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Después de dos años de viaje, la revolucionaria había vuelto a casa. Se hallaba en el muelle de Saint Reia y estaba esperando a que Krauser saliese del barco. Eran las cinco de la tarde y hacía un poco de calor. La joven vestía con una camiseta blanca de tirantes, con unos pantalones rojos y unas sandalias de madera. En cada lado de la cintura una funda. El demonio de la niebla se había ocupado de mejorar a Light hasta el punto de hacerla un arma realmente peligrosa. Era algo que iba a beneficiar mucho al estilo de combate de Galia, pues ella siempre solía ser muy bruta en sus ataques. Al menos ahora sabía que la hoja no se rompería.
- Supongo que puedes ir a buscar a tu mentor o a Ryuken. – Mencionó el demonio de la niebla saliendo del barco.
- En ese caso, con su permiso.
La joven empezó a correr hacia el edificio en el que solían estar su maestro y su chico. Después de tanto tiempo sin verlo deseaba abrazarlo con todas las fuerzas que tuviese. También le contaría la noticia de que ya no era una vampira. Podrían envejecer juntos y eso a él le iba a alegrar mucho. Trató de localizarlo por su olor, pero no lo lograba. El que sí detectó fue el de su mentor, Dranser. Trotó por los pasillos del lugar y no tardó mucho en llegar a una puerta roja. Sabía que daba a la sala de reuniones de los altos cargos, pero solo estaba el olor de su maestro. La abrió con calma y una vez dentro lo buscó con la mirada. Pudo verle sentado en un sillón y debía admitir que se le veía muy cambiado. Se había cortado el pelo y además se había aplicado un tinte.
La habitación estaba algo distinta a como la recordaba. Había un total de cuatro sillones y tres sofás. Las estanterías estaban llenas de licores y había una enorme mesa de cristal en medio de la sala. El general tenía ambos codos sobre ella y miraba un informe con el ceño fruncido. Galia tragó un poco de saliva y se acercó despacio. Había cerrado la puerta. Miró al espadachín con algo de curiosidad y se sentó en el sillón de su lado derecho.
- Pensaba que me recibirías algo más animado, sensei.
- Lo lamento, Galia. La verdad es que no estoy de muy buen humor. Tampoco creo que tú lo estés cuando escuches lo que te voy a decir. – Su tono era bastante serio.
La tigresa ladeó un poco la cabeza. La cosa tenía que ser bastante seria para que su maestro pasara de ella después de no verla en tanto tiempo. Encima, iba a darle una noticia que la haría ponerse de mal humor. No había detectado el olor de Ryuken al llegar, por lo que se imaginaba que tendría que ver algo con él. Se tensó bastante y una especie de dolor en su estómago la hizo ponerse nerviosa.
- Dranser-sensei, antes de que me lo cuente… ¿Dónde está Ryuken?
- De eso mismo quiero hablarte. Será mejor que te prepares para lo peor. – Apretó el puño derecho al mismo tiempo que la miraba a los ojos.
- Adelante…
Galia notaba sus pulsaciones aumentar con el paso de los segundos. Esperaba que no le hubiese pasado nada malo a la persona que amaba y por la que había dado todo. Justo cuando el espadachín iba a hablar, la puerta de la sala se abrió de nuevo. Krauser fue la persona que entró. El demonio de la niebla cerró tras de sí y se quedó mirándolos a los dos.
- ¿Qué hacéis aquí solos? Espero que no estáis conspirando para matarme. – Bromeó sentándose en uno de los sofás.
- Que estés aquí me ahorra explicarlo dos veces. – Mencionó Dranser.
La tigresa ahora se sentía un poco más segura. El líder le inspiraba mucha confianza para las situaciones difíciles. Aunque a Black no le cayese muy bien, ella lo tenía en alta estigma. Permaneció callada y con ambas manos sobre el estómago. Esperaba paciente que la conversación sobre lo pasado con su chico empezase.
- Ryuken en un acto de gilipollez se ha largado. Tiene prohibido salir sin compañía de un oficial o de Galia, pero ha pasado de todo. No se halla en la isla y estoy seguro de que tardará en volver. Si el resto de generales se entera de esto… Podrían echarlo. – Su tono era de preocupación.
- ¡Este chico es subnormal! – Exclamó Galia frunciendo el ceño.
Krauser entonces ladeó un poco la cabeza. El demonio de niebla tosió y después de eso empezó a hablar en un tono bastante calmado.
- Subnormal se le queda corto, pero en fin… Supongo que debemos hacer algo. No voy a perder a uno de mis hombres por una estupidez. Voy a ver si me entero de algo, vosotros no hagáis ninguna locura. – Dicho aquello se levantó y salió de la habitación.
Galia mantuvo la cabeza agachada en todo momento. Estaba bastante apenada. Después de haber sobrevivido a un infierno esperaba poder verle, pero parecía ser que tenía otros asuntos más importantes que ella. Chasqueó la lengua y se colocó en pie. Le dio una pequeña patada al sillón en el que había estado sentada segundos antes y gruñó con algo de fuerza.
- Anda relájate. – Mencionó el revolucionario colocando su mano sobre la de ella. – ¿Qué diablos? ¡No estás fría! – Se sorprendió.
- Ya no estoy muerta. Pensaba darle esa sorpresa, pero ya no será posible. Vaya mierda de vida, vaya mierda de mundo y vaya mierda de todo. – Estaba bastante mosqueada.
Vio a su maestro soltar un suspiro y entonces ella volvió a sentarse. Agachó la cabeza de nuevo sin saber lo que hacer. Estaba a nada de largarse también. Entonces alzó la ceja derecha. Tal vez eso de desaparecer también era buena idea. Ella no tenía prohibido irse a entrenar a otras islas sola, por lo que podía funcionar. Así podría relajarse y pensar todo aquello con calma.
- Supongo que puedes ir a buscar a tu mentor o a Ryuken. – Mencionó el demonio de la niebla saliendo del barco.
- En ese caso, con su permiso.
La joven empezó a correr hacia el edificio en el que solían estar su maestro y su chico. Después de tanto tiempo sin verlo deseaba abrazarlo con todas las fuerzas que tuviese. También le contaría la noticia de que ya no era una vampira. Podrían envejecer juntos y eso a él le iba a alegrar mucho. Trató de localizarlo por su olor, pero no lo lograba. El que sí detectó fue el de su mentor, Dranser. Trotó por los pasillos del lugar y no tardó mucho en llegar a una puerta roja. Sabía que daba a la sala de reuniones de los altos cargos, pero solo estaba el olor de su maestro. La abrió con calma y una vez dentro lo buscó con la mirada. Pudo verle sentado en un sillón y debía admitir que se le veía muy cambiado. Se había cortado el pelo y además se había aplicado un tinte.
La habitación estaba algo distinta a como la recordaba. Había un total de cuatro sillones y tres sofás. Las estanterías estaban llenas de licores y había una enorme mesa de cristal en medio de la sala. El general tenía ambos codos sobre ella y miraba un informe con el ceño fruncido. Galia tragó un poco de saliva y se acercó despacio. Había cerrado la puerta. Miró al espadachín con algo de curiosidad y se sentó en el sillón de su lado derecho.
- Pensaba que me recibirías algo más animado, sensei.
- Lo lamento, Galia. La verdad es que no estoy de muy buen humor. Tampoco creo que tú lo estés cuando escuches lo que te voy a decir. – Su tono era bastante serio.
La tigresa ladeó un poco la cabeza. La cosa tenía que ser bastante seria para que su maestro pasara de ella después de no verla en tanto tiempo. Encima, iba a darle una noticia que la haría ponerse de mal humor. No había detectado el olor de Ryuken al llegar, por lo que se imaginaba que tendría que ver algo con él. Se tensó bastante y una especie de dolor en su estómago la hizo ponerse nerviosa.
- Dranser-sensei, antes de que me lo cuente… ¿Dónde está Ryuken?
- De eso mismo quiero hablarte. Será mejor que te prepares para lo peor. – Apretó el puño derecho al mismo tiempo que la miraba a los ojos.
- Adelante…
Galia notaba sus pulsaciones aumentar con el paso de los segundos. Esperaba que no le hubiese pasado nada malo a la persona que amaba y por la que había dado todo. Justo cuando el espadachín iba a hablar, la puerta de la sala se abrió de nuevo. Krauser fue la persona que entró. El demonio de la niebla cerró tras de sí y se quedó mirándolos a los dos.
- ¿Qué hacéis aquí solos? Espero que no estáis conspirando para matarme. – Bromeó sentándose en uno de los sofás.
- Que estés aquí me ahorra explicarlo dos veces. – Mencionó Dranser.
La tigresa ahora se sentía un poco más segura. El líder le inspiraba mucha confianza para las situaciones difíciles. Aunque a Black no le cayese muy bien, ella lo tenía en alta estigma. Permaneció callada y con ambas manos sobre el estómago. Esperaba paciente que la conversación sobre lo pasado con su chico empezase.
- Ryuken en un acto de gilipollez se ha largado. Tiene prohibido salir sin compañía de un oficial o de Galia, pero ha pasado de todo. No se halla en la isla y estoy seguro de que tardará en volver. Si el resto de generales se entera de esto… Podrían echarlo. – Su tono era de preocupación.
- ¡Este chico es subnormal! – Exclamó Galia frunciendo el ceño.
Krauser entonces ladeó un poco la cabeza. El demonio de niebla tosió y después de eso empezó a hablar en un tono bastante calmado.
- Subnormal se le queda corto, pero en fin… Supongo que debemos hacer algo. No voy a perder a uno de mis hombres por una estupidez. Voy a ver si me entero de algo, vosotros no hagáis ninguna locura. – Dicho aquello se levantó y salió de la habitación.
Galia mantuvo la cabeza agachada en todo momento. Estaba bastante apenada. Después de haber sobrevivido a un infierno esperaba poder verle, pero parecía ser que tenía otros asuntos más importantes que ella. Chasqueó la lengua y se colocó en pie. Le dio una pequeña patada al sillón en el que había estado sentada segundos antes y gruñó con algo de fuerza.
- Anda relájate. – Mencionó el revolucionario colocando su mano sobre la de ella. – ¿Qué diablos? ¡No estás fría! – Se sorprendió.
- Ya no estoy muerta. Pensaba darle esa sorpresa, pero ya no será posible. Vaya mierda de vida, vaya mierda de mundo y vaya mierda de todo. – Estaba bastante mosqueada.
Vio a su maestro soltar un suspiro y entonces ella volvió a sentarse. Agachó la cabeza de nuevo sin saber lo que hacer. Estaba a nada de largarse también. Entonces alzó la ceja derecha. Tal vez eso de desaparecer también era buena idea. Ella no tenía prohibido irse a entrenar a otras islas sola, por lo que podía funcionar. Así podría relajarse y pensar todo aquello con calma.
Ryuken Shirou
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Re: Un Poco Más Tonto Y No Naces... Pero Te Quiero. [Privado] [Galia-Ryuken] {Sáb 2 Sep 2017 - 6:22}
Ryuken arqueó una ceja mientras una sonrisa burlesca se formaba en su rostro. Pasaron dos días y volvió en tiempo para el registro a Saint Reia gracias a la brújula integrada, y ya el comité de "bienvenida" lo estaba esperando. La razón de su diversión, era que la mayoría de los presentes estaban temblando con el solo hecho de estar en su presencia. El daño del filtro ahora era irreparable, y la mayoría de las personas le tenían miedo debido a Yami. Pese a como se mostraba abiertamente, lo cierto era que por dentro estaba dolido. Si bien la excusa de marcharse fue para recuperar el supuesto memento de su madre, no podía negar que parte de él quería marcharse para evitar esas miradas. Un año siendo víctima de ello y a penas veía a Dranser debido a su rango. Y sin Galia por ahí... Nunca se sintió tan solo y no querido como en esos trecientos sesenta y cinco días. Usó la excusa que más le pareció convincente, pero con justificación, para alejarse de todo eso. No lo aparentaba, pero esos ojos llenos de odio y miedo... Empezaron a dolerle, demasiado. Eran desconocidos, sí, pero por alguna razón dañaba de forma considerable su psicología.
– Ryuken Shirou... ¿Estás consciente de lo que acabas de la estupidez que hiciste hacer? – preguntó el mismo oficial que le impuso el castigo de hace un año.
El asesino arqueó una ceja, pero se mantuvo callado. No tenía porque hablar, siendo que la razón era más que obvio. Una de las formas que tenía para ocultar su dolor, era actuando de forma irrespetuosa contra sus superiores. De hecho, si se quitaba la razón de peso emocional para ir hacia allí, podría haberse considerado como un acto de rebeldía de su parte. Cualquier lugar era mejor que estar las veinticuatro horas del día siendo el receptor de miradas de odio y disgusto.
– Entonces... ¿Qué viene ahora? ¿Otro año más de castigo limpiando inodoros y sin permiso para abandonar el cuartel? – se burló el espadachín.
– No... ya tuve suficiente. El señor Dranser y el jefe se encuentran en la isla, y ellos decidirán que hacer contigo – le dirigió una mirada de disgusto a Ryuken. – Solo para que lo sepas... tu compañera también se encuentra allí.
El joven sintió como si alguien lo hubiera golpeado en el estómago luego de escuchar eso. ¿Galia se encontraba en Saint Reia? Ryuken tragó en seco y su compostura se vio destruida. El solo hecho de haber mencionado su nombre, fue suficiente para que el joven abandonara toda fachada, mostrando al mundo como en verdad se sentía. Sin decir nada, su superior lo empujó y lo "escoltó" hacia la sala donde se encontraban ellos. Durante el trayecto, se vio expuesto a las miradas de todos los rebeldes que se encontraban allí. Eran las mismas de siempre, pero ahora su rostro fue volviéndose más y más sombrío, delatando todo el malestar y dolor que había estado sintiendo este último tiempo.
– Hemos traído al mons... digo, obstinado, señor.
Solo se vio capaz de darle una rápida mirada a Krauser, antes que se viera empujado hacia dentro de la habitación. Cerró sus ojos por algunos segundos, y luego su mirada se clavó en aquellos hermosos ojos azules que tanto le fascinaban... Y que ahora parecían estar igual de muertos que los que portaba el joven ahora. Pese a que no podía verse en un espejo, sabía de sobra que su barrera emocional había caído y todo el dolor que expresaba por medio de sus ojos, ahora era visible para cualquier persona que se dignara a verlos...
– Ryuken Shirou... ¿Estás consciente de lo que acabas de la estupidez que hiciste hacer? – preguntó el mismo oficial que le impuso el castigo de hace un año.
El asesino arqueó una ceja, pero se mantuvo callado. No tenía porque hablar, siendo que la razón era más que obvio. Una de las formas que tenía para ocultar su dolor, era actuando de forma irrespetuosa contra sus superiores. De hecho, si se quitaba la razón de peso emocional para ir hacia allí, podría haberse considerado como un acto de rebeldía de su parte. Cualquier lugar era mejor que estar las veinticuatro horas del día siendo el receptor de miradas de odio y disgusto.
– Entonces... ¿Qué viene ahora? ¿Otro año más de castigo limpiando inodoros y sin permiso para abandonar el cuartel? – se burló el espadachín.
– No... ya tuve suficiente. El señor Dranser y el jefe se encuentran en la isla, y ellos decidirán que hacer contigo – le dirigió una mirada de disgusto a Ryuken. – Solo para que lo sepas... tu compañera también se encuentra allí.
El joven sintió como si alguien lo hubiera golpeado en el estómago luego de escuchar eso. ¿Galia se encontraba en Saint Reia? Ryuken tragó en seco y su compostura se vio destruida. El solo hecho de haber mencionado su nombre, fue suficiente para que el joven abandonara toda fachada, mostrando al mundo como en verdad se sentía. Sin decir nada, su superior lo empujó y lo "escoltó" hacia la sala donde se encontraban ellos. Durante el trayecto, se vio expuesto a las miradas de todos los rebeldes que se encontraban allí. Eran las mismas de siempre, pero ahora su rostro fue volviéndose más y más sombrío, delatando todo el malestar y dolor que había estado sintiendo este último tiempo.
– Hemos traído al mons... digo, obstinado, señor.
Solo se vio capaz de darle una rápida mirada a Krauser, antes que se viera empujado hacia dentro de la habitación. Cerró sus ojos por algunos segundos, y luego su mirada se clavó en aquellos hermosos ojos azules que tanto le fascinaban... Y que ahora parecían estar igual de muertos que los que portaba el joven ahora. Pese a que no podía verse en un espejo, sabía de sobra que su barrera emocional había caído y todo el dolor que expresaba por medio de sus ojos, ahora era visible para cualquier persona que se dignara a verlos...
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Re: Un Poco Más Tonto Y No Naces... Pero Te Quiero. [Privado] [Galia-Ryuken] {Sáb 2 Sep 2017 - 6:43}
- Llegas a terminar la frase, y de la hostia te cambio de signo del zodiaco. – Fueron las palabras fulminadores que le dedicó Krauser al oficial cuando llamó así a Ryuken. Él por su parte le dedicó una sonrisa al chico y siguió caminando, problema resuelto.
- Joder, ya era hora. En fin, os dejo solos. Ya hablaremos nosotros. – Mencionó Dranser colocándose en pie. Se acercó a Ryuken y trató de darle una colleja en el cogote, después sin decir palabras le dio un beso en la cabeza y salió de la sala llevándose al oficial de la oreja.
Galia no podía creer lo que estaba pasando. Ante sus ojos estaba Ryuken. La chica se quedó paralizada mientras le miraba. No dudó en desviar su mirada y chasquear la lengua. Un poco más y no se habrían visto en mucho tiempo. Él tenía la maldita manía de cagarla siempre, pero no podía evitar quererlo. Soltó un suspiro y se colocó en pie fulminándolo con la mirada. Dos años y no había cambiado nada, aunque ella tampoco. Entonces se acercó a él y le colocó la mano en el pecho, dándole un ligero golpe.
- Un poco más tonto y no naces. No he conocido a alguien tan imbécil, idiota, inútil, tonto, como tú. – Miró a otro lado – Pero te quiero…
Tras decir aquello le dio la espalda mirando a otro sitio. Entonces le vino a la mente la idea y lo que llevaba tanto tiempo queriendo decirle. Se giró de nuevo y le miró a los ojos fijamente. Su color era mucho menos pálido. Entonces le acarició la mejilla despacio, tratando de que se diera cuenta del calorcito humano que desprendía. Mostró sus colmillos de vampira, pues esa parte se había quedado con ella al ser un cambio corporal. También conservaba la manía de beber sangre, pero ya no era obligatorio para vivir.
- Creo que ahora podremos envejecer juntos… Tal y como deseabas. – Terminó de decirle mostrándola una sonrisa dulce y cálida.
La revolucionaria no pudo aguantar más y rodeó el cuello del chico con sus brazos. Besó sus labios sin poder contenerse, esperando que la sensación fuera de su agrado y después de eso se separó rápidamente sin darle tiempo a más de tres segundos. Entonces fue cuando trató de agarrarle de la oreja y empezar a tirar levemente mientras usaba el frío en sus dedos para congelársela de paso.
- Estúpido irresponsable. He estado a punto de largarme yo sola al ver que no estabas aquí para recibirme. Como vuelvas a salir de la base sin mí, te juro que te voy a meter una pata en forma híbrida por el culo. – Dicho aquello le soltaría la oreja si se había dejado y después le miraría con una sonrisa dulce. – Se siente bien el ser humana.
La chica se notaba bastante feliz y lo siguiente que hizo fue sentarse en uno de los sofás. En ese cogían dos y le hizo un hueco a su lado mientras estiraba la mano y cogía una botella de vino. Tal vez iba a beber o quizás solo a jugar con algo para matar el rato, pero allí la tenía.
- Joder, ya era hora. En fin, os dejo solos. Ya hablaremos nosotros. – Mencionó Dranser colocándose en pie. Se acercó a Ryuken y trató de darle una colleja en el cogote, después sin decir palabras le dio un beso en la cabeza y salió de la sala llevándose al oficial de la oreja.
Galia no podía creer lo que estaba pasando. Ante sus ojos estaba Ryuken. La chica se quedó paralizada mientras le miraba. No dudó en desviar su mirada y chasquear la lengua. Un poco más y no se habrían visto en mucho tiempo. Él tenía la maldita manía de cagarla siempre, pero no podía evitar quererlo. Soltó un suspiro y se colocó en pie fulminándolo con la mirada. Dos años y no había cambiado nada, aunque ella tampoco. Entonces se acercó a él y le colocó la mano en el pecho, dándole un ligero golpe.
- Un poco más tonto y no naces. No he conocido a alguien tan imbécil, idiota, inútil, tonto, como tú. – Miró a otro lado – Pero te quiero…
Tras decir aquello le dio la espalda mirando a otro sitio. Entonces le vino a la mente la idea y lo que llevaba tanto tiempo queriendo decirle. Se giró de nuevo y le miró a los ojos fijamente. Su color era mucho menos pálido. Entonces le acarició la mejilla despacio, tratando de que se diera cuenta del calorcito humano que desprendía. Mostró sus colmillos de vampira, pues esa parte se había quedado con ella al ser un cambio corporal. También conservaba la manía de beber sangre, pero ya no era obligatorio para vivir.
- Creo que ahora podremos envejecer juntos… Tal y como deseabas. – Terminó de decirle mostrándola una sonrisa dulce y cálida.
La revolucionaria no pudo aguantar más y rodeó el cuello del chico con sus brazos. Besó sus labios sin poder contenerse, esperando que la sensación fuera de su agrado y después de eso se separó rápidamente sin darle tiempo a más de tres segundos. Entonces fue cuando trató de agarrarle de la oreja y empezar a tirar levemente mientras usaba el frío en sus dedos para congelársela de paso.
- Estúpido irresponsable. He estado a punto de largarme yo sola al ver que no estabas aquí para recibirme. Como vuelvas a salir de la base sin mí, te juro que te voy a meter una pata en forma híbrida por el culo. – Dicho aquello le soltaría la oreja si se había dejado y después le miraría con una sonrisa dulce. – Se siente bien el ser humana.
La chica se notaba bastante feliz y lo siguiente que hizo fue sentarse en uno de los sofás. En ese cogían dos y le hizo un hueco a su lado mientras estiraba la mano y cogía una botella de vino. Tal vez iba a beber o quizás solo a jugar con algo para matar el rato, pero allí la tenía.
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Re: Un Poco Más Tonto Y No Naces... Pero Te Quiero. [Privado] [Galia-Ryuken] {Sáb 2 Sep 2017 - 8:28}
Por primera vez en mucho tiempo, Ryuken sentía como las lágrimas empezaban a formarse en sus ojos. Tragó en seco, al tiempo que la culpa empezaba lentamente a invadirlo. Siempre le pareció que Krauser no era apto para dirigir gran parte de la revolución. No porque tuviera especial rencor contra él, era simplemente porque sus métodos eran demasiado blandos, razón por la que siempre creyó que Dranser merecía dirigir. Ahora, al ver cómo lo defendió luego de ese insulto por parte del oficial... Fue por si alguien hubiera apuñalado sin piedad su corazón. Se arrepentía de todo lo que había pensado acerca de él, pese que nunca lo cuestionó abiertamente. En cuanto tuviera la oportunidad, se disculparía por todo los problemas que le había causado.
Por otro lado, estaba Dranser. Ahí la situación era un poco más delicada, puesto que el último año había empezado a perderle respeto y a tomar un rencor que no creía posible. No era por algo específico que hubiera hecho, la verdad. Mas bien era lo que no hizo lo que provocó que el joven tuviera esas emociones negativas hacia él. Desde que empezó el acoso y esas miradas hacia él debido a la revelación de Yami, el joven esperó a que su mentor se acercara en alguna ocasión hacia él, pero nunca pasó. Sabía que ahora tenían nuevas responsabilidades, pero no podía evitarlo. Tuvo que enfrentarse solo a la soledad que ahora le provocaba Saint Reia, llevándose todo el odio, disgusto y miedo hacia su persona. Simplemente, ni siquiera se acercó para darle una palabra de aliento, y eso fue algo que le dolió demasiado. ¿El resultado? Un Ryuken rebelde que desobedecía órdenes y se iba cuando se le daba la gana, solo para alejarse de ese infierno de soledad.
– Lo siento... – murmuró luego de aquel gesto de Dranser mientras bajaba la mirada al suelo, sintiendo disgusto por pensar mal de su mentor. El espadachín era lo más parecido que tenía a un padre o tío, lo que hacía que fuera más doloroso. ¿Cómo pudo dudar así de él?
Y luego se marchó, dejándolo solo junto a la pelirrosa. El ambiente era algo tenso durante los primeros minutos, pero era de esperarse teniendo en cuenta lo dolido que estaban ambos, al parecer. Entonces se acercó hacia donde estaba y se dio cuenta de un detalle que había pasado. Galia tenía más color de lo normal, como cuando la conoció antes de su... transformación. Entonces se dio cuenta del calor que desprendía al tocarle la mejilla y sus ojos se abrieron de forma exagerada. Al principio no entendió a lo que se refería, o más bien se rehusaba a creerlo para no hacerse falsas ilusiones. Ni siquiera sintió el beso y el tirón de orejas, aun estupefacto por la "bomba" que Galia le había soltado. Fue solo cuando escuchó lo siguiente, que por fin pudo reaccionar.
Al ver que la pelirrosa se sentaba, frunció un poco el ceño y la levantó en sus brazos, para luego abrazarla. Juntó su cabeza en la zona donde sabía que se encontraba el corazón y cerró los ojos, al tiempo que se concentraba. Al principio no lo sentía, pero luego... Uno, dos, tres latidos... El corazón su amada estaba latiendo, como una humana normal...
– Eres humana – susurró.
Sin poder contenerse más, levantó a Galia y la giró en el aire, para luego hacer algo que nunca antes había hecho en su vida... Reírse con ganas y felicidad. Luego de eso, no pudo contenerse y la besó en los labios, con mucha más intensidad de lo que ella lo hizo anteriormente. Pasó sus brazos por su cintura y la atrajo más a su cuerpo.
– Te amo, Galia Shirou – declaró mientras pegaba su frente a la de ella, al tiempo que lágrimas caían por su rostro. Finalmente las emociones le pasaron la cuenta y terminó por liberarse de una...
Por otro lado, estaba Dranser. Ahí la situación era un poco más delicada, puesto que el último año había empezado a perderle respeto y a tomar un rencor que no creía posible. No era por algo específico que hubiera hecho, la verdad. Mas bien era lo que no hizo lo que provocó que el joven tuviera esas emociones negativas hacia él. Desde que empezó el acoso y esas miradas hacia él debido a la revelación de Yami, el joven esperó a que su mentor se acercara en alguna ocasión hacia él, pero nunca pasó. Sabía que ahora tenían nuevas responsabilidades, pero no podía evitarlo. Tuvo que enfrentarse solo a la soledad que ahora le provocaba Saint Reia, llevándose todo el odio, disgusto y miedo hacia su persona. Simplemente, ni siquiera se acercó para darle una palabra de aliento, y eso fue algo que le dolió demasiado. ¿El resultado? Un Ryuken rebelde que desobedecía órdenes y se iba cuando se le daba la gana, solo para alejarse de ese infierno de soledad.
– Lo siento... – murmuró luego de aquel gesto de Dranser mientras bajaba la mirada al suelo, sintiendo disgusto por pensar mal de su mentor. El espadachín era lo más parecido que tenía a un padre o tío, lo que hacía que fuera más doloroso. ¿Cómo pudo dudar así de él?
Y luego se marchó, dejándolo solo junto a la pelirrosa. El ambiente era algo tenso durante los primeros minutos, pero era de esperarse teniendo en cuenta lo dolido que estaban ambos, al parecer. Entonces se acercó hacia donde estaba y se dio cuenta de un detalle que había pasado. Galia tenía más color de lo normal, como cuando la conoció antes de su... transformación. Entonces se dio cuenta del calor que desprendía al tocarle la mejilla y sus ojos se abrieron de forma exagerada. Al principio no entendió a lo que se refería, o más bien se rehusaba a creerlo para no hacerse falsas ilusiones. Ni siquiera sintió el beso y el tirón de orejas, aun estupefacto por la "bomba" que Galia le había soltado. Fue solo cuando escuchó lo siguiente, que por fin pudo reaccionar.
Al ver que la pelirrosa se sentaba, frunció un poco el ceño y la levantó en sus brazos, para luego abrazarla. Juntó su cabeza en la zona donde sabía que se encontraba el corazón y cerró los ojos, al tiempo que se concentraba. Al principio no lo sentía, pero luego... Uno, dos, tres latidos... El corazón su amada estaba latiendo, como una humana normal...
– Eres humana – susurró.
Sin poder contenerse más, levantó a Galia y la giró en el aire, para luego hacer algo que nunca antes había hecho en su vida... Reírse con ganas y felicidad. Luego de eso, no pudo contenerse y la besó en los labios, con mucha más intensidad de lo que ella lo hizo anteriormente. Pasó sus brazos por su cintura y la atrajo más a su cuerpo.
– Te amo, Galia Shirou – declaró mientras pegaba su frente a la de ella, al tiempo que lágrimas caían por su rostro. Finalmente las emociones le pasaron la cuenta y terminó por liberarse de una...
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Re: Un Poco Más Tonto Y No Naces... Pero Te Quiero. [Privado] [Galia-Ryuken] {Sáb 2 Sep 2017 - 8:59}
Cuando el peliplateado la alzó la botella de vino quedó en el sofá, por suerte estaba cerrada. Tragó saliva algo nerviosa y cuando vio que se acercaba a su pecho se sonrojó ¿Iba a tomarla allí mismo? ¡Había gente cerca! Se veía que no podía aguantar e iba a tomarla allí mismo. Por ese motivo, la chica apretó los dientes mientras miraba a otro lado.
- E-espera Ryu… Aquí no cielo…
Notó entonces que colocó la oreja pegada a su pecho y se relajó. Había malpensado un poco y aquello la hizo soltar un pequeño suspiro. Parecía estar verificando si todo estaba correcto con lo que ella le había dicho y eso la hizo reír un poco. No iba a mentirle con algo así, pero el pobre debía estar muy emocionado. Le acarició el cabello despacio y tras unos momentos cerró los ojos esperando a ver lo que él hacía. Ella se agarró a él cuando empezó a hacerla girar en el aire, pero al escucharle reír no pudo evitar ponerse feliz.
- Yo también te amo, Ryu… – Susurró tras el beso.
La tigresa se echó sobre él y lo sentó en el sofá, quedando ella arrodillada sobre él. Una pierna a cada lado de la cintura y su trasero sobre su entrepierna. Le encantaba jugar con él y mucho más después de tanto tiempo. Ella sabía que podría esperar, pero hablarían en esa posición, ella estaba cómoda. Agarró la botella de vino de al lado y la dejó en el suelo. Después de eso rodeó su cuello con ambas manos y pegó su frente a él.
- Cielo, he conservado los dientes y la manía de beber sangre, por lo que me seguiré alimentado de ti, que sé que te gusta. Pero… Black…
Galia entonces tragó saliva y agachó la cabeza despacio. No tardó mucho en alzar la mirada con los ojos totalmente cerrados y una expresión apenada. Antes de que le diera algo a Yami los abrió. Eran totalmente rojos y una sonrisa siniestra se había hecho con el control del rostro de Galia. Entonces lamió sus labios despacio y paseó sus colmillos por su cuello.
- Pero Black está más deseosa que nunca por tirarse a Yami y amarlo…
Añadió lo segundo algo enrojecida y tras darle un pico cambió de nuevo a Galia, la cual le sacó la lengua en broma a su chico. Lo siguiente que hizo fue acomodarse moviendo un poco más su trasero sobre él, pero sin intenciones raras, aunque el roce excitante estaba ahí. Le miró calmada y después unió su frente con él.
- Te he echado mucho de menos amor mío… ¿Dónde se supone que has ido y qué has hecho? – Preguntó mirándole a los ojos con curiosidad y ya teniendo los ojos azules.
- E-espera Ryu… Aquí no cielo…
Notó entonces que colocó la oreja pegada a su pecho y se relajó. Había malpensado un poco y aquello la hizo soltar un pequeño suspiro. Parecía estar verificando si todo estaba correcto con lo que ella le había dicho y eso la hizo reír un poco. No iba a mentirle con algo así, pero el pobre debía estar muy emocionado. Le acarició el cabello despacio y tras unos momentos cerró los ojos esperando a ver lo que él hacía. Ella se agarró a él cuando empezó a hacerla girar en el aire, pero al escucharle reír no pudo evitar ponerse feliz.
- Yo también te amo, Ryu… – Susurró tras el beso.
La tigresa se echó sobre él y lo sentó en el sofá, quedando ella arrodillada sobre él. Una pierna a cada lado de la cintura y su trasero sobre su entrepierna. Le encantaba jugar con él y mucho más después de tanto tiempo. Ella sabía que podría esperar, pero hablarían en esa posición, ella estaba cómoda. Agarró la botella de vino de al lado y la dejó en el suelo. Después de eso rodeó su cuello con ambas manos y pegó su frente a él.
- Cielo, he conservado los dientes y la manía de beber sangre, por lo que me seguiré alimentado de ti, que sé que te gusta. Pero… Black…
Galia entonces tragó saliva y agachó la cabeza despacio. No tardó mucho en alzar la mirada con los ojos totalmente cerrados y una expresión apenada. Antes de que le diera algo a Yami los abrió. Eran totalmente rojos y una sonrisa siniestra se había hecho con el control del rostro de Galia. Entonces lamió sus labios despacio y paseó sus colmillos por su cuello.
- Pero Black está más deseosa que nunca por tirarse a Yami y amarlo…
Añadió lo segundo algo enrojecida y tras darle un pico cambió de nuevo a Galia, la cual le sacó la lengua en broma a su chico. Lo siguiente que hizo fue acomodarse moviendo un poco más su trasero sobre él, pero sin intenciones raras, aunque el roce excitante estaba ahí. Le miró calmada y después unió su frente con él.
- Te he echado mucho de menos amor mío… ¿Dónde se supone que has ido y qué has hecho? – Preguntó mirándole a los ojos con curiosidad y ya teniendo los ojos azules.
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Re: Un Poco Más Tonto Y No Naces... Pero Te Quiero. [Privado] [Galia-Ryuken] {Dom 3 Sep 2017 - 6:34}
Ryuken sonrío felizmente al escuchar sus palabras luego del beso, aparte que no le dijo nada acerca de llamarla con su apellido. Eso le dio un indicio de esperanza para después, pero no lo iba a apresurar. Sabía muy bien que, pese a que no tenía idea de como tratar con eso, era un tema muy delicado de tratar. Lo iba a preguntar, pero dejaría que las cosas siguieran su rumbo natural. Pese a todo lo que había sucedido, Ryuken seguía teniendo inseguridades sobre sí mismo. Más luego de lo sucedido. No bromeaba cuando decía que estuvo a punto de perder la cordura debido a la soledad que se vio expuesto este último año. La única razón por la cual pudo seguir adelante, fue porque sabía que Galia regresaría algún día. Eso hacía que no se perdiera en la desesperación y tuviera una luz de esperanza a la cual aferrarse. Ahora que había vuelto, supo que tanto esperar había tenido su recompensa... Y por alguna razón un estremecimiento recorrió su cuerpo. Algo le decía que, si se hubiera demorado más en volver de Little Garde, hubiera cometido el peor error de su vida, y que no hubiera vuelto a volver a ver a su novia en un largo tiempo.
Antes que pudiera decir otra cosa, Galia lo tomó en brazos y lo colocó en el sillón. Se ruborizó un poco, pero no dijo nada. Ya había notado que él estaba mucho más sensible que antes, y supuso que se debía a todo lo ocurrido. Se mordió el labio al sentir su trasero en su entrepierna, aunque pudo controlarse. Si, sabía que había pasado mucho tiempo desde la última vez que estuvieron tan cerca, pero no la cagaría debido a su excitación. Ya habría un momento así después. Ahora solo quería estar con ella, abrazarla y disfrutar que nuevamente estuvieran juntos. En eso escuchó sus palabras y frunció el ceño. Yami estaba tranquilo y Ryuken sabía porque. Ambos se dieron cuenta que Galia era una persona un poco... juguetona. Luego de tanto tiempo estando a su lado, podía descubrir cuando hablaba enserio y cuando no. Una sonrisa se formó en su rostro al ver esos rojizos ojos y le cedió el lugar a Yami.
Al contrario de cuando se presentó ante Ivan, el asesino portaba una sonrisa suave que solo la pelirrosa había tenido el placer de ver. El resto solo lo veía como una persona fría y sin emociones... Aparte de sádico, también.
– Y Yami esta deseoso de tomar Black, amarla y consentirla toda una noche entera – respondió suavemente el asesino.
Normalmente hubiera estado más desafiante, pero luego de dos años sin estar a su lado... Yami podían negarlo todo lo que quisiera, pero incluso él terminó afectado debido al clima hostil de Saint Reia y no tener a la ex vampiresa a su lado. Al ver que Galia había vuelto a tomar el control, le cedió el puesto a Ryuken nuevamente... Y maldijo a su contraparte luego de escuchar la pregunta de su novia. Se relamió despacio y se puso nervioso, al tiempo que temblaba un poco. No podía mentirle, no a ella.
– Hay... algo que debo decirte – murmuró mientras giraba la cabeza hacia otro lado. – Oficialmente, la razón de mi desaparición hace dos años fue porque nuestro grupo fue aniquilado en una emboscada y luego una avalancha... Eso es mentira. La verdad fue que Yami perdió el control, y sin tener a Black o a Dranser cerca... Puedes imaginarte lo que pasó. Luego de eso me dio miedo de las represalias si llegaban a enterarse de lo que hice y huí como un cobarde – declaró mientras apretaba los puños.
Inhaló y exhaló varias veces para poder tranquilizarse... Y lo estaba logrando, aunque sabía que era debido a la presencia de su pelirrosa y no por méritos propios. Suspiró un poco y siguió con su relato.
– Luego descubrí que tengo familia viva.. Y una gemela – dos años y ni el mismo conseguía procesarlo del todo aún. – Allí me enseñaron a controlar mi sed de sangre, entre otras cosas. Me pidieron que me quedara a pedir con ellos, pero... me negué. Mi familia esta justo aquí, conmigo, y no pensaba abandonarla – aún sin saber lo que pensaba Galia de lo que hizo, se atrevió a acariciar suavemente su mejilla. – Así que reuní valor suficiente y regresé, mintiendo acerca de lo sucedido para que no me asesinaran por traidor. Fui castigado un año entero luego de eso – y con eso concluyó el relato de lo que hizo esos dos años.
Ahora veía la parte difícil. Tragó en seco un poco, sintiendo como algo de miedo lo invadía. Decirle lo que pasó a su novia... Podía ser bueno o malo, pero nada podía hacer. Jamás le ocultaría cosas a la pelirrosa, menos con algo como esto.
– Alguien filtró la existencia de Yami en la base y ahora todos saben que hay un loco asesino detrás de Ryuken. Las miradas, el odio, la soledad, el miedo... Si bien marché a Little Garden debido a que allí podría haber estado escondido un memento de mi madre, que explicara todo el borrón que tengo de mis primeros años debido, lo cierto fue que gran parte de la razón era porque no quería seguir así... Simplemente no podía – negó con la cabeza y prosiguió. – Allí... me encontré con cierto vampiro que conocemos...
Iba a proseguir, pero el solo hecho de mencionar a ese bastardo, provocaba un odio increíble dentro de él. El instinto asesino que se podía sentir en la sala era sofocante para una persona normal. Quería hablar, pero estaba intentando controlar su furia primero. Haber tenido la oportunidad de matarlo, pero no haberlo hecho debido a la diferencia que existía entre ellos... Era realmente frustrante...
– Enserio, quise matarlo... pero se mis límites, y hubiera muerto si lo enfrentaba. Aunque me disguste y odie admitirlo, no estoy a su nivel... Aunque casi lo hago cuando dijo que quería verte. ¿¡Cómo osa pedir algo así luego de todo lo que te hizo!? Así que le dije que la próxima vez que nos viéramos las caras, los dos nos encargaríamos de decapitarlo para terminar con todo esto de una maldita vez – Ryuken estaba perdiendo el control y se notaba por lo muy agitado que estaba...
Antes que pudiera decir otra cosa, Galia lo tomó en brazos y lo colocó en el sillón. Se ruborizó un poco, pero no dijo nada. Ya había notado que él estaba mucho más sensible que antes, y supuso que se debía a todo lo ocurrido. Se mordió el labio al sentir su trasero en su entrepierna, aunque pudo controlarse. Si, sabía que había pasado mucho tiempo desde la última vez que estuvieron tan cerca, pero no la cagaría debido a su excitación. Ya habría un momento así después. Ahora solo quería estar con ella, abrazarla y disfrutar que nuevamente estuvieran juntos. En eso escuchó sus palabras y frunció el ceño. Yami estaba tranquilo y Ryuken sabía porque. Ambos se dieron cuenta que Galia era una persona un poco... juguetona. Luego de tanto tiempo estando a su lado, podía descubrir cuando hablaba enserio y cuando no. Una sonrisa se formó en su rostro al ver esos rojizos ojos y le cedió el lugar a Yami.
Al contrario de cuando se presentó ante Ivan, el asesino portaba una sonrisa suave que solo la pelirrosa había tenido el placer de ver. El resto solo lo veía como una persona fría y sin emociones... Aparte de sádico, también.
– Y Yami esta deseoso de tomar Black, amarla y consentirla toda una noche entera – respondió suavemente el asesino.
Normalmente hubiera estado más desafiante, pero luego de dos años sin estar a su lado... Yami podían negarlo todo lo que quisiera, pero incluso él terminó afectado debido al clima hostil de Saint Reia y no tener a la ex vampiresa a su lado. Al ver que Galia había vuelto a tomar el control, le cedió el puesto a Ryuken nuevamente... Y maldijo a su contraparte luego de escuchar la pregunta de su novia. Se relamió despacio y se puso nervioso, al tiempo que temblaba un poco. No podía mentirle, no a ella.
– Hay... algo que debo decirte – murmuró mientras giraba la cabeza hacia otro lado. – Oficialmente, la razón de mi desaparición hace dos años fue porque nuestro grupo fue aniquilado en una emboscada y luego una avalancha... Eso es mentira. La verdad fue que Yami perdió el control, y sin tener a Black o a Dranser cerca... Puedes imaginarte lo que pasó. Luego de eso me dio miedo de las represalias si llegaban a enterarse de lo que hice y huí como un cobarde – declaró mientras apretaba los puños.
Inhaló y exhaló varias veces para poder tranquilizarse... Y lo estaba logrando, aunque sabía que era debido a la presencia de su pelirrosa y no por méritos propios. Suspiró un poco y siguió con su relato.
– Luego descubrí que tengo familia viva.. Y una gemela – dos años y ni el mismo conseguía procesarlo del todo aún. – Allí me enseñaron a controlar mi sed de sangre, entre otras cosas. Me pidieron que me quedara a pedir con ellos, pero... me negué. Mi familia esta justo aquí, conmigo, y no pensaba abandonarla – aún sin saber lo que pensaba Galia de lo que hizo, se atrevió a acariciar suavemente su mejilla. – Así que reuní valor suficiente y regresé, mintiendo acerca de lo sucedido para que no me asesinaran por traidor. Fui castigado un año entero luego de eso – y con eso concluyó el relato de lo que hizo esos dos años.
Ahora veía la parte difícil. Tragó en seco un poco, sintiendo como algo de miedo lo invadía. Decirle lo que pasó a su novia... Podía ser bueno o malo, pero nada podía hacer. Jamás le ocultaría cosas a la pelirrosa, menos con algo como esto.
– Alguien filtró la existencia de Yami en la base y ahora todos saben que hay un loco asesino detrás de Ryuken. Las miradas, el odio, la soledad, el miedo... Si bien marché a Little Garden debido a que allí podría haber estado escondido un memento de mi madre, que explicara todo el borrón que tengo de mis primeros años debido, lo cierto fue que gran parte de la razón era porque no quería seguir así... Simplemente no podía – negó con la cabeza y prosiguió. – Allí... me encontré con cierto vampiro que conocemos...
Iba a proseguir, pero el solo hecho de mencionar a ese bastardo, provocaba un odio increíble dentro de él. El instinto asesino que se podía sentir en la sala era sofocante para una persona normal. Quería hablar, pero estaba intentando controlar su furia primero. Haber tenido la oportunidad de matarlo, pero no haberlo hecho debido a la diferencia que existía entre ellos... Era realmente frustrante...
– Enserio, quise matarlo... pero se mis límites, y hubiera muerto si lo enfrentaba. Aunque me disguste y odie admitirlo, no estoy a su nivel... Aunque casi lo hago cuando dijo que quería verte. ¿¡Cómo osa pedir algo así luego de todo lo que te hizo!? Así que le dije que la próxima vez que nos viéramos las caras, los dos nos encargaríamos de decapitarlo para terminar con todo esto de una maldita vez – Ryuken estaba perdiendo el control y se notaba por lo muy agitado que estaba...
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Re: Un Poco Más Tonto Y No Naces... Pero Te Quiero. [Privado] [Galia-Ryuken] {Dom 3 Sep 2017 - 7:33}
Black no pudo evitar sentirse contenta cuando escuchó a Yami hablar, de hecho, cambió a Galia para que no la viese sonreír como una tonta. La pelirrosa ahora lo miraba con calma esperando a que hablase. Escuchó lo que dijo y no pudo evitar que una vena se inflase en su frente. Lo habían enviado fuera sin Dranser… Es que eran imbéciles. No podía culparle a él, pero entonces los ojos de la chica cambiaron a rojos de forma rápida. La vampira interior de Galia le dio un leve cabezazo para quedar con las frentes pegadas. Miró a sus ojos mostrando sus colmillos y después trató de regañarle.
- ¿Pero tú eres tonto? Te dije que no te cargases a nadie de la revolución, cabeza de chorlito. Que tienes muchos marines para cortar en dos, te voy a dar una somanta palos que no te va a reconocer ni tu hermana, tonto. – Tras aquello le besó de nuevo y miró a otro lado. – Pero no es que me moleste ni me preocupe por ti. – Tras su ataque tsundere volvieron sus ojos azules.
Galia suspiró sin saber di darle una colleja o pedir audiencia con los generales para darles un guantazo a cada uno. Dejaría eso en manos de Dranser más tarde. Lo de que tenía una hermana había hecho a la chica sonreír. Ahora podría tener más familia a la que querer. Deseaba conocer a su cuñada y abrazarla con ganas. Debía de ser muy mona y linda. Se rascó un poco la cabeza y después de uno momento siguió escuchándole. Le alegraba que hubiese escogido la opción de quedarse con ellos, eso alegró el día de la tigresa. Se rio un poco y después de unos momentos le lamió la mejilla con cariño. El sabor era rico, luego se lo comería. Deseaba beber su sangre, darle mucho amor y llevárselo de excursión al cielo. Después le daría una buena sesión de mimos.
- Bien, así ninguna zorra de la base te echará el guante. O me temo que tendré que partirla en dos de un guantazo. – Dijo en su modo celoso mientras sonreía con dulzura.
Lo siguiente que vino la hizo alzar una ceja. ¿Quería verla? A ella le parecía bien, así le cortaría las piernas y los brazos. No le temía después de sus exagerados aumentos de poder. Al ver que Ryuken estaba perdiendo el control sonrió y unió sus labios a los de él. De hecho, incluso atrapó su lengua de forma un poco erótica y aspiró para su propia boca robándole saliva. Se separó de sus labios y se relamió.
- Shhh… Tú tigresa está aquí…
Una capa de hielo nació de sus pies y se extendió por toda la habitación. Lanzas de hielo e incluso humanoides con pinta agresiva surgieron de la nada, los ojos de ella cambiaron a rojos un segundo y después a azules. Su mirada era siniestra cuanto menos.
- Si no fuera por su fruta le partías la cara muy fácilmente. Pero yo también poseo ese tipo de akuma… Yo me ocuparé de él llegado el momento, cariño. No sabe lo que le espera…
Negó con la cabeza y volvió a sonreírle. Era normal que Ryuken no pudiese hacer nada. Su fruta no competía con la del vampiro, pero por suerte ella si podía. De hecho, en unas horas mejoraría su haki de nuevo y de paso entrenaría la técnica del estilo volcán que debía terminar de mejorar. El hielo empezó a desaparecer de la sala, su control sobre él era ya muy avanzado. Lo siguiente que hizo fue mirar directamente a los ojos del chico.
- No te culpes, con una zoan mitológica podrías vencerle. Igualmente, llevaremos el caso a estudiarlo. Dranser está al tanto, al igual que Krauser. Están tomando medidas para joder sus poderes. No hay que temerle para nada, está claro que no sabe a lo que se enfrenta… Ivan Markov. – Terminó de decir con el ceño fruncido.
Debía dar esa nueva información cuanto antes a su maestro. Tan solo Krauser aparte de ella lo sabía y no le hizo gracia. Aquel panadero fue una bendición. Ella entonces miró a su chico con el gesto serio. Debía explicarle todo cuanto antes.
- En la misión que me tomó un año, conocí a un panadero. Ese hombre sabía más de lo que pensaba. Me explicó que Ivan es un Markov. Puede ser mi sobrino, mi primo, mi tío o a saber. Me entregó un anillo para aguantar el Sol, una forma de volver a ser humana, la cual me costó un año, una espada de plata, el favor de eliminar a Ivan y… Y una barra de pan recién sacada del horno. – Dijo lo último riéndose un poco por lo bajo.
- ¿Pero tú eres tonto? Te dije que no te cargases a nadie de la revolución, cabeza de chorlito. Que tienes muchos marines para cortar en dos, te voy a dar una somanta palos que no te va a reconocer ni tu hermana, tonto. – Tras aquello le besó de nuevo y miró a otro lado. – Pero no es que me moleste ni me preocupe por ti. – Tras su ataque tsundere volvieron sus ojos azules.
Galia suspiró sin saber di darle una colleja o pedir audiencia con los generales para darles un guantazo a cada uno. Dejaría eso en manos de Dranser más tarde. Lo de que tenía una hermana había hecho a la chica sonreír. Ahora podría tener más familia a la que querer. Deseaba conocer a su cuñada y abrazarla con ganas. Debía de ser muy mona y linda. Se rascó un poco la cabeza y después de uno momento siguió escuchándole. Le alegraba que hubiese escogido la opción de quedarse con ellos, eso alegró el día de la tigresa. Se rio un poco y después de unos momentos le lamió la mejilla con cariño. El sabor era rico, luego se lo comería. Deseaba beber su sangre, darle mucho amor y llevárselo de excursión al cielo. Después le daría una buena sesión de mimos.
- Bien, así ninguna zorra de la base te echará el guante. O me temo que tendré que partirla en dos de un guantazo. – Dijo en su modo celoso mientras sonreía con dulzura.
Lo siguiente que vino la hizo alzar una ceja. ¿Quería verla? A ella le parecía bien, así le cortaría las piernas y los brazos. No le temía después de sus exagerados aumentos de poder. Al ver que Ryuken estaba perdiendo el control sonrió y unió sus labios a los de él. De hecho, incluso atrapó su lengua de forma un poco erótica y aspiró para su propia boca robándole saliva. Se separó de sus labios y se relamió.
- Shhh… Tú tigresa está aquí…
Una capa de hielo nació de sus pies y se extendió por toda la habitación. Lanzas de hielo e incluso humanoides con pinta agresiva surgieron de la nada, los ojos de ella cambiaron a rojos un segundo y después a azules. Su mirada era siniestra cuanto menos.
- Si no fuera por su fruta le partías la cara muy fácilmente. Pero yo también poseo ese tipo de akuma… Yo me ocuparé de él llegado el momento, cariño. No sabe lo que le espera…
Negó con la cabeza y volvió a sonreírle. Era normal que Ryuken no pudiese hacer nada. Su fruta no competía con la del vampiro, pero por suerte ella si podía. De hecho, en unas horas mejoraría su haki de nuevo y de paso entrenaría la técnica del estilo volcán que debía terminar de mejorar. El hielo empezó a desaparecer de la sala, su control sobre él era ya muy avanzado. Lo siguiente que hizo fue mirar directamente a los ojos del chico.
- No te culpes, con una zoan mitológica podrías vencerle. Igualmente, llevaremos el caso a estudiarlo. Dranser está al tanto, al igual que Krauser. Están tomando medidas para joder sus poderes. No hay que temerle para nada, está claro que no sabe a lo que se enfrenta… Ivan Markov. – Terminó de decir con el ceño fruncido.
Debía dar esa nueva información cuanto antes a su maestro. Tan solo Krauser aparte de ella lo sabía y no le hizo gracia. Aquel panadero fue una bendición. Ella entonces miró a su chico con el gesto serio. Debía explicarle todo cuanto antes.
- En la misión que me tomó un año, conocí a un panadero. Ese hombre sabía más de lo que pensaba. Me explicó que Ivan es un Markov. Puede ser mi sobrino, mi primo, mi tío o a saber. Me entregó un anillo para aguantar el Sol, una forma de volver a ser humana, la cual me costó un año, una espada de plata, el favor de eliminar a Ivan y… Y una barra de pan recién sacada del horno. – Dijo lo último riéndose un poco por lo bajo.
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Re: Un Poco Más Tonto Y No Naces... Pero Te Quiero. [Privado] [Galia-Ryuken] {Dom 3 Sep 2017 - 9:20}
Ryuken seguía en su mundo de odio, dejando que la oscuridad fuera lentamente controlando sus acciones. Por dentro, pese a la amenaza de Black, Yami estaba sintiendo lo mismo. Se sentía como completa basura. Tuvo al culpable de todo el sufrimiento de Galia delante de sus ojos, y no hizo ningún esfuerzo para atacarlo porque era un cobarde. Aun si la diferencia era muy grande, eso no excusaba que el espadachín no lo hubiera intentado al menos. De seguro ahora la pelirrosa lo odiaba por no traerle la cabeza de Ivan. Era lo más probable... y eso lo lastimaría como nunca. Prefería morir antes que su novia, y compañera, tuviera disgusto de él. Suspiró un poco y lentamente fue levantando la cabeza, esperando encontrarse con unos ojos azules llenos de odio y frialdad hacia él... O en el peor de los casos, sus orbes serían rojos, por lo que tendría que recibir toda la furia de Black. Estaba preparado para ello, puesto que se merecía eso y mucho más. Lo que no se esperó, fue el beso que recibió por parte de Galia. Dio un respingo, ya que no se lo esperaba. Pudo sentir su lengua jugando con la suya y aspirando saliva. Aunque quisiera responder, se sentía muy sorprendido como para hacerlo.
La pelirrosa se separó, dejando un pequeño hilo de saliva de por medio. Rápidamente se lo limpió y miró confusamente a su compañera, sin entender del todo lo que había pasado. Escuchó sus palabras y sus ojos se abrieron de forma exagerada, al tiempo que su mandíbula quedaba colgando por algunos segundos. ¿Entonces no lo iba a odiar? Miró directamente a sus ojos y se dio cuenta que no había nada de disgusto en ellos, al menos no hacia él. Alivio recorrió su cuerpo y pudo sentir como Yami se calmaba dentro de él. Casi llora de nuevo al ver que seguía queriéndolo, pero se aguantó las ganas. Suficientes lágrimas derramó ese día y aún seguía teniendo una reputación que mantener.
Escuchó sus palabras y frunció un poco el ceño. No, debía haber una forma para aguantar el poder de esa fruta. Existían personas que, aún sin ser Zoan o tener fruta, podían hacerle frente a un ser mitológico. Apretó con fuerza sus puños al tiempo que un brillo de determinación de apoderaba de sus ojos. No, no iba a dejar que las cosas terminaran de ese modo. Estaría al lado de Galia para cuando el enfrentamiento final llegara, ayudándola en todo momento. No se fiaba en lo más mínimo, y no dudaba que Ivan podría usar trucos sucios para ver caer a la pelirrosa.
– Me niego – ladeó su cabeza hacia un lado. – No pienso dejarte sola. Llegado el momento, yo también lucharé a tu lado. Por algo somos compañeros, ¿no? El dúo mas poderoso de la revolución no puede ser vencido – le dedicó una sonrisa a la pelirrosa, para luego darle un pico. – En cuanto a lo otro... no pienso dejarlo así. Con o sin mito, me haré fuerte para hacerle frente así como estoy. Aparte... – cambió a Yami por algunos segundos y sonrío siniestramente. – Ivan no sabe que lo golpeará cuando vea lo que tengo preparado para él.
Era algo que había estado planeando desde hace un tiempo, pero sería muy difícil de entrenar. Llevaría su oro al máximo nivel posible, pero para eso debería retocar algunas cosas en el metal que creaba. Aumentar su dureza y tenacidad, cambiar su estado, subir la velocidad de creación, entre otras cosas. En cuanto a lo otro... Realmente, lo vio venir. El mismo lo cuestionó en Síderos, pero debido a esa maldita sugestión... No, ya era pasado. Al menos ahora todo salió a la luz e Ivan había quedado como realmente era.
– Dependiendo de como sea su relación con el bastardo de Derian, pero la verdad no me sorprende. De hecho, probablemente ambos lo hubiéramos sabido desde Síderos, pero con el tema de la sugestión podría haber hecho que nuestra mente sea un caos... – negó un poco con la cabeza. – Al menos en mi caso, se que lo acusé de ser un Markov luego de ver su daga, pero lo que siguió fue algo difuso – reveló. Seguía sin olvidar que usó la sugestión para hacerse el héroe, inventando una historia de mierda acerca de que fue controlado y el lo detuvo valientemente. Vaya bromista estaba hecho ese bastardo...
Suspiró un poco y aprovechó la posición para cambiar un poco las cosas. Ryuken se acostó en el sillón, pero debido a que Galia estaba encima de sus piernas, terminó por quedar sobre él. Sonrío suavemente y mordisqueó un poco su cuello.
– Pero el resto lo veremos después. Ahora... solo quiero disfrutar de este momento contigo. No sabes cuanto te extrañé estos dos años, y no pienso volverte a dejar ir sola – besó intensamente a su pelirrosa mientras rodeaba su cuerpo con sus brazos, atraiéndola más hacia él. Jugó con su lengua, saboreando cada rincón de su cavidad bucal. Si... probablemente estaría así un rato.
La pelirrosa se separó, dejando un pequeño hilo de saliva de por medio. Rápidamente se lo limpió y miró confusamente a su compañera, sin entender del todo lo que había pasado. Escuchó sus palabras y sus ojos se abrieron de forma exagerada, al tiempo que su mandíbula quedaba colgando por algunos segundos. ¿Entonces no lo iba a odiar? Miró directamente a sus ojos y se dio cuenta que no había nada de disgusto en ellos, al menos no hacia él. Alivio recorrió su cuerpo y pudo sentir como Yami se calmaba dentro de él. Casi llora de nuevo al ver que seguía queriéndolo, pero se aguantó las ganas. Suficientes lágrimas derramó ese día y aún seguía teniendo una reputación que mantener.
Escuchó sus palabras y frunció un poco el ceño. No, debía haber una forma para aguantar el poder de esa fruta. Existían personas que, aún sin ser Zoan o tener fruta, podían hacerle frente a un ser mitológico. Apretó con fuerza sus puños al tiempo que un brillo de determinación de apoderaba de sus ojos. No, no iba a dejar que las cosas terminaran de ese modo. Estaría al lado de Galia para cuando el enfrentamiento final llegara, ayudándola en todo momento. No se fiaba en lo más mínimo, y no dudaba que Ivan podría usar trucos sucios para ver caer a la pelirrosa.
– Me niego – ladeó su cabeza hacia un lado. – No pienso dejarte sola. Llegado el momento, yo también lucharé a tu lado. Por algo somos compañeros, ¿no? El dúo mas poderoso de la revolución no puede ser vencido – le dedicó una sonrisa a la pelirrosa, para luego darle un pico. – En cuanto a lo otro... no pienso dejarlo así. Con o sin mito, me haré fuerte para hacerle frente así como estoy. Aparte... – cambió a Yami por algunos segundos y sonrío siniestramente. – Ivan no sabe que lo golpeará cuando vea lo que tengo preparado para él.
Era algo que había estado planeando desde hace un tiempo, pero sería muy difícil de entrenar. Llevaría su oro al máximo nivel posible, pero para eso debería retocar algunas cosas en el metal que creaba. Aumentar su dureza y tenacidad, cambiar su estado, subir la velocidad de creación, entre otras cosas. En cuanto a lo otro... Realmente, lo vio venir. El mismo lo cuestionó en Síderos, pero debido a esa maldita sugestión... No, ya era pasado. Al menos ahora todo salió a la luz e Ivan había quedado como realmente era.
– Dependiendo de como sea su relación con el bastardo de Derian, pero la verdad no me sorprende. De hecho, probablemente ambos lo hubiéramos sabido desde Síderos, pero con el tema de la sugestión podría haber hecho que nuestra mente sea un caos... – negó un poco con la cabeza. – Al menos en mi caso, se que lo acusé de ser un Markov luego de ver su daga, pero lo que siguió fue algo difuso – reveló. Seguía sin olvidar que usó la sugestión para hacerse el héroe, inventando una historia de mierda acerca de que fue controlado y el lo detuvo valientemente. Vaya bromista estaba hecho ese bastardo...
Suspiró un poco y aprovechó la posición para cambiar un poco las cosas. Ryuken se acostó en el sillón, pero debido a que Galia estaba encima de sus piernas, terminó por quedar sobre él. Sonrío suavemente y mordisqueó un poco su cuello.
– Pero el resto lo veremos después. Ahora... solo quiero disfrutar de este momento contigo. No sabes cuanto te extrañé estos dos años, y no pienso volverte a dejar ir sola – besó intensamente a su pelirrosa mientras rodeaba su cuerpo con sus brazos, atraiéndola más hacia él. Jugó con su lengua, saboreando cada rincón de su cavidad bucal. Si... probablemente estaría así un rato.
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Re: Un Poco Más Tonto Y No Naces... Pero Te Quiero. [Privado] [Galia-Ryuken] {Mar 5 Sep 2017 - 6:19}
La chica ladeó la cabeza despacio. Ahora lo de Síderos podía tener sentido, pero en aquel momento estuvieron muy ocupados con toda la guerra entre facciones que se había liado. Los capullos de blanco, los hombres de las máquinas, los salvajes, los tecnológicos y por último el bando donde ellos fueron por orden de Dranser. Meln había sido el más rato sin duda alguna, eso debía admitirlo. Recordó la batalla que se formó entre el supuesto guardián y Jin Surfer. Negó con la cabeza olvidando aquella estupidez. Nada había tenido sentido, pero no era algo que le importase mucho. Conocieron a un aliado y además, todo fue a la perfección. Krauser impidió que aquel idiota fuese el rey y el resto de luchadores vencieron a sus oponentes. Se quedó muy tranquila de que al menos el que mandase no fuese un mequetrefe estúpido y sin moral alguna, o eso dijo el líder.
La revolucionaria quedó tumbada sobre él tras haber escuchado sus palabras y no pudo evitar cerrar los ojos. Cuando recibió los mordiscos no pudo evitar soltar un pequeño quejido mientras rodeaba su cuello con las manos. No podían estar en aquella sala de generales dándose mimos, podrían recibir la bronca del siglo e incluso ser separados. Tragó saliva despacio y miró a sus ojos despacio. Antes de que ella pusiera decir nada notó la boca del peliplateado unirse a la suya y su maldita lengua entrar sin permiso. Cerró los ojos de golpe sintiéndose algo controlada y lo único que pudo hacer fue seguir su beso de forma cariñosa. Continuó moviendo su húmeda lengua contra la de él, haciéndole movimientos bruscos para contraatacar los suyos y acariciando su pecho despacio. Tras unos segundos se separó un poco brusca y le miró a los ojos.
- Ryu, aquí no. Nos puede caer una bien gorda. Yo también estoy muy ansiosa de sofocar mis ansias contigo… Pero será mejor que vayamos a mi habitación. Allí, p-puedes jugar lo que quieras. – Dijo algo tímida mientras se colocaba en pie.
Galia estaba más sensible de lo normal por el hecho de ser humana, de no haber hecho nada en dos años y estar delante de él. Avanzó despacio hasta llegar a su habitación y cuando él entrase cerraría con el pestillo. Una vez allí la tigresa se quitó la chaqueta quedando son un sujetador negro. Se sentó en la cama tragando saliva y después de unos momentos quedó tumbada esperándole. Le miró sin atreverse a decir nada por algunos segundos, pero finalmente encontró el valor para hablar.
- A-Ahora puedes sentir me calor… Supongo que va a ser bastante intenso. Tus ganas se huelen hasta aquí, cariño. Aunque debo admitir que las mías no se quedan atrás. – Dijo mientras le hacía una señal para que procediera a echarse sobre ella.
La revolucionaria quedó tumbada sobre él tras haber escuchado sus palabras y no pudo evitar cerrar los ojos. Cuando recibió los mordiscos no pudo evitar soltar un pequeño quejido mientras rodeaba su cuello con las manos. No podían estar en aquella sala de generales dándose mimos, podrían recibir la bronca del siglo e incluso ser separados. Tragó saliva despacio y miró a sus ojos despacio. Antes de que ella pusiera decir nada notó la boca del peliplateado unirse a la suya y su maldita lengua entrar sin permiso. Cerró los ojos de golpe sintiéndose algo controlada y lo único que pudo hacer fue seguir su beso de forma cariñosa. Continuó moviendo su húmeda lengua contra la de él, haciéndole movimientos bruscos para contraatacar los suyos y acariciando su pecho despacio. Tras unos segundos se separó un poco brusca y le miró a los ojos.
- Ryu, aquí no. Nos puede caer una bien gorda. Yo también estoy muy ansiosa de sofocar mis ansias contigo… Pero será mejor que vayamos a mi habitación. Allí, p-puedes jugar lo que quieras. – Dijo algo tímida mientras se colocaba en pie.
Galia estaba más sensible de lo normal por el hecho de ser humana, de no haber hecho nada en dos años y estar delante de él. Avanzó despacio hasta llegar a su habitación y cuando él entrase cerraría con el pestillo. Una vez allí la tigresa se quitó la chaqueta quedando son un sujetador negro. Se sentó en la cama tragando saliva y después de unos momentos quedó tumbada esperándole. Le miró sin atreverse a decir nada por algunos segundos, pero finalmente encontró el valor para hablar.
- A-Ahora puedes sentir me calor… Supongo que va a ser bastante intenso. Tus ganas se huelen hasta aquí, cariño. Aunque debo admitir que las mías no se quedan atrás. – Dijo mientras le hacía una señal para que procediera a echarse sobre ella.
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Re: Un Poco Más Tonto Y No Naces... Pero Te Quiero. [Privado] [Galia-Ryuken] {Mar 5 Sep 2017 - 8:51}
Frunció el ceño al verse apartado de forma algo brusca. Miró con una expresión que denotaba un poco de dolor. ¿Acaso había hecho algo malo? En eso escuchó sus palabras y suspiró de alivio. Ya se le estaba formando muchos rollos en la cabeza, y solo lo hizo porque era un lugar demasiado formal como para hacerlo... Aunque no le importaba en lo más mínimo. Si fuera por él, tomaría a Galia allí mismo, sin importarle las consecuencias. Era lo que merecía la mayoría de los generales por toda la soledad que sintió debido a lo sucedido. Pese a eso, no quería arruinar la reputación de su pelirrosa con algo así. Demasiado ya era que la viera junto a él, puesto que sabía que ella misma tendría repudio por ser pareja de él, pero nada podía hacer. Ryuken era egoísta y no quería separarse de su pelirrosa, aun si había consecuencias luego. Puede que separándole de él estuviera más segura, pero no lo haría ni por si acaso. Galia era de él y nadie se la quitaría. Si los generales de mierda intentaban quitársela, entonces conocerían la furia del asesino. Si, Shirou era demasiado protector con su compañera, y era porque la amaba demasiado.
– Te tomo la palabra, entonces – respondió suavemente mientras acariciaba su mejilla por algunos segundos.
Parecía que ambos estaba sensibles ese día. Galia por ser humana, y Ryuken por haber pasado un infierno de soledad por dos años seguidos. Lo único que quería era abrazarla y no dejarla ir por un buen tiempo. Rio un poco y siguió a su novia por los pasillos. Por suerte, no se encontraron con revolucionarios en el trayecto. Realmente, no sabía si podría controlarse si miraban mal a su pelirrosa, así que eso fue una bendición. Llegaron a la habitación de su compañera y observó que cerraba con pestillo. Bien, así nadie los molestaría... A no ser que Dranser hiciera de las suyas de nuevo.
– Los dos años nos dejaron ansiosos a ambos – dijo mientras se quitaba su camisa, quedando a torso desnudo. – Dos años... Creo que tenemos mucho de que ponernos al día – sonrío con algo de picardía.
Se acercó hacia ella y la besó intensamente mientras la recostaba en la cama, con él encima. Estuvo así durante varios minutos, hasta que no pudo más con su respiración. Ahora que era humana, podía sentir la calidez de su lengua mientras danzaba con la suya, y eso lo excitó bastante. Al separarse, lejos de seguir, abrazó con algo de fuerza a su compañera y se dio la vuelta, quedando ella encima de él. La diferencia era enorme y, pese a que nunca le disgustó el frío que desprendía su piel cuando era vampiresa, ahora era algo totalmente distinto.
– Tan cálido – murmuró mientras acariciaba sus cabellos. Cerró sus ojos por algunos segundos y luego sonrío. – Este día... casi se me pasa, y finalmente lo puedo decir – levantó la cara un poco y pegó su frente con la de Galia. – Feliz aniversario, mi amor... Y este es el mejor regalo que uno pudiera tener – haciendo referencia a que ahora era humana. Sin decir otra palabra, nuevamente la besó, aunque el de ahora era dulce y amoroso, al contrario del apasionado de antes.
– Te tomo la palabra, entonces – respondió suavemente mientras acariciaba su mejilla por algunos segundos.
Parecía que ambos estaba sensibles ese día. Galia por ser humana, y Ryuken por haber pasado un infierno de soledad por dos años seguidos. Lo único que quería era abrazarla y no dejarla ir por un buen tiempo. Rio un poco y siguió a su novia por los pasillos. Por suerte, no se encontraron con revolucionarios en el trayecto. Realmente, no sabía si podría controlarse si miraban mal a su pelirrosa, así que eso fue una bendición. Llegaron a la habitación de su compañera y observó que cerraba con pestillo. Bien, así nadie los molestaría... A no ser que Dranser hiciera de las suyas de nuevo.
– Los dos años nos dejaron ansiosos a ambos – dijo mientras se quitaba su camisa, quedando a torso desnudo. – Dos años... Creo que tenemos mucho de que ponernos al día – sonrío con algo de picardía.
Se acercó hacia ella y la besó intensamente mientras la recostaba en la cama, con él encima. Estuvo así durante varios minutos, hasta que no pudo más con su respiración. Ahora que era humana, podía sentir la calidez de su lengua mientras danzaba con la suya, y eso lo excitó bastante. Al separarse, lejos de seguir, abrazó con algo de fuerza a su compañera y se dio la vuelta, quedando ella encima de él. La diferencia era enorme y, pese a que nunca le disgustó el frío que desprendía su piel cuando era vampiresa, ahora era algo totalmente distinto.
– Tan cálido – murmuró mientras acariciaba sus cabellos. Cerró sus ojos por algunos segundos y luego sonrío. – Este día... casi se me pasa, y finalmente lo puedo decir – levantó la cara un poco y pegó su frente con la de Galia. – Feliz aniversario, mi amor... Y este es el mejor regalo que uno pudiera tener – haciendo referencia a que ahora era humana. Sin decir otra palabra, nuevamente la besó, aunque el de ahora era dulce y amoroso, al contrario del apasionado de antes.
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Re: Un Poco Más Tonto Y No Naces... Pero Te Quiero. [Privado] [Galia-Ryuken] {Mar 5 Sep 2017 - 9:20}
Tal y como sabía, su chico no pudo contenerse más. Le miró estando debajo de él y le dedicó una sonrisa calmada mientras suspiraba. Ahora sí que no se libraba del polvo, o más bien sería él quien no se librase de ella. Notó el beso de él y su lengua tratando de domarla ¿De qué iba? No iba a consentirlo. Ella mostró una expresión seria y continuó el juego lo mejor posible y con toda su habilidad. Sería él quien terminase notando que no podía más y no ella. Supo muy bien como respirar y los movimientos que tenía que hacer para continuar victoriosa en aquel lujurioso beso entre los dos. Las ganas que tenía de morrearlo delante de los marines para pensasen cosas raras sería delicioso. Soltó una pequeña carcajada y continuó haciendo de las suyas sin piedad alguna.
Cuando quedó sobre él le miró de forma victoriosa. Estaba claro que no pensaba rendirse en su plan de vencer y por el momento iba bien. Entonces notó su frente unida a la de ella y escuchó sus palabras. Un enorme sonrojo invadió sus mejillas cuando le escuchó. Tragó saliva y trató de asimilar las palabras. Se habían pasado dos aniversarios de hecho, pero que él lo dijese así de repente sin sentido la pilló desprevenida. Feliz cumpleaños de paso, navidad, día de revolucionarios magos, día de la pizza de pollo y mucho más. Soltó una pequeña risa dulce y después negó un poco con la cabeza mientras le miraba a los ojos con dulzura.
- Feliz aniversario, amor mío. Y sí que eres un regalo, eres el mejor de los mejores. Nadie puede igualarte en nada, ni en la cama. – Terminó de decir guiñándole el ojo con cariño.
Notó el nuevo beso y al ver lo dulce que era rio en su boca con ganas. Debido a su risa, a él se le hincharían los mofletes debido a que el aire entraría en su boca sin encontrar salida, inflándole como un globo. Soltó más risas en su boca y todo terminó en una pedorreta. Después de unos momentos soltó una intensa carcajada de felicidad.
- Ryu, en serio, te quiero más que a nada en este mundo. No pienso separarme de ti ni un solo momento, mi fiel compañero, Colmillo y pareja. – Dijo lo último algo tímida.
La tigresa entonces empezó el juego. Le besó de nuevo de forma mimosa como hizo él, pero con sus manos empezó a desabrochar el pantalón de su chico. Cuando lo hubo hecho lo apartó a un lado dejándolo en ropa interior. Después de eso pegó su pecho al suyo y lo miró a los ojos con bastante cariño.
- Te noto ya contento ahí abajo…
Cuando quedó sobre él le miró de forma victoriosa. Estaba claro que no pensaba rendirse en su plan de vencer y por el momento iba bien. Entonces notó su frente unida a la de ella y escuchó sus palabras. Un enorme sonrojo invadió sus mejillas cuando le escuchó. Tragó saliva y trató de asimilar las palabras. Se habían pasado dos aniversarios de hecho, pero que él lo dijese así de repente sin sentido la pilló desprevenida. Feliz cumpleaños de paso, navidad, día de revolucionarios magos, día de la pizza de pollo y mucho más. Soltó una pequeña risa dulce y después negó un poco con la cabeza mientras le miraba a los ojos con dulzura.
- Feliz aniversario, amor mío. Y sí que eres un regalo, eres el mejor de los mejores. Nadie puede igualarte en nada, ni en la cama. – Terminó de decir guiñándole el ojo con cariño.
Notó el nuevo beso y al ver lo dulce que era rio en su boca con ganas. Debido a su risa, a él se le hincharían los mofletes debido a que el aire entraría en su boca sin encontrar salida, inflándole como un globo. Soltó más risas en su boca y todo terminó en una pedorreta. Después de unos momentos soltó una intensa carcajada de felicidad.
- Ryu, en serio, te quiero más que a nada en este mundo. No pienso separarme de ti ni un solo momento, mi fiel compañero, Colmillo y pareja. – Dijo lo último algo tímida.
La tigresa entonces empezó el juego. Le besó de nuevo de forma mimosa como hizo él, pero con sus manos empezó a desabrochar el pantalón de su chico. Cuando lo hubo hecho lo apartó a un lado dejándolo en ropa interior. Después de eso pegó su pecho al suyo y lo miró a los ojos con bastante cariño.
- Te noto ya contento ahí abajo…
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Se sonrojó un poco ante sus palabras, pese a que sintió que su ego crecía un poco gracias a lo que dijo su novia. "¡Ja!, se ha equivocado. Yo soy el bueno, no tu", le dijo Yami en su mente. Una vena se formó en su mente y se hizo una nota mental para no dejarlo salir por un par de horas. Pese a que había improvisado desde que abandonó la mansión Shirou, Yami seguía teniendo parte de la arrogancia que lo caracterizaba. Alguien debería bajarlo de su nube, antes que su ego creciera del porte de una montaña. Negó con la cabeza y besó de nuevo a su compañera, provocando que se riera. Debido a eso, los mofletes del asesino se inflaron un poco debido al súbito ingreso de aire. Pese a eso, no se detuvo. Siguió haciendo ruidos raros con su boca, provocando que el revolucionario igual se carcajeara un poco. Ver feliz a Galia era el mejor regalo que pudiera tener, así que se aseguraría de conservar esa risa y sonrisa... Aunque tuviera que dar su vida por eso. No iba a dejar que Roux... Markov pusiera sus manos en su novia. El mismo se lo llevaría junto a él a la muerte, si no podía derrotarlo en el combate final.
Escuchó sus palabras y una pequeña sonrisa se formó en su rostro. Le había llegado al alma esa declaración, puesto que ella, inconscientemente, alejó las últimas inseguridades que permanecían dentro de su mente. Acarició la mejilla de la ex vampiresa y le dio un corto beso en los labios, demostrando el amor que le tenía a la pelirrosa.
– Yo igual te quiero más que todo en este mundo, Galia. Esta vez no pienso separarme más de ti. Aun si es una misión, pelearé para que nos dejen ir juntos. Eres mi compañera y amada, para el resto de mis días – declaró cálidamente el joven.
Sintió el beso de Galia y Ryuken le siguió el juego. Se apoderó de su lengua con la suya y exploró nuevamente su boca con intensidad. Podrían hacer muchas veces esto, pero nunca se cansaría de los labios de su novia. Era como una droga, aunque esta no era dañina para el cuerpo. En eso, notó como su compañera bajaba sus pantalones, dejándolo solo en ropa interior.
– Normal, teniendo a mi hermosa novia en mis brazos luego de dos años... Difícil sería no reaccionar – respondió al comentario de Galia, dejando los pensamientos de antes de lado. Ya enfrentarían las consecuencias luego, ahora lo importante era seguir.
Negó con la cabeza y la besó nuevamente, aunque ahora uso sus manos para deshacerse de los pantalones de Galia, dejándola también en ropa interior. Luego, llevó una de sus manos hasta su espalda y con delicadez soltó el agarre del sujetador, para luego retirarlo y tirarlo al piso. Se detuvo por algunos segundos al ver a una semi desnuda Galia y sus ojos recorrieron todo su cuerpo. Sin poder evitarlo, la levantó un poco y la abrazó, haciendo que sus pechos se presionaran con su torso y su... pequeño amigo quedara tocando su muslo a través de los calzoncillos.
– Tan cálido – murmuró mientras la abrazaba y sus manos recorrían cada rincón de su cuerpo. Pese a que ya era un hecho que era humana, una pequeña parte de él seguía dudando. Razón por la que hacía todo eso para cerciorarse...
Escuchó sus palabras y una pequeña sonrisa se formó en su rostro. Le había llegado al alma esa declaración, puesto que ella, inconscientemente, alejó las últimas inseguridades que permanecían dentro de su mente. Acarició la mejilla de la ex vampiresa y le dio un corto beso en los labios, demostrando el amor que le tenía a la pelirrosa.
– Yo igual te quiero más que todo en este mundo, Galia. Esta vez no pienso separarme más de ti. Aun si es una misión, pelearé para que nos dejen ir juntos. Eres mi compañera y amada, para el resto de mis días – declaró cálidamente el joven.
Sintió el beso de Galia y Ryuken le siguió el juego. Se apoderó de su lengua con la suya y exploró nuevamente su boca con intensidad. Podrían hacer muchas veces esto, pero nunca se cansaría de los labios de su novia. Era como una droga, aunque esta no era dañina para el cuerpo. En eso, notó como su compañera bajaba sus pantalones, dejándolo solo en ropa interior.
– Normal, teniendo a mi hermosa novia en mis brazos luego de dos años... Difícil sería no reaccionar – respondió al comentario de Galia, dejando los pensamientos de antes de lado. Ya enfrentarían las consecuencias luego, ahora lo importante era seguir.
Negó con la cabeza y la besó nuevamente, aunque ahora uso sus manos para deshacerse de los pantalones de Galia, dejándola también en ropa interior. Luego, llevó una de sus manos hasta su espalda y con delicadez soltó el agarre del sujetador, para luego retirarlo y tirarlo al piso. Se detuvo por algunos segundos al ver a una semi desnuda Galia y sus ojos recorrieron todo su cuerpo. Sin poder evitarlo, la levantó un poco y la abrazó, haciendo que sus pechos se presionaran con su torso y su... pequeño amigo quedara tocando su muslo a través de los calzoncillos.
– Tan cálido – murmuró mientras la abrazaba y sus manos recorrían cada rincón de su cuerpo. Pese a que ya era un hecho que era humana, una pequeña parte de él seguía dudando. Razón por la que hacía todo eso para cerciorarse...
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Cuando el chico le quitó los pantalones no pudo evitar abrazarle un poco nerviosa. Su cama estaba pegada a la pared y por ello no se caerían, era la ventaja de haber movido algunos muebles antes de irse. Agradeció que nadie hiciese nada raro allí. Le abrazó despacio sintiendo su calorcito y cerrando los ojos. Escuchó sus palabras y no pudo evitar echarse a reír. Después le miró a los ojos y le dio un suave lametón en la mejilla derecha.
- Claro que iremos juntos a todas. Eres mi compañero en la Quimera y los Colmillos siempre iremos unidos, cielo. De hecho, ya sabes que me entregué a ti hace mucho tiempo. – Terminó de decir mientras pegaba su frente a la de él.
Notó entonces la mano del pillín quitarle el sujetador y no tardó en pegarse a él. Sonrió y después infló las mejillas a modo de broma mientras contenía sus ganas de reírse. Se lo pasaba demasiado bien con él. Ai… Zorra. Si esa inútil nunca se hubiese metido… Ella misma le cortaría los brazos por llevarse a su chico, a su hombre, a su marido, a su propiedad. Era suyo joder, de nadie más. Era su maldito tesoro, su presa, su mitad del alma, su media naranja. Esa estúpida ladrona… Los ojos de Galia se pusieron fríos por unos momentos, pero después volvieron a ser los de siempre y se relamió mirando al peliplateado.
- Hehehehe… Cielo, luego me toca cambiarme las mechas. Vas a ver mi verdadero pelo por primera vez, es blanco. – Dijo ella con un toque dulce.
Tras aquello se echó sobre él dejándole debajo. Pegó su pecho al suyo y le besó de nuevo. Esta vez fue mucho más lejos. Deslizó su mano hasta su ropa interior y metió la mano debajo. La joven agarró al amigo de su pareja y empezó a masajearlo despacio con su mano. Hacía movimientos lentos, pero muy intensos y tratando de agarrar lo máximo posible. Al mismo tiempo empezó a morder su cuello despacio. Clavó sus colmillos vampíricos en él y empezó a beber despacio, vieja manía. Al mismo tiempo seguía acariciándole allí abajo, por lo que el placer sería doble.
- Relájate y déjate llevar, amor mío. Vamos, quiero oírte pedirme que no pare…
Sí, ella pensaba ser la que lo dominase. Sabía que tenía más fuerza y estaba encima. Era su momento. Echando el peso de su cuerpo en él y presionando en su hombro con la mano libre lo mantendría allí quietecito mientras continuaba subiendo y bajando su mano. Lo quería lo más excitado posible. Continuó bebiendo de su cuello despacio y deseando que empezase a jadear. Era su presa en aquellos momentos.
- Claro que iremos juntos a todas. Eres mi compañero en la Quimera y los Colmillos siempre iremos unidos, cielo. De hecho, ya sabes que me entregué a ti hace mucho tiempo. – Terminó de decir mientras pegaba su frente a la de él.
Notó entonces la mano del pillín quitarle el sujetador y no tardó en pegarse a él. Sonrió y después infló las mejillas a modo de broma mientras contenía sus ganas de reírse. Se lo pasaba demasiado bien con él. Ai… Zorra. Si esa inútil nunca se hubiese metido… Ella misma le cortaría los brazos por llevarse a su chico, a su hombre, a su marido, a su propiedad. Era suyo joder, de nadie más. Era su maldito tesoro, su presa, su mitad del alma, su media naranja. Esa estúpida ladrona… Los ojos de Galia se pusieron fríos por unos momentos, pero después volvieron a ser los de siempre y se relamió mirando al peliplateado.
- Hehehehe… Cielo, luego me toca cambiarme las mechas. Vas a ver mi verdadero pelo por primera vez, es blanco. – Dijo ella con un toque dulce.
Tras aquello se echó sobre él dejándole debajo. Pegó su pecho al suyo y le besó de nuevo. Esta vez fue mucho más lejos. Deslizó su mano hasta su ropa interior y metió la mano debajo. La joven agarró al amigo de su pareja y empezó a masajearlo despacio con su mano. Hacía movimientos lentos, pero muy intensos y tratando de agarrar lo máximo posible. Al mismo tiempo empezó a morder su cuello despacio. Clavó sus colmillos vampíricos en él y empezó a beber despacio, vieja manía. Al mismo tiempo seguía acariciándole allí abajo, por lo que el placer sería doble.
- Relájate y déjate llevar, amor mío. Vamos, quiero oírte pedirme que no pare…
Sí, ella pensaba ser la que lo dominase. Sabía que tenía más fuerza y estaba encima. Era su momento. Echando el peso de su cuerpo en él y presionando en su hombro con la mano libre lo mantendría allí quietecito mientras continuaba subiendo y bajando su mano. Lo quería lo más excitado posible. Continuó bebiendo de su cuello despacio y deseando que empezase a jadear. Era su presa en aquellos momentos.
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Se ruborizó un poco al sentir la lamida en su mejilla. Probablemente nunca dejaría de sonrojarse por gestos como esos, pero no le importaba demasiado. Le gustaba que Galia hiciera eso y provocara esas sensaciones dentro de él. Escuchó sus palabras y ladeó un poco su cabeza, para luego asentir. Si había algo que lamentaba de la relación que tenían, fue haberse marchado en esa misión (que no llegó a hacerse), dejando sola a su pelirrosa en la base. Eso ocasionó que se marchara a Hallstat con Markov y... luego ocurrió la tragedia. Su mirada se ensombreció por algunos segundos, pero luego negó con la cabeza. El pasado ya estaba hecho y no podía cambiarse. Ahora su novia había vuelto a ser humana, justo como cuando la conoció. Además, Black estaba viva también y eso lo aliviaba a él y a su contraparte maligna. Lo único que quedaba, era eliminar de la fas de la tierra al vampiro, pero eso vendría después. Por mucho que lo odiara, sabía que si el vampiro quería no ser visto, entonces no podrían encontrarlo. Él mismo tendría que venir hacia ellos... y ambos estarían listos para terminar con todo de una buena vez.
– Lo sé – respondió mientras acariciaba su mejilla.
Pausó un poco mientras la mimaba al escuchar ese comentario. Ryuken abrió la boca para decir algo, pero las palabras parecía no querían salir. Chasqueó su lengua un poco y ladeó su cabeza. ¿Su cabello... era blanco? La conocía desde hace dos años, y era la primera vez que se enteraba que su color natural no era rosado. Al cabo de unos segundos, simplemente sen encogió de hombros. Era una cosa menos, así que no le molestaba. Eso sí, querría verla con su pelo natural. Era algo que no iba a perderse por ningún motivo. Antes que pudiera seguir pensando en eso, sin embargo, Galia lo besó de nuevo, aunque esta vez hizo algo que no se esperó.
– G-Galia – alcanzó a decir mientras sus mejillas se teñían de rojo.
Su novia empezó a meter mano debajo de sus calzoncillos y acariciaba lentamente su intimidad. Ryuken jadeó un poco y tragó en seco, sin moverse por algunos segundos. Lo tomó tan de sorpresa, que aún no lo procesaba del todo. Una vez que se recuperó, un brillo intenso se hizo presente en su rostro. Si así quería jugar... Entonces Galia tendría que estar preparada para una respuesta por parte del joven.
– No si tu no lo dices primero – respondió de forma orgullosa.
Aprovechando la posición, llevó una de sus manos su entrepierna y empezó a acariciar su intimidad por debajo la prenda. Arqueó una ceja al sentir que estaban húmedas, pero era algo normal. Por otro lado, y con su otra extremidad, acariciaba con delicadez uno de los senos de su chica. Lo masajeaba y, en ocasiones, apretaba levemente su pezón.
– Vamos, pídeme más – susurró en su oído, para luego lamer su oído...
– Lo sé – respondió mientras acariciaba su mejilla.
Pausó un poco mientras la mimaba al escuchar ese comentario. Ryuken abrió la boca para decir algo, pero las palabras parecía no querían salir. Chasqueó su lengua un poco y ladeó su cabeza. ¿Su cabello... era blanco? La conocía desde hace dos años, y era la primera vez que se enteraba que su color natural no era rosado. Al cabo de unos segundos, simplemente sen encogió de hombros. Era una cosa menos, así que no le molestaba. Eso sí, querría verla con su pelo natural. Era algo que no iba a perderse por ningún motivo. Antes que pudiera seguir pensando en eso, sin embargo, Galia lo besó de nuevo, aunque esta vez hizo algo que no se esperó.
– G-Galia – alcanzó a decir mientras sus mejillas se teñían de rojo.
Su novia empezó a meter mano debajo de sus calzoncillos y acariciaba lentamente su intimidad. Ryuken jadeó un poco y tragó en seco, sin moverse por algunos segundos. Lo tomó tan de sorpresa, que aún no lo procesaba del todo. Una vez que se recuperó, un brillo intenso se hizo presente en su rostro. Si así quería jugar... Entonces Galia tendría que estar preparada para una respuesta por parte del joven.
– No si tu no lo dices primero – respondió de forma orgullosa.
Aprovechando la posición, llevó una de sus manos su entrepierna y empezó a acariciar su intimidad por debajo la prenda. Arqueó una ceja al sentir que estaban húmedas, pero era algo normal. Por otro lado, y con su otra extremidad, acariciaba con delicadez uno de los senos de su chica. Lo masajeaba y, en ocasiones, apretaba levemente su pezón.
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Re: Un Poco Más Tonto Y No Naces... Pero Te Quiero. [Privado] [Galia-Ryuken] {Jue 7 Sep 2017 - 5:38}
Galia miraba los ojos del chico con un cariño enorme. Verle disfrutar la hacía muy feliz y encima se lo merecía. Pensaba cuidarlo como un tesoro toda la vida. No dejaría que nadie le hiciese nada malo y siempre estaría ahí para él. Continuó moviendo su mano despacio y escucharle tartamudear le pareció algo delicioso. Su sonrisa se ensanchó el doble y una mueca de disfrute se formó en su rostro. Empezando tan solo por aquello estaba haciéndole sentir bien. Justo entonces tuvo la idea de comenzar el espectáculo. Justo cuando iba a hacer de las suyas sintió la mano de Ryuken dentro de su ropa interior. Cerró los ojos con fuerza debido a lo sensible que estaba después de tanto tiempo y después soltó un leve jadeo. Abrió sus ojos de nuevo y le miró con dulzura.
- No pienso ser la primera en eso… Pero sí la primera en amarte cada día. – Le susurró ella a él con un tono bastante dulce. – Eres mío, no lo olvides…
Tras decirle aquello volvió a gemir un poco notando su mano humedecerse gracias a ella. Entonces las orejas de Galia pasaron a ser las de un felino. Su cola salió de la parte baja de la espalda y entonces apartó la mano de su intimidad. Fue su nuevo apéndice el que se enroscó en su ya crecido amigo y empezó a moverse de arriba abajo. Ahora que ella tenía ambos manos libres trató de coger las muñecas de su chico. Debido a su fuerza no sería un problema. Las llevaría hasta lo alto de la cabeza de él, tratando de amarrarle ambas manos con las suyas propias. Clavaría sus azulados ojos en él y su cola aumentaría el ritmo.
- Me temo que no puedes ganar este duelo, amor mío…
Unió de nuevo sus labios a los de él y aumentó la intensidad de los movimientos de su cola. Se enroscó por completo e hizo presión para apretarle un poco. Esas cosas tan repentinas quizás le arrancaban gemidos más fuertes. También usó la punta de su cola para azotar muy levemente el extremo de su herramienta. Estaba jugando con él y parecía feliz. Mientras tanto seguía besándole, pero con mucho cariño. Sus labios se posaban suavemente sobre los suyos y dejaban besos muy frágiles y mimosos. Era como si quisiera matarlo de un ataque de dulzura. Susurró entonces contra su boca de forma amable.
- Te he echado de menos… Ahora voy a hacerte terminar una vez por cada mes que no me has visto… Prepárate para pasar el mejor día de tu vida, cachorrito…
- No pienso ser la primera en eso… Pero sí la primera en amarte cada día. – Le susurró ella a él con un tono bastante dulce. – Eres mío, no lo olvides…
Tras decirle aquello volvió a gemir un poco notando su mano humedecerse gracias a ella. Entonces las orejas de Galia pasaron a ser las de un felino. Su cola salió de la parte baja de la espalda y entonces apartó la mano de su intimidad. Fue su nuevo apéndice el que se enroscó en su ya crecido amigo y empezó a moverse de arriba abajo. Ahora que ella tenía ambos manos libres trató de coger las muñecas de su chico. Debido a su fuerza no sería un problema. Las llevaría hasta lo alto de la cabeza de él, tratando de amarrarle ambas manos con las suyas propias. Clavaría sus azulados ojos en él y su cola aumentaría el ritmo.
- Me temo que no puedes ganar este duelo, amor mío…
Unió de nuevo sus labios a los de él y aumentó la intensidad de los movimientos de su cola. Se enroscó por completo e hizo presión para apretarle un poco. Esas cosas tan repentinas quizás le arrancaban gemidos más fuertes. También usó la punta de su cola para azotar muy levemente el extremo de su herramienta. Estaba jugando con él y parecía feliz. Mientras tanto seguía besándole, pero con mucho cariño. Sus labios se posaban suavemente sobre los suyos y dejaban besos muy frágiles y mimosos. Era como si quisiera matarlo de un ataque de dulzura. Susurró entonces contra su boca de forma amable.
- Te he echado de menos… Ahora voy a hacerte terminar una vez por cada mes que no me has visto… Prepárate para pasar el mejor día de tu vida, cachorrito…
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Re: Un Poco Más Tonto Y No Naces... Pero Te Quiero. [Privado] [Galia-Ryuken] {Jue 7 Sep 2017 - 7:32}
Y ella era de él, pero eso que había quedado demostrado desde hace tiempo. Lo que si... no pensaba ser el primero, aunque se le estaba poniendo difícil. Dos años sin nada de acción lo dejaron demasiado sensible, tanto que al simple toque de su pelirrosa provocaba que quisiera venirse. Una suerte que tuviera tanto auto control, de lo contrario la mano de Gala se habría manchado desde hace rato. Pese a eso, aquel tono dulce lo relajó. Uno de los temores que tuvo esos dos años, fue que Galia hubiera cambiado y ahora no lo quisiera. Ahora se dio cuenta que fue un imbécil, pero eran sus propias inseguridades que lo hicieron actuar así. El hecho que hubo más de un comentario respecto a que quien amaría alguien como él, no ayudaba en lo más mínimo. Ya no importaba, de todas formas. Ahora que tenía su pelirrosa aquí, le daba igual todo. Tenía a su fiel compañero a su lado y eso era el mejor regalo de todos. Los Colmillos se reunieron nuevamente, esta vez para no separarse nunca.
– Tu eres mía, mía por siempre, y no pienso alejarme nunca más – dijo en medio de jadeos.
Si bien Galia estaba haciendo de las suyas, Ryuken no se quedaba atrás en sus caricias. Aumentó la intensidad de sus caricias y, al cabo de unos pocos minutos, se atrevió a introducir un dedo dentro de ella. El joven sabía que se lo estaba tomando con calma, pero dos años le habían pasado un poco la cuenta. Necesitaba algo más de tiempo para ajustarse a eso nuevamente y no cagarla. Una vez que se recuperara por completo... entonces le mostraría a su novia quien era el dominante de la relación. En eso notó que Galia había pasado a su forma preferida, a lo que simplemente sonrío. Con eso se había hundido a sí misma, pero la dejaría disfrutar sus últimos minutos de fama.
Jadeó con algo más de fuerza, pero consiguió resistirlo. Tenía que usar su cola... y si su memoria no le fallaba... No, antes muerto que dejar que introdujera eso nuevamente en su boca cuando se viniera. Bastante tuvo la primera vez, y no pensaba si podría soportar una segunda vez. Para su mala fortuna, la pelirrosa capturó sus muñecas con sus manos, sin darle posibilidad de escapar. Por suerte... eso era un mero inconveniente para él. Cerró sus ojos por algunos segundos y tomó una bocanada de aire, para luego formar oro por debajo de la cama. Lamentaba que tuviera que cortar los cariños que le hacía, pero la supervivencia de su boca iba primero.
– En eso te doy la razón, pero creo que yo lo haré primero... Empezando por ahora – respondió con cuidado.
Sin darle tiempo de reaccionar, alzó su cabeza y capturó sus labios con los suyos. Mientras jugaba con su lengua, algunos látigos de oro surgieron detrás de ella e intentaron enroscarse en su cola, para luego ejercer un poco de presión. No lo suficiente para hacerle daño, pero si iba a notar el efecto debido a su punto débil.
– Tu eres mía, mía por siempre, y no pienso alejarme nunca más – dijo en medio de jadeos.
Si bien Galia estaba haciendo de las suyas, Ryuken no se quedaba atrás en sus caricias. Aumentó la intensidad de sus caricias y, al cabo de unos pocos minutos, se atrevió a introducir un dedo dentro de ella. El joven sabía que se lo estaba tomando con calma, pero dos años le habían pasado un poco la cuenta. Necesitaba algo más de tiempo para ajustarse a eso nuevamente y no cagarla. Una vez que se recuperara por completo... entonces le mostraría a su novia quien era el dominante de la relación. En eso notó que Galia había pasado a su forma preferida, a lo que simplemente sonrío. Con eso se había hundido a sí misma, pero la dejaría disfrutar sus últimos minutos de fama.
Jadeó con algo más de fuerza, pero consiguió resistirlo. Tenía que usar su cola... y si su memoria no le fallaba... No, antes muerto que dejar que introdujera eso nuevamente en su boca cuando se viniera. Bastante tuvo la primera vez, y no pensaba si podría soportar una segunda vez. Para su mala fortuna, la pelirrosa capturó sus muñecas con sus manos, sin darle posibilidad de escapar. Por suerte... eso era un mero inconveniente para él. Cerró sus ojos por algunos segundos y tomó una bocanada de aire, para luego formar oro por debajo de la cama. Lamentaba que tuviera que cortar los cariños que le hacía, pero la supervivencia de su boca iba primero.
– En eso te doy la razón, pero creo que yo lo haré primero... Empezando por ahora – respondió con cuidado.
Sin darle tiempo de reaccionar, alzó su cabeza y capturó sus labios con los suyos. Mientras jugaba con su lengua, algunos látigos de oro surgieron detrás de ella e intentaron enroscarse en su cola, para luego ejercer un poco de presión. No lo suficiente para hacerle daño, pero si iba a notar el efecto debido a su punto débil.
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Re: Un Poco Más Tonto Y No Naces... Pero Te Quiero. [Privado] [Galia-Ryuken] {Jue 7 Sep 2017 - 8:00}
Galia sonreía ante sus palabras y seguía jugando con él de forma cariñosa. No iba a dejarle escapar de ninguna forma y notaba con su cola aquella cosita palpitar. Estaba muy orgullosa. Había notado aquel dedo antes de amarrarlo y casi le arrancó un gemido, pero pudo lograr calmarse. Ahora que lo tenía atrapado era su presa y no pensaba soltarlo. Notó el intenso beso y lo siguió como pudo cerrando sus ojos. Justo entonces sintió aquella sensación que la ponía tan vulnerable. Menos mal que solo funcionaba con su chico y en momentos de ese tipo. Gimió contra su boca notando un sonrojo invadirla. Estaba atrapando su cola y eso la hizo parar y jadear de forma sumisa. Pero no iba a rendirse. Formó una cantidad de hielo mayor en sus manos y congeló tanto las suyas como las de Ryuken, quedando ambos atados mutuamente con las manos sobre la cabeza de él.
- Me temo que ahora estamos un poco privados de manos… Ahora tendrás que aguantarte un rato, mi vida. – Mencionó imbuyendo su hielo en haki para que no lo rompiese.
Su mirada era algo “sumisa” debido a que su cola estaba siendo agarrada, pero supuso que él no podría hacer nada. Ella podría aguantar muy bien y por ello colocó sus labios sobre los suyos. Ahora llegaba la forma de hacerle tortura psicológica y dejarlo más caliente que el propio fuego. Le besó de forma dulce y aunque le costaba hablar pudo susurrarle.
- Es una pena, cielo. Estaba a punto de darte el mayor regalo del mundo… Iba a violarte de una forma deliciosa, aunque supongo que ahora no podrás hacer nada. Tan solo mira mi carita una y otra vez sin poder hacer nada… Imagina lo que mis labios podrían haberte hecho ahí abajo…
Le besó de nuevo para mantenerse ocupada y manteniendo su mente en otro sitio. Ella por suerte tenía la ropa interior puesta y por ello podía tener algo de protección ante roces. Trató de mover su cola para librarse, pero era imposible, estaba amarrada. De todas formas, continuaba enroscada en él, por lo que se movería muy despacio para mantenerlo caliente. Metió su lengua en la boca de su chico y acarició sus dientes, su lengua y toda la cavidad, incluidas las muelas. Le estaba haciendo una inspección entera mientras disfrutaba de la provocación.
- Me estoy calentando mucho… Mi vida. – Susurraba para provocar y molestarle.
- Me temo que ahora estamos un poco privados de manos… Ahora tendrás que aguantarte un rato, mi vida. – Mencionó imbuyendo su hielo en haki para que no lo rompiese.
Su mirada era algo “sumisa” debido a que su cola estaba siendo agarrada, pero supuso que él no podría hacer nada. Ella podría aguantar muy bien y por ello colocó sus labios sobre los suyos. Ahora llegaba la forma de hacerle tortura psicológica y dejarlo más caliente que el propio fuego. Le besó de forma dulce y aunque le costaba hablar pudo susurrarle.
- Es una pena, cielo. Estaba a punto de darte el mayor regalo del mundo… Iba a violarte de una forma deliciosa, aunque supongo que ahora no podrás hacer nada. Tan solo mira mi carita una y otra vez sin poder hacer nada… Imagina lo que mis labios podrían haberte hecho ahí abajo…
Le besó de nuevo para mantenerse ocupada y manteniendo su mente en otro sitio. Ella por suerte tenía la ropa interior puesta y por ello podía tener algo de protección ante roces. Trató de mover su cola para librarse, pero era imposible, estaba amarrada. De todas formas, continuaba enroscada en él, por lo que se movería muy despacio para mantenerlo caliente. Metió su lengua en la boca de su chico y acarició sus dientes, su lengua y toda la cavidad, incluidas las muelas. Le estaba haciendo una inspección entera mientras disfrutaba de la provocación.
- Me estoy calentando mucho… Mi vida. – Susurraba para provocar y molestarle.
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Re: Un Poco Más Tonto Y No Naces... Pero Te Quiero. [Privado] [Galia-Ryuken] {Vie 8 Sep 2017 - 7:49}
Nuevamente tenía a Galia justo donde la quería. Pese a eso, esta vez la pelirrosa no se rendiría así como así. Usando su hielo, la joven logró capturar las manos del asesino por sobre él, logrando que no pudiera usar ambas extremidades a menos que consiguiera liberarse. Suspiró con dramatismo, dando a entender que no tenía forma de liberarse, aparentemente. Lo cierto era que Ryuken tenía varias formas zafarse de sus ataduras. Su amante no tenía idea que ahora su Haki estaba al mismo nivel suyo, pero de momento lo quería dejar como un factor sorpresa por si lo necesitaba después. Cerró sus ojos por algunos segundos, para luego mirar directamente a los ojos de Galia. Sería tan sencillo liberarse y tomarla sin piedad alguna, aunque eso iría un poco en contra de su moral. No quería dominar por completo, después de todo. "¿Qué hacer?", pensó el rebelde. La respuesta vino luego de uno de los besos más calenturientos que había recibido por parte de su novia. Sus ojos se abrieron de forma exagerada, pero de todas formas pudo reaccionar y corresponder a tiempo. Emulaba los mismos movimientos de Galia, explorando todo rincón de su cavidad bucal. Ni siquiera sus dientes estaban a salvo.
– A la mierda – murmuró luego de separarse.
Un hilo de saliva se podía observar, pero eso era lo de menos. Había considerado seriamente dejarla dominar por esa ronda, hasta que la pelirrosa lo dejó con mucha calentura de por medio. Gruño por lo bajo, decidido a terminar con todo de una vez. A la mierda las sorpresas, esto era mucho más importante. Instantáneamente, ambas manos se tornaron de un color morado metálico. Destruyó el hielo que lo aprisionaba de un movimiento, para luego poner ambas manos en la cintura de Galia. Solo podía usar armamento una vez cada cierto tiempo, pero la situación de ahora lo requería. Invirtió la posición y ahora la pelirrosa se encontraba debajo.
– Me hubiera dejado, realmente, pero dos años... Perdona si estoy un poco ansioso – dijo, sin sonar del todo arrepentido. Culpa suya por haberle provocado tanto.
Más oro salió por debajo de la cama y amarraron los tobillos y brazos de su novia, dejándola atrapada por el momento. No puso demasiada presión, por lo que no dolería o se le marcaría el metal. Por otro lado, los látigos seguían sosteniendo la cola de su amante. Eso dejaría sus dos manos libres para recorrer su cuerpo, aunque lo primero que hizo fue... Deshacerse de la última prenda de la pelirrosa, dejándola totalmente desnuda. Se relamió un poco y lentamente empezó a acariciar su intimidad.
– Je, puedo ver lo mucho que te estas calentando. Vamos, solo déjate llevar – le susurró en el oído, para luego mordisquearlo. Por otro lado, insertó dos dedos esta vez dentro de ella. En un principio lo hizo lento, pero luego fue entrando y saliendo a una velocidad bastante considerable.
– A la mierda – murmuró luego de separarse.
Un hilo de saliva se podía observar, pero eso era lo de menos. Había considerado seriamente dejarla dominar por esa ronda, hasta que la pelirrosa lo dejó con mucha calentura de por medio. Gruño por lo bajo, decidido a terminar con todo de una vez. A la mierda las sorpresas, esto era mucho más importante. Instantáneamente, ambas manos se tornaron de un color morado metálico. Destruyó el hielo que lo aprisionaba de un movimiento, para luego poner ambas manos en la cintura de Galia. Solo podía usar armamento una vez cada cierto tiempo, pero la situación de ahora lo requería. Invirtió la posición y ahora la pelirrosa se encontraba debajo.
– Me hubiera dejado, realmente, pero dos años... Perdona si estoy un poco ansioso – dijo, sin sonar del todo arrepentido. Culpa suya por haberle provocado tanto.
Más oro salió por debajo de la cama y amarraron los tobillos y brazos de su novia, dejándola atrapada por el momento. No puso demasiada presión, por lo que no dolería o se le marcaría el metal. Por otro lado, los látigos seguían sosteniendo la cola de su amante. Eso dejaría sus dos manos libres para recorrer su cuerpo, aunque lo primero que hizo fue... Deshacerse de la última prenda de la pelirrosa, dejándola totalmente desnuda. Se relamió un poco y lentamente empezó a acariciar su intimidad.
– Je, puedo ver lo mucho que te estas calentando. Vamos, solo déjate llevar – le susurró en el oído, para luego mordisquearlo. Por otro lado, insertó dos dedos esta vez dentro de ella. En un principio lo hizo lento, pero luego fue entrando y saliendo a una velocidad bastante considerable.
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Re: Un Poco Más Tonto Y No Naces... Pero Te Quiero. [Privado] [Galia-Ryuken] {Vie 8 Sep 2017 - 9:00}
La tigresa continuaba besando a su chico y dándole mimos como podía, hasta escuchó el sonido del hielo romperse. Cuando se dio cuenta de que ambos hakis se habían anulado supo enseguida que él había mejorado el suyo. Podía agarrarlo y ya, pero su cola estaba siendo aprisionada. Tragó saliva al darse cuenta de eso y después de unos momentos le miró a los ojos fijamente. Una sonrisa se formó en su rostro sabiendo que no podía hacer nada. O mejoraba de nuevo su haki o lo iba a tener crudo de narices. Sus palabras la hicieron asentir con la cabeza dándole permiso para lo que él deseara. Lo quería demasiado y si podía darle el día de su vida se alegraría.
Notó entonces sus manos y pies aprisionados y no pudo evitar que un sonrojo inhumano recorriera su rostro totalmente. Estaba atada y no podía usar su fuerza para romper aquello, pues su cola seguía debilitándola. Miró a su chico de forma tímida por primera vez en mucho tiempo. No sabía que a él le gustase el sadomaso y todo eso que tenía que ver con cuerdas, azotes y demás. Notó la mano allí abajo y tan solo pudo cerrar los ojos y jadear por lo bajo, pues tampoco podía cerrar las piernas. Al verlo acercarse se relamió. Sintió los mordiscos en su oreja y tembló un poco, pero nada comparado como cuando fue penetrada por los dos dedos del revolucionario. Abrió la boca ligeramente dejando escapar un suave gemido y después se mantuvo relajada a medida que avanzaba.
- No puedo evitarlo… El mero hecho de que me hayas atado me ha excitado demasiado. Ahora verme de esta forma tan solo me hace pensar en una cosa, amor mío… ¿Qué me vas a hacer? – Su tono fue fingido y quería amular a una colegiala joven y temerosa.
Mostró una expresión que mostraba algo de temor de forma falsa, pues estaba disfrutando con su asesino de lo lindo. Mientras él continuaba ella se sentía cada vez más acalorada. Quería saltar sobre él y violarlo, pero ahora era una prisionera debido a sus látigos de oro. Se mordió el labio inferior y entonces le miró algo sonrojada.
- Oye no me dejes sin nada que hacer, solicito permiso para poder jugar de alguna forma. – Pidió soltando una leve carcajada dulce y soltando de nuevo otro gemido algo más dulce y placentero que el anterior.
Notó entonces sus manos y pies aprisionados y no pudo evitar que un sonrojo inhumano recorriera su rostro totalmente. Estaba atada y no podía usar su fuerza para romper aquello, pues su cola seguía debilitándola. Miró a su chico de forma tímida por primera vez en mucho tiempo. No sabía que a él le gustase el sadomaso y todo eso que tenía que ver con cuerdas, azotes y demás. Notó la mano allí abajo y tan solo pudo cerrar los ojos y jadear por lo bajo, pues tampoco podía cerrar las piernas. Al verlo acercarse se relamió. Sintió los mordiscos en su oreja y tembló un poco, pero nada comparado como cuando fue penetrada por los dos dedos del revolucionario. Abrió la boca ligeramente dejando escapar un suave gemido y después se mantuvo relajada a medida que avanzaba.
- No puedo evitarlo… El mero hecho de que me hayas atado me ha excitado demasiado. Ahora verme de esta forma tan solo me hace pensar en una cosa, amor mío… ¿Qué me vas a hacer? – Su tono fue fingido y quería amular a una colegiala joven y temerosa.
Mostró una expresión que mostraba algo de temor de forma falsa, pues estaba disfrutando con su asesino de lo lindo. Mientras él continuaba ella se sentía cada vez más acalorada. Quería saltar sobre él y violarlo, pero ahora era una prisionera debido a sus látigos de oro. Se mordió el labio inferior y entonces le miró algo sonrojada.
- Oye no me dejes sin nada que hacer, solicito permiso para poder jugar de alguna forma. – Pidió soltando una leve carcajada dulce y soltando de nuevo otro gemido algo más dulce y placentero que el anterior.
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Re: Un Poco Más Tonto Y No Naces... Pero Te Quiero. [Privado] [Galia-Ryuken] {Sáb 9 Sep 2017 - 8:51}
Podía parecer una escena de sadomasoquismo, pero el joven no lo veía así. Solo estaba haciendo uso de su fruta para tenerla retenida por algunos momentos, y en ningún momento iba a levantar su mano contra ella... A menos que ambos le cedieran el control a sus contrapartes, claro estaba. Ryuken Shirou no era un sádico, y aunque lo fuera no se mostraría de ese modo con su querida novia. La amaba demasiado como para realizar algo tan vil como eso. El espadachín suspiró un poco y escuchó las palabras de Galia. Una pequeña sonrisa se formó en su rostro, al tiempo que ambas cejas se alzaban de forma sugerente. Lo cierto era que podía hacer muchas cosas teniendo en cuenta la posición de la pelirrosa, pero tampoco quería abusar tanto del poder que tenía actualmente. Se llevó una mano al mentón, fingiendo estar pensando en que hacer. Por otro lado, con la otra, seguía entrando y sacando sus dedos de la intimidad de su novia, sin darle descanso. Le gustaba el sonido que hacía y no pudo evitar relamerse un poco. Estaba perdiendo el control, pero podría durar un poco más si se lo proponía.
– Tantas cosas que puedo hacer... Y con todo el tiempo del mundo. Nada nos va a interrumpir ahora, no hasta que nos hayamos puesto al día – le susurró en el oído, para luego lamer lentamente su lóbulo.
Se separó y frunció un poco el ceño, para luego agregar un cuarto dedo dentro de la chica. Debido a la velocidad y al hecho que había pasado dos años sin esto, la pelirrosa debía estar muy cerca de venirse... pero no quería eso, aún. Quería que suplicara primero antes que dejar que tuviera el orgasmo, por lo que retiró los dedos y no los volvió a meter de momento. Lo que si... los colocó frente a los ojos de Galia y lentamente se lamió los dedos sin pudor alguno. Dos años sin probar eso había conseguido que casi olvidara el sabor, pero ahora recordaba porque estaba tan obsesionado con la esencia de su chica. Escuchó sus palabras y arqueó una ceja, para luego mirarla fijamente por algunos segundos. Luego, ladeó su cabeza y sonrío un poco. Se esta conteniendo para no tomarla de una, pero su novia se lo estaba poniendo difícil.
– Supongo que... puedo hacer algo al respecto – murmuró el joven.
Sin decir otra palabra, liberó a Galia de sus ataduras e invirtió posiciones nuevamente, quedando él debajo de ella. Ryuken sonrío maliciosamente y, antes que pudiera hacer algo, le dio la vuelta, ocasionando que su intimidad quedara justo delante de su rostro... Y debió suceder lo mismo con su chica, aunque él aún le quedaba su ropa interior. Levantó una mano y nuevamente la encadenó usando el oro, aunque esta vez lo hizo con sus piernas y dejó sus brazos libres para que los usara como quisiera. De esta forma, Ryuken podría hacer de las suyas y no podría cerrar dichas extremidades debido al oro. Para terminar la gracia, seguía sujetando firmemente la cola de su mujer con los látigos.
– ¿Esta posición es mejor? – preguntó, con inocencia fingida.
Sin decir otra palabra, Ryuken atacó con ganas la intimidad de la chica con su lengua. Saboreó, exploró y lamió como nunca antes en su vida. Dos años lo dejaron algo ansioso, y con esto quedaba demostrado, pero no se contentaría solo con eso. Además de usar su lengua, atacó sin piedad usando sus dedos, entrando y saliendo a una velocidad considerable. Galia ya había "sufrido" bastante, así que supuso que era hora de provocarle el orgasmo... Y se encargaría de que fuera el más intenso que hubiera sentido en su vida.
– Tantas cosas que puedo hacer... Y con todo el tiempo del mundo. Nada nos va a interrumpir ahora, no hasta que nos hayamos puesto al día – le susurró en el oído, para luego lamer lentamente su lóbulo.
Se separó y frunció un poco el ceño, para luego agregar un cuarto dedo dentro de la chica. Debido a la velocidad y al hecho que había pasado dos años sin esto, la pelirrosa debía estar muy cerca de venirse... pero no quería eso, aún. Quería que suplicara primero antes que dejar que tuviera el orgasmo, por lo que retiró los dedos y no los volvió a meter de momento. Lo que si... los colocó frente a los ojos de Galia y lentamente se lamió los dedos sin pudor alguno. Dos años sin probar eso había conseguido que casi olvidara el sabor, pero ahora recordaba porque estaba tan obsesionado con la esencia de su chica. Escuchó sus palabras y arqueó una ceja, para luego mirarla fijamente por algunos segundos. Luego, ladeó su cabeza y sonrío un poco. Se esta conteniendo para no tomarla de una, pero su novia se lo estaba poniendo difícil.
– Supongo que... puedo hacer algo al respecto – murmuró el joven.
Sin decir otra palabra, liberó a Galia de sus ataduras e invirtió posiciones nuevamente, quedando él debajo de ella. Ryuken sonrío maliciosamente y, antes que pudiera hacer algo, le dio la vuelta, ocasionando que su intimidad quedara justo delante de su rostro... Y debió suceder lo mismo con su chica, aunque él aún le quedaba su ropa interior. Levantó una mano y nuevamente la encadenó usando el oro, aunque esta vez lo hizo con sus piernas y dejó sus brazos libres para que los usara como quisiera. De esta forma, Ryuken podría hacer de las suyas y no podría cerrar dichas extremidades debido al oro. Para terminar la gracia, seguía sujetando firmemente la cola de su mujer con los látigos.
– ¿Esta posición es mejor? – preguntó, con inocencia fingida.
Sin decir otra palabra, Ryuken atacó con ganas la intimidad de la chica con su lengua. Saboreó, exploró y lamió como nunca antes en su vida. Dos años lo dejaron algo ansioso, y con esto quedaba demostrado, pero no se contentaría solo con eso. Además de usar su lengua, atacó sin piedad usando sus dedos, entrando y saliendo a una velocidad considerable. Galia ya había "sufrido" bastante, así que supuso que era hora de provocarle el orgasmo... Y se encargaría de que fuera el más intenso que hubiera sentido en su vida.
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La tigresa no podía parar de gemir con el chico haciendo de las suyas constantemente allí abajo. El sonido la estaba avergonzando y permanecía con los ojos cerrados esperando a que él le diese permiso para poder jugar también. No podía evitar retorcerse un poco mientras él continuaba examinando su sensibilidad. Soltó un quejido sonoro y después negó con la cabeza algo sonrojada. Ese maldito se estaba pasando mucho, la estaba domando sin permiso. Con su cola amarrada poco podía hacer para librarse de él. Debía de pensar algo rápido, pero le estaba costando bastante poder hacerlo. Su mente tan solo quería que él continuase jugando con su cuerpo de aquella forma tan deliciosa.
- ¡Ryu! – Gritó al notar la entrada del cuarto.
Cerró los ojos con fuerza y se retorció de nuevo. Cuando los sacó no pudo evitar mirarle preocupada. No quería que parase y al ver que los lamía volvió a sonrojarse bastante. No era justo que jugase de aquella forma con ella teniéndola amarrada. El maldito rebelde merecía ser castigado como era debido. Cuando la posición cambió a aquella tan vergonzosa notó sus piernas abrirse y ser atadas. Menos mal que no le podía mirar a los ojos o quedaría fuera de juego solo de la vergüenza. Tragó saliva al tener aquel juguete delante. Sabía que él lo había hecho a posta. Quitó su ropa interior con las manos y pudo verlo delante de ella. Un leve sonrojo apareció en su rostro, pues llevaba mucho sin verlo.
Sin poder hacer nada sintió la lengua de su chico allí abajo seguido de los dedos y eso provocó que empezara a gemir de forma algo notoria. Con sus manos acariciaba despacio la herramienta del revolucionario, buscando excitarle todo lo posible. Cada segundo que pasaba ella temblaba sin poder contenerse. Encima al estar cogida por la cola estaba muy sensible. No tardó mucho en empezar a usar su lengua para estimularle, pero de forma muy leve. Tan solo lo hacía para darle ganas de más. Conforme iba pasando el tiempo, ella usaba más saliva y movía sus manos más rápido. Llegó un punto en el que supo que no iba a poder más.
- Lo estás deseando ¿verdad? M-muy bien…
Se le notaba muy nerviosa, pero Ryuken no podía engañarla. Ella tuvo la culpa al pedirle que deseaba algo con lo que estar entretenida. Suspiró despacio y no tardó mucho en empezar a usar su boca. Al principio fue bastante tímida, pero un par de minutos después ya lo hacía de la forma más intensa posible y tratando de llegar lo más hondo posible. El sonrojo de su rostro era legendario y al mismo tiempo usaba su mano en la parte baja para presionarle y darle más gusto. Por su parte no paraba de mover su cintura contra el rostro de él, debía vengarse por aquello y dejarle la cara totalmente empapada.
- ¡Ryu! – Gritó al notar la entrada del cuarto.
Cerró los ojos con fuerza y se retorció de nuevo. Cuando los sacó no pudo evitar mirarle preocupada. No quería que parase y al ver que los lamía volvió a sonrojarse bastante. No era justo que jugase de aquella forma con ella teniéndola amarrada. El maldito rebelde merecía ser castigado como era debido. Cuando la posición cambió a aquella tan vergonzosa notó sus piernas abrirse y ser atadas. Menos mal que no le podía mirar a los ojos o quedaría fuera de juego solo de la vergüenza. Tragó saliva al tener aquel juguete delante. Sabía que él lo había hecho a posta. Quitó su ropa interior con las manos y pudo verlo delante de ella. Un leve sonrojo apareció en su rostro, pues llevaba mucho sin verlo.
Sin poder hacer nada sintió la lengua de su chico allí abajo seguido de los dedos y eso provocó que empezara a gemir de forma algo notoria. Con sus manos acariciaba despacio la herramienta del revolucionario, buscando excitarle todo lo posible. Cada segundo que pasaba ella temblaba sin poder contenerse. Encima al estar cogida por la cola estaba muy sensible. No tardó mucho en empezar a usar su lengua para estimularle, pero de forma muy leve. Tan solo lo hacía para darle ganas de más. Conforme iba pasando el tiempo, ella usaba más saliva y movía sus manos más rápido. Llegó un punto en el que supo que no iba a poder más.
- Lo estás deseando ¿verdad? M-muy bien…
Se le notaba muy nerviosa, pero Ryuken no podía engañarla. Ella tuvo la culpa al pedirle que deseaba algo con lo que estar entretenida. Suspiró despacio y no tardó mucho en empezar a usar su boca. Al principio fue bastante tímida, pero un par de minutos después ya lo hacía de la forma más intensa posible y tratando de llegar lo más hondo posible. El sonrojo de su rostro era legendario y al mismo tiempo usaba su mano en la parte baja para presionarle y darle más gusto. Por su parte no paraba de mover su cintura contra el rostro de él, debía vengarse por aquello y dejarle la cara totalmente empapada.
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Los gritos de Galia eran música para sus oídos. Cada vez que gemía, provocaba que un escalofrío de placer recorriera su espalda. Al diablo con Dranser y el resto de los rebeldes que escucharan los quejidos, no se iba a detener hasta que tomara a su pelirrosa y se pusieran al día por estos dos largos años que estuvieron separados. No le importaba si su resistencia la perdía antes, aun así no se detendría. Si debía forzar sus límites para lograrlo, entonces que así fuera. Al otro día no sentiría su cadera, pero valdría la pena cada puto segundo de la danza de amor. Se relamió lentamente y siguió explorando intensamente el interior de su novia, sin detenerse si quiera por un segundo. Era lo más delicioso que había probado en toda su vida y quería más. No se contentaría solo con eso, de todas formas. No, quería que tuviera el orgasmo más intenso... y el estaría allí para beberlo todo. Una parte de su mente lo recriminó por ser tan pervertido, pero le daba igual. Galia lo había convertido en esto y ahora ella tendría que atenerse a las consecuencias.
Al estar degustando, pudo sentir que su amante sacaba la última prenda que le quedaba. Se estremeció un poco, pero siguió haciendo de las suyas. Mientras tuviera sujeta la cola de su pelirrosa, no podría hacer algo tan temerario como dar vuelta la situación. Gimió un poco al sentir como acariciaba su herramienta, pero no se escuchó demasiado debido a que su boca estaba ocupada en este momento. Primera vez que usaba esa posición y ahora sabía porque la gente le gustaba. Ambas partes podían darle placer al otro sin esperar turnos, después de todo.
– E-esas preguntas obvias no se hacen – tartamudeó, algo sonrojado debido a las caricias.
Sus ojos se abrieron de forma exagerada al sentir su boca alrededor de su intimidad. Se estremeció violentamente y casi se vino de una, pero logró controlarlo a tiempo. Tragó en seco al sentir como entraba más, por lo que decidió usar la zona prohibida de su mujer para capear el placer que estaba sintiendo. "¿Hasta donde piensa llegar?", pensó al notar que seguía engullendo más y más. El joven sabía muy bien que su herramienta estaba considerablemente por sobre el promedio, por lo que se preocupaba si llegaba ahogarse. Al cabo de unos segundos, negó con la cabeza y decidió ponerle fin a todo esto. Ingresó el quinto dedo, para luego llegar a su máxima velocidad posible. Por supuesto, tampoco iba a olvidar su lengua.
Pasaron algunos minutos y el joven ya estaba llegando a su límite, pero no lo haría hasta hacerlo al mismo tiempo que Galia. Se ceja tembló un poco y volvió a aumentar el ritmo, cosa que no creía posible. Finalmente llegó a su máxima resistencia posible y decidió avisarle a su pelirrosa... Hasta que se dio cuenta de cierto problema. Su novia estaba frotando su intimidad con su cara, por lo que no podía decir nada... Bueno, podía, pero no se entendía nada. Lo intentó por algunos segundos, hasta que se resignó. Sin poder contenerse, se liberó por primera vez en dos años. Cerró sus ojos por algunos segundos, suspirando de alivio debido a ello. Galia lo iba a matar por lo que hizo, pero valió la pena haber esperado tanto...
Al estar degustando, pudo sentir que su amante sacaba la última prenda que le quedaba. Se estremeció un poco, pero siguió haciendo de las suyas. Mientras tuviera sujeta la cola de su pelirrosa, no podría hacer algo tan temerario como dar vuelta la situación. Gimió un poco al sentir como acariciaba su herramienta, pero no se escuchó demasiado debido a que su boca estaba ocupada en este momento. Primera vez que usaba esa posición y ahora sabía porque la gente le gustaba. Ambas partes podían darle placer al otro sin esperar turnos, después de todo.
– E-esas preguntas obvias no se hacen – tartamudeó, algo sonrojado debido a las caricias.
Sus ojos se abrieron de forma exagerada al sentir su boca alrededor de su intimidad. Se estremeció violentamente y casi se vino de una, pero logró controlarlo a tiempo. Tragó en seco al sentir como entraba más, por lo que decidió usar la zona prohibida de su mujer para capear el placer que estaba sintiendo. "¿Hasta donde piensa llegar?", pensó al notar que seguía engullendo más y más. El joven sabía muy bien que su herramienta estaba considerablemente por sobre el promedio, por lo que se preocupaba si llegaba ahogarse. Al cabo de unos segundos, negó con la cabeza y decidió ponerle fin a todo esto. Ingresó el quinto dedo, para luego llegar a su máxima velocidad posible. Por supuesto, tampoco iba a olvidar su lengua.
Pasaron algunos minutos y el joven ya estaba llegando a su límite, pero no lo haría hasta hacerlo al mismo tiempo que Galia. Se ceja tembló un poco y volvió a aumentar el ritmo, cosa que no creía posible. Finalmente llegó a su máxima resistencia posible y decidió avisarle a su pelirrosa... Hasta que se dio cuenta de cierto problema. Su novia estaba frotando su intimidad con su cara, por lo que no podía decir nada... Bueno, podía, pero no se entendía nada. Lo intentó por algunos segundos, hasta que se resignó. Sin poder contenerse, se liberó por primera vez en dos años. Cerró sus ojos por algunos segundos, suspirando de alivio debido a ello. Galia lo iba a matar por lo que hizo, pero valió la pena haber esperado tanto...
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No era posible. Galia no podía creerse que Ryuken hubiese podido… Ella también se vino, pero entonces notó algo inundar su boca totalmente. Sus mofletes se hincharon y sintió la mayor de las vergüenzas cuando aquella cosa salió por sus comisuras. Sin pensarlo tragó todo lo que pudo y después abrió la boca. Algunas gotas cayeron de sus labios hasta la entrepierna de él y ella quedó jadeando mientras cerraba los ojos y su frente quedaba pegada a su pierna. Respiraba de forma agitada tanto por haber terminado como por casi ahogarse. Sus piernas temblaban y no podía cerrarlas. Justo entonces acarició las rodillas de Ryuken con sus dedos y terminó por relamerse los restos de las comisuras. Una sonrisa siniestra se formó en su rostro y Black no tenía nada que ver.
- Eso de darle la leche a la gatita lo llevas de puta madre ¿no? – Dijo con un tono similar al de un demonio. – Deberías saber que esto te va a traer consecuencias…
Sus tobillos emitieron un frío descomunal que congeló las ataduras y de un tirón partió el oro. Aunque ambos hakis estuviesen igualados, la fuerza descomunal de ella continuaba dominando. Se colocó en pie mirándole allí tumbado en la cama y después mostró sus colmillos. La chica entonces trató de subirse a él y quedar encima. Con su fuerza lo mantendría pegado al colchón. Formó bajo la cama un círculo de hielo que se extendió por toda la habitación y de él surgieron estacas. Si él usaba sus tentáculos, ella los bloquearía. Él tenía más cantidad, pero la sala era pequeña y ella podía ocuparla toda, por lo que estarían igualados. Le miró a los ojos y le besó en los labios, tratando de usar su lengua para pasarle un poco de su propia medicina a él. Después le susurró en el oído.
- El amor duele un poco cariño, así que relájate…
Ella trató de acariciar sus manos y agarrarlas de forma romántica, pero con la intención de pararlas. Entonces ella llevaría su cola endurecida con haki al trasero de su chico y empezaría a frotar un poco con la punta mientras le sonreía de forma dulce. Esa mirada tan llena de amor y de maldad al mismo tiempo.
- Dolerá un poco, pero ten en cuenta que te amo, que eres lo que más quiero y que nada está por encima de ti en mi vida. Déjame ser tuya para siempre también. – Le dijo un poco ruborizada y de paso para ablandarlo.
Si todo había ido bien empezaría a entrar dentro de él muy despacio. Usando el hielo en la punta de la cola y aprovechando el calor del interior de Ryuken iría lubricando un poco. Mientras tanto mordisquearía los labios de su chico y continuaría mirándole a los ojos de forma bastante dulce, con su habitual tono azul.
- Daría mi vida por ti…
Mordió su cuello atravesando un poco su piel y empezando a beber de su sangre como siempre deseaba. El sabor la volvió bastante salvaje y continuó mientras trataba de violarlo, pero muy despacio y sabiendo que solo le dolería al principio.
- Eso de darle la leche a la gatita lo llevas de puta madre ¿no? – Dijo con un tono similar al de un demonio. – Deberías saber que esto te va a traer consecuencias…
Sus tobillos emitieron un frío descomunal que congeló las ataduras y de un tirón partió el oro. Aunque ambos hakis estuviesen igualados, la fuerza descomunal de ella continuaba dominando. Se colocó en pie mirándole allí tumbado en la cama y después mostró sus colmillos. La chica entonces trató de subirse a él y quedar encima. Con su fuerza lo mantendría pegado al colchón. Formó bajo la cama un círculo de hielo que se extendió por toda la habitación y de él surgieron estacas. Si él usaba sus tentáculos, ella los bloquearía. Él tenía más cantidad, pero la sala era pequeña y ella podía ocuparla toda, por lo que estarían igualados. Le miró a los ojos y le besó en los labios, tratando de usar su lengua para pasarle un poco de su propia medicina a él. Después le susurró en el oído.
- El amor duele un poco cariño, así que relájate…
Ella trató de acariciar sus manos y agarrarlas de forma romántica, pero con la intención de pararlas. Entonces ella llevaría su cola endurecida con haki al trasero de su chico y empezaría a frotar un poco con la punta mientras le sonreía de forma dulce. Esa mirada tan llena de amor y de maldad al mismo tiempo.
- Dolerá un poco, pero ten en cuenta que te amo, que eres lo que más quiero y que nada está por encima de ti en mi vida. Déjame ser tuya para siempre también. – Le dijo un poco ruborizada y de paso para ablandarlo.
Si todo había ido bien empezaría a entrar dentro de él muy despacio. Usando el hielo en la punta de la cola y aprovechando el calor del interior de Ryuken iría lubricando un poco. Mientras tanto mordisquearía los labios de su chico y continuaría mirándole a los ojos de forma bastante dulce, con su habitual tono azul.
- Daría mi vida por ti…
Mordió su cuello atravesando un poco su piel y empezando a beber de su sangre como siempre deseaba. El sabor la volvió bastante salvaje y continuó mientras trataba de violarlo, pero muy despacio y sabiendo que solo le dolería al principio.
Ryuken Shirou
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Un estremecimiento recorrió la espalda de Ryuken al ver la mirada que le dirigía Galia. Siempre creyó que Black era la que más daba miedo de las dos, pero se dio cuenta que se había equivocado. Tragó en seco y podía sentir como el nerviosismo lo invadía. Puede que hubiera sido mala idea hacerlo en la boca de la pelirrosa, pero fue su culpa. No pudo dejarlo hablar, después de todo. Por otro lado, una parte de él lo consideraba como una venganza por lo que hizo la otra vez. Seguía recordando lo que hizo con su cola la última vez que tuvieron en encuentro así. Suspiró un poco y se alejó lentamente de ella. El hecho se se haya liberado de sus ataduras, lo ponía en una situación de desventaja. Ella era mucho más fuerte que él en el tema físico, por lo que no debería serle problema dominar ahora que tenía su cola liberada. Ahora entendía el dicho de que todas las mujeres daban miedo, de una forma u otra. Pese a que solo conocía a dos, podía decir, sin duda alguna, que Galia y Liliana podían volverse el mismísimo demonio cuando querían serlo.
– ¿Podemos hablar de esto...? – preguntó nerviosamente el asesino.
Galia ahora se encontraba encima de él, y no podía hacer nada para evitarlo. Toda la habitación se encontraba congelada, por lo que no podía usar oro para contrarrestarla. Si bien la superaba en el tema de la cantidad, el cuarto pequeño como para sacarle el máximo provecho, así que debía tragarse su orgullo y recibir lo que la pelirrosa tuviera preparado para él. Antes que pudiera decir algo, su amante lo besó en los labios. Pudo degustarse a sí mismo nuevamente, pero él también le pasó algo se su propia medicina del orgasmo que tuvo anteriormente. Se separó y escuchó sus palabras. ¿Al amor dolía? ¿A que se refería con eso? En eso, sus ojos se abrieron de forma exagerada al ver como levantaba su cola y empezaba a frotarla su agujero, al tiempo que tomaba sus manos para que no se liberara.
– E-espera – masculló, algo aterrorizado.
Primera vez en mucho tiempo que tenía miedo, y de su propia novia. No sabía si reír o llorar debido a tal ironía, por lo que se decidió a dejar que las cosas siguieran su rumbo. No era como si pudiera liberarse, de todos modos. Ella era más fuerte y no lo dejaría ir. Solo le quedaba aguantar y esperar a que toda esta tortura terminara. Una mueca de dolor se formó en su rostro e instintivamente cerró sus ojos al sentir su cola entrar. Dolía más que la mierda, pero no le quedaba de otra. Escuchó entonces sus palabras y abrió sus ojos. Pese al dolor, de alguna forma de las arregló para sonreír un poco.
– Y-yo haría lo mismo – respondió suavemente el joven.
Sintió como lo mordía y empezaba a succionar su sangre, a lo que arqueó una ceja. ¿Aún tenía la habilidad para succionar? Supuso que ese era el único rasgo de vampiresa que le quedaba. Negó un poco con la cabeza y nuevamente cerró sus ojos, intentado relajarse. Así, el dolor se le pasaría un poco más rápido... O al menos la tortura no sería tan duradera dentro de su mente.
– ¿Podemos hablar de esto...? – preguntó nerviosamente el asesino.
Galia ahora se encontraba encima de él, y no podía hacer nada para evitarlo. Toda la habitación se encontraba congelada, por lo que no podía usar oro para contrarrestarla. Si bien la superaba en el tema de la cantidad, el cuarto pequeño como para sacarle el máximo provecho, así que debía tragarse su orgullo y recibir lo que la pelirrosa tuviera preparado para él. Antes que pudiera decir algo, su amante lo besó en los labios. Pudo degustarse a sí mismo nuevamente, pero él también le pasó algo se su propia medicina del orgasmo que tuvo anteriormente. Se separó y escuchó sus palabras. ¿Al amor dolía? ¿A que se refería con eso? En eso, sus ojos se abrieron de forma exagerada al ver como levantaba su cola y empezaba a frotarla su agujero, al tiempo que tomaba sus manos para que no se liberara.
– E-espera – masculló, algo aterrorizado.
Primera vez en mucho tiempo que tenía miedo, y de su propia novia. No sabía si reír o llorar debido a tal ironía, por lo que se decidió a dejar que las cosas siguieran su rumbo. No era como si pudiera liberarse, de todos modos. Ella era más fuerte y no lo dejaría ir. Solo le quedaba aguantar y esperar a que toda esta tortura terminara. Una mueca de dolor se formó en su rostro e instintivamente cerró sus ojos al sentir su cola entrar. Dolía más que la mierda, pero no le quedaba de otra. Escuchó entonces sus palabras y abrió sus ojos. Pese al dolor, de alguna forma de las arregló para sonreír un poco.
– Y-yo haría lo mismo – respondió suavemente el joven.
Sintió como lo mordía y empezaba a succionar su sangre, a lo que arqueó una ceja. ¿Aún tenía la habilidad para succionar? Supuso que ese era el único rasgo de vampiresa que le quedaba. Negó un poco con la cabeza y nuevamente cerró sus ojos, intentado relajarse. Así, el dolor se le pasaría un poco más rápido... O al menos la tortura no sería tan duradera dentro de su mente.
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Intelecto
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El sabor de la sangre de su chico continuaba siendo delicioso. Sonrió a medida que continuaba bebiendo y su cola hacía de las suyas. Al ver que se había rendido entró en él un poco más, tratando de llegar al punto masculino y hacerle sentir bien. Dejó de beber y pasó a besar sus labios con cariño. Estaba bastante contenta con sus palabras y con su buena actitud. La venganza por haber usado su leche en la boca de ella era esa, aunque… Un sonrojo invadió su rostro y negó con la cabeza. Pasó a morder sus labios despacio mientras continuaba moviendo su cola muy despacio de su pequeño. Pasados unos minutos y sabiendo que ya se habría hecho, empezó a entrar y salir rítmicamente mientras le sonreía mirándole a los ojos.
- Mira cómo te hago de mi propiedad, pequeño…
Ella disfrutaba con aquello y esas palabras fueron dichas con un tono bastante sádico. Ella entonces pasó a besar su cuello despacio y usó su lengua para helar la herida y congelar los dos pequeños agujeros. Después continuó bajando mordiendo su pecho y finalmente terminó en su abdomen, donde sus lamidas y mordiscos eran más intensos. Su cola también profundizaba y seguía moviéndose con el paso del tiempo. Estaba deseando tocar ese punto que le haría gemir de placer. Para no ser muy cruel con él estiró su mano hacia abajo y empezó a acariciarle su intimidad despacio y frotándola para tenerle cómodo. Le miró a los ojos con una expresión dulce y después le lamió la mejilla.
- Tan solo quiero hacerte sentir bien. Hay un punto que te hará sentirte mejor, aunque parezca un poco doloroso. Pero si deseas que pare tan solo tienes que pedírmelo con un beso y debe ser muy cariñoso. – Le dijo con un tono dulce mientras movía su cola ya a mucha velocidad dentro.
Rodeó su cuello con su mano libre y unió su frente a la de él. Clavó sus ojos azules en los de él y siguió moviendo su mano allí debajo de forma intensa para tenerle contento. También empezó a acariciar su nariz con la de ella. Su hielo fue desapareciendo de la sala totalmente y lentamente todo quedó en orden. Estaba demasiado cómoda y la forma en la que le miraba indicaba que era muy posesiva. Se había vuelto demasiado protectora en aquellos dos años sin él. Introdujo su cola lo más que pudo, pero sin hacer daño, pues sabía hasta qué punto debía no pasarse.
- Eres mío, Ryuken Shirou. Me perteneces ahora y para siempre. Nunca vas a separarte de mi lado y yo a cambio te juro lo mismo. Soy tuya y te pertenezco. Te voy a amar toda la vida y pienso morir a tu lado llegado el momento. – Dijo aquello le besó con cariño y lentamente fue haciendo el beso más intenso.
- Mira cómo te hago de mi propiedad, pequeño…
Ella disfrutaba con aquello y esas palabras fueron dichas con un tono bastante sádico. Ella entonces pasó a besar su cuello despacio y usó su lengua para helar la herida y congelar los dos pequeños agujeros. Después continuó bajando mordiendo su pecho y finalmente terminó en su abdomen, donde sus lamidas y mordiscos eran más intensos. Su cola también profundizaba y seguía moviéndose con el paso del tiempo. Estaba deseando tocar ese punto que le haría gemir de placer. Para no ser muy cruel con él estiró su mano hacia abajo y empezó a acariciarle su intimidad despacio y frotándola para tenerle cómodo. Le miró a los ojos con una expresión dulce y después le lamió la mejilla.
- Tan solo quiero hacerte sentir bien. Hay un punto que te hará sentirte mejor, aunque parezca un poco doloroso. Pero si deseas que pare tan solo tienes que pedírmelo con un beso y debe ser muy cariñoso. – Le dijo con un tono dulce mientras movía su cola ya a mucha velocidad dentro.
Rodeó su cuello con su mano libre y unió su frente a la de él. Clavó sus ojos azules en los de él y siguió moviendo su mano allí debajo de forma intensa para tenerle contento. También empezó a acariciar su nariz con la de ella. Su hielo fue desapareciendo de la sala totalmente y lentamente todo quedó en orden. Estaba demasiado cómoda y la forma en la que le miraba indicaba que era muy posesiva. Se había vuelto demasiado protectora en aquellos dos años sin él. Introdujo su cola lo más que pudo, pero sin hacer daño, pues sabía hasta qué punto debía no pasarse.
- Eres mío, Ryuken Shirou. Me perteneces ahora y para siempre. Nunca vas a separarte de mi lado y yo a cambio te juro lo mismo. Soy tuya y te pertenezco. Te voy a amar toda la vida y pienso morir a tu lado llegado el momento. – Dijo aquello le besó con cariño y lentamente fue haciendo el beso más intenso.
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