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El ceño de Krauser no pudo evitar quedar fruncido ante las palabras de aquel tipo. Ya había lidiado antes con ratas de ese tipo. Los malditos bocazas que podían sembrar las dudas en los corazones de los demás y llevar todo al caos. Sus peticiones bien camufladas parecían ser demasiado rastreras, sobre todo intentando poner en contra a los demás hombres del plan de Krauser. El oficial entonces se dio la vuelta encarando al albino con una mirada bastante seria. Contuvo las ganas de pisarle la cabeza allí mismo y simplemente señaló lo que quedaba de la base de Zilda.
- Nadie te está obligando a venir. Solo te dije que tirases el comunicador. Puedes largarte si te da la gana, pero no intentes imponer de nuevo a esta gente con tu lengua de serpiente. En mis años en la marina he encontrado gente como tú. Miserables que maquillaban sus palabras y cambiaban las de otros para sembrar un poco el caos y meter mierda. A esos imbéciles, yo los mandaba al calabozo. Ahora desaparece de mi vista, o me ocuparé de silenciarte para siempre.
El oficial entonces hizo un gesto a Osuka y Edward con los dedos para que se colocasen a su lado. En el fondo le hacía gracia que ese tipo hubiese intentado algo que desconoció, pero que pudo intuir perfectamente. Después alzó la voz de nuevo hablando a todos los demás soldados de aquella base.
- Nadie está obligado a seguirme, pero los que tengáis inteligencia ya lo sabíais. He dicho que el que desee puede hacerlo y ninguna máquina os tocará conmigo presente. Si queréis quedaros en esta base a esperar de que algún capullo como el peliblanco os envíe a la muerte por su propio bien, adelante.
Dicho aquello continuó caminando, pero con el haki de observación centrado totalmente en Adam. Quería matarlo en ese momento, pero no era lo correcto. Le recordaba a los típicos cabrones manipuladores del gobierno, tal vez incluso… Ya averiguaría sobre él.
- Nadie te está obligando a venir. Solo te dije que tirases el comunicador. Puedes largarte si te da la gana, pero no intentes imponer de nuevo a esta gente con tu lengua de serpiente. En mis años en la marina he encontrado gente como tú. Miserables que maquillaban sus palabras y cambiaban las de otros para sembrar un poco el caos y meter mierda. A esos imbéciles, yo los mandaba al calabozo. Ahora desaparece de mi vista, o me ocuparé de silenciarte para siempre.
El oficial entonces hizo un gesto a Osuka y Edward con los dedos para que se colocasen a su lado. En el fondo le hacía gracia que ese tipo hubiese intentado algo que desconoció, pero que pudo intuir perfectamente. Después alzó la voz de nuevo hablando a todos los demás soldados de aquella base.
- Nadie está obligado a seguirme, pero los que tengáis inteligencia ya lo sabíais. He dicho que el que desee puede hacerlo y ninguna máquina os tocará conmigo presente. Si queréis quedaros en esta base a esperar de que algún capullo como el peliblanco os envíe a la muerte por su propio bien, adelante.
Dicho aquello continuó caminando, pero con el haki de observación centrado totalmente en Adam. Quería matarlo en ese momento, pero no era lo correcto. Le recordaba a los típicos cabrones manipuladores del gobierno, tal vez incluso… Ya averiguaría sobre él.
- Team quimera:
- Resumen 1: Buscar solución y hablar, ir hacia la ciudad
Resumen 2: Opinar sobre adam y sus palabras, echarlo de la formación de forma "suave" y seguir a lo suyo sin obligar a nadie.
Dafne
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Por un momento me había quedado pensativa ante todo lo que estaba sucediendo, pues, cualquiera diría que llevaba pensando un par de días sin saber que hacer exactamente.
Parecía que el peligro en aquel puente había cesado, y que esta vez, tenía la oportunidad de largarme de la zona cero donde la guerra se recrudecería. A pesar de que en aquella guerra estaban lo más parecido a "amigos" que podía tener...no me impidió dar media vuelta y correr calle abajo. Esperaba poder encontrar una botica o al menos a alguna autoridad que no estuviera ocupada para ayudarme, pues mi pelo ahora rojizo y mi tez cada vez más verde me asustaba, pero, a pesar de todo, me encontraba más fresca que nunca curiosamente.
Mientras corría por las calles veía a todo tipo de gentes correr de aquí para allí, así como a otras gentes intentar llegar al centro.
Por unos segundos mi carrera se detuvo, pues, era una marine al fin y al cabo y debía cumplir con mi deber de ayudar a todos los civiles posibles a salir de la zona de peligro, y hubiera lo que hubiera más allá del puente, seguro que era peligroso.
A pesar de mis remordimientos por pensar en mi en vez del desfavorecido no me impidieron buscar mi propia seguridad, y esperaba, con toda mi alma poder encontrarme con algún ciudadano que me pudiera explicar que me había pasado, pues la guerra ya no era una prioridad para mi. ¿Que se me estaba pasando por la cabeza? Tenía un deber para con los ciudadanos y para con la marina....o al menos eso pensaba, pues recordando mi historia, me di cuenta que solo debo responder ante mis superiores si me vieran..y por suerte....no lo estaban haciendo, ya que si notaban mi ausencia, podría decir que me retrasé...
Parecía que el peligro en aquel puente había cesado, y que esta vez, tenía la oportunidad de largarme de la zona cero donde la guerra se recrudecería. A pesar de que en aquella guerra estaban lo más parecido a "amigos" que podía tener...no me impidió dar media vuelta y correr calle abajo. Esperaba poder encontrar una botica o al menos a alguna autoridad que no estuviera ocupada para ayudarme, pues mi pelo ahora rojizo y mi tez cada vez más verde me asustaba, pero, a pesar de todo, me encontraba más fresca que nunca curiosamente.
Mientras corría por las calles veía a todo tipo de gentes correr de aquí para allí, así como a otras gentes intentar llegar al centro.
Por unos segundos mi carrera se detuvo, pues, era una marine al fin y al cabo y debía cumplir con mi deber de ayudar a todos los civiles posibles a salir de la zona de peligro, y hubiera lo que hubiera más allá del puente, seguro que era peligroso.
A pesar de mis remordimientos por pensar en mi en vez del desfavorecido no me impidieron buscar mi propia seguridad, y esperaba, con toda mi alma poder encontrarme con algún ciudadano que me pudiera explicar que me había pasado, pues la guerra ya no era una prioridad para mi. ¿Que se me estaba pasando por la cabeza? Tenía un deber para con los ciudadanos y para con la marina....o al menos eso pensaba, pues recordando mi historia, me di cuenta que solo debo responder ante mis superiores si me vieran..y por suerte....no lo estaban haciendo, ya que si notaban mi ausencia, podría decir que me retrasé...
- Balt:
- Huir de la guerra volviendo sobre mis pasos. Buscar ayuda por parte de un médico o bien por parte de una autoridad. Empezar a replantearme qu mi seguridad está por encima de los civiles, aunque me provoca remordimientos.
Dafne
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Por un momento me había quedado pensativa ante todo lo que estaba sucediendo, pues, cualquiera diría que llevaba pensando un par de días sin saber que hacer exactamente.
Parecía que el peligro en aquel puente había cesado, y que esta vez, tenía la oportunidad de largarme de la zona cero donde la guerra se recrudecería. A pesar de que en aquella guerra estaban lo más parecido a "amigos" que podía tener...no me impidió dar media vuelta y correr calle abajo. Esperaba poder encontrar una botica o al menos a alguna autoridad que no estuviera ocupada para ayudarme, pues mi pelo ahora rojizo y mi tez cada vez más verde me asustaba, pero, a pesar de todo, me encontraba más fresca que nunca curiosamente.
Mientras corría por las calles veía a todo tipo de gentes correr de aquí para allí, así como a otras gentes intentar llegar al centro.
Por unos segundos mi carrera se detuvo, pues, era una marine al fin y al cabo y debía cumplir con mi deber de ayudar a todos los civiles posibles a salir de la zona de peligro, y hubiera lo que hubiera más allá del puente, seguro que era peligroso.
A pesar de mis remordimientos por pensar en mi en vez del desfavorecido no me impidieron buscar mi propia seguridad, y esperaba, con toda mi alma poder encontrarme con algún ciudadano que me pudiera explicar que me había pasado, pues la guerra ya no era una prioridad para mi. ¿Que se me estaba pasando por la cabeza? Tenía un deber para con los ciudadanos y para con la marina....o al menos eso pensaba, pues recordando mi historia, me di cuenta que solo debo responder ante mis superiores si me vieran..y por suerte....no lo estaban haciendo, ya que si notaban mi ausencia, podría decir que me retrasé...
Así que continué buscando a mi nuevo objetivo, un doctor o una autoridad.
Parecía que el peligro en aquel puente había cesado, y que esta vez, tenía la oportunidad de largarme de la zona cero donde la guerra se recrudecería. A pesar de que en aquella guerra estaban lo más parecido a "amigos" que podía tener...no me impidió dar media vuelta y correr calle abajo. Esperaba poder encontrar una botica o al menos a alguna autoridad que no estuviera ocupada para ayudarme, pues mi pelo ahora rojizo y mi tez cada vez más verde me asustaba, pero, a pesar de todo, me encontraba más fresca que nunca curiosamente.
Mientras corría por las calles veía a todo tipo de gentes correr de aquí para allí, así como a otras gentes intentar llegar al centro.
Por unos segundos mi carrera se detuvo, pues, era una marine al fin y al cabo y debía cumplir con mi deber de ayudar a todos los civiles posibles a salir de la zona de peligro, y hubiera lo que hubiera más allá del puente, seguro que era peligroso.
A pesar de mis remordimientos por pensar en mi en vez del desfavorecido no me impidieron buscar mi propia seguridad, y esperaba, con toda mi alma poder encontrarme con algún ciudadano que me pudiera explicar que me había pasado, pues la guerra ya no era una prioridad para mi. ¿Que se me estaba pasando por la cabeza? Tenía un deber para con los ciudadanos y para con la marina....o al menos eso pensaba, pues recordando mi historia, me di cuenta que solo debo responder ante mis superiores si me vieran..y por suerte....no lo estaban haciendo, ya que si notaban mi ausencia, podría decir que me retrasé...
Así que continué buscando a mi nuevo objetivo, un doctor o una autoridad.
- Balt:
- Huir de la guerra volviendo sobre mis pasos. Buscar ayuda por parte de un médico o bien por parte de una autoridad. Empezar a replantearme qu mi seguridad está por encima de los civiles, aunque me provoca remordimientos.
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Asumí una posición de combate por si el hermano del carnicero decidía atacarnos. * -Por fin algo de acción, tiene pinta de va a ser un duro hueso de roer-* pensé mientras sujetaba mi arma y no apartaba la vista del enemigo. El hombre parecía ser un poco más alto que yo y estaba más musculado, tenía una mirada de pocos amigos, se podía ver a simple vista de que andaba muy molesto con nosotros y, en cualquier momento, se lanzaría al ataque. Antes de que llegásemos a las manos, el capitán Kimura usó su gran habilidad de retórica para soltar un pequeño pero intenso discurso, se disculpó por haber torturado al hermano del hombre y dijo que estaba harto de esta guerra que los pretores habían iniciado por beneficio personal, no por la gente del país.
No podía estar más de acuerdo con sus palabras, esta guerra sin sentido estaba matando a este país y lo estaba llevando a la ruina absoluta y matando a personas inocentes que no tenían nada que ver con las ambiciones de poder por parte de los pretores. Al final, el hombre cedió ante las palabras de Kimura, seguramente porque sabía que tenía razón. Después nos dijo que la batalla se iba a poner fea, nos aconsejó que escapásemos de la isla por nuestra propia seguridad. Automáticamente negué con la cabeza a la vez que una sonrisa cálida se dibujaba entre mis labios. – Aunque muera en esta batalla, siempre podrás contar con mi espada. Al fin y al cabo, somos una banda, tenemos que luchar todos juntos – dije a la vez que volvía a envainar mi arma.
Antes de que los hombres se fueran, Yoshi se dirigió a ellos rápidamente, me pareció que les dio algo pero no sabía el qué. De la nada, apareció nuestro compañero que había estado desaparecido durante el mayor transcurso de la batalla… pero se encontraba en una situación física muy pésima, estaba muy malherido. Biz y Yoshi corrieron hacia él, a lo que me sumé para intentar tratarle sus heridas. Era toda una broma suya, a lo que Yoshi le pegó por habernos asustado.
Yo no pude evitar sonreír, al fin y al cabo, así era nuestro segundo al mando aparte de que suavizó un poco el mal rollo que se respiraba en el aire. Me puse a mirar al cielo, preguntándome de donde habían venido las luces y plumas de antes. Al final, junto a Gusi y Biz, nos dirigimos a buscar supervivientes por la zona, ya que tanto Biz como yo, teníamos conocimientos médicos que podrían salvar a algunos ciudadanos.
No podía estar más de acuerdo con sus palabras, esta guerra sin sentido estaba matando a este país y lo estaba llevando a la ruina absoluta y matando a personas inocentes que no tenían nada que ver con las ambiciones de poder por parte de los pretores. Al final, el hombre cedió ante las palabras de Kimura, seguramente porque sabía que tenía razón. Después nos dijo que la batalla se iba a poner fea, nos aconsejó que escapásemos de la isla por nuestra propia seguridad. Automáticamente negué con la cabeza a la vez que una sonrisa cálida se dibujaba entre mis labios. – Aunque muera en esta batalla, siempre podrás contar con mi espada. Al fin y al cabo, somos una banda, tenemos que luchar todos juntos – dije a la vez que volvía a envainar mi arma.
Antes de que los hombres se fueran, Yoshi se dirigió a ellos rápidamente, me pareció que les dio algo pero no sabía el qué. De la nada, apareció nuestro compañero que había estado desaparecido durante el mayor transcurso de la batalla… pero se encontraba en una situación física muy pésima, estaba muy malherido. Biz y Yoshi corrieron hacia él, a lo que me sumé para intentar tratarle sus heridas. Era toda una broma suya, a lo que Yoshi le pegó por habernos asustado.
Yo no pude evitar sonreír, al fin y al cabo, así era nuestro segundo al mando aparte de que suavizó un poco el mal rollo que se respiraba en el aire. Me puse a mirar al cielo, preguntándome de donde habían venido las luces y plumas de antes. Al final, junto a Gusi y Biz, nos dirigimos a buscar supervivientes por la zona, ya que tanto Biz como yo, teníamos conocimientos médicos que podrían salvar a algunos ciudadanos.
- Balt:
- Escuchar el discurso de Kimura, apoyarle en la guerra, caer en la broma de Gusi, ir junto a Gusi y Biz a buscar supervivientes por la zona
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Milena soltó un suspiro al ver a su oponente muerto después de todo. Chasqueó la lengua unos momentos y acto seguido apretó el puño con algo de rabia. Entonces fue cuando una especie de arma salió de la nada hacia ella, provocándole un corte considerable en la mejilla y haciéndola caer de espaldas. Frunció el ceño y apretó los puños con algo de rabia. Miró hacia la maleza y entonces se colocó en pie alzando su arma. Anuló totalmente la gravedad y después de unos momentos pasó su lengua por la mejilla, limpiándose la sangre y mostrando una expresión un poco sádica a decir verdad.
- Que la rata que se ha atrevido a atacar por la espalda y con un arma de larga distancia salga ahora mismo o me ocuparé de aplastarte contra el suelo.
Estaba un poco nerviosa por todo lo pasado y lo siguiente que hizo fue entrecerrar los ojos despacio. Tenía que estar alerta para cualquier cosa que pudiese pasarle. No se fiaba de nadie y al parecer, su haki de observación, el cual apenas había entrenado nada, le avisaba de vez en cuando de aquel tipo de cosas. Se mantuvo seria en todo momento, respirando algo más rápido de lo normal y notando una sensación incómoda en el pecho. No era su culpa que desease matar a Ushio en todo momento. Escupió a un lado y después volvió a hablar en un tono bastante alto.
- ¡Será mejor que des la cara o te juro que no te libras de la muerte! – Notaba el hilo de sangre cálida bajar por su mejilla, pero en esos momentos estaba muy mosqueada e ignoraba el dolor totalmente. Tan solo deseaba que su nuevo oponente saliera y pudiese ver quién era. No iba a atacar por ejemplo a un jodido crío y no se arriesgaría a nada sin saber qué enfrentaba,
- Que la rata que se ha atrevido a atacar por la espalda y con un arma de larga distancia salga ahora mismo o me ocuparé de aplastarte contra el suelo.
Estaba un poco nerviosa por todo lo pasado y lo siguiente que hizo fue entrecerrar los ojos despacio. Tenía que estar alerta para cualquier cosa que pudiese pasarle. No se fiaba de nadie y al parecer, su haki de observación, el cual apenas había entrenado nada, le avisaba de vez en cuando de aquel tipo de cosas. Se mantuvo seria en todo momento, respirando algo más rápido de lo normal y notando una sensación incómoda en el pecho. No era su culpa que desease matar a Ushio en todo momento. Escupió a un lado y después volvió a hablar en un tono bastante alto.
- ¡Será mejor que des la cara o te juro que no te libras de la muerte! – Notaba el hilo de sangre cálida bajar por su mejilla, pero en esos momentos estaba muy mosqueada e ignoraba el dolor totalmente. Tan solo deseaba que su nuevo oponente saliera y pudiese ver quién era. No iba a atacar por ejemplo a un jodido crío y no se arriesgaría a nada sin saber qué enfrentaba,
- Meln:
- Amenazar a la maleza.
-¿Qué demonios?- no pudo evitar decirlo en voz alta. El Dragón salía de la catedral, a duras penas en pie, y se derrumbó tras decir unas palabras que le chocaron por completo. La gente comenzó a arremolinarse a su alrededor, impidiéndole ver la situación como era debido, aunque dado que Hinori Markov y Deathstroke estaban a su lado... ¿Habría alguien lo suficientemente estúpido como para intentar hacerle algo? Kai seguía derritiendo su hielo, y tras un tiempo intentando retener la figura en pie, desistió. Ya no quedaban enemigos, al fin y al cabo. La última estatua en pie estaba quieta, y si era cierto que Beros había caído ya no lo haría.
Descendió por el brazo del cascanueces, cuidadosamente para no tropezar, y no funcionó. Cayó de boca contra el suelo, rompiéndose en mil pedazos y recomponiéndose tras unos instantes, mascullando insultos inaudibles hacia Arthur. ¿Por qué? Pues por hacer algo tan espectacular, por irse a Sarka o yo qué sé. Por algo tenía que quejarse, y por ser torpe no tenía que hacerlo. Las estatuas estaban controladas, y su misión ahora era llegar hasta Balarad. No sabía dónde, pero tenía una corazonada.
-Kiritsu Ryodan, hacia el Oeste. Estoy seguro de que nuestra misión está con ese extraño ángel de pelo violeta- dijo, ocultando sus verdaderas intenciones de ayudar a la Pretora. Si estaba en algún sitio, era probable que los enemigos que le quedasen estuvieran con ella. Casi fijo todos pretores. Bueno, y el ángel ése que no parecía muy contento con ella-. Si cualquiera se une a la comitiva hacedle pasar la prueba C.
Podría haber dicho "Caballito", pero prefirió comenzar a caminar. Y caminó. Y corrió. Y fue lo más al oeste que pudo, intentando encontrar la presencia de Ballarad.
Descendió por el brazo del cascanueces, cuidadosamente para no tropezar, y no funcionó. Cayó de boca contra el suelo, rompiéndose en mil pedazos y recomponiéndose tras unos instantes, mascullando insultos inaudibles hacia Arthur. ¿Por qué? Pues por hacer algo tan espectacular, por irse a Sarka o yo qué sé. Por algo tenía que quejarse, y por ser torpe no tenía que hacerlo. Las estatuas estaban controladas, y su misión ahora era llegar hasta Balarad. No sabía dónde, pero tenía una corazonada.
-Kiritsu Ryodan, hacia el Oeste. Estoy seguro de que nuestra misión está con ese extraño ángel de pelo violeta- dijo, ocultando sus verdaderas intenciones de ayudar a la Pretora. Si estaba en algún sitio, era probable que los enemigos que le quedasen estuvieran con ella. Casi fijo todos pretores. Bueno, y el ángel ése que no parecía muy contento con ella-. Si cualquiera se une a la comitiva hacedle pasar la prueba C.
Podría haber dicho "Caballito", pero prefirió comenzar a caminar. Y caminó. Y corrió. Y fue lo más al oeste que pudo, intentando encontrar la presencia de Ballarad.
- Balt:
- Ir al Oeste.
Yarmin Prince
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-Lárgate, por favor- dije, ya harto-. Estoy cansado de esta isla, desde que he llegado no han parado de sucederme cosas malas.
Me cansé, definitivamente. Ése no era mi día, pero lo iba a remediar. Iba a sacar algo bueno de todo el conflicto, y lo iba a conseguir yendo donde la acción estaba. Miré a mis manos, y me di cuenta de que el guante izquierdo se había roto. No grité, pero la abundante sangre empezaba a coagularse, y tal vez de haberme dado cuenta me dolería más de lo que ahora me dolía. Sin embargo, me cago en la puta. Cómo duele.
-Yo me voy a por el ángel ése, quiero hablar con él- dije, esperando que alguno me acompañase e ignorando al abotargado pez gota. Esperaba que ése en concreto no viniese conmigo, y me puse en movimiento.
Las casas destrozadas, la sangre por el suelo y ese olor a desesperación que se mascaba... No podía estar más cómodo, y poco a poco mi sonrisa volvió a fluir. Cuando vuelva a casa jugaré un rato con Claire, y tal vez me entretenga con Fudge. Llevo mucho tiempo soportándolo, y su puesto me quedaría mucho mejor a mí, sinceramente. Jefe de Servicio, desde ahí podría controlar lo que me viniese en gana. Decidido, en cuanto vuelva lo inculparé de la muerte de Claire... Desaparición. Que nadie sabe que ha muerto todavía. Cuando le cambie el papel por esa vivre card del tipo que espera en Impel Down, el que no cumplió una orden tan sencilla como "espera mis instrucciones sin meterte en líos" y había estropeado mi primera tentativa de tomar Arabasta. Yo mismo había fijado su fecha de ejecución, y aunque será en dos meses, necesito poco más para tenerlo todo listo. Aunque mejor que yo... Un títere. Sí, mucho mejor. Pero primero ángel, tesoros, y esas cosas.
Me cansé, definitivamente. Ése no era mi día, pero lo iba a remediar. Iba a sacar algo bueno de todo el conflicto, y lo iba a conseguir yendo donde la acción estaba. Miré a mis manos, y me di cuenta de que el guante izquierdo se había roto. No grité, pero la abundante sangre empezaba a coagularse, y tal vez de haberme dado cuenta me dolería más de lo que ahora me dolía. Sin embargo, me cago en la puta. Cómo duele.
-Yo me voy a por el ángel ése, quiero hablar con él- dije, esperando que alguno me acompañase e ignorando al abotargado pez gota. Esperaba que ése en concreto no viniese conmigo, y me puse en movimiento.
Las casas destrozadas, la sangre por el suelo y ese olor a desesperación que se mascaba... No podía estar más cómodo, y poco a poco mi sonrisa volvió a fluir. Cuando vuelva a casa jugaré un rato con Claire, y tal vez me entretenga con Fudge. Llevo mucho tiempo soportándolo, y su puesto me quedaría mucho mejor a mí, sinceramente. Jefe de Servicio, desde ahí podría controlar lo que me viniese en gana. Decidido, en cuanto vuelva lo inculparé de la muerte de Claire... Desaparición. Que nadie sabe que ha muerto todavía. Cuando le cambie el papel por esa vivre card del tipo que espera en Impel Down, el que no cumplió una orden tan sencilla como "espera mis instrucciones sin meterte en líos" y había estropeado mi primera tentativa de tomar Arabasta. Yo mismo había fijado su fecha de ejecución, y aunque será en dos meses, necesito poco más para tenerlo todo listo. Aunque mejor que yo... Un títere. Sí, mucho mejor. Pero primero ángel, tesoros, y esas cosas.
- Zal:
- Ir hacia el ángel.
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El pequeño ser al que acababa de curar poco a poco se fue levantando, con esfuerzo y con bastante rabia gritando que no era un niño, sintiéndolo por él no me cambió de opinión, imberbe, bajito y sin controlar las emociones, eso era un niño. Tras levantarse el pequeño pelirrojo saltó hacia una de las rocas que caían y sin que me diese cuenta este la destrozó, si era un niño muy fuerte, pero debía de tener cuidado, aunque estuviese algo curado y lo que le había dado de parte de su compañero le permitiesen recuperarse antes debía de mantener reposo, pero no le iba a impedir que hiciese lo que le diese la gana.
-Está bien pelirrojo, no eres un niño. Ahora harías bien en no moverte demasiado y guardar reposo, que tu amigo te vigile – le dije señalando al que me pasó la pastilla.
La joven a la que había salvado se acercó a mí y me dio las gracias por ello, aunque no eran necesarias, en mi opinión, notaba gracias al haki de observación que no era alguien débil, y eso fue lo que le dije. El joven que me había dado la pastilla verde, alguien que a la vista era muy descuidado con su aspecto para ser un marine, de pronto creó una cúpula de algún tipo de material para protegernos de los escombros, esto hizo que el ambiente tuviese un olor dulce y casi empalagoso, pero s in duda algo bastante útil en este momento.
De pronto de entre las ruinas de la catedral salió el capitán, con la sustancia que nos cubría no se veía bien, pero no parecía estar mal, solo cansado por lo que había pasado dentro de la ahora destruida catedral, mencionó que Beros estaba muerto y que avisáramos a Krauser. Sin embargo, el capitán de pronto de se desplomó sobre el suelo, debía ir inmediatamente a atenderle, así que le pedí al hombre que había creado la cúpula que abriese un hueco para que pudiese salir. En cuanto lo hizo salí por este disparado hasta el capitán que se encontraba con Hinori, dándole unos primeros auxilios y teniendo un momento un tanto tierno con el capitán. En cuanto llegué hice que la armadura de los brazos se replegase hasta los antebrazos para trabajar más cómodamente. En un primer vistazo pude ver una gran cantidad de cortes por todo el cuerpo, era un poco feos pero curarían con un poco de descanso, le pregunté al Yonkou por cómo se sentía, una pregunta un poco estúpida aunque no para un médico, la respuesta fue con mucho dolor y ayudándome de mi ojo cyborg, pude ver como su cerebro mandaba muchos impulsos al resto del cuerpo confirmándomelo.
-Hinori, voy a comenzar a curarle, necesito que nos defiendas en caso de necesitarlo, aunque yo también estaré atento, y toma llama a Krauser y avísale de lo de Beros, él ya debe estar dentro de la base – le dije a la chica que ahora estaba en sujetador tendiéndole un caracol, luego miré al capitán – Capitán necesito que se mantenga consciente todo lo que pueda, voy a tener que coserle algunas heridas para que se curen antes y le intentaré reducir el dolor que sufre, ¿de acuerdo? Pues empecemos.
Sin más demora, saqué de una de las bolsas del cinturón algunas agujas e hilo y comencé a tratarle las heridas. Los cortes eran un poco profundos y por ello usé una costura que tuviese dos niveles por cada punto, de esa forma los puntos le aguantarían mejor durante la rehabilitación, además después de hacer cada costura realizaba una pequeña cura con mi habilidad para que curase antes, esperaba que con eso el dolor disminuyese. De todos modos en cuanto terminase de coser las principales suturas, que era lo que me dijo Dexter que tenía mal, usaría mi curación en todo el cuerpo de este para reducir los niveles de estrés a los que estaba sometido para reducirle el nivel de dolor y si había algo roto o fracturado que se fuese curando.
-Está bien pelirrojo, no eres un niño. Ahora harías bien en no moverte demasiado y guardar reposo, que tu amigo te vigile – le dije señalando al que me pasó la pastilla.
La joven a la que había salvado se acercó a mí y me dio las gracias por ello, aunque no eran necesarias, en mi opinión, notaba gracias al haki de observación que no era alguien débil, y eso fue lo que le dije. El joven que me había dado la pastilla verde, alguien que a la vista era muy descuidado con su aspecto para ser un marine, de pronto creó una cúpula de algún tipo de material para protegernos de los escombros, esto hizo que el ambiente tuviese un olor dulce y casi empalagoso, pero s in duda algo bastante útil en este momento.
De pronto de entre las ruinas de la catedral salió el capitán, con la sustancia que nos cubría no se veía bien, pero no parecía estar mal, solo cansado por lo que había pasado dentro de la ahora destruida catedral, mencionó que Beros estaba muerto y que avisáramos a Krauser. Sin embargo, el capitán de pronto de se desplomó sobre el suelo, debía ir inmediatamente a atenderle, así que le pedí al hombre que había creado la cúpula que abriese un hueco para que pudiese salir. En cuanto lo hizo salí por este disparado hasta el capitán que se encontraba con Hinori, dándole unos primeros auxilios y teniendo un momento un tanto tierno con el capitán. En cuanto llegué hice que la armadura de los brazos se replegase hasta los antebrazos para trabajar más cómodamente. En un primer vistazo pude ver una gran cantidad de cortes por todo el cuerpo, era un poco feos pero curarían con un poco de descanso, le pregunté al Yonkou por cómo se sentía, una pregunta un poco estúpida aunque no para un médico, la respuesta fue con mucho dolor y ayudándome de mi ojo cyborg, pude ver como su cerebro mandaba muchos impulsos al resto del cuerpo confirmándomelo.
-Hinori, voy a comenzar a curarle, necesito que nos defiendas en caso de necesitarlo, aunque yo también estaré atento, y toma llama a Krauser y avísale de lo de Beros, él ya debe estar dentro de la base – le dije a la chica que ahora estaba en sujetador tendiéndole un caracol, luego miré al capitán – Capitán necesito que se mantenga consciente todo lo que pueda, voy a tener que coserle algunas heridas para que se curen antes y le intentaré reducir el dolor que sufre, ¿de acuerdo? Pues empecemos.
Sin más demora, saqué de una de las bolsas del cinturón algunas agujas e hilo y comencé a tratarle las heridas. Los cortes eran un poco profundos y por ello usé una costura que tuviese dos niveles por cada punto, de esa forma los puntos le aguantarían mejor durante la rehabilitación, además después de hacer cada costura realizaba una pequeña cura con mi habilidad para que curase antes, esperaba que con eso el dolor disminuyese. De todos modos en cuanto terminase de coser las principales suturas, que era lo que me dijo Dexter que tenía mal, usaría mi curación en todo el cuerpo de este para reducir los niveles de estrés a los que estaba sometido para reducirle el nivel de dolor y si había algo roto o fracturado que se fuese curando.
- resumen exterior de la catedral:
- En el post anterior: salvo a Misa y curo a Arthur, luego me pongo en defensa para protegerle si caen escombros.
Resumen de este post: ver como Arthur se levanta cabreado y como crean una cúpula para protegernos, ver como el Dexter sale de la catedral y se cae, ir hasta él y comenzar a curarle con suturas en los cortes y usando mi habilidad con la akuma para intentar reducirle el dolor.
Gera
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Tras usar su cayado contra la cúpula una especie de caramelo empezaba a aparecer, para poder librarse de eso, la muchacha abrió una brecha con su cayado para poder salir de ese lugar poco divertido.
Emprendió su andadura de manera rápida, por no decir que se echó a correr, decidió que era el momento de ir a ver de cerca que estaba ocurriendo, quería saber que era aquella ave y poder ayudar en todo lo que fuese necesario.
Se dirigió hacia el palacio y de manera sigilosa se fue acercando hasta ese lugar, observó lo que allí acontecía e intentaba ayudar en lo que pudiese. Ya fuese con su cayado o con sus artes de curandera, cualquier ayuda sería buena. Observó cómo estaban todos sus compañeros, la guerra estaba siendo dura y parecía que otro petror había caído. La tensión se estaba palpando con cada ataque, con cada herido, con cada ser que aparecía. Lo cierto era que a Gera esto le estaba impresionando, había cambiado y no dudaría en atacar si fuese necesario.
Lamentaba haber dejado un poco atrás a sus conocidos pero no quería depender de nadie para llegar ahí. Con un gesto atronador observó lo que estaban haciendo sus compañeros, cómo intentaban acabar con aquella maldita guerra.
Observó detenidamente mientras miraba en su bolsa todos los tarros que tenía en ella, quería comprobar que estaban en perfecto estado. ¿Quién los podría usar si no lo estaban? era una gran pregunta que ella misma se formulaba. La ira estaba muy presente en ese momento en ella, pero no iba a dejar que la controlase, quería ver lo que ocurría y ver cómo podía ayudar. Era sencillo y egoísta a la vez, se antepuso a los demás. No quería morir.
Emprendió su andadura de manera rápida, por no decir que se echó a correr, decidió que era el momento de ir a ver de cerca que estaba ocurriendo, quería saber que era aquella ave y poder ayudar en todo lo que fuese necesario.
Se dirigió hacia el palacio y de manera sigilosa se fue acercando hasta ese lugar, observó lo que allí acontecía e intentaba ayudar en lo que pudiese. Ya fuese con su cayado o con sus artes de curandera, cualquier ayuda sería buena. Observó cómo estaban todos sus compañeros, la guerra estaba siendo dura y parecía que otro petror había caído. La tensión se estaba palpando con cada ataque, con cada herido, con cada ser que aparecía. Lo cierto era que a Gera esto le estaba impresionando, había cambiado y no dudaría en atacar si fuese necesario.
Lamentaba haber dejado un poco atrás a sus conocidos pero no quería depender de nadie para llegar ahí. Con un gesto atronador observó lo que estaban haciendo sus compañeros, cómo intentaban acabar con aquella maldita guerra.
Observó detenidamente mientras miraba en su bolsa todos los tarros que tenía en ella, quería comprobar que estaban en perfecto estado. ¿Quién los podría usar si no lo estaban? era una gran pregunta que ella misma se formulaba. La ira estaba muy presente en ese momento en ella, pero no iba a dejar que la controlase, quería ver lo que ocurría y ver cómo podía ayudar. Era sencillo y egoísta a la vez, se antepuso a los demás. No quería morir.
- Balt:
- hacer un hueco con el cayado librarse del caramelo, correr hacia el palacio y observar lo que hacen los demás, mirar si puede ayudar en algo y controlar su ira.
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Al final Krauser acompañó al demonio amarillo a la salida y, qué casualidad, Osu llegaba en ese instante.
El albino parecía que buscaba problemas... de una manera muy diplomática. Su comportamiento era realmente curioso, prendió la mecha del interés psicológico de Edward, pero desde luego, después de la reacción de Krauser, era inviable acercarse a charlar con él. Además, por muy listo que Edward sea, sigue siendo susceptible a que lo manipulen. Consciente de eso, con algo de miedo, decidió ni siquiera dirigirle la mirada.
En el momento en que iba a responder a Osu, el demonio de la niebla les hizo una señal, por lo que ambos se acercaron a él, como había ordenado. Ahora que estaban así, Edward tendría que hablar con mesura para que su líder no malinterpretase el mensaje.
-Pueees... realmente tampoco lo entiendo del todo, pero se estaban peleando y Krauser les ha dado un enemigo en común para que dejen de masacrarse. Ahora nos acompañan a la guerra… supongo. –Dijo rascándose la nuca con cara de no estar muy convencido.
-Cambiando de tema ¿qué pasó con el robot?... ¿Quiénes son esos dos?- Dijo refiriéndose a los que habían llegado con Osu. Esperaba que la respuesta pudiera hacerle quedar un poco mejor delante del Gran Espada, Osu no se merecía pasarlo mal por no haber vencido al robot.
Si aquellos dos individuos estaban con él, debía ser porque habían luchado a su lado, por lo tanto debían de ser de fiar y saber luchar... o no, pero bueno, para eso preguntó el rubio.
Ahora solo quedaba saber qué iban a hacer, quizás sería un buen momento para llamar a Dexter ¿no? Al fin y al cabo era un plan grupal… era SU plan, de hecho, habría que decirle como ha ido todo. O también podían dirigirse a la guerra y a ver que se encontraban.
-Krauser… ¿deberíamos ponernos en contacto con Dexter? Ya sabes, para decirle que tal nos ha ido y preguntarle…- Dijo a modo de sugerencia con la cabeza algo gacha por respeto.
El albino parecía que buscaba problemas... de una manera muy diplomática. Su comportamiento era realmente curioso, prendió la mecha del interés psicológico de Edward, pero desde luego, después de la reacción de Krauser, era inviable acercarse a charlar con él. Además, por muy listo que Edward sea, sigue siendo susceptible a que lo manipulen. Consciente de eso, con algo de miedo, decidió ni siquiera dirigirle la mirada.
En el momento en que iba a responder a Osu, el demonio de la niebla les hizo una señal, por lo que ambos se acercaron a él, como había ordenado. Ahora que estaban así, Edward tendría que hablar con mesura para que su líder no malinterpretase el mensaje.
-Pueees... realmente tampoco lo entiendo del todo, pero se estaban peleando y Krauser les ha dado un enemigo en común para que dejen de masacrarse. Ahora nos acompañan a la guerra… supongo. –Dijo rascándose la nuca con cara de no estar muy convencido.
-Cambiando de tema ¿qué pasó con el robot?... ¿Quiénes son esos dos?- Dijo refiriéndose a los que habían llegado con Osu. Esperaba que la respuesta pudiera hacerle quedar un poco mejor delante del Gran Espada, Osu no se merecía pasarlo mal por no haber vencido al robot.
Si aquellos dos individuos estaban con él, debía ser porque habían luchado a su lado, por lo tanto debían de ser de fiar y saber luchar... o no, pero bueno, para eso preguntó el rubio.
Ahora solo quedaba saber qué iban a hacer, quizás sería un buen momento para llamar a Dexter ¿no? Al fin y al cabo era un plan grupal… era SU plan, de hecho, habría que decirle como ha ido todo. O también podían dirigirse a la guerra y a ver que se encontraban.
-Krauser… ¿deberíamos ponernos en contacto con Dexter? Ya sabes, para decirle que tal nos ha ido y preguntarle…- Dijo a modo de sugerencia con la cabeza algo gacha por respeto.
- Team Quimera:
1º: Observar la tensa situación sin poder hacer nada, sentirse nervioso por eso y por la preocupación por Osu y dirigirse a la puerta para ver cuando llega.
2º: Evitar contacto visual con el albino, responder a Osu estando al lado de Krau, intentando no meter la pata, preguntarle por Yoko y Neo y sugerir a Krauser que llamemos a Dexter.
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Caí exactamente sobre el anciano mientras mi espada le atravesaba por completo, aunque no como yo había previsto. La hoja del arma le había, literalmente, atravesado como si no estuviese allí. Y lo mismo pude ver que ocurría con el espadón de Noah, que había saltado junto a mí. Pero definitivamente debían de estar allí, podía verlos y oírlos. Aunque, por algún motivo no podía sentir sus presencias.
Me puse en pie y, dando un pequeño salto hacia atrás, me alejé un par de metros. Observé la escena con detenimiento, para ver que las espadas que Amaiar había hecho llover sobre el grupo de ancianos allí reunido tampoco habían logrado nada, y se encontraban clavadas en el suelo por toda la estancia. Notablemente confuso, disipé la pequeña bola de fuego que había manifestado en mi mano izquierda. Mientras, sin bajar la guardia, escuchaba todo cuanto decían.
Cuando uno de ellos se sentó a la mesa, ofreciéndonos aquel banquete, me acerqué unos pasos hasta quedar frente a la misma. Me sentí tentado de prender fuego a todo aquello, pero al igual que Amaiar, en ese momento mi deseo de obtener algunas respuestas era superior, aunque no por mucho, a las ganas que tenía de continuar peleando. Así que dejé que mi compañero hablase, y esperé a ver que explicaciones o vagas excusas nos daban.
Me puse en pie y, dando un pequeño salto hacia atrás, me alejé un par de metros. Observé la escena con detenimiento, para ver que las espadas que Amaiar había hecho llover sobre el grupo de ancianos allí reunido tampoco habían logrado nada, y se encontraban clavadas en el suelo por toda la estancia. Notablemente confuso, disipé la pequeña bola de fuego que había manifestado en mi mano izquierda. Mientras, sin bajar la guardia, escuchaba todo cuanto decían.
Cuando uno de ellos se sentó a la mesa, ofreciéndonos aquel banquete, me acerqué unos pasos hasta quedar frente a la misma. Me sentí tentado de prender fuego a todo aquello, pero al igual que Amaiar, en ese momento mi deseo de obtener algunas respuestas era superior, aunque no por mucho, a las ganas que tenía de continuar peleando. Así que dejé que mi compañero hablase, y esperé a ver que explicaciones o vagas excusas nos daban.
- Los tres mosqueteros:
- Escucho la conversación de los ancianos y las preguntas de Amaiar. Por curiosidad espero a oír las respuestas que den.
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Una sonrisa ladeada se formó en el rostro del dragón negro cuando vio a la estatua desequilibrada fallar su ataque. Por el momento la batalla no había terminado por su parte, pues debía terminar el trabajo de echar abajo a la jodida estatua. Fue entonces cuando el mercenario soltó una carcajada y después empezó a volar hacia el cielo tras el ataque de la armadura. El dragón negro tomó su forma completa rugiendo con fuerza y elevándose en los cielos de forma impresionante. Cuando estuvo a una altura considerable decidió terminar con aquello de una vez por todas.
- ¡Hahahahaha!
Madara se lanzó a lo bestia desde lo alto de los cielos como si fuese un halcón cayendo en picado sobre su presa. Guardó las alas pegándolas a su cuerpo y estiró la cola hacia atrás, estando imbuido en su haki armadura perfecto. La enorme criatura abrió la boca todo lo que pudo, cargando un impresionante cañonazo de ácido. Entonces fue cuando escupió contra la armadura a toda potencia y aprovechando la velocidad cambió a forma híbrida para evitar un posible contraataque. Sacó su espadón de kairouseki y trató de hincharlo en el centro de la cabeza de su oponente con toda su mala leche.
- ¡Juicio mercenario!
Gritó al mismo tiempo que trataba de pisar la cabeza de la estatua con mala leche y sacar la espada en caso de haberla atravesado. Se relamió despacio al mismo tiempo que empezaba a reírse de forma un poco enfermiza. Hacía tiempo que no se lo pasaba bien en una batalla y se notaba que aquella guerra era de lo más divertida e interesante. Se cruzó de brazos entonces mirando a su alrededor y observando el resto de armaduras caer ante los ataques de todas aquellas personas.
- ¡Hahahahaha!
Madara se lanzó a lo bestia desde lo alto de los cielos como si fuese un halcón cayendo en picado sobre su presa. Guardó las alas pegándolas a su cuerpo y estiró la cola hacia atrás, estando imbuido en su haki armadura perfecto. La enorme criatura abrió la boca todo lo que pudo, cargando un impresionante cañonazo de ácido. Entonces fue cuando escupió contra la armadura a toda potencia y aprovechando la velocidad cambió a forma híbrida para evitar un posible contraataque. Sacó su espadón de kairouseki y trató de hincharlo en el centro de la cabeza de su oponente con toda su mala leche.
- ¡Juicio mercenario!
Gritó al mismo tiempo que trataba de pisar la cabeza de la estatua con mala leche y sacar la espada en caso de haberla atravesado. Se relamió despacio al mismo tiempo que empezaba a reírse de forma un poco enfermiza. Hacía tiempo que no se lo pasaba bien en una batalla y se notaba que aquella guerra era de lo más divertida e interesante. Se cruzó de brazos entonces mirando a su alrededor y observando el resto de armaduras caer ante los ataques de todas aquellas personas.
- Exterior Catedral:
- Intentar darle el golpe final a la armadura.
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- ¡Ahí está! - Exclamé en cuanto pude ver la plaza, lo suficientemente alto como para que Eichi me escuchase.
Puede que no tuviera una vista de águila, pero desde aquella distancia no era difícil reconocer a Balarad o su exótica figura... ¿Qué hacía contra el suelo? ¿La habrían atacado? También pude ver a otro par de personas por aquí y por allá, ninguna de las cuales pude reconocer desde allí, y acercándose a la pretora... Una mujer de cabello violeta. Apreté los puños con fuerza. No conocía a muchas personas con ese tono de pelo, y sin embargo daba la casualidad de que la mujer-ángel de antes poseía el mismo. No podía ser coincidencia: aquella debía ser la mujer que buscábamos.
Batiendo mis blancas alas con fuerza, volé directa hacia allí, con intención de interponerme y proteger a la líder de Balt... Sin embargo se me adelantaron, no una sino dos veces. Entre el ir y venir de los otros presentes en la plaza, una figura intervino para atacar a la mujer de pelo violeta, a la par que defendía a la pretora para mi alivio. Y luego lo que parecía ser un árbol andante, que también hacía sus cosas para intentar poner en jaque a la ángel. "¿Kodama?" Pensé, reconociendo al único hombre-árbol del que había oído hablar, en parte gracias a mi conexión con el Gobierno y por ende a la Marina. Un tipo interesante, a su manera.
Sin embargo, por mucho que me alegrara que otros estuvieran ahí para proteger a Balarad, dudaba que fuera con intención de ponerla en el trono. Y, sinceramente, yo tampoco estaba convencida de que fuera la más apta para gobernar Síderos, pero al menos me parecía el menor de todos los males, y ante la duda pensaba apoyarla... Más o menos, supongo. A mi estilo. Lo que no podía permitir era que siguieran todos peleándose de forma irracional, y menos cuando el enemigo era aquella mujer. Sospechaba que su poder estaba más allá de las capacidades de cualquiera de los presentes en aquella guerra, pues no solo había demostrado tener cierto control sobre los pájaros de muerte de antes, sino que además parecía (por sus palabras) ser alguien de suma importancia en el papel de "protectora de la ciudad" o algo así. Y nadie que tuviera una tarea tan relevante podía ser débil, al menos más débil que las armaduras gigantes, las cuales también eran auténticas pesadillas. Si dejaba que aquellas personas efrentaran abiertamente al ángel, lo más probable era que sus vidas serían sacrificadas en vano.
- ¡Deteneos! - Exclamé al acercarme al grupo, manteniéndome a pocos metros sobre sus cabezas. Estiré bien las alas para que reflejaran la luz del sol sobre ellos, y así llamar mejor la atención. - Detened esta lucha sin sentido, por favor. - Supliqué, algo más calmada. Aquí, lejos del corazón de la batalla, frente a las cabezas pensantes y otros extranjeros como yo, esperaba que mis palabras tuvieran mejor efecto. - Esta guerra solo está trayendo muerte a Síderos, y un genocidio no es tampoco la solución. - Le dirigiría una mirada seria a la mujer de cabello violeta si aún estaba sana y salva (y suponía que lo estaría). - ¿Quién quedará para reploblar estas tierras? ¿Quién para restaurar este país del estado lamentable en el que se encuentra ahora mismo? Ya ha habido suficientes sacrificios... Pretora, levantaos. - Le pediría a Balarad, si era capaz de escucharme. - Pedidle a vuestras tropas que se retiren de nuevo a Balt, y replanteaos la posibilidad de cooperación entre todos los pretores, en lugar de mataros entre vosotros en un conflicto eterno. Aún se pueden salvar vidas, por favor... - Suplicaría de nuevo.
Tendría bien a la vista a todo el mundo, con el Mantra activado en todo momento. No podía esta segura de que me fueran a hacer caso, y a estas alturas casi me esperaba que fueran a ignorarme... Por lo que si alguno atacaba a la pretora, o si la mujer-ángel atacaba a cualquiera de ellos, estaría preparada para intervenir, evocando una bendición de égida sobre el objetivo necesario.
Puede que no tuviera una vista de águila, pero desde aquella distancia no era difícil reconocer a Balarad o su exótica figura... ¿Qué hacía contra el suelo? ¿La habrían atacado? También pude ver a otro par de personas por aquí y por allá, ninguna de las cuales pude reconocer desde allí, y acercándose a la pretora... Una mujer de cabello violeta. Apreté los puños con fuerza. No conocía a muchas personas con ese tono de pelo, y sin embargo daba la casualidad de que la mujer-ángel de antes poseía el mismo. No podía ser coincidencia: aquella debía ser la mujer que buscábamos.
Batiendo mis blancas alas con fuerza, volé directa hacia allí, con intención de interponerme y proteger a la líder de Balt... Sin embargo se me adelantaron, no una sino dos veces. Entre el ir y venir de los otros presentes en la plaza, una figura intervino para atacar a la mujer de pelo violeta, a la par que defendía a la pretora para mi alivio. Y luego lo que parecía ser un árbol andante, que también hacía sus cosas para intentar poner en jaque a la ángel. "¿Kodama?" Pensé, reconociendo al único hombre-árbol del que había oído hablar, en parte gracias a mi conexión con el Gobierno y por ende a la Marina. Un tipo interesante, a su manera.
Sin embargo, por mucho que me alegrara que otros estuvieran ahí para proteger a Balarad, dudaba que fuera con intención de ponerla en el trono. Y, sinceramente, yo tampoco estaba convencida de que fuera la más apta para gobernar Síderos, pero al menos me parecía el menor de todos los males, y ante la duda pensaba apoyarla... Más o menos, supongo. A mi estilo. Lo que no podía permitir era que siguieran todos peleándose de forma irracional, y menos cuando el enemigo era aquella mujer. Sospechaba que su poder estaba más allá de las capacidades de cualquiera de los presentes en aquella guerra, pues no solo había demostrado tener cierto control sobre los pájaros de muerte de antes, sino que además parecía (por sus palabras) ser alguien de suma importancia en el papel de "protectora de la ciudad" o algo así. Y nadie que tuviera una tarea tan relevante podía ser débil, al menos más débil que las armaduras gigantes, las cuales también eran auténticas pesadillas. Si dejaba que aquellas personas efrentaran abiertamente al ángel, lo más probable era que sus vidas serían sacrificadas en vano.
- ¡Deteneos! - Exclamé al acercarme al grupo, manteniéndome a pocos metros sobre sus cabezas. Estiré bien las alas para que reflejaran la luz del sol sobre ellos, y así llamar mejor la atención. - Detened esta lucha sin sentido, por favor. - Supliqué, algo más calmada. Aquí, lejos del corazón de la batalla, frente a las cabezas pensantes y otros extranjeros como yo, esperaba que mis palabras tuvieran mejor efecto. - Esta guerra solo está trayendo muerte a Síderos, y un genocidio no es tampoco la solución. - Le dirigiría una mirada seria a la mujer de cabello violeta si aún estaba sana y salva (y suponía que lo estaría). - ¿Quién quedará para reploblar estas tierras? ¿Quién para restaurar este país del estado lamentable en el que se encuentra ahora mismo? Ya ha habido suficientes sacrificios... Pretora, levantaos. - Le pediría a Balarad, si era capaz de escucharme. - Pedidle a vuestras tropas que se retiren de nuevo a Balt, y replanteaos la posibilidad de cooperación entre todos los pretores, en lugar de mataros entre vosotros en un conflicto eterno. Aún se pueden salvar vidas, por favor... - Suplicaría de nuevo.
Tendría bien a la vista a todo el mundo, con el Mantra activado en todo momento. No podía esta segura de que me fueran a hacer caso, y a estas alturas casi me esperaba que fueran a ignorarme... Por lo que si alguno atacaba a la pretora, o si la mujer-ángel atacaba a cualquiera de ellos, estaría preparada para intervenir, evocando una bendición de égida sobre el objetivo necesario.
- Resumen Plaza Pretores (leed todos los presentes):
- Acercarme, llamar la atención estirando mis alas de ángel e intentar detener las hostilidades mediante palabras y súplicas, con el Mantra activado por si acaso. Si no funciona, y alguien ataca a la pretora, le lanzaría una bendición de Égida. En caso contrario, y si la mujer ángel atacaba a otro de los presentes, le lanzaría la bendición a ese que fuera atacado. Si me escuchan y se detienen, no haría nada llamativo pero me mantendría alerta en todo momento.
*Égida: El bendito es cubierto por un aura transparente que distorsiona la luz, y el siguiente ataque que reciba es bloqueado por la misma como si fuera una armadura invisible de Esmeralda (dureza 8 en escala MOHS). La bendición se desvanece tras bloquear un ataque/golpe, además de si expira su duración (3 turnos).
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Kedra asintió a las palabras del esqueleto y no tardó mucho en llegar a la zona en la que estaba Dexter, ignorando todas las jodidas estatuas y presentándose tranquilamente. Pudo ver el pésimo estado del dragón, pero por suerte ya estaba siendo atendido. Soltó un pequeño suspiro y se agachó a su lado, mirando a los ojos al hombre que le estaba curando.
- Os odio por saber volar. Creo que debería empezar a entrenar alguna forma para poder despegar los pies del suelo también como vosotros.
Dijo el cadejo al mismo tiempo que miraba al yonkou de forma seria. A continuación se sentó a su lado tranquilamente observando cómo le cosían las heridas. También se dio cuenta de los vendajes hechos con ropa y que una morena estuviese en sujetador le daba una pista. No pudo evitar negar un poco con la cabeza y después clavó sus dorados ojos en los del Zafiro.
- Supongo que esto no se ha terminado ¿Algo más que hacer por aquí? – Dijo de forma seria mientras esperaba respuesta. Su paliza a la jodida planta era la única pelea que había tenido y la verdad es que se moría de ganas por aplastar a alguien más.
Se quedó mirando el cielo unos momentos y acto seguido soltó un enorme suspiro. Se llevó la mano derecha a la cabeza y se rascó un poco, esperando respuesta alguna del dragón. Entonces se quedó mirando al otro chico (Zuko) y simplemente desvió la mirada. No estaba acostumbrado a tanta gente y se sintió incómodo. En cuanto el dragón le dijese algo se iría de allí cuanto antes, pues notaba que sobraba.
- Os odio por saber volar. Creo que debería empezar a entrenar alguna forma para poder despegar los pies del suelo también como vosotros.
Dijo el cadejo al mismo tiempo que miraba al yonkou de forma seria. A continuación se sentó a su lado tranquilamente observando cómo le cosían las heridas. También se dio cuenta de los vendajes hechos con ropa y que una morena estuviese en sujetador le daba una pista. No pudo evitar negar un poco con la cabeza y después clavó sus dorados ojos en los del Zafiro.
- Supongo que esto no se ha terminado ¿Algo más que hacer por aquí? – Dijo de forma seria mientras esperaba respuesta. Su paliza a la jodida planta era la única pelea que había tenido y la verdad es que se moría de ganas por aplastar a alguien más.
Se quedó mirando el cielo unos momentos y acto seguido soltó un enorme suspiro. Se llevó la mano derecha a la cabeza y se rascó un poco, esperando respuesta alguna del dragón. Entonces se quedó mirando al otro chico (Zuko) y simplemente desvió la mirada. No estaba acostumbrado a tanta gente y se sintió incómodo. En cuanto el dragón le dijese algo se iría de allí cuanto antes, pues notaba que sobraba.
- Catedral:
- Ir hacia el grupo Dexter y hablar.
Anon K. Noah
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- Pero qué coño...
Solté más de un improperio cuando mi hoja atravesó demasiado limpiamente el cuerpo del anciano. Tan limpiamente que no había encontrado resistencia... básicamente porque no había hecho nada salvo atravesarlo como si fuera un espejismo. Me froté los ojos con fuerza, intentando asegurarme de que lo que veía no eran engaños o productos de mi trastornada mente, sino que realmente estaban allí.
No solo yo, Syxel y Amaiar tampoco habían tenido mejor éxito, y entre los ancianos uno señaló hacia una mesa que no había visto antes, y nos pidió que nos sentáramos a comer y beber con ellos, o algo así. Lo que me llamó la atención de su discurso fue cuando comentó que lo que beberíamos sería sangre, si había entendido bien.
- ¡¿Sangre?! - Exclamé sorprendido y tratando de resistirme a mis tentaciones... en vano, pues no pude evitar sonreír de oreja a oreja y acercarme a coger una de las copas.
Si lograba tocarla, y no atravesaba mi mano como mi espada había hecho con aquellos ancianos, miraría en su interior solo para luego soltar un comentario decepcionado, algo más o menos como "Esto no es sangre, le falta color y consistencia, es demasiado acuoso..." antes de dejar de nuevo la copa en su sitio.
Si la copa atravesaba mi mano... pues estaría aún más decepcionado, no pudiendo comprobar su contenido pero aún pensando que dentro había del carmesí fluido que tanto me atraía.
Fuera como fuera que se desarrollase esa escena, el caso es que no acabaría aceptando la invitación a cenar, y dado que Amaiar había hecho algunas preguntas, y Syxel también parecía dispuesto a escuchar, decidí envainar mi espadón de nuevo en mi espalda desilusionado. Aunque...
- Yo también quiero preguntar una cosa. - Diría. - ¿Tenéis comida de verdad? Ahora que lo mencionais, puede que tenga un poco de hambre... - Diría, algo ignorante sobre todo aquel asunto de los fantasmas. Al fin y al cabo no soy una persona muy dada a comprender las cosas complicadas, tengo prioridades simples y directas, y algo de déficit de atención en ciertas ocasiones. Esta era una de ellas.
Solté más de un improperio cuando mi hoja atravesó demasiado limpiamente el cuerpo del anciano. Tan limpiamente que no había encontrado resistencia... básicamente porque no había hecho nada salvo atravesarlo como si fuera un espejismo. Me froté los ojos con fuerza, intentando asegurarme de que lo que veía no eran engaños o productos de mi trastornada mente, sino que realmente estaban allí.
No solo yo, Syxel y Amaiar tampoco habían tenido mejor éxito, y entre los ancianos uno señaló hacia una mesa que no había visto antes, y nos pidió que nos sentáramos a comer y beber con ellos, o algo así. Lo que me llamó la atención de su discurso fue cuando comentó que lo que beberíamos sería sangre, si había entendido bien.
- ¡¿Sangre?! - Exclamé sorprendido y tratando de resistirme a mis tentaciones... en vano, pues no pude evitar sonreír de oreja a oreja y acercarme a coger una de las copas.
Si lograba tocarla, y no atravesaba mi mano como mi espada había hecho con aquellos ancianos, miraría en su interior solo para luego soltar un comentario decepcionado, algo más o menos como "Esto no es sangre, le falta color y consistencia, es demasiado acuoso..." antes de dejar de nuevo la copa en su sitio.
Si la copa atravesaba mi mano... pues estaría aún más decepcionado, no pudiendo comprobar su contenido pero aún pensando que dentro había del carmesí fluido que tanto me atraía.
Fuera como fuera que se desarrollase esa escena, el caso es que no acabaría aceptando la invitación a cenar, y dado que Amaiar había hecho algunas preguntas, y Syxel también parecía dispuesto a escuchar, decidí envainar mi espadón de nuevo en mi espalda desilusionado. Aunque...
- Yo también quiero preguntar una cosa. - Diría. - ¿Tenéis comida de verdad? Ahora que lo mencionais, puede que tenga un poco de hambre... - Diría, algo ignorante sobre todo aquel asunto de los fantasmas. Al fin y al cabo no soy una persona muy dada a comprender las cosas complicadas, tengo prioridades simples y directas, y algo de déficit de atención en ciertas ocasiones. Esta era una de ellas.
- Tercer mosquetero:
- Hacer el ganso como solo yo sé hacerlo (?)
Eichi Tsukasa
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Al escuchar la exclamación de Alex, el joven pelirrojo parpadeó un par de veces e intentó ajustar su vista un poco. Su vista era un poco mejor que la media, por lo que pudo distinguir a las figuras desde donde volaba. Tampoco es como si hubiera sido muy difícil; personas como Balarad eran reconocibles a metros de distancia. Ese cabello, figura exótica y altura fuera de lo común, podían delatarla en cualquier parte, pero... El joven príncipe entrecerró sus ojos al ver quienes se encontraban en ese lugar. No reconocía a nadie en especial, al menos en primera instancia. Debían de ser personas desconocidas para su memoria, por lo que no le tomó mucha importancia. No, la importante era esa mujer de cabello morado; era a quien habían venido a buscar a final de cuentas. El ángel que traería la destrucción a Sideros si no era detenida cuanto antes.
Por lo que pudo observar, la mujer intentó atacar a Balarad con toda su furia, pero fue detenida más de dos veces por las personas que se encontraban allí. Era sorprendente que aún hubiera gente que intentara defenderla luego de todo lo sucedido, pero supuso que cada uno tenía su agenda secreta por hacer aquello... Eso o simplemente serían leales a Balt hasta el final. Eso era algo que Eichi podía respetar, por lo que no iba a recriminar nada. Después de todo, el mismo había decido seguir hasta el final en esa facción, pese a las consecuencias. ¿Qué clase de rey sería si traicionaba a los suyos? Se negaba a ser como su tío, por ningún motivo. Antes muerto que hacer acciones como esas.
Agitó sus alas y se acercó con cuidado hasta allí. Mientras mantenía su mantra activado, el joven escuchaba con atención el discurso de Alex. Le había dicho anteriormente que las palabras no iban a funcionar, pero... Ahora la situación era distinta. Las personas solían cambiar cuando estaban delante de la extinción, después de todo. De todas formas, mientras esperaba la reacción general ante aquel discurso, el joven pelirrojo observaría con atención al ángel que se encontraba allí. Si intentaba atacar a la pelirroja, el mismo estaría allí para detenerla.
Por lo que pudo observar, la mujer intentó atacar a Balarad con toda su furia, pero fue detenida más de dos veces por las personas que se encontraban allí. Era sorprendente que aún hubiera gente que intentara defenderla luego de todo lo sucedido, pero supuso que cada uno tenía su agenda secreta por hacer aquello... Eso o simplemente serían leales a Balt hasta el final. Eso era algo que Eichi podía respetar, por lo que no iba a recriminar nada. Después de todo, el mismo había decido seguir hasta el final en esa facción, pese a las consecuencias. ¿Qué clase de rey sería si traicionaba a los suyos? Se negaba a ser como su tío, por ningún motivo. Antes muerto que hacer acciones como esas.
Agitó sus alas y se acercó con cuidado hasta allí. Mientras mantenía su mantra activado, el joven escuchaba con atención el discurso de Alex. Le había dicho anteriormente que las palabras no iban a funcionar, pero... Ahora la situación era distinta. Las personas solían cambiar cuando estaban delante de la extinción, después de todo. De todas formas, mientras esperaba la reacción general ante aquel discurso, el joven pelirrojo observaría con atención al ángel que se encontraba allí. Si intentaba atacar a la pelirroja, el mismo estaría allí para detenerla.
- Balt, plaza de pretores:
- Pensamientos varios, activar el mantra, vigilar al angel y atacar si ésta ataca a Alex de manera indiscriminada
Normas del Capítulo:
- Se podrá postear cuantas veces se desee, dejando tres mensajes entre envío y envío. Sin embargo, sólo se tendrá en cuenta el último de estos.
- Cada post debe ir acompañado de un Spoiler titulado como la facción a la que pertenecéis. En él debéis resumir el transcurso de vuestras acciones (incluyendo posts anteriores). Si un post no tiene resumen, no será tenido en cuenta a la hora de moderar.
- Se moderará cada 48-72 horas. Sin embargo, no se moderarán posts más allá de las 48.
- Se obtiene lo merecido según el riesgo y la calidad de las acciones.
- No se tendrá en cuenta la longitud de los posts a la hora de determinar la experiencia.
- Cada post debe tener un mínimo de 300 palabras.
- Si un post tiene más de quince faltas de ortografía por párrafo, no se tendrá en cuenta.
- A pesar de que ya no exista, el barco de Sons of Anarchy podría ser destruido de nuevo.
- Existe la ley del plot, pero no funciona si no sigues la personalidad de tu personaje. No va a haber avisos.
- La ley del plot no es a prueba de idiotas.
- Tres saltos consecutivos de turno implican la retirada del capítulo o la muerte del personaje, según si la situación era de riesgo o no.
- Mucha gente ha pedido despertar Haki del Rey. Sólo uno lo despertará. Trabajáoslo.
- El metarrol se paga con hierro.
- En general, si os portáis bien, se os recompensa. Si no... Bueno, no queréis saberlo. En serio, no queréis.
- En futuras moderaciones podrían añadirse normas según se vea necesidad.
- El mapa de la Isla será el siguiente:
- Mapa de la Isla:
- El espacio que se puede recorrer por moderación es el de un "Cuadradito". Si utilizáis Power Ups activamente podéis ir más deprisa, pero podríais cansaros.
- Mapa en malla:
- Balt está en blanco, Meln en Negro, Zilda en azul, Zal en verde y Sarka en rojo. En el centro de la Isla está la ciudad Imperial (el gran cuadrado blanco), y en amarillo las 35 centrales de Abastecimiento. Cada central tiene al lado un círculo que determina su pertenencia.
- Si nos hemos olvidado de algo, avisad por favor.
- Poned, por favor, vuestras coordenadas de destino en los Spoilers (no es obligatorio).
- Las acciones cerradas sólo cuando se os indique que podéis realizarlas, por favor.
- Cada Maná corresponde al gasto de una unidad energética, que todos compartís. El signo de girar implica que gastáis todo vuestro asalto en utilizar esa habilidad.
- Niveles y habilidades logradas durante este descanso podéis utilizarlas (no así los objetos).
- Moderación General:
- En toda la isla resuena el eco de un choque de espadas, tan fuerte que hace sacudir los cimientos de la isla, y la vibración se escucha en toda la plaza, mientras una onda ha salido despedida al cielo, cortando las nubes. La mujer del cabello violeta observa las hojas con curiosidad, preguntándose cómo alguien ha sido capaz de bloquear su ataque, aunque tras unos segundos parece que haya la respuesta. No se ha esforzado demasiado. Su expresión vuelve a ser seria, con trazas de enfado, y pincha la burbuja de resina que cubría a Balarad.
-Voy a ser piadosa porque no tienes culpa- dice, moviendo su arma hasta dejarla en horizontal, perpendicular a su cuerpo a la altura del hombro-. Pero no lo seré dos veces, extranjero. Abandona este lugar, déjame cumplir con mi misión.
Su arma desciende velozmente con un brillo dorado, y en ese preciso instante resuena una explosión a su espalda, a la que hace caso omiso. Grum grita, y su armadura se rompe en pedazos, dejando su cuerpo sólo cubierto por una suerte de metales destrozados y la sencilla ropa que lleva debajo de ella. Sin embargo, tras el dolor inicial se repone, y sonriendo por un instante entra en el castillo de un salto.
Cuando el Pretor se pierde entre las paredes del palacio, el cielo se ilumina. Tres poderosos haces de luz negra ascienden hacia el cielo, tiñendo las nubes de una incipiente oscuridad, para tras eso explotar las centrales energéticas de Meln. Yoai ha muerto, sólo quedan dos.
Con la explosión, las tropas de Meln pierden la motivación y poco a poco se van desperdigando mientras la mitad de las tropas caen, incapaces de sostenerse por sí solas. Sin el control de su ama, todos los engendros que había por el lugar mueren, y Balt va haciéndose cada vez más con más terreno, hasta tener acorraladas las tropas de Meln.
- Afueras del Palacio:
- Kodama:
- Tu ataque funciona bien, a pesar de todo. Te cuento: Un tipo se coló en medio de la trayectoria, pero por suerte ese amable vikingo lanzó un hacha para inicializar la explosión, que ha roto por completo la armadura de Grum. Y el hacha. Y un brazo que no sabes exactamente de dónde ha salido. Bueno sí, del tipo que se metió donde no debía.
Tras eso, la mujer te mira y te dedica unas palabras, instándote a marchar, para en ese momento hacer que la pompa reviente. No sabes cómo lo ha hecho, pero lo ha hecho. Bueno, Grum se te escapa, esta mujer te bloquea… Bueno, parece que tienes trabajo pendiente.
- Worgulv:
- Los dioses estarían orgullosos. A pesar de que la armadura de Grum colapsa, has evitado, visto lo visto, su muerte. Bueno, parece un tipo duro. Igual ni tanto, pero un buen daño le has ahorrado. Puedes ver que sin armadura no es tan grande, aunque impone del mismo modo. Sigue llevando su espada motosierra en la mano y se adentra en el castillo de un salto. Pero vamos con tu hacha, o como yo prefiero llamarlo, tu nuevo puzzle.
Cuando la has lanzado ha aparecido un tipo en escena. ¿Quién es? No lo sabes, pero ahora tiene un brazo menos. Lo que está claro es que corría hacia Grum con una especie de serpiente en la mano. Seguramente ha aprendido la lección sobre no correr con cosas peligrosas en la mano, aunque fijo que no esperaba eso. Pero vaya, ¿Estaba intentando atentar contra su vida? No puede ser, nadie sería tan estúpido.
- Dranser:
- Justo cuando ibas a tener que enfrentarla, un árbol va y te estropea la diversión. Ya has oído a Aki, que te ordena atacar a Grum. ¿Lo vas a hacer? Ha dicho en cuanto se descuide, y está de espaldas, saltando, entrando al palacio… Hm…
- Aki:
- Pues verás, es difícil dar con un único objeto de su deseo, pero le van pelirrojas, ardientes y explosivas, pero aunque lo pones como una moto, no se frena.
-Sígueme. Cuando me haya encargado de esa niñata podemos jugar en el trono un rato. Sólo me queda un brazo, pero vaya brazo.
Tras eso, una explosión se lleva por delante la armadura de Grum, que te protege con su cuerpo, y con un guiño de ojo, se adentra en el palacio. No sabes por qué, pero te has puesto de repente muy caliente con él.
- Raghersir:
- A ver cómo te explico esto. No sé cómo hacerlo, pero deberé tratarlo con mano izquierda. Derecha, al fin y al cabo, ya no puedo. En fin, me dejo de prólogos y vamos manos a la obra. Mano, mano a la obra. En fin, esto no hay por dónde agarrarlo, parece hecho para diestros, y tú eres sin duda zurdo. En fin, que en el póker de la vida hace falta una buena mano. Sólo una. Justo las que tienes.
Mientras corrías hacia Grum algo explotó a tu espalda, Lo último que pasó por tu cabeza antes de caer al suelo fue tu brazo. Te dolía horrores, y de repente nada. Cuando te levantas ya no hay armadura de Grum, ni basilisco, ni brazo. Entre la explosión y el filo de un hacha despistada lo has perdido, junto con todo lo que llevabas en la mochila, que está destrozado. Hay cadáveres de basilisquitos sobre tu espalda. Al menos has aprendido a no correr con tijeras en la mano. Recuerda comprarte otro brazo cuando tengas tiempo, o ponerte un tentáculo, o algo.
- Alexandra:
- No te hacen ni puto caso. Balarad está su coño, Grum a la punta de su nabo, y el chico sin brazo estaba a su serpiente. Ahora no tiene brazo, así que está a eso, supongo. En fin, que tu ángel interior te habla.
-No sé quién es, pero tiene los poderes de Padre.
Qué palabras más raras.
- Ichizake:
- Está en la pesadilla de un esquizofrénico. Culpa de Yoai. Pregunta por privado.
- Gera y Yarmin:
- Veis todo el percal, no sin antes cruzaros por el camino. Gera, aún tienes caramelo en el pelo.
- Eichi:
- Ves todo el percal.
- Interior del Castillo:
- Zane logra bloquear parte de los proyectiles, aunque no los suficientes. Uno de ellos le roza ligeramente el hombro a Yoai, que comienza a reír como una desquiciada, hasta que se da cuenta de que su pecho sangra, y mira con expresión curiosa, que no tarda en ensombrecerse y sus ojos a lagrimear, para terminar llorando mientras su rostro se vuelve cada vez más pálido y su vestido más rojo.
-¿Por qué?- gime, temblorosa, intentando apretar el pecho. Sin embargo, no tiene fuerzas y sólo le sirve para llenarse las manos de un río carmesí, que gotea rápidamente, cada vez más despacio, y termina de rodillas, mirando el suelo con los ojos embotados en lágrimas-. Yo… sólo quería… Ser reina.
Le falta el aliento, y termina dejando de respirar, cayendo de espaldas sobre el suelo. Cierra los ojos e intenta sonreír, pero no tiene fuerzas, y entre lágrimas sus latidos se apagan. Tras vosotros, al mismo tiempo, suenan pasos. Pasos como de un hombre de tres metros y pico, unos ciento cincuenta kilos y una espada motosierra en la mano.
- Haru:
- En las paredes hay brazos mecánicos, una especie de pistola que parece muy, muy, muy peligrosa y demás extraños cachivaches. Sin embargo, lo más llamativo entre la marea de cables que inunda el suelo es un tubo como de cobre, bastante ancho, y que siguiéndolo vas a dar a un enorme botón rojo.
- Galia y su harem:
- Pues, tras hacer las paces, os salís por ahí. Podríais ir de fiesta, pero esto tiembla. Podría caeros encima, así que o salís u os metéis más profundo en el túnel. Aunque bueno, la segunda opción parece un poco tonta, ¿No?
- Los tres mosqueteros:
- -¿Desde cuándo hacéis vosotros las preguntas?- pregunta Sheev, sin perderos de vista-. Está claro que somos fantasmas, hombre. ¿No veis la luz, nuestra textura de paño mojado? Estamos muertos. Los cinco. Pero servir a la ama…
Se calla. Algo los perturba, y tras una arcada el sacerdote vomita una asquerosa sanguijuela, que parece muerta. Todos la miran con horror, y hablan entre ellos en un idioma que no comprendéis.
-Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tiene sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El vencedor heredará estas cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo. Pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
Ésas son las palabras del Sacerdote. ¿Estará respondiendo a algo?
- Ai Nanasaki:
- Lo has cogido distraído observando las centrales, y al tiempo que las luces negras se alzan en el firmamento le cortas la cabeza. De él surge una humareda y finalmente muere, pero la guerra se recrudece. Al menos parece que Balt va ganando. Tal vez puedas aproximarte a la ciudad, seguro que Krauser está en ella.
- Sans:
- Poca cosa encuentras en la catedral salvo los restos humeantes de la batalla, si había alguna trampilla o compartimento oculto ahora está enterrado. Por cierto, ¿eso es un terremoto? venía de fuera a lo mejor quieres echar un vistazo a la plaz... oh baya.
- Exterior de la catedral:
- Taiga y compañía. Vuestros ataques combinados logran desequilibrar a la estatua, ya en el suelo encaja la tormenta de ataques de Taiga, dejándola en poco más que una armadura algo deforme. Tiene unos últimos espasmos antes de dejarse de mover por completo.Madara y su grupo. El ataque de Madara da en el blanco, empapando en ácido a la estatua angelical, lo cual le impide defenderse de tu corte que parte su cabeza por la mitad. La estatua cae con un estruendo ensordecedor, junto con otras cuantas. El suelo tiembla con su caída, y un terremoto se adueña de la plaza.Espera, incluso para tratarse de un objeto de ese tamaño este temblor es demasiado grande. Todos los que de encuentren en la plaza pueden ver como el suelo se parte en el centro, colapsando a una velocidad alarmante hacia los extremos. Supongo que lo sano es apartarse. Cuando el suelo de lo que antes era la plaza termina de caer, en el fondo queda un desnivel de varias docenas de metros, con lo que parece un lago subterráneo y una única isla en el centro, ahora rodeada por escombros y restos de estatuas. En dicha isla hay una relativamente pequeña capilla. Puede que queráis investigar.
- Milena:
- Tus amenazas no tienen respuesta. Pero de pronto notas como la presencia se acerca por la maleza. No ves nada hasta el instante en el cual aparece de entre los matorrales. Es un soldado de Meln, parece estar sufriendo, cae y se retuerce hasta quedar inmóvil en el suelo. Cuando parece estar muerto su mandíbula se abre y de ella emerge una especie de gusano enorme el cual parece retorcerse buscando algo vivo a lo que aferrarse. Por cierto los demás soldados de Meln parecen estar muriendo de la misma forma.
Tras este macabro espectáculo te fijas en la espalda del soldado, tiene espinas como las de un rosal del tamaño de plátanos clavadas en él. Los matorrales se agitan, pareces estar rodeada pero no ves ni notas nada. Das un paso y otra espina sale disparada hasta clavarse en un tronco a tu lado. Todo esto es muy confuso, por cierto, una zarza está agarrando al hombre que mataste antes y al cadáver del soldado y arrastrándolos.
¿En qué fregado te has metido?
- Dafne:
- Corres, vuelves sobre tus pasos siguiendo a los civiles que te encuentras. Los soldados de Meln salen a su paso y los de Balt tratan de retenerlos para que podáis huir. De pronto los soldados de Meln caen entre espasmos y un gusano sale de la boca de cada uno, el cual se retuerce antes de morir.
En fin, detrás de tí se suceden una serie de explosiones, temblores y estruendos que te dicen que no es buena idea volver. Un poco más adelante te encuentras con un batallón de Balt que está ayudando a los civiles que huyen de la guerra. A lo mejor ellos te llevan a un lugar seguro.
- Quimera y Adam:
- Las palabras de Adam que aparentan causar dudas y confusión entre los miembros de Zilda, respecto a las palabras de Krauser, son invalidadas por el mismo, logrando que los antiguos soldados vuelvan a apuntarle. Para tenerle vigilado más que para matarle. Uno de los soldados, el cual parece de los más jóvenes y por tanto más “bravos” decide tomar el control y habla para que ambos le escuchéis. Dice que ellos están cansados de todo aquello, por lo que no seguirán a la batalla final, pero tampoco se dejaran comandar por alguien ajeno a ellos, menos aún a alguien que se parece tanto a su antiguo líder. Se despiden y dicen que tomaran un barco para marcharse de la isla de momento. Tras despedirse e indicaros que podéis tomar los vehículos que había en la base, indican a Adam que se quede en ropa interior, junto a sus soldados y les dejan en la que era la “despensa” de la base y se van. Pueden salir sin problema, ya no les resulta una amenaza.
Los de los vehículos podéis elegir entre un todoterreno con seis plazas, otro de cinco y un par de motos preparadas para el terreno. No parecen de uso complejo, aunque tienen algunos botones “especiales”. Tomáis lo que sea y os ponéis en marcha, sin ningún contratiempo por el momento.
- Ushio y Deathstroke:
- Tu ataque le hace nada y menos a tu supuesto subcapitán, quien te agarra antes de que termines de alzar el vuelo, al tiempo que el viejo se escurre de su camisa y huye cuando logra levantarse. Deathstroke hace fuerza sobre tu pierna, causandote dolor. Parece más el agarre de unos dientes metálicos que el de unas manos. Te estampa contra el suelo con todas sus fuerzas para luego darfe impulso y lanzarte a varios metros de distancia. Tras eso se detiene.
- Drake, Castor Troy y Azula:
- Un mosquito zumba a vuestro alrededor. Le muerde el pie a Castor, pero como es un mosquito ni lo nota.
- Venom y Liv:
- Llegáis al palacio y veis todo el percal. Para más información consultad la moderación de ‘’Afueras del Palacio’’, por favor.
- Arribor, Tsang, Teravan, Zack, Sarah, Maki :
- Maki atiza a Arribor, quien entra en la iglesia derribando la pared por el camino. El esqueleto comienza a reírse cuando Maki le ahostia a él también. Se deshace en un montón de huesecitos, que vuelven a componerse a los pocos segundos. Todavía se está riendo cuando Zack le atiza y la escena se repite.
Dentro os encontráis con una sala no muy grande, al menos para lo que es una iglesia. Varios bancos y un altar en el que hay una gigantesca bolsa de tela ajada y vieja.
Tsang, cuando intentas darle al esqueleto este te agarra la guadaña por el mango ya que se había quedado atascada entre sus costillas. Con una sonrisa helada, te cambia tu sombrero por el suyo.
-Así está mejor, guapetón.
- Midou :
- Ves a Meneror a lo lejos y te acercas, está en pleno combate contra uno de los peces gordos de Zal. No tienes muy claro lo que está ocurriendo, pero no parece que el tipo se esté tomando la batalla en serio. ¿Te apetece intervenir?
- Zero:
- El gusano repta de vuelta hasta ti y te trepa al hombro para enroscársete en el brazo, como antes. Parece un pelín alicaído.
-No era mi comida, era una muestra de respeto. Nadie más merece ver su rostro derrotado.
Pasan unos segundos en los que camináis en silencio hasta que el gusano vuelve a hablar.
-¿A dónde vamos ahora, humano? – No parece demandante, solo curioso.
A lo lejos ves un hermoso palacio y mucha, mucha conmoción.
- Crimson Wolves:
- Gusi y company, no encontráis gran cosa por los alrededores. Tras caminar un rato, llegáis hasta los restos aún humeantes de la catedral. Frente a ellos hay un… pirata. Siendo atendido por… más piratas. Y un marine. Bueno, en realidad la zona está llena de gente y… ¿Eso son restos de armaduras gigantes? Wow, qué habrá pasado aquí.
Kimura y cia, tras tomar otro camino y llegáis al mismo sitio, segundos antes que vuestros compañeros.
- Vinnie y Elya:
- Vinnie mantiene agarrado al soldado mientras ambos forcejean. Este trata de hacer fuerza para hacer el corte más profundo, pero tu agarre se lo impide. Sacas la pistola y aprietas el gatillo, pero el soldado es bastante rápido. Se aparta tirando de la espada y de las serpientes, zafándose de su agarre mientras las balas se pierden en el cielo.
Antes de que se de cuenta una serie de ondas cortantes lo desequilibran sin dañar su espada y la hoja de una espada atraviesa las juntas de su hombro izquierdo.
Sangra profusamente, parece una herida bastante grave, seguramente haya seccionado una arteria. Se aparta como puede y vuelve a ponerse en guardia. De pronto vuelve a poner una pose descuidada, con los brazos abiertos. ¿Otra provocación? No parece estar en condiciones de bromear.
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La pelirroja no podía creer lo que estaba viendo. Aquel tipo que salió de la nada fue mutado a una especie de insecto parásito que ahora la miraba. Su espalda fue atravesada por espinas y aquello hizo a la chica sentir un escalofrío recorrerla. Encima una especie de zarza empezó a llevarse los cuerpos. La chica no sabía dónde diablos se había metido y empezó a mirar un poco a su alrededor. Tragó saliva sintiendo una sensación incómoda recorrerla totalmente ¿Miedo? Posiblemente. No sabía qué hacer y simplemente dio un paso hacia atrás. Justo entonces un pincho se clavó a centímetros de ella y eso la hizo cerrar los ojos con fuerza. Empezó a temblar despacio mientras pensaba lo peor. Una horda de insectos mutantes cortándola en pedazos para comer.
- N-no…
Dijo con un temblor enorme recorriendo su cuerpo y sintiendo el miedo invadirla. Se sentía totalmente sola y rodeada. No había nadie que pudiese ayudarla y las pocas personas que apreciaba no estaban allí. Sintió un pinchazo en el pecho y entonces clavó una rodilla en el suelo, mirando hacia este y sollozando. Era una situación de impotencia enorme y lo siguiente que hizo fue tratar de calmar la respiración, mirando al frente y con su espada en mano. Tragó saliva despacio y después de unos momentos continuó pensando en miles de seres así rodeándola. No podía volar, levitar era demasiado lento y si todos lanzabas espinas hacia ella sería posiblemente su fin. De hecho, pensaba que si poseían veneno, podría estar incluso a merced de que tentáculos pinchudos la desmembrasen o usasen de contenedor de huevos.
- Maldición… – Susurró despacio al mismo tiempo que sentía una pequeña sensación incómoda recorrerla de nuevo.
Ella no sabía dónde se había metido. Había usado la gravedad demasiado y tenía algunas heridas. Podía activar su velocidad y salir corriendo, pero mientras cargaba su aura y demás, podía ser peligroso. No podía evitar jadear un poco y notar su cuerpo temblar de una forma considerable. Se mantuvo quieta en todo momento pensando en qué hacer mientras apretaba los dientes y los puños.
- N-no…
Dijo con un temblor enorme recorriendo su cuerpo y sintiendo el miedo invadirla. Se sentía totalmente sola y rodeada. No había nadie que pudiese ayudarla y las pocas personas que apreciaba no estaban allí. Sintió un pinchazo en el pecho y entonces clavó una rodilla en el suelo, mirando hacia este y sollozando. Era una situación de impotencia enorme y lo siguiente que hizo fue tratar de calmar la respiración, mirando al frente y con su espada en mano. Tragó saliva despacio y después de unos momentos continuó pensando en miles de seres así rodeándola. No podía volar, levitar era demasiado lento y si todos lanzabas espinas hacia ella sería posiblemente su fin. De hecho, pensaba que si poseían veneno, podría estar incluso a merced de que tentáculos pinchudos la desmembrasen o usasen de contenedor de huevos.
- Maldición… – Susurró despacio al mismo tiempo que sentía una pequeña sensación incómoda recorrerla de nuevo.
Ella no sabía dónde se había metido. Había usado la gravedad demasiado y tenía algunas heridas. Podía activar su velocidad y salir corriendo, pero mientras cargaba su aura y demás, podía ser peligroso. No podía evitar jadear un poco y notar su cuerpo temblar de una forma considerable. Se mantuvo quieta en todo momento pensando en qué hacer mientras apretaba los dientes y los puños.
- Meln:
- Tengo miedo T.T
Al disiparse la humareda creada por alguno de los artilugios del yonkaikyo, pudo contemplar con sus propios ojos como Yoai, la suma pretora de Meln, caía desangrándose sobre el suelo de aquella sala; no sin antes contestar a la pregunta que le había formulado el pelirrojo. –“Así que al final todo fue un juego para ti” –se dijo a sí mismo, mirando cómo se desangraba rápidamente el cuerpo de la niña. Echó un vistazo a Bloid, ¿o era Bleyd? No se acordaba, aunque tampoco recordaba haberse presentado a aquel hombre antes de desmayarlo con su haki del rey.
El pirata pelirrojo descendió hasta colocarse al lado de su segundo de abordo, pero sin apartar la mirada del ese perro del gobierno que había asesinado a la pretora, mientras intentaba recordar su nombre.
—Socio, ¿cómo se llamaba? –preguntó a Spanner en voz baja. Y entonces la misma tierra comenzó a temblar durante unos segundos, sacudiendo las paredes del castillo y desequilibrando al pirata, el cual tuvo que equilibrarse usando sus alas -¿Qué coño ha sido eso? –preguntó de forma retórica en voz alta.
Su haki de observación le advirtió de una presencia que había sentido hacía poco tiempo. Al girarse pudo ver como un hombre de gran envergadura, casi el doble de alto que él y, seguramente, mucho más pesado, se acercaba a ellos con una espada-motosierra. Sí, no cabía duda, se trataba de un pretor. Pero al contrario que antes su armadura estaba hecha añicos, ¿había sido esa la causa del temblor de antes? Y si fuera así, ¿le habría pasado algo al hombre árbol?
Zane sacudió su cabeza de izquierda a derecha con rapidez y se sacudió en los pómulos con las manos. Para justo después volver a su forma tanque. El cuerpo de Zane aumentó un metro de altura, rondando casi los tres metros, dos metros y noventa centímetros concretamente, su musculatura aumentó varios centímetros, haciéndole un ser menos esbelto, pero más resistente y fuerte. Se cubrió de un plumaje rojizo muy intenso y cálido. Sus manos se convirtieron en garras, al igual que sus pies. Y su rostro ya no era humano, era una hibridación entre un hombre y un pájaro, pero en su cara podía verse dibujada una media sonrisa.
—Spanner –llamó la atención de su compañero–. No sé si podré con esto solo. Si ves alguna oportunidad de atacarle, no lo pienses, ¡HAZLO! –le dijo.
Zane respiró hondo. Espiró e inspiró profundamente hasta calmarse y su cuerpo comenzó a brillar con mucha intensidad. Comenzó a cubrirle un aura de color rojiza, que se fue tornando de amarillo, al mismo tiempo que sus plumas se erizaban y se tornaban de un color más sonrosado que rojizo. Entonces, del cuerpo del suzaku antropomorfo empezó a emanar una calor muy intensa, demasiado para una persona normal, aunque él parecía estar perfectamente. Sin dudarlo, esperó a que el pretor estuviera algo más cerca y se abalanzó sobre él, agarrando su aki no hikari, la katana que estaba en su mano derecha, a la inversa, paralela a su brazo; para así poder bloquear mejor los ataques de su oponente. E intentó propinarle con su zurda un estocada directa al pecho.
“Esta vez tengo que tomármelo en serio” –se dijo a sí mismo el pelirrojo.
El pirata pelirrojo descendió hasta colocarse al lado de su segundo de abordo, pero sin apartar la mirada del ese perro del gobierno que había asesinado a la pretora, mientras intentaba recordar su nombre.
—Socio, ¿cómo se llamaba? –preguntó a Spanner en voz baja. Y entonces la misma tierra comenzó a temblar durante unos segundos, sacudiendo las paredes del castillo y desequilibrando al pirata, el cual tuvo que equilibrarse usando sus alas -¿Qué coño ha sido eso? –preguntó de forma retórica en voz alta.
Su haki de observación le advirtió de una presencia que había sentido hacía poco tiempo. Al girarse pudo ver como un hombre de gran envergadura, casi el doble de alto que él y, seguramente, mucho más pesado, se acercaba a ellos con una espada-motosierra. Sí, no cabía duda, se trataba de un pretor. Pero al contrario que antes su armadura estaba hecha añicos, ¿había sido esa la causa del temblor de antes? Y si fuera así, ¿le habría pasado algo al hombre árbol?
Zane sacudió su cabeza de izquierda a derecha con rapidez y se sacudió en los pómulos con las manos. Para justo después volver a su forma tanque. El cuerpo de Zane aumentó un metro de altura, rondando casi los tres metros, dos metros y noventa centímetros concretamente, su musculatura aumentó varios centímetros, haciéndole un ser menos esbelto, pero más resistente y fuerte. Se cubrió de un plumaje rojizo muy intenso y cálido. Sus manos se convirtieron en garras, al igual que sus pies. Y su rostro ya no era humano, era una hibridación entre un hombre y un pájaro, pero en su cara podía verse dibujada una media sonrisa.
—Spanner –llamó la atención de su compañero–. No sé si podré con esto solo. Si ves alguna oportunidad de atacarle, no lo pienses, ¡HAZLO! –le dijo.
Zane respiró hondo. Espiró e inspiró profundamente hasta calmarse y su cuerpo comenzó a brillar con mucha intensidad. Comenzó a cubrirle un aura de color rojiza, que se fue tornando de amarillo, al mismo tiempo que sus plumas se erizaban y se tornaban de un color más sonrosado que rojizo. Entonces, del cuerpo del suzaku antropomorfo empezó a emanar una calor muy intensa, demasiado para una persona normal, aunque él parecía estar perfectamente. Sin dudarlo, esperó a que el pretor estuviera algo más cerca y se abalanzó sobre él, agarrando su aki no hikari, la katana que estaba en su mano derecha, a la inversa, paralela a su brazo; para así poder bloquear mejor los ataques de su oponente. E intentó propinarle con su zurda un estocada directa al pecho.
“Esta vez tengo que tomármelo en serio” –se dijo a sí mismo el pelirrojo.
- Resumen:
- Narrar la situación un poco.
- Volver a la forma tanque (tercer turno de cinco)
- Usar el suzaku interior (x2 en fuerza, resistencia y velocidad durante 3 turnos)
- Usar el aura ígnea generando un calor entre los 200º y los 500ª en un radio de 2,5 metros (max. activa durante 3 turnos)
Atributos forma tanque:- Fuerza: x21 (x7 de la pasiva por x3 de la forma tanque)
- Resistencia: x15 (x5 de la pasiva por x3 de la forma tanque)
- Velocidad: x75 (x5 de la pasiva por 30/2 de la racial de la akuma en forma híbrida)
- Agilidad: x60 (x4 de la pasiva por x15 de la racial de la akuma en forma híbrida)
- Reflejos: x5 (Racial de la forma híbrida)
Con el suzaku interior se duplican la fuerza, la resistencia y la velocidad, quedando el total de los atributos así:- Fuerza: x42
- Resistencia: x30
- Velocidad: x150
- Agilidad: x60
- Reflejos: x5
- Narrar la situación un poco.
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El choque de armas hizo retroceder un poco a Dranser, el cual clavó su mirada en aquella mujer. No tenía nada que temerle y en su rostro se mostró una sonrisa demasiado siniestra. Era el momento de pasarlo bien del todo. Justo entonces fue cuando observó al chico que conoció en aquella isla del Sur, Rhaguersis. Le habían cortado una mano al parecer y eso hizo al depredador alzar una ceja. Entonces escuchó la orden del tío de la espada motosierra que había salido corriendo y después la de su jefa. Matarlo a traición sería una de las pocas cosas que haría, pues su honor se lo impedía. Lo pensaba hacer de frente y por eso fue que asintió con la cabeza al mismo tiempo que miraba a Aki a los ojos.
- Muy bien. Me ocuparé de él ahora mismo.
El espadachín entonces salió corriendo al palacio a por su oponente. Se veía un poco raro trotando sin camiseta y con aquella expresión en su rostro. Entonces se dio cuenta de que había más presencias y en ese momento un tipo atacó a su objetivo con una espada. El revolucionario sonrió de forma perversa y después se colocó junto a aquella persona que parecía haberse convertido en un ser en llamas. (Zane) El oficial desenvainó su arma y entonces fue cuando apuntó con ella de frente al pretor.
- No me gustan los combates en desventaja y menos con espadas de por medio. He visto tus carteles, Kenshin. Si no eres parte del gobierno, no eres mi enemigo. De modo que… ¿El primero que venza invita al otro a una charla con comida incluida? Tengo curiosidad sobre ti.
Dijo Dranser al mismo tiempo que se lanzaba hacia Grum una vez terminase el ataque del otro espadachín. El chico lanzó siete ondas cortantes contra él, que enseguida se triplicaron formando veintiuna y siendo imbuidas en haki armadura con la intención de hacer pedazos al pretor. Silver tenía mucha curiosidad por conocer a más espadachines y por ahora solo había oído hablar de Al Naión, Zane y un cazador llamado Shun. Tenía la suerte de tener a uno de ellos por allí y podría seguramente hablar con él después.
- Esto se ha terminado, tío de la motosierra. – Dijo con su haki de observación activado y mirando al otro moreno (Spanner) al mismo tiempo que le guiñaba un ojo.
- Muy bien. Me ocuparé de él ahora mismo.
El espadachín entonces salió corriendo al palacio a por su oponente. Se veía un poco raro trotando sin camiseta y con aquella expresión en su rostro. Entonces se dio cuenta de que había más presencias y en ese momento un tipo atacó a su objetivo con una espada. El revolucionario sonrió de forma perversa y después se colocó junto a aquella persona que parecía haberse convertido en un ser en llamas. (Zane) El oficial desenvainó su arma y entonces fue cuando apuntó con ella de frente al pretor.
- No me gustan los combates en desventaja y menos con espadas de por medio. He visto tus carteles, Kenshin. Si no eres parte del gobierno, no eres mi enemigo. De modo que… ¿El primero que venza invita al otro a una charla con comida incluida? Tengo curiosidad sobre ti.
Dijo Dranser al mismo tiempo que se lanzaba hacia Grum una vez terminase el ataque del otro espadachín. El chico lanzó siete ondas cortantes contra él, que enseguida se triplicaron formando veintiuna y siendo imbuidas en haki armadura con la intención de hacer pedazos al pretor. Silver tenía mucha curiosidad por conocer a más espadachines y por ahora solo había oído hablar de Al Naión, Zane y un cazador llamado Shun. Tenía la suerte de tener a uno de ellos por allí y podría seguramente hablar con él después.
- Esto se ha terminado, tío de la motosierra. – Dijo con su haki de observación activado y mirando al otro moreno (Spanner) al mismo tiempo que le guiñaba un ojo.
- Interior palacio ZANE Y SPANNER LEED:
- Luchar con Grum y hablar con Zane y Sppaner.
Eichi Tsukasa
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Energía
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Akuma no mi
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Un pequeño silbido escapó de los labios del pelirrojo al escuchar el sonido de las espadas chocar; probablemente no fue el único quien sintió como toda la isla se sacudía luego de eso. Incluso la onda que salió disparada debido a eso, terminó por partir las nubes. El mismo se consideraba como alguien fuerte, pero tampoco era tan suicida para encarar a semejantes bestias sin tener un plan de por medio, así que de momento los iba a ignorar. De todas formas, lo más preocupante era el cielo negro. No sabía como lo hizo esa mujer de cabellos morados, pero con eso quedaba demostrado que su divinidad no era solo hablaría. El joven suspiró y entrecerró sus ojos. Había escuchado disparos que provenían del palacio, por lo que ya sabia cual sería su próximo destino. El pelirrojo de ojos bicolores suspiró y se dirigió hacia Alex, pero en eso sintió como algo molesto invadía todo su su ser.
– Milena – pensó mientras alzaba la mirada.
El y la pelirroja eran lo suficientemente cercanos par que el joven tuviera presentimientos acerca de ella, como lo que acababa de ocurrir. El sabía que ella también participaba en esta guerra, dado que ella misma se lo dijo en su último encuentro. No se molestó en buscarla anteriormente por una muy buena sencilla razón: cobardía pura. No sabría como reaccionar ante ella luego de lo que sucedió al final del encuentro pasado, pero... ahora las cosas eran distintas. Ese presentimiento de antes no fue uno de los buenos. No tenía forma de comprobar o no si se encontraba en peligro. Tan solo tenía su instinto para guiarse, y fiarse solo por una mera superstición... No valía la pena, más si se trataba de una falsa alarma.
El joven abrió sus ojos de par en par, al tiempo que se maldecía a sí mismo mentalmente. ¿Qué mierda le estaba pasando? Era imposible que la fusión de personalidades le hiciera tanto efecto. Él no era así, nunca abandonaría a un ser querido en desgracia, aunque se tratara de una falsa alarma. Si hubiera una mínima posibilidad de que fuera cierto... entonces ya sabía que camino tomar.
– ¿Acaso eres idiota? – el joven entrecerró sus ojos al escuchar la voz de su contraparte. – Es una guerra, idiota. Vidas se pierden en ella, incluso las de seres queridos. ¿Enserio piensas abondar a las tropas solo por una persona – finalizó de forma cínica.
El joven cerró sus ojos y apretó sus puños con rabia al escuchar lo que dijo. Tenía razón en todo, pero... Eichi Tsukasa no era así, al menos no el antiguo. Podría ser alguien tímido en antaño, pero por sobre todo protegía a los suyos con todo su ser. No, no iba a dejar que su otro yo siguiera influenciándolo.
– ¿Y qué con eso? A final de cuentas son desconocidos. No... elijo una una mera superstición falsa, que la vida de Balt – Eichi entrecerró sus ojos y comandó a Akashi. – Tu no eres mi yo original, así que vuelve a lo más profundo de mi alma, Akashi – una vez dijo eso, por primera vez en su vida pudo luchar completamente a su contraparte, silenciando su voz por el momento.
Eichi cerró sus ojos y luego los abrió con decisión. Sus ojos rojos como el rubí resplandecían como nunca antes en su vida; por primera vez en mucho tiempo podía decir que era cien por ciento su propia personalidad, pero mejorada con respecto al tímido de antes. Una vez que determinó su próximo curso de acción, se acercó decididamente hacia donde estaba Alex.
– Lo siento, pero debo irme, Alex – pausó durante algunos segundos y prosiguió. – Alguien que aprecio mucho se encuentra, al parecer, en peligro... Y por primera vez, quiero ser egoísta. Se que lo que hago podría causar más muertes... Pero aprecio más su vida, que la desconocidos. Espero puedas entenderlo – le dio la espalda a la joven y abrió sus alas para emprender vuelo rumbo al este. – Una última cosa. Los ideales de una persona son los que los define, así que... No los pierdas. Mientras mantengas eso y tu fe, no perderás y caerás ante nadie. Dicho eso... espero que nos volvamos a encontrar, Alex... Y no me sigas; la persona con la que voy a tratar tiene... una peligrosa personalidad – una vez que terminó de despedirse, el joven pelirrojo alzó el vuelo y puso marcha hacia el este a toda velocidad.
¿Por qué al este? Conociendo la personalidad de Milena... era muy probable que su facción fuera Meln. De todas formas. buscaría por toda la isla de ser necesario, pero primero empezaría por el este que era la opción más lógica. Solo esperaba que su presentimiento no fuera verdad, o sino abrían problemas. El joven entrecerró sus ojos y activó todas sus técnicas de velocidad, yendo bien arriba para tener más visión de la isla. Iría a toda marcha, y mantendría su mantra activo en todo momento para buscar la presencia de Milena. Desde esa altura podría ver mejor, además. Solo esperaba encontrarla, si es que se encontraba en problemas, antes que fuera demasiado tarde...
Al cabo de algunos segundos sobrevolando el este de Sideros, su mantra detectó de forma leve el aura de Milena. Su dominio del mantra aún no era lo suficiente para detectar emociones, por lo que no podía sentir cual era su estado de ánimo actual. Eichi chasqueó su lengua y aceleró para llegar lo antes posible. Una vez allí, vio desde arriba lo que le estaba sucediendo. No comprendía muy bien del todo, pero viendo a esas cosas y matorrales arrastrando a... ¿Gusanos? Supo de inmediato que no era nada bueno. El joven pelirrojo entrecerró sus ojos y descendió a toda velocidad para quedar justo delante de Milena. Si decir palabra alguna, tiró su brazo hacia atrás y golpeó el aire, formando una onda de choque que iba directo hacia esa zarza extraña (manual genkidama).
– Nos volvemos a encontrar, Milena – dijo mientras se daba la vuelta y miraba con atención a la pelirroja, al tiempo que su mantra se encontraba activo viendo la situación en la que se encontraban. Al ver su rostro, no pudo evitar fruncir el ceño un poco. Algo... algo había cambiado en ella. No solo eso, además podía ver rastros de lágrimas en sus ojos. ¿Qué mierda había pasado desde la última vez que se vieron?
– Milena – pensó mientras alzaba la mirada.
El y la pelirroja eran lo suficientemente cercanos par que el joven tuviera presentimientos acerca de ella, como lo que acababa de ocurrir. El sabía que ella también participaba en esta guerra, dado que ella misma se lo dijo en su último encuentro. No se molestó en buscarla anteriormente por una muy buena sencilla razón: cobardía pura. No sabría como reaccionar ante ella luego de lo que sucedió al final del encuentro pasado, pero... ahora las cosas eran distintas. Ese presentimiento de antes no fue uno de los buenos. No tenía forma de comprobar o no si se encontraba en peligro. Tan solo tenía su instinto para guiarse, y fiarse solo por una mera superstición... No valía la pena, más si se trataba de una falsa alarma.
El joven abrió sus ojos de par en par, al tiempo que se maldecía a sí mismo mentalmente. ¿Qué mierda le estaba pasando? Era imposible que la fusión de personalidades le hiciera tanto efecto. Él no era así, nunca abandonaría a un ser querido en desgracia, aunque se tratara de una falsa alarma. Si hubiera una mínima posibilidad de que fuera cierto... entonces ya sabía que camino tomar.
– ¿Acaso eres idiota? – el joven entrecerró sus ojos al escuchar la voz de su contraparte. – Es una guerra, idiota. Vidas se pierden en ella, incluso las de seres queridos. ¿Enserio piensas abondar a las tropas solo por una persona – finalizó de forma cínica.
El joven cerró sus ojos y apretó sus puños con rabia al escuchar lo que dijo. Tenía razón en todo, pero... Eichi Tsukasa no era así, al menos no el antiguo. Podría ser alguien tímido en antaño, pero por sobre todo protegía a los suyos con todo su ser. No, no iba a dejar que su otro yo siguiera influenciándolo.
– ¿Y qué con eso? A final de cuentas son desconocidos. No... elijo una una mera superstición falsa, que la vida de Balt – Eichi entrecerró sus ojos y comandó a Akashi. – Tu no eres mi yo original, así que vuelve a lo más profundo de mi alma, Akashi – una vez dijo eso, por primera vez en su vida pudo luchar completamente a su contraparte, silenciando su voz por el momento.
Eichi cerró sus ojos y luego los abrió con decisión. Sus ojos rojos como el rubí resplandecían como nunca antes en su vida; por primera vez en mucho tiempo podía decir que era cien por ciento su propia personalidad, pero mejorada con respecto al tímido de antes. Una vez que determinó su próximo curso de acción, se acercó decididamente hacia donde estaba Alex.
– Lo siento, pero debo irme, Alex – pausó durante algunos segundos y prosiguió. – Alguien que aprecio mucho se encuentra, al parecer, en peligro... Y por primera vez, quiero ser egoísta. Se que lo que hago podría causar más muertes... Pero aprecio más su vida, que la desconocidos. Espero puedas entenderlo – le dio la espalda a la joven y abrió sus alas para emprender vuelo rumbo al este. – Una última cosa. Los ideales de una persona son los que los define, así que... No los pierdas. Mientras mantengas eso y tu fe, no perderás y caerás ante nadie. Dicho eso... espero que nos volvamos a encontrar, Alex... Y no me sigas; la persona con la que voy a tratar tiene... una peligrosa personalidad – una vez que terminó de despedirse, el joven pelirrojo alzó el vuelo y puso marcha hacia el este a toda velocidad.
¿Por qué al este? Conociendo la personalidad de Milena... era muy probable que su facción fuera Meln. De todas formas. buscaría por toda la isla de ser necesario, pero primero empezaría por el este que era la opción más lógica. Solo esperaba que su presentimiento no fuera verdad, o sino abrían problemas. El joven entrecerró sus ojos y activó todas sus técnicas de velocidad, yendo bien arriba para tener más visión de la isla. Iría a toda marcha, y mantendría su mantra activo en todo momento para buscar la presencia de Milena. Desde esa altura podría ver mejor, además. Solo esperaba encontrarla, si es que se encontraba en problemas, antes que fuera demasiado tarde...
Al cabo de algunos segundos sobrevolando el este de Sideros, su mantra detectó de forma leve el aura de Milena. Su dominio del mantra aún no era lo suficiente para detectar emociones, por lo que no podía sentir cual era su estado de ánimo actual. Eichi chasqueó su lengua y aceleró para llegar lo antes posible. Una vez allí, vio desde arriba lo que le estaba sucediendo. No comprendía muy bien del todo, pero viendo a esas cosas y matorrales arrastrando a... ¿Gusanos? Supo de inmediato que no era nada bueno. El joven pelirrojo entrecerró sus ojos y descendió a toda velocidad para quedar justo delante de Milena. Si decir palabra alguna, tiró su brazo hacia atrás y golpeó el aire, formando una onda de choque que iba directo hacia esa zarza extraña (manual genkidama).
– Nos volvemos a encontrar, Milena – dijo mientras se daba la vuelta y miraba con atención a la pelirroja, al tiempo que su mantra se encontraba activo viendo la situación en la que se encontraban. Al ver su rostro, no pudo evitar fruncir el ceño un poco. Algo... algo había cambiado en ella. No solo eso, además podía ver rastros de lágrimas en sus ojos. ¿Qué mierda había pasado desde la última vez que se vieron?
- Cosas usadas:
- - Zona Perfecta (Canalización)
- Paso relámpago.
- Kenbunshoku Haki
- Velocidad total: x8 (Fruta y Zona Perfecta) * 15 m/s (Paso Relámpago)= 120 m/s
- Manual Genkidama
- Balt - N12(creo) rumbo al este por esa misma dirección:
- Tener un mal presentimiento acerca de Milena. Recordar que también participa en la guerra y tener pensamientos contrariados, en un principio. Mandar, finalmente, a lo profundo de su alma a su otra personalidad y volver a poseer su personalidad original. Elegir seguir su corazonada e ideología original, aunque puede que sea falso, y despedirse de Alex. Volar a toda hostia rumbo al este por la misma dirección, y mantenerse a buena altura para tener una buena panorámica de la isla. Al cabo de un tiempo, encontrar a Milena, ponerse delante de ella y lanzar una onda de choque contra la zarza. Darse la vuelta y saludarla, mientras tiene su mantra activo por cualquier ataque sorpresa.
PD: Según Drake, Milena estaba a uno cuadrado y medio o dos de distancia, por lo que supongo que podría llegar volando a una velocidad de 120 m/s.
Krieg
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Akuma no mi
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¿Lengua de serpiente? ¿Qué significaba eso? Las lenguas de las serpientes son bífidas, ¿ cuál es la definición de bífido? Que se bifurca… ¿quiere eso decir que tiene más de una intención? Porque mi única intención es la de no causar más muerte y dolor, de manera innecesaria.
Ya lo buscaré, como buscaré sobre ese personaje tan prepotente. Añadir prioridad.
De todas maneras mis palabras parecen haber ganado a las suyas, no por carisma, en eso me gana indudablemente, sino por la veracidad y el apelar al sentimiento de auto-conservación. Se ha forjado un nuevo líder, yo nunca les sugería, al menos a ellos, que iba a comandarles, simplemente informé de la mejor opción. Van a irse, pero antes de hacerlo nos ordenan a mí y a mis soldados de permanecer en ropa interior en una cámara de la base. Es “justo”, si entendemos por justo una medida adecuada de contención a gente que sólo quiere ayudar; yo no voy a ponerle pegas mientras me sigan apuntando.
Me siento en una de las cajas de la estancia, a la espera de la huida por mar, en la que me gustaría haber participado; de la ida hacia la guerra de esos poderosos y mojigatos guerreros; de una idea que poner en práctica.
- No deberían haberos metido en el mismo saco que a mí; tampoco deberían haberme metido aquí, no he hecho nada malo...- ¿no?
¿Por qué las personas son así? ¿Por qué cuando uno señala la información veraz, o que le parece veraz, toman medidas violentas y cerradas? Disonancia cognitiva ¿Por qué juegan con información que no tienen? Prejuicio como recurso ¿Qué es una corazonada? Un acto consciente del inconsciente. No su definición, sino su concepto empírico.
¿Merece la pena mi esfuerzo?... Sí. ¿Sí? No es que obtenga mucho, a menos que lo contemos en “desgracias”.
- ¿Cómo os llamáis?- pregunto a los soldados que ya no son míos, debería socializar antes de que opten por culparme, con razón, de su situación como parias.
Seguiría con la banalidad hasta que se me permitiera, tanto por contacto social como por el cumplimiento de un tiempo prudencial para salir en la búsqueda de nuestras cosas. Pasearía por la sala mientras hablo, rebuscando en la estancia algo de utilidad.
Ya lo buscaré, como buscaré sobre ese personaje tan prepotente. Añadir prioridad.
De todas maneras mis palabras parecen haber ganado a las suyas, no por carisma, en eso me gana indudablemente, sino por la veracidad y el apelar al sentimiento de auto-conservación. Se ha forjado un nuevo líder, yo nunca les sugería, al menos a ellos, que iba a comandarles, simplemente informé de la mejor opción. Van a irse, pero antes de hacerlo nos ordenan a mí y a mis soldados de permanecer en ropa interior en una cámara de la base. Es “justo”, si entendemos por justo una medida adecuada de contención a gente que sólo quiere ayudar; yo no voy a ponerle pegas mientras me sigan apuntando.
Me siento en una de las cajas de la estancia, a la espera de la huida por mar, en la que me gustaría haber participado; de la ida hacia la guerra de esos poderosos y mojigatos guerreros; de una idea que poner en práctica.
- No deberían haberos metido en el mismo saco que a mí; tampoco deberían haberme metido aquí, no he hecho nada malo...- ¿no?
¿Por qué las personas son así? ¿Por qué cuando uno señala la información veraz, o que le parece veraz, toman medidas violentas y cerradas? Disonancia cognitiva ¿Por qué juegan con información que no tienen? Prejuicio como recurso ¿Qué es una corazonada? Un acto consciente del inconsciente. No su definición, sino su concepto empírico.
¿Merece la pena mi esfuerzo?... Sí. ¿Sí? No es que obtenga mucho, a menos que lo contemos en “desgracias”.
- ¿Cómo os llamáis?- pregunto a los soldados que ya no son míos, debería socializar antes de que opten por culparme, con razón, de su situación como parias.
Seguiría con la banalidad hasta que se me permitiera, tanto por contacto social como por el cumplimiento de un tiempo prudencial para salir en la búsqueda de nuestras cosas. Pasearía por la sala mientras hablo, rebuscando en la estancia algo de utilidad.
- Adam Pseudoprisionero:
- Pensar cosas, anotar el buscar quien es ese Krauser (en mi meeente). “Disculparme” con los soldados. Ponerme filosófico. Preguntar banalidades a los soldados (nombre, como creen que acabará todo, ese tipo de cosas normales y corrientes) mientras busco por la sala algo de utilidad a la espera de poder salir. (Comida; agua;mi objeto de lotería que es una kogatana si aún no se sabe cómo la obtendré,aunque preferiría que fuera algo menos Deux ex machina (porque sí)
Gusi
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Cogí a los cuatro pelagatos que me quisieron acompañar en mi patrulla de rescate, sintiendo poco entusiasmo por la falta de interés de mis nakamas y la ausencia metal de mi Capitán. Recorrimos las calles de arriba a abajo, observando los escombros y los posibles lugares de peligro. Pasaba el tiempo y mi idea de que mis sentidos habían aumentando al perder una parte importante de mi cuerpo iban desapareciendo. Caminábamos y caminábamos, hasta que al final encontré...(momento de tensión) unos pantalones limpios. Si, exacto. No había encontrado ni un alma en todo ese lugar, parecía que los civiles sabían protegerse solos y no necesitaban nuestra ayuda, pero por algún motivo del universo, una persona con los mismo gusto que yo, se dejo unos pantalones idénticos a los míos tendidos en la calle.
Nada más verlos me quite los pantalones, dejándome completamente en pelotas (ya que no solía usar calzoncillos) y de un salto me puse los que había en la cuerda. Nada más atravesaron mis piernas ese material de cuero rojo, sentí un alivio y una sensación de limpieza por todo el cuerpo, que hubieran hecho que me empalmara si fuera posible. Después de aquello no hubo nada más interesante, solo escombros y escombros.
De repente, un temblor extraño me hizo ponerme alerta, por lo que aligere el paso y corrí en esa misma dirección. Para mi asombro, observé como el suelo se precipitaba al vacio y en el horizonte veía la silueta de varias personas. No entendía que estaba pasando, pero por instinto los salude con la mano.
-¡¿Se encuentran bien?!- grité con fuerza al ver que algunos parecían malheridos. Nada más gritar, observé como por una calle paralela aparecían Kimura y el resto de Crimson Wolves. A los cuales salude con entusiasmo y les hice un gesto para que observaran mis pantalones nuevos, los cuales me realzaban el paquete a pesar de no tenerlo.
Nada más verlos me quite los pantalones, dejándome completamente en pelotas (ya que no solía usar calzoncillos) y de un salto me puse los que había en la cuerda. Nada más atravesaron mis piernas ese material de cuero rojo, sentí un alivio y una sensación de limpieza por todo el cuerpo, que hubieran hecho que me empalmara si fuera posible. Después de aquello no hubo nada más interesante, solo escombros y escombros.
De repente, un temblor extraño me hizo ponerme alerta, por lo que aligere el paso y corrí en esa misma dirección. Para mi asombro, observé como el suelo se precipitaba al vacio y en el horizonte veía la silueta de varias personas. No entendía que estaba pasando, pero por instinto los salude con la mano.
-¡¿Se encuentran bien?!- grité con fuerza al ver que algunos parecían malheridos. Nada más gritar, observé como por una calle paralela aparecían Kimura y el resto de Crimson Wolves. A los cuales salude con entusiasmo y les hice un gesto para que observaran mis pantalones nuevos, los cuales me realzaban el paquete a pesar de no tenerlo.
- Crimson Wolves (Exterior Catedral?) :
Hacer la patrulla de rescate, encontrarme unos pantalones nuevos, aparecer en el exterior de la catedral.
PD: Confusión respecto a quien nos encontramos. No se si refiere a Madara(exterior catedral) y el resto o al grupo de Dexter(creo que es pirata malherido) y el resto, por favor aclararlo la próxima vez.
Rainbow662
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La iglesia era... bueno, una iglesia. No tenía nada de especial más allá del hecho de que todavía continuaba entera a pesar del monumental estado de ruina que caracterizaba el resto de la ciudad. Bancos de madera, ventanas de colores, una atmósfera de tenso juicio divino que hacía a Arribor sentirse observado... Le daba la sensación de que alguien con tantos crímenes a sus espaldas no debería estar allí. Pero ya que Maki se había quedado fuera, ese lugar era el mejor santuario posible.
Arribor aprovechó la momentánea tranquilidad para explorar un poco el interior del edificio. Aunque no hizo caso a lo que el tipo rubio le había dicho y dejó en paz la hucha de donativos. No había nada interesante realmente, solo un montón de suciedad por doquier. Pero el silencio era lo mejor. Los gruesos muros de piedra amortiguaban los ruidos de la batalla y parecía que estuviese en un lugar verdaderamente en paz. Y sin ningún engendro raro dándole la brasa.
No tardó en centrar su atención en el sencillo y austero altar. A su mente acudió la imagen de un sacerdote dando un soporífero discurso desde ahí arriba; uno de los pocos recuerdos que tenía de haber pisado alguna vez una iglesia o cualquier otro lugar de culto. Lo cierto era que nunca había entendido la religión, y tampoco había tenido jamás el menor interés en formar parte de alguna. Se preguntaba si cuando no estaban ocupados peleándose, los habitantes de esa isla acudirían a la iglesia o simplemente pensaban en cómo iban a matarse unos a otros.
Lo único que le llamó la atención allí fue un saco viejo que aparentaba haber sido mordisqueado por dos perros salvajes que se hubiesen peleado por él. ¿Por qué estaría allí? No le interesaba para nada lo que aquella andrajosa bolsita pudiera contener hasta que se le ocurrió que quizás allí guardasen el vino de la liturgia. ¿Porque todas las iglesias tenían vino, no? Tal vez no fuese mala idea echar un vistazo.
- Sarka:
- Divagar hasta mirar dentro de la bolsa
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