Ban Midou IV
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Ban pasó a ser un tío feliz, pues su querido puro ahora estaba en su boca. Una sonrisa siniestra se formó en su rostro al mismo tiempo que le daba una enorme calada. Lo había encendido con su mechero plateado y debía admitir que era delicioso. El sabor era el mismo que sintió en Baterilla y por ello se quedó algo pensativo, recordando la pelea con el líder. Chasqueó la lengua sabiendo que cuando le pidiese la revancha lo iba a hacer trizas. Tenía pensado ya todo lo que iba a hacer cuando la guerra terminase. Entonces fue cuando soltó un enorme bostezo notando los aviones pasar sobre su cabeza. Debido al poder de su fruta logia le daba absolutamente lo mismo. Mientras no bombardeasen agua o algo así.
De repente miró hacia donde habían caído los rinocerontes, viendo a un tipo algo pálido y de cabellos rojizos mirarle. El mafioso alzó una ceja incitándole a atacarle si tenía valor, pero aquel hombre se lanzó contra Sarka a lo loco. Ban pasó de él y escuchó las palabras de su jefe. Sacó su colgante y asintió con la cabeza. De modo que tan solo tenía que dirigirlos hacia aquella dirección… Pues en ese caso, la cosa sería así. Midou entonces se quedó mirando al peliblanco al mismo tiempo que soltaba una enorme calada por aquel puro.
- Termina con esto, Boss. – Le dijo guiñándole el ojo.
Ban se situó donde había ordenado Meneror y entonces pulsó el segundo botón. Había realizado los pasos que le dijo el peliblanco. Ahora debería esperar a que el plan del pirata funcionase de alguna forma. Por si las moscas, el chico estuvo atento a lo que pasaba, manteniendo la mano cerca de su katana por si las moscas. Si no funcionaba, tendría que aguantar la bronca del siglo procedente del señor del puro, o tal vez no.
De repente miró hacia donde habían caído los rinocerontes, viendo a un tipo algo pálido y de cabellos rojizos mirarle. El mafioso alzó una ceja incitándole a atacarle si tenía valor, pero aquel hombre se lanzó contra Sarka a lo loco. Ban pasó de él y escuchó las palabras de su jefe. Sacó su colgante y asintió con la cabeza. De modo que tan solo tenía que dirigirlos hacia aquella dirección… Pues en ese caso, la cosa sería así. Midou entonces se quedó mirando al peliblanco al mismo tiempo que soltaba una enorme calada por aquel puro.
- Termina con esto, Boss. – Le dijo guiñándole el ojo.
Ban se situó donde había ordenado Meneror y entonces pulsó el segundo botón. Había realizado los pasos que le dijo el peliblanco. Ahora debería esperar a que el plan del pirata funcionase de alguna forma. Por si las moscas, el chico estuvo atento a lo que pasaba, manteniendo la mano cerca de su katana por si las moscas. Si no funcionaba, tendría que aguantar la bronca del siglo procedente del señor del puro, o tal vez no.
- Sarka:
- Mirar a Venom, fumar del puro que me han dado y hacer lo que ordena Meneror.
Teravan Zallen
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Observó estupefacto cómo su enorme compañero estaba en lo cierto respecto al carácter poco violento de la criatura. Cualquiera lo hubiera dicho, dado su aspecto. - No saquéis las cosas de quicio, Augustus, nuestro amigo ha estado encerrado durante mucho tiempo, iba a prepararle un sandwich. - Sacó algo de pan de sus raciones y empezó a cortarlo en cuatro partes usando todos los cuchillos que había sacado. Pensó que eso aplacaría la suspicacia del gyojin. Sin embargo, no tuvo oportunidad de tenderle el refrigerio, puesto que la criatura se marchó sin mediar palabra. - Vaya. no es violento, pero sí descortés. - Añadió con cierta ofensa. ¿Acaso quería que le siguieran?
El desmoronamiento de una pared hizo que Teravan diese un pequeño salto hacia atrás. Sus nervios estaban a flor de piel, pero no podía perder la compostura; había que dar buena impresión. Los dos escarabajos enzarzados en una pelea no ayudaban a tal fin; serían una gran obstácula para seguir a la criatura. No le tranquilizó el hecho de que Augustus se hiciese cargo de la situación, pidiendo amablemente que se apartasen, no sin antes propinar un descomunal golpe sobre la antes recia figura de Yarmin Prince.
La situación se estaba escapando del entendimiento del agente. Todo parecía parte de una broma muy pesada ejecutada por una mente perversa y retorcida. La mera existencia de esas criaturas desafiaba toda razón, mas era su comportamiento lo que verdaderamente le descolocaba. La mejor idea que se le ocurrió era buscar alguna pista sobre qué era ese lugar, por lo que comenzó a observar a su alrededor, buscando en todos los cajones que pudiese encontrar; así como en las mesas, estantes o en el mismo suelo; algún documento que esclareciese sus dudas.
En realidad, si Augustus iba a ser tan efectivo como de costumbre, no tendría mucho tiempo para buscar. Tendría que darse prisa.
El desmoronamiento de una pared hizo que Teravan diese un pequeño salto hacia atrás. Sus nervios estaban a flor de piel, pero no podía perder la compostura; había que dar buena impresión. Los dos escarabajos enzarzados en una pelea no ayudaban a tal fin; serían una gran obstácula para seguir a la criatura. No le tranquilizó el hecho de que Augustus se hiciese cargo de la situación, pidiendo amablemente que se apartasen, no sin antes propinar un descomunal golpe sobre la antes recia figura de Yarmin Prince.
La situación se estaba escapando del entendimiento del agente. Todo parecía parte de una broma muy pesada ejecutada por una mente perversa y retorcida. La mera existencia de esas criaturas desafiaba toda razón, mas era su comportamiento lo que verdaderamente le descolocaba. La mejor idea que se le ocurrió era buscar alguna pista sobre qué era ese lugar, por lo que comenzó a observar a su alrededor, buscando en todos los cajones que pudiese encontrar; así como en las mesas, estantes o en el mismo suelo; algún documento que esclareciese sus dudas.
En realidad, si Augustus iba a ser tan efectivo como de costumbre, no tendría mucho tiempo para buscar. Tendría que darse prisa.
- Resumen Zal:
Explico a Augustus mi comportamiento.
Me aparto ligeramente de la línea de acción de Augustus y busco documentos en cajones, estanterías, suelo o cualquier otro tipo de contenedor; para buscar pistas de qué es ese lugar y las criaturas que contiene.
Heaten
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"Estoy enfadada". Se quejó Noise por decimosexta vez desde que echaron a correr detrás de aquel monstruo sobre el que iba montado Jack. "Ya sé que estás enfadada... Yo también lo estoy, pero prometo compensarte una vez lleguemos". Contestó ella mientras aceleraba. Quién dice acelerar dice crear una superficie de corindón y cuchillas en sus zapatos, para ir por este como si patinara sobre hielo. "¿Ah, sí? ¿Cómo?" Preguntó Noise con notoria irritabilidad, como si fuera imposible hacer que cambiara su mal humor. "¿Qué te parece si dejo que te sueltes y tomes el control en cuanto lleguemos a la batalla?" Los ojos de Heaten se iluminaron, tomando cierto tono rojizo. -Me parece bien.-
no tardaron mucho más en llegar a la zona del conflicto, en el que varias personas parecían estar preparándose para comenzar una pelea contra la que acababa nombrarse a si misma "pretora de Balt", antes de decir que debían asesinar al idiota que iba babeando detrás de Yoai, señalandole, para luego señalar a Jack. "Por favor, sería maravilloso librarse de ellos". Pensó, pero al parecer el resto del grupo no estaba de acuerdo. "Tsk... Ya nos ocuparemos de él en otro momento, vamos". -Sí... sí, empecemos de una vez, qué me estoy aburriendo.- y tras esas palabras, la chica empuñó su espada y salió coriendo, para acercarse a la pretora, algo más, antes de saltar y cortar el aire, a unos quince metros de distancia de su montura. Al hacerlo, de su filo, surgieron varios cristales de corindón, los cuales, como su espada, iban imbuidos en haki. Tras aquello, sin fijarse en si la perjudicaría lo más mínimo o no, retrocedería, activando su mantra. No era tan estúpida como para quedarse en el sitio. Pretendía moverse tras aquello y repetir el ataque, desde otro punto mientras el resto de personas en su contra la distraían. "Esto ya es algo más divertido".
no tardaron mucho más en llegar a la zona del conflicto, en el que varias personas parecían estar preparándose para comenzar una pelea contra la que acababa nombrarse a si misma "pretora de Balt", antes de decir que debían asesinar al idiota que iba babeando detrás de Yoai, señalandole, para luego señalar a Jack. "Por favor, sería maravilloso librarse de ellos". Pensó, pero al parecer el resto del grupo no estaba de acuerdo. "Tsk... Ya nos ocuparemos de él en otro momento, vamos". -Sí... sí, empecemos de una vez, qué me estoy aburriendo.- y tras esas palabras, la chica empuñó su espada y salió coriendo, para acercarse a la pretora, algo más, antes de saltar y cortar el aire, a unos quince metros de distancia de su montura. Al hacerlo, de su filo, surgieron varios cristales de corindón, los cuales, como su espada, iban imbuidos en haki. Tras aquello, sin fijarse en si la perjudicaría lo más mínimo o no, retrocedería, activando su mantra. No era tan estúpida como para quedarse en el sitio. Pretendía moverse tras aquello y repetir el ataque, desde otro punto mientras el resto de personas en su contra la distraían. "Esto ya es algo más divertido".
- En la pelea entre Balr y Meln:
- Llegar justo cuando la pretora de Balt ordena matar a Jack y al otro, pero denegar esa opción al ver que tienen muchos aliados al rededor, tratar de lanzar un ataque a la pretora para ayudar a los demás, aunque sin hacerles mucho caso, por lo que si no están atentos pueden salir lastimados. Moverse tras el ataque y buscar otra posición para lanzar otro, activando su mantra por si se acercan enemigos.
Técnicas: Haki de Armadura nvl 1 y Haki de observación al 2
Dexter Black
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-La quimera tu animal de la suerte- masculló entre dientes cuando la chica se presentó ante él. Era hermosa, aunque contemplarla le hacía sentir que la palabra se volvía escasa hablando de ella. De pecho voluptuoso y esbelta figura, cabello rojo que caía en una salvaje cascada lisa sobre su espalda y una voz melosa de inocencia fingida... Cumplía todas las condiciones de la compañera del villano, hermosa y consciente de ello, enamorada hasta el fondo del corazón de ese hombre, creyendo que podría cambiarlo o que hacía lo mejor. En cualquier caso, era sólo una suposición-. Pues lo siento, creo que harás mejor equipo en Dragón. Pero saluda a Karl de mi parte- si había acertado con aquella teoría no lo sabría, aunque tampoco le importaba. Ella pensaría que él sí conocía aquel dato, y si se equivocase sólo creería que se equivocaba de persona.
Dio unas últimas instrucciones, se despidió de todos y les deseó buena suerte. Habría querido decir unas palabras, pero simplemente no salieron. No tenía buena mano para los discursos grandilocuentes, y en cualquier caso habrían arruinado el momento. Al fin y al cabo no eran héroes, eran una simple y diminuta llama de revolución en Síderos, los únicos con la fuerza suficiente para poner fin a aquella barbarie... ¿Tal vez debería haber dicho eso? Sonaba alentador, sin duda, pero no era para ese momento. Tal vez cuando hubieran ganado... En ese momento sería buen momento para celebrar.
Avanzaban en un silencio solemne. Por el camino se habían unido Zuko y la chica que había visto en Zilda el día anterior. Era un equipo cuanto menos curioso, e indudablemente llamativo. Las explicaciones habían sido dadas antes de partir, por lo que no tenía motivo plantearlas de nuevo, y en su mente se arremolinaban todas las preguntas que le gustaría hacer a alguien. ¿Qué harían una vez estuvieran allí? ¿Y si algo salía mal? Sin embargo él no sabía respuesta de ninguna; esperaba no tener que responderlas.
-Hay hasta un plan Z- respondió él con una sonrisa, aunque incapaz de ocultar la tensión de su rostro-. De Zafiro. Sin embargo, espero que no pasemos del C.
Sabía que el plan inicial iba a fallar. Fallar o, por lo menos, terminar en cuanto lograsen alcanzar el trono. Sólo un Pretor podía ocuparlo, seguramente, aunque eso no le quitaba el sueño. No sería la primera vez que mataba a un rey. De cualquier forma, poco a poco sus pasos los encaminaron al corazón de la isla, donde las altas murallas de Encuentro los esperaban. "Agrietadas, pero no derruidas", observó, ante la falta de escombros alrededor. Tal vez fuese inestable, por lo que era mejor no intentar hacer un agujero. Además, aunque él pudiera aguantar, no sabía si el resto serían capaces. lo mejor iba a ser entrar por la puerta.
-Bien- dijo, siguiendo la inhumanamente lisa pared vertical que los separaba de la capital-. Es la hora de entrar- si encontraba con la mirada una puerta iría hacia ella-. Recordad que una vez dentro no hay vuelta atrás. Podríamos encontrar los mayores horrores de la guerra en este lugar y hallar la más terrible de las muertes. No voy a forzar a nadie a entrar, ni a seguirme ahora. Estamos a punto de adentrarnos en el corazón de la guerra, el lugar donde todo estalló y que primero debió recibir las consecuencias, y sin embargo hay algo que todos buscan aquí. Si es el trono u otra cosa, no tengo ni idea, pero hay que encontrarlo antes que ellos.
El sonido del Den Den mushi lo interrumpió. Era Kedra.
-Ven conmigo entonces. Estoy en la muralla, más o menos al centro, aunque entraremos ahora a la ciudad. Sé que podrás encontrarme.
Dejó el Den Den mushi conectado. Total, él no pagaba la llamada, y se planteó por dónde iba. Cierto, iba en lo del trono.
-Para entendernos entre nosotros, a este arma vamos a llamarle el Grial. El Grial es, probablemente, la fuente de poder de Síderos, y sólo obedece a una persona. Si sirviese sólo a la familia real Ruk ya habría ganado hace años, y de estar destinado a la fe Ballarad no tendría tantos problemas. Debemos preguntarnos qué es para que dos ingenieros y una mujer sumamente inteligente puedan necesitarlo- lo tenía. El Grial debía ser una sala de control; o al menos algo con lo que manejar a los ejércitos. Si fuera eso la cuestión seguía siendo la misma, por qué no ir antes-. El Grial es una persona- terminó por decir, no muy convencido, aunque teorizando acerca de ello-. La única persona a la que la ciudad obedece, o algún tipo de líder táctico que los expulsó en su día. Es decir, ¿Qué otra cosa podía ser? Una máquina omnipotente para manejarlo todo oculta en el trono sería inmanejable, y una sala de control sería lo mismo. Además, nos estamos olvidando de que en ese caso una pequeña incursión sería lo ideal para hacerse con el control. Sin embargo, si fuera una persona ésta no cedería su voluntad ante ninguno hasta que el resto de Pretores lo reconocieran como el Soberano. Eso es lo que sucede: Se matan entre ellos porque saben que nunca se van a reconocer mutuamente, y seguramente sólo hay dos personas conscientes de ello: Yoai, que ya fue apoyada en su día, y Beros, que lo orquestó todo. Si Meln o Zilda son los supervivientes la guerra habrá terminado, y habremos perdido. Tenemos que encontrar al Grial, suponiendo que sea una persona- "o que exista", remarcó su cabeza- y explicarle la situación. Si tenemos suerte, se pondrá de nuestro lado.
Comenzó a avanzar. Si había una puerta a la vista, hacia ella, y de lo contrario se llevaría a quienes no pudiesen volar a saltar el gran muro, desplegando sus alas para tener un vuelo agradable.
-Debemos enterarnos de qué dice la gente en la ciudad, si es que alguien queda con vida, y detener a Beros. Espero que Madara sea capaz de acabar con sus planes, y Krauser con sus apoyos.
Dio unas últimas instrucciones, se despidió de todos y les deseó buena suerte. Habría querido decir unas palabras, pero simplemente no salieron. No tenía buena mano para los discursos grandilocuentes, y en cualquier caso habrían arruinado el momento. Al fin y al cabo no eran héroes, eran una simple y diminuta llama de revolución en Síderos, los únicos con la fuerza suficiente para poner fin a aquella barbarie... ¿Tal vez debería haber dicho eso? Sonaba alentador, sin duda, pero no era para ese momento. Tal vez cuando hubieran ganado... En ese momento sería buen momento para celebrar.
Avanzaban en un silencio solemne. Por el camino se habían unido Zuko y la chica que había visto en Zilda el día anterior. Era un equipo cuanto menos curioso, e indudablemente llamativo. Las explicaciones habían sido dadas antes de partir, por lo que no tenía motivo plantearlas de nuevo, y en su mente se arremolinaban todas las preguntas que le gustaría hacer a alguien. ¿Qué harían una vez estuvieran allí? ¿Y si algo salía mal? Sin embargo él no sabía respuesta de ninguna; esperaba no tener que responderlas.
-Hay hasta un plan Z- respondió él con una sonrisa, aunque incapaz de ocultar la tensión de su rostro-. De Zafiro. Sin embargo, espero que no pasemos del C.
Sabía que el plan inicial iba a fallar. Fallar o, por lo menos, terminar en cuanto lograsen alcanzar el trono. Sólo un Pretor podía ocuparlo, seguramente, aunque eso no le quitaba el sueño. No sería la primera vez que mataba a un rey. De cualquier forma, poco a poco sus pasos los encaminaron al corazón de la isla, donde las altas murallas de Encuentro los esperaban. "Agrietadas, pero no derruidas", observó, ante la falta de escombros alrededor. Tal vez fuese inestable, por lo que era mejor no intentar hacer un agujero. Además, aunque él pudiera aguantar, no sabía si el resto serían capaces. lo mejor iba a ser entrar por la puerta.
-Bien- dijo, siguiendo la inhumanamente lisa pared vertical que los separaba de la capital-. Es la hora de entrar- si encontraba con la mirada una puerta iría hacia ella-. Recordad que una vez dentro no hay vuelta atrás. Podríamos encontrar los mayores horrores de la guerra en este lugar y hallar la más terrible de las muertes. No voy a forzar a nadie a entrar, ni a seguirme ahora. Estamos a punto de adentrarnos en el corazón de la guerra, el lugar donde todo estalló y que primero debió recibir las consecuencias, y sin embargo hay algo que todos buscan aquí. Si es el trono u otra cosa, no tengo ni idea, pero hay que encontrarlo antes que ellos.
El sonido del Den Den mushi lo interrumpió. Era Kedra.
-Ven conmigo entonces. Estoy en la muralla, más o menos al centro, aunque entraremos ahora a la ciudad. Sé que podrás encontrarme.
Dejó el Den Den mushi conectado. Total, él no pagaba la llamada, y se planteó por dónde iba. Cierto, iba en lo del trono.
-Para entendernos entre nosotros, a este arma vamos a llamarle el Grial. El Grial es, probablemente, la fuente de poder de Síderos, y sólo obedece a una persona. Si sirviese sólo a la familia real Ruk ya habría ganado hace años, y de estar destinado a la fe Ballarad no tendría tantos problemas. Debemos preguntarnos qué es para que dos ingenieros y una mujer sumamente inteligente puedan necesitarlo- lo tenía. El Grial debía ser una sala de control; o al menos algo con lo que manejar a los ejércitos. Si fuera eso la cuestión seguía siendo la misma, por qué no ir antes-. El Grial es una persona- terminó por decir, no muy convencido, aunque teorizando acerca de ello-. La única persona a la que la ciudad obedece, o algún tipo de líder táctico que los expulsó en su día. Es decir, ¿Qué otra cosa podía ser? Una máquina omnipotente para manejarlo todo oculta en el trono sería inmanejable, y una sala de control sería lo mismo. Además, nos estamos olvidando de que en ese caso una pequeña incursión sería lo ideal para hacerse con el control. Sin embargo, si fuera una persona ésta no cedería su voluntad ante ninguno hasta que el resto de Pretores lo reconocieran como el Soberano. Eso es lo que sucede: Se matan entre ellos porque saben que nunca se van a reconocer mutuamente, y seguramente sólo hay dos personas conscientes de ello: Yoai, que ya fue apoyada en su día, y Beros, que lo orquestó todo. Si Meln o Zilda son los supervivientes la guerra habrá terminado, y habremos perdido. Tenemos que encontrar al Grial, suponiendo que sea una persona- "o que exista", remarcó su cabeza- y explicarle la situación. Si tenemos suerte, se pondrá de nuestro lado.
Comenzó a avanzar. Si había una puerta a la vista, hacia ella, y de lo contrario se llevaría a quienes no pudiesen volar a saltar el gran muro, desplegando sus alas para tener un vuelo agradable.
-Debemos enterarnos de qué dice la gente en la ciudad, si es que alguien queda con vida, y detener a Beros. Espero que Madara sea capaz de acabar con sus planes, y Krauser con sus apoyos.
- Gran Orden Templaria de los Mininos Ardientes:
- Básicamente entrar a la ciudad después de divagar un poco, y dar órdenes de buscar "El Grial".
Yarmin Prince
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No perdí la elegancia en ningún momento. Sin embargo, en lo más hondo de mí gritaba lo mucho que quería cargarme a ese cabeza de chorlito. Me dolía el hombro, mucho. Toqué un poco y comprobé que no se había roto el brazo, pero me iba a quedar un buen moratón. Por no decir que me había dormido cada nervio de la mano izquierda, y aunque sea diestro, prefiero poder abrir la puerta, dar apretones de manos, y esas cosas con el miembro prescindible. Que tampoco es que desee perderlo, y menos en momentos como éste cuando tirado en el suelo el dolor y las lágrimas de mis ojos me hacen pensar en lo mucho que quiero a mi brazo, pero eso. En cualquier caso, ¿Qué demonios lo ha incitado a pegarme?
-Maki...- dije, con un hilo de voz-. ¿Me ayudas a levantarme, por favor?
Una vez estuve en pie, fuera con su ayuda o por mis propios medios, me sequé las lágrimas con mi propio pañuelo e intenté ser lo menos sonoro posible. Mi cara estaba levemente enrojecida, pero sigo siendo tremendamente atractivo a pesar de ello. Después de todo, soy encantador, y esto no me da más que un aire ligeramente frágil. Tal vez hasta levantara algún sentimiento fraternal en alguno de mis acompañantes, aunque quién sabe. Por el momento me fijé en "Molly", que estaba muy cerca de dos escarabajos extraños a los que Maki parecía querer abrazar en cualquier momento. Yo, mientras tanto, me mantuve expectante, casi decidido a pegarle un tiro a ese ballenato y olvidarme de todos los problemas que me iba a ocasionar en un futuro. En fin, qué dura es mi vida, quién me mandaría meterme en esto...
-Maki...- dije, con un hilo de voz-. ¿Me ayudas a levantarme, por favor?
Una vez estuve en pie, fuera con su ayuda o por mis propios medios, me sequé las lágrimas con mi propio pañuelo e intenté ser lo menos sonoro posible. Mi cara estaba levemente enrojecida, pero sigo siendo tremendamente atractivo a pesar de ello. Después de todo, soy encantador, y esto no me da más que un aire ligeramente frágil. Tal vez hasta levantara algún sentimiento fraternal en alguno de mis acompañantes, aunque quién sabe. Por el momento me fijé en "Molly", que estaba muy cerca de dos escarabajos extraños a los que Maki parecía querer abrazar en cualquier momento. Yo, mientras tanto, me mantuve expectante, casi decidido a pegarle un tiro a ese ballenato y olvidarme de todos los problemas que me iba a ocasionar en un futuro. En fin, qué dura es mi vida, quién me mandaría meterme en esto...
- Resumen Zal:
- No hago literalmente NADA útil, sólo me quejo y deseo matar a Maki.
Hayden Ashworth
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El dragón de oropel escuchó con atención las palabras del dragón azul. De momento Zuko era incapaz de discernir con certeza lo que estaba ocurriendo, aunque estaba claro que el yonko había descubierto algo que pondría esta guerra del revés. Ni siquiera sabía de que bando estaba el pirata, sin embargo no estaba allí para ser un aliado con confianza ciega en Balt. Su objetivo era terminar aquella guerra del mejor modo posible. Y tenía toda su confianza puesta en el pirata. Mientras escuchaba, sus ojos ambarinos se posaron en una familiar chica vestida de forma tribal con una lanza. No podía creer que ella también estuviese allí.
- ¿Aslaug? -dijo en voz alta y clara, acercándose a ella- ¿Qué haces aquí? No creo que esto sea lugar para una recluta.
Lo cierto es que no tenía seguro si la chica había conseguido un ascenso o no desde la última vez que se vieron. Sin embargo, aquello era lo que sabía.
- Bueno, confío en que sobrevivirás -diría con una sonrisa, independientemente de la respuesta de la muchacha-. Por algo te tengo en el número uno de mi lista para cuando este lista la flota.
Tras haber hecho todas las explicaciones necesarias, Zuko siguió a Dexter adentrándose en la ciudad con él. Sabía que las cosas no tardarían en ponerse feas. Aquello solo era el principio.
- ¿Aslaug? -dijo en voz alta y clara, acercándose a ella- ¿Qué haces aquí? No creo que esto sea lugar para una recluta.
Lo cierto es que no tenía seguro si la chica había conseguido un ascenso o no desde la última vez que se vieron. Sin embargo, aquello era lo que sabía.
- Bueno, confío en que sobrevivirás -diría con una sonrisa, independientemente de la respuesta de la muchacha-. Por algo te tengo en el número uno de mi lista para cuando este lista la flota.
Tras haber hecho todas las explicaciones necesarias, Zuko siguió a Dexter adentrándose en la ciudad con él. Sabía que las cosas no tardarían en ponerse feas. Aquello solo era el principio.
- Team Zafiro (Aslaug, lee c:):
Escuchar a Dex, hablar con Aslaug y seguir al dragón azul hasta donde sea que quiera ir(?)
Todo fue sorprendentemente bien. Kimura había logrado atraparlo y él no había tenido que dar ninguna justificación respecto a su instrumento. "Mejor, supongo", se dijo, algo decepcionado. La verdad era que no le gustaba haber dejado de ser el centro de atención en virtud de Kim, aunque tenía que reconocer su gran talento para el escondite y el subterfugio. No había dejado de mejorar desde que lo había abandonado. Por lo menos en su infantil mente era un consuelo saber que, pese a su deserción, seguía teniendo que servirlo.
-Está bien, no grites- dijo, con cierta calma, al tipo. ¿Estaba vestido de cocinero? La gente en aquel lugar era muy rara-. Tenemos muchas preguntas que hacerte y tú muchos dedos en el cuerpo, así que es hora de hablar- jamás lo torturaría, por dos motivos fundamentales: El primero era que no tenían tiempo material, y el segundo que era un acto despreciable. Sin embargo, la intimidación era algo que había llegado a aprender de Arthur y que resultaba extremadamente útil-. Primera pregunta- dijo, tratando de tocar su pulgar-. ¿Quién eres? Segunda pregunta, ¿A qué bando sirves? Tercera pregunta, ¿Quién merece el trono?- ¿De verdad había preguntado aquello? Por lógica Balt era guardiana del bien y la luz, pero tenía cosas muy raras, como la sangre en capillas y los implantes óseos-. Cuarta, ¿Qué buscan los pretores en esta ciudad? Y la última, ¿Dónde está la población civil? No hemos visto a un solo habitante en kilómetros.
Tras eso dio un par de vueltas alrededor del hombre y Kimura, esperando que algo sucediera, fuese su voz comenzando a hablar o un grito de auxilio. Tal vez hasta fuera usuario y los atacase, aunque no tendría sentido dado que todo había sido muy fácil. Demasiado fácil, de hecho. Le habría gustado encadenarlo con su hielo, pero sería un sufrimiento innecesario para el hombre aguantar semejante frío, y tal vez resultase útil. ¿Estaba siendo bueno o sólo pragmático? Seguramente ambas, aunque, ¿Qué grado de bondad había el ello?
-Está bien, no grites- dijo, con cierta calma, al tipo. ¿Estaba vestido de cocinero? La gente en aquel lugar era muy rara-. Tenemos muchas preguntas que hacerte y tú muchos dedos en el cuerpo, así que es hora de hablar- jamás lo torturaría, por dos motivos fundamentales: El primero era que no tenían tiempo material, y el segundo que era un acto despreciable. Sin embargo, la intimidación era algo que había llegado a aprender de Arthur y que resultaba extremadamente útil-. Primera pregunta- dijo, tratando de tocar su pulgar-. ¿Quién eres? Segunda pregunta, ¿A qué bando sirves? Tercera pregunta, ¿Quién merece el trono?- ¿De verdad había preguntado aquello? Por lógica Balt era guardiana del bien y la luz, pero tenía cosas muy raras, como la sangre en capillas y los implantes óseos-. Cuarta, ¿Qué buscan los pretores en esta ciudad? Y la última, ¿Dónde está la población civil? No hemos visto a un solo habitante en kilómetros.
Tras eso dio un par de vueltas alrededor del hombre y Kimura, esperando que algo sucediera, fuese su voz comenzando a hablar o un grito de auxilio. Tal vez hasta fuera usuario y los atacase, aunque no tendría sentido dado que todo había sido muy fácil. Demasiado fácil, de hecho. Le habría gustado encadenarlo con su hielo, pero sería un sufrimiento innecesario para el hombre aguantar semejante frío, y tal vez resultase útil. ¿Estaba siendo bueno o sólo pragmático? Seguramente ambas, aunque, ¿Qué grado de bondad había el ello?
- Balt:
- Interrogar al tipo.
Mist D. Spanner
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La carne cedió ante la espada del pelimorado. Sujetó con firmeza, con ambas manos, el mango de Taiyo. Tiró con fuerza, provocando el sonido del resbalar del acero con la carne. El cuerpo cayó al suelo y el muchacho miró la hoja de su espada, la cual estaba manchada de sangre. La levantó para ponerla frente a su rostro y observarla mejor. Cualquiera diría que un muchacho tan joven estaba ligeramente horrorizado por el hecho de haber quitado una vida por primera vez. Los ojos azules del chico parecían normales, mirando la sangre en la hoja.
"Tendré que limpiar esto antes de enfundarla..." -era lo único en lo que podía pensar.
Cualquiera que hubiese podido saber aquel pensamiento tan frío ante un acto tan horrible habría pensado que el muchacho estaba loco. Que era alguien falto de empatía o completamente incapaz de conocer el valor de una vida. Aunque no estarían tan alejados de la realidad, no. Spanner no era un psicópata. Tan solo era un sociópata de alto rendimiento.
Tras limpiar la espada con la propia ropa del hombre que los había atacado, volvió a enfundarla en la vaina de su cintura. Escuchó las palabras de Zane, el cual parecía querer marcharse de allí ya. Por primera vez en mucho tiempo, el pelimorado estaba de acuerdo con él.
Subió a la espalda de su capitán mientras esta se transformaba y alzaba el vuelo, dejando tras de si una estela de llamas.
"Tendré que limpiar esto antes de enfundarla..." -era lo único en lo que podía pensar.
Cualquiera que hubiese podido saber aquel pensamiento tan frío ante un acto tan horrible habría pensado que el muchacho estaba loco. Que era alguien falto de empatía o completamente incapaz de conocer el valor de una vida. Aunque no estarían tan alejados de la realidad, no. Spanner no era un psicópata. Tan solo era un sociópata de alto rendimiento.
Tras limpiar la espada con la propia ropa del hombre que los había atacado, volvió a enfundarla en la vaina de su cintura. Escuchó las palabras de Zane, el cual parecía querer marcharse de allí ya. Por primera vez en mucho tiempo, el pelimorado estaba de acuerdo con él.
Subió a la espalda de su capitán mientras esta se transformaba y alzaba el vuelo, dejando tras de si una estela de llamas.
- Meln:
- Subir a la espalda de Zane y marcharme con él
Vinnie Estacado
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El mafioso miró a su alrededor. El bosque, lleno de vida, parecía rodearlo. El sonido de pájaros y el viento pasando entre las ramas de los árboles llegó a sus oídos, casi asqueándole. Miró al cráneo del bastón, el cual le devolvía una mirada vacía, aunque Vinnie podía sentir como detrás de esas cuencas había deseo por el caos y la destrucción. Tal vez podría cumplir los deseos de este antes de apearse del lugar. Alzó el bastón, apuntando a un montón de hojarasca seca que había en el suelo del bosque. El cráneo se cargó de llamas verdes y lanzó una bola de fuego hacia esta. Enseguida se había formado una hoguera verdosa sobre la hojarasca.
Pronto aquel fuego se extendería y, lo más probable, es que causase varias muertes de los habitantes del bosque. El mafioso sonrió observando su nuevo juguete. Había encontrado algo de lo que le sería muy difícil separarse en el futuro. Estaba seguro de aquello. Miró a las llamas una vez más y, dándose la vuelta, empezó a correr por donde había venido, antes de que las llamas se extendiesen lo suficiente como para atraparle en el bosque. No le importaba encontrar o no a Jin, al menos no todavía. No, aquella venganza era algo que debería cumplirse en un futuro. No era el momento. Y estaba seguro de que aquel bastón le ayudaría.
Pronto aquel fuego se extendería y, lo más probable, es que causase varias muertes de los habitantes del bosque. El mafioso sonrió observando su nuevo juguete. Había encontrado algo de lo que le sería muy difícil separarse en el futuro. Estaba seguro de aquello. Miró a las llamas una vez más y, dándose la vuelta, empezó a correr por donde había venido, antes de que las llamas se extendiesen lo suficiente como para atraparle en el bosque. No le importaba encontrar o no a Jin, al menos no todavía. No, aquella venganza era algo que debería cumplirse en un futuro. No era el momento. Y estaba seguro de que aquel bastón le ayudaría.
- Resumen Meln:
- Prender fuego al bosque bcs why not y salir corriendo
Rocket Raccoon
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Akuma no mi
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El mapache estaba sujeto como podía a la espalda del dragón. Debería empezar a acostumbrarse a volar. De hecho, lo que debería hacer en realidad es construirse un vehículo volador para dejar de depender de dragones y personas voladoras. Empezaba a odiar a las personas voladoras. Casi tanto como odiaba su estancia en Impel Down. Durante el viaje decidió trepar hasta colocarse justo en la cabeza del dragón. Le gustaba aquel sitio, sin duda. Si, ahora era suyo.
Pronto se vieron rodeados por armas voladoras, con forma circular. Drones, seguramente. El dragón parecía prepararse para combatirlos. Conociendo la fuerza de Dexter como dragón, sabía que Madara no tendría problemas con ellos, sin embargo... Siempre venía bien una mano ayuda. O una pata ayuda. Cargó la APHADD poniéndola en modo por defecto y disparó varias ráfagas de balas hacia los discos atacantes. Por suerte, el dragón no tardó en derribarlos a todos. El mapache soltó un grito de júbilo. Después de todo, se lo estaba pasando bien.
- ¡Eres más divertido que Dexter, dragón! -gritó, esperando que Madara lo oyese. Le había caído bien - ¡¡Vamos a disparar cosas!! ¡¡¡WOOOHOO!!!
Pronto se vieron rodeados por armas voladoras, con forma circular. Drones, seguramente. El dragón parecía prepararse para combatirlos. Conociendo la fuerza de Dexter como dragón, sabía que Madara no tendría problemas con ellos, sin embargo... Siempre venía bien una mano ayuda. O una pata ayuda. Cargó la APHADD poniéndola en modo por defecto y disparó varias ráfagas de balas hacia los discos atacantes. Por suerte, el dragón no tardó en derribarlos a todos. El mapache soltó un grito de júbilo. Después de todo, se lo estaba pasando bien.
- ¡Eres más divertido que Dexter, dragón! -gritó, esperando que Madara lo oyese. Le había caído bien - ¡¡Vamos a disparar cosas!! ¡¡¡WOOOHOO!!!
- Team Dragon (Madara, lee C:):
- Disparar a los cosos y gritar porque volar sobre Madara mola musho(?)
Zack Suky
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Nuestros pasos resonaban en la quietud de aquella ciudad arrasada por el tiempo y la guerra, dándole un toque más lúgubre al lugar del que ya tenía de por sí. No comprendía como podía haber tanta gente peleándose por un lugar así, no tenía ningún atractivo como para montar un conflicto de tal envergadura. Lo más seguro es que ya luchasen por pura enemistad y no por beneficio. Dudaba que este lugar albergarse algo de valor entre sus murallas, asique debía ser algo más simbólico.
En todo eso y varias divagaciones más pensaba mientras nos adentrábamos más y más, hasta que Arribor pareció aburrirse y consiguió llamar mi atención con una de las "suyas". Comenzó a lanzar gotas de sangre a las casas, como si de un niño tirando piedras a un estanque se tratase, aunque este ocasionaba efectos más devastadores. Yo por mi lado pensaba igual que Sarah y creía que no era buena idea llamar la atención de esa manera por mucho que se aburriese, ya que aún no sabíamos de que tipo de armamento disponían nuestros enemigos, pero eso a él le dio igual. Haciendo caso omiso de la semigiganta se subió al edificio más grande de los alrededores y se puso a gritar como un loco.
La parte maliciosa que había en mi interior deseaba que alguien le hiciese caso y le diese un buen susto, pero mi parte razonable bien sabía que eso sólo lo contentaría. El muy kamikaze sólo estaba contento cuando comía o peleaba.
- Sabes que es inútil preciosa, hasta que no encuentre algo que se mueva y pueda destrozar no parará - dije soltando el trozo de metal en el suelo para descansar de su peso mientras me encendía otro pitillo. -Ya se aburrirá y bajará, sino se sale con la suya claro está... Asique lo mejor será que recuperemos energías mientras podemos.
No me fiaba de que nos cogiesen con la guardia baja por culpa del pirata, asique transformé mis orejas en las de tejón, aumentando así mi capacidad auditiva. Atento a cualquier ruido extraño mientras esperaba a mi capitán apoyado en la pared de una de aquellas cochambrosas casas degustando el cigarrillo que me había encendido.
En todo eso y varias divagaciones más pensaba mientras nos adentrábamos más y más, hasta que Arribor pareció aburrirse y consiguió llamar mi atención con una de las "suyas". Comenzó a lanzar gotas de sangre a las casas, como si de un niño tirando piedras a un estanque se tratase, aunque este ocasionaba efectos más devastadores. Yo por mi lado pensaba igual que Sarah y creía que no era buena idea llamar la atención de esa manera por mucho que se aburriese, ya que aún no sabíamos de que tipo de armamento disponían nuestros enemigos, pero eso a él le dio igual. Haciendo caso omiso de la semigiganta se subió al edificio más grande de los alrededores y se puso a gritar como un loco.
La parte maliciosa que había en mi interior deseaba que alguien le hiciese caso y le diese un buen susto, pero mi parte razonable bien sabía que eso sólo lo contentaría. El muy kamikaze sólo estaba contento cuando comía o peleaba.
- Sabes que es inútil preciosa, hasta que no encuentre algo que se mueva y pueda destrozar no parará - dije soltando el trozo de metal en el suelo para descansar de su peso mientras me encendía otro pitillo. -Ya se aburrirá y bajará, sino se sale con la suya claro está... Asique lo mejor será que recuperemos energías mientras podemos.
No me fiaba de que nos cogiesen con la guardia baja por culpa del pirata, asique transformé mis orejas en las de tejón, aumentando así mi capacidad auditiva. Atento a cualquier ruido extraño mientras esperaba a mi capitán apoyado en la pared de una de aquellas cochambrosas casas degustando el cigarrillo que me había encendido.
- Resumen Sarka:
- Divagar mientras nos adentramos en la ciudad amurallada, hablar con Sarh mientras Arribor hace monerías y transformar mis oídos en los de tejón para aumentar ese sentido.
Tobías Thorn
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En un abrir y cerrar de ojos aquellos drones que habíamos divisado cayeron destrozados en varios trozos. Seguramente fuese cosa del pelirrojo y me alegré de su capacidad de reacción mientras avanzamos siguiendo al rubio del violín, aunque nuestros pasos fueron escasos.
Nos quedamos todos expectantes ante la figura que se nos presentó, aunque quizás más por el volumen de su voz y por su indumentaria. El tipo llevaba un cuchillo en la mano, cosa que hizo ponerme en alerta, pero entonces unos brazos comenzaron a materializarse en torno al hombre al mismo tiempo que la inconfundible voz de Kimura lo instaba a tranquilizarse. Habíamos tenido mucha suerte con que el pelirrojo hubiese ido de avanzadilla usando aquella curiosa técnica, aunque rápidamente el tipo del violín aprovechó la situación realizando varias preguntas, de las cuales estaba ansioso por saber las respuestas.
La verdad es que el marine no había preguntado ninguna tontería, demostrando una inteligencia acorde con su rango a pesar de su actitud inicial, pero he de admitir que arrugué el entrecejo cuando leí entre líneas la amenaza que iba circunscrita en sus palabras. No es que estuviese en contra de un par de golpes para sacar información, pero siempre cuando ya estabas seguro de que estabas interrogando a un criminal y que ya no quedaba otra opción. Por mucho que aquel tipo empuñase un cuchillo no lo hacía un criminal, aunque me limité a quedarme callado y al margen mientras prestaba atención a todo lo que sucediese, confiaba en Kimura y su criterio.
El tipo podía revolverse y atacarnos a cualquiera, ya que podría sentirse amenazado, por no mencionar el estado de nerviosismo que presentaba, asique me preparé por si acaso manteniendo mi posición al lado de mi compañera, que curiosamente estaba demasiado callada y tranquila... Pero tampoco iba a ser yo quien "despertase" a la bestia. Estaba preparado para usar mis poderes si la cosa se torcía.
Nos quedamos todos expectantes ante la figura que se nos presentó, aunque quizás más por el volumen de su voz y por su indumentaria. El tipo llevaba un cuchillo en la mano, cosa que hizo ponerme en alerta, pero entonces unos brazos comenzaron a materializarse en torno al hombre al mismo tiempo que la inconfundible voz de Kimura lo instaba a tranquilizarse. Habíamos tenido mucha suerte con que el pelirrojo hubiese ido de avanzadilla usando aquella curiosa técnica, aunque rápidamente el tipo del violín aprovechó la situación realizando varias preguntas, de las cuales estaba ansioso por saber las respuestas.
La verdad es que el marine no había preguntado ninguna tontería, demostrando una inteligencia acorde con su rango a pesar de su actitud inicial, pero he de admitir que arrugué el entrecejo cuando leí entre líneas la amenaza que iba circunscrita en sus palabras. No es que estuviese en contra de un par de golpes para sacar información, pero siempre cuando ya estabas seguro de que estabas interrogando a un criminal y que ya no quedaba otra opción. Por mucho que aquel tipo empuñase un cuchillo no lo hacía un criminal, aunque me limité a quedarme callado y al margen mientras prestaba atención a todo lo que sucediese, confiaba en Kimura y su criterio.
El tipo podía revolverse y atacarnos a cualquiera, ya que podría sentirse amenazado, por no mencionar el estado de nerviosismo que presentaba, asique me preparé por si acaso manteniendo mi posición al lado de mi compañera, que curiosamente estaba demasiado callada y tranquila... Pero tampoco iba a ser yo quien "despertase" a la bestia. Estaba preparado para usar mis poderes si la cosa se torcía.
- Resumen Balt:
- Seguir al grupo, escuchar atentamente a Al y mantenerme en alerta por si el tipo decide atacar a pesar de su inferioridad numérica
Normas del Capítulo:
- Se podrá postear cuantas veces se desee, dejando tres mensajes entre envío y envío. Sin embargo, sólo se tendrá en cuenta el último de estos.
- Cada post debe ir acompañado de un Spoiler titulado como la facción a la que pertenecéis. En él debéis resumir el transcurso de vuestras acciones (incluyendo posts anteriores). Si un post no tiene resumen, no será tenido en cuenta a la hora de moderar.
- Se moderará cada 48-72 horas. Sin embargo, no se moderarán posts más allá de las 48.
- Se obtiene lo merecido según el riesgo y la calidad de las acciones.
- No se tendrá en cuenta la longitud de los posts a la hora de determinar la experiencia.
- Cada post debe tener un mínimo de 300 palabras.
- Si un post tiene más de quince faltas de ortografía por párrafo, no se tendrá en cuenta.
- A pesar de que ya no exista, el barco de Sons of Anarchy podría ser destruido de nuevo.
- Existe la ley del plot, pero no funciona si no sigues la personalidad de tu personaje. No va a haber avisos.
- La ley del plot no es a prueba de idiotas.
- Tres saltos consecutivos de turno implican la retirada del capítulo o la muerte del personaje, según si la situación era de riesgo o no.
- Mucha gente ha pedido despertar Haki del Rey. Sólo uno lo despertará. Trabajáoslo.
- El metarrol se paga con hierro.
- En general, si os portáis bien, se os recompensa. Si no... Bueno, no queréis saberlo. En serio, no queréis.
- En futuras moderaciones podrían añadirse normas según se vea necesidad.
- El mapa de la Isla será el siguiente:
- Mapa de la Isla:
- El espacio que se puede recorrer por moderación es el de un "Cuadradito". Si utilizáis Power Ups activamente podéis ir más deprisa, pero podríais cansaros.
- Mapa en malla:
- Balt está en blanco, Meln en Negro, Zilda en azul, Zal en verde y Sarka en rojo. En el centro de la Isla está la ciudad Imperial (el gran cuadrado blanco), y en amarillo las 35 centrales de Abastecimiento. Cada central tiene al lado un círculo que determina su pertenencia.
- Si nos hemos olvidado de algo, avisad por favor.
- Poned, por favor, vuestras coordenadas de destino en los Spoilers (no es obligatorio).
- Las acciones cerradas sólo cuando se os indique que podéis realizarlas, por favor.
- Cada Maná corresponde al gasto de una unidad energética, que todos compartís. El signo de girar implica que gastáis todo vuestro asalto en utilizar esa habilidad.
- Niveles y habilidades logradas durante este descanso podéis utilizarlas (no así los objetos).
Moderaciones Generales
- General Sarka y Zal:
- Ruk ruge, se lanza a por Worgulv con una furia ciega ignorando lar heridas recibidas. No es tan veloz como antes, pero es igual de imponente. El guerrero ha dado hasta ahora una fiera batalla, pero parece que en cualquier momento se convertirá en la próxima víctima de el pretor de Zal.
Alza su hacha, lista para dar lo que parece un golpe definitivo, pero de pronto las chispas, las astillas de hueso y la sangre salpican el rostro del valiente hombre. Grum ha atravesado el pecho de Ruk por la espalda con su espada-motosierra. El ruido del motor lacerando hueso y carne inunda la escena mientras el hombre bestia suelta su hacha entre espasmos.
Durante un instante el tiempo se detiene, todas las miradas están atentas a esa lucha, a ese momento que decide el destino de un país. Nadie dice nada, sólo el murmullo de la sangre al caer parece ser lo único se escucha, con un coro de gritos y explosiones de fondo.
La garra del pretor de Zal rompe el momento, agarrando a grum y ensartándolo con lo que le queda de la otra, dejando un boquete en su armadura. Ambos pretores caen al suelo, A pesar de las heridas ninguno está muerto, pero ninguno tiene las fuerzas de acabar con su contrincante.
Worgulv, tienes el hacha de Ruk a tus pies, puedes finalizar esta lucha, puedes matar a Ruk… o incluso a Grum. Pero si lo haces puede que no te de tiempo a llevar a Grum a un lugar seguro, dadas sus heridas necesita atención inmediata. La decisión recae sobre tus hombros.
- General Balt:
- Las cosas parecen haberse calmado un poco. Lo que antes era un campo de batalla ahora es un páramo sin un solo rastro de vida. Los soldados cargan a los heridos a un lugar seguro mientras más tropas de la reserva van al encuentro de su pretora. La batalla contra Meln ha sido dura y se ha saldado con innumerables sacrificios humanos, llamarlo una victoria sería demasiado.
La fatiga se nota en las caras de todos, incluso aquellos bajo el efecto del aura de Balarad. Lo peor de todo es que su misión está lejos de acabar, puede que hayan ganado contra uno de sus más acérrimos enemigos, pero no los han derrotado por completo. Además todavía quedan otros tres bandos de los que encargarse, si bien no todos ellos son hostiles, y seguramente estén pasando por un momento similar, siguen siendo aquellos que avivaron las llamas de la guerra y que se siguen interponiendo entre la pretora y su trono.
Hablando de la pretora... parece que se tiene que se está encargando de cierto asunto, puede que surjan más enemigos a parte de Meln o puede que sean más aliados.
- Zilda:
- Las tropas de Zal avanzan a pasos agigantados, los traidores siguen poniendo en jaque los planes de Beros, el cual no parece muy contento...
-Pero todo eso da igual. - Dice con una voz tranquila mientras su vehículo se para frente a dos gigantescas armaduras que guardan un puente. Un pequeño Dron sale de el caminante y se introduce en ellas, una tras otra. Un brillo azulado emerge de las dos mientras levantan sus armas, permitiendo que Beros comience a pasar el puente.
- General:
- R12 explota. Literalmente. Podéis ver desde toda la isla un haz de luz blanca que fulmina todo el lugar, dejando un cráter allí, tan hondo que se ve únicamente sombra.
Moderaciones Particulares
- Q9. Kai:
- Ballarad tuerce el gesto, y parece herida por tu comentario. Se lleva la mano al pecho, ofendida, y suelta un suspiro más propio de una dama que de una guerrera. Tal vez sea una presa fácil, después de todo.
-Esto es una guerra, Joven- te dice, dándose la vuelta y mirándote directamente. Se quita el casco óseo y puedes observar su cara. Es hermosa, con cabello rubio y unos ojos azules de pupila rojiza. Verdaderamente bello, pero algo macabro-. Esos dos hombres son, en primer lugar, herejes siervos de Meln, enemigos naturales de todo lo que es bello y bueno en este mundo. Y, tal como dictan las leyes de Síderos y las costumbres de la Iglesia del Fuego Sagrado, deben ser ajusticiados por su crimen.
Hace una pausa mientras la acusas, esperando para poder decir algo, y aunque extrañada de tu acusación, parece que responde con inusitada naturalidad. De hecho, se ríe.
-¿Conspirar? Por favor- su mueca es casi despectiva-. Mi gente no toleraría eso. Mis seguidores, nuestros paladines… No me lo permitirían. Es más, desde el origen de los tiempos la Casa Real ha gobernado con la Iglesia a su lado. No tenía motivos para traicionar a un rey que puso en mí toda su confianza y que me otorgó un poder casi absoluto. No tenía motivos para traicionarlo, yo…
Sus últimas palabras no las escuchas, pero ves que se fuerza a no decirlas y tuerce el gesto para evitar que leas sus labios. Hay un secreto que guarda, eso está claro. ¿Qué será?
-Hoy estoy de buen humor, por suerte para ti. Si atrapáis a esa niñata perdonaré la vida a vuestros amigos; yo tengo un trono que reclamar- dice, finalmente, y se sube al carro de osos, esperando que avance. ¿Vas a detenerla?
- Q9. Xemnas, Misa, Kedra, Kodama y Gusi:
- Kedra, con suma facilidad evita todos los ataques, inclusive tu onda, que contrarresta con una que lanza ella, partiendo la tuya a la mitad con una daga que sabe dios de dónde ha sacado. Sin embargo, la ráfaga de ondas de Kodama la coge desprevenida y toda su espalda se surca de manchones de sangre y cortes. Sin embargo, resiste, y se mantiene en pie mientras toda la comitiva llega.
-Yo… No tengo nada en vuestra contra, de verdad- dice, mirando al suelo y con los pies juntos, muy modosa-. Pero es que Ballarad mató a mi madre- rompe a llorar, y su llanto inunda vuestros oídos. Es imposible no sentir pena por ella… A no ser que seas un puñetero psicópata o una planta insensible. ¡Sí, me refiero a ti, Kodama! ¡Vergüenza debería darte!- ¿Seguro que no podéis ayudarme? Es mala, de verdad. Obligó a mi madre a rebelarse por ser una buena fiel, y ahora viola su memoria. Yo sólo quiero poder vivir en paz- se seca las lágrimas con la mano-. Pero no puedo hasta que esta guerra acabe… Ayuda, por favor.
- Q9. Danio, Jack y Heaten:
- El ataque a Ballarad resulta infructuoso, que lo detiene con relativa facilidad cortando todo el corindón que generas y parando tu arma. Tras eso se dirige a Kai, con un tono bastante condescendiente y termina perdonando a Jack. Curioso, cuanto menos, pero o calmáis a Kai o aquí se lía, seguro.
- Q9. Joseph:
- Vaya, parece que Xemnas ha interceptado tu disparo. Ahora Yoai se pone a llorar como una desconsolada, qué ternura de niña. En fin, a ver lo que haces, porque la que se está liando donde Ballarad es buena también.
- Q9. Alwyn:
- Tu tiro va con precisión absoluta, pero la bala se aplasta contra el cuello del pirata, sin llegar a golpear a la niña. ¿Tiras otra vez o defiendes a Ballarad?
- X8. El Surfero Espacial:
- Finalmente no le das a ese culo que te pone ojitos, y siguiendo el camino encuentras una salida. Estás en un bosque, tú solito y ya no escuchas ruidos a tu espalda. ¿Y no es cierto ángel de amor, que en esta apartada fronda, en un oso no metiste la *****, y te arrepentirás mogollón? Yo que tú volvía y le daba duro contra el muro, pero oye. Como quieras.
- Q8. Maximillian:
- A tu alrededor los soldados siguen en medio de su retirada, ajenos a ti, y tu mantra capta muy cerca una perturbación de fuerzas alucinantemente altas. Además, ves las espaldas de una tiradora que permanece más o menos camuflada con el entorno. Podrías tirarle una piedra o acercarte amistosamente, quién sabe lo que podría pasar.
- T9. Galia, Ryuken e Ichizake:
- Os chocáis, Ichizake entrando y vosotros saliendo. ¡Qué bien encontraros ahora! Fiesta de amiguetes, ¿No? En fin, los pueblerinos siguen acercándose a Galia a pesar de su gran amenaza, con intenciones de vestirla, sin dejar de gritar.
-¡Bruja, Bruja!
¿Atacáis o corréis? Ambas opciones son saludables, pero yo no sé hacia cuál me inclino.
- P12. Gera, Dafne y el violador del ensanche:
- Gera, te das la vuelta y sigues a lo tuyo. Encuentras algo de acónito, bezoares, un frasco que pone Felix Felicis y algún que otro consolador. Será para usar de mortero o algo.
Mientras tanto, Ivan y Dafne ligotean como buenos adolescentes hormonados en esta idílica situación mientras la araña se mueve lejos. Por cierto, era una máquina muy bonita.
En fin, en medio de este lugar algo podréis hacer, aunque yo me plantearía seguir el camino hacia el centro, que seguro las cosas guays pasan ahí.
- P12. Spanner y Zane:
- Wow, qué rápido vais, y qué lejano se ve todo. Estáis ya casi sobre los muros de la ciudad imperial, y parece que en los alrededores se está liando. De hecho, Zane, distingues a Yoai por ahí, entre un montón de gente. Buen momento para una traición de altura.
- T9. Haru:
- Sigues avanzando durante lo que parecen ser kilómetros, pero no hay una salida aparente. Ya debes de estar bajo la Ciudad Imperial, pero no puedes emerger. Menudo lío. Y sigues notando presencias muy cercanas, curiosamente.
- X7. Vinnie el buenazo que evita incendios destruyendo flora endémica:
- Pues el bosque se quema. Ahora parece que no tienes nada mejor que hacer para echar la tarde. ¿Qué tal un viaje al Oeste a ver si encuentras algo que comer? Ñam Ñam.
- U9. Syxel, Noah y Amaiar:
- El humo se adueña de todo el espacio rápidamente, y la aparición de Syxel no le es inesperada. Sin embargo, algo le impide volverse humo, y su brazo atraviesa por completo el vientre del hombre. Tras unos segundos, se vuelve etéreo, y se desvanece dejando un rastro de sangre tras él. Parece que habéis logrado ahuyentarlo, de alguna manera. Aunque seguro que lo que ha hecho Syx ha tenido algo que ver.
- P11. Team Zafiro:
- Para cuando llegáis a la muralla os dais cuenta de que vuestro grupo se ha reducido por razones que desconocéis. La chica de prendas extrañas, así como Hinori, parecen haberse rezagado. Esperemos que no les haya pasado nada. Por otro lado, mirando a los alrededores, veis, cubierto por lo que parecen enredaderas un hueco rectangular en el muro que, de no ser por las plantas, hubiera pasado totalmente desapercibido. Tal vez sea una entrada/salida de “emergencia”. Basta con que empujéis un poco para que esta ceda. De hacerlo, os encontrareis con un pasillo que lleva a lo que parece un patio con césped, enredaderas en los muros que lo rodean y una peculiar florecita en medio de esta, con pétalos amarillos y una… ¿eso es una cara? Una preciosa carita sonriente. La florecita os mira y se mueve de derecha a izquierda mientras parece escucharse una cancioncita, sonando a ratos algo así como “Howie” -una pausa- “i´m Flowey” y otra vez. ¿Avanzáis? Mientras tanto Dexter recibe na llamada de Ushio.
Hinori, date prisa para alcanzar a los demás.
- R13. Ushio:
- Terminas de hablar y los animales a los que has atacado se ponen en pie. ¿No les habías cortado el cuello? Parece que o no acertaste el golpe o lo resistieron. Y ahora te atacan desde atrás. Uno de ellos parece tener su cuerpo recubierto de metal y amenaza con atravesarte el hombro con su pico, desde detrás. Seguramente lo haga si no tienes el mantra activado o muy buenos reflejos.
- T11. Elya y Milena:
- Parece que tu poder ha hecho demasiado daño a la albina, quien no se ve capaz de contestarte. Tal vez debas quedarte a su lado de momento y ayudarla a avanzar. Por cierto, sientes una onda pasar sobre vuestras cabezas y unos troncos caen cortados hacia vosotras.
- T13. Osuka:
- Te lanzas a por tu adversario pero antes de que puedas golpearle, su cabeza metálica es separada del resto de su cuerpo por una onda cortante y explota, mandándote a volar, con unas heridas curiosas. Suerte que otro bicho por el estilo está detrás de ti, para amortiguar la caída. Parece que tu objetivo sigue siendo similar. Por cierto, agradece a tu compañera marina cuando la veas, ya que el golpe que le has propiciado a la maquina ha hecho que esta quede algo atontada, en el suelo. Tarda unos segundos en ponerse en “pie” de nuevo, con ayuda de un gancho metálico. Hora de la segunda ronda.
- R13. Team Dragón:
- La bola de pelo recorre el cuello de Madara, y a pesar de las escamas este parece empezar a sentir cosquillas, además, la moto se ve un tanto inestable. Habéis logrado detener los discos voladores y os ponéis en marcha cuando Madara deshace el escudo, pero no tardan en aparecer refuerzos para interrumpir el avance. Estos son más rápidos que los anteriores y disparan láseres en vez de balas.
Los que tenéis buen oído escucháis un sonido, muy molesto, a unos cuantos kilómetros de vosotros y que no parece augurar nada bueno. Pero bueno, parece que de momento no os tenéis que preocupar por ello.
- T15. Team Quimera:
- Alcanzáis la entrada de la base de Zilda, pero no podéis pasar de esta. La puerta está cerrada y defendiéndola se encuentran dos figuras humanoides, las cuales se parecen notoriamente a Deathstroke y Silver. Los ojos de ambos brillan con luz roja cuando os acercáis y se ponen en guardia.
- M10. Al y la compañía:
- El hombre al que parecéis haber capturado os mira desafiante y un tanto molesto por vuestros modales. Aunque no puede evitar dibujar una sonrisa en su rostro cuando comentáis lo de los dedos. –POR FAVOR, COMO SI PERDER LOS DEDOS FUERA ALGO QUE TUVIERA QUE PREOCUPARME.- Dice antes de que su cuello su pelo se tornen de un tono morado y tratar de pegar un cabezazo a Kmura. –NO PIENSO HABLAR. Y DADO QUE ME HABÉIS ATACADO DEBÉIS SER MIS ENEMIGOS.- Añadió, antes de Lanzarse hacia delante para coger distancia y ponerse a la defensiva. Por cierto Al, antes te pareció notar algo raro en su mano, como si llevara unos guanteletes que apenas cubren poco más a parte de los dedos.
- M10. Kasai:
- Llegas hasta la muralla de la ciudad imperial y te das cuenta de que no has planeado una forma de encontrar a los pretores. Aunque desde ahí arriba no te cuesta mucho diferir los lugares en los que están combatiendo, en el horizonte, por un lado al este y por otro al sur oeste. Así que ya sabes por dónde avanzar. Por cierto, pareces haber activado algo al ir tan rápido. Escuchas un zumbido y no tardas en ver proyectiles dirigiéndose hacia ti.
- N5. Ai Nanasaki:
- Las personas se detienen y te miran mal, al parecer tu acto de cobardía no agrada a las tropas Siderianas. Sin embargo, algunos se acercan a contestarte, al unisonó: “Luchando por nuestra señora y ganando. ¡VICTORIA O MUERTE!” Tal vez que intentes retirarte no sea buena idea, te tocará luchar por su causa, o puedes enfrentarte a ellos e intentar no morir.
- S16. Adam:
- El vehículo se aleja de vuestra antigua posición y las tropas de Zal la toman victoriosos. Ves las cargas explosivas en el mapa, ninguna cerca vuestro y todas ellas colocadas cerca de las posiciones tomadas por los enemigos, si se activan provocarán un derrumbe que sepultará una gran cantidad de las tropas con las que luchábais, pero seguramente te cargarías la central.Por otra parte te informan de que os dirigís a la base de Zilda. En este mismo momento pasáis por una situación delicada y las tropas tienen que replegarse para defender. Si las cosas van mal es posible que tengáis que evacuar la base.
- L13 Arribor, Zack, Sarah:
- Al subir te al edificio ves a lo lejos una escena curiosa. Una pareja de, según el uniforme, soldados de Zal – Corinna y Tsang – se dirigen hacia un edificio bastante en pie. Casi al mismo tiempo, de uno dicho edificio sale una especie de hombre… ¿mantis? Tiene cuchillas por brazos y eso es lo que parece ser. Zack, Sarah, parece que Arribor ha encontrado algo.
- K13 Corvo:
- El mastodonte que agarran tus máquinas cae muerto al suelo, presa de tus ataques. Se lleva a varios soldados por el camino e incluso aplasta a otro rinoceronte. El pobre trata de levantarse, tirándolo sobre otro grupo de incautos. Menudo espectáculo, ¿Eh? La batalla se recrudece, pero la sierpe parece haber encontrado algo más interesante que hacer.
- J12 Zero:
- Tan pronto lo dices el terreno se inclina en una suave pendiente. Al recorrerla, la batalla aparece ante ti. Es cruenta, es sangrienta y está en pleno apogeo. Enhorabuena, tienes un enorme y nuevo patio de juegos. Al oler los cadáveres, el gusano se despierta y ronronea en tu oído. Los ojos le brillan rojizos.
-Vayamos hacia ahí… es hora de cumplir nuestros destinos.
- J12 Meneror y Midou:
- De repente, debajo de Midou pasa algo extraño. Los rinocerontes se desploman, muertos. El suelo arde y los pocos hierbajos que quedaban se pudren hasta consumirse en cenizas. Algunos se apartan, sobresaltados. Otros parecen haber visto de todo y tratando de esquivar las llamas continúan peleando sin cesar. Entonces, aquellos incautos que habían tratado de huir reciben la llegada de un nuevo bombardeo. Los cadáveres vuelven a amontonarse en el campo de batalla.
- J13 Rezvan y Kotaro:
- Kotaro, los rinocerontes hacen algo muy raro. Llegan hasta los pretores y los rodean como si fueran rocas del terreno. Seguramente reconocen el olor de su maestro. El caso es que siguen detrás de ti, cada vez más cerca. Hueles su pestazo a tu espalda. Rezvan, tu plan funciona… a medias. Cuando te das la vuelta, te das cuenta de que los rinocerontes ya no te siguen. Se dieron el uno contra el otro y se están dando de hostias cuerno contra cuerno. Sin embargo, la parte mala es que vuelves a estar en el centro de la pelea, rodeado de soldados de ambos bandos.
Sigue corriendo, sigue corriendo…
- K14 Venom y Liv:
- Venom, la onda de choque te da algo de margen a tu alrededor, pero en cuanto te lanzas a por ellos te rodean de nuevo. Poco a poco vas amontonando cadáveres y tus manos se cubren de sangre. El estruendo a tu alrededor se funde en el paisaje y pronto no es más que un rumor sordo para ti. La pelea prosigue. De repente, oyes algo a tu izquierda. Uy, alguien quiere pelea.
Liv, pronto los cuatro se convierten en seis y en ocho. Pero hay más, siempre hay más. No tiene pinta de ir a acabar pronto.
- L13 Corinna y Tsang Yue:
- Os ponéis a charlar cuando os dais cuenta de que el ruido proveniente de la batalla se acrecenta. Casi al mismo tiempo, de uno de los edificios cercanos, el más entero, sale una especie de hombre… ¿mantis? Tiene cuchillas por brazos y eso es lo que parece ser.
- L13 Maki, Teravan, Yarmin:
- Maki se acerca a los escarabajos. Estos no parecen escucharle y por poco ruedan por encima de él en su pelea. Maki, terminas en el suelo y te notas magullado. O te han bendecido con el poder de la magia y la amistad o son unos desconsiderados. Teravan, encuentras un par de viejos cuadernos interesantes. Por lo poco que das leído sobreentiendes que han estado experimentando con extraños cruces biológicos, pero que la investigación se congeló con la llegada de la guerra.
- P13 Raghersir:
- Tu plan funciona más o menos bien. Logras subirte a la serpiente y destrozarle los ojos con tus guantes. Sin embargo en el proceso el animal grita y se revuelve, golpeándote con fuerza contra una pared. Auch. Sigue vivo, igual y solo igual te interesa rematarlo. En pánico, el basilisco trata de azotarte con su cola por la espalda.
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– ¿Qué mierda?
Vio el enorme haz de luz blanco a unos kilómetros de él se alzaba en el cielo. Entendió que si se movía más lento hubiera estado ahí… ”Estuvo demasiado cerca” – ¿Sería seguro pasar por allí? ¿Quién no le decía que volvería a estallar o, quizá, empezaban a estallar otras ubicaciones? Las ganas de ir a investigar ese sitio se contradecían con las que le decían que era una muy mala idea. Negó con la cabeza y siguió su camino, directo a la ciudad capital. No estaba tan loco como para visitar el lugar donde hace unos pocos segundos había aparecido, de la nada, un enorme haz de luz que, seguramente, arrasó con todo a su paso… Pero tampoco la descartaba del todo.
Logró avanzar un par de pasos antes de que su mantra le advirtiera de un ataque. ¿Esos pájaros de nuevo? ¿No los había eliminado? No era el momento de pensar en ello. Rodó por el suelo hacía un lado y se levantó con una hábil voltereta. Miró a los pájaros y volvió a desenfundar sus armas, era hora de acabar con esas cosas. ¿En serio estaba perdiendo el tiempo en esas cosas? Tenía que llegar a la ciudad, tenía que llegar a Encuentro y reunirse con su capitán. Aunque ahora que los de Zilda no tenían como encontrarlo, al destruir su pulsera, estaba un poco más tranquilo…. En parte. ”¿Metal?” – notó como uno de esos pájaros tenía su cuerpo recubierto en ese material.
– Interesante – imbuyó sus dos espadas, la blanca y la negra, en fuego. – Son, claramente, artificiales… ¿Los hizo Zilda? – era posible, bastante de hecho. – Bueno, da igual. Tengo que acabarlos o no me dejaran en paz.
Tenía varias ideas de acabar con ellos… Pero se decantó por la que creía sería la más rápida. Cerró sus ojos por unos momentos y soltó un largo y tendido suspiro. Fue entonces que lanzó de forma rápida tres ondas de fuego. Las lanzó de tal forma, que en un punto medio entre sus enemigos, chocaran entre sí y de ese modo, se iba a generar una poderosa explosión que iba a abarcar unos setenta y siete metros. Además, podían avanzar por unos 180 metros más. Su velocidad era de unos veinte metros por segundos. Por su parte, retrocedió y se quedó a ver si su ataque había resultado o no. Su mantra estaba activado y listo para todo. ¿Habría sido suficiente? Esperaba que el calor del fuego pudiera ser suficiente como para hacerles mucho daño o, si era necesario, asarlos.
Vio el enorme haz de luz blanco a unos kilómetros de él se alzaba en el cielo. Entendió que si se movía más lento hubiera estado ahí… ”Estuvo demasiado cerca” – ¿Sería seguro pasar por allí? ¿Quién no le decía que volvería a estallar o, quizá, empezaban a estallar otras ubicaciones? Las ganas de ir a investigar ese sitio se contradecían con las que le decían que era una muy mala idea. Negó con la cabeza y siguió su camino, directo a la ciudad capital. No estaba tan loco como para visitar el lugar donde hace unos pocos segundos había aparecido, de la nada, un enorme haz de luz que, seguramente, arrasó con todo a su paso… Pero tampoco la descartaba del todo.
Logró avanzar un par de pasos antes de que su mantra le advirtiera de un ataque. ¿Esos pájaros de nuevo? ¿No los había eliminado? No era el momento de pensar en ello. Rodó por el suelo hacía un lado y se levantó con una hábil voltereta. Miró a los pájaros y volvió a desenfundar sus armas, era hora de acabar con esas cosas. ¿En serio estaba perdiendo el tiempo en esas cosas? Tenía que llegar a la ciudad, tenía que llegar a Encuentro y reunirse con su capitán. Aunque ahora que los de Zilda no tenían como encontrarlo, al destruir su pulsera, estaba un poco más tranquilo…. En parte. ”¿Metal?” – notó como uno de esos pájaros tenía su cuerpo recubierto en ese material.
– Interesante – imbuyó sus dos espadas, la blanca y la negra, en fuego. – Son, claramente, artificiales… ¿Los hizo Zilda? – era posible, bastante de hecho. – Bueno, da igual. Tengo que acabarlos o no me dejaran en paz.
Tenía varias ideas de acabar con ellos… Pero se decantó por la que creía sería la más rápida. Cerró sus ojos por unos momentos y soltó un largo y tendido suspiro. Fue entonces que lanzó de forma rápida tres ondas de fuego. Las lanzó de tal forma, que en un punto medio entre sus enemigos, chocaran entre sí y de ese modo, se iba a generar una poderosa explosión que iba a abarcar unos setenta y siete metros. Además, podían avanzar por unos 180 metros más. Su velocidad era de unos veinte metros por segundos. Por su parte, retrocedió y se quedó a ver si su ataque había resultado o no. Su mantra estaba activado y listo para todo. ¿Habría sido suficiente? Esperaba que el calor del fuego pudiera ser suficiente como para hacerles mucho daño o, si era necesario, asarlos.
- Zilda R13:
- Asombrarse de la explosión. Defenderse de los pájaros. Esperar si su ataque funciona o no con su mantra activado.
- Cosas usadas:
- Haki mantra superior.
Shigure Soen Ryu: Second Ofensive Form: Usando sus dos espadas, Ushio es capaz de crear poderosas ondas de corte hechas de fuego. Éstas tienen la cualidad de que cuando impacten con algo, generan una poderosa explosión de fuego. Velocidad de las mismas 20m/s, el rango será de un metro cada diez niveles completos y la distancia máxima de las ondas de 30 metros más uno cada diez niveles
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Drake aterrizó en el suelo tras haber derribado al enorme ser. El chico cerró los ojos con fuerza y entonces escupió algo de sangre. Sus orbes tomaron un color verde aceitunado y lentamente fue perdiendo su pelaje. Después de unos momentos, se hallaba en su forma humana con sus cabellos castaños y ninguna clase de aura. Todo estaba desactivado y eso resultó un alivio para él, pues no habría aguantado mucho más usando todo aquel arsenal de poder físico. Sus músculos le dolían y encima notaba algo muy incómodo en su hombro. El chico estiró la mano derecho hasta notar dos de aquellas cabronas. Sin miramiento alguno se las arrancó y tiró lo más lejos posible. Observó el cuerpo sin vida de aquella enorme ave y no pudo evitar pegar su frente al suelo. Continuaba sudando muchísimo.
- Has sido un oponente formidable… Ahora descansa en paz… – Dijo mientras observaba el cuerpo agrietarse de aquella forma. El aura que ahora salía no le gustaba nada de nada.
El chico lobo frunció el ceño y alzó una ceja. Su deber había sido cumplido y no pensaba quedarse allí por si el ser explotaba o salía satán de debajo de la tierra. Escupió a un lado y como pudo se colocó en pie. Su cuerpo estaba lleno de cortes y la sangre bajaba por la comisura de sus labios. Cerró los ojos despacio activando su habilidad de volar y a continuación salió de aquel sitio. A saber dónde estaba Ivan, pero ahora buscaría algo interesante que hacer o un buen sitio en cual descansar. La segunda opción pareció ser la acertada y el chico lobo empezó a dirigirse al Sur mientras mostraba una expresión calmada. Necesitaba recuperar el aliento sentándose en algún sitio.
- Que bien me vendría ahora una buena hamburguesa…
Pensó al mismo tiempo que sonreía un poco. Era una putada que sus manos le doliesen a horrores y las tuviese en carne viva. Cuando su cuerpo se enfriara le iba a doler el doble. Trató de ignorar aquel hecho y continuó marchándose a toda la velocidad posible.
- Has sido un oponente formidable… Ahora descansa en paz… – Dijo mientras observaba el cuerpo agrietarse de aquella forma. El aura que ahora salía no le gustaba nada de nada.
El chico lobo frunció el ceño y alzó una ceja. Su deber había sido cumplido y no pensaba quedarse allí por si el ser explotaba o salía satán de debajo de la tierra. Escupió a un lado y como pudo se colocó en pie. Su cuerpo estaba lleno de cortes y la sangre bajaba por la comisura de sus labios. Cerró los ojos despacio activando su habilidad de volar y a continuación salió de aquel sitio. A saber dónde estaba Ivan, pero ahora buscaría algo interesante que hacer o un buen sitio en cual descansar. La segunda opción pareció ser la acertada y el chico lobo empezó a dirigirse al Sur mientras mostraba una expresión calmada. Necesitaba recuperar el aliento sentándose en algún sitio.
- Que bien me vendría ahora una buena hamburguesa…
Pensó al mismo tiempo que sonreía un poco. Era una putada que sus manos le doliesen a horrores y las tuviese en carne viva. Cuando su cuerpo se enfriara le iba a doler el doble. Trató de ignorar aquel hecho y continuó marchándose a toda la velocidad posible.
- Zal:
- Terminar con el pájaro, quitarme las plumas, destransformarme de todo y largarme volando hacia el Sur, tratando de buscar un sitio donde descansar y de paso buscar comida.
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Ya empezaba a pensar que la isla había perdido toda su gracia, cuando un haz de luz surgió de la lejanía. Era como si la misma tierra disparase contra el cielo para intentar derribarlo de las alturas. Arribor observó la bella luz blanca, hipnotizado como una polilla ante una lámpara. ¿Qué era eso? No tenía ni idea. Quizás se tratase de una explosión enorme o de un súper arcoiris un poco raro. En cualquier caso, eso estaba muy lejos y no era asunto suyo. Aunque estaría atento por si se encontraba con otro rayo luminoso justo a su lado; eso sería problemático.
-Oíd, parece que aquí no hay nadie -exclamó para que sus compañeros le oyesen bien-. Si encuentro algo ya os lo diré.
Se sentía como un vigía en lo alto del mástil, oteando el horizonte en busca de tierra. Es momentos como ese recordaba por qué odiaba el oficio de vigía: porque era muy aburrido. Mirar continuamente una monótona extensión de mar, o en este caso de ruinas, hasta que pasaba algo.
Y de repente, pasó.
No muy lejos de allí alcanzó a distinguir a dos personas. ¿Eran también de Sarka? Realmente eso no le importaba mucho hasta que recordó que a esos no tenía que derrotarles. Aparentemente eran de otra facción, por cómo vestían, una de esas con nombres impronunciables que no recordaba en absoluto. Y no solo eso, sino que además también vio a un engendro monstruoso salir de un edificio y aproximarse a los dos desconocidos.
-¡Os pillé! -fue el único aviso que Sarah y Zack tuvieron por su parte antes de largarse.
Dio un potente salto en dirección hacia las dos personas, con tanta fuerza que hizo añicos el tejado desde el que partía. Voló como un proyectil hasta aterrizar violentamente justo frente a esos dos extraños que había divisado, entre ellos y el monstruo mutante. El pirata se alzó de entre la nube de polvo preparado para cumplir su parte del trato con Sarka y limpiar el suelo con todos los allí presentes.
Usó su mantra para evaluar el poder de la mujer y el tipo siniestro que la acompañaba y no le gustó lo que vio. Había demasiada diferencia entre sus fuerzas. Arribor no pudo evitar una mueca de decepción. Así no sería divertido; quizás sería mejor que se ocupasen Zack y Sarah. "¿Dónde diablos están, por cierto?".
-Escuchad, ¿os importa esperar un momento? -les pidió amablemente a los dos enemigos.
- Sarka:
- Ver la luz - Ver a Corinna, Tsang y el hombre-mantis - Pegar un salto brutal para caer justo frente a ellos, dispuesto a darles una tunda a ellos y al engendro - Ver la diferencia de fuerzas con su mantra y decidir que Zack y Sarah (que supongo que ya llegarán xD) luchen contra ellos si eso - Pedirles a Corinna y Tsang que esperen un segundo a que lleguen mis compis
El suzaku antropomorfo surcaba los cielos a mucha velocidad, a tanta que Spanner casi se cae en un descenso en picado que hizo el pirata. Fue entonces cuando una cegadora luz deslumbró al pelirrojo haciéndole parara en seco en mitad del aire, para escucharse inmediatamente después un estruendoso sonido surgido de una explosión. Todo se cubrió de polvo y muchas de las voces que se podían escuchar cesaron de golpe. El pelirrojo sabía que eso no era buena señal; podría ser el indicio de que algún bando llevaba la delantera en la guerra. ¿Sería Meln? Él esperaba que no. Yoai no le había dado buenas vibraciones durante su discurso, y eso que él no era un angelito de la caridad; pero muchos otros opinaban como él, por lo que pudo hablar tanto con Spanner durante la cena la noche anterior.
—¿Estás bien ahí atrás? –preguntó Zane a su compañero, que no apartaba la mirada del grandioso cráter que se había formado en el suelo, no muy lejos de allí.
El pelirrojo descendió unos cuantos metros y continuó volando en dirección a la ciudad imperial. Durante el camino pudo ver a muchos soldados heridos y alguna que otra contienda, pero prefirió no inmiscuirse, después de todo él había venido a conseguir fama y riquezas no a participar en una absurda guerra que le daba un poco igual. Pero entonces la vio, no muy lejos de allí, a una distancia inferior a los trescientos metros estaba Yoai, en medio de una gran multitud herida. El pelirrojo paró en seco, aguantándose en el aire únicamente con el suave movimiento de sus alas. Respiró hondo y llevó la mano a una de sus katanas. –“Podría hacerlo…”-. Se decía a sí mismo una y otra vez, convenciéndose de que aquello no sería un acto altruista para con la guerra, sino como una manera de destacar delante de personas influyentes del mundo y hacerse destacar como el pirata que era.
—¿Qué te ocurre, Zane? –preguntó Spanner.
Zane giró su cabeza hasta poder tener en su campo de visión a su compañero.
—¿Recuerdas lo que hablamos anoche? ¿Qué nosotros no intentaríamos ser héroes de guerra?
Spanner asintió.
—Pues he cambiado de opinión –el pelirrojo desenfundó su Samāuindo, cubriéndola de fuego con el poder de su fruta, y su aki no hikari–. Agárrate.
El pelirrojo descendió mientras se aferraba a su katana y, estando a poco menos de doscientos metros de Yoai y le lanzó una onda cortante a mucha temperatura en dirección a la muchacha. Inmediatamente después, lanzó otra onda cortante con su aki no hikari, la cual se tornó de un color blanquecino.
—¿Estás bien ahí atrás? –preguntó Zane a su compañero, que no apartaba la mirada del grandioso cráter que se había formado en el suelo, no muy lejos de allí.
El pelirrojo descendió unos cuantos metros y continuó volando en dirección a la ciudad imperial. Durante el camino pudo ver a muchos soldados heridos y alguna que otra contienda, pero prefirió no inmiscuirse, después de todo él había venido a conseguir fama y riquezas no a participar en una absurda guerra que le daba un poco igual. Pero entonces la vio, no muy lejos de allí, a una distancia inferior a los trescientos metros estaba Yoai, en medio de una gran multitud herida. El pelirrojo paró en seco, aguantándose en el aire únicamente con el suave movimiento de sus alas. Respiró hondo y llevó la mano a una de sus katanas. –“Podría hacerlo…”-. Se decía a sí mismo una y otra vez, convenciéndose de que aquello no sería un acto altruista para con la guerra, sino como una manera de destacar delante de personas influyentes del mundo y hacerse destacar como el pirata que era.
—¿Qué te ocurre, Zane? –preguntó Spanner.
Zane giró su cabeza hasta poder tener en su campo de visión a su compañero.
—¿Recuerdas lo que hablamos anoche? ¿Qué nosotros no intentaríamos ser héroes de guerra?
Spanner asintió.
—Pues he cambiado de opinión –el pelirrojo desenfundó su Samāuindo, cubriéndola de fuego con el poder de su fruta, y su aki no hikari–. Agárrate.
El pelirrojo descendió mientras se aferraba a su katana y, estando a poco menos de doscientos metros de Yoai y le lanzó una onda cortante a mucha temperatura en dirección a la muchacha. Inmediatamente después, lanzó otra onda cortante con su aki no hikari, la cual se tornó de un color blanquecino.
- Meln:
- Me dirijo al castillo con Spanner en la espalda hasta que veo a Yoai en el suelo y decido atacarla.
-Uso mi Samauindo para lanzar una onda cortante a 200Cº y luego mi aki no hikaria para lanzar otra cegadora. (Ambas son habilidades de mis espadas, calidad genuina/O wazamono)
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El pasadizo siguió y siguió durante metros, quizá kilómetros, hasta que perdí la cuenta de cuántos minutos llevaba caminando en aquella dirección. El camino era único, y no me había topado con ninguna bifurcación, nada que me diese la posibilidad de girar, cambiar de sentido o dirigirme hacia otro lugar.
Klaus me seguía volando por encima de mi cabeza y mirando las paredes con aire bobalicón. No parecía tener información acerca de aquel lugar. O quizá simplemente no quería compartirla. Fuese como fuese, lo importante era que necesitaba encontrar una salida.
No me sentía incómoda en la oscuridad, ya que se había convertido en mi fiel amiga con los años. Tampoco me incomodaban los espacios cerrados especialmente. Pero un dragón ansía volar como un pez ansía batir sus aletas por el mar. Y el sentimiento de libertad que inundaba mis células al volar por terreno abierto era indescriptible.
Además, allí no hacía nada de provecho. Quería averiguar el origen de la tecnología de Yoai, y allí abajo seguramente no estaba.
Tenía que salir de allí.
Alargué la mano hacia las paredes, sintiendo la frialdad de la piedra en los dedos y acariciando la superficie en busca de algo.
Quizá un túnel nuevo, una muesca, una cavidad, algo. Lo que fuese. Cualquier manera de salir.
- Haru... No me gusta este sitio -me dijo de pronto la IA peluda con rostro afligido, acercándose a mí y apretando su cuerpecito contra mi pecho. Lo abracé con cuidado en un torpe intento por consolar a la máquina sintiente, al tiempo que emitía un gruñido.
- A mí tampoco -convine, al tiempo que echaba un vistazo a la criatura y me preguntaba la extensión de sus habilidades.
El motivo por el que aquel lugar no me gustaba no era la oscuridad. No era la psicodelia. No era el espacio estrecho, ni la dirección única a seguir. Eran las presencias que mi haki llevaba un buen rato detectando. Cuanto más avanzaba, más presencias era capaz de notar.
Y cada vez estaban más cerca. ¿Quizá Klaus era capaz de notar esas presencias también? ¿O había sido tan sólo casualidad que se asustase en ese momento concreto?
Emití un suspiro de resignación, a sabiendas de que en aquel momento y lugar no tenía manera de comprobarlo con certeza, y lo solté para continuar explorando las paredes en búsqueda de una salida, sintiendo con las manos, escuchando atentamente con los oídos, concentrándome para maximizar el haki y mirando en todas direcciones aprovechando mi vista mejorada de dragón.
Quizá aquellas presencias estaban arriba. Quizá varios metros sobre mi cabeza. Quizá ya había llegado a Ciudad Imperial, al lugar de la batalla. Y por eso las notaba tan próximas. O quizá era algo totalmente diferente.
Lo único que sabía con certeza en aquellos momentos era que seguir allí no me servía de nada.
Tenía que salir.
Klaus me seguía volando por encima de mi cabeza y mirando las paredes con aire bobalicón. No parecía tener información acerca de aquel lugar. O quizá simplemente no quería compartirla. Fuese como fuese, lo importante era que necesitaba encontrar una salida.
No me sentía incómoda en la oscuridad, ya que se había convertido en mi fiel amiga con los años. Tampoco me incomodaban los espacios cerrados especialmente. Pero un dragón ansía volar como un pez ansía batir sus aletas por el mar. Y el sentimiento de libertad que inundaba mis células al volar por terreno abierto era indescriptible.
Además, allí no hacía nada de provecho. Quería averiguar el origen de la tecnología de Yoai, y allí abajo seguramente no estaba.
Tenía que salir de allí.
Alargué la mano hacia las paredes, sintiendo la frialdad de la piedra en los dedos y acariciando la superficie en busca de algo.
Quizá un túnel nuevo, una muesca, una cavidad, algo. Lo que fuese. Cualquier manera de salir.
- Haru... No me gusta este sitio -me dijo de pronto la IA peluda con rostro afligido, acercándose a mí y apretando su cuerpecito contra mi pecho. Lo abracé con cuidado en un torpe intento por consolar a la máquina sintiente, al tiempo que emitía un gruñido.
- A mí tampoco -convine, al tiempo que echaba un vistazo a la criatura y me preguntaba la extensión de sus habilidades.
El motivo por el que aquel lugar no me gustaba no era la oscuridad. No era la psicodelia. No era el espacio estrecho, ni la dirección única a seguir. Eran las presencias que mi haki llevaba un buen rato detectando. Cuanto más avanzaba, más presencias era capaz de notar.
Y cada vez estaban más cerca. ¿Quizá Klaus era capaz de notar esas presencias también? ¿O había sido tan sólo casualidad que se asustase en ese momento concreto?
Emití un suspiro de resignación, a sabiendas de que en aquel momento y lugar no tenía manera de comprobarlo con certeza, y lo solté para continuar explorando las paredes en búsqueda de una salida, sintiendo con las manos, escuchando atentamente con los oídos, concentrándome para maximizar el haki y mirando en todas direcciones aprovechando mi vista mejorada de dragón.
Quizá aquellas presencias estaban arriba. Quizá varios metros sobre mi cabeza. Quizá ya había llegado a Ciudad Imperial, al lugar de la batalla. Y por eso las notaba tan próximas. O quizá era algo totalmente diferente.
Lo único que sabía con certeza en aquellos momentos era que seguir allí no me servía de nada.
Tenía que salir.
- Resumen Meln:
Avanzar, explorar, notar las presencias cada vez más cerca y buscar por todos lados una salida.
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Krauser estaba seguro de que el chico podría vencer a aquella cosa con facilidad, por nada lo había entrenado personalmente en el tema físico. El militar entonces siguió avanzando junto al resto de hombres, teniendo en su rostro una expresión calmada. Sentía que quedaba poco para llegar a aquella base que había indicado el dragón. Tal y como planeaba, no tardaron mucho en llegar a la entrada. La puerta estaba cerrada y romperla con un ataque de energía podía ser un despilfarro y por eso debían pensar bien las cosas. El demonio se mantuvo callado observando aquellas dos figuras que aparecieron ante ellos. Más enemigos y además demasiados parecidos a dos de ellos ¿Había un usuario capaz de hacer copias por allí? El asesino no tardó en soltar un pequeño suspiro para después mantenerse en silencio. Por suerte tenían la telepatía del Death.
- Muy bien, Silver. Atacarás a tu copia junto a mi grupo. Yo y Deathstroke nos ocuparemos de su clon. Procurad luchad cerca y protegeos mutuamente.
Una vez dijo aquello, el Gran Espada entrecerró los ojos centrando el haki de observación en aquellos tipos. Sin previo aviso salió corriendo hacia ellos, esperando a que el resto le siguiese. En ese momento llevó la mano a la funda de su rodilla y sacó su pistola beretta, lanzando dos tiros a cada uno de los enemigos, buscando el pecho y el estómago. Les diese o no, giraría sobre sí mismo y sacaría sus dos machetes, tratando de cortarlos al mismo tiempo y de forma violenta. Su velocidad era considerable y eso era debido a sus grandes cualidades de asesino. Contra Deathstroke falso usó el machete de kairouseki, mientras que con el clon del marine utilizó el eléctrico.
- ¡Demon Killed! ¡Art Of Blood!
Gritó al mismo tiempo que ejecutaba su ataque. Les diese o no, retrocedería un poco quedando en guardia y esperando los ataques enemigos con el ceño fruncido, aunque ahora contaba con los golpes de sus aliados para terminar rápido.
- Muy bien, Silver. Atacarás a tu copia junto a mi grupo. Yo y Deathstroke nos ocuparemos de su clon. Procurad luchad cerca y protegeos mutuamente.
Una vez dijo aquello, el Gran Espada entrecerró los ojos centrando el haki de observación en aquellos tipos. Sin previo aviso salió corriendo hacia ellos, esperando a que el resto le siguiese. En ese momento llevó la mano a la funda de su rodilla y sacó su pistola beretta, lanzando dos tiros a cada uno de los enemigos, buscando el pecho y el estómago. Les diese o no, giraría sobre sí mismo y sacaría sus dos machetes, tratando de cortarlos al mismo tiempo y de forma violenta. Su velocidad era considerable y eso era debido a sus grandes cualidades de asesino. Contra Deathstroke falso usó el machete de kairouseki, mientras que con el clon del marine utilizó el eléctrico.
- ¡Demon Killed! ¡Art Of Blood!
Gritó al mismo tiempo que ejecutaba su ataque. Les diese o no, retrocedería un poco quedando en guardia y esperando los ataques enemigos con el ceño fruncido, aunque ahora contaba con los golpes de sus aliados para terminar rápido.
- Team Quimera:
- Atacar a ambos clones mientras aviso por telepatía al resto a quién deben atacar.
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La joven observaba la situación con el ceño fruncido. Aquellos tipos continuaban insultándola sin parar y aquella la estaba llevando a un mosqueo interesante. Sin pensarlo mucho, desenvainó su nueva espada. La cual parecía estar algo caliente, pues Galia notaba cierto calorcito agradable en las manos. Observó a los imbéciles que continuaban acercándose y entrecerró los ojos despacio. Huir era buena opción, pero no iba a permitir de ninguna manera semejantes humillaciones. No pensaba ir a matar, pero si podía herirlos con toda su fuerza, mucho mejor para ella. Tomó algo de aire y entonces se dio cuenta de que su compañero revolucionario estaba junto a ella. Se quedó mirando a Ryuken a los ojos y después le habló en un tono alto, pero tranquilo.
- Esta gente no atiende a razones. Procura no matar a nadie, tan solo son unos bastardos que no merecen mucho más que una paliza.
En ese momento pudo oler al otro chico, el cual apareció de repente con espada en mano. La pelirosa le dedicó una sonrisa calmada y después le guiñó un ojo. No se esperaba que fuese a ayudarles, pero debía admitir que no le molestaba que lo hiciera. Antes parecía mucho más retirado, era posible que estuviese tomando confianza. Fue por ese motivo que la revolucionaria lo miró a los ojos y le habló.
- Gracias por tu ayuda. Espero que continuemos en contacto después de salir de esta isla del demonio y terminar con estos capullos.
Mencionó al mismo tiempo que continuaba observando a aquellas personas. Entonces fue cuando pensó en su misión, la cual se había autoimpuesto ella misma. Tenía que ayudar a Dranser, pero estaba muy ocupada últimamente allí. Entonces se aproximó a un grupo de pueblerinos y de un rápido y violento golpe trató de tumbarlos. Apuntó a los rostros, pero con la zona ancha de la hoja, para simplemente quemarlos o romperlas la nariz. Les diese o no, se echaría hacia atrás quedando junto a los dos chicos. Hizo que la temperatura alrededor fuese de menos veinte grados y después frunció el ceño.
- ¡Si no retrocedéis o deberé hacer daño!
- Esta gente no atiende a razones. Procura no matar a nadie, tan solo son unos bastardos que no merecen mucho más que una paliza.
En ese momento pudo oler al otro chico, el cual apareció de repente con espada en mano. La pelirosa le dedicó una sonrisa calmada y después le guiñó un ojo. No se esperaba que fuese a ayudarles, pero debía admitir que no le molestaba que lo hiciera. Antes parecía mucho más retirado, era posible que estuviese tomando confianza. Fue por ese motivo que la revolucionaria lo miró a los ojos y le habló.
- Gracias por tu ayuda. Espero que continuemos en contacto después de salir de esta isla del demonio y terminar con estos capullos.
Mencionó al mismo tiempo que continuaba observando a aquellas personas. Entonces fue cuando pensó en su misión, la cual se había autoimpuesto ella misma. Tenía que ayudar a Dranser, pero estaba muy ocupada últimamente allí. Entonces se aproximó a un grupo de pueblerinos y de un rápido y violento golpe trató de tumbarlos. Apuntó a los rostros, pero con la zona ancha de la hoja, para simplemente quemarlos o romperlas la nariz. Les diese o no, se echaría hacia atrás quedando junto a los dos chicos. Hizo que la temperatura alrededor fuese de menos veinte grados y después frunció el ceño.
- ¡Si no retrocedéis o deberé hacer daño!
- Meln:
- Hablar con ryu e ichi, lanzar un ataque, bajar la temperatura a -20 grados y amenazas a los pueblerinos-chan
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Al fin había llegado el momento esperado. El luchador observó con superioridad lo que estaba pasando en el terreno de combate. Una sonrisa siniestra se formó en su rostro al mismo tiempo que se relamía despacio. Había escuchado las palabras de Ivan, pero tal vez iba a retrasarse un poco. Apretó ambos puños y decidió que era el momento de llegar a la batalla de una vez. Demasiado tiempo había estado aburrido dando vueltas y ahora era el momento de mostrar sus capacidades bélicas. Estiró ambos puños hacia atrás y empezó a estirarse y bostezar. Agitó la cabeza un par de veces y finalmente se relamió. Sus preparaciones eran un poco raras a decir verdad. El olor de los cadáveres llegó a su olfato y no pudo evitar ladear la cabeza. De modo que esos cabrones iban a muerte.
Justo entonces el gusano se despertó, el cual empezó a mostrar una personalidad algo más siniestra. Lo que le dijo provocó que Zero empezase a reír suavemente. Estaba de acuerdo con su bestia, pero con él enroscado en su brazo, solo podría usar las piernas y el otro brazo. Sin pensárselo más, salió disparado hacia la batalla, bajando aquella pendiente como un monstruo. Una leve aura morada empezó a recorrerle al mismo tiempo que entrecerraba los ojos. Fue entonces cuando el cazador soltó una siniestra carcajada y se lanzó contra una parte de las tropas de Zal, empezando a lanzar puñetazos, patadas y ondas a una velocidad increíble. Su estilo de combate era muy violento y parecía disfrutar con lo que estaba haciendo.
- ¡Hahahahaha! ¡Vamos Gusanito-chan, demuéstrame tu poder! – Gritó tratando de motivarle al mismo tiempo que continuaba combatiendo. Esas cosas podían parecer monstruos, pero podrían romperse como cualquier otro ser. Zero pensaba de aquella forma y al mismo tiempo que iba reventando enemigos, avanzaba hacia la ciudad para estar más cerca de su jefe.
Justo entonces el gusano se despertó, el cual empezó a mostrar una personalidad algo más siniestra. Lo que le dijo provocó que Zero empezase a reír suavemente. Estaba de acuerdo con su bestia, pero con él enroscado en su brazo, solo podría usar las piernas y el otro brazo. Sin pensárselo más, salió disparado hacia la batalla, bajando aquella pendiente como un monstruo. Una leve aura morada empezó a recorrerle al mismo tiempo que entrecerraba los ojos. Fue entonces cuando el cazador soltó una siniestra carcajada y se lanzó contra una parte de las tropas de Zal, empezando a lanzar puñetazos, patadas y ondas a una velocidad increíble. Su estilo de combate era muy violento y parecía disfrutar con lo que estaba haciendo.
- ¡Hahahahaha! ¡Vamos Gusanito-chan, demuéstrame tu poder! – Gritó tratando de motivarle al mismo tiempo que continuaba combatiendo. Esas cosas podían parecer monstruos, pero podrían romperse como cualquier otro ser. Zero pensaba de aquella forma y al mismo tiempo que iba reventando enemigos, avanzaba hacia la ciudad para estar más cerca de su jefe.
- Sarka:
- Lanzarse a la batalla, lanzar puñetazos, ondas y patadas mientras provoco al gusano para que muestre su poder. A medida que avanzo me dirijo a la ciudad.
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La luz hizo que el demonio de fuego cerrase su ojos unos leves momentos, pero solo para abrirlo después. Por fin había llegado a la salida de aquella cueva y derrumbarla a lo mejor hacía muchísimo ruido. No escuchaba a los demás y parecía que todo había terminado. Eso le hizo soltar un pequeño suspiro y lo siguiente que hizo fue empezar a caminar por aquel bosque hacia el Sureste. Poco a poco continuaba sintiéndose un poco mejor debido a no estar en continua batalla. El olor del mar estaba cerca, podía olerlo lentamente. Notó sus fosas nasales respirar aire puro y después de unos instantes se quedó pensativo. A su mente le vino aquel anciano al que había asesinado después de tanto sufrimiento. Miró la zona en la que debería estar su brazo y después de unos momentos cerró su ojo.
Podía decirse que estaba escapando de la muerte, pero esperaba que no le saliese ningún problema más. Apretó su puño con rabia y continuó avanzando despacio. Tenía que largarse de allí y buscar el jodido mar. Entonces escuchó una especie de ¿explosión? Parecía venir del Oeste, pero eso no era asunto suyo y por ello no le dio importancia. Lo que estuviesen haciendo los demás era indiferente en esos momentos. Su objetivo era regresar a su base subterránea y curarse cuanto antes su brazo. Además, pensaba usar aquel ojo del jodido viejo y poder tener su querida visión de nuevo. Contaba con los métodos para hacerlos. Los jodidos científicos que estaban a su servicio deberían ser más que necesarios para ello. Tal vez luego los mataba o quizás dejaba unos cuantos para que siguieran haciéndole caso.
- Maldición, tengo demasiadas ganas de salir de esta jodida isla…
Mencionó en un tono siniestro al mismo tiempo que se relamía despacio. Deseaba con todas sus fuerzas descansar de verdad y comer algo. Hacía un poco de tiempo que no comía y aquello no podía ser. Echaba de menos un buen vino tinto con algunas gambas del Norte o un buen trozo de solomillo a la pimienta verde.
Podía decirse que estaba escapando de la muerte, pero esperaba que no le saliese ningún problema más. Apretó su puño con rabia y continuó avanzando despacio. Tenía que largarse de allí y buscar el jodido mar. Entonces escuchó una especie de ¿explosión? Parecía venir del Oeste, pero eso no era asunto suyo y por ello no le dio importancia. Lo que estuviesen haciendo los demás era indiferente en esos momentos. Su objetivo era regresar a su base subterránea y curarse cuanto antes su brazo. Además, pensaba usar aquel ojo del jodido viejo y poder tener su querida visión de nuevo. Contaba con los métodos para hacerlos. Los jodidos científicos que estaban a su servicio deberían ser más que necesarios para ello. Tal vez luego los mataba o quizás dejaba unos cuantos para que siguieran haciéndole caso.
- Maldición, tengo demasiadas ganas de salir de esta jodida isla…
Mencionó en un tono siniestro al mismo tiempo que se relamía despacio. Deseaba con todas sus fuerzas descansar de verdad y comer algo. Hacía un poco de tiempo que no comía y aquello no podía ser. Echaba de menos un buen vino tinto con algunas gambas del Norte o un buen trozo de solomillo a la pimienta verde.
- Meln:
- Avanzar hacia el Sureste pensando en dejar la maldita isla y comer mucho.
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Los pies del serafín aterrizaron sobre aquella muralla al mismo tiempo que observaba la situación. Su haki no detectaba nada extraño y eso le hizo quedar un poco confuso. Tenía que continuar buscando a los pretores si quería conseguir algo, aunque por el momento todo iba a pedir de boca. No estaba herido, tenía sus energías a tope y había disfrutado de una buena bebida. Sonrió de forma calmada y se dispuso a soltar un pequeño suspiro. Justo entonces escuchó una especie de zumbido. Quedó un poco impresionado al pensar en los avispones tan grandes que debían ser y entonces miró hacia la dirección del ruido ¿Era en serio? ¿Qué cojones eran aquellos proyectiles que iban hacia él? El tirador entonces mostró una expresión algo engreída.
- Lo lamento, pero quiero probar esta monada.
Kasai llevó la mano a la parte inferior de su cadera por la parte de atrás, un poco antes del culo. Sacó de una funda una preciosa Galil y a continuación la cargó. Se ajustó bien las gafas de Sol y apuntó hacia los proyectiles, planeando romperlos con sus balas. Su puntería era bastante buena y estaba orgulloso de ella. Entonces fue cuando empezó a disparar una ráfaga de balas hasta gastar el cargador. Si lograba romperlos estaría contento. Lo hiciera o no, metería otro cargador en su arma, pero esta vez de balas antitanque. Lo siguiente que hizo fue alzar el vuelo y dirigirse a toda velocidad hacia el Este, esperando a ver qué encontraba.
Activó su haki de observación para detectar presencias y si era así, acercarse todo lo posible. Si los proyectiles no se habían roto, simplemente continuaría eludiéndolos avanzando a su velocidad inhumana. Estaba algo preocupado por la pelirroja, pues no era normal en ella hacer lo que había hecho. El quedarse desmayada así de repente podía ser por enfermedad o por drogas. Esperaba que no fuese lo segundo, pues aunque tenía ojos de cocainómana, él confiaba en ella de forma increíble.
- Lo lamento, pero quiero probar esta monada.
Kasai llevó la mano a la parte inferior de su cadera por la parte de atrás, un poco antes del culo. Sacó de una funda una preciosa Galil y a continuación la cargó. Se ajustó bien las gafas de Sol y apuntó hacia los proyectiles, planeando romperlos con sus balas. Su puntería era bastante buena y estaba orgulloso de ella. Entonces fue cuando empezó a disparar una ráfaga de balas hasta gastar el cargador. Si lograba romperlos estaría contento. Lo hiciera o no, metería otro cargador en su arma, pero esta vez de balas antitanque. Lo siguiente que hizo fue alzar el vuelo y dirigirse a toda velocidad hacia el Este, esperando a ver qué encontraba.
Activó su haki de observación para detectar presencias y si era así, acercarse todo lo posible. Si los proyectiles no se habían roto, simplemente continuaría eludiéndolos avanzando a su velocidad inhumana. Estaba algo preocupado por la pelirroja, pues no era normal en ella hacer lo que había hecho. El quedarse desmayada así de repente podía ser por enfermedad o por drogas. Esperaba que no fuese lo segundo, pues aunque tenía ojos de cocainómana, él confiaba en ella de forma increíble.
- Balt:
- Disparar a losproyectiles con mi Galil, recargar y salir volando hacia el Este, si no les di, que me sigan (?)
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Los pies de Kotaro se movían a toda velocidad mientras empezaba a partirse de risa. Los putos rinocerontes continuaban tras él y esos imbéciles habían ignorado a los jefes. Por suerte, el peliblanco había parado a unos cuantos, pero el pobre moreno tenía aun alguno que otro detrás. Olía aquel olor a mierda de cerca y no podía evitar sentirse nervioso. Esas cosas querían hacerlo pedazos con sus cuernos, pero él por su parte no iba a dejarse empalar. No al menos de esa forma… Puto Kotaro. El tipo se puso un poco bien el sombrero, pues lo tenía torcido y a continuación pudo ver lo que pasaba. Los dos magantos se habían herido de muerte, pero el vikingo podía ocuparse de aquello. Él continuó corriendo para salvar su culo. Fue entonces cuando sonrió de forma enfermiza.
- Je… – Era el momento de terminar con el juego.
El asesino dejó de correr y lo siguiente que hizo fue frenarse para mirar a los rinocerontes a la cara. Se mantuvo relajado y lo siguiente que hizo fue gritar de forma exagerada al mismo tiempo que dejaba su energía fluir [Manual Fusrodah] Planeaba dejarlos sordos y de paso aturdidos. Pasase lo que pasase, continuaría corriendo como una perra buscando salir de la trayectoria de los jodidos rinocerontes. Sus azulados ojos mostraban calma, pero la velocidad de sus pies decía otra cosa. Estaba claro que debía de salir de allí cuanto antes. Trató de pasar por donde estaban los pretores y entonces trató de colocarse frente a ellos, quedando al lado del vikingo.
- Joder, aquí la cosa está tensa ¿Eh? Lo siento, pero no puedo dejar morir al tío que me va a pagar. Espero que podáis entenderlo todos.
Nada más decir eso trató de tenderle la mano al líder de Sarka, el cual estaba en el suelo algo herido. Si era necesario, él se lo llevaría de allí para que le curasen. Le guardaba un poco de rencos por las bombas, pero igualmente el dinero era el dinero.
- Je… – Era el momento de terminar con el juego.
El asesino dejó de correr y lo siguiente que hizo fue frenarse para mirar a los rinocerontes a la cara. Se mantuvo relajado y lo siguiente que hizo fue gritar de forma exagerada al mismo tiempo que dejaba su energía fluir [Manual Fusrodah] Planeaba dejarlos sordos y de paso aturdidos. Pasase lo que pasase, continuaría corriendo como una perra buscando salir de la trayectoria de los jodidos rinocerontes. Sus azulados ojos mostraban calma, pero la velocidad de sus pies decía otra cosa. Estaba claro que debía de salir de allí cuanto antes. Trató de pasar por donde estaban los pretores y entonces trató de colocarse frente a ellos, quedando al lado del vikingo.
- Joder, aquí la cosa está tensa ¿Eh? Lo siento, pero no puedo dejar morir al tío que me va a pagar. Espero que podáis entenderlo todos.
Nada más decir eso trató de tenderle la mano al líder de Sarka, el cual estaba en el suelo algo herido. Si era necesario, él se lo llevaría de allí para que le curasen. Le guardaba un poco de rencos por las bombas, pero igualmente el dinero era el dinero.
- SARKA WORWUL LEE:
- Usar el manual con los rinocerontes, aparecer junto a los pretores heridos y hablar con el vikingo, tratar de llevarme al lider de Sarka para ayudarle.
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Los nudillos doloridos, mucha sangre alrededor y un ansia asesina insaciable. El sargento estaba disfrutando de lo lindo de aquella batalla y debía admitir que no era un secreto. Los enemigos caían a su alrededor como moscas y todo parecía estar resultando bastante bien. Pese a que ya no disponía un ejército de rinocerontes, sus puños hablaban por sí solos. Se relamió despacio sintiendo el fervor de la batalla y después de unos momentos empezó a reír por lo bajo. Había que admitir que estaba como una cabra a veces, pero disfrutaba de cosas como aquellas y más siendo su primera guerra. No lo estaba haciendo mal para ser un novato, pero debía admitir que los enemigos no eran para tanto.
No tardó en escuchar las palabras de la chica a la que había mirado antes ¿Le estaba picando? Debían ser del mismo gremio, pues ella atacaba a las tropas de Sarka también. Eso solo hizo que los azulados ojos del pelirrojo tomasen un pequeño brillo y su ansia creciera. No iba a dejarse derrotar por ella y vencería a muchísimos más si era necesario. Entonces fue cuando la miró de arriba abajo, analizándola despacio. Al ver que no se andaba con tonterías, le habló en un tono siniestro y bastante engreído.
- ¡Ja! ¡Yo llevo dos y medio! – Si, se podía llevar eso.
Eso dijo antes de continuar liándose a guantazos con todos los enemigos posibles. Su fuerza de zoan le hacía una persona con una fuerza sobrehumana y eso Zal debía agradecerlo. Venom era el típico tío que iba a reventar las bocas y narices a puñetazo limpio. Era muy violento y rápido peleando y su agilidad era impresionante. Un luchador bastante completo, ese era el resumen que podía darse de aquella serpiente roja que disponía la marina en sus filas.
No tardó en escuchar las palabras de la chica a la que había mirado antes ¿Le estaba picando? Debían ser del mismo gremio, pues ella atacaba a las tropas de Sarka también. Eso solo hizo que los azulados ojos del pelirrojo tomasen un pequeño brillo y su ansia creciera. No iba a dejarse derrotar por ella y vencería a muchísimos más si era necesario. Entonces fue cuando la miró de arriba abajo, analizándola despacio. Al ver que no se andaba con tonterías, le habló en un tono siniestro y bastante engreído.
- ¡Ja! ¡Yo llevo dos y medio! – Si, se podía llevar eso.
Eso dijo antes de continuar liándose a guantazos con todos los enemigos posibles. Su fuerza de zoan le hacía una persona con una fuerza sobrehumana y eso Zal debía agradecerlo. Venom era el típico tío que iba a reventar las bocas y narices a puñetazo limpio. Era muy violento y rápido peleando y su agilidad era impresionante. Un luchador bastante completo, ese era el resumen que podía darse de aquella serpiente roja que disponía la marina en sus filas.
- Zal:
- Pique sano con Liv, hablarle y continuar a guantazos con los enemigos.
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