Un encuentro peligroso[Priv/Maximiliam]

Me sentía relajado del todo. Hacía un clima en Alubarna y eso me reconfortaba bastante. Miraba de un lado a otro, buscando al interesante que hacer en la ciudad mientras esperaba que algún problema sucediera para verme enfrascado en una batalla. Como nunca, quería ejercitar mis habilidades de espadachín de alguna manera, pero no era usual que buscara pelea con alguien así nada más. El gobierno podía tomarme en cuenta y poner precio a mi cabeza al instante. Eso sería un problema, pensé. Algo llamó mi atención. Un puesto de algo delicioso no estaba muy lejos, me fui acercando y vi cómo la gente se detenía y compraba lo que fuese ese dulce manjar. Olía como a caramelo caliente y comencé a salivar al instante. Cuando tuve a la vista lo que estaba en el puesto, mis ansias de comerlo se intensificaron. Eran una especie de panecillos delgados con una crema blanca que salía de dentro. Saqué algunas monedas y el hombre me sonrío mientras colocaba unos cuantos panecillos en una pequeña bolsita de papel que me entregó.

- Wouu, se ven geniales, sabía que encontraría algo así por aquí, solo era cuestión de esperar – dije para mí mismo en tono bastante bajito para que nadie me escuchara.

Cogí uno de los panecillos y sentí el crujir de la masa en mis dedos. Sabía a los dioses, la crema se esparcía en mi boca y mi mente volaba en alegría. Estaba contento, sentí en ese momento que ya no necesitaba luchar con nadie y que solo bastaba que comiera eso con tranquilidad. Fui alejándome de las calles comerciales en dirección a la plaza. El ultimo panecillo estaba en mis dedos cuando llegué. Doble la bolsita de papel y la guardé en mi bolsillo. La avenida principal estaba despejada y la plaza parecía ser un buen lugar para relajarme más. Introduje mi delicioso aperitivo en la boca y comencé a masticar. De pronto, como si se tratará del destino, apareció ante mi algo peculiar. Un hombre, con algunos animales junto a él y un kimono purpura estaba sentado mirando a todos lados. Masticaba el dulce que tenía en la boca, pero ya había perdido importancia. Ahora ese hombre tenía mi atención. Porque siento que lo he visto antes, pensé mientras trataba de recordar algo sobre su identidad.