- Aclaración:
- Los miembros de mi banda -Luka, Haruka y Therax-, tenemos los diarios conectados, cada uno desde su punto de vista
Los días transcurrían lentos y rutinarios para el pirata de cabellos rojizos, que se hospedaba de manera gratuita en la nueva casa de variedades de su hermano Orzech, uno de tantos hijos bastardos reconocidos por su padre, cuya madre era una vieja madame conocida en todo el archipiélago por sus habilidades manuales.
El nuevo negocio de su hermano era dos veces más grande y lujoso que el anterior, estando en una zona privilegiada entre el manglar veintinueve y treinta. Se trataba de una mansión dividida en tres partes: una zona central donde estaba la recepción, el restaurante y el gran salón en la planta baja, y las habitaciones en las tres restantes. Un ala oeste destinada al ocio y la ludopatía en todas sus vertientes. Y un ala este donde el alcohol y la lujuria profanaban el buen ambiente del resto del edificio. En las semanas que el pelirrojo llevaba allí había visto pasar a multitud de personas famosas y reconocidas en el mundo, desde piratas hasta nobles, pasando por marines y revolucionarios. Sin duda su hermano se lo estaba montando bien.
Pese a eso, el pelirrojo no entendía que su hermano no quisiera cobrarle nada por quedarse allí, ¿sería acaso que en estos años se había vuelto menos avaricioso? Tal vez fuera así, o quizás fuera porque quería aparentar ser lo que no era delante de la pequeña Haruka, que ya no era tan menuda como antaño, sobre todo por delante. Orzech se había quedado prendido de ella desde que la vio, ofreciéndole todo lo que quisiera y más.
Una mañana, casando de estar deambulando por aquel suntuoso lugar con una buena copa de whisky en la mano y la cintura de avispa de alguna muchacha en la otra, el antiguo supernova decidió que era hora de estirar un poco los músculos y practicar con la espada. Así que subió a su habitación, se dio una gratificante ducha de agua fría, se puso su traje de entrenamiento y se dispuso a salir de allí. La idea del pirata era ir a la antigua casa de su hermano Orzech en el manglar número uno y practicar allí. Antes de salir por la puerta se topó con Therax, que estaba jugueteando con su perro.
-Therax –dijo Zane, acercándose a él y posando su mano sobre la cabeza de Tib-. ¿Te apetece ir a entrenar un poco con la espada? –le preguntó, mostrando una ligera sonrisa en el rostro.
-Claro que sí –respondió él, mirando desafiante al pelirrojo.
Entre tanto, Rooney salía del casino vestido con traje negro hecho a medida, que a saber de dónde lo había sacado, rodeado de mujeres de raza humana que le miraban con deseo y un gran saco de tela en su mano derecha.
-¡Luka! –alzó la voz Zane, elevando el brazo y agitándolo de izquierda a derecha para llamar la atención del pez-. ¿Te vienes a dar una vuelta y a darnos de hostias un rato? Que estoy casando de tanto beber.
-¡Eso! –escuchó el pirata tras él-. ¡Vamos a fastidiarnos las costillas en lugar del hígado!
Aquella voz procedía de Haruka, cuya sonrisa irónica trajo bellos recuerdos al pelirrojo, que no dudó en levantarse y mostrar una sonrisa de oreja a oreja. La verdad era que esa criaja de toscos modales y desprecio innato hacia cualquiera que no fuera un cerebrito se había convertido en una mujercita de lo más atractiva, a la cual el Zane hubiera tratado de cortejar de alguna forma si no fuera porque su corazón le pertenecía a su amada Sakura, eso sin contar de que no deseaba líos extraños dentro de la banda, además de que posiblemente recibiera algún que otro balazo por el intento.
Tras aquella inesperada reunión, la banda de piratas, o los miembros que se encontraban en la isla, decidieron ir a dar un paseo; dejando de lado la idea del pelirrojo de irse a entrenar. En todo el tiempo que habían estado en el archipiélago no habían estado juntos desde que dieron la noticia de la muerte de Spanner hacía ya dos años. Aquel suceso dejó consternado a Therax y Rooney que, pese a haber estado solo unos meses con él, le habían cogido un especial cariño. El camino les llevó a la antigua taberna del tío Vic, el lugar donde Zane se crio y estuvo trabajando hasta que se fue de la isla. Como si fuera su casa, el pelirrojo entró por la puerta dando voces y elevando la voz como el gañán que era.
-¡Viejo! –gritó-. ¿Adivina quién ha vuelto a casa?
Ante la sorpresa de Zane, el viejo Vic no estaba en la taberna, en su lugar se encontraba una señora de cabellos grises y aspecto peligroso.
-El viejo Vic no está –dijo, mientras limpiaba una jarra de cristal-. Ahora soy yo quien se encarga de la taberna.
El pelirrojo se acercó a la barra y observó a la mujer.
-¿Y dónde se supone que está? –inquirió Zane.
-¿Quién quiere saberlo?
-El copropietario de la taberna, claro está –le respondió.
En ese momento la mayoría de los que estaban sentados en las mesas formando jaleo se calló de golpe y desenfundaron sus armas.
-Te recomiendo que te vayas, muchacho. No creo que te convenga meterte en problemas con nosotros.
Aquella mujer sonreía con aires de superioridad y en su mirada se podía vislumbrar que estaba muy segura de sí misma.
-Y yo te recomiendo que me digas donde se encuentra el viejo, señora –el pelirrojo la desafió con la mirada. Fue entonces cuando alguien decidió atacarnos por la espalda y el grupo comenzó a darse de hostias con todos lo que allí había. Pasados unos escasos minutos, los Arashi no Kyoudai había reducido a más de diez hombres y habían arrinconado a la posadera-. ¿Y bien? ¿Y el viejo?
-En la bodega-dijo.
Rápidamente, el antiguo supernova fue al almacén trasero en busca de su viejo amigo. Él se encontraba maniatado sobre un viejo banco de madera, con el cuerpo lleno de moretones y desnudo como un animal. Su estado era deplorable. Sin esperar más, el joven pirata desató a su amigo y le cedió la parte superior de sus ropajes. Al salir de allí, la mujer estaba inconsciente, ¿cuál de sus amigos la habría noqueado? A saber, pero le importaba bien poco.
Zane sirvió algo de beber a sus amigos y se pusieron a hablar.
-¿Cómo que una reunión de piratas? –preguntó Zane-. Ni que tuviéramos un sindicato –bromeó.
-Eso dicen. Todos los piratas que son alguien o aspiran a serlo van a reunirse en Jaya en unos días. Es por eso que el archipiélago tiene tantos delincuentes estos días.
-Te he dicho mil veces que si tienes problemas que hables con Orzech, que él te ayudará.
-No me gusta pedir favores a nadie.
El pelirrojo se giró y miró a sus compañeros.
-Decidme chavales, ¿os apetece ir a la reunión de piratas? –les preguntó, sonriente, esperando que dijeran que sí. Ante la afirmativa de sus compañeros a ir a aquella reunión, Zane sonrió y se echó otra copa de whisky y lo bebió de golpe.
El nuevo negocio de su hermano era dos veces más grande y lujoso que el anterior, estando en una zona privilegiada entre el manglar veintinueve y treinta. Se trataba de una mansión dividida en tres partes: una zona central donde estaba la recepción, el restaurante y el gran salón en la planta baja, y las habitaciones en las tres restantes. Un ala oeste destinada al ocio y la ludopatía en todas sus vertientes. Y un ala este donde el alcohol y la lujuria profanaban el buen ambiente del resto del edificio. En las semanas que el pelirrojo llevaba allí había visto pasar a multitud de personas famosas y reconocidas en el mundo, desde piratas hasta nobles, pasando por marines y revolucionarios. Sin duda su hermano se lo estaba montando bien.
Pese a eso, el pelirrojo no entendía que su hermano no quisiera cobrarle nada por quedarse allí, ¿sería acaso que en estos años se había vuelto menos avaricioso? Tal vez fuera así, o quizás fuera porque quería aparentar ser lo que no era delante de la pequeña Haruka, que ya no era tan menuda como antaño, sobre todo por delante. Orzech se había quedado prendido de ella desde que la vio, ofreciéndole todo lo que quisiera y más.
Una mañana, casando de estar deambulando por aquel suntuoso lugar con una buena copa de whisky en la mano y la cintura de avispa de alguna muchacha en la otra, el antiguo supernova decidió que era hora de estirar un poco los músculos y practicar con la espada. Así que subió a su habitación, se dio una gratificante ducha de agua fría, se puso su traje de entrenamiento y se dispuso a salir de allí. La idea del pirata era ir a la antigua casa de su hermano Orzech en el manglar número uno y practicar allí. Antes de salir por la puerta se topó con Therax, que estaba jugueteando con su perro.
-Therax –dijo Zane, acercándose a él y posando su mano sobre la cabeza de Tib-. ¿Te apetece ir a entrenar un poco con la espada? –le preguntó, mostrando una ligera sonrisa en el rostro.
-Claro que sí –respondió él, mirando desafiante al pelirrojo.
Entre tanto, Rooney salía del casino vestido con traje negro hecho a medida, que a saber de dónde lo había sacado, rodeado de mujeres de raza humana que le miraban con deseo y un gran saco de tela en su mano derecha.
-¡Luka! –alzó la voz Zane, elevando el brazo y agitándolo de izquierda a derecha para llamar la atención del pez-. ¿Te vienes a dar una vuelta y a darnos de hostias un rato? Que estoy casando de tanto beber.
-¡Eso! –escuchó el pirata tras él-. ¡Vamos a fastidiarnos las costillas en lugar del hígado!
Aquella voz procedía de Haruka, cuya sonrisa irónica trajo bellos recuerdos al pelirrojo, que no dudó en levantarse y mostrar una sonrisa de oreja a oreja. La verdad era que esa criaja de toscos modales y desprecio innato hacia cualquiera que no fuera un cerebrito se había convertido en una mujercita de lo más atractiva, a la cual el Zane hubiera tratado de cortejar de alguna forma si no fuera porque su corazón le pertenecía a su amada Sakura, eso sin contar de que no deseaba líos extraños dentro de la banda, además de que posiblemente recibiera algún que otro balazo por el intento.
Tras aquella inesperada reunión, la banda de piratas, o los miembros que se encontraban en la isla, decidieron ir a dar un paseo; dejando de lado la idea del pelirrojo de irse a entrenar. En todo el tiempo que habían estado en el archipiélago no habían estado juntos desde que dieron la noticia de la muerte de Spanner hacía ya dos años. Aquel suceso dejó consternado a Therax y Rooney que, pese a haber estado solo unos meses con él, le habían cogido un especial cariño. El camino les llevó a la antigua taberna del tío Vic, el lugar donde Zane se crio y estuvo trabajando hasta que se fue de la isla. Como si fuera su casa, el pelirrojo entró por la puerta dando voces y elevando la voz como el gañán que era.
-¡Viejo! –gritó-. ¿Adivina quién ha vuelto a casa?
Ante la sorpresa de Zane, el viejo Vic no estaba en la taberna, en su lugar se encontraba una señora de cabellos grises y aspecto peligroso.
-El viejo Vic no está –dijo, mientras limpiaba una jarra de cristal-. Ahora soy yo quien se encarga de la taberna.
El pelirrojo se acercó a la barra y observó a la mujer.
-¿Y dónde se supone que está? –inquirió Zane.
-¿Quién quiere saberlo?
-El copropietario de la taberna, claro está –le respondió.
En ese momento la mayoría de los que estaban sentados en las mesas formando jaleo se calló de golpe y desenfundaron sus armas.
-Te recomiendo que te vayas, muchacho. No creo que te convenga meterte en problemas con nosotros.
Aquella mujer sonreía con aires de superioridad y en su mirada se podía vislumbrar que estaba muy segura de sí misma.
-Y yo te recomiendo que me digas donde se encuentra el viejo, señora –el pelirrojo la desafió con la mirada. Fue entonces cuando alguien decidió atacarnos por la espalda y el grupo comenzó a darse de hostias con todos lo que allí había. Pasados unos escasos minutos, los Arashi no Kyoudai había reducido a más de diez hombres y habían arrinconado a la posadera-. ¿Y bien? ¿Y el viejo?
-En la bodega-dijo.
Rápidamente, el antiguo supernova fue al almacén trasero en busca de su viejo amigo. Él se encontraba maniatado sobre un viejo banco de madera, con el cuerpo lleno de moretones y desnudo como un animal. Su estado era deplorable. Sin esperar más, el joven pirata desató a su amigo y le cedió la parte superior de sus ropajes. Al salir de allí, la mujer estaba inconsciente, ¿cuál de sus amigos la habría noqueado? A saber, pero le importaba bien poco.
Zane sirvió algo de beber a sus amigos y se pusieron a hablar.
-¿Cómo que una reunión de piratas? –preguntó Zane-. Ni que tuviéramos un sindicato –bromeó.
-Eso dicen. Todos los piratas que son alguien o aspiran a serlo van a reunirse en Jaya en unos días. Es por eso que el archipiélago tiene tantos delincuentes estos días.
-Te he dicho mil veces que si tienes problemas que hables con Orzech, que él te ayudará.
-No me gusta pedir favores a nadie.
El pelirrojo se giró y miró a sus compañeros.
-Decidme chavales, ¿os apetece ir a la reunión de piratas? –les preguntó, sonriente, esperando que dijeran que sí. Ante la afirmativa de sus compañeros a ir a aquella reunión, Zane sonrió y se echó otra copa de whisky y lo bebió de golpe.
Deathstroke
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Bueno, soy Deathstroke y voy a moderar el diario.
Sin duda podíais haberla lado más, no me he enterado muy bien donde te has enterado de la quedada tuenti de piratas, pero bueno, encuentras la invitación en la barra de la taberna, se le habrá caído a la mujer.
Estas dentro, a liarla parda si puedes.
Sin duda podíais haberla lado más, no me he enterado muy bien donde te has enterado de la quedada tuenti de piratas, pero bueno, encuentras la invitación en la barra de la taberna, se le habrá caído a la mujer.
Estas dentro, a liarla parda si puedes.
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