Dexter Black
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Características
fuerza
Fortaleza
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Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El mar estaba en calma, y la noche caía. Un brillante sol rojo dejaba su reflejo en las leves olas y una luz dorada en la arena. Descalzo, simplemente observando el ir y venir de las aguas, Dexter Black miraba hacia el horizonte. Habían pasado dos años de silencio y calma, del mayor de los secretos, de un tesoro olvidado hallado en las aguas más allá del confín del mundo… ¿Por qué había vuelto? El mundo ya no estaba hecho para él, era débil y quebradizo bajo sus pies, una masa informe dominada por la maldad que no tenía forma de moldear. En cualquier caso, ¿Tenía derecho él a elegir cómo sería el mundo tras su paso? No lo creía… Pero tenía el deber de allanar el camino para otro más digno. ¿Gobierno, Revolución? ¿Cuál era el adecuado? Por ambos bandos rezumaba la podredumbre y la bondad a partes iguales, lo que hacía la elección de uno algo arbitrario. ¿Tal vez la Revolución, que no servía los intereses de una aristocracia? O el Gobierno Mundial, que no pactaba con criminales para provocar desorden y ajetreo… ¿Qué debía hacer?
-Tal vez deberías abrir tu propio camino- sonó una voz a su espalda. Dulce, aguda, algo queda. Tras dos años, Argie seguía siendo la misma mujer extraordinaria.
-¿Cómo sabes en qué estoy pensando?- preguntó, volviendo la cabeza hacia ella. Sobre la arena, perfectamente vestida y sin dejar una sola huella con sus altos tacones, que magnificaban su escasa altura.
-Siempre estás pensando en lo mismo- aireó su flequillo plateado con un suave movimiento, como si fuese la deducción más sencilla del mundo-. Slade está al den den mushi.
-Dime, Death…
Llevaba dos años sin tener noticias de Deathstroke. Tampoco de Berthil, ni de nadie. Todos habían desaparecido un tiempo, al igual que él, pero aquello lo sobresaltó. Slade no solía avisar por tonterías, ni en general hacer bromas. Si él decía que en Jaya había un cónclave era más que probable que así fuese, y si no los habían invitado…
-Reúne a la tripulación. Desde el rescate de Rocket nos hemos oxidado demasiado, es hora de salir al campo de nuevo.
Apoyó el brazo sobre la arena, y lentamente se levantó. El sol ya era poco más que una pequeña línea rojiza en el horizonte, pero todavía su luz todavía reinaba en la playa. Argie lo observaba, y él sostuvo la mirada durante unos segundos, hasta que no pudieron evitar sonreír, y Dexter avanzó. Sólo rozó su hombro, y una mano sobre la suya. Era cálida, pero nada más, y siguió adelante sin pensar en ello. Había pasado mucho desde lo de Alice, pero nunca podría olvidarlo. Todavía recordaba el avión, aquella puerta… Y el mar. Si sólo hubiese podido nadar…
Meneó la cabeza y siguió adelante, pensando. Las obras para reasentar Impel Down se habían alargado mucho, especialmente por la dificultad de construir una grúa para mover la enorme prisión. Sumado a eso, las ocho toneladas de kairoseki del último nivel, los depósitos de gas hilarante, las estufas y calderas así como los mecanismos de ventilación para un ambiente gélido y los delicados espejos del nivel quinto habían hecho de simplemente vaciar la prisión un reto. Por otro lado, tras haber conseguido hacer unos cimientos acordes al colosal tamaño de la obra, el nuevo Palacio de Justicia del Ojo había iniciado su remodelación. Treinta plantas en el interior, conexión con el ala administrativa del palacio y al ayuntamiento de la isla, con un foso interior que servía las veces de salón de actos, y una nueva decoración externa. Los mejillones y las algas estaban bien para debajo del mar, pero para Fiordia prefería un aspecto menos sacado de las leyendas de Davy Jones.
Cuando entró al palacio miró durante un instante las obras. Akagami tenía buen ojo para la decoración, aunque estaba seguro de que no se sentía totalmente satisfecho con aquella tarea. Sin embargo, desde que lo había aceptado como “no-capitán”, era bastante menos reacio a hacer aquella clase de favores. En cualquier caso, se dirigió prestamente a la sala de reuniones. Ya estaban esperando Deathstroke y Neo, así como Worgulv y el mapache. Akagami y Mura todavía no estaban allí, pero dado que solían llegar en el mejor momento, decidió iniciar la charla.
-Bueno, chicos. Han pasado dos años y estamos algo oxidados- empezó, al tiempo que Berthil abría la puerta y se quejaba un poco. No importaba, ya estaba allí-. Como sabréis, o espero que sepáis, al parecer hay un cónclave de la piratería en Jaya dentro de unos días… Y no nos han invitado. Tal vez no entendáis la gravedad de la situación, la última vez que esa isla acogió una reunión de hermanos fue previa a la guerra del East Blue que terminó con Loguetown. Eso sólo puede significar dos cosas: O quieren salvar a Legim o conquistar sus territorios, y dado que…- evitó decir “Al Naion se ha agenciado Dressrosa”-. Dado que la Marina ha tomado Dressrosa y Momoiro se cuida solo. Pretenden salvar a Legim. Y no nos han invitado.
Señaló tras de sí las vuvuzelas de oro que había encargado fabricar para presenciar y amenizar actuaciones y guerras épicas, y tras eso Akagami habló. Al parecer le daba igual que no le hubieran invitado, los votos de educación para él eran poco, y presentarse ante una convención de piratas sin haber sido llamado era una falta de respeto. No obstante, tenía razón. Debían ir. Pero con Vuvuzelas.
-Las meteré en el barco por si acaso- mintió. Pensaba utilizarlas dijese lo que dijese el aburrido dragón, que se fue refunfuñando-. En fin, Slade. Tú y yo tenemos muchas cosas en las que pensar- dijo, señalando el brazo de Rocket-. Es un buen artilugio, pero ambos sabemos que no se ajusta del todo bien a lo que nuestro pequeño amigo quiere hacer.
Tras eso abandonó la estancia, haciéndole gesto a Death de que lo siguiese. Tenían que preparar el equipaje, avisar a las flotas de protección y asegurarse de que tras tanto tiempo el barco estaba en buen estado. Y de paso, tal vez mejorarlo un poco.
-Tal vez deberías abrir tu propio camino- sonó una voz a su espalda. Dulce, aguda, algo queda. Tras dos años, Argie seguía siendo la misma mujer extraordinaria.
-¿Cómo sabes en qué estoy pensando?- preguntó, volviendo la cabeza hacia ella. Sobre la arena, perfectamente vestida y sin dejar una sola huella con sus altos tacones, que magnificaban su escasa altura.
-Siempre estás pensando en lo mismo- aireó su flequillo plateado con un suave movimiento, como si fuese la deducción más sencilla del mundo-. Slade está al den den mushi.
-Dime, Death…
Llevaba dos años sin tener noticias de Deathstroke. Tampoco de Berthil, ni de nadie. Todos habían desaparecido un tiempo, al igual que él, pero aquello lo sobresaltó. Slade no solía avisar por tonterías, ni en general hacer bromas. Si él decía que en Jaya había un cónclave era más que probable que así fuese, y si no los habían invitado…
-Reúne a la tripulación. Desde el rescate de Rocket nos hemos oxidado demasiado, es hora de salir al campo de nuevo.
Apoyó el brazo sobre la arena, y lentamente se levantó. El sol ya era poco más que una pequeña línea rojiza en el horizonte, pero todavía su luz todavía reinaba en la playa. Argie lo observaba, y él sostuvo la mirada durante unos segundos, hasta que no pudieron evitar sonreír, y Dexter avanzó. Sólo rozó su hombro, y una mano sobre la suya. Era cálida, pero nada más, y siguió adelante sin pensar en ello. Había pasado mucho desde lo de Alice, pero nunca podría olvidarlo. Todavía recordaba el avión, aquella puerta… Y el mar. Si sólo hubiese podido nadar…
Meneó la cabeza y siguió adelante, pensando. Las obras para reasentar Impel Down se habían alargado mucho, especialmente por la dificultad de construir una grúa para mover la enorme prisión. Sumado a eso, las ocho toneladas de kairoseki del último nivel, los depósitos de gas hilarante, las estufas y calderas así como los mecanismos de ventilación para un ambiente gélido y los delicados espejos del nivel quinto habían hecho de simplemente vaciar la prisión un reto. Por otro lado, tras haber conseguido hacer unos cimientos acordes al colosal tamaño de la obra, el nuevo Palacio de Justicia del Ojo había iniciado su remodelación. Treinta plantas en el interior, conexión con el ala administrativa del palacio y al ayuntamiento de la isla, con un foso interior que servía las veces de salón de actos, y una nueva decoración externa. Los mejillones y las algas estaban bien para debajo del mar, pero para Fiordia prefería un aspecto menos sacado de las leyendas de Davy Jones.
Cuando entró al palacio miró durante un instante las obras. Akagami tenía buen ojo para la decoración, aunque estaba seguro de que no se sentía totalmente satisfecho con aquella tarea. Sin embargo, desde que lo había aceptado como “no-capitán”, era bastante menos reacio a hacer aquella clase de favores. En cualquier caso, se dirigió prestamente a la sala de reuniones. Ya estaban esperando Deathstroke y Neo, así como Worgulv y el mapache. Akagami y Mura todavía no estaban allí, pero dado que solían llegar en el mejor momento, decidió iniciar la charla.
-Bueno, chicos. Han pasado dos años y estamos algo oxidados- empezó, al tiempo que Berthil abría la puerta y se quejaba un poco. No importaba, ya estaba allí-. Como sabréis, o espero que sepáis, al parecer hay un cónclave de la piratería en Jaya dentro de unos días… Y no nos han invitado. Tal vez no entendáis la gravedad de la situación, la última vez que esa isla acogió una reunión de hermanos fue previa a la guerra del East Blue que terminó con Loguetown. Eso sólo puede significar dos cosas: O quieren salvar a Legim o conquistar sus territorios, y dado que…- evitó decir “Al Naion se ha agenciado Dressrosa”-. Dado que la Marina ha tomado Dressrosa y Momoiro se cuida solo. Pretenden salvar a Legim. Y no nos han invitado.
Señaló tras de sí las vuvuzelas de oro que había encargado fabricar para presenciar y amenizar actuaciones y guerras épicas, y tras eso Akagami habló. Al parecer le daba igual que no le hubieran invitado, los votos de educación para él eran poco, y presentarse ante una convención de piratas sin haber sido llamado era una falta de respeto. No obstante, tenía razón. Debían ir. Pero con Vuvuzelas.
-Las meteré en el barco por si acaso- mintió. Pensaba utilizarlas dijese lo que dijese el aburrido dragón, que se fue refunfuñando-. En fin, Slade. Tú y yo tenemos muchas cosas en las que pensar- dijo, señalando el brazo de Rocket-. Es un buen artilugio, pero ambos sabemos que no se ajusta del todo bien a lo que nuestro pequeño amigo quiere hacer.
Tras eso abandonó la estancia, haciéndole gesto a Death de que lo siguiese. Tenían que preparar el equipaje, avisar a las flotas de protección y asegurarse de que tras tanto tiempo el barco estaba en buen estado. Y de paso, tal vez mejorarlo un poco.
Buenas tardes señor vuvuzela, soy Zane D. Kenshin, tu exhibicionista y organizador de eventos nocturnos favorito, y voy a encargarme de evaluar tu minidiario para comprobar si eres digno de pasar a la siguiente ronda del evento del superhombre. Dicho esto, comencemos: el minidiario correcto, como siempre, a excepción de alguna coma que se te ha pasado (nada importante). La idea de irrumpir allí de gratis me parece correcta, aunque espero que no formes mucho escándalo con las dichosas trompetitas.
Saludos :fuma:
Saludos :fuma:
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