Ivan Markov
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Se acercó a la estatua y colocó a los pies de esta una botella de vodka. Era un hombre joven albino muy pálido, bastante alto y de cuerpo fuerte, con una melena corta y ojos azul intenso. Vestía con unos pantalones oscuros, botas de viaje y una chaqueta roja abierta, mostrando un torso definido con varias cicatrices en el pecho. El día estaba nublado y soplaba un poco de viento, pero eso no parecía importarle a pesar de no ir abrigado. El lugar era el borde de un acantilado, en el que había una estatua de una mujer con una larga melena. El hombre se sentó al lado de la estatua, de cara al mar, y sacó una segunda botella del interior de su chaqueta.
- Lo siento por haber tardado tanto. Pero dicen que mejor tarde que nunca, ¿no?
Sacó el tapón y dio un largo trago, con la mirada perdida en el cielo. Casi parecía que el día se hubiese puesto del mismo humor que aquella reunión. Pero no le apetecía que fuese un evento triste. La vida no era para malgastarla llorando. Sonrió y comenzó - Han sido unos años complicados. ¿Por dónde empiezo? Primero un Vicealmirante me dio caza. Tal vez te suene el nombre de Kai. Pero aún no ha nacido un perro del Gobierno capaz de acabar conmigo - continuó su historia, hablando como si estuviera con un viejo amigo de toda la vida. Explicó cómo había conocido a Katharina y se había unido a su banda, riéndose al explicarle el accidente con el champán. Habló durante horas, con una sonrisa.
- Se te echa de menos, ¿sabes? Tal vez no nos vimos tantas veces, pero pocas veces he considerado a alguien un amigo.
Su sonrisa decayó ligeramente, y algo goteó en su mano. Por un momento pensó que estaba empezando a llover, pero entonces se dio cuenta de que estaba llorando. Se secó la cara con la manga y trató de recomponer su sonrisa - Vaya, me estoy volviendo un sentimental. Tendré que tener cuidado, o mi reputación se verá afectada - se rió suavemente. Un sonido de pasos llegó a sus agudos oídos. Había alguien no demasiado lejos. ¿Se acercaba hacia el acantilado?
- Creo que va siendo hora de la despedida. Hasta siempre, Aki - se levantó, y dejó caer un poco de vodka a los pies de la estatua.
- Lo siento por haber tardado tanto. Pero dicen que mejor tarde que nunca, ¿no?
Sacó el tapón y dio un largo trago, con la mirada perdida en el cielo. Casi parecía que el día se hubiese puesto del mismo humor que aquella reunión. Pero no le apetecía que fuese un evento triste. La vida no era para malgastarla llorando. Sonrió y comenzó - Han sido unos años complicados. ¿Por dónde empiezo? Primero un Vicealmirante me dio caza. Tal vez te suene el nombre de Kai. Pero aún no ha nacido un perro del Gobierno capaz de acabar conmigo - continuó su historia, hablando como si estuviera con un viejo amigo de toda la vida. Explicó cómo había conocido a Katharina y se había unido a su banda, riéndose al explicarle el accidente con el champán. Habló durante horas, con una sonrisa.
- Se te echa de menos, ¿sabes? Tal vez no nos vimos tantas veces, pero pocas veces he considerado a alguien un amigo.
Su sonrisa decayó ligeramente, y algo goteó en su mano. Por un momento pensó que estaba empezando a llover, pero entonces se dio cuenta de que estaba llorando. Se secó la cara con la manga y trató de recomponer su sonrisa - Vaya, me estoy volviendo un sentimental. Tendré que tener cuidado, o mi reputación se verá afectada - se rió suavemente. Un sonido de pasos llegó a sus agudos oídos. Había alguien no demasiado lejos. ¿Se acercaba hacia el acantilado?
- Creo que va siendo hora de la despedida. Hasta siempre, Aki - se levantó, y dejó caer un poco de vodka a los pies de la estatua.
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Los días de se habían ido agolpando uno tras de otro, el aburrimiento llego a tal extremo que incluso buscaba algo de conversación. Fue cuando entonces una buena noticia llego a mis oídos, alguien que podría interesarme había llegado a la isla. El famoso pirata Ivan Markov había arribado y eso me venia de perlas, es uno de los mejores piratas navegantes y si consiguiera hacer que fuera mi maestro mis dotes de navegante mejorarían bastante. No es lo mismo estudiar uno solo los libros que consigues, a que un navegante experto me diera unas lecciones privadas. Ademas el nuevo mundo no es el mejor sitio donde aprender a navegar, no quiero morir en un tifón por ser un principiante en la navegación.
Salí corriendo hacia el puerto para intentar encontrarme con el lo antes posible. No se si estará mucho tiempo en la isla, no puedo perder una oportunidad así. Samirn al no ser una isla perteneciente al gobierno era mas fácil dejarte ver por la isla sin llamar mucho la atención. Pregunte por el en el puerto hasta que conseguí averiguar que lo habían visto dirección a los acantilados. Cojo camino a buen paso para no perder mucho tiempo.
No fue un largo camino cuando al fondo vi 2 siluetas a simple vista, pero mientras mas me acercaba pude ver a un hombre bastante alto y una estatua, que estúpido por mi parte pensar que había 2 personas. Reconocí a Ivan gracias a la descripción que había leído en los carteles de "Wanted". Pese a ser introvertido, gracias a la emoción del momento me decidí y que no queria dejar escapar esta oportunidad, me acerque a el y empece a hablar con cortesía -Buenas, tu debes de ser el famoso navegante Ivan Markov ¿Me equivoco? guau- dije con una voz serena -Me llamo Moja y tal que usted soy un joven pirata navegante guau- me presente -¿Estaría usted interesado en tomarme como discípulo durante un tiempo? guau- pregunte siendo directo y sin darle vueltas al asunto.
Salí corriendo hacia el puerto para intentar encontrarme con el lo antes posible. No se si estará mucho tiempo en la isla, no puedo perder una oportunidad así. Samirn al no ser una isla perteneciente al gobierno era mas fácil dejarte ver por la isla sin llamar mucho la atención. Pregunte por el en el puerto hasta que conseguí averiguar que lo habían visto dirección a los acantilados. Cojo camino a buen paso para no perder mucho tiempo.
No fue un largo camino cuando al fondo vi 2 siluetas a simple vista, pero mientras mas me acercaba pude ver a un hombre bastante alto y una estatua, que estúpido por mi parte pensar que había 2 personas. Reconocí a Ivan gracias a la descripción que había leído en los carteles de "Wanted". Pese a ser introvertido, gracias a la emoción del momento me decidí y que no queria dejar escapar esta oportunidad, me acerque a el y empece a hablar con cortesía -Buenas, tu debes de ser el famoso navegante Ivan Markov ¿Me equivoco? guau- dije con una voz serena -Me llamo Moja y tal que usted soy un joven pirata navegante guau- me presente -¿Estaría usted interesado en tomarme como discípulo durante un tiempo? guau- pregunte siendo directo y sin darle vueltas al asunto.
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El extraño se dirigió directamente a él. Se giró con aparente calma y desinterés, aunque en el fondo estaba alerta. Antes de darse la vuelta había pasado a su forma completa, volviéndose pálido como la muerte y sus ojos de un tono dorado brillante. Gracias a ello, todo el estupor del alcohol se desvaneció de golpe. Ventajas de estar muerto. La persona... ¿podía llamarlo persona? era medio hombre y medio animal. Parecía una pantera, de hecho. Había oído hablar de una raza de hombres animal. De hecho estaba seguro de que el mapache que había visto acompañando a Deathstroke en la torre de Viktor era uno de esos seres. ¿Qué querría de él? No tardó en saberlo, aunque la forma de decirlo... aunque trató de contenerse, no pudo evitar soltar un bufido y empezar a reírse a carcajadas.
- Lo siento, pero, ¿por qué ladras? Es decir, pareces una pantera físicamente pero cuando hablas... - volvió a reírse. La situación le había resultado tan surrealista que no podía evitarlo. ¡Un hombre que parecía una pantera y que ladraba como un perro pidiéndole ser su discípulo! Había vivido situaciones raras en sus viajes, pero aquella era digna de ser una anécdota en un futuro. Una vez se recompuso, suspiró profundamente aún sonriendo y se cruzó de brazos.
- Moja, ¿verdad? Vamos a ver... la verdad es que me has caído simpático, pero, ¿no crees que es un poco raro asaltar al primer desconocido que te encuentras y pedirle que te adiestre? - por otro lado, tenía que reconocer que aquel tipo tenía agallas. Su reputación no era precisamente de persona benévola y pacífica, pero se le había aproximado como si nada. Por otro lado aquello podía ser perfectamente una trampa. De hecho... antes de nada tal vez sería lo mejor asegurarse. Confiaba en sus capacidades para captar mentiras, así que decidió abordarle de manera directa - En fin, dime. ¿Quién eres realmente y cuáles son tus intenciones? ¿A quién guardas lealtad?
En cuanto acabó de hablar aguzó su oído y se centró en atender a la respiración y latidos de Moja. Su oído era lo bastante fino, gracias a su akuma, como para escuchar el corazón de la gente siempre que no estuvieran muy lejos. Las irregularidades en su pulso y aceleraciones repentinas podrían indicar una mentira... por si sólo no era un indicador fiable, pero tenía también su olfato. Un cambio en su olor debido a ansiedad o miedo también serían perceptibles. Sólo tenía que interpretar lo que sus sentidos le dijeran.
- Lo siento, pero, ¿por qué ladras? Es decir, pareces una pantera físicamente pero cuando hablas... - volvió a reírse. La situación le había resultado tan surrealista que no podía evitarlo. ¡Un hombre que parecía una pantera y que ladraba como un perro pidiéndole ser su discípulo! Había vivido situaciones raras en sus viajes, pero aquella era digna de ser una anécdota en un futuro. Una vez se recompuso, suspiró profundamente aún sonriendo y se cruzó de brazos.
- Moja, ¿verdad? Vamos a ver... la verdad es que me has caído simpático, pero, ¿no crees que es un poco raro asaltar al primer desconocido que te encuentras y pedirle que te adiestre? - por otro lado, tenía que reconocer que aquel tipo tenía agallas. Su reputación no era precisamente de persona benévola y pacífica, pero se le había aproximado como si nada. Por otro lado aquello podía ser perfectamente una trampa. De hecho... antes de nada tal vez sería lo mejor asegurarse. Confiaba en sus capacidades para captar mentiras, así que decidió abordarle de manera directa - En fin, dime. ¿Quién eres realmente y cuáles son tus intenciones? ¿A quién guardas lealtad?
En cuanto acabó de hablar aguzó su oído y se centró en atender a la respiración y latidos de Moja. Su oído era lo bastante fino, gracias a su akuma, como para escuchar el corazón de la gente siempre que no estuvieran muy lejos. Las irregularidades en su pulso y aceleraciones repentinas podrían indicar una mentira... por si sólo no era un indicador fiable, pero tenía también su olfato. Un cambio en su olor debido a ansiedad o miedo también serían perceptibles. Sólo tenía que interpretar lo que sus sentidos le dijeran.
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La risotada de aquel hombre hizo que me sonrojarse aun que no pudiera verse por mi pelaje. Agache un poco la cabeza mientras el se reía, la verdad esperaba que hubiera sido un poco mas considerado, pero no podía permitirme nada mejor. Ya era bastante, que tuviera la suerte de estar delante de el, aun así la esperanza de que llegara a ser mi maestro no decayó. Ya me había costado mucho el lanzarme de esa manera, así que intente recomponerme mientras escuchaba las carcajadas de aquella persona, poco a poco tengo que superar que la gente se ria de mi TOC, y aquello era un pequeño paso, decidido levante la cabeza y termine de escuchar como reía.
-Tengo un pequeño TOC que me hace ladrar cada vez que termino una frase guau.- dije intentado poner una sonrisa en mi cara después de la pregunta tras la cual volvió a reírse.
Las siguientes preguntas de Ivan me dejaron un poco anonadado -¿Desconocido? Desconocido son prácticamente la mayor parte de la gente de la isla, usted señor Ivan Markov es un pirata bastante conocido por estos lares, su cartel de Se busca, con su foto, esta por todos lados guau.- respondí con algo de admiración -Ademas es bien conocido que usted es uno de los mejores navegantes del nuevo mundo, quien no querría aprender de uno de los mejores guau.- dije intentando hacerle la pelota un poco.
Las ultimas preguntas, esas si que me dejaron descolocado, -Ya le dije quien soy, apenas salí de Zou hace un par de meses, siendo sinceros me costo llegar hasta aquí, no es fácil navegar por el nuevo mundo por eso busco alguien que pueda enseñarme guau.- conteste sin saber a que venia esa pregunta -Y a lo que se refiere lealtad, no pertenezco a ninguna tripulación ahora mismo, soy un pirata independiente guau.- recalque mi respuesta sin llegar a comprender todavía aquellas pregunta, mi falta de experiencia terminara matándome algún día como siga así.
Tras meditarlo un par de segundos le dije -No tengo mucho que ofrecer, pero puede contar conmigo para darle apoyo con mi franco y mis dagas en sus aventuras, mientras esté con usted guau.- no sabia muy bien si lo convencería, pero no creo que tuviera mucho que perder.
-Tengo un pequeño TOC que me hace ladrar cada vez que termino una frase guau.- dije intentado poner una sonrisa en mi cara después de la pregunta tras la cual volvió a reírse.
Las siguientes preguntas de Ivan me dejaron un poco anonadado -¿Desconocido? Desconocido son prácticamente la mayor parte de la gente de la isla, usted señor Ivan Markov es un pirata bastante conocido por estos lares, su cartel de Se busca, con su foto, esta por todos lados guau.- respondí con algo de admiración -Ademas es bien conocido que usted es uno de los mejores navegantes del nuevo mundo, quien no querría aprender de uno de los mejores guau.- dije intentando hacerle la pelota un poco.
Las ultimas preguntas, esas si que me dejaron descolocado, -Ya le dije quien soy, apenas salí de Zou hace un par de meses, siendo sinceros me costo llegar hasta aquí, no es fácil navegar por el nuevo mundo por eso busco alguien que pueda enseñarme guau.- conteste sin saber a que venia esa pregunta -Y a lo que se refiere lealtad, no pertenezco a ninguna tripulación ahora mismo, soy un pirata independiente guau.- recalque mi respuesta sin llegar a comprender todavía aquellas pregunta, mi falta de experiencia terminara matándome algún día como siga así.
Tras meditarlo un par de segundos le dije -No tengo mucho que ofrecer, pero puede contar conmigo para darle apoyo con mi franco y mis dagas en sus aventuras, mientras esté con usted guau.- no sabia muy bien si lo convencería, pero no creo que tuviera mucho que perder.
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No parecía que estuviera mintiendo. De hecho sonaba totalmente inocente y convincente, y su pulso no se había acelerado al hablar. Lo que si había podido percibir era que su olor corporal había ido variando, adecuándose a lo que podía identificar como el de una persona pasando por una cierta ansiedad. ¿Habría sido por reírse de su TOC? Bueno, ahora ya no podía volver atrás y cambiar sus acciones. En cualquier caso, desconocía en qué momento se había vuelto famoso por sus dotes de navegación. ¿Le habrían atribuido parte del mérito por la batalla naval de Gray Rock? No había hecho nada como navegante en ella, pero eso lo explicaría. Aunque no sabía de dónde se la había sacado, tampoco era un dato que fuese falso. Era cierto que era uno de los timoneles más hábiles de la piratería, hasta donde él sabía.
- Hmmm... creo que me vendría bien tener ayuda en un futuro. Está bien, creo que podemos hacer un trato. Si superas un par de pruebas muy sencillas que voy a ponerte, aceptaré que me acompañes en mi próximo viaje a Paraíso y te enseñaré cómo navegar más eficazmente. Mi navío es un submarino, así que tendrán que ser clases principalmente teóricas, supongo. Es muy diferente a llevar un barco de vela. Pero a cambio de adiestrarte, en un futuro te llamaré para que me ayudes. Si superas mis pruebas y estás dispuesto a jurar que cuando te llame acudirás a ayudarme, tenemos un trato.
Las pruebas que tenía pensadas eran simple y llanamente para comprobar que era hábil o que, como mínimo, tenía potencial para crecer y volverse alguien que pudiera serle útil. La batalla contra Émile se acercaba, y tenía que lograr aliados tan pronto como pudiera. Si Moja era mínimamente hábil, podía ser un añadido a la expedición aunque fuese como apoyo. Lo primero que hizo fue meter la mano en la manga de su chaqueta, sacar una daga que tenía oculta y tenderle el mango.
- La primera es muy sencilla. Hazte un corte y dame la daga. Da igual dónde te lo hagas y lo superficial que sea, mientras haya herida.
Bebiendo la sangre de Moja podría saber cómo de poderoso era... o podía llegar a ser. La verdad es que era una forma un poco burda y rudimentaria de ponerlo a prueba, aunque indudablemente eficaz. Si no le hubiese pillado tan de sopetón, hubiese pensado y preparado algo mejor que un acto que parecía sacado de un ritual siniestro. Pero en fin, todo en general en él y su submarino era bastante siniestro, así que si iba a viajar con él más le valía irse acostumbrando. Otra cosa no le quedaba.
- Hmmm... creo que me vendría bien tener ayuda en un futuro. Está bien, creo que podemos hacer un trato. Si superas un par de pruebas muy sencillas que voy a ponerte, aceptaré que me acompañes en mi próximo viaje a Paraíso y te enseñaré cómo navegar más eficazmente. Mi navío es un submarino, así que tendrán que ser clases principalmente teóricas, supongo. Es muy diferente a llevar un barco de vela. Pero a cambio de adiestrarte, en un futuro te llamaré para que me ayudes. Si superas mis pruebas y estás dispuesto a jurar que cuando te llame acudirás a ayudarme, tenemos un trato.
Las pruebas que tenía pensadas eran simple y llanamente para comprobar que era hábil o que, como mínimo, tenía potencial para crecer y volverse alguien que pudiera serle útil. La batalla contra Émile se acercaba, y tenía que lograr aliados tan pronto como pudiera. Si Moja era mínimamente hábil, podía ser un añadido a la expedición aunque fuese como apoyo. Lo primero que hizo fue meter la mano en la manga de su chaqueta, sacar una daga que tenía oculta y tenderle el mango.
- La primera es muy sencilla. Hazte un corte y dame la daga. Da igual dónde te lo hagas y lo superficial que sea, mientras haya herida.
Bebiendo la sangre de Moja podría saber cómo de poderoso era... o podía llegar a ser. La verdad es que era una forma un poco burda y rudimentaria de ponerlo a prueba, aunque indudablemente eficaz. Si no le hubiese pillado tan de sopetón, hubiese pensado y preparado algo mejor que un acto que parecía sacado de un ritual siniestro. Pero en fin, todo en general en él y su submarino era bastante siniestro, así que si iba a viajar con él más le valía irse acostumbrando. Otra cosa no le quedaba.
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Si Ivan necesitaba ayuda yo estaba más que dispuesto a prestársela, puesto que eso me ayudaría obtener experiencia. Lo que me alteraba era el tipo de pruebas puede llegar a pedir aquel hombre. No sabia si podría superarlas, los estudios en la academia no habían supuesto un gran avance, los libros eran para principiantes y no profundizaban mucho en el arte de la navegación. Cosas que me hacían dudar de mis capacidades, pero llegados a este punto no podría echarme atrás. Me llevé la mano a la barbilla, y con cierto interés contesté -¿Que pruebas?guau-
La prueba me sorprendió bastante, ¿Para que quiere mi sangre? pensé inmediatamente. Me estaba ofreciendo la daga y sin pensarlo mucho la alcance con la mano y la agarre fuertemente. Puse la hoja afilada en mi mano e hice un pequeño corte derramando unas gotas de mi sangre. La sangre se quedo impregnada en la daga, la cual devolví a su dueño. Di un lengüetazo a la herida, para que dejara de sangrar. Mire a la cara de Ivan intentado averiguar cual era el uso de esa sangre. -¿Y ahora que?guau.-
La prueba me sorprendió bastante, ¿Para que quiere mi sangre? pensé inmediatamente. Me estaba ofreciendo la daga y sin pensarlo mucho la alcance con la mano y la agarre fuertemente. Puse la hoja afilada en mi mano e hice un pequeño corte derramando unas gotas de mi sangre. La sangre se quedo impregnada en la daga, la cual devolví a su dueño. Di un lengüetazo a la herida, para que dejara de sangrar. Mire a la cara de Ivan intentado averiguar cual era el uso de esa sangre. -¿Y ahora que?guau.-
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Cogió la daga y contestó - Y ahora vamos a dejar que tu sangre hable por ti - acompañó su enigmática respuesta de una media sonrisa. Podría haberle explicado en qué consistía el proceso, cómo bebiendo la sangre de otros podía percibir según los matices del sabor la fuerza de su cuerpo y de su voluntad, y formar un vínculo místico que le daba toda clase de datos sobre el dueño de la sangre. Pero no tenía por qué revelarle todos esos datos, especialmente porque a pesar de todo aún no se había ganado su confianza. Se acercó la hoja a la cara, olfateándola ligeramente para luego lamer la sangre del acero. El sabor era diferente a lo que estaba acostumbrado; era indudablemente no humano. Es decir, aquello le confirmaba que su aspecto no se debía a una akuma no mi. Aunque bueno, ya lo tenía bastante claro antes. Podía percibir que era débil en comparación a él, su sangre era de sabor tenue y poco espesa. Sin embargo no era totalmente inútil. Había lugar a que mejorara, eso también podía notarlo.
- No llevas mucho tiempo como pirata, ¿no? Puedo sentir que aún te queda mucho por aprender y poder por conseguir. Sin embargo, si sobrevives te harás fuerte - sacó un pañuelo viejo, limpió la sangre de la daga y se la volvió a guarda en la manga. Tras eso caminó un par de pasos alejándose del acantilado y observó la zona. No había demasiado a la vista: unas rocas lejanas, el camino que llevaba a la zona, un mojón... cogió una piedra del tamaño de su cabeza de entre las hierbas, la hizo botar en su mano un par de veces, valorándola, y asintió para sí mismo. Aquello serviría.
- Eres tirador, dices. En la segunda prueba quiero que me demuestres tu habilidad. Cualquiera con un mínimo de habilidad puede darle a un objetivo estático, es decir, yo no me especializo en pistolas... - en un veloz movimiento desenfundó su desert eagle con la mano izquierda y sin dedicar un momento a apuntar disparó una ráfaga contra una roca a unos quince metros. Las balas formaron una cara sonriente con los agujeros en la roca - ...y ni siquiera soy zurdo. Así que lo vamos a hacer más estimulante - enfundó la pistola y levantó hacia él la piedra que había cogido - Con un blanco de este tamaño no deberías tener problemas. Voy a lanzarla al aire y antes de que caiga intentarás darle al vuelo. Te daré un momento para que te prepares - dijo, apartándose un poco. Esperó pacientemente a que sacara su rifle y en cuanto estuvo en posición, lanzó la piedra sin mucha fuerza. Es decir, para sus estándares. Traducido para una persona normal, volaría unas cuantas decenas de metros antes de caer.
- No llevas mucho tiempo como pirata, ¿no? Puedo sentir que aún te queda mucho por aprender y poder por conseguir. Sin embargo, si sobrevives te harás fuerte - sacó un pañuelo viejo, limpió la sangre de la daga y se la volvió a guarda en la manga. Tras eso caminó un par de pasos alejándose del acantilado y observó la zona. No había demasiado a la vista: unas rocas lejanas, el camino que llevaba a la zona, un mojón... cogió una piedra del tamaño de su cabeza de entre las hierbas, la hizo botar en su mano un par de veces, valorándola, y asintió para sí mismo. Aquello serviría.
- Eres tirador, dices. En la segunda prueba quiero que me demuestres tu habilidad. Cualquiera con un mínimo de habilidad puede darle a un objetivo estático, es decir, yo no me especializo en pistolas... - en un veloz movimiento desenfundó su desert eagle con la mano izquierda y sin dedicar un momento a apuntar disparó una ráfaga contra una roca a unos quince metros. Las balas formaron una cara sonriente con los agujeros en la roca - ...y ni siquiera soy zurdo. Así que lo vamos a hacer más estimulante - enfundó la pistola y levantó hacia él la piedra que había cogido - Con un blanco de este tamaño no deberías tener problemas. Voy a lanzarla al aire y antes de que caiga intentarás darle al vuelo. Te daré un momento para que te prepares - dijo, apartándose un poco. Esperó pacientemente a que sacara su rifle y en cuanto estuvo en posición, lanzó la piedra sin mucha fuerza. Es decir, para sus estándares. Traducido para una persona normal, volaría unas cuantas decenas de metros antes de caer.
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No entendí a que se refería con lo de que hablara mi sangre por mi, pero al verlo describir ciertas cosas de mi pasado, hablar un poco de mi futuro y del poder que podría llegar a incubar me di instantáneamente cuenta de que eso tenia que ser el poder de una akuma no mi, que tuviera relación con la sangre, ¿Quizás algo legendario como los vampiros de las leyendas?. En mi poco tiempo viajando escuche de historias de algunas tipos de akumas, relacionadas con seres mitológicos, pero para saber eso tendría que preguntar y aun no contaba con la confianza completa de aquel hombre. En la siguiente prueba tendría que sorprenderlo si quería ganarme su confianza completamente. O al menos eso pensé en aquel momento, ya que en aquella situación mi inteligencia brillo por su ausencia.
La segunda a decir verdad, no me sorprendió mucho, era una muestra de mis habilidades de francotirador. Me descolgué el fusil que llevaba al hombro, lo apoye en mi hombro, eché el cerrojo hacia atrás y seguidamente hacia delante, introduciendo un cartucho en la recamara. Moví la aleta del seguro a la posición de disparo y empecé a dejar salir mi electro a través de mis manos, imbuyendo a Vinya en el. Me concentre y contuve la respiración para mejorar aun mas la precisión, era un tiro complicado pero no imposible, mientras Ivan movía el brazo para lanzar la piedra, lo seguí con la vista. La piedra voló bastante lejos sin mucho esfuerzo, estaba claro que no era una persona normal.
Fijé la vista en la piedra volando, apunte con el fusil, realice las correcciones del viento y distancia, apreté el gatillo suavemente, casi sorprendiéndome. La bala imbuida en electro le daba tal efecto, que al salir disparada por la punta del cañón, pareciera que un rayo saliera de ella. Impactó en la piedra haciendo a esta convertirse en miles de diminutos fragmentos, a la par que la electricidad se dividía en millones de ramificaciones diluyéndose en el aire, creando así una pequeña explosión luminosa en el acantilado.
La segunda a decir verdad, no me sorprendió mucho, era una muestra de mis habilidades de francotirador. Me descolgué el fusil que llevaba al hombro, lo apoye en mi hombro, eché el cerrojo hacia atrás y seguidamente hacia delante, introduciendo un cartucho en la recamara. Moví la aleta del seguro a la posición de disparo y empecé a dejar salir mi electro a través de mis manos, imbuyendo a Vinya en el. Me concentre y contuve la respiración para mejorar aun mas la precisión, era un tiro complicado pero no imposible, mientras Ivan movía el brazo para lanzar la piedra, lo seguí con la vista. La piedra voló bastante lejos sin mucho esfuerzo, estaba claro que no era una persona normal.
Fijé la vista en la piedra volando, apunte con el fusil, realice las correcciones del viento y distancia, apreté el gatillo suavemente, casi sorprendiéndome. La bala imbuida en electro le daba tal efecto, que al salir disparada por la punta del cañón, pareciera que un rayo saliera de ella. Impactó en la piedra haciendo a esta convertirse en miles de diminutos fragmentos, a la par que la electricidad se dividía en millones de ramificaciones diluyéndose en el aire, creando así una pequeña explosión luminosa en el acantilado.
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Ivan silbó de admiración y le concedió un aplauso. Tal vez no fuese el mejor tiro que hubiese presenciado, él también hubiese sido acertar a esa distancia, pero aquella electricidad había sido espectacular. Normalmente no hubiese dicho que una roca pudiese ser dañada con ese elemento, pero el estado en que había terminado no decía lo mismo. En cualquier caso, para alguien que acababa de comenzar su aventura un disparo como aquel seguía siendo una proeza digna de alabanza y demostrar además poseer capacidades especiales como aquella más aún. Moja había cumplido y superado sus expectativas, así que tocaría cumplir su parte. Lo aceptaría como discípulo, al menos por un tiempo.
- Está bien. Has demostrado que tienes madera. Te permitiré acompañarme en mi viaje a Paraíso y por el camino te enseñaré a navegar en Grand Line. O bien en Dark Dome City o antes, en la isla que te apetezca entre la Red Line y esa, te dejaré y partiremos por caminos separados. He quedado con mi banda y tenemos unos asuntos que resolver. Salvo que quisieras unírtenos y Katharina te aceptase, no puedo dejar que vengas conmigo una vez lleguemos a Dark Dome. Si estamos claros en ese punto, podremos empezar cuando quieras.
Le tendió la mano para estrecharle la suya... su zarpa, o lo que tuvieran los de su raza. Con aquello quedaría sellado el trato. Bueno, no. Algo así no podía ser oficial hasta compartir una copa juntos, y se le ocurría el sitio perfecto. Le hizo un gesto para que le siguiera y se encaminó a la ciudad - Vamos, te invito a una copa. No podemos irnos de Samirn sin tomar su famoso licor de miel de abejonejo - era una de las especialidades de la isla. Una bebida tal vez un poco espesa y empalagosa, pero pegaba unos subidones de alcohol maravillosos. Entraron en el puerto y Ivan le guió hasta una taberna a la que le había echado el ojo, "El oso sudoroso."
- Aquí mismo deberíamos estar bien - dijo abriendo la puerta - ¡Jefe, dos de licor de miel!
- Está bien. Has demostrado que tienes madera. Te permitiré acompañarme en mi viaje a Paraíso y por el camino te enseñaré a navegar en Grand Line. O bien en Dark Dome City o antes, en la isla que te apetezca entre la Red Line y esa, te dejaré y partiremos por caminos separados. He quedado con mi banda y tenemos unos asuntos que resolver. Salvo que quisieras unírtenos y Katharina te aceptase, no puedo dejar que vengas conmigo una vez lleguemos a Dark Dome. Si estamos claros en ese punto, podremos empezar cuando quieras.
Le tendió la mano para estrecharle la suya... su zarpa, o lo que tuvieran los de su raza. Con aquello quedaría sellado el trato. Bueno, no. Algo así no podía ser oficial hasta compartir una copa juntos, y se le ocurría el sitio perfecto. Le hizo un gesto para que le siguiera y se encaminó a la ciudad - Vamos, te invito a una copa. No podemos irnos de Samirn sin tomar su famoso licor de miel de abejonejo - era una de las especialidades de la isla. Una bebida tal vez un poco espesa y empalagosa, pero pegaba unos subidones de alcohol maravillosos. Entraron en el puerto y Ivan le guió hasta una taberna a la que le había echado el ojo, "El oso sudoroso."
- Aquí mismo deberíamos estar bien - dijo abriendo la puerta - ¡Jefe, dos de licor de miel!
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Los halagos me hicieron sentir una alegría inmensa, podría aprender de un pirata experimentado. Demostrar mis habilidades con el fusil había resultado ser acertado puesto que me iba a embarcar con el pirata. Ante aquella oferta mí única respuesta posible era -Claro que acepto guau- dije sin pensarlo 2 veces -Te acompañaré hasta cualquier isla de Paraíso que me permita ir a algún Blue guau- quería empezar conociendo los Blues, así que cualquier isla que me permitiera llegar a ellos me sería de gran ayuda, dado que si quería aprender bien a navegar necesitaba unas bases sólidas y no hay mejor sitio para aprender que los Blue. Le estreché la mano y comentó algo de una copa.
Seguí a Ivan hasta una taberna, a tomar una copa juntos para sellar nuestro acuerdo, tomar alcohol no era bueno para mi dado que jamás he conseguido tolerarlo. Pero dado la ocasión no podía negarme ante el, no quería empezar negándome a la invitación de una copa. El tabernero nos sirvió 2 copas de licor de miel, cogí la copa y brindé con el -¡Por la piratería guau!- grité e Ivan se bebió la copa de de un trago, yo en cambio dudé un momento, pero ya no podía echarme atrás. Di un sorbo la copa e instantánea caí inconsciente al suelo. Nunca fue buena idea beber para mi.
Desperté a las horas en el submarino de Ivan, en el cual ya habíamos emprendido nuestro viaje, con una resaca igual que si hubiera estado bebiendo 3 días seguidos, el estaba a los mando de la nave, así que con cierta dificultad, me acerqué a él y me dispuse a aprender.
Seguí a Ivan hasta una taberna, a tomar una copa juntos para sellar nuestro acuerdo, tomar alcohol no era bueno para mi dado que jamás he conseguido tolerarlo. Pero dado la ocasión no podía negarme ante el, no quería empezar negándome a la invitación de una copa. El tabernero nos sirvió 2 copas de licor de miel, cogí la copa y brindé con el -¡Por la piratería guau!- grité e Ivan se bebió la copa de de un trago, yo en cambio dudé un momento, pero ya no podía echarme atrás. Di un sorbo la copa e instantánea caí inconsciente al suelo. Nunca fue buena idea beber para mi.
Desperté a las horas en el submarino de Ivan, en el cual ya habíamos emprendido nuestro viaje, con una resaca igual que si hubiera estado bebiendo 3 días seguidos, el estaba a los mando de la nave, así que con cierta dificultad, me acerqué a él y me dispuse a aprender.
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