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Logras huir con Tom y el anciano cargado, tienes fuerza de sobra para cargarles a ellos, lo que si llega a ser Mástin pues como que no habrías podido. Conforme te vas hacia ellos, el mastodonte parece alegrarse, aunque bueno, puede que no te des cuenta, pero al final parece que te has ganado su respeto... Una pena que sientas su presencia apagarse para siempre cuando salís de allí.
Bajáis rápidamente por el telesilla, que estaba ahí arriba. Posiblemente fuese por donde había subido Mástin para echaros un cable, una pena no haberse encontrado con él abajo. Cuando llegáis abajo vais al bosque, tal y como tenías pensado. Sigues corriendo hasta que ves que Tom recupera la consciencia, entonces descansáis, ya te hacía falta, puede que no tengas heridas graves, pero las tienes, y la fatiga se nota. Tom se levanta, extrañado, como si hubiera vivido un sueño, pero entonces recuerda lo ocurrido, solo unas palabras escuchas de su boca, con miedo al comprobar vuestro estado.
-¿Y Mástin?
El anciano se pone melancólico y cabizbajo, en ese momento ninguno se mueve, y este parece esperar una respuesta directa. Notas que no te quita el ojo de encima.
Bajáis rápidamente por el telesilla, que estaba ahí arriba. Posiblemente fuese por donde había subido Mástin para echaros un cable, una pena no haberse encontrado con él abajo. Cuando llegáis abajo vais al bosque, tal y como tenías pensado. Sigues corriendo hasta que ves que Tom recupera la consciencia, entonces descansáis, ya te hacía falta, puede que no tengas heridas graves, pero las tienes, y la fatiga se nota. Tom se levanta, extrañado, como si hubiera vivido un sueño, pero entonces recuerda lo ocurrido, solo unas palabras escuchas de su boca, con miedo al comprobar vuestro estado.
-¿Y Mástin?
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Logramos huir, bajar por el telesilla y dirigirnos hacia el bosque. Comenzaba a sentirme ya bastante cansado cuando noté que Tom despertaba poco a poco. En ese momento, pensé que lo mejor era detenerse un rato a recuperar fuerzas.
Una vez fue capaz de ponerse en pie, el samurai se dio cuenta de que su hermano no estaba allí, y preguntó por él. La reacción de su padre, cabizbajo y visiblemente desolado, no hizo sino acrecentar su preocupación. Parecía necesitar una respuesta con la mayor brevedad posible y, viendo que el anciano no aparentaba tener las fuerzas necesarias para dársela, tuve que encargarme yo:
- Tom, lamento mucho decirte esto, pero durante el combate contra Henry, Mástin logró atraparle y me permitió golpearle, pero al final no pudimos vencerle. El pirata atravesó a tu hermano con su espada, y éste, con su último aliento, me pidió que os sacara de allí a tu padre y a ti. Lo siento mucho, Tom. No he sido capaz de derrotar a ese cabrón ni de salvar a tu hermano. Pero te prometo que volveré a intentarlo y lo conseguiré, Mástin no ha muerto en vano.
Una vez dicho esto, esperaría a que Tom asumiera mis palabras, ya que probablemente le costaría bastante. Mantendría el Mantra activado por si, en un ataque de ira, decidía atacarme. Si hacía esto, me limitaría a esquivarle, sin golpearle en ningún momento, hasta que se calmara.
Tras un rato de descanso, si no ocurría nada, le preguntaría al anciano cómo había conseguido golpearle, y si sabía algo que pudiera serme de utilidad para estar preparado cuando volviese a enfrentarme al pirata.
Una vez fue capaz de ponerse en pie, el samurai se dio cuenta de que su hermano no estaba allí, y preguntó por él. La reacción de su padre, cabizbajo y visiblemente desolado, no hizo sino acrecentar su preocupación. Parecía necesitar una respuesta con la mayor brevedad posible y, viendo que el anciano no aparentaba tener las fuerzas necesarias para dársela, tuve que encargarme yo:
- Tom, lamento mucho decirte esto, pero durante el combate contra Henry, Mástin logró atraparle y me permitió golpearle, pero al final no pudimos vencerle. El pirata atravesó a tu hermano con su espada, y éste, con su último aliento, me pidió que os sacara de allí a tu padre y a ti. Lo siento mucho, Tom. No he sido capaz de derrotar a ese cabrón ni de salvar a tu hermano. Pero te prometo que volveré a intentarlo y lo conseguiré, Mástin no ha muerto en vano.
Una vez dicho esto, esperaría a que Tom asumiera mis palabras, ya que probablemente le costaría bastante. Mantendría el Mantra activado por si, en un ataque de ira, decidía atacarme. Si hacía esto, me limitaría a esquivarle, sin golpearle en ningún momento, hasta que se calmara.
Tras un rato de descanso, si no ocurría nada, le preguntaría al anciano cómo había conseguido golpearle, y si sabía algo que pudiera serme de utilidad para estar preparado cuando volviese a enfrentarme al pirata.
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De primeras, Tom se queda paralizado, ya se temía cuál iba a ser la respuesta, al momento comienza a llorar, sin mover un solo músculo, todavía sin creer el resultado de los acontecimientos.
-Es culpa mía... Debí hacerle caso... Ahora él...
Por otro lado, el hombre anciano simplemente te responde, desganado y sin animo de absolutamente nada.
-Lo único es conseguir esquivarle. Logré moverme lo suficientemente ágil como para que no me diera. Eso hizo que algo se le cruzase en la cabeza y se volviera loco, se puso como hacía un momento, pero descuidando sus defensas, momento en el que vi una oportunidad, pero nunca he sido bueno en el combate, solo podía esquivarle. Es muy rápido para cualquiera, tan solo si eres capaz de moverte como el viento de ágil y ligero podrías ser capaz de volver a llevarle a tal extremo y...
-No. -Intervino Tom.- Mástin tenía razón. Joder, siempre la ha tenido, no ha habido un puto día en el que viera que estaba equivocado, y lo estuviera de verdad. Nuestra única posibilidad ahora es salir de aquí. Se sacrificó por dejarnos escapar, y tú nos sacaste de allí... Lo siento, padre... Por mi culpa, él...
Vaya. No cabe decir que esa no era la reacción que más se podía esperar de Tom, yo hasta me habría esperado que se te lanzara como loco a matarte... Pero parece que la suerte corre de tu lado y simplemente se ha dedicado a lamentar la pérdida de su querido hermano. Eso si, parece un poco depresivo, y ahora parece ser él quien está deseando marcharse... A menos que...
-Tú. Agente. -De pronto se levanta y te mira con decisión y determinación.- Ahora sabemos cuán rápido puede ser. Podemos prepararnos para...
-Perdona. -Salta el viejo.- ¿Agente? ¿Eres un agente del gobierno mundial?
Vaya. Parece conocer algo acerca de tu organización, y por el tono parece saber algo más aparte de su existencia. ¿Cuál va a ser tu respuesta? Cuidado con tus palabras... O no, quién sabe los conocimientos que tendrá el vejete. En cualquier caso no siempre tienes por qué hacerme caso... O si, depende de tu decisión.
-Es culpa mía... Debí hacerle caso... Ahora él...
Por otro lado, el hombre anciano simplemente te responde, desganado y sin animo de absolutamente nada.
-Lo único es conseguir esquivarle. Logré moverme lo suficientemente ágil como para que no me diera. Eso hizo que algo se le cruzase en la cabeza y se volviera loco, se puso como hacía un momento, pero descuidando sus defensas, momento en el que vi una oportunidad, pero nunca he sido bueno en el combate, solo podía esquivarle. Es muy rápido para cualquiera, tan solo si eres capaz de moverte como el viento de ágil y ligero podrías ser capaz de volver a llevarle a tal extremo y...
-No. -Intervino Tom.- Mástin tenía razón. Joder, siempre la ha tenido, no ha habido un puto día en el que viera que estaba equivocado, y lo estuviera de verdad. Nuestra única posibilidad ahora es salir de aquí. Se sacrificó por dejarnos escapar, y tú nos sacaste de allí... Lo siento, padre... Por mi culpa, él...
Vaya. No cabe decir que esa no era la reacción que más se podía esperar de Tom, yo hasta me habría esperado que se te lanzara como loco a matarte... Pero parece que la suerte corre de tu lado y simplemente se ha dedicado a lamentar la pérdida de su querido hermano. Eso si, parece un poco depresivo, y ahora parece ser él quien está deseando marcharse... A menos que...
-Tú. Agente. -De pronto se levanta y te mira con decisión y determinación.- Ahora sabemos cuán rápido puede ser. Podemos prepararnos para...
-Perdona. -Salta el viejo.- ¿Agente? ¿Eres un agente del gobierno mundial?
Vaya. Parece conocer algo acerca de tu organización, y por el tono parece saber algo más aparte de su existencia. ¿Cuál va a ser tu respuesta? Cuidado con tus palabras... O no, quién sabe los conocimientos que tendrá el vejete. En cualquier caso no siempre tienes por qué hacerme caso... O si, depende de tu decisión.
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Por suerte, Tom no perdió la cabeza al recibir la mala noticia. Simplemente, asumió su culpa y su equivocación, y se sumió en un estado depresivo. En cuanto al anciano, no fue capaz de darme una respuesta concreta sobre la forma de derrotar al pirata. Simplemente insistió en la necesidad de ser lo bastante rápido como para esquivarle hasta sacarle de quicio.
De repente, el samurai le interrumpió, diciendo que Mástin tenía razón y que su única posibilidad era salir de aquella isla. Sin embargo, mientras hablaba pareció recordar algo, y súbitamente se dirigió a mí mientras la determinación comenzaba a aparecer de nuevo en sus ojos. Pero fue interrumpido por su padre, quien al oír a su hijo referirse a mí como Agente, preguntó si era del Gobierno Mundial. Su tono pareció dejar entrever que sabía más que la gran mayoría de la gente sobre nosotros, y luego estaba el hecho de que había visto al pirata utilizar el Soru durante nuestro combate. Había algo que no cuadraba. Tal vez tanto el anciano como Henry hubiesen pertenecido a la Agencia en el pasado, quién sabe. Lo que estaba claro era que, si quería averiguar algo más, tenía que decir la verdad al viejo doctor:
- Así es, pertenezco al Cipher Pol, y he sido enviado a esta isla porque llegaron a la Agencia rumores sobre lo ocurrido en el Castillo. Mi cometido aquí es echar a esos piratas, restaurar el gobierno de este reino y asegurar su lealtad al Gobierno Mundial. Me he dado cuenta de que el capitán de los piratas conocía una de las técnicas secretas de mi organización, por lo que sospecho que fue miembro de ella en el pasado. Del mismo modo, tú pareces saber más sobre nosotros que la mayoría de la gente, doctor. Necesitaría que me contaras todo lo que sepas, es posible que algo me acabe resultando de utilidad para encontrar la manera de acabar con nuestro enemigo.
Dicho esto, me quedaría quieto y cruzado de brazos, esperando la respuesta del anciano. Eso si, mantendría el Mantra activado por si las moscas.
De repente, el samurai le interrumpió, diciendo que Mástin tenía razón y que su única posibilidad era salir de aquella isla. Sin embargo, mientras hablaba pareció recordar algo, y súbitamente se dirigió a mí mientras la determinación comenzaba a aparecer de nuevo en sus ojos. Pero fue interrumpido por su padre, quien al oír a su hijo referirse a mí como Agente, preguntó si era del Gobierno Mundial. Su tono pareció dejar entrever que sabía más que la gran mayoría de la gente sobre nosotros, y luego estaba el hecho de que había visto al pirata utilizar el Soru durante nuestro combate. Había algo que no cuadraba. Tal vez tanto el anciano como Henry hubiesen pertenecido a la Agencia en el pasado, quién sabe. Lo que estaba claro era que, si quería averiguar algo más, tenía que decir la verdad al viejo doctor:
- Así es, pertenezco al Cipher Pol, y he sido enviado a esta isla porque llegaron a la Agencia rumores sobre lo ocurrido en el Castillo. Mi cometido aquí es echar a esos piratas, restaurar el gobierno de este reino y asegurar su lealtad al Gobierno Mundial. Me he dado cuenta de que el capitán de los piratas conocía una de las técnicas secretas de mi organización, por lo que sospecho que fue miembro de ella en el pasado. Del mismo modo, tú pareces saber más sobre nosotros que la mayoría de la gente, doctor. Necesitaría que me contaras todo lo que sepas, es posible que algo me acabe resultando de utilidad para encontrar la manera de acabar con nuestro enemigo.
Dicho esto, me quedaría quieto y cruzado de brazos, esperando la respuesta del anciano. Eso si, mantendría el Mantra activado por si las moscas.
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El vejete niega con la cabeza cuando dices que sospechas de que Henry fue miembro del CP.
-Ahí estás equivocado, él simplemente es tan veloz, que fue capaz de idear esa habilidad por su cuenta, sin conocer los fundamentos propios logro el soru por sus propios medios. ¿Cómo es que conozco el nombre de esa técnica? Te estarás preguntando. Bueno, simplemente debes saber que en mis tiempos fui miembro del Cypher Pol, pero me retiré y me vine a vivir aquí, a dedicar mi vida a hacer lo que no pude como agente, proteger y salvar a los demás...
Notas la melancolía y la veracidad en su tono y su rostro, no parece estar mintiendo, hasta Tom está escuchándole atentamente, algo sorprendido, al parecer no sabía nada al respecto, de haberlo sabido, probablemente no habrían ido a salvarle, puesto que podría haber escapado por su cuenta.
-Pero eso es cosa del pasado ya. Debes entrenar agente. ¿Conoces el Kami-e? Con esa técnica y el haki de observación conseguí esquivar lo suficiente al pirata como para lograr enfurecerle, pero cometí el error de creer que tenía la misma fuerza que en mi juventud. Estoy viejo, y me he vuelto blando y lento. Pero tú... Tú podrías hacerlo, yo puedo ayudarte.
-Te ayudaré también, agente. Haré lo que pueda, me enfrenté directamente con él, el veloz, y aunque no puedo compararme a él, yo también puedo ser bastante rápido, podría ayudarte.
-Pero Tom...
-No pienso rendirme, no voy a dejar que el asesino de Mástin se vaya de rositas. Yo tal vez no pueda hacer nada contra él, pero puedo ayudar a... Al agente a entrenar... ¿Por cierto, cuál es tu nombre?
Tom se da cuenta que hasta este momento no te has presentado formalmente, pero tampoco parece importarle mucho. Ahora viene el dilema. ¿Te fiarás de ellos? ¿Entrenarás? ¿Podréis escapar de los piratas que os buscan sabiendo que habéis escapado? Lo veremos todo en el próximo episodio.
-Ahí estás equivocado, él simplemente es tan veloz, que fue capaz de idear esa habilidad por su cuenta, sin conocer los fundamentos propios logro el soru por sus propios medios. ¿Cómo es que conozco el nombre de esa técnica? Te estarás preguntando. Bueno, simplemente debes saber que en mis tiempos fui miembro del Cypher Pol, pero me retiré y me vine a vivir aquí, a dedicar mi vida a hacer lo que no pude como agente, proteger y salvar a los demás...
Notas la melancolía y la veracidad en su tono y su rostro, no parece estar mintiendo, hasta Tom está escuchándole atentamente, algo sorprendido, al parecer no sabía nada al respecto, de haberlo sabido, probablemente no habrían ido a salvarle, puesto que podría haber escapado por su cuenta.
-Pero eso es cosa del pasado ya. Debes entrenar agente. ¿Conoces el Kami-e? Con esa técnica y el haki de observación conseguí esquivar lo suficiente al pirata como para lograr enfurecerle, pero cometí el error de creer que tenía la misma fuerza que en mi juventud. Estoy viejo, y me he vuelto blando y lento. Pero tú... Tú podrías hacerlo, yo puedo ayudarte.
-Te ayudaré también, agente. Haré lo que pueda, me enfrenté directamente con él, el veloz, y aunque no puedo compararme a él, yo también puedo ser bastante rápido, podría ayudarte.
-Pero Tom...
-No pienso rendirme, no voy a dejar que el asesino de Mástin se vaya de rositas. Yo tal vez no pueda hacer nada contra él, pero puedo ayudar a... Al agente a entrenar... ¿Por cierto, cuál es tu nombre?
Tom se da cuenta que hasta este momento no te has presentado formalmente, pero tampoco parece importarle mucho. Ahora viene el dilema. ¿Te fiarás de ellos? ¿Entrenarás? ¿Podréis escapar de los piratas que os buscan sabiendo que habéis escapado? Lo veremos todo en el próximo episodio.
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Lo que el anciano reveló en respuesta a mi comentario fue realmente sorprendente. Por un lado estaba el hecho de que el capitán pirata hubiese desarrollado el Soru por sus propios medios, simplemente gracias a su gran velocidad. Pero lo más impactante fue el hecho de que él mismo si había sido miembro del Cipher Pol en su juventud, hasta que vio que podría hacer más por la gente estando fuera de la Agencia.
Sus ojos eran sinceros, el hombre parecía estar diciendo la verdad. Incluso su hijo parecía sorprendido al oír aquello, al parecer su viejo padre ocultaba más cosas de lo que uno podía imaginarse.
Tenía razón en que debía entrenar, y por lo visto la táctica que había usado contra Henry había sido la misma que yo, con la diferencia de que él si que consiguió esquivar sus golpes. Desde luego, debía de tener un nivel en el manejo del Kami-e realmente elevado para haber llevado a cabo aquella hazaña a su edad. Entonces, Tom se ofreció a ayudar también, argumentando que era también bastante rápido, y que haría lo que pudiera para facilitar mi entrenamiento si eso nos acercaba a vengar a su hermano.
Ambos parecían decir la verdad, sus palabras parecían sinceras y, al fin y al cabo, llegados a este punto no podía hacer otra cosa que confiar en que así fuese y en que de verdad me ayudasen a entrenar. Eso si, debíamos andar con cuidado, ya que podía haber piratas buscándonos.
- Mi nombre es Thawne, y como he dicho soy Agente del Cipher Pol. Estoy familiarizado con el uso tanto del Kami-e como del Haki de Observación y, de hecho, es la estrategia que utilicé cuando me enfrenté a ese pirata. Por desgracia, no fui lo bastante rápido, así que si podéis ayudarme a entrenar para mejorar mi uso del Kami-e, estaré encantado. Creo que es la mejor forma de derrotar a ese monstruo, vengar a Mástin y restaurar el orden en esta isla. Pero mientras entrenamos debemos permanecer atentos. Es muy posible que ese pirata haya enviado a varios de sus hombres tras nosotros.
Dicho esto, me levanté y esperé, con el Mantra activado, a que el anciano me dijera cómo pensaba entrenar exactamente o, incluso, a que me atacara sin previo aviso como forma de empezar directamente.
Sus ojos eran sinceros, el hombre parecía estar diciendo la verdad. Incluso su hijo parecía sorprendido al oír aquello, al parecer su viejo padre ocultaba más cosas de lo que uno podía imaginarse.
Tenía razón en que debía entrenar, y por lo visto la táctica que había usado contra Henry había sido la misma que yo, con la diferencia de que él si que consiguió esquivar sus golpes. Desde luego, debía de tener un nivel en el manejo del Kami-e realmente elevado para haber llevado a cabo aquella hazaña a su edad. Entonces, Tom se ofreció a ayudar también, argumentando que era también bastante rápido, y que haría lo que pudiera para facilitar mi entrenamiento si eso nos acercaba a vengar a su hermano.
Ambos parecían decir la verdad, sus palabras parecían sinceras y, al fin y al cabo, llegados a este punto no podía hacer otra cosa que confiar en que así fuese y en que de verdad me ayudasen a entrenar. Eso si, debíamos andar con cuidado, ya que podía haber piratas buscándonos.
- Mi nombre es Thawne, y como he dicho soy Agente del Cipher Pol. Estoy familiarizado con el uso tanto del Kami-e como del Haki de Observación y, de hecho, es la estrategia que utilicé cuando me enfrenté a ese pirata. Por desgracia, no fui lo bastante rápido, así que si podéis ayudarme a entrenar para mejorar mi uso del Kami-e, estaré encantado. Creo que es la mejor forma de derrotar a ese monstruo, vengar a Mástin y restaurar el orden en esta isla. Pero mientras entrenamos debemos permanecer atentos. Es muy posible que ese pirata haya enviado a varios de sus hombres tras nosotros.
Dicho esto, me levanté y esperé, con el Mantra activado, a que el anciano me dijera cómo pensaba entrenar exactamente o, incluso, a que me atacara sin previo aviso como forma de empezar directamente.
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Parece que la situación se ha tornado ventajos. Lo primero que hacéis, es decidir marcharos de allí. El hombre conoce cierto lugar deshabitado, una especie de cueva en una de las dos grandes montañas donde al parecer antaño había vivido alguien, mas que ahora estaba deshabitada desde hacía ya por lo menos cien años, al menos por el estado.
-Aquí podremos estar tranquilos mientras te preparas, Thawne. Lo primero es ver hasta qué punto puedes llegar con tu Kami-e. Pero otro día.
La noche termina de pasar tranquilamente, no parece haber peligros, igualmente puedes hacer guardia si quieres, tal vez veas algo, tal vez pierdas horas de sueño, quién sabe. Pero a partir del amanecer podrás ver que Tom está despierto desde altas horas de la mañana, no parece que ambos parientes hayan dormido mucho. Cuando te quieres dar cuenta, el samurái sin armadura está practicando con su espada en el exterior, y el hombre parece estar como meditando. Tiene todo el cuerpo lleno de vendajes ¿De donde los habrá sacado?
-Aquí podremos estar tranquilos mientras te preparas, Thawne. Lo primero es ver hasta qué punto puedes llegar con tu Kami-e. Pero otro día.
La noche termina de pasar tranquilamente, no parece haber peligros, igualmente puedes hacer guardia si quieres, tal vez veas algo, tal vez pierdas horas de sueño, quién sabe. Pero a partir del amanecer podrás ver que Tom está despierto desde altas horas de la mañana, no parece que ambos parientes hayan dormido mucho. Cuando te quieres dar cuenta, el samurái sin armadura está practicando con su espada en el exterior, y el hombre parece estar como meditando. Tiene todo el cuerpo lleno de vendajes ¿De donde los habrá sacado?
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Nos pusimos de nuevo en marcha hasta que llegamos a lo que parecía una gran cueva, antigua y por la que, por su aspecto, no pasaba mucha gente últimamente. Aquello me dio confianza en que fuese un buen lugar para ocultarse. El anciano anunció que el día siguiente comprobaríamos mi destreza en el uso del Kami-e.
Aquella noche intenté descansar, pero no logré dormir más de un par de horas. La derrota sufrida a manos de ese pirata había sido muy clara y, para alguien tan orgulloso de sus capacidades y tan decidido a ser el más fuerte como yo aquello no era fácil de asumir. Además, debía cumplir con mi misión, no podía permitir que un delincuente como él gobernara sobre todo un reino. Durante el tiempo en que no logré dormir, me dediqué a mirar desde donde me encontraba toda la cueva, tanto la entrada como las paredes y el fondo, hasta donde alcanzaba mi vista. Estaba impaciente por comenzar a entrenar cuanto antes, y dispuesto a poner todo mi empeño en ello.
Cuando amaneció, los primeros rayos de sol me hicieron abrir los ojos, pues justo antes había logrado conciliar brevemente el sueño. Al levantarme vi a Tom entrenando ya, aunque esta vez sin su armadura. Su padre, por el contrario, se encontraba meditando. Aquello me alegró, pues poca gene apreciaba el valor de la meditación. Así que me senté junto a él. Cuando ya llevaba un rato con la mente en blanco, abrí los ojos y le dije:
- Buenos días. Por cierto, ¿cuál es tu nombre? Aún no sé como debo llamarte.
Una vez me contestara, le haría las dos preguntas que rondaban mi cabeza:
¿De dónde han salido todas esas vendas? Y otra cosa, ¿cuándo empezamos a entrenar?
Aquella noche intenté descansar, pero no logré dormir más de un par de horas. La derrota sufrida a manos de ese pirata había sido muy clara y, para alguien tan orgulloso de sus capacidades y tan decidido a ser el más fuerte como yo aquello no era fácil de asumir. Además, debía cumplir con mi misión, no podía permitir que un delincuente como él gobernara sobre todo un reino. Durante el tiempo en que no logré dormir, me dediqué a mirar desde donde me encontraba toda la cueva, tanto la entrada como las paredes y el fondo, hasta donde alcanzaba mi vista. Estaba impaciente por comenzar a entrenar cuanto antes, y dispuesto a poner todo mi empeño en ello.
Cuando amaneció, los primeros rayos de sol me hicieron abrir los ojos, pues justo antes había logrado conciliar brevemente el sueño. Al levantarme vi a Tom entrenando ya, aunque esta vez sin su armadura. Su padre, por el contrario, se encontraba meditando. Aquello me alegró, pues poca gene apreciaba el valor de la meditación. Así que me senté junto a él. Cuando ya llevaba un rato con la mente en blanco, abrí los ojos y le dije:
- Buenos días. Por cierto, ¿cuál es tu nombre? Aún no sé como debo llamarte.
Una vez me contestara, le haría las dos preguntas que rondaban mi cabeza:
¿De dónde han salido todas esas vendas? Y otra cosa, ¿cuándo empezamos a entrenar?
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El hombre responde a tu primera pregunta con una simple frase, sin abrir los ojos en su meditación.
-Puedes llamarme Jerry.
A tu segunda pregunta si que abre los ojos, más interesado por la tercera, pero te responde la segunda primero.
-Descubrí este lugar hace tiempo, traje materiales y lo comencé a utilizar como almacén, pero cuando me trasladé al castillo dejé algunas cosas, por suerte todavía estaban estos vendajes aquí escondidos. Y deberías comenzar ya el entrenamiento... Tom, hijo mío.
Puedes ver que Tom está completamente serio, parece más frustrado e iracundo que anoche, nada más escuchar a su padre gira la cabeza con rapidez y se lanza a por tí con un golpe de katana que, espero, sepas esquivar rápidamente, sino te dejará bastante tocado.
-No perdamos el tiempo, cuanto más tardemos más cerca estaremos de perder la ventaja que nos dió mi hermano. No pienso permitir que su muerte haya sido en vano. Prepárate Thawne, no pienso dejarte ni respirar.
Se lanza a por tí a la vez que el anciano Jerry te insta a que te limites a la utilización del haki y kami-e, no debes contraatacar, tan solo esquivarle. Notas que Tom en primera instancia era más veloz, te diste cuenta cuando atacó a Henry, tal vez tan solo está probando tu velocidad para encontrar tu límite del kami-e y explotar ese nivel. Tiene pinta de que va a ser un entrenamiento bastante duro.
-Puedes llamarme Jerry.
A tu segunda pregunta si que abre los ojos, más interesado por la tercera, pero te responde la segunda primero.
-Descubrí este lugar hace tiempo, traje materiales y lo comencé a utilizar como almacén, pero cuando me trasladé al castillo dejé algunas cosas, por suerte todavía estaban estos vendajes aquí escondidos. Y deberías comenzar ya el entrenamiento... Tom, hijo mío.
Puedes ver que Tom está completamente serio, parece más frustrado e iracundo que anoche, nada más escuchar a su padre gira la cabeza con rapidez y se lanza a por tí con un golpe de katana que, espero, sepas esquivar rápidamente, sino te dejará bastante tocado.
-No perdamos el tiempo, cuanto más tardemos más cerca estaremos de perder la ventaja que nos dió mi hermano. No pienso permitir que su muerte haya sido en vano. Prepárate Thawne, no pienso dejarte ni respirar.
Se lanza a por tí a la vez que el anciano Jerry te insta a que te limites a la utilización del haki y kami-e, no debes contraatacar, tan solo esquivarle. Notas que Tom en primera instancia era más veloz, te diste cuenta cuando atacó a Henry, tal vez tan solo está probando tu velocidad para encontrar tu límite del kami-e y explotar ese nivel. Tiene pinta de que va a ser un entrenamiento bastante duro.
- NOTA:
- Tienes total libertad para rolear dos semanas completas de entrenamiento. Demuestra tus dotes, ya te he puesto en el mismo post que va a ir forzando tu nivel máximo, así que tienes eso para jugar con tu rol. A ver cuánto consigues convencerme en tu avance en este post.
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Al parecer el anciano se llamaba Jerry, y había usado aquella cueva muchos años antes como almacén, cuando aún no vivía en el Castillo. Nada más contarme eso, se dirigió a su hijo para comenzar con mi entrenamiento. En ese momento, activé mi Haki de Observación, y menos mal, pues Tom se lanzó contra mí katana en mano en cuanto su padre le habló. Agachándome hacia un lado mediante el Kami-e, logré esquivarlo, aunque faltó poco para que me alacanzara.
Jerry, entonces, me dijo que debía usar solo estas dos habilidades, el Mantra y el Kami-e, para esquivar las acometidas del samurai, y que no contraatacase en ningún momento. Tenía que limitarme a esquivar los golpes.
Tom cargó de nuevo, y otra vez pude esquivar su espada mediante un giro lateral. Sin embargo, había algo que no cuadraba. Tom se movía rápido, pero no tanto como durante su lucha con Henry. Tal vez estuviese conteniéndose, e iría aumentando su velocidad progresivamente para averiguar dónde estaba actualmente mi límite e insistir en él. Me parecía una buena estrategia, aunque a mi orgullo le dolía algo más que ligeramente que no se empleara al máximo desde el principio. Decidí que acabaría por obligarle a dar lo mejor de sí, y ni aún así me alcanzaría. Para cuando finalizaran el entrenamiento, Tom no sería capaz ni de rozarme, iba a progresar hasta tal punto que golpearme sería una labor casi imposible.
Durante las horas siguientes, el samurai y yo seguimos inmersos en aquella especie de baile. Él atacaba con su katana, y yo me valía del Kami-e y del Haki de Observación para esquivar su acometida. Poco a poco, la velocidad a la que llegaban los golpes había ido en aumento, hasta el punto de que, desde hacía ya un rato, me resultaba realmente difícil evadir sus ataques. Incluso había conseguido acertarme, aunque por suerte no de lleno, tres veces ya, como atestiguaban los tres pequeños cortes que tenía ya, en el brazo izquierdo, el hombro derecho y el costado izquierdo. Por suerte, todos muy superficiales. Aún así, poco a poco el cansancio empezaba a hacer mella. Tanto era así que, cuando ya habían pasado al menos un par de horas desde que terminó nuestro descanso para comer y reanudamos el entrenamiento, tanto Tom como yo teníamos evidentes síntomas de agotamiento. Aún así no paramos, pues mejorar era apremiante, y todo minuto perdido nos alejaba de derrotar a Henry. Finalmente, en una de las incontables acometidas del samurai, mi movimiento fue demasiado lento, y su espada cortó mi muslo, haciendo una herida no muy profunda, pero sí larga y dolorosa. Yo quería seguir entrenando, pero Jerry decidió que ya era hora de parar hasta el día siguiente, así que utilicé mis técnicas curativas para ayudarme a sanar las heridas sufridas a lo largo del día y, durante lo poco que quedaba de día, nos dedicamos a descansar.
La mañana siguiente, me desperté de nuevo con la primera luz del alba. Aquella noche, al parecer, los tres habíamos dormido mejor o, al menos, algo más que la anterior. Nada más levantarme, medité durante un rato junto al anciano Jerry y, justo después, Tom y yo retomamos mi entrenamiento. Empezamos donde lo habíamos dejado el día anterior, la velocidad inicial de los ataques era bastante superior a la del primer día, ya que así costaría menos tiempo llegar a mi límite. Durante toda la mañana, seguimos aumentando el ritmo, hasta que llegó un momento en que tan solo unas milésimas de segundo hacían que sus ataques no me alcanzaran. Aún así, seguí recibiendo pequeños cortes por todo el cuerpo, fruto de golpes que no logré evitar por completo. Tras el descanso para comer, en el que nuevamente curé mis heridas, volvimos a la práctica. La velocidad siguió aumentando y, al final, Tom y su espada eran apenas visibles más que como sombras difuminadas. Al acostarme aquella noche, tenía unas cuantas cicatrices más, y estaba realmente exhausto.
Así se sucedieron dos días más. Al finalizar el cuarto día, sin embargo, tenía la sensación de que nos habíamos estancado. La velocidad del entrenamiento era ahora constante y, aunque me resultaba difícil esquivar los ataques de Tom, no eran lo suficientemente rápidos como para impulsarme hasta el siguiente nivel. Así se lo hice saber al samurai, que me contestó:
- Tienes razón, he dejado de aumentar mi velocidad porque veo que hemos llegado a tu límite, y quiero ayudarte a superarlo, pero sin atravesarte con mi espada. Y es es miedo a matarte sin querer lo que, involuntariamente, me frena.
La verdad era que razón no le faltaba, pero yo quería mejorar fuese como fuese, así que le insté con vehemencia a que la mañana siguiente dejara de lado su preocupación y me atacara sin reservas. Así lo hizo y, durante un par de horas, seguimos entrenando y progresando satisfactoriamente. Sin embargo, en varias ocasiones su arma había estado demasiado cerca. En ese momento, una estocada increíblemente veloz atravesó por completo mi muslo izquierdo. El dolor fue desgarrador, y la herida sangraba en abundancia.
Detuvimos el entrenamiento al instante, y Jerry me hizo un torniquete para detener la hemorragia. Trató mi herida para poder retirarlo lo antes posible, y así evitar la isquemia de la pierna. Yo, cuando fui capaz, le ayudé usando mis habilidades curativas. Sin embargo, pasaron dos días hasta que fui capaz de ponerme en pie, y otro más hasta que pude entrenar de nuevo. Durante mi recuperación, se me ocurrió que, para evitar que eso volviese a ocurrir, y para que Tom no tuviera que contenerse, podríamos usar una espada de madera. La idea fue bien recibida tanto por el samurai como por su anciano padre y, mientras yo terminaba de reponerme, fabricaron una de un tamaño similar al arma de Tom.
Por tanto, el octavo día volvimos a retomar nuestro entrenamiento. Las primeras horas fueron de aclimatación, para no forzar demasiado mi pierna inicialmente. Sin embargo, una vez estuvimos los dos acostrumbrados de nuevo, la intensidad comenzó a subir. No era demasiado raro que no lograse evitar del todo algún ataque, pero ahora en lugar de cortes eso significaba golpes. Al final de aquel día, sudoroso y con varios moratones, me acosté satisfecho. Estaba totalmente recuperado y, además, había visto algo de progresión.
Una tras otra, las duras jornadas de entrenamiento se fueron sucediendo, a cuál más exigente. Tanto Tom como yo fuimos poco a poco moviéndonos a una velocidad mayor, llegando cada día a mi límite, y logrando superarlo ligeramente. Incluso podría haber asegurado que el samurai durante los últimos días se movía más rápido incluso que en su pelea con el pirata. Cada noche me acostaba completamente exhausto, casi sin ser capaz de dar un paso, y con el cuerpo lleno de golpes, casi más morado que blanco. El undécimo día un golpe de Tom me partió la nariz, pero no importó. Jerry me la colocó, me taponó un poco ambas fosas para detener el sangrado, y continué entrenando respirando por la boca. El decimotercer día tuvimos que hacer una parada de una media hora porque un impacto de la espada de madera en mi sien me dejó inconsciente durante unos minutos.
La dureza del entrenamiento estaba siendo inhumana, pero el progreso se notaba. Mis movimientos se habían vuelto gráciles y sutiles, casi imperceptibles. Era capaz de alcanzar posturas que parecían anatómicamente imposibles con pasmosa facilidad, y podía mover partes concretas de mi cuerpo a tal velocidad que seguirlas con la vista resultaba una tarea titánica.
El decimocuarto día llegó y, con él, terminaba la segunda semana de entrenamientos. La sesión matinal fue abrumadoramente intensa, Tom y yo éramos dos borrones, tan veloces que nuestras siluetas se difuminaban y se mezclaban entre sí, componiendo escenas dignas de un cuadro de Sipacco. Aún así, no pude evitar llevarme un par de dolorosos golpes de su espada.
Aquella tarde, sin embargo, logré que transcurrieran cuatro horas sin que el samurai llegase a rozarme siquiera. Mis movimientos eran ya tan ágiles y veloces que habrían podido inspirar a un poeta a componer los más bellos versos. Incluso creo que, a esas alturas, habría podido pisar una hoja de papel suspendida en el aire, y hasta saltar y hacer piruetas sobre ella sin romperla. Para cuando dimos por terminada la sesión, al menos hasta el día siguiente, mi cuerpo casi no era capaz de moverse por el cansancio, pero mi satisfacción y optimismo brillaban en aquella cueva.
Jerry, entonces, me dijo que debía usar solo estas dos habilidades, el Mantra y el Kami-e, para esquivar las acometidas del samurai, y que no contraatacase en ningún momento. Tenía que limitarme a esquivar los golpes.
Tom cargó de nuevo, y otra vez pude esquivar su espada mediante un giro lateral. Sin embargo, había algo que no cuadraba. Tom se movía rápido, pero no tanto como durante su lucha con Henry. Tal vez estuviese conteniéndose, e iría aumentando su velocidad progresivamente para averiguar dónde estaba actualmente mi límite e insistir en él. Me parecía una buena estrategia, aunque a mi orgullo le dolía algo más que ligeramente que no se empleara al máximo desde el principio. Decidí que acabaría por obligarle a dar lo mejor de sí, y ni aún así me alcanzaría. Para cuando finalizaran el entrenamiento, Tom no sería capaz ni de rozarme, iba a progresar hasta tal punto que golpearme sería una labor casi imposible.
Durante las horas siguientes, el samurai y yo seguimos inmersos en aquella especie de baile. Él atacaba con su katana, y yo me valía del Kami-e y del Haki de Observación para esquivar su acometida. Poco a poco, la velocidad a la que llegaban los golpes había ido en aumento, hasta el punto de que, desde hacía ya un rato, me resultaba realmente difícil evadir sus ataques. Incluso había conseguido acertarme, aunque por suerte no de lleno, tres veces ya, como atestiguaban los tres pequeños cortes que tenía ya, en el brazo izquierdo, el hombro derecho y el costado izquierdo. Por suerte, todos muy superficiales. Aún así, poco a poco el cansancio empezaba a hacer mella. Tanto era así que, cuando ya habían pasado al menos un par de horas desde que terminó nuestro descanso para comer y reanudamos el entrenamiento, tanto Tom como yo teníamos evidentes síntomas de agotamiento. Aún así no paramos, pues mejorar era apremiante, y todo minuto perdido nos alejaba de derrotar a Henry. Finalmente, en una de las incontables acometidas del samurai, mi movimiento fue demasiado lento, y su espada cortó mi muslo, haciendo una herida no muy profunda, pero sí larga y dolorosa. Yo quería seguir entrenando, pero Jerry decidió que ya era hora de parar hasta el día siguiente, así que utilicé mis técnicas curativas para ayudarme a sanar las heridas sufridas a lo largo del día y, durante lo poco que quedaba de día, nos dedicamos a descansar.
La mañana siguiente, me desperté de nuevo con la primera luz del alba. Aquella noche, al parecer, los tres habíamos dormido mejor o, al menos, algo más que la anterior. Nada más levantarme, medité durante un rato junto al anciano Jerry y, justo después, Tom y yo retomamos mi entrenamiento. Empezamos donde lo habíamos dejado el día anterior, la velocidad inicial de los ataques era bastante superior a la del primer día, ya que así costaría menos tiempo llegar a mi límite. Durante toda la mañana, seguimos aumentando el ritmo, hasta que llegó un momento en que tan solo unas milésimas de segundo hacían que sus ataques no me alcanzaran. Aún así, seguí recibiendo pequeños cortes por todo el cuerpo, fruto de golpes que no logré evitar por completo. Tras el descanso para comer, en el que nuevamente curé mis heridas, volvimos a la práctica. La velocidad siguió aumentando y, al final, Tom y su espada eran apenas visibles más que como sombras difuminadas. Al acostarme aquella noche, tenía unas cuantas cicatrices más, y estaba realmente exhausto.
Así se sucedieron dos días más. Al finalizar el cuarto día, sin embargo, tenía la sensación de que nos habíamos estancado. La velocidad del entrenamiento era ahora constante y, aunque me resultaba difícil esquivar los ataques de Tom, no eran lo suficientemente rápidos como para impulsarme hasta el siguiente nivel. Así se lo hice saber al samurai, que me contestó:
- Tienes razón, he dejado de aumentar mi velocidad porque veo que hemos llegado a tu límite, y quiero ayudarte a superarlo, pero sin atravesarte con mi espada. Y es es miedo a matarte sin querer lo que, involuntariamente, me frena.
La verdad era que razón no le faltaba, pero yo quería mejorar fuese como fuese, así que le insté con vehemencia a que la mañana siguiente dejara de lado su preocupación y me atacara sin reservas. Así lo hizo y, durante un par de horas, seguimos entrenando y progresando satisfactoriamente. Sin embargo, en varias ocasiones su arma había estado demasiado cerca. En ese momento, una estocada increíblemente veloz atravesó por completo mi muslo izquierdo. El dolor fue desgarrador, y la herida sangraba en abundancia.
Detuvimos el entrenamiento al instante, y Jerry me hizo un torniquete para detener la hemorragia. Trató mi herida para poder retirarlo lo antes posible, y así evitar la isquemia de la pierna. Yo, cuando fui capaz, le ayudé usando mis habilidades curativas. Sin embargo, pasaron dos días hasta que fui capaz de ponerme en pie, y otro más hasta que pude entrenar de nuevo. Durante mi recuperación, se me ocurrió que, para evitar que eso volviese a ocurrir, y para que Tom no tuviera que contenerse, podríamos usar una espada de madera. La idea fue bien recibida tanto por el samurai como por su anciano padre y, mientras yo terminaba de reponerme, fabricaron una de un tamaño similar al arma de Tom.
Por tanto, el octavo día volvimos a retomar nuestro entrenamiento. Las primeras horas fueron de aclimatación, para no forzar demasiado mi pierna inicialmente. Sin embargo, una vez estuvimos los dos acostrumbrados de nuevo, la intensidad comenzó a subir. No era demasiado raro que no lograse evitar del todo algún ataque, pero ahora en lugar de cortes eso significaba golpes. Al final de aquel día, sudoroso y con varios moratones, me acosté satisfecho. Estaba totalmente recuperado y, además, había visto algo de progresión.
Una tras otra, las duras jornadas de entrenamiento se fueron sucediendo, a cuál más exigente. Tanto Tom como yo fuimos poco a poco moviéndonos a una velocidad mayor, llegando cada día a mi límite, y logrando superarlo ligeramente. Incluso podría haber asegurado que el samurai durante los últimos días se movía más rápido incluso que en su pelea con el pirata. Cada noche me acostaba completamente exhausto, casi sin ser capaz de dar un paso, y con el cuerpo lleno de golpes, casi más morado que blanco. El undécimo día un golpe de Tom me partió la nariz, pero no importó. Jerry me la colocó, me taponó un poco ambas fosas para detener el sangrado, y continué entrenando respirando por la boca. El decimotercer día tuvimos que hacer una parada de una media hora porque un impacto de la espada de madera en mi sien me dejó inconsciente durante unos minutos.
La dureza del entrenamiento estaba siendo inhumana, pero el progreso se notaba. Mis movimientos se habían vuelto gráciles y sutiles, casi imperceptibles. Era capaz de alcanzar posturas que parecían anatómicamente imposibles con pasmosa facilidad, y podía mover partes concretas de mi cuerpo a tal velocidad que seguirlas con la vista resultaba una tarea titánica.
El decimocuarto día llegó y, con él, terminaba la segunda semana de entrenamientos. La sesión matinal fue abrumadoramente intensa, Tom y yo éramos dos borrones, tan veloces que nuestras siluetas se difuminaban y se mezclaban entre sí, componiendo escenas dignas de un cuadro de Sipacco. Aún así, no pude evitar llevarme un par de dolorosos golpes de su espada.
Aquella tarde, sin embargo, logré que transcurrieran cuatro horas sin que el samurai llegase a rozarme siquiera. Mis movimientos eran ya tan ágiles y veloces que habrían podido inspirar a un poeta a componer los más bellos versos. Incluso creo que, a esas alturas, habría podido pisar una hoja de papel suspendida en el aire, y hasta saltar y hacer piruetas sobre ella sin romperla. Para cuando dimos por terminada la sesión, al menos hasta el día siguiente, mi cuerpo casi no era capaz de moverse por el cansancio, pero mi satisfacción y optimismo brillaban en aquella cueva.
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Al amanecer del decimoquinto día, notas que tu cuerpo está más agotado de lo normal. Estás completamente lleno de moratones y, físicamente estás hecho un cromo. Te cuesta levantarte un poco y notas todo el cuerpo dolorido. Cuando sales, puedes ver que padre e hijo están hablando, y puedes ver una tercera persona a su lado. Puedes inquietarte, pero parecen estar en confianza.
Si te acercas a escuchar te presentarán al amigo de Tom, un tipo con aspecto débil, bastante delgado y alto y algo tímido, pero que no tarda mucho en presentarse como Jaime. Le puedes notar algo nervioso, pronto se marcha de allí.
Al parecer había estado buscando a su amigo para contarle lo que estaba pasando. Al parecer están en busca y captura en toda la isla, Tom ha sido nombrado como un traidor, así como su difunto hermano Mástin, y ha revelado que son hijos de Jerry. Ha puesto precio por su cabeza y ha logrado que todo el pueblo esté en su contra, pero parece ser que Tom todavía tenía amigos allí en el pueblo. Aun así, la situación ahora mismo es crítica para la familia.
Jerry se queda mirándote y de pronto te dice:
-Estás avanzando, pero cometes un error. Todavía te centras en esquivar por tí mismo, debes centrar todo el control sobre tu cuerpo en aquellas partes donde tu haki te dice que vas a ser atacado, entonces te moverás por inercia, debes volverte tan ágil y ligero que logres hacer que el propio viento que va con el ataque del enemigo te ayude a esquivar. Es difícil, pero en vista de las circunstancias... Tom, no te contengas más, ves con todo. Si la situación sigue así, pronto nos encontrarán, y si Thawne no ha conseguido mejorar su kami-e, estaremos acabados. Yo no podré enfrentar a Henry, estoy ya muy mayor para estas cosas...
En ese momento, Tom te avisa de que va a ponerse serio. ¿Acaso todavía estaba conteniéndose? Ya parecía bastante veloz en sus movimientos. Un golpe directo en el costado, con ese arma de madera, te saca de tu ensueño, ni lo has visto venir, tal vez simplemente te ha cogido desprevenido, tal vez estás tan agotado que no has podido reaccionar a tiempo. ¿Quién sabe?
Tom te insiste en que no te distraigas, pero antes, Jerry se aproxima a tí y planta la palma de su mano en tu rostro, tapándote la visión con sus dedos que rodean tu cara.
-Cierra los ojos. Concéntrate en tu control del semei kikan, siente cada una de las partes de tu cuerpo, de sus células. Aunque debas hacerlo por partes. Cuando llegue la hora de esquivar, si te ataca al brazo, en un principio centra tu control en el codo o el hombro, si esa articulación la mueves más deprisa, lograrás evadir con mayor efectividad. Al menos hasta que domines la técnica. Ahora concentra tu haki, no tendrás más enemigos, nosotros nos libraremos de ellos si es necesario, seremos tu apoyo, agente Thawne. Tu deber es concentrarte al 100% en el único enemigo que te concierne, aquél que solo tú podrás derrotar. -Notas que su mano deja de tocarte.- Abre los ojos. -Puedes ver frente a tí a Henry, le ves, es él claramente, aunque debería ser Tom, pues es quien estaba ahí. No notas cansancio alguno en estos momentos, sientes todo tu cuerpo completamente relajado y ligero. No sabes por qué, pero sientes que ahora puedes contra el mundo.- Ahora, ataca a tu enemigo.
Tom Henry se lanza veloz a por tí, con su espada por delante. El entrenamiento básico ha terminado, comienza la parte dura del mismo. Tu rival ahora se ve más veloz que nadie, tal vez sea buena idea aprovechar que no sientes dolor a cada golpe que te llevas y el hecho de que estás completa y extrañamente centrado en el combate. ¿Qué demonios ha pasado? ¿Te ha drogado el viejo?
Si te acercas a escuchar te presentarán al amigo de Tom, un tipo con aspecto débil, bastante delgado y alto y algo tímido, pero que no tarda mucho en presentarse como Jaime. Le puedes notar algo nervioso, pronto se marcha de allí.
Al parecer había estado buscando a su amigo para contarle lo que estaba pasando. Al parecer están en busca y captura en toda la isla, Tom ha sido nombrado como un traidor, así como su difunto hermano Mástin, y ha revelado que son hijos de Jerry. Ha puesto precio por su cabeza y ha logrado que todo el pueblo esté en su contra, pero parece ser que Tom todavía tenía amigos allí en el pueblo. Aun así, la situación ahora mismo es crítica para la familia.
Jerry se queda mirándote y de pronto te dice:
-Estás avanzando, pero cometes un error. Todavía te centras en esquivar por tí mismo, debes centrar todo el control sobre tu cuerpo en aquellas partes donde tu haki te dice que vas a ser atacado, entonces te moverás por inercia, debes volverte tan ágil y ligero que logres hacer que el propio viento que va con el ataque del enemigo te ayude a esquivar. Es difícil, pero en vista de las circunstancias... Tom, no te contengas más, ves con todo. Si la situación sigue así, pronto nos encontrarán, y si Thawne no ha conseguido mejorar su kami-e, estaremos acabados. Yo no podré enfrentar a Henry, estoy ya muy mayor para estas cosas...
En ese momento, Tom te avisa de que va a ponerse serio. ¿Acaso todavía estaba conteniéndose? Ya parecía bastante veloz en sus movimientos. Un golpe directo en el costado, con ese arma de madera, te saca de tu ensueño, ni lo has visto venir, tal vez simplemente te ha cogido desprevenido, tal vez estás tan agotado que no has podido reaccionar a tiempo. ¿Quién sabe?
Tom te insiste en que no te distraigas, pero antes, Jerry se aproxima a tí y planta la palma de su mano en tu rostro, tapándote la visión con sus dedos que rodean tu cara.
-Cierra los ojos. Concéntrate en tu control del semei kikan, siente cada una de las partes de tu cuerpo, de sus células. Aunque debas hacerlo por partes. Cuando llegue la hora de esquivar, si te ataca al brazo, en un principio centra tu control en el codo o el hombro, si esa articulación la mueves más deprisa, lograrás evadir con mayor efectividad. Al menos hasta que domines la técnica. Ahora concentra tu haki, no tendrás más enemigos, nosotros nos libraremos de ellos si es necesario, seremos tu apoyo, agente Thawne. Tu deber es concentrarte al 100% en el único enemigo que te concierne, aquél que solo tú podrás derrotar. -Notas que su mano deja de tocarte.- Abre los ojos. -Puedes ver frente a tí a Henry, le ves, es él claramente, aunque debería ser Tom, pues es quien estaba ahí. No notas cansancio alguno en estos momentos, sientes todo tu cuerpo completamente relajado y ligero. No sabes por qué, pero sientes que ahora puedes contra el mundo.- Ahora, ataca a tu enemigo.
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Cuando desperté, mi cuerpo todavía dolía casi tanto como al acostarme. Debía estar completamente lleno de moratones. Incluso me costó levantarme de la cama, pero merecía la pena. Estaba mejorando mucho mi dominio del Kami-e, y seguro que aquel día sería decisivo.
Cuando salí de la cueva, me di cuenta de que, junto a Tom & Jerry, había un tercer individuo. En el primer momento, me puse en guardia y activé mi Haki de Observación, preparado para un ataque. Sin embargo, en cuanto me fijé más pude ver que la actitud de mis compañeros no era ni mucho menos tensa, y que, al parecer, el hombre no tenía intenciones hostiles. Por lo visto, se trataba de un amigo de Tom que venía a avisarnos de que la situación en la isla se estaba complicando. El samurai y su difunto hermano habían sido tachados de traidores, se había hecho público que eran hijos de Jerry, y habían puesto precio a la cabeza de mi compañero de entrenamientos.
Dada la coyuntura actual, urgía aún más que yo dominara el Kami-e cuanto antes, y eso me transmitió en anciano en cuanto el visitante se hubo marchado. Me habló del error que estaba cometiendo, y de cómo debía concentrarme en las partes concretas de mi cuerpo que fuesen a ser atacadas o, mejor dicho, en las articulaciones responsables de moverlas. En ese momento, Tom, a una velocidad superior aún a la de los días previos, me asestó un golpe en el costado.
De repente, el anciano doctor se me acercó y, poniendo una mano ante mi rostro, me dijo que cerrara los ojos. Me dio un par de consejos más sobre cómo lograr mi objetivo, y retiró su mano. Abrí los ojos cuando me lo indicó y, para mi sorpresa, Tom se había convertido en Henry. Aquello no podía ser real. Además, parecía que el cansancio y el dolor habían desaparecido repentinamente, al mismo tiempo que mis fuerzas parecían extrañamente recuperadas e, incluso, aumentadas. De hecho, incluso mi mente parecía más serena, como más centrada. No sabía qué era lo que había ocurrido, pero tenía que ser alguna habilidad especial del anciano. No me agradaban este tipo de trucos, pero en aquel momento no había tiempo de discutir. Además, si me ayudaba a progresar algo más rápido no iba a quejarme, pues toda ayuda ante la urgencia en la que nos encontrábamos era poca.
Mi mente se encontraba totalmente en blanco y, por medio del Semei Kikan, me centré en sentir cada célula de mi cuerpo individualmente, no como entes totalmente separados, sino más bien como partes de un todo. Diferentes y únicas, pero al mismo tiempo unidas e interdependientes. Entonces, Henry/Tom atacó. Apuntaba a mi cadera derecha con su estocada pero, en el último momento, ésta se movió, junto a mi muslo y a las vértebras lumbares, para evitar por los pelos la acometida. Cuando volvió a cargar contra mí, esta vez apuntando a mi brazo izquierdo, ocurrió algo parecido. Mi hombro y mi codo reaccionaron y, casi por instinto, hicieron el movimiento justo para que su ataque ni si quiera me rozara.
Tras lo que me parecieron unas tres horas, el samurai/pirata, a pesar de moverse más velozmente aún que ninguno de los días anteriores, no había logrado tocarme. El problema era que yo a él tampoco. Esquivaba sus ataques, pero mis movimientos nunca eran lo bastante rápidos como para golpearle antes de que se retirase.
Entonces, sentí algo que no se parecía a nada de lo experimentado previamente. Era una forma totalmente distinta de percibir mi cuerpo. De repente, ya no me limitaba solo a ver cada célula como antes, era algo más. Yo ERA cada una de aquellas singularidades conectadas entre sí. No era un hombre, sino un conjunto de microscópicas unidades que trabajaban juntas para obtener el mejor resultado posible. Había entrado en comunión total con mi propio cuerpo.
El siguiente ataque de Tom iba dirigido a mi hombro izquierdo. Instintivamente, hombro y columna realizaron un giro para evitarlo, pero eso no fue todo. Aprovechando la propia inercia generada por la rotación de estas articulaciones, mi brazo derecho se lanzó hacia delante, continuando el movimiento hasta impactar sobre el costado del samurai con el puño cerrado.
A pesar del golpe recibido, Tom volvió a la carga, apuntando esta vez a mi abdómen. Sin pensarlo, mis rodilas se doblaron, mi tronco se inclinó hacia atrás y mis brazos se extendieron también hacia atrás, con lo que quedé prácticamente en horizontal, apoyado en mis cuatro extremidades. La estocada pasó por encima de mí sin acercarse siquiera a tocarme. En ese momento, mi pierna derecha se extendió a una velocidad que no creía posible ser capaz de alcanzar, y la punta de mi pie impactó en el estómago del samurai.
En ese momento, el combate se detuvo.
Cuando salí de la cueva, me di cuenta de que, junto a Tom & Jerry, había un tercer individuo. En el primer momento, me puse en guardia y activé mi Haki de Observación, preparado para un ataque. Sin embargo, en cuanto me fijé más pude ver que la actitud de mis compañeros no era ni mucho menos tensa, y que, al parecer, el hombre no tenía intenciones hostiles. Por lo visto, se trataba de un amigo de Tom que venía a avisarnos de que la situación en la isla se estaba complicando. El samurai y su difunto hermano habían sido tachados de traidores, se había hecho público que eran hijos de Jerry, y habían puesto precio a la cabeza de mi compañero de entrenamientos.
Dada la coyuntura actual, urgía aún más que yo dominara el Kami-e cuanto antes, y eso me transmitió en anciano en cuanto el visitante se hubo marchado. Me habló del error que estaba cometiendo, y de cómo debía concentrarme en las partes concretas de mi cuerpo que fuesen a ser atacadas o, mejor dicho, en las articulaciones responsables de moverlas. En ese momento, Tom, a una velocidad superior aún a la de los días previos, me asestó un golpe en el costado.
De repente, el anciano doctor se me acercó y, poniendo una mano ante mi rostro, me dijo que cerrara los ojos. Me dio un par de consejos más sobre cómo lograr mi objetivo, y retiró su mano. Abrí los ojos cuando me lo indicó y, para mi sorpresa, Tom se había convertido en Henry. Aquello no podía ser real. Además, parecía que el cansancio y el dolor habían desaparecido repentinamente, al mismo tiempo que mis fuerzas parecían extrañamente recuperadas e, incluso, aumentadas. De hecho, incluso mi mente parecía más serena, como más centrada. No sabía qué era lo que había ocurrido, pero tenía que ser alguna habilidad especial del anciano. No me agradaban este tipo de trucos, pero en aquel momento no había tiempo de discutir. Además, si me ayudaba a progresar algo más rápido no iba a quejarme, pues toda ayuda ante la urgencia en la que nos encontrábamos era poca.
Mi mente se encontraba totalmente en blanco y, por medio del Semei Kikan, me centré en sentir cada célula de mi cuerpo individualmente, no como entes totalmente separados, sino más bien como partes de un todo. Diferentes y únicas, pero al mismo tiempo unidas e interdependientes. Entonces, Henry/Tom atacó. Apuntaba a mi cadera derecha con su estocada pero, en el último momento, ésta se movió, junto a mi muslo y a las vértebras lumbares, para evitar por los pelos la acometida. Cuando volvió a cargar contra mí, esta vez apuntando a mi brazo izquierdo, ocurrió algo parecido. Mi hombro y mi codo reaccionaron y, casi por instinto, hicieron el movimiento justo para que su ataque ni si quiera me rozara.
Tras lo que me parecieron unas tres horas, el samurai/pirata, a pesar de moverse más velozmente aún que ninguno de los días anteriores, no había logrado tocarme. El problema era que yo a él tampoco. Esquivaba sus ataques, pero mis movimientos nunca eran lo bastante rápidos como para golpearle antes de que se retirase.
Entonces, sentí algo que no se parecía a nada de lo experimentado previamente. Era una forma totalmente distinta de percibir mi cuerpo. De repente, ya no me limitaba solo a ver cada célula como antes, era algo más. Yo ERA cada una de aquellas singularidades conectadas entre sí. No era un hombre, sino un conjunto de microscópicas unidades que trabajaban juntas para obtener el mejor resultado posible. Había entrado en comunión total con mi propio cuerpo.
El siguiente ataque de Tom iba dirigido a mi hombro izquierdo. Instintivamente, hombro y columna realizaron un giro para evitarlo, pero eso no fue todo. Aprovechando la propia inercia generada por la rotación de estas articulaciones, mi brazo derecho se lanzó hacia delante, continuando el movimiento hasta impactar sobre el costado del samurai con el puño cerrado.
A pesar del golpe recibido, Tom volvió a la carga, apuntando esta vez a mi abdómen. Sin pensarlo, mis rodilas se doblaron, mi tronco se inclinó hacia atrás y mis brazos se extendieron también hacia atrás, con lo que quedé prácticamente en horizontal, apoyado en mis cuatro extremidades. La estocada pasó por encima de mí sin acercarse siquiera a tocarme. En ese momento, mi pierna derecha se extendió a una velocidad que no creía posible ser capaz de alcanzar, y la punta de mi pie impactó en el estómago del samurai.
En ese momento, el combate se detuvo.
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Tom, asombrado por aquellos movimientos se detiene. En cuanto te levantas notas que te observa con asombro, practicamente boquiabierto. Se queda callado unos instantes hasta que de momento te dice:
-Te... Te has movido como él, Thawne. ¿Cómo lo has...?
-Enhorabuena, -suelta Jerry con esperanza en sus ojos- has logrado entender lo que significa dominar a la perfección. Un consejo, siempre que quieras mejorar en tu dominio con alguna técnica del rokushiki, piensa que el semei kikan es la base de toda técnica, debes centrarte en ella, pero pensando en la forma en que actúa, en este caso, el kami-e.
En ese momento notas que el cuerpo te pesa, vuelves a ver a Tom como es y tu cerebro comienza a arder durante dos segundos, provocándote un mareo tremendo que te hace caer en redondo al suelo, pero consciente.
-Lo lamento agente. Esto es culpa mía. Necesitaba que lo comprendieras lo más rápido posible, y no sirve de nada que te expliquen estas cosas. Si no experimentas esa sensación por tí mismo, puede que nunca la perfecciones como es debido. Ahora debes descansar.
Tom te levanta y te lleva a la casa improvisada. Jerry te dice que en dos días estarás como nuevo, de mientras debes concentrar tu mente para controlar a la perfección el kamie, debes ser capaz de sentir el propio viento golpeando tu cuerpo e intentar esquivarlo, ese sería un entrenamiento que deberías de hacer durante esos dos días de reposo. Eres médico, sabes que necesitas descansar, y no creo que quieras negarte a una eminencia como ese tipo. Aunque no sabéis el tiempo que tenéis, tan solo sabes que, según Jerry, necesitarás entre una semana y dos más para alcanzar a dominar física y mentalmente la técnica.
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-Enhorabuena, -suelta Jerry con esperanza en sus ojos- has logrado entender lo que significa dominar a la perfección. Un consejo, siempre que quieras mejorar en tu dominio con alguna técnica del rokushiki, piensa que el semei kikan es la base de toda técnica, debes centrarte en ella, pero pensando en la forma en que actúa, en este caso, el kami-e.
En ese momento notas que el cuerpo te pesa, vuelves a ver a Tom como es y tu cerebro comienza a arder durante dos segundos, provocándote un mareo tremendo que te hace caer en redondo al suelo, pero consciente.
-Lo lamento agente. Esto es culpa mía. Necesitaba que lo comprendieras lo más rápido posible, y no sirve de nada que te expliquen estas cosas. Si no experimentas esa sensación por tí mismo, puede que nunca la perfecciones como es debido. Ahora debes descansar.
Tom te levanta y te lleva a la casa improvisada. Jerry te dice que en dos días estarás como nuevo, de mientras debes concentrar tu mente para controlar a la perfección el kamie, debes ser capaz de sentir el propio viento golpeando tu cuerpo e intentar esquivarlo, ese sería un entrenamiento que deberías de hacer durante esos dos días de reposo. Eres médico, sabes que necesitas descansar, y no creo que quieras negarte a una eminencia como ese tipo. Aunque no sabéis el tiempo que tenéis, tan solo sabes que, según Jerry, necesitarás entre una semana y dos más para alcanzar a dominar física y mentalmente la técnica.
- Spoiler:
- Tienes libertad para rolear hasta 8 días, puedes hacer menos, pero no más. El entrenamiento será igual, pero más endurecido por parte de Tom.
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La sorpresa de Tom ante la velocidad de mis últimos movimientos quedó patente en su rostro y en sus palabras. No era para menos, ni yo mismo esperaba alcanzar aquella rapidez. Acto seguido, Jerry me felicitó, y me dio un consejo para el futuro, para cada ocasión en que deseara desarrollar algún aspecto del Rokushiki.
De repente, caí al suelo. Sentía un gran dolor en el cerbero, como si mi cabeza estuviese quemándose desde dentro. Mi cuerpo pesaba tanto que no era capaz de levantarme pero, sin embargo, seguía consciente. No sabía qué me ocurría, y me alarmé bastante hasta que el anciano asumió su responsabilidad por ello. Por lo visto, era un efecto secundario de lo que fuera que me había hecho para ayudarme a entrar en comunión conmigo mismo. Me dijo que lo sentía, pero que era necesario dado el escaso tiempo con el que contábamos. Según él, lo más difícil estaba ya hecho, ahora tenía que lograr alcanzar de nuevo esa sensación sin ayuda.
Me mostré de acuerdo, y le dije que no se preocupara, que entendía la urgencia de la situación, pero que me debía una explicación de qué era lo que me había hecho exactamente, dado que, debido a mi fisiología de demonio y a mis poderes mentales, no es fácil (por no decir que es harto difícil) lograr que algo ajeno a mí afecte a mi cerebro.
Comencé entonces a intentar concentrarme y dejar mi mente en blanco, aprovechando que por ahora no podía moverme. Traté de llegar al mismo estado que había alcanzado durante mi último combate con Henry/Tom. Sin embargo, había algo que fallaba, algo que no me permitía alcanzar por completo aquella sensación. Durante el primer día de recuperación solo logré sentirla en parte. Era como si mi mente se resistiera en parte a abandonar a mi cuerpo, por decirlo así, y a dejarlo fluir libremente.
Decidí entonces, en la mañana del segundo día, cambiar de estrategia. Aunque aún no estaba en condiciones de luchar, si que pude levantarme. Asi que me dirigí a la entrada de la cueva, un lugar donde el aire golpeaba suave pero constantemente. Me senté allí, con los ojos cerrados, y dejé de nuevo mi mente en blanco, poniendo todo mi empeño y toda mi concentración en sentir aquella corriente de aire en cada una de las células que formaban mi organismo. Poco a poco, fui alcanzando un nivel cada vez mayor de compenetración con mi propio cuerpo y los distintos elementos que lo componían. No sabía cuánto tiempo había pasado pero, finalmente, logré alcanzar de nuevo aquella sensación. Entonces, partiendo desde la posición en la que me encontraba, sentado y con las piernas cruzadas, mi cuerpo comenzó a moverse al compás de las corrientes de aire que recorrían aquel lugar, suavemente, pero con el ritmo preciso para irse amoldando a ellas y que ninguna me golpeara. El aire simplemente acompañaba mis movimientos, como si fuese parte de ellos. A decir verdad, era una sensación realmente placentera. Notaba cómo me balanceaba, sentía mi cuerpo fluir, célula a célula.
Cuando abrí los ojos era ya noche cerrada, por lo que volví al interior de la cueva, dispuesto a dormir. El día siguiente estaba decidido a retomar los entrenamientos, pues no había tiempo que perder. Me pareció asombroso el hecho de que me había pasado todo el día allí sentado, experimentando aquella unión con mi cuerpo y sus instintos.
La mañana siguiente me levanté lleno de energía. Me encontraba muy bien tanto física como mentalmente, y ardía en deseos de comenzar a practicar de nuevo. Tanto era así, que incluso tuve que apremiar a Tom para empezar cuanto antes. La velocidad del samurai volvió a sorprenderme. Parecía que, en cada etapa del entrenamiento, iba dejándome ver un nivel superior al que anteriormente había mostrado. Sin embargo, mi Haki de Observación y la expresión de su rostro me decían que esta vez estaba empleándose al máximo. Incluso cabía la posibilidad de que él también estuviese superando sus límites.
Si los entrenamientos anteriores habían resultado duros, lo de aquel día no tenía nombre. Tom y yo, a una velocidad apenas perceptible para el ojo humano, intercambiábamos golpes una y otra vez. El samurai atacaba, y yo esquivaba sus acometidas y trataba de golpearle. La gran mayoría de veces ninguno conseguía alcanzar al otro pero, al terminar el día, ambos teníamos una buena colección de moratones nuevos.
Las jornadas siguientes transcurrieron igual, entrenando sin descanso. No había cuartel, pues el tiempo jugaba en nuestra contra, y éste siempre es un poderoso enemigo. Día tras día, Tom me alcanzaba cada vez menos veces y, por el contrario, era mayor el número de golpes que yo lograba asestarle. Para la mañana del cuarto día (sexto contando los dos de recuperación), mi control del Kami-e era tal que podría afirmarse que era uno con mi cuerpo. Sentía todas y cada una de mis células, notaba cómo interactuaban entre sí y con el ambiente, y era capaz de moverme grácil y sutilmente con el viento, de forma que Tom ya no lograba tocarme ni una sola vez. Sin embargo, no fue hasta aquella tarde cuando, finalmente, logré moverme con la suficiente velocidad para evitar su ataque y, aprovechando la incercia de ambos, golpearle prácticamente en todas sus acometidas.
Esa noche me iría a dormir satisfecho y, aunque me encontraba exhausto hasta el punto de que casi no podía caminar, por primera vez no había recibido ningún golpe en todo el día. Estaba listo o, al menos, eso pensaba.
De repente, caí al suelo. Sentía un gran dolor en el cerbero, como si mi cabeza estuviese quemándose desde dentro. Mi cuerpo pesaba tanto que no era capaz de levantarme pero, sin embargo, seguía consciente. No sabía qué me ocurría, y me alarmé bastante hasta que el anciano asumió su responsabilidad por ello. Por lo visto, era un efecto secundario de lo que fuera que me había hecho para ayudarme a entrar en comunión conmigo mismo. Me dijo que lo sentía, pero que era necesario dado el escaso tiempo con el que contábamos. Según él, lo más difícil estaba ya hecho, ahora tenía que lograr alcanzar de nuevo esa sensación sin ayuda.
Me mostré de acuerdo, y le dije que no se preocupara, que entendía la urgencia de la situación, pero que me debía una explicación de qué era lo que me había hecho exactamente, dado que, debido a mi fisiología de demonio y a mis poderes mentales, no es fácil (por no decir que es harto difícil) lograr que algo ajeno a mí afecte a mi cerebro.
Comencé entonces a intentar concentrarme y dejar mi mente en blanco, aprovechando que por ahora no podía moverme. Traté de llegar al mismo estado que había alcanzado durante mi último combate con Henry/Tom. Sin embargo, había algo que fallaba, algo que no me permitía alcanzar por completo aquella sensación. Durante el primer día de recuperación solo logré sentirla en parte. Era como si mi mente se resistiera en parte a abandonar a mi cuerpo, por decirlo así, y a dejarlo fluir libremente.
Decidí entonces, en la mañana del segundo día, cambiar de estrategia. Aunque aún no estaba en condiciones de luchar, si que pude levantarme. Asi que me dirigí a la entrada de la cueva, un lugar donde el aire golpeaba suave pero constantemente. Me senté allí, con los ojos cerrados, y dejé de nuevo mi mente en blanco, poniendo todo mi empeño y toda mi concentración en sentir aquella corriente de aire en cada una de las células que formaban mi organismo. Poco a poco, fui alcanzando un nivel cada vez mayor de compenetración con mi propio cuerpo y los distintos elementos que lo componían. No sabía cuánto tiempo había pasado pero, finalmente, logré alcanzar de nuevo aquella sensación. Entonces, partiendo desde la posición en la que me encontraba, sentado y con las piernas cruzadas, mi cuerpo comenzó a moverse al compás de las corrientes de aire que recorrían aquel lugar, suavemente, pero con el ritmo preciso para irse amoldando a ellas y que ninguna me golpeara. El aire simplemente acompañaba mis movimientos, como si fuese parte de ellos. A decir verdad, era una sensación realmente placentera. Notaba cómo me balanceaba, sentía mi cuerpo fluir, célula a célula.
Cuando abrí los ojos era ya noche cerrada, por lo que volví al interior de la cueva, dispuesto a dormir. El día siguiente estaba decidido a retomar los entrenamientos, pues no había tiempo que perder. Me pareció asombroso el hecho de que me había pasado todo el día allí sentado, experimentando aquella unión con mi cuerpo y sus instintos.
La mañana siguiente me levanté lleno de energía. Me encontraba muy bien tanto física como mentalmente, y ardía en deseos de comenzar a practicar de nuevo. Tanto era así, que incluso tuve que apremiar a Tom para empezar cuanto antes. La velocidad del samurai volvió a sorprenderme. Parecía que, en cada etapa del entrenamiento, iba dejándome ver un nivel superior al que anteriormente había mostrado. Sin embargo, mi Haki de Observación y la expresión de su rostro me decían que esta vez estaba empleándose al máximo. Incluso cabía la posibilidad de que él también estuviese superando sus límites.
Si los entrenamientos anteriores habían resultado duros, lo de aquel día no tenía nombre. Tom y yo, a una velocidad apenas perceptible para el ojo humano, intercambiábamos golpes una y otra vez. El samurai atacaba, y yo esquivaba sus acometidas y trataba de golpearle. La gran mayoría de veces ninguno conseguía alcanzar al otro pero, al terminar el día, ambos teníamos una buena colección de moratones nuevos.
Las jornadas siguientes transcurrieron igual, entrenando sin descanso. No había cuartel, pues el tiempo jugaba en nuestra contra, y éste siempre es un poderoso enemigo. Día tras día, Tom me alcanzaba cada vez menos veces y, por el contrario, era mayor el número de golpes que yo lograba asestarle. Para la mañana del cuarto día (sexto contando los dos de recuperación), mi control del Kami-e era tal que podría afirmarse que era uno con mi cuerpo. Sentía todas y cada una de mis células, notaba cómo interactuaban entre sí y con el ambiente, y era capaz de moverme grácil y sutilmente con el viento, de forma que Tom ya no lograba tocarme ni una sola vez. Sin embargo, no fue hasta aquella tarde cuando, finalmente, logré moverme con la suficiente velocidad para evitar su ataque y, aprovechando la incercia de ambos, golpearle prácticamente en todas sus acometidas.
Esa noche me iría a dormir satisfecho y, aunque me encontraba exhausto hasta el punto de que casi no podía caminar, por primera vez no había recibido ningún golpe en todo el día. Estaba listo o, al menos, eso pensaba.
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Has pasado unos días de un entrenamiento muy intenso, y el día siguiente despiertas con las energías completamente recargadas, parece que esa noche has dormido genial, o tal vez la motivación del avance propio hace que te sientas enardecido. Sea como fuere, se sientes genial y comienzas un nuevo entrenamiento.
Pero a mitad de este notas algo extraño, cuando estás utilizando tu haki de observación, notas una presencia ya conocida, alguien se acerca, y no parece ser otro que Henry. No obstante os coge desprevenidos, para cuando quieres dar un aviso ha atrapado a Jerry, sujetándole por la espalda y con un cuchillo amenazando su cuello.
-Malditos traidores. Me ha costado encontraros... Tendré que premiar a mi informante, ha dado de lleno en el clavo. No sabía que existía esta cueva excavada en la roca.
Tom se intenta poner agresivo, trata de lanzarse a por Henry, pero éste aprieta el cuchillo en el cuello de su padre, provocándole un ligero sangrado, lo que hace que Tom se frene en seco.
-Buen chico, Tom. No querrás que papá se nos desangre, ¿verdad? -Ahora se dirige a tí, agente.- Tú. Ven a lo alto del castillo. Si tardáis en venir más de dos días le corto el cuello al viejo para que se reúna con su querido hijo. Podéis huir, si no os importa la vida de este viejo decrépito.
Como un soplido, haciendo gala de su soru personal, desaparece de allí. El mensaje es claro, quiere que vayas allí arriba, parece haber ignorado a Tom, no le interesa para nada, sin embargo parece tenerte algo preparado. ¿Qué será? ¿Acaso puede ser una trampa? Y lo más importante. ¿Irás?
Pero a mitad de este notas algo extraño, cuando estás utilizando tu haki de observación, notas una presencia ya conocida, alguien se acerca, y no parece ser otro que Henry. No obstante os coge desprevenidos, para cuando quieres dar un aviso ha atrapado a Jerry, sujetándole por la espalda y con un cuchillo amenazando su cuello.
-Malditos traidores. Me ha costado encontraros... Tendré que premiar a mi informante, ha dado de lleno en el clavo. No sabía que existía esta cueva excavada en la roca.
Tom se intenta poner agresivo, trata de lanzarse a por Henry, pero éste aprieta el cuchillo en el cuello de su padre, provocándole un ligero sangrado, lo que hace que Tom se frene en seco.
-Buen chico, Tom. No querrás que papá se nos desangre, ¿verdad? -Ahora se dirige a tí, agente.- Tú. Ven a lo alto del castillo. Si tardáis en venir más de dos días le corto el cuello al viejo para que se reúna con su querido hijo. Podéis huir, si no os importa la vida de este viejo decrépito.
Como un soplido, haciendo gala de su soru personal, desaparece de allí. El mensaje es claro, quiere que vayas allí arriba, parece haber ignorado a Tom, no le interesa para nada, sin embargo parece tenerte algo preparado. ¿Qué será? ¿Acaso puede ser una trampa? Y lo más importante. ¿Irás?
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El día siguiente me desperté lleno de energía. Probablemente, debido a que estaba realmente satisfecho con mis progresos y motivado por la posibilidad de vencer por fin al pirata. Sin embargo, a pesar de que ya creía estar preparado, Tom y yo comenzamos un nuevo entrenamiento.
Cuando apenas llevábamos unos minutos, mi Haki de Observación me advirtió de que una presencia poderosa se acercaba, de hecho, habría jurado que se trataba de Henry. Antes de que pudiésemos reaccionar siquiera, el capitán pirata hizo su aparición, atrapando al anciano y poniendo un cuchillo en su cuello. Frenó el impulso de Tom por atacarle apretando un poco el puñal contra el cuello de su padre, haciendo que brotasen unas gotas de roja sangre.
En ese momento, se dirigió a mí, diciéndome que debía ir al Castillo en menos de dos días o mataría a Jerry para, acto seguido, desaparecer sin dejar rastro. Tanto Tom como yo estábamos realmente sorprendidos por lo ocurrido. Desde luego, no podía dejar que Henry se saliera con la suya, ni mucho menos que matase al anciano doctor. No obstante, no podía obviar el hecho de que tanto él como sus hombres estarían esperándome, y probablemente tuvieran más de una sorpresa preparada para mí. Tendría que actuar con mucha cautela.
Por lo tanto, lo primero que haría sería preguntarle a Tom si conocía algún otro camino hacia el Castillo que no fuese mediante el telesilla y que, además, me permitiese llegar allí aquella noche o, como muy tarde, la siguiente.
Si la respuesta era afirmativa, le pediría que me acompañase y me guiase por dicho camino, con la intención de llegar de noche al Castillo y, gracias a mi habilidad para pasar desapercibido en la oscuridad, evitar que todo el mundo se enterase de mi llegada. Si era negativa, de igual manera intentaría llegar de noche, aunque fuera por el telesilla.
Si quedaba comida en la cueva, comería algo rápido antes de salir. Durante el viaje, tendría el Haki de Observación activo en todo momento, para evitar posibles trampas de los piratas. Del mismo modo, cuando ya estuviese cerca del Castillo, iría concentrando mi mente y dejándola en blanco, preparándome para utilizar mi nuevo y mejorado Kami-e.
Cuando apenas llevábamos unos minutos, mi Haki de Observación me advirtió de que una presencia poderosa se acercaba, de hecho, habría jurado que se trataba de Henry. Antes de que pudiésemos reaccionar siquiera, el capitán pirata hizo su aparición, atrapando al anciano y poniendo un cuchillo en su cuello. Frenó el impulso de Tom por atacarle apretando un poco el puñal contra el cuello de su padre, haciendo que brotasen unas gotas de roja sangre.
En ese momento, se dirigió a mí, diciéndome que debía ir al Castillo en menos de dos días o mataría a Jerry para, acto seguido, desaparecer sin dejar rastro. Tanto Tom como yo estábamos realmente sorprendidos por lo ocurrido. Desde luego, no podía dejar que Henry se saliera con la suya, ni mucho menos que matase al anciano doctor. No obstante, no podía obviar el hecho de que tanto él como sus hombres estarían esperándome, y probablemente tuvieran más de una sorpresa preparada para mí. Tendría que actuar con mucha cautela.
Por lo tanto, lo primero que haría sería preguntarle a Tom si conocía algún otro camino hacia el Castillo que no fuese mediante el telesilla y que, además, me permitiese llegar allí aquella noche o, como muy tarde, la siguiente.
Si la respuesta era afirmativa, le pediría que me acompañase y me guiase por dicho camino, con la intención de llegar de noche al Castillo y, gracias a mi habilidad para pasar desapercibido en la oscuridad, evitar que todo el mundo se enterase de mi llegada. Si era negativa, de igual manera intentaría llegar de noche, aunque fuera por el telesilla.
Si quedaba comida en la cueva, comería algo rápido antes de salir. Durante el viaje, tendría el Haki de Observación activo en todo momento, para evitar posibles trampas de los piratas. Del mismo modo, cuando ya estuviese cerca del Castillo, iría concentrando mi mente y dejándola en blanco, preparándome para utilizar mi nuevo y mejorado Kami-e.
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Por desgracia, Tom no conoce otro camino. Yo de tí tendría cuidado, en cuanto os habéis quedado solos, ha vuelto a mostrar ese gesto de odio y profundo deseo de venganza, lo que te recuerdo que la última vez conllevó la muerte de Mástin, tal vez deberías intentar calmarlo antes de seguir adelante... Por cierto, tú comienzas a moverte, pero él ya ha emprendido el camino.
Haces bastante bien en activar tu haki de observación, pues cuando estáis a mitad de camino notas presencias aproximarse, parecen fuertes, y no vienen solos. Si te detienes y giras hacia el problema podrás ver que unos diez conejos de un tamaño considerable están viniendo a por tí, y no son de esos adorables, estos tienen los ojos rojos como tomates, tal vez de la mala hostia que llevan en el cuerpo. Si por el contrario no te giras, te verás besando la nieve del primer patadón que te dan por detrás. Te acaban rodeando, parece que no tienes otra opción más que liarte a tortas con los lindos conejitos.
A todo esto, ¿dónde está Tom? El rebaño blanco no te deja ver más allá. ¿Estará ahí o por el contrario ha seguido hacia el telesilla? Parece que tendrás que ocuparte de los animalitos antes de fijarte en ese pequeño detalle.
Haces bastante bien en activar tu haki de observación, pues cuando estáis a mitad de camino notas presencias aproximarse, parecen fuertes, y no vienen solos. Si te detienes y giras hacia el problema podrás ver que unos diez conejos de un tamaño considerable están viniendo a por tí, y no son de esos adorables, estos tienen los ojos rojos como tomates, tal vez de la mala hostia que llevan en el cuerpo. Si por el contrario no te giras, te verás besando la nieve del primer patadón que te dan por detrás. Te acaban rodeando, parece que no tienes otra opción más que liarte a tortas con los lindos conejitos.
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Al parecer no había otro camino o, al menos, Tom no lo conocía. La mirada del samurai expresaba el mismo odio irracional que en nuestra anterior incursión en el Castillo, lo que me llevó a pensar que, por el camino, debería intentar tranquilizarle. Ya había quedado claro en aquella fatídica ocasión que aquella actitud no traía nada bueno.
Sin embargo, antes de que pudiera decirle nada, Tom ya había salido en dirección al Castillo, consumido por sus ansias de venganza. Decidí seguirle, pero por desgracia me encontré con un obstáculo. A mitad de camino, mi Mantra me advirtió de que no estaba solo. Al darme la vuelta, divisé a una especie de conejos blancos gigantes con pinta de ser bastante agresivos, que rápidamente me rodearon. Conté diez de aquellos bichos, pero no podía estar seguro de que no hubiera más.
Había perdido a Tom, y debía darme prisa, pero no parecía haber escapatoria. Si quería continuar tendría que librarme de esas criaturas. Decidí optar por una estrategia rápida y sencilla, pues quería perder el menor tiempo posible. Manteniendo mi Haki de Observación activo para poder anticiparme a posibles ataques, dejé que mi cuerpo creciera hasta los 2 metros de altura, mientras dos colmillos aparecían en mi boca y mis manos se convertían en zarpas e invertían su posición, pasando a estar las palmas dirigidas hacia fuera.
Acto seguido, utilizaría el Soru para moverme lo más rápido posible entre aquellas criaturas, intentando pillarlas por la espalda o por un costado, para simplemente asestarles un zarpazo a cada una. Después, simplemente aprovecharía el efecto de mi veneno para continuar mi camino, usando de nuevo el Soru para distanciarme de ellas. Confiaba en que, mareados y con sensación de inestabilidad, no fuesen capaces de seguirme.
Si no era así, y a pesar de todo no lograba perder a los conejos, entraría en comunión con mi cuerpo como había hecho en el entrenamiento, y me dedicaría a esquivar sus acometidas e ir contraatacando, buscando dejarlos fuera de combate uno por uno.
Sin embargo, antes de que pudiera decirle nada, Tom ya había salido en dirección al Castillo, consumido por sus ansias de venganza. Decidí seguirle, pero por desgracia me encontré con un obstáculo. A mitad de camino, mi Mantra me advirtió de que no estaba solo. Al darme la vuelta, divisé a una especie de conejos blancos gigantes con pinta de ser bastante agresivos, que rápidamente me rodearon. Conté diez de aquellos bichos, pero no podía estar seguro de que no hubiera más.
Había perdido a Tom, y debía darme prisa, pero no parecía haber escapatoria. Si quería continuar tendría que librarme de esas criaturas. Decidí optar por una estrategia rápida y sencilla, pues quería perder el menor tiempo posible. Manteniendo mi Haki de Observación activo para poder anticiparme a posibles ataques, dejé que mi cuerpo creciera hasta los 2 metros de altura, mientras dos colmillos aparecían en mi boca y mis manos se convertían en zarpas e invertían su posición, pasando a estar las palmas dirigidas hacia fuera.
Acto seguido, utilizaría el Soru para moverme lo más rápido posible entre aquellas criaturas, intentando pillarlas por la espalda o por un costado, para simplemente asestarles un zarpazo a cada una. Después, simplemente aprovecharía el efecto de mi veneno para continuar mi camino, usando de nuevo el Soru para distanciarme de ellas. Confiaba en que, mareados y con sensación de inestabilidad, no fuesen capaces de seguirme.
Si no era así, y a pesar de todo no lograba perder a los conejos, entraría en comunión con mi cuerpo como había hecho en el entrenamiento, y me dedicaría a esquivar sus acometidas e ir contraatacando, buscando dejarlos fuera de combate uno por uno.
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En cuanto te transformas, y les enseñas los colmillos, notas que los bichos esos como que se piensan dos veces el atacar, conforme comienza a atacarles comienzan a huir despavoridos. Al parecer bastaba con mostrar ese aspecto, tal vez con un fuerte ruido los habrías espantado del todo pero bueno, quién sabe.
Avanzas con el soru y puedes ver que Tom ni se había dado cuenta de que te habías quedado atrás, ni siquiera se muestra distinto cuando llegas, como si no estuvieras. Está obcecado de nuevo, tiene una determinación en su mente y parece que la locura vuelve a embargarle. Estáis llegando a los telesillas, y en cuanto lo hacéis veis que hay un tipo que sonríe al verte (si estás en forma humana, sino te atacará) y os da paso al telesilla con una sonrisa picarona.
Una vez arriba veréis que hay varias personas, todo gente del pueblo, se ha formado una especie de coro, y en el centro está Jerry. El pueblo le está "juzgando" por su propia cuenta, y aunque es un anciano, hay quienes no tienen piedad. El hombre, sangrando por todo su cuerpo, atado de pies y manos, no puede hacer nada por defenderse. Notas que Tom va a volverse loco. Sientes la mirada de Henry desde la puerta del castillo, sonriendo, ves a su lado aquél amigo de Henry que fue a veros. ¿Acaso os ha traicionado?
Espero que hayas tenido la ocasión de hablar con Tom, sino se va a armar una buena ahí mismo. Y sobre todo, espero que hayas escogido las mejores palabras para calmarlo.
Avanzas con el soru y puedes ver que Tom ni se había dado cuenta de que te habías quedado atrás, ni siquiera se muestra distinto cuando llegas, como si no estuvieras. Está obcecado de nuevo, tiene una determinación en su mente y parece que la locura vuelve a embargarle. Estáis llegando a los telesillas, y en cuanto lo hacéis veis que hay un tipo que sonríe al verte (si estás en forma humana, sino te atacará) y os da paso al telesilla con una sonrisa picarona.
Una vez arriba veréis que hay varias personas, todo gente del pueblo, se ha formado una especie de coro, y en el centro está Jerry. El pueblo le está "juzgando" por su propia cuenta, y aunque es un anciano, hay quienes no tienen piedad. El hombre, sangrando por todo su cuerpo, atado de pies y manos, no puede hacer nada por defenderse. Notas que Tom va a volverse loco. Sientes la mirada de Henry desde la puerta del castillo, sonriendo, ves a su lado aquél amigo de Henry que fue a veros. ¿Acaso os ha traicionado?
Espero que hayas tenido la ocasión de hablar con Tom, sino se va a armar una buena ahí mismo. Y sobre todo, espero que hayas escogido las mejores palabras para calmarlo.
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Por suerte, apenas me hizo falta nada más que transformarme para que los conejos huyeran. En cuanto dejé de notar su presencia cerca, volví a mi forma humana para guardar energía. Tras un rato corriendo mediante el Soru, alcancé a Tom. Rápidamente, me coloqué a su altura y, al ver que su mirada seguía reflejando aquella funesta ira, decidí intentar hacer que entrara en razón:
- Tom, tengo que decirte una cosa. Ahora debemos ser cautos. Henry y sus hombres saben que vamos hacia allí, y nos estarán esperando. No sé el qué, pero seguro que tienen algo preparado, así que debemos ir con mucho cuidado. Ten en cuenta que ahora mismo se te considera un delincuente, y resultará imposible que tu padre recupere su estatus si actuamos de forma irresponsable y ocurre algo por nuestra culpa. Ante todo, no pierdas tu auténtico yo dentro del odio y la sed de venganza que te consumen. Vamos a vengar a Mástin y a rescatar a tu padre,
pero para ello debes actuar de forma que ambos se sientan orgullosos. Henry es retorcido, y seguramente intentará aprovechar tus ganas de venganza para jugártela. No debes dejarle.
Esperaba que mi discurso hubiera servido de algo. Al llegar al telesilla, el hombre que lo custodiaba nos dejó pasar con una sonrisa. Parecía claro que los piratas querían que llegáramos hasta ellos. La situación no olía nada bien.
El panorama que nos encontramos al llegar arriba era esperpéntico. Había allí reunida mucha gente, al parecer habitantes del pueblo, y estaban golpeando por turnos a un inmovilizado Jerry, que era totalmente incapaz de defenderse. La cara de Tom al ver el dantesco espectáculo que había ante nuestros ojos era indescriptible. Mentalmente, haciendo uso del vínculo telepático, le dije:
- Tranquilo, esta gente no es a quien debes culpar. El rebaño siempre sigue al pastor, y en este caso el pastor es Henry. A él y a sus hombres es a quienes debes dirigir tu furia, no hacia la gente. Pero espera un momento, por favor, primero voy a intentar detener esto.
Pude ver a Henry, mirándonos desde la puerta del Castillo. A su lado se encontraba el escuchimizado hombre que nos había traído noticias a la cueva. Él debía de ser el traidor. Esperaba que Tom no se fijara en él de primeras, porque si no todo sería mucho más difícil. En ese momento, me adelanté, dirigiéndome hacia la multitud, y dije, con voz fuerte y clara:
- ¡Detened todo esto en nombre del Gobierno Mundial! ¡Exijo que se me explique qué ocurre aquí y por qué se está torturando así a un anciano! ¡Tú! - dije, señalando a Henry - ¿Qué es todo este espectáculo que has montado?
Esperaría la respuesta del pirata, manteniendo en todo momento el Mantra activo por si me atacaba. En cuanto hubiera el más mínimo indicio de que iba a cargar contra mí, me transformaría en mi Forma Completa, dispuesto a esquivar su acometida.
Si algún habitante del pueblo intentaba atacarme, me limitaría a esquivarlo mediante el Kami-e, y a avanzar, caminando, hacia donde se encontraba el capitán pirata.
- Tom, tengo que decirte una cosa. Ahora debemos ser cautos. Henry y sus hombres saben que vamos hacia allí, y nos estarán esperando. No sé el qué, pero seguro que tienen algo preparado, así que debemos ir con mucho cuidado. Ten en cuenta que ahora mismo se te considera un delincuente, y resultará imposible que tu padre recupere su estatus si actuamos de forma irresponsable y ocurre algo por nuestra culpa. Ante todo, no pierdas tu auténtico yo dentro del odio y la sed de venganza que te consumen. Vamos a vengar a Mástin y a rescatar a tu padre,
pero para ello debes actuar de forma que ambos se sientan orgullosos. Henry es retorcido, y seguramente intentará aprovechar tus ganas de venganza para jugártela. No debes dejarle.
Esperaba que mi discurso hubiera servido de algo. Al llegar al telesilla, el hombre que lo custodiaba nos dejó pasar con una sonrisa. Parecía claro que los piratas querían que llegáramos hasta ellos. La situación no olía nada bien.
El panorama que nos encontramos al llegar arriba era esperpéntico. Había allí reunida mucha gente, al parecer habitantes del pueblo, y estaban golpeando por turnos a un inmovilizado Jerry, que era totalmente incapaz de defenderse. La cara de Tom al ver el dantesco espectáculo que había ante nuestros ojos era indescriptible. Mentalmente, haciendo uso del vínculo telepático, le dije:
- Tranquilo, esta gente no es a quien debes culpar. El rebaño siempre sigue al pastor, y en este caso el pastor es Henry. A él y a sus hombres es a quienes debes dirigir tu furia, no hacia la gente. Pero espera un momento, por favor, primero voy a intentar detener esto.
Pude ver a Henry, mirándonos desde la puerta del Castillo. A su lado se encontraba el escuchimizado hombre que nos había traído noticias a la cueva. Él debía de ser el traidor. Esperaba que Tom no se fijara en él de primeras, porque si no todo sería mucho más difícil. En ese momento, me adelanté, dirigiéndome hacia la multitud, y dije, con voz fuerte y clara:
- ¡Detened todo esto en nombre del Gobierno Mundial! ¡Exijo que se me explique qué ocurre aquí y por qué se está torturando así a un anciano! ¡Tú! - dije, señalando a Henry - ¿Qué es todo este espectáculo que has montado?
Esperaría la respuesta del pirata, manteniendo en todo momento el Mantra activo por si me atacaba. En cuanto hubiera el más mínimo indicio de que iba a cargar contra mí, me transformaría en mi Forma Completa, dispuesto a esquivar su acometida.
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Tus palabras, al revelar que hablabas en nombre del gobierno mundial, parecen aplacar a la multitud, todos se quedan callados, dejan de golpear a Jerry y te miran con caras de incertidumbre. De pronto la gente se queda mirando a Henry, que parece haberse quedado también alfo perplejo al escuchar el nombre del gobierno mundial.
-¿Espectáculo? Tan solo le doy al pueblo lo que quieren. Justicia y venganza para aquellos que se han pasado las leyes por los cojones, aquellos quienes no han respetado ni a los muertos y han utilizado sus cuerpos para todo tipo de retorcidos experimentos. -La multitud comienza a murmurar.- Debes de ser un agente del gobierno, eso explicaría por qué estás de su parte. ¿Intentas encubrir a un viejo amigo? ¿Pretendes que se salte la ley tan solo por haber pertenecido a los perros del gobierno? -Se escucha que algunos de los del público comienza a insultarte, citando la corrupción del gobierno y alegando que se acabaron las beneficencias para los criminales.- Abre los ojos, agente. El culpable es el viejo, yo tan solo liberé al pueblo de quien les estaba subyugando, y no solo eso, les abrí los ojos ante lo que ellos mismos no lograban ni ver. Ese viejo retorcido es el único culpable aquí. Después, sus hijos te engatusaron, te convencieron de que era un tipo noble. Nos atacasteis, solo para rescatarlo. No tuvimos más remedio que defendernos ante vuestra ofensiva. Habéis demostrado estar en contra del pueblo y de la ciudad, pero podemos llegar a un trato, chicos.
La muchedumbre se calla de sopetón, al parecer no tienen idea de lo que va a decir a continuación. Henry comienza a avanzar hacia vosotros, a su lado va el supuesto traidor, se le ve algo cabizbajo, tal vez asustado. Tom le ve y comienza a maldecirle por lo bajo, les escuchas que lo más fino que le dice es refiriéndose a su madre, y no es nada bonito.
-Al contrario que ese vejestorio, yo soy una persona comprensiva. Si ahora mismo aceptas que este hombre es un criminal, te perdonaré. Pero antes debes dar tu palabra. Debes reconocerme como lo que realmente soy, he ayudado al pueblo después de que ellos me ayudasen a mí. Tan solo debemos firmar un pequeño tratado. Seamos aliados, formemos una tregua entre el gobierno y el reino de Sakura. Estas gentes me han nombrado como su alcalde, ahora mismo puedo responder por ellos, y con la protección de tu organización, podremos evitar que más gente como Jerry vuelva a aparecer. -Te tiende la mano para estrechartela.- ¿Que me dices agente? ¿Hay trato?
Vaya, parece que te está sirviendo en bandeja el trato que necesitabas para completar tu misión, al fin y al cabo necesitabas lograr que el gobierno tuviera jurisdicción en el reino de Sakura, y con ese trato podrías llevarlo a cabo. ¿Pero estás seguro de hacerlo por esos medios? Parece que todo el pueblo está bebiendo de su mano. ¿Acaso te has equivocado al elegir bando? ¿Acaso es posible que Jerry sea realmente el malo de la película? La situación se ha tornado más confusa todavía, y puedes notar a Tom temblando de ira. Aunque has conseguido que no hiciera nada antes, no parece que vaya a aguantar mucho más sin actuar.
Elige rápido tu bando, y ten en cuenta que una vez lo hagas, puede que ya no haya vuelta atrás.
-¿Espectáculo? Tan solo le doy al pueblo lo que quieren. Justicia y venganza para aquellos que se han pasado las leyes por los cojones, aquellos quienes no han respetado ni a los muertos y han utilizado sus cuerpos para todo tipo de retorcidos experimentos. -La multitud comienza a murmurar.- Debes de ser un agente del gobierno, eso explicaría por qué estás de su parte. ¿Intentas encubrir a un viejo amigo? ¿Pretendes que se salte la ley tan solo por haber pertenecido a los perros del gobierno? -Se escucha que algunos de los del público comienza a insultarte, citando la corrupción del gobierno y alegando que se acabaron las beneficencias para los criminales.- Abre los ojos, agente. El culpable es el viejo, yo tan solo liberé al pueblo de quien les estaba subyugando, y no solo eso, les abrí los ojos ante lo que ellos mismos no lograban ni ver. Ese viejo retorcido es el único culpable aquí. Después, sus hijos te engatusaron, te convencieron de que era un tipo noble. Nos atacasteis, solo para rescatarlo. No tuvimos más remedio que defendernos ante vuestra ofensiva. Habéis demostrado estar en contra del pueblo y de la ciudad, pero podemos llegar a un trato, chicos.
La muchedumbre se calla de sopetón, al parecer no tienen idea de lo que va a decir a continuación. Henry comienza a avanzar hacia vosotros, a su lado va el supuesto traidor, se le ve algo cabizbajo, tal vez asustado. Tom le ve y comienza a maldecirle por lo bajo, les escuchas que lo más fino que le dice es refiriéndose a su madre, y no es nada bonito.
-Al contrario que ese vejestorio, yo soy una persona comprensiva. Si ahora mismo aceptas que este hombre es un criminal, te perdonaré. Pero antes debes dar tu palabra. Debes reconocerme como lo que realmente soy, he ayudado al pueblo después de que ellos me ayudasen a mí. Tan solo debemos firmar un pequeño tratado. Seamos aliados, formemos una tregua entre el gobierno y el reino de Sakura. Estas gentes me han nombrado como su alcalde, ahora mismo puedo responder por ellos, y con la protección de tu organización, podremos evitar que más gente como Jerry vuelva a aparecer. -Te tiende la mano para estrechartela.- ¿Que me dices agente? ¿Hay trato?
Vaya, parece que te está sirviendo en bandeja el trato que necesitabas para completar tu misión, al fin y al cabo necesitabas lograr que el gobierno tuviera jurisdicción en el reino de Sakura, y con ese trato podrías llevarlo a cabo. ¿Pero estás seguro de hacerlo por esos medios? Parece que todo el pueblo está bebiendo de su mano. ¿Acaso te has equivocado al elegir bando? ¿Acaso es posible que Jerry sea realmente el malo de la película? La situación se ha tornado más confusa todavía, y puedes notar a Tom temblando de ira. Aunque has conseguido que no hiciera nada antes, no parece que vaya a aguantar mucho más sin actuar.
Elige rápido tu bando, y ten en cuenta que una vez lo hagas, puede que ya no haya vuelta atrás.
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Pareció que mis palabras hicieron efecto, pues la gente se detuvo, dejando a Jerry tranquilo. Sin embargo, la intervención de Henry volvió a poner a todo el mundo a su favor. Tuve que reconocer que aquel pirata era un gran orador. Con gran facilidad, se metió al pueblo en el bolsillo y consiguió que volviesen a comer de su mano. Además, el trato que me propuso incluso llegó a hacerme dudar. Podía cumplir mi misión de forma sencilla, y así volver a mis tareas habituales. El reino Sakura sellaría su alianza con el Gobierno Mundial y mi labor allí habría concluido.
Si hubiera sido alguien de mente ligeramente más débil, probablemente habría aceptado su oferta. Pero yo sabía que Henry era una mala persona, un pirata que solo buscaba poder. Había visto la crueldad y el sadismo de sus hombres, al mismo tiempo que la nobleza de Jerry y sus hijos, uno de los cuales incluso había dado su vida para salvar la nuestra. A mí no podía engañarme igual que había hecho con los habitantes del pueblo. Así que me adelanté y tomé la palabra:
- No pienso permitir que sigas tratando de engañar al pueblo con tu palabrería. - Tras esto, pasé a dirigirme al pueblo - No creáis nada de lo que este hombre os dice. Su nombre es Henry Morgue, y es el infame capitán de una banda de piratas que se ha cansado de viajar siempre por los mares y ha decidido tomar el control de esta isla. Lo único que le diferencia de otros que lo han intentado antes es su inteligencia, pues ha buscado hacerlo mediante la manipulación en lugar de usar la fuerza bruta. Por desgracia para él, ha ido a elegir para ello una isla con experiencia en lidiar con este tipo de piratas que buscan ser reyes. Hace 150 años os deshicisteis del tirano Wapol y su banda, y sé que en esta ocasión volveréis a hacerlo. Yo mismo he visto su crueldad, pues me colé en el Castillo y pude ver cómo habían torturado a ese pobre anciano, a quien liberé. Sin embargo, nuestra huida solo fue posible gracias a que uno de los nobles hijos del hombre a quien ahora despreciáis sacrificó su vida, siendo abatido por el propio capitán pirata. Toda esa historia de los experimentos ilegales con personas no es más que una vulgar mentira, inventada para ir, poco a poco, sembrando el odio en vuestros corazones. No permitáis que esto ocurra, pues os está llevando a odiar a un hombre bueno. Llevo las últimas semanas conviviendo con él y con su hijo, que se encuentra aquí a mi lado, y puedo aseguraros que son personas de buen corazón, y que ahora mismo están sufriendo de un modo inimaginable al haber perdido el amor de su pueblo y, sobre todo, al haber perdido a un hijo y un hermano a manos de estos piratas. Así que, gentes de Sakura, os pido que confiéis en mí y en el Gobierno Mundial. Yo derrotaré a ese mentiroso, averiguaré la verdad y os la mostraré, de forma que todos podáis verla.
Una vez terminado mi discurso, me encararía con Henry, manteniendo mi Haki de Observación activo y tomando mi Forma Completa, y le diría:
- El Gobierno Mundial no va a ceder a tu engaño, pirata. Así que ven a por mí y terminemos con esto.
Si hubiera sido alguien de mente ligeramente más débil, probablemente habría aceptado su oferta. Pero yo sabía que Henry era una mala persona, un pirata que solo buscaba poder. Había visto la crueldad y el sadismo de sus hombres, al mismo tiempo que la nobleza de Jerry y sus hijos, uno de los cuales incluso había dado su vida para salvar la nuestra. A mí no podía engañarme igual que había hecho con los habitantes del pueblo. Así que me adelanté y tomé la palabra:
- No pienso permitir que sigas tratando de engañar al pueblo con tu palabrería. - Tras esto, pasé a dirigirme al pueblo - No creáis nada de lo que este hombre os dice. Su nombre es Henry Morgue, y es el infame capitán de una banda de piratas que se ha cansado de viajar siempre por los mares y ha decidido tomar el control de esta isla. Lo único que le diferencia de otros que lo han intentado antes es su inteligencia, pues ha buscado hacerlo mediante la manipulación en lugar de usar la fuerza bruta. Por desgracia para él, ha ido a elegir para ello una isla con experiencia en lidiar con este tipo de piratas que buscan ser reyes. Hace 150 años os deshicisteis del tirano Wapol y su banda, y sé que en esta ocasión volveréis a hacerlo. Yo mismo he visto su crueldad, pues me colé en el Castillo y pude ver cómo habían torturado a ese pobre anciano, a quien liberé. Sin embargo, nuestra huida solo fue posible gracias a que uno de los nobles hijos del hombre a quien ahora despreciáis sacrificó su vida, siendo abatido por el propio capitán pirata. Toda esa historia de los experimentos ilegales con personas no es más que una vulgar mentira, inventada para ir, poco a poco, sembrando el odio en vuestros corazones. No permitáis que esto ocurra, pues os está llevando a odiar a un hombre bueno. Llevo las últimas semanas conviviendo con él y con su hijo, que se encuentra aquí a mi lado, y puedo aseguraros que son personas de buen corazón, y que ahora mismo están sufriendo de un modo inimaginable al haber perdido el amor de su pueblo y, sobre todo, al haber perdido a un hijo y un hermano a manos de estos piratas. Así que, gentes de Sakura, os pido que confiéis en mí y en el Gobierno Mundial. Yo derrotaré a ese mentiroso, averiguaré la verdad y os la mostraré, de forma que todos podáis verla.
Una vez terminado mi discurso, me encararía con Henry, manteniendo mi Haki de Observación activo y tomando mi Forma Completa, y le diría:
- El Gobierno Mundial no va a ceder a tu engaño, pirata. Así que ven a por mí y terminemos con esto.
- Cosas usadas y notas:
- - Conozco la historia de Wapol porque durante mi infancia pasé la mayoría del tiempo leyendo en la biblioteca de la mansión familiar, y uno de los muchos libros que leí fue sobre las aventuras del Rey de los Piratas Monkey D Luffy, al menos las partes que se conocían sobre su historia, como por ejemplo su aventura en este reino.
- Labia (en habilidades) sumada a profesión Psicólogo (nivel 28+5=33) a la hora de convencer a la gente de que esperen a que derrote a Henry.
- Haki Observación Entrenado.
- Forma Completa (x8 a todos los atributos a nivel 20)
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Las gentes del pueblo se quedan dudando, parece que están confusos en cuanto a quién seguir y apoyar, Henry parece verse un poco contra las cuerdas, de modo que vuelve a intentarlo.
-Gente del reino. ¿A quién vais a creer? ¿Aquel que llegó y os salvó de este maldito tipo? ¿O a un cualquiera que llega y trata de volveros a todos en mi contra?
La gente comienza a murmurar, escuchas comentarios de todo tipo, desde los más favorables, hasta los menos, algunos dicen cosas del tipo: "Es cierto, solo está intentando ponernos en su contra", y luego hay quienes les responden con comentarios como "Pero pedazo de imbécil, es exactamente lo que ocurrió cuando él llegó a la isla"... Parece que la gente no se pone de acuerdo, lo cual hace que Henry se ponga nervioso. Pero de pronto...
-Jaime... ¿Por qué? -Tom habló prácticamente con un susurro, pero fue escuchado. Se notaba su frustración.- Confiaba en tí...
La atención ahora pasó hacia el que estaba al lado de Henry, quien no decía nada. Entonces saltaron algunos comentarios.
-Vamos Henry, le has dado la oportunidad y sigue en sus trece, acaba con él.
Con ese comentario todo el mundo comienza a abrirse en un jaleo donde unos claman que henry te reviente y otros al revés. Todo se está volviendo muy turbio, y puedes ver que el pirata se está poniendo muy nervioso, ahora te mira con odio, de pronto suelta una sonrisa.
-Muy bien. Si es lo que quieres, lo tendrás. Pronto quedará demostrado que no eres más que un impostor que trata de manipular al pueblo...
Henry desenfunda su espada y comienza a avanzar hacia tí, no parece intimidarle tu forma monstruosa. Se abre un coro alrededor. Tom por su parte se acerca a Jaime. A saber lo que planea hacer.
-¡Vamos! ¡Acabaré contigo y les demostraré a estas buenas gentes quién es el verdadero héroe aquí!
Henry se lanza a por tí con todo. Creo que es momento de sacar a relucir ese kami-e mejorado que has desarrollado. Esperemos que lo hayas logrado mejorar lo suficiente.
-Gente del reino. ¿A quién vais a creer? ¿Aquel que llegó y os salvó de este maldito tipo? ¿O a un cualquiera que llega y trata de volveros a todos en mi contra?
La gente comienza a murmurar, escuchas comentarios de todo tipo, desde los más favorables, hasta los menos, algunos dicen cosas del tipo: "Es cierto, solo está intentando ponernos en su contra", y luego hay quienes les responden con comentarios como "Pero pedazo de imbécil, es exactamente lo que ocurrió cuando él llegó a la isla"... Parece que la gente no se pone de acuerdo, lo cual hace que Henry se ponga nervioso. Pero de pronto...
-Jaime... ¿Por qué? -Tom habló prácticamente con un susurro, pero fue escuchado. Se notaba su frustración.- Confiaba en tí...
La atención ahora pasó hacia el que estaba al lado de Henry, quien no decía nada. Entonces saltaron algunos comentarios.
-Vamos Henry, le has dado la oportunidad y sigue en sus trece, acaba con él.
Con ese comentario todo el mundo comienza a abrirse en un jaleo donde unos claman que henry te reviente y otros al revés. Todo se está volviendo muy turbio, y puedes ver que el pirata se está poniendo muy nervioso, ahora te mira con odio, de pronto suelta una sonrisa.
-Muy bien. Si es lo que quieres, lo tendrás. Pronto quedará demostrado que no eres más que un impostor que trata de manipular al pueblo...
Henry desenfunda su espada y comienza a avanzar hacia tí, no parece intimidarle tu forma monstruosa. Se abre un coro alrededor. Tom por su parte se acerca a Jaime. A saber lo que planea hacer.
-¡Vamos! ¡Acabaré contigo y les demostraré a estas buenas gentes quién es el verdadero héroe aquí!
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Mi discurso tuvo impacto en la gente, de modo que, a pesar del nuevo intento de Henry, las opiniones estaban realmente divididas. Daba la sensación de que el pirata, al ver que las cosas no iban según lo había planeado, y que estaba empezando a perder el apoyo del pueblo, se estaba poniendo nervioso. Eso me vendría bien, pues una persona alterada comete más errores y es más fácil de derrotar.
En ese momento, se escuchó la voz de Tom, triste, pidiendo explicaciones a su amigo por la traición que había cometido. Mientras tanto, el pirata desenfundó su espada y empezó a avanzar hacia mí, dispuesto a comenzar el combate. Un aura de oscuridad comenzó a rodearme, mientras yo me concentraba al máximo en dejar mi mente en blanco y en sentir todas y cada una de mis células, tal y como había hecho durante el entrenamiento.
Para cuando Henry se lanzó contra mí, ya había entrado en una total comunión con mi cuerpo, hasta el punto de que me movía ligeramente con las ligeras variaciones del aire a mi alrededor, fluyendo suavemente con él. Esperaba que, por medio de mi mejorado Kami-e y mi Haki de Observación, fuera capaz de ir esquivando las acometidas del pirata mientras analizaba a fondo su patrón de lucha. Si veía la oportunidad, iría lanzando contraataques dirigidos a sus extremidades, sin hacer movimientos demasiado arriesgados, pues mi objetivo sería simplemente cansarle y sacarle poco a poco de sus casillas. Además, si en alguno de esos golpes le arañaba con mis zarpas, ya fuesen las de las manos o los pies, mi veneno comenzaría a hacer su efecto.
En ese momento, se escuchó la voz de Tom, triste, pidiendo explicaciones a su amigo por la traición que había cometido. Mientras tanto, el pirata desenfundó su espada y empezó a avanzar hacia mí, dispuesto a comenzar el combate. Un aura de oscuridad comenzó a rodearme, mientras yo me concentraba al máximo en dejar mi mente en blanco y en sentir todas y cada una de mis células, tal y como había hecho durante el entrenamiento.
Para cuando Henry se lanzó contra mí, ya había entrado en una total comunión con mi cuerpo, hasta el punto de que me movía ligeramente con las ligeras variaciones del aire a mi alrededor, fluyendo suavemente con él. Esperaba que, por medio de mi mejorado Kami-e y mi Haki de Observación, fuera capaz de ir esquivando las acometidas del pirata mientras analizaba a fondo su patrón de lucha. Si veía la oportunidad, iría lanzando contraataques dirigidos a sus extremidades, sin hacer movimientos demasiado arriesgados, pues mi objetivo sería simplemente cansarle y sacarle poco a poco de sus casillas. Además, si en alguno de esos golpes le arañaba con mis zarpas, ya fuesen las de las manos o los pies, mi veneno comenzaría a hacer su efecto.
- Cosillas:
- - Forma Completa
- Haki Observación
- Ámbito Oscuridad: x3 a Velocidad durante 2 post
- Mi nuevo Kami-e Kempo
- Veneno: provoca mareo e inestabilidad durante 2 post (opcional, solo si consideras que le doy algún zarpazo)
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La cosa pinta bien. Henry te ataca y puedes ver cómo se muestra asombrado cuando comienzas a esquivarle. Parece que te ha salido bastante bien la cosa. A los cinco segundos se hace hacia atrás, incrédulo.
-Vaya, vaya. El cobarde se nos ha vuelto ágil. Quién lo diría, parece que el viejo hizo algo más aparte de parlotear. ¡Pero no te servirá de nada!
Se lanza y continúas esquivándole, por desgracia no ves absolutamente ninguna apertura en sus movimientos, apenas ni tienes el tiempo justo para centrarte en esquivar, cualquier pequeña distracción solo serviría para ralentizarte lo suficiente y que Henry encuentre una apertura, como por ejemplo fijarte en que Tom está zarandeando a Jaime y le arroja al suelo, este directamente se muestra avergonzado y no dice una sola palabra. Pero claro, si te das cuenta de este detalle no te dará un golpe, sino dos que te mandarán a volar.
De cualquier modo parece que está acelerando sus movimientos. El pueblo parece que está presenciando una batalla de un coliseo, el humano contra la bestia, ¿quién ganará? Hay apoyos hacia ambos bandos, gritos que animan a cada uno. Finalmente no puedes evitar desviar la mirada al ver a Jerry levantándose y tratándote de decirte algo. En ese momento un puñetazo te da en todo el pecho y te lanza lejos, quedándote al borde de la montaña. Un poco más y te despeñas colina abajo. Pfew, desde luego la diosa fortuna está de tu lado.
Henry vuelve a lanzarse al verte acorralado, parece algo confiado, y el que te haya golpeado ha servido para entrever unas palabras de Jerry, una sola palabra más bien, pero que tiene pinta de decir más de lo que parece. Te dijo claramente "irrítale". Parece que el mensaje está claro. ¿Pero cómo lo vas a hacer? Tal vez sea hora de volver a dar uso a tus dotes parlanchinas y aprovechar el hecho de que se cree que te tiene contra las cuerdas.
Se lanza directo de cabeza a por tí, con una cara que parece comenzar a emocionarse, se puede entrever la locura de un pirata y el sadismo que desborda un ser cruel en combate. Ten cuidado agente, pendes de un hilo.
-Vaya, vaya. El cobarde se nos ha vuelto ágil. Quién lo diría, parece que el viejo hizo algo más aparte de parlotear. ¡Pero no te servirá de nada!
Se lanza y continúas esquivándole, por desgracia no ves absolutamente ninguna apertura en sus movimientos, apenas ni tienes el tiempo justo para centrarte en esquivar, cualquier pequeña distracción solo serviría para ralentizarte lo suficiente y que Henry encuentre una apertura, como por ejemplo fijarte en que Tom está zarandeando a Jaime y le arroja al suelo, este directamente se muestra avergonzado y no dice una sola palabra. Pero claro, si te das cuenta de este detalle no te dará un golpe, sino dos que te mandarán a volar.
De cualquier modo parece que está acelerando sus movimientos. El pueblo parece que está presenciando una batalla de un coliseo, el humano contra la bestia, ¿quién ganará? Hay apoyos hacia ambos bandos, gritos que animan a cada uno. Finalmente no puedes evitar desviar la mirada al ver a Jerry levantándose y tratándote de decirte algo. En ese momento un puñetazo te da en todo el pecho y te lanza lejos, quedándote al borde de la montaña. Un poco más y te despeñas colina abajo. Pfew, desde luego la diosa fortuna está de tu lado.
Henry vuelve a lanzarse al verte acorralado, parece algo confiado, y el que te haya golpeado ha servido para entrever unas palabras de Jerry, una sola palabra más bien, pero que tiene pinta de decir más de lo que parece. Te dijo claramente "irrítale". Parece que el mensaje está claro. ¿Pero cómo lo vas a hacer? Tal vez sea hora de volver a dar uso a tus dotes parlanchinas y aprovechar el hecho de que se cree que te tiene contra las cuerdas.
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