mesa mientras el tabernero me miraba de forma extraña para luego irse a preparar lo que me había pedido. Al rato volvió con una jarra de cerveza de tamaño grande y un plato de deliciosos huevos revueltos, el aroma del alcohol y de la comida entró por mis fosas nasales estimulando de forma agradable mi olfato. Nada más llegar mi pedido, cogí la jarra y le pase un pequeño trapo por la zona de la boquilla. - Disculpe, tengo un problema con la limpieza y me molesta ver cosas sucias. No se ofenda -. Me llevé la cerveza a la boca y , sorprendentemente, el dorado líquido que pasó a través de mi garganta, tenía un sabor que ni el mejor Whisky podría tener. Volví a pedir otra, otra y otra. Hasta empezar a emborracharme un poco. Capté un ligero aroma a mujer en la sala que llamó mi atención e intenté localizar a la dama a la cual pertenecía ese olor, hasta que mis ojos se posaron en una preciosa chica de pelo morado sentada junto a la chimenea. *- Hummm... parece que esa damisela tiene frío. Quizás un poco de James la haga entrar en calor-* pensé soltando una pícara sonrisa. Me levanté de la silla y empecé a moverme hacia donde se encontraba la mujer que había llamado mi atención.

- Todavía no lo sabes, pero tu futuro y el mío están escritos con el mismo destino - sonreí de forma caballerosa. - Me llamo Mortimer, James D. Mortimer. Soy un cazador pero me parece que tú has cazado mi corazón, bella dama. ¿Podría saber tu nombre?-

La joven seguía sumida en sus ensoñaciones, puesto que había visto a dos o tres delincuentes que sí podría capturar, pero entonces la puerta de la taberna se abrió dejando paso a una fuerte corriente de aire gélido, haciendo que otro escalofrío recorriese el cuerpo de la mujer mientras se giraba para observar quien era el causante.

Un joven de tez pálida con aires de superioridad. Justamente los tipos que peor caían a Savara y por eso se limitó a pasar de él mientras degustaba su enorme tazón de chocolate, aunque no le quitaría el ojo de encima por si decidía liarla en el bar, ya que el joven de cabellos blancos comenzó a pedirse una cerveza tras otra.

La joven al ver que el tipo se mostraba de manera inofensiva volvió a relajarse y decidió acabarse el chocolate cuanto antes para seguir su camino, aunque la cosa quedó en el intento. Al parecer el chico se había envalentonado al tomarse tantas cervezas y creyó que podría camelarse a la espadachín a la primera usando una frase típica.

- ¿En serio te ha funcionado eso alguna vez? - dijo la muchacha arrastrando cada palabra mientras enarcaba una ceja tras oír las palabras del supuesto cazador.

Quizás el aspecto físico del joven llamó la atención al principio de la muchacha. Esos ojos carmesíes prometían esconder muchas cosas tras ellos, pero al mostrarse tan descarado tras haberle visto beber como un condenado, había perdido todos los puntos que pudiese tener. Fue oler el aliento a alcohol que el tipo desprendía y enseguida se acordó del terrible suceso que la había pasado no hace tanto tiempo, o al menos eso le parecía. La chica aún tenía demasiadas heridas abiertas en su corazón y alma como para fiarse de otro guaperas con unas pretensiones tan claras.

- Creo que estás demasiado acostumbrado a otro tipo de señoritas "guapito". Asique sino te importa tengo trabajo que hacer. Algunos cazadores sí que hacemos honor a nuestro nombre y no perdemos el tiempo emborrachándonos cuando hay tanto que capturar - dijo Savara con un tono cargado de desdén mientras señalaba el cartel lleno de Wanteds.

Normalmente la joven no solía comportarse así, tampoco pensaba todo li que le había dicho puesto que a ella la gustaba divertirse también, pero al verse tan "acorralada" por aquel chico de blancos cabellos, sucumbió a los nervios y actuó sin pensar mucho en lo que decía.

Si el muchacho no tenía nada más que decir se iría, ya que aún quería visitar la biblioteca.

Off para Mortimer:

Edward se estaba asustado a la par que decepcionado. "¡Hey tú, el rubio!! le dijo el extraño... como si hubiera mucha gente allí... Desde luego no era muy listo, se hacía el tonto, o es que por los nervios u otra razón no se le había ocurrido otra forma de llamar su atención. La petición le pilló por sorpresa. Haciendo un repaso mental de lo que tenía en su mochila se dio cuenta de que lo único que podía generar algún problema sería aquella libreta en la que apuntaba la gente que iba conociendo, así que mientras el supuesto marine no revisara cada una de las libretas, no debería de haber muchos problemas, e incluso si lo veía, podría buscar alguna escusa para explicar como conocía gente como el demonio de la niebla.

Con voz algo nerviosa dijo:-Sí sí, claro, ahora mismo la abro.

Cuando la abrió apenas le dio tiempo de ver nada, pues el extraño se acercó de forma impulsiva, desde luego buscaba algo. En esos segundo en los que sujetaba su mochila y el extraño se acercaba, Edward tuvo tiempo de hacerse varias preguntas "¿Qué se creerá haber visto? Quizás haya algún ladrón de libros por la zona y se cree que soy yo... ¿o será porque me voy nada más que ha aparecido? Si de verdad yo me iba ya... Qué suerte la mía, siempre igual, ¿no pueden acercarse los marines a otro? Aunque espero que solo acabe en un mal susto, total, tampoco me va a reconocer ¿no?"

Para sorpresa de Nick, el chico, obedeció al instante y le respondió afirmativamente con voz temblorosa. Nick agarró la mochila y de ella salió Chippy con una libreta en la boca. El chico rubio pareció ponerse más nervioso al instante, en cuanto vio salir la libreta.

-¡Chippy, más vale que te comportes bien! ¡Esos soldados de la marina nos han hecho el favor de traernos para que estudiemos aquí y tú ya la estas liando!- le renegó el chico. Dirigiéndose de nuevo al pobre chico que le miraba fijamente añadió: -Perdona si te hemos causado algún inconveniente, esta ardillita es una ladrona de cuidado- cogió la libreta de manos de la ardilla y se la devolvió al chico. -Por cierto, ¿sabes de algún científico famoso de por aquí? Yo he venido a empezar con mis investigaciones... pero con este frío no hay forma de concentrarse- añadió con una sonrisa.

Fuera el tiempo había amainado un poco, y aunque la nieve seguía cayendo suavemente, el viento había disminuido bastante. Nick empezó a olisquear el aire... Tenía mucha hambre y estaba empezando a notar un suave aroma a comida que venía de alguna parte, tal vez era el momento de buscar algún bar o restaurante. Mientras, la pequeña ardilla se subió a la cabeza del chico rubio haciendo ruiditos. Parecía que le gustaba.

Offrol:

Al parecer mis típica frase para ligar no habían funcionado, quizás la muchacha ya estaba bastante acostumbrada a ese tipo de palabras y no bajaría la guardia tan fácil. La muchacha me había dado calabazas pero eso no impidió que intentara usar otras formas para conseguir mi propósito, creo que era hora de usar frases de filósofos y de intentar averiguar el motivo por el cual se mantenía tan a la defensiva. La mujer me dijo que andaba bastante ocupada ya que ella también era cazadora y que mucho que cazar. Miré a la pared donde estaba señalando, numerosos carteles de varios criminales peligrosos estaban en la mayor parte de esta. *- Interesante... quizás ella vaya también tras el científico loco a por el que voy yo. Va contra mis principios, pero quizás pueda echarle una mano si nuestros destinos de caza van entrelazados-* pensé mientras miraba a la joven con una ligera sonrisa.

Eché mano de una silla que había cerca y la puse enfrente de la chica, que andaba nerviosa y molesta por mi presencia, o eso me parecía ver. - Ohhh, eres una cazadora también... has llamado todavía más mi atención, joven cazadora. Pero...- acerqué un poco la cabeza hacia delante y la miré a los ojos entonando una misteriosa sonrisa y clavando mis ojos carmesís en ella- aún no has respondido a mi pregunta. No me gustaría tener que dirigirme hacia ti llamándote cazadora o joven cazadora, de seguro tienes un nombre. De todos modos, me da curiosidad que estés tanto a la defensiva. ¿Es por mi ligero aliento a alcohol? No te preocupes, es difícil que me emborrache y , si lo consigo, me mantengo plenamente consciente de mis acciones y no me vuelvo agresivo ni mucho menos. Aclarado esto voy a preguntarte una cosa, si me permites- dije con una sonrisa tranquilizadora. Metí la mano en el bolsillo de la chaqueta y saqué el cartel del criminal "Caracerdo" con cuidado de que no se arrugara o rompiera el papel y se lo enseñé a la cazadora. - ¿Estás buscando también a este hombre? Si es así, podría echarte una mano-

El muy terco interpuso una silla para que la joven no pudiese pasar mientras seguía usando el mismo tono ligón. ¿Era de esos que no entendían el significado de la palabra no?

- ¿Qué te hace pensar que necesito tu ayuda? - dijo la joven cruzándose de brazos mientras sostenía aquella mirada carmesí. El frío azul de los ojos de la joven parecían querer rivalizar con los del chico. Era una lucha entre fuego y hielo que Savara tenía pensado ganar. - De momento parece que crees que usas dulces palabras, pero obviamente me estás molestando. No sé quien te crees que eres y conmigo te estás equivocando. Si quieres saber mi nombre debes ganártelo y de momento sólo pierdes puntos - dijo la chica socarronamente.

Tampoco es que a ella la gustase comportarse así, pero había decidido que en su vida nunca más se dejaría dominar y engañar por un hombre. Si el muy estúpido simplemente hubiese saludado con un "Hola, soy James. ¿Qué tal?" o un escueto "¿Cómo te llamas?" la cosa seguramente hubiese ido encaminada de otra manera, pero no. Tenía que ser de esos que sólo veían a las chicas como un trozo de carne, aunque por otro lado la chica tampoco era estúpida y andaba algo corta de efectivo.

- Asique si quieres que esto cambie, vamos a buscar a ese "cerdo" y según como te portes quizás averigües mi nombre - terminó la chica con una sonrisa de autosuficiencia.

Off para James:

Mientras la ardilla que respondía al nombre de Chippy salía de su maleta, Edward miraba con impresión y un poco de tensión la escena, la ardilla llevaba una de sus libretas en la boca. Por suerte el desconocido se la devolvió añadiendo un comentario que tranquilizó al joven, los marines le habían hecho el favor de traerlo, es decir, no era un marine. También cabía la posibilidad de que lo estuviese intentando engañar, pero no lo parecía, pues de verdad estaba interesado en la respuesta a su siguiente pregunta... Un científico famoso, decía.

-Pues me temo que soy nuevo aquí y no conozco a nadie, pero quizás pueda ayudarte ¿en que te especializas? Si sé algo del tema no me importaría hablar contigo- Dijo pensando que quizás le interesaba algo relacionado con la medicina. - En caso contrario... Estamos en una biblioteca, algo habrá que te sea de utilidad.

Tenía una misión, pero no por ello iba a ser cortante con el extraño, si podía ser de ayuda estaría más que dispuesto en hacer algo por él. Aunque la respuesta era bastante obvia, decidió preguntarle por si acaso, a lo mejor se llevaba una sorpresa, al fin y al cabo  había venido acompañado por la marina.

-¿Por casualidad no sabrás nada de unos arrestos recientes en la zona? -Dijo como el que no quería la cosa.

El chico le respondió de una forma mucho más relajada. La verdad es que los dos habían empezado la conversación de forma muy brusca, pero ambos eran nuevos en la ciudad y el chico parecía también saber algo de ciencia y le preguntó sobre su especialidad.

- Pues... De momento aun no he especializado mis investigaciones pero los campos en los que mejor me desenvuelvo y me atraen son la bioingeniería y la química- le comentó mientras cogía a Chipy y se la colocaba en el hombro- ¿Tú también eres científico?-

El chico además le preguntó sobre unos arrestos que habían ocurrido en la zona:

- No, yo aun no se nada sobre esta ciudad- le respondió mientras se rascaba el cuello. -Pero estaba pensando... es casi la hora de comer y parece que los dos necesitamos información- le sonrió - ¿Y si vamos a algún sitio a comer y preguntamos a los lugareños? - Nick se estremeció por un escalofrío -Además, no se si es mi impresión pero... empieza a hacer aun más frío-

Después de decir esto, Nick, metió a la ardilla en el bolsillo para que no enfermase por las bajas temperaturas y se presentó: -Por cierto, me llamo Nick- concluyó mientras le tendía la mano con una enorme sonrisa.

La joven se quedó unos segundos clavando sus ojos en los de aquel cazador esperando una respuesta, pero esta nunca llegó. El joven parecía bien a pesar de aquel extraño mutismo, asique la peli morada se tomó eso como una respuesta negativa.

- Al final te retratas tú solo... - dijo algo molesta mientras se daba la vuelta reprimiendo las ganas de darle una bofetada, quizás así contestase, pero una decidió que no merecía la pena estar más tiempo allí se marchó.

La peli morada no podía evitar pensar que una vez más se había confundido con un chico. Creía haber visto algo más tras aquella chulería y altanería, pero una vez más su "radar" había fallado. La chica no podía evitar pensar en lo torpe que era en esas situaciones, cuando de repente un largo escalofrío volvió a estremecer su cuerpo.

-¿Dónde estoy? - se preguntó la joven sorprendida al encontrarse en un lugar por el que aún no había pasado.

No le sonaba ninguna de las casas a su alrededor y para colmo no había nadie a quien preguntar. Comenzó a andar dispuesta a encontrar algún establecimiento donde cobijarse o alguien a quien preguntar. Estaba molesta por el encontronazo con el tal James y ahora era a ella a quien le apetecía tomarse algo, incluso su estómago rugió un poco pidiendo comida.

Al cruzar una calle le pareció vislumbrar dos siluetas en la lejanía y no dudó en acercarse a preguntar. Iban tapados resguardándose por la intemperie y no podía ver bien sus rasgos, aunque por su estructura ósea parecían hombres.

- Perdonen, soy Savara. ¿Podrían ayudarme a encontrar un lugar donde comer? Creo que me he despistado - dijo usando un tono amigable.

Off:

Irse con ese tal Nick era una gran oportunidad, eso de preguntar a los lugareños con un nota que llevaba un abrigo de la marina serviría para no levantar sospechas, además tenía que comer.

-Un placer Nick, yo me llamo Edward.- Dijo haciendo una pequeña reverencia. -Busquemos algún sitio donde cobijarnos y comer algo caliente.

Tras decir esto, se subió la cremallera del abrigo, se puso el gorro y abrió la puerta de la biblioteca. El frío se colaba por la entrada como si quisiera invadir el edificio, Edward temblaba y se colocó bien los guantes para intentar protegerse mientras iba saliendo y aguantaba la puerta para que su acompañante pudiera salir.

Justo en aquel momento una joven de cabellos morados se acercó a los dos hombres. Edward no sabía lo suficiente de Nick como para saber si contestaría primero o no, así que decidió ser él el que se presentara en primer lugar, simplemente porque alguien tenía que hacerlo.

-Encantado Savara, mi nombre es Edward, este es...- dijo, esperando que Nick terminara la frase por él.-Con respecto a lo de comer, nosotros andábamos buscando también, así que no será molestia que nos acompañes si quieres.- Añadió con una amplia sonrisa.

Después de las presentaciones ambos chicos salieron del edificio a buscar algún sitio donde comer y hacer contacto con los lugareños. Nada más pasar la puerta una chica se acercó a ellos preguntándoles amablemente por un sitio donde comer. Por lo visto, el chico que había conocido se llamaba Edward y parecía bastante amable con todos ya que le dio a Nick paso para presentarse e invitó a la chica a acompañarles. Miró a la joven de arriba a abajo y se quedó parado en sus ojos y en su pelo morado. Se acercó hacia ella poco a poco y le miró fijamente a los ojos:

- Hola, yo me llamo Nick - le sonrió -¿El color de tu pelo es natural o tinte? Por cierto, tienes unos ojos muy raros para tener el pelo tan oscuro... - le dijo curioso -No me malinterpretes, son tremendamente bonitos pero... si el color del pelo es natural tiene que deberse a un gen recesivo bastante poco común...- concluyó el chico llevándose la mano a la barbilla pensativo.

Nick también reparó en que llevaba una katana, por lo que no era una persona cualquiera que estuviese perdida, lo cual hizo que el chico, pese a no cambiar en absoluto su semblante, se mantuviese alerta por si ella hacia algún movimiento raro. Chipy por su parte se asomó desde el bolsillo y empezó a hacer ruiditos mientras miraba a Savara.

Los encapuchados resultaron ser un par de jóvenes bastante amables, aunque uno de ellos consiguió arrancar una sonrisa a Savara con su pregunta.

- Según me contaron la única que tenía este mismo pelo en mi familia fue mi tatarabuela, mientras que mis padres los dos tenían los ojos claros... Asique imagino que será cosa de la genética - contestó la joven un poco desubicada por la pregunta del chico, pero sin dejar de sonreír. No es que la molestase, pero tampoco nunca se había planteado esa cuestión. Simplemente había nacido con el pelo así y la encantaba.

- Y acepto encantada eso del cobijo... ¡Estoy helada! - contestó mientras sacaba la lengua a la pequeña ardilla que llevaba uno de los jóvenes. Qué mona.

Tras el saludo, el grupo de jóvenes se marcharon juntos a buscar algo caliente con lo que llenar el estómago, aunque la chica esperaba que no fuesen a donde había dejado al tal James. Simplemente el recordar como la había ignorado hacía que se enfadase, pero no quería mostrar ese carácter con sus nuevos acompañantes.

-Y bueno, ¿sois de aquí? O venís de fuera como yo - preguntó la cazadora una vez entraron en el local.

Edward estaba un poco sorprendido por la extraña conversación entre Nick y Savara de su genética, desde luego no era un tema recurrente. Respondiendo a la joven mientras se ponían en marcha dijo:

-Pueeees... Yo vengo de fuera, nací y crecí en una isla del North Blue... No sé si habréis oído hablar del Reino de Lyneel.

Edward trataba de dirigir la conversación de tal manera que no tuviese que explicar qué hacía en la isla, pues desconocía hasta que punto sus interlocutores eran o no afines al gobierno mundial. En ese momento su Den Den Mushi empezó a sonar. -Ups... Un momento por favor.- Dijo para atender la llamada.

-Edward, tengo algo, según me han dicho son cuatro hombres y están en el cuartel de la marina, tengo unos planos, así que esta noche todo será bastante sencillo, que no te cojan y que nadie te siga cuando nos reunamos, el otro ya está avisado también

-De acuerdo, todo claro.- Dijo, evitando frases como "nos vemos" o "hasta esta noche" por si alguien estaba escuchando.

-"Qué alivio, menos mal que no ha hecho falta que me enterase de algo yo, porque con esta gente que ninguno es de aquí, difícilmente iba a conseguir información alguna." -Pensó mientras guardaba el Den Den Mushi y aceleraba el paso para alcanzar a sus compañeros, que lo habían adelantado y ya le sacaban un par de metros.

-Perdonad, ya estoy de vuelta, ¿me he perdido algo? ¿habéis decidido donde comer?

Nick se quedó impresionado con la respuesta de la chica y la miró boquiabierto: Claramente se encontraba con una persona excepcional desde el punto de vista genético. Jamás había oído hablar sobre la aparición de ese color de pelo de forma natural, aunque la verdad es que la mayoría de sus libros no hablaban sobre fenotipos. Parece que la chica vio asomarse a la ardilla, a lo que le respondió sacando la lengua. El pequeño animalito le respondió sacando también la lengua y subiéndose al hombro de Nick con su pequeña chaqueta.

También les preguntó a ambos si eran o no de la isla. Edward pareció evitar contar el porqué se encontraba allí ya que empezó a hablar sobre su isla de origen en el North Blue. De repente una llamada interrumpió la conversación y esto provocó que el chico se alejara un poco, dejándolos a los dos hablando. Nick decidió tomar la iniciativa y responder también a la pregunta:

- No, no soy de aquí - le dijo sonriendo- Y esta pequeñita tampoco- señaló a la ardilla - Vengo de Water Seven porque me dijeron que aquí había muy buenos médicos y científicos, lo que me ayudaría bastante, ya que no tardaré en empezar con una investigación-

De repente, mientras caminaban, el chico, vio una casa con un rótulo que ponía: "RAMEN SERKI: EL MEJOR PARA EL FRÍO". Empezó a babear mientras miraba de reojo a sus dos acompañantes. Un escalofrió recorrió su espalda cuando un poco de aire se le coló por el cuello del abrigo.

Los chicos parecían simpáticos. Contestaron a la pregunta que la chica hizo sin problemas, aunque uno de ellos recibió una llamada y se alejó un poco, mientras el joven de la ardilla siguió su conversación con Savara de camino a un local con un cartel bastante esclarecedor.

- Pues el motivo de mi visita también es intelectual. Vine atraída por los rumores de que había muy buenos médicos, pero hasta ahora sólo me he cruzado con un compañero de oficio bastante peculiar... Aunque mejor ni hablemos de él. Consiguió enervarme - dijo la muchacha según entraban en el restaurante intentando quitarse el recuerdo de James y su mirada carmesí.

El olor a ramen se hizo casi palpable nada más entrar y un pequeño rugido demostró el hambre que tenía la cazadora.

- Y entonces chicos... ¿A qué os dedicáis? - preguntó la joven mientras se quitaba el abrigo y se acercaba a una mesa vacía cerca del fuego. -Me hablaste sobre una investigación... Si no es muy impertinente por mi parte... ¿De qué se trata? - preguntó al joven de la ardilla.

Quizás fuese algún investigador clínico y al final sí que podría aprender algo, sino al menos la peli morada ya había visitado un lugar más de los Blues.

-¡Oh! Así que también te interesa la medicina, que curioso, Nick y yo nos encontramos en la biblioteca. Yo estaba allí leyendo sobre medicina e historia, que son mis materias de estudio.- Dijo con una amplia sonrisa, casi cerrando los ojos. La verdad es que amaba lo que hacía. -Concretamente, el área de la medicina que más me interesa es la psicología, ¿y a vosotros?- Preguntó, mirando a ambos jóvenes.

Mientras Nick respondía a Savara, Ed puso su mochila sobre sus piernas y sacó de su interior los palillos que siempre le acompañan y una libreta con un bolígrafo. Tomó algunas notas rápidas de sus acompañantes y la devolvió a la mochila, cerrándola y dejándola en el suelo.

El lugar era bastante acogedor y no tenía demasiada gente en su interior, perfecto para no ser un lugar abarrotado ni desolado. Los olores de la cocina eran bastante agradables y a Edward cada vez se le estaba abriendo más el apetito.

Cuando vio alguien acercarse, suponiendo que vendría a tomar nota, se dirigió a sus acompañantes.

-¿Sabéis ya que vais a pedir?

Una vez dentro del local, Nick, siguió el ejemplo de Savara y se quitó la chaqueta, dejando a la pequeña ardilla sobre la mesa. Por lo que parecía, los tres tenían bastante en común y el chico estaba encantado: nunca antes había sido capaz de intercambiar palabras y teorías con otros compañeros intelectuales. La chica le preguntó directamente sobre sus investigaciones, a lo que Nick respondió mirándola con una amplia sonrisa:

- Bueno, la verdad es que de momento solo he estado investigando basándome en experimentos realizados por otro científico- el joven omitió que el susodicho era su padre y que el sujeto de los experimentos había sido él- Aunque ahora he decidido viajar para poder investigar y experimentar por mi cuenta - Hizo una breve pausa mientras Edward contestaba. Por lo visto su especialidad era de carácter médico, más concretamente psicológico. -En realidad mis experimentos no van por la linea de la medicina, me centro en el estudio de como las frutas del diablo modifican el ADN de quien las consume- dijo mientras venían a tomarles nota.

Cuando llegó el camarero Nick le miró embobado. Con una conversación tan interesante había olvidado completamente mirar la carta. Se puso un poco nervioso y miró a sus acompañantes esperando a que pidiesen algo para copiarse. Al fin y al cabo todo le gustaba, solo quería comer y quitarse el frío de encima.

La emoción de la joven fue en aumento según escuchaba a sus compañeros, a pesar de que a cada uno le interesaba una rama distinta.

- Suena realmente fascinante chicos, pero a mí me interesa más el curar heridas y cosas así. Digamos que interesa la medicina de campo - dijo la joven mientras sonreía abiertamente. Se le había ocurrido una idea al oír las palabras de Nick, pero el camarero cortó nuestra conversación de forma educada.

- Yo quiero un cuenco de sopparo ramen bien calentito por favor - pidió la chica haciéndole ya la boca agua.

Tras esperar a que sus compañeros pidiesen se dispuso a seguir la conversación.

- Pues quizá algún día pueda ayudarte si quieres, ya que yo soy usuaria - dijo la chica mientras ponía una mano encima de la mesa con la palma hacia arriba.

La chica se concentró un instante y generó un poco de arsénico en su mano, con la forma y tamaño de un cubito de hielo.

- No deberíais tocarlo con las manos desnudas. Comí la Hiso Hiso no mi - avisó la chica. No estaba muy segura de si con el contacto cutáneo era suficiente para envenenarse.

Le sorprendió lo que Nick dijo, pero dejó que Savara hablara en primer lugar.

-Un plato de Mazemen, por favor.

El camarero tomó nota y, después de la demostración de Savara, el joven rubio entró al trapo.

-No lo tocaré jajajajaja. Es curioso, yo también soy usuario, soy un hombre vehículo... aunque no se muy bien como puedo demostrarlo... Quizás... esto.- Dijo mientras convertía su mano en una rueda de unos 15 cm de diámetro.- Es muy útil, de verdad jajaja.

Era una verdadera casualidad que tres extraños se hubieran cruzado teniendo gustos parecidos, siendo dos usuarios y el otro, al menos, interesado en las akuma. La gota que colmaría el vaso es que Nick también lo fuese... A Ed ni siquiera se le pasó por la cabeza esa opción.

-¿Y dices que la ingesta de una akuma no mi afecta al ADN? Muy interesante... Hasta cierto punto puedo entender que las células de Savara puedan adquirir la habilidad de producir arsénico... pero ¿qué se supone que tienen las mías?- Preguntó a Nick medio en tono de broma, medio esperando una respuesta seria.