Gusi
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Tenía que haber mirado la profundidad del agujero antes de lanzarme, pero el caso que ya daba igual, mi cuerpo caía a gran velocidad y mi mente reflexionaba sobre lo sucedido hasta el momento. ¿Había hecho levitar a mi compañero con mi beso? No terminaba de comprender mi nueva técnica, la cual no me desagradaba, pero eso de ir dando besos a la gente en la boca podría considerarse delito. Sin duda los labios carnosos de Biz eran dignos de besar, quien sabe, tal vez algún día ese chico lleve mi legado y se haga el dueño de “las chicas OMG”. Solo tenía que dejar de lado su timidez.
Mis pensamientos habían ayudado a aminorar el transcurso de la caída, haciendo que me encontrará a escasos metros del final. Utilicé, como de costumbre, mis poderes de levitación para evitar una desastrosa caída y descendí con dulzura y elegancia sobre el frío suelo de piedra. En ese momento, empecé a sentir dentro de mi mente, como el resto de nakamas se precipitaban al agujero, haciendo que diera rienda suelta a mis poderes, intentando con todo mi esfuerzo que no se despedazaran contra el suelo y tuviera un aterrizaje suave como el mío.
Una vez nos encontrábamos todos allí reunidos, forme un corro con ellos y empecé a hablar con mi voz de lobo alfa (dada la ausencia de Kimura) y un toque sensual: - Lobos, lobas, afeminados.- dije mirando a Biz, Ciaran y por último a Tobías.- Nos encontramos ante la solución de todos nuestros males.- dije señalando a la capilla y actuando de forma exagerada, mientras pensaba en la esperanza de encontrar mi “pene mágico” en su interior.- Pero debo ser sincero con vosotros.- señale con el dedo gordo por encima de mi hombro.- el lugar está llena de gente.- me lleve la mano al corazón.- No se quienes son, ni que serían capaz de hacernos, pero quiero que vayáis con las ideas claras. Si algo os gusta y habéis esperado toda vuestra vida para este momento, quiero que luchéis como lobos por vuestro premio.- me coloqué firme, aparentando ser el más alto de la banda.- Por ultimo recordar que todos somos una manada. Si uno está en peligro todos vamos a ir a ayudarlo y si alguien duda de esto, ya sabe dónde está la puerta.- mis palabras podían sonar duras, pero era la cruda realidad de los Crimson Wolves.- Solo tengo una cosa que decir, el primero que lo vea se lo queda.- dije empujando a Tobías y echando a correr como loco hacía la capilla.
Corrí todo lo rápido que pude al interior de esta, haciendo caso omiso de los tipos del exterior y lanzándome de cabeza por la puerta del lugar. Mientras mi mente estaba inundada por la fantasía de un pene mágico y las cientos de locuras que podría hacer con él, aunque una pequeña parte de mí me gritaba: ¿Cómo va a existir tal cosa?, pero otra parte más fuerte me decía: ¿Y si sí?
Así pues, con toda la ilusión del mundo, atravesé la puerta de la capilla, con una voltereta meramente escénica, acompañado de una caída perfecta y flipante (tal vez tu cerebro no es capaz de representar tal espectáculo, prueba a reiniciar) Alcé la vista muy despacio, observando con una sonrisa en el rostro a todos los presentes que había en el lugar y vislumbrando todas las maravillas que escondía ese sitio. De repente, mis ojos se posaron en el rostro de Dexter, haciendo que me cagara en los pantalones y sintiendo un escalofrió por todo el cuerpo. No penséis que le tenía miedo por ser un Yonkou, sino por ser el dueño de las tierras donde tenía mi preciado local. Un mal gesto con ese tipo y podría destruir todos mis sueños hechos realidad. -Ey, Dexter ¿qué pasa? ¿Qué tal te va todo? Aquí robando unos cuantos tesoros- dije con una voz amigable, con un poco de nervios ante su reacción.- No quiero molestarte en tus cosas de Emperador, solo vengo a buscar una cosa. No te darás cuenta de que estoy aquí.- dije andando marcha atrás y ocultándome en las sombras. Nada más observar que el Yonkou se ponía con otras cosas, me puse a buscar entre los montones de tesoros en busca de lo que tanto ansiaba. Pero los minutos pasaban y lo que realmente buscaba no aparecía por ningún lado, solo baratijas y cosas inservibles de oro, las cuales algunas me guarde en los bolsillos para mis preciadas chicas.
Ya cansado de buscar, me puse a observar más detalladamente el lugar. Un sitio que parecía diminuto por la enorme cantidad de cosas en su interior, pero lo suficientemente grande para la realización del rezo colectivo. Mientras mis ojos recorrían el lugar, no pude evitar fijarme en las numerosas mascotas que acompañaban a Dexter, como el caso de un mapache y un pequeño esqueleto parlante, el cual por extraño que pareciera me daba ganas de meterle un dedo por el ojo. Mi ilusión por encontrar el pene mágico fue decayendo, hasta el punto de desaparecer de mi mente y volver a la realidad, dándome cuenta de lo estúpido que había llegado a ser, pero al menos me quedaba la esperanza de que lo había intentado y eso es lo más importante.
El aburrimiento se estaba apoderando de mí, así pues, decidí observar a mis compañeros desde lo que parecía ser la cabeza de una esfinge devorando un mono. No era un lugar agradable a la vista, pero me mantenía por encima de las cabezas y parecía el mejor lugar para sentarme. Me empecé a reír yo solo a imaginarme a Tobías o a la misma Ciaran con todas esas baratijas de oro por el cuerpo, haciendo que perdiera el equilibrio y casi me cayera de espaldas. Por suerte, mis dedos se engancharon en unos extraños orificios en la cuenca de los ojos del león, haciendo que mi atención se desviara por completo. Los agujeros tenían una extraña forma que me recordaba similar. Me puse a rebuscar en mis bolsillos y saqué varias piedras preciosas, de las cuales una parecía tener la forma precisa. La introduje y parecía encajar a la perfección, pero aun me faltaba el otro ojo.
-¿Alguien tiene un rubí rojo con esta forma?- grité con fuerza para que todos me oyeran. Si alguien lo tenía y era tan amable de entregármelo, me llevaría toda esa enorme esfinge a mi local, en la cual sería el centro de atención y le daría más alto standing.
Mis pensamientos habían ayudado a aminorar el transcurso de la caída, haciendo que me encontrará a escasos metros del final. Utilicé, como de costumbre, mis poderes de levitación para evitar una desastrosa caída y descendí con dulzura y elegancia sobre el frío suelo de piedra. En ese momento, empecé a sentir dentro de mi mente, como el resto de nakamas se precipitaban al agujero, haciendo que diera rienda suelta a mis poderes, intentando con todo mi esfuerzo que no se despedazaran contra el suelo y tuviera un aterrizaje suave como el mío.
Una vez nos encontrábamos todos allí reunidos, forme un corro con ellos y empecé a hablar con mi voz de lobo alfa (dada la ausencia de Kimura) y un toque sensual: - Lobos, lobas, afeminados.- dije mirando a Biz, Ciaran y por último a Tobías.- Nos encontramos ante la solución de todos nuestros males.- dije señalando a la capilla y actuando de forma exagerada, mientras pensaba en la esperanza de encontrar mi “pene mágico” en su interior.- Pero debo ser sincero con vosotros.- señale con el dedo gordo por encima de mi hombro.- el lugar está llena de gente.- me lleve la mano al corazón.- No se quienes son, ni que serían capaz de hacernos, pero quiero que vayáis con las ideas claras. Si algo os gusta y habéis esperado toda vuestra vida para este momento, quiero que luchéis como lobos por vuestro premio.- me coloqué firme, aparentando ser el más alto de la banda.- Por ultimo recordar que todos somos una manada. Si uno está en peligro todos vamos a ir a ayudarlo y si alguien duda de esto, ya sabe dónde está la puerta.- mis palabras podían sonar duras, pero era la cruda realidad de los Crimson Wolves.- Solo tengo una cosa que decir, el primero que lo vea se lo queda.- dije empujando a Tobías y echando a correr como loco hacía la capilla.
Corrí todo lo rápido que pude al interior de esta, haciendo caso omiso de los tipos del exterior y lanzándome de cabeza por la puerta del lugar. Mientras mi mente estaba inundada por la fantasía de un pene mágico y las cientos de locuras que podría hacer con él, aunque una pequeña parte de mí me gritaba: ¿Cómo va a existir tal cosa?, pero otra parte más fuerte me decía: ¿Y si sí?
Así pues, con toda la ilusión del mundo, atravesé la puerta de la capilla, con una voltereta meramente escénica, acompañado de una caída perfecta y flipante (tal vez tu cerebro no es capaz de representar tal espectáculo, prueba a reiniciar) Alcé la vista muy despacio, observando con una sonrisa en el rostro a todos los presentes que había en el lugar y vislumbrando todas las maravillas que escondía ese sitio. De repente, mis ojos se posaron en el rostro de Dexter, haciendo que me cagara en los pantalones y sintiendo un escalofrió por todo el cuerpo. No penséis que le tenía miedo por ser un Yonkou, sino por ser el dueño de las tierras donde tenía mi preciado local. Un mal gesto con ese tipo y podría destruir todos mis sueños hechos realidad. -Ey, Dexter ¿qué pasa? ¿Qué tal te va todo? Aquí robando unos cuantos tesoros- dije con una voz amigable, con un poco de nervios ante su reacción.- No quiero molestarte en tus cosas de Emperador, solo vengo a buscar una cosa. No te darás cuenta de que estoy aquí.- dije andando marcha atrás y ocultándome en las sombras. Nada más observar que el Yonkou se ponía con otras cosas, me puse a buscar entre los montones de tesoros en busca de lo que tanto ansiaba. Pero los minutos pasaban y lo que realmente buscaba no aparecía por ningún lado, solo baratijas y cosas inservibles de oro, las cuales algunas me guarde en los bolsillos para mis preciadas chicas.
Ya cansado de buscar, me puse a observar más detalladamente el lugar. Un sitio que parecía diminuto por la enorme cantidad de cosas en su interior, pero lo suficientemente grande para la realización del rezo colectivo. Mientras mis ojos recorrían el lugar, no pude evitar fijarme en las numerosas mascotas que acompañaban a Dexter, como el caso de un mapache y un pequeño esqueleto parlante, el cual por extraño que pareciera me daba ganas de meterle un dedo por el ojo. Mi ilusión por encontrar el pene mágico fue decayendo, hasta el punto de desaparecer de mi mente y volver a la realidad, dándome cuenta de lo estúpido que había llegado a ser, pero al menos me quedaba la esperanza de que lo había intentado y eso es lo más importante.
El aburrimiento se estaba apoderando de mí, así pues, decidí observar a mis compañeros desde lo que parecía ser la cabeza de una esfinge devorando un mono. No era un lugar agradable a la vista, pero me mantenía por encima de las cabezas y parecía el mejor lugar para sentarme. Me empecé a reír yo solo a imaginarme a Tobías o a la misma Ciaran con todas esas baratijas de oro por el cuerpo, haciendo que perdiera el equilibrio y casi me cayera de espaldas. Por suerte, mis dedos se engancharon en unos extraños orificios en la cuenca de los ojos del león, haciendo que mi atención se desviara por completo. Los agujeros tenían una extraña forma que me recordaba similar. Me puse a rebuscar en mis bolsillos y saqué varias piedras preciosas, de las cuales una parecía tener la forma precisa. La introduje y parecía encajar a la perfección, pero aun me faltaba el otro ojo.
-¿Alguien tiene un rubí rojo con esta forma?- grité con fuerza para que todos me oyeran. Si alguien lo tenía y era tan amable de entregármelo, me llevaría toda esa enorme esfinge a mi local, en la cual sería el centro de atención y le daría más alto standing.
- Interior Capilla [Crimson Wolves]:
- Descender, hablar con los Wolves, entrar en la capilla, hablar con Dexter, buscar, cansarme de buscar, subirme a la esfinge, preguntar a los presentes por el rubí que falta
Sarah Foxxx
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Observaba como Arribor miraba dentro de la bolsa, me parecía un poco extraño que se quedase tan absorto mirando aquello. Comentó que eran órganos, aparentemente de oro.
- ¿Pero qué demonios…? -dije mientras observaba de nuevo a Arribor, alejando la bolsa de él. Le dijo a Zack que podía quedarse con ella.
-Bueno, ¿y de quien serán? -dije para mí en voz alta, como si esperase una respuesta que nunca llegaría. Fui para afuera con Arribor, mientras miraba todo el apogeo que allí fuera había. Intentaba andar erguida, pues me tiraba bastante la herida, y me era imposible ir un poco relajada. Una vez más me maldije por ser una carga para Arribor y Zack.
- ¿Qué hacemos ahora? -pregunté a mis compañeros para saber a dónde nos íbamos a dirigir. Cuando íbamos a salir, vimos una especie de torbellino de hojas. `` ¿Qué leches estaba pasando? ´´ -me pregunté a mi misma. Todo estaba distinto, el cielo ya no era el mismo, ni siquiera la gente que estaba allí parecía la misma. Solo esperaba que no fuese a peor.
Cuando el huracán de hojas pasó, salimos fuera, junto con los demás. Escuchamos al momento una voz que sonaba de todo menos amigable. De hecho, parecía que nos estaba amenazando. Arribor se puso a la defensiva, yo agarré mi bö, y Arribor se dirigió hacia la voz amenazante. Arribor nos miraba sonriente, como si llevase todo el día esperando eso.
Lo que vino después fue para deshacerse de la risa. La querida morsa del zorro sangriento salió de su bolsillo, implorándole a base de aletazos que no fuese. Le comprendía perfectamente, era peligroso, tanto si iba solo, como si iba acompañado.
-De perdidos al rio…, ¿vamos? -dije mirando a mi compañero, que estaba dispuesto a ir se pusiera como se pusiera la morsa. Me hacía gracia el hecho de que le abofetease con sus aletas, y que se le subiera encima, arañándole la cara. No tuve más remedio que reírme de aquel espectáculo.
-Bueno Zack, de nuevo nos deja solos, este hombre es un caga prisas, siempre se fuga dejándonos tirados -digo mirando de reojo al bueno de Zack. Lo que tiene que aguantar el pobre, a Arribor que se fuga de nosotros, y a mi herida, que a ver ahora como doy la talla en la pelea.
- ¿Pero qué demonios…? -dije mientras observaba de nuevo a Arribor, alejando la bolsa de él. Le dijo a Zack que podía quedarse con ella.
-Bueno, ¿y de quien serán? -dije para mí en voz alta, como si esperase una respuesta que nunca llegaría. Fui para afuera con Arribor, mientras miraba todo el apogeo que allí fuera había. Intentaba andar erguida, pues me tiraba bastante la herida, y me era imposible ir un poco relajada. Una vez más me maldije por ser una carga para Arribor y Zack.
- ¿Qué hacemos ahora? -pregunté a mis compañeros para saber a dónde nos íbamos a dirigir. Cuando íbamos a salir, vimos una especie de torbellino de hojas. `` ¿Qué leches estaba pasando? ´´ -me pregunté a mi misma. Todo estaba distinto, el cielo ya no era el mismo, ni siquiera la gente que estaba allí parecía la misma. Solo esperaba que no fuese a peor.
Cuando el huracán de hojas pasó, salimos fuera, junto con los demás. Escuchamos al momento una voz que sonaba de todo menos amigable. De hecho, parecía que nos estaba amenazando. Arribor se puso a la defensiva, yo agarré mi bö, y Arribor se dirigió hacia la voz amenazante. Arribor nos miraba sonriente, como si llevase todo el día esperando eso.
Lo que vino después fue para deshacerse de la risa. La querida morsa del zorro sangriento salió de su bolsillo, implorándole a base de aletazos que no fuese. Le comprendía perfectamente, era peligroso, tanto si iba solo, como si iba acompañado.
-De perdidos al rio…, ¿vamos? -dije mirando a mi compañero, que estaba dispuesto a ir se pusiera como se pusiera la morsa. Me hacía gracia el hecho de que le abofetease con sus aletas, y que se le subiera encima, arañándole la cara. No tuve más remedio que reírme de aquel espectáculo.
-Bueno Zack, de nuevo nos deja solos, este hombre es un caga prisas, siempre se fuga dejándonos tirados -digo mirando de reojo al bueno de Zack. Lo que tiene que aguantar el pobre, a Arribor que se fuga de nosotros, y a mi herida, que a ver ahora como doy la talla en la pelea.
- Sarka (Sarah y cia):
- Mirar con Arribor que hay dentro de la bolsa, ver como la repudia y se la da a Zack, ver pasar un torbellino de hojas, ver todo distinto, y hablar con mis compañeros de adonde iremos ahora
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
- No sabía que tenía una fan. Me alegro, mujer. Ahora vamos a terminar con esto al puro estilo Krauser Redfield, señores. – Dijo el demonio al mismo tiempo que pulsaba el botón de la radio.
La música empezó a sonar a toda pastilla y el asesino mostró una sonrisa siniestra. Metió cuarta marcha acelerando al máximo y con la mano izquierda en el volante. La derecha la iba colocando en la palanca de marchas o en su bolsillo buscando el comunicador. Cuando tuvo el Den den mushi lo colocó a su lado y después soltó un suspiro. De una patada alzando la pierna izquierda, echó abajo la luna del vehículo y sumado a que no tenía techo, lo hacía mucho más molón. Notaba el viento en su rostro y sus cabellos eran agitados por el viento. Sin pensarlo aceleró al máximo metiendo la sexta marcha y llevando aquella cosa a la máxima velocidad.
- Será mejor que os pongáis los cinturones, vamos a reventar la muralla.
Krauser mostró una mirada asesina y sin pensárselo mucho empezó a reír por lo bajo. El vehículo tomó un color morado azabache debido a su haki armadura. Era el momento del misil a cuatro ruedas del Oficial Redfield. Era una puta locura, pero solo se vive una vez, o eso decían. Lo siguiente que hizo fue encender el comunicador con un suspiro. La persona a la que llamó no fue otra que Ai. Empezaba a sentirse algo preocupado por su situación. Ella tal vez estaba ya de camino a la base o ni siquiera había podido encontrar un vehículo.
- Demonio Gris llamando a Demonio Blanco ¿Cuál es tu posición? ¿Has salido ya de la isla? En caso de que estés por estos lares, podrías dirigirte hacia la ciudad. Allí podría recogerte en mi coche y llevarte al cine, nah, pero en serio, lo siento.
Krauser colgó sin esperar respuesta y después de unos momentos agitó la cabeza varias veces. Algún día iban a darle un buen susto por tonto, pero bueno. Su mirada continuó al frente al mismo tiempo que subía el volumen a la radio al máximo. La velocidad del vehículo era cada vez mayor y eso significaba que llegarían antes. El demonio entonces sacó su pistola al mismo tiempo que apuntaba con ella hacia el cielo y empezaba a dar tiros al grito salvaje.
- ¡Fuck Yeah!
La música empezó a sonar a toda pastilla y el asesino mostró una sonrisa siniestra. Metió cuarta marcha acelerando al máximo y con la mano izquierda en el volante. La derecha la iba colocando en la palanca de marchas o en su bolsillo buscando el comunicador. Cuando tuvo el Den den mushi lo colocó a su lado y después soltó un suspiro. De una patada alzando la pierna izquierda, echó abajo la luna del vehículo y sumado a que no tenía techo, lo hacía mucho más molón. Notaba el viento en su rostro y sus cabellos eran agitados por el viento. Sin pensarlo aceleró al máximo metiendo la sexta marcha y llevando aquella cosa a la máxima velocidad.
- Será mejor que os pongáis los cinturones, vamos a reventar la muralla.
Krauser mostró una mirada asesina y sin pensárselo mucho empezó a reír por lo bajo. El vehículo tomó un color morado azabache debido a su haki armadura. Era el momento del misil a cuatro ruedas del Oficial Redfield. Era una puta locura, pero solo se vive una vez, o eso decían. Lo siguiente que hizo fue encender el comunicador con un suspiro. La persona a la que llamó no fue otra que Ai. Empezaba a sentirse algo preocupado por su situación. Ella tal vez estaba ya de camino a la base o ni siquiera había podido encontrar un vehículo.
- Demonio Gris llamando a Demonio Blanco ¿Cuál es tu posición? ¿Has salido ya de la isla? En caso de que estés por estos lares, podrías dirigirte hacia la ciudad. Allí podría recogerte en mi coche y llevarte al cine, nah, pero en serio, lo siento.
Krauser colgó sin esperar respuesta y después de unos momentos agitó la cabeza varias veces. Algún día iban a darle un buen susto por tonto, pero bueno. Su mirada continuó al frente al mismo tiempo que subía el volumen a la radio al máximo. La velocidad del vehículo era cada vez mayor y eso significaba que llegarían antes. El demonio entonces sacó su pistola al mismo tiempo que apuntaba con ella hacia el cielo y empezaba a dar tiros al grito salvaje.
- ¡Fuck Yeah!
- Team Quimera:
- Poner el coche a toda hostia e imbuirlo en haki, planear el plan "Bala Redfield" y llamar a Ai.
Mist D. Spanner
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Su ataque fue parado por un extraño que había decidido unirse a la fiesta en el último momento. Spanner saltó hacia atrás, solo para darse cuenta que, aunque le hubiese dado, no le habría hecho nada a Grum. Una extraña sensación empezó a recorrer el cuerpo de Spanner. ¿Era miedo? No era algo que alguien como él sintiese con frecuencia. El miedo a las consecuencias no era algo que un sociópata sintiese a menudo. ¿Por qué motivo? El pelimorado tan solo apretó el puño ante todo lo que estaba diciendo el pretor. ¿En serio? ¿Después de haberse acercado a ellos con intenciones hostiles se iba a marchar como si nada? Spanner rompió su guardia y se irguió mientras el Yonkaykio hablaba al pretor, poniéndose frente a su camino. Spanner suspiró. Empezó a caminar hasta colocarse a la derecha del tal Bleyd. Entonces cogió la espada con amas manos y se colocó en posición de guardia, acercando las manos al rostro y con la punta de la hoja apuntando a Grum.
- Tecnicamente, como pirata soy enemigo de esta persona, pero... Lo cierto es que me cae mejor que tú, Grum. Así que he llegado a la conclusión... De que me importa una mierda de quien sea el culo que se siente en ese trono siempre y cuando no sea el tuyo.
En el fondo estaba acojonado. ¿Pero qué podía hacer? ¿Quedar como un cobarde delante de su capitán? ¿Otra vez? No... Aquello debía terminar ya.
- Su majestad, el Rey Bleyd Master I, no está solo.
- Tecnicamente, como pirata soy enemigo de esta persona, pero... Lo cierto es que me cae mejor que tú, Grum. Así que he llegado a la conclusión... De que me importa una mierda de quien sea el culo que se siente en ese trono siempre y cuando no sea el tuyo.
En el fondo estaba acojonado. ¿Pero qué podía hacer? ¿Quedar como un cobarde delante de su capitán? ¿Otra vez? No... Aquello debía terminar ya.
- Su majestad, el Rey Bleyd Master I, no está solo.
- Interior del palacio:
- Colocarme junto a Bleyd y declarar en alto mi apoyo hacia él
Vinnie Estacado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El soldado por fin cayó. Vinnie se colocó recto mientras la armadura que lo rodeaba empezaba a desaparecer, volviendo a mostrar su yo vestido con un traje. Todo a excepción de su hombro, en el cual la ropa había sido cortada y mostraba una herida sangrante en su carne, no demasiado profunda. Un pequeño hilo de sangre descendía bajo su manga, manchando el traje. El mafioso se llevó la mano al hombro y, con dos dedos, cogió parte de la tela cortada.
- Maldita sea... los sastres están caros -dijo en voz baja, ignorando el dolor de la herida.
Se guardó la pistola y, entonces, se le acercó la muchacha peliblanca de antes, preguntándole sobre el fuego verde. El mafioso miró su bastón y este desapareció de su mano envuelto en llamas verdes. Aunque podía seguir sintiendo su presencia, como si aún lo poseyese.
- Lo cierto es que no lo sé. Me encontré este bastón... por ahí.
-Como ya te dije, has luchado bien. Mi nombre es Elya Edelweiss, estoy al servicio de la marina. Creo que me dirigiré hacia la ciudad, quizás allí me necesiten. Eres libre de acompañarme si así lo deseas, aquí... no parece quedar mucho que hacer.
"Vaya, una marine... No me la puedo comer. Esa gente es más exhausta a la hora de encontrar a los suyos desaparecidos que con los civiles. No tardarían en relacionarlo con él. No, debía hacerse el bueno. El inocente."
Hizo una mueca de dolor fingida llevándose la mano al hombro herido mientras caía al suelo apoyando una rodilla.
- Agh... Lo siento, estoy... herido. Sí, te acompaño. De todas formas... necesito un médico.
Él lo era, pero ahora no tenía ningún utensilio con el que tratarse. Lo mejor era ir seguro.
- Maldita sea... los sastres están caros -dijo en voz baja, ignorando el dolor de la herida.
Se guardó la pistola y, entonces, se le acercó la muchacha peliblanca de antes, preguntándole sobre el fuego verde. El mafioso miró su bastón y este desapareció de su mano envuelto en llamas verdes. Aunque podía seguir sintiendo su presencia, como si aún lo poseyese.
- Lo cierto es que no lo sé. Me encontré este bastón... por ahí.
-Como ya te dije, has luchado bien. Mi nombre es Elya Edelweiss, estoy al servicio de la marina. Creo que me dirigiré hacia la ciudad, quizás allí me necesiten. Eres libre de acompañarme si así lo deseas, aquí... no parece quedar mucho que hacer.
"Vaya, una marine... No me la puedo comer. Esa gente es más exhausta a la hora de encontrar a los suyos desaparecidos que con los civiles. No tardarían en relacionarlo con él. No, debía hacerse el bueno. El inocente."
Hizo una mueca de dolor fingida llevándose la mano al hombro herido mientras caía al suelo apoyando una rodilla.
- Agh... Lo siento, estoy... herido. Sí, te acompaño. De todas formas... necesito un médico.
Él lo era, pero ahora no tenía ningún utensilio con el que tratarse. Lo mejor era ir seguro.
- Elya lee :3:
- Quitarme la armadura, lamentarme por mi querido traje de gucci(?) y hacerme el bueno con Elya para acompañarla
Abby
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
En cuanto perdió de vista a Drake. Azu dio un salto y se subió a la espalda de su compañero CP, entrelazando sus manos sobre el cuello de este. La princesa apoyó la barbilla en el hombro de Castor. Su rostro denotaba cansancio. ¿Cuanto tiempo llevaban caminando? Demasiado, desde que abandonaron al engendro apenas se habían detenido. Pertenecer al gobierno era un trabajo duro, pero más duro estar en un reino devastado sin tan siquiera una mínima idea de lo que hacer.
-Que ganas de regresar al palacio y dormir. Pienso celebrar un banquete por todo lo alto: alcohol, música y bailarinas.
La princesa esbozó una sonrisa. Sabía que a su compañero le agradaría la idea. La verdad es que en estos últimos meses ambos se habían hecho buenos amigos, lo cual era raro en la princesa.
-Espero que vengas. Seguro que te lo pasas genial. El placer es la tradición más grande en Reddo Teikoku, sea de la manera que sea.
Después de un buen rato caminando llegaron hasta una zona bastante concurrida. Al fondo se veía un palacio majestuoso y en las afueras tan solo había jaleo. La princesa vio como todo era una marabunda de golpes. Allí había una de las pretoras semi desnuda. Aquello le preocupaba a Azula.
Se quedó perpleja al ver la situación que se estaba formando. No tenía palabras para describir lo que se estaba formando ante sus ojos. Ni siquiera sabía que hacer, ¿enfrentarse quizás?
-Que ganas de regresar al palacio y dormir. Pienso celebrar un banquete por todo lo alto: alcohol, música y bailarinas.
La princesa esbozó una sonrisa. Sabía que a su compañero le agradaría la idea. La verdad es que en estos últimos meses ambos se habían hecho buenos amigos, lo cual era raro en la princesa.
-Espero que vengas. Seguro que te lo pasas genial. El placer es la tradición más grande en Reddo Teikoku, sea de la manera que sea.
Después de un buen rato caminando llegaron hasta una zona bastante concurrida. Al fondo se veía un palacio majestuoso y en las afueras tan solo había jaleo. La princesa vio como todo era una marabunda de golpes. Allí había una de las pretoras semi desnuda. Aquello le preocupaba a Azula.
Se quedó perpleja al ver la situación que se estaba formando. No tenía palabras para describir lo que se estaba formando ante sus ojos. Ni siquiera sabía que hacer, ¿enfrentarse quizás?
- Zal:
- -Charla con Castor.
-Llegar hasta donde está la pretora y el palacio y ver la que se está liando.
Yoko Littner
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Yoko esbozó una sonrisa de oreja a oreja cuando el oficial le habló. Si, estaba muy emocionada en ese momento. La pelirroja poco a poco estaba recuperando su antiguo carácter, ya no estaba tan deprimida como la mayoría de las veces. Esos toques infantiles de vez en cuando la hacían resultar lo más adorable del mundo. Sus mejillas se ruborizaron y se acomodó en el vehículo.
Realmente estaba emocionada. Se puso el cinturón y miró para los lados. Osuka y Neo también estaban colocados e incluso algún chico más del que desconocía su nombre. En cuanto el vehículo aceleró Yoko se echó hacia atrás del impulso. Pasó la mano por el frío metal y observó como todo se quedaba atrás.
Estiró los brazos hacia arriba entrecerrando los ojos. No tenía palabras para expresar tal felicidad. La velocidad del vehículo hacía que todo su cabello pelirrojo se fuese hacia atrás.
-¡Esto es alucinante! - Vociferó.
El sonido, el viento... Todo iba muy bien, a ritmo de Fuck Yeah. Alzó la mirada y a lo lejos vio el gran palacio. No tardarían nada en llegar hasta allí.
-¡Mirad! ¡Es el palacio! - Exclamó sonriendo con inocencia-. ¿Esto no puede ir más deprisa? Me gusta la velocidad.
Tras aquello, sacó de su bolsillo izquierdo donde siempre llevaba las gafas de sol. Las colocó y miró hacia el horizonte. La pelirroja quería llegar lo antes posible, lo malo es que no tenía ni idea de lo que allí le esperaba.
Realmente estaba emocionada. Se puso el cinturón y miró para los lados. Osuka y Neo también estaban colocados e incluso algún chico más del que desconocía su nombre. En cuanto el vehículo aceleró Yoko se echó hacia atrás del impulso. Pasó la mano por el frío metal y observó como todo se quedaba atrás.
Estiró los brazos hacia arriba entrecerrando los ojos. No tenía palabras para expresar tal felicidad. La velocidad del vehículo hacía que todo su cabello pelirrojo se fuese hacia atrás.
-¡Esto es alucinante! - Vociferó.
El sonido, el viento... Todo iba muy bien, a ritmo de Fuck Yeah. Alzó la mirada y a lo lejos vio el gran palacio. No tardarían nada en llegar hasta allí.
-¡Mirad! ¡Es el palacio! - Exclamó sonriendo con inocencia-. ¿Esto no puede ir más deprisa? Me gusta la velocidad.
Tras aquello, sacó de su bolsillo izquierdo donde siempre llevaba las gafas de sol. Las colocó y miró hacia el horizonte. La pelirroja quería llegar lo antes posible, lo malo es que no tenía ni idea de lo que allí le esperaba.
- Balt:
- -Disfrutar en el todoterreno.
-Pedirle a Krau que corra más.
-Intentar ser guay (?).
Tenebrex
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
En cuanto Krauser puso la música a toda voz y el todoterreno a toda máquina, Edward exclamó un: "Madre mía". Terminó de tomar notas tan rápido como pudo, descuidando un poco (bastante) la letra, pero bueno, al menos era legible (para él).
-"Bueno, ya está todo escrito, supongo que es momento de socializar un poco ¿no?"- Pensó el rubio.
Intentó captar la atención de los dos que habían llegado con Osu, pero teniendo en cuenta el altísimo volumen de la fanfarria... iba a resultar difícil. Tras un par de intentos fallidos, desistió.
-"Pueees... supongo que me presentaré luego, cuando nos "bajemos" del coche, o quizás debería decir "salgamos disparados"... Dios mío, esto no puede salir bien"-Pensó el demonio amarillo, preocupándose una vez más. Se empezó a sentir más y más preocupado, hasta que llegó un momento en el que decidió que tenía que tranquilizarse, al fin y al cabo ¿qué podía hacer? Ni de broma iba a contrariar a Krauser, que va, confrontar el demonio de la niebla es una cosa verdaderamente chunga, comparado con eso, ser un hombre bala contra una muralla no era nada.
Con eso en mente, tomó aire lentamente, cerró los ojos y espiró, repitiéndolo varias veces consiguió relajarse. Tras esto, para mantener ocupada la mente en otras cosas, más allá de las preocupaciones, intentó disfrutar de la peculiar escena con su... disparatado acompañamiento musical.
Por suerte, algo más interesante surgió durante el "viaje". Krauser, con unas peligrosas maniobras con su mano derecha que perfectamente podrían haber sido una peligrosa distracción, sacó su Den Den Mushi para hablar con Ai. Más bien que hablar con ella, hablarle a ella, porque no llegó a ser una conversación. El demonio de la niebla, aunque parezca impasible e insensible, se disculpó con la chica. Era bonito, tierno en cierta forma, verlo interesarse de esa manera por su subordinada, estaba claro que los de la Quimera, o al menos Ai, aunque a Ed le gustaría pensar que todos, son más que un equipo, son una familia.
-"Bueno, ya está todo escrito, supongo que es momento de socializar un poco ¿no?"- Pensó el rubio.
Intentó captar la atención de los dos que habían llegado con Osu, pero teniendo en cuenta el altísimo volumen de la fanfarria... iba a resultar difícil. Tras un par de intentos fallidos, desistió.
-"Pueees... supongo que me presentaré luego, cuando nos "bajemos" del coche, o quizás debería decir "salgamos disparados"... Dios mío, esto no puede salir bien"-Pensó el demonio amarillo, preocupándose una vez más. Se empezó a sentir más y más preocupado, hasta que llegó un momento en el que decidió que tenía que tranquilizarse, al fin y al cabo ¿qué podía hacer? Ni de broma iba a contrariar a Krauser, que va, confrontar el demonio de la niebla es una cosa verdaderamente chunga, comparado con eso, ser un hombre bala contra una muralla no era nada.
Con eso en mente, tomó aire lentamente, cerró los ojos y espiró, repitiéndolo varias veces consiguió relajarse. Tras esto, para mantener ocupada la mente en otras cosas, más allá de las preocupaciones, intentó disfrutar de la peculiar escena con su... disparatado acompañamiento musical.
Por suerte, algo más interesante surgió durante el "viaje". Krauser, con unas peligrosas maniobras con su mano derecha que perfectamente podrían haber sido una peligrosa distracción, sacó su Den Den Mushi para hablar con Ai. Más bien que hablar con ella, hablarle a ella, porque no llegó a ser una conversación. El demonio de la niebla, aunque parezca impasible e insensible, se disculpó con la chica. Era bonito, tierno en cierta forma, verlo interesarse de esa manera por su subordinada, estaba claro que los de la Quimera, o al menos Ai, aunque a Ed le gustaría pensar que todos, son más que un equipo, son una familia.
- Team Quimera:
- Terminar de tomar notas, intentar socializar pero darse cuenta de que es imposible por la música, disfrutar la peculiar situación y ponerse ñoño por la emotiva escena con Ai.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Suspiró aliviada al ver que Xemnas llegaba a su lado. Verlo a él fue quitarse kilos y kilos de presión de encima. Fue entonces cuando vio el enorme pilar verde que se alzaba firme en el cielo. ¿Sería obra de aquel ángel? Si era así… ¿Qué tan poderosa sería? Miró al cielo y fue entonces que observó el enorme puño que iba a caer en la plaza. ”¿Acaso no saben hacer otra cosa que atacar con cosas gigantes?” – era hora de volver a correr a la vez que iba esquivando aquellas cuchillas. Algunas lograban rozarla, pero no era nada tan preocupante. Además, solo por si acaso, había cubierto su cuerpo en una fina capa de su busoushoku.
– Hay que acabar con todo esto. – Dijo en un susurro, mientras trataba de recuperar el aliento.
Las palabras de Linvana volvieron a sonar. ”Que molesta es su voz, debería callarse” – era de muy mal agrado que ella hablara de esa forma. El cielo se había tornado rojo y todo, en unos pocos segundos, se había llenado de un cruel silencio. Nadie se atrevía a mover un músculo y todos temían a ese tal juicio final. ¿En serio era la mejor forma de ponerle fin a esto? Destruir todo y empezar todo desde cero… No era ni de lejos la solución. El sol se escondía en las lejanías y la noche no tardaría en llegar. Por un lado, quería que siguiera… Por otro, temía de sus siguientes palabras, casi diría que su corazón se apretaba por todo lo que estaba escuchando. La veía y su figura era solemne. Frente a ella, estaba Kodama y otras personas más, Ballarad, por otro lado, estaba tirada en el suelo.
– ¿Diez minutos? – susurró. Chocó sus dos puños y sonrió con emoción. – Es tiempo más que suficiente para ponerla en su lugar.
Era el tiempo límite. Si los Pretores no olvidaban sus diferencias, el fuego eterno llovería y todos morirían. Si bien, Ballarad nunca había sido de su agrado, al menos, le estaba haciendo frente y era de las pocas que seguía de pie tratando de detener a Linvana. El gritó de la pretora rugió por toda la ciudad y con ello, la guerra volvió a avivarse. ”¿Qué hago…?” – sabía perfectamente que no podría hacer nada de forma directa. Tendría que esperar alguna oportunidad y su posición no era tan mala. Si se quedaba viendo todo, fijo que lograría tener una ventana y atacar sin dudar a Linvana. Además, Al y el resto también estaban con ella… Sí, podían ganar.
– Hay que acabar con todo esto. – Dijo en un susurro, mientras trataba de recuperar el aliento.
Las palabras de Linvana volvieron a sonar. ”Que molesta es su voz, debería callarse” – era de muy mal agrado que ella hablara de esa forma. El cielo se había tornado rojo y todo, en unos pocos segundos, se había llenado de un cruel silencio. Nadie se atrevía a mover un músculo y todos temían a ese tal juicio final. ¿En serio era la mejor forma de ponerle fin a esto? Destruir todo y empezar todo desde cero… No era ni de lejos la solución. El sol se escondía en las lejanías y la noche no tardaría en llegar. Por un lado, quería que siguiera… Por otro, temía de sus siguientes palabras, casi diría que su corazón se apretaba por todo lo que estaba escuchando. La veía y su figura era solemne. Frente a ella, estaba Kodama y otras personas más, Ballarad, por otro lado, estaba tirada en el suelo.
– ¿Diez minutos? – susurró. Chocó sus dos puños y sonrió con emoción. – Es tiempo más que suficiente para ponerla en su lugar.
Era el tiempo límite. Si los Pretores no olvidaban sus diferencias, el fuego eterno llovería y todos morirían. Si bien, Ballarad nunca había sido de su agrado, al menos, le estaba haciendo frente y era de las pocas que seguía de pie tratando de detener a Linvana. El gritó de la pretora rugió por toda la ciudad y con ello, la guerra volvió a avivarse. ”¿Qué hago…?” – sabía perfectamente que no podría hacer nada de forma directa. Tendría que esperar alguna oportunidad y su posición no era tan mala. Si se quedaba viendo todo, fijo que lograría tener una ventana y atacar sin dudar a Linvana. Además, Al y el resto también estaban con ella… Sí, podían ganar.
- Balt:
- Escuchar, ver y reaccionar a todo lo que pasa. Decidir esperar a encontrar alguna oportunidad para involucrarse en la pelea que se desarrolla en la plaza.
Bizvan
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
No conseguí separarme mucho de la manada cuando sentí algo suave tocar mí mejilla. Me giré de inmediato sorprendido por aquello y a quien vi fue a mi nakama Gusi.* ¿Me acaba de dar un beso? *me llevé la mano a la mejilla mientras lo miraba realizar extrañas piruetas.
¿Qué demonios intentaba esta vez? No importaba cuanto creyera conocer al peliblanco, estaba seguro de que nunca llegaría a comprender sus acciones.* Parece estar realizando un gran esfuerzo. *al parecer no obtuvo el resultado esperado y nuevamente se acercó a donde me encontraba parado.
Comenzó a mirarme y por alguna razón un escalofrió recorrió mi espalda. Sin ningún aviso el peliblanco comenzó a besarme de manera apasionada, llegando incluso a meter su lengua dentro de mi boca.
Mi puño se movió inmediatamente con intención de golpearlo en la mandíbula, no obstante consiguió esquivarlo al realizar nuevamente una voltereta.
Podía sentir como la temperatura de mi cuerpo había aumentado inmediatamente. No estaba seguro de que pensar sobre Gustavo, lo que si tenía claro era que al terminar con todo esto evitaría acercarme a él por un tiempo.
Repentinamente me percaté de la extraña sensación de flotar.* ¡No jodas que me gustó ser besado por mi superior! *no comprendía el motivo de sentir esa extraña sensación hasta que noté que realmente estaba levitando.- ¿Qué diablos? –busqué con la mirada a Gusi pues estaba seguro que esto tenía que ser algo causado por él.
El peliblanco se encontraba tratando de besar al resto de los miembros de la banda. Algunos fueron besados y otros reaccionaron y escaparon arrojándose por el agujero causado por el terremoto. Cuando el hombre terminó se arrojó por el agujero, seguido de Ciaran.
Suspiré cansado.* Realmente no quiero estar cerca de él. *escupí en el piso.* Ese libro ya me había informado sobre este tipo de situaciones, pero aun así me tomó por sorpresa. *solté otro suspiro.
Sin perder tiempo comencé a descender lo cual fue bastante sencillo gracias a poder levitar.
Ya estando en el fondo me reuní con mis compañeros. El teniente comenzó a hablar con tono serio, pero por ahora mi imagen de él impidió que me tomara sus palabras con seriedad. En fin, tras terminar su discurso comenzó a correr.
- Y bien… ¿Cuáles son las órdenes? -pregunté al CP mientras miraba a Gustavo alejarse.
Si mi compañero no contestaba nada comenzaría a andar por el mismo camino recorrido de mi loco superior.
¿Qué demonios intentaba esta vez? No importaba cuanto creyera conocer al peliblanco, estaba seguro de que nunca llegaría a comprender sus acciones.* Parece estar realizando un gran esfuerzo. *al parecer no obtuvo el resultado esperado y nuevamente se acercó a donde me encontraba parado.
Comenzó a mirarme y por alguna razón un escalofrió recorrió mi espalda. Sin ningún aviso el peliblanco comenzó a besarme de manera apasionada, llegando incluso a meter su lengua dentro de mi boca.
Mi puño se movió inmediatamente con intención de golpearlo en la mandíbula, no obstante consiguió esquivarlo al realizar nuevamente una voltereta.
Podía sentir como la temperatura de mi cuerpo había aumentado inmediatamente. No estaba seguro de que pensar sobre Gustavo, lo que si tenía claro era que al terminar con todo esto evitaría acercarme a él por un tiempo.
Repentinamente me percaté de la extraña sensación de flotar.* ¡No jodas que me gustó ser besado por mi superior! *no comprendía el motivo de sentir esa extraña sensación hasta que noté que realmente estaba levitando.- ¿Qué diablos? –busqué con la mirada a Gusi pues estaba seguro que esto tenía que ser algo causado por él.
El peliblanco se encontraba tratando de besar al resto de los miembros de la banda. Algunos fueron besados y otros reaccionaron y escaparon arrojándose por el agujero causado por el terremoto. Cuando el hombre terminó se arrojó por el agujero, seguido de Ciaran.
Suspiré cansado.* Realmente no quiero estar cerca de él. *escupí en el piso.* Ese libro ya me había informado sobre este tipo de situaciones, pero aun así me tomó por sorpresa. *solté otro suspiro.
Sin perder tiempo comencé a descender lo cual fue bastante sencillo gracias a poder levitar.
Ya estando en el fondo me reuní con mis compañeros. El teniente comenzó a hablar con tono serio, pero por ahora mi imagen de él impidió que me tomara sus palabras con seriedad. En fin, tras terminar su discurso comenzó a correr.
- Y bien… ¿Cuáles son las órdenes? -pregunté al CP mientras miraba a Gustavo alejarse.
Si mi compañero no contestaba nada comenzaría a andar por el mismo camino recorrido de mi loco superior.
- Balt C.W.:
- -Pensar. -Tratar de golpear a Gusi. -Descender por el agujero. -Escuchar las palabras de Gusi, aunque sin tomarlas enserio. -Preguntar a Tobías que hacer.
El ataque frontal del suzaku fue bloqueado por la espada-motosierra del pretor con suma facilidad, impeliendo al pirata un par de metros hacia atrás. Aquel hombre era fuerte, quizás demasiado para él, pero no estaba solo. Además de Spanner y el extraño Yonkaikyo, también se habían sumado a la fiesta un revolucionario cuyo nombre no recordaba, pero recordaba haber visto en los carteles de wanted, y Aki D. Airlia, una de las pocas pirata con alta recompensa, cuya peligrosidad no se equiparaba a su belleza.
“Como está la pelirroja” –pensó Zane, al observarla usando su vista de pájaro.
—Trato hecho, moreno –contestó al revolucionario–. ¿Cuál es tu nombre, a todo esto?
Sin embargo, ahora no tenía tiempo para pensar en mujeres, ni en alcohol. Le quedaba poco tiempo en aquella forma y tenía que aprovechar el tiempo todo lo que pudiera. Los ataques del resto parecían haberle dado de lleno, o al menos en parte, pues una especie de vikingo que no había visto en su vida recibió varios de ellos. ¿Quién coño era ese? ¿Amigo o enemigo? No lo sabía, pero al bloquear los ataques supuso que era un enemigo, pues estaba protegiendo al pretor. Inmediatamente después de eso, todo se iluminó e hizo perder el sentido al pirata durante un instante. Una voz femenina se escuchó en todo el lugar. El pelirrojo miró a un lado y a otro, intentando saber su procedencia, pero no venía del interior del castillo, eso seguro. Aquella mujer les había dado un lapso de tiempo para parar la batalla o, en caso de no cumplirlo, acabaría con nosotros. –“¡Joder! ¿Aquí solo hay lunáticas o qué pasa?” –se dijo a sí mismo el pelirrojo, cubriendo sus dos katanas de haki; al tiempo que sentía una extraña sensación de pavor en su cuerpo.
El Yonkaikyo empezó a hablar con el gigantón, después de que éste nos incitara a irnos y hacer caso a la mujer, que resultaba ser una guardiana. El perro del gobierno le dijo que quería el trono de la isla para él. ¿Estaba en serio? ¿Ese debilucho como rey de este país? El pelirrojo estaba alucinando, sobre todo porque, si lo que decía era verdad, estaba colaborando con un Yonkou, un shichibukai y a saber quien más.
“Al parecer la bella durmiente tiene contactos” –se dijo a sí mismo, antes de tener una idea.
—¡Eh, tú! ¡Grandullón! –gritó–. Estamos rodeados de gente de todo el mundo, desde piratas, pasando por revolucionarios y gente del gobierno mundial. ¿Piensas que vamos a dejarte ser rey porque tú lo digas? Yo he venido aquí a destacar y darme a conocer en el mundo, y sí te derrotamos entre todos, posiblemente, mi propósito se cumpla.
“Si el motero de pacotilla tiene contactos, posiblemente no tarden en llegar. Así que habrá que hacer tiempo” –pensó el pelirrojo, mirando por el rabillo del ojo al que ayudó al loco de la motosierra, mientras ponía una de sus katanas en la boca y cogía otra, imbuyéndola también en haki.
Spanner elevó la voz y se enfrentó al pretor de una forma en la que muy poca gente podría ganarle, usando su dialéctica. La verdad es que jamás le había visto perder una discusión verbal, a excepción de alguna que otra vez con Haruka, pues ésta era la persona más terca que había conocido. Sin embargo, si todas las batallas del mundo se realizaran de forma verbal, Spanner sería el rey del mundo. Pero en esa situación no le iba a servir de mucho, ya que se estaba enfrentando a un hombre de tres metros con una espada-motosierra en la mano, provocándole y diciéndole que el Yonkaikyo sería mejor rey que él. –“¿En qué demonios estás pensado, socio” –pensó.
Al pelirrojo no le quedaba mucho tiempo en aquella forma ofensiva, sin contar que su técnica también tenía un tiempo límite. Además de eso, el pretor no era su único contrincante, sino que también estaba ese vikingo. Su poder era alto, sin duda, podía notarlo con su mantra, pero aún podía intentar algo que había usado varias veces durante la guerra, primero con Bleyd y luego con el hombre en aquel extraño molino, dónde consiguió la katana que tenía en su mano derecha. Ese algo era su haki del rey. La voluntad para doblegar a aquellos con habilidades y una voluntad menos férrea que la suya, ¿pero funcionaría con sus dos oponentes? A saber, pero al menos tenía que intentarlo.
Entonces, casi al mismo tiempo que joven pirata se acercaba violentamente hacia el pretor, de su cuerpo surgió una extraña energía que intentó canalizar únicamente contra el vikingo y su principal contrincante.
—¡SPANNER! –gritó-, ¡ATACA, AHORA!
Al estar cerca del pretor, intentó forzar que su oponente bloqueara su ataque, realizado con su katana izquierda y la de su boca, para así realizar una estocada en su torso con su arma restante, retorciéndola al sacarla.
“Como está la pelirroja” –pensó Zane, al observarla usando su vista de pájaro.
—Trato hecho, moreno –contestó al revolucionario–. ¿Cuál es tu nombre, a todo esto?
Sin embargo, ahora no tenía tiempo para pensar en mujeres, ni en alcohol. Le quedaba poco tiempo en aquella forma y tenía que aprovechar el tiempo todo lo que pudiera. Los ataques del resto parecían haberle dado de lleno, o al menos en parte, pues una especie de vikingo que no había visto en su vida recibió varios de ellos. ¿Quién coño era ese? ¿Amigo o enemigo? No lo sabía, pero al bloquear los ataques supuso que era un enemigo, pues estaba protegiendo al pretor. Inmediatamente después de eso, todo se iluminó e hizo perder el sentido al pirata durante un instante. Una voz femenina se escuchó en todo el lugar. El pelirrojo miró a un lado y a otro, intentando saber su procedencia, pero no venía del interior del castillo, eso seguro. Aquella mujer les había dado un lapso de tiempo para parar la batalla o, en caso de no cumplirlo, acabaría con nosotros. –“¡Joder! ¿Aquí solo hay lunáticas o qué pasa?” –se dijo a sí mismo el pelirrojo, cubriendo sus dos katanas de haki; al tiempo que sentía una extraña sensación de pavor en su cuerpo.
El Yonkaikyo empezó a hablar con el gigantón, después de que éste nos incitara a irnos y hacer caso a la mujer, que resultaba ser una guardiana. El perro del gobierno le dijo que quería el trono de la isla para él. ¿Estaba en serio? ¿Ese debilucho como rey de este país? El pelirrojo estaba alucinando, sobre todo porque, si lo que decía era verdad, estaba colaborando con un Yonkou, un shichibukai y a saber quien más.
“Al parecer la bella durmiente tiene contactos” –se dijo a sí mismo, antes de tener una idea.
—¡Eh, tú! ¡Grandullón! –gritó–. Estamos rodeados de gente de todo el mundo, desde piratas, pasando por revolucionarios y gente del gobierno mundial. ¿Piensas que vamos a dejarte ser rey porque tú lo digas? Yo he venido aquí a destacar y darme a conocer en el mundo, y sí te derrotamos entre todos, posiblemente, mi propósito se cumpla.
“Si el motero de pacotilla tiene contactos, posiblemente no tarden en llegar. Así que habrá que hacer tiempo” –pensó el pelirrojo, mirando por el rabillo del ojo al que ayudó al loco de la motosierra, mientras ponía una de sus katanas en la boca y cogía otra, imbuyéndola también en haki.
Spanner elevó la voz y se enfrentó al pretor de una forma en la que muy poca gente podría ganarle, usando su dialéctica. La verdad es que jamás le había visto perder una discusión verbal, a excepción de alguna que otra vez con Haruka, pues ésta era la persona más terca que había conocido. Sin embargo, si todas las batallas del mundo se realizaran de forma verbal, Spanner sería el rey del mundo. Pero en esa situación no le iba a servir de mucho, ya que se estaba enfrentando a un hombre de tres metros con una espada-motosierra en la mano, provocándole y diciéndole que el Yonkaikyo sería mejor rey que él. –“¿En qué demonios estás pensado, socio” –pensó.
Al pelirrojo no le quedaba mucho tiempo en aquella forma ofensiva, sin contar que su técnica también tenía un tiempo límite. Además de eso, el pretor no era su único contrincante, sino que también estaba ese vikingo. Su poder era alto, sin duda, podía notarlo con su mantra, pero aún podía intentar algo que había usado varias veces durante la guerra, primero con Bleyd y luego con el hombre en aquel extraño molino, dónde consiguió la katana que tenía en su mano derecha. Ese algo era su haki del rey. La voluntad para doblegar a aquellos con habilidades y una voluntad menos férrea que la suya, ¿pero funcionaría con sus dos oponentes? A saber, pero al menos tenía que intentarlo.
Entonces, casi al mismo tiempo que joven pirata se acercaba violentamente hacia el pretor, de su cuerpo surgió una extraña energía que intentó canalizar únicamente contra el vikingo y su principal contrincante.
—¡SPANNER! –gritó-, ¡ATACA, AHORA!
Al estar cerca del pretor, intentó forzar que su oponente bloqueara su ataque, realizado con su katana izquierda y la de su boca, para así realizar una estocada en su torso con su arma restante, retorciéndola al sacarla.
- Interior del palacio:
- Escuchar una voz femenina y al pretor.
- Activar mi haki de armadura y cubrir mis tres katanas.
- Usar el haki del rey contra el pretor y el vikingo, para que Spanner tenga una oportunidad de atacar con éxito a alguno de los dos.
- Atacar al pretor
- Escuchar una voz femenina y al pretor.
Aki D. Arlia
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Todo estaba sucediendo muy deprisa. El enfado se me pasó en el momento en el que escuché el discurso de la mujer alada de fuera. Su voz se colaba por las rendijas del palacio y nos traía el eco de sus palabras. Fruncí el ceño y descendí, atenta ahora a las palabras del pretor. Examiné la sala, éramos más de los que parecíamos. Y cada uno parecía tener su propia opinión sobre el asunto.
El hombre que había venido con mi grupo, Bleyd, le cosió el brazo a Raghersir. Me alegré, sinceramente; no me apetecía nada que alguien de mi grupo saliera malparado de la guerra si podía evitarse. Sin embargo, sus siguientes palabras me hicieron desconfiar. ¿Él? ¿Rey? Nada le otorgaba esa autoridad, igual que a Grum. No les conocía lo suficiente como para poner la mano en el fuego por ellos, mucho menos como para darles mi voto junto con el de Xella y otorgarles la isla entera. Isla que ya acarreaba un pasado negro e incierto como para sobrellevar un futuro igual. Los miré a ambos y tratando de serenarme, comenté:
- Ninguno de los dos me parece un candidato válido. Grum, has tomado parte ya en dos guerras si no me equivoco. ¿Qué evitará la tercera? Y tú, Bleyd si no recuerdo mal, ¿Qué te da derecho a ser rey? ¿Qué podrías hacerlo mejor que él? ¿Acaso has tenido a cientos de hombres a tus órdenes? Porque en esta isla hay mucha más gente que un ejército y necesitan a alguien que no solo les guíe, si no que les mantenga a salvo. No sirve solo con la voluntad, hay que tener cabeza y pensar las cosas fríamente. Alguien que decide en un segundo cargar con el destino de miles de personas pero no se para a pensar en qué hará con ellos... eso estaría avocado al desastre.
Habría seguido hablando, pero dos de los presentes se abalanzaron contra el pretor. Yo, entretanto, volví a alzarme y me aparté unos metros del grupo antes de gritar por encima del alboroto:
- Prefiero que la isla se hunda en el océano por la furia de la loca de fuera que involucrar al mundo entero en otra guerra como esta. No dejaré que nadie se suba a ese trono si puedo evitarlo.
Tras eso, me daría la vuelta e iría a buscar la sala del trono. De encontrarlo, me plantaría frente a él con los sai en las manos, en guardia. Sí, era la mejor decisión. Un final rápido. Tiempo para evacuar. El fin de una era, pero quizás la salvaguarda de muchas otras. La gente aquí era demasiado problemática e impredecible; me bastaba a mi misma para eso, gracias. En cuanto a mis compañeros... tendrían su propia visión del asunto y mientras no se enfrentaran a mi, no les detendría. Cada uno tenía sus propios objetivos que perseguir y el mío era mantenerles a salvo. A toda costa. Aún a costa de la gente inocente.
El hombre que había venido con mi grupo, Bleyd, le cosió el brazo a Raghersir. Me alegré, sinceramente; no me apetecía nada que alguien de mi grupo saliera malparado de la guerra si podía evitarse. Sin embargo, sus siguientes palabras me hicieron desconfiar. ¿Él? ¿Rey? Nada le otorgaba esa autoridad, igual que a Grum. No les conocía lo suficiente como para poner la mano en el fuego por ellos, mucho menos como para darles mi voto junto con el de Xella y otorgarles la isla entera. Isla que ya acarreaba un pasado negro e incierto como para sobrellevar un futuro igual. Los miré a ambos y tratando de serenarme, comenté:
- Ninguno de los dos me parece un candidato válido. Grum, has tomado parte ya en dos guerras si no me equivoco. ¿Qué evitará la tercera? Y tú, Bleyd si no recuerdo mal, ¿Qué te da derecho a ser rey? ¿Qué podrías hacerlo mejor que él? ¿Acaso has tenido a cientos de hombres a tus órdenes? Porque en esta isla hay mucha más gente que un ejército y necesitan a alguien que no solo les guíe, si no que les mantenga a salvo. No sirve solo con la voluntad, hay que tener cabeza y pensar las cosas fríamente. Alguien que decide en un segundo cargar con el destino de miles de personas pero no se para a pensar en qué hará con ellos... eso estaría avocado al desastre.
Habría seguido hablando, pero dos de los presentes se abalanzaron contra el pretor. Yo, entretanto, volví a alzarme y me aparté unos metros del grupo antes de gritar por encima del alboroto:
- Prefiero que la isla se hunda en el océano por la furia de la loca de fuera que involucrar al mundo entero en otra guerra como esta. No dejaré que nadie se suba a ese trono si puedo evitarlo.
Tras eso, me daría la vuelta e iría a buscar la sala del trono. De encontrarlo, me plantaría frente a él con los sai en las manos, en guardia. Sí, era la mejor decisión. Un final rápido. Tiempo para evacuar. El fin de una era, pero quizás la salvaguarda de muchas otras. La gente aquí era demasiado problemática e impredecible; me bastaba a mi misma para eso, gracias. En cuanto a mis compañeros... tendrían su propia visión del asunto y mientras no se enfrentaran a mi, no les detendría. Cada uno tenía sus propios objetivos que perseguir y el mío era mantenerles a salvo. A toda costa. Aún a costa de la gente inocente.
- Interior palacio:
- Mirar todo, comentar despectivamente e irme a la sala del trono para que nadie se suba >:3
Kaito Kazuki
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El ataque del joven cazador se camufla perfectamente en la lluvia de hojas en forma de puño del hombre árbol, y ambos ataques acaban por impactar en su objetivo, lo que en un principio es un éxito de los atacantes acaba con una enorme decepción cuando la mujer se cura de todas las heridas que le habían provocado los ataques. ¿Qué demonios es esa mujer? Su cuerpo se cura casi instantáneamente de las heridas que cualquier humano habría tardado meses en curar, en el poco probable caso de sobrevivir a las mismas. Aquella mujer parece inmortal, y a efectos prácticos lo es. Tras recuperarse suelta un discurso en el cual se presenta como la guardiana de Síderos, eso tiene cierto sentido, en ese mismo discurso se dirige específicamente a Kodama, seguramente por ser el que más descarada e insistentemente la ha atacado. |~ Esto es de locos, cualquiera habría muerto con esos ataques. ~| Dice para sí mismo en un susurro el joven cazador mientras observa la situación, está decidido a seguir luchando, pero conociendo la situación que le rodea, su personalidad es bélica, no estúpida.
Las nubes, antaño negras, ahora se tiñen de un rojo sangre, casi como si de una sangría se tratara. El cielo toma un matiz violento mientras el sol se oculta entre las montañas. |~ Llega la noche, mi hora favorita del día… ~| Dice en un suave susurro que solo alguien que estuviera pegado a él escucharía. |~ Tu turno querido amigo, suelta tus cadenas y libera tu poder… ~| Dice casi como cantando un verso de invocación mientras su cuerpo se envuelve en un aura oscura. |~ Es hora de bailar con la muerte… ~| Dice en un tono ronco y casi sádico mientras el bastón se vuelve una espada nuevamente.
Aprovecha el ataque el hombre árbol nuevamente para combinar su movimiento con el suyo, haciendo así más fácil que uno u otro ataque dé en el blanco, que es la mujer pelivioleta. Mientras las ramas se extienden y las llamas se forman en espada en la mano de la mujer el cazador se mueve en un abrir y cerrar de ojos a la espalda de la mujer pelivioleta, que de seguro estaría fijando su mirada en el hombre árbol, desde allí se mueve rápidamente, casi endiabladamente, gracias a la mejora de velocidad de su forma yokai hacia la mujer pelivioleta, a esa velocidad realiza dos cortes consecutivos, uno por encima y otro por debajo de la altura de las ramas, de ese modo se aseguraría una mayor probabilidad de cortar a la mujer, ambos cortes imbuidos en busoushoku.
Las nubes, antaño negras, ahora se tiñen de un rojo sangre, casi como si de una sangría se tratara. El cielo toma un matiz violento mientras el sol se oculta entre las montañas. |~ Llega la noche, mi hora favorita del día… ~| Dice en un suave susurro que solo alguien que estuviera pegado a él escucharía. |~ Tu turno querido amigo, suelta tus cadenas y libera tu poder… ~| Dice casi como cantando un verso de invocación mientras su cuerpo se envuelve en un aura oscura. |~ Es hora de bailar con la muerte… ~| Dice en un tono ronco y casi sádico mientras el bastón se vuelve una espada nuevamente.
Aprovecha el ataque el hombre árbol nuevamente para combinar su movimiento con el suyo, haciendo así más fácil que uno u otro ataque dé en el blanco, que es la mujer pelivioleta. Mientras las ramas se extienden y las llamas se forman en espada en la mano de la mujer el cazador se mueve en un abrir y cerrar de ojos a la espalda de la mujer pelivioleta, que de seguro estaría fijando su mirada en el hombre árbol, desde allí se mueve rápidamente, casi endiabladamente, gracias a la mejora de velocidad de su forma yokai hacia la mujer pelivioleta, a esa velocidad realiza dos cortes consecutivos, uno por encima y otro por debajo de la altura de las ramas, de ese modo se aseguraría una mayor probabilidad de cortar a la mujer, ambos cortes imbuidos en busoushoku.
- Afueras del palacio:
- - Observar el entorno y o que sucede
- Diálogo para sí
- Moverse a la espalda de la pelivioleta
- Moverse rápido y realizar dos cortes uno por encima y otro por debajo de la altura de las ramas de Kodama(desde la espalda no junto a las ramas)
- Usado:
- Youkai Soul: Mediante esta técnica el joven Kaito saca a la luz la porción de alma Yokai que reside en su interior, su cuerpo se rodea de una extraña aura de color negro. Este aura le permite volverse un Yokai, aumentando sus cualidades físicas en un 50% durante el día y en zonas muy iluminadas y en un 100% en zonas oscuras o por la noche.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
- Silver D. Dranser, el depredador y oficial de la revolución.
Respondió a las palabras de Zane con un tono calmado. El chico se dio cuenta de cómo el vikingo paraba parte de sus ondas y eso le hizo mostrar una sonrisa. Ese tipo tenía agallas, pero él no era el objetivo del espadachín y no pensaba atacarle. Sus órdenes eran las de seguir lo que hiciera la pelirroja en todo momento. Se mantuvo en su sitio y con la mente fría. No volvió a atacar al pretor y mucho menos cuando el maldito monstruo empezó a avanzar. Debía admitir que imponía lo suyo, pero no dejaría que semejante persona se sentase en el trono. Lo siguiente que hizo fue concentrarse mientras un aura celeste le rodeaba, era el momento de darlo todo por lo que se veía.
Justo en ese momento, un tipo se presentó como uno de los perros del gobierno. Los putos miembros del Saigo. No pudo evitar escupir a un lado, conteniendo las ganas de cortarle la cabeza allí mismo. Encima apretó los puños cuando el supuesto pirata amigo de Zuko decidió apoyarle junto al otro chico. El respeto que sentía se fue debilitando bastante. No pudo evitar fruncir el ceño y clavar sus ojos en Spanner de forma seria.
- Tío, no me jodas ¿Siendo un puto pirata vas a regalar un trono al gobierno de mierda? Lo lamento, pero no estoy de acuerdo contigo. Creía que eras un compañero, pero veo que prefieres que esos hijos de puta sigan con su tiranía. Aquí no se sienta ni Dios sin pasar por encima de mi cadáver.
Dijo al mismo tiempo que apuntaba con su espada hacia todos. La pelirroja dijo algo bastante parecido y estaba contento de tener una jefa con dos dedos de luces. Salió disparado junto a la chica que mandaba en Xella y se colocó a su lado derecho. No pensaba dejar que ningún perro del gobierno fuera rey de nada. Junto a Aki, se mantuvo firme mirando al frente con una mirada bastante seria. No conocía los poderes bélicos de su jefa, pero juntos podrían eliminar a cualquier amenaza. No podía creerse que aquel joven hubiese hecho aquello. Se notaba que había pocas personas leales a la verdadera justicia del mundo y a la libertad. El espadachín estaba bastante mosqueado y las venas de su frente marcadas lo mostraban.
- “Tranquila, cielo. Voy a mantener tu visión del mundo hasta la hora de mi muerte”. – Pensó el revolucionario al mismo tiempo que su aura celeste aumentaba con intensidad.
Respondió a las palabras de Zane con un tono calmado. El chico se dio cuenta de cómo el vikingo paraba parte de sus ondas y eso le hizo mostrar una sonrisa. Ese tipo tenía agallas, pero él no era el objetivo del espadachín y no pensaba atacarle. Sus órdenes eran las de seguir lo que hiciera la pelirroja en todo momento. Se mantuvo en su sitio y con la mente fría. No volvió a atacar al pretor y mucho menos cuando el maldito monstruo empezó a avanzar. Debía admitir que imponía lo suyo, pero no dejaría que semejante persona se sentase en el trono. Lo siguiente que hizo fue concentrarse mientras un aura celeste le rodeaba, era el momento de darlo todo por lo que se veía.
Justo en ese momento, un tipo se presentó como uno de los perros del gobierno. Los putos miembros del Saigo. No pudo evitar escupir a un lado, conteniendo las ganas de cortarle la cabeza allí mismo. Encima apretó los puños cuando el supuesto pirata amigo de Zuko decidió apoyarle junto al otro chico. El respeto que sentía se fue debilitando bastante. No pudo evitar fruncir el ceño y clavar sus ojos en Spanner de forma seria.
- Tío, no me jodas ¿Siendo un puto pirata vas a regalar un trono al gobierno de mierda? Lo lamento, pero no estoy de acuerdo contigo. Creía que eras un compañero, pero veo que prefieres que esos hijos de puta sigan con su tiranía. Aquí no se sienta ni Dios sin pasar por encima de mi cadáver.
Dijo al mismo tiempo que apuntaba con su espada hacia todos. La pelirroja dijo algo bastante parecido y estaba contento de tener una jefa con dos dedos de luces. Salió disparado junto a la chica que mandaba en Xella y se colocó a su lado derecho. No pensaba dejar que ningún perro del gobierno fuera rey de nada. Junto a Aki, se mantuvo firme mirando al frente con una mirada bastante seria. No conocía los poderes bélicos de su jefa, pero juntos podrían eliminar a cualquier amenaza. No podía creerse que aquel joven hubiese hecho aquello. Se notaba que había pocas personas leales a la verdadera justicia del mundo y a la libertad. El espadachín estaba bastante mosqueado y las venas de su frente marcadas lo mostraban.
- “Tranquila, cielo. Voy a mantener tu visión del mundo hasta la hora de mi muerte”. – Pensó el revolucionario al mismo tiempo que su aura celeste aumentaba con intensidad.
- Interior Palacio:
- Hablarle a Zane, ir con Aki y quedarme a su lado tratando de que nadie se siente.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La chica no pudo evitar soltar un suspiro al ir acostumbrándose a la situación. Se fue haciendo poco a poco a lo que estaba pasando y no tardó mucho en relajarse un poco. Por unos momentos pensó que iba a morir, pero en ese momento apareció el pelirrojo. La joven no podía creerse que Eichi estuviese frente a ella y por ese motivo ladeó un poco la cabeza. Sentía algo de confusión, pero cuando lanzó aquella onda de choque y le habló, lo confirmó. Se trataba de él y no pudo evitar abrazarle con fuerza. Pegó la cabeza a su hombro e hizo algo de fuerza mientras apretaba los dientes conteniendo las ganas de llorar. No iba a volver a desperdiciar una lágrima por aquel cabrón. Permaneció así unos momentos mientras respiraba de forma agitada.
Las palabras que empezó a escuchar desde los cielos no significaron nada para ella, que le jodieran totalmente a la maldita isla. Ella debía continuar su vida como científica del gobierno y continuando con sus experimentos. No tardó mucho en pensar que en ese momento estaba a salvo y por ello se alivió muchísimo. Esperaba que no fuese ninguna ilusión y de verdad se tratase de su compañero. Se separó un poco tras el abrazo y se quedó mirando fijamente al suelo. Necesitaba hablar con él de alguna forma, aunque aquel no era el momento correcto. Igualmente no pudo contenerse debido a la impotencia que estaba sintiendo.
- Finalmente estoy sola, Eichi-kun. Me ha abandonado… – Dijo con una pequeña sonrisa fingida mientras ocultaba su espada en la funda. – Bueno… Nos ha… – Mencionó acariciando su estómago y soltando un suspiro.
Se pasó la mano derecha por sus ojos y después de unos momentos se quedó mirando tranquilamente al chico que tenía frente a él.
Las palabras que empezó a escuchar desde los cielos no significaron nada para ella, que le jodieran totalmente a la maldita isla. Ella debía continuar su vida como científica del gobierno y continuando con sus experimentos. No tardó mucho en pensar que en ese momento estaba a salvo y por ello se alivió muchísimo. Esperaba que no fuese ninguna ilusión y de verdad se tratase de su compañero. Se separó un poco tras el abrazo y se quedó mirando fijamente al suelo. Necesitaba hablar con él de alguna forma, aunque aquel no era el momento correcto. Igualmente no pudo contenerse debido a la impotencia que estaba sintiendo.
- Finalmente estoy sola, Eichi-kun. Me ha abandonado… – Dijo con una pequeña sonrisa fingida mientras ocultaba su espada en la funda. – Bueno… Nos ha… – Mencionó acariciando su estómago y soltando un suspiro.
Se pasó la mano derecha por sus ojos y después de unos momentos se quedó mirando tranquilamente al chico que tenía frente a él.
- Meln:
- Hablar con Eichi.
Simo Baker
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Por suerte para mí, mi llamada de auxilio no cayó en el vacío. Tan rápido cómo pudo el mercenario se abrió paso entre la agresiva multitud para poder atenderme. Era realmente agradable ver que aún quedaba buena gente en el mundo. No tardó mucho en terminar su trabajo, el cual hizo de manera increíble. Aún sentía molestias, pero el tremendo dolor estaba desapareciendo y comenzaba a poder mover la extremidad.
-Gracias.- le dije incorporándome de nuevo.
Tras esto me acompañó junto a su moto, donde se encontraba Flufle. Este parecía más contento que su dueño de verme. Era posible que al estar tan demacrado Bleyd no me hubiese reconocido y sólo hubiese actuado por decencia; sin embargo Flufle se acordaba de mí perfectamente. Me alegraba ver que en mitad de tanta destrucción aún había un ser dispuesto a dar amor. Dejando escapar una ligera sonrisa le acaricié mientras me empujaba al sidecar de la moto de Bleyd.
Por unos instantes había logrado abstraerme de dónde estaba, pero un nuevo discurso de la figura angelical me lanzó la realidad a la cara de golpe. Aquello era la guerra, no había momento para sonreír. Las opciones eran escasas, no sabía bien que hacer. Fue entonces cuando Bleyd se autoproclamó Rey de Síderos. Dudé por unos instantes, pero al ver que la gente se le unía para atacar a Grum decidí que era la mejor opción. No sólo porque había demostrado ser buena persona, sino porque en su camino para alcanzar el trono me iba a ayudar a cumplir mi venganza. Tanto Grum, cómo su amigo el vikingo y el protector de Balard iban a tener que caer si Bleyd pensaba hacerse con el trono.
Estaba prácticamente decidido a apoyarle cuando tanto Aki como Dranser se manifestaron en su contra. Aunque me hubiesen dejado en una posición bastante desagradable no podía fallarles, por lo que tranquilamente dejé a la vista el colgante en el que llevaba el anillo de la organización y asentí mirando a Aki. Por suerte para mí no decidieron entrar directamente en combate con el Yonkaikyo si no que se marcharon a la sala del trono. Eso era bueno, me daba tiempo para intentar arreglar un poco la situación. Cómo miembro jurado de Xella no podía apoyar a Bleyd, o al menos no mientras él actuase libremente. Tenía que conseguir influirle de forma que acabase uniéndose a los ideales de Xella.
Sabía que iba a ser una tarea difícil, pero no me agradaba la idea de ver cómo Dranser le cortaba la cabeza mientras Aki le hacía chupar el suelo. Al fin y al cabo me había salvado. De momento empezaría por ayudarle a acabar con el maldito Grum e intentar que se centrase en acabar con los enemigos de fuera. Luego ya vería cómo lograba ponerlo en contra del gobierno.
-Muchas gracias por la atención Fluffle. Ten cuidado.- dije rascándole la cabeza una última vez.
Tras esto regeneré mis sinawali una vez más del charco de sangre que había dejado y me dispuse a tomar parte en la pelea. El objetivo principal era Grum, sin embargo, por lo que había visto, me había dado cuenta que el vikingo no paraba de interponerse para evitar que su general recibiese daño. Con esto claro decidí que debía atacarle a él para distraerlo y que mis compañeros pudiesen atacar al pretor de Sarka libremente. Esos malnacidos iban a pagar por la masacre que habían traído a la isla.
-¡Por el rey Bleyd! ¡Muerte a Grum!- clamé haciendo parecer que no era algo personal.
Tras esto tomé aliento y activé mi haki de armadura para prepararme. El ataque estaba decidido. Iba a lanzar una onda desde mi puño izquierdo hacia su pecho, pero eso no era todo. Sabía que eso no sería suficiente, por lo que además, ordené a mis sinawali que se le acercasen por detrás y le golpeasen en las alas para desestabilizarlo.
-¡General, tenemos que acabar rápido! ¡No podemos permitir que la loca genocida acabe con todo!- grité mientras golpeaba intentando que nuestro Rey me escuchase.
No sabía hasta qué punto surtiría efecto mi ataque, pues el poder de mi rival era realmente elevado. Es por eso que decidí no avanzar hacia él y me quedé esperando con el mantra activado listo para responder a su contraataque.
-Gracias.- le dije incorporándome de nuevo.
Tras esto me acompañó junto a su moto, donde se encontraba Flufle. Este parecía más contento que su dueño de verme. Era posible que al estar tan demacrado Bleyd no me hubiese reconocido y sólo hubiese actuado por decencia; sin embargo Flufle se acordaba de mí perfectamente. Me alegraba ver que en mitad de tanta destrucción aún había un ser dispuesto a dar amor. Dejando escapar una ligera sonrisa le acaricié mientras me empujaba al sidecar de la moto de Bleyd.
Por unos instantes había logrado abstraerme de dónde estaba, pero un nuevo discurso de la figura angelical me lanzó la realidad a la cara de golpe. Aquello era la guerra, no había momento para sonreír. Las opciones eran escasas, no sabía bien que hacer. Fue entonces cuando Bleyd se autoproclamó Rey de Síderos. Dudé por unos instantes, pero al ver que la gente se le unía para atacar a Grum decidí que era la mejor opción. No sólo porque había demostrado ser buena persona, sino porque en su camino para alcanzar el trono me iba a ayudar a cumplir mi venganza. Tanto Grum, cómo su amigo el vikingo y el protector de Balard iban a tener que caer si Bleyd pensaba hacerse con el trono.
Estaba prácticamente decidido a apoyarle cuando tanto Aki como Dranser se manifestaron en su contra. Aunque me hubiesen dejado en una posición bastante desagradable no podía fallarles, por lo que tranquilamente dejé a la vista el colgante en el que llevaba el anillo de la organización y asentí mirando a Aki. Por suerte para mí no decidieron entrar directamente en combate con el Yonkaikyo si no que se marcharon a la sala del trono. Eso era bueno, me daba tiempo para intentar arreglar un poco la situación. Cómo miembro jurado de Xella no podía apoyar a Bleyd, o al menos no mientras él actuase libremente. Tenía que conseguir influirle de forma que acabase uniéndose a los ideales de Xella.
Sabía que iba a ser una tarea difícil, pero no me agradaba la idea de ver cómo Dranser le cortaba la cabeza mientras Aki le hacía chupar el suelo. Al fin y al cabo me había salvado. De momento empezaría por ayudarle a acabar con el maldito Grum e intentar que se centrase en acabar con los enemigos de fuera. Luego ya vería cómo lograba ponerlo en contra del gobierno.
-Muchas gracias por la atención Fluffle. Ten cuidado.- dije rascándole la cabeza una última vez.
Tras esto regeneré mis sinawali una vez más del charco de sangre que había dejado y me dispuse a tomar parte en la pelea. El objetivo principal era Grum, sin embargo, por lo que había visto, me había dado cuenta que el vikingo no paraba de interponerse para evitar que su general recibiese daño. Con esto claro decidí que debía atacarle a él para distraerlo y que mis compañeros pudiesen atacar al pretor de Sarka libremente. Esos malnacidos iban a pagar por la masacre que habían traído a la isla.
-¡Por el rey Bleyd! ¡Muerte a Grum!- clamé haciendo parecer que no era algo personal.
Tras esto tomé aliento y activé mi haki de armadura para prepararme. El ataque estaba decidido. Iba a lanzar una onda desde mi puño izquierdo hacia su pecho, pero eso no era todo. Sabía que eso no sería suficiente, por lo que además, ordené a mis sinawali que se le acercasen por detrás y le golpeasen en las alas para desestabilizarlo.
-¡General, tenemos que acabar rápido! ¡No podemos permitir que la loca genocida acabe con todo!- grité mientras golpeaba intentando que nuestro Rey me escuchase.
No sabía hasta qué punto surtiría efecto mi ataque, pues el poder de mi rival era realmente elevado. Es por eso que decidí no avanzar hacia él y me quedé esperando con el mantra activado listo para responder a su contraataque.
- Interior palacio:
- Blablabla, gracias Bleyd, Fluffle bonico. Decidir que me conviene apoyar a Bleyd para cumplir mi venganza. Ver que mis compis de Xella no están de acuerdo. Decidir quedarme con Bleyd para intentar llevarmelo al lado oscuro. Atacar a Worgulv para que los demás puedan golpear a Grum sin problemas.
- Cosas:
- Haki de mantra y observación entrenados.
Sigilo x3, agilidad x3, velocidad x2, reflejos x2.
Análisis: tras observar el terreno durante un rato (1 post) se obtiene información útil sobre él, por lo que se obtiene un x1,5 en agilidad, velocidad y reflejos mientras estés en la zona.
Rabia: al recibir daño en combate o ser enfadado Raghersir puede desatar su rabia, aumentando así su fuerza y su resistencia un 100% durante dos turnos (tiene recarga de uso).
Pasiva precisión de golpeo (aparato respiratorio): el combatiente tiene suficiente precisión para atacar las zonas sensibles del adversario, por lo que puede atacar a las zonas que afectan al sistema respiratorio, perjudicando el funcionamiento de este. El daño será el de un golpe normal, pero reducirá la velocidad y resistencia del oponente x0,75 (reducción no acumulable). El efecto es curable, pero se podrá volver a aplicar con el siguiente ataque.
Manual Genkidama: enseña una técnica de lanzamiento de ondas de choque. Esta técnica consiste en la capacidad de lanzamiento de ondas de choque con una parte del cuerpo. Esta onda no será capaz de hender el acero, y su perímetro evolucionará según la distancia recorrida. Su distancia máxima es de cinco metros, y un metro más cada diez niveles.
Manual Puppet Master: este manual enseña una técnica de control a distancia de tus armas. Esta técnica es libre siempre que se cumplan una serie de limitaciones (Rango máximo de 10 metros, más uno cada diez niveles. Sólo un arma a la vez. El arma tan sólo puede ejecutar movimientos sencillos.)
Seguro que hay cosas que se me olvidan, pero esto es lo más importante.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Castor se frenó al ver lo que estaba ocurriendo en la zona. Cuando notó a su compañera bajarse de su espalda se irguió un poco y se quedó observando fijamente la situación. Muchos ataques en área, una pretora buenorra casi desnuda que hizo al asesino suspirar conteniéndose. Luego decían que las violaban, normal. Negó con la cabeza y par de veces y permaneció en silencio. Bastante había aguantado ya cuando Azula le dijo que iba a haber bailarinas en aquella celebración que no pensaba perderse. Entonces el agente mostró una expresión calmada y simplemente introdujo las manos en sus bolsillos. En otro tiempo se habría puesto a disparar a lo loco, pero se notaba que tenía más cabeza.
- El placer es algo fabuloso, Azuli-chan. Estaré el primero en esa celebración y me temo que no voy a pasar desapercibido.
De hecho, podían irse ya de fiesta y que le dieran por culo a todo. Negó un par de veces y decidió ver lo que ocurría en aquel sitio. No le interesaba mucho y había ido perdiendo las ganas poco a poco. Cuando la avalancha de ataques hubo pasado, empezó a caminar hacia la plaza con total normalidad y con la chica a su lado si le seguía. Entonces clavó su mirada en lo que parecía ser una especie de árbol humanoide que le dejó alucinado. Recordó entonces en sus informes haber escuchado hablar de él. Sabía que era de la marina, pero desconocía su cargo y por eso mismo empezó a acercarse a él.
- Poneos el chubasquero, que viene el perro ¿Qué pasa tronco? – Mencionó riendo mientras se colocaba cerca de aquel hombre árbol. – Agente sesenta y nueve presente, señor marine. Cuénteme algo divertido que podamos hacer para ayudarle.
Dijo el asesino mientras mantenía una mirada sonriente en todo momento y desplegaba su haki de observación por toda la zona. Entonces se fijó en la pretora medio desnuda y no tardó en soltar un enorme suspiro mientras empezaba a gruñir como un jabalí en celo mirándola. De hecho, miró a Azula con cara de pena.
- ¿Por qué el mundo es así? ¿Has visto cómo está? La madre que la parió…
- El placer es algo fabuloso, Azuli-chan. Estaré el primero en esa celebración y me temo que no voy a pasar desapercibido.
De hecho, podían irse ya de fiesta y que le dieran por culo a todo. Negó un par de veces y decidió ver lo que ocurría en aquel sitio. No le interesaba mucho y había ido perdiendo las ganas poco a poco. Cuando la avalancha de ataques hubo pasado, empezó a caminar hacia la plaza con total normalidad y con la chica a su lado si le seguía. Entonces clavó su mirada en lo que parecía ser una especie de árbol humanoide que le dejó alucinado. Recordó entonces en sus informes haber escuchado hablar de él. Sabía que era de la marina, pero desconocía su cargo y por eso mismo empezó a acercarse a él.
- Poneos el chubasquero, que viene el perro ¿Qué pasa tronco? – Mencionó riendo mientras se colocaba cerca de aquel hombre árbol. – Agente sesenta y nueve presente, señor marine. Cuénteme algo divertido que podamos hacer para ayudarle.
Dijo el asesino mientras mantenía una mirada sonriente en todo momento y desplegaba su haki de observación por toda la zona. Entonces se fijó en la pretora medio desnuda y no tardó en soltar un enorme suspiro mientras empezaba a gruñir como un jabalí en celo mirándola. De hecho, miró a Azula con cara de pena.
- ¿Por qué el mundo es así? ¿Has visto cómo está? La madre que la parió…
- Exterior Palacio [KODAMA LEE]:
- Hablar con Kodama y soñar con el cuerpo de Balarad.
Dexter Black
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
-Espero encontrar una respuesta- respondió Dexter cuando el Marine le preguntó. Lo cierto era que tras todo el tiempo que caminaron apenas se dirigieron la palabra. La tensión se había hecho más que palpable y sólo dio órdenes. Se volvía algo mandón en aquellos casos, aunque qué le iba a hacer. No podía permitir que otros muriesen por él-. ¿Por qué estamos aquí? Por qué luchamos, esas co...
Fue interrumpido súbitamente por aquel marine dueño de un prostíbulo, el tal Gusi. No quería molestar, y sin embargo se metió en medio de tres personas de más de dos metros, toda su banda y los demás acompañantes. En realidad no podía decir que estuviese siendo un incordio, sólo buscaba entre los tesoros con un afán casi enfermizo, y no impidió en absoluto que el esqueleto se adentrara y cogiera el libro sobre el sagrario, haciendo que la esfera sobre él cayera y se acercara rodando a sus pies.
-Qué curioso- comentó, agachándose para recoger la esfera. Era hermosa y delicada, sutil y suave, perfectamente pulida y una única pluma parecía levitar en su interior, como si estuviese viva. Por alguna razón lo hacía sentir lleno de calma, como si inundase su corazón de serenidad, y miró a Madara. Estaba seguro de que estaría con los ojos como platos, entre ensimismado con las riquezas y controlando un ataque de ira porque otros tocasen su oro-. Esto me lo quedo yo, si no te importa- le dijo, alzando la bola de cristal-. El resto todo tuyo, si quieres.
Se hizo a un lado para que quien quisiera pudiera entrar y, de paso, salir él. El Marine chapero había terminado de buscar y sus compañeros se mantenían cautos en la lejanía, sin saber muy bien qué debían hacer. Iba a acercarse a Gusi entrando de nuevo, pero entonces una voz sonó en su cabeza. El cielo se volvió rojo como la sangre y la nube que él mismo había invocado tomó la misma tonalidad manchada y densa mientras en sus oídos resonaba esa voz. Linvana, ¿Quién era? No había que ser un genio para llegar a la conclusión de que se trataba del ángel, y no le gustaron las palabras que le dirigió.
-Nadie amenaza a mi familia- masticó mientras su cuerpo se iba transformando. Las manos tocaron el suelo al tiempo que dos poderosas garras ocuparon su lugar, y las zarpas traseras arañaron el suelo de la isla, surcándola con sus uñas mientras sobre sus hombros dos alas acorazadas nacían, majestuosas. Su cuello se alargó y su cabeza se agrandó, volviéndose sus dientes poderosos colmillos. Su espalda se estiró, y una cola de brillo zafíreo ondeó por un momento. Se hincó de rodillas-. Equipo Zafiro, Blue Rose Pirates... Kedra, es hora de terminar esta guerra.
Su voz había sonado gutural y profunda, grave y ancestral. Sus alas bajas los invitaban a subirse sobre él, y tras un momento esperando a que montaran azotó el aire batiendo sus alas. Se elevó torpemente en el aire, cuidadoso de no avanzar sino ascender, y trató de mantenerse estable todo el largo trecho que lo separaba de un vuelo sin complicaciones. Una vez en aire libre comenzó a planear velozmente, advirtiendo con su Haki de Observación hacia dónde se dirigían las presencias más poderosas y viendo con sus ojos el avance de las tropas sobre la capital. Aceleró el vuelo.
Aterrizó sobre el suelo lleno de hojas, un contraste importante respecto al rojo que se extendía sobre sus cabezas, y no supo si le gustó o no lo que vio ante él. Kodama frente a la mujer alada, junto a otra de cabello rubio y una espada de fuego, apenas vestida con una túnica de lo que parecía... ¿Seda? Mala idea para ir a una guerra ponerse eso, ¿Pero quién era él para decidir sobre moda o comodidad? Cada uno con lo suyo. Volvió a su forma humana dejando a sus compañeros en el suelo y miró hacia el palacio. Sentía las presencias de Bleyd, Aki y, la más conocida, Worgulv.
-Deathstroke, ve a ayudarlo- dijo, únicamente. Él ya sabría.
Avanzó hacia la zona, pero se quedó quieto. El combate estaba empezando, y el hombre árbol luchaba de forma extremadamente hábil. Siempre lo había imaginado torpe, pero se movía con gracilidad, y a la espalda de la guardiana otro hombre atacaba, intentando acorralarla. Dudaba si funcionaría, pero aún quedaban diez minutos para todo aquello. Se mantuvo de pie, expectante, esperando que alguien hiciese un movimiento en falso.
-No pasarán diez minutos- su voz fue potente y clara. Esperaba captar la atención de la mujer alada-. Termina con esta locura o enfréntate a las consecuencias.
Llevó la mano a su espalda y sacó el bastón de nuevo, dejando el orbe colgar de un zurrón improvisado hecho con retales de su pantalón. Ahora, sin ilusiones activas, se veía su ropa en un aspecto lamentable, pero sus heridas habían curado y el turbo le había repuesto sus energías. Podía luchar hasta las últimas consecuencias.
-Kedra, sigue a Deathstroke- no miró atrás-. Puede que me equivocara contigo. Hinori, más tarde hablaremos. De momento cuida de esos dos cabezas de chorlito- esperaba que por una vez hiciese caso-. Zuko, eres demasiado peligroso para mi amigo si luchas aquí. Pero dentro tienes un enemigo fuerte- podía sentir aquella presencia colosal. Si sólo quedaban dos pretores, uno de ellos debía ser ése-. Sans, este sitio es peligroso. No quiero que pases un mal rato, así que... Ve con ellos. Descubre cómo funciona el trono, y cuando lo sepas la guerra habrá tenido fin.
Su cabello se volvió azul, y una cornamenta ósea creció en su cabeza. Escamas surcaron sus brazos y piernas, y una larga cola se formó en su espalda. "Indra Dekrit", dijo en su mente mientras adoptaba la forma, y trató de llevar las nubes a su estado anterior, negras. Eran sus nubes, era su tormenta. Era su poder, y nadie amenazaba a sus seres queridos. Nunca más.
Fue interrumpido súbitamente por aquel marine dueño de un prostíbulo, el tal Gusi. No quería molestar, y sin embargo se metió en medio de tres personas de más de dos metros, toda su banda y los demás acompañantes. En realidad no podía decir que estuviese siendo un incordio, sólo buscaba entre los tesoros con un afán casi enfermizo, y no impidió en absoluto que el esqueleto se adentrara y cogiera el libro sobre el sagrario, haciendo que la esfera sobre él cayera y se acercara rodando a sus pies.
-Qué curioso- comentó, agachándose para recoger la esfera. Era hermosa y delicada, sutil y suave, perfectamente pulida y una única pluma parecía levitar en su interior, como si estuviese viva. Por alguna razón lo hacía sentir lleno de calma, como si inundase su corazón de serenidad, y miró a Madara. Estaba seguro de que estaría con los ojos como platos, entre ensimismado con las riquezas y controlando un ataque de ira porque otros tocasen su oro-. Esto me lo quedo yo, si no te importa- le dijo, alzando la bola de cristal-. El resto todo tuyo, si quieres.
Se hizo a un lado para que quien quisiera pudiera entrar y, de paso, salir él. El Marine chapero había terminado de buscar y sus compañeros se mantenían cautos en la lejanía, sin saber muy bien qué debían hacer. Iba a acercarse a Gusi entrando de nuevo, pero entonces una voz sonó en su cabeza. El cielo se volvió rojo como la sangre y la nube que él mismo había invocado tomó la misma tonalidad manchada y densa mientras en sus oídos resonaba esa voz. Linvana, ¿Quién era? No había que ser un genio para llegar a la conclusión de que se trataba del ángel, y no le gustaron las palabras que le dirigió.
-Nadie amenaza a mi familia- masticó mientras su cuerpo se iba transformando. Las manos tocaron el suelo al tiempo que dos poderosas garras ocuparon su lugar, y las zarpas traseras arañaron el suelo de la isla, surcándola con sus uñas mientras sobre sus hombros dos alas acorazadas nacían, majestuosas. Su cuello se alargó y su cabeza se agrandó, volviéndose sus dientes poderosos colmillos. Su espalda se estiró, y una cola de brillo zafíreo ondeó por un momento. Se hincó de rodillas-. Equipo Zafiro, Blue Rose Pirates... Kedra, es hora de terminar esta guerra.
Su voz había sonado gutural y profunda, grave y ancestral. Sus alas bajas los invitaban a subirse sobre él, y tras un momento esperando a que montaran azotó el aire batiendo sus alas. Se elevó torpemente en el aire, cuidadoso de no avanzar sino ascender, y trató de mantenerse estable todo el largo trecho que lo separaba de un vuelo sin complicaciones. Una vez en aire libre comenzó a planear velozmente, advirtiendo con su Haki de Observación hacia dónde se dirigían las presencias más poderosas y viendo con sus ojos el avance de las tropas sobre la capital. Aceleró el vuelo.
Aterrizó sobre el suelo lleno de hojas, un contraste importante respecto al rojo que se extendía sobre sus cabezas, y no supo si le gustó o no lo que vio ante él. Kodama frente a la mujer alada, junto a otra de cabello rubio y una espada de fuego, apenas vestida con una túnica de lo que parecía... ¿Seda? Mala idea para ir a una guerra ponerse eso, ¿Pero quién era él para decidir sobre moda o comodidad? Cada uno con lo suyo. Volvió a su forma humana dejando a sus compañeros en el suelo y miró hacia el palacio. Sentía las presencias de Bleyd, Aki y, la más conocida, Worgulv.
-Deathstroke, ve a ayudarlo- dijo, únicamente. Él ya sabría.
Avanzó hacia la zona, pero se quedó quieto. El combate estaba empezando, y el hombre árbol luchaba de forma extremadamente hábil. Siempre lo había imaginado torpe, pero se movía con gracilidad, y a la espalda de la guardiana otro hombre atacaba, intentando acorralarla. Dudaba si funcionaría, pero aún quedaban diez minutos para todo aquello. Se mantuvo de pie, expectante, esperando que alguien hiciese un movimiento en falso.
-No pasarán diez minutos- su voz fue potente y clara. Esperaba captar la atención de la mujer alada-. Termina con esta locura o enfréntate a las consecuencias.
Llevó la mano a su espalda y sacó el bastón de nuevo, dejando el orbe colgar de un zurrón improvisado hecho con retales de su pantalón. Ahora, sin ilusiones activas, se veía su ropa en un aspecto lamentable, pero sus heridas habían curado y el turbo le había repuesto sus energías. Podía luchar hasta las últimas consecuencias.
-Kedra, sigue a Deathstroke- no miró atrás-. Puede que me equivocara contigo. Hinori, más tarde hablaremos. De momento cuida de esos dos cabezas de chorlito- esperaba que por una vez hiciese caso-. Zuko, eres demasiado peligroso para mi amigo si luchas aquí. Pero dentro tienes un enemigo fuerte- podía sentir aquella presencia colosal. Si sólo quedaban dos pretores, uno de ellos debía ser ése-. Sans, este sitio es peligroso. No quiero que pases un mal rato, así que... Ve con ellos. Descubre cómo funciona el trono, y cuando lo sepas la guerra habrá tenido fin.
Su cabello se volvió azul, y una cornamenta ósea creció en su cabeza. Escamas surcaron sus brazos y piernas, y una larga cola se formó en su espalda. "Indra Dekrit", dijo en su mente mientras adoptaba la forma, y trató de llevar las nubes a su estado anterior, negras. Eran sus nubes, era su tormenta. Era su poder, y nadie amenazaba a sus seres queridos. Nunca más.
- Afueras de palacio:
- Coger el cachivache, ir a las afueras de palacio, transformarme en Indra Dekrit y observar.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El lobo observaba tranquilamente el agujero que se había formado en el suelo. Su mirada se desvió hacia lo profundo cuando detectó el olor de ciertas personas que conocía en él. Kedra estaba entre ellos y eso le hizo mostrar una sonrisa tranquila. Continuaba sin saber nada del vampiro, pero por lo menos ya iba reuniéndose con los demás tras la dura batalla contra el pájaro. Entonces escuchó aquella voz que hizo al chico lobo alzar una ceja. De modo que las cosas estaban por ponerse feas. A su mente vino la imagen de Zero, su hijo. El capullo también estaba en la isla, pero se había infiltrado en el bando contrario según sabía. No podía dejar que lo dañaran de ninguna forma. Fue entonces cuando los ojos del chico se fijaron en la enorme silueta que salió de la nada.
Pudo reconocer el olor de su hermano y eso provocó que alzase el vuelo con aquellas alas oscuras que salieron de su espalda. Salió disparado detrás de ellos con una sonrisa y no tardó nada en aterrizar en la plaza junto a ellos. El dragón dio unas órdenes que hicieron que el cadejo fuese hacia el palacio junto a otros. Drake entonces se sorprendió mirando la situación que se estaba dando entre el tal Dexter. Sabía de su fama y lo había visto en el incidente Marijoa mientras él luchaba con aquel Gyojin asesino. Le dirigió una mirada calmada y se dio cuenta de que también había un tipo mitad árbol con una presencia a tener en cuenta. Entonces fue cuando vio la transformación del yonkou. Él no se iba a quedar atrás y no tardó en sonreír de forma siniestra.
- Hace tiempo que deseaba enfrentarme a ti, yonkou, pero me temo que primero deberemos divertirnos juntos en la misma batalla.
Dijo al mismo tiempo que un aura azulada se formaba a su alrededor. Los cabellos del chico lobo empezaron a crecer hasta que una melena rojiza llegó hasta la mitad de su espalda. El color de sus ojos cambiaron a un tono azulado y su cuerpo se recubrió de pelo salvo por la zona del rostro, los pectorales y los abdominales. Una cola de lobo surgió de la parte baja de su espalda y su musculatura aumentó de forma considerable. Ahora estaba en su forma Lobo Legendario y su fuerza era la misma que cuando ingería tres rumbles. Solo iba a poder mantenerla un solo ataque debido al nivel de poder que requería, por lo que se colocó junto a Dexter alzando los puños y en posición de pelea.
- ¿Estás listo? – Dijo mostrando sus afilados colmillos y esperando su reacción.
Pudo reconocer el olor de su hermano y eso provocó que alzase el vuelo con aquellas alas oscuras que salieron de su espalda. Salió disparado detrás de ellos con una sonrisa y no tardó nada en aterrizar en la plaza junto a ellos. El dragón dio unas órdenes que hicieron que el cadejo fuese hacia el palacio junto a otros. Drake entonces se sorprendió mirando la situación que se estaba dando entre el tal Dexter. Sabía de su fama y lo había visto en el incidente Marijoa mientras él luchaba con aquel Gyojin asesino. Le dirigió una mirada calmada y se dio cuenta de que también había un tipo mitad árbol con una presencia a tener en cuenta. Entonces fue cuando vio la transformación del yonkou. Él no se iba a quedar atrás y no tardó en sonreír de forma siniestra.
- Hace tiempo que deseaba enfrentarme a ti, yonkou, pero me temo que primero deberemos divertirnos juntos en la misma batalla.
Dijo al mismo tiempo que un aura azulada se formaba a su alrededor. Los cabellos del chico lobo empezaron a crecer hasta que una melena rojiza llegó hasta la mitad de su espalda. El color de sus ojos cambiaron a un tono azulado y su cuerpo se recubrió de pelo salvo por la zona del rostro, los pectorales y los abdominales. Una cola de lobo surgió de la parte baja de su espalda y su musculatura aumentó de forma considerable. Ahora estaba en su forma Lobo Legendario y su fuerza era la misma que cuando ingería tres rumbles. Solo iba a poder mantenerla un solo ataque debido al nivel de poder que requería, por lo que se colocó junto a Dexter alzando los puños y en posición de pelea.
- ¿Estás listo? – Dijo mostrando sus afilados colmillos y esperando su reacción.
- Exterior palacio:
- Colocarse junto a Dexter en forma lobo legendario (gogeta super saiyan 4 (?) ) para pelear junto a él atento a todo
Deathstroke
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El capitán y el hombre al que le había prometido el oro del país entraron en la capilla y yo detrás de ellos, más por curiosidad que por interés, y dentro de esta una gran cantidad de tesoros, lo que haría que el mercenario estaría encantado del descubrimiento, “bueno, ya casi hemos terminado, ¿ahora qué queda?” pensé mientras me quedaba en la entrada de la capilla, no me interesaban los tesoros, pero ví unos brazaletes que sabía de alguien a quien le podrían interesar. De pronto escuché una voz era la de una mujer, la cual se presentó como Linvana, posiblemente fuese el ángel que había aparecido antes por sus palabras y la longevidad de la se jactó, miré hacia el cielo y las nubes de tormenta se tornaron de un color rojizo, parecía ser alguien más amable que Beros, pero solo lo parecía pues la cagó con sus palabras.
Nos había amenazado a toda la isla con la muerte si no nos largábamos en diez minutos, esto le sentó muy mal al capitán quien salió de la capilla, la cosa me pareció que se puso más seria aún, el capitán salió volando y yo a su lado, además aproveché para comenzar a cargar el escudo del brazo derecho mientras volábamos, el lugar de llegada fue la plaza de lo que parecía un palacio con una estructura enorme, como lo había sido la catedral antes de ser destruida. El lugar estaba lleno de hojas, un hombre árbol junto a una mujer rubia que apenas vestida, pareciendo más civil que guerrera y posiblemente este la estuviese poniendo a salvo, y una mujer pelirroja que emitía una gran presencia. Desenfundé el bo para luchar pero el capitán me mandó junto a otros aliados al interior de la enorme estructura, donde sentía también unas cuantas presencias una muy poderosa y la de ni más ni menos que el vikingo, hecho que me hizo sacar una sonrisa bajo la máscara.
-Será un placer capitán – y con un batir de alas me dirigí a toda velocidad al interior del edificio para encontrarme con mi compañero.
Dentro estaba todo bastante calmado para la que se podía estar preparando teniendo en cuenta el número de personas que había dentro, pude reconocer al tipo hablador que estuvo en la reunión cuando nos opusimos a Zilda, y al igual que como lo conocí estaba hablando al que nombró como pretor, el tipo que emitía una poderosa presencia.
-Es cierto le superáis en número y armamento, pero si no sabéis aprovecharlo eso dará igual, podéis luchar contra él a mi no me importa y perdón por interrumpir tu gran discurso, chico – dije al entrar y escuchar tipo hablador – por cierto, me alegro de verte Worgulv, ¿Qué tal estás? Me han ordenado que venga a ayudarte – en realidad era protegerle pero decirle eso sería insultarle y en caso de combate me centraría en su protección.
Las palabras de aquel tipo habían tenido un gran efecto y algunos de los que estaban se colocaron a su lado en señal de apoyo, en cambio hubo una chica pelirroja y otro tipo que no les terminó de parecer bien y no se aliaron a él pero tampoco irían contra él. Uno de los que estaba a favor del parlanchín usó el haki del rey en la sala y otro pude saber con el haki de observación que atacaría al vikingo, me interpuse en sus caminos y activé el brazo derecho creando el escudo, el cual imbuí en haki de armadura para que resistiese sin problemas el ataque del tipo y a la vez que hice eso usé mi haki del conquistador sobre el grupo del parlanchín.
-Lo diré una sola vez, y espero ser claro. La guerra ha concluido, ahora marchaos, y se lo digo a todos los presentes, incluido a tu pretor Grum – le dije señalándole – aquel que quiera seguir combatiendo lo hará contra mí. Los que hayan venido conmigo – dije refiriéndome a los que había mencionado el capitán antes de entrar – mi función es la de ayudar al vikingo así que iré contra sus enemigos y a por quien quiera acabar con él.
-Por cierto amigo mío – le dije mentalmente a Worgulv – encontré esto por ahí tirado a lo mejor te gustan – le dije mientras le tendía los brazaletes que le iba a dar tras la guerra.
Nos había amenazado a toda la isla con la muerte si no nos largábamos en diez minutos, esto le sentó muy mal al capitán quien salió de la capilla, la cosa me pareció que se puso más seria aún, el capitán salió volando y yo a su lado, además aproveché para comenzar a cargar el escudo del brazo derecho mientras volábamos, el lugar de llegada fue la plaza de lo que parecía un palacio con una estructura enorme, como lo había sido la catedral antes de ser destruida. El lugar estaba lleno de hojas, un hombre árbol junto a una mujer rubia que apenas vestida, pareciendo más civil que guerrera y posiblemente este la estuviese poniendo a salvo, y una mujer pelirroja que emitía una gran presencia. Desenfundé el bo para luchar pero el capitán me mandó junto a otros aliados al interior de la enorme estructura, donde sentía también unas cuantas presencias una muy poderosa y la de ni más ni menos que el vikingo, hecho que me hizo sacar una sonrisa bajo la máscara.
-Será un placer capitán – y con un batir de alas me dirigí a toda velocidad al interior del edificio para encontrarme con mi compañero.
Dentro estaba todo bastante calmado para la que se podía estar preparando teniendo en cuenta el número de personas que había dentro, pude reconocer al tipo hablador que estuvo en la reunión cuando nos opusimos a Zilda, y al igual que como lo conocí estaba hablando al que nombró como pretor, el tipo que emitía una poderosa presencia.
-Es cierto le superáis en número y armamento, pero si no sabéis aprovecharlo eso dará igual, podéis luchar contra él a mi no me importa y perdón por interrumpir tu gran discurso, chico – dije al entrar y escuchar tipo hablador – por cierto, me alegro de verte Worgulv, ¿Qué tal estás? Me han ordenado que venga a ayudarte – en realidad era protegerle pero decirle eso sería insultarle y en caso de combate me centraría en su protección.
Las palabras de aquel tipo habían tenido un gran efecto y algunos de los que estaban se colocaron a su lado en señal de apoyo, en cambio hubo una chica pelirroja y otro tipo que no les terminó de parecer bien y no se aliaron a él pero tampoco irían contra él. Uno de los que estaba a favor del parlanchín usó el haki del rey en la sala y otro pude saber con el haki de observación que atacaría al vikingo, me interpuse en sus caminos y activé el brazo derecho creando el escudo, el cual imbuí en haki de armadura para que resistiese sin problemas el ataque del tipo y a la vez que hice eso usé mi haki del conquistador sobre el grupo del parlanchín.
-Lo diré una sola vez, y espero ser claro. La guerra ha concluido, ahora marchaos, y se lo digo a todos los presentes, incluido a tu pretor Grum – le dije señalándole – aquel que quiera seguir combatiendo lo hará contra mí. Los que hayan venido conmigo – dije refiriéndome a los que había mencionado el capitán antes de entrar – mi función es la de ayudar al vikingo así que iré contra sus enemigos y a por quien quiera acabar con él.
-Por cierto amigo mío – le dije mentalmente a Worgulv – encontré esto por ahí tirado a lo mejor te gustan – le dije mientras le tendía los brazaletes que le iba a dar tras la guerra.
- resumen capilla e interior del palacio:
- quedarme a la entrada de la capilla; volar hasta el palacio con Dexter y el resto, entrar al palacio para proteger a Worgulv y prepararla parda
- cosas usadas:
- Haki de observación superior
Haki de armadura desarrollado
Haki del rey (sobre Bleyd y su grupito de seguidores)
Akuma en forma completa (x25 a velocidad Fuerza y resistencia y x8reflejos)
Técnica pasiva desinhibidos muscular
Técnica pasiva interconexión perfecta
PUs:-fuerza aumenta un 50%
-x8 a fuerza.
-x11 a resistencia
-x6 a velocidad
Armadura:
Máscara con Proyección y analizador (pasivo): puede ver la proyección de objetos que han sido lanzados, viendo en la pantalla la trayectoria que lleva el proyectil desde que salió o se vio, el lugar en el que se encuentra en ese momento y el lugar que tendrá unos momentos después.
En toda la superficie del casco detectores de movimiento que actúan en un radio de 10 metros alrededor de la cabeza.
Visión de impulsos eléctricos: con este tipo de vista, se pueden ve los pulsos eléctricos de lo que esté mirando, puede detectar impulsos eléctricos de una intensidad mínima que es igual a la intensidad de los impulsos eléctricos del cuerpo humano, pudiendo ver como se mueve el impulso desde el cerebro hasta un musculo, esta vista requiere bastante concentración.
ATSURYOKU ZENWAN: (brazo derecho de Deathstroke) turno 1
Para más información mirar ficha
Eichi Tsukasa
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El pelirrojo parpadeó al sentir como la chica le abrazaba como si no hubiera mañana. Bueno... eso no se lo esperaba. Milena no era alguien que se expresara de esa forma (salvo en contadas ocasiones), por lo que eso le tomó un poco por sorpresa. Además de eso... no pudo negar que sintió algo de incomodidad por el contacto físico. Si bien esta no era la primera vez en la que se encontraba en una situación así con ella, si lo era siendo solo Eichi. Las veces anteriores se vio influenciado por los rasgos de su otro yo, pero ahora su esencia era completamente original... Y, ahora que lo pensaba, Milena nunca había tenido que lidiar con el original. Al contrario de su otro yo, él era mucho más callado y retraído. Para su desgracia, la timidez era algo predominante en él desde que tenía uso de razón. No llegaba al nivel de antaño, pero si era algo que pudiera notarse. Si se hubiera tratado de una desconocida, probablemente su primera reacción abría sido la de alejarse y de esconderse detrás de algo.
En eso, notó que la pelirroja temblaba levemente. Eichi frunció levemente el ceño al notar eso, puesto que podía entender lo que pasaba. Milena no estaba llorando, pero estaba al borde de hacerlo. ¿Qué mierda le había pasado para quedar así? Si bien había tratado con ella en sus periodos de invulnerabilidad, esta era la primera vez que la veía tan frustrada y triste... Y tenía el leve presentimiento de quien tenía la culpa de todo esto. El joven suspiró y acarició levemente su espalda para poder tranquilizarla un poco, ignorando las palabras que venían del cielo. Ya no tenía nada más que hacer en esta isla. Lo intentó y había llegado a su límite. Una vez que su transformación se deshiciera, no podría volver a pelear durante algún tiempo. Además... la pelirroja era mucho más importe que una estúpida guerra sin sentido.
Al cabo de unos segundos, la joven rompió el abrazo y miró fijamente al suelo. Eichi frunció levemente el ceño mientras esperaba alguna respuesta suya, al tiempo que usaba su mantra para vigilar a... lo que sea esa cosa que se encuentre detrás de los arbustos. Sinceramente, no quería más sorpresas de ese tipo ahora. Al escuchar lo que dijo la pelirroja, el joven parpadeó y ladeó su cabeza, al tiempo que lentamente sentía como su ira y frustración iba creciendo. Entendió perfectamente lo que quiso decir, pero... Se negaba a creer que existiera alguien tan ruin para abandonar a Milena, más en su estado actual. Si interpretaba bien lo que quiso decir la científica, entonces...
Eichi tragó en seco y negó con la cabeza. Ya abría tiempo para entrar en detalles, lo primero que había hacer era sacar a Milena de allí y encontrar alguna forma de salir de la isla. No se preocupaba por Alice en lo más mínimo. Al contrario de él, que era un lobo solitario en su mayor parte, la albina tenía el respaldo del gobierno y de un Yonkaikyo a su espalda. No, ella estaba bien protegida.
– No... no sé que decir – habló suave y lentamente el pelirrojo, al tiempo que acariciaba un poco el hombro de la pelirroja. – No te voy a presionar, eres libre de querer contarme lo que sucedió o no, pero – Eichi le tendió la mano mientras clavaba sus orbes rojos como el rubí en la joven. – Primero hay que salir de aquí – si accedía a su petición, la tomaría de forma suave y se alejaría volando, lejos de la dirección desde donde vino. Al mismo tiempo, estaba pendiente por si esa cosa decidía ponerse completamente hostil.
En eso, notó que la pelirroja temblaba levemente. Eichi frunció levemente el ceño al notar eso, puesto que podía entender lo que pasaba. Milena no estaba llorando, pero estaba al borde de hacerlo. ¿Qué mierda le había pasado para quedar así? Si bien había tratado con ella en sus periodos de invulnerabilidad, esta era la primera vez que la veía tan frustrada y triste... Y tenía el leve presentimiento de quien tenía la culpa de todo esto. El joven suspiró y acarició levemente su espalda para poder tranquilizarla un poco, ignorando las palabras que venían del cielo. Ya no tenía nada más que hacer en esta isla. Lo intentó y había llegado a su límite. Una vez que su transformación se deshiciera, no podría volver a pelear durante algún tiempo. Además... la pelirroja era mucho más importe que una estúpida guerra sin sentido.
Al cabo de unos segundos, la joven rompió el abrazo y miró fijamente al suelo. Eichi frunció levemente el ceño mientras esperaba alguna respuesta suya, al tiempo que usaba su mantra para vigilar a... lo que sea esa cosa que se encuentre detrás de los arbustos. Sinceramente, no quería más sorpresas de ese tipo ahora. Al escuchar lo que dijo la pelirroja, el joven parpadeó y ladeó su cabeza, al tiempo que lentamente sentía como su ira y frustración iba creciendo. Entendió perfectamente lo que quiso decir, pero... Se negaba a creer que existiera alguien tan ruin para abandonar a Milena, más en su estado actual. Si interpretaba bien lo que quiso decir la científica, entonces...
Eichi tragó en seco y negó con la cabeza. Ya abría tiempo para entrar en detalles, lo primero que había hacer era sacar a Milena de allí y encontrar alguna forma de salir de la isla. No se preocupaba por Alice en lo más mínimo. Al contrario de él, que era un lobo solitario en su mayor parte, la albina tenía el respaldo del gobierno y de un Yonkaikyo a su espalda. No, ella estaba bien protegida.
– No... no sé que decir – habló suave y lentamente el pelirrojo, al tiempo que acariciaba un poco el hombro de la pelirroja. – No te voy a presionar, eres libre de querer contarme lo que sucedió o no, pero – Eichi le tendió la mano mientras clavaba sus orbes rojos como el rubí en la joven. – Primero hay que salir de aquí – si accedía a su petición, la tomaría de forma suave y se alejaría volando, lejos de la dirección desde donde vino. Al mismo tiempo, estaba pendiente por si esa cosa decidía ponerse completamente hostil.
- Balt:
- Pensamientos varios ahora que vuelve a ser completamente él mismo, reconfortar un poco a Milena y preguntarle si quiere alejarse de allí. Usar su mantra para estar pendiente de... lo que sea que este detrás de los arbustos
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
– Me temo que no puedo permitirlo…
Dijo en ese momento el moreno mientras de su chaqueta sacaba sus ninjatos de alta calidad, los cuales estaban llenos de sangre debido a la batalla. Tal vez no poseía el poder de aquellas personas, pero sabía de sobra que el vikingo era su aliado en aquella batalla y no podía dejarlo tirado. Se apresuró a colocarse entre él y el atacante que iba por él, pero entonces notó una presencia imponente en la sala. No pudo evitar quedar asombrado, pero aquel poder quedó en ridículo frente al otro que surgió momentos después. Un tipo enmascarado apareció de la nada al mismo tiempo que bloqueaba los ataques con una especie de escudo. Las palabras que dijo le parecieron coherentes.
Un leve aplauso se escuchó entonces en la sala, el cual venía de Kotaro, el cual observaba con una mirada fría a los tipos que tenía frente a sus ojos. Parecían estar aliándose con el tal miembro del gobierno, pero allí no tenían poder. Las habladurías del yonkaikyo no le parecieron correctas y por ello no pudo evitar reír un poco. Quedó al lado izquierdo de Worgulv, apuntando hacia aquellos tipos con sus dos ninjatos y sonriendo de forma amable.
- Si deseáis joder a mi colega el vikingo sin brazo, me temo que voy a tener que mostraros un par de juegos. No es nada justo que ataquéis entre varios a uno. – Mencionó al mismo tiempo que lanzaba una mirada fiera hacia ellos.
Kotaro sabía que estaba entre monstruos, pero por algo iba a cobrar. Lo malo era que si Grum también era echado podría perder su dinero. Simplemente no se metería con el hombre de la espada motosierra y se dedicaría a ayudar a aquella persona que tan bien le había caído en la batalla. No todos los días conocía a personas así. Entonces trató de saber los miedos de sus rivales con la mirada.
Dijo en ese momento el moreno mientras de su chaqueta sacaba sus ninjatos de alta calidad, los cuales estaban llenos de sangre debido a la batalla. Tal vez no poseía el poder de aquellas personas, pero sabía de sobra que el vikingo era su aliado en aquella batalla y no podía dejarlo tirado. Se apresuró a colocarse entre él y el atacante que iba por él, pero entonces notó una presencia imponente en la sala. No pudo evitar quedar asombrado, pero aquel poder quedó en ridículo frente al otro que surgió momentos después. Un tipo enmascarado apareció de la nada al mismo tiempo que bloqueaba los ataques con una especie de escudo. Las palabras que dijo le parecieron coherentes.
Un leve aplauso se escuchó entonces en la sala, el cual venía de Kotaro, el cual observaba con una mirada fría a los tipos que tenía frente a sus ojos. Parecían estar aliándose con el tal miembro del gobierno, pero allí no tenían poder. Las habladurías del yonkaikyo no le parecieron correctas y por ello no pudo evitar reír un poco. Quedó al lado izquierdo de Worgulv, apuntando hacia aquellos tipos con sus dos ninjatos y sonriendo de forma amable.
- Si deseáis joder a mi colega el vikingo sin brazo, me temo que voy a tener que mostraros un par de juegos. No es nada justo que ataquéis entre varios a uno. – Mencionó al mismo tiempo que lanzaba una mirada fiera hacia ellos.
Kotaro sabía que estaba entre monstruos, pero por algo iba a cobrar. Lo malo era que si Grum también era echado podría perder su dinero. Simplemente no se metería con el hombre de la espada motosierra y se dedicaría a ayudar a aquella persona que tan bien le había caído en la batalla. No todos los días conocía a personas así. Entonces trató de saber los miedos de sus rivales con la mirada.
- Interior del palacio [IMPORTANTE]:
- Ayudar a Wolgulv, hablar y mirar los miedos de Zane,, Bleyd y Spanner. Necesito que me los digais XD.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Kedra se agarró al enorme dragón al mismo tiempo que soltaba un pequeño suspiro. Salieron de aquella zona llena de oro y no tardaron nada en llegar a la plaza, sitio donde el yonkou se puso a dar órdenes a todo el mundo. El lobo negro no pensaba irse y por ello chasqueó la lengua, pero entonces oyó lo que dijo. Su objetivo en aquel sitio estaba completo. Había logrado que su compañero admitiera que a lo mejor no estaba juzgándolo bien. Eso hizo que el cadejo le diese un leve toque en el hombro. Acto seguido empezó a correr tras el segundo al mando de Dexter de forma calmada. Nada más entrar llegar al palacio empezó a analizar la situación de lo que estaba pasando en aquel lugar.
Sus ojos detectaron al pirata Kenshin, al chico que iba con él y a un puto miembro del gobierno, de hecho, el que su hermano quería matar. Tal vez era el momento de rematarlo él mismo para librarle a él de estupideces. Notó los hakis del conquistador de aquellas personas invadir la sala y se estremeció un poco, pero no lo suficiente. La pesadilla entonces analizó todo lo que estaba pasando. El objetivo era proteger al vikingo que estaba allí y que al parecer estaba siendo atacado por varias personas. Le recordó a él mismo cuando se veía rodeado de tantos cobardes. Kedra en ese momento se colocó al lado de Deathstroke, de Worgulv y del tipo del sombrero (Kotaro). Lanzó una mirada seria a los demás y además iluminó sus ojos en un color dorado.
- Quien quiera tocar al vikingo deberá pasar por encima de mi cadáver. Ahora sentir el terror recorred vuestros cuerpos y retiraos, antes de que os parta el cuello.
El aura del terror de Kedra se activó y él la fijó en Zane, Bleyd y el chico cuyo nombre desconocía (Spanner). Era el momento de que dejasen de meterse con los miembros de los Blue. El cadejo se cruzó de brazos y esperó a ver lo que sucedía. Mantenía su mirada en el yonkaikyo, pues es al que quería coger por banda y tal vez hablar con él a solas. Entonces activó su haki de observación para tener la situación controlada y después se relamió despacio. Su expresión era seria y siniestra en todo momento.
- Como ha dicho mi compañero, esta guerra ha terminado. – Terminó de decir apoyando a Deathstroke.
Sus ojos detectaron al pirata Kenshin, al chico que iba con él y a un puto miembro del gobierno, de hecho, el que su hermano quería matar. Tal vez era el momento de rematarlo él mismo para librarle a él de estupideces. Notó los hakis del conquistador de aquellas personas invadir la sala y se estremeció un poco, pero no lo suficiente. La pesadilla entonces analizó todo lo que estaba pasando. El objetivo era proteger al vikingo que estaba allí y que al parecer estaba siendo atacado por varias personas. Le recordó a él mismo cuando se veía rodeado de tantos cobardes. Kedra en ese momento se colocó al lado de Deathstroke, de Worgulv y del tipo del sombrero (Kotaro). Lanzó una mirada seria a los demás y además iluminó sus ojos en un color dorado.
- Quien quiera tocar al vikingo deberá pasar por encima de mi cadáver. Ahora sentir el terror recorred vuestros cuerpos y retiraos, antes de que os parta el cuello.
El aura del terror de Kedra se activó y él la fijó en Zane, Bleyd y el chico cuyo nombre desconocía (Spanner). Era el momento de que dejasen de meterse con los miembros de los Blue. El cadejo se cruzó de brazos y esperó a ver lo que sucedía. Mantenía su mirada en el yonkaikyo, pues es al que quería coger por banda y tal vez hablar con él a solas. Entonces activó su haki de observación para tener la situación controlada y después se relamió despacio. Su expresión era seria y siniestra en todo momento.
- Como ha dicho mi compañero, esta guerra ha terminado. – Terminó de decir apoyando a Deathstroke.
- Interior del palacio IMPORTANTE:
- Amenazar al grupo que ataca al vikingo, ponerse junto a Death, Worgulv y Kotaro. Activar su aura del miedo contra Zane, Bleyd y Spanner.
Nivel 60: Personas de su nivel o 3 por encima le temerán bastante, teniendo síntomas como tartamudeos o temblor.
Kedra siendo 75, esto afecta a pjs de nivel 1-78 (incluido)
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Hinori fue volando ella misma hacia la zona en la que estaba pasando todo tras escuchar hablar a su capitán. Sus alas blancas por suerte, tenían mucha duración y podía usarlas perfectamente tanto rato. Sus perlados ojos se clavaron en los demás para ver cuantos iban y se quedó sorprendida al ver tanta gente. Cuando aterrizaron en aquella zona no tardó nada en ponerse al lado del dragón. Escuchó sus palabras y negó de nuevo, pero cuando dijo que iba a hablar con ella después, tomó aquello como una oportunidad. Asintió con la cabeza sintiendo un incómodo dolor en el pecho y empezó a seguir al resto. Miró unos momentos hacia atrás y pudo darse cuenta de un tipo increíblemente musculoso que se colocó al lado de Dexter. Se alegró al saber que no estaría solo y después continuó su camino hacia dentro de aquel lugar.
Cuando llegó pudo darse cuenta de la situación y por ello frunció el ceño. Un tipo enorme, el famoso Zane y un chico que desconocía, pero que le pareció mono. Su rostro estaba calmado y además habría tratado de llevarse al mapache en su hombro si se había dejado. Entonces se dio cuenta de que su compañero Worgulv tenía varias heridas y… ¿Un brazo menos? La morena frunció el ceño y no tardó nada en ponerse al lado del vikingo, mirándole a los ojos con algo de seriedad y preocupación al mismo tiempo.
- ¡Worgulv! ¿Estás bien? – Se notaba muy preocupada.
La joven entonces chasqueó la lengua y se dio la vuelta, notando con cierto temor las poderosas auras que se habían formado en la zona. Miró fijamente a aquellas tres personas sin saber quién había podido ser el causante y entonces apretó los puños.
- Os voy a… – No llegó a terminar la frase, se contuvo mientras apretaba los puños con algo de rabia. Esos hombres estaban… ¿Ellos habían cortado el brazo de su compañero?
Cuando llegó pudo darse cuenta de la situación y por ello frunció el ceño. Un tipo enorme, el famoso Zane y un chico que desconocía, pero que le pareció mono. Su rostro estaba calmado y además habría tratado de llevarse al mapache en su hombro si se había dejado. Entonces se dio cuenta de que su compañero Worgulv tenía varias heridas y… ¿Un brazo menos? La morena frunció el ceño y no tardó nada en ponerse al lado del vikingo, mirándole a los ojos con algo de seriedad y preocupación al mismo tiempo.
- ¡Worgulv! ¿Estás bien? – Se notaba muy preocupada.
La joven entonces chasqueó la lengua y se dio la vuelta, notando con cierto temor las poderosas auras que se habían formado en la zona. Miró fijamente a aquellas tres personas sin saber quién había podido ser el causante y entonces apretó los puños.
- Os voy a… – No llegó a terminar la frase, se contuvo mientras apretaba los puños con algo de rabia. Esos hombres estaban… ¿Ellos habían cortado el brazo de su compañero?
- Interior del Palacio:
- Examinar a Wolgulv, llevar el mapache en el hombro (si se ha dejado) y mirar mal al trío en problemas (?)
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Los ojos del pelirrojo se abrieron lentamente después de lo que había pasado. Su cuerpo estaba lleno de cortes y la onda expansiva lo había mandado contra el suelo de forma bastante violenta. No podía creerse la mala suerte que tenía. El causante fue el capitán Kodama de la marina, pero sabía que no lo había hecho con mala intención. Quizás ni le conocía. Venom entonces desencajó la boca como si de una anaconda se tratase y empezó a vomitarse así mismo. Al cabo de unos momentos había dos Venom, uno muerto en forma de piel sucia y herida y otro algo más curado. El chico soltó una pequeña sonrisa y acto seguido empezó a caminar hacia el árbol que estaba frente a sus ojos.
- Capitán Kodama, sargento Venom a su servicio. Espero órdenes y dispuesto a cumplirlas. No está solo en esta guerra. – Le dijo entonces en un tono algo siniestro.
El luchador se tronó los huesos del cuello después de lo ocurrido y simplemente soltó un pequeño suspiro. También pudo ver por aquel lugar al jodido yonkou Dexter, Drake y encima al tipo que estaba con él en Zal. Al parecer se iba a liar buena. Las palabras de aquella mujer sobre que todo terminaría en diez minutos iban a ser pura basura. Se ocuparía de atacarla con todo lo que tenía también, para de esa forma ayudar a su superior y de paso terminar con la jodida guerra de una vez. El luchador entonces soltó un pequeño suspiro y quedó cerca de Kodama esperando sus órdenes para obedecer, a no ser que lo mandase fuera. Él quería combatir a su lado y de paso mostrar su honor y justicia.
- Parece que el ambiente está algo cargado por aquí…
Mencionó al mismo tiempo que sus ojos tomaban un color rojizo y sus dientes se afilaban un poco. Estaba preparándose para aquella fabulosa batalla.
- Capitán Kodama, sargento Venom a su servicio. Espero órdenes y dispuesto a cumplirlas. No está solo en esta guerra. – Le dijo entonces en un tono algo siniestro.
El luchador se tronó los huesos del cuello después de lo ocurrido y simplemente soltó un pequeño suspiro. También pudo ver por aquel lugar al jodido yonkou Dexter, Drake y encima al tipo que estaba con él en Zal. Al parecer se iba a liar buena. Las palabras de aquella mujer sobre que todo terminaría en diez minutos iban a ser pura basura. Se ocuparía de atacarla con todo lo que tenía también, para de esa forma ayudar a su superior y de paso terminar con la jodida guerra de una vez. El luchador entonces soltó un pequeño suspiro y quedó cerca de Kodama esperando sus órdenes para obedecer, a no ser que lo mandase fuera. Él quería combatir a su lado y de paso mostrar su honor y justicia.
- Parece que el ambiente está algo cargado por aquí…
Mencionó al mismo tiempo que sus ojos tomaban un color rojizo y sus dientes se afilaban un poco. Estaba preparándose para aquella fabulosa batalla.
- Exterior Palacio:
- Recuperarme del ataque de hojas de KOdama, hablarle a Kodama.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.