Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
- No se preocupe por mis heridas, jefa. Ya curarán en otro momento, ahora mi deber es acompañarla hasta que la guerra haya finalizado.
Dijo de forma cortes mirando a Aki. Al parecer sus ondas sumadas a los ataques de los demás habían funcionado para hacer a una de las armaduras pararse. El depredador voló tras la pelirroja con la mirada fija en el frente, esperando ver a donde se dirigían. No tardó en llegar junto a ella a una zona donde había varios tipos. Al parecer se trataban de los pretores, pero él no sabía quién era quién y simplemente se cruzó de brazos. Pudo ver a un hombre árbol y a unos cuantos tipos más. Negó un poco con la cabeza y después soltó un suspiro. Se fijó en que una mujer besaba el suelo y otro tío decía idioteces. La más cuerda parecía ser la mujer de cabellos morados. Justo entonces presenció algo que no le gustó.
Dranser salió despedido hacia la mujer rubia y desenvainó su katana a una velocidad impresionante, tratando de meterla en medio de la trayectoria del corte de la mujer de pelos púrpuras si llegaba a realizar su ataque. Entonces se fijó en que el árbol lanzaba una especie de burbuja rara hacia la rubia. Los ojos del oficial se entrecerraron y acosó a aquella mujer con una mirada bastante seria, como si se hubiese mosqueado.
- No es que apoye las palabras del árbol, pero no voy a dejar que mates a una persona que no puede defenderse. De modo que será mejor que… ¡Retrocedas! – Gritó con furia al mismo tiempo que lanzaba un rápido corte al aire, formando tres ondas cortantes que fueron hacia el torso de la mujer.
Entonces se fijó que dicho árbol se había lanzado a por ella y él simplemente volvió a colocarse junto a Aki, con su espada en mano y con una mirada seria. Quería saber cuáles eran las órdenes por parte de su jefa.
- ¿Qué desea, Boss? – Dijo en un tono calmado observando la situación.
Dijo de forma cortes mirando a Aki. Al parecer sus ondas sumadas a los ataques de los demás habían funcionado para hacer a una de las armaduras pararse. El depredador voló tras la pelirroja con la mirada fija en el frente, esperando ver a donde se dirigían. No tardó en llegar junto a ella a una zona donde había varios tipos. Al parecer se trataban de los pretores, pero él no sabía quién era quién y simplemente se cruzó de brazos. Pudo ver a un hombre árbol y a unos cuantos tipos más. Negó un poco con la cabeza y después soltó un suspiro. Se fijó en que una mujer besaba el suelo y otro tío decía idioteces. La más cuerda parecía ser la mujer de cabellos morados. Justo entonces presenció algo que no le gustó.
Dranser salió despedido hacia la mujer rubia y desenvainó su katana a una velocidad impresionante, tratando de meterla en medio de la trayectoria del corte de la mujer de pelos púrpuras si llegaba a realizar su ataque. Entonces se fijó en que el árbol lanzaba una especie de burbuja rara hacia la rubia. Los ojos del oficial se entrecerraron y acosó a aquella mujer con una mirada bastante seria, como si se hubiese mosqueado.
- No es que apoye las palabras del árbol, pero no voy a dejar que mates a una persona que no puede defenderse. De modo que será mejor que… ¡Retrocedas! – Gritó con furia al mismo tiempo que lanzaba un rápido corte al aire, formando tres ondas cortantes que fueron hacia el torso de la mujer.
Entonces se fijó que dicho árbol se había lanzado a por ella y él simplemente volvió a colocarse junto a Aki, con su espada en mano y con una mirada seria. Quería saber cuáles eran las órdenes por parte de su jefa.
- ¿Qué desea, Boss? – Dijo en un tono calmado observando la situación.
- Plaza Pretores:
- Tratar de parar el tajo si llega a realizarse con mi espada para proteger a la rubia junto a Kodama, lanzar unas tres ondas cortantes a la mujer y colocarme al lado de Aki esperando órdenes.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Taiga soltó un suspiro al ver que la enorme cosa no mostraba signos de vocabulario y por ello sintió algo de pena. Los disparos de Kasai le molestaban por el ruido que hacían y no tardó en cerrar su ojo derecho como consecuencia. Continuaba usando su fuerza para mantener a raya aquella enorme armadura, hasta que entonces su oponente empezó a usar su mala leche al parecer. El enorme lobo quedó impresionado ante tal forcejeo y continuó tratando de contenerla. Notó que estaba a punto de volcar y en ese momento fue cuando el agente alzó la voz todo lo que pudo para avisar a sus amigos.
- ¡Voy a caer! ¡Kasai alejaos de aquí!
Gritó con fuerza antes de ceder ante el forcejeo y caer a un lado rodando con aquella maldita armadura. El enorme cánido notó algo de dolor al llevarse un par de casas consigo y todo lo que había a su alrededor. En cuanto pudo se colocó en pie y frunció el ceño al mismo tiempo que observaba a aquella armadura. Entonces trató de relajarse y lo siguiente que hizo fue formar en su rostro una sonrisa calmada. Era como si hubiese dado con el problema. El enorme animal empezó a mover la cola despacio, originando algunos vientos a su alrededor. Entonces usó el soru, lanzándose a una velocidad de vértigo a por la estatua. Con su enorme tamaño, el resultado podía ser devastador.
Taiga imbuyó su cuerpo en haki armadura y sin pensárselo lanzó un potente zarpazo buscando la cabeza de la estatua. Le diese o no, trataría de tirarla al suelo usando su cola endurecida de bastón en los pies de su oponente. Para finalizar saltaría sobre ella y usando el geppou se elevaría, moviendo sus patas traseras con fuerza y formando rankyakus que iban hacia ella imbuidos en haki. En su forma completa, el rokushiki era un espectáculo.
- ¡Voy a caer! ¡Kasai alejaos de aquí!
Gritó con fuerza antes de ceder ante el forcejeo y caer a un lado rodando con aquella maldita armadura. El enorme cánido notó algo de dolor al llevarse un par de casas consigo y todo lo que había a su alrededor. En cuanto pudo se colocó en pie y frunció el ceño al mismo tiempo que observaba a aquella armadura. Entonces trató de relajarse y lo siguiente que hizo fue formar en su rostro una sonrisa calmada. Era como si hubiese dado con el problema. El enorme animal empezó a mover la cola despacio, originando algunos vientos a su alrededor. Entonces usó el soru, lanzándose a una velocidad de vértigo a por la estatua. Con su enorme tamaño, el resultado podía ser devastador.
Taiga imbuyó su cuerpo en haki armadura y sin pensárselo lanzó un potente zarpazo buscando la cabeza de la estatua. Le diese o no, trataría de tirarla al suelo usando su cola endurecida de bastón en los pies de su oponente. Para finalizar saltaría sobre ella y usando el geppou se elevaría, moviendo sus patas traseras con fuerza y formando rankyakus que iban hacia ella imbuidos en haki. En su forma completa, el rokushiki era un espectáculo.
- Exterior catedral:
- Atacar a la estatua usando cosas del roku (en forma completa (?) )
Dexter Black
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Cerró los ojos. Su haki de observación le había advertido lo que sucedería si no se preparaba para aquello, y no era agradable. Partido en dos, su historia terminaría. ¿En cierto modo no sería así mejor? Una banda discreta y poderosa como serían comandados por Deathstroke, surcarían los mares libremente sin que el gobierno pusiera su ojo en ellos. ¿Dónde estaría Worgulv? No lo había visto en días, pero sabía que bajo ningún concepto se perdería una batalla. Sin embargo, era lógico que no hubiese ido con él; no le habría dejado divertirse como a él le gustaba: Jugándose la vida.
La luz blanca atravesaba sus párpados, y veía con nitidez una cortina de rayos que abarcaba todo su campo. Los ojos le dolían, y por un instante deseó cubrírselos, pero no podía desatender la delicada postura que había adoptado. Sin el brazo en alto no podría dirigir al dragón, y sin Nadia en la otra no podría atender imprevistos. Sus rodillas estaban levemente dobladas, listas por si debía saltar, y sus pies, separados exactamente cincuenta y dos centímetros, formaban un ángulo recto con vértice en la cola, apoyada en el suelo. Estaba listo para cualquier cosa excepto para lo que sucedió a continuación.
Abrió los ojos cuando el rayo cayó, sintiendo algo extraño. Escuchaba una voz, apenas un eco débil en medio del ruido incesante que notaba por todas partes. Las voces chillaban desesperadas, deseosas de que el conflicto terminase, doloridas por tanto sufrimiento. Lo que escuchaba era empatía, y aquel hilo apenas audible decía las palabras más claras. Arrepentimiento, dolor, y un deseo... El deseo de poner fin a todo. ¿Le estaba pidiendo que lo matara? Estaba en medio de un cráter humeante, rodeado por un río negro de roca fundida por las temperaturas del lugar y apenas se había agrietado cuando una de las torres de la catedral cayó sobre ambos. Pero más allá de las cuestiones meramente físicas que se entrelazaban en esa madeja estaba la diatriba moral. Es decir, ¿Podía una máquina sentir? Estaba claro que no era una máquina ordinaria, y ante todo tenía alma, ¿Pero debía terminar así? Tal vez había llegado a aquel grado de impotencia tras verse reducido a una máquina. ¿Preservaba su conciencia como robot? Estaba claro, o Hinori habría muerto ese día. Había querido salvar a alguien y se abalanzó al infierno en pos de salvarla. Era un héroe, un hombre más allá de su cuerpo, un ser humano que merecía elegir su muerte cuando creyera conveniente.
-¿Pero cómo?- preguntó al aire, y cayó de rodillas al suelo, tomando noción de lo que sucedía en su cuerpo. Nadia rodó un par de metros mientras todo su cuerpo temblaba, casi podría decir que sus manos vibraban, y toda su carne estaba surcada de profundos cortes, que veía poco a poco ir cerrándose. Tosió por un momento, consciente de lo que le iba a doler. Aún quedaban unos segundos para que su turbo terminase, pero cuando esto sucediera todas las heridas comenzarían a escocer a un tiempo, tal vez haciéndole más daño del que podía soportar.
A su alrededor poco a poco se iban formando pequeños charcos de sangre, y en sus brazos un rojo vivo se iba secando poco a poco, dejando una costra desagradable alrededor de ellos. Tenía la ropa hecha unos zorros, desde la camisa a las botas, y sólo el antebrazo izquierdo estaba libre de heridas. La Mano de Plata lo había salvado, igual que los pequeños ópalos que se desvanecían en el aire poco después de desprenderse de su cuerpo, rotos. Por todas partes púas del líquido negro giraban sin ton ni son, indecisas, para finalmente golpear la estatua, rodeándola, absorbiéndola en su negror... ¿Qué podía hacer? Cinco segundos.
Cuatro segundos, y se levantó cargando energía en el puño. Cubierto de su Brazo Adamantino, el blancor reflejó la negrura del cielo. Tres segundos, comenzó a avanzar mientras a su espalda en el viento se iba formando un solo aro. Iba tan veloz que no tardó en arder en llamas, y mucho menos en coger esa tonalidad amarilla de tungsteno. Dos segundos, y esa masa de viento salió disparada, evitando al pirata, directa a la efigie.
-Un segundo- dijo en voz alta, cerrando los ojos y tensando los labios, intentando no perder la concentración sobre el aro que debía cortar la armadura en cuantas más piezas mejor- ¡Y cero!
Sintió dolor. Mucho dolor. Pero había llegado hasta la armadura y había podido darle un golpe. Protegido por la Mano de Plata, su brazo logró generar un terremoto al impactar, lo suficientemente potente para reducir a gravilla una veintena de metros en longitud. Cayó al suelo de nuevo, y dejó de sentir. Los cortes en el torso se durmieron, y sus brazos rompieron el suelo en el que cayó. Intentó levantarse, pero el cuerpo no quería responder. Demasiado dolor para soportarlo, sólo pudo abrir los ojos y gritar.
Dejó que pasara algo de tiempo, y se irguió con sumo cuidado y más esfuerzo. Aún quedaban cosas por hacer. Entre el pasillo recogió a Nadia, caminando con dificultad entre los escombros que había dejado. La espalda no le dolía apenas, no más que lo cargados que estaban sus hombros, y cuando atravesó el umbral de la catedral trató de decirlo alto y claro a todos los presentes. ¿Pero sabrían de que hablaba?
-Beros ha muerto- dijo, quedamente-. Avisad a Krauser.
Volvió a desplomarse. Demasiado esfuerzo físico, necesitaba ayuda.
La luz blanca atravesaba sus párpados, y veía con nitidez una cortina de rayos que abarcaba todo su campo. Los ojos le dolían, y por un instante deseó cubrírselos, pero no podía desatender la delicada postura que había adoptado. Sin el brazo en alto no podría dirigir al dragón, y sin Nadia en la otra no podría atender imprevistos. Sus rodillas estaban levemente dobladas, listas por si debía saltar, y sus pies, separados exactamente cincuenta y dos centímetros, formaban un ángulo recto con vértice en la cola, apoyada en el suelo. Estaba listo para cualquier cosa excepto para lo que sucedió a continuación.
Abrió los ojos cuando el rayo cayó, sintiendo algo extraño. Escuchaba una voz, apenas un eco débil en medio del ruido incesante que notaba por todas partes. Las voces chillaban desesperadas, deseosas de que el conflicto terminase, doloridas por tanto sufrimiento. Lo que escuchaba era empatía, y aquel hilo apenas audible decía las palabras más claras. Arrepentimiento, dolor, y un deseo... El deseo de poner fin a todo. ¿Le estaba pidiendo que lo matara? Estaba en medio de un cráter humeante, rodeado por un río negro de roca fundida por las temperaturas del lugar y apenas se había agrietado cuando una de las torres de la catedral cayó sobre ambos. Pero más allá de las cuestiones meramente físicas que se entrelazaban en esa madeja estaba la diatriba moral. Es decir, ¿Podía una máquina sentir? Estaba claro que no era una máquina ordinaria, y ante todo tenía alma, ¿Pero debía terminar así? Tal vez había llegado a aquel grado de impotencia tras verse reducido a una máquina. ¿Preservaba su conciencia como robot? Estaba claro, o Hinori habría muerto ese día. Había querido salvar a alguien y se abalanzó al infierno en pos de salvarla. Era un héroe, un hombre más allá de su cuerpo, un ser humano que merecía elegir su muerte cuando creyera conveniente.
-¿Pero cómo?- preguntó al aire, y cayó de rodillas al suelo, tomando noción de lo que sucedía en su cuerpo. Nadia rodó un par de metros mientras todo su cuerpo temblaba, casi podría decir que sus manos vibraban, y toda su carne estaba surcada de profundos cortes, que veía poco a poco ir cerrándose. Tosió por un momento, consciente de lo que le iba a doler. Aún quedaban unos segundos para que su turbo terminase, pero cuando esto sucediera todas las heridas comenzarían a escocer a un tiempo, tal vez haciéndole más daño del que podía soportar.
A su alrededor poco a poco se iban formando pequeños charcos de sangre, y en sus brazos un rojo vivo se iba secando poco a poco, dejando una costra desagradable alrededor de ellos. Tenía la ropa hecha unos zorros, desde la camisa a las botas, y sólo el antebrazo izquierdo estaba libre de heridas. La Mano de Plata lo había salvado, igual que los pequeños ópalos que se desvanecían en el aire poco después de desprenderse de su cuerpo, rotos. Por todas partes púas del líquido negro giraban sin ton ni son, indecisas, para finalmente golpear la estatua, rodeándola, absorbiéndola en su negror... ¿Qué podía hacer? Cinco segundos.
Cuatro segundos, y se levantó cargando energía en el puño. Cubierto de su Brazo Adamantino, el blancor reflejó la negrura del cielo. Tres segundos, comenzó a avanzar mientras a su espalda en el viento se iba formando un solo aro. Iba tan veloz que no tardó en arder en llamas, y mucho menos en coger esa tonalidad amarilla de tungsteno. Dos segundos, y esa masa de viento salió disparada, evitando al pirata, directa a la efigie.
-Un segundo- dijo en voz alta, cerrando los ojos y tensando los labios, intentando no perder la concentración sobre el aro que debía cortar la armadura en cuantas más piezas mejor- ¡Y cero!
Sintió dolor. Mucho dolor. Pero había llegado hasta la armadura y había podido darle un golpe. Protegido por la Mano de Plata, su brazo logró generar un terremoto al impactar, lo suficientemente potente para reducir a gravilla una veintena de metros en longitud. Cayó al suelo de nuevo, y dejó de sentir. Los cortes en el torso se durmieron, y sus brazos rompieron el suelo en el que cayó. Intentó levantarse, pero el cuerpo no quería responder. Demasiado dolor para soportarlo, sólo pudo abrir los ojos y gritar.
Dejó que pasara algo de tiempo, y se irguió con sumo cuidado y más esfuerzo. Aún quedaban cosas por hacer. Entre el pasillo recogió a Nadia, caminando con dificultad entre los escombros que había dejado. La espalda no le dolía apenas, no más que lo cargados que estaban sus hombros, y cuando atravesó el umbral de la catedral trató de decirlo alto y claro a todos los presentes. ¿Pero sabrían de que hablaba?
-Beros ha muerto- dijo, quedamente-. Avisad a Krauser.
Volvió a desplomarse. Demasiado esfuerzo físico, necesitaba ayuda.
- Resumen Afueras de la catedral:
- Ejecutar a la estatua (ya que me lo está pidiendo supongo que no importa la cerrada). Salgo de la catedral, y me derrumbo.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El movimiento del lobo hizo que el tirador fallase los disparos, cosa que provocó que frunciese el ceño. La cosa se estaba complicando con la armadura y sabía que por el momento solo iba a estorbarle. El arcángel saltó entonces desde lo alto de la bestia, pero no antes agarrando a la peliblanca y cambiando a su forma completa, extendiendo sus alas y planeando hasta una zona segura. Una vez estuvo allí, miró el cuerpo de Alice por si tenía alguna herida y después soltó un suspiro. Se alegraba de que estuviese bien. Acto seguido dirigió su mirada hacia la estatua y se le ocurrió la idea de molestarla un poco para que Taiga pudiese terminar con lo que estaba haciendo. El cazador miró entonces a la agente.
- Tengo una idea. Ataquemos el tobillo derecho de la armadura, debería ceder al combinar nuestros ataques y eso le dará una oportunidad a Taiga.
Dijo con un tono calmado. Entonces salió corriendo volviendo a la forma humana y tomando un cargador de balas antitanque. Activó el haki armadura y después formó una especie de bola rojiza en los cañones de sus pistolas, las cuales triplicarían la potencia de los disparos. Esperaba con aquello lograr desequilibrar a su objetivo. Cruzó por un lado abriendo fuego contra el tobillo derecho y de paso también sobre el izquierdo con aquella potencia de disparo. Diese o no, rodaría cayendo de espaldas debido al poderoso retroceso. Se colocaría en pie y se alejaría un poco de aquel sitio, pues había visto a su compañero lanzar su brutal ataque.
- ¡Alice! ¡No te quedes cerca de ellos al terminar! – Le gritó entonces a la peliblanca a la espera de que le hiciese caso y no la liase mucho.
- Tengo una idea. Ataquemos el tobillo derecho de la armadura, debería ceder al combinar nuestros ataques y eso le dará una oportunidad a Taiga.
Dijo con un tono calmado. Entonces salió corriendo volviendo a la forma humana y tomando un cargador de balas antitanque. Activó el haki armadura y después formó una especie de bola rojiza en los cañones de sus pistolas, las cuales triplicarían la potencia de los disparos. Esperaba con aquello lograr desequilibrar a su objetivo. Cruzó por un lado abriendo fuego contra el tobillo derecho y de paso también sobre el izquierdo con aquella potencia de disparo. Diese o no, rodaría cayendo de espaldas debido al poderoso retroceso. Se colocaría en pie y se alejaría un poco de aquel sitio, pues había visto a su compañero lanzar su brutal ataque.
- ¡Alice! ¡No te quedes cerca de ellos al terminar! – Le gritó entonces a la peliblanca a la espera de que le hiciese caso y no la liase mucho.
- Exterior Catedral:
- Apartar a Alice, atacar a los tobillos de la estatua que enfrenta Taiga con balas antitanque, haki superior y tecnica que triplica mi potencia de disparo.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Hinori se quedó mirando la situación desde los cielos, respirando de forma agitada y habiéndose librado de los rayos de milagro. Trataba de relajarse al mismo tiempo que su ojo derecho se cerraba. Todas sus canalizaciones se habían agotado y por el momento esperaría unos minutos antes de volver a activarlas. Su haki de observación estaba fijo en el dragón, el cual parecía estar perdiendo potencia a cada segundo. Eso la hizo ponerse muy nerviosa, pero cuando todo hubo terminado no se lo pensó. La joven alada descendió a toda velocidad hacia su capitán, el cual estaba desplomado. Golpeó con fuerza el suelo a un lado agrietándolo un poco y fulminando con la mirada a cualquiera que osara acercarse y no fuese parte de los Blue. Pensaba partirle las piernas a todo aquel que mirase mal A SU DRAGÓN. Chasqueó la lengua unos momentos y miró al yonkou.
- Tss si te hubiese pasado algo peor… Te juro que habría ido al infierno para darte una colleja allí mismo. No te muevas.
Dijo con un tono serio al mismo tiempo que se quitaba la sudadera allí en mitad de todo el mundo. Con su fuerza empezó a hacer pedazos las mangas y otros trozos, empezando a vendar las zonas más graves que sus perlados ojos pudiesen ver del cuerpo de su capitán. Estar en sujetador no iba a ser una molestia para ella y menos en aquella situación. Cuando hubiese terminado, se sentó a un lado y trató de alzar la cabeza de Dexter, intentando colocarla en sus rodillas. Entonces empezaría a acariciarle despacio la cabeza y los hombros, tratando de aliviar su cuerpo y relajarlo un poco. Le dedicó entonces una dulce sonrisa y sin permiso alguno trató de juntar su nariz con la de él, agitándola un poco de forma cariñosa.
- Me alegro mucho de que estés vivo… Ahora lo mejor será que descanses. Yo me ocuparé de protegerte de cualquier cosa que intente dañarte.
Le guiñó un ojo finalmente y continuó con el masaje, no quería moverlo por el momento y lo mejor era que pudiese descansar. Así él se levantaría por su propio pie cuando se encontrase muchísimo mejor. Tenía que prepararle muchísima comida para cuando llegasen a barco y sabía que se iba a estar todo un día cocinando.
- Por cierto, espero que no te haya molestado que te haya confesado que estoy enamorada de ti en mitad de un combate a muerte. Pero quería que lo supieras de una vez por todas… – Dijo sacando la lengua y desviando la mirada mientras sonreía. Después miró al resto de personas pero con mala leche. Su modo defensor de su dragón estaba activado.
- Tss si te hubiese pasado algo peor… Te juro que habría ido al infierno para darte una colleja allí mismo. No te muevas.
Dijo con un tono serio al mismo tiempo que se quitaba la sudadera allí en mitad de todo el mundo. Con su fuerza empezó a hacer pedazos las mangas y otros trozos, empezando a vendar las zonas más graves que sus perlados ojos pudiesen ver del cuerpo de su capitán. Estar en sujetador no iba a ser una molestia para ella y menos en aquella situación. Cuando hubiese terminado, se sentó a un lado y trató de alzar la cabeza de Dexter, intentando colocarla en sus rodillas. Entonces empezaría a acariciarle despacio la cabeza y los hombros, tratando de aliviar su cuerpo y relajarlo un poco. Le dedicó entonces una dulce sonrisa y sin permiso alguno trató de juntar su nariz con la de él, agitándola un poco de forma cariñosa.
- Me alegro mucho de que estés vivo… Ahora lo mejor será que descanses. Yo me ocuparé de protegerte de cualquier cosa que intente dañarte.
Le guiñó un ojo finalmente y continuó con el masaje, no quería moverlo por el momento y lo mejor era que pudiese descansar. Así él se levantaría por su propio pie cuando se encontrase muchísimo mejor. Tenía que prepararle muchísima comida para cuando llegasen a barco y sabía que se iba a estar todo un día cocinando.
- Por cierto, espero que no te haya molestado que te haya confesado que estoy enamorada de ti en mitad de un combate a muerte. Pero quería que lo supieras de una vez por todas… – Dijo sacando la lengua y desviando la mirada mientras sonreía. Después miró al resto de personas pero con mala leche. Su modo defensor de su dragón estaba activado.
- Catedral:
- Cuidar a MI DRAGÓN, hablar con él, y cuidarlo más (?)
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La joven pelirrosa escuchó las palabras de los dos en todo momento, manteniéndose en aquel estado de impotencia que poco a poco iba finalizando. Escuchó la historia de Ivan y al parecer, Ryuken confirmó todo. Ella sabía de sus ataques de asesinato de sobra, pues fue lo primero que le dijo cuándo lo conoció. De hecho, se arrepentía de no haber ido con él y lo siguiente que hizo fue colocarse en pie mientras miraba al vampiro con algo de remordimiento. Se sentía culpable por no haber avisado o ni siquiera haber ido ella misma con ella, pero en ese momento sintió que debía quedarse arriba. Le hizo una reverencia rápida a Ivan y a continuación se disculpó con él.
- Perdóname. Él estaba a mi cargo en ese sentido y se me olvidó comentarlo. Debería haber ido con vosotros todo el tiempo. No quiero que pienses mal de mí, Ivan. Te considero un gran amigo… – Le dijo de forma sincera. Acto seguido intentaría darle un abrazo.
Entonces se acercó a Ryuken despacio y le dedicó una sonrisa llena de dulzura y amabilidad. No quería que él se sintiera culpable ni mucho menos, pues no era culpa suya en absoluto. La única culpable allí era ella por no haber estado atenta al problema que tenía el albino. Fue entonces cuando acarició los cabellos de su compañero tratando de calmarlo. Esperaba que no se sintiese mal con ella. Vio que Ivan estaba ayudándole y ella misma trató de hacerlo también mientras les miraba un poco avergonzada por lo sucedido.
- Por un momento pensé que os estabais matando con intención. Puede que no lo creáis, pero sois los dos muy importantes para mí y estaría dispuesta a dar la vida por cualquiera de ambos… Sois mi única familia junto a Dranser…
En cuanto dijo aquello continuó caminando junto a ellos.
- Perdóname. Él estaba a mi cargo en ese sentido y se me olvidó comentarlo. Debería haber ido con vosotros todo el tiempo. No quiero que pienses mal de mí, Ivan. Te considero un gran amigo… – Le dijo de forma sincera. Acto seguido intentaría darle un abrazo.
Entonces se acercó a Ryuken despacio y le dedicó una sonrisa llena de dulzura y amabilidad. No quería que él se sintiera culpable ni mucho menos, pues no era culpa suya en absoluto. La única culpable allí era ella por no haber estado atenta al problema que tenía el albino. Fue entonces cuando acarició los cabellos de su compañero tratando de calmarlo. Esperaba que no se sintiese mal con ella. Vio que Ivan estaba ayudándole y ella misma trató de hacerlo también mientras les miraba un poco avergonzada por lo sucedido.
- Por un momento pensé que os estabais matando con intención. Puede que no lo creáis, pero sois los dos muy importantes para mí y estaría dispuesta a dar la vida por cualquiera de ambos… Sois mi única familia junto a Dranser…
En cuanto dijo aquello continuó caminando junto a ellos.
- Meln:
- Hablar con Ivan y Ryuken.
Zack Suky
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Por un momento me había quedado helado al comprobar como mi capitán pasaba de mis palabras como de comer mierda, pues tras formar una enorme columna con su poder se marchó a intentar hablar con aquel especie de ángel. Si podía tacharse como algo así. Yo mismo no es que sea un buen ejemplo a seguir, pero dudaba que algo angelical hablase con ese odio y actuase de tal manera. Gracias a la cobertura que me habían proporcionado, aquella lluvia de plumas metálicas cargadas de muerte no me afectaron, aunque tuve que ayudar unos instantes a mi compañera. Si no fuese por la situación quizás actuase de otra manera, pero no tardé en volver al exterior para encontrarme un espectáculo que muchos no dudarían en tachar de dantesco. Incluso el tiempo parecía cambiar por uno más tétrico de una forma bastante rápida. Una gran nube descargaba un torrente de rayos que paralizaría a cualquiera, bueno, a cualquiera que fuera normal, ya que la escena no tardó en proseguir ajena de nuestro alrededor.
Arribor había bajado de nuevo, aunque no tardó en ser acompañado por el bicho come cigarros que parecía más loco que nunca. Hablaba de que ahora éramos sus enemigos y para colmo eso que parecía ser un esqueleto me tocó con su huesuda mano con aquella sonrisa impertérrita. Desde luego ninguno de aquellos actos me gustaron, incluso el maldito del tuerto volvió a salir huyendo sin ni siquiera mirar si Sarah o yo lo seguíamos. Cuando quise darme cuenta, la tensión del momento me había superado. Empuñaba fuertemente mi espada y esta reflejaba mi estado de ánimo mostrando un tenue brillo. No sabía contra quien iba a descargar exactamente mi frustración, ya que a quien realmente quería apuñalar era a mi capitán, pero entonces vi como la aberración intentaba golpear a la otra aberración con un directo.
Parecía que mi compañero "nicotenil" había decidido dar el primer paso y no dudé en seguirlo tras concentrar mi energía un segundo y lanzar un poderoso tajo al aire que creó una onda cortante en dirección al esqueleto [Manual Escalibur]. Tras eso solté un suspiro de relajación y eché a correr en la misma dirección que mi capitán. El muy maldito no se me iba a escapar así como así.
Arribor había bajado de nuevo, aunque no tardó en ser acompañado por el bicho come cigarros que parecía más loco que nunca. Hablaba de que ahora éramos sus enemigos y para colmo eso que parecía ser un esqueleto me tocó con su huesuda mano con aquella sonrisa impertérrita. Desde luego ninguno de aquellos actos me gustaron, incluso el maldito del tuerto volvió a salir huyendo sin ni siquiera mirar si Sarah o yo lo seguíamos. Cuando quise darme cuenta, la tensión del momento me había superado. Empuñaba fuertemente mi espada y esta reflejaba mi estado de ánimo mostrando un tenue brillo. No sabía contra quien iba a descargar exactamente mi frustración, ya que a quien realmente quería apuñalar era a mi capitán, pero entonces vi como la aberración intentaba golpear a la otra aberración con un directo.
Parecía que mi compañero "nicotenil" había decidido dar el primer paso y no dudé en seguirlo tras concentrar mi energía un segundo y lanzar un poderoso tajo al aire que creó una onda cortante en dirección al esqueleto [Manual Escalibur]. Tras eso solté un suspiro de relajación y eché a correr en la misma dirección que mi capitán. El muy maldito no se me iba a escapar así como así.
- Resumen Grupo estrafalario:
- - Alucinar con el espectáculo del supuesto ser angelical, como de los rayos, aunque no tanto como con el de mis acompañantes. Terminar frustrado y atacar al esqueleto con el Manual Escalibur para relajarme e irme tras Arribor.
Tobías Thorn
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Mi cabeza seguía sin terminar de procesar bien nada de lo que pasaba. Tal era mi confusión que sólo me percaté de las plumas metálicas cuando atravesaron mi cuerpo de sirope. Todo seguía enredándose de tal manera que no supe reaccionar ni ante la llegada de mi nakama ensangrentado ni de su absurda broma que no tenía ni pizca de gracia. Me quedé callado escuchándolos a todos, intentando ordenar cuidadosamente toda la información de mi alrededor sin que consiguiese derrumbarme, ya que las noticias que traía el peliblanco no era ninguna buena. Incluso el tiempo parecía igual de alborotado que mi mente, puesto que de repente una gran nube descargaba rayos en el punto al que nos dirigíamos. La información sobre los pretores me tenía conmocionado. Me sentía absurdamente tonto y las escalofriantes palabras de que aquel ser alado dejaban claras sus intenciones, que se iban haciendo más que patentes según avanzábamos.
Nada más comencé a ver el gran destrozo que estaba causando la guerra. Todo esto estaba siendo por el capricho de personas ávidas de poder y a ninguno le importaba realmente lo que a los ciudadanos les pasase.
- Capi, creo que alguno de nosotros debería echar un vistazo a los alrededores y socorrer a cualquier herido. Seguramente esta lluvia de plumas se haya llevado a más de uno y no parece que a nadie le importe - diría a Kimura tras colocarme junto a él. - Sino fuese porque lo más peligroso nos espera más adelante me ofrecería yo mismo, pero si esta tiene que ser mi última batalla quiero que sea a tu lado.
Estaba dispuesto a seguir sus órdenes si decidía que tenía que ser yo uno de los que ayudase a los civiles ya que estaba siendo idea mía, pero tampoco quería que quedase un ápice de duda en él de que tendría mi apoyo hasta al final. Seguramente el resto de la manada pensaba igual o similar que yo, pero si comenzábamos a pensar por una vez con la cabeza verían que los civiles eran los menos culpables de esta situación. Se habían encontrado en el medio de poderes superiores que no se preocupaban por ellos, sino por quien posaría su noble culo en el trono.
Nada más comencé a ver el gran destrozo que estaba causando la guerra. Todo esto estaba siendo por el capricho de personas ávidas de poder y a ninguno le importaba realmente lo que a los ciudadanos les pasase.
- Capi, creo que alguno de nosotros debería echar un vistazo a los alrededores y socorrer a cualquier herido. Seguramente esta lluvia de plumas se haya llevado a más de uno y no parece que a nadie le importe - diría a Kimura tras colocarme junto a él. - Sino fuese porque lo más peligroso nos espera más adelante me ofrecería yo mismo, pero si esta tiene que ser mi última batalla quiero que sea a tu lado.
Estaba dispuesto a seguir sus órdenes si decidía que tenía que ser yo uno de los que ayudase a los civiles ya que estaba siendo idea mía, pero tampoco quería que quedase un ápice de duda en él de que tendría mi apoyo hasta al final. Seguramente el resto de la manada pensaba igual o similar que yo, pero si comenzábamos a pensar por una vez con la cabeza verían que los civiles eran los menos culpables de esta situación. Se habían encontrado en el medio de poderes superiores que no se preocupaban por ellos, sino por quien posaría su noble culo en el trono.
- Resumen CW:
- – Intentar reordenar mi mente tras los sucesos y hablar con Kimura.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Los diversos cortes del rubio y los demás ataques de la brigada sirvieron para terminar de una vez con una de aquellas malditas armaduras. El corte de Arthur terminó partiéndola en dos de una forma impresionante que hizo al devastador sonreír de forma amable. En ese mismo momento, un fragmento enorme de la coraza salió hacia Misa. Xemnas de nuevo desenvainó su enorme espadón y se preparó para lanzar su protección sobre ella, pero al parecer una especie de hombre en armadura más pequeña que las otras se le adelantó. Aquello le hizo soltar una leve carcajada, pues sabía que Misa podría haberse defendido sola de aquello. Lo siguiente que hizo fue ocultar su arma y observar a Jack prestar su ayuda a los demás. El buen médico de la tripulación siempre siendo útil en cualquier situación. Un momento ¿El mono estaba dando tiros? Ese cabrón era una pesadilla.
Xemnas entonces observó la escena que Kai estaba protagonizando, tratando de violar al capitán de una forma algo siniestra. Él notó un escalofrío recorrer su cuerpo. El luchador ardiente estaba demasiado ardiente. Bonito juego de palabras, pero totalmente cierto. Soltó una pequeña risa y después de aquello caminó despacio hasta él, acercándose lo máximo posible. Entonces alzó su voz para que le escuchase bien y después se rascó la cabeza.
- ¡Kai-kun! ¡Deja al jefe hombre! ¡Después podrás jugar con él, ven conmigo y relájate, hermanito! – Ante todo su voz era amable, pues quería a sus compañeros como a una familia.
Una vez pasó aquello suspiró y metió ambas manos en los bolsillos esperando a ver lo que sucedía a continuación. Portaba su armadura todo el tiempo, de esa forma era un tanque andante que evitaría en toda medida los peligros como proyectiles o golpes de la nada. Cualquiera que necesitase protección podría esconderse detrás de él sin miedo a que le pasase nada malo. También se preguntaba cómo le iría a Kodama.
Xemnas entonces observó la escena que Kai estaba protagonizando, tratando de violar al capitán de una forma algo siniestra. Él notó un escalofrío recorrer su cuerpo. El luchador ardiente estaba demasiado ardiente. Bonito juego de palabras, pero totalmente cierto. Soltó una pequeña risa y después de aquello caminó despacio hasta él, acercándose lo máximo posible. Entonces alzó su voz para que le escuchase bien y después se rascó la cabeza.
- ¡Kai-kun! ¡Deja al jefe hombre! ¡Después podrás jugar con él, ven conmigo y relájate, hermanito! – Ante todo su voz era amable, pues quería a sus compañeros como a una familia.
Una vez pasó aquello suspiró y metió ambas manos en los bolsillos esperando a ver lo que sucedía a continuación. Portaba su armadura todo el tiempo, de esa forma era un tanque andante que evitaría en toda medida los peligros como proyectiles o golpes de la nada. Cualquiera que necesitase protección podría esconderse detrás de él sin miedo a que le pasase nada malo. También se preguntaba cómo le iría a Kodama.
- Exterior Catedral:
- Tratar de calmar a Kai, preocuparme por Kodama, saber que Misa podría haberse defendido sola.
Osuka Sumisu
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El polvo se levantaba al trote del revolucionario, que estaba corriendo hasta la saciedad, huyendo del robot junto a Yoko y Neo. Podía ver la base de Zilda a lo lejos cuando empezó a dejar de oír al robot de una vez, dándole un gran alivio, posiblemente ya se habría librado del autómata definitivamente. Había bastante escándalo y una humareda de humo de explosión reciente. Esa guerra se estaba volviendo una situación de locos por todos lados.
En la entrada estaban Ed y Krauser, aparte de un pequeño ejército detrás suyo. La labia de Krauser había reunido toda aquella gente? Increíble cuánto menos.
- Krauser, escúchame bien.- le miró fijamente.- Nunca, nunca mas me dejes con un robot gigante, por favor.
Estaba que no podía con su vida; la explosión, los ataques, las tonterías varias que había hizo la máquina, lo habían dejado para el arrastre.
Para llevar una faena más ligera, el Oficial le mandó ponerse detrás del grupo para vigilar.
- De acuerdo.- mientras iba, se giró de nuevo.- Siento mucho no haber podido con el autómata. Estuvo fuera de mis posibilidades.
A paso lento, se fue al final mientras pensaba en sus cosas. Ojalá no hubiera decepcionado a Krauser de esta manera. Ni siquiera pudo hacerle nada al robot, solo pudo huir como una rata. Necesitaba ponerse las pilas en el futuro o acabaría siendo un estorbo para su división, y el no quería eso.
- Alguna cosa que me haya perdido? Por ejemplo, el hecho de la gente abrazándose y eso. -le pregunto a Ed, un poco confuso con la situación.
- Quimera:
Llegar a la base de Zilda
Pedir disculpas a Krau chan
Preguntar a Ed porque los soldados se reparten amor(?)
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Estaba atento a todo. ¿Qué le pasaría? No entendía un carajo, pero no quería luchar contra un nakama. No era lo correcto y todo el mundo lo sabía, ¿no? Soltó un ligero suspiro, su mantra estaba activado y se centraba en Deathstroke. ¿Acaso estaría afectado por alguna Akuma no mi? Era posible… Esas frutas de mierda lograban posible lo imposible. Nuevamente, el anciano no había respondido sus palabras, pero el silencio otorga, ¿no? Así era mejor, si él no luchaba no tendría que protegerlo de nada. ”Aunque lo haces al tenerlo a tu lado, idiota” – pensó con calma. Guardó sus espadas, ya sabía que iba a hacer.
– Nos vamos. – Dijo de forma tajante. No iba a luchar.
Activó Sky y unas alas salieron a su espalda. Fue entonces cuando predijo el ataque de su nakama. ¿Otra vez? ¿No lo había escuchado? Sus tres segundos eran suficientes. Sacó una de sus espadas y lanzó una poderosa onda de fuego, directo a los pies de su compañero. Su ataque al impactar contra el suelo o, en su defecto, él… Generaría una explosión. Sabía de sobra que eso solo le dejaría algunas quemaduras, pero nada más y que no lo mataría. Aprovecharía esos segundos para agarrar, de improviso, al anciano por el cuello de su camisa y llevárselo volando de aquel lugar.
– Ya no puedo perder más tiempo. Es suficiente. – Dijo mientras emprendía vuelo directo a la ciudad. ¿Qué estaría pasando en ese lugar? Solo para prevenir algo, iba con su espada de Kairoseki en su mano libre. Era lejos su espada más resistente y no se quebraría con facilidad. Su mantra estaba desplegado a todo poder y ninguna presencia se le escapaba. Eran casi doscientos metros y algo donde su poder funcionaba, así que no iba a tener problemas…. Esperaba. No era necesario mirar atrás por si Deathstroke venía tras él, pero no pudo evitar preguntarse si lo haría o no. ¿Qué haría en ese caso? Ya lo arreglaría sobre la marcha, últimamente, se estaba haciendo bueno haciendo eso.
– Nos vamos. – Dijo de forma tajante. No iba a luchar.
Activó Sky y unas alas salieron a su espalda. Fue entonces cuando predijo el ataque de su nakama. ¿Otra vez? ¿No lo había escuchado? Sus tres segundos eran suficientes. Sacó una de sus espadas y lanzó una poderosa onda de fuego, directo a los pies de su compañero. Su ataque al impactar contra el suelo o, en su defecto, él… Generaría una explosión. Sabía de sobra que eso solo le dejaría algunas quemaduras, pero nada más y que no lo mataría. Aprovecharía esos segundos para agarrar, de improviso, al anciano por el cuello de su camisa y llevárselo volando de aquel lugar.
– Ya no puedo perder más tiempo. Es suficiente. – Dijo mientras emprendía vuelo directo a la ciudad. ¿Qué estaría pasando en ese lugar? Solo para prevenir algo, iba con su espada de Kairoseki en su mano libre. Era lejos su espada más resistente y no se quebraría con facilidad. Su mantra estaba desplegado a todo poder y ninguna presencia se le escapaba. Eran casi doscientos metros y algo donde su poder funcionaba, así que no iba a tener problemas…. Esperaba. No era necesario mirar atrás por si Deathstroke venía tras él, pero no pudo evitar preguntarse si lo haría o no. ¿Qué haría en ese caso? Ya lo arreglaría sobre la marcha, últimamente, se estaba haciendo bueno haciendo eso.
- Zilda?:
- Decidir no luchar, usar uno de sus ataques para generar una distracción. Agarrar al viejo o hacer el intento, y largarse de ese lugar rumbo a la ciudad.
- Cosas usadas:
- Shigure Soen Ryu: Second Ofensive Form: Usando sus dos espadas, Ushio es capaz de crear poderosas ondas de corte hechas de fuego. Éstas tienen la cualidad de que cuando impacten con algo, generan una poderosa explosión de fuego. Velocidad de las mismas 20m/s, el rango será de un metro cada diez niveles completos y la distancia máxima de las ondas de 30 metros más uno cada diez niveles.
Kenbunshoku Haki Superior.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
– Increíble… Sabía que no me debía acercar. – Dijo mientras veía cómo es que el enano pelirrojo cortaba en dos aquella enorme armadura. Era el fin. Suspiró de alegría, pero la paz no era duradera. Había escuchado lo que el ángel había dicho y ahora estaba claramente enfadada. Además, la catedral había quedado hecha polvo y ya nada quedaba de aquella hermosa obra de ingeniería. ”Al menos, ya está todo listo por aquí” – el efecto de su píldora tardaría en desaparecer y aún tendría un par de usos, además, había descansado lo suficiente como para volver a usar su técnica.
– Debe ser una broma…
Vio el enorme trozo sobrante de armadura a punto de caer sobre ella. Estaba lista para atacarla, con su brazo imbuido en su poderoso busoushoku, pero fue innecesario… Un tipo salido de la nada en una armadura, golpeó aquel trozo y eso fue suficiente como para evitar todo. Se movió a un lado esquivando las rocas sobrantes y sonrió. No era necesaria su ayuda, pero se lo debería agradecer. Luego de eso, él se fue a ayudar al enano pelirrojo y viéndolo más de cerca lo había reconocido, era Arthur. También, de paso, había reconocido al otro, era el subcapitán de la banda de Dexter. ¿Quería decir que era el Yonkou el que estaba dentro? ¿Estaría vivo? Fue entonces que se vio cubierta de una especie de armadura, no le impedía moverse… Además, se formó en Deathstroke y en Arthur. Se acercó a ellos.
– Gracias, Deathstroke, por la ayuda – le dijo con una sonrisa. – Nakama de Dexter Black, ¿verdad? – no iba a esperar respuesta por parte de él. Era claro. – Pero da igual en esta guerra, supongo. ¿Te encuentras bien, capitán Arthur? – Le dirigió una mirada. No se veía en buen estado y era lógico… Tras ese ataque ya era un milagro que estuviera sobre sus piernas.
– Debe ser una broma…
Vio el enorme trozo sobrante de armadura a punto de caer sobre ella. Estaba lista para atacarla, con su brazo imbuido en su poderoso busoushoku, pero fue innecesario… Un tipo salido de la nada en una armadura, golpeó aquel trozo y eso fue suficiente como para evitar todo. Se movió a un lado esquivando las rocas sobrantes y sonrió. No era necesaria su ayuda, pero se lo debería agradecer. Luego de eso, él se fue a ayudar al enano pelirrojo y viéndolo más de cerca lo había reconocido, era Arthur. También, de paso, había reconocido al otro, era el subcapitán de la banda de Dexter. ¿Quería decir que era el Yonkou el que estaba dentro? ¿Estaría vivo? Fue entonces que se vio cubierta de una especie de armadura, no le impedía moverse… Además, se formó en Deathstroke y en Arthur. Se acercó a ellos.
– Gracias, Deathstroke, por la ayuda – le dijo con una sonrisa. – Nakama de Dexter Black, ¿verdad? – no iba a esperar respuesta por parte de él. Era claro. – Pero da igual en esta guerra, supongo. ¿Te encuentras bien, capitán Arthur? – Le dirigió una mirada. No se veía en buen estado y era lógico… Tras ese ataque ya era un milagro que estuviera sobre sus piernas.
- Balt. Afueras de la catedral:
- Recibir la ayuda de Deathstroke y Jack. Acercarme a Arthur y Deahstroke y hablar con ellos.
Alice Branwen
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La joven perdió el equilibrio al ver como el lobo perdía terreno ante la armadura. Si no hacía algo, era muy probable que terminaría llevándose una muy dolorosa ostia, ¿pero cómo podría salir de allí? No tenía forma de bajar de la cabeza de Taiga, a excepción de intentar tirarse desde esa altura. Eran veinte metros... En su estado actual, era muy probable que sobreviviera a la caída, pero sus músculos quedarían muy adoloridos luego de eso. Alice cerró sus ojos y respiró unas tres veces para calmar sus nervios. No había otra; si no quería quedar como emparedado humano, entonces debería saltar. Unas piernas fracturadas era mejor que terminar siendo aplastado accidentalmente en la caída. Antes que pudiera llevar a cabo su cometido, sin embargo, la joven sintió como alguien le tomaba sin dificultad y se la llevaba de allí.
La agente intentó reponerse ante ese súbito movimiento una vez que tocó tierra. No estaba acostumbrada a volar, de modo que si le pillaban desprevenida, tendría pequeños mareos al aterrizar. Una vez que se recuperó, se fijó que fue Kasai quien le sacó de allí. La mujer osa suspiró de alivio y se limpió el polvo de su uniforme de Balt. El rubio había llegado justo en el momento oportuno; poco y más casi comete una de las peores locuras que pudo haber pensado.
– Gracias, Kasai-nii – le dijo mientras sonreía como siempre.
La joven, luego, frunció el ceño y miró a la armadura. Todo lo que hacía no surtía efecto. Si nada funcionaba, entonces debería ingerir cuatro píldoras más para desencadenar todo el poder de su fruta. Sería algo arriesgado, pero si usaba a la armadura como foco de activación, entonces solo atacaría a esa cosa e ignoraría todo lo demás. Quedaría vulnerable a los ataques, pero era mejor que atacar a todo el mundo sin tener control sobre sus acciones. No quería hacer eso, por lo que la sugerencia del rubio le vino como anillo al dedo.
– Entendido – dijo mientras una sonrisa algo salvaje de forma en su rostro. Qué podía decir, entando transformada estaba más afinado con su lado animal.
Sin decir otra palabra, pasó a su forma corpulenta y usó el Soru para acercarse al tobillo derecho de la armadura mientras esta se encontraba distraída con Taiga. Rápidamente, usando sus dos tantos, lanzó cuatro cortes al tobillo de esa cosa. Todos iban imbuidos con haki armadura, además lanzó una poderosa onda (manual excalibur) al terminar su combo de cuatro ataques con sus armas. Le diera o no, la joven se apartó rápidamente usando el Soru para ver si pudo hacerle algo a esa cosa.
La agente intentó reponerse ante ese súbito movimiento una vez que tocó tierra. No estaba acostumbrada a volar, de modo que si le pillaban desprevenida, tendría pequeños mareos al aterrizar. Una vez que se recuperó, se fijó que fue Kasai quien le sacó de allí. La mujer osa suspiró de alivio y se limpió el polvo de su uniforme de Balt. El rubio había llegado justo en el momento oportuno; poco y más casi comete una de las peores locuras que pudo haber pensado.
– Gracias, Kasai-nii – le dijo mientras sonreía como siempre.
La joven, luego, frunció el ceño y miró a la armadura. Todo lo que hacía no surtía efecto. Si nada funcionaba, entonces debería ingerir cuatro píldoras más para desencadenar todo el poder de su fruta. Sería algo arriesgado, pero si usaba a la armadura como foco de activación, entonces solo atacaría a esa cosa e ignoraría todo lo demás. Quedaría vulnerable a los ataques, pero era mejor que atacar a todo el mundo sin tener control sobre sus acciones. No quería hacer eso, por lo que la sugerencia del rubio le vino como anillo al dedo.
– Entendido – dijo mientras una sonrisa algo salvaje de forma en su rostro. Qué podía decir, entando transformada estaba más afinado con su lado animal.
Sin decir otra palabra, pasó a su forma corpulenta y usó el Soru para acercarse al tobillo derecho de la armadura mientras esta se encontraba distraída con Taiga. Rápidamente, usando sus dos tantos, lanzó cuatro cortes al tobillo de esa cosa. Todos iban imbuidos con haki armadura, además lanzó una poderosa onda (manual excalibur) al terminar su combo de cuatro ataques con sus armas. Le diera o no, la joven se apartó rápidamente usando el Soru para ver si pudo hacerle algo a esa cosa.
- Datos Bélicos:
- - Base: Velocidad [Buey Lv 40], Agilidad [Duelista Lv 40], Poder de Corte [Puro Lv 23], Resistencia [Buey Lv 23]
- Forma Corpulenta (FC): Recibe un aumento de 100% tanto en fuerza como resistencia debido a la corpulencia de la forma.
- Blue Force: Su fuerza aumenta en un 100%. 2/2 post
- Blue Flash: Su velocidad aumenta en un 100% 2/2 post
- Blue Slash: El filo de sus tantos se alargan en 50 centímetros y su poder de corte aumenta en un 100%. 2/2 post
- Multiplicadores totales (FC): Fuerza x18, Poder de Corte x2, Resistencia x7, Velocidad x6, Agilidad x2.
- Soru
- Pastillas Rumble 2.0: Sus formas duran por 7 post activos, pudiendo cambiar sin mayores dificultades. Necesita 3 para perder control de sus formas, y 5 para entrar en su forma final(Me quedan 19 ahora). 2/7
- Manual Excalibur
- Busoshoku Haki [Entrenado] 3/5 Asaltos activado.
- Exterior Catedral:
- Caer a una zona segura gracias a Kasai. Agradecerle por eso y seguir su sugerencia, lanzando cuatro cortes imbuidos con busoshoku al tobillo derecho de la armadura que peleaba con Taiga. Lanzar una onda al final de su combo y alejarse de allí usando el Soru
Gusi
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Recibí cada golpe de mis nakamas como un abrazo en símbolo de amistad. Estaba seguro que me habían echado de menos y más a ver la rabia con la que me golpeaban algunos, sobre todo Yoshi.
Una vez termine de informar a Kimura, nos pusimos rumbo a la batalla, o eso interprete a simple vista. En ese momento, el apuesto melenudo de la banda, Tobías, se percató de la posibilidad de civiles heridos, lo cual hizo darme cuenta de que podría haberme cruzado con alguno y no le hubiera ayudado. Sin esperar a que Kimura diera la orden, señale a Ciaran y a Bizvan para que vinieran conmigo.
-Vosotros, seguidme.- desvié la mirada hasta Kimura y lo mire con algo de arrepentimiento.- Señor, voy a hacer una partida de reconocimiento para salvar a posibles civiles heridos. Me llevo a Ciaran y a Bizvan, los cuales destacan en fuerza y conocimientos de medicina. Si tiene alguna objeción, hable ahora o callé para siempre. Si alguno más quiere venir esta a tiempo.- me acerque sutilmente a su oreja.- Sabes que me encantaría ir con usted al frente, pero mi cuerpo no está en condiciones para luchar.- esperaba que mis palabras le hicieran recapacitar y no se metiera en la boca del lobo. El sabía perfectamente que rara vez salía malherido de un combate y más siempre al ir en primera línea. Esperaba que se diera cuenta y que no interpretara mi "cuerpo no está en condiciones para luchar" por el desagradable olor de mi flatulencia.
Me alejé del grupo con mis nakamas (los que se hubieran venido) y ordené a mis compañeros de tal manera: yo en primera fila, con mi haki de observación activado, buscando posibles peligros o heridos; Ciaran (y todo aquel que se una) en el medio, la cual se encargaría de buscar algo que a mí se me hubiera pasado a simple vista; por último, Bizvan. El cual se encargará de cubrirnos las espaldas y echar un último vistazo para que nada se nos pase. Mientras se lo explicaba, iba dibujando monigotes en un cristal sucio para que la formación quedara clara. Nada más terminar de explicárselo, activé mi haki de observación y pusimos rumbo a la muralla, por el camino que habíamos venido. Una vez hubiéramos asegurado toda esa zona, volveríamos sobre nuestros pasos para dar refuerzo a Kimura en el caso de que lo necesitara.
Una vez termine de informar a Kimura, nos pusimos rumbo a la batalla, o eso interprete a simple vista. En ese momento, el apuesto melenudo de la banda, Tobías, se percató de la posibilidad de civiles heridos, lo cual hizo darme cuenta de que podría haberme cruzado con alguno y no le hubiera ayudado. Sin esperar a que Kimura diera la orden, señale a Ciaran y a Bizvan para que vinieran conmigo.
-Vosotros, seguidme.- desvié la mirada hasta Kimura y lo mire con algo de arrepentimiento.- Señor, voy a hacer una partida de reconocimiento para salvar a posibles civiles heridos. Me llevo a Ciaran y a Bizvan, los cuales destacan en fuerza y conocimientos de medicina. Si tiene alguna objeción, hable ahora o callé para siempre. Si alguno más quiere venir esta a tiempo.- me acerque sutilmente a su oreja.- Sabes que me encantaría ir con usted al frente, pero mi cuerpo no está en condiciones para luchar.- esperaba que mis palabras le hicieran recapacitar y no se metiera en la boca del lobo. El sabía perfectamente que rara vez salía malherido de un combate y más siempre al ir en primera línea. Esperaba que se diera cuenta y que no interpretara mi "cuerpo no está en condiciones para luchar" por el desagradable olor de mi flatulencia.
Me alejé del grupo con mis nakamas (los que se hubieran venido) y ordené a mis compañeros de tal manera: yo en primera fila, con mi haki de observación activado, buscando posibles peligros o heridos; Ciaran (y todo aquel que se una) en el medio, la cual se encargaría de buscar algo que a mí se me hubiera pasado a simple vista; por último, Bizvan. El cual se encargará de cubrirnos las espaldas y echar un último vistazo para que nada se nos pase. Mientras se lo explicaba, iba dibujando monigotes en un cristal sucio para que la formación quedara clara. Nada más terminar de explicárselo, activé mi haki de observación y pusimos rumbo a la muralla, por el camino que habíamos venido. Una vez hubiéramos asegurado toda esa zona, volveríamos sobre nuestros pasos para dar refuerzo a Kimura en el caso de que lo necesitara.
- Crimson Wolves:
Recoger a dos nakamas e impartir una partida de rescate por la zona
Krieg
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Mi humilde comentario pasa desapercibido a los oídos que necesitan escucharme, pero es recibido como un acto de peligro para los tensos soldados que me apuntan. Encañonado, la situación no mejora.
Por si fuera poco, uno de mis soldados hace gala de un cierto grado de traición al demostrar la capacidad de ponerse en contacto con un ausente Beros. Debería haberme informado de que podía hacerlo. ¿Cuál es la condena por un crimen de guerra en Zilda? Qué más da, no queda mandato en Zilda…, aunque ese belicoso engendro se lo “haya ganado”.
Nos ordena, con la amenaza de un encarcelamiento, pero otorgándonos la seguridad de no ser disparados… aún. ¿Quién se cree? Porque no lo es, o quizá sí, la verdad es que controla la situación.
- Señor Krauser, debería reconsiderar el hecho de las máquinas, al fin y al cabo, están tripuladas por ciudadanos de Zilda. El hecho de que nos haga a todos, de manera obligada, ir hacia la ciudad- o eso puedo sonsacar de los cuchicheos y el contexto establecido- es un acto… poco eficiente. Los agentes de Zilda no disponen de potencia bélica y ahora están heridos por la… guerra interna. Las instalaciones, nuestro mayor recurso, están hechas polvo y… Bueno, eso es prácticamente todo. Debería promover la evacuación de esta base y de la parte de sus efectivos que no quieran seguirle, para que puedan volver a su hogar y sanar. No parece que le haga falta la ayuda de una sociedad no destinada a la guerra, sino a la ciencia. – digo haciendo referencia a la prepotencia que demostró al decir que tendrían que pasar las máquinas por él antes de hacernos daño.
Me encojo de hombros para acompañar a mi último alegato.
- Pero supongo que obligar a la gente a hacer lo que uno quiere por la violencia también es un método eficiente, y por ende, adecuado…Aunque no el acto a obligar, que debe ser evaluado de manera independiente.
Por si fuera poco, uno de mis soldados hace gala de un cierto grado de traición al demostrar la capacidad de ponerse en contacto con un ausente Beros. Debería haberme informado de que podía hacerlo. ¿Cuál es la condena por un crimen de guerra en Zilda? Qué más da, no queda mandato en Zilda…, aunque ese belicoso engendro se lo “haya ganado”.
Nos ordena, con la amenaza de un encarcelamiento, pero otorgándonos la seguridad de no ser disparados… aún. ¿Quién se cree? Porque no lo es, o quizá sí, la verdad es que controla la situación.
- Señor Krauser, debería reconsiderar el hecho de las máquinas, al fin y al cabo, están tripuladas por ciudadanos de Zilda. El hecho de que nos haga a todos, de manera obligada, ir hacia la ciudad- o eso puedo sonsacar de los cuchicheos y el contexto establecido- es un acto… poco eficiente. Los agentes de Zilda no disponen de potencia bélica y ahora están heridos por la… guerra interna. Las instalaciones, nuestro mayor recurso, están hechas polvo y… Bueno, eso es prácticamente todo. Debería promover la evacuación de esta base y de la parte de sus efectivos que no quieran seguirle, para que puedan volver a su hogar y sanar. No parece que le haga falta la ayuda de una sociedad no destinada a la guerra, sino a la ciencia. – digo haciendo referencia a la prepotencia que demostró al decir que tendrían que pasar las máquinas por él antes de hacernos daño.
Me encojo de hombros para acompañar a mi último alegato.
- Pero supongo que obligar a la gente a hacer lo que uno quiere por la violencia también es un método eficiente, y por ende, adecuado…Aunque no el acto a obligar, que debe ser evaluado de manera independiente.
- Adam ¿Quimera? Quimera leed:
- Discursito de “Sería mejor que evacuáramos esto, no lleves a la gente de Zilda que no son pa luchar, echas mierda y de todo para ir al centro de la ciudad donde habrá ejércitos.” Ultimo comentario tipo “pero obligar a la gente a hacer lo que uno quiere tb es válido” Será mejor que se lea.
Comic Sans
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Guiado por Kedra, no tuvimos problemas en encontrar el momento y lugar adecuados para colarnos dentro de la Catedral… O al menos de lo que quedaba de ella. Entre las ruinas y los restos humeantes, con los muros inestables y el suelo quebrado, la escena parecía sacada de película de lo irreal que se veía. Y por si todo eso fuera poco, en medio de aquella otrora habitación se encontraba Dexter, al parecer algo herido, y lo que suponía que era Beros controlando una armadura gigante como las de afuera.
La cosa era que… bueno, Beros no estaba exactamente en buen estado. Por lo que pude apreciar, parecía agonizante, desesperado… Suplicaba por su muerte, tanto con su voz como con sus gestos. No había que ser un experto psicólogo para darse cuenta de lo que significaba su expresión corporal. El brazo estirado, la mano extendiéndose y contrayéndose en espasmos irregulares, su esfuerzo por huir del cráter y las cosas negras que se abalanzaban sobre él… Una expresión sombría me cruzó el rostro, y por primera vez en mucho tiempo mi sonrisa dejó de ser sonrisa.
Primero pensé en actuar, poner algo de mi parte y acabar con el evidente sufrimiento del pretor, pero… ¿realmente podría hacer algo? Si el propio Dragón no había logrado hasta ese momento causar algún daño a la armadura, ¿qué posibilidades había de que yo con mis capacidades tuviera mejor suerte?
Afortunadamente (supongo), no tuve que pensar demasiado más en aquel asunto. Dexter mismo tomó la decisión de concentrar sus últimas fuerzas en un ataque final, imaginé que con el objetivo de rematar a Beros. Aquel gesto hablaba bastante a favor del Zafiro, y si bien habían cosas de él que no me terminaban de convencer, casi con seguridad podía llegar a afirmar que, desde mi punto de vista, no era tan mal tipo como el Gobierno nos quería hacer creer. Por un momento, me replanteé muchas cosas, cosas que si hubiera manifestado en voz alta podrían meterme en serios problemas. Pero me las callé, guardándome para mí mismo mis cavilaciones.
Cuando volví a centrarme en el mundo real, Black se había levantado, y se dirigía a la entrada. No sé si es que no nos vio, o simplemente estaba demasiado cansado como para prestar atención, o tal vez tuviera otra prioridad en la cabeza, pero el caso es que pasó por nuestro lado sin decir nada hasta llegar al umbral, donde declaró que Beros había caído. La chica que lo acompañaba (Hinori si no mal recuerdo de las presentaciones) enseguida se volcó a ayudar al herido Dragón, que exhausto como estaba se derrumbó de nuevo. Dijo primero algo sobre avisar a Krauser, aunque si me paraba a pensarlo realmente no estaba en mi mano la capacidad de hacer algo así. No tenía forma de contactar con el hombre, así que dejaría que otro se encargase de aquella tarea.
- Bien está lo que bien acaba, ¿no amigo? – Le dije a Flubber, sonriendo de nuevo, el cual respondió con un gorgojeo satisfecho.
Entonces caí en que, en realidad, no había terminado. Aún quedaban los otros pretores, y aunque Beros hubiese sido descubierto como cabeza pensante detrás de la guerra, eso no significaba que el resto de aspirantes a gobernantes fueran a rendirse porque sí. Se suponía que el resto de equipos que se habían separado de nosotros tenían el objetivo de tomar cartas en dicho asunto, pero como no tenía forma de saber qué progresos habían hecho, no pude evitar preocuparme.
- Kedra, imagino que te quedarás con Dexter, ¿no? – Le pregunté al Lobo. – Quiero investigar un poco la zona antes de que nos vayamos, si el pretor estaba aquí es que debía haber algo relevante en esta Catedral... O debajo. No sería la primera vez que un sótano oculta algún secreto importante. Lo mismo no hay nada digno de mención, lo mismo ni siquiera hay sótano, pero por intentar no se pierde nada. – Me encogí de hombros. Tras pensármelo un poco, añadí: - Aunque si me quieres acompañar no te lo impediré, claro.
Tanto si decidía seguir por su cuenta como si apoyaba mi idea, lo siguiente que haría sería rebuscar entre las ruinas de la catedral, intentando encontrar alguna escalera, trampilla, acceso o cualquier cosa que pareciera sospechosa. En definitiva, buscaba un sótano, habitación oculta o a falta de estos simplemente cualquier otra sala, ramificación o lugar que pudiera potencialmente albergar algo importante o interesante. Siempre teniendo cuidado de que no me cayera algún resto o cascote encima, claro.
La cosa era que… bueno, Beros no estaba exactamente en buen estado. Por lo que pude apreciar, parecía agonizante, desesperado… Suplicaba por su muerte, tanto con su voz como con sus gestos. No había que ser un experto psicólogo para darse cuenta de lo que significaba su expresión corporal. El brazo estirado, la mano extendiéndose y contrayéndose en espasmos irregulares, su esfuerzo por huir del cráter y las cosas negras que se abalanzaban sobre él… Una expresión sombría me cruzó el rostro, y por primera vez en mucho tiempo mi sonrisa dejó de ser sonrisa.
Primero pensé en actuar, poner algo de mi parte y acabar con el evidente sufrimiento del pretor, pero… ¿realmente podría hacer algo? Si el propio Dragón no había logrado hasta ese momento causar algún daño a la armadura, ¿qué posibilidades había de que yo con mis capacidades tuviera mejor suerte?
Afortunadamente (supongo), no tuve que pensar demasiado más en aquel asunto. Dexter mismo tomó la decisión de concentrar sus últimas fuerzas en un ataque final, imaginé que con el objetivo de rematar a Beros. Aquel gesto hablaba bastante a favor del Zafiro, y si bien habían cosas de él que no me terminaban de convencer, casi con seguridad podía llegar a afirmar que, desde mi punto de vista, no era tan mal tipo como el Gobierno nos quería hacer creer. Por un momento, me replanteé muchas cosas, cosas que si hubiera manifestado en voz alta podrían meterme en serios problemas. Pero me las callé, guardándome para mí mismo mis cavilaciones.
Cuando volví a centrarme en el mundo real, Black se había levantado, y se dirigía a la entrada. No sé si es que no nos vio, o simplemente estaba demasiado cansado como para prestar atención, o tal vez tuviera otra prioridad en la cabeza, pero el caso es que pasó por nuestro lado sin decir nada hasta llegar al umbral, donde declaró que Beros había caído. La chica que lo acompañaba (Hinori si no mal recuerdo de las presentaciones) enseguida se volcó a ayudar al herido Dragón, que exhausto como estaba se derrumbó de nuevo. Dijo primero algo sobre avisar a Krauser, aunque si me paraba a pensarlo realmente no estaba en mi mano la capacidad de hacer algo así. No tenía forma de contactar con el hombre, así que dejaría que otro se encargase de aquella tarea.
- Bien está lo que bien acaba, ¿no amigo? – Le dije a Flubber, sonriendo de nuevo, el cual respondió con un gorgojeo satisfecho.
Entonces caí en que, en realidad, no había terminado. Aún quedaban los otros pretores, y aunque Beros hubiese sido descubierto como cabeza pensante detrás de la guerra, eso no significaba que el resto de aspirantes a gobernantes fueran a rendirse porque sí. Se suponía que el resto de equipos que se habían separado de nosotros tenían el objetivo de tomar cartas en dicho asunto, pero como no tenía forma de saber qué progresos habían hecho, no pude evitar preocuparme.
- Kedra, imagino que te quedarás con Dexter, ¿no? – Le pregunté al Lobo. – Quiero investigar un poco la zona antes de que nos vayamos, si el pretor estaba aquí es que debía haber algo relevante en esta Catedral... O debajo. No sería la primera vez que un sótano oculta algún secreto importante. Lo mismo no hay nada digno de mención, lo mismo ni siquiera hay sótano, pero por intentar no se pierde nada. – Me encogí de hombros. Tras pensármelo un poco, añadí: - Aunque si me quieres acompañar no te lo impediré, claro.
Tanto si decidía seguir por su cuenta como si apoyaba mi idea, lo siguiente que haría sería rebuscar entre las ruinas de la catedral, intentando encontrar alguna escalera, trampilla, acceso o cualquier cosa que pareciera sospechosa. En definitiva, buscaba un sótano, habitación oculta o a falta de estos simplemente cualquier otra sala, ramificación o lugar que pudiera potencialmente albergar algo importante o interesante. Siempre teniendo cuidado de que no me cayera algún resto o cascote encima, claro.
- Resumen Sans en la Catedral bautizada por los gatitos:
- Observar la escena, hablar con Kedra, buscar cosas relevantes por las ruinas de la Catedral (accesos a pisos inferiores o habitaciones cercanas, sótanos o salas ocultas, etc), tener cuidado por donde voy para evitar que me caigan restos de las ruinas encima.
Amaiar Silverfang
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Algo no iba bien. Mis ataques no habían causado ningún efecto, casi como... No, definitivamente, las espadas estaban atravesando al falso Yoai sin hacerle nada. ¿Pero cómo? Si las había imbuido en Haki, una forma Logia no debería...
Entonces caí en la cuenta. La única explicación plausible era que aquellos hombres no eran reales. O por lo menos no del todo. Suponía que no podían ser simplemente una ilusión, de lo contrario lo lógico era que el que nos estuviera manipulando mediante ella se preocupara de darle cierto realismo a la misma, y no dejara que nuestros ataque simplemente atravesaran dicha ilusión. No, aquello tenía pinta de ser "real" en el sentido de que realmente existían aquellas personas, solo que no físicamente.
¿Entonces? Había oído hablar de los hologramas, pero nunca había imaginado que tendrían tanta calidad de imagen. Siempre supuse que serían algo más crudo, más robótico... Y me negaba a aceptar que alguien fuera a decirme "¡Son fantasmas!", porque me parecía una idea absurda. Aunque bueno... Teniendo en cuenta las cosas que había visto hasta entonces, realmente poco podía considerarse verdaderamente absurdo. Aun así mientras hubiera otra explicación, me aferraría a ella.
- No tengo hambre, gracias. - Declaré mientras bajaba yo también de un ágil salto a aquel lugar. - Al menos no de comida. - Fruncí el ceño. - Pero sí de explicaciones. - Miré directamente a Sheev (si es que ese era su verdadero nombre), con cara de pocos amigos. - Por ejemplo, "¿A qué te refieres con Guardiana? ¿Quién es y por qué es relevante?" o "¿A qué se refiere el otro con lo de derramar sangre para expiar los pecados del mundo? Suena apocalípitico." y "¿Por qué os atravesamos como si no existieseis de verdad?" - Tomé una muy breve pausa, antes de concluir: - Nos engañasteis y atrajisteis a vuestra guerra, y luego ni siquiera os dignasteis a dejar algo en claro, siempre hablando de forma críptica o contando solo medias verdades. Creo que va siendo hora de que se nos permita saber de qué va todo esto, ¿no os parece? - Pregunté con cierto enfado en mi voz.
Entonces caí en la cuenta. La única explicación plausible era que aquellos hombres no eran reales. O por lo menos no del todo. Suponía que no podían ser simplemente una ilusión, de lo contrario lo lógico era que el que nos estuviera manipulando mediante ella se preocupara de darle cierto realismo a la misma, y no dejara que nuestros ataque simplemente atravesaran dicha ilusión. No, aquello tenía pinta de ser "real" en el sentido de que realmente existían aquellas personas, solo que no físicamente.
¿Entonces? Había oído hablar de los hologramas, pero nunca había imaginado que tendrían tanta calidad de imagen. Siempre supuse que serían algo más crudo, más robótico... Y me negaba a aceptar que alguien fuera a decirme "¡Son fantasmas!", porque me parecía una idea absurda. Aunque bueno... Teniendo en cuenta las cosas que había visto hasta entonces, realmente poco podía considerarse verdaderamente absurdo. Aun así mientras hubiera otra explicación, me aferraría a ella.
- No tengo hambre, gracias. - Declaré mientras bajaba yo también de un ágil salto a aquel lugar. - Al menos no de comida. - Fruncí el ceño. - Pero sí de explicaciones. - Miré directamente a Sheev (si es que ese era su verdadero nombre), con cara de pocos amigos. - Por ejemplo, "¿A qué te refieres con Guardiana? ¿Quién es y por qué es relevante?" o "¿A qué se refiere el otro con lo de derramar sangre para expiar los pecados del mundo? Suena apocalípitico." y "¿Por qué os atravesamos como si no existieseis de verdad?" - Tomé una muy breve pausa, antes de concluir: - Nos engañasteis y atrajisteis a vuestra guerra, y luego ni siquiera os dignasteis a dejar algo en claro, siempre hablando de forma críptica o contando solo medias verdades. Creo que va siendo hora de que se nos permita saber de qué va todo esto, ¿no os parece? - Pregunté con cierto enfado en mi voz.
- Mosquetero número 1:
- Bajar yo también de un salto, rechazar el ofrecimiento del anciano y en su lugar hacer preguntas directas, ya cansado de que nadie sea capaz de ser completamente sincero o esclarecedor.
Elya Edelweiss
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Elya se apartó, cediendo. No había logrado gran cosa, el hombre era fuerte y había interpuesto su arma sin titubear. Pero ella también estaba hecha de determinación. En su cabeza todavía daban vueltas las palabras de la extraña alada y pese a que no dejó que la distrajeran, no era capaz de dejar de pensar en ellas.
¿Acaso ninguno de los pretores había sido capaz de hacer bien su trabajo? ¿Tan condenado estaba Encuentro que la única solución era acabar con todo? No, no podía ser. Seguro que en otra punta de la isla alguien estaba tomando cartas en el asunto. Uno de ellos saldría victorioso, aquel que más se preocupase por su gente. Con el caos que había ahora mismo en la batalla, los mercenarios que habían sido llamados, como ella, solo seguirían a aquel que supiera tocar sus puntos débiles, alguien que fuera capaz de guiarlos. ¿Sería el pretor de Zilda? Elya lo dudaba. Todo lo que había visto de ellos la repelía, pero aún así había jurado ayudarles. No podía echarse atrás y traicionarlos ahora.
Aguardó unos segundos, y de repente el caballero se lanzó a por el extraño. Aprovechándolo, le rodeó y trató de atacarle por la espalda. Se irguió en su tornado tan alta como pudo y se acercó más y más. Tenía toda la intención de que las ondas cortantes en continuo movimiento hicieran trizas esa armadura... si es que podían. Una vez más, respiró hondo y trató de clavar su arma en las juntas de la armadura. Solo esperaba que el desconocido le distrajera el tiempo justo. No tenía mucho tiempo y tampoco podía fallar. Pero funcionaría. Solo le quedaba creerlo.
¿Acaso ninguno de los pretores había sido capaz de hacer bien su trabajo? ¿Tan condenado estaba Encuentro que la única solución era acabar con todo? No, no podía ser. Seguro que en otra punta de la isla alguien estaba tomando cartas en el asunto. Uno de ellos saldría victorioso, aquel que más se preocupase por su gente. Con el caos que había ahora mismo en la batalla, los mercenarios que habían sido llamados, como ella, solo seguirían a aquel que supiera tocar sus puntos débiles, alguien que fuera capaz de guiarlos. ¿Sería el pretor de Zilda? Elya lo dudaba. Todo lo que había visto de ellos la repelía, pero aún así había jurado ayudarles. No podía echarse atrás y traicionarlos ahora.
Aguardó unos segundos, y de repente el caballero se lanzó a por el extraño. Aprovechándolo, le rodeó y trató de atacarle por la espalda. Se irguió en su tornado tan alta como pudo y se acercó más y más. Tenía toda la intención de que las ondas cortantes en continuo movimiento hicieran trizas esa armadura... si es que podían. Una vez más, respiró hondo y trató de clavar su arma en las juntas de la armadura. Solo esperaba que el desconocido le distrajera el tiempo justo. No tenía mucho tiempo y tampoco podía fallar. Pero funcionaría. Solo le quedaba creerlo.
- Zilda?:
- Desvariar, rodear a la armadura y volver a atacarle por detrás, intentando que el tornado haga algo con esa armadura de los ****** (?)
Aki D. Arlia
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La pelirroja se giró furiosa mirando al hombre que le había hablado jocoso. Agarrando el sai, le apuntó con el al cuello, tan cerca como pudiera sin llegar a rozarle. Abrasándole con los ojos, le dijo despectivamente:
-Si precisara a alguien para un trabajo peligroso, buscaría a alguien que no se vendiera a la primera de cambio como una puta barata. ¿O es que quieres ocupar tu lugar aquí al lado de la pretora? Lárgate, chico.
Acto seguido se dio la vuelta y saltó hacia atrás. La mujer alada se dirigía hacia allí, claramente con intenciones aviesas sobre la pretora de Balt. Dranser apareció, interponiéndose entre ambos. Al escucharle, Aki se apresuró a decirle lo que pensaba:
- Si cualquiera de estos dos se hace con el trono, el mundo lo sufrirá. Has visto sus ejércitos. Y no podemos confiar en que sean pacíficos con el mundo. Tanto la mujer como el hombre deben morir, y a la niña... la encontraré luego. No sé quién debe gobernar Síderos, pero está claro que ninguno de estos mentecatos.
Y para cuando Aki giró la cabeza, una cúpula protegía a la pretora. ¿De dónde había salido?. Encontró la respuesta en las palabras del hombre árbol. Ya se lo había encontrado antes de comenzar la guerra y tras desaparecer ahora volvía solo para entrometerse. Irritada, se inclinó y alargó la mano hacia la armadura y el resto de ropas de la pretora. Si su dispositivo estuviera ahí, no se libraría. Invocando el fuego infernal las hizo arder en sus manos antes de girarse hacia el hombre árbol:
-Descuida, eres difícil de olvidar. Y no deberías protegerla. Las tropas de Balt campan por la isla a sus anchas como pollos sin cabeza, por lo menos en lo que respecta a los mercenarios. Esta mujer no se ha ganado el puesto que posee. Su lugar está en el suelo que lame ahora.
Tratando de serenarse, dio un par de pasos. Grum parecía haber resistido un poco mejor; intolerable. Lanzó un grito para llamar su atención y mirándole se adentró en su mente para buscar el objeto de su deseo. Adoptando la forma que encontrase y tratando una vez más de avivar esa llama, se le acercó susurrando al pasar al lado de Dranser:
- Estate atento, por favor. Atácale en cuanto se descuide.
Se acercaría a él, todavía en guardia y con ambos hakis activados. Le tendió una mano, mientras que mantenía la otra cerca del sai, preparada para interponerlo en caso de ser necesario.
-Por favor...- Suspiraría mirándole.- Por favor, ven conmigo...
-Si precisara a alguien para un trabajo peligroso, buscaría a alguien que no se vendiera a la primera de cambio como una puta barata. ¿O es que quieres ocupar tu lugar aquí al lado de la pretora? Lárgate, chico.
Acto seguido se dio la vuelta y saltó hacia atrás. La mujer alada se dirigía hacia allí, claramente con intenciones aviesas sobre la pretora de Balt. Dranser apareció, interponiéndose entre ambos. Al escucharle, Aki se apresuró a decirle lo que pensaba:
- Si cualquiera de estos dos se hace con el trono, el mundo lo sufrirá. Has visto sus ejércitos. Y no podemos confiar en que sean pacíficos con el mundo. Tanto la mujer como el hombre deben morir, y a la niña... la encontraré luego. No sé quién debe gobernar Síderos, pero está claro que ninguno de estos mentecatos.
Y para cuando Aki giró la cabeza, una cúpula protegía a la pretora. ¿De dónde había salido?. Encontró la respuesta en las palabras del hombre árbol. Ya se lo había encontrado antes de comenzar la guerra y tras desaparecer ahora volvía solo para entrometerse. Irritada, se inclinó y alargó la mano hacia la armadura y el resto de ropas de la pretora. Si su dispositivo estuviera ahí, no se libraría. Invocando el fuego infernal las hizo arder en sus manos antes de girarse hacia el hombre árbol:
-Descuida, eres difícil de olvidar. Y no deberías protegerla. Las tropas de Balt campan por la isla a sus anchas como pollos sin cabeza, por lo menos en lo que respecta a los mercenarios. Esta mujer no se ha ganado el puesto que posee. Su lugar está en el suelo que lame ahora.
Tratando de serenarse, dio un par de pasos. Grum parecía haber resistido un poco mejor; intolerable. Lanzó un grito para llamar su atención y mirándole se adentró en su mente para buscar el objeto de su deseo. Adoptando la forma que encontrase y tratando una vez más de avivar esa llama, se le acercó susurrando al pasar al lado de Dranser:
- Estate atento, por favor. Atácale en cuanto se descuide.
Se acercaría a él, todavía en guardia y con ambos hakis activados. Le tendió una mano, mientras que mantenía la otra cerca del sai, preparada para interponerlo en caso de ser necesario.
-Por favor...- Suspiraría mirándole.- Por favor, ven conmigo...
- Palacio, Kotaro, Kodama, Dranser leed(?):
- Ragear a Kotaro y a Kodama, tratar de distraer a Grum para que Dranser ataque.
Ichizake
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Gerald contempló la caótica y masiva batalla que se estaba desarrollando en las inmediaciones de aquella enorme catedral. Vio como multitud de gente, alguna de ellas bastante conocida, combatía por doquier contra una horda de enormes colosos. Daban la sensación de ser estatuas, aunque sin su característica y reconfortante inmovilidad. Pero en ningún momento consideró la opción de unirse al combate. Primero, porque no tenía nada que ganar jugándose la vida contra esas cosas y metiéndose entre esas personas de singulares poderes; y segundo, porque dudaba que sus propias habilidades fuesen especialmente efectivos en esas cosas.
No, era mejor largarse de allí en lugar de meterse en una batalla sin sentido. Y cuando la catedral se hizo pedazos entre luces y estruendos, se dio cuenta de que había tomado la decisión correcta. Optó por tratar de acercarse a la que le parecía la mayor autoridad allí en Síderos -o al menos a la que se comportaba como tal- y echó a andar hacia donde la mujer de alas blancas, lo más similar a un ángel que jamás hubiera soñado ver, volaba despreocupadamente.
Intentó ignorar las inexplicables luces que se alzaban de todas partes y continuar su camino sin meterse en más líos. Avanzaba entre los restos de las construcciones a paso ligero, corriendo para no perder más tiempo. No quería que algún desagradable monstruo surgiese de cualquier rincón para comerse su cabeza o algo. Ya se esperaba cualquier cosa de ese lugar maldito.
Cuando vio como la mujer angelical descendía hasta posarse sobre un gran edificio a lo lejos, que Gerald reconoció como un palacio incluso más grande que muchos de los del Reino, se encaminó hasta allí para encontrar respuestas a todas las aberraciones que plagaban la isla y que le habían hecho cuestionarse incluso su propia cordura. En cuanto estuviese cerca de la mujer, entraría en su mente delicadamente, al menos al principio, para encontrar respuestas en sus recuerdos. Aunque si tenía que hacerlo forzosamente, no pondría pegas.
- Restos de la catedral:
- Pasar de todo el rollo de las estatuas (demasiado raro para el pobre Ichi) - Seguir al ángel - Si llega hasta ella (como no sé lo lejos que está exactamente no lo afirmo), se meterá en su mente para ver si sus bonitos recuerdos de ángel vengador le explican porque parece estar en la pesadilla de un esquizofrénico
Vinnie Estacado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
- Mierda...
La mitad del cuerpo del soldado que acababa de lanzar cayó sobre él, parando en seco su ofensiva. El mafioso agarró la pierna del cadáver y lo lanzó detrás de él, para entonces ver al soldado de Balt atacándole con su arma en un tajo descendente. Si bien aquello sorprendió al mafioso, el cual se vio obligado a sacar sus serpientes. Las monstruosas criaturas clavaron sus dientes en las muñecas del soldado, pero no pudieron evitar que la espada tocase el hombro acorazado del mafioso. La armadura cedió un poco ante el ataque, frenado, haciendo que Vinnie notase como su carne era cortada ligeramente. Si bien no sería algo demasiado grave, sabía que una herida en esa zona, por superificial que fuese, podría pasarle factura.
La armadura se abrió en una zona de su torso, dejando ver su chaqueta. Metió la mano y sacó de esta su pistola. Lo más rápido que pudo, colocó la pistola en la barbilla del soldado y apretaría el gatillo. De funcionar, intentaría alejarse lo antes posible para mirar su herida. Esperaba que su fuerza fuese suficiente para mantener sus brazos inmoviles durante el contraataque.
La mitad del cuerpo del soldado que acababa de lanzar cayó sobre él, parando en seco su ofensiva. El mafioso agarró la pierna del cadáver y lo lanzó detrás de él, para entonces ver al soldado de Balt atacándole con su arma en un tajo descendente. Si bien aquello sorprendió al mafioso, el cual se vio obligado a sacar sus serpientes. Las monstruosas criaturas clavaron sus dientes en las muñecas del soldado, pero no pudieron evitar que la espada tocase el hombro acorazado del mafioso. La armadura cedió un poco ante el ataque, frenado, haciendo que Vinnie notase como su carne era cortada ligeramente. Si bien no sería algo demasiado grave, sabía que una herida en esa zona, por superificial que fuese, podría pasarle factura.
La armadura se abrió en una zona de su torso, dejando ver su chaqueta. Metió la mano y sacó de esta su pistola. Lo más rápido que pudo, colocó la pistola en la barbilla del soldado y apretaría el gatillo. De funcionar, intentaría alejarse lo antes posible para mirar su herida. Esperaba que su fuerza fuese suficiente para mantener sus brazos inmoviles durante el contraataque.
- Meln Zona de guerra:
- Parar el ataque del soldado con mis serpientes y llevarme una herida en el hombro, para después intentar dispararle en la cabeza desde mi cercana posición.
Hayden Ashworth
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La estatua había dejado de moverse hace rato. El fuego que el dragón escupía sobre ella fue menguando hasta desaparecer, y mostrar una roca negra y malformada por el calor. El dragón, entonces, fue rodeado de llamas las cuales menguaron hasta desaparecer, dejando en su lugar a Zuko en forma humana. El sargento alzó la mirada para ver como humaba el cráter donde antes estaba la catedral.
"Dexter..." -pensó.
Bajó de la estatua de un salto y empezó a dirigirse hacia los restos de la catedral, buscando el aura de su compañero dragón. Sabía de sobras que el yonkou era alguien demasiado importante como para considerarse amigo de Zuko, pero le daba igual. El pirata había sido de ayuda al dragón cuando este más lo necesitaba. Había hecho que viese la realidad tal como es, en lugar de confiar en sus habilidades. De no ser por el yonkou, el dragón seguiría siendo un egocéntrico confiado. De no ser por el yonkou, tal vez estaría muerto.
- ¡Dexter! -gritó cuando lo vio salir de entre los escombros.
Corrió hacia él. Estaba herido. Escuchó su afirmación sobre Beros y, entonces, se desplomó. Pudo ver como Hinori corría hasta él y empezaba a aplicarle cuidados básicos. El dragón se acercó con cuidado, esperando ver y ayudar todo lo posible.
- ¿Eres la médico de su barco, Hinori? Si no lo eres... Puedo ayudarte a llevarlo hasta quien sea vuestro médico. -dijo con decisión a Hinori
"Dexter..." -pensó.
Bajó de la estatua de un salto y empezó a dirigirse hacia los restos de la catedral, buscando el aura de su compañero dragón. Sabía de sobras que el yonkou era alguien demasiado importante como para considerarse amigo de Zuko, pero le daba igual. El pirata había sido de ayuda al dragón cuando este más lo necesitaba. Había hecho que viese la realidad tal como es, en lugar de confiar en sus habilidades. De no ser por el yonkou, el dragón seguiría siendo un egocéntrico confiado. De no ser por el yonkou, tal vez estaría muerto.
- ¡Dexter! -gritó cuando lo vio salir de entre los escombros.
Corrió hacia él. Estaba herido. Escuchó su afirmación sobre Beros y, entonces, se desplomó. Pudo ver como Hinori corría hasta él y empezaba a aplicarle cuidados básicos. El dragón se acercó con cuidado, esperando ver y ayudar todo lo posible.
- ¿Eres la médico de su barco, Hinori? Si no lo eres... Puedo ayudarte a llevarlo hasta quien sea vuestro médico. -dijo con decisión a Hinori
- Afueras de la catedral, Dexter y cualquier Blue Rose que esté con él, leed:
Acercarme a Dexter tras derrotar a la armadura (se que en la moderación no se especifica si yo lo he conseguido, pero como se dice que varias han caído y no se dice que la mía sigue en pie... asumiré que es de las que cayeron) y evitar que caiga al suelo, para después buscar a alguien de su banda que pueda ayudarlo
EDITADO: No vi el post de Hinori interactuando con Dexter, lo siento
Mist D. Spanner
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
"Era de esperar..."
Vio a lo lejos como un torrente de fuego estrellaba a Zane contra el suelo. El chico se llevó la mano a la cara casi en decepción al ver aquello. El pelirrojo, al no verse afectado por aquel ataque, volvió hasta el pelimorado, preguntándole por la pretora. Lo cierto es que el muchacho hacía un buen rato que la había perdido de vista. No le importaba mucho lo que le pasase, la verdad. Y entonces el capitán pirata empezó a volar. Spanner no podía volar, así que dificilmente pudo seguirlo. Lo intentó, corriendo por el suelo, como una persona normal. Estaba empezando a odiar el volar.
Finalmente, Zane encontró a Yoai, la cual estaba con un... ¿Gigante acorazado? Era el Yonkaykio que Zane tumbó con su haki del rey en la reunión. Vaya... El chico empezó a correr, sujetando su espada por si hacía falta desenvainarla. Cuanto más se acercaba, más veía que Bleyd había intentado atacar a la pretora y el pelirrojo lo estaba deteniendo. ¿Por qué todo el mundo quería matar a esa niña? ¿Qué demonios pasaba? Todo el mundo menos Zane, por supuesto. Zane quería hablar con ella para vete tú a saber qué. Spanner llegó hasta el trío y, sujetando aún el mango de su espada, se mantuvo quieto.
Vio a lo lejos como un torrente de fuego estrellaba a Zane contra el suelo. El chico se llevó la mano a la cara casi en decepción al ver aquello. El pelirrojo, al no verse afectado por aquel ataque, volvió hasta el pelimorado, preguntándole por la pretora. Lo cierto es que el muchacho hacía un buen rato que la había perdido de vista. No le importaba mucho lo que le pasase, la verdad. Y entonces el capitán pirata empezó a volar. Spanner no podía volar, así que dificilmente pudo seguirlo. Lo intentó, corriendo por el suelo, como una persona normal. Estaba empezando a odiar el volar.
Finalmente, Zane encontró a Yoai, la cual estaba con un... ¿Gigante acorazado? Era el Yonkaykio que Zane tumbó con su haki del rey en la reunión. Vaya... El chico empezó a correr, sujetando su espada por si hacía falta desenvainarla. Cuanto más se acercaba, más veía que Bleyd había intentado atacar a la pretora y el pelirrojo lo estaba deteniendo. ¿Por qué todo el mundo quería matar a esa niña? ¿Qué demonios pasaba? Todo el mundo menos Zane, por supuesto. Zane quería hablar con ella para vete tú a saber qué. Spanner llegó hasta el trío y, sujetando aún el mango de su espada, se mantuvo quieto.
- Meln, con Zane y Bleyd:
- Correr hasta Zane, Bleyd y la pretora, expectante para ver que pasa
Simo Baker
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Desafortunadamente para mí mis palabras no parecieron ningún efecto en los presentes. Los pretores seguían discutiendo, o al menos los dos de ellos, pues la más pequeña no paraba de ignorarles e intentar entrar en el palacio. Por otro lado la mujer alada contestó a los ataques que le llegaban con una columna de fuego. Sin duda tenía un poder tremendo.
Comenzaba a replantearme si debía hacer como el resto de personas de la plaza e intentar eliminar a esos cabezones, pero entonces comenzaron a comportarse de forma extraña. A pesar de estar recibiendo ataques, tanto el loco de la armadura como la mujer rubia comenzaron a mirar extrañamente el suelo. El general de Sarka logró aguantar, sin embargo la preciosa muchacha comenzó a perder la cabeza. Sensualmente se despojó de su armadura y empezó a acercarse hacia el suelo de una forma lasciva. Mi mente se había alejado completamente del resto del mundo. Instintivamente hice una serie de fotos con mi implante ciborg y empecé a andar hacia ella. No sabía que le pasaba, pero como caballero que era debía ayudarla.
Por suerte para mí el hombre árbol la rodeó con una burbuja opaca que tapo su cuerpo perfecto, permitiéndome volver en mí. ¿Qué narices estaba haciendo? La batalla no se había parado porque una mujer se hubiese desnudado en mitad del terreno, debía espabilar. La niña pretora había echado a correr hacia el interior del palacio, a lo que Grum había empezado a correr tras ella. Instantáneamente el hombre árbol le lanzó un ataque intentando ralentizarlo, aunque no se centró en él, sino que se lanzó a atacar a la pelivioleta. Decidí fiarme de él para que defendiese a la delicia de Balt y encaminarme a enfrentar al líder de Sarka.
Sabía que no podría con él yo sólo pero en la plaza había bastante gente que le había echado el ojo. Entre ellos estaban mis compañeros de Xella. Sabía que el anillo no se había activado porque sí, al fin había logrado reunirme con ellos. Por un momento dudé de cuál era el plan, pero cuando la pelirroja se acercó al pretor y vi a Dranser preparándose para atacar lo tuve claro. Debía unirme a ellos en el ataque, sin embargo noté algo en la espalda. No dudé ni por un momento de lo que había sido. Era uno de los huevos, que había decidido abrirse en el momento menos oportuno.
No se me ocurría que hacer con él, por pequeño que fuera era extremadamente peligroso, podía matarme si me despistaba. Haciendo gala de mi súper oído, mi mantra y el guante de titanio agarré a la cría asegurándome de no darle la oportunidad de mirarme ni morderme. No me gustaba lo que iba a hacer, pero no se me ocurría nada mejor. Tomé airé profundamente y salí corriendo hacia Grum para lanzarle el pequeño basilisco de una distancia desde la que no pudiera fallar. Me dolió deshacerme de algo tan valioso, pero no era momento de estar cuidando de él. Además aún tenía más huevos. Incluso si hacía bien su trabajo y se lograba colar entre la armadura del pretor podría matarlo y salvarse. Si sobrevivía iría a recuperarlo y me aseguraría de que tuviese una buena vida.
Comenzaba a replantearme si debía hacer como el resto de personas de la plaza e intentar eliminar a esos cabezones, pero entonces comenzaron a comportarse de forma extraña. A pesar de estar recibiendo ataques, tanto el loco de la armadura como la mujer rubia comenzaron a mirar extrañamente el suelo. El general de Sarka logró aguantar, sin embargo la preciosa muchacha comenzó a perder la cabeza. Sensualmente se despojó de su armadura y empezó a acercarse hacia el suelo de una forma lasciva. Mi mente se había alejado completamente del resto del mundo. Instintivamente hice una serie de fotos con mi implante ciborg y empecé a andar hacia ella. No sabía que le pasaba, pero como caballero que era debía ayudarla.
Por suerte para mí el hombre árbol la rodeó con una burbuja opaca que tapo su cuerpo perfecto, permitiéndome volver en mí. ¿Qué narices estaba haciendo? La batalla no se había parado porque una mujer se hubiese desnudado en mitad del terreno, debía espabilar. La niña pretora había echado a correr hacia el interior del palacio, a lo que Grum había empezado a correr tras ella. Instantáneamente el hombre árbol le lanzó un ataque intentando ralentizarlo, aunque no se centró en él, sino que se lanzó a atacar a la pelivioleta. Decidí fiarme de él para que defendiese a la delicia de Balt y encaminarme a enfrentar al líder de Sarka.
Sabía que no podría con él yo sólo pero en la plaza había bastante gente que le había echado el ojo. Entre ellos estaban mis compañeros de Xella. Sabía que el anillo no se había activado porque sí, al fin había logrado reunirme con ellos. Por un momento dudé de cuál era el plan, pero cuando la pelirroja se acercó al pretor y vi a Dranser preparándose para atacar lo tuve claro. Debía unirme a ellos en el ataque, sin embargo noté algo en la espalda. No dudé ni por un momento de lo que había sido. Era uno de los huevos, que había decidido abrirse en el momento menos oportuno.
No se me ocurría que hacer con él, por pequeño que fuera era extremadamente peligroso, podía matarme si me despistaba. Haciendo gala de mi súper oído, mi mantra y el guante de titanio agarré a la cría asegurándome de no darle la oportunidad de mirarme ni morderme. No me gustaba lo que iba a hacer, pero no se me ocurría nada mejor. Tomé airé profundamente y salí corriendo hacia Grum para lanzarle el pequeño basilisco de una distancia desde la que no pudiera fallar. Me dolió deshacerme de algo tan valioso, pero no era momento de estar cuidando de él. Además aún tenía más huevos. Incluso si hacía bien su trabajo y se lograba colar entre la armadura del pretor podría matarlo y salvarse. Si sobrevivía iría a recuperarlo y me aseguraría de que tuviese una buena vida.
- Afueras del palacio Xella FTW:
- Blablabla, nadie ha hecho caso a mi discurso. Hacer unas cuantas fotos a Balard desnuda. Lanzar un basilisco a Grum esperando que se le cuele por la armadura, no lo pueda sacar y lo mate.
Tsang Yue
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Aquél sombrero realmente le queda bien al joven Tsang, le da un aire como de forajido o de bandido, pero realmente no lo es, al menos esa es la idea que tienen los que trabajan para la misma organización putrefacta que él. Pero ese sombrero no trae nada útil con él, lo único que hasta el momento le aporta el sombrero es un soberano picor de cabeza. Le pica tanto que lleva rato sin darse cuenta de lo que ocurre a su alrededor, un pez con forma de gelatina pasada cae cerca de donde se encuentra Tsang y comienza a pegar a uno de los que están a su alrededor, mientras tanto el esqueleto se dedica a decir que el tesoro está en el interior. -“Si está en el interior será mejor abrirle y sacarlo”- Dice con una voz desesperada mientras se levanta el sombrero y se rasca la cabeza cada vez con más fuerza, como si quisiera arrancarse el cuero cabelludo a base de arañazos.
-“Dios como pica, que cojones tiene este sombrero ¿piojos?”- Se pregunta mientras sigue rascándose como si no pudiera hacer otra cosa, pues se niega a dejar el sombrero allí, le gusta demasiado como para no tratar de llevárselo a casa y tratar de averiguar allí cómo hacer que ese horroroso picor cese antes de usarlo como prenda habitual, aunque eso seguramente fuera más complejo de lo que él cree tiene que intentarlo, la verdad es que no pierde nada por intentarlo, solo está al borde de la locura por culpa del picor de cabeza que tiene encima. Tal es el picor que el joven ya comienza a no pensar con demasiada claridad, y trata de abrir el esqueleto por la caja torácica con una de sus guadañas para saber si en su interior se esconde el tesoro.
-“Dios como pica, que cojones tiene este sombrero ¿piojos?”- Se pregunta mientras sigue rascándose como si no pudiera hacer otra cosa, pues se niega a dejar el sombrero allí, le gusta demasiado como para no tratar de llevárselo a casa y tratar de averiguar allí cómo hacer que ese horroroso picor cese antes de usarlo como prenda habitual, aunque eso seguramente fuera más complejo de lo que él cree tiene que intentarlo, la verdad es que no pierde nada por intentarlo, solo está al borde de la locura por culpa del picor de cabeza que tiene encima. Tal es el picor que el joven ya comienza a no pensar con demasiada claridad, y trata de abrir el esqueleto por la caja torácica con una de sus guadañas para saber si en su interior se esconde el tesoro.
- Zal¿rly?:
- Rascarse la cabeza, comenzar a perder el juicio por el picor, divagar y tratar de abrir el esqueleto en dos.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.