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Danio, el frutero no se va pero de repente las luces de la frutería se apagan. La puerta está cerrada, pero no ha bajado la verja. Pasan los minutos y de la nada dos hombres vestidos de calle entran sin llamar. La escena se repite varias veces, hasta que vuelves al piso franco.
Abel, la mujer parece cada vez más enfadada. Cuando terminas de hablar, te calza una bofetada sin cortarse un pelo, antes de hablarte en susurros airados:
-¡¿Pero tú de qué vas, mocoso?! Si quieres frutas ve a la frutería, no vayas sembrando rumores por ahí. Yo no te conozco de nada y ahora medio pueblo se cree… se cree… ¡Ugh!
Parece que va a soltarte otra bofetada, pero en lugar de eso te mira con enfado y hace ademán de marcharse.
Izumi, eso huele bien.
Abel, la mujer parece cada vez más enfadada. Cuando terminas de hablar, te calza una bofetada sin cortarse un pelo, antes de hablarte en susurros airados:
-¡¿Pero tú de qué vas, mocoso?! Si quieres frutas ve a la frutería, no vayas sembrando rumores por ahí. Yo no te conozco de nada y ahora medio pueblo se cree… se cree… ¡Ugh!
Parece que va a soltarte otra bofetada, pero en lugar de eso te mira con enfado y hace ademán de marcharse.
Izumi, eso huele bien.
Danio Rerio
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Cuando llegué a la casa me encontré con que el joven agente ya se encontraba allí, y estaba haciendo la cena. Una tarea menos para mí y además podría probar que tal cocinaba el chaval. En la casa también se encontraba Kimura, aunque estaba más dormido que un tronco, cosa que estaba claramente fuera de lugar y en el informe de la misión lo expondría claramente. Era algo inadmisible que alguien con ese rango dejara tirados a sus compañeros por dormir. Al menos Izumi estaba a la altura de la situación y de seguir así se llevaría una buena recomendación. No sabía si las recomendaciones de la marina le servirían para algo ante sus jefes, pero aun así el saber que le reconocen desea manera seguro que le gustaba.
-Veamos esas fotos, puede que Abel tarde en llegar si al final ha ido tras la frutera y esta estaba receptiva como los rumores decían. – Esperaba que Izumi me enseñara las fotos, en las que analizaría todo lo que pudiera de los edificios. Si tras un rato no llegaba nuestro compañero le volvería a hablar al agente. – Yo he estado observando la frutería, he descubierto que reciben más cosas además de fruta. Pude echar una ojeada a una de las cajas y encontré condones en grandes cantidades, mantas, lencería y velas. Además, antes de volverme vi como entraban bastantes hombres de apariencia normal a la frutería, no llamaban ni nada, simplemente entraban. Estoy pensando que estamos ante un caso de prostitución en esa frutería, puede que trata de blancas. Por eso me descoloca bastante los almacenes con armas, ¿Puede que haya dos redes separadas de contrabando? No sé, ¿viste algún logo o algo en los almacenes o las cajas de las armas?
-Veamos esas fotos, puede que Abel tarde en llegar si al final ha ido tras la frutera y esta estaba receptiva como los rumores decían. – Esperaba que Izumi me enseñara las fotos, en las que analizaría todo lo que pudiera de los edificios. Si tras un rato no llegaba nuestro compañero le volvería a hablar al agente. – Yo he estado observando la frutería, he descubierto que reciben más cosas además de fruta. Pude echar una ojeada a una de las cajas y encontré condones en grandes cantidades, mantas, lencería y velas. Además, antes de volverme vi como entraban bastantes hombres de apariencia normal a la frutería, no llamaban ni nada, simplemente entraban. Estoy pensando que estamos ante un caso de prostitución en esa frutería, puede que trata de blancas. Por eso me descoloca bastante los almacenes con armas, ¿Puede que haya dos redes separadas de contrabando? No sé, ¿viste algún logo o algo en los almacenes o las cajas de las armas?
- Resumen:
- Pensar en dar una mala opinión de Kimura por la misión, y una muy buena recomendación para el agente de seguir con un trabajo así.
Hablar con Izumi, contándole lo que había descubierto y mis ideas de que podía tratarse todo el asunto.
Ichimura Hachiro
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El risotto le había salido bastante bien. Complacido con el resultado, acabó con los últimos preparativos y se puso a preparar la mesa. Mientras tanto Danio lo puso al día de sus descubrimientos, desconcertándolo con sus palabras. ¿Una red de prostitución? ¿Entonces dónde estaba la base principal de los contrabandistas? Tal vez no la había, una hipótesis que también tenía sentido. Podían limitarse a tener escondida la mercancía en puntos de la ciudad como los almacenes que había visto y dirigirlo todo desde la seguridad de sus hogares con intermediarios. Al ser un puerto comercial no sería una operación complicada para gente bien preparada. Sin embargo, ¿entonces por qué tener un prostíbulo oculto? ¿Eran ilegales en aquella ciudad? Definitivamente aún merecía la pena echar un vistazo.
- ¿Dónde diablos se ha metido Abel? - preguntó, enfadado - Por mi parte pienso... agh, esto es un maldito galimatías. Comamos y así puedo pensar y tratar de buscarle sentido a lo que sabemos.
Sirvió el risotto y se sentó a la mesa con expresión taciturna. Durante unos minutos comió en completo silencio, disfrutando de la suave textura de la manzana mientras le daba vueltas al asunto. Desde luego era raro que la frutería tuviese el burdel bajo ella y que no hubiese... no sé, ninguna clase de señal ni nada. Recordó entonces la hipótesis de la trata de mujeres y la sangre le hirvió en las venas. Sí, tal vez no tuviera que ver con los contrabandistas, pero si se estaban vendiendo esclavos o utilizándose no iba a quedarse de brazos cruzados. Y era altamente probable que si se trataba de algo turbio tuviese que ver con los contrabandistas o con quienes trabajaban allí. Sin embargo también era cierto que no era buena idea ignorar lo que había visto en el puerto. Si el imbécil de Kimura fuese de mínima utilidad (ya había intentado despertarlo sin éxito) y Abel no siguiera desaparecido, la situación sería tan sencilla como dividirse en dos grupos. Frunció el ceño mientras se llevaba un poco de arroz a la boca, comiéndolo en silencio.
- En respuesta a tu pregunta anterior, las cajas no tenían ninguna clase de marca salvo por tener escrito "frágil." La verdad... estamos en una encrucijada que no tengo muy claro cómo resolver. Tengo mis ideas, pero nada que me parezca una opción segura - inspiró hondo y se masajeó las sienes - En caso de que el prostíbulo, cosa muy probable, sea un negocio ilegal con esclavos o alguna clase de tapadera no es descabellado pensar pertenezca a la misma gente. ¿Acaso si fueras un señor del crimen no tratarías de capar toda la cuota de mercado? Más negocios más dinero - entrecruzó los dedos - Creo que deberíamos volver a visitar el puerto y tratar de entrar de nuevo en los almacenes, comprobar que el resto también contenga contrabando y capturar e interrogar a un guardia. Dudo que estén particularmente informados, pero con un mínimo que sepa podríamos conseguir un hilo del que tirar. Eso si no encontráramos algo que ya sirviera de pista antes... - se frotó la barbilla con aspecto pensativo - Ambos sitios deberían ser inspeccionados, eso está claro. Actualmente no tenemos nada más de que tirar. También... es probable que aprovechen la noche en el puerto para mover mercancía, pero no me parece una línea de investigación segura. No me extrañaría que su organización sea lo bastante buena como para que no tengan que recurrir a la noche para ponerse a ello.
Estaban en un aprieto. Danio no parecía lo que se decía una persona sutil y sigilosa, y el hecho de ser el único gyojin de la Marina lo convertía en alguien demasiado reconocible. Dividirse parecía la mejor opción, si estuviesen en otras condiciones claro. Enviarlo al prostíbulo donde haría falta alguien con labia, don de gentes y no ser reconocible como un miembro del Gobierno... como que no. Y dado que no era peculiarmente sigiloso (o eso creía), tampoco quería mandarlo a colarse en los almacenes. Era curioso que tuviese que dar él las órdenes y pensar los planes cuando si estuvieran en la misma rama él sería su claro superior jerárquico, pero aquella era una situación excepcional, y sospechaba que su escamoso compañero era más un militar de acción que de órdenes. De tener que llegar al combate seguramente se alegraría mucho de tenerlo cerca. "El almacén está en el puerto... hmmm... definitivamente, tal vez Danio sea la mejor opción." Se levantó, con expresión decidida.
- Tengo ya una idea, a ver qué te parece. Dividámonos: tú irás al puerto y te colarás en los almacenes. Los reconocerás, están en el lado oeste y parecen un montón de garajes. Está rodeado por una verja. Mi recomendación es que vayas desde el agua para aprovechar tus aptitudes naturales e intentar que no te vean venir. La idea sería que confirmes nuestras sospechas y trates de interrogar alguno de los guardias. Por favor, y perdona que sea vehemente al respecto, pero sé discreto. Todo lo que puedas - dijo, remarcando discreto - Recuerda que no debemos sembrar el pánico, con lo que dar la alarma caca. Si hace falta tira a alguno al agua y llévatelo lejos o algo así, tú sabrás mejor que yo lo que puedes hacer. Yo iré al prostíbulo y me enteraré de qué ocurre por ahí.
Se aseguró de que tenía sus cosas con él, incluida la libreta y su lápiz, le escribió una nota a Abel informándole del plan dejándosela al lado de la cena y salió del piso franco como las otras veces. En esta ocasión fue especialmente precavido, casi paranoico, a la hora de fijarse que no había nadie cerca. Se echó la capucha y avanzó entre los callejones.
- ¿Dónde diablos se ha metido Abel? - preguntó, enfadado - Por mi parte pienso... agh, esto es un maldito galimatías. Comamos y así puedo pensar y tratar de buscarle sentido a lo que sabemos.
Sirvió el risotto y se sentó a la mesa con expresión taciturna. Durante unos minutos comió en completo silencio, disfrutando de la suave textura de la manzana mientras le daba vueltas al asunto. Desde luego era raro que la frutería tuviese el burdel bajo ella y que no hubiese... no sé, ninguna clase de señal ni nada. Recordó entonces la hipótesis de la trata de mujeres y la sangre le hirvió en las venas. Sí, tal vez no tuviera que ver con los contrabandistas, pero si se estaban vendiendo esclavos o utilizándose no iba a quedarse de brazos cruzados. Y era altamente probable que si se trataba de algo turbio tuviese que ver con los contrabandistas o con quienes trabajaban allí. Sin embargo también era cierto que no era buena idea ignorar lo que había visto en el puerto. Si el imbécil de Kimura fuese de mínima utilidad (ya había intentado despertarlo sin éxito) y Abel no siguiera desaparecido, la situación sería tan sencilla como dividirse en dos grupos. Frunció el ceño mientras se llevaba un poco de arroz a la boca, comiéndolo en silencio.
- En respuesta a tu pregunta anterior, las cajas no tenían ninguna clase de marca salvo por tener escrito "frágil." La verdad... estamos en una encrucijada que no tengo muy claro cómo resolver. Tengo mis ideas, pero nada que me parezca una opción segura - inspiró hondo y se masajeó las sienes - En caso de que el prostíbulo, cosa muy probable, sea un negocio ilegal con esclavos o alguna clase de tapadera no es descabellado pensar pertenezca a la misma gente. ¿Acaso si fueras un señor del crimen no tratarías de capar toda la cuota de mercado? Más negocios más dinero - entrecruzó los dedos - Creo que deberíamos volver a visitar el puerto y tratar de entrar de nuevo en los almacenes, comprobar que el resto también contenga contrabando y capturar e interrogar a un guardia. Dudo que estén particularmente informados, pero con un mínimo que sepa podríamos conseguir un hilo del que tirar. Eso si no encontráramos algo que ya sirviera de pista antes... - se frotó la barbilla con aspecto pensativo - Ambos sitios deberían ser inspeccionados, eso está claro. Actualmente no tenemos nada más de que tirar. También... es probable que aprovechen la noche en el puerto para mover mercancía, pero no me parece una línea de investigación segura. No me extrañaría que su organización sea lo bastante buena como para que no tengan que recurrir a la noche para ponerse a ello.
Estaban en un aprieto. Danio no parecía lo que se decía una persona sutil y sigilosa, y el hecho de ser el único gyojin de la Marina lo convertía en alguien demasiado reconocible. Dividirse parecía la mejor opción, si estuviesen en otras condiciones claro. Enviarlo al prostíbulo donde haría falta alguien con labia, don de gentes y no ser reconocible como un miembro del Gobierno... como que no. Y dado que no era peculiarmente sigiloso (o eso creía), tampoco quería mandarlo a colarse en los almacenes. Era curioso que tuviese que dar él las órdenes y pensar los planes cuando si estuvieran en la misma rama él sería su claro superior jerárquico, pero aquella era una situación excepcional, y sospechaba que su escamoso compañero era más un militar de acción que de órdenes. De tener que llegar al combate seguramente se alegraría mucho de tenerlo cerca. "El almacén está en el puerto... hmmm... definitivamente, tal vez Danio sea la mejor opción." Se levantó, con expresión decidida.
- Tengo ya una idea, a ver qué te parece. Dividámonos: tú irás al puerto y te colarás en los almacenes. Los reconocerás, están en el lado oeste y parecen un montón de garajes. Está rodeado por una verja. Mi recomendación es que vayas desde el agua para aprovechar tus aptitudes naturales e intentar que no te vean venir. La idea sería que confirmes nuestras sospechas y trates de interrogar alguno de los guardias. Por favor, y perdona que sea vehemente al respecto, pero sé discreto. Todo lo que puedas - dijo, remarcando discreto - Recuerda que no debemos sembrar el pánico, con lo que dar la alarma caca. Si hace falta tira a alguno al agua y llévatelo lejos o algo así, tú sabrás mejor que yo lo que puedes hacer. Yo iré al prostíbulo y me enteraré de qué ocurre por ahí.
Se aseguró de que tenía sus cosas con él, incluida la libreta y su lápiz, le escribió una nota a Abel informándole del plan dejándosela al lado de la cena y salió del piso franco como las otras veces. En esta ocasión fue especialmente precavido, casi paranoico, a la hora de fijarse que no había nadie cerca. Se echó la capucha y avanzó entre los callejones.
- Resumen:
- - Termino y sirvo el risotto.
- Hago elucubraciones sobre lo que ocurre y le planteo mi plan a Danio, sugiriéndole que vaya a los almacenes.
- Le dejo una nota a Abel informándole de la situación.
- Salgo en dirección al prostíbulo.
PD: Soy cheff nivel 42 con excelencia, mi intención es darnos un bono de sigilo por la cena si es posible.
Abel T. Nightroad
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La mujer parece enfurecerse más aún, al parecer el encanto del joven Abel no le sirve, llevándose una soberana bofetada, ante la cual el joven no reacciona, no tiene la intención de mostrar hostilidad ni ofensa, no considera que haya actuado erróneamente, realmente poco le importa la imagen que la mujer se haya hecho de él, pues su interés era únicamente profesional, una fuente de información perdida, bueno, habrá que buscar algo más que hacer, de modo que el joven se encamina por calles secundarias, alejándose de la mujer, que parece querer marcharse, Abel no la detendrá, ¿para qué intentarlo? Simplemente empeoraría la situación pues podría llamar mucho más la atención, si es que no lo ha hecho ya.
El joven se encamina rumbo a la frutería, con disimulo, callejeando, como si tratara de conocer el lugar para no perderse, de modo que cualquiera que le preguntara viera que no estaba buscando nada concreto, sino que simplemente investigaba. Reuniría la información que escuchara por el camino, si es que la llegara a escuchar, pero no preguntaría a nadie cosas más allá de una dirección o ubicación, metiéndose en el papel de turista perdido.
Más tarde pasaría por el piso franco, tenía que echarle un ojo a Kiitsu, no le agrada dejarlo solo tanto tiempo, y así hace, vuelve hasta el piso franco y se encuentra a Kiitsu acurrucado en un rincón. Abre la puerta y lo lleva dentro, nada más dejarlo se percata de una nota, dirigida a él, en la que Hachiro deja su plan. De modo que se dividen, quizás Abel pueda cubrir otros rangos de investigación, estaría caminando en sigilo, atento a todo lo que ocurriese, de modo que pudiera averiguar cosas sin tener que exponerse más.
El joven se encamina rumbo a la frutería, con disimulo, callejeando, como si tratara de conocer el lugar para no perderse, de modo que cualquiera que le preguntara viera que no estaba buscando nada concreto, sino que simplemente investigaba. Reuniría la información que escuchara por el camino, si es que la llegara a escuchar, pero no preguntaría a nadie cosas más allá de una dirección o ubicación, metiéndose en el papel de turista perdido.
Más tarde pasaría por el piso franco, tenía que echarle un ojo a Kiitsu, no le agrada dejarlo solo tanto tiempo, y así hace, vuelve hasta el piso franco y se encuentra a Kiitsu acurrucado en un rincón. Abre la puerta y lo lleva dentro, nada más dejarlo se percata de una nota, dirigida a él, en la que Hachiro deja su plan. De modo que se dividen, quizás Abel pueda cubrir otros rangos de investigación, estaría caminando en sigilo, atento a todo lo que ocurriese, de modo que pudiera averiguar cosas sin tener que exponerse más.
- Resumen:
- - Dejar a la mujer reaccionar
- Caminar simulando ser un turista pero atento por si logra algo de información
- Entrar a Kiitsu al piso y leer la nota
- Salir a ver si escucha algo
Abel, en tu paseo te encuentras con un par de personas a las que antes habías preguntado acerca de la mujer del frutero. Te miran raro, pero aparte de cuchichear entre ellos no hacen nada. Al llegar notas que Kiitsu tiene hambre. Bueno, y tú también.
Izumi, llegas a la frutería. Si intentas abrir la puerta como te comentó Danio verás que está abierta y dentro, aunque las luces están apagadas, la de la trastienda brilla como un faro. En ella, junto a un montón de cajas de diversas índoles hay una trampilla con escaleras y un hombre en un taburete jugueteando con un cubo de Rubick. Alza las cejas al verte.
-Vaya, ¿Eres nuevo por aquí? No suele pasar.
Izumi, llegas a la frutería. Si intentas abrir la puerta como te comentó Danio verás que está abierta y dentro, aunque las luces están apagadas, la de la trastienda brilla como un faro. En ella, junto a un montón de cajas de diversas índoles hay una trampilla con escaleras y un hombre en un taburete jugueteando con un cubo de Rubick. Alza las cejas al verte.
-Vaya, ¿Eres nuevo por aquí? No suele pasar.
Danio Rerio
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Izumi me expone su plan de actuación que podríamos llevar a cabo a continuación, gustándome mucho su manera de pensar. Sin duda era mejor que fuera el a la frutería, sus habilidades en el espionaje, y no ser un gyojin serían de gran ventaja para infiltrarse. Me hubiera gustado ver la cara de los hombres de la frutería al verme entrar interesado en el supuesto negocio que llevaban allí acabo, pero no estábamos para pruebas tontas y además no podía ni ver a las prostitutas. Tras irse mi compañero llegó el joven marine con su mascota y pinta de tener hambre. Le indiqué que se sentara en la mesa, mientras le enseñaba la nota de Izumi y le servía el risotto a él y su mascota, a esta última si Abel no se oponía.
-Abel, necesito que me hagas un favor, quiero que vayas a los mismos almacenes que yo, pero a diferencia de mí, tu irás directamente al guarda de la puerta. Necesito que le saques información del lugar y de cómo se pueden alquilar esos almacenes. Preocupaté especialmente por la seguridad de los mismos, tratando que el guardia suelte el contenido de alguno de ellos para mostrarte la fiabilidad de los almacenes. Esta charla tiene un doble sentido, mientras lo tengas ocupado se fijará menos en el sistema de seguridad y cualquier sonido que pueda llegar a hacer será amortiguado en parte por la conversación. Yo parto ya, tienes una media hora de margen para cenar tranquilamente y luego dirigirte al puerto, aunque si tienes alguna idea mejor estoy dispuesto a escucharla.
Esperaría a la respuesta de mi compañero marine, en caso de aceptar su misión, yo saldría de inmediato en dirección al puerto. Si tenía dudas o sugerencias esperaría a contestárselas para irme. Una vez en el puerto me lanzaría al agua y remontaría el canal que llegara hasta el borde de los almacenes. Mi velocidad en el agua era sombrosa, por lo que seguramente no me llevara demasiado tiempo llegar hasta la verja. Saldría del agua, me secaría y esperaría unos minutos si Abel había decidido aceptar mi propuesta. Tras ese tiempo entraría en el recinto de los almacenes usando el aire que generaba con el karate elemental de aire, impulsándome hacia arriba y pasando la verja en silencio. Si no veía a nadie me acercaría al edificio más cercano para ver que podía hacer con el candado, teniendo seguramente que usar la fuerza de mis manos para romper el candado, lo que no sabía es como hacerlo silenciosamente.
-Abel, necesito que me hagas un favor, quiero que vayas a los mismos almacenes que yo, pero a diferencia de mí, tu irás directamente al guarda de la puerta. Necesito que le saques información del lugar y de cómo se pueden alquilar esos almacenes. Preocupaté especialmente por la seguridad de los mismos, tratando que el guardia suelte el contenido de alguno de ellos para mostrarte la fiabilidad de los almacenes. Esta charla tiene un doble sentido, mientras lo tengas ocupado se fijará menos en el sistema de seguridad y cualquier sonido que pueda llegar a hacer será amortiguado en parte por la conversación. Yo parto ya, tienes una media hora de margen para cenar tranquilamente y luego dirigirte al puerto, aunque si tienes alguna idea mejor estoy dispuesto a escucharla.
Esperaría a la respuesta de mi compañero marine, en caso de aceptar su misión, yo saldría de inmediato en dirección al puerto. Si tenía dudas o sugerencias esperaría a contestárselas para irme. Una vez en el puerto me lanzaría al agua y remontaría el canal que llegara hasta el borde de los almacenes. Mi velocidad en el agua era sombrosa, por lo que seguramente no me llevara demasiado tiempo llegar hasta la verja. Saldría del agua, me secaría y esperaría unos minutos si Abel había decidido aceptar mi propuesta. Tras ese tiempo entraría en el recinto de los almacenes usando el aire que generaba con el karate elemental de aire, impulsándome hacia arriba y pasando la verja en silencio. Si no veía a nadie me acercaría al edificio más cercano para ver que podía hacer con el candado, teniendo seguramente que usar la fuerza de mis manos para romper el candado, lo que no sabía es como hacerlo silenciosamente.
- Resumen:
- Esperar a Abel, servirle la cena y darle la nota de Izumi.
Proponerle un plan para seguir en las siguientes horas de la noche y completar información sobre el recinto de almacenes.
Colarme desde el canal del puerto usando una ráfaga de aire dirigida hacia abajo para cruzar la verja en silencio.
Pensar como abrir los candados usando mi fuerza, peor manteniendo cierto nivel de sigilo.
Abel T. Nightroad
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Nada más entrar se encuentra con el gyojin, al parecer se había quedado esperando a que volviera de su recorrido por la ciudad. En el mismo momento en que le ve sirve el risotto tanto a Abel como a Kiitsu, el cual mira a Abel esperando permiso. ~ Gracias por esperarnos Vice-Almirante, y por ofrecernos comida a mi y a mi mascota. Kiitsu come tranquilo. ~ Dice Abel con un tono serio pero afable, sin pasarse de seriedad pero tampoco quitando toda la seriedad, al tiempo que sonríe y coge el plato, además de la nota que Danio le entregaba.
Abel lee la nota con cuidado para no perderse detalle mientras come ese delicioso manjar que alimenta tanto a su cuerpo como a su alma. Al parecer habían trazado un plan en el tiempo que Abel estuvo fuera. Danio por su parte aporta otra parte al plan, una parte directamente relacionada con el joven recluta. Su idea era que Abel creara una distracción productiva, preguntando a los guardias de los almacenes por datos de los mismo, seguridad, precio, método de alquiler, todas esas cosas que cualquiera que vaya a invertir en un establecimiento pregunta. Eso haría que el guardia prestara menos atención a la seguridad y dejaría mayor margen de acción al gyojin, además, de aportar información valiosa sobre la estructura por si fuera necesario hacer alguna infiltración en la misma.
~ Descuide Vice-Almirante Rerio, iré a informarme sobre datos de los almacenes en cuanto termine de cenar. ~ Responde Abel tranquilo en un momento que tenía la boca vacía.
En cuanto termina de cenar prepara unos cuencos de agua para que Kiitsu pudiera beber al estar solo en la casa, además, dejarlo allí proporcionaría seguridad, pues su guadaña no la deja por nada y no dudaría en atacar a quien tratara de colarse que no fuera de los que ya conocía del barco. Tras dejarlo todo listo se marcha a los almacenes para cumplir con su parte en el plan. Dado que le indicaron como ir no tardaría demasiado en llegar.
~ Disculpe señor, quisiera saber algunas cosas sobre estos almacenes, tengo algunos intereses comerciales por los que necesitaría alquilar alguno de ellos, y si pudiera darme alguna clase de información sobre su precio, dueño y esas cosas que se suelen preguntar sobre este tipo de instalaciones. ~ Preguntaría nada más llegar a un guardia con un tono cordial y sereno, además de dar la apariencia de un posible cliente para el dueño de los almacenes.
Abel lee la nota con cuidado para no perderse detalle mientras come ese delicioso manjar que alimenta tanto a su cuerpo como a su alma. Al parecer habían trazado un plan en el tiempo que Abel estuvo fuera. Danio por su parte aporta otra parte al plan, una parte directamente relacionada con el joven recluta. Su idea era que Abel creara una distracción productiva, preguntando a los guardias de los almacenes por datos de los mismo, seguridad, precio, método de alquiler, todas esas cosas que cualquiera que vaya a invertir en un establecimiento pregunta. Eso haría que el guardia prestara menos atención a la seguridad y dejaría mayor margen de acción al gyojin, además, de aportar información valiosa sobre la estructura por si fuera necesario hacer alguna infiltración en la misma.
~ Descuide Vice-Almirante Rerio, iré a informarme sobre datos de los almacenes en cuanto termine de cenar. ~ Responde Abel tranquilo en un momento que tenía la boca vacía.
En cuanto termina de cenar prepara unos cuencos de agua para que Kiitsu pudiera beber al estar solo en la casa, además, dejarlo allí proporcionaría seguridad, pues su guadaña no la deja por nada y no dudaría en atacar a quien tratara de colarse que no fuera de los que ya conocía del barco. Tras dejarlo todo listo se marcha a los almacenes para cumplir con su parte en el plan. Dado que le indicaron como ir no tardaría demasiado en llegar.
~ Disculpe señor, quisiera saber algunas cosas sobre estos almacenes, tengo algunos intereses comerciales por los que necesitaría alquilar alguno de ellos, y si pudiera darme alguna clase de información sobre su precio, dueño y esas cosas que se suelen preguntar sobre este tipo de instalaciones. ~ Preguntaría nada más llegar a un guardia con un tono cordial y sereno, además de dar la apariencia de un posible cliente para el dueño de los almacenes.
- Resumen:
- - Comer, dar de comer a Kiitsu y escuchar a Danio
- Agradecer a Danio y responderle afirmativamente a su idea
- Dejarle agua a Kiitsu y dirigirse a los almacenes
- Preguntarle al guardia sobre datos de los almacenes haciéndose pasar por un posible cliente/inquilino
Ichimura Hachiro
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Llegó al lugar sin problemas por el camino, y aunque tampoco había esperado encontrarlos se había asegurado igualmente de que nadie lo seguía. No podía tenerlas todas consigo, pero confiaba en sus sentidos y las habilidades que había desarrollado tras años de entrenamiento como espía. Nuevamente se encontró frente a la frutería, aparentemente cerrada, pues todas las luces estaban apagadas. A pesar de eso caminó con paso decidido y abrió la puerta con decisión, no encontrando resistencia como había dicho Danio. El interior estaba oscuro salvo por una intensa luz que salía de la puerta de la trastienda, y un hombre que jugaba con un extraño cubo de colores levantó la mirada.
- Sí, no soy de aquí. Estoy sólo de paso y ya sabe, quería aprovechar - dijo, con una sonrisa.
Sólo tenía una terrible duda: ¿y si no era un prostíbulo? ¿Y si sus compañeros se habían equivocado? Algo le escamaba demasiado de todo aquello y no sabía decir el qué. Tenía ya un plan si realmente era un prostíbulo, pero... ¿y si se equivocaba? ¿Habría sido mejor colarse silenciosamente por una ventana y entrar sin ser visto? No, demasiado arriesgado sin los planos del edificio o una mínima idea de cómo era el interior. De haber tenido más tiempo de preparación o alguna idea más clara podrían haber hecho una infiltración más elaborada y no aquel intento a la buena de dios.
- En fin, ¿algo que deba saber? Pagos por adelantado o algo así. Si no, voy tirando.
Su actitud en general era diferente a la que solía. En lugar de comportarse como el agente orgulloso y confiado que solía, se estaba metiendo más en el papel de un joven algo macarra o rebelde, llevando incluso su cuchillo al cinto bien a la vista y la melena suelta en lugar de coleta. No exageró ni sobreactuó su papel, pero procuró que su lenguaje corporal y su mirada transmitieran esa impresión, empleando los recuerdos de su akuma sobre pandillero que había visto en Water Seven, imitando su forma de caminar y moverse. Si el tipo le dejaba pasar, iría directo a la trastienda.
- Sí, no soy de aquí. Estoy sólo de paso y ya sabe, quería aprovechar - dijo, con una sonrisa.
Sólo tenía una terrible duda: ¿y si no era un prostíbulo? ¿Y si sus compañeros se habían equivocado? Algo le escamaba demasiado de todo aquello y no sabía decir el qué. Tenía ya un plan si realmente era un prostíbulo, pero... ¿y si se equivocaba? ¿Habría sido mejor colarse silenciosamente por una ventana y entrar sin ser visto? No, demasiado arriesgado sin los planos del edificio o una mínima idea de cómo era el interior. De haber tenido más tiempo de preparación o alguna idea más clara podrían haber hecho una infiltración más elaborada y no aquel intento a la buena de dios.
- En fin, ¿algo que deba saber? Pagos por adelantado o algo así. Si no, voy tirando.
Su actitud en general era diferente a la que solía. En lugar de comportarse como el agente orgulloso y confiado que solía, se estaba metiendo más en el papel de un joven algo macarra o rebelde, llevando incluso su cuchillo al cinto bien a la vista y la melena suelta en lugar de coleta. No exageró ni sobreactuó su papel, pero procuró que su lenguaje corporal y su mirada transmitieran esa impresión, empleando los recuerdos de su akuma sobre pandillero que había visto en Water Seven, imitando su forma de caminar y moverse. Si el tipo le dejaba pasar, iría directo a la trastienda.
- Resumen:
- No había mucho que decir, la verdad. Intento colársela y meterme en la trastienda.
Danio, rompes el candado sin problemas. El interior del trastero no es muy emocionante, hay algunos muebles y varias cajas sin nada interesante dentro. Si sales y miras, verás que el trastero de enfrente tiene una pequeña marca roja en la puerta. Quizás no sea nada, pero… ¿No es donde dijo Izumi que estaba el trastero del que había hablado? Si te acercas, verás que el candado sigue forzado. El interior está idéntico.
El guardia te mira un tanto aburrido, antes de coger un manojo de llaves y hacerte un gesto para que le sigas. Mira su reloj y cierra la puerta detrás de vosotros antes de empezar a andar.
-No suele venir nadie durante mi turno. ¿Qué empresa tienes, que no puedes venir de día? Bueno. El proceso es bastante simple. Pagas un seguro y una cantidad al mes y a cambio puedes disponer de este espacio. Lo que metas en él no nos importa, siempre y cuando pagues. Yo vigilo que nadie se cuele, hay varias cámaras de seguridad en los pasillos y cada trastero está protegido con un candado de acero.
Te abre uno de los trasteros, vacío.
-He ahí. Hay distintos tamaños y no hay límite de compra. El encargo más grande comenzó hace unos meses, una empresa reservó 32 y hasta hoy los siguen usando. Ellos también pagan de noche.- Comenta con una pequeña sonrisa.- A saber qué hay ahí dentro…
El hombre alza una ceja, mirándote de arriba abajo. Al final se encoge de hombros y te señala las escaleras de la trampilla:
-Que va, eso depende de la dama en cuestión. No seas maleducado y no tendré que bajar a por ti. Disfruta.
Si bajas, te encontrarás en el medio de estancia muy amplia, con puertas a lo largo de toda una pared y una barra de bar frente a ti, a pocos pasos. Hay jóvenes medio vestidas aquí y allá, bailando y coqueteando. Por todo el lugar hay desperdigados sofás, mesitas y cojines, ocupados por multitud de gente. Suena música suave, parece un lugar alegre.
El guardia te mira un tanto aburrido, antes de coger un manojo de llaves y hacerte un gesto para que le sigas. Mira su reloj y cierra la puerta detrás de vosotros antes de empezar a andar.
-No suele venir nadie durante mi turno. ¿Qué empresa tienes, que no puedes venir de día? Bueno. El proceso es bastante simple. Pagas un seguro y una cantidad al mes y a cambio puedes disponer de este espacio. Lo que metas en él no nos importa, siempre y cuando pagues. Yo vigilo que nadie se cuele, hay varias cámaras de seguridad en los pasillos y cada trastero está protegido con un candado de acero.
Te abre uno de los trasteros, vacío.
-He ahí. Hay distintos tamaños y no hay límite de compra. El encargo más grande comenzó hace unos meses, una empresa reservó 32 y hasta hoy los siguen usando. Ellos también pagan de noche.- Comenta con una pequeña sonrisa.- A saber qué hay ahí dentro…
El hombre alza una ceja, mirándote de arriba abajo. Al final se encoge de hombros y te señala las escaleras de la trampilla:
-Que va, eso depende de la dama en cuestión. No seas maleducado y no tendré que bajar a por ti. Disfruta.
Si bajas, te encontrarás en el medio de estancia muy amplia, con puertas a lo largo de toda una pared y una barra de bar frente a ti, a pocos pasos. Hay jóvenes medio vestidas aquí y allá, bailando y coqueteando. Por todo el lugar hay desperdigados sofás, mesitas y cojines, ocupados por multitud de gente. Suena música suave, parece un lugar alegre.
Ichimura Hachiro
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Mal asunto. ¿Que dependía de la dama? Aquellas palabras no lo dejaron demasiado tranquilo por sus implicaciones. Eso significaba que o bien (lo que era mejor para él) que según el "nivel" de la prostituta y su precio a lo mejor hacían pagar antes, pero la otra opción que se le ocurría (lo que implicaría que tal vez se hubieran equivocado y estaba perdiendo su tiempo) era que las chicas del lugar trabajaban "voluntariamente" y ponían sus propias reglas. O tal vez estaba siendo demasiado paranoico, quién sabía. En todo caso ahora ya era demasiado tarde para arrepentirse y tocaba investigar. Al bajar se encontró con lo que ya había percibido con su radar: una estancia de gran tamaño, que resultó ser el bar del prostíbulo. Había reservado todo a lo largo de las paredes. Por un instante se sintió totalmente fuera de lugar y algo intimidado, pues nunca había estado en un lugar como ese, pero haciendo de tripas corazón y recordándose cuál era su papel, se recompuso y comenzó a pasearse por el lugar con más confianza. Procuró no entablar contacto visual con nadie y se limitó a pasear mientras fingía decidir cuál le interesaba más. En realidad lo que hacía era ver si localizaba alguna puerta aparte de los reservados que pudiera llevar a otro sitio, a algún despacho o algo.
- Radar - murmuró en un tono inaudible.
Comenzó a emitir ondas nuevamente y aunque no esperaba que le diesen ninguna pista crucial, sí que quería al menos saber si había algo más bajo ellos o cómo era la estructura del sótano, para no cometer un error y pensar que tras una puerta hubiera un despacho o almacén y que en realidad fuese una suit de lujo o algo así. Lo hizo mientras se paseaba para que el "corto" rango de la habilidad no fuera un problema. Intentó llamar lo menos posible la atención empleando toda su experiencia como espía para camuflarse con el ambiente y pasar inadvertido, manteniendo una actitud totalmente anodina. Aprovechó también para estar pendiente de las conversaciones cercanas por si algo le llamaba la atención. Pensó en pedirse algo para beber, pero tal vez fuera caro... espera, ¡eso era! Ya tenía cómo averiguar si los contrabandistas estaban en aquel sitio. Todo lo que tenía que hacer era las preguntas apropiadas. Lo malo sería luego saber cómo rechazarlo, pero ya llegaría a eso. Lo primero era confirmar sus sospechas. Se acercó a la barra y se sentó en esta, haciendo un saludo al (o a la) barman con un gesto de cabeza.
- Buenas. Bonito el sitio que os habéis montado. Ya me gustaría tener algo así en mi ciudad.
Roto el hielo ahora el tema era saber aparentar. Fingió un escalofrío y se frotó las manos, mientras miraba a los lados como si quisiera confirmar que no había nadie mirándolos, para luego mirar directamente a los ojos a la persona y comenzar a hablar en un tono de voz más bajo.
- Oye, la verdad es que soy nuevo aquí y no sabía dónde buscar... bueno, digamos que quiero algo un poco mejor que el alcohol o una buena compañía. No sé si sabes a lo que me refiero. ¿Sabes dónde mueven? He oído que aquí es buena.
Se centró en la actitud de su interlocutor, fijándose en su actitud y lenguaje corporal para intentar averiguar en base a sus reacciones más de lo que dijera con sus palabras. Si la táctica le salía bien, tendría un montón de información crucial. Si salía mal... bueno, tal vez se limitara a mandarlo a la mierda o a echarlo. Mientras no sospecharan de él y le mandasen matones encima o algo así, todo bien.
- Radar - murmuró en un tono inaudible.
Comenzó a emitir ondas nuevamente y aunque no esperaba que le diesen ninguna pista crucial, sí que quería al menos saber si había algo más bajo ellos o cómo era la estructura del sótano, para no cometer un error y pensar que tras una puerta hubiera un despacho o almacén y que en realidad fuese una suit de lujo o algo así. Lo hizo mientras se paseaba para que el "corto" rango de la habilidad no fuera un problema. Intentó llamar lo menos posible la atención empleando toda su experiencia como espía para camuflarse con el ambiente y pasar inadvertido, manteniendo una actitud totalmente anodina. Aprovechó también para estar pendiente de las conversaciones cercanas por si algo le llamaba la atención. Pensó en pedirse algo para beber, pero tal vez fuera caro... espera, ¡eso era! Ya tenía cómo averiguar si los contrabandistas estaban en aquel sitio. Todo lo que tenía que hacer era las preguntas apropiadas. Lo malo sería luego saber cómo rechazarlo, pero ya llegaría a eso. Lo primero era confirmar sus sospechas. Se acercó a la barra y se sentó en esta, haciendo un saludo al (o a la) barman con un gesto de cabeza.
- Buenas. Bonito el sitio que os habéis montado. Ya me gustaría tener algo así en mi ciudad.
Roto el hielo ahora el tema era saber aparentar. Fingió un escalofrío y se frotó las manos, mientras miraba a los lados como si quisiera confirmar que no había nadie mirándolos, para luego mirar directamente a los ojos a la persona y comenzar a hablar en un tono de voz más bajo.
- Oye, la verdad es que soy nuevo aquí y no sabía dónde buscar... bueno, digamos que quiero algo un poco mejor que el alcohol o una buena compañía. No sé si sabes a lo que me refiero. ¿Sabes dónde mueven? He oído que aquí es buena.
Se centró en la actitud de su interlocutor, fijándose en su actitud y lenguaje corporal para intentar averiguar en base a sus reacciones más de lo que dijera con sus palabras. Si la táctica le salía bien, tendría un montón de información crucial. Si salía mal... bueno, tal vez se limitara a mandarlo a la mierda o a echarlo. Mientras no sospecharan de él y le mandasen matones encima o algo así, todo bien.
- resumen:
- - Reviso el local y echo un vistazo general buscando alguna puerta que no parezca de un reservado o algo así. Uso el Radar para hacerme un mapa mental de la estructura del sótano.
- Escucho conversaciones cercanas.
- Me acerco a la barra e insinúo que estoy buscando drogas, prestando mucha atención a la reacción del/la barman.
Just in case, soy espía callejero con bono por humano, con eso pretendo justificar el intentar que la gente no se fije mucho en mí y disimular lo que estoy haciendo.
Nivel 40: Puedes correr sin hacer ruido, permitiéndote infiltrarte con velocidad sin ser oído. Tus sentidos se agudizan para, pegándote a una pared delgada o puerta, que puedas escuchar conversaciones al otro lado de la habitación con esfuerzo. Podrías esconderte entre un gran grupo de gente, siempre que disimules, aunque si buscan por ti de manera intensiva te acabaran encontrando a la media hora. Puedes leer los labios con gran precisión, permitiendo retomar toda la información de la misma.
Abel T. Nightroad
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El guardia mira a Abel algo aburrido, al parecer está acostumbrado a un turno más tedioso, sin mucha presencia de gente, ni tampoco actividad, en realidad, eso es lo deseado para un guardia, significa que el lugar es seguro, además de no ponerse en riesgo tontamente. Acto seguido toma un manojo de llaves y señala a Nightroad que le siga. El joven samurái sigue al guardia mientras este le habla sobre las instalaciones. Al parecer hay guardias de vigilancia a distintos turnos y cámaras de seguridad en los pasillos y candados de acero para asegurar que los trasteros no se puedan abrir. Conforme caminan Abel se fija en cada detalle del lugar, los pasillos no parecen extraños, aunque él no tiene los conocimientos para dictaminar hasta qué punto no tienen nada sospechoso. Por otra parte, tener un pasillo que comunica trasteros ajenos como camino de escape sería peligroso, por lo que la entrada-salida estaría en alguno de los trasteros que ellos ocuparan. Al parecer la empresa solo se preocupa por el pago, se abstienen de comprobar la finalidad para la cual alquilan los trasteros.
En cuanto el guardia le enseña uno de los trasteros Abel mira con detenimiento el espacio, haciendo ver que comprueba su tamaño para lo que quiera que vaya a meter allí, pero en realidad estudia el entorno, por si hubiera algo que llamara la atención, que de verlo lo comunicaría directamente a Danio o Hachiro en verlos. Al parecer hay varios tamaños de trastero, y parece ser que un grupo tiene unos treinta y dos trasteros hace unos meses, pagando siempre de noche. Extraño, una empresa que paga de noche es sospechosa. Abel se lo comunicaría a sus compañeros, no quiere indagar directamente en el nombre de la empresa, no vaya a ser que sospechen de él y armen lo que no se ha de armar. Hay algo más que provoca la sospecha de Abel, la sonrisa del guardia al decir lo de esa empresa y su frase final, todo resulta sospechoso.
~ Disculpe, en cuanto a los candados, ¿las llaves las tiene solo el arrendatario o los guardias poseen copias de las mismas? ~ Pregunta Abel, haciendo parecer preocupación por su propia empresa, y no por saber si puede obtener una forma de acceder a los trasteros sin deteriorar algo que haga visible la intrusión.
Si la respuesta del guardia le cubriera su duda se despediría cordialmente refiriendo que volvería otro día por la mañana a hacer todos los trámites pues tiene que trasladar lo que fuera a guardar y se marcharía tranquilamente, pero atento por si alguien tratara de seguirlo o atacarlo.
En cuanto el guardia le enseña uno de los trasteros Abel mira con detenimiento el espacio, haciendo ver que comprueba su tamaño para lo que quiera que vaya a meter allí, pero en realidad estudia el entorno, por si hubiera algo que llamara la atención, que de verlo lo comunicaría directamente a Danio o Hachiro en verlos. Al parecer hay varios tamaños de trastero, y parece ser que un grupo tiene unos treinta y dos trasteros hace unos meses, pagando siempre de noche. Extraño, una empresa que paga de noche es sospechosa. Abel se lo comunicaría a sus compañeros, no quiere indagar directamente en el nombre de la empresa, no vaya a ser que sospechen de él y armen lo que no se ha de armar. Hay algo más que provoca la sospecha de Abel, la sonrisa del guardia al decir lo de esa empresa y su frase final, todo resulta sospechoso.
~ Disculpe, en cuanto a los candados, ¿las llaves las tiene solo el arrendatario o los guardias poseen copias de las mismas? ~ Pregunta Abel, haciendo parecer preocupación por su propia empresa, y no por saber si puede obtener una forma de acceder a los trasteros sin deteriorar algo que haga visible la intrusión.
Si la respuesta del guardia le cubriera su duda se despediría cordialmente refiriendo que volvería otro día por la mañana a hacer todos los trámites pues tiene que trasladar lo que fuera a guardar y se marcharía tranquilamente, pero atento por si alguien tratara de seguirlo o atacarlo.
- Resumen:
- - Seguir al guardia escuchando sus palabras para informar de todo a sus compañeros
- Observar el pasillo por si hubiera algo extraño
- Observar el interior del trastero minuciosamente por si hubiera algo extraño que pudiera detectar para informar a Danio e Ichimura.
- Preguntar por si los guardias tienen copias de las llaves de los trasteros alquilados.
- Si todo fuera bien y su pregunta quedara respondida satisfactoriamente se iría atento de que no le sigan
Danio Rerio
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El primer trastero al que entro, rompiendo la cerradura está lleno de muebles y cosas normales, nada extraño. Si me tuviera que poner a revisar todos igual no tenía tiempo antes de que me pillaran. Cuando salgo, cierro la puerta y dejo el cando puesto como puedo tratando de guardar las apariencias. Izumi había insistido mucho en el sigilo y dejar las cosas como las encontré creía que era parte fundamental de este, aunque puede que me equivocara. Debo buscar algo para reducir la búsqueda, algo que quede fuera de lugar en esos almacenes.
Me aparto un poco mirando la estructura de los almacenes, buscando cosas extrañas en las mismas, muros más gruesos de lo normal, mayor número de columnas de carga, cosas así. Cuando termino y me doy la vuelta para mirar el resto me llama la atención uno de ellos, tiene una marca y parece que el candado ya ha sido forzado, seguramente el que mi compañero del CP había abierto antes. Me acerco a él mientras lo evaluó como al anterior, abriendo la puerta con cuidado y mirando que todo parece igual que cuando el joven estuvo allí. Si no encontraba nada sospechoso, saldría dejándolo todo como antes de entrar, candado incluido.
Tendría que buscar más almacenes con una marca como aquella, pero debía avanzar con cuidado, no sabía si Abel había logrado su objetivo o había más de un guardia que pudiera patrullar por la zona. Así que antes de entrar en cada pasillo miraría bien para no tener sorpresas desagradables, de ver algo extraño actuaría en consecuencia y no me mostraría hasta tener una estrategia elaborada. De no ver nada raro y encontrar otro de aquellos almacenes marcados me acercaría para revisar el interior como había hecho en los dos anteriores.
Me aparto un poco mirando la estructura de los almacenes, buscando cosas extrañas en las mismas, muros más gruesos de lo normal, mayor número de columnas de carga, cosas así. Cuando termino y me doy la vuelta para mirar el resto me llama la atención uno de ellos, tiene una marca y parece que el candado ya ha sido forzado, seguramente el que mi compañero del CP había abierto antes. Me acerco a él mientras lo evaluó como al anterior, abriendo la puerta con cuidado y mirando que todo parece igual que cuando el joven estuvo allí. Si no encontraba nada sospechoso, saldría dejándolo todo como antes de entrar, candado incluido.
Tendría que buscar más almacenes con una marca como aquella, pero debía avanzar con cuidado, no sabía si Abel había logrado su objetivo o había más de un guardia que pudiera patrullar por la zona. Así que antes de entrar en cada pasillo miraría bien para no tener sorpresas desagradables, de ver algo extraño actuaría en consecuencia y no me mostraría hasta tener una estrategia elaborada. De no ver nada raro y encontrar otro de aquellos almacenes marcados me acercaría para revisar el interior como había hecho en los dos anteriores.
- resumen:
- Revisar los dos trasteros, así como su estructura.
Dejar todo como lo había encontrado (lo mejor que pueda)
Buscar más almacenes marcados, tomando precauciones a la hora de pasar a otras zonas por si acaso hubiera guardias.
De no ver nada raro, tratar de abrir más de esos almacenes a ver que tienen.
Danio, efectivamente el trastero con el candado forzado está lleno de armas hasta los topes, tal y como Izumi había dicho. Sales de ahí y tras deambular un poco encuentras más trasteros con la misma marca, cinco en total. Escoges uno, tiene el candado intacto pero logras forzarlo y el interior es semejante al otro; cajas y cajas llenas de armas, está claro que es con lo que han estado traficando. Dejas todo como está y vas a irte cuando escuchas voces. Te escondes y a lo lejos puedes ver a dos hombres de traje trastear en otro de los trasteros marcados. No te ven, pero tú no puedes oírlos desde ahí. ¿Qué harás?
Abel, mientras camináis os cruzáis con dos hombres trajeados. El guardia les saluda con un movimiento de cabeza, como si ya les conociera. Llegáis al trastero, está completamente vació y no parece haber nada remarcable. Cuando terminas de inspeccionarlo el hombre vuelve a cerrarlo y te acompaña a la salida con calma. Te responde:
- Tan solo el arrendatario, discreción total. Los guardias solo poseemos las llaves del complejo y de la sala de seguridad; los arrendatarios tienen una copia de la llave de entrada, pero tienen que identificarse de cada vez. Es el precio por poder acceder a tus propiedades las 24h del día.
Se despide de ti y eres libre de vagar por la ciudad, no parece que nadie te siga.
Izumi, vagas por el prostíbulo. En una de las paredes ves un hermoso cartel en blanco y negro: Prostíbulo de Villa Topo. Está claro que tienen sentido del humor. Con tu radar deduces que la mayoría de las habitaciones a los lados son utilizadas por las señoritas, aunque al fondo hay un par que bien podrían ser una despensa o un cuarto de almacenaje. Las conversaciones de la gente a tu alrededor te suben los colores, aunque una te llama la atención. Dos hombres están sentados en un largo sofá, compartiendo una jovencita pelirroja que no deja de hacerles arrumacos. Chocan copas y se dicen entre ellos:
-Entonces, ¿Luego toca ir a donde Monchio?
-Eso es, hoy cerramos ya el trato. Así queda hecho.
-Menos mal, comenzaba a ponerme nervioso. Te acompaño luego hasta el trastero, entonces.
-Ajá... de momento, pequeñaja, vente conmigo.
Sonríe y se lleva a la jovencita de la mano a una de las habitaciones. Ninguno de los dos parece haber reparado en ti. Te acercas a la barra, la barman es una espectacular mujer de ojos verdes ya algo mayor en comparación al resto de chicas poblando la estancia. Te sonríe al escuchar lo primero, pero alza una ceja según sigues hablando. Se cruza de brazos sobre la barra y te dice.
-Lo siento, chico, aquí no movemos de eso. Ya bastante se descontrola a veces como para forzar la maquinaria. Quizás en el puerto puedas conseguir algo.
Abel, mientras camináis os cruzáis con dos hombres trajeados. El guardia les saluda con un movimiento de cabeza, como si ya les conociera. Llegáis al trastero, está completamente vació y no parece haber nada remarcable. Cuando terminas de inspeccionarlo el hombre vuelve a cerrarlo y te acompaña a la salida con calma. Te responde:
- Tan solo el arrendatario, discreción total. Los guardias solo poseemos las llaves del complejo y de la sala de seguridad; los arrendatarios tienen una copia de la llave de entrada, pero tienen que identificarse de cada vez. Es el precio por poder acceder a tus propiedades las 24h del día.
Se despide de ti y eres libre de vagar por la ciudad, no parece que nadie te siga.
Izumi, vagas por el prostíbulo. En una de las paredes ves un hermoso cartel en blanco y negro: Prostíbulo de Villa Topo. Está claro que tienen sentido del humor. Con tu radar deduces que la mayoría de las habitaciones a los lados son utilizadas por las señoritas, aunque al fondo hay un par que bien podrían ser una despensa o un cuarto de almacenaje. Las conversaciones de la gente a tu alrededor te suben los colores, aunque una te llama la atención. Dos hombres están sentados en un largo sofá, compartiendo una jovencita pelirroja que no deja de hacerles arrumacos. Chocan copas y se dicen entre ellos:
-Entonces, ¿Luego toca ir a donde Monchio?
-Eso es, hoy cerramos ya el trato. Así queda hecho.
-Menos mal, comenzaba a ponerme nervioso. Te acompaño luego hasta el trastero, entonces.
-Ajá... de momento, pequeñaja, vente conmigo.
Sonríe y se lleva a la jovencita de la mano a una de las habitaciones. Ninguno de los dos parece haber reparado en ti. Te acercas a la barra, la barman es una espectacular mujer de ojos verdes ya algo mayor en comparación al resto de chicas poblando la estancia. Te sonríe al escuchar lo primero, pero alza una ceja según sigues hablando. Se cruza de brazos sobre la barra y te dice.
-Lo siento, chico, aquí no movemos de eso. Ya bastante se descontrola a veces como para forzar la maquinaria. Quizás en el puerto puedas conseguir algo.
Danio Rerio
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Una vez me aseguro de que no hay nada raro en los alrededores entro en el siguiente pasillo, parece que hay unos cuantos almacenes más marcados como el que tenía las armas. Para ser traficantes no parecen tener muy buenas medidas de seguridad, también pude ser que no pensaran que en unos almacenes con guardia les pudieran entrar a robar. De cualquier forma, los almacenes no estaban construidos para el tráfico de nada, eran edificios normales, por lo que era posible que los dueños de los mismo no estuvieran involucrados. Era un punto a tener en cuenta y asegurarlo antes de proceder con el informe final a pasarle a Arthur como fin de misión.
Elijo uno de los almacenes marcados al azar para forzar su cerradura. Dentro encuentro más cajas llenas de armas y municiones como los del anterior. Parece que sea quien sea está preparándose para una pequeña guerra, y de habernos mandado a nosotros seguramente sea contra el gobierno o entre mercenarios. De todas formas, no entra como posibilidad dejar que esa cantidad de armamento salga de la isla si no es en propiedad del gobierno mundial. En cuanto termino de revisarlo dejo todo como estaba, cerrando la puerta y colocando el candado.
Estoy a punto de irme cuando escucho unas voces en uno de los pasillos por los que había pasado anteriormente. Parecen estar hablando delante de uno de los almacenes marcados, pero donde me encuentro no puedo llegar a escucharles nada. Activo mi mantra como precaución, no me gustaría ser pillado de improviso por compañeros de ese par, y decido permanecer a la espera donde estoy, aunque no pueda escucharlos, sí que puedo controlarles y evitar que se lleven las armas de esos almacenes. Además, saco el DDM para llamar a Izumi, dado que no tengo el de Abel.
-Hola, necesito que me ayudes aquí, parece que los peces e han reunido esta noche y tendremos para los dos, te puedes traer al niño que estará en casa.
No quería hablarle claramente por si tenía alguien demasiado cerca, aunque esperaba que hubiera captado el mensaje entero, no lo había complicado demasiado, o eso creía yo.
Elijo uno de los almacenes marcados al azar para forzar su cerradura. Dentro encuentro más cajas llenas de armas y municiones como los del anterior. Parece que sea quien sea está preparándose para una pequeña guerra, y de habernos mandado a nosotros seguramente sea contra el gobierno o entre mercenarios. De todas formas, no entra como posibilidad dejar que esa cantidad de armamento salga de la isla si no es en propiedad del gobierno mundial. En cuanto termino de revisarlo dejo todo como estaba, cerrando la puerta y colocando el candado.
Estoy a punto de irme cuando escucho unas voces en uno de los pasillos por los que había pasado anteriormente. Parecen estar hablando delante de uno de los almacenes marcados, pero donde me encuentro no puedo llegar a escucharles nada. Activo mi mantra como precaución, no me gustaría ser pillado de improviso por compañeros de ese par, y decido permanecer a la espera donde estoy, aunque no pueda escucharlos, sí que puedo controlarles y evitar que se lleven las armas de esos almacenes. Además, saco el DDM para llamar a Izumi, dado que no tengo el de Abel.
-Hola, necesito que me ayudes aquí, parece que los peces e han reunido esta noche y tendremos para los dos, te puedes traer al niño que estará en casa.
No quería hablarle claramente por si tenía alguien demasiado cerca, aunque esperaba que hubiera captado el mensaje entero, no lo había complicado demasiado, o eso creía yo.
- resumen:
- Pensar en varias posibilidades, incluida la de que los dueños de los almacenes (en general) no estén inmiscuidos.
Abrir otro almacén para cerciorarme de que también tiene armas y no más cosas románticas. Pensar que la armas o salen como parte del armamento de la marina o no salen de la isla.
Escuchar a dos tíos a lo lejos, activar el mantra para que no me pillen por sorpresa mientras me quedo a vigilar mientras llamo a Izumi para que venga usando un código que considero sencillo.
Abel T. Nightroad
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Mientras caminan por los pasillos de los almacenes el joven Abel y el guardia se cruzan con dos sujetos trajeados, que parecen ser clientes ya de los mismos, pues el guardia los saluda con un gesto de su cabeza. Al inspeccionar el trastero este no parece tener nada fuera de lo habitual, es un espacio abierto, por describir que es un cuarto sin nada en su interior, ni una columna, ni un mueble, amplitud total para guardar las cosas. Al terminar, el guardia vuelve a cerrar el trastero.
Mientras acompaña a Nightroad le dice que los guardias solo tienen llaves de la entrada principal y que solo los arrendatarios tienen llaves de los trasteros. Además, que cualquiera que entre tiene que identificarse, eso es una información muy útil, pues habrá un registro de gente que se mueve por la zona, lo que les daría una pista de a quien investigar de allí en adelante. Ahora tendría que encontrar a sus compañeros para informarles. Dado que no tiene idea de donde pueda estar Ichimura, ni si Danio habrá terminado con sus averiguaciones en el almacén decide volver al apartamento a buscarlos, a ver si tiene suerte de dar con alguno de ellos.
Mientras acompaña a Nightroad le dice que los guardias solo tienen llaves de la entrada principal y que solo los arrendatarios tienen llaves de los trasteros. Además, que cualquiera que entre tiene que identificarse, eso es una información muy útil, pues habrá un registro de gente que se mueve por la zona, lo que les daría una pista de a quien investigar de allí en adelante. Ahora tendría que encontrar a sus compañeros para informarles. Dado que no tiene idea de donde pueda estar Ichimura, ni si Danio habrá terminado con sus averiguaciones en el almacén decide volver al apartamento a buscarlos, a ver si tiene suerte de dar con alguno de ellos.
- Resumen:
- - Salir rumbo al apartamento para buscar a Danio o Ichimura
Ichimura Hachiro
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A pesar de su vergüenza mantuvo el tipo. No era la clase de lugar que soliera frecuentar y el ambiente era demasiado picante como para que pudiera sentirse cómodo. Mientras sondeaba el lugar y escuchaba las conversaciones, a cada cuál más... atrevida que la anterior, captó algo que atrajo su atención. "Bingo" pensó, echando una rápida visual a los dos tipos en cuestión y memorizando sus rostros. Pulsó el botón escondido en la manga de su gabardina, activando la cámara oculta para sacarles una foto. Tras eso se acercó a la barra a sondear a la camarera para ver si pillaba a los dueños en un renuncio, pero definitivamente aquel sitio era todo lo que aparentaba, sin más. Suspiró e inclinó la cabeza a modo de disculpa.
- Lo siento, no sabía dónde preguntar. Muchas gracias por la indicación.
Acto seguido se dirigió a la salida del burdel, con rostro taciturno. Se aseguró de murmurar algo sobre los precios como si hablara para sí mismo al pasar cerca del tipo del piso de arriba, para que no sospechara de que se largara tan rápido. Fingía una actitud frustrada, cuando en realidad estaba una mezcla de expectante y pensativo. Aquella nueva información era crucial, si la jugada le salía bien al fin habría encaminado la investigación en el rumbo correcto. Y que hubiese hecho mención al trastero había sido realmente esclarecedor. Al fin sentía que sus esfuerzos estaban dando fruto de verdad. El sonido del den den mushi lo sacó de sus pensamientos, llamando su atención. Lo sacó del bolsillo y cogió la llamada, escuchando a Danio en la otra línea. Al principio tardó en situarse, pero luego se dio cuenta de que era un mensaje en clave. No fue muy difícil de descifrar; el niño era evidentemente Abel, ¿ya había vuelto a perderse? y lo otro hacía referencia evidentemente a que había movimiento en los trasteros.
- Buah tío, ahora me pillas liado - dijo, manteniendo la fachada por si había alguien escuchándoles - ¿No habrá otro que se encargue del crío? ¿No tiene su tío den den mushi o algo? - suspiró - En fin, me pasaré luego por ahí. Le voy a decir a unos amigos que avisen a una gente que mueve buena mierda para que vayan al sitio, que seguro que a ti también te interesa pillar un poco. Nos vemos tron.
Si el gyojin no tenía nada más que decir, colgaría y se guardaría el aparato. Esperaba que comprendiera su mensaje, se había asegurado de decirlo todo sin salirse de su papel. Maldijo en silencio mientras pensaba qué hacer. Si perdía a aquellos tipos por culpa de Abel... contuvo un taco y se apretó el puño derecho, intentando calmarse. "Soy bastante rápido. Puedo ir hasta allí, avisarle y volver. Ese tipo supongo que estará entretenido un rato con la pelirroja." Se metió en un callejón como si fuera hacia el puerto y dobló un par de esquinas por calles secundarias, donde se arrebujó en la capa y se echó la capucha. Tras asegurársela bien, subió al tejado de un edificio usando geppou y comenzó a correr con su soru por los tejados, saltando de uno a otro. Aún iba a tardar un poco en llegar al piso franco, pero por suerte vio al chico de camino. Saltó a la calle y se posó a su lado, flexionando las piernas para aminorar el impacto.
- Abel, tienes que volver al puerto - le dijo en voz baja, acercándosele hasta murmurarle al oído - Danio está en los almacenes y ha dicho que hay gente. Yo ahora tengo que volver al prostíbulo, estoy siguiéndole la pista a un sospechoso que creo que va a ir a cerrar alguna clase de trato. Ve hacia allá disimuladamente e intenta que no te vea nadie.
Entonces el marine le contó el resultado sus investigaciones. Arqueó una ceja y digirió aquella nueva dosis de información como pudo. ¿Había tenido tanto suerte como para ir a dar justo con uno de los almacenes de los contrabandistas cuando no todos lo eran? Frunció el ceño y le dio un par de vueltas rápidas a la situación, tratando de encajar aquellas nuevas piezas en el rompecabezas. Todo tenía bastante sentido, al final. Si podían alquilar almacenes y el dueño no hacía muchas preguntas de lo que metieran, ¿para qué hacer algo más sospechoso y montarse un refugio propio? Se lamió los labios, resecos por el frío aire nocturno, y miró de nuevo al marine.
- Buen trabajo. Esto confirma mis sospechas; vuelve al puerto como te dije, probablemente Danio necesitará nuestra ayuda.
Se dio media vuelta y volvió hacia el burdel dándose prisa. Tenía que encontrar a esos tipos antes de que se largaran y seguirlos. Era muy seguro que iban a ir al puerto, pero no estaba de más asegurarse. Aparte tal vez podía enterarse de más por sus conversaciones mientras les acechara; era preferible sacarles lo máximo posible voluntariamente, así luego se evitarían perder tiempo de más interrogándolos.
- Lo siento, no sabía dónde preguntar. Muchas gracias por la indicación.
Acto seguido se dirigió a la salida del burdel, con rostro taciturno. Se aseguró de murmurar algo sobre los precios como si hablara para sí mismo al pasar cerca del tipo del piso de arriba, para que no sospechara de que se largara tan rápido. Fingía una actitud frustrada, cuando en realidad estaba una mezcla de expectante y pensativo. Aquella nueva información era crucial, si la jugada le salía bien al fin habría encaminado la investigación en el rumbo correcto. Y que hubiese hecho mención al trastero había sido realmente esclarecedor. Al fin sentía que sus esfuerzos estaban dando fruto de verdad. El sonido del den den mushi lo sacó de sus pensamientos, llamando su atención. Lo sacó del bolsillo y cogió la llamada, escuchando a Danio en la otra línea. Al principio tardó en situarse, pero luego se dio cuenta de que era un mensaje en clave. No fue muy difícil de descifrar; el niño era evidentemente Abel, ¿ya había vuelto a perderse? y lo otro hacía referencia evidentemente a que había movimiento en los trasteros.
- Buah tío, ahora me pillas liado - dijo, manteniendo la fachada por si había alguien escuchándoles - ¿No habrá otro que se encargue del crío? ¿No tiene su tío den den mushi o algo? - suspiró - En fin, me pasaré luego por ahí. Le voy a decir a unos amigos que avisen a una gente que mueve buena mierda para que vayan al sitio, que seguro que a ti también te interesa pillar un poco. Nos vemos tron.
Si el gyojin no tenía nada más que decir, colgaría y se guardaría el aparato. Esperaba que comprendiera su mensaje, se había asegurado de decirlo todo sin salirse de su papel. Maldijo en silencio mientras pensaba qué hacer. Si perdía a aquellos tipos por culpa de Abel... contuvo un taco y se apretó el puño derecho, intentando calmarse. "Soy bastante rápido. Puedo ir hasta allí, avisarle y volver. Ese tipo supongo que estará entretenido un rato con la pelirroja." Se metió en un callejón como si fuera hacia el puerto y dobló un par de esquinas por calles secundarias, donde se arrebujó en la capa y se echó la capucha. Tras asegurársela bien, subió al tejado de un edificio usando geppou y comenzó a correr con su soru por los tejados, saltando de uno a otro. Aún iba a tardar un poco en llegar al piso franco, pero por suerte vio al chico de camino. Saltó a la calle y se posó a su lado, flexionando las piernas para aminorar el impacto.
- Abel, tienes que volver al puerto - le dijo en voz baja, acercándosele hasta murmurarle al oído - Danio está en los almacenes y ha dicho que hay gente. Yo ahora tengo que volver al prostíbulo, estoy siguiéndole la pista a un sospechoso que creo que va a ir a cerrar alguna clase de trato. Ve hacia allá disimuladamente e intenta que no te vea nadie.
Entonces el marine le contó el resultado sus investigaciones. Arqueó una ceja y digirió aquella nueva dosis de información como pudo. ¿Había tenido tanto suerte como para ir a dar justo con uno de los almacenes de los contrabandistas cuando no todos lo eran? Frunció el ceño y le dio un par de vueltas rápidas a la situación, tratando de encajar aquellas nuevas piezas en el rompecabezas. Todo tenía bastante sentido, al final. Si podían alquilar almacenes y el dueño no hacía muchas preguntas de lo que metieran, ¿para qué hacer algo más sospechoso y montarse un refugio propio? Se lamió los labios, resecos por el frío aire nocturno, y miró de nuevo al marine.
- Buen trabajo. Esto confirma mis sospechas; vuelve al puerto como te dije, probablemente Danio necesitará nuestra ayuda.
Se dio media vuelta y volvió hacia el burdel dándose prisa. Tenía que encontrar a esos tipos antes de que se largaran y seguirlos. Era muy seguro que iban a ir al puerto, pero no estaba de más asegurarse. Aparte tal vez podía enterarse de más por sus conversaciones mientras les acechara; era preferible sacarles lo máximo posible voluntariamente, así luego se evitarían perder tiempo de más interrogándolos.
- resumen:
- - Salgo del prostíbulo y contesto a Danio.
- Me cago en los muertos de Abel y voy a buscarlo a toda prisa.
- Le aviso de lo que tiene que hacer y escucho lo que ha averiguado.
- Me vuelvo a las cercanías del prostíbulo y me escondo a esperar a que "terminen" los otros dos para seguirles disimuladamente.
Danio, los dos hombres terminan de trastear en el trastero y cierran el candado. Comienzan a andar hacia tu dirección, uno va jugueteando con la llave en la mano.
Abel, cuando regresas al puerto el guardia está en la entrada y te mira con algo de desconfianza.
-¿Tú otra vez? ¿Se te ha caído algo ahí dentro o qué ocurre?
Izumi, cuando regresas al prostíbulo uno de los dos hombres está fuera fumando. Imaginas que el otro debe de estar todavía abajo con la pelirroja. Este te ve y te hace un gesto de saludo con la cabeza, parece que antes te vio salir y te reconoce.
Abel, cuando regresas al puerto el guardia está en la entrada y te mira con algo de desconfianza.
-¿Tú otra vez? ¿Se te ha caído algo ahí dentro o qué ocurre?
Izumi, cuando regresas al prostíbulo uno de los dos hombres está fuera fumando. Imaginas que el otro debe de estar todavía abajo con la pelirroja. Este te ve y te hace un gesto de saludo con la cabeza, parece que antes te vio salir y te reconoce.
Danio Rerio
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Todo estaba saliendo bien, pero no podía contar con que Abel me sirviera de respaldo. Tendría que decirle que se comprara o cogiera uno de los malditos DDM de la marina para que no pasaran estas mierdas durante una próxima misión. De cualquier forma, aquellos dos tipos estaban haciendo algo dentro del almacén y aunque no podía verlo, mientras no salieran disparando del mismo, o cargando trescientas armas no podía hacer nada. Aún no tenía pruebas de que nada de aquello fuera ilegal o de que el comprador fuera a suponer una amenaza para la marina o el gobierno.
Tras un rato en aquel sitio los dos hombres salieron del mismo, cerrando la puerta y comenzando a andar en mi dirección. Aún conservaba el DDM en la mano, lo que me serviría para disimular e iniciar mi acercamiento. No podía hacer demasiado, pero si lograba colarles algo de agua en los trajes, bolsillos, etc, quizás podría terminar descubriendo pruebas en su contra. Cuando ya estaban cerca di la vuelta a la esquina colgando el aparato con algo más de fuerza de la normal, pero no tanta como para dañarlo. Preguntándoles a los dos hombres cuando ya estuvieran al lado:
-Disculpen, ¿podrían indicarme cual es el almacén (diría uno cualquiera de los marcados, no de los que hubiera roto el candado, usando la notación que hubiera visto en los mismos)? Mi amigo, que tiene alquilado el de al lado, me ha dicho que debo ir hasta allí para hablar con sus dueños, algo de un derrame ácido o algo por el estilo. – Sin darles tiempo a responder les diría. – Se preguntarán que como es que vengo a estas horas de la noche a estas cosas, pero es que al parecer los dueños solo vienen de noche, y claro, mi amigo está currando y no puede acercarse.
Usaría un tono algo subido al principio, como marcando enfado; pasando luego a uno más desenfadado y de colegueo cuando empezara a contarles el porqué de la visita nocturna. Esperaba ganar una buena cantidad de tiempo con el asunto, además de estar lo suficientemente cerca de los dos al llegar al almacén como para intentar algo de darse el caso, todo dependiendo de su comportamiento y reacciones.
Tras un rato en aquel sitio los dos hombres salieron del mismo, cerrando la puerta y comenzando a andar en mi dirección. Aún conservaba el DDM en la mano, lo que me serviría para disimular e iniciar mi acercamiento. No podía hacer demasiado, pero si lograba colarles algo de agua en los trajes, bolsillos, etc, quizás podría terminar descubriendo pruebas en su contra. Cuando ya estaban cerca di la vuelta a la esquina colgando el aparato con algo más de fuerza de la normal, pero no tanta como para dañarlo. Preguntándoles a los dos hombres cuando ya estuvieran al lado:
-Disculpen, ¿podrían indicarme cual es el almacén (diría uno cualquiera de los marcados, no de los que hubiera roto el candado, usando la notación que hubiera visto en los mismos)? Mi amigo, que tiene alquilado el de al lado, me ha dicho que debo ir hasta allí para hablar con sus dueños, algo de un derrame ácido o algo por el estilo. – Sin darles tiempo a responder les diría. – Se preguntarán que como es que vengo a estas horas de la noche a estas cosas, pero es que al parecer los dueños solo vienen de noche, y claro, mi amigo está currando y no puede acercarse.
Usaría un tono algo subido al principio, como marcando enfado; pasando luego a uno más desenfadado y de colegueo cuando empezara a contarles el porqué de la visita nocturna. Esperaba ganar una buena cantidad de tiempo con el asunto, además de estar lo suficientemente cerca de los dos al llegar al almacén como para intentar algo de darse el caso, todo dependiendo de su comportamiento y reacciones.
- resumen:
- Pensar en comprarle un DDM a Abel. Pensar también en que no tengo pruebas solidad contra esos tipos.
Hacer el paripé de colgar un DDM enfadado para iniciar una conversación alegando tener un almacén de los contiguos a los suyos con un escape de sustancias ácidas.
Ver qué pasa a continuación, si actuar de momento.
Abel T. Nightroad
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~ Mierda, debería hacerme con un DDM para que estas cosas no pasen, he perdido mucho tiempo... ~ Piensa el joven mientras corre por las calles rumbo al puerto hasta llegar a la puerta de los almacenes.
El guardia parece sorprendido de ver a Abel, y le mira desconfiado para luego preguntarle el motivo de su regreso. Parece que no es habitual, y en cierto modo es normal que sospechen de alguien que vuelve tras irse y sin faltar demasiado tiempo, ni tampoco teniendo alquilado uno de los almacenes, pero Abel ha de pensar en algo, tiene que apoyar a Danio, y tiene que darse prisa.
~ Disculpe, pero creo que se me cayó unas cosas para mis negocios y mascota en el trayecto de salida, si pudiera ir a recogerlas sería de agradecer. ~ Dice con un tono seguro y firme, pero no agresivo, con la idea de que la excusa colara y no le buscara problemas a Danio. La verdad, si le dejaran pasar iría en busca de Danio con cuidado de no ser indiscreto, haciendo como si buscara algo por los suelos y esquinas.
El guardia parece sorprendido de ver a Abel, y le mira desconfiado para luego preguntarle el motivo de su regreso. Parece que no es habitual, y en cierto modo es normal que sospechen de alguien que vuelve tras irse y sin faltar demasiado tiempo, ni tampoco teniendo alquilado uno de los almacenes, pero Abel ha de pensar en algo, tiene que apoyar a Danio, y tiene que darse prisa.
~ Disculpe, pero creo que se me cayó unas cosas para mis negocios y mascota en el trayecto de salida, si pudiera ir a recogerlas sería de agradecer. ~ Dice con un tono seguro y firme, pero no agresivo, con la idea de que la excusa colara y no le buscara problemas a Danio. La verdad, si le dejaran pasar iría en busca de Danio con cuidado de no ser indiscreto, haciendo como si buscara algo por los suelos y esquinas.
- Resumen:
- - Volver a los almacenes cagándose en su memoria y falta de DDM
- Tratar de colarle una excusa al guardia
- De colársela ir a la búsqueda de Danio haciendo ver que busca algo.
Ichimura Hachiro
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Mierda... ¿le había visto? Creía haberse asegurado de ser cuidadoso, pero también debía contar con que así como él era particularmente hábil no dejándose ver, había gente peculiarmente perceptiva. También, por supuesto, era bastante probable que hubiese sido más un error suyo que otra cosa. En todo caso lo mejor sería ir pensando una excusa a por qué seguía rondando por la zona y actuar con naturalidad. Se acercó un poco con las manos en los bolsillos y actitud tranquila y ligeramente ausente (como si estuviera distraído).
- Buenas. ¿Cansado ya de las chiquillas de abajo? - dijo con una sonrisa
Esperaría a ver si su reacción era favorable. El hecho de que le reconociera no terminaba de resultarle del todo agradable y le daba muy mala espina. Aunque fuese una mera suposición y no del todo probable, si se había quedado con su aspecto podía ser porque le hubiese resultado sospechoso que abandonase el local tan pronto... o porque les hubiera sorprendido escuchándoles. Peor aún, en el prostíbulo había bastante gente y se había asegurado de intentar no llamar la atención. Tal vez aquel tipo sí que fuera bastante atento. Al final tal vez sí que hubiera dado en el clavo y fuesen las personas que buscaba. Al fin y al cabo no debían ser gente común.
- En fin, yo vuelvo a lo mío. A ver si esta vez no me la juegan estas putas callejuelas.
En el caso de que pareciera una idea realmente mala no diría eso ni se marcharía, dependería de lo que hubiera dicho el otro. No tenía muy claro cómo abordarle y sonsacarle información en aquel momento, así que le pareció más acertado largarse a a quedar y acabar cometiendo un error y soltando algo sospechoso de verdad. Así pues se limitó a largarse de nuevo por las callejuelas. Esta vez cambió de táctica y tras alejarse algunas calles se subió a un edificio alto con su geppou, y agazapándose contra algo (alguna chimenea o similar) acecharía esperando a ver a sus objetivos. El resto sería bajar por el lado que no le vieran y seguirlos con mucha cautela para evitar que volvieran a verle.
- Buenas. ¿Cansado ya de las chiquillas de abajo? - dijo con una sonrisa
Esperaría a ver si su reacción era favorable. El hecho de que le reconociera no terminaba de resultarle del todo agradable y le daba muy mala espina. Aunque fuese una mera suposición y no del todo probable, si se había quedado con su aspecto podía ser porque le hubiese resultado sospechoso que abandonase el local tan pronto... o porque les hubiera sorprendido escuchándoles. Peor aún, en el prostíbulo había bastante gente y se había asegurado de intentar no llamar la atención. Tal vez aquel tipo sí que fuera bastante atento. Al final tal vez sí que hubiera dado en el clavo y fuesen las personas que buscaba. Al fin y al cabo no debían ser gente común.
- En fin, yo vuelvo a lo mío. A ver si esta vez no me la juegan estas putas callejuelas.
En el caso de que pareciera una idea realmente mala no diría eso ni se marcharía, dependería de lo que hubiera dicho el otro. No tenía muy claro cómo abordarle y sonsacarle información en aquel momento, así que le pareció más acertado largarse a a quedar y acabar cometiendo un error y soltando algo sospechoso de verdad. Así pues se limitó a largarse de nuevo por las callejuelas. Esta vez cambió de táctica y tras alejarse algunas calles se subió a un edificio alto con su geppou, y agazapándose contra algo (alguna chimenea o similar) acecharía esperando a ver a sus objetivos. El resto sería bajar por el lado que no le vieran y seguirlos con mucha cautela para evitar que volvieran a verle.
Izumi, el hombre se ríe entredientes al oírte y señala a la frutería con el pulgar.
- Yo sí, aunque mi compañero no cabe en sí del gozo. Espeluznante.
Te vas sin mayor problema, él se despide con un gesto de cabeza. La táctica te sale bien y pasados unos minutos observas como el otro hombre sale del lugar y juntos emprenden camino. Tras un rato siguiéndolos, comprendes que se dirigen al puerto.
Abel, el guardia pone cara de extrañado y se rasca la cabeza. Desaparece un momento y vuelve con una linterna, para en seguida abrirte la puerta.
- Bien, veamos si podemos encontrarlas, chico. ¿Qué buscas exactamente?
Comenzáis a repetir el recorrido anterior, más pausadamente mientras el hombre busca atentamente por el suelo.
Danio, los hombres se miran entre ellos parpadeando. Parecen perplejos por tu apariencia y las cosas que dices, pero te escuchan con atención. Al final uno de ellos te mira y comenta lentamente.
- Si... nosotros somos los dueños. Es la tercera hilera a la derecha, pero si lo que dices es cierto mejor mirarlo cuanto antes. ¿Hay alguien a quien debiéramos llamar?
Comienzan a caminar hacia allá con algo de prisa. Se están alejando de donde está Abel, pero en cuanto lleguen al trastero en cuestión descubrirán que no hay fuga, al menos no visible.
- Yo sí, aunque mi compañero no cabe en sí del gozo. Espeluznante.
Te vas sin mayor problema, él se despide con un gesto de cabeza. La táctica te sale bien y pasados unos minutos observas como el otro hombre sale del lugar y juntos emprenden camino. Tras un rato siguiéndolos, comprendes que se dirigen al puerto.
Abel, el guardia pone cara de extrañado y se rasca la cabeza. Desaparece un momento y vuelve con una linterna, para en seguida abrirte la puerta.
- Bien, veamos si podemos encontrarlas, chico. ¿Qué buscas exactamente?
Comenzáis a repetir el recorrido anterior, más pausadamente mientras el hombre busca atentamente por el suelo.
Danio, los hombres se miran entre ellos parpadeando. Parecen perplejos por tu apariencia y las cosas que dices, pero te escuchan con atención. Al final uno de ellos te mira y comenta lentamente.
- Si... nosotros somos los dueños. Es la tercera hilera a la derecha, pero si lo que dices es cierto mejor mirarlo cuanto antes. ¿Hay alguien a quien debiéramos llamar?
Comienzan a caminar hacia allá con algo de prisa. Se están alejando de donde está Abel, pero en cuanto lleguen al trastero en cuestión descubrirán que no hay fuga, al menos no visible.
Danio Rerio
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-Bien, ahora aviso amigo que como dije antes es el que lo tiene alquilado. Es un poco botarate, pero si estos locales están bien hechos no debería haber ningún problema con su almacén. En caso contrario, es posible que la pared o el suelo estén sudando ácido. Si me dais unos minutos para hablarlo con él os alcanzaré en cuanto pueda. – Les diría una vez hubieran picado, así mientras ellos salían con prisas a ver que estaba pasando podría hablar tranquilamente con Izumi por el DDM y contarle los avances y saber de los suyos.
-Tío, ya encontré a los dueños, estaremos cerca de la tercera hilera a la derecha. ¿Qué te parece si comenzamos la fiesta cuando nos juntemos los dos grupos y veamos la mierda? Espero que encontraras al crio y que no la lie ahora que estamos a punto de pasarlo tan bien. – Esperaría a saber de sus movimientos antes de dar ningún otro paso. Además, estaría bien saber si Abel estaba de camino o no lo había logrado localizar el agente.
Una vez con todos los datos y las posibles modificaciones añadidas por el joven, me pondría en camino hacía el almacén, no debía perder a aquellos dos hombres demasiado de vista. Lo más probable era que tuvieran preguntas acerca del ácido y si ya estaba controlado. Iría silbando de camino al almacén de los sospechosos, así ellos podrían saber que ya estaba de camino para sus posibles dudas y si Abel había conseguido entrar podría tener la referencia de que había alguien por allí. También cabía la posibilidad de que un guardia me encontrara, pero hasta ese caso no sería malo del todo. Bueno, no podía hacer más suposiciones, debía seguir y ver qué pasaba cuando llegara al sitio.
-Tío, ya encontré a los dueños, estaremos cerca de la tercera hilera a la derecha. ¿Qué te parece si comenzamos la fiesta cuando nos juntemos los dos grupos y veamos la mierda? Espero que encontraras al crio y que no la lie ahora que estamos a punto de pasarlo tan bien. – Esperaría a saber de sus movimientos antes de dar ningún otro paso. Además, estaría bien saber si Abel estaba de camino o no lo había logrado localizar el agente.
Una vez con todos los datos y las posibles modificaciones añadidas por el joven, me pondría en camino hacía el almacén, no debía perder a aquellos dos hombres demasiado de vista. Lo más probable era que tuvieran preguntas acerca del ácido y si ya estaba controlado. Iría silbando de camino al almacén de los sospechosos, así ellos podrían saber que ya estaba de camino para sus posibles dudas y si Abel había conseguido entrar podría tener la referencia de que había alguien por allí. También cabía la posibilidad de que un guardia me encontrara, pero hasta ese caso no sería malo del todo. Bueno, no podía hacer más suposiciones, debía seguir y ver qué pasaba cuando llegara al sitio.
- resumen:
- Responder a los dos hombres, quedándome atrás para llamar a mi “amigo”(Izumi).
Hablar con Izumi siguiendo con la clave que tan bien nos estaba saliendo.
Ir tras los hombres silbando, pensando que seguramente tuvieran dudas de no ver nada raro.
Abel T. Nightroad
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El guardia parece no creerse la excusa, pues se rasca la cabeza mientras mira extrañado al joven marine. Pero al parecer algo sí que se lo ha creído, pues tras un rato desaparecido vuelve con una linterna y abre la puerta, disponiéndose a ayudar al recluta a encontrar lo que se le ha caído.
~ Mierda, no pensé en que se dispondría a ayudarme a buscar... ~ Piensa el espadachín mientras camina mirando por el suelo por el camino que habían hecho la primera vez que entraron.
Mientras busca Abel trata de encontrar una forma de deshacerse del guardia sin causar ruido ni ninguna otra forma de llamar la atención. Cosa complicada pues salvo que pueda noquearle sin que este forcejee la pelea sería demasiado llamativa para la misión.
~ Un DDM de color celeste y una pequeña bolsa llena de fármacos. Eso es lo que me falta de pronto. Aunque puede que se me haya perdido en otro lado quisiera comprobar si está por aquí. ~ Responde Abel inventándose cosas plausibles para que se le cayeran de los bolsillos en su anterior visita.
Si consiguiera encontrar un DDM perdido y quedarse con él ya tendría algo con lo que comunicarse con los demás, y trataría de encontrar una forma de despistar al guardia y lograr que no diera la voz de alarma.
~ Mierda, no pensé en que se dispondría a ayudarme a buscar... ~ Piensa el espadachín mientras camina mirando por el suelo por el camino que habían hecho la primera vez que entraron.
Mientras busca Abel trata de encontrar una forma de deshacerse del guardia sin causar ruido ni ninguna otra forma de llamar la atención. Cosa complicada pues salvo que pueda noquearle sin que este forcejee la pelea sería demasiado llamativa para la misión.
~ Un DDM de color celeste y una pequeña bolsa llena de fármacos. Eso es lo que me falta de pronto. Aunque puede que se me haya perdido en otro lado quisiera comprobar si está por aquí. ~ Responde Abel inventándose cosas plausibles para que se le cayeran de los bolsillos en su anterior visita.
Si consiguiera encontrar un DDM perdido y quedarse con él ya tendría algo con lo que comunicarse con los demás, y trataría de encontrar una forma de despistar al guardia y lograr que no diera la voz de alarma.
- Resumen:
- -Responder al guardia y buscar una forma de escaquearse sin levantar sospechas.
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No había más dudas. Una vez tuvo claro a dónde se dirigían, decidió adelantarse. Tal vez no conociera tan bien la zona como un habitante, pero lo que le faltaba lo compensaba con sus habilidades del rokushiki para moverse por los tejados velozmente y su destreza como espía para evitar llamar la atención. La oscuridad de la noche jugó a su favor, cubriendo sus movimientos. Mientras se aproximaba al puerto su den den mushi comenzó a sonar. Rápidamente bajó a una calle y cogió para que no hiciera más ruido, maldiciendo su suerte y al idiota que estuviera poniendo en peligro su tarea. "Deberían ponerle un modo silencio a estos bichos o algo." Al coger resultó ser Danio, que le dio su situación exacta.
- Sí claro, yo voy ya para allí, mis colegas no deberían tardar.
¿En serio Abel no había llegado? ¿Qué cojones estaba haciendo? Frunció el ceño enfadado y colgó el den den mushi. Llegaba tarde, se perdía, no aportaba gran cosa... empezaba a ser más un estorbo que una ayuda. Por esa clase de cosas prefería trabajar solo... pero en fin, no tenía nada que hacerle. Se las arreglaría para sacar adelante la misión con ayuda de Danio. Y hablando de eso, había localizado a los dueños, ¿dueños de qué? ¿Serían los contrabandistas? Parecía probable, lo mejor sería apurarse. La gran pregunta era qué debía hacer, ¿encargarse de los tipos nada más llegar? Si pudiese sacar más información...
- ¿Tus colegas son buena gente o mejor intentar perderlos de vista antes de comenzar la fiesta?
Según lo que le respondiera actuaría de una forma u otra al llegar, pero en todo caso en cuanto el gyojin contestó, se despidió y colgó, siguiendo su camino con presteza. El tiempo apremiaba; era mejor tenerlo todo preparado para cuando llegaran los tipos del prostíbulo. ¿Tal vez sería incluso mejor esperarles a ver lo que hacían y ver si podían enterarse de algo interesante? En cuanto llegó a la valla volvió a saltarla como las otras veces y caminó silenciosamente tras los almacenes, contándolos hasta llegar a donde estaba Danio. Escuchaba voces... asomó con mucho cuidado la cabeza intentando observar la escena, con una mano en el cargador de pistola del bolsillo de su gabardina.
- Sí claro, yo voy ya para allí, mis colegas no deberían tardar.
¿En serio Abel no había llegado? ¿Qué cojones estaba haciendo? Frunció el ceño enfadado y colgó el den den mushi. Llegaba tarde, se perdía, no aportaba gran cosa... empezaba a ser más un estorbo que una ayuda. Por esa clase de cosas prefería trabajar solo... pero en fin, no tenía nada que hacerle. Se las arreglaría para sacar adelante la misión con ayuda de Danio. Y hablando de eso, había localizado a los dueños, ¿dueños de qué? ¿Serían los contrabandistas? Parecía probable, lo mejor sería apurarse. La gran pregunta era qué debía hacer, ¿encargarse de los tipos nada más llegar? Si pudiese sacar más información...
- ¿Tus colegas son buena gente o mejor intentar perderlos de vista antes de comenzar la fiesta?
Según lo que le respondiera actuaría de una forma u otra al llegar, pero en todo caso en cuanto el gyojin contestó, se despidió y colgó, siguiendo su camino con presteza. El tiempo apremiaba; era mejor tenerlo todo preparado para cuando llegaran los tipos del prostíbulo. ¿Tal vez sería incluso mejor esperarles a ver lo que hacían y ver si podían enterarse de algo interesante? En cuanto llegó a la valla volvió a saltarla como las otras veces y caminó silenciosamente tras los almacenes, contándolos hasta llegar a donde estaba Danio. Escuchaba voces... asomó con mucho cuidado la cabeza intentando observar la escena, con una mano en el cargador de pistola del bolsillo de su gabardina.
- Resumen:
- Hablo con Danio, llego e intento ver lo que hacen con cuidado.
Danio, suena el DDM, es de la marina. Os comentan que mandarán refuerzos en los próximos días y que requieren de vuestra presencia en la base cuanto antes. Abortáis la misión pero informáis de lo que habéis descubierto. Por lo menos habéis sido de utilidad, eso os lo dejan claro.
Misión cuasi superada.
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