En realidad, a aquella altura no le importaba nada al capitán pirata. Ni la absurda guerra en la que se había alistado sin tener un por qué, ni la bronca que le iba a echar Spanner cuando tocaran tierra, nada. Únicamente, el pelirrojo sobrevolaba los cielos observando el bello paisaje natural de la isla que estaba siendo devastado por las decenas y decenas de batallas que se estaban dando. Fue entonces, cuando la voz de su compañero de viajes le despertó de sus pensamientos, diciéndole que tenía frío. Zane desde que se comió su fruta se adaptaba muy bien tanto a climas gélidos como a los cálidos, solo tenía que aumentar su temperatura corporal o estabilizarla a la de un humano normal, era simple. Pero a veces olvidaba que el resto de las personas no podía hacerlo. Al prestar atención a Spanner se dio cuenta de que su respiración estaba muy agitada. Espiraba e inspiraba oxigeno con mucha velocidad y sus dientes chocaban los unos con los otros mientras tiritaba de frio.
El pirata no le contestó. Solamente comenzó a bajar en busca de algún lugar con poco tránsito, visualizando uno no muy lejos de la muralla, por la zona sur de la misma. A medida que descendían, la temperatura aumentaba y la presión del aire disminuía. Al tocar tierra firme, su segundo de abordo saltó al suelo y comenzó a vomitar. Mientras tanto, Zane volvía a su forma humana y se sentaba en el suelo, para tumbarse en él durante unos segundos. Estar tanto tiempo usando su akuma era agotador, ¿qué podía seguir usándola? Sí, pero en una situación como en la que estaba –una guerra– lo mejor era guardar todas las fuerzas posibles.
Cuando Spanner dejó de vomitar y se incorporó había algo extraño en el. En su busto se podía contemplar unas pequeñas y redondas protuberancias a la altura de su pecho, eso sin contar que tenía una pequeña raja a la altura del cuello de su vestimenta que le hacía un insinuante canalón que, en otra persona, podría indicar que buscaba guerra.
“Así que era eso…”
El pelirrojo mostró una sonrisa pícara y se puso de pie.
—¡Lo sabía! –el pelirrojo se acercó al muchacho, ¿o más bien era una muchacha? Bueno, da igual–. Sabía que el tío cabeza piña había tenido dos niñas, no una niña y un niño. A mí nunca se me olvida la cara de una mujer.
El capitán pirata rodeo a Spanner observándola detenidamente, mientras esbozaba una sonrisa de alivio. Desde que conoció a Spanner había estado muy confuso, se había cuestionado su sexualidad en innumerables ocasiones, pues estando al lado del pelimorado siempre sentía un extraño cosquilleo en zonas que pocas personas del sexo masculino había visto. Y fue entonces cuando todo cobró sentido, no es que se estuviera volviendo gay, es que su mejor amigo en realidad era su mejor amiga.
—No me mires así –le dijo el pelirrojo a Spanner, que le miraba raro con los brazos cruzados–. ¿Sabes las de veces que he creído que era bisexual? Podría habérmelo dicho. No hubiera te hubiera prometo que no intentaría nada contigo, pero no habría estado de más –el pelirrojo se quitó su sudadera y se la dio a su compañero–. No es gran cosa, pero con esto podrás ocultar los pechitos –le guiñó un ojo.
El pelirrojo se dio la vuelta y contemplo la muralla que rodeaba la ciudad imperial.
—¿Crees que guardarán algo de valor ahí dentro, socio? –le preguntó el pelirrojo, haciéndole ver de la única manera que él sabía que iba a guardar su secreto.
El pirata no le contestó. Solamente comenzó a bajar en busca de algún lugar con poco tránsito, visualizando uno no muy lejos de la muralla, por la zona sur de la misma. A medida que descendían, la temperatura aumentaba y la presión del aire disminuía. Al tocar tierra firme, su segundo de abordo saltó al suelo y comenzó a vomitar. Mientras tanto, Zane volvía a su forma humana y se sentaba en el suelo, para tumbarse en él durante unos segundos. Estar tanto tiempo usando su akuma era agotador, ¿qué podía seguir usándola? Sí, pero en una situación como en la que estaba –una guerra– lo mejor era guardar todas las fuerzas posibles.
Cuando Spanner dejó de vomitar y se incorporó había algo extraño en el. En su busto se podía contemplar unas pequeñas y redondas protuberancias a la altura de su pecho, eso sin contar que tenía una pequeña raja a la altura del cuello de su vestimenta que le hacía un insinuante canalón que, en otra persona, podría indicar que buscaba guerra.
“Así que era eso…”
El pelirrojo mostró una sonrisa pícara y se puso de pie.
—¡Lo sabía! –el pelirrojo se acercó al muchacho, ¿o más bien era una muchacha? Bueno, da igual–. Sabía que el tío cabeza piña había tenido dos niñas, no una niña y un niño. A mí nunca se me olvida la cara de una mujer.
El capitán pirata rodeo a Spanner observándola detenidamente, mientras esbozaba una sonrisa de alivio. Desde que conoció a Spanner había estado muy confuso, se había cuestionado su sexualidad en innumerables ocasiones, pues estando al lado del pelimorado siempre sentía un extraño cosquilleo en zonas que pocas personas del sexo masculino había visto. Y fue entonces cuando todo cobró sentido, no es que se estuviera volviendo gay, es que su mejor amigo en realidad era su mejor amiga.
—No me mires así –le dijo el pelirrojo a Spanner, que le miraba raro con los brazos cruzados–. ¿Sabes las de veces que he creído que era bisexual? Podría habérmelo dicho. No hubiera te hubiera prometo que no intentaría nada contigo, pero no habría estado de más –el pelirrojo se quitó su sudadera y se la dio a su compañero–. No es gran cosa, pero con esto podrás ocultar los pechitos –le guiñó un ojo.
El pelirrojo se dio la vuelta y contemplo la muralla que rodeaba la ciudad imperial.
—¿Crees que guardarán algo de valor ahí dentro, socio? –le preguntó el pelirrojo, haciéndole ver de la única manera que él sabía que iba a guardar su secreto.
- Resumen Meln Q10 (Nivea):
- Descender en dirección sur hacia un lugar cerca de la muralla en la que no haya nadie.
Descubrir que Spanner es una mujer con unos pechitos algo curiosos y poco más (?)
Amaiar Silverfang
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Cuando abrí los ojos solo podía ver el suelo moviéndose, y mi cabeza aún abotargada no era capaz de pensar con claridad. Sentía una presión constante en mi estómago, y un palo apoyado en mi cadera... No, espera, los palos no tienen ese tacto frío y duro del hierro. ¿Dónde estaba? Aún algo débil, intenté decir algo pero solo me salió un gruñido.
- ¿Ya estás despierto? - Dijo una voz familiar a mi lado. - Pues a andar como todo el mundo, que me duele el hombro de tanto llevarte a cuestas.
Antes de que pudiera siquiera preguntarme qué se suponía que significaba eso, noté una sacudida y me encontré intentando mantener el equilibrio sobre mis dos pies. Tras conseguir estabilizarme, frente a mí pude ver al gyojin y un poco más adelante a Syxel, lo que hizo que me vinieran a la cabeza los recuerdos que no tenía del todo claros. "Oh, cierto..." Pensé. "Agoté toda mi energía en aquel último ataque, y luego... ¿luego qué?" Confuso, pero cada vez en mejor condición, caminé hasta la pareja que se alejaba de mí en dirección a (lo que a todas luces parecía desde mi posición) la base de Meln.
- ¿Qué ocurrió? - Le pregunté a Noah, ya que lo tenía más cerca. - Después de que caí inconsciente, ¿qué pasó con el enemigo? ¿Y por qué vamos directos a la boca del lobo?
- No mucho. - Respondió el pescado de forma vaga, y sacándose un moco de forma muy poco educada. - Syxel parece que consiguió hacerle una herida algo más grave, el tío huyó y seguimos el rastro de sangre. - Tras encogerse de hombros, lanzó el moco a varios metros de distancia. - Llevo todo el rato cargándote, así que ahora estamos en paz, ¿no?
No entendí a qué se refería con eso, pero decidí seguirle el juego para no perder demasiado tiempo con explicaciones innecesarias. Necesitaba ir al grano respecto a los asuntos que me parecían importantes.
- Claro, si tú lo dices... ¿Qué pasó al final con los civiles?
- No lo sé. - Respondió. - Nos alejamos tanto de ellos durante la batalla que los perdimos de vista, aunque estarán bien. Supongo. - Añadió.
- Mierda... - Me mordí el labio frustrado, pero entendía que no siempre se podía salvar a todos. Al menos había dado todo lo que pude por ayudarlos, y esperaba que realmente se encontrasen bien. - ¿Y vosotros? ¿Estáis heridos?
- Nah. - Dijo él. - Solo algo cansados, pero nos vamos recuperando. Aunque mi espada... - Dejó la mención en el aire, mirando hacia su espalda con ojos algo tristes.
Al ver el estado en que había quedado el espadón de Noah, no pude evitar soltar un suspiro. En parte porque había acabado así por culpa de mi ataque final, y en otra parte porque sabía que no me costaba ningún esfuerzo solucionarlo. Sin siquiera preguntar, posé la mano en la agrietada y hundida hoja enorme, canalizando un poco de mi energía. Al retirarla un segundo más tarde, la espada estaba otra vez como nueva.
- ¿Pero que caraj...? - Dijo el atónito gyojin mientras la sacaba de su funda y la inspeccionaba. - ¿También podías hacer cosas como esa?
- Supongo. - Dije quitándole importancia mientras sonreía. - Lo cual me recuerda... ¡Syxel! - Exclamé, para llamar la atención del más adelantado del grupo. Nos habíamos quedado algo atrás, así que tuve que llamar bien su atención primero. - ¡Toma! Creo que le darás más uso que yo. - Dije medio en broma mientras sacaba y le lanzaba la "Espada de Ébano" que le quité al general melniano. Yo desde luego no la necesitaba para nada, y había visto que el peli-gris la miró durante la pelea con cierta reserva. - Aunque resulta que es de madera pintada, así que si no te gusta puedes quemarla o tirarla o hacer lo que quieras con ella. - Concluí.
Poco después llegamos a un enorme portón cerrado, que hacía de entrada y salida a aquella base, desde la cual nosotros mismos habíamos partido horas atrás. ¿Habría mucha gente dentro? Aunque más importante...
- Bueno, ¿y cómo pensaban entrar entonces? - Pregunté en voz alta. - Si tenéis alguna idea, soy todo oídos...
En otro orden de cosas, en ese momento noté una punzada de dolor en el cuello, lo cual amablemente me recordó que aún tenía cierta cosa intentando parasitarme, o eso suponía yo. No esperaba que tardara tanto, pero desde luego lo agradecía, pues necesitaba algo más de tiempo para pensar en cómo lidiar con ello. Por el momento, creé una daga en mi mano de cuya hoja salía un vaporcillo fresco, y la apoyé directamente por la parte roma en la zona afectada. Al instante de contacto, ese lado del cuello se me enfrió y entumeció hasta casi la congelación, y esperaba que el bicho también quedara paralizado por ello, si no muerto. Soporté el dolor apretando los dientes, que poco después comenzaron a tiritar de frío, y canalizando un poco del manual Micaiah para tratar de sanar la poca parte de mi carne que acabó en necrosis. Al desaparecer la daga todo lo que quedó fue mi improvisado tratamiento de choque y una capa de escarcha cubriéndome el cuello. En cuanto pudiera, tenía que conseguir que un profesional me lo mirara con detenimiento...
- ¿Ya estás despierto? - Dijo una voz familiar a mi lado. - Pues a andar como todo el mundo, que me duele el hombro de tanto llevarte a cuestas.
Antes de que pudiera siquiera preguntarme qué se suponía que significaba eso, noté una sacudida y me encontré intentando mantener el equilibrio sobre mis dos pies. Tras conseguir estabilizarme, frente a mí pude ver al gyojin y un poco más adelante a Syxel, lo que hizo que me vinieran a la cabeza los recuerdos que no tenía del todo claros. "Oh, cierto..." Pensé. "Agoté toda mi energía en aquel último ataque, y luego... ¿luego qué?" Confuso, pero cada vez en mejor condición, caminé hasta la pareja que se alejaba de mí en dirección a (lo que a todas luces parecía desde mi posición) la base de Meln.
- ¿Qué ocurrió? - Le pregunté a Noah, ya que lo tenía más cerca. - Después de que caí inconsciente, ¿qué pasó con el enemigo? ¿Y por qué vamos directos a la boca del lobo?
- No mucho. - Respondió el pescado de forma vaga, y sacándose un moco de forma muy poco educada. - Syxel parece que consiguió hacerle una herida algo más grave, el tío huyó y seguimos el rastro de sangre. - Tras encogerse de hombros, lanzó el moco a varios metros de distancia. - Llevo todo el rato cargándote, así que ahora estamos en paz, ¿no?
No entendí a qué se refería con eso, pero decidí seguirle el juego para no perder demasiado tiempo con explicaciones innecesarias. Necesitaba ir al grano respecto a los asuntos que me parecían importantes.
- Claro, si tú lo dices... ¿Qué pasó al final con los civiles?
- No lo sé. - Respondió. - Nos alejamos tanto de ellos durante la batalla que los perdimos de vista, aunque estarán bien. Supongo. - Añadió.
- Mierda... - Me mordí el labio frustrado, pero entendía que no siempre se podía salvar a todos. Al menos había dado todo lo que pude por ayudarlos, y esperaba que realmente se encontrasen bien. - ¿Y vosotros? ¿Estáis heridos?
- Nah. - Dijo él. - Solo algo cansados, pero nos vamos recuperando. Aunque mi espada... - Dejó la mención en el aire, mirando hacia su espalda con ojos algo tristes.
Al ver el estado en que había quedado el espadón de Noah, no pude evitar soltar un suspiro. En parte porque había acabado así por culpa de mi ataque final, y en otra parte porque sabía que no me costaba ningún esfuerzo solucionarlo. Sin siquiera preguntar, posé la mano en la agrietada y hundida hoja enorme, canalizando un poco de mi energía. Al retirarla un segundo más tarde, la espada estaba otra vez como nueva.
- ¿Pero que caraj...? - Dijo el atónito gyojin mientras la sacaba de su funda y la inspeccionaba. - ¿También podías hacer cosas como esa?
- Supongo. - Dije quitándole importancia mientras sonreía. - Lo cual me recuerda... ¡Syxel! - Exclamé, para llamar la atención del más adelantado del grupo. Nos habíamos quedado algo atrás, así que tuve que llamar bien su atención primero. - ¡Toma! Creo que le darás más uso que yo. - Dije medio en broma mientras sacaba y le lanzaba la "Espada de Ébano" que le quité al general melniano. Yo desde luego no la necesitaba para nada, y había visto que el peli-gris la miró durante la pelea con cierta reserva. - Aunque resulta que es de madera pintada, así que si no te gusta puedes quemarla o tirarla o hacer lo que quieras con ella. - Concluí.
Poco después llegamos a un enorme portón cerrado, que hacía de entrada y salida a aquella base, desde la cual nosotros mismos habíamos partido horas atrás. ¿Habría mucha gente dentro? Aunque más importante...
- Bueno, ¿y cómo pensaban entrar entonces? - Pregunté en voz alta. - Si tenéis alguna idea, soy todo oídos...
En otro orden de cosas, en ese momento noté una punzada de dolor en el cuello, lo cual amablemente me recordó que aún tenía cierta cosa intentando parasitarme, o eso suponía yo. No esperaba que tardara tanto, pero desde luego lo agradecía, pues necesitaba algo más de tiempo para pensar en cómo lidiar con ello. Por el momento, creé una daga en mi mano de cuya hoja salía un vaporcillo fresco, y la apoyé directamente por la parte roma en la zona afectada. Al instante de contacto, ese lado del cuello se me enfrió y entumeció hasta casi la congelación, y esperaba que el bicho también quedara paralizado por ello, si no muerto. Soporté el dolor apretando los dientes, que poco después comenzaron a tiritar de frío, y canalizando un poco del manual Micaiah para tratar de sanar la poca parte de mi carne que acabó en necrosis. Al desaparecer la daga todo lo que quedó fue mi improvisado tratamiento de choque y una capa de escarcha cubriéndome el cuello. En cuanto pudiera, tenía que conseguir que un profesional me lo mirara con detenimiento...
- Resumen trío dinámico (ex-meln):
- Me despierto, dialogo con Noah (es mi multi, puedo controlar su parte de la conversación), reparo su espadón con mi Akuma, le paso la espada que le quité al Melniano en la pelea a Syxel, creo una daga congelante de bajo poder para enfriarme el cuello por la parte del sarpullido (con la parte roma de la hoja), si me provoca algo de necrosis la intento restaurar con Micaiah. Pregunto cómo piensan atravesar la puerta a la base, y me adapto a sus planes.
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Akuma no mi
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Estaba enfrente mía, a escasos centímetros de mí, solo tenía que cerrar los brazos y capturar a mi amada Yoai. Que iluso fui al pensar que aquel plan iba a ser tan fácil. A cada milímetros que mis brazos se acercaban más y más a su presa, más inconsciente era de lo que estaba a punto de ocurrir.
Un estallido de dolor empezó a emanar de mi entrepierna, una sensación similar a la que debes morir de un aborto, haciéndome parar en seco (a escasos centímetros de capturar a Yoai) y sentir como esa explosión se disipaba por todo mi cuerpo como una oleada de fuego abrasador. Mi cuerpo dejó de reaccionar y mis piernas cedieron, haciendo que cayera de espaldas al suelo, mientras mi cuerpo se retorcía de dolor. Un dolor tan intenso y penetrante que me hizo gritar de dolor, ¿qué digo gritar?, expulsar unos alaridos de dolor que me hicieron que me desgarrara la garganta ante tal sufrimiento.
Intenté comprender que me había pasado (sí, mientras gritaba como loco), recordando levemente como la imagen de la joven con la que pase mis últimos días en Meln volvía a mi mente de forma elocuente, dándome cuenta de lo equivocado que había estado con Yoai. Desactivé mi armadura, volviendo esta a ser un brazalete y me observé como una mancha roja oscura salía de mis pantalones, formando un enorme charco a mí alrededor.
El dolor venía de ahí, así pues me dispuse a observar como de grave era la herida. Me desabroché con todo el cuidado del mundo la cremallera y deslicé sutilmente el tejido del pantalón, observando con horror, como trozos de mi piel ensangrentada se caían por todos lados. Volví a dar otro alarido de dolor, al observar como lo que antaño era una obra de arte ahora se encontraba echó añicos e irreconocible, por no decir ausente. Mi dolor empezó a ser tan fuerte, que tuve que controlar mis nervios para controlar mi respiración y no morir de un ataque.
A los pocos minutos de los sucedido, haciéndome volver a la realidad, me encontré con un enorme árbol que me hablaba y me sanaba mis heridas, o eso parecía a simple vista.-Oh, ¿eres Dios? ¿Has venido a salvarme?- dije estúpidamente, con la voz ronca, ante mis delirios seguramente de la enorme falta de sangre que había perdido. Mi dolor no terminó de cesar, por no decir que al más mínimo movimiento me producía un dolor infernal. Por lo con ayuda de mi levitación, una vez el Dios Todopoderoso Kodama había terminado los primeros auxilios, me deslicé hasta el borde de la muralla y poder colocarme para descansar mejor.
Mis pensamientos ahora solo pensaban en lo hazme reír que iba a ser para la marina y sobre todo para los Crisom Wolves, sobre todo para Tobías. Sintiéndome súper inútil para el mundo y el resto de la humanidad. Dándome cuenta de que me habían quitado mi hombría, lo más importante para cualquier macho y yo era un buen macho, bueno, lo era. Solo la muerta calmaría mi dolor, un dolor que era más fuerte que el que sentía físicamente, pero entonces escuché los llantos de Yoai. Mi amor por ella se fue transformando en rabia y mis ganas de matarla era considerables después de lo sucedido, pero lo más importante de todo era que no iba a dejar que una niñata como esa se saliera con la suya y me venciera de forma tan deshonrosa. Así pues conseguí borrar la idea de suicidio de mi mente, acuñándome un nuevo lema forjado con fuego en mi mente y corazón: “No tendré pene, pero aun tengo un par de cojones". Me limpie las lágrimas de los ojos y apretando los labios mire con odio a Yoai, recordando que los hombres no lloran. Me concentré en mis partes y empecé a canalizar mi energía curativa aprendida en el Manual Micaiah regalada por mi Capitán, pensando lo inútil que sería y lo poco que lo utilizaría, cuando me lo regalo, hasta llegado ese momento.
Un estallido de dolor empezó a emanar de mi entrepierna, una sensación similar a la que debes morir de un aborto, haciéndome parar en seco (a escasos centímetros de capturar a Yoai) y sentir como esa explosión se disipaba por todo mi cuerpo como una oleada de fuego abrasador. Mi cuerpo dejó de reaccionar y mis piernas cedieron, haciendo que cayera de espaldas al suelo, mientras mi cuerpo se retorcía de dolor. Un dolor tan intenso y penetrante que me hizo gritar de dolor, ¿qué digo gritar?, expulsar unos alaridos de dolor que me hicieron que me desgarrara la garganta ante tal sufrimiento.
Intenté comprender que me había pasado (sí, mientras gritaba como loco), recordando levemente como la imagen de la joven con la que pase mis últimos días en Meln volvía a mi mente de forma elocuente, dándome cuenta de lo equivocado que había estado con Yoai. Desactivé mi armadura, volviendo esta a ser un brazalete y me observé como una mancha roja oscura salía de mis pantalones, formando un enorme charco a mí alrededor.
El dolor venía de ahí, así pues me dispuse a observar como de grave era la herida. Me desabroché con todo el cuidado del mundo la cremallera y deslicé sutilmente el tejido del pantalón, observando con horror, como trozos de mi piel ensangrentada se caían por todos lados. Volví a dar otro alarido de dolor, al observar como lo que antaño era una obra de arte ahora se encontraba echó añicos e irreconocible, por no decir ausente. Mi dolor empezó a ser tan fuerte, que tuve que controlar mis nervios para controlar mi respiración y no morir de un ataque.
A los pocos minutos de los sucedido, haciéndome volver a la realidad, me encontré con un enorme árbol que me hablaba y me sanaba mis heridas, o eso parecía a simple vista.-Oh, ¿eres Dios? ¿Has venido a salvarme?- dije estúpidamente, con la voz ronca, ante mis delirios seguramente de la enorme falta de sangre que había perdido. Mi dolor no terminó de cesar, por no decir que al más mínimo movimiento me producía un dolor infernal. Por lo con ayuda de mi levitación, una vez el Dios Todopoderoso Kodama había terminado los primeros auxilios, me deslicé hasta el borde de la muralla y poder colocarme para descansar mejor.
Mis pensamientos ahora solo pensaban en lo hazme reír que iba a ser para la marina y sobre todo para los Crisom Wolves, sobre todo para Tobías. Sintiéndome súper inútil para el mundo y el resto de la humanidad. Dándome cuenta de que me habían quitado mi hombría, lo más importante para cualquier macho y yo era un buen macho, bueno, lo era. Solo la muerta calmaría mi dolor, un dolor que era más fuerte que el que sentía físicamente, pero entonces escuché los llantos de Yoai. Mi amor por ella se fue transformando en rabia y mis ganas de matarla era considerables después de lo sucedido, pero lo más importante de todo era que no iba a dejar que una niñata como esa se saliera con la suya y me venciera de forma tan deshonrosa. Así pues conseguí borrar la idea de suicidio de mi mente, acuñándome un nuevo lema forjado con fuego en mi mente y corazón: “No tendré pene, pero aun tengo un par de cojones". Me limpie las lágrimas de los ojos y apretando los labios mire con odio a Yoai, recordando que los hombres no lloran. Me concentré en mis partes y empecé a canalizar mi energía curativa aprendida en el Manual Micaiah regalada por mi Capitán, pensando lo inútil que sería y lo poco que lo utilizaría, cuando me lo regalo, hasta llegado ese momento.
- Meln:
- Sufrir de dolor- recirbir primeros auxilios de Kodama- alejarme de Yoai- intentar no caer moralmente- proporcionarme primeros auxilios
- cosas usadas:
- -Manual Micaiah: Gracias a estudiar el manual, aprendes a canalizar energía curativa para curarte (una vez por combate). La herida, en el mismo turno, bajará un nivel. Herida grave > Herida moderada > Herida leve > Herida superficial.
Ai Nanasaki
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Suspiró con intranquilidad mientras notaba que ellos accedían a que ella fuera su escolta hasta llegar a la base. Por las miradas, sabía que no confiaban en ella y ella tampoco lo hacía en ellos. Tenía que pensar en alguna forma de librarse de ellos, incluso ni siquiera sabía cómo lo haría. Quizá en la base lograría obtener un barco e irse. ¿Tendría que luchar? Era lo más probable… ¿Necesitaría refuerzos? ¿Los tenía? Solo sabía que Dranser estaba en la isla, tampoco podía seguir molestando a Krauser. Estaba sola y eso lo sabía mejor que nadie. ”No debí haber hecho eso” – guardó silencio y solo los siguió con relativa tranquilidad. Sus emociones y sus pensamientos chocaban en su cabeza.
– No pierdas tu concentración – susurró y colocó sus manos detrás de su nuca. – Si la pierdes, repercutirá en tus espadas. No puedes ser tan débil. – Su mirada era seria en todo momento, pero no podía dejar de pensar en lo mucho que se arrepentía de hacer ello. ¿Debería volver a desaparecer? Solo estaba causando problemas y no era ningún aporte serio.
Cerró sus ojos y empezó a recordar todo lo que había pasado desde que ella había vuelto a surcar los mares. Quizá si fue un error volver a tomar esa decisión, era mejor morir aburrida que siendo un estorbo. Le costaba asumirlo, pero era cierto… Solo era un estorbo y cualquiera de la revolución la podría vencer con facilidad y ahora solo se había mandado un error tras error. Abrió sus ojos y se limpió sus lágrimas. Pensó en llamar a Ban, de verdad lo necesitaba ahora, pero fue entonces que recordó sus últimas palabras. ¿Quién más le quedaba? Solo en el mafioso y en su hermano confiaba, estaba sola… ”No debo pensar en eso”
– ¿A qué vamos a la base? – preguntó con cierta calma. – ¿No se debería avanzar en la guerra o esperarán el momento oportuno como para atacar y ganar más fácilmente? – Guardó silencio mientras veía cómo es que la base estaba cerca. Era su oportunidad y quizá la única que iba a tener.
– No pierdas tu concentración – susurró y colocó sus manos detrás de su nuca. – Si la pierdes, repercutirá en tus espadas. No puedes ser tan débil. – Su mirada era seria en todo momento, pero no podía dejar de pensar en lo mucho que se arrepentía de hacer ello. ¿Debería volver a desaparecer? Solo estaba causando problemas y no era ningún aporte serio.
Cerró sus ojos y empezó a recordar todo lo que había pasado desde que ella había vuelto a surcar los mares. Quizá si fue un error volver a tomar esa decisión, era mejor morir aburrida que siendo un estorbo. Le costaba asumirlo, pero era cierto… Solo era un estorbo y cualquiera de la revolución la podría vencer con facilidad y ahora solo se había mandado un error tras error. Abrió sus ojos y se limpió sus lágrimas. Pensó en llamar a Ban, de verdad lo necesitaba ahora, pero fue entonces que recordó sus últimas palabras. ¿Quién más le quedaba? Solo en el mafioso y en su hermano confiaba, estaba sola… ”No debo pensar en eso”
– ¿A qué vamos a la base? – preguntó con cierta calma. – ¿No se debería avanzar en la guerra o esperarán el momento oportuno como para atacar y ganar más fácilmente? – Guardó silencio mientras veía cómo es que la base estaba cerca. Era su oportunidad y quizá la única que iba a tener.
- Balt N5:
- Divagar mucho, echarse muchas culpas, sentirse sola y, finalmente, preguntar algo a los soldados de Balt.
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Impresionante. El gusano después de todo era un puto asesino y mordía en los cuellos de la gente como hacía Ivan. Sin duda era la reencarnación de su tito. Entonces, si su líder era el hijo de su tito… Hostia, su jefe era su primo. Sus orbes oscuros contemplaban la escena con admiración sintiendo ganas de morder él también a los demás. Sabía que no era muy buena idea y continuó lanzando puñetazos a los demás de forma violenta. Su rostro expresaba diversión, pues por fin se lo estaba pasando en grande. Sus rivales caían como tocino en invierno. Sarka parecía tener la batalla ganada y una infame carcajada del luchador invadió la zona. El gusano continuaba a lo suyo también, eliminando a sus oponentes con una buena maestría en su forma de atacar.
- Al fin me muestras tus habilidades, pequeño. Creo que es el momento de que yo te muestre lo que es un verdadero infierno.
Zero entonces empezó a reír cuando aquellas luces pasaron sobre él. Sus ojos empezaron a tomar un tono verdoso y su piel pasó a estar recubierta de pelo. Su musculatura aumentó entonces y en poco tiempo ante las tropas de Zal había un enorme hombre guepardo de tres metros y medio o cosa así. La bestia rugió de forma exagerada y después impactó su puño derecho contra una de aquellas cosas, tratando de reventarle la cabeza de un golpe. Sus ojos se iluminaron despacio y entonces de una patada aérea, trató de desgarrar el cuello de otro con las garras de los pies. A continuación empezó a sentir la emoción de la batalla, observando una nube oscura que fue directa hacia el ejército enemigo con una densidad inmensa.
- ¿Qué te parece esto, pequeño colega? – Le dijo Zero al gusano con una ceja alzada y esperando algunas palabras.
- Al fin me muestras tus habilidades, pequeño. Creo que es el momento de que yo te muestre lo que es un verdadero infierno.
Zero entonces empezó a reír cuando aquellas luces pasaron sobre él. Sus ojos empezaron a tomar un tono verdoso y su piel pasó a estar recubierta de pelo. Su musculatura aumentó entonces y en poco tiempo ante las tropas de Zal había un enorme hombre guepardo de tres metros y medio o cosa así. La bestia rugió de forma exagerada y después impactó su puño derecho contra una de aquellas cosas, tratando de reventarle la cabeza de un golpe. Sus ojos se iluminaron despacio y entonces de una patada aérea, trató de desgarrar el cuello de otro con las garras de los pies. A continuación empezó a sentir la emoción de la batalla, observando una nube oscura que fue directa hacia el ejército enemigo con una densidad inmensa.
- ¿Qué te parece esto, pequeño colega? – Le dijo Zero al gusano con una ceja alzada y esperando algunas palabras.
- Sarka:
- Convertirse en forma híbrida, mode guepardo de 3 metros y medio ON, atacar a soldados de zal entre risas y hablar con mi gusano, esperando impresionarlo.
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Kasai alzó una ceja al darse cuenta de que aquellas jodidas cosas continuaban dirigiéndose hacia él. Sin duda, el tirador sabía lo que hacía cuando le envió aquello. Si quería un duelo de pistoleros, lo iba a tener. Los dorados ojos del chico se entrecerraron bajo las gafas de Sol y a continuación sacó de nuevo su galil, pero estaba vez con las balas antitanque. Mostró una sonrisa calmada y se mantuvo quieto. Tomó todo el aire que pudo y tras unos momentos lo soltó de golpe. Iba a tener que usar algo más intenso si quería eliminar a los proyectiles. Entonces fue cuando mostró una sonrisa ladeada y después se relamió despacio.
- Red Storm… – Susurró al mismo tiempo que empezaba a canalizar su energía en aquella arma de forma intensa.
- ¿Vas a hacer eso? – Preguntó el serafín en la mente del chico, esperando la respuesta, aunque sabiendo claramente lo que le iba a decir.
Entonces el rubio asintió con la cabeza y después esperó unos instantes. Una esfera roja se formó en el final del cañón de su arma, empezando a girar y a crecer levemente. De repente aquella esfera pasó a tener unos veinte centímetros de radio y Kasai empezó a disparar de nuevo. Esta vez, sus proyectiles iban con el triple de fuerza que antes y sumado a eso estaban las balas antitanque. Por si fuera poco, activó su haki de armadura superior, imbuyendo sus preciosidades y dispuesto a hacer pedazos aquellos proyectiles mientras su gesto era calmado.
- ¡Sufre el poder del bien! – Empezó a gritar mientras reía de forma calmada y el retroceso del arma lo hacía dar unos cuantos pasos hacia atrás. Se lo estaba pasando en grande por fin después de haber estado aburrido todo el jodido día en casa del juglar. Iría a ver a Albert en cuanto pasase todo.
- Red Storm… – Susurró al mismo tiempo que empezaba a canalizar su energía en aquella arma de forma intensa.
- ¿Vas a hacer eso? – Preguntó el serafín en la mente del chico, esperando la respuesta, aunque sabiendo claramente lo que le iba a decir.
Entonces el rubio asintió con la cabeza y después esperó unos instantes. Una esfera roja se formó en el final del cañón de su arma, empezando a girar y a crecer levemente. De repente aquella esfera pasó a tener unos veinte centímetros de radio y Kasai empezó a disparar de nuevo. Esta vez, sus proyectiles iban con el triple de fuerza que antes y sumado a eso estaban las balas antitanque. Por si fuera poco, activó su haki de armadura superior, imbuyendo sus preciosidades y dispuesto a hacer pedazos aquellos proyectiles mientras su gesto era calmado.
- ¡Sufre el poder del bien! – Empezó a gritar mientras reía de forma calmada y el retroceso del arma lo hacía dar unos cuantos pasos hacia atrás. Se lo estaba pasando en grande por fin después de haber estado aburrido todo el jodido día en casa del juglar. Iría a ver a Albert en cuanto pasase todo.
- Balt:
- Disparar con una tecnica super a los proyectiles + haki superior.
Eichi Tsukasa
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Eichi suspiró pesadamente y canceló sus técnicas, volviendo a su forma humana en el proceso. Sabía muy bien lo que pasaría ahora... y acertó. El cansancio empezó a recorrer su cuerpo, provocando que cerrara los ojos por algunos segundos. Dos peleas y dos victorias en tan poco tiempo. Lo consideraría como una hazaña, sino fuera por el hecho que su resistencia estaba a punto de agotarse. Era un milagro que aún pudiera mantenerse de pie. Si tenía que volver a pelear... posiblemente sería lo último que haría en su vida. Una mueca apareció en su rostro; podría huir si se diera el caso, pero habían dos factores que se lo impedía. No podía dejar a Alex sola a su suerte, además que era muy probable que su orgullo de príncipe no le dejase. Muy ortodoxo como noble podría ser, pero eso no quitaba el hecho que seguía siendo un noble a fin de cuentas. Su orgullo no era tan grande como el de los otros, pero igual molestaba a veces. Eran ocasiones como esas en las que lamentaba haber nacido dentro de la nobleza.
– Creo que ya no será un problema – le respondió a Alex con una sonrisa, esperando que no denotara lo cansado que se sentía en el momento.
Al cabo de unos segundos, pudo controlar su respiración. Aún sentía el cansancio acumulado, por lo que lo mejor era intentar descansar un poco para poner en marcha nuevamente. Activar la central era una sugerencia, pero esos dos no se iban a mover de allí. Por lo demás, aún estaba el tema de las cuerdas. El joven no tenía idea de lo peligroso que podía ser eso, pero no iba a intentar comprobarlo ahora. Eichi sacudió levemente su cabello y suspiro; la guerra estaba siendo más complicada de lo que había previsto. Y pensar que aún tenía que afrontar la que sucedía en su isla natal... Si, era un hecho que no tendría un merecido descanso en un largo tiempo.
– Así no llegaremos a ninguna parte – el pelirrojo suspiró y le habló a los dos tipos. – Quiero saber unas cosas... ¿De qué facción sois? ¿Por qué tanto apego por esta central? ¿Qué es lo que saben de toda esta guerra? – Eran preguntas legítimas, pero sabía muy bien que era probable que no respondieran. A lo menos, desearía saber más acerca de todo el conflicto que estaba sucediendo en Síderos. – Y soltad la cuerda, no vamos a intentar quedarnos con esta central, tan solo queremos saber lo que en verdad sucede en este lugar... por favor – el pelirrojo intentó buscar los ojos de su compañera, intentado decir con la mirada que le siguiese el juego por el momento. Era una de las pocas oportunidad que habían tenido para encontrar algo de información, y no la desaprovecharían.
– Creo que ya no será un problema – le respondió a Alex con una sonrisa, esperando que no denotara lo cansado que se sentía en el momento.
Al cabo de unos segundos, pudo controlar su respiración. Aún sentía el cansancio acumulado, por lo que lo mejor era intentar descansar un poco para poner en marcha nuevamente. Activar la central era una sugerencia, pero esos dos no se iban a mover de allí. Por lo demás, aún estaba el tema de las cuerdas. El joven no tenía idea de lo peligroso que podía ser eso, pero no iba a intentar comprobarlo ahora. Eichi sacudió levemente su cabello y suspiro; la guerra estaba siendo más complicada de lo que había previsto. Y pensar que aún tenía que afrontar la que sucedía en su isla natal... Si, era un hecho que no tendría un merecido descanso en un largo tiempo.
– Así no llegaremos a ninguna parte – el pelirrojo suspiró y le habló a los dos tipos. – Quiero saber unas cosas... ¿De qué facción sois? ¿Por qué tanto apego por esta central? ¿Qué es lo que saben de toda esta guerra? – Eran preguntas legítimas, pero sabía muy bien que era probable que no respondieran. A lo menos, desearía saber más acerca de todo el conflicto que estaba sucediendo en Síderos. – Y soltad la cuerda, no vamos a intentar quedarnos con esta central, tan solo queremos saber lo que en verdad sucede en este lugar... por favor – el pelirrojo intentó buscar los ojos de su compañera, intentado decir con la mirada que le siguiese el juego por el momento. Era una de las pocas oportunidad que habían tenido para encontrar algo de información, y no la desaprovecharían.
- Balt O8:
- Recibir todo el cansancio acumulado de lleno, pensar en cosas de la guerra e interrogar a los dos tipos acerca del conflicto de Síderos (y pedirle al rubio que soltara la cuerda que le une a Alex)
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Todo parecía haberse calmado un poco y eso era mucho de agradecer. Soltó un pequeño suspiro y metió su arma en la funda. La chica parecía ser buen trigo, pero el hecho de que fuese de la marina la hizo alertarse un poco. Fue una suerte inmensa que no la hubiese pillado con aquel jodido pirata del diablo, al que le deseaba lo peor. Se fijó en que la mujer tenía la piel oscura y un pelo realmente raro, pero igualmente ella no juzgaba por el aspecto. Notó una enorme onda cegadora pasar sobre ella de nuevo y por ello cerró los ojos con fuerza.
Sintió una rara sensación, pero por suerte no pasó nada. Lo que hubiese sido ya estaba lejos y había pasado a una velocidad impresionante. Tenía que admitir que en otra ocasión hubiese ido tras aquella cosa, pero actualmente pasaba de todo. Metió la mano derecha en el bolsillo y después de unos instantes observó a la chica de nuevo. No sabía lo que haría ella, pero Milena deseaba salir de aquel jodido sitio de una vez por todas.
- Yo me dirijo hacia el Sur. Voy a largarme de este sitio de una vez por todas ¿Qué vas a hacer tú? – Mencionó de forma calmada al mismo tiempo que comenzaba a caminar hacia el Sur.
No sabía si la chica pensaba seguirla, pero por su parte deseaba terminar con su visita a aquel maldito lugar de una vez por todas. Soltó el mayor de los suspiros entonces y pensó sobre qué hacer si aparecían enemigos. Seguramente los enfrentaría con su nueva arma, pero sus ánimos estaban demasiado bajos en ese momento, tanto que deseaba irse a la horca. Por el momento terminaría con su pequeño plan y después sabría bien lo que hacer a solas y en su isla.
Sintió una rara sensación, pero por suerte no pasó nada. Lo que hubiese sido ya estaba lejos y había pasado a una velocidad impresionante. Tenía que admitir que en otra ocasión hubiese ido tras aquella cosa, pero actualmente pasaba de todo. Metió la mano derecha en el bolsillo y después de unos instantes observó a la chica de nuevo. No sabía lo que haría ella, pero Milena deseaba salir de aquel jodido sitio de una vez por todas.
- Yo me dirijo hacia el Sur. Voy a largarme de este sitio de una vez por todas ¿Qué vas a hacer tú? – Mencionó de forma calmada al mismo tiempo que comenzaba a caminar hacia el Sur.
No sabía si la chica pensaba seguirla, pero por su parte deseaba terminar con su visita a aquel maldito lugar de una vez por todas. Soltó el mayor de los suspiros entonces y pensó sobre qué hacer si aparecían enemigos. Seguramente los enfrentaría con su nueva arma, pero sus ánimos estaban demasiado bajos en ese momento, tanto que deseaba irse a la horca. Por el momento terminaría con su pequeño plan y después sabría bien lo que hacer a solas y en su isla.
- Ex Meln:
- Hablar a Elya ir hacia el sur.
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El que hubiese hecho la explosión de la luz cegadora estaba un poco atontado, pues Madara cerró los ojos con fuerza notando un pitido brutal en los oídos y tambaleándose un poco. Debido a su monstruosa resistencia, pudo aguantar lo suficiente como para no marearse. Sin embargo, entre eso y las quemaduras se estaba mosqueando de verdad. Las palabras de la chica pelirroja y la arquera le estaban encima poniendo algo nervioso. No habría cadena que le atase ante aquel espectáculo. De todas formas, debía centrarse en lo que estaba. Cuando aquellas cosas continuaron disparando, usó su cola para interponer una especie de barrera a las personas de su lomo. El dolor que sintió fue considerable y no tardó en soltar un gruñido de dolor. El terrible dragón negro podía hacer de tanque, pero las quemaduras eran jodidas y molestas.
La bestia alada pudo ver entonces la muralla al fin y eso significaba que podría aterrizar en el interior, dejar a los pasajeros y lanzarse a por los jodidos discos él solo. Notó otro impacto doloroso cerca de su cabeza, por no decir en la sien. Algo de sangre bajó por su frente y el ser rugió de forma violenta, volviendo a lanzar ácido a presión contra aquellas cosas. Entonces desvió su cola tratando de cortar a más de uno platillo. Tras aquello la apartó y alzó la voz para que el grupo entero pudiesen escucharlo.
- ¡Fuego contra esas cosas!
Gritó al mismo tiempo que sobrevolaba la muralla bastante dolorido. Entonces aterrizó sin mirar donde en el interior, lanzándose al suelo y llevándose por delante parte del terreno. El ser alado extendió sus alas a modo de puente para que todo el mundo bajase de la jodida bestia. En cuando hubiesen salido todos, se colocaría en pie y volvería a su forma humana, con el ceño fruncido y los puños apretados. El increíble devastador de dos metros y medio hizo aparecer un par de alas en su espalda y después voló desenvainando su espadón de kairouseki, lanzándose a por los platillos que quedasen y tratando de partirlos en trozos.
- ¡Malditos seres de mierda!
La bestia alada pudo ver entonces la muralla al fin y eso significaba que podría aterrizar en el interior, dejar a los pasajeros y lanzarse a por los jodidos discos él solo. Notó otro impacto doloroso cerca de su cabeza, por no decir en la sien. Algo de sangre bajó por su frente y el ser rugió de forma violenta, volviendo a lanzar ácido a presión contra aquellas cosas. Entonces desvió su cola tratando de cortar a más de uno platillo. Tras aquello la apartó y alzó la voz para que el grupo entero pudiesen escucharlo.
- ¡Fuego contra esas cosas!
Gritó al mismo tiempo que sobrevolaba la muralla bastante dolorido. Entonces aterrizó sin mirar donde en el interior, lanzándose al suelo y llevándose por delante parte del terreno. El ser alado extendió sus alas a modo de puente para que todo el mundo bajase de la jodida bestia. En cuando hubiesen salido todos, se colocaría en pie y volvería a su forma humana, con el ceño fruncido y los puños apretados. El increíble devastador de dos metros y medio hizo aparecer un par de alas en su espalda y después voló desenvainando su espadón de kairouseki, lanzándose a por los platillos que quedasen y tratando de partirlos en trozos.
- ¡Malditos seres de mierda!
- Team Dragón:
- Aterrizar tras la muralla, desembarcar pasajeros, modo humano con alas, volar hacia los platillos supervivientes y estacazo limpio con espadon de kairo.
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Krauser se sorprendió al ver que su ataque no había funcionado de nada con aquellos dos tipos, los cuales parecían ser muy problemáticos. En ese momento observó el golpe del clon dirigirse hacia él de la misma forma que el verdadero lo hizo contra él. El demonio de la niebla entonces interpuso sus machetes en la trayectoria, parando el impacto con ellos y frunciendo el ceño. No se esperó la fuerza de aquel ser y no pudo evitar salir despedido hacia atrás. Su velocidad fue considerable y entonces su cuerpo se estampó contra un árbol, deshaciéndose en niebla al momento. El asesino se formó al instante y se quedó observando a su oponente con el gesto serio. La cosa iba a estar interesante. Encima, el resto también había fracasado contra el clon del marine. Fue en ese momento cuando el líder del grupo escuchó al comandante de Dexter por telepatía.
Era el momento de aumentar un poco el ritmo y fue entonces cuando Krauser permaneció con sus machetes en las manos. Si su enemigo atacaba con ataques rápidos y letales, su espadón no le iba a servir de mucho. Fue entonces cuando el demonio de la niebla se mantuvo callado, observando a su adversario tranquilamente. Iba a tener que esforzarse al máximo en aquella pelea, y por ello sus brazos se tornaron en un leve brillo. A continuación dieron un leve “estallido” y tomaron un color morado metálico. Su haki armadura estaba activado y ahora iba a mostrar su verdadero potencial de combate. Guardó el machete eléctrico y entonces se quedó con el de kairo en su mano izquierda y el guantelete de cuchillas en la derecha. Aquello estaba a punto de complicarse.
- Ataca justo detrás de mí. Somos dos y por lo tanto, tendremos mayor resistencia. Tampoco creo que pueda ser mejor que el original.
Pensó para que su compañero le escuchase. A continuación, el demonio de la niebla corrió hacia su oponente a una velocidad tranquila. Cuando estuvo cerca, dio un último sprint y trató de cortarle la cabeza con el machete, seguidamente intentó atravesarle el pecho con sus cuchillas del guantelete y acto seguido giró sobre sí mismo, formando un enorme puño de niebla alrededor de su mano, con el que intentó reventarle la cabeza literalmente al clon. Le diese o no, saltaría a un lado para dejar paso al ataque de su compañero y de esa forma tratar de pillarlo desprevenido.
- ¡Ahora! – Volvió a pensar.
Era el momento de aumentar un poco el ritmo y fue entonces cuando Krauser permaneció con sus machetes en las manos. Si su enemigo atacaba con ataques rápidos y letales, su espadón no le iba a servir de mucho. Fue entonces cuando el demonio de la niebla se mantuvo callado, observando a su adversario tranquilamente. Iba a tener que esforzarse al máximo en aquella pelea, y por ello sus brazos se tornaron en un leve brillo. A continuación dieron un leve “estallido” y tomaron un color morado metálico. Su haki armadura estaba activado y ahora iba a mostrar su verdadero potencial de combate. Guardó el machete eléctrico y entonces se quedó con el de kairo en su mano izquierda y el guantelete de cuchillas en la derecha. Aquello estaba a punto de complicarse.
- Ataca justo detrás de mí. Somos dos y por lo tanto, tendremos mayor resistencia. Tampoco creo que pueda ser mejor que el original.
Pensó para que su compañero le escuchase. A continuación, el demonio de la niebla corrió hacia su oponente a una velocidad tranquila. Cuando estuvo cerca, dio un último sprint y trató de cortarle la cabeza con el machete, seguidamente intentó atravesarle el pecho con sus cuchillas del guantelete y acto seguido giró sobre sí mismo, formando un enorme puño de niebla alrededor de su mano, con el que intentó reventarle la cabeza literalmente al clon. Le diese o no, saltaría a un lado para dejar paso al ataque de su compañero y de esa forma tratar de pillarlo desprevenido.
- ¡Ahora! – Volvió a pensar.
- Team Quimera:
- Atacar a ese clon tras hablar con deaths por telepatia.
Datos:
Pus pasivos: reflejos x3 // Agilidad x3 // Velocidad x2 // Resistencia x3 // Fuerza x4
Técnicas: Kiri Punch: Krauser puede acumular niebla alrededor de su brazo, en ese momento se forma un puño de un metro de altura y cincuenta centímetros de ancho. Está totalmente hecho de su elemento. Cuando golpea con él, lo hace con el doble de fuerza de la que disponga en ese momento. Endurece el puño de niebla, haciendo que tome la dureza y la tenacidad del hierro.
Corte con el machete de kairo y puñalada al estómago con este guantelete:
Equipo Especial De Krauser: Se trata de una coraza de tirantes similar a la de la foto de perfil. Está hecha de titanio. Tambien consta de dos guanteletes que le cubren hasta la muñeca, están hechos de titanio y en la zona de los tres nudillos centrales de cada mano tienen un cuchilla de quince centímetros de largo. De esa forma tiene tres en cada mano. Dichas cuchillas tienen la habilidad de empezar a cargarse un post y al siguiente estar a una temperatura de 250º. Duran 3 post. El equipo especial tiene calidad O Wazamono.
Haki armadura superior activado
Mantra superior activado.
Krieg
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Me contestan, pero no como esperaba:
- Prepararemos su solicitud en cuanto podamos, Agente Alfa, ahora mismo estamos sobrecargados. Beros ha desaparecido, no responde a ningún intento de contacto.
¿Qué estará haciendo el líder? Y más importante ¿con qué demonios están “sobrecargados”? El ejército está aquí.
Me acerco a una de las ventanas laterales del vehículo para ver el efecto de mi orden mientras pienso el siguiente paso. La explosión no es lo suficientemente grande como para ofrecer una ventaja táctica deci… Todo cae, tragado en el abismo que se crea alrededor de la torcida torre que colapsa. ¿Un 70% del ejército quizá? Debemos aprovecharlo.
- Chicos, buen trabajo con los explosivos- levanto mi pulgar, otorgando el refuerzo positivo que mejorará su desarrollo como soldados y personas-. Ahora tenemos que aprovechar esta ventaja mientras el caos somete a sus tropas- me giro hacia los responsables del vehículo que nos ayudaron a subir, parte, probablemente, de un resto de tripulación ocupada en el manejo de la máquina – Uno de vosotros irá a avisar para que den la vuelta al aparato, necesitamos diezmarles con fuego antes de que se les aclaren las ideas, a menos claro, que podamos disparar de culo…- ¿no creo, no?- Que empiecen a disparar entre nuestra posición y la de ellos para empujarles hacia la falla creada por los explosivos. No podemos dejar que lleguen a nuestra base. –Declaro.
Deambulo por el interior del aparato mientras doy pequeños vistazos por sus ventanas. No puedo hacer que esto vaya más rápido, así que tengo que ir haciendo algo útil mientras. Abro mi comunicador:
- Base de Zilda, necesito un informe de su situación comprometida. Aquí hemos disminuido las fuerzas del enemigo considerablemente y giramos para intentar acabar con ellos, bajen la prioridad del armamento pero no la eliminen. Además me gustaría saber si sería posible acceder a la posición de Beros mediante alguno de sus robots- algo que he pensado y no he dicho- , debería ser más fácil acceder a ellos que a su dispositivo personal. Sigo esperando la confirmación de las posiciones del resto de agentes leales. – Activo la red de información para ver lo que sucede en T15-16, nuestra base. ¿Con qué se encuentran tan “sobrecargados”? ¿Es que pilotan los cacharros estos de forma remota? Eso sería útil… Idea apuntada.
Espero a que el cacharro confirme mi orden.
- ¿Chicos – una vez más y el refuerzo positivo se acabará-, os queda más C4? Tengo una idea, pero necesito que nos traigan unos cuantos mini…-señalo con la mano a la maquinaria en la que nos encontramos mientras miro al responsable del vehículo al que no le di la orden anterior- unos cuantos mini-estos.
- Prepararemos su solicitud en cuanto podamos, Agente Alfa, ahora mismo estamos sobrecargados. Beros ha desaparecido, no responde a ningún intento de contacto.
¿Qué estará haciendo el líder? Y más importante ¿con qué demonios están “sobrecargados”? El ejército está aquí.
Me acerco a una de las ventanas laterales del vehículo para ver el efecto de mi orden mientras pienso el siguiente paso. La explosión no es lo suficientemente grande como para ofrecer una ventaja táctica deci… Todo cae, tragado en el abismo que se crea alrededor de la torcida torre que colapsa. ¿Un 70% del ejército quizá? Debemos aprovecharlo.
- Chicos, buen trabajo con los explosivos- levanto mi pulgar, otorgando el refuerzo positivo que mejorará su desarrollo como soldados y personas-. Ahora tenemos que aprovechar esta ventaja mientras el caos somete a sus tropas- me giro hacia los responsables del vehículo que nos ayudaron a subir, parte, probablemente, de un resto de tripulación ocupada en el manejo de la máquina – Uno de vosotros irá a avisar para que den la vuelta al aparato, necesitamos diezmarles con fuego antes de que se les aclaren las ideas, a menos claro, que podamos disparar de culo…- ¿no creo, no?- Que empiecen a disparar entre nuestra posición y la de ellos para empujarles hacia la falla creada por los explosivos. No podemos dejar que lleguen a nuestra base. –Declaro.
Deambulo por el interior del aparato mientras doy pequeños vistazos por sus ventanas. No puedo hacer que esto vaya más rápido, así que tengo que ir haciendo algo útil mientras. Abro mi comunicador:
- Base de Zilda, necesito un informe de su situación comprometida. Aquí hemos disminuido las fuerzas del enemigo considerablemente y giramos para intentar acabar con ellos, bajen la prioridad del armamento pero no la eliminen. Además me gustaría saber si sería posible acceder a la posición de Beros mediante alguno de sus robots- algo que he pensado y no he dicho- , debería ser más fácil acceder a ellos que a su dispositivo personal. Sigo esperando la confirmación de las posiciones del resto de agentes leales. – Activo la red de información para ver lo que sucede en T15-16, nuestra base. ¿Con qué se encuentran tan “sobrecargados”? ¿Es que pilotan los cacharros estos de forma remota? Eso sería útil… Idea apuntada.
Espero a que el cacharro confirme mi orden.
- ¿Chicos – una vez más y el refuerzo positivo se acabará-, os queda más C4? Tengo una idea, pero necesito que nos traigan unos cuantos mini…-señalo con la mano a la maquinaria en la que nos encontramos mientras miro al responsable del vehículo al que no le di la orden anterior- unos cuantos mini-estos.
- Resumen Zilda Adam en el Walker :
- Ver la explosión. Preguntarme cosas. Felicitar a mis soldados con un thumbs up. Ordenar a uno de los responsables del vehículo (de los dos que estaban ahí) que avisen para que den al vuelta hacia el enemigo y diezmarlos con fuego (Disparando entre nuestras posiciones para ir cada vez más hacia ellos y empujarles al accidente del terreno creado por los explosivos). Pedir reporte a la base de Zilda. Informar de nuestras acciones y la explosión. Activar red “espionaje” en nuestra base para saber con qué están tan “sobrecargados”. Preguntar si nos queda C4 para que el otro responsable nos traiga unos cuantos miniwalkers voladores.
Vilya sûlceleb
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Madara seguía recibiendo fuego por nosotros, se estaba tomando demasiado enserio eso de protegernos y yo me estaba cansando de esas cosas voladoras. Solté otras dos flechas más contra ellas esperando derribar un par más. Un fuerte fogonazo a poca distancia de nosotros me dejó ciega por unos instantes. Si mis cálculos no me fallaban la explosión ocurrió allí donde habíamos estado reunidos. Al parecer Beros nos tenía más miedo del que pensaba si usaba esa potencia de fuego contra nosotros. Estábamos ya pasando la muralla cuando recobré del todo la visión. La bestia de mi interior estaba deseosa de salir a luchar, parecía estar sufriendo por el mercenario más que yo.
Cuando el dragón empezó a sobrevolar la muralla, me impulse con todas mis fuerzas hacia arriba, mientras el comenzaba el descenso. En lo más alto del salto pasé a la forma completa de mi akuma, liberando a la dragona de mi interior. En cuanto pude comencé a batir las alas para estabilizarme, y de tener alguno de aquellos cacharros cerca le daría un buen coletazo. De lo contrario me lanzaría contra el primero que viera con garras y dientes, tratando de destrozarlo en el menor tiempo posible y luego pasando al siguiente. Si los había explotar al recibir daños fatales, los trataría de agarrar y lanzar contra la cercana muralla para que reventaran contra la misma.
Se sentía bien luchar de aquella manera, sentir el viento rozando todas las escamas del cuerpo, y lo más importante, disfrutar de la libertad que aquella forma ofrecía. Esta última sensación era muy probable que estuviera muy intensificada por los sentimientos de la criatura de mi interior, aunque yo lo compartiera con ella. Me fijé en si cerca había árboles, arbustos o plantas leñosas en los que poder usar mis poderes de control de plantas y usarlos contra aquellos discos mecánicos que tanto nos estaban tocando las narices.
Cuando el dragón empezó a sobrevolar la muralla, me impulse con todas mis fuerzas hacia arriba, mientras el comenzaba el descenso. En lo más alto del salto pasé a la forma completa de mi akuma, liberando a la dragona de mi interior. En cuanto pude comencé a batir las alas para estabilizarme, y de tener alguno de aquellos cacharros cerca le daría un buen coletazo. De lo contrario me lanzaría contra el primero que viera con garras y dientes, tratando de destrozarlo en el menor tiempo posible y luego pasando al siguiente. Si los había explotar al recibir daños fatales, los trataría de agarrar y lanzar contra la cercana muralla para que reventaran contra la misma.
Se sentía bien luchar de aquella manera, sentir el viento rozando todas las escamas del cuerpo, y lo más importante, disfrutar de la libertad que aquella forma ofrecía. Esta última sensación era muy probable que estuviera muy intensificada por los sentimientos de la criatura de mi interior, aunque yo lo compartiera con ella. Me fijé en si cerca había árboles, arbustos o plantas leñosas en los que poder usar mis poderes de control de plantas y usarlos contra aquellos discos mecánicos que tanto nos estaban tocando las narices.
- Team dragón:
- Saltar de Madara pasando a forma completa de la akuma y atacar a los drones. Mirar cerca en busca de árboles y plantas que poder usar en mi ataque a los cacharros.
barbazul
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Finalmente había acabado con aquella cosa, pues no podía recibir otro nombre. Dentro de la armadura músculos, piezas metálicas, engranajes y muchas más cosas estaban parándose mientras la misma dejaba caer la espada y terminaba derrumbándose. ¿Qué clase de tecnología era aquella? Y quien la estaría controlando para acabar con ciudadanos normales. Al pensar en los ciudadanos normales, me acordé de la mujer de la casa. Recogiendo aquella arma que había conseguido atravesar mi armadura, colgándola en la espada y me dirigí al interior de nuevo, guiándome por la presencia humana y desactivando mi haki armadura. esperaba que esta vez no tuviera que convencerla para bajar el cuchillo, si aún lo portaba.
-Tranquila, soy yo de nuevo, esa cosa no volverá a tratar de haceros daño. – Dije mientras me acercaba a la presencia con las manos abiertas mostrando que volvía a estar desarmado. Mis katanas volvían a reposar en el cinto donde les correspondía. - ¿Te encuentras bien, has recibido algún golpe? – Le pregunté a la dama antes de hacerle varias preguntas que me carcomían por dentro. - ¿Quién controla esas armaduras? ¿Por qué atacan sin más a la gente?
Dejaría tiempo para que la señora pudiera responder a todas mis preguntas. Mientras tanto, si no parecía tener ya actitud hostil, trataría de quitarme la armadura para aplicar primeros auxilios a la herida y dejar de gastar energía en la tinta que la recubría. Lo principal era limpiarla y tratar de cerrarla. Mis conocimientos en bioingeniería era probable que no me fueran a ayudar mucho en esa tarea, pero al menos sabría si me había afectado a algún órgano. Puede que con algo de suerte la mujer supiera algo de costura y me quisiera ayudar a coser la herida para que se cerrara cuanto antes. Dexter me mataría por el agujero en la armadura que me había fabricado. Hablando de él.
-¿No tendrás por casualidad un Den Den Mushi por aquí? Tendría que llamar a mi capitán e informarle de las amenazas dentro de la ciudad y lo que me contaste de todas las facciones para dejar de apoyarlas.
-Tranquila, soy yo de nuevo, esa cosa no volverá a tratar de haceros daño. – Dije mientras me acercaba a la presencia con las manos abiertas mostrando que volvía a estar desarmado. Mis katanas volvían a reposar en el cinto donde les correspondía. - ¿Te encuentras bien, has recibido algún golpe? – Le pregunté a la dama antes de hacerle varias preguntas que me carcomían por dentro. - ¿Quién controla esas armaduras? ¿Por qué atacan sin más a la gente?
Dejaría tiempo para que la señora pudiera responder a todas mis preguntas. Mientras tanto, si no parecía tener ya actitud hostil, trataría de quitarme la armadura para aplicar primeros auxilios a la herida y dejar de gastar energía en la tinta que la recubría. Lo principal era limpiarla y tratar de cerrarla. Mis conocimientos en bioingeniería era probable que no me fueran a ayudar mucho en esa tarea, pero al menos sabría si me había afectado a algún órgano. Puede que con algo de suerte la mujer supiera algo de costura y me quisiera ayudar a coser la herida para que se cerrara cuanto antes. Dexter me mataría por el agujero en la armadura que me había fabricado. Hablando de él.
-¿No tendrás por casualidad un Den Den Mushi por aquí? Tendría que llamar a mi capitán e informarle de las amenazas dentro de la ciudad y lo que me contaste de todas las facciones para dejar de apoyarlas.
- Ex Zal:
- Terminar con la armadura, recoger su arma y hablar con la mujer, tratar de darme primeros auxilios y a ser posible que la mujer me cosa la herida (usar mis conocimientos científicos para evitar infecciones). Pedir un DDM para contactar con Dex y contarle todo.
Rocket Raccoon
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El mapache se sujetó fuertemente al dragón. Se lo estaba pasando bien, sin duda, pero la cosa empezaba a complicarse demasiado. El dragón aterrizó y dejó a todos los que habían sobre su espalda en el suelo. El mapache se deshizo en arena y llegó hasta el suelo para luego reformarse. Nada más crear su cuerpo de nuevo, se llevó la mano al cinturón y sacó una de sus granadas. Giró la pequeña rueda de la APHADD, cambiando de modo. Un pequeño compartimento para la munición se abrió. A diferencia del resto de modos, la munición necesaria para este era más grande de lo normal. El mapache sonrió mientras colocaba la granada en su interior, con la posición correcta. Cerró el compartimento y apuntó hacia arriba, donde el dragón había vuelto a subir a atacar a aquellas cosas.
- ¡DRAGÓN! ¡BOOM! -gritó.
Apretó el gatillo. La granada salió disparada a un par de metros de la derecha del dragón y, justo entonces, tal como los calculos del mapache habían predicho, explotó. El animal esperaba así al menos afectar a al menos un par de aquellas cosas y ayudar a su nuevo amigo. Le había caído bien.
- ¡DRAGÓN! ¡BOOM! -gritó.
Apretó el gatillo. La granada salió disparada a un par de metros de la derecha del dragón y, justo entonces, tal como los calculos del mapache habían predicho, explotó. El animal esperaba así al menos afectar a al menos un par de aquellas cosas y ayudar a su nuevo amigo. Le había caído bien.
- Team Dragón Madara C::
- Bajar de Madara, cargar el lanzagranadas y tirar una hacia las cosas esas mientras Madara lucha(?)
Rylanor
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Kai apretó los puños y se contuvo, ansioso. En apenas un instante todo se había desmoronado; el imbécil de Danio había llegado retomando el tema de las sospechas y pidiéndole que expusiera sus motivos, ¡¿es que no le había escuchado retirarlas por falta de pruebas?! Pero eso no era lo que lo había puesto de los nervios, sino que había sido lo bastante idiota como para preguntarle a la pretora si estaba enamorada del antiguo rey. Aún encima una tipa había llegado gritando no se qué de estar harta de esa guerra y activado un aparato que liberó una cosa negra muy similar a la nube que Meln había empleado en la guerra. Soltando un taco se puso en guardia, convencido de que Ballarad reaccionaría violentamente a aquellas provocaciones, pero para su sorpresa esta se limitó a desactivar el aparato de la chica y tratar de calmarla, para decir luego que había querido al antiguo monarca como si fuera un padre... ¿o realmente decía que lo era? ¿Era su hija bastarda? Por lo que sabía, sólo el pretor de Zal era heredero legítimo al trono. Suspiró, relajándose bastante.
- Os seguiré desde el aire, pretora Ballarad - declaró, comenzando a elevarse - Podemos partir cuando lo deseéis.
Se situó algo por detrás del carro de osos de la pretora, varios metros en el aire. Las palabras de Dexter lo habían dejado confuso, muy confuso... ¿qué debía hacer? Respetaba al Yonkou hasta cierto punto, pues para ser un criminal lo consideraba una persona amable y de buen corazón. Pero seguía siendo uno de los Cuatro Emperadores y había dejado muy claros sus planes. De primeras había dicho que la detuviera igual por ser una fanática religiosa... no podía aceptar aquella línea de pensamiento. Por muy radical que fuese, no seguía una religión intrínsecamente maligna y mientras no cometiese actos realmente repudiables y tuviese pruebas de ello, no podía simplemente cargar contra ella y arrestarla... ¿o sí? Tenía serias dudas al respecto. Le había quedado claro que la forma de pensar primitiva y fanática de la Iglesia de Balt no era lo que Síderos necesitaba para apaciguar los viejos conflictos y sanar las heridas de décadas de guerra civil. El Gobierno Mundial se podría encargar mucho mejor, y... de hecho la otra opción dada por Dexter era buena. Pero tenía muy claro que el pirata no le había dicho que le prometiera eso con miras a permitir que sucediera. Además de que ya había prometido a Madara el dinero de Zilda y a la Revolución las armas de Sarka. Apretó los dientes y sacó el den den mushi que le había dado el pirata, alejándose un par de metros más hacia atrás. Total, la tipa no podría verle a su espalda hacerlo.
- Ha aceptado que sea un observador neutral. ¿Qué pretendes realmente? ¿Aún mantienes tu plan original? De ser así... quiero que me expliques qué iguala a esta gente de Balt a los locos de Zal y Sarka, a esos asesinos de Meln o al tubitos de Beros. No me gustan sus métodos, pero creo que son claramente el mal menor. Si tuviese un verdadero motivo para arrestar a Ballarad, la cosa cambiaría, claro.
Habló en un tono lo bastante bajo como para que Ballarad no lo escuchara, pero lo suficiente alto como para que se le escuchara a pesar del viento debido al vuelo. Para esto se acercó bastante el caracol a la cara, replegando la máscara. "Si pudiera conectar este aparato al den den mushi de mi armadura, sería todo más sencillo." Una vez hubiese hablado con Dexter, decidió que era buena idea de todos modos hacer caso a sus anteriores palabras. Empleando el den den mushi de la armadura llamó a Al, colocando la máscara de nuevo. Ahora le sería bastante más cómodo hablar.
- Camarero, soy Kai. Quiero un mojito con extra de hielo, digo... - igual era buena idea ponerse serio. Carraspeó y siguió hablando - He dejado Zilda junto con la mayor parte de los otros que habían ido a apoyar a Beros. Hemos descubierto que habían conspirado para iniciar esta guerra. En estos momentos me dirijo a encuentro escoltando a Ballarad como observador neutral. ¿Dónde estás tú?
- Os seguiré desde el aire, pretora Ballarad - declaró, comenzando a elevarse - Podemos partir cuando lo deseéis.
Se situó algo por detrás del carro de osos de la pretora, varios metros en el aire. Las palabras de Dexter lo habían dejado confuso, muy confuso... ¿qué debía hacer? Respetaba al Yonkou hasta cierto punto, pues para ser un criminal lo consideraba una persona amable y de buen corazón. Pero seguía siendo uno de los Cuatro Emperadores y había dejado muy claros sus planes. De primeras había dicho que la detuviera igual por ser una fanática religiosa... no podía aceptar aquella línea de pensamiento. Por muy radical que fuese, no seguía una religión intrínsecamente maligna y mientras no cometiese actos realmente repudiables y tuviese pruebas de ello, no podía simplemente cargar contra ella y arrestarla... ¿o sí? Tenía serias dudas al respecto. Le había quedado claro que la forma de pensar primitiva y fanática de la Iglesia de Balt no era lo que Síderos necesitaba para apaciguar los viejos conflictos y sanar las heridas de décadas de guerra civil. El Gobierno Mundial se podría encargar mucho mejor, y... de hecho la otra opción dada por Dexter era buena. Pero tenía muy claro que el pirata no le había dicho que le prometiera eso con miras a permitir que sucediera. Además de que ya había prometido a Madara el dinero de Zilda y a la Revolución las armas de Sarka. Apretó los dientes y sacó el den den mushi que le había dado el pirata, alejándose un par de metros más hacia atrás. Total, la tipa no podría verle a su espalda hacerlo.
- Ha aceptado que sea un observador neutral. ¿Qué pretendes realmente? ¿Aún mantienes tu plan original? De ser así... quiero que me expliques qué iguala a esta gente de Balt a los locos de Zal y Sarka, a esos asesinos de Meln o al tubitos de Beros. No me gustan sus métodos, pero creo que son claramente el mal menor. Si tuviese un verdadero motivo para arrestar a Ballarad, la cosa cambiaría, claro.
Habló en un tono lo bastante bajo como para que Ballarad no lo escuchara, pero lo suficiente alto como para que se le escuchara a pesar del viento debido al vuelo. Para esto se acercó bastante el caracol a la cara, replegando la máscara. "Si pudiera conectar este aparato al den den mushi de mi armadura, sería todo más sencillo." Una vez hubiese hablado con Dexter, decidió que era buena idea de todos modos hacer caso a sus anteriores palabras. Empleando el den den mushi de la armadura llamó a Al, colocando la máscara de nuevo. Ahora le sería bastante más cómodo hablar.
- Camarero, soy Kai. Quiero un mojito con extra de hielo, digo... - igual era buena idea ponerse serio. Carraspeó y siguió hablando - He dejado Zilda junto con la mayor parte de los otros que habían ido a apoyar a Beros. Hemos descubierto que habían conspirado para iniciar esta guerra. En estos momentos me dirijo a encuentro escoltando a Ballarad como observador neutral. ¿Dónde estás tú?
- Sagrada Orden No Tan Templada de los Mininos del Den Den Mushi:
- - Ponerse un tanto nervioso ante la racha de cagadas de mis "compañeros."
- Seguir a Ballarad volando.
- Llamar a Dexter.
- Llamar a Al.
Ichizake
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"¿Qué son realmente?", se cuestionó Gerald. Los ataques de los dos revolucionarios no lograban acertarles; de hecho, eran incapaces incluso de tocar a aquella gente. Los traspasaban como si de espíritus se tratase. ¿Qué clase de magia era ésa? En cualquier caso, eso al menos explicaba por qué sus poderes parecían no tener efecto en ellos. No parecía que pudiesen vencer a tales enemigos pero, si realmente no eran tangibles, tampoco deberían resultar una amenaza para ellos.
El espadachín coincidió con Galia, quién, por suerte, se había mostrado considerada al dejar de utilizar su extraño y gélido poder, en que marcharse de allí sería lo mejor. Perder el tiempo con las rarezas del mundo subterráneo de Síderos le estaba haciendo perder la paciencia.
Se encaminó también hacia la salida, volviendo por el lugar por el que había llegado. Por suerte era un camino sencillo y no debería costarles llegar hasta la luz que entraba desde el exterior. Pero no se alejaría de allí sin tomarse la precaución de echar el ojo a sus fantasmales atacantes. No les daría la espalda hasta no estar seguro de que realmente no eran peligrosos.
Antes de echar a andar, se dio cuenta de la luz que brillaba en las alturas. Se preguntaba de dónde podía provenir a pesar de que no tenía intención de acercarse a ella; no quería arriesgarse a quedar atrapado en el absurdo universo que había montado allí abajo. Y cuando oyó como el maldito anciano del puente repetía su estúpida fórmula de las tres preguntas emprendió el camino a paso ligero.
- Meln:
- Ir también hacia la salida
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Dexter sintió un pinchazo. En su espalda, la cabeza de Zuko estaba incrustada en él, pero no le dio importancia. ¿Debería? Tal vez, aunque fue un golpe suave, casi cariñoso. Se habría molestado de hacerlo caer o algo así, pero todos estaban listos para seguir... Excepto el esqueleto. ¿Por qué se había ido a la puñetera flor? No pensaba ir detrás de él. Por mucho que fuera parte de su equipo, las normas estaban claras y las había incumplido. Y él tenía una misión en todo aquello.
Colgó el teléfono y lo guardó en el bolsillo. M.I.D.O.R.I.M.A. señalaba la temperatura, humedad, y ahora que estaba en medio de la ciudad, activó el sónar de S.M.A.U.G. para hacer un mapeado previo de las zonas próximas. Toda precaución era poca en ese lugar, al fin y al cabo. ¡Y tenía que sonar el Den Den mushi de nuevo! Era Kai, cómo no. Tanto llamar y colgar dando tiempo sólo a una frase o dos no era una buena estrategia comunicativa, aunque desde un inicio no había dado muestras de inteligencia real. En serio, ¿Cómo era de incompetente la Marina para que su cúpula superior tuviera a Kai como miembro?
-Mi plan... Oh, cierto. ¿Ése que te saltaste a la torera rompiendo toda disciplina militar? Sigue completamente en pie- hizo una pausa-. Al fin y al cabo, el reinado de Balarad no impide a Madara saquear Zilda ni a Krauser llevarse las armas. Además, mientras sea un reinado justo... Quién gobierne no es asunto mío.
Dejó el teléfono a la espera de respuestas, observando todo a su alrededor. Eran mayormente ruinas, no había nada más allá de edificios casi derruidos y un camino hacia el centro de la ciudad. ¿Ése era el camino? Ése era el camino. Tenía que encontrar el Grial cuanto antes, en cualquier caso.
-De todos modos, esto lo hace el Gobierno Mundial desde siempre. Se ganan a un mandatario y afilian su país. Y dime ya qué tengo que buscar, por favor. No me gustaría equivocarme y que todo el reino me persiguiera de repente.
Comenzó a caminar hacia el interior, convencido de que alguna pista asomaría por alguna parte, antes o después.
-Zuko, no te alejes de mí. Hinori, vamos. Tenemos trabajo por hacer.
Todavía tenía el teléfono en la oreja, esperando una respuesta.
Colgó el teléfono y lo guardó en el bolsillo. M.I.D.O.R.I.M.A. señalaba la temperatura, humedad, y ahora que estaba en medio de la ciudad, activó el sónar de S.M.A.U.G. para hacer un mapeado previo de las zonas próximas. Toda precaución era poca en ese lugar, al fin y al cabo. ¡Y tenía que sonar el Den Den mushi de nuevo! Era Kai, cómo no. Tanto llamar y colgar dando tiempo sólo a una frase o dos no era una buena estrategia comunicativa, aunque desde un inicio no había dado muestras de inteligencia real. En serio, ¿Cómo era de incompetente la Marina para que su cúpula superior tuviera a Kai como miembro?
-Mi plan... Oh, cierto. ¿Ése que te saltaste a la torera rompiendo toda disciplina militar? Sigue completamente en pie- hizo una pausa-. Al fin y al cabo, el reinado de Balarad no impide a Madara saquear Zilda ni a Krauser llevarse las armas. Además, mientras sea un reinado justo... Quién gobierne no es asunto mío.
Dejó el teléfono a la espera de respuestas, observando todo a su alrededor. Eran mayormente ruinas, no había nada más allá de edificios casi derruidos y un camino hacia el centro de la ciudad. ¿Ése era el camino? Ése era el camino. Tenía que encontrar el Grial cuanto antes, en cualquier caso.
-De todos modos, esto lo hace el Gobierno Mundial desde siempre. Se ganan a un mandatario y afilian su país. Y dime ya qué tengo que buscar, por favor. No me gustaría equivocarme y que todo el reino me persiguiera de repente.
Comenzó a caminar hacia el interior, convencido de que alguna pista asomaría por alguna parte, antes o después.
-Zuko, no te alejes de mí. Hinori, vamos. Tenemos trabajo por hacer.
Todavía tenía el teléfono en la oreja, esperando una respuesta.
- Team Zafiro gatitos:
- Hablar con Kai, avanzar hacia el centro.
Tenebrex
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Las balas no tenían efecto alguno, los ataques eran esquivados con gran facilidad y, sorprendente e inexplicablemente, el falso marine tampoco podía ser cegado. Su superioridad numérica no parecía darles ventaja alguna, al menos en el combate contra el clon de Silver. En el otro, aún habría que ver que pasaba ahora que Krauser parecía que se iba a poner serio.
-"Pero... Pero ¿qué está pasando? ¿De qué están hechos? ¿Qué son?" - Se preguntó Edward al ver la ineficacia de todos los ataques dirigidos a ambos clones. El falso Silver le había lanzado el puño derecho y apenas pudo esquivarlo, lo cual le había sorprendido.-"Es rápido, muy rápido, si me hubiera despistado un poco me hubiera dado".
Tan rápido como pudo, intentó agarrar la cadena que unía el brazo a la mano. Si lo conseguía, le lanzaría una corriente eléctrica a través de esta y la soltaría en cuanto notase que la recogía.
-"Ahora verás"- Suspirando para relajarse y controlar su respiración, dio un salto de nuevo hacia su oponente tan rápido como pudo. Trataría de alcanzarle con el Hebi Kōsen y, a continuación, saltar hacia él de nuevo para darle un rodillazo en el pecho. Por último, retrocedería para no ser un obstáculo a los demás.
Edward ya estaba empezando a perder consciencia de su alrededor, ya no prestaba atención al otro combate, estaba demasiado concentrado en el suyo propio.
-¡Vamos!- Gritó a sus compañeros, más por su propio entusiasmo que por estrategia o ánimo.
Si nada de lo que hicieran tenía efecto... Bueno, aún podían esperar que llegara Osuka a salvarles el pellejo, pero no podían depender de ello. Él ya estaba combatiendo y de seguro estaba ocupado, sería extraño, aunque una muy grata sorpresa, que ya hubiera acabado el combate con aquel robot y se presentara aquí de un momento a otro, pero parecía bastante improbable. Sólo estaban ellos y no podían depender de nadie más.
-"Pero... Pero ¿qué está pasando? ¿De qué están hechos? ¿Qué son?" - Se preguntó Edward al ver la ineficacia de todos los ataques dirigidos a ambos clones. El falso Silver le había lanzado el puño derecho y apenas pudo esquivarlo, lo cual le había sorprendido.-"Es rápido, muy rápido, si me hubiera despistado un poco me hubiera dado".
Tan rápido como pudo, intentó agarrar la cadena que unía el brazo a la mano. Si lo conseguía, le lanzaría una corriente eléctrica a través de esta y la soltaría en cuanto notase que la recogía.
-"Ahora verás"- Suspirando para relajarse y controlar su respiración, dio un salto de nuevo hacia su oponente tan rápido como pudo. Trataría de alcanzarle con el Hebi Kōsen y, a continuación, saltar hacia él de nuevo para darle un rodillazo en el pecho. Por último, retrocedería para no ser un obstáculo a los demás.
Edward ya estaba empezando a perder consciencia de su alrededor, ya no prestaba atención al otro combate, estaba demasiado concentrado en el suyo propio.
-¡Vamos!- Gritó a sus compañeros, más por su propio entusiasmo que por estrategia o ánimo.
Si nada de lo que hicieran tenía efecto... Bueno, aún podían esperar que llegara Osuka a salvarles el pellejo, pero no podían depender de ello. Él ya estaba combatiendo y de seguro estaba ocupado, sería extraño, aunque una muy grata sorpresa, que ya hubiera acabado el combate con aquel robot y se presentara aquí de un momento a otro, pero parecía bastante improbable. Sólo estaban ellos y no podían depender de nadie más.
- Team Quimera:
- Esquivar a duras penas el ataque del falso Silver, intentar electrocutarlo, activar un par de ámbitos (los pongo aquí abajo) y lanzarme hacia él de nuevo, lanzándole el Hebi Kōsen y un rodillazo. Estar tan metido en el combate que empieza a perder la noción de lo que le rodea (es una de sus ineptitudes).
Ámbitos usados:
"Luchador Demencial": Activa: En un combate [...] multiplica su velocidad por 1'5 durante dos posts. Necesita dos de recarga. Puede usarla con sus demás habilidades.
"Corriente Natural II": Activa, puede crear descargas o corrientes de intensidad moderada, teniendo dos post de recarga.
"Pulmones de acero": Activa, puede mejorar su respiración para soportar dos post haciendo esfuerzos físicos grandes sin cansarse ni producir agujetas
Técnica usada:
"Hebi Kōsen (Técnica Manual Kuchiyose)": Edward puede lanzar una cobra eléctrica de 0.7 (ancho contando la "capucha) x 0.4 (alto) x 1.5 (largo). Dos veces por combate y recorre veinte metros antes de desaparecer.
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Veo que llegan un par de médicos de batalla a tratar al pretor. Mientras, entre las filas de Zal parecen florecer rencillas pasadas y el miedo, pues sus soldados comienzan a huir, pelearse entre ellos o lanzarse a la batalla, por lo que parece, llenos de furia ciega. Mis esperanzas de que con esto la batalla haya acabado van en aumento, aunque aun necesitamos que Grum se recupere. Es el líder de las tropas, el destinado a gobernar y a derrotar a los otros pretores, aunque en el estado en el que esta no parece que pudiera conseguirlo. Trato de acercarme a ayudar con el manual cuando me apartan de forma brusca.
El líder de Sarka parece recriminarnos matar a sus tropas y hacerle perder la guerra, que le habrán dado para confundirlo de esa manera. Se me ocurre esperar a ver si se alejan los doctores y usar mi manual, es algo curativo, mal no le va a hacer, eso seguro. Las armaduras mantienen la posición, y que las bestias estén enfrascadas en sus disputas ayuda a no sufrir más bajas. Aunque eso parece estar a punto de cambiar. A lo lejos una figura emerge de la polvareda montada sobre una de aquellas cosas monstruosas ¿Ni matando a su jefe se acaba aquella horda o qué?
Elevándome ligeramente gracias a mi estado logia, apunto con el colgante hacía el que ha hablado, suponiendo que sería el segundo al mando o algo así. Muy posiblemente estuviera aprovechando la muerte de su líder para tomar él el mando de las tropas restantes. De cualquier manera, ayudándome de unos cálculos rápidos sobre la precisión y dispersión del fuego de artillería, se lo lanzaría encima, tratando en lo posible de no afectar a más tropas de Sarka para no enfurecer aún más a Grum.
El líder de Sarka parece recriminarnos matar a sus tropas y hacerle perder la guerra, que le habrán dado para confundirlo de esa manera. Se me ocurre esperar a ver si se alejan los doctores y usar mi manual, es algo curativo, mal no le va a hacer, eso seguro. Las armaduras mantienen la posición, y que las bestias estén enfrascadas en sus disputas ayuda a no sufrir más bajas. Aunque eso parece estar a punto de cambiar. A lo lejos una figura emerge de la polvareda montada sobre una de aquellas cosas monstruosas ¿Ni matando a su jefe se acaba aquella horda o qué?
Elevándome ligeramente gracias a mi estado logia, apunto con el colgante hacía el que ha hablado, suponiendo que sería el segundo al mando o algo así. Muy posiblemente estuviera aprovechando la muerte de su líder para tomar él el mando de las tropas restantes. De cualquier manera, ayudándome de unos cálculos rápidos sobre la precisión y dispersión del fuego de artillería, se lo lanzaría encima, tratando en lo posible de no afectar a más tropas de Sarka para no enfurecer aún más a Grum.
- Sarka:
- Ver lo que pasa en el campo de batalla. Pensar en que narices le han dado a Grum y usar el manual si se descuidan los médicos. Lanzar el fuego de artillería de la carta, si me es posible, hacía el que parece nuevo líder de Zal, tratando de minimizar daños con unos cálculos rápidos.
Valia Gyliel
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De nuevo me había pasado aquello, otra vez el estado de trance se apoderó de mí tras la bendición a Osuka. No sé cómo había seguido al grupo en forma automática hasta las puertas de lo que debía ser la base de operaciones de Zilda. Estaba bien escondida en medio del bosque, y además parecía contar con dos vigilantes de buen nivel, pues el jefe no había conseguido ni tocarlos. Con todos ya cuerpo a cuerpo mis ataques cegadores no servirían más que para fastidiar a mis compañeros, y no podía arriesgarme a que uno de los nuevos fuera maligno y hacerle daño con mi luz. Pensándolo bien, la usaría cuando el combate acabara, no podía consentir que alguien maligno nos acompañara por los riesgos que implicaba aquello.
Me acababa de acordar del poder del tridente, cogiéndolo lo eleve cargándolo antes de lanzar un rayo hacía uno de los guardianes. La verdad es que se lo lanzaría al que me había asignado el demonio de la niebla, a menos que fuera un blanco mucho más claro, y con menos complicaciones para mis compañeros del Krauser y el otro hombre. Una vez realizado el ataque, me acercaría a ayudar en el combate cuerpo a cuerpo. Mi fuerza, superior a la de muchos de los que estaban allí podía ser un factor determinante en la batalla que se libraba. Mis capacidades curativas también serían muy útiles, por lo que debería tratar de no arriesgarme demasiado para poder acercarme a cualquiera a usarlas, y no gastarlas en mí. Por mi cabeza se me paso una de las cosas mencionadas por Balarad, nuestros uniformes tenían poderes que aún no habíamos usado nunca. Uno de ellos, el común por lo que nos contaron seria alguna especie de sanación, el segundo sin embargo dependía de nosotros. Si aquello se alargaba es posible que lo probara.
Me acababa de acordar del poder del tridente, cogiéndolo lo eleve cargándolo antes de lanzar un rayo hacía uno de los guardianes. La verdad es que se lo lanzaría al que me había asignado el demonio de la niebla, a menos que fuera un blanco mucho más claro, y con menos complicaciones para mis compañeros del Krauser y el otro hombre. Una vez realizado el ataque, me acercaría a ayudar en el combate cuerpo a cuerpo. Mi fuerza, superior a la de muchos de los que estaban allí podía ser un factor determinante en la batalla que se libraba. Mis capacidades curativas también serían muy útiles, por lo que debería tratar de no arriesgarme demasiado para poder acercarme a cualquiera a usarlas, y no gastarlas en mí. Por mi cabeza se me paso una de las cosas mencionadas por Balarad, nuestros uniformes tenían poderes que aún no habíamos usado nunca. Uno de ellos, el común por lo que nos contaron seria alguna especie de sanación, el segundo sin embargo dependía de nosotros. Si aquello se alargaba es posible que lo probara.
- Team quimera:
- Desvariar, usar el tridente para lanzar el rayo a uno de los enemigos, ir al combate cuerpo a cuerpo.
Zack Suky
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La joven nos dedicó simplemente una mirada antes de seguir hablando con Arribor como si nada. Era un bordería por su parte, aunque menor que la de su acompañante que ni siquiera hizo por oírnos. Qué maleducados.
Quizás se les podría dar una excusa porque habían perdido a no sé quien, pero la muy torpe estaba preguntando al tipo más indicado. Arribor era capaz de distraerse él solo sin ayuda externa y quería que se acordase de un tipo con unos rasgos de los más comunes, aunque creo que ella sola estaría dándose cuenta por sus palabras al responderla. Yo ese problema no lo tenía, ya que era difícil no reconocerme una vez visto, pero no me apetecía pensar en eso una vez escuchado a mi capitán, que ahora se encontraba ensimismado mirando a aquel bicho.
Dejando de lado el hecho de que aquella maldita actitud solía ponerme de los nervios, esta vez había sumado más puntos diciendo que teníamos que luchar con ellos. ¿Pero qué mierdas me ha hecho esta gente? Ni siquiera parece que valga la pena robarles, ¿por qué iba realizar ese esfuerzo innecesario cuando él estaba mirando a las musarañas? Daba por hecho que eran enemigos y seguía encabezonado con eso de luchar por Sarka, pero a mí sólo me había atraído la idea de poder llevarme algo de la maquinaria de guerra del lugar, no hacer de hermanitas de la caridad por un barco que si no nos llegan a dar hubiésemos robado, asique por eso volví a dirigirme a ellos esperando que esta vez si me escuchasen. Ya sería de muy maleducados si no.
- Él puede asegurar que lucharemos, pero yo os digo que paso. No me importa cruzar nuestros aceros si tenéis unas ganas especiales en ello, pero yo de momento voy saliendo satisfecho de este lugar y no veo provecho en que perdamos el tiempo con esto - dije pensando en aquel extraño artilugio que me había llevado de entre el arsenal de Sarka y en el trozo de metal de los colosos metálicos que reposaba en mis pies. - Así que por mi parte hay dos opciones. Os marcháis a donde os de la gana, ya que no hemos visto a vuestro amigo, o desenfundad las armas y no perdamos más tiempo[/color] - terminé dejando así claras mis intenciones.
Aún tenía mi gran espada en las manos por si decidían atacar, pero si cogían y se marchaban tampoco lo iba a impedir. Cada una de mis palabras habían sido verdad y ahora sólo quedaba ver como reaccionarían. También quedaba esperar a ver la reacción de mi compañera que aún no se había pronunciado, pero dudaba que pensase de forma muy diferente, mientras que por otro lado al fijarme en Arribor por si el pirata tenía que replicar algo a lo que yo había dicho, me fijé en que de repente se encontraba realizando un puñetazo contra aquel bicho que lo tenía como hipnotizado.
Quizás se les podría dar una excusa porque habían perdido a no sé quien, pero la muy torpe estaba preguntando al tipo más indicado. Arribor era capaz de distraerse él solo sin ayuda externa y quería que se acordase de un tipo con unos rasgos de los más comunes, aunque creo que ella sola estaría dándose cuenta por sus palabras al responderla. Yo ese problema no lo tenía, ya que era difícil no reconocerme una vez visto, pero no me apetecía pensar en eso una vez escuchado a mi capitán, que ahora se encontraba ensimismado mirando a aquel bicho.
Dejando de lado el hecho de que aquella maldita actitud solía ponerme de los nervios, esta vez había sumado más puntos diciendo que teníamos que luchar con ellos. ¿Pero qué mierdas me ha hecho esta gente? Ni siquiera parece que valga la pena robarles, ¿por qué iba realizar ese esfuerzo innecesario cuando él estaba mirando a las musarañas? Daba por hecho que eran enemigos y seguía encabezonado con eso de luchar por Sarka, pero a mí sólo me había atraído la idea de poder llevarme algo de la maquinaria de guerra del lugar, no hacer de hermanitas de la caridad por un barco que si no nos llegan a dar hubiésemos robado, asique por eso volví a dirigirme a ellos esperando que esta vez si me escuchasen. Ya sería de muy maleducados si no.
- Él puede asegurar que lucharemos, pero yo os digo que paso. No me importa cruzar nuestros aceros si tenéis unas ganas especiales en ello, pero yo de momento voy saliendo satisfecho de este lugar y no veo provecho en que perdamos el tiempo con esto - dije pensando en aquel extraño artilugio que me había llevado de entre el arsenal de Sarka y en el trozo de metal de los colosos metálicos que reposaba en mis pies. - Así que por mi parte hay dos opciones. Os marcháis a donde os de la gana, ya que no hemos visto a vuestro amigo, o desenfundad las armas y no perdamos más tiempo[/color] - terminé dejando así claras mis intenciones.
Aún tenía mi gran espada en las manos por si decidían atacar, pero si cogían y se marchaban tampoco lo iba a impedir. Cada una de mis palabras habían sido verdad y ahora sólo quedaba ver como reaccionarían. También quedaba esperar a ver la reacción de mi compañera que aún no se había pronunciado, pero dudaba que pensase de forma muy diferente, mientras que por otro lado al fijarme en Arribor por si el pirata tenía que replicar algo a lo que yo había dicho, me fijé en que de repente se encontraba realizando un puñetazo contra aquel bicho que lo tenía como hipnotizado.
- Resumen Sarka, Corinna y Tsang leed:
- - Flipar con mi capitán como siempre, hablar a Corinna y a Tsang y terminar flipando con mi capitán otra vez.
Danio Rerio
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La pretora estaba aceptando los términos, parecía que todo marchaba sobre ruedas cuando, de repente, se calló de improviso. Las plantas cercanas estaban comenzando a morir y la líder de Balt parecía saber el motivo exactamente. Con paso decidido se apartó de nuestro lado encaminándose hacía una de las presentes, que me sonaba a que también era marine. Por mi cabeza pasaron muchas opciones, que no llegaron a ser. Y la que fue, siendo sincero, no la había imaginado. Parecía que el lado sensible y maternal de la pretora había ganado el control y estaba tratando a la joven como si de una hija se tratara.
Mientras, al fondo, Xemmas caía al suelo desde lo alto de la muralla con Misa abrazada. Elevé la vista esperando ver una lucha con la pretora, sin embargo, parecía todo tranquilo. El vicealmirante parecía estar conmocionado, y la armadura de agua, que, sin duda había desaparecido en la ciada le habría ayudado a salvarse. Sin lugar a dudas el poderoso haki del que hacía gala el marine era la mayor de las causas de que saliera seguramente con cosas leves. La pretora terminó dirigiéndose a mí. Comentando su amor paterno-filial con el difunto monarca y como hacía todo esto por honrar su memoria.
También llegó la agente del CP que estuvo con nosotros durante una larga misión en el archipiélago. La joven quería un informe de lo que estaba pasando, y no era para menos que pensara que la marina tenía planes secretos pues nos habíamos juntado muchos altos cargos allí.
-Tranquila jovencita, aunque no esté al mando te contestaré, ha sido todo, una casualidad. Incluida la salvación de la pretora de Meln de tus balas. El pirata Kedra huyó de aquí, no se sus intenciones, ni para estar aquí, aunque lo más seguro es que huyera por encontrar tanto marine cerca.
Mientras, al fondo, Xemmas caía al suelo desde lo alto de la muralla con Misa abrazada. Elevé la vista esperando ver una lucha con la pretora, sin embargo, parecía todo tranquilo. El vicealmirante parecía estar conmocionado, y la armadura de agua, que, sin duda había desaparecido en la ciada le habría ayudado a salvarse. Sin lugar a dudas el poderoso haki del que hacía gala el marine era la mayor de las causas de que saliera seguramente con cosas leves. La pretora terminó dirigiéndose a mí. Comentando su amor paterno-filial con el difunto monarca y como hacía todo esto por honrar su memoria.
También llegó la agente del CP que estuvo con nosotros durante una larga misión en el archipiélago. La joven quería un informe de lo que estaba pasando, y no era para menos que pensara que la marina tenía planes secretos pues nos habíamos juntado muchos altos cargos allí.
-Tranquila jovencita, aunque no esté al mando te contestaré, ha sido todo, una casualidad. Incluida la salvación de la pretora de Meln de tus balas. El pirata Kedra huyó de aquí, no se sus intenciones, ni para estar aquí, aunque lo más seguro es que huyera por encontrar tanto marine cerca.
- Balt, reunión pretoras:
- Observar todo lo que pasa y contestar a Alwyn
Anon K. Noah
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Varios
Mientras andamos y buscamos, siguiendo el rastro de sangre que ya se iba secando, noté cierto movimiento y un gruñido por parte del peliblanco en mi hombro, por lo que arqueé una ceja y pregunté:
- ¿Ya estás despierto? -Al ver que el tío me miraba con cierta confusión, continué: - Pues a andar como todo el mundo, que me duele el hombro de tanto llevarte a cuestas. - Y con las mismas lo puse de pie sobre sus propias piernas, alejándome a paso lento después para que pudiera alcanzarnos.
- ¿Qué ocurrió? - Preguntó al cabo de un rato Amaiar. Parecía estarse despejando un poco. - Después de que caí inconsciente, ¿qué pasó con el enemigo? ¿Y por qué vamos directos a la boca del lobo?
- No mucho. - Respondí de forma vaga y sacándome un moco. - Syxel parece que consiguió hacerle una herida algo más grave, el tío huyó y seguimos el rastro de sangre. - Tras encogerme de hombros, lanzé el moco a varios metros de distancia. - Llevo todo el rato cargándote, así que ahora estamos en paz, ¿no?
- Claro, si tú lo dices... ¿Qué pasó al final con los civiles?
- No lo sé. - Respondí. - Nos alejamos tanto de ellos durante la batalla que los perdimos de vista, aunque estarán bien. Supongo. - Añadí.
- Mierda... - El chico parecía frustrado por algo, y se mordió el labio mientras pensaba. - ¿Y vosotros? ¿Estáis heridos?
- Nah. - Dije yo. - Solo algo cansados, pero nos vamos recuperando. Aunque mi espada...
Le dediqué una mirada de nostalgia a los restos de mi espadón a mi espalda, pensando si llegaría a poder usarla de nuevo en algún momento, o si estaba rota para siempre. Como respondiendo a mi pregunta silenciosa, Amaiar suspiró y posó su mano en la misma, tras lo cual surgió un brillo dorado momentáneo y al retirarla la hoja estaba como nueva.
- ¿Pero que caraj...? - Dije atónito mientras la sacaba de su funda y la inspeccionaba. - ¿También podías hacer cosas como esa?
- Supongo. - Dijo él, sonriendo. - Lo cual me recuerda... ¡Syxel!
Tras eso le dio la espada que le había quitado al general melniano a mi capitán, alegando que él le daría mejor uso. Lo que me pregunté yo en ese momento fue "¿por qué la habría conservado si realmente era tan mala?" Es decir, no me considero un experto en espadas, pero juraría que la madera no era el mejor material para hacer una (a menos que fuera de entrenamiento, claro). Y a todas estas, ¿cómo nos había dado tantos problemas el propio melniano blandiendo aquella birria contra nuestras armas de hierro y acero? De repente tuve una nueva perspectiva, donde el poder del enemigo no radicaba en su equipo, sino en su propia habilidad, lo que me hizo sentir un escalofrío.
Si era un monstruo, puede que aquella persecución fuera en vano, aunque confiaba en que la herida causada por Syxel redujera considerablemente sus capacidades... Al fin y al cabo, la pequeña herida del hombro que le hizo Amaiar lo volvió notablemente más lento y tosco, lo pude notar al atacarlo tras eso. Aún había esperanzas, eso estaba claro, y mientras hubiera una posibilidad, por pequeña que fuera, sabía que Syxel no se rendiría, y yo al menos tampoco. Recordé una frase que me dijo una vez: "Mientras la probabilidad de ganar no sea absolutamente de cero, podemos hacerlo, y lo haremos."
En ese momento llegamos a las puertas de la base de Meln, a la cual llevaba el rastro que seguíamos. Era lógico pensar que, herido, el melniano fuera allí en busca de recursos y atención médica, puede que incluso algo de reposo. ¿Estarían sobre aviso los guardias de dentro, y esperándonos para atacarnos? Otro combate chungo ahora era lo último que necesitábamos, ahora que estábamos tan cerca de lograr algo. "Esto... ¿y qué era exáctamente lo que queríamos lograr?" Pensé por un momento. "Bueno, a estas alturas ya da lo mismo. Simplemente no puedo dejar que un enemigo escape de esa forma tras hacernoslas pasar putas, y menos cuando por fin lo habíamos puesto contra las cuerdas y estábamos a punto de devolverle la bofetada."
- Bueno, ¿y cómo pensaban entrar entonces? - Preguntó en voz alta Amaiar a mi lado. - Si tenéis alguna idea, soy todo oídos...
No respondí, pues tampoco lo tenía del todo claro. Tal vez a Syxel se le ocurriera algo, pero no estaba seguro de si estaba en condiciones de volar llevándonos a ambos a cuestas. Considerando el poco tiempo que hemos tenido de "descanso" mientras caminábamos, puede que ese esfuerzo extra supusiera la diferencia entre victoria y derrota en las batallas que se avecinaban. Aunque en última instancia la decisión era suya, por supuesto.
- ¿Ya estás despierto? -Al ver que el tío me miraba con cierta confusión, continué: - Pues a andar como todo el mundo, que me duele el hombro de tanto llevarte a cuestas. - Y con las mismas lo puse de pie sobre sus propias piernas, alejándome a paso lento después para que pudiera alcanzarnos.
- ¿Qué ocurrió? - Preguntó al cabo de un rato Amaiar. Parecía estarse despejando un poco. - Después de que caí inconsciente, ¿qué pasó con el enemigo? ¿Y por qué vamos directos a la boca del lobo?
- No mucho. - Respondí de forma vaga y sacándome un moco. - Syxel parece que consiguió hacerle una herida algo más grave, el tío huyó y seguimos el rastro de sangre. - Tras encogerme de hombros, lanzé el moco a varios metros de distancia. - Llevo todo el rato cargándote, así que ahora estamos en paz, ¿no?
- Claro, si tú lo dices... ¿Qué pasó al final con los civiles?
- No lo sé. - Respondí. - Nos alejamos tanto de ellos durante la batalla que los perdimos de vista, aunque estarán bien. Supongo. - Añadí.
- Mierda... - El chico parecía frustrado por algo, y se mordió el labio mientras pensaba. - ¿Y vosotros? ¿Estáis heridos?
- Nah. - Dije yo. - Solo algo cansados, pero nos vamos recuperando. Aunque mi espada...
Le dediqué una mirada de nostalgia a los restos de mi espadón a mi espalda, pensando si llegaría a poder usarla de nuevo en algún momento, o si estaba rota para siempre. Como respondiendo a mi pregunta silenciosa, Amaiar suspiró y posó su mano en la misma, tras lo cual surgió un brillo dorado momentáneo y al retirarla la hoja estaba como nueva.
- ¿Pero que caraj...? - Dije atónito mientras la sacaba de su funda y la inspeccionaba. - ¿También podías hacer cosas como esa?
- Supongo. - Dijo él, sonriendo. - Lo cual me recuerda... ¡Syxel!
Tras eso le dio la espada que le había quitado al general melniano a mi capitán, alegando que él le daría mejor uso. Lo que me pregunté yo en ese momento fue "¿por qué la habría conservado si realmente era tan mala?" Es decir, no me considero un experto en espadas, pero juraría que la madera no era el mejor material para hacer una (a menos que fuera de entrenamiento, claro). Y a todas estas, ¿cómo nos había dado tantos problemas el propio melniano blandiendo aquella birria contra nuestras armas de hierro y acero? De repente tuve una nueva perspectiva, donde el poder del enemigo no radicaba en su equipo, sino en su propia habilidad, lo que me hizo sentir un escalofrío.
Si era un monstruo, puede que aquella persecución fuera en vano, aunque confiaba en que la herida causada por Syxel redujera considerablemente sus capacidades... Al fin y al cabo, la pequeña herida del hombro que le hizo Amaiar lo volvió notablemente más lento y tosco, lo pude notar al atacarlo tras eso. Aún había esperanzas, eso estaba claro, y mientras hubiera una posibilidad, por pequeña que fuera, sabía que Syxel no se rendiría, y yo al menos tampoco. Recordé una frase que me dijo una vez: "Mientras la probabilidad de ganar no sea absolutamente de cero, podemos hacerlo, y lo haremos."
En ese momento llegamos a las puertas de la base de Meln, a la cual llevaba el rastro que seguíamos. Era lógico pensar que, herido, el melniano fuera allí en busca de recursos y atención médica, puede que incluso algo de reposo. ¿Estarían sobre aviso los guardias de dentro, y esperándonos para atacarnos? Otro combate chungo ahora era lo último que necesitábamos, ahora que estábamos tan cerca de lograr algo. "Esto... ¿y qué era exáctamente lo que queríamos lograr?" Pensé por un momento. "Bueno, a estas alturas ya da lo mismo. Simplemente no puedo dejar que un enemigo escape de esa forma tras hacernoslas pasar putas, y menos cuando por fin lo habíamos puesto contra las cuerdas y estábamos a punto de devolverle la bofetada."
- Bueno, ¿y cómo pensaban entrar entonces? - Preguntó en voz alta Amaiar a mi lado. - Si tenéis alguna idea, soy todo oídos...
No respondí, pues tampoco lo tenía del todo claro. Tal vez a Syxel se le ocurriera algo, pero no estaba seguro de si estaba en condiciones de volar llevándonos a ambos a cuestas. Considerando el poco tiempo que hemos tenido de "descanso" mientras caminábamos, puede que ese esfuerzo extra supusiera la diferencia entre victoria y derrota en las batallas que se avecinaban. Aunque en última instancia la decisión era suya, por supuesto.
- ex-meln:
- copia del diálogo de Amaiar, desvaríos varios, esperar a ver si Syxel propone algo y seguirle la corriente.
Syxel
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Por más que trato de concentrarme, me resulta imposible sentir ni el más mínimo atisbo de su presencia con mi kenbunshoku haki. A pesar de la herida, debe de haberse alejado más de lo que había supuesto. Lo cual, aún siendo realmente impresionante, no me resulta extraño. Pues tras la batalla que hemos compartido, si algo me ha quedado claro es que no se trata de un oponente cualquiera. Y por suerte para nosotros, el rastro de sangre que ha dejado en su huida si que resulta fácil de seguir. Más aún para el olfato del pequeño tiburón bípedo que tengo por camarada.
Caminamos durante un rato, dejando enseguida atrás el poblado, para pronto ver como a lo lejos va apareciendo ante nuestros ojos el mismo lugar del que horas antes habíamos partido: la base de operaciones de Meln, el lugar en el que habíamos desembarcado al llegar a la isla. Tiene sentido, después de todo, que el animal herido vuelva a su madriguera en busca de refugio. No se en que momento pasamos de ser las presas, a adoptar el papel de cazadores. Pero no pude evitar que se dibujase en mi rostro una pequeña sonrisa, muestra de la emoción que sentía por lo que nos esperase en aquel lugar. Por suerte, voy unos pasos por delante, por lo que puedo ocultársela a Noah. Después de todo, ¿como podría luego meterme con su sádica sonrisa, si ve la misma en mi?
- ¡Syxel! - Oigo como me llama a mi espalda una voz familiar. Me giro, justo a tiempo de ver como Amaiar, quien ya se había despertado, me lanza algo que trato de atrapar. - ¡Toma! Creo que le darás más uso que yo.
En cuanto la tengo en mis manos la observo con detenimiento. Se trata de la espada que empuñaba el general al que enfrentamos, la cual había olvidado por completo. Aunque, según me cuenta, se trata de una espada de madera. Nuevamente, no puedo evitar soltar una carcajada, sorprendido por dicha revelación.
- Gracias - le respondo - creo que me la guardaré.
Mientras hablo, me ciño mi nuevo trofeo al cinturón, justo para darme cuenta de que algo falta en el: mis katanas. Las había soltado al iniciar el combate, y me había olvidado de ellas por la emoción del momento. Y luego, abandonando el lugar tan apresuradamente como lo hicimos, no me había molestado ni en buscarlas. Dejo escapar un suspiro de resignación, pero tampoco me preocupo demasiado. Después de todo, no suponen una gran pérdida. No eran más que dos espadas comunes, las cuales ni tan siquiera puedo recordar cuando las obtuve. Seguramente habrían pertenecido a algún infeliz que trató de usarlas contra mi, pues no recuerdo haber pagado por un arma en mi vida.
"Supongo que puedo apañarmelas". Pienso, mientras empuño con decisión a Akaregashi en mi diestra.
Concentrado en mis desvaríos, el camino de vuelta se me hizo realmente corto. Mucho más que el de ida al menos. Pero el poco rato que tuvimos había sido suficiente para, al menos, reponer algo de fuerzas. Pues tanto mis compañeros como yo habíamos acabado realmente exhaustos tras la pelea. En cuanto estuvimos a una distancia prudencial de la entrada, volví a concentrarme en mi haki de observación. No detuve el paso, pero me mantuve alerta en todo momento, a espera de un posible ataque preventivo por parte de aquellos a los que habíamos venido a ayudar, que ahora eran nuestros enemigos.
- Bueno, ¿y cómo pensaban entrar entonces? Si tenéis alguna idea, soy todo oídos... - preguntó Amaiar.
Contemplé las puertas en silencio durante unos segundos, barajando nuestras opciones. En primer lugar intento abrirlas, pues la opción más simple a menudo acostumbra a ser la correcta. De encontrarlas cerradas, trataría de buscar alguna entrada alternativa en las inmediaciones. Y de no conseguirlo, me transformaría en mi forma híbrida para, cargando con mis compañeros, entrar volando.
Caminamos durante un rato, dejando enseguida atrás el poblado, para pronto ver como a lo lejos va apareciendo ante nuestros ojos el mismo lugar del que horas antes habíamos partido: la base de operaciones de Meln, el lugar en el que habíamos desembarcado al llegar a la isla. Tiene sentido, después de todo, que el animal herido vuelva a su madriguera en busca de refugio. No se en que momento pasamos de ser las presas, a adoptar el papel de cazadores. Pero no pude evitar que se dibujase en mi rostro una pequeña sonrisa, muestra de la emoción que sentía por lo que nos esperase en aquel lugar. Por suerte, voy unos pasos por delante, por lo que puedo ocultársela a Noah. Después de todo, ¿como podría luego meterme con su sádica sonrisa, si ve la misma en mi?
- ¡Syxel! - Oigo como me llama a mi espalda una voz familiar. Me giro, justo a tiempo de ver como Amaiar, quien ya se había despertado, me lanza algo que trato de atrapar. - ¡Toma! Creo que le darás más uso que yo.
En cuanto la tengo en mis manos la observo con detenimiento. Se trata de la espada que empuñaba el general al que enfrentamos, la cual había olvidado por completo. Aunque, según me cuenta, se trata de una espada de madera. Nuevamente, no puedo evitar soltar una carcajada, sorprendido por dicha revelación.
- Gracias - le respondo - creo que me la guardaré.
Mientras hablo, me ciño mi nuevo trofeo al cinturón, justo para darme cuenta de que algo falta en el: mis katanas. Las había soltado al iniciar el combate, y me había olvidado de ellas por la emoción del momento. Y luego, abandonando el lugar tan apresuradamente como lo hicimos, no me había molestado ni en buscarlas. Dejo escapar un suspiro de resignación, pero tampoco me preocupo demasiado. Después de todo, no suponen una gran pérdida. No eran más que dos espadas comunes, las cuales ni tan siquiera puedo recordar cuando las obtuve. Seguramente habrían pertenecido a algún infeliz que trató de usarlas contra mi, pues no recuerdo haber pagado por un arma en mi vida.
"Supongo que puedo apañarmelas". Pienso, mientras empuño con decisión a Akaregashi en mi diestra.
Concentrado en mis desvaríos, el camino de vuelta se me hizo realmente corto. Mucho más que el de ida al menos. Pero el poco rato que tuvimos había sido suficiente para, al menos, reponer algo de fuerzas. Pues tanto mis compañeros como yo habíamos acabado realmente exhaustos tras la pelea. En cuanto estuvimos a una distancia prudencial de la entrada, volví a concentrarme en mi haki de observación. No detuve el paso, pero me mantuve alerta en todo momento, a espera de un posible ataque preventivo por parte de aquellos a los que habíamos venido a ayudar, que ahora eran nuestros enemigos.
- Bueno, ¿y cómo pensaban entrar entonces? Si tenéis alguna idea, soy todo oídos... - preguntó Amaiar.
Contemplé las puertas en silencio durante unos segundos, barajando nuestras opciones. En primer lugar intento abrirlas, pues la opción más simple a menudo acostumbra a ser la correcta. De encontrarlas cerradas, trataría de buscar alguna entrada alternativa en las inmediaciones. Y de no conseguirlo, me transformaría en mi forma híbrida para, cargando con mis compañeros, entrar volando.
- X-Men, digo... Ex-Meln:
- De camino a la base de Meln me emociono un poco por la inminente pelea. Intercambio algunas palabras con mis compañeros y recibo la legendaria "Espada de Ébano" de parte de Amaiar. Cuando estamos frente a las puertas, intentamos entrar: primero opto por tratar de abrirlas o encontrar una forma de entrar, de no poder, paso a forma híbrida y entro volando con ellos.
Alexandra Silvercat
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Akuma no mi
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"Vaya, esto es cuanto menos aparatoso..." Pensé molesta, tratando de liberarme sin éxito de la cuerda que me aprisionaba las manos. "Aunque al menos parece que no combatirán más."
Eichi le había dado una soberana tunda al otro pelirrojo, que parecía haberse rendido y nos miraba con desprecio. El rubio por su parte había sido atrapado por mis cadenas, pero en el proceso me había atrapado a mí también con su látigo azul... Estábamos en una situación precaria e indeterminada, por lo que era difícil tomar una decisión (más aún cuando no podía mover demasiado mis brazos).
Encima el propio Eichi estaba también para el arrastre. Después de combatir contra la armadura y estos dos usando solo su cuerpo como arma... Había hecho muchos esfuerzos seguidos, y se le notaba en la forma de respirar. Yo por mi parte estaba algo cansada, pero como me había movido volando casi todo el tiempo, el esfuerzo muscular que había realizado era prácticamente mínimo. Tal vez si hubiera tomado un papel más agresivo... "No hay nada que pueda hacer ahora por Eichi, aunque me sabe algo mal por él que tenga que cargar con el peso del agotamiento que deberíamos estar compartiendo." Pensé algo apenada. Mi Fulgor tan solo sana el cuerpo y refresca el alma, pero no restaura la extenuación hasta donde yo sé, así que tocaría tomarnos un merecido descanso después de activar la central...
– Así no llegaremos a ninguna parte. - Dijo mi compañero.
Se puso a preguntarles varias cosas a los oponentes que habíamos... ¿derrotado? Vamos a asumir que era así. Les preguntó varias cosas a los derrotados y les aseguró que no teníamos intención de quedarnos con la central, cosa que me soprendió muchísimo y me hizo dedicarle una mirada de extrema confusión, pero me respondió con otra de complicidad. ¿Estaba mintiendo? ¿O tal vez...? Decidí seguirle el juego por el momento.
- Exacto, ninguna central podría merecer la pena si por ella tenemos que tomar la vida de dos personas. ¿En qué nos convertiría eso? Además, al final del día lo que ocurra aquí no debería ser más trascendetal para nosotros, que nos iremos lejos a nuestras propias casas y a vivir nuestras propias vidas.
No entendía la mitad de lo que había dicho yo misma, pero qué más daba. Había colado la mentira entre medio de verdades y había sido bastante convincente en mi opinión. Ahora la cosa era ver si colaba. Y para "demostrar" que iba en serio, deshice las cadenas que lo aprisionaban, esperando que así le resultara más fácil tomarnos de buenas de una vez.
Eichi le había dado una soberana tunda al otro pelirrojo, que parecía haberse rendido y nos miraba con desprecio. El rubio por su parte había sido atrapado por mis cadenas, pero en el proceso me había atrapado a mí también con su látigo azul... Estábamos en una situación precaria e indeterminada, por lo que era difícil tomar una decisión (más aún cuando no podía mover demasiado mis brazos).
Encima el propio Eichi estaba también para el arrastre. Después de combatir contra la armadura y estos dos usando solo su cuerpo como arma... Había hecho muchos esfuerzos seguidos, y se le notaba en la forma de respirar. Yo por mi parte estaba algo cansada, pero como me había movido volando casi todo el tiempo, el esfuerzo muscular que había realizado era prácticamente mínimo. Tal vez si hubiera tomado un papel más agresivo... "No hay nada que pueda hacer ahora por Eichi, aunque me sabe algo mal por él que tenga que cargar con el peso del agotamiento que deberíamos estar compartiendo." Pensé algo apenada. Mi Fulgor tan solo sana el cuerpo y refresca el alma, pero no restaura la extenuación hasta donde yo sé, así que tocaría tomarnos un merecido descanso después de activar la central...
– Así no llegaremos a ninguna parte. - Dijo mi compañero.
Se puso a preguntarles varias cosas a los oponentes que habíamos... ¿derrotado? Vamos a asumir que era así. Les preguntó varias cosas a los derrotados y les aseguró que no teníamos intención de quedarnos con la central, cosa que me soprendió muchísimo y me hizo dedicarle una mirada de extrema confusión, pero me respondió con otra de complicidad. ¿Estaba mintiendo? ¿O tal vez...? Decidí seguirle el juego por el momento.
- Exacto, ninguna central podría merecer la pena si por ella tenemos que tomar la vida de dos personas. ¿En qué nos convertiría eso? Además, al final del día lo que ocurra aquí no debería ser más trascendetal para nosotros, que nos iremos lejos a nuestras propias casas y a vivir nuestras propias vidas.
No entendía la mitad de lo que había dicho yo misma, pero qué más daba. Había colado la mentira entre medio de verdades y había sido bastante convincente en mi opinión. Ahora la cosa era ver si colaba. Y para "demostrar" que iba en serio, deshice las cadenas que lo aprisionaban, esperando que así le resultara más fácil tomarnos de buenas de una vez.
- Resumen Balt:
- Tratar de dialogar la situación, deshacer las cadenas como muestra de buena voluntad y esperar a que nuestros antiguos oponentes respondan las preguntas por las buenas (y de paso liberen mis manos)
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