Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Las tormentas eran algo que fascinaban a Daiki, el cual miraba el cielo desde la entrada de una posada. Había ido a parar a aquella isla tras ser llevado por unos amables marineros. Tuvo suerte, pues con su sádica y fría personalidad no solía caer muy bien a la gente. El agua no había tardado mucho en empezar a caer desde el cielo y el peliazul era testigo de los potentes relámpagos que mandaban esa tarde. Serían como las ocho y estaba a punto de anochecer. No tardó mucho en soltar un pequeño bostezo y estirarse un poco. Debía admitir que estaba un poco cansado, pero no tenía sueños, dos cosas totalmente distintas. El luchador entonces se giró mirando la entrada de la posada, la cual respondía al nombre del “Gigante Rojo”.
El chico llevaba una camiseta de manga corta de color negro con algunas letras rojas en el pecho. También tenía un pantalón largo del mismo color y una mochila a su espalda. Sus intensos ojos azules miraron una vez más el cielo y después de aquello entró en el local. Avanzó despacio hasta la barra y no tardó en sentarse en una silla. Tosió un poco y después de unos segundos fue atendido por el tabernero, un tipo alto de unos cincuenta años, cabellos blancos como la nieve y ojos verdes. Daiki entonces simplemente alzó un poco la voz para pedirle lo que deseaba.
- Un refresco de limón para cuando pueda. También quiero ver el precio de las habitaciones de la posada, si no es molestia, viejo. – Mencionó con frialdad al mismo tiempo que se rascaba un poco la cabeza.
- Enseguida lo tienes, chico. – Respondió el tipo dejándole un leve panfleto de los tipos de habitaciones y los precios que tenía cada una de ellas.
Con el dinero que tenía no le llegaba ni siquiera para la más barata, por lo que chasqueó la lengua con algo de brusquedad. Como mucho tendría para la bebida y a lo mejor un plato caliente para comer. Iba a tener que empezar a ganarse la vida de la mejor forma posible. Entrecerró los ojos despacio y después de unos momentos un borracho se acercó a él. Empezó a hablarle tonterías y que si le invitaba a una bebida alcohólica o a una cerveza.
- ¡Largo de aquí! – Gritó de forma amenazante, cosa que hizo al borracho alejarse con la cabeza agachada.
El chico llevaba una camiseta de manga corta de color negro con algunas letras rojas en el pecho. También tenía un pantalón largo del mismo color y una mochila a su espalda. Sus intensos ojos azules miraron una vez más el cielo y después de aquello entró en el local. Avanzó despacio hasta la barra y no tardó en sentarse en una silla. Tosió un poco y después de unos segundos fue atendido por el tabernero, un tipo alto de unos cincuenta años, cabellos blancos como la nieve y ojos verdes. Daiki entonces simplemente alzó un poco la voz para pedirle lo que deseaba.
- Un refresco de limón para cuando pueda. También quiero ver el precio de las habitaciones de la posada, si no es molestia, viejo. – Mencionó con frialdad al mismo tiempo que se rascaba un poco la cabeza.
- Enseguida lo tienes, chico. – Respondió el tipo dejándole un leve panfleto de los tipos de habitaciones y los precios que tenía cada una de ellas.
Con el dinero que tenía no le llegaba ni siquiera para la más barata, por lo que chasqueó la lengua con algo de brusquedad. Como mucho tendría para la bebida y a lo mejor un plato caliente para comer. Iba a tener que empezar a ganarse la vida de la mejor forma posible. Entrecerró los ojos despacio y después de unos momentos un borracho se acercó a él. Empezó a hablarle tonterías y que si le invitaba a una bebida alcohólica o a una cerveza.
- ¡Largo de aquí! – Gritó de forma amenazante, cosa que hizo al borracho alejarse con la cabeza agachada.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.