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Después de saber todo sobre la maldita rubia traidora al gobierno, el cazador se sentía obligado a avisar a Xemnas cuanto antes, pero dejaría que primero terminase su objetivo de persecución cuanto antes. Él por su parte no había planeado todavía un golpe de los grandes. Su presa más poderosa continuaba siendo Émile, pero todavía no se veía con fuerzas necesarias para ir por el demonio. Le faltaba entrenamiento, movimiento, agilidad y confianza en sí mismo para comenzar con aquella cacería de locos donde solo uno podía terminar en pie y vivo. Por el resto, continuaba con lo que hacía en su día a día.
Un bostezo surgió de la boca del rubio, el cual estaba tumbado en su habitación. Había alquilado un piso para dormir aquella noche en la isla debido a una cacería que iban a tener que realizar por la noche. Eran las nueve ya, pero el tirador continuaba allí tumbado. El piso tenía dos cuartos, un salón, una cocina y un cuarto de baño. Kasai de hecho se encontraba tumbado bocabajo en su cama. No llevaba la camiseta puesta dejando ver de esa forma un cuerpo curtido. Portaba unos pantalones negros largos y en los pies unos calcetines blancos. En la silla de al lado estaba su chaqueta y sus cargadores junto a las armas.
- Mmmm…
Murmuró en sueños mientras se movía un poco. El miembro del Saigo había estado en los últimos días moviéndose por las islas del Grand Line, escuchando las gilipolleces de Misa, capturando criminales y protegiendo a Alice en todo momento. Ahora estaba con Nostariel, la única miembro del equipo y la única que había permanecido legal. A saber dónde estaba en ese momento, él continuaba durmiendo como una marmota mientras en su rostro podían verse unas gafas de Sol. El cabrón dormía incluso con ellas puestas.
Un bostezo surgió de la boca del rubio, el cual estaba tumbado en su habitación. Había alquilado un piso para dormir aquella noche en la isla debido a una cacería que iban a tener que realizar por la noche. Eran las nueve ya, pero el tirador continuaba allí tumbado. El piso tenía dos cuartos, un salón, una cocina y un cuarto de baño. Kasai de hecho se encontraba tumbado bocabajo en su cama. No llevaba la camiseta puesta dejando ver de esa forma un cuerpo curtido. Portaba unos pantalones negros largos y en los pies unos calcetines blancos. En la silla de al lado estaba su chaqueta y sus cargadores junto a las armas.
- Mmmm…
Murmuró en sueños mientras se movía un poco. El miembro del Saigo había estado en los últimos días moviéndose por las islas del Grand Line, escuchando las gilipolleces de Misa, capturando criminales y protegiendo a Alice en todo momento. Ahora estaba con Nostariel, la única miembro del equipo y la única que había permanecido legal. A saber dónde estaba en ese momento, él continuaba durmiendo como una marmota mientras en su rostro podían verse unas gafas de Sol. El cabrón dormía incluso con ellas puestas.
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El jefe había estado muy ocupado en los últimos días, al contrario que yo que los había pasado cazando criminales de poca monta por la isla esperando que volviera para ver si podíamos ir por algo más grande. Se podía decir que había estado llevando a cabo una caza de supervivencia más que de otra cosa. Con la vuelta de Kasai, se abrían nuevas posibilidades, en mis cazarías había escuchado de un jefe criminal que rondaba por la isla. Al parecer el tipo era todo un malote, se le acusaba de trafico de información, de drogas, de mujeres, de armas, vamos, de todo lo que pillara y pudiera ponerle precio. Además, también de los asesinatos de sus competidores por toda la isla.
Llegué al piso del cazador y entre con la llave que me había dado cuando llegó, seguramente estuviera sobando en su cuarto. Me acerqué hasta la cocina donde cogí varios de los alimentos que tenía allí y poniéndolos sobre una bandeja me dirigí hacía el cuarto donde le había sentido con el mantra. Poniéndome de lado a la misma la golpee con el talón del pie repetidas veces con bastante fuerza esperando que me diera paso o me echara de allí por despertarle.
-Kasai te traigo varios de estos alimentos envasados para que desayunes mientras te hablo de un jugoso tipo que anda por la isla. En realidad, es más un cáncer que deberíamos impedir que saliera de esta tierra y se propagara por las islas cercanas. – Si me abría, o me daba paso entraría, de lo contario seguiría hablando desde la puerta. – El desgraciado comercia con cualquier cosa que pilla, también mata a cualquiera que considere que es la competencia y no tiene ningún respeto con los comerciantes locales a los sangra constantemente o les quema los negocios. Vamos, un mafioso de los gordos, además vales varios cientos de millones. – Esperaría junto a su cama mientras desayunaba si me había dejado entrar, si no en la puerta esperando respuesta por su parte.
Llegué al piso del cazador y entre con la llave que me había dado cuando llegó, seguramente estuviera sobando en su cuarto. Me acerqué hasta la cocina donde cogí varios de los alimentos que tenía allí y poniéndolos sobre una bandeja me dirigí hacía el cuarto donde le había sentido con el mantra. Poniéndome de lado a la misma la golpee con el talón del pie repetidas veces con bastante fuerza esperando que me diera paso o me echara de allí por despertarle.
-Kasai te traigo varios de estos alimentos envasados para que desayunes mientras te hablo de un jugoso tipo que anda por la isla. En realidad, es más un cáncer que deberíamos impedir que saliera de esta tierra y se propagara por las islas cercanas. – Si me abría, o me daba paso entraría, de lo contario seguiría hablando desde la puerta. – El desgraciado comercia con cualquier cosa que pilla, también mata a cualquiera que considere que es la competencia y no tiene ningún respeto con los comerciantes locales a los sangra constantemente o les quema los negocios. Vamos, un mafioso de los gordos, además vales varios cientos de millones. – Esperaría junto a su cama mientras desayunaba si me había dejado entrar, si no en la puerta esperando respuesta por su parte.
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Algunos golpes hicieron que el pistolero ladeara un poco la cabeza. Alguien estaba en la puerta tocando las narices, pero no debía pensar de aquella forma. La humanidad era un sitio hermoso y aquello debía ser un sueño de alguien jugando a ser un pájaro carpintero. Ignoró el ruido y continuó durmiendo con la boca abierta y los brazos estirados hacia los lados. El sonido de sus ronquidos empezó a ser exagerado debido a la respiración tan fuerte que tenía. Su mente estaba apagada, hasta que escuchó la voz del serafín diciéndole que estaban pegando a la puerta y debía responder como persona razonable. El cazador entonces abrió los ojos despacio y medio dormido escuchó aquella voz.
- Puede pasar…
Dijo con voz atontada mientras continuaba con la frente pegada a la almohada. Reconoció por el aura que se trataba de la pelirroja y por ello se giró para quedar bocarriba. Continuaba con las gafas de Sol y ahora un poco confuso. Olía a comida envasada, pero la comida envasada ¿Tenía olor propio? Estaba demasiado atontado como para saberlo. Escuchó algo de un mafioso peligroso de la zona y entonces asintió con la cabeza. Estiró la mano hacia la pelirroja y trató de coger algo que poseía ella. Cogió lo que parecía ser un envase de zumo y después empezó a beber de él, pero sin pajita, lo que produjo que se quedara un poco más rallado.
El cazador entonces tomó bien la pajita y la metió en el agujero despacio, después empezó a beber mientras abría un poco los ojos y se quitaba las gafas de Sol. Aquellos orbes dorados brillantes parecían demoníacos más propios que de un Ángel. Entonces el cazador miró a la pelirroja despacio y le indicó un sitio a su lado para que pudiese sentarse y de paso comer algo también.
- Puedes contarme todo, Nosta-chan. Ignorame si parezco algo empanado, pero tengo un despertar demasiado perezoso.
- Puede pasar…
Dijo con voz atontada mientras continuaba con la frente pegada a la almohada. Reconoció por el aura que se trataba de la pelirroja y por ello se giró para quedar bocarriba. Continuaba con las gafas de Sol y ahora un poco confuso. Olía a comida envasada, pero la comida envasada ¿Tenía olor propio? Estaba demasiado atontado como para saberlo. Escuchó algo de un mafioso peligroso de la zona y entonces asintió con la cabeza. Estiró la mano hacia la pelirroja y trató de coger algo que poseía ella. Cogió lo que parecía ser un envase de zumo y después empezó a beber de él, pero sin pajita, lo que produjo que se quedara un poco más rallado.
El cazador entonces tomó bien la pajita y la metió en el agujero despacio, después empezó a beber mientras abría un poco los ojos y se quitaba las gafas de Sol. Aquellos orbes dorados brillantes parecían demoníacos más propios que de un Ángel. Entonces el cazador miró a la pelirroja despacio y le indicó un sitio a su lado para que pudiese sentarse y de paso comer algo también.
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Ya conocía los despertares del cazador de recompensas, y hoy no parecía ser diferente, incluso había dormido con las gafas, que sí que la extraño un poco. A tientas acertó a coger algo de lo que había llevado para luego indicarme que me sentara cerca de él, mientras cogía algo de comida de la bandeja y me instaba a contarle todo lo que supiera del mafioso. Por un momento me quede embobada mirando sus dorados orbes, no había visto ojos más bellos en la vida. Sin duda los poderes y la forma de ser de Kasai eran extraordinarios. Incluso en sus momentos de duda él la había animado y aceptado como era, lo que le había dado fuerzas para seguir con todo aquello.
-Veras, mientras cazaba a los miembros de más bajo rango de las organizaciones de la ciudad fui encontrándome con cada vez más miembros de la banda de este hombre. Era complicado que hablaran, pero el miedo natural de los humanos a los fantasmas siempre ha jugado a mi favor, y más con los que pensaban que todo era un sueño o una pesadilla y desahogaban sus penurias conmigo antes de dar con sus traseros en la cárcel. – Hice una pausa para ver si mi jefe necesitaba algo más de la bandeja. – En resumen, tiene todo bien compartimentado. Los que venden armas no saben nada de los que venden drogas, ni estos de ellos. Además, conseguí capturar a uno de los que ayudaban a mover chicas, esclavos y bienes entre varios puntos de la isla. En la última captura conseguí su dirección, vive en una gran mansión a la orilla del río sedar. Es grande, con mucho terreno y buen sistema de seguridad. Aunque con las habilidades que poseemos en conjunto no debería ser complicado poder entrar en ese sitio.
-Veras, mientras cazaba a los miembros de más bajo rango de las organizaciones de la ciudad fui encontrándome con cada vez más miembros de la banda de este hombre. Era complicado que hablaran, pero el miedo natural de los humanos a los fantasmas siempre ha jugado a mi favor, y más con los que pensaban que todo era un sueño o una pesadilla y desahogaban sus penurias conmigo antes de dar con sus traseros en la cárcel. – Hice una pausa para ver si mi jefe necesitaba algo más de la bandeja. – En resumen, tiene todo bien compartimentado. Los que venden armas no saben nada de los que venden drogas, ni estos de ellos. Además, conseguí capturar a uno de los que ayudaban a mover chicas, esclavos y bienes entre varios puntos de la isla. En la última captura conseguí su dirección, vive en una gran mansión a la orilla del río sedar. Es grande, con mucho terreno y buen sistema de seguridad. Aunque con las habilidades que poseemos en conjunto no debería ser complicado poder entrar en ese sitio.
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Kasai cerraba los ojos y los abría varias veces debido a lo cansado que estaba. Más bien parecía ser cosa de su legendaria pereza inhumana. Terminó de beber del zumo y escuchó las palabras de la pelirroja. Se rascó la cabeza un poco y después estiró la mano hacia su chaqueta de cuero y se la colocó por el torso, pero sin cerrar la cremallera. Dejó ver sus pectorales y zona abdominal al descubierto, pero con la jodida calor que hacía era algo normal. Se estiró un poco y después cogió un poco de queso de aquella bandeja. Se lo llevó a la boca y empezó a masticar despacio mientras se hacía al mundo de los vivos. Entonces escuchó lo de la mansión y después miró a la joven a los ojos.
- Con lo a gusto que estaba durmiendo yo en mi cama de hotel de una estrella y media y tenemos ahora que ir por un pedófilo que se dedica a la venta de cabras. Está bien, lo acepto. Vayamos a ello.
Dijo dando a entender que no se había enterado bien. De todas formas, el objetivo estaba clarísimo y lo mejor era ir cuanto antes. El rubio entonces tomó sus armas mientras se las ataba a la cintura y contaba un poco los cargadores. Todo estaba correcto y lo siguiente que hizo fue abrir la ventana como si estuviese a punto de tirarse. Después estiró su mano derecha hacia la joven que tenía delante de él para que la tomase, pues estaban a punto de despegar.
- Después de esto me vengo a dormir. Pero antes te invitaré a algo rico, mi adorable compañera. Ahora nos vamos a por ese tío.
Terminó de mencionar al mismo tiempo que sus cabellos crecían, seis alas blancas surgieron de su espalda y un casco le tapaba los ojos. Su aura salió de su cuerpo en forma de resplandor blanco y sus poderes aumentaron de forma exagerada. Se mantuvo callado con la mano estirada hacia ella y esperando que la tomase. Si lo hacía empezaría a volar hacia el sitio que había dicho la pelirroja. Si había una mansión a lo mejor podía dormir en ella cuando capturasen al tipo ese de las cabras.
- Con lo a gusto que estaba durmiendo yo en mi cama de hotel de una estrella y media y tenemos ahora que ir por un pedófilo que se dedica a la venta de cabras. Está bien, lo acepto. Vayamos a ello.
Dijo dando a entender que no se había enterado bien. De todas formas, el objetivo estaba clarísimo y lo mejor era ir cuanto antes. El rubio entonces tomó sus armas mientras se las ataba a la cintura y contaba un poco los cargadores. Todo estaba correcto y lo siguiente que hizo fue abrir la ventana como si estuviese a punto de tirarse. Después estiró su mano derecha hacia la joven que tenía delante de él para que la tomase, pues estaban a punto de despegar.
- Después de esto me vengo a dormir. Pero antes te invitaré a algo rico, mi adorable compañera. Ahora nos vamos a por ese tío.
Terminó de mencionar al mismo tiempo que sus cabellos crecían, seis alas blancas surgieron de su espalda y un casco le tapaba los ojos. Su aura salió de su cuerpo en forma de resplandor blanco y sus poderes aumentaron de forma exagerada. Se mantuvo callado con la mano estirada hacia ella y esperando que la tomase. Si lo hacía empezaría a volar hacia el sitio que había dicho la pelirroja. Si había una mansión a lo mejor podía dormir en ella cuando capturasen al tipo ese de las cabras.
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Cabras, que cabras, el jefe debía estar aún en sus sueños, unos muy extraños para juntar lo de pedófilo y las cabras. Aunque poco importaba, se había enterado de los suficiente como para saber que era algo importante y que debían actuar rápido, pues se puso a colocarse las armas y contar lo que usaba en ellas. La joven solo se fiaba de sus tres espadas, las dos gemelas que llevaba en la cintura y la doble, “cambio estacional”, de su espalda. No se había separado de ellas desde que las consiguió, la única que estaba guardada bien era su primera espada doble. Había imbuido sus armas con algunos de sus fantasmas, si podía estas siempre tenían alguno poseyéndolas, puesto que había descubierto que no gastaban demasiada energía y se lo podía permitir.
Finalmente, su jefe parecía estar listo, pues cambió de forma a la angelical. Agarré la mano que me tendía, alzando el vuelo junto a él. Era más rápido que ella con aquellas seis alas, y seguramente podía llegar más alto que ella. Tras sus últimos entrenamientos podía llegar a alcanzar los diez metros, y solo había una manera de comprobar lo de la velocidad, soltando a Kasai en pleno vuelo y tratando de adelantarlo. Y así lo hizo, cuando ya llevaban un rato se soltó del ángel y usando sus poderes de levitación continuó avanzando por su cuenta.
-He aprendido algunas cosas nuevas en estos días, espero poder enseñarte alguna más durante esta caza, jefe. – Argumentó el haberse de su compañero, tratando de calmarlo de esa manera en caso de que se hubiera alterado un poco.
Finalmente, su jefe parecía estar listo, pues cambió de forma a la angelical. Agarré la mano que me tendía, alzando el vuelo junto a él. Era más rápido que ella con aquellas seis alas, y seguramente podía llegar más alto que ella. Tras sus últimos entrenamientos podía llegar a alcanzar los diez metros, y solo había una manera de comprobar lo de la velocidad, soltando a Kasai en pleno vuelo y tratando de adelantarlo. Y así lo hizo, cuando ya llevaban un rato se soltó del ángel y usando sus poderes de levitación continuó avanzando por su cuenta.
-He aprendido algunas cosas nuevas en estos días, espero poder enseñarte alguna más durante esta caza, jefe. – Argumentó el haberse de su compañero, tratando de calmarlo de esa manera en caso de que se hubiera alterado un poco.
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- En ese caso te espero allí. – Dijo Kasai mostrando una sonrisa muy siniestra. Entonces un leve brillo blanco surgió del arcángel y de repente, el alado cazador salió disparado a una velocidad ridículamente alta.
Kasai terminó en la playa en menos de lo esperado, pues cien metros por segundo era una velocidad que dominaba con facilidad. Tuvo que activar el Auge, pero lo hizo muy poco y a menor medida. Su velocidad era demasiado impresionante y quería enseñarle a la pelirroja que pocos podían igualarse a él en ese tema veloz, aunque quizás nadie podía. Su máximo de 35 km por segundo era algo monstruoso y tal vez se fundía al intentarlo. Mostró una sonrisa calmada y pudo ver la mansión a unos metros de su posición. El rubio se sentó en la arena y se cruzó de brazos esperando a su compañera.
- Bueno, creo que estoy un poco más espabilado. Espero que esto no se ponga muy pesado o usaré la…
Kasai se dio cuenta de que no había cogido su arma de fuego automática de ráfaga y eso le hizo soltar un suspiro. Se bastaría con sus pistolas y los cargadores que tenía más sus habilidades de usuario de la fruta del diablo. Estaba todo controlado. Se acercó al rompeolas y lo primero que hizo fue meter la cabeza, entonces se dio cuenta de que se había dejado también sus gafas de Sol. Tenía mala suerte en aquellos términos y ahora acojonaría sin querer a las personas.
- Esto no entraba dentro de mis planes. – Dijo con la cabeza metida en el agua del mar y después sacándola. Ahora estaba mucho mejor y sentía una temperatura agradable. El puto calor del lugar le estaba asfixiando un poco.
Kasai terminó en la playa en menos de lo esperado, pues cien metros por segundo era una velocidad que dominaba con facilidad. Tuvo que activar el Auge, pero lo hizo muy poco y a menor medida. Su velocidad era demasiado impresionante y quería enseñarle a la pelirroja que pocos podían igualarse a él en ese tema veloz, aunque quizás nadie podía. Su máximo de 35 km por segundo era algo monstruoso y tal vez se fundía al intentarlo. Mostró una sonrisa calmada y pudo ver la mansión a unos metros de su posición. El rubio se sentó en la arena y se cruzó de brazos esperando a su compañera.
- Bueno, creo que estoy un poco más espabilado. Espero que esto no se ponga muy pesado o usaré la…
Kasai se dio cuenta de que no había cogido su arma de fuego automática de ráfaga y eso le hizo soltar un suspiro. Se bastaría con sus pistolas y los cargadores que tenía más sus habilidades de usuario de la fruta del diablo. Estaba todo controlado. Se acercó al rompeolas y lo primero que hizo fue meter la cabeza, entonces se dio cuenta de que se había dejado también sus gafas de Sol. Tenía mala suerte en aquellos términos y ahora acojonaría sin querer a las personas.
- Esto no entraba dentro de mis planes. – Dijo con la cabeza metida en el agua del mar y después sacándola. Ahora estaba mucho mejor y sentía una temperatura agradable. El puto calor del lugar le estaba asfixiando un poco.
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No había sido buena idea reatar así al arcángel, pues salió disparado en dirección al objetivo a una velocidad increíble. Sin duda tardaría demasiado poco en llegar, puede que para cuando lo hiciera ella todo hubiera acabo. Aunque eso le daba ideas para entrenar, aunque también debía hacerlo su resistencia para aguantar esas velocidades y que su cuerpo no sufriera daños, además de poder aguantar más distancia. Puede que en su forma astral pudiera superar a su jefe con entrenamiento al no sufrir penalizaciones por la velocidad, pero tenía una distancia máxima en la que poder usarla.
Cuando al fin llegó hasta el rompeolas encontró a Kasai con la cabeza metida debajo del agua. Lo mismo se había tragado un mosquito o algo, aunque también podía haber detrás de él en forma invisible ahogándolo. Disimuladamente pego una patada al aire tras su jefe, comprobando que estaba solo y que la cabeza sumergida era por que quería. No tardó demasiado en sacarla, lo que, he de decir que me alivió bastante. Aunque el cazador quedaría mono siendo uno de sus fantasmas, prefería tenerlo en carne y hueso.
-Bien, ya estamos aquí. Has visto algo de interés en el tiempo que he tardado o llevas con la cabeza debajo del agua desde que llegaste aquí. De cualquier manera, puedo mandar unos cuantos fantasmas para ver el perímetro y asustar a algún guardia de paso si es necesario. Aunque, si tienes un plan mejor soy toda oídos Kasai
Cuando al fin llegó hasta el rompeolas encontró a Kasai con la cabeza metida debajo del agua. Lo mismo se había tragado un mosquito o algo, aunque también podía haber detrás de él en forma invisible ahogándolo. Disimuladamente pego una patada al aire tras su jefe, comprobando que estaba solo y que la cabeza sumergida era por que quería. No tardó demasiado en sacarla, lo que, he de decir que me alivió bastante. Aunque el cazador quedaría mono siendo uno de sus fantasmas, prefería tenerlo en carne y hueso.
-Bien, ya estamos aquí. Has visto algo de interés en el tiempo que he tardado o llevas con la cabeza debajo del agua desde que llegaste aquí. De cualquier manera, puedo mandar unos cuantos fantasmas para ver el perímetro y asustar a algún guardia de paso si es necesario. Aunque, si tienes un plan mejor soy toda oídos Kasai
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El aura de la pelirroja no tardó mucho en hacerse presente. El cazador tosió un poco y después de eso se estiró. Clavó sus demoníacos ojos en ella y simplemente metió las manos en los bolsillos. Si ella quería enviar fantasmas y empezar sería una buena idea. Él no iba a impedirlo, pues le gustaba que tuviese iniciativa. Se rascó un poco tras la cabeza y después de unos momentos soltó un bostezo increíble. Debía responder a la pregunta de ella, pero decirle que había estado todo el tiempo con la cabeza bajo el agua era un poco raro. No tardó mucho en colocarse en pie y comprobar bien sus armas, después de unos momentos estando espabilado le dedicó una sonrisa calmada.
- No quería empezar la fiesta sin ti. En fin, manda a tus fantasmas pues. Nosotros vamos a ir por las buenas, entraremos por la parte de atrás saltando con mucha calma y si nos pillan nos liamos a tiros y cortes, así de fácil.
Un plan demasiado sencillo e idiota, pero el miembro del Saigo era demasiado confiado en aquel tipo de cosas. Entonces comprobó de nuevo sus cargadores por si las moscas, pues estando dormido no era aconsejable hacerlo. Todo estaba en orden y aquello le hizo relamerse. Era una lástima no tener unas gafas de Sol por la zona, pero supuso que los enemigos no se quejarían de sus ojos y si lo hacían, ellos le daban lo mismo.
- Puede parecer un plan estúpido, pero como dije hace tiempo, fui un Tenryubito y conozco muy bien las mejores defensas. Los puntos débiles son los más tontos a veces. En fin, esperemos que tus chicos nos digan el lado donde hay menos guardias.
Mencionó con un tono calmado mientras tranquilamente comprobaba que más llevaba en sus ropas. Debía conseguirse un puñal de combate, pues últimamente tenía interés en ellos. Conocía el estilo de los disparos, los golpes con las piernas básicos de su arte marcial y ya solo le quedaban armas de filo. Se estiró un poco hacia atrás y lo siguiente que hizo fue colocar su mano derecha en el hombro de la pelirroja mientras la miraba a los ojos.
- Esta vez no te quedes dormida, pequeña. – Dijo riendo un poco recordando lo pasado en Síderos cuando ella se desmayó en el bosque.
- No quería empezar la fiesta sin ti. En fin, manda a tus fantasmas pues. Nosotros vamos a ir por las buenas, entraremos por la parte de atrás saltando con mucha calma y si nos pillan nos liamos a tiros y cortes, así de fácil.
Un plan demasiado sencillo e idiota, pero el miembro del Saigo era demasiado confiado en aquel tipo de cosas. Entonces comprobó de nuevo sus cargadores por si las moscas, pues estando dormido no era aconsejable hacerlo. Todo estaba en orden y aquello le hizo relamerse. Era una lástima no tener unas gafas de Sol por la zona, pero supuso que los enemigos no se quejarían de sus ojos y si lo hacían, ellos le daban lo mismo.
- Puede parecer un plan estúpido, pero como dije hace tiempo, fui un Tenryubito y conozco muy bien las mejores defensas. Los puntos débiles son los más tontos a veces. En fin, esperemos que tus chicos nos digan el lado donde hay menos guardias.
Mencionó con un tono calmado mientras tranquilamente comprobaba que más llevaba en sus ropas. Debía conseguirse un puñal de combate, pues últimamente tenía interés en ellos. Conocía el estilo de los disparos, los golpes con las piernas básicos de su arte marcial y ya solo le quedaban armas de filo. Se estiró un poco hacia atrás y lo siguiente que hizo fue colocar su mano derecha en el hombro de la pelirroja mientras la miraba a los ojos.
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El ángel no dejaba de sorprenderme nunca, su plan para entrar en la mansión que se suponía el centro de todo aquello, y que en teoría debía ser una fortaleza, era simplemente saltar el muro de la misma. Su explicación fue de lo más sencilla, y hasta quizá resultara y todo el plan. Mandé los fantasmas por los jardines, para ver donde estaban los guardias, si se movían o no y las medidas de seguridad que pudiera haber a simple vista. Fue una tarea sencilla, y aún estaba lejos del límite de fantasmas que podía crear, por lo que mis fuerzas no bajaban demasiado.
Hice seguir a los fantasmas a los catorce guardias que se encontraban en el jardín, con eso tendríamos una especie de plano para evitarlos, o acabar con ellos. No encontré otras medidas de seguridad, claro que tampoco sabía que debía buscar a parte de las típicas cámaras de vigilancia o torretas. Tras unos instantes de seguimiento me percaté de que el lado este de los jardines era el menos vigilado, quizás porque algunos guardias estaban en corrillo jugando una partida de cartas, o dados, no estaba segura del todo.
-Kasai, el lado este tiene menos guardias. Tengo un fantasma asignado a cada guardia, si se mueven lo sabré y podremos actuar en consecuencia. Del resto de medidas de seguridad no vi nada, aunque puede que tampoco las haya distinguido, no soy una experta en ese campo. Así que, podemos comenzar ya si quieres. – Le dije al cazador, aunque la impaciencia pudo conmigo y comencé a andar hacía el muro sola. – Va, esta vez paso yo primero.
En cuanto pronuncié aquellas palabras me elevé ligeramente, atravesando el muro sin problemas y en silencio. Al otro lado, aterricé cerca de unos setos, ocultándome de miradas indiscretas que no hubiera visto antes. Sabía que el Yonkaikyo me seguiría, con su mantra o por la vista, así que avancé en dirección este sin problemas.
Hice seguir a los fantasmas a los catorce guardias que se encontraban en el jardín, con eso tendríamos una especie de plano para evitarlos, o acabar con ellos. No encontré otras medidas de seguridad, claro que tampoco sabía que debía buscar a parte de las típicas cámaras de vigilancia o torretas. Tras unos instantes de seguimiento me percaté de que el lado este de los jardines era el menos vigilado, quizás porque algunos guardias estaban en corrillo jugando una partida de cartas, o dados, no estaba segura del todo.
-Kasai, el lado este tiene menos guardias. Tengo un fantasma asignado a cada guardia, si se mueven lo sabré y podremos actuar en consecuencia. Del resto de medidas de seguridad no vi nada, aunque puede que tampoco las haya distinguido, no soy una experta en ese campo. Así que, podemos comenzar ya si quieres. – Le dije al cazador, aunque la impaciencia pudo conmigo y comencé a andar hacía el muro sola. – Va, esta vez paso yo primero.
En cuanto pronuncié aquellas palabras me elevé ligeramente, atravesando el muro sin problemas y en silencio. Al otro lado, aterricé cerca de unos setos, ocultándome de miradas indiscretas que no hubiera visto antes. Sabía que el Yonkaikyo me seguiría, con su mantra o por la vista, así que avancé en dirección este sin problemas.
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El lado Este era el más fácil según la pelirroja, pues él no sería quien se quejase de ello. De hecho, tras soltar otro bostezo más empezó a caminar con ella. La vio saltar al interior y después ojeó un poco a los alrededores. Cualquiera que los viera podría pensar que iban a robar o a ocupar una casa para cosas raras. El rubio mostró una sonrisa pensando en la marina ayudando a unos criminales de ellos. Después de unos momentos dio un leve salto y aterrizó junto a ella. Tenía ganas de terminar con aquello, por lo que activó su mirada especial y analizó a la gente que veía desde las sombras.
- Joder, están todos podridos. Que no quede ni uno. – Dijo entonces mientras se colocaba en pie y se ponía en mitad del jardín.
El espionaje se fue a la porra. El tirador sacó su subfusil y sin reparo alguno comenzó a disparar contra todo el mundo. Las balas silbaban en al aire atravesando a los guardias enemigos sin piedad. El arcángel mientras tanto silbaba feliz mientras la gente caía de un lado a otro. En pocos segundos habían reducido el número a la mitad. Las alarmas sonaban y el patio entero estaba iluminado en rojo, pero eso era algo que poco le importaba.
- ¡Nosta! ¡Que ningún capullo se libre! ¡Están todos corrompidos! – Gritó mientras seguía dando tiros y silbando al mismo tiempo.
Pudo ver las ventanas y puertas ser cerradas por persianas de hierro, pero eso no fue suficiente para aguantar sus balas imbuidas en haki. Las persianas quedaron destrozadas y el los cristales totalmente arrasados. El rubio entró dejando algunos hombres atrás para que ella se ocupase de ellos. Una vez dentro se encontró en una enorme sala con sillones, sofás o estanterías. También algunas neveras y eso le hizo alzar una ceja.
- Joder, aquí se pueden montar unas reuniones geniales. – Dijo al mismo tiempo que tiraba el cargador a un lado y sacaba otro de su bolsillo.
Miró un poco a su alrededor y activó el mantra para detectar las presencias de la casa, las cuales eran nueve y alejándose. Suspiró disparado a las alarmas que emitían el sonido y rompiéndolas sin piedad alguna. Le estaban empezando a molestar muchísimo y sus oídos debían estar bien cómodos para continuar trabajando. Suspiró y esperó a que entrase su compañera de una vez.
- Joder, están todos podridos. Que no quede ni uno. – Dijo entonces mientras se colocaba en pie y se ponía en mitad del jardín.
El espionaje se fue a la porra. El tirador sacó su subfusil y sin reparo alguno comenzó a disparar contra todo el mundo. Las balas silbaban en al aire atravesando a los guardias enemigos sin piedad. El arcángel mientras tanto silbaba feliz mientras la gente caía de un lado a otro. En pocos segundos habían reducido el número a la mitad. Las alarmas sonaban y el patio entero estaba iluminado en rojo, pero eso era algo que poco le importaba.
- ¡Nosta! ¡Que ningún capullo se libre! ¡Están todos corrompidos! – Gritó mientras seguía dando tiros y silbando al mismo tiempo.
Pudo ver las ventanas y puertas ser cerradas por persianas de hierro, pero eso no fue suficiente para aguantar sus balas imbuidas en haki. Las persianas quedaron destrozadas y el los cristales totalmente arrasados. El rubio entró dejando algunos hombres atrás para que ella se ocupase de ellos. Una vez dentro se encontró en una enorme sala con sillones, sofás o estanterías. También algunas neveras y eso le hizo alzar una ceja.
- Joder, aquí se pueden montar unas reuniones geniales. – Dijo al mismo tiempo que tiraba el cargador a un lado y sacaba otro de su bolsillo.
Miró un poco a su alrededor y activó el mantra para detectar las presencias de la casa, las cuales eran nueve y alejándose. Suspiró disparado a las alarmas que emitían el sonido y rompiéndolas sin piedad alguna. Le estaban empezando a molestar muchísimo y sus oídos debían estar bien cómodos para continuar trabajando. Suspiró y esperó a que entrase su compañera de una vez.
Nostariel
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Al parecer el ángel perdió los nervios al ver que todos en el lugar eran impuros según él y se puso a disparar como un loco. Allí se lio un infierno curioso, las balas de Kasai silbaban por doquier y los guardias caían según iban llegando. Aunque, gracias a mis fantasmas puede ver a varios tras un muro agachados, seguramente esperando su momento para atacarnos. Salí corriendo pegada al muro en esa dirección, para luego de un salto con las espadas gemelas en la mano colocarme entre ellos. Una vez en esa posición, comencé la danza de ataque. Mis gráciles movimientos, junto a los filos de las armas terminaron con ellos rápidamente. Desde donde estaba apenas escuchaba al mercenario que decía, pero lo imaginaba, estaría repitiendo lo de acabar con el mal.
Cuando el jefe se centró en la casa tuve oportunidad de salir y acabar con los pocos que quedaban por allí repartidos. Parecía más una limpiadora, acabando con los restos, que una mercenaria. Aunque en esta ocasión no pudiera remediarlo. Mandé los fantasmas que me quedaban alrededor de la casa, para vigilar que nadie escapara del lugar, para luego dirigirme al interior de la edificación. Kasai se encontraba disparando a las alarmas, seguramente para eliminar el ruido que producían. El interior de aquella casa, ahora bastante destrozado por los disparos, era bastante espacioso. Tenía sillones, neveras y todo lo necesario para albergar mucha gente de forma cómoda durante mucho tiempo.
Con las armas aún desenfundadas me dirigí hacía la parte de la casa que quedaba frente a nosotros, único lugar en el que podían estar los que quedaban. Mi haki mantra solamente detectaba presencias difusas, y si estaban varios juntos no podía diferenciarlos. Aunque si eran como los de fuera no sería muy complicado acabar con ellos, además estaba segura de que el ángel me respaldaría en unos instantes. Cuando llegué a donde se encontraban las presencias vi un grupo de nueve personas, estaban tratando de abrir los cierres de seguridad de la puerta delantera para marcharse. Reuní los fantasmas fuera, de conseguir abrir la puerta se llevarían un susto de muerte. Al sentirme algunos se giraron y salieron corriendo a por mí espada en mano, la cosa prometía.
Cuando el jefe se centró en la casa tuve oportunidad de salir y acabar con los pocos que quedaban por allí repartidos. Parecía más una limpiadora, acabando con los restos, que una mercenaria. Aunque en esta ocasión no pudiera remediarlo. Mandé los fantasmas que me quedaban alrededor de la casa, para vigilar que nadie escapara del lugar, para luego dirigirme al interior de la edificación. Kasai se encontraba disparando a las alarmas, seguramente para eliminar el ruido que producían. El interior de aquella casa, ahora bastante destrozado por los disparos, era bastante espacioso. Tenía sillones, neveras y todo lo necesario para albergar mucha gente de forma cómoda durante mucho tiempo.
Con las armas aún desenfundadas me dirigí hacía la parte de la casa que quedaba frente a nosotros, único lugar en el que podían estar los que quedaban. Mi haki mantra solamente detectaba presencias difusas, y si estaban varios juntos no podía diferenciarlos. Aunque si eran como los de fuera no sería muy complicado acabar con ellos, además estaba segura de que el ángel me respaldaría en unos instantes. Cuando llegué a donde se encontraban las presencias vi un grupo de nueve personas, estaban tratando de abrir los cierres de seguridad de la puerta delantera para marcharse. Reuní los fantasmas fuera, de conseguir abrir la puerta se llevarían un susto de muerte. Al sentirme algunos se giraron y salieron corriendo a por mí espada en mano, la cosa prometía.
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