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Dark Satou
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Los dos personajes se habían ido. La gente estaba evacuada. Si Yarmin seguía en el agua, lo sacaría hacia fuera abrazándole de la cintura y se quedaría parado por un momento. Todo el resto de público estaba fuera, y sabía que tenía que hacer algo para calmar la situación. Empezó a chasquear los dedos y, con toda la vergüenza empezó a andar mientras todos le miraban y se echaba la mano a la cabeza. "No me creo que vaya a hacer esto..." Agarró varias botellas y empezó a colocarlas en las manos de los gyojins mientras le dirigía la mano al chico rubio. Señaló a un grupo, el cual parecía haber ensayado lo que pasó anoche.
—Ese hombre tiene una gran voz y en una noche cantará —empezaron a cantar en coro mientras miraban a Yarmin— Cantando a nuestros hijos con su instinto, tal cual. Esta boda esta arreglada si este hombre llega aquí...
Dark se abrió de brazos y coordinó un gran eje, apuntando con un dedo a Yarmin. Empezó a acercarse a él mientras lo rodeaba y, con un intento de poner su mejor voz, empezó a cantar con un tono lento e intimidante.
—Uniremos ya las manos —cogió la de un gyojin y la unió a la de otro— no dudéis, seguidme a mí.
Tiró su mechero hacia una pila que habían organizado, lleno de trajes de boda que no habían llegado a usarse. El montón se prendió totalmente, iluminando toda la escena.
—Avanzad, sin cesar, entre gyojins y sirenas —empezó a acercarse a un gyojin que cayó a un peldaño, estaban claramente actuando—. A través de un hombre vestido de negro encantador...
Chasqueó los dedos, haciendo aparecer un espejo ante él. Lo pasó por delante de Yarmin, bajando la cabeza y empezando a llover fuegos artificiales.
—Tiene una labia de acero, y sus palabras te acarician la piel —exclamó mientras arqueaba sus brazos señalando a Yarmin.
Sacó una capa y apareció al lado de otro gyojin que también actuaba, usando su lenguaje corporal para describir de la mejor forma al rubio.
—Su furor, del señor, esa modestia en su voz... ¡Estará! ¡Estará! ¡A por él!
Una sirena salió de entre el público, oponiéndose ante Dark. Llevaba una peluca castaña y un vestido azul, pero aquello era un dato que no era interesante.
—No, no os lo permitiré.
Dark apareció delante de ella y la agarró del brazo, elevándola en el aire y haciéndola desvanecer en un polvo de estrellas.
—Si no estás con nosotros, estás contra nosotros. Traed al viejo.
Agarron a un tritón que podía verse claramente que era algo bajito, lanzándolo cuesta hacia abajo.
—No dejemos que se escape su modestia —aclaró Dark mientras rozaba la tez de Yarmin con un único dedo—. Protegeremos a este hombre de la bestia. —Sacó una foto de Bleyd, que, con un soplido, se desvaneció en polvo—. ¿Quién está conmigo?
Todos los gyojins y sirenas empezaron a hacer una coreografía bien sincronizada. Quizás no con la calidad de la anterior, pero habían entrenado toda la noche.
—¡Yo! ¡Yo también! ¡Y yo! —Empezaron a gritar— Hay que acercar, y halagar...
Dark se subió en un corcel, el cual habían traído expresamente para la escena. Se acercó hasta el lado de Yarmin cabalgando y siguió cantando.
—Al galope hacia el encantador voy —dijo, rimando sus palabras de la mejor forma.
El grupo continuó cantando, mientras Dark daba vueltas con el caballo alrededor de Yarmin.
—Sigamos al rubio hasta el final, avanzad, sin cesar, el hombre será recordado, pero dios a nuestro lado va a recordar. Ese hombre, mira sus pestañas... Pero ya está muy cerca su festín...
Sin embargo sonó un estruendo. El agua que contenía la sala de la boda rompió los cristales, haciendo que todos se dividiesen otra vez. Le ofreció una mano a Yarmin y miró hacia el horizonte con una sonrisa.
—¿Menudo día, eh? —Acabó diciendo.
—Ese hombre tiene una gran voz y en una noche cantará —empezaron a cantar en coro mientras miraban a Yarmin— Cantando a nuestros hijos con su instinto, tal cual. Esta boda esta arreglada si este hombre llega aquí...
Dark se abrió de brazos y coordinó un gran eje, apuntando con un dedo a Yarmin. Empezó a acercarse a él mientras lo rodeaba y, con un intento de poner su mejor voz, empezó a cantar con un tono lento e intimidante.
—Uniremos ya las manos —cogió la de un gyojin y la unió a la de otro— no dudéis, seguidme a mí.
Tiró su mechero hacia una pila que habían organizado, lleno de trajes de boda que no habían llegado a usarse. El montón se prendió totalmente, iluminando toda la escena.
—Avanzad, sin cesar, entre gyojins y sirenas —empezó a acercarse a un gyojin que cayó a un peldaño, estaban claramente actuando—. A través de un hombre vestido de negro encantador...
Chasqueó los dedos, haciendo aparecer un espejo ante él. Lo pasó por delante de Yarmin, bajando la cabeza y empezando a llover fuegos artificiales.
—Tiene una labia de acero, y sus palabras te acarician la piel —exclamó mientras arqueaba sus brazos señalando a Yarmin.
Sacó una capa y apareció al lado de otro gyojin que también actuaba, usando su lenguaje corporal para describir de la mejor forma al rubio.
—Su furor, del señor, esa modestia en su voz... ¡Estará! ¡Estará! ¡A por él!
Una sirena salió de entre el público, oponiéndose ante Dark. Llevaba una peluca castaña y un vestido azul, pero aquello era un dato que no era interesante.
—No, no os lo permitiré.
Dark apareció delante de ella y la agarró del brazo, elevándola en el aire y haciéndola desvanecer en un polvo de estrellas.
—Si no estás con nosotros, estás contra nosotros. Traed al viejo.
Agarron a un tritón que podía verse claramente que era algo bajito, lanzándolo cuesta hacia abajo.
—No dejemos que se escape su modestia —aclaró Dark mientras rozaba la tez de Yarmin con un único dedo—. Protegeremos a este hombre de la bestia. —Sacó una foto de Bleyd, que, con un soplido, se desvaneció en polvo—. ¿Quién está conmigo?
Todos los gyojins y sirenas empezaron a hacer una coreografía bien sincronizada. Quizás no con la calidad de la anterior, pero habían entrenado toda la noche.
—¡Yo! ¡Yo también! ¡Y yo! —Empezaron a gritar— Hay que acercar, y halagar...
Dark se subió en un corcel, el cual habían traído expresamente para la escena. Se acercó hasta el lado de Yarmin cabalgando y siguió cantando.
—Al galope hacia el encantador voy —dijo, rimando sus palabras de la mejor forma.
El grupo continuó cantando, mientras Dark daba vueltas con el caballo alrededor de Yarmin.
—Sigamos al rubio hasta el final, avanzad, sin cesar, el hombre será recordado, pero dios a nuestro lado va a recordar. Ese hombre, mira sus pestañas... Pero ya está muy cerca su festín...
Sin embargo sonó un estruendo. El agua que contenía la sala de la boda rompió los cristales, haciendo que todos se dividiesen otra vez. Le ofreció una mano a Yarmin y miró hacia el horizonte con una sonrisa.
—¿Menudo día, eh? —Acabó diciendo.
- No es como la de Nat, pero tiene una razón. Lyrics:
Ese hombre tiene una gran voz y en una noche cantará
Cantando a nuestros hijos con su instinto, tal cual.
Esta boda esta arreglada si este hombre llega aquí...
Uniremos ya las manos
no dudéis, seguidme a mí.
Avanzad, sin cesar, entre gyojins y sirenas
A través de un hombre vestido de negro encantador...
Tiene una labia de acero, y sus palabras te acarician la piel
Su furor, del señor, esa modestia en su voz... ¡Estará! ¡Estará! ¡A por él!
Sirena: No, no os lo permitiré.
Si no estás con nosotros, estás contra nosotros. Traed al viejo.
No dejemos que se escape su modestia
Protegeremos a este hombre de la bestia.
¿Quién está conmigo?
Coro: ¡Yo! ¡Yo también! ¡Y yo!
Coro: Hay que acercar, y halagar...
Al galope hacia el encantador voy
Coro: Sigamos al rubio hasta el final, avanzad, sin cesar
Coro: El hombre será recordado, pero dios a nuestro lado va a recordar.
Coro: Ese hombre, mira sus pestañas...
Coro: Pero ya está muy cerca su festín...
Kaito Takumi
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Por supuesto no iba a pasar por la Isla Gyojin sin dedicar un momento a estuiar la fauna local. Los peces abisales acostumbrados a la luz de la burbuja de la isla gyojin eran fascinantes, pues toda su evolución se había visto inversa por la construcción del reino hacía centeneras de siglos. ¡Sí, desde luego era fascinante!
Mas el destino era siempre cruel conmigo y mientras estudiaba una de las criaturas cercanas a las rocas que hacían de limítrofe con la ciudad, un descorazonador sonido cruzó las aguas. El sonido de algo ante lo que no pude reaccionar. Porque si ya imposible era alcanzar la velocidad de la luz, había algo que la sobrepasaba... La nada. Y aquel vacío sorbió y sorbió arrastrándome en una corriente ante la cual solo podía encogerme para resistir los choques contra todo lo que estaba en medio.
Así fue como el cuerpo del pobre Kaito, con una brecha en la cabeza, cayó a través de las compuertas a la sala de bodas que había abandonado hacía ya un señor buen rato. ¡¿Qué de vueltas daba la vida, verdad?! Y con su mala suerte, todo apuntaba a que pronto sería llevado ante la justicia por un crimen que no había cometido ni que iba a cometer.
Mas el destino era siempre cruel conmigo y mientras estudiaba una de las criaturas cercanas a las rocas que hacían de limítrofe con la ciudad, un descorazonador sonido cruzó las aguas. El sonido de algo ante lo que no pude reaccionar. Porque si ya imposible era alcanzar la velocidad de la luz, había algo que la sobrepasaba... La nada. Y aquel vacío sorbió y sorbió arrastrándome en una corriente ante la cual solo podía encogerme para resistir los choques contra todo lo que estaba en medio.
***
Así fue como el cuerpo del pobre Kaito, con una brecha en la cabeza, cayó a través de las compuertas a la sala de bodas que había abandonado hacía ya un señor buen rato. ¡¿Qué de vueltas daba la vida, verdad?! Y con su mala suerte, todo apuntaba a que pronto sería llevado ante la justicia por un crimen que no había cometido ni que iba a cometer.
- OFF:
- Perdonad la demora, estoy con muchas cosas del trabajo. ¡Tengo trabajo! Pero aún no me pagan. Vida del becario.
Zaina Nitocris
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Señoras y señores, damas y caballeros. Hay momentos en la vida en los que te das cuenta de que algo se sale de madre, y hay momentos en los que tienes ganas de mandarlo toda a la porra y destrozarlos a todos. Jade dando vueltas como una peonza, saliendo por un lado por otro hasta que ella finalmente, toma aire y se cansa. - Jade… ¡JADE! -La felina de más de cuatro metros y medio salió corriendo ante el grito y antes de que la mayoría se hubiera dado cuenta el animal estaría fuera. Con la cabeza sacada por la ventana y acompañado de todos y de cada uno de sus animalitos como si fuera el fin del mundo el que se avecina.
Nuestra dama intercepta la mirada de Yarmin y os juro que, aunque entendió perfectamente sus palabras quiso fulminarle de la misma manera. Ayudó a salir a la reina de un país vecino que se sentaba a su lado por la ventana, dejando que Jade la subiera a su lomo, mientras el resto salía también por aquellas zonas. Estaba asegurándose de que la gente a la que ella había venido a ayudar no saliera herida, y aunque agradecía toda la ayuda posible, casi asesina al muchacho albino con la mirada cuando la siguiente canción empezó.
- ¿Estamos todos locos? ¡NO ES TIEMPO PARA UNA CANCIÓN! – Se sobó la sien, pero había gente que estaba entretenida con aquello y ella estaba decidida a acabar con aquella tontería y despejar el ambiente. Su mirada se clava en su pareja y este sabe de sobra que su limite esta por explotar en forma de sangre, destrucción y problemas. Pero bueno, ya se esta terminando y el agua sale, Jade le extiende la cola para pescarla y que no tenga ningún problema y se sube a ella.
Ni baile, ni nada, todos tenían una ostia bien dada y una locura corriendo por sus venas, ella solo había querido una fiesta tranquila, una boda a la que cuidar y gente a la que poder manipular en el proceso. Pero bueno, quizás aún no se había acostumbrado a que al noventa por ciento de la gente de ese mundo le faltaba más de una neurona. - Definitivamente, me voy a pasar un mes durmiendo en otra habitación. – Jade maulló mientras que el resto de sus gatos notaban una gota bajar por la nuca, sabiendo de sobra que, aunque el pobre de Yarmin había intentado hacer lo mejor que podía, había sido todo un desastre.
El señor de los Ñus y el de las pistolas iban a entrar en su lista negra para los restos.
Nuestra dama intercepta la mirada de Yarmin y os juro que, aunque entendió perfectamente sus palabras quiso fulminarle de la misma manera. Ayudó a salir a la reina de un país vecino que se sentaba a su lado por la ventana, dejando que Jade la subiera a su lomo, mientras el resto salía también por aquellas zonas. Estaba asegurándose de que la gente a la que ella había venido a ayudar no saliera herida, y aunque agradecía toda la ayuda posible, casi asesina al muchacho albino con la mirada cuando la siguiente canción empezó.
- ¿Estamos todos locos? ¡NO ES TIEMPO PARA UNA CANCIÓN! – Se sobó la sien, pero había gente que estaba entretenida con aquello y ella estaba decidida a acabar con aquella tontería y despejar el ambiente. Su mirada se clava en su pareja y este sabe de sobra que su limite esta por explotar en forma de sangre, destrucción y problemas. Pero bueno, ya se esta terminando y el agua sale, Jade le extiende la cola para pescarla y que no tenga ningún problema y se sube a ella.
Ni baile, ni nada, todos tenían una ostia bien dada y una locura corriendo por sus venas, ella solo había querido una fiesta tranquila, una boda a la que cuidar y gente a la que poder manipular en el proceso. Pero bueno, quizás aún no se había acostumbrado a que al noventa por ciento de la gente de ese mundo le faltaba más de una neurona. - Definitivamente, me voy a pasar un mes durmiendo en otra habitación. – Jade maulló mientras que el resto de sus gatos notaban una gota bajar por la nuca, sabiendo de sobra que, aunque el pobre de Yarmin había intentado hacer lo mejor que podía, había sido todo un desastre.
El señor de los Ñus y el de las pistolas iban a entrar en su lista negra para los restos.
Yarmin Prince
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Supo que a Zaina no le había agradado aquello. Igual que él ella sabía que era fuerte; más que él, de hecho, y estaba seguro de que el mismo pánico que él sentía ante la perspectiva de que le hiciesen daño a ella ella lo sufría por él. Sin embargo, frente a un enemigo de la talla de Bleyd, jamás le habría perdonado que ella se arriesgase a confrontarlo. Sabía que ella podía pensar lo mismo, pero podía visualizar una vida sin ella mientras ello significase que estaba a salvo. No sería una vida feliz, pero ella estaría a salvo. Y nada era más importante en ese momento que aquello.
Por eso, cuando las visiones llegaron, no se inmutó.
Podría haberse molestado en proteger su mente, claro, pero en lugar de eso dejó que las visiones por respuesta llegasen a su cabeza. Donde antes había gatos de pronto había amenazantes octópodos horripilantes que se abalanzaban a por él, haciendo que se preguntase más que otra cosa si sus gatos seguirían allí o tanto había perturbado su mente la birria de enajenación que Bleyd le había inducido.
- Patético - escupió, y con un movimiento de la mano disipó toda la locura para darse cuenta de que los charcos de sangre eran agua que, a esas alturas, ya le llegaba hasta las rodillas. Pero, aun así, todo iba bien.
Bleyd se iba y el tirador, que resultó ser una suerte de reptil salido de algún plagio barato de ciencia-ficción, entraba mientras con un chasquido de dedos ordenaba a los centellas cerrar las válvulas que controlaban la inundación del salón de los anillos. ¿En qué momento les había parecido buena idea aquello?
Por desgracia no estaban siendo lo suficientemente rápidos, o eran torpes, o subnormales... Qué más daba ya, si era consciente hacía años de que estaba rodeado de subnormales y Maki el primero, pero no habría esperado que pedir que un anfitrión no atentase contra la vida de sus invitados el día de su boda fuese demasiado. Sin pensárselo dos veces trató de utilizar el geppou, aunque el primer paso no tuvo fuerza suficiente y golpeó el agua de nuevo. Debió subirse a una silla, aún a medio sumergir y, por tanto, con el asiento seco, para poder saltar y largarse. No es que no le gustase el agua, pero el no poder nadar hacía que viese la posibilidad de ahogarse un tanto más real de lo que debía. Y si algo lo caracterizaba era que sabía cuándo había que vengarse y cuándo salir por patas. Ya perseguiría al hombre lagarto y al puto imbécil de la armadura cuando no corriese el riesgo de morir o, peor, ser besado por Maki cuando intentase reanimarlo.
Lo que no habría esperado era toparse con un espectáculo musical -algo improvisado, quería pensar- una vez logró salir. Frente a él, Dark iniciaba un baile para el que, la verdad, no tenía energías, pero por suerte Zaina impuso un poco de cordura en todo aquello y el peliblanco, montado en un caballo para acercarse a él justo cuando la mayor parte de las ventanas reventaron, soltando raudales de agua. Iba a matar a Augustus.
No obstante puso la mejor de sus sonrisas y aceptó el saludo del joven, fingiendo que no le habría dado igual su muerte de no ser porque corría el riesgo de aguarse la boda. "Ja, aguarse". Por lo menos había cumplido su misión, que Augustus fuese rey. Pronto se encargaría de que el pececillo estuviese a su merced, pero por el momento tenía otro incendio que apagar.
- De locos -respondió, afablemente-. De hecho estoy agotado; necesito un descanso largo.
No se despidió, pero sacó el den den mushi para informar de la boda mientras seguía a Zaina de cerca. Iba a tener que pedirle disculpas por preocuparse por ella, aunque estaba seguro de que lo que más le molestaba era tener un musical improvisado dos días seguidos. Pero, afortunadamente, todo había terminado.
Por eso, cuando las visiones llegaron, no se inmutó.
Podría haberse molestado en proteger su mente, claro, pero en lugar de eso dejó que las visiones por respuesta llegasen a su cabeza. Donde antes había gatos de pronto había amenazantes octópodos horripilantes que se abalanzaban a por él, haciendo que se preguntase más que otra cosa si sus gatos seguirían allí o tanto había perturbado su mente la birria de enajenación que Bleyd le había inducido.
- Patético - escupió, y con un movimiento de la mano disipó toda la locura para darse cuenta de que los charcos de sangre eran agua que, a esas alturas, ya le llegaba hasta las rodillas. Pero, aun así, todo iba bien.
Bleyd se iba y el tirador, que resultó ser una suerte de reptil salido de algún plagio barato de ciencia-ficción, entraba mientras con un chasquido de dedos ordenaba a los centellas cerrar las válvulas que controlaban la inundación del salón de los anillos. ¿En qué momento les había parecido buena idea aquello?
Por desgracia no estaban siendo lo suficientemente rápidos, o eran torpes, o subnormales... Qué más daba ya, si era consciente hacía años de que estaba rodeado de subnormales y Maki el primero, pero no habría esperado que pedir que un anfitrión no atentase contra la vida de sus invitados el día de su boda fuese demasiado. Sin pensárselo dos veces trató de utilizar el geppou, aunque el primer paso no tuvo fuerza suficiente y golpeó el agua de nuevo. Debió subirse a una silla, aún a medio sumergir y, por tanto, con el asiento seco, para poder saltar y largarse. No es que no le gustase el agua, pero el no poder nadar hacía que viese la posibilidad de ahogarse un tanto más real de lo que debía. Y si algo lo caracterizaba era que sabía cuándo había que vengarse y cuándo salir por patas. Ya perseguiría al hombre lagarto y al puto imbécil de la armadura cuando no corriese el riesgo de morir o, peor, ser besado por Maki cuando intentase reanimarlo.
Lo que no habría esperado era toparse con un espectáculo musical -algo improvisado, quería pensar- una vez logró salir. Frente a él, Dark iniciaba un baile para el que, la verdad, no tenía energías, pero por suerte Zaina impuso un poco de cordura en todo aquello y el peliblanco, montado en un caballo para acercarse a él justo cuando la mayor parte de las ventanas reventaron, soltando raudales de agua. Iba a matar a Augustus.
No obstante puso la mejor de sus sonrisas y aceptó el saludo del joven, fingiendo que no le habría dado igual su muerte de no ser porque corría el riesgo de aguarse la boda. "Ja, aguarse". Por lo menos había cumplido su misión, que Augustus fuese rey. Pronto se encargaría de que el pececillo estuviese a su merced, pero por el momento tenía otro incendio que apagar.
- De locos -respondió, afablemente-. De hecho estoy agotado; necesito un descanso largo.
No se despidió, pero sacó el den den mushi para informar de la boda mientras seguía a Zaina de cerca. Iba a tener que pedirle disculpas por preocuparse por ella, aunque estaba seguro de que lo que más le molestaba era tener un musical improvisado dos días seguidos. Pero, afortunadamente, todo había terminado.
Dark Satou
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Aprovechando que todos estaban fuera, reina incluida, Dark bajó del corcel y se dirigió hacia ella hincando rodilla otra vez. Se sentía algo abochornado por hacerlo delante de todos, pero tenía que intentarlo, por lo menos.
—Su majestad, a pesar de que haya pasado todo esto, hemos logrado tanto el hombre de cabellos dorados como yo evitar la rebelión y ayudar con la boda. Sé que su objetivo secreto era justo lo contrario —dijo en voz alta dirigiéndose solo a ella—... Pero, gracias a conocernos y convencerla de la unión, me gustaría pedirle la recompensa de la misión.
Aquel día y medio había sido absolutamente de locos. Habían pasado muchísimas cosas en general y aunque se llevase la experiencia, quería ver si podía llevarse algo más. Todo lo que habían hecho era por y para la boda —aunque el al principio pensase de otra forma—. Y encima parecía hasta contenta de haberse casado, sin saber el albino el por qué. Pero fue el único que tuvo el valor de hablar con ella directamente y que no fuese a mayores. Quien podría haber imaginado si él no hubiese hincado rodilla: quizás, hasta la mujer podría haberle declarado la guerra al reino libre. La situación entre gyojins y humanos no estaba en su mejor momento y por eso mismo sentía que había hecho algo grandioso. A parte de que gracias a la actuación con el otro chico, habían logrado convencer a muchísima gente que estaba en desacuerdo que la boda era la solución.
—Veré lo que puedo hacer. —Le contestó la reina—. ¿Dark E. Satou, verdad? Recordaré tu nombre.
—Un placer, su majestad.
Tras pasar el rato y encaminarse de vuelta a palacio, le dieron su respuesta sobre la recompensa. Después aprovechó todos los barcos que se iban para esconderse en el barril de uno y salir de ahí.
—Su majestad, a pesar de que haya pasado todo esto, hemos logrado tanto el hombre de cabellos dorados como yo evitar la rebelión y ayudar con la boda. Sé que su objetivo secreto era justo lo contrario —dijo en voz alta dirigiéndose solo a ella—... Pero, gracias a conocernos y convencerla de la unión, me gustaría pedirle la recompensa de la misión.
Aquel día y medio había sido absolutamente de locos. Habían pasado muchísimas cosas en general y aunque se llevase la experiencia, quería ver si podía llevarse algo más. Todo lo que habían hecho era por y para la boda —aunque el al principio pensase de otra forma—. Y encima parecía hasta contenta de haberse casado, sin saber el albino el por qué. Pero fue el único que tuvo el valor de hablar con ella directamente y que no fuese a mayores. Quien podría haber imaginado si él no hubiese hincado rodilla: quizás, hasta la mujer podría haberle declarado la guerra al reino libre. La situación entre gyojins y humanos no estaba en su mejor momento y por eso mismo sentía que había hecho algo grandioso. A parte de que gracias a la actuación con el otro chico, habían logrado convencer a muchísima gente que estaba en desacuerdo que la boda era la solución.
—Veré lo que puedo hacer. —Le contestó la reina—. ¿Dark E. Satou, verdad? Recordaré tu nombre.
—Un placer, su majestad.
Tras pasar el rato y encaminarse de vuelta a palacio, le dieron su respuesta sobre la recompensa. Después aprovechó todos los barcos que se iban para esconderse en el barril de uno y salir de ahí.
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