[Equipo 1, Revolución] Equipo "Sin Revos"

Era curioso ver cómo cooperaban pero al mismo tiempo no se comunicaban en absoluto. Mientras se llevase a buen puerto la misión (o más bien, pudiese salir de todo aquello), tanto daba. Caín se encogió de hombros ante la no-respuesta y observó a Livet, encharcada de sangre, cerrar la herida del panda con un hacha que había congelado. El joven cazador entornó ligeramente los ojos y luego los abrió más, impresionado por lo que acababa de ver. Algo había oído de capacidades sobrehumanas, pero aquello de parar un sangrado de mutilación... A su manera, su compañera provisional decidió usar el animal que había salvado como guía, hablándole como si una bestia pudiera entender el lenguaje humano. No resultó, por lo que le cortó la cabeza en el acto y después arrancó partes del resto como... ¿trofeo? De algún modo le habían ido a juntar con los mayores salvajes que tenían a mano.

Caín, sable en mano, iba por detrás de Livet y a una distancia prudencialmente cercana debido a su comentario anterior que parecía revelar su intención de activar trampas. Crowley se había quedado inexplicablemente atrás, por lo que ahora eran un grupo todavía más reducido. Lo cual era algo muy puñetero. Incluso la noche empezaba a caer, algo que no les convenía en absoluto...

Spoiler:

Tenía mis trofeos, por lo que era hora de seguir avanzando, el rastro que seguía no era muy difícil de seguir, sin embargo, poco a poco noté como el suelo iba teniendo inclinación y comenzaba a ascender, había una montaña ahí, no me había percatado al llegar a la isla y ahora resultaba imposible por la nula visión que dejaba la jungla de bambús. Pude notar como mi compañero me seguía, en cambio el tipo de las guadañas había desaparecido tras el ataque de los pandas, aquello me pareció extraño, pero no mencioné nada al respecto. De pronto mientras avanzaba se escuchó un potente grito que rompió el silencio que había en el ambiente, venía de un lugar hacia el que si seguían mis pasos actuales llegaría.

-Liv, si no te has dado cuenta ya es de noche – me dijo Trece a mi lado – y, por cierto, algo nos acecha. – continuó con una sonrisa en la cara, sin duda y dado el momento, algo siniestra.

-Si me he percatado de las miradas. Tendremos que andarnos con cuidado. – le respondí mirando hacia atrás y guardando el hacha, aunque al hacerlo llevé las manos a las empuñaduras de las espadas.

Miré a mi compañero y con gestos le dije que seguiríamos avanzando. Sin embargo, mis pasos no se correspondieron con lo que había dicho y di unos pasos hacia el chico, pretendía hacer ver a mis acechadores que había bajado la guardia y que no seguiría avanzando.

-Es de noche, vayamos hasta donde nos encontramos a los pandas y acampemos por esta noche. – le dije guiñándole un ojo al joven – Mañana será otro día. – “Salid del escondite, os espero” pensé mientras decía estas últimas palabras.

resumen:

Tan pronto dices eso, las presencias a vuestro alrededor parecen desaparecer. La sensación de ser observado ya no está y la espesura semeja menos amenazadora. Mientras aguardáis, otro grito agónico rompe el silencio.

El camino transcurrió sin muchos altercados aparte del bambú cada vez más espeso y un grito escalofriante que se alzó al cielo de repente, haciendo que Caín se sobresaltara ligeramente. No era capaz de detectar las miradas que los seguían, pero de igual modo estaba en tensión. Con un par de gestos le indicó que seguirían su camino, así que Caín prosiguió su marcha tal y como había hecho hasta entonces. No obstante, Livet lo hizo en dirección contraria para eliminar la corta distancia que les separaba, diciendo que lo más indicado era retroceder y acampar. Era cierto que seguir vagando de noche era muy peligroso, pero ahora que lo pensaba dormir en medio de un bosque a la luz de una sola hoguera no era mucho mejor. -Quizá deberíamos haber hecho al revés, sentar la base y luego hacer la incursión. Aunque no tiene mucho remedio a estas alturas...

Sin mucho ánimo para discutir Caín dio media vuelta, reparando en que sin embargo Livet seguía manteniendo las manos muy cerca de sus espadas, como si estuviera esperando algo. Al no saber que alguien les vigilaba no había hecho mucho caso al principio, pero sumando ese gesto con su guiño... ¿Había algo que quería decirle? Probablemente, igual que el grito que se volvió a oír claramente.
Según lo que les habían dado a entender, o los pandas se estaban dando de hostias entre ellos o esa voz pertenecía a algo que no era uno de ellos.

Caín miró en la dirección de la que provenía el grito, girando luego la cabeza hacia Livet. -¿Estás pensando lo mismo que yo? -preguntó, por si coincidía en que aquello tenía toda la pinta de provenir de su objetivo.

Spoiler:

Tras decir mi última frase las presencias que sentía fueron desapareciendo rápidamente, parecía que no iba a haber más combates por el momento, habían sido cautos y se habían retirado. Aun así, no me relajé, poco después de que se marchasen sonó nuevamente un grito desgarrador. El compañero que aún seguía conmigo comentó que deberíamos de haber hecho el campamento antes en vez de ir hasta allí, y que tras aquel grito deberíamos de ir para ver quien los producía.

-El campamento no pudimos hacerlo antes porque nos atacaron – le dije de forma un poco seca. –  Es posible que los gritos sean de nuestros objetivos, deberíamos ir lo más pronto posible.

Volví a girarme hacia el lugar del que provino el grito y comencé a avanzar, aunque esa vez de una forma más cauta, como un cazador acechando a su presa para no asustarla. Con un gesto le indiqué a mi compañero que me siguiese, aunque había demostrado aptitudes para buscar rastros, por lo que esperé a que me alcanzase para poder avanzar los dos a la vez. Quizás yendo de esa forma quizás no nos detectasen y pudiésemos avanzar más rápido y sin interrupciones.

resumen:

Seguís avanzando por el terreno cada vez más empinado. A ratos oís gritos semejantes al primero y de repente todo se precipita.

Un hombre apenas cubierto con hojas sale de entre la maleza y cae en los brazos de Liv. Está temblando y tiene el brazo y el hombro derechos llenos de sangre. Suelta otro alarido y te abraza como si le fuera la vida en ello, pero no dice nada.

Tras él surgen tres presencias monstruosas. Los pandas que os habéis cruzado en el camino no eran para nada como estos. Al menos el doble de grandes, lucen colmillos e ira en la mirada. Está claro que quieren al hombre, será mejor que penséis rápido.

Le había entendido mal: Caín no se refería a encender una simple hoguera sino a cumplir el segundo objetivo que les habían encomendado. No obstante, ahora que lo pensaba dos veces tres pares de manos parecían pocos para construir una base. Y tendrían que pararse a buscar un lugar donde asentarla. Para cuando hubieran hecho todo aquello a saber cuál sería el estado de la tribu raptada. Era una decisión complicada, pero viendo que eran un grupo muy reducido el hacer incursiones sobre la marcha tampoco podía ser tan desastroso.

El dúo fue ascendiendo poco a poco por la ladera con cuidado, manteniendo las mismas actitudes anteriores para tomar precauciones ante posibles emboscadas y eventualidades. No obstante, aquella sería nueva: un individuo herido y casi desnudo caería sobre Liv, pegando un grito parecido al que los había traído allí. No adoptó una actitud hostil, pero sí atrajo a otras tres. – ... joder.

Aquello era un problema. Las nuevas bestias valían al menos por dos de las anteriores, y esta vez ellos eran solo dos. Uno, si Livet no soltaba al hombre. Su propia situación personal no le daba muchas posibilidades en cuanto a fuerza bruta, por lo que mientras desenvainaba el sable echó una rápida mano al petate. Por suerte estaba bien compartimentado y no le costó demasiado sacar tanto la linterna como la cantimplora, enrollando la corta cuerda de ésta alrededor de la mano con la que esgrimía el otro artilugio. Eligiera su compañera correr o luchar, estaría preparado para adaptarse.

Spoiler:

En nuestro avance hacia los gritos de pronto salió entre la maleza un hombre, apenas me dio tiempo a verlo antes de que cayese sobre mí. Por acto reflejo, lo cogí antes de que cayese al suelo, tenía todo el brazo derecho cubierto de sangre la cual pude deducir que era suya dado que la única ropa que llevaba era un simple taparrabos. De pronto el tipo dio un grito desgarrador, como los anteriores que se habían escuchado. Y en ese momento, me percaté de tres presencias más poderosas que las de los pandas gigantes.

Me giré y pude ver como tres animales, el doble de grandes que los pandas aparecieron por donde había aparecido también el hombre. Las tres bestias parecían más aterradoras que las de la tarde, y en su cara mostraban colmillos grandes, e ira en su mirada.

-Esto ha pasado de ser un marrón a algo negro, Liv – me dijo Trece al lado de las bestias, incluso ella que no podía ser percibida por nadie más parecía tener miedo.

-Esto ya es otra cosa. – dije mirando hacia la bestia que se encontraba en el centro. – Llévate a Don Gritón y escondeos, os ganaré tiempo. Trátale la herida como puedas y sácale información y completa la misión si no vuelvo. – le dije empujando al hombre a mi compañero que andaba haciendo algo con lo que nos habían dado y una espada. – Yo tengo una cita con los dioses – dije dejando en el suelo el hacha y desenfundando las espadas.

resumen:

Liv, dos de las bestias saltan hacia ti. Una dirige un tremendo zarpazo hacia tu cabeza, mientras que la otra ruge y se acerca todavía más. No te gusta la forma en que te miran.

Caín, el tercero se ha fijado en ti. El hombre herido acude a donde estás, parece que ha entendido las palabras de Liv. Está temblando, pero puede caminar y correr. Su herida parece bastante fea, está perdiendo mucha sangre. No hay que ser un genio para saber que es culpa de las bestias que tenéis delante. La tercera comienza a acercarse a ti con un gruñido de advertencia. No tienes más que un par de segundos antes de que decida atacarte, está claro.

Livet parecía tener otros planes en mente. Le dejó el hombre a cargo de Caín, una decisión bastante acertada viendo la facilidad con la que se había desembarazado de la emboscada anterior. El asustado hombre se colocó tras Caín, el único obstáculo entre él y el gigantesco panda. El cazador evaluó sus posibilidades. Por mucho que su compañera insistiera en llevarse al hombre, con esa herida no duraría mucho corriendo. Llevarlo a horcajadas ralentizaría a Caín, que realmente no se planteaba ser capaz de correr más que la bestia que tenía delante.

El joven echó una breve mirada hacia atrás para evaluar la herida del hombre. Pensaba utilizar el agua como arma de ser necesario, pero estaba visto que la necesitaría para limpiar la herida, ya que no era probable encontrar agua lo suficientemente limpia en poco tiempo, y menos en la noche que se acercaba. Aunque... sí podía usarla de alguna manera. -Lo siento, pero parece que aquí la bestia insiste en concederme este baile. -comunicó con sorna a su compañera, a cierta distancia, mientras el panda se acercaba gruñendo. Caín desenroscó la cantimplora, bebió un trago y la volvió a cerrar, haciendo un gesto con la mano al hombre que se encontrara detrás para que se apartara de él. El panda imitaba a sus compañeros en tanto que se había alzado sobre sus patas traseras para aparentar ser más grande e intimidar a su presa a coste de no poder avanzar con tanta rapidez.

Cuando levantó la zarpa para atacar con ella con la sanguinolienta mirada fija en Caín éste escupió el agua que llevaba en la boca en un viejo truco de circo que le habían enseñado. En realidad era para escupir aceite a una antorcha y crear una buena llamarada, grande e impresionante. El truco era la posición de los labios, que al regularlos permitía lanzar cualquier líquido con bastante potencia y precisión aunque no a mucha distancia. Mientras un millar de gotas volaba en dirección al rostro osuno prendió la linterna, enfocándola directamente a su rostro. Debería ser suficiente como para poder cegarlo y aturdirlo momentáneamente, instante que aprovecharía Caín para dar un paso adelante y clavar el sable a la altura del bajo pecho pero en diagonal, ligeramente a la izquierda... justo donde debería estar el corazón o, en el peor de los casos, los pulmones. Caín no se la jugaría a quedarse agarrando el arma, de modo que si no era capaz de retirarla inmediatamente la soltaría, echándose hacia atrás y desenvainando su cuchillo de caza.

Spoiler:

La cosa no fue como me hubiese gustado, dos de los osos vinieron a por mí, en cambio, el tercero fue a por mi compañero de equipo y el nativo de la isla. Esto hizo que la opción de retirada no fuese posible para ellos, por lo que tendrían que combatir, o por lo menos hacer tiempo hasta que yo me ocupase de los míos. Mis dos oponentes saltaron hacia mí, como i fuese una presa fácil de cazar, “ingenuos” pensé al verlo.

Uno de los pandas me lanzó un zarpazo que iba dirigido a la cabeza, mientras que el otro tan solo rugía y me observaba. Posiblemente calculando mi movimiento para poder atacarme cuando fuese más vulnerable, una buena táctica yendo a cazar en pareja. Sin embargo, eso no sucedería, esta era mi caza, no la suya, y sería yo quien diese caza a las bestias. Mantuve el poder de la akuma activado y haciendo que tuviese color negro y azul y poniéndola encima del las espadas, esta vez sin preocuparme por si me veía mi compañero, me centré por un segundo y salté usando el Geppou y el Soru a la vez para evitar tremenda zarpa. El salto lo realicé paralelo al brazo y mientras me movía intenté clavar ambas espadas en el brazo del animal. Mientras realizaba esto me percaté de la mirada de ambos osos sobre mí.

-¿Qué clase de perversiones estáis pensando, pandas? – les comenté mientras seguí mi movimiento por toda la pata.

Una vez llegase hasta el hombro me colocaría en su espalda a media altura usando el Geppou para que el animal no pudiese atacarme.

resumen:

Caín, el agua no parece impresionar al panda. Se tapa la cara con una pata cuando enciendes la linterna, pero utiliza la otra para golpearte la muñeca. Tu sable sale hacia sabe dios donde y el panda vuelve a mirarte con más rabia todavía. El hombre herido termina hecho una bola contra un tallo de bambú. Parece que ha empezado a llorar.

Liv, el panda empieza a sangrar por el brazo. Eso lo enfurece más y comienza a agitarse de un lado a otro. El otro panda te lanza un mordisco a la pierna. Además, enhorabuena, estás bien sentadita en la espalda del oso.

Caín había pensado que su estrategia era lo suficientemente ingeniosa como para compensar la falta de fuerza entre él y su oponente, pero éste mandó su arma principal a tomar viento, dejándole en la mano con un cuchillo menos de la mitad de largo y unas posibilidades un tanto reducidas. -La virgen. -masculló meneando la muñeca. No se la había roto, pero desde luego no estaría haciendo virguerías durante un rato. Iría a buscar la espada, pero para entonces el animal ya alcanzaría al hombre herido. Por suerte seguía teniendo la linterna, que estaría apuntando constantemente al rostro del panda para reducir la precisión de sus otros posibles ataques. A lo sumo podía esperar y ganar tiempo, confiando en que su compañera sea más competente y pueda echarle una mano.

Mientras el panda no atacaba Caín desenfundó su cuchillo táctico y lo tiró hacia atrás, clavándolo en el suelo cerca de la bola de lágrimas que habían rescatado. -No sé si puedes entender lo que te digo, pero si es el caso coge eso y apáñatelas como puedas si no quieres formar parte de la cadena alimenticia. -le espetó, sin dejar de mirar a su oponente. No esperaba una reacción por su parte, aunque nada perdía por probar. Se estaba quedando sin opciones de todos modos. Levantó la mano del cuchillo en dirección a la que había volado su sable. -O ve a buscarme la espada. -si cuela, cuela.

Spoiler:

Mi ataque había sido efectivo, y aunque no podía verlo, los supuse por la reacción del panda dado que este comenzó a agitarse supuse del dolor. El movimiento del animal hizo que acabase apoyada en su espalda, perdiendo la ventaja que me daba el kempo, pero no estaba perdida, parecía que era algo más rápida que los animales. En ese momento, el otro panda intentó aprovechar la oportunidad para atacarme y morderme la pierna, pero esto no ocurrió. La visión de Heimdall me advirtió de esto y volviendo a usar el Geppou salté al aire lo más fuerte y rápido que pude para evitarlo. De esta forma si conseguía evitarlo el panda podría morder en la espalda a su compañero.

No me quedé ahí, y el salto lo dirigí hacia la cabeza del panda que acababa de atacarme, intenté posicionarme a la altura del cuello por su espalda, y notando su columna vertebral clavé las espadas usando la marca con su tonalidad azul. No sabía que era lo que pasaría si alcanzaba la médula espinal del animal con electricidad, pero esperaba que algo le afectase.

-Fløyen av gudene – dije levantando un brazo hacia el hacha que había dejado en el suelo.

Debido a mis movimientos, el panda había quedado en medio del camino del hacha y yo, por lo que el animal, si no se apartaba, recibiría el impacto del arma, que quizás no fuese mucho, pero sin duda alguna no le gustaría nada.

resumen:

Caín, el hombre se cubre la cabeza con las manos cuando le tiras el cuchillo. Parece demasiado asustado o conmocionado como para poder hacer nada o defenderse siquiera. El oso ruge y te lanza un zarpazo bastante certero. Te atina en el hombro y la herida comienza a sangrar. No está roto, no es mortal, pero desde luego duele como el demonio.

Liv, el primer oso muerde al segundo, que lleva las patas al aire aullando de dolor. Hay sangre por todas partes. En cuanto atacas al otro, este cae al suelo rugiendo airado. Pero se queda ahí, parece sufrir. Sin embargo, dado que tu compañero está en problemas y ya no le quedan armas, quizás quieras echarle una pata.

Había sido un error confiar mínimamente en que el hombre aterrado pudiera resultar de utilidad, pero al menos tenía que intentarlo. Dicha ocasión se saldó con una herida en el hombro que le rajó esa zona del abrigo. -¡Agh! -Caín retrocedió, apretándoselo con la mano del cuchillo mientras apuntaba con la otra la linterna, aunque no parecía surtir mucho efecto por alguna razón. Decidió apagarla para conservar batería y se la metió en el bolsillo. No le daría tiempo a guardar la cantimplora, pero al menos solo tenía que mantenerla enrollada en la mano.

Si ninguna de las estrategias anteriores había funcionado no quedaba mucho más que coger al toro por los cuernos... o al panda, en este caso. Volviendo a la estrategia inicial de jugar con la distancia, Caín esperaría al siguiente zarpazo para intentar esquivarlo echándose hacia atrás lo justo como para poder avanzar hacia adelante de nuevo y sajar con fuerza el brazo del oso usando una mano y la fuerza que le quedaba de la otra.

Spoiler:

Mi estrategia parecía haber funcionado a la perfección, y el oso que me intentó morder acabó mordiendo a su compañero. También funcionó de una manera que no me esperaba el ataque que le hice funcionara de esa manera. Sin duda aquello era algo que escribir en mi libro, aunque antes debería comprobarlo con algunos sujetos de estudio para confirmar que era así. Este oso había caído al suelo y parecía no poder moverse y aun así rugía. Por otra parte, el hacha había llegado hasta mi mano atravesando al panda que se interponía entre esta y yo. Sin duda alguna, le estaba cogiendo mucho cariño al arma a pesar de ser pesada.

-Al final me han decepcionado. – dije soltando un suspiro – pensaba que me darían más juego.

-Ciertamente, antes parecían más amenazadores. – dije Trece frente al morro del oso que rugía sin moverse – por cierto, tu compañero se ha quedad sin armas y tiene una herida en el brazo.

Haciendo caso a esa información, me giré hacia mi compañero, quien, aunque parecía mantener la calma, no creía que así fuese. Volví a soltar un suspiro y avancé hacia este corriendo. Cuando llegué a su lado dejé el hacha en el suelo y me preparé para el siguiente ataque del animal.

-Coge el hacha, ya me la devolverás cuando todo terminé – le dije a mi compañero. No me hacía mucha gracia dejar que alguien así cogiese un regalo de los dioses, pero las espadas perderían calidad en sus manos

resumen:

Tras otro par de minutos de lucha, lográis dar cuenta del oso que faltaba. Os retiráis sabiamente y avisáis a vuestros superiores. Os comentan que ya os llamarán y envían un barco a buscaros. El hombre herido desaparece en la jungla sin dejar rastro, igual que Jin.

Prueba no superada.