Teravan Zallen
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El agente se había sumergido en la lectura de aquellos documentos. No le aportaban ninguna información que no hubiese supuesto, sin embargo, podrían servir como prueba de que el lugar donde se encontraban realmente existían. Se disponía a seguir investigando para descubrir quiénes eran los artífices de aquellas investigaciones, o a qué facción pertenecían, mas una serie de ruidos le apartaron de su estudio.
La situación se había vuelto inexplicablemente violenta. Era normal observar a Augustus pelear, pues estaba en su naturaleza imprevisible hacer ese tipo de cosas. Sin embargo, nunca había visto a Yarmin perder la calma. La imagen del agente tomando una actitud violenta sin la absoluta necesidad de ello resultaba chocante, grotesca incluso. Debía actuar antes de que tuviese que lamentar una pérdida, sin embargo, tuvo que llevar a cabo una tarea antes de iniciar el ataque, pues una imperativa e inexplicable fuerza así se lo solicitaba. Se acercó a Yarmin, que sujetaba la pistola con destreza, aunque con evidente enfado, y puso una mano en su hombro con actitud tranquilizadora.
- No permitáis perder la calma, señor Prince. - Dijo con una voz dulce y llena de armonía. - Si queremos salir de este lugar, debemos mantener la mente despejada. - Sacó un hilo de acero con monedas atadas a los dos extremos, una herramienta ideada en el pasado. - Esperemos que esto sirva... En todo caso, preparaos para correr. - Añadió con una sonrisa. Acto seguido, imbuyó el hilo con haki armadura y lo lanzó hacia uno de los escarabajos, esperando que el otro agradeciese su ayuda. La velocidad que tomaron las monedas era devastadora, pero no sabía si sería suficiente para sajar la cabeza de la criatura.
- Vámonos. - Dijo mientras sujetaba el brazo del otro agente.
La situación se había vuelto inexplicablemente violenta. Era normal observar a Augustus pelear, pues estaba en su naturaleza imprevisible hacer ese tipo de cosas. Sin embargo, nunca había visto a Yarmin perder la calma. La imagen del agente tomando una actitud violenta sin la absoluta necesidad de ello resultaba chocante, grotesca incluso. Debía actuar antes de que tuviese que lamentar una pérdida, sin embargo, tuvo que llevar a cabo una tarea antes de iniciar el ataque, pues una imperativa e inexplicable fuerza así se lo solicitaba. Se acercó a Yarmin, que sujetaba la pistola con destreza, aunque con evidente enfado, y puso una mano en su hombro con actitud tranquilizadora.
- No permitáis perder la calma, señor Prince. - Dijo con una voz dulce y llena de armonía. - Si queremos salir de este lugar, debemos mantener la mente despejada. - Sacó un hilo de acero con monedas atadas a los dos extremos, una herramienta ideada en el pasado. - Esperemos que esto sirva... En todo caso, preparaos para correr. - Añadió con una sonrisa. Acto seguido, imbuyó el hilo con haki armadura y lo lanzó hacia uno de los escarabajos, esperando que el otro agradeciese su ayuda. La velocidad que tomaron las monedas era devastadora, pero no sabía si sería suficiente para sajar la cabeza de la criatura.
- Vámonos. - Dijo mientras sujetaba el brazo del otro agente.
- Zal:
Tranquilizar a Yarmin.
Imbuir un hilo de acero (con monedas a los extremos) con haki armadura para después lanzárselo al escarabajo al que Yarmin había disparado, intentando cortarle la cabeza.
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Milena observaba a aquella chica con una expresión calmada. No se había esperado que fuese una recluta de la marina y eso facilitaba las cosas. A lo mejor ella podía ayudarla a salir de aquella zona de alguna manera. La verdad, es que se sentía un poco culpable después de lo que había ocurrido con su gravedad. Sin embargo, no quería desanimarse más de lo que estaba ya y por eso, simplemente soltó un enorme suspiro. Ahora podría continuar su camino y largarse de aquel sitio cuanto antes. La probabilidad de que alguien les molestase era nula, o al menos eso pensaba la pelirroja.
Una onda no tardó mucho en sobrevolar sus cabezas de forma exagerada. Un extraño sonido llegó hasta ellas y una especie de troncos se precipitaron hacia las jóvenes. Milena realizó un movimiento con su mano derecha, frenándolos en el aire y lanzándolos después a un lado. Su fruta era maravillosa. A continuación escuchó a la mujer decir aquellas palabras. Si había alguien en la zona, debería enfrentarse también a ella. Fue entonces cuando la pelirroja desenvainó su nueva espada, realizando un impresionante sonido metálico. Su ceño se frunció y después chasqueó la lengua.
- Ten cuidado, esa onda no ha sido nada débil.
Mencionó en un tono apagado, como si estuviese en su propio mundo. Milena ya no iba a volver a ser la misma después de lo pasado. Se mantuvo callada y con una expresión fría como el hielo. Eliminaría a la molestia que le impidiera salir de aquella isla del demonio. Apretó ambos puños al mismo tiempo que una especie de aura verde se formaba a su alrededor de forma pálida. No parecía que hubiese activado nada y aun no lo había hecho, pero estaba a punto. Todo dependía de lo que pasase en ese preciso momento.
Una onda no tardó mucho en sobrevolar sus cabezas de forma exagerada. Un extraño sonido llegó hasta ellas y una especie de troncos se precipitaron hacia las jóvenes. Milena realizó un movimiento con su mano derecha, frenándolos en el aire y lanzándolos después a un lado. Su fruta era maravillosa. A continuación escuchó a la mujer decir aquellas palabras. Si había alguien en la zona, debería enfrentarse también a ella. Fue entonces cuando la pelirroja desenvainó su nueva espada, realizando un impresionante sonido metálico. Su ceño se frunció y después chasqueó la lengua.
- Ten cuidado, esa onda no ha sido nada débil.
Mencionó en un tono apagado, como si estuviese en su propio mundo. Milena ya no iba a volver a ser la misma después de lo pasado. Se mantuvo callada y con una expresión fría como el hielo. Eliminaría a la molestia que le impidiera salir de aquella isla del demonio. Apretó ambos puños al mismo tiempo que una especie de aura verde se formaba a su alrededor de forma pálida. No parecía que hubiese activado nada y aun no lo había hecho, pero estaba a punto. Todo dependía de lo que pasase en ese preciso momento.
- MELN:
- Repeler los troncos, estar atenta.
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Tras escuchar las palabras del dragón azul, el cadejo soltó un pequeño suspiro. Su robot estaría hasta los circuitos de él, pero el pobre luchador debía cumplir con su palabra. Alzó una ceja al saber que todos le atacaban a traición y se pensó mucho la opción de llevar consigo un radar. La bestia entrecerró los ojos y después hizo que su máquina tomase rumbo hacia la posición que le había indicado el yonkou. Su haki armadura estaba desactivado, para de esa forma reservar fuerzas. De hecho, lo había anulado hacía unos momentos. El tanque había repelido aquella bala con una facilidad increíble y eso solo quería decir una cosa. Su fuerza y defensa habían mejorado muchísimo desde la última vez que entrenó.
- No creo tardar mucho más…
Susurró al mismo tiempo que iba a toda velocidad sobre su pequeño ser. Pronto llegaría a su objetivo, pues la muralla no podía ser nada para aquella preciosidad. El lobo de la oscuridad soltó un pequeño suspiro al mismo tiempo que se relamía. Se aburría demasiado y todo por la jodida marina de los huevos. Esos buitres que atacaban en grupo como ratas cobardes. Ya los iría pillando uno por uno. No les temía para nada y mucho menos después de comprobar su poder.
- No creo tardar mucho más…
Susurró al mismo tiempo que iba a toda velocidad sobre su pequeño ser. Pronto llegaría a su objetivo, pues la muralla no podía ser nada para aquella preciosidad. El lobo de la oscuridad soltó un pequeño suspiro al mismo tiempo que se relamía. Se aburría demasiado y todo por la jodida marina de los huevos. Esos buitres que atacaban en grupo como ratas cobardes. Ya los iría pillando uno por uno. No les temía para nada y mucho menos después de comprobar su poder.
- Zal:
- Ir hacia la posicion de Dexter en mi super robot.
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¿Qué demonios había pasado? Taiga se había quedado embobado mirando las musarañas. El hecho de que Kimura empezase con sus ataques de invisibilidad sobre los demás le hizo ponerse pensativo. A lo tonto se había quedado atrás y ahora estaba en mitad de la ciudad sin saber nada sobre el resto. Alice también parecía haber seguido avanzando y eso le hizo quedar allí solo. No tardó mucho en mostrar una sonrisa amable y después soltar una leve carcajada. Se sentía un poco tonto, pero no era culpa suya, bueno si, pero en ese momento no se esperó quedarse atontado. Se llevó la mano derecha al cabello y se rascó un poco la cabeza. Ahora debería andar por aquella zona hasta encontrarlos o simplemente ir por su lado.
- Me temo que la segunda opción es la correcta.
Dijo al mismo tiempo que soltaba un pequeño suspiro y después de unos momentos se rascaba de nuevo su cabeza. Le relajaba muchísimo y quizás era por culpa de su akuma no mi. El hecho de ser un jodido lobo de quince metros o más era una putada. Transformarse allí en mitad de todo el mundo podría ser una desfachatez por su parte y algo que no le convenía. De repente empezó a caminar tranquilamente por una dirección al azar. No había combatido ni una sola vez en toda la guerra y eso podía ser bueno para él. Estaba como nuevo y con todas sus técnicas y fuerzas renovadas. Taiga podía considerarse así mismo una especie de tanque para su grupo.
Después de unos instantes supo que estaba perdido, pues su sentido de la orientación no era fabuloso. Soltó un pequeño suspiro y entonces fue cuando bostezó con fuerza, activando su haki de observación para tenerlo todo controlado de alguna forma. Así no tendría muchos problemas a la hora de posibles emboscadas.
- Me temo que la segunda opción es la correcta.
Dijo al mismo tiempo que soltaba un pequeño suspiro y después de unos momentos se rascaba de nuevo su cabeza. Le relajaba muchísimo y quizás era por culpa de su akuma no mi. El hecho de ser un jodido lobo de quince metros o más era una putada. Transformarse allí en mitad de todo el mundo podría ser una desfachatez por su parte y algo que no le convenía. De repente empezó a caminar tranquilamente por una dirección al azar. No había combatido ni una sola vez en toda la guerra y eso podía ser bueno para él. Estaba como nuevo y con todas sus técnicas y fuerzas renovadas. Taiga podía considerarse así mismo una especie de tanque para su grupo.
Después de unos instantes supo que estaba perdido, pues su sentido de la orientación no era fabuloso. Soltó un pequeño suspiro y entonces fue cuando bostezó con fuerza, activando su haki de observación para tenerlo todo controlado de alguna forma. Así no tendría muchos problemas a la hora de posibles emboscadas.
- Balt:
- Separarse del grupo al quedarse atontado atras (no postee en la tanda anterior) ir en una dirección al azar y perderse.
Tobías Thorn
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El tipo se tomó la actuación de Kimura, qué raro, como un ataque y no tardó en revolverse tras soltar un par de fantochadas y escaparse del amarre del pelirrojo. En parte comprendía la actitud del tipo, ya que a nadie le gusta que le amenacen, pero por otro lado tenía que ser un loco u alguien bastante poderoso que confiaba en sus habilidades. Sino no comprendía como osaba plantarnos cara con el gran número de personas que estábamos allí.
Las reacciones por parte del grupo no tardaron en manifestarse, ya que un peliblanco con una apariencia bastante peculiar, en el que ni me había fijado hasta ahora, hizo un espectáculo de fuego, mientras que Kimura volvió a adoptar una actitud defensiva tras desenfundar parte de su arsenal. Al parecer todos queríamos saber las mismas respuestas y cada uno estaba intentándolo a su manera, pero el que volvió a sorprenderme una vez más fue el rubio.
El Vice-Almirante había guardado su violín y se había mostrado paciente y ajeno a la escena que entre todos estábamos montando, hasta que de repente con un tono sobre actuado y cargado de sarcasmo se dirigió al pelirrojo mientras andaba en dirección a ellos. ¿De verdad alguien así era un alto cargo de la marina o acaso era una burda estratagema cómo más de una vez habíamos hecho nosotros? Aunque no tardé en averiguar cual de las dos cosas era.
El marine tras su avance lanzó una rápida patada en dirección al tipo, la cual no llegó a impactar pero causó unos efectos sorprendentes. Varias figuras de hielo salieron directas hacia las extremidades del tipo. Me sorprendió el manejo que tenía de su akuma para poder realizar esas cosas en tan poco tiempo, haciéndome que me replantease seriamente no alargar más el entrenamiento que llevaba dejando pasar con la mía. Ni de lejos poseía yo ese manejo, aunque un par de trucos sí que sabía y no me iba a quedar atrás mientras todos mostraban que podían hacer.
Planté las dos manos en el frío suelo y comencé a generar sirope desde ellas, creando dos riachuelos de dicho material que avanzaban en línea recta hacia el supuesto enemigo, evitando a mis compañeros para no darles con él. Mi intención era que aquellos chorros hiciesen el mismo efecto que con el puente, ya que si quedaba atrapado en el hielo activaría mi ámbito, dándole más consistencia y dureza al sirope reforzando así en la presa de hielo, mientras que si por otro lado el tipo había conseguido esquivar el ataque del Vice-Almirante lo perseguiría con mi sirope intentando pegarlo al suelo con mi técnica Sutikkī. Quizás si combinábamos nuestras habilidades podíamos atraparlo sin ocasionarle daños físicos innecesarios.
Las reacciones por parte del grupo no tardaron en manifestarse, ya que un peliblanco con una apariencia bastante peculiar, en el que ni me había fijado hasta ahora, hizo un espectáculo de fuego, mientras que Kimura volvió a adoptar una actitud defensiva tras desenfundar parte de su arsenal. Al parecer todos queríamos saber las mismas respuestas y cada uno estaba intentándolo a su manera, pero el que volvió a sorprenderme una vez más fue el rubio.
El Vice-Almirante había guardado su violín y se había mostrado paciente y ajeno a la escena que entre todos estábamos montando, hasta que de repente con un tono sobre actuado y cargado de sarcasmo se dirigió al pelirrojo mientras andaba en dirección a ellos. ¿De verdad alguien así era un alto cargo de la marina o acaso era una burda estratagema cómo más de una vez habíamos hecho nosotros? Aunque no tardé en averiguar cual de las dos cosas era.
El marine tras su avance lanzó una rápida patada en dirección al tipo, la cual no llegó a impactar pero causó unos efectos sorprendentes. Varias figuras de hielo salieron directas hacia las extremidades del tipo. Me sorprendió el manejo que tenía de su akuma para poder realizar esas cosas en tan poco tiempo, haciéndome que me replantease seriamente no alargar más el entrenamiento que llevaba dejando pasar con la mía. Ni de lejos poseía yo ese manejo, aunque un par de trucos sí que sabía y no me iba a quedar atrás mientras todos mostraban que podían hacer.
Planté las dos manos en el frío suelo y comencé a generar sirope desde ellas, creando dos riachuelos de dicho material que avanzaban en línea recta hacia el supuesto enemigo, evitando a mis compañeros para no darles con él. Mi intención era que aquellos chorros hiciesen el mismo efecto que con el puente, ya que si quedaba atrapado en el hielo activaría mi ámbito, dándole más consistencia y dureza al sirope reforzando así en la presa de hielo, mientras que si por otro lado el tipo había conseguido esquivar el ataque del Vice-Almirante lo perseguiría con mi sirope intentando pegarlo al suelo con mi técnica Sutikkī. Quizás si combinábamos nuestras habilidades podíamos atraparlo sin ocasionarle daños físicos innecesarios.
- Resumen Balt, grupito:
- - Observar el panorama con el tipo e intentar ayudar a Al con mis técnicas para apresar al tipo.
- Sutikkī ::
El sirope de Tobías se vuelve extremamente pegajoso, haciendo que para poder quitarlo de una superficie haya que pegarlo en otra (No podrías simplemente sacudir el brazo y quitártelo de encima por ejemplo), al igual que le da la resistencia de aguantar una tensión de 200 kilos.
Normas del Capítulo:
- Se podrá postear cuantas veces se desee, dejando tres mensajes entre envío y envío. Sin embargo, sólo se tendrá en cuenta el último de estos.
- Cada post debe ir acompañado de un Spoiler titulado como la facción a la que pertenecéis. En él debéis resumir el transcurso de vuestras acciones (incluyendo posts anteriores). Si un post no tiene resumen, no será tenido en cuenta a la hora de moderar.
- Se moderará cada 48-72 horas. Sin embargo, no se moderarán posts más allá de las 48.
- Se obtiene lo merecido según el riesgo y la calidad de las acciones.
- No se tendrá en cuenta la longitud de los posts a la hora de determinar la experiencia.
- Cada post debe tener un mínimo de 300 palabras.
- Si un post tiene más de quince faltas de ortografía por párrafo, no se tendrá en cuenta.
- A pesar de que ya no exista, el barco de Sons of Anarchy podría ser destruido de nuevo.
- Existe la ley del plot, pero no funciona si no sigues la personalidad de tu personaje. No va a haber avisos.
- La ley del plot no es a prueba de idiotas.
- Tres saltos consecutivos de turno implican la retirada del capítulo o la muerte del personaje, según si la situación era de riesgo o no.
- Mucha gente ha pedido despertar Haki del Rey. Sólo uno lo despertará. Trabajáoslo.
- El metarrol se paga con hierro.
- En general, si os portáis bien, se os recompensa. Si no... Bueno, no queréis saberlo. En serio, no queréis.
- En futuras moderaciones podrían añadirse normas según se vea necesidad.
- El mapa de la Isla será el siguiente:
- Mapa de la Isla:
- El espacio que se puede recorrer por moderación es el de un "Cuadradito". Si utilizáis Power Ups activamente podéis ir más deprisa, pero podríais cansaros.
- Mapa en malla:
- Balt está en blanco, Meln en Negro, Zilda en azul, Zal en verde y Sarka en rojo. En el centro de la Isla está la ciudad Imperial (el gran cuadrado blanco), y en amarillo las 35 centrales de Abastecimiento. Cada central tiene al lado un círculo que determina su pertenencia.
- Si nos hemos olvidado de algo, avisad por favor.
- Poned, por favor, vuestras coordenadas de destino en los Spoilers (no es obligatorio).
- Las acciones cerradas sólo cuando se os indique que podéis realizarlas, por favor.
- Cada Maná corresponde al gasto de una unidad energética, que todos compartís. El signo de girar implica que gastáis todo vuestro asalto en utilizar esa habilidad.
- Niveles y habilidades logradas durante este descanso podéis utilizarlas (no así los objetos).
Moderaciones Generales
- General Balt:
- Balarad escucha vuestras palabras con paciencia, casi sorprendida por lo rápido que ha cambiado la situación.
-Está bien. No tengo ninguna objeción con tener un observador, si el resultado de la batalla es favorable se puede plantear comenzar los diálogos con el gobiern- Algo la interrumpe de forma abrupta.
Las plantas a vuestro alrededor comienza a morir mientras un miasma oscuro parece surgir de... Heaten, la cual ha pulsado un botón en un alarde de soberbia impaciencia. Todo es silencio, ¿De verdad era necesario fastidiarlo ahora que salía todo sobre ruedas? La pretora se da la vuelta, camina hacia Heaten, notas su presencia, tan abrumadora que casi te desmayas. Clava su mirada en tus ojos, su hermoso rostro contrasta con su severa expresión. Levanta las manos, dirigiéndolas hacia la joven.
Ante la atónita mirada de todos la toma de las manos, las cuales a pesar de su aspecto son suaves como la seda. Su tacto es delicado y transmite una sensación de calma sobrenatural.
-Joven, puedo notar las voces que chocan dentro de tí, pero eso no es escusa para jugar con objetos paganos.- Su voz es tierna y melódica, como la de una madre atenta. Toma el artefacto de Meln de las manos de heaten mientras las suyas toman un aspecto oscuro y enfermizo. Hecho esto el objeto palidece y se agrieta como si se calcificara hasta volverse poco más que polvo en sus manos. -Me recuerdas a mí a tu edad, a veces hay situaciones que ponen límite a nuestra paciencia, pero debes mantener la compostura.- Su discurso suena como el sermón de una madre. Tras eso se vuelve a vosotros.
-Tienes razón en una cosa joven.- Dice mirándo a Danio. - Lo amaba sí. Lo amaba como una hija puede amar a un padre, me dio todo lo que tengo y todo lo que soy. Tengo que hacer esto... para que su memoria y su voluntad no caigan en el olvido.
Dicho esto da por concluidas las negociaciones, dando a entender de que sois libres que hacer lo que queráis siempre que sea contra Yoai o no os interpongáis en su camino.
- General Sarka y Zal:
- Parece que el tiempo se detiene. Por unos segundos, las manecillas de los relojes se quedan atascadas en ese momento mientras cada soldado de Sarka y Zal vuelve la vista a la batalla de los Pretores. Ensartados entre ellos, los pretores caen al suelo, haciéndolo vibrar. El hacha de Ruk todavía tiembla en el suelo cuando un hombre iza su arma…
El sonido es seco, y el silencio inunda todo por un instante. El batir de los aceros frena, y los rugidos de batalla merman hasta llegar a un vacío. La oscuridad se adueña de lo más hondo de los corazones de la gente, y tres luces verdes iluminan el cielo gris. Es un brillo cegador que atraviesa las nubes tóxicas de la maquinaria y los vapores de sangre, que da paso a una explosión de terrible magnitud, tras la cual todo se apaga. Vuelve el silencio. Vuelve la oscuridad. Zal ha perdido esta guerra.
Los rugidos vuelven tras un par de segundos, y la horda se sume en medio del caos. Sin el control de su amo, la plaga de bestias se vuelve un peligro aún mayor para el campo de batalla. Tras tanto tiempo en cautividad, tantos años alejados de su reino… El grueso de Zal se lanza a una ofensiva desesperada. Muchos tiran sus armas al suelo y derriban a sus oponentes, que comienzan a revolverse en una competición a puño desnudo. Hermano contra hermano, máquina contra bestia, ambas fuerzas empiezan a mermar. Por suerte para Sarka, no todos son tan valientes como para abalanzarse, y mientras unos huyen a la ciudad otros tratan de retroceder hacia la base. Zal enfrenta a Zal, hasta que un grito, casi más un bramido, detiene a los desertores.
-¡Por Ruk!- grita un hombre bestia de casi cuatro metros de altura, bastante parecido al pretor muerto. Cabalga una de las bestias, que se muestra dócil ante él y avanza hacia la batalla-. Slaughterhorn, es hora de la última batalla.
Tras él, de nuevo el sonido de pisadas. Son menos que hace unos instantes, pero mucho más grandes. De color azul y grandes cuernos, corazas óseas de color tierra y rugido de dragón.
-¡Destruid al traidor! ¡No dejéis títere con cabeza!- brama-. ¡Desertor o enemigo, acabad con todos!
Estos animales lucen sobre su lomo en cada uno un hombre bestia que lo monta, y su avance es más veloz, más ruidoso, más destructivo. Cada zancada clama muerte, y la sangre inunda de nuevo el campo de batalla.
- General Verdugos de Yoai:
- La comunidad se va reduciendo. Kedra se marcha en su máquina, que deja surcos en la piedra con cada paso. Bum Bum, Bum Bum. Tres haces verdes iluminan la atmósfera de batalla a kilómetros, y el sonido de una explosión os devuelve a la realidad. Yoai sigue llorando, y de repente Gusi está en el suelo tirado, retorciéndose de dolor. Misa se ha tropezado y ha caído al suelo… Bueno, suelo. Al vacío, cuando iba hacia Kai de alguna forma. Al fin y al cabo, estáis sobre un muro junto a la Pretora.
Moderaciones Particulares
- P11 Sans:
- La flor sigue moviendo la “cabeza” de un lado a otro, sin dejar de sonreír, mientras otras flores comienzan a aparecer a tu alrededor y el suelo se llena de enredaderas, las cuales salen de la primera flor y se dirigen hacia ti, al principio de forma lenta y luego acelerando tanto que se complica el ver su avance, pero no es muy difícil advertir que van a por ti.
- Q9. Gusi:
- ¿Recuerdas aquella criada? Aquellos ojos, ese sensual cabello, esas curvas esculpidas en mármol y dado vida con suaves movimientos. Era hermosa; no tanto como Yoai, pero preciosa. La noche fue tan fantástica, y recuerdas cada caricia, cada beso, y esa vibración que recorrió tu pubis, tan parecida a la que sentiste cuando Yoai te liberó del parásito que oprimía tu corazón. Todos esos momentos pasan por tu cabeza en un instante cuando, tras defender del ataque a Yoai e intentar agarrarla, tu pene explota violentamente.
Ahora estás en el suelo, tirado y con lágrimas en los ojos. Si no te tratan rápidamente podrías desangrarte, aunque es muy dudoso que logren arreglarte el desaguisado que te han hecho. Va a resultar que Yoai no era buena al fin y al cabo. Qué putada.- Nota:
- Castigo por sucesión de acciones cerradas repetidas a lo largo de todo el capítulo.
- Q9. Misa:
- Estás en caída libre. Te has resbalado cuando ibas hacia Kai, y todo por no mirar por dónde andas. A ver cómo haces para resistir una caída de cincuenta metros, pequeña.
- Q9. Kodama, Xemnas:
- Bueno, Misa se ha caído por la muralla mientras en vuestra mente se formaba la imagen de Gusi volando. Que oye, yo igual la salvaba. No sé, ya que todos sois unos sensibleros de repente igual preferís llorar, pero también sois hombres de acción.
- Q10. Nivea, Zane y Spammer:
- Hace rasca. ¿Verdad, Spanner? Se te quema un poco el culo, de todos modos.
Por cierto, la presión empieza a afectaros. Yo bajaría a algún lado cuanto antes. No parece que os siga nadie.
- T9. Haru:
- Cuando te apoyas en la pared, la atraviesas y caes de lleno en el sitio donde empezaste. Bajo tierra, con el anciano druida mirándote con una sonrisa.
-Si este puente queréis atravesar, tres preguntas habréis de contestar. Y de fallar, al abismo caerás. Primera pregunta, ¿Cómo os llamáis? Segunda pregunta, ¿Cuál es el sentido en una teorización puramente física de la vida? Y tercera pregunta, ¿Un sombrero o más turbantes?
Tras él está el puente. Ante ti, el puente. A tu espalda, una cueva, y sobre ti, techo. En serio, ¿Cómo llegaste hasta ahí? Es hora de que continúes tu camino. Sí, el que ya habías hecho. Una vez. Yo a este payaso lo mataba, pero vamos, que tú no eres tan temperamental… ¿O sí?
- T9. Galia, Ryuken e Ichizake:
- No parecen detenerse ante nada, y al cortarlos los atravesáis. Qué rara es esta gente, ¿No? Por cierto, sobre vosotros hay de repente una luz rosa, y escucháis tres preguntas en lo alto. ¿Qué demonios?
- Y9. Jin el Buenazo:
- El bosque a tu espalda comienza a arder en llamas verdes. De momento es leve, pero rápidamente envuelve la fronda. Ante ti queda un yermo de suelo violeta por cruzar. Supongo que no te cruzarás con nadie, o tal vez sí. Quién sabe.
- W8. Syxel, Noah y Amaiar:
- Tras un rato caminando, Amaiar despierta. El rastro os lleva hasta las puertas mismas de la base de Meln, cerrada de puertas. ¿Pretendéis entrar de todas formas?
- L13 Arribor, Zack, Sarah, Corinna, Tsang Yue:
- Sarah y Zack llegan al lugar. Tsang, Corinna, están frente a vosotros. Todos os miráis con cautela. La tensión podría cortarse con un cuchillo. El hombre mantis parpadea y se come una mosca que pasaba por ahí.
- K13 Corvo, Kotaro, Meneror, Midou Worgulv, Rezvan:
- En medio de la confusión, dos médicos se abalanzan sobre el pretor. Hay sudor en sus frentes y la actividad es frenética. Corvo, cuando intentas contribuir te apartan, concentrados en su tarea. Tras varios segundos de tensión, logran estabilizar al pretor y os alejáis un poco de la batalla. Grum gruñe y en voz baja os mira fijamente diciendo:
-Dejad… de… de cargaros mis tropas… y mi guerra… de una maldita vez.
Parece que algo que le han dado se le ha subido a la cabeza, está mirando al horizonte con mala cara. Hm.
Meneror, tu plan tenía un fallo. Cuando tratas de llevarte al médico volando en tu forma logia este cae lleno de quemaduras. Aterriza limpiamente sobre el cuerno de uno de los pocos rinocerontes que quedan. Buena puntería. Midou, ves todo el jaleo algo más apartado.
- J12 Zero:
- Entre el caos de la batalla, al gusano se le ponen los ojos y con un terrible aullido se desenrosca de tu brazo. Se abalanza sobre el primer enemigo y le muerde el cuello, golpeando a otro con la cola. Le utiliza de impulso para saltar hacia su siguiente víctima y solo vuelve a ti reptando orgulloso cuando a su alrededor hay un pequeño círculo de cadáveres. Cuando las luces sobrevuelan el cielo, se te enrosca en la pierna y trepa hasta tu hombro.
-Nunca creí que volvería a ver esto. Ha sido una digna batalla, pero está lejos de terminar… a por todas, humano. No tengamos piedad.
- K14 Venom y Liv:
- La batalla se recrudece. De alguna manera termináis peleando espalda contra espalda, literalmente. Es entonces cuando veis las luces en el cielo. Y de repente, las bestias se vuelven locas a vuestro alrededor. Os atacan, en lugar de ayudaros. Os dais la vuelta por acto reflejo y cruzáis armas. ¿Qué haréis?
- L13 Maki, Teravan, Yarmin:
- Veis como a Augustus le da un chungo y golpea a los escarabajos. Estos frenan en su pelea y se giran a mirarle, pero para entonces el gyojin va camino de la salida en busca de Molly. Teravan, Yarmin, los hombres escarabajos están entre vosotros y el aire fresco. Uno de ellos. El otro… el otro tiene un hermoso agujerito entre los ojos y parece que le ha apetecido tumbarse un ratito contra el suelo. A su amigo se le ve perplejo más que asustado. Parpadea hacia vosotros.
Si pasáis de él y salís, os encontraréis un circo interesante a la puerta.
- P13 Raghersir:
- Contra todo pronóstico consigues cortarle la cabeza al basilisco. Recoges tus cuatro premios y cotilleas por los armarios. Hay algunos documentos, mayormente con la tinta corrida. De lo poco que lees, deduces que el lugar funcionó como un bunker en la última guerra. En una esquina, encuentras algo extraño. Hay varios huevos y algunas plumas sueltas en una esquina, en el estante más bajo.
- M14 Drake:
- Oyes el ruido de la batalla a lo lejos, pero por aquí todo parece estar despejado. Hay algunos edificios, unos pocos escombros, lo típico. Ey, incluso hay un árbol frutal a lo lejos. Tiene una hermosísima y brillantísima manzana roja. Solo una. Que hambre, ¿Verdad?
- Adam:
- Das la orden y ves como todo alrededor de la central explota. Al principio no parece tan espectacular como pensabas ni causa la destrucción de la misma, pero un par de segundos después observas como la tierra colapsa tragándose gran parte del grueso de Zal. El resto parece confuso, puede que tu ataque sea más efectivo de lo que parece.
Por otro lado te confirman que prepararán tu pedido en cuanto puedan aunque ahora están un poco sobrecargados. De Beros... no se sabe nada, no responde a ningún intento de contacto, es como si se hubiera esfumado.
- T15. Team Quimera:
- Por un lado, El clon de Deathstroke parece evitar sin problemas el ataque del Verdadero, girando e interponiendo un cilindro de metal, que se alarga, tomando la forma de un bo, tras lo que se aparta, agachándose para evitar el ataque de Krauser, a gran velocidad e intentando propiciar a este un golpe como el que quiso darle el verdadero Deathstroke, pero dirigido al estómago. Por cierto, evita la bala de Krauser antes de esto.
Por otro lado, La copia de Silver parece no cegarse con el foco de Edward, que raro, tal vez no sea un cyborg. Además, ha logrado evadir con un salto el ataque de Silver y ha aprovechado la “luz cegadora” para realizar ese mismo ataque contra el rubio. Este último está demasiado lejos para el ataque del arma de Krauser. Aunque la bala golpea su cuerpo y rebota.
- P11. Team Zafiro y Kedra:
- Parece que vuestro grupito ha quedado reducido a dos. Si no se va uno se va otro. Sans ha decidido bajar a ver de qué iba lo de los osos que dijo Dexter y Zuko no se ha movido y no llegaste a agarrarle en su momento. Ahora se encuentra frente a la entrada, viendo al esqueleto andar entre enredaderas. ¿Irá a donde está él o subirá con vosotros?
Por su parte, Kedra llega hasta la entrada en la que está parado Zuko, y el robot colapsa. Parece que se ha sobrecalentado. Pero eh, notas la presencia del dragón. Solo te falta alcanzarle. Puedes ir por ese pasillo o intentar saltar la muralla. Este seguramente note tu presencia, así que quizás vaya a buscarte antes de ponerse en marcha en su “exploración por la ciudad”.
- Q13. Team Dragón:
- Bien, conseguís que algunos de los objetos voladores caigan y queden inutilizados, pero la mitad sigue en pie, esquivando vuestros ataques. Por cierto, tanto subir y bajar, por mucho que intentara evitarlo el dragón, los que no estéis atentos estaréis al borde de caeros, en especial el que está sujetando la moto sobre el bicho. Además, la explosión de luz cegadora debe de haber aturido un poco a quienes tengan los sentidos más agudizados, Flufe está llorando. Tal vez no haya sido buena idea que solo uno llevara a los demás. Pero al menos parece que ya veis la muralla. Aguantaréis así hasta el final o cambiaréis de estrategia… Tras acabar con los discos que quedan (unos diez).
- R13. Ushio:
- Los pájaros sueltan un graznido, como una queja por la explosión. Uno cae al suelo y el brillo metálico desaparece. Tal vez fuera solo Haki. El otro en cambio, se mantiene en el aire con esfuerzo y furioso y vuelve a atacarte, esta vez más rápido, directo al pecho.
- T11. Milena y Elya:
- Notáis algo sobrevolaros pero parece que no os tiene a vosotras como objetivo y de momento todo está en calma. Sería buena idea movilizarse antes de que empiecen a bombardearos o atacaros de nuevo, o una luz cegadora caiga sobre vosotras como habéis podido ver, ha pasado a escasos kilómetros de vosotras.
- M10. Kasai Kuro:
- Los proyectiles parecen no detenerse por que les dispares con balas comunes y siguen dirigiéndose hacia ti, parece que te tienen marcado. Bueno, aún tienes tiempo para reaccionar.
- T13. Yoko Neo y Osuka:
- El robot se escapa, generándose en su cuerpo distintos taladros en lo que deben ser su “pecho” y sus extremidades superiores. La roca a su alrededor queda convertida en polvo y el sale, enganchándose a un árbol, como hizo el anterior. Tras eso, unas alas salen de su espalda y queda flotando, además, algo parece rodearle, como una barrera invisible. El robot os mira, y señala con una de las extremidades, y esta sale disparada hacia vosotros.
- Al y compañía:
- Bueno, vuestros intentos de calmar al cocinero al tiempo que lo dejáis enjaulado y volvéis a amenazar solo ha logrado que le de un ataque de Ira. Al ha conseguido agarrarle, pero no solo parece no temer a sus amenazas, sino que, cuando intenta abofetearle intenta agarrarle la mano con la boca y morderle con todas sus fuerzas. –A MÍ NO ME ENGAÑAIS. NO HABLARÉ.- Parece que os ha tocado alguien muy leal o tan estúpido que no le teme a la muerte, y solo os está haciendo perder el tiempo. Oh, y está intentando liberarse, usando el Haki, esta vez en sus piernas.
- N2. Ai Nanasaki:
- e miran duditativos, pero acaban accediendo, aunque no te quitan el ojo de encima. Lográis avanzar sin problemas, ya que Balt ha dejado bien controlado su terreno. Puedes ver la base de la facción a lo lejos. Tal vez al llegar puedas buscar un barco para intentar escapar… ¿Pero y tus compañeros?
- Gera, Dafne y el violador del laboratorio:
- Entre la frase de Ivan y la respuesta de Dafne, esto ha parecido una peli porno. ¿Vais a follar aquí? No, ¿Verdad? Pues id saliendo y desfilando, que el edificio se derrumba por razones de momento desconocidas. Pero se cae relativamente rápido.
Cuando salís podéis ver cómo se ha hundido sin más, bajo su propio peso. En fin, que según avanzáis, podéis ver dos grandes estatuas custodiando un puente. Son negras, enormes, y llevan gigantescas hachas de guerra. Igual deberíais correr.
- Q9. Joseph:
- Pues... Encuentras un sitio, súper tranquilo. Hay una hamaca y todo, y te tumbas. Muy idílico y relajante, casi te entra el sueño.
Dato: Sigues viendo las tres luces en el cielo y el sonido de la explosión.
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Xemnas no podía creer lo que estaba pasando. Gusi yacía en el suelo y bastante herido. Nada tenía sentido y era posible que la cosa empezara a ponerse más seria de lo normal. Frunció un poco el ceño y después de unos momentos se quedó pensativo sobre lo que hacer. Su mano derecha se hallaba sobre su pecho, comprobando que sus pulsaciones estaban bien debido al susto anterior. Todo estaba en orden y al parecer tenía que continuar salvando la situación. Se llevó la mano derecha a la cabeza entonces, ajustándose bien el casco para dejar todo listo por si había batalla. Su compañero estaba herido y lo siguiente que hizo fue mirar a Kodama con una expresión calmada. Debía pedirle ayuda de nuevo.
- Arresta cuanto antes a la chiquilla y de paso… ¿Cómo podríamos ayudar a Gusi? La única médica es…
¿Qué cojones? Xemnas vio a la rubia caminar hacia el vacío y de repente desaparecer. Los ojos del rubio se abrieron como platos. Entonces fue cuando salió corriendo hacia la chica a toda velocidad. En cuando estuvo en el borde de la muralla, se lanzó a toda velocidad hacia la joven. Su velocidad al tener mucho más peso sería mayor y por lo tanto no tardó en llegar hasta ella. No entendía qué cojones le había pasado por la cabeza para hacer aquello. El Vice-Almirante la agarró con fuerza al mismo tiempo que la colocaba sobre su pecho. Él quedaría de espaldas al suelo y ella estaría sobre él.
- ¡Agárrate fuerte!
Gritó con fuerza al mismo tiempo que se imbuía en haki. El rubio entonces cerró los ojos y la abrazó sabiendo que la iba a debilitar, pero al menos él se llevaría todo el daño. Cuando impactó contra el suelo desde cincuenta metros de caída libre, formó un hoyo en el suelo, formando una humareda considerable. Cuando aquel humo desapareció, el marine se hallaba con los ojos cerrados, abrazando a la joven o al menos intentándolo. Finalmente sus brazos se movieron hasta dejarlo en una posición de cruz. El dolor que sentía era infernal, tal vez se había roto un par de costillas. Su hombro izquierdo estaba incluso dislocado y se hallaba muy aturdido. Algo de sangre empezó a bajar desde su cabeza hasta su mejilla. Su estado era bastante malo, pero tampoco algo exageradamente grave. Sentía demasiada impotencia por lo sucedido y no sabía si ella estaba bien.
- ¿M-misa…?
Pudo decir con algo de dificultad al mismo tiempo que respiraba de forma agitada. De no ser por el poderoso haki que tenía, se habría hecho pedazos contra el suelo. En ese momento solo le interesaba saber si ella estaba bien. No miró ni por su propia salud y se olvidó de todo. Trató de mover el brazo izquierdo, pero un dolor muy intenso se apoderó de él cuando intentó hacerlo. Soltó un enorme quejido y después movió el derecho. Ese estaba bien, lo peor de todo, Gusi también estaba herido. No entendió en qué demonios pensó ella para hacer algo así. Esperaba que hubiese sido un error por su parte y no algo voluntario. El chico finalmente cerró los ojos tratando de respirar mejor.
- Arresta cuanto antes a la chiquilla y de paso… ¿Cómo podríamos ayudar a Gusi? La única médica es…
¿Qué cojones? Xemnas vio a la rubia caminar hacia el vacío y de repente desaparecer. Los ojos del rubio se abrieron como platos. Entonces fue cuando salió corriendo hacia la chica a toda velocidad. En cuando estuvo en el borde de la muralla, se lanzó a toda velocidad hacia la joven. Su velocidad al tener mucho más peso sería mayor y por lo tanto no tardó en llegar hasta ella. No entendía qué cojones le había pasado por la cabeza para hacer aquello. El Vice-Almirante la agarró con fuerza al mismo tiempo que la colocaba sobre su pecho. Él quedaría de espaldas al suelo y ella estaría sobre él.
- ¡Agárrate fuerte!
Gritó con fuerza al mismo tiempo que se imbuía en haki. El rubio entonces cerró los ojos y la abrazó sabiendo que la iba a debilitar, pero al menos él se llevaría todo el daño. Cuando impactó contra el suelo desde cincuenta metros de caída libre, formó un hoyo en el suelo, formando una humareda considerable. Cuando aquel humo desapareció, el marine se hallaba con los ojos cerrados, abrazando a la joven o al menos intentándolo. Finalmente sus brazos se movieron hasta dejarlo en una posición de cruz. El dolor que sentía era infernal, tal vez se había roto un par de costillas. Su hombro izquierdo estaba incluso dislocado y se hallaba muy aturdido. Algo de sangre empezó a bajar desde su cabeza hasta su mejilla. Su estado era bastante malo, pero tampoco algo exageradamente grave. Sentía demasiada impotencia por lo sucedido y no sabía si ella estaba bien.
- ¿M-misa…?
Pudo decir con algo de dificultad al mismo tiempo que respiraba de forma agitada. De no ser por el poderoso haki que tenía, se habría hecho pedazos contra el suelo. En ese momento solo le interesaba saber si ella estaba bien. No miró ni por su propia salud y se olvidó de todo. Trató de mover el brazo izquierdo, pero un dolor muy intenso se apoderó de él cuando intentó hacerlo. Soltó un enorme quejido y después movió el derecho. Ese estaba bien, lo peor de todo, Gusi también estaba herido. No entendió en qué demonios pensó ella para hacer algo así. Esperaba que hubiese sido un error por su parte y no algo voluntario. El chico finalmente cerró los ojos tratando de respirar mejor.
- Balt:
- Salvar a Misa, hacerme mierda en el trayecto, pero antes ordenar a Kodama ocuparse de Yoai y Gusi.
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De modo que fuego… Si algún idiota planeaba quemarle con aquella cosa estaba flipando. Su inmunidad natural lo mantendría a salvo de aquella cosa. Sin embargo, las ganas que tenía se largarse de aquel sitio eran inmensas. Jadeó un poco con fuerza y entonces volvió a mirar hacia atrás, manteniendo su haki activado por lo que pudiese pasar. Parecía ser que todo estaba correcto. Escupió a un lado y después empezó a caminar por el yermo que había frente a sus ojos. El color le era algo raro, pues nunca había visto un suelo morado en mitad de la nada. Si notaba cualquier cosa, se elevaría a los cielos. Por el momento, simplemente se dedicó a avanzar al mismo tiempo que se mantenía alerta. Su único ojo se movía de un lado a otro tratando de mirar todo muy bien.
- ¿Cuánto más me queda?
Pensó al mismo tiempo que continuaba avanzando de la mejor forma posible. Llevó la mano derecha hasta su frente, limpiándose el sudor que le caía. Era posible que su salvación estuviese cerca de una vez por todas. Debía recordar algo y era no tirarse a por los jefes de los ejércitos de esa forma alocada. Por suerte pudo derribar a aquel cabrón. Su objetivo estaba completo y una vez más pudo demostrar que el demonio de fuego no era para tomarlo a broma. Se enfureció al recordar que ese idiota pretendía controlarlo. Entonces fue cuando el asesino volvió a mirar hacia atrás y después desvió la vista al frente. Trató de acelerar un poco sus pasos para coger más terreno.
Si salía de allí, debería dirigirse rápidamente a la base. Recordó tener unos documentos importantes bajo llave y no quería que ningún idiota tratase de hacer nada. El intercambio en el mercado negro con Meneror le había salido rentable. Dos espadas de kairouseki por cuarenta esclavos a su servicio (que pensaba matar) y dos barcos. Sin embargo, no se fiaba ni un pelo de ellos.
- ¿Cuánto más me queda?
Pensó al mismo tiempo que continuaba avanzando de la mejor forma posible. Llevó la mano derecha hasta su frente, limpiándose el sudor que le caía. Era posible que su salvación estuviese cerca de una vez por todas. Debía recordar algo y era no tirarse a por los jefes de los ejércitos de esa forma alocada. Por suerte pudo derribar a aquel cabrón. Su objetivo estaba completo y una vez más pudo demostrar que el demonio de fuego no era para tomarlo a broma. Se enfureció al recordar que ese idiota pretendía controlarlo. Entonces fue cuando el asesino volvió a mirar hacia atrás y después desvió la vista al frente. Trató de acelerar un poco sus pasos para coger más terreno.
Si salía de allí, debería dirigirse rápidamente a la base. Recordó tener unos documentos importantes bajo llave y no quería que ningún idiota tratase de hacer nada. El intercambio en el mercado negro con Meneror le había salido rentable. Dos espadas de kairouseki por cuarenta esclavos a su servicio (que pensaba matar) y dos barcos. Sin embargo, no se fiaba ni un pelo de ellos.
- Ex Meln:
- Seguir mi jodido camino tratando de salir de esa isla del diablo (?)
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Nuestros ataques terminaron atenazando al tipo, quedándolo aparentemente inmovilizado. Me fijé en que el rubio al parecer había intentando golpearle para dar énfasis a sus palabras, pero el muy maldito se revolvía como una bestia salvaje al mismo tiempo que quería morder la mano del Vice-Almirante. No sabía como reaccionaría este por las palabras que dijo y menos por aquel intento de canibalismo, pero tampoco me paré mucho a comprobarlo.
El tipo comenzó a moverse cada vez de manera más brusca, consiguiendo que aquella estructura que lo mantenía inmóvil comenzase a ser inestable a la vez que sus piernas adquirían el característico tono metálico del haki. Me hubiese gustado avanzar hacia la posición de mi capitán y del rubio para prestar mi ayuda de manera más directa, pero temía dejar desprotegidos a mis nakamas que se encontraban allí como ausentes a todo lo que nos rodeaba. Si al menos se encontrase con nosotros el Lobo podría relajarme sabiendo que estaban más seguros con alguien de su rango al lado, pero en algún momento había desaparecido. Pensaba recriminarles a mis nakamas aquella actitud, pero entonces cuando mi mirada pasó por encima de Kimura recordé lo extraño que yo mismo me había comportado, asique opté que mejor sería hacerlo en otro momento.
Tras ordenar más o menos mis ideas decidí hacer lo único que se me ocurría dada mi situación y aprovechando que mi "camino" de sirope había llegado hacia el tipo y que aún tenía las manos en el suielo. Comencé a generar más y más mientras este adquiría un tono más parduzco, ya que comencé a activar mi ámbito sobre él. Mi intención era que toda aquella cantidad de líquido recubriese al tipo por completo a excepción de la cabeza, mientras ejercía sobre él presión. Comprimiendo al tipo que había dentro si llegaba a recubrirlo. No ejercería toda la presión que podía por miedo a asfixiarlo o partirle a algún hueso antes de tiempo, pero sí lo suficiente como para que el tipo no pudiese moverse más.
- Creo que mis compañeros han sido claros con sus preguntas e intenciones. Te estamos dando la oportunidad de hacer las cosas fáciles... Responde o nos hagas perder más el tiempo. Cientos de personas se encuentran perdiendo la vida mientras nos encontramos de cháchara - diría levantando la voz si conseguía atraparlo con mi sirope.
Era verdad que pensaba que esta situación se estaba alargando demasiado y que no deberíamos de perder más tiempo. Tenía la sensación de que sólo estábamos perdiendo el tiempo desde que llegamos a esta maldita isla. Los superiores al cargo debían tomar una decisión rápida sobre que hacer con este tipo, mientras que los demás debían despertar de su emempanamiento. Todo era surrealistas que me no podía evitat preguntarme si no estaría siendo todo un sueño.
El tipo comenzó a moverse cada vez de manera más brusca, consiguiendo que aquella estructura que lo mantenía inmóvil comenzase a ser inestable a la vez que sus piernas adquirían el característico tono metálico del haki. Me hubiese gustado avanzar hacia la posición de mi capitán y del rubio para prestar mi ayuda de manera más directa, pero temía dejar desprotegidos a mis nakamas que se encontraban allí como ausentes a todo lo que nos rodeaba. Si al menos se encontrase con nosotros el Lobo podría relajarme sabiendo que estaban más seguros con alguien de su rango al lado, pero en algún momento había desaparecido. Pensaba recriminarles a mis nakamas aquella actitud, pero entonces cuando mi mirada pasó por encima de Kimura recordé lo extraño que yo mismo me había comportado, asique opté que mejor sería hacerlo en otro momento.
Tras ordenar más o menos mis ideas decidí hacer lo único que se me ocurría dada mi situación y aprovechando que mi "camino" de sirope había llegado hacia el tipo y que aún tenía las manos en el suielo. Comencé a generar más y más mientras este adquiría un tono más parduzco, ya que comencé a activar mi ámbito sobre él. Mi intención era que toda aquella cantidad de líquido recubriese al tipo por completo a excepción de la cabeza, mientras ejercía sobre él presión. Comprimiendo al tipo que había dentro si llegaba a recubrirlo. No ejercería toda la presión que podía por miedo a asfixiarlo o partirle a algún hueso antes de tiempo, pero sí lo suficiente como para que el tipo no pudiese moverse más.
- Creo que mis compañeros han sido claros con sus preguntas e intenciones. Te estamos dando la oportunidad de hacer las cosas fáciles... Responde o nos hagas perder más el tiempo. Cientos de personas se encuentran perdiendo la vida mientras nos encontramos de cháchara - diría levantando la voz si conseguía atraparlo con mi sirope.
Era verdad que pensaba que esta situación se estaba alargando demasiado y que no deberíamos de perder más tiempo. Tenía la sensación de que sólo estábamos perdiendo el tiempo desde que llegamos a esta maldita isla. Los superiores al cargo debían tomar una decisión rápida sobre que hacer con este tipo, mientras que los demás debían despertar de su emempanamiento. Todo era surrealistas que me no podía evitat preguntarme si no estaría siendo todo un sueño.
- Resumen Balt, grupito de Al:
- - Divagar un poco sobre como actúan mis nakamas. Intentar de terminar de atrapar al tipo y dirigirles unas palabras al grupo. Terminar divagando.
- Cosas usadas:
- Ámbito Akuma (Grado 3):
- -Pasiva: El sirope de Tobías además de su mayor densidad y resistencia (6,5 escala Mohs), puede elegir el color cuando lo crea que crea.
-Activa: Tobías es capaz de generar una gran presión con el sirope que crea, llegando a partir los huesos de quien atenace.
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Su ataque había resultado, al menos, uno de ellos soltó un graznido y cayó al suelo. ¿No era metal? Si no era eso… ¿Un animal podía usar haki? Se sorprendió al poder pensar en que existía esa posibilidad. Era remota, pero no la descartaba del todo. Después de todo, ese poder estaba en cada uno de los seres vivos. Si un animal tenía la suficiente capacidad para razonar y descubrirlo… O si un humano se lo enseñaba, era bastante posible que lo pudieran usar. Se quedó mirando al último pájaro, sin quitarle el ojo de encima al otro. No es que se fiara del todo que estuviera derrotado. Suspiró con calma y se puso a pensar en todo el tiempo que había perdido en esas cosas. ¿Eran tan relevantes? ¿Una trampa de alguien? ¿Estaban protegiendo algo? Sea cual fuera la respuesta, no importaba la razón, estaban estorbando su paso.
– Te daré una única oportunidad para que te largues – le dijo mientras lo apuntaba con su espada negra. – Tú amigo no debería estar muerto, si te lo llevas puedes salvarlo – ¿Acaso se había vuelto loco? ¿Desde cuándo le hablaba a un animal? ¿Acaso lo escucharía? Bueno, si habían sido tan listos como para aprender haki, quizá lo eran para entender el lenguaje humano… O eso pensaba. – Yo tengo cosas que hacer y creo que tú también tienes mejores cosas que hacer que perder el tiempo con un tipo como yo. Terminemos esto de forma pacífica. – Le dijo con una suave sonrisa.
Su haki le advirtió de las intenciones de aquel pájaro. ”No digas que no te lo advertí antes, estúpido pájaro” – suspiró con calma. Desactivó el fuego de sus espadas y se concentró en ellas, lentamente fue formando una armadura en cada una. Estaba usando su busoushoku haki, cruzó sus dos espadas y detuvo el ataque con ellas. De todos modos, se impulsó hacía atrás para evitar el daño. ”Es fuerte” – si no hubiera estado debilitado por su ataque anterior, quizá no lo contaba dos veces con la misma suerte.
– Es hora de poner fin a esto.
Se movió con velocidad, en el camino lanzó tres ondas cortantes. Las dos primeras, directo a sus alas, la tercera; en cambio, la lanzaría a donde fuera que se moviera. Además, trataría de cortarle el cuello. Sus espadas estaban imbuidas en su haki y esperaba que funcionara. Para finalizar, lanzaría la misma onda de fuego que usó antes, por si ese buitre de mierda lograba esquivar su ataque. Retrocedería un par de pasos y vería el resultado de su ataque.
– Te daré una única oportunidad para que te largues – le dijo mientras lo apuntaba con su espada negra. – Tú amigo no debería estar muerto, si te lo llevas puedes salvarlo – ¿Acaso se había vuelto loco? ¿Desde cuándo le hablaba a un animal? ¿Acaso lo escucharía? Bueno, si habían sido tan listos como para aprender haki, quizá lo eran para entender el lenguaje humano… O eso pensaba. – Yo tengo cosas que hacer y creo que tú también tienes mejores cosas que hacer que perder el tiempo con un tipo como yo. Terminemos esto de forma pacífica. – Le dijo con una suave sonrisa.
Su haki le advirtió de las intenciones de aquel pájaro. ”No digas que no te lo advertí antes, estúpido pájaro” – suspiró con calma. Desactivó el fuego de sus espadas y se concentró en ellas, lentamente fue formando una armadura en cada una. Estaba usando su busoushoku haki, cruzó sus dos espadas y detuvo el ataque con ellas. De todos modos, se impulsó hacía atrás para evitar el daño. ”Es fuerte” – si no hubiera estado debilitado por su ataque anterior, quizá no lo contaba dos veces con la misma suerte.
– Es hora de poner fin a esto.
Se movió con velocidad, en el camino lanzó tres ondas cortantes. Las dos primeras, directo a sus alas, la tercera; en cambio, la lanzaría a donde fuera que se moviera. Además, trataría de cortarle el cuello. Sus espadas estaban imbuidas en su haki y esperaba que funcionara. Para finalizar, lanzaría la misma onda de fuego que usó antes, por si ese buitre de mierda lograba esquivar su ataque. Retrocedería un par de pasos y vería el resultado de su ataque.
- Zilda R13:
- Seguir peleando y atacar al último buitre que sigue vivo.
- Cosas Usadas:
- x2 fuerza, x2 resistencia.
Haki mantra superior.
Haki Armadura entrenado. Asalto: 1.
Shigure Soen Ryu: Second Ofensive Form: Usando sus dos espadas, Ushio es capaz de crear poderosas ondas de corte hechas de fuego. Éstas tienen la cualidad de que cuando impacten con algo, generan una poderosa explosión de fuego. Velocidad de las mismas 20m/s, el rango será de un metro cada diez niveles completos y la distancia máxima de las ondas de 30 metros más uno cada diez niveles
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Galia continuaba observando a aquellos malnacidos con el ceño fruncido. La cosa se estaba complicando muchísimo, pues sus cortes los atravesaban como si de fantasmas se tratasen. Tal vez era así y por ello no pudo evitar escupir a un lado. El sudor caía por su frente, pues a ella la temperatura no le afectaba cuando estaba en plan fría. Entonces escuchó las palabras del moreno y a continuación las de su compañero. No recordaba que sus aliados también podían verse afectados por aquel enorme poder que ella poseía. No tardó en cerrar los ojos un momento y al abrirlos sus pupilas eran las de un felino. Hizo un chasquido con la mano izquierda y entonces el ambiente volvió a tener la temperatura original. Fue entonces cuando ella chasqueó la lengua.
- Disculpadme…
Dijo pidiendo perdón mientras retrocedía un poco. Esperaba no haberles molestado mucho. La pelirrosa entonces lanzó una onda cortante contra sus oponentes, pero pudo ver claramente que continuaban siendo atravesados. Eran como fantasmas, o quizás usuarios de la fruta del diablo del tipo logia. No, eran mucho. Entonces cayó en la cuenta ¿Ilusiones? Era muy posible que lo fuesen y eso explicaba que no los hubiesen hecho nada. De hecho, el tipo del puente tampoco les dañaba y la caída no fue para tanto. La revolucionaria entonces mostró una expresión seria y empezó a hablar en voz alta.
- Son fantasmas o ilusiones. Me inclino más por lo segundo, pero creo que no vamos a poder tocarlos. De todas formas, no merecen nuestra atención. Larguémonos de este sitio, será lo mejor.
Dijo entonces empezando a trotar hacia la salida. No iba a gastar sus energías en idiotas que no merecían más que unas buenas collejas por insultar a los demás. Lo de bruja todavía resonaba en su mente y no pudo evitar soltar un suspiro. No le gustaba recibir aquel tipo de tratos y menos de personas que no la conocían para nada. La vida no era justa y ella no podía hacer nada para callarles la boca. Malditos misterios del mundo y cosas que impedían golpes físicos.
- Disculpadme…
Dijo pidiendo perdón mientras retrocedía un poco. Esperaba no haberles molestado mucho. La pelirrosa entonces lanzó una onda cortante contra sus oponentes, pero pudo ver claramente que continuaban siendo atravesados. Eran como fantasmas, o quizás usuarios de la fruta del diablo del tipo logia. No, eran mucho. Entonces cayó en la cuenta ¿Ilusiones? Era muy posible que lo fuesen y eso explicaba que no los hubiesen hecho nada. De hecho, el tipo del puente tampoco les dañaba y la caída no fue para tanto. La revolucionaria entonces mostró una expresión seria y empezó a hablar en voz alta.
- Son fantasmas o ilusiones. Me inclino más por lo segundo, pero creo que no vamos a poder tocarlos. De todas formas, no merecen nuestra atención. Larguémonos de este sitio, será lo mejor.
Dijo entonces empezando a trotar hacia la salida. No iba a gastar sus energías en idiotas que no merecían más que unas buenas collejas por insultar a los demás. Lo de bruja todavía resonaba en su mente y no pudo evitar soltar un suspiro. No le gustaba recibir aquel tipo de tratos y menos de personas que no la conocían para nada. La vida no era justa y ella no podía hacer nada para callarles la boca. Malditos misterios del mundo y cosas que impedían golpes físicos.
- Meln:
- Anular el frio, disculparme con estos dos (?) y trotar hacia la salida suponiendo que son ilusiones o fantasmas.
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Sin darse cuenta, sin siquiera saber qué había pasado. Sus palabras se las dijo al viento, literalmente. Cuando ya se dio cuenta de lo que pasaba era tarde… MUY tarde. Sintió como es su cuerpo empezaba a caer. ”No jodas” – se dijo mientras miraba hacia abajo y veía la larga caída a su muerte. Se maldijo miles de veces y empezó a ver su vida delante de ella, en fracciones de segundos ya había visto todo…. Había sido una corta, pero buena vida. ¿Cómo podría salvarse de semejante caída? Incluso empezó a tratar de averiguar cuanto iba a caer, ¿30? ¿40? Quizá eran más o menos, pero daba igual. ¿Su haki soportaría todo el impacto y la mantendría a salvo? Incluso podría generar una explosión y tratar, de esa forma, aliviar la caída. ¿Era posible?
Sintió como es que alguien la agarraba en mitad del vuelo. Aquel perfume, aquel aroma y aquellos cabellos rubios le hicieron sentir segura… De momento. Era Xemnas y él estaba por recibir todo el impacto. Quiso decir algo, pero ya era tarde para ellos… Se sintió debilitada por la armadura del vicealmirante, pero nada de eso importaba. Por su culpa, nuevamente, él iba a salir lastimado y ella no podía hacer nada para evitarlo. Quizá fue su instinto de supervivencia, pero se cubrió ella en su busoushoku y fue entonces cuando ambos cayeron al suelo. El impacto generó una gran humareda y un dantesco agujero. Sintió como es que los brazos de Xemnas caían y ella se levantó muy adolorida.
– ¡Xemnas! – gritó, pensando lo peor… Escuchar su voz hizo que el alma le volviera al cuerpo. – Estoy bien, pero no tenías que hacer eso – se tenía que aguantar las lágrimas con mucha fuerza. – Dame unos minutos, ¿vale? Pronto estarás bien, te lo prometo. – Sentía que su cuerpo dolía horrores, pero no le importaba en ese momento. Solo le interesaba Xemnas, se acercó a él.
Sabía que no podría hacer mucho con esa armadura, pero si había escuchado bien a Ballarad, sus trajes tenían funciones que servirían de acuerdo a sus habilidades. Si era así… Solo le quedaba arriesgarse. Apretó el primer botón y miró a Xemnas, si era cierto entonces esperaba que sus heridas se redujeran y se curara. La armadura de Kairoseki le impedía actuar de mejor forma y eso era lo único que podía hacer. Incluso moverlo era riesgoso… ¿Qué debía hacer?
– Siento ser tan débil… – le dijo mientras esperaba que esa cosa funcionara. – Es todo lo que puedo hacer por ahora – una pequeña lágrima recorrió su rostro. – Te protegeré mientras te curas, no permitiré que nada ni nadie te toque. – Dijo mientras desplegaba su mantra a todo poder para sentir las presencias cercanas. No iba a dejar que nadie tocara a su chico. Incluso empezó a pensar en qué debería hacer por si esa cosa resultaba no funcionar.
Sintió como es que alguien la agarraba en mitad del vuelo. Aquel perfume, aquel aroma y aquellos cabellos rubios le hicieron sentir segura… De momento. Era Xemnas y él estaba por recibir todo el impacto. Quiso decir algo, pero ya era tarde para ellos… Se sintió debilitada por la armadura del vicealmirante, pero nada de eso importaba. Por su culpa, nuevamente, él iba a salir lastimado y ella no podía hacer nada para evitarlo. Quizá fue su instinto de supervivencia, pero se cubrió ella en su busoushoku y fue entonces cuando ambos cayeron al suelo. El impacto generó una gran humareda y un dantesco agujero. Sintió como es que los brazos de Xemnas caían y ella se levantó muy adolorida.
– ¡Xemnas! – gritó, pensando lo peor… Escuchar su voz hizo que el alma le volviera al cuerpo. – Estoy bien, pero no tenías que hacer eso – se tenía que aguantar las lágrimas con mucha fuerza. – Dame unos minutos, ¿vale? Pronto estarás bien, te lo prometo. – Sentía que su cuerpo dolía horrores, pero no le importaba en ese momento. Solo le interesaba Xemnas, se acercó a él.
Sabía que no podría hacer mucho con esa armadura, pero si había escuchado bien a Ballarad, sus trajes tenían funciones que servirían de acuerdo a sus habilidades. Si era así… Solo le quedaba arriesgarse. Apretó el primer botón y miró a Xemnas, si era cierto entonces esperaba que sus heridas se redujeran y se curara. La armadura de Kairoseki le impedía actuar de mejor forma y eso era lo único que podía hacer. Incluso moverlo era riesgoso… ¿Qué debía hacer?
– Siento ser tan débil… – le dijo mientras esperaba que esa cosa funcionara. – Es todo lo que puedo hacer por ahora – una pequeña lágrima recorrió su rostro. – Te protegeré mientras te curas, no permitiré que nada ni nadie te toque. – Dijo mientras desplegaba su mantra a todo poder para sentir las presencias cercanas. No iba a dejar que nadie tocara a su chico. Incluso empezó a pensar en qué debería hacer por si esa cosa resultaba no funcionar.
- Balt Q9?:
- Activar su carta y tratar de rebajar las heridas de Xemnas. Quedar atenta a cualquier cosa que suceda. Su carta Sentirse mal por ser tan débil y no poder ayudar mejor a su novio.
Simo Baker
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En un principio, al encontrarme contra aquel monstruo había temido por mi vida. Por mi cabeza se pasaban innumerables formas de las que podría haber acabado con mi vida, pero por suerte había sabido reaccionar correctamente. Una vez más me había probado a mí mismo que era un gran luchador. A pesar de haber sido una pelea corta había sido realmente intensa, aún sentía la adrenalina corriendo por mis venas, era una sensación increíble. Me había ganado la paz que ahora reinaba en la sala. Tranquilamente me dejé caer en el suelo y me quedé tumbado en él mientras observaba como había quedado la criatura. Era una imagen bastante espeluznante, el cráneo había quedado dividido en dos mitades por el golpe, dejando entre medias un asqueroso reguero de fluidos. Una vez hube descansado un poco y curado las heridas producidas en el enfrentamiento me levanté para llevarme el trofeo de mi vitoria. Con cuidado arranqué los cuatro colmillos más largos del basilisco y los guardé en mi mochila. No sabía bien que iba a hacer con ellos más adelante, pero quería llevarme algo que diese veracidad a la historia.
Acabado el tema de la serpiente gigante me dispuse a continuar con lo que estaba haciendo. En primer lugar me puse a examinar las estanterías y armarios. Por desgracia no encontré gran cosa, tan sólo algunos papeles que confirmaban lo que yo ya suponía, que aquel lugar era un bunker usado durante la guerra. Me desanimó un poco pensar que había tenido que enfrentarme a ese bicho por nada, por lo que decidí examinar el lugar un poco más a fondo. Fue así como acabé dando con unos extraños huevos. Estos estaban situados en la esquina más profunda del bunker, menos mal que me decidí investigarlo a fondo. En un principio supuse que eran del basilisco, pero estaban rodeados por plumas, lo que me hizo dudar. Podían ser de algún otro animal del que el monstruo se alimentaba, pero entonces no podría explicarse como habían llegado ahí, sobre todo por lo de las plumas. En cualquier caso decidí llevármelos, ya vería que contenían más adelante. Para asegurarme protegerlos lo que hice fue meterlos junto con algunas telas en mi gadian izquierdo, así si mi mochila se agitaba o se golpeaba no habría problemas, estos no se romperían.
No muy satisfecho, pero cansado del lugar me decidía volver finalmente a la superficie. Había perdido mi antorcha al entrar en el lugar, por lo que tendría que usar mi visión nocturna, pero no había problema, todavía tenía energía y no pensaba tener que usar mucho más los sensores oculares. Tan sólo esperaba que no tuviese más enfrentamientos en esa zona, no me convenía cansarme demasiado antes de salir, no podía olvidar que fuera había una guerra. Mientras abría la puerta otra vez con el pendiente para empezar el camino de regreso recordé el edificio. Al menos no iba a andar perdido como al principio del día, ahora tenía un objetivo muy claro que cumplir, hacer lo posible para que el bando más racional ganase la guerra.
Acabado el tema de la serpiente gigante me dispuse a continuar con lo que estaba haciendo. En primer lugar me puse a examinar las estanterías y armarios. Por desgracia no encontré gran cosa, tan sólo algunos papeles que confirmaban lo que yo ya suponía, que aquel lugar era un bunker usado durante la guerra. Me desanimó un poco pensar que había tenido que enfrentarme a ese bicho por nada, por lo que decidí examinar el lugar un poco más a fondo. Fue así como acabé dando con unos extraños huevos. Estos estaban situados en la esquina más profunda del bunker, menos mal que me decidí investigarlo a fondo. En un principio supuse que eran del basilisco, pero estaban rodeados por plumas, lo que me hizo dudar. Podían ser de algún otro animal del que el monstruo se alimentaba, pero entonces no podría explicarse como habían llegado ahí, sobre todo por lo de las plumas. En cualquier caso decidí llevármelos, ya vería que contenían más adelante. Para asegurarme protegerlos lo que hice fue meterlos junto con algunas telas en mi gadian izquierdo, así si mi mochila se agitaba o se golpeaba no habría problemas, estos no se romperían.
No muy satisfecho, pero cansado del lugar me decidía volver finalmente a la superficie. Había perdido mi antorcha al entrar en el lugar, por lo que tendría que usar mi visión nocturna, pero no había problema, todavía tenía energía y no pensaba tener que usar mucho más los sensores oculares. Tan sólo esperaba que no tuviese más enfrentamientos en esa zona, no me convenía cansarme demasiado antes de salir, no podía olvidar que fuera había una guerra. Mientras abría la puerta otra vez con el pendiente para empezar el camino de regreso recordé el edificio. Al menos no iba a andar perdido como al principio del día, ahora tenía un objetivo muy claro que cumplir, hacer lo posible para que el bando más racional ganase la guerra.
- Raghersir de vuelta a la superficie.:
- Meter los huevos en mi guante izquierdo para que no se rompan y guardarlo en la mochila. Salir del bunker para ir a la superficie con intención de ir en dirección al edificio aislado que había visto antes para tomarlo como puesto abanzado para el bando que me parezca digno.
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Los ojos del espadachín estaban totalmente cerrados. Algo de sangre bajaba por su brazo, pero su expresión era bastante seria. El aura celeste que estaba formada a su alrededor desapareció completamente y todos sus ámbitos especiales desaparecieron, quedando en su forma de siempre. El revolucionario cayó de rodillas al suelo, quedando tirando después en el suelo bocabajo. Su respiración fue bastante agitada, pero había logrado terminar con su oponente. Aquella jodida cosa era poderosa cuanto menos, pero pudo alzarse con la victoria después de un largo e intenso combate. Cuando aquella cosa empezó a retorcerse y a comprimirse, simplemente se quedó mirando aquel espectáculo con la ceja derecha alzada. Finalmente era libre para irse de ese sitio. Cuando luchaba contra un espadachín, estaba atado a quedarse. Al menos cuando ambos estaban en perfectas condiciones y de igual a igual.
- Es el momento de descansar un poco…
Dijo con un tono algo serio, pues se notaba muy cansado. El pobre oficial había luchado sin parar contra aquella cosa y ahora pedía un descanso. No era mucho. Estuvo un buen rato tratando de sacar la jodida espada de aquella cosa, pero finalmente lo había logrado. En ese momento estiró la mano hacia atrás, rascándose la espalda. El gusto que notó fue sobrehumano. Quedó impresionado al ver sus uñas tan largas y gruesas ¿En serio? Al parecer había descubierto otro aspecto de su fruta sin querer. El poder de convertir partes en animales podía ser algo delicioso de entrenar. Él pensaba que solo era imitar características, pero aquellas garras eran reales. No tardó mucho en rascarse un poco más y sonreír de forma calmada.
- Ahora vamos a poner rumbo a la base de Balt… – Susurró tranquilamente.
Era muy posible que su compañero Krauser estuviese por allí planeando cosas. Entonces puso rumbo hacia el Norte, silbando tranquilamente y con ambas manos en sus bolsillos. Se colocó su camiseta negra para no llamar mucho la atención y empezó a avanzar lentamente. Tras unos segundos alzó el vuelo y continuó avanzando con una sonrisa en su rostro.
- Es el momento de descansar un poco…
Dijo con un tono algo serio, pues se notaba muy cansado. El pobre oficial había luchado sin parar contra aquella cosa y ahora pedía un descanso. No era mucho. Estuvo un buen rato tratando de sacar la jodida espada de aquella cosa, pero finalmente lo había logrado. En ese momento estiró la mano hacia atrás, rascándose la espalda. El gusto que notó fue sobrehumano. Quedó impresionado al ver sus uñas tan largas y gruesas ¿En serio? Al parecer había descubierto otro aspecto de su fruta sin querer. El poder de convertir partes en animales podía ser algo delicioso de entrenar. Él pensaba que solo era imitar características, pero aquellas garras eran reales. No tardó mucho en rascarse un poco más y sonreír de forma calmada.
- Ahora vamos a poner rumbo a la base de Balt… – Susurró tranquilamente.
Era muy posible que su compañero Krauser estuviese por allí planeando cosas. Entonces puso rumbo hacia el Norte, silbando tranquilamente y con ambas manos en sus bolsillos. Se colocó su camiseta negra para no llamar mucho la atención y empezó a avanzar lentamente. Tras unos segundos alzó el vuelo y continuó avanzando con una sonrisa en su rostro.
- Zilda desinformado:
- Terminar con su oponente, comprobar sus garras nuevas y pensando en desarrollar partes animales al tener ya una. Irse volando hacia el Norte rumbo a la base de Balt.
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La sonrisa del chico lobo era enorme. El pobre estaba bastante agotado después de la enorme pelea que tuvo contra aquella enorme ave. Al menos podía seguir utilizando algunas de sus formas para combatir si pasaban imprevistos. El buen guerrero era aquel que reservaba siempre un poco de energía y él lo hizo, pues no lanzó su ataque final. De haberlo hecho, la isla se habría hecho mierda. Mostró una expresión calmada al mismo tiempo que iba caminando pensando en sus cosas. Ivan seguramente estaría por ahí, comiendo tartas o a lo mejor buscando presas de su nivel. El lobo estaba feliz y orgulloso por su enorme pelea. Había derrotado al guardián de aquel sitio. Fue una lástima que muriese, pero le dio la opción de colaborar. Aun le escocían sus nudillos bastante después de haberse hecho trizas las manos.
Sus golpes solían ser muy violentos y el material de aquella cosa había sido impresionante. El chico entonces soltó un pequeño suspiro y lo que hizo a continuación fue escuchar el sonido de su estómago pidiéndole comida. Se había hartado la noche anterior, pero necesitaba mucha más. Se relamió despacio y entonces pudo ver un árbol. En él había una deliciosa manzana rojiza. La cara de Drake se tornó en una sonrisa impresionante. Odiaba las verduras, pero una rica manzana le vendría de perlas. Salió corriendo hacia ella entre risas y finalmente estiró su mano para arrancarla. De conseguirlo se quedaría mirándola fijamente y con la mirada más siniestra que había en el planeta.
- Descansa en paz, preciosidad.
Abrió su boca de forma exagerada y la engulló de un jodido bocado. Empezó a masticar como una jodida vaca, moviendo la mandíbula despacio, pero con muchísima fuerza. Sus dientes afilados trituraban aquella cosa con una facilidad impresionante. Tras haberlo hecho todo pequeños pedazos inferiores a granos de maíz, lo tragó todo. Soltó una pequeña risa y continuó buscando comida. Aquello no iba a saciar su apetito. Si encontraba más manzanas, tendría cuidado con los huesos, pues si se lo comió fue porque solo había una. Notó una sensación extraña en su estómago. Tenía muchísima más hambre. Necesitaba alimentarse muchísimo más y si era posible de carne.
- ¡Comida!
Gritó emocionado al mismo tiempo que avanzaba sonriendo de oreja a oreja. Se notaba que era un tipo bastante feliz a la hora de comer. Sus platos favoritos eran los jabalíes. Los consideraba un manjar sobre la faz de la tierra y todos debían ser suyos. Empezó a preguntarse sobre cómo le iría a su hermano. Desde que durante la batalla con el palomo lo vio pasar montado en una cosa rara no supo más de él. Tal vez estaba por ahí usando su famosa mirada de frialdad con todo el mundo. Él por lo pronto iba a continuar buscando alimentos con los que saciar su hambre brutal.
Sus golpes solían ser muy violentos y el material de aquella cosa había sido impresionante. El chico entonces soltó un pequeño suspiro y lo que hizo a continuación fue escuchar el sonido de su estómago pidiéndole comida. Se había hartado la noche anterior, pero necesitaba mucha más. Se relamió despacio y entonces pudo ver un árbol. En él había una deliciosa manzana rojiza. La cara de Drake se tornó en una sonrisa impresionante. Odiaba las verduras, pero una rica manzana le vendría de perlas. Salió corriendo hacia ella entre risas y finalmente estiró su mano para arrancarla. De conseguirlo se quedaría mirándola fijamente y con la mirada más siniestra que había en el planeta.
- Descansa en paz, preciosidad.
Abrió su boca de forma exagerada y la engulló de un jodido bocado. Empezó a masticar como una jodida vaca, moviendo la mandíbula despacio, pero con muchísima fuerza. Sus dientes afilados trituraban aquella cosa con una facilidad impresionante. Tras haberlo hecho todo pequeños pedazos inferiores a granos de maíz, lo tragó todo. Soltó una pequeña risa y continuó buscando comida. Aquello no iba a saciar su apetito. Si encontraba más manzanas, tendría cuidado con los huesos, pues si se lo comió fue porque solo había una. Notó una sensación extraña en su estómago. Tenía muchísima más hambre. Necesitaba alimentarse muchísimo más y si era posible de carne.
- ¡Comida!
Gritó emocionado al mismo tiempo que avanzaba sonriendo de oreja a oreja. Se notaba que era un tipo bastante feliz a la hora de comer. Sus platos favoritos eran los jabalíes. Los consideraba un manjar sobre la faz de la tierra y todos debían ser suyos. Empezó a preguntarse sobre cómo le iría a su hermano. Desde que durante la batalla con el palomo lo vio pasar montado en una cosa rara no supo más de él. Tal vez estaba por ahí usando su famosa mirada de frialdad con todo el mundo. Él por lo pronto iba a continuar buscando alimentos con los que saciar su hambre brutal.
- Zal:
- Comerme esa delicia del señor y continuar buscando comida en modo felicidad y con hambre e.e los javalíes son deliciosos (?)
Hayden Ashworth
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- ¡Hostia puta! -gritó, cargando su puño con una llama de fuego dispuesto a quemar aquella flor deforme con cara.
Entonces notó un tirón en su ala derecha, como si alguien le hubiese agarrado, aunque no tardó en zafarse. No pudo sino sorprenderse al ver que Dexter y los demás habían decidido, tal vez sin querer, dejarle solo con aquella cosa. Aunque pareció que el esqueleto había preferido bajar de nuevo e investigar aquello. El dragón tenía otro parecer. Dio un salto propulsándose con llamas y subió siguiendo la presencia del dragón azul. No tardó en llegar a lo alto de la muralla y aterrizar junto a Dex, viendo a este hablar por DDM. Aunque aquello no le importó. Bajó la cabeza y empezó a atacar el costado del dragón azul con los cuernos.
- ¡¿Cómo se te ocurre dejarme solo con esa cosa?!
El yonkou parecía ignorar por completo la cornada mientras el sargento empujaba la cabeza contra la inamovible fuerza que ni se inmutaba, haciendo que el chico arrastrara los pies en un mismo sitio del suelo sin moverse. Entonces, el Yonkou se movió, haciendo que el dragón cayese al suelo de cabeza. Zuko resopló y se volvió a levantar. Entonces, como parecía que estaba siendo costumbre en aquel momento, siguió a Dexter a donde fuera.
Entonces notó un tirón en su ala derecha, como si alguien le hubiese agarrado, aunque no tardó en zafarse. No pudo sino sorprenderse al ver que Dexter y los demás habían decidido, tal vez sin querer, dejarle solo con aquella cosa. Aunque pareció que el esqueleto había preferido bajar de nuevo e investigar aquello. El dragón tenía otro parecer. Dio un salto propulsándose con llamas y subió siguiendo la presencia del dragón azul. No tardó en llegar a lo alto de la muralla y aterrizar junto a Dex, viendo a este hablar por DDM. Aunque aquello no le importó. Bajó la cabeza y empezó a atacar el costado del dragón azul con los cuernos.
- ¡¿Cómo se te ocurre dejarme solo con esa cosa?!
El yonkou parecía ignorar por completo la cornada mientras el sargento empujaba la cabeza contra la inamovible fuerza que ni se inmutaba, haciendo que el chico arrastrara los pies en un mismo sitio del suelo sin moverse. Entonces, el Yonkou se movió, haciendo que el dragón cayese al suelo de cabeza. Zuko resopló y se volvió a levantar. Entonces, como parecía que estaba siendo costumbre en aquel momento, siguió a Dexter a donde fuera.
- Team Zafiro:
> Seguir a Dex, cabrearme con él...(?)
> Volver a seguirle xD
Mist D. Spanner
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- ¡¡Joder!! -gritó cuando empezó a ascender a una velocidad brutal.
Notaba el aire golpeando su rostro, obligándole a cerrar los ojos y ensordeciéndolo al pasar por sus oídos. Por si fuera poco, el fuego del Suzaku estaba empezando a afectarle. Estaba empezando a tener dudas sobre si de verdad había hecho bien en subirse al barco de este lunático. Por "suerte", cuando el pelirrojo hubo parado, la temperatura empezó a bajar, contrarrestando el fuego del pájaro. Spanner no tardó en atar cabos.
- Maldita sea, Zane. ¡Baja! ¡Nos vamos a congelar!
En el caso de que el pelirrojo le hiciese caso y empezara a descender, el chico notaría como la presión empieza a desaparecer. Sin embargo, no era todo. Empezaba a sentir una presión en el pecho. Aquello estaba afectando a las vendas que llevaba en el torso. En cuanto el pájaro hubiese tocado tierra, Spanner saltaría a un lado y caería al suelo de rodillas, mirando hacia abajo. Empezaría a toser e incluso a vomitar. No soportaba aquello.
- Definitivamente... barco equivocado...
Se puso de pie. Una pequeña sensación en el pecho confirmó sus temores. La venda se había roto y ahora, donde antes era totalmente plano bajo su camiseta, ahora lucían dos pequeños e incipientes bultos. Unas protuberancias que, cualquiera que fuese capaz de atar cabos ante la aparición de aquello, la caida al suelo de la venda deslizándose bajo la camiseta de Spanner y la forma de su cuerpo, se daría cuenta del verdadero sexo del muchacho. El chico sabía que Zane podía ser estúpido y más vasto que una toallita de esparto, sin embargo sabía que no era estúpido. Sí, sería capaz de atar cabos.
Notaba el aire golpeando su rostro, obligándole a cerrar los ojos y ensordeciéndolo al pasar por sus oídos. Por si fuera poco, el fuego del Suzaku estaba empezando a afectarle. Estaba empezando a tener dudas sobre si de verdad había hecho bien en subirse al barco de este lunático. Por "suerte", cuando el pelirrojo hubo parado, la temperatura empezó a bajar, contrarrestando el fuego del pájaro. Spanner no tardó en atar cabos.
- Maldita sea, Zane. ¡Baja! ¡Nos vamos a congelar!
En el caso de que el pelirrojo le hiciese caso y empezara a descender, el chico notaría como la presión empieza a desaparecer. Sin embargo, no era todo. Empezaba a sentir una presión en el pecho. Aquello estaba afectando a las vendas que llevaba en el torso. En cuanto el pájaro hubiese tocado tierra, Spanner saltaría a un lado y caería al suelo de rodillas, mirando hacia abajo. Empezaría a toser e incluso a vomitar. No soportaba aquello.
- Definitivamente... barco equivocado...
Se puso de pie. Una pequeña sensación en el pecho confirmó sus temores. La venda se había roto y ahora, donde antes era totalmente plano bajo su camiseta, ahora lucían dos pequeños e incipientes bultos. Unas protuberancias que, cualquiera que fuese capaz de atar cabos ante la aparición de aquello, la caida al suelo de la venda deslizándose bajo la camiseta de Spanner y la forma de su cuerpo, se daría cuenta del verdadero sexo del muchacho. El chico sabía que Zane podía ser estúpido y más vasto que una toallita de esparto, sin embargo sabía que no era estúpido. Sí, sería capaz de atar cabos.
- Meln q10:
> Pedirle a Zane que descienda
> En el caso de que Zane aterrizase, descubriría mi más oscuro secreto(?)
Ivan Markov
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Pues no parecía que le estuviese ocurriendo nada salvo encontrarse evidentemente mal. Tal vez si esperaba unos minutos, algo más interesante ocurriera. Quién sabía, a lo mejor se había chutado una droga y comenzaba a flipar en colores, o algo más turbio y de repente empezaban a salirle orejas extra. Quién sabía. De repente escuchó un sonido grave y profundo, como un crujido. ¿No sería...? Mierda. Aquel edificio iba a caerse en pedazos en cualquier momento. Rápidamente salió de él sin pararse a comprobar si las otras dos lo seguían o no, y se alejó una buena decena de metros para evitar posibles sustos. Observó cómo la estructura se venía abajo y se sacudió el polvo, algo impresionado y extrañado. ¿Cómo había ocurrido eso? El edificio le había parecido estar en buen estado, y si bien en ningún momento habían dejado de escuchar explosiones y los sonidos de la guerra, no parecía que se hubiese producido ninguna tan cerca, ni siquiera lo suficiente como para que hubiese un temblor capaz de dañar la estructura de un edificio.
- En fin... ¿a quién le importa?
Podría achacarlo al extraño ataque de un enemigo, pero no había percibido a nadie cerca, así que simplemente sería que la arquitectura de Síderos dejaba mucho que desear. Bueno, al fin y al cabo la mitad de esos edificios estaban en ruinas, ¿no? Aún así no descartó la idea de un posible ataque sutil y por precaución sondeó la zona con su mantra mientras olisqueaba el ambiente. Entonces captó algo: dos débiles y extrañas presencias, acompañadas por una serie de olores extraños... ¿aceite? Se giró en esa dirección, viendo a dos enormes figuras armadas con hachas guardando un puente, embutidas en armaduras completas. No olían a humano... o al menos estaba muy seguro de que no tenían sangre. Frunció el ceño, molesto. ¿Es que todo en esa ciudad iban a ser malditos robots? Decidiendo no querer meterse en líos con más engendros mecánicos, cambió de dirección y se metió entre los edificios, buscando con su olfato y su mantra algo más interesante. Algún vivo a ser posible, aparte de esas dos debiluchas. No sabía si le seguirían, pero si lo hacían, mejor.
- Serían raciones de viaje - murmuró en un tono casi inaudible, esbozando una sonrisa a continuación.
Se preguntó qué habría sido de sus ghouls o de Drake. Hacía rato que había dejado de escuchar el estruendo proveniente del centro. ¿Habría acabado la batalla contra el pájaro? ¿Y quién habría ganado? Se centró en su vínculo con ellos y envió una orden mental "Venid hacia mí. Seguid mi rastro." Entonces percibió que sólo quedaba uno de ellos... maldita sea. ¿Qué habría sido de otro? Si no percibía ningún rastro interesante que seguir, vagabundearía por las ruinas buscando algo interesante sin alejarse mucho, esperando a su ghoul. Sería más inteligente ir acompañado que solo. Es más, podría haber matado a esas dos y haberlas convertido en sus esclavas no muertas... aunque por otro lado, ahora ya estaba. De todos modos vivas al menos le servirían de aperitivo si no encontraba nada mejor que cazar.
- En fin... ¿a quién le importa?
Podría achacarlo al extraño ataque de un enemigo, pero no había percibido a nadie cerca, así que simplemente sería que la arquitectura de Síderos dejaba mucho que desear. Bueno, al fin y al cabo la mitad de esos edificios estaban en ruinas, ¿no? Aún así no descartó la idea de un posible ataque sutil y por precaución sondeó la zona con su mantra mientras olisqueaba el ambiente. Entonces captó algo: dos débiles y extrañas presencias, acompañadas por una serie de olores extraños... ¿aceite? Se giró en esa dirección, viendo a dos enormes figuras armadas con hachas guardando un puente, embutidas en armaduras completas. No olían a humano... o al menos estaba muy seguro de que no tenían sangre. Frunció el ceño, molesto. ¿Es que todo en esa ciudad iban a ser malditos robots? Decidiendo no querer meterse en líos con más engendros mecánicos, cambió de dirección y se metió entre los edificios, buscando con su olfato y su mantra algo más interesante. Algún vivo a ser posible, aparte de esas dos debiluchas. No sabía si le seguirían, pero si lo hacían, mejor.
- Serían raciones de viaje - murmuró en un tono casi inaudible, esbozando una sonrisa a continuación.
Se preguntó qué habría sido de sus ghouls o de Drake. Hacía rato que había dejado de escuchar el estruendo proveniente del centro. ¿Habría acabado la batalla contra el pájaro? ¿Y quién habría ganado? Se centró en su vínculo con ellos y envió una orden mental "Venid hacia mí. Seguid mi rastro." Entonces percibió que sólo quedaba uno de ellos... maldita sea. ¿Qué habría sido de otro? Si no percibía ningún rastro interesante que seguir, vagabundearía por las ruinas buscando algo interesante sin alejarse mucho, esperando a su ghoul. Sería más inteligente ir acompañado que solo. Es más, podría haber matado a esas dos y haberlas convertido en sus esclavas no muertas... aunque por otro lado, ahora ya estaba. De todos modos vivas al menos le servirían de aperitivo si no encontraba nada mejor que cazar.
- Zal:
- - Alejarse del edificio.
- Decidir mantenerse lejos de las armaduras e internarse entre las ruinas.
- Buscar cosas interesantes/olor de presas
- Llamar telepáticamente a mi ghoul.
Vinnie Estacado
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En sus ojos se reflejaban las llamas verdes del incendio que había provocado en el bosque. Casi podía sentir a todo ser vivo en este siendo quemado vivo por las rugientes llamas del destino. Aquello le hizo sonreír. Se dio la vuelta y empezó a caminar hacia el lado contrario de la salida del bosque en la que estaba, hacia el sur, mientras miraba el bastón y se preguntaba sin cesar.
¿Qué es esta cosa? ¿Qué hace? Recordaba el monólogo y aquella voz gutural que le había pedido que cogiese el bastón y sembrase el caos. Lo iba a hacer, por supuesto, pero... ¿Qué era? ¿Qué puede hacer? Solo había una forma de descubrirlo. Probando. Se llevó la mano al interior de la chaqueta y sacó una de sus pistolas, cargándola. Empezó a correr hacia el sur, buscando cualquier víctima que pudiese servirle para llevar a cabo su pequeña prueba. Lo cierto es que era una pena desperdiciar carne de esa forma solo para probar una cosa. Tampoco importaba. El mundo estaba lleno de ganado, por uno menos...
¿Qué es esta cosa? ¿Qué hace? Recordaba el monólogo y aquella voz gutural que le había pedido que cogiese el bastón y sembrase el caos. Lo iba a hacer, por supuesto, pero... ¿Qué era? ¿Qué puede hacer? Solo había una forma de descubrirlo. Probando. Se llevó la mano al interior de la chaqueta y sacó una de sus pistolas, cargándola. Empezó a correr hacia el sur, buscando cualquier víctima que pudiese servirle para llevar a cabo su pequeña prueba. Lo cierto es que era una pena desperdiciar carne de esa forma solo para probar una cosa. Tampoco importaba. El mundo estaba lleno de ganado, por uno menos...
- Meln x7:
- >Dirigirme hacia el sur
Roland von Klauswitz
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Kodama sacó las esposas reglamentarias tras recibir las órdenes del vicealmirante Xemnas. Coincidía en que arrestar a la chica sería lo mejor por el momento porque, ¿qué clase de monstruo atacaría a una chiquilla? Pero tenía cierto reparos incluso en esposarla, por otra parte. "Que pare de llorar", pensaba. "Que pare de llorar. Que pare de llorar". Se acercó a ella despacio, intentando no asustarla demasiado y dejándole claro que era de los buenos. Sabía que los humanos más jóvenes eran muy propensos a los ataques de llanto y no quería empeorarlo.
Y en ese momento, todo el mundo se volvió loco.
Primero, una joven soldado comenzó a chillar allá abajo sobre lo mucho que odiaba la situación. Bastante beligerante", pensó el Roble. Segundo, nada más acercarse a Yoai, el tal Gusi cayó al suelo en un charco de su propia sangre. ¿Cómo diablos había pasado eso? ¿Había tenido algo que ver con acercarse a la pretora? No, eso no podía ser; estaba llorando y eso significaba claramente que era inocente. Inmediatamente, Kodama se acercó a él para tratar de curarle, dejando para después el misterio de qué demonios le había ocurrido.
Después, en el colmo de lo absurdo, otra marine, una joven rubia cuyo nombre no conocía, se tiró al vacío. O quizás se hubiera caído, no lo tenía muy claro. Ya iba a usar sus ramas para agarrarla antes de que chocase contra el suelo cuando Xemnas se tiró también. ¿Acaso era el único normal allí? El muy loco usó su propio cuerpo para frenar la caída, llevándose de premio un golpe de los buenos.
"Humanos", fue lo único que pensó.
Dio los primeros auxilios a Gusi, sin dejar de preguntarse cómo había acabado tan herido. Con su rápido tratamiento contaba con que no se desangraría, pero no podía estar seguro de que no volviese a herirse súbita e inexplicablemente. Se dijo a sí mismo que sería mejor que tomase el control de la situación de una vez. Mientras atendía al marine, agarró las esposas con un par de sus ramas para ponérselas a la pretora, sin miramientos esta vez. No tenía tiempo para preocuparse por cosas como los lloros de una niña. Las esposas no eran de kairoseki, obviamente, ya que en ese caso él no habría podido tocarlas, pero seguro que con eso bastaba. ¿Qué podía salir mal?
- Balt:
- Flipar bastante con la panda esta de locos xD - Prestar primeros auxilios a Gusi - Intentar esposar (con esposas normales) a Yoai con sus ramas, ya que está ocupado intentando que cierta persona no se desangre de forma absurda
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Mientras sus nakamas llegaban, Arribor se fijó bien en la gente con la que trataba. Eran una mujer joven y un hombre con aspecto de mafioso; su cara daba bastante miedo. Les echó un buen vistazo para asegurarse de que realmente no habían estado en la reunión con toda la gente de Sarka, por si acaso se equivocaba, y concluyó que no había sido así. Sin duda eran de otra facción, y según el trato que había hecho eso les convertía en enemigos. Aunque no estaba seguro de cómo encajaba el engendro verde en sus planes.
-¿Has visto a alguien de camino hacía aquí? Varón, alto, pelo largo, puede que monte en un animal extraño -le preguntó la chica. Arribor había visto a mucha gente curiosa en los últimos días pero no le sonaba nadie con esa descripción. Aún así se lo pensó durante unos segundos.
-Mmm... no sé, creo que no. Este sitio es muy grande, podría estar en cualquier sitio. Pero os lo diré si lo veo. Por cierto, creo que somos enemigos, pero cuando peleéis -dijo dirigiéndose tanto a los desconocidos como a sus compañeros recién llegados-, procurad no darme a mí, ¿vale?
En realidad, había perdido todo el interés en la extraña pareja, ya que no le parecían rivales entretenidos. Toda su atención estaba puesta en el feo ser que les acechaba. Era una cosa inexplicablemente monstruosa. Le recordaba un poco a Franklin.
-¿Qué clase de bicho eres tú?
No obtuvo respuesta alguna, así que se quedó mirándolo a ver si averiguaba sus intenciones. Era fascinantemente raro, pero también le daba un poco de miedo porque le recordaba a un insecto y porque además su tolerancia a los engendros se había visto radicalmente reducida tras ciertas experiencias pasadas. Se concentró tanto en mirar a los ojos de la criatura que se olvidó de lo que había a su alrededor.
De repente, el bicho se comió una mosca con un ágil movimiento y asustó a Arribor, le sacó del estado de trance en el que se había metido y le hizo dar una exclamación poco masculina. Su reacción fue inmediata: cerró el puño y le lanzó un golpe casi instintivo al bicho, por haberle sobresaltado.
- Sarka:
- Ignorar a todo el mundo y centrarse en el bicho - Mirarlo fijamente hasta quedarse empanado - Asustarse cuando de repente se come una mosca y soltarle un puñetazo al engendro
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- Oh... lástima. Un lamentable fallo de cálculos - murmuró, sin sentirlo realmente.
Observó al médico empalado por el cuerno y se encogió de hombros, mirando a la zona donde estaban los pretores. Ruk acababa de morir bajo su propia hacha, empuñada por el soldado rubio, mientras que Grum estaba siendo atendido por dos médicos. Durante un instante el silencio se hizo dueño del campo de batalla, para luego ser invadido por el caos. Los bárbaros de Zal, desprovistos de un líder, comenzaron a volverse unos contra otros, a huir o simplemente continuaron batallando. Meneror contuvo un ataque de risa, observando cómo el ejército enemigo sucumbía a la locura y se iba desintegrando sobre sí mismo. Aquel sí que era un espectáculo digno de verse... al final, la maquinaria de Sarka triunfaría sobre la barbarie, demostrando que el progreso y la industria podía más que la mera fuerza bruta, y aquella victoria sería el primer paso en el avance de aquella facción hacia el trono de Síderos. Y una vez ganasen la guerra, él se vería enormemente beneficiado.
- ¡Ban! ¡A mí! Es hora de aplastar a los restos de esa miserable escoria.
Alzó de nuevo el vuelo a baja altura, rodeándose de una espesa nube gris oscura de gas de, ceniza y piroclastos. En total abarcaba una zona de algo más de una decena de metros de radio. Comenzó a avanzar entre las filas enemigas rodeado por la nube ardiente, quemando todo a su paso y con intención de desmoralizar a las tropas enemigas y matar al mayor número posible de ellos. Asomó por encima de la nube y sacó su revólver, disparando sin piedad a todos los que lograban apartarse al paso de esta. Comenzó a reírse como un maniático mientras lo hacía, disfrutando de la sensación de poderío. Había participado en decenas de reyertas y peleas, pero rara vez en actos de guerra, y aquella era su primera ocasión para desatar todo el poder de su fruta y demostrar al mundo el auténtico poder de Il Bianco. ¡Que temieran! ¡Que conocieran su auténtico potencial! ¡Que aquellos bárbaros sirvieran de ejemplo muriendo calcinados!
- ¡No sois rivales, escoria! ¡Ban, mátalos, mátalos a todos!
Mientras se reía con aún más ganas, una decena de largos brazos de humo envueltos en llamas surgieron de su cuerpo, yendo a por las tropas de Zal más cercanas que hubiesen evitado la nube. Sí... normalmente prefería controlarse, pero aquello era una guerra. Disfrutaría de cada muerte, vaya si lo haría. Al fin y al cabo, una jugosa recompensa le esperaba a cambio de aquello, y pensaba destacar todo lo posible para aumentarla aún más todo lo posible. Aún sonriendo, observó a su alrededor por si acaso, atento a posibles ataques de algún Zalnita demasiado chiflado o capaz de volar. Nunca se sabía.
Observó al médico empalado por el cuerno y se encogió de hombros, mirando a la zona donde estaban los pretores. Ruk acababa de morir bajo su propia hacha, empuñada por el soldado rubio, mientras que Grum estaba siendo atendido por dos médicos. Durante un instante el silencio se hizo dueño del campo de batalla, para luego ser invadido por el caos. Los bárbaros de Zal, desprovistos de un líder, comenzaron a volverse unos contra otros, a huir o simplemente continuaron batallando. Meneror contuvo un ataque de risa, observando cómo el ejército enemigo sucumbía a la locura y se iba desintegrando sobre sí mismo. Aquel sí que era un espectáculo digno de verse... al final, la maquinaria de Sarka triunfaría sobre la barbarie, demostrando que el progreso y la industria podía más que la mera fuerza bruta, y aquella victoria sería el primer paso en el avance de aquella facción hacia el trono de Síderos. Y una vez ganasen la guerra, él se vería enormemente beneficiado.
- ¡Ban! ¡A mí! Es hora de aplastar a los restos de esa miserable escoria.
Alzó de nuevo el vuelo a baja altura, rodeándose de una espesa nube gris oscura de gas de, ceniza y piroclastos. En total abarcaba una zona de algo más de una decena de metros de radio. Comenzó a avanzar entre las filas enemigas rodeado por la nube ardiente, quemando todo a su paso y con intención de desmoralizar a las tropas enemigas y matar al mayor número posible de ellos. Asomó por encima de la nube y sacó su revólver, disparando sin piedad a todos los que lograban apartarse al paso de esta. Comenzó a reírse como un maniático mientras lo hacía, disfrutando de la sensación de poderío. Había participado en decenas de reyertas y peleas, pero rara vez en actos de guerra, y aquella era su primera ocasión para desatar todo el poder de su fruta y demostrar al mundo el auténtico poder de Il Bianco. ¡Que temieran! ¡Que conocieran su auténtico potencial! ¡Que aquellos bárbaros sirvieran de ejemplo muriendo calcinados!
- ¡No sois rivales, escoria! ¡Ban, mátalos, mátalos a todos!
Mientras se reía con aún más ganas, una decena de largos brazos de humo envueltos en llamas surgieron de su cuerpo, yendo a por las tropas de Zal más cercanas que hubiesen evitado la nube. Sí... normalmente prefería controlarse, pero aquello era una guerra. Disfrutaría de cada muerte, vaya si lo haría. Al fin y al cabo, una jugosa recompensa le esperaba a cambio de aquello, y pensaba destacar todo lo posible para aumentarla aún más todo lo posible. Aún sonriendo, observó a su alrededor por si acaso, atento a posibles ataques de algún Zalnita demasiado chiflado o capaz de volar. Nunca se sabía.
- Sarka:
- - Liarla parda creando un flujo piroclástico y avanzando en medio de él a través de las tropas de Zal. Atacar a las tropas de Zal con la pistola y brazos gigantes de gas en llamas.
Técnicas usadas: Volcanic Flames: Meneror puede generar fuego en torno a él y su gas empleando las altas temperaturas a las que se encuentra este. Dura dos posts y tiene una recarga de uno.
Flaming Wrath: Con esta técnica compacta su gas y hace que actúe como un sólido. Puede mantenerla mientras el gas mantenga el contacto con él, ya sea tocándolo físicamente o a través de una cadena de gas o algo similar.
- flujo piroclástico:
- https://www.youtube.com/watch?v=5dHFd5kG5KY
Algo así pero a menor escala.
Bizvan
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Parecía que el resto tenía bajo control al extraño sujeto, por tanto dejé de canalizar electricidad en mi mano.
El comportamiento desafiante del cocinero estaba (hasta cierto punto) justificado, aunque claro, no podía negar que era una molestia la poca colaboración por su parte.* No, supongo que eso también es normal. *colocándome en su lugar, yo moriría antes de brindar información que colocara en peligro a mis nakamas.
Al parecer el hombre contaba con habilidades para el combate, pues parecía intentar liberarse de la prisión de hielo y sirope, aunque no comprendía que intentaba hacer con sus pies.* ¿Romperlo? *era la opción más obvia, sin embargo algo me decía que él no se guiaba por acciones obvias.
Sentía un poco de curiosidad por saber qué clase de poder podría poseer ese hombre como para inmutarse ante el hecho de tener que enfrentarse a un número que lo superaba por mucho, sin mencionar la presencia de usuarios de fruta del diablo.* Por ahora parece ser capaz de utilizar haki, aunque ese color es un poco extraño. *mi dominio del busoshoku no era el mejor de todos, pero me permitía adquirir una tonalidad negro metálico por un muy corto lapso de tiempo, no obstante el color del cocinero era nuevo para mí.* ¿Puede ser otra cosa o un haki más poderoso?
Si conseguía liberarse del hielo se demostraría que era eso.
Miré a mi alrededor extrañado de no haber escuchado alguna otra cosa que no fueran los gritos del prisionero.* ¿Realmente somos los únicos en la ciudad? *no sería extraño que los gritos del hombre hubiesen atraído a algunas personas, en especial si eran como él, sin embargo nadie se había manifestado.
Me acerqué un poco a Ciaran y tras tocar su brazo para llamar su atención le indiqué con movimiento de mi mano que se agachar un poco para poder zurrarle un discreto “Iré a explorar un poco”. Pensé en indicarle esto al capitán, no obstante no quería distraerlo, y por sobre todo no quería que el cocinero se percatara de esto.
Tratando de ser discreto me separé del grupo para investigar un poco los alrededores.* No puedo estar tranquilo por alguna razón.
El comportamiento desafiante del cocinero estaba (hasta cierto punto) justificado, aunque claro, no podía negar que era una molestia la poca colaboración por su parte.* No, supongo que eso también es normal. *colocándome en su lugar, yo moriría antes de brindar información que colocara en peligro a mis nakamas.
Al parecer el hombre contaba con habilidades para el combate, pues parecía intentar liberarse de la prisión de hielo y sirope, aunque no comprendía que intentaba hacer con sus pies.* ¿Romperlo? *era la opción más obvia, sin embargo algo me decía que él no se guiaba por acciones obvias.
Sentía un poco de curiosidad por saber qué clase de poder podría poseer ese hombre como para inmutarse ante el hecho de tener que enfrentarse a un número que lo superaba por mucho, sin mencionar la presencia de usuarios de fruta del diablo.* Por ahora parece ser capaz de utilizar haki, aunque ese color es un poco extraño. *mi dominio del busoshoku no era el mejor de todos, pero me permitía adquirir una tonalidad negro metálico por un muy corto lapso de tiempo, no obstante el color del cocinero era nuevo para mí.* ¿Puede ser otra cosa o un haki más poderoso?
Si conseguía liberarse del hielo se demostraría que era eso.
Miré a mi alrededor extrañado de no haber escuchado alguna otra cosa que no fueran los gritos del prisionero.* ¿Realmente somos los únicos en la ciudad? *no sería extraño que los gritos del hombre hubiesen atraído a algunas personas, en especial si eran como él, sin embargo nadie se había manifestado.
Me acerqué un poco a Ciaran y tras tocar su brazo para llamar su atención le indiqué con movimiento de mi mano que se agachar un poco para poder zurrarle un discreto “Iré a explorar un poco”. Pensé en indicarle esto al capitán, no obstante no quería distraerlo, y por sobre todo no quería que el cocinero se percatara de esto.
Tratando de ser discreto me separé del grupo para investigar un poco los alrededores.* No puedo estar tranquilo por alguna razón.
- Resumen Balt. En el grupo de Al. :
- -Pensar cosas sobre el cocinero. -Indicarle de manera discreta a Ciaran que iré a explorar, para luego separarme del grupo tratando de no llamar la atención.
Maki
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Maki consiguió atravesar el molesto muro que formaban los dos escarabajos. Tras golpearlos, el Maki ex-presidiario desapareció de nuevo, y el gyojin afable que era normalmente volvió a tomar el control. Se adelantó a Sonrisas y a su mayordomo, dejándolos atrás por el momento y echó a correr en pos de Molly. Estaba seguro de que no tardarían en alcanzarle.
En realidad ya ni siquiera recordaba cuál era su propósito en ese lugar. Simplemente participaba en ese juego desconocido para intentar ganar. Con el premio tal vez pudiese comprarse esas cosas que tanto necesitaba: un litro de batido, un libro sobre a qué saben las nubes, un collar de perlas, un collar de perlas echo de caramelos de menta... Seguro que a Molly también le gustaban.
El pez gota no tardó en encontrar la salida. El aire fresco fue su guía por el interior de esos extraños túneles bajo los edificios. La brisa del exterior era para él de color granate, y cada vez que lo notaba percibía el claro rastro de color que le conducía a fuera.
Maki echó a correr aún con más decisión en cuanto vio la luz del sol al final del pasillo. Se sentía revigorizado después de tanto tiempo -cerca de unos diez minutos- sin ver el sol, atrapado en ese horrible sótano con esos ruidosos escarabajos.
-¡¿Dónde estás, Molly?! -exclamó nada más salir.
- Zal:
- Salir fuera dando voces
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